Psicología y Sociología Del Pueblo Ecuatoriano Alfredo Espinosa Tamayo
Psicología y Sociología Del Pueblo Ecuatoriano Alfredo Espinosa Tamayo
Psicología y Sociología Del Pueblo Ecuatoriano Alfredo Espinosa Tamayo
La fotografía de la portada es reproducción parcial del cuadro titulado "El español", del pintor
quiteño del siglo XVIII Manuel Samaniego, integrante de una serie de pinturas en las que el autor
trataba de caracterizar las "virtudes y defectos de los europeos". En los textos que aparecen en el
fragmento se señalan las siguientes cualidades del español: Su soberano: monarca; Gasta el tiempo;
jugando; Está bajo el signo de: Cancro; El clima del polo y del aire: es seco y muy bueno; Su
habilidad páralos negocios y las artes: es inclinado a la peculiación de sutileza; Lo que desea para el
bien público: mayor industria, comercios propios, aprecio de los extranjeros, deposición del orgullo y
conservación de ¡o adquirido; En la comida y bebida: moderado...
ÍNDICE GENERAL
Prólogo............................................ 129
•
Descripción general del país ........................... 133
Razas, etc........................................... 145
La raza conquistadora ................................ 157
Criollos, mulatos, mestizos y negros. ..................... 163
La Colonia y la Conquista ............................. 169
La Independencia y la República. ....................... 179
La época actual..................................... 191
Clases sociales....................................... 201
Cultura y mentalidad ................................. 213
Arte, Literatura y Ciencias ............................. 223
Las Costumbres ..................................... 235
Caracteres psicológicos................................ 249
El Regionalismo ..................................... 263
El Caciquismo...................................... 273
Los partidos políticos................................. 283
La Política. ........................................ 297
El problema económico............................... 309
El problemas sanitario................................. 323
El problema etnográfico............................... 337
El problema educativo ................................ 347
Estado social y Vidal nacional. ......................... 355
A
NOAMERICANO
Espinosa Tamayo puede, por este motivo, ser considerado como uno de
los iniciadores o tal vez el iniciador de la sociología ecuatoriana, si bien
es cierto que las polémicas posteriores acerca de qué se debe entender
como "saber sociológico" llevó a olvidarlo como ha su-
i Guillermo Intriago Alvarado, "El heraldo de la sociología ecuatoriana", en Memoria del primer congreso
de sociología ecuatoriana. Cuenca, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay, 1957, Tomo II, p.
203—212.
10 ESTUDIO INTRODUCTORIO
cedido con respecto a todos los iniciadores de ese tipo de saber en Amé-
rica Latina. Ahora bien, sea o no estrictamente "sociología" lo que hizo el
escritor guayaquileño no cabe duda de que su esfuerzo representa uno de
los comienzos de ese tipo de saber y más aun, que no se trata de un
intento que haya quedado invalidado, por más que las diversas corrientes
de la sociología actual pretendan organizarse con métodos que les
permitirían una "cientificidad" y una "objetividad" que estarían ausentes
en los primeros ensayos con los que la sociología nació en nuestro
Continente.
E
1 desarrollo, como así las etapas que muestra el pensamiento
social ecuatoriano no difiere en sus líneas generales de la
historia de ese pensamiento tal como se dio para la América
Latina en su conjunto.
en una ignorancia acerca de todas las leyes tal como si no fuese necesario
prestar ninguna consideración a lo bueno y honorable". De esta manera
los principios del derecho natural, que en la escuela racionalista clásica
eran "indemostrables", por lo mismo que no necesitaban demostración, se
transformaban en "conclusiones" derivadas de una experiencia sensible
que requería, además, una educación. Debido a esto, era necesario
"reconstruir" la ley natural a partir del análisis de la legislación vigente,
del derecho positivo. Más aun, Locke llegará a afirmar que no hay
posibilidad de llegar a los principios del derecho natural si no es a partir
de la ley positiva: "Todo aquello que entre los hombres obtiene fuerza de
ley reconoce necesariamente como autor, bien a Dios, bien a la naturaleza
o al hombre, no obstante, tanto como lo que el hombre manda como lo
que Dios ordena.. . es ley positiva" (pág. 132). El derecho de gentes, o
sea aquel derecho mediante el cual cada sociedad ha dado carácter propio
al derecho natural, está constituido por una ley cuyo carácter fundamental
es el acto de mandar, y a la vez y necesariamente, el derecho de punir. El
derecho natural pasará a convertirse en un estudio de "Legislación
general" dentro del cual el derecho punitivo tendrá un lugar preeminente.
3
3 John Locke, Euays on the Law of Nature. Oxford, Claiendon Press. 1964, p. 132,140, etc.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 28
Todo el desarrollo de la enseñanza del derecho tuvo como
punto de partida una posición axiológica respecto del sujeto de derechos
y obligaciones, que no era un problema jurídico,sino un problema social.
Los límites del saber social que hacían de fundamento al derecho estaban
fuertemente definidos y no necesitaban de una explícita doctrina,
quedando las más de las veces en la forma de un conocimiento difuso
compartido por los grupos de poder que hacían del derecho la expresión
de sus derechos, invocando de modo permanente a la nación, y a su vez,
una doctrina de las obligaciones y penas que era el "derecho" que les
quedaba a los grupos sociales subordinados.
del hombre de cultura de nuestras tierras, por averiguar las bases y la en-
traña de nuestro destino como pueblo". Temática que según él mismo nos
lo indica es la que desarrollaban Alberdi, Sarmiento, Montalvo, Martí,
ninguno de los cuales y no por simple casualidad, puede ser considerado
como expresión de un "pensamiento universitario". Lo mismo hemos de
decir de Mariátegui, en el Perú y de tantos otros. Lo que Ca-rrión señala
con la expresión "bases y entraña de nuestro destino", es precisamente lo
que en todos esos ensayos hay de contenido social en relación constante
con el problema de la nacionalidad. 6
6 Benjamín Camón, "Historia de las ideas en el Ecuador". En Revista de Historia de las Ideas.
Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, número 1,1959, p. 251—263.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 27
te del universalismo desde el cual elaboraron sus sistemas de sociología
un Durkheim o un Tarde, escritores europeos que les fueron contempo-
ráneos. Entre esos supuestos cabe señalar los siguientes: que no hay
"sociedad", sino "sociedades", lo cual puede llevar sin duda al riesgo de
ciertas afirmaciones nominalistas, en el intento de ser justamente lo
contrario, a saber, realistas; que esas "sociedades" son "nacionales",
principio que a su vez desviará en más de un caso la consideración de
aquellas "fuerzas sociales" de la problemática de las "clases sociales" y
por último, que esas "sociedades nacionales" son históricas y muestran
por eso mismo una evolución, supuesto que establece una comprensión
de la historia típica tanto del pensamiento romántico como del positivista,
que es renuente a la aceptación de formas irruptivas dentro de los
procesos sociales y por tanto enemiga declarada de todo lo que pueda ser
calificado como "revolucionario". Toda esta serie de afirmaciones
muestra otra conexión más, propia del pensamiento social latinoameri-
cano, no ya con el derecho, sino muy particularmente con la historia y la
política. Los comienzos de la sociología en el Ecuador muestran ten-
dencias muy semejantes a las que nos ofrecen los planteos de Juan Agus-
tín García. 7
7 Alfredo Poviña. Nueva historia de ¡a sociología latinoamericana. Córdoba, Ed. Assandri, 1959, p. 24
y sgs.
