El Valor Semántico de Una Palabra Es El Conjunto de Objetos o Situaciones A Los Que Se Puede Referir
El Valor Semántico de Una Palabra Es El Conjunto de Objetos o Situaciones A Los Que Se Puede Referir
El Valor Semántico de Una Palabra Es El Conjunto de Objetos o Situaciones A Los Que Se Puede Referir
puede referir, esto es, su ámbito referencial (que sería una clase de objetos, mientras
que el significado sería la propiedad que comparten esos objetos, la idea o
representación mental que se tiene de ellos).
-Campo semántico: Vocablos con la misma categoría gramatical que se agrupan bajo
un grupo y tienen signidicados propios
-Denotación: Significado real de una palabra. Lluvia ! gotas de agua que caen.
El Valor Semántico:
SEMANTICA
Ramas de la Signo
S. Lingüístico
S. Lingüística Significado
S. Lógica Significante
S. Cognitiva Referente
Relaciones entre
Significantes
Homónimos Homógrafos
Homófonos
Rel. entre Significado y
Significantes
Monosemia Polisemia
Sinonimia
Relaciones entre Significados
Hipónimos Hiperónimos
Cohipónimos Antónimos
Campo Semántico
El valor semántico
El valor semántico de las palabras, su significado que unas veces se acerca y otras se
separa de la palabra con que convive, es un tema que trata Alex Grijelmo en su interesante e
ilustrativa obra La seducción de las palabras. Apoyándome en ella, les comento el recorrido
semántico de algunas de ellas.
Tienen las palabras su propio significado, un poco del de las palabras a que acompañaron y
un mucho del significado que fueron adquiriendo dentro de las frases, los dichos y los
refranes.
En las palabras espejo y espejismo late la misma idea de irrealidad; una, ofreciendo el
simple reflejo de realidad, y otra, mostrando la irrealidad misma.
Angustia y angosto son vocablos que coinciden en el sentido de ahogamiento; el primero,
por el que se sufre ante una desgracia o una gran preocupación, y el segundo, por el que se
siente ante la estrechez que ahoga.
Casa y casado comparten la idea del hogar que habita una familia y la de la familia misma.
Como soltero y solitario se unen en una soledad común.
Ejemplos y más ejemplos de interrelación, pero, a la postre, de independencia.
Las palabras evolucionan con el ser humano y adquieren nuevos sentidos.
Hoy, por ejemplo, algunos adverbios van dejando sitio a los adjetivos. Cada vez decimos
más: “esto hay que hacerlo rápido”, empleando este adjetivo para modificar un verbo, en
lugar de usar los oportunos adverbios rápidamente o deprisa, como siempre se ha dicho.
Y, como en el ejemplo anterior, los adverbios que se forman sobre un adjetivo al que se
añade el sufijo “mente” tienden hoy a resumirse en la palabra básica, prescindiendo del
sufijo: “aquí se trabaja duro”, “hay que hablar claro”, en lugar de duramente y claramente.
¿Por qué?, sin duda porque al conservar la frase su sentido, la economía del lenguaje exige
usos que tal vez algún día se instalen en la gramática, si es que se generalizan entre los
hablantes.