8 Cfr. Nuestro libro Los Krausistas argentinos. México, ed. Cajica, 1968 .
28 ESTUDIO INTRODUCTORIO
constantemente reforzados con la presencia del krausismo español.
Entre fines del siglo XIX y primeras décadas del actual, co-
menzaron a tomar presencia cada vez más fuerte teorías y autores socia-
listas europeos, en particular en relación con temas que excedían clara-
mente lo jurídico, como los del salario, la propiedad privada, la cuestión
social, la herencia. Como es fácil entenderlo en los escritos más antiguos,
la tendencia fue la de rebatir a los socialistas utópicos, muy par-
ticularmente aquellos que constituían las fuentes ideológicas del anar-
quismo y del anarcosindicalismo. Más tarde se comenzó a conocer y, en
algunos casos, a aceptar tesis de Marx y de Engels.
A
tendiendo a nuestra tesis de que es posible afirmar una
unidad y continuidad dentro del desarrollo del pensamiento
social latinoamericano, es importante tener en cuenta cómo
se organiza en sus orígenes su problemática, la que con las
variantes epocales del caso se mantiene aun vigente en
nuestros días.
9 Cfr. Gonzalo Anes, Economía e Ilustración en la España del siglo XVIII. Barcelona, Ed Ariel,
1972, p. 26.
11 Eleazar Córdoba Bello, Las reformas del despotismo ilustrado en América. Caracas, Universidad
Católica "Andrés Bello", 1976. La "Sociedad de amigos del país" que editó el periódico £1 Verdadero
amigo del país, se fundó en Mendoza, Argentina, en 1822. Cfr. nuestro libro La filosofía de tas luces en ¡a
ciudad agrícola. Mendoza, Departamento de Extensión Universitaria, 1968 y nuestro folleto Los orígenes
de la Biblioteca Pública "General San Martín". Mendoza, Imprenta Oficial, 1970.
34 ESTUDIO INTRODUCTORIO
del pensamiento social, y con él, de la futura sociología, sólo es posible
rastrearlos a partir de una lectura cuidadosa del uso que en cada caso se
asigna a los términos del discurso. El ejemplo del término "nación" es en
este sentido aleccionador, pues si "nación" es considerado equivalente a
"estado", aun cuando teoréticamente no hubiera en un comienzo una clara
comprensión de las diferencias entre ambos, es indudable que ha sido
reducida a un concepto político; mas, si es sobreentendida como
sinónimo de "país" o de "pueblo", según los casos, es indudablemente un
concepto de carácter social y que interesa por tanto para una historia de
los orígenes de ese pensamiento. Por otro lado, el proceso de constitución
tanto del "estado" como de la "nación", se muestra como una historia
atravesada de antagonismos y de violencias, en la que se ocultó el
verdadero contenido de los universales ideológicos en función de los
mecanismos normales de la ideología. En alguna medida el estado fue al
mismo tiempo una realidad vigente, ordenadora de una determinada
realidad social, y á la vez una meta a alcanzar en cuanto que esa misma
realidad social se mostraba renuente a encajar en los sistemas
ordenadores estatales. No siempre la totalidad de las clases sociales se
sintió satisfecha en sus propias demandas, estuvieran ellas racionalizadas
o no, en relación con el aparato jurídico creado por el estado en cuanto
generador de las ideologías de poder. Por lo demás, nada tan ambiguo
como el término "pueblo", al que le hemos atribuido el importante papel
de señalar un contenido social a otros términos del discurso socio-
político, en particular al de "nación", y que es el que permite la distinción
entre estay el concepto de "estado". Término ambiguo, pues implica
siempre una relación con clases y grupos sociales, dicho de otro modo,
con fenómenos que son objeto propio de un saber social, que es y ha sido
utilizado justamente más que ningún otro para ocultar la realidad social
misma que designa. Baste con recordar el hecho tan repetido y
generalizado de la discusión acerca de la "soberanía del pueblo" como
origen del poder social y político, en donde el término "pueblo" fue
utilizado justamente para desvirtuar el principio mismo enunciado. Y en
este hecho se encuentra implícita toda una forma de saber social y por
supuesto, inevitablemente, una toma de posición respecto de los
conflictos sociales vigentes.
12 Carlos Paladines, "Él pensamiento económico, político y social de Espejo". En Eugenio Espejo.
Conciencia crítica de tu época. Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 1978, p. 211.
36 ESTUDIO INTRODUCTORIO
materia de fe, seguía siendo válido el pensamiento católico, pero en ma-
teria de ciencia, se debía dejar abiertas las puertas para la investigación
racional que no era de ninguna manera entendida como ajena a una in-
vestigación empírica en función de la nueva comprensión de lo racional
que ya hemos mencionado. Por cierto que una vez pasado el momento
ecléctico vendrán otras formulaciones que habrán de ser organizadas so-
bre la base del reemplazo de la teología revelada, por una teología natu-
ral, lo que llevará sin duda a otro proyecto de organización epistemoló-
gica del saber. El siglo XIX, por obra del pensamiento liberal en su etapa
romántica, se caracterizó por el intento de una refundamentación de las
ciencias sociales sobre este nuevo esquema claramente deísta. Se suma a
aquello en Espejo el rechazo del principio de autoridad, implícito en la
epistemología propuesta por él en donde se declaraba la autonomía, como
hemos dicho, de todos aquellos campos del saber que tenían que ver de
modo directo con una ampliación de posibilidades de vida en relación
con los problemas concretos que afectaban a la sociedad de la época.
18 C. Paladines, op. cit., p. 203 y Samuel Guerra Bravo, "Apuntes para una cn'tica a los estudios
sobre Eugenio Espejo. 1796—1976", en la misma obra, p. 257 y sgs.
40 ESTUDIO INTRODUCTORIO
21 Alindo Flotes y Caamaño, Don José Mejía Lequerica en las Cortes de Cádiz de 1810 a 1813 (o
sea el principal defensor de los intereses de la América Española en la más grande asamblea de la
Península). Barcelona, Editorial Casa Maucci, 1913 p. 220—222.
42 ESTUDIO INTRODUCTORIO
y de "heteronomía — autonomía" que la Ilustración había comenzado
planteándolo sobre los principios del antiguo derecho natural, comenza-
ban a ser entrevistos aun cuando confusamente dentro de los marcos de
una filosofía de la historia, fenómeno que anticipa el paso que señalamos
antes dentro de la historia del pensamiento social del "derecho natural" a
la "filosofía del derecho".
26 Cti. Carlos Paladines, op. cit., p. 226 y sgs. y Samuel Guerra Bravo, íbidem, p. 282y sgs.
27 Cfi. Segundo Moreno Yánez, Sublevaciones indígenas en la Audiencia de Quito. Bonn, Ed.
Herausgeber, 1976, 454 p. T. Powell, El liberalismo y el campesinado en el centro de México (1850—1876).
México, Secretaría de Educación Pública, 1977, 191 p. Hugo Blanco, Tierra o muerte. Las luchas
campesinas en el Perú. México, Ed. Siglo XXI, 1972,184 p. Pablo González Casanova, Imperialismo y
liberación en América Latina. México, Ed. Siglo XXI, 1978, 297 P.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 47
E
n el capítulo segundo de esta introducción hemos anticipado
algunos aspectos del desarrollo del pensamiento jurídico-social
en la universidad ecuatoriana. Trataremos ahora más
ceñidamente de considerar ese proceso de acuerdo con los
documentos con que contamos relativos a la Universidad de
Quito, conscientes de que una historia completa de los hechos que han
jalonado el desenvolvimiento del pensamiento jurídico-social
institucionalizado debería tener en cuenta un marco mucho más amplio,
en particular en relación con otras universidades de mucha significación
en la vida intelectual ecuatoriana, tales como la de Guayaquil y Cuenca.
29 Julio Tobaz Donoso, García Moreno y la instrucción pública. Quito, Imprenta de la Universidad
Central, 1923, p. 182.
50 ESTUDIO INTRODUCTORIO
31 Ibidem, p. 188. Cfr. Jorge VUlalba, "El distrito Sur de Colombia durante la presidencia de
Bolívar y Prefectura del Gral. Juan José Flores", en Correspondencia del Libertador con el Oral Juan Jote
Flores. Quito, Ed. Pontificia Universidad Católica del Ecuador y Banco Central del Ecuador, 1977, p. 142.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 51
35 José María Urvina, Mensaje que el Presidente de la República del Ecuador dirige a las HH.
Cámaras Legislativas de 1854. Quito, Imprenta de Gobierno, 1854, 7 p.. Julio Tobar Do-noto, El General
José María Urvina. Ensayo biográfico (Edición especial del artículo publicado en el número 12 del "Boletín
de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Americano»"). Quito, Tipografía y Encuademación Saledanas,
1920, 29 p. y del mismo autor. García Moreno y la inrtrueción pública, «A. «iV, «.«^.l.
36 Cb. "Libro de exámenes de la Facultad de Jurisprudencia de los anos 1»68—1»»2", en Atichivo de
la Universidad Central, Quito.
54 ESTUDIO INTRODUCTORIO
apoyado en los hechos cuya traducción española fue hecha por Juan
Manuel Ortí y Lara, uno de los renovadores del tomismo en la España de
la segunda mitad del siglo XIX. La presencia de la obra de Taparelli, ya
fuera comentada directamente o reelaborada, como lo hizo el sacerdote
chileno Rafael Fernández Concha, se prolongó en los estudios de derecho
oor muchos años y constituyó la base de una tradición jurídica que en el
Ecuador desde un racionalismo ético-religioso concluyó en un
organicismo socio-religioso. 37
37 Luis Taparelli, Ensayo teórico de derecho natural apoyado en ¡os hechos. Traducción
de Juan Manuel Ortí y Lara. Madrid, Imprenta del Tejado, 1868, 4 vola. Del mismo autor: Cuno
elemental de derecho natural para uso de Tas escuela. Traducción de la sexta edición, enriquecida por el
autor con nuevas notas, por G. T^/odo. Madrid, Ed. Católica Internacional, 1871, 406 p. La segunda
edición de este Cuno elemental fue hecha en Madrid, en la Nueva Librería de San José, 1887, 386 p. Rafael
Fernandez Concha, Filosofía del derecho o derecho natural dispuesto para servir de introducción a las
ciencias legales. Barcelona, segunda edición. Tipografía Católica, 1887—1888, 2 tomos. Sobre este último
autor y su polémica con el krausismo, cfr. nuestro libro Los Krausistas argentinos, ed. cit., p. 73 y sgf.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 55
38 JuBo Tobar Donoso, García Moreno y la instrucción pública, ed. cit., P. 204. En esta obra se
transcriben texto de los programas de "Legislación" del P. Terenziani, correspondientes a los años 1871—
1875, Ctr. p. 198—204.
39 José Manuel Proaño, Cuno de filosofía escolástico. Madrid, Imprenta de la Sociedad Editora de
San Francisco de Sales, 1892, 3 volúmenes.
56 ESTUDIO INTRODUCTORIO
dad. ¡Cuan lejos está tal quimera de la verdad, felizmente!" La socie
dad, y en esto consistía para él el dato empírico, no es conglomerado de
individuos sino organismo vivo, regido por normas provenientes de la
naturaleza de las cosas, y destinado a facilitar el perfeccionamiento y la
subsistencia de la especie.
42 Ctr. Revista Ecuatoriana. Quito, número Luí, 1893 hasta el número LXIV, 1894 y Anales de la
Universidad Central, Quito, tomo 2,1883, hasta Nueva Serie, tomo XII, número 82, 1895.
43 Cfr. "Programas de las materias enseñadas en la Universdad Central del Ecuador, en el cuno
escolar 1888—1889", en Anote* de ¡a Universidad Central Quito, Nueva Serie, tomo III, número 20, 1889,
p. 266-270.
44 Anales de ia Universidad Central. Tomo II, 1883. p. 60.
58 ESTUDIO INTRODUCTORIO
invocando justamente una posición política conciliadora, que induda-
blemente no satisfacía ni a aquellos ni a los liberales radicales. Cordero
les echaba en cara a los conservadores no comprender su "republicanis-
mo" y que abusaban de su "eclecticismo inmaculado" atacándolo "con
toda clase de armas pérfidas e ilícitas". En otras de sus declaraciones
definía su gobierno como "tolerante, mixto, liberal-católico" y afirmaba
que ello era fruto de "su propósito de gobernar la República
eclécticamente". 4S
45 M. A. González Páez, Memorias históricas. Génesis del liberalismo. Su triunfo y sus obras en el
Ecuador. Quito, Editorial Ecuatoriana, 1934, p. 57, 83 y 118.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 59
fidentes íntimos de sus intentos de lograr "la regeneración social del
Ecuador". 46
46 Ibidem, p. 26 y 68.
60 ESTUDIO INTRODUCTORIO
47 Elias Laso, "Apuntes para las lecciones orales de Legislación". Revista Ecuatoriana. Quito, tomo
V, número Lili, mayo de 1893, p. 188 y 191.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 61
en ellos, una clase social madura y además paternal, que está dispuesta a'
que no se resienta precisamente la legislación. 48
50/bídem,p.303—307
ESTUDIO INTRODUCTORIO 63
ser propietario de los instrumentos de producción sino también de los
vestuarios y de los alimentos del trabajador. "La riqueza destinada a la
producción, se llama capital: por consiguiente, puede haber riqueza que
no sea capital; pero no puede haber capital que no sea riqueza. Un cuadro
antiguo, un diamante, un vestuario lujoso destinado para recreo u
ostentación de su dueño constituyen riqueza, pero no capital. Los
vestuarios, los alimentos, los utensilios de los trabajadores son el capital
empleado por el empresario para la producción de la riqueza. Hay, pues,
en toda riqueza, en todo objeto capitales, aunque no sean dinero ni cosa
preciosa". El poncho del indio y el puñado de maíz, su alimento de cada
día, eran pues, y por qué no el indio mismo, capital para la producción y
por tanto propiedad del "empresario". ;5J
51 Elias Laso, "Elementos de la producción". Revista Ecuatoriana. Quito, número LVII, setiembre de
1893, p. 347; "Del trabajo", Ibidem, Tomo V, número LX, diciembre de 1893, p. 495; y "Del capital",
ibjdem, tomo VI, número LXI, enero de 1894 p. 5.
66 Cfr. el "Informe del Decano Dr. Agustín Cueva ante la Facultad de Jurisprudencia y
ESTUDIO INTRODUCTORIO 65
A pesar del nombre que se puso a la Facultad de Jurispru-
dencia en 1914 la Sociología no llegó a constituirse en escuela o-depar-
tamento dentro de aquélla, sino que se mantuvo como cátedra. En 1961,
cuando la Facultad se escindió internamente, lo hizo en una Escuela de
Derecho y en otra de Ciencia Políticas, dentro de las cuales la sociología
muestra que ya había entrado en un proceso de especializa-ción y de
subdivisión. Al lado de una "Sociología general" que se dictaba para
ambas escuelas, aparecieron una "Sociología ecuatoriana" y una
"Psicología social y de los Pueblos". Todo esto forma parte de una
historia ya muy reciente, lo señalamos porque muestra una de las cons-
tantes que el saber sociológico ha tenido en la América Hispánica, la de
no haber sido entendido al margen del pensamiento político y el haber
estado subordinada tanto a ese campo del saber, como lo estuvo asimis-
mo respecto del derecho. 56
Sociología", en Anales de ta Universidad Central. Quito, Año II, Nueva Serie número 32—33, 1914, p.
475—190 y "Libio de actas de exámenes", ya citado (años 1909—1917), folios 255— 256, en donde consta
el primer examen de sociología tomado en la Facultad, el día 12 de julio de 1915. Cfr. Alfredo Poviña, op.
cit., p. 492.
56 Universidad Central del Ecuador. ría, Libreto Informativo. Quito, Editorial Universita-
1962,172 p.
57 En el Archivo de Tesis de la Universidad Central, en Quito, figuran, entre otras, las afluentes:
Alfonso Moscoso, "La tasa del salario" (1905); José Cometió Valencia, "El salario" (1906); José Rosendo
Santos, "El proletario" (1911); Aurelio Uvidia, "El problema social" (1911); Raúl A. González, "Estudio
sobre el salario"(1912),etc., todas ellas presentadas ante la Facultad de Jurisprudencia.
67 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Las dos primeras décadas del presente siglo abrieron, como
dijimos en un comienzo, una tercera etapa dentro de la historia del pen-
samiento social ecuatoriano cuyo significado sólo puede ser entendido si
se tienen en cuenta los momentos del liberalismo como ideología de base
de todo el proceso social y político en Hispanoamérica. Es posible
reconocer una larga etapa cuyos antecedentes son rastreables ya a fines
del siglo XVIII, que podría ser denominada de "ascenso", la que con al-
ternativas varias, adquirió toda su fuerza con el alfarismo a fines del XIX.
El triunfo de la Revolución Liberal de 1895 fue el comienzo de la etapa
de "consolidación" durante la cual la burguesía triunfante amplió y
reforzó sus formas de control económico mediante la consecución de un
poder ideológico que no había podido alcanzar plenamente hasta
entonces. En este proceso las facultades de derecho comenzaron a jugar
un papel hegemónico como instituciones generadoras de las doctrinas
justificatorias de los nuevos grupos en ascenso. La universidad
republicana inició, de este modo, una etapa de autonomía respecto de las
formas del saber tradicional y a su vez se vio impulsada a desarrollar
nuevas formas de conocimiento. Dentro de esta revolución dada en el
orden de las ideas apareció precisamente la sociología.
59 Luis Sánchez, "Sociología", Tesis de grado, 22 páginas manuscritas, 1915, en Archivo citado.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 71
60 Entre los sociólogos españoles más citados en los textos de los comienzos de la sociología en el
Ecuador, cabe mencionar los siguientes: Gumersindo de Azcarate, (1840—1917). Ensayo «obre la historia
del derecho de propiedad y tu estado actual en Europa. Madrid, Imprenta de la Revista de Legislación,
1879—1880, 2 vola.; Concepto de sociología. Barcelona, Imprenta Henrich y Coa., 1904, 301 p.; Pedro
Montero Dorado, El positivismo en la ciencia Jurídica y social italiana. Madrid, Imprenta de la Revista la
Legislación, 1891, 343 p.; Aldolío Posada, (1860—1944). Literatura y problemas de la sociología. Madrid,
Librería de Victoriano Suárez, 1902. La Sociología general de este mismo autor apareció en 1908. Manuel
Sales Y Ferré, (1840—1917). Tratado de sociología: evolución social y política. Madrid, Librería de
Victoriano Suárez, 1894—1897, 3 vola.; Sociología general Madrid, Librería de Victoriano Suirez, 1894—
1897, 3 vola.; Sociología general Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1912, 464 p., etc.
63 Asamblea Liberal de 1923. Programas y Estatutos del Partido Liberal Ecuatoriano. Votos de
¡a Asamblea. Quito, Talleres Tipográficos de "El Día", 1924, 31 p.
78 ESTUDIO INTRODUCTORIO
admirado Ward"
64 Miguel Ángel del Pozo, "El Problema social en el Ecuador.". Anales de ¡a Universidad Central
Quito, Tomo 43", número 269, 1929. p. 261—274. Juan E. Naula,Principio» de tocio-logía aplicada.
Guayaquil, Tipografía y Papelería de Julio F. Foyain, 1921, 247 p.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 79
67 Cfr. Juan Bautista Alberdi, Obras completa». Buenos Aires, Tomo V, 1886 y Fragmento
preliminar al estudio del derecho. Buenos Aires, 1838. Hay una reedición de ésta última obra hecha por
editorial Hachette, Buenos Aires, 1955; Andrés Bello, Invettigactonet tabre la influencia de la conquisto y
del «bremo colonial en Chile. Santiago de Chile, 1842.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 85
pao es el que acabó por generar el importante movimiento denominado
del "americanismo literario", en el que tan relevante papel jugó por su
parte Andrés Bello, sin que lo señalado signifique desconocer otros as-
pectos igualmente valiosos de su labor intelectual. Se trataba, como he-
mos dicho, no sólo de lograr una "segunda independencia" mediante lo
que se consideraba como ineludible e inmediato tal como venía impuesto
por la tradición política hispanoamericana, el cambio en el temperamento
y carácter de los "pueblos", sino también respecto de las ideologías sobre
cuya base se intentaba llevar a cabo precisamente la "emancipación". De
esta manera, con los románticos, militaran ellos dentro de un liberalismo
con ciertos ribetes de socialismo utópico, como fue el caso de Alberdi en
sus años juveniles, o lo hicieran dentro de un pensamiento liberal
enmarcado dentro de formas del pensamiento político conservador, como
fue el caso de Bello, la "emancipación mental" adquirió una enunciación
apoyada en un cierto nivel de cientificidad. Ciertamente que no se avanzó
más allá del planteo de base que ha caracterizado toda esta problemática
desde sus orígenes, la de entender que la emancipación definitiva, tanto
de nuestros vicios, como de nuestra dependencia externa, era antes que
nada un problema mental.
Con los románticos, la "descriptiva" y la "proyectiva" so-
ciales, presentes en el discurso político desde nuestros primeros pensa-
dores, adquieren sistematicidad, aun cuando no todavía su pleno desa-
rrollo. La "proyectiva" habrá de dar origen a una "paradigmática",aque-
lia teoría de los modelos que. mencionáramos, y la "descriptiva" acabará
por constituirse en un saber descriptivo-genético, preocupado por el
estudio de los hechos y de sus causas. Con esto último estaban dadas las
bases para el surgimiento de la psicología de los pueblos. Toda esta
organización del saber social que salió de manos de los románticos, im-
pulsada en parte por su visión historicista, fue recibida más tarde por los
positivistas, muchos de los cuales la desvirtuaron al perderse con ellos lo
que se había ganado en materia de crítica del propio discurso. Bien es
cierto que los positivistas hispanoamericanos, de quienes nos ocuparemos
páginas adelante, dieron forma acabada a la psicología de los pueblos e
introdujeron un registro temático mucho más rico y diversificado que el
que, salvo excepciones, muestra en sus desarrollos anteriores.
(he development of mankind. trad. by Edwaid Leoy Schaub, London, G. Alien, 1916, 632 p. y la
posterior traducción española Elementos de psicología de los pueblos. Bosquejo de una historia de su
evolución psicológica de ¡a humanidad. Trad. de Santos Rubiano, Madrid, Jorro, 1926, 623 p. Cfr.
del mismo Wundt Problema der Vólkerpsychotogie. Stuttgart, Alfred Kro-ner, lili, 117 P.
70 Alfred Fouülée, Psychologie du peuple francais. Paria, Alean, 1898, 391 p. Tempera-ment et
cometeré telón lee índtvidus, leí sexes et les race». París, Alean 1895, 378 p. Temperamento y carácter
según los individuos, ¡os sexos y las razas. Madrid, Sagaz de Jaber, 1901, 450 p. Esquiase
ptychologique des peuples européens. París, Alean, 1903, 550 p. Bosquejo psicológico de los pueblos
europeos. Buenos Aires, Américalee, 1943, 434 p. Ignoramos los datos de la traducción española
anterior.
71 Entile Boutmy, Le Parthénon et le gente grec. Fui», Colín, 1897, 302 p. La langue an-tfoise et
le gente natío nal. París, Alean, 1899, 19 p. Essais d'une psychologie politique du peuple anglais au
XIXe. siecle. París, A. Colín, 1901, 455 p. Elemente d'une psychologie politique du peuple américain:
¡a nation. ¡a patrie, l'Etat, la religión. París, A. Colín, 1902, 366 p.
72 Gustavo Le Bon, Psychologie des foules. París, Alean, 1895, 200 y. Psicología de la*
multitudes. Madrid, Jorro, 1903, 252 p. Les ¡oís psychologíques de l'évolution des peuples. Pan»,
Alean, 1894, 176 p. Psychologie du socialisme. París, Alean, 1898, 496 p. La Révolution Fnncaise et
la psychologie de la révolution. París, Flammarlon, 1912, 328 p.
92 ESTUDIO INTRODUCTORIO
La psicología de los pueblos no alcanzó en Inglaterra un
perfil tan neto como en Alemania y Francia, si bien hubo escritores que
con sus ensayos incidieron sobre su desarrollo en América Latina. Baste
recordar las muy difundidas traducciones de las obras de Lord Macaulay,
que sirvió de guía a más de un pensador político de los nuestros. Otro-
tanto debemos decir de la filosofía de la historia de Henry T. Buckle
(1821 — 1862), leído por nuestros últimos románticos y utilizado luego
por los positivistas, entre ellos Espinosa Tamayo, pensador inglés que si
bien concedió importancia a lo geográfico, trató de no caer en un de-
terminismo y concedió siempre particular fuerza a los factores culturales
y psicológicos en su interpretación de la sociedad y de la historia. 73
73 Henry Thomas Buckle, Hittory of ctvitization in England. London, J. W. Parker and Son,
1858—1861, 2 vols. Historie de la civilization en Angleterre. taxis. Lacroi* Verboeck-hoven et Cié.,
1865, 5 vols. Bosquejo de una historia del intelecto español, desde el sitio V hasta mediados del XIX.
Traducción de Juan José Morato. Valencia, Sempere, s/ano, 219 p.
74 Herbert Spencer, De la voluminosa bibliografía de H. Spencer, sólo mencionaremos los
siguientes títulos: Fundamentos de la moral Vertido directamente del inglés por Ciro García del
Mazo. Sevilla, Imprenta y Litografía de José María Ariza, 1881, 317 p. La moróle des différents
peuples et la moróle personneUe (lie partie des Principes de Moróle). París, Guillau-"»<", 1896, 386
p. Resumen sintético de los principios de Herbert Spencer, por Ezequiel A. Chave*. Paria, Ch. Bouret
1898, 212 p. Resumen de la filosofía de Herbert Spencer. por Howard F. Collins. Madrid, La España
Moderna, 2 vols.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 93
primeras décadas de este siglo, difundidos en parte por los krausistas es-
pañoles y favorecidos en su influencia por la nueva versión deHmperia-
lismo norteamericano del presidente Woodrow Wilson, con su "paname-
ricanismo" y su prédica de la "democracia" y de la "moral". Si bien
Giddings y Ward no hicieron propiamente psicología de los pueblos, ela-
boraron categorías sociológicas fuertemente psicologistas. Canalizaron,
además, la influencia del positivismo inglés, moderado en ellos, en par-
ticular en el caso de Lester Ward que venía a dar una fórmula superado-ra
del fuerte individualismo antiestatista de Herbert Spencer y a justificar el
papel del estado en el proceso de cambio social.
75 Lester Ward, Puré ¡ociólogy: a treatlte of the origin and spontaneout development of tocíety. New
York, Macmfllan, 1903, 607 p. Sociología puré. Traduit de Tangíais avéc le con-cours de Tauteur par
Fernand Wefl. París, Giard et Brler 1906, 2 vola. Compendio de sociología. Traducción del inglés con
autorización de autor y prólogo de Adolfo Posada. Tercera edición, Madrid, F. Beltrán, 1929, 382 p. La
primera edición de este Compendio es de 1914.
94 ESTUDIO INTRODUCTORIO
las diversas doctrinas de la solidaridad tan extendidas por diversas formas
del pensamiento social de la segunda mitad del siglo XIX. 76 No es
extraño que los krausistas españoles encontraran en esta sociología
expresado de alguna manera su pensamiento y que fuera recibida e in-
corporada en pensadores latinoamericanos, como es el caso de Mariano
H, Cornejo, en quien como vimos también es visible la influencia de la
psicología de los pueblos de Wundt. Tanto la sociología de Ward, como
la de Gidáings, venían a confirmar, desde el campo de este saber, la ima-
gen de una potencia mundial que había enfrentado al militarismo alemán,
decidiendo la Guerra de 1914 en favor de la "democracia", y que a su vez
había superado la permanente inestabilidad del proceso político francés,
convulsionado constantemente por explosiones sociales, con lo que todos
los problemas que planteaba la expansión militar y económica de los
Estados Unidos en los países del Caribe y de Centro América, como así
también su intervención en México, venían a perder para muchos
sudamericanos, su real gravedad y sentido.
76 F. H. Giddings, Inductive so ció lo gy. A Syllabus of methods, analysis and classifica-tions, and
prouistonaUy fbrmulated laws. New York, Macmillan, 1901, 302 p. Sociología inductiva; Syllabus de
métodos, análisis y clasificaciones y leyes provisionalmente formuladas. Traducción del Inglés por Domingo
Barnés, Madrid, La España Moderna, s/año, 3OO p. The principies of socíology, and analysis of the
phenomena of association and social organization. New York, Macmillan, 1896, 476 p. Principios de
sociología. Segunda edición revisada 7 aumentada. Traducción de Adolfo Posada, Madrid, Jorro, 1929, 2
volúmenes. No conocemos la fecha de la primera edición que es la que fue utilizada sin duda por los
primeros sociólogos ecuatorianos.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 96
larse, una unidad mucho mayor que la que generalmente se ha señalado
para todo el siglo XIX y primeras décadas del actual. Por otro lado,
constantemente hemos ido mostrando la presencia, en particular de los
últimos krausistas, especialmente los de la escuela de Oviedo, que hicie-
ron de verdadero puente entre las influencias alemanas, francesas y nor-
teamericanas, y los desarrollos del saber social latinoamericano.77
A
ntes de dar a conocer sus primeros ensayos de "psicología y
sociología" del pueblo ecuatoriano, Alfredo Espinosa
Tamayo se había ocupado del problema educativo y había
publicado, en 1916, un libro, sistemático y bien documentado,
sobre El problema de la enseñanza en el Ecuador. 81 En sus
palabras preliminares nos recuerda la figura del maestro uruguayo José
Pedro Várela, padre de la pedagogía en el país oriental, y la necesidad de
que siguiendo su ejemplo y el de otros educadores sudamericanos, la
reforma pedagógica se llevara a cabo sobre la base de un conocimiento
de las necesidades, así como de las deficiencias, que permita "llegar a
incrementar y desarrollar, de manera definitiva, un plan educativo que se
armonice con el espíritu y la mentalidad del pueblo".
idees et des faits dans le Pérou republic*in", concluye con un ensayo de psicología del pueblo peruano;
Belisuio Quevedo, Sociología, política y moral. Quito, Editorial Bolívar, 1932,196 p. (edición postuma).
82 Alfredo Espinosa Tamayo, Obra citada, cap. XIII, titulado "Finalidad de la Instrucción Primaria
en el Ecuador. El Ideal educativo", p. 111—119.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 101
cias naturales del hombre", y este hombre ecuatoriano en el que ninguna
de sus tendencias espontáneas resultaba aprovechable para el educador, al
extremo de que la misión pedagógica debía consistir en "cultivar las
cualidades contrarias". A pesar de haber comenzado invocando a Rou-
sseau y junto con él a Pestalozzi, Froebel y Herbart, nada tenía que ver
esta pedagogía, por lo menos en los términos en que aparece aquí enun-
ciada, con una valoración del educando como potencial aprovechable y
nada podía tener, indudablemente, si el punto de partida de la "analítica"
sobre la cual se llegaría luego a la "síntesis" social, estaba en el de-
terminismo racista de autores tales como el "insigne" Carlos Bunge,
conforme con cuyo pensamiento la ley no podía ser otra cosa que coer-
ción y represión social.
83 Alindo Espinosa Tamayo, Obra citada, cap. X, titulado "Reforma escolar. Los libros de
texto", p. 82—93. Es interesante tener en cuenta para la valoración de lo que Espinosa Tamayo nos
dice respecto de los textos de historia, las ideas equivalentes de otro positivista ecuatoriano,
Beüsario Quevedo, autor de un Texto de hittoria patria. Quito, Imprenta del Ministerio de
Gobierno, 1942, 248 p., obra redactada entre los años 1920 y 1921.
84 "El caciquismo" constituirá el cap. XIV del libro citado y apareció por primera vez en el
tomo 17, número 39, correspondiente al mes de agosto de 1916 de la revista mencionada, lo cual
revela que en esa época Espinosa Tamayo se había entregado ya a su labor de buscar materiales
para su futura tarea de sociólogo.
104 ESTUDIO INTRODUCTORIO
ción de pensamiento social que hemos intentado caracterizar en capítulos
anteriores.
86 Rodó decía en su Artel: "No desmayéis en predicar el Evangelio de la delicadeza a lot «aellas, el
Evangelio de la inteligencia a los beocios, el Evangelio del desinterés a los fenicios". Ariel Buenos Aires,
Espasa Calpe, Quinta edición, 1975, p. 140.
106 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Por otro lado, cuando nuestro autor escribía sus ensayos pedagógicos y
sociológicos, se había producido un importante hecho dentro de la
historia ecuatoriana: el triunfo político de la Reforma y si
ESTUDIO INTRODUCTORIO 109
87 Pan un análisis comparado del pensamiento de Espinosa Tamayo con otros positivistas
latinoamericanos, cfr. Elisabeth Roig Alsina, "Análisis del discurso de la "psicología de los pueblos' en
tres pensadores latinoamericanos: Laureano Vallenüla Lanz, Francisco Bulnes y Alfredo Espinosa
Tamayo". Tesis para la licenciatura en filosofía presentada ante la Pontificia Universidad Católica del
Ecuador. Quito, 1979.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 111
Sociología se refiere justamente en dos textos, en los que plantea el modo
cómo entendía que debía ser asumido el pensamiento social de Marx, del
cual se declara Espinosa Tamayo, "partidario", mas no "partidario
incondicional" y por considerar, de acuerdo con la crítica de la época, que
era un "punto de vista unilateral" que descuidaba otras causas. Para
nuestro autor serán también, en efecto, de mucho peso en el proceso
social ecuatoriano las causas biológicas y las intelectuales, sin que ello
significara que más adelante, con "el desenvolvimiento de las fuerzas
vitales", no llegaran'a ser las económicas "las que principalmente
influyan en los acontecimientos de la vida nacional". 88
90 Rodó en su Ariel habla del "genio personal" del hispanoamericano, que hace imposible su
"identificación" con "modelos extraños" y habla, dentro de la psicología de los pueblos que supone su
pensamiento, de un "genio de la raza" que se aproxima a un cierto romanticismo. Edición citada, p.
103,106, etc.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 113
zando la idea de que la vida se deba a una influencia extraña a este fun-
cionamiento". 91
93 El concepto de "tercera entidad" fue enunciado por Domingo Faustino Sarmiento en su Facundo
y con él quiso señalar la presencia de las masas campesinas levantadas durante las Guerras de
Independencia, tanto contra los ejércitos "realistas", como contra los ejércitos "patriotas". Cfr. Facundo
(1845). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967, p. 62.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 119
hispanoamericano, el Facundo de Domingo Faustino Sarmiento. Noel
Salomón ha mostrado dos tendencias dispares en el pensador argentino:
por una de ellas.se siente animado por una especie de simpatía hacia los
tipos humanos que describe y que le lleva a ser justiciero con un tipo de
hombre, el de la "plebe", que en función de otra, habrá de rechazar de
modo violento. En última instancia, acabará prevaleciendo lo que Salo-
món llama el "proyecto ideológico", que termina por anular al escritor
como testigo directo, para concluir elaborando un discurso en el que un
sistema de mediaciones propias de su conciencia liberal, habrá de inter-
ponerse modificando sustancialmente la primera actitud. En Espinosa
Tamayo se mantiene de alguna manera este esquema, aun cuando bas-
tante desdibujado. En más de una ocasión se siente impulsado a explicar
la situación de "atraso mental" de las masas campesinas de la Sierra y de
la Costa, atribuyéndola a la opresión y la explotación. El rechazo de
ciertas formas de determinismo, en particular las que se fundan en los
conceptos de "raza" y de "medio geográfico", venía a reforzar la
posibilidad de actitudes comprensivas y de reconocimiento de humanidad
respecto de las clases desposeídas. Frente a esta actitud, surge sin
embargo otra, movilizada por el "proyecto ideológico" y a cuyo servicio
será puesta toda una "psicología política" que se convierte en un
verdadero eje de la psicología de los pueblos elaborada y que acaba por
desvanecer totalmente la primera tendencia. 94
94 Noel Salomón, "A propos des elementa 'costumbristas' dans le Facundo de D. F. Sarmiento".
BuUetin Hispanique. Bordeaux, Tomo LXX, número 3—4, julio—diciembre de 1968, P. 342—412.
120 ESTUDIO INTRODUCTORIO
95 Joaquín Costa, Oligarquía y caciquismo, colcctiuismo agrario y otros escritos. Edición y prólogo de
Rafael Pérez de la Deheza, Madrid, Alianza Editorial, 1967, 274 p. Consúltese el libro curiosamente titulado:
Ultimo día del paganismo y primero de ¡o mismo. Madrid, Biblioteca Costa, 1917, 539 p.
124 ESTUDIO INTRODUCTORIO
cado mundial a través de sus productos agrícolas. Espinosa Tamayo ve-
nía, pues, a confirmar un proceso que había comenzado ya con el sur-
gimiento mismo del Ecuador y que habría de prolongarse todavía por
muchos años, hasta más allá de mediados del presente siglo, aun a pesar
de la profunda crisis económica de 1925 que acabó con la "época del
cacao", pero que no modificó el proyecto básico. Este consistía en la
promoción de dos formas integradas de agricultura, una de subsistencia,
suficiente para atender las necesidades internas de la nación, desarrollada
en la Sierra y otra de monocultivo en la Costa destinada a la exportación.
Sobre esta última se debería apoyar la modernización del país,
principalmente mediante la concreción del ansiado sistema ferroviario. El
Ecuador industrial quedaba relegado a un futuro lejano, dependiente
según entendía Espinosa Tamayo de aquel sistema de comunicación y
transporte. "El porvenir industrial del país —decía— ligado al porvenir
ferrocarrilero está según toda probabilidad bastante lejano y dependerá de
los esfuerzos que se hagan para llevar a cabo los caminos de hierro que se
tiene en proyecto. En cambio, su rica región agrícola de la costa cercana
al mar y apta para muchas clases de cultivos será la mejor fuente de
riqueza que sostenga y anime la vida comercial del país". Contrariamente
a lo que pensaba nuestro autor, fue justamente esa cercanía al mar de la
región agrícola principal, la que habría de frenar el programa
ferrocarrilero, que además surgió en toda América Latina no como factor
promotor de procesos de industrialización, sino sobre los planes de
extracción de materias primas, fueran ellas alimenticias o de otro tipo.
Dicho en otras palabras, el programa que proponía Espinosa Tamayo no
era propiamente nacional, sino que venía impuesto por el modo de
incorporación de los países latinoamericanos a los grandes países in-
dustriales.
96 Félix Le Dantec, La lutte uniuprselIe.Paris,Flammarion, 1906, 294 p.;L'égoúme, acule base de totite
sacíete. París, Flammarion, 1911, 327 P.
126 ESTUDIO INTRODUCTORIO
ESTAS PAGINAS
C
ONFIESO que cuando empecé a escribir el presente
trabajo conté más con mi buena voluntad y con la excelencia
de la buena intención que me guiaba al emprenderlo, que con
la propia suficiencia de conocimientos y con las dotes de
observador concienzudo y profundo que se necesita tener
para hacer esta clase de estudios. Las dificultades con que más tarde
he tropezado, me han convencido de que tratándose de una ciencia como
la Sociología, cuyos principios, reglas y métodos no están aún bien
definidos puesto que todavía se discuten muchos de ellos y en que
multitud de hechos están sujetos a interpretaciones, cada una de las
cuales parece tener algún fundamento de verdad, pero que no siempre
satisfacen al observador perspicaz y que se contradicen entre sí
prestándose a críticas y observaciones más o menos fundadas. Puede
decirse lo mismo de la Psicología colectiva de los pueblos en la cual si
bien los hechos son más fáciles de observar, en cambio son más difíciles
de darles interpretaciones.
Noviembre de 1.916.
CAPITULO I
Descripción general del país. Sus tres regiones:la Costa, la Sierra y la
Región Oriental. Características climatéricas, etnográficas y
geográficas.
135
Los productos de esta región son los más valiosos que pro-
duce la región oriental y constituyen el principal renglón del comercio
138 PSICOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA
de exportación. El cacao, el café, el tabaco, la caña de azúcar, el caucho,
la tagua o marfil vegetal; las frutas tropicales más variadas; el maíz, el
arroz, el plátano, la yuca, las maderas de construcción y muchos otros
productos valiosos.
virreinales.
gran cabida, pues en general todo ciudadano cree que los intereses
públicos y sus propios intereses son antagónicos o sólo están unidos por
un vínculo que a costa de los primeros pueda sacar para los segundos.
dad que estas causas influyen en los climas tropicales para volver a sus
habitantes exaltados, bulliciosos e impresionables.
CAPITULO X
El Arte y la Literatura. La cultura científica y las demás
manifestaciones culturales.
225
Así del Ecuador puede decirse, lo que Larra del país de los
batuecas, que no se escribe porque no se lee y se lee sólo a los autores
extranjeros en las ediciones económicas que publican las casas españolas
o francesas. Los autores nacionales, incluso el propio Montalvo, son
menos leídos por la juventud que Verlaine o Baudelaire. Las mismas
revistas tienen una vida efímera y, para asegurar su existencia, necesitan
obtener una subvención del Gobierno, lo cual equivale a decir que el
Director debe ser amigo de los hombres dirigentes, para poder editar su
revista. Como estas revistas no tienen para pagar colaboradores, tienen
que suplicar a los escritores de más renombre les envíen sus artículos, y
los más encastillados en su egoísmo, o en su vanidad, rehusan hacerlo
con escasas excepciones, de modo que las páginas de una de estas
publicaciones se llenan con versos de principiantes y composiciones
tomadas de las revistas extranjeras, de las cuales se apropian sin ninguna
aprensión; sin duda en reciprocidad de lo que se hace por allá con alguna
de las nuestras.
230 PSICOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA
La prosa ha tenido también cultivadores, después de Mon-
talvo, pero la mayoría de los escritores se ha dedicado al periodismo; la
novela, el género literario hoy más en boga y que es el que más refleja la
sutileza y agilidad del pensamiento del autor y el que más se presta para
la pintura y caracterización del medio ambiente, puede decirse que está
en su infancia, pues todas las que se han escrito sólo deben considerarse
como ensayos, no habiendo entre ellas ninguna que pueda estimarse
como obra definitiva. En los últimos años y a partir de la titulada "A la
Costa" del malogrado Luis Martínez, se ha iniciado la tendencia
saludable de hacer un arte nacional estudiando en él los problemas de
nuestra vida y haciendo verdadera obra social. Pero es bien escaso
todavía el número de obras de esta clase. La tradición histórica ha sido
después de la novela, el género que nuestros autores han cultivado con
más éxito. En crítica y en filología tenemos también algún bagaje
literario. Las ciencias, sobre todo las exactas, son escasamente cultivadas
y por consiguiente la literatura científica, con excepción de las obras de
derecho e historia, muy raras. Toda nuestra cultura científica se la
debemos a extranjeros y los estudios de más interés para el país,
geográfico, etnográfico, geológico y mineralógico, han sido hechos por
ellos. Y no es que la mentalidad de nuestro pueblo no sea lo sufi-
cientemente elevada ni incapaz de la concentración necesaria para esta
clase de estudios, porque el Ecuador ha producido algunos hombres que a
fuerza de contracción y perseverancia han logrado alcanzar un grado
apreciable de cultura científica y efectuar trabajos dignos de ser tomados
en cuenta; sino que esta clase de estudios requiere un ambiente especial y
medios para ser llevados a cabo y que en nuestro país no se ha podido
disponer. En los últimos tiempos se nota una reacción favorable para
cultivar las ciencias y en especial las técnicas, pero como ya hemos
dicho, es el ambiente lo que favorece el desarrollo de esta rama de la
cultura humana y pasará todavía algún tiempo antes de que nuestra
intelectualidad pueda ejercitarse en su cultivo y dar frutos aprecia-bles.
una larga y paciente educación para lograr que en las costumbres el aseo
tuviera una parte principal y predominante. Se trata de viejas y muy
arraigadas preocupaciones, de gazmoñerías que datan de la época
colonial y por lo tanto en un pueblo tan tradicionalista será bien difícil
extirparlas. No es sólo el aseo de los cuerpos y vestidos lo que deja que
desear sino también el de las habitaciones. El barrido de éstas que se hace
en seco y la costumbre de escupir en el suelo trasmiten por intermedio del
polvo los gérmenes de la tuberculosis, enfermedad que en la Costa hace
más estragos que las infecto - contagiosas. El desaseo y la falta de
higiene de las casas se trasmiten a las calles que las municipalidades
descuidan y que generalmente son mal empedradas y carecen de
pavimento y en ellas se hacinan basuras y desperdicios cuya recolección
se hace imperfectamente y sin la presteza y oportunidad debidas.
mo que en la Costa.
dio por resultado un pueblo que tiene con nosotros un concepto particular
del honor; que habla nuestra misma lengua y que siente y piensa y
procede de un modo análogo al de los españoles, dice un autor español.
Más que sus leyes y sus instituciones, la España nos dejó su espíritu y su
educación y esto y su lengua son los más fuertes vínculos que nos unen
mutuamente con la madre patria. Bien pueden pues mulatos y mestizos
considerarse hijos de España; hijos espirituales suvos son,
aunque tengan en sus venas poca o ninguna sangre española; mientras su
mentalidad no cambie, al tipo que más se semejará espiritualmente será al
pueblo español. En efecto, su volubilidad que los vuelve fácil presa del
entusiasmo y del desaliento alternativamente, su verbosidad, su espíritu
abierto a las expansiones, podrán no ser cualidades heredadas
etnológicamente de un pueblo de origen latino pero, en todo caso, o por
el hecho de ser semejantes a idénticas cualidades, características de
muchos pueblos, los vuelven semejantes a ellos y fácilmente asimilables
a su cultura. Es verdad que siempre existen grandes diferencias y yo me
adhiero a la opinión de Bunge que cree que la falta de probidad y la
hiperestesia de aspirabilidad, son de ellos características; éstas son por
otra parte cualidades propias de advenedizos y como tales podemos
considerar a los individuos de esta mezcla de razas.
De todas maneras es innegable, la semejanza de carácter de
los sudamericanos, a pesar de las diferencias que entre ellos pueden
existir bajo el influjo de causas etnológicas, geográficas y biológicas, si
como quiere García Calderón el tipo del hispano - americano debe ser el
criollo descendiente de blanco de poca o escasa mezcla de sangre
indígena, veremos que en una reunión donde se hallen individuos perte-
necientes a las veinte repúblicas hispano - americanas, sus individuos,
que pueden ser considerados como tipos representativos de su pueblo,
presentan caracteres individuales que los diferencian entre sí pero que, en
cambio, tienen cualidades semejantes que son comunes a todos ellos, aun
fuera de la lengua y de las costumbres, que no varían gran cosa entre sí.
Así pues si todos los hispano - americanos se parecen por su aspecto
externo y por su modo de ser interno, parecería casi inútil e inoficioso
describir caracteres psicológicos del pueblo ecuatoriano; pero como
hemos dicho, siempre hay ligeras diferencias y es a éstas que nos vamos
a referir haciendo la salvedad de que no pensamos que ninguna cualidad
sea exclusivamente característica de nuestro pueblo. Ante todo cabe
preguntarnos: ¿entre el conjunto del gran pueblo hispano -americano,
forma el Ecuador un cuerpo de nación adaptado a un cua-
254 PSICOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA
dos que los serranos, quienes son mucho más sumisos y pacíficos.
Aunque el culto al valor personal, que engendra la matonería, es general
en el país, en la Costa está más desarrollado que en la Sierra. Dada la
situación ecuatorial de la región costanera podría creerse que el calor
abrumador, las influencias telúricas de la humedad y la abundancia de
lluvias, el excesivo brillo del sol y las enfermedades propias de los climas
cálidos, podrían enervar las energías de los costeños; pero, como lo hace
notar muy bien Wolf f, la corriente antartica, que baña una gran parte de
las costas, determina una baja de la temperatura y regula las estaciones,
haciendo que el clima, sin ser benigno, sea soportable, de tal manera, que
como lo hace notar el mismo Wolff los extranjeros pueden dedicarse
ocho y nueve horas al día a activos trabajos mentales como la
contabilidad en las casas de comercio, sin fatiga ni debilitamiento. Los
ríos navegables y la proximidad del océano que facilitan el comercio y la
navegación y la feracidad del suelo, la riqueza de los productos cuyo
cultivo retribuye ampliamente al agricultor dan a los habitantes de la
Costa más confianza en sí mismo, más alegría y más franqueza como lo
hace notar el citado estudio del Dr. Quevedo. A esto debe añadirse el
influjo de la inmigración extranjera que aunque relativamente pequeña es
mucho más numerosa en la Costa que en la Sierra. Dentro de estas líneas
generales el carácter de los habitantes de las cinco provincias de la Costa
se diferencian muy escasamente, en cambio, en la Sierra hay más
diferencia de provincia a provincia. Las del centro guardan determinadas
características que las hacen distinguir un tanto de las del norte y de las
del sur. Entre las provincias del Azuay y Loja que son vecinas hay
notable diferencia entre sus habitantes, quizás a esto se deba que en la
Sierra se encuentre mucho más desarrollado el regionalismo pro-
vincialista. Pero de todas maneras en la Sierra o en la Costa de norte a
sur, puede decirse que, a pesar de los diversos influjos que ejercen con-
tradictoriamente el clima de altura y de los llanos, la diversa mezcla de
sangre y la desigualdad de ambiente, la convivencia bajo unas mismas
leyes y una tradición común han impreso en los ecuatorianos caracte-
rísticas generales que le son comunes a todos ellos Fuera de los defectos
ya señalados y de otros debidos a la educación, de los cuales hablaremos
al tratar de las costumbres, los ecuatorianos tienen también ciertas
virtudes: son valientes, honrados, sencillos, frugales y hospitalarios. Pero
estas cualidades que por lo demás son practicadas a la manera que lo
hacen los pueblos primitivos, pueden desaparecer con la evolución de las
costumbres y con las transformaciones que la mezcla de razas y el aporte
de nuevos contingentes de sangre que procedentes de otras
DEL PUEBLO ECUATORIANO 261
riedad tenía en el ejército del sur. La fuerza armada fue desde el principio
la que jugó el papel predominante en los cambios políticos de nuestra
primera época. Ahora bien, el ejército no era nacional: la mayor parte
estaba compuesto de militares colombianos y venezolanos venidos al sur
con motivo de la expedición del Perú, los cuales, antes que como una
nueva patria, miraban como tierra conquistada a la nueva república. A su
vez los militares nacionales y una parte de las clases pensantes con-
sideraban como extranjeros a los antiguos libertadores: en la lucha del
caudillaje de los primeros tiempos independientes se pelea al mismo
tiempo que por librarse de la tiranía caudillesca del primer presidente, por
afirmar el principio de nacionalidad, puesto que los ecuatorianos de
nacimiento eran pospuestos a los militares extranjeros que se repartían
mandos y honores. La guerra civil llamada de los chihuahuas no reconoce
otro origen. Frente al caudillo extranjero aún no se alzaba otro caudillo
nacional militar, pues el jefe de la revolución, Dn. Vicente Roca-fuerte,
era un hombre civil. En la revolución de marzo de 1815 aún aparece este
mismo civilismo elevando al poder a Dn Vicente Ramón Roca pero es de
señalarse que en la constituyente de 1846 se nota el primer signo de lucha
religiosa: Dn. Pedro Moncayo y otros diputados que más tarde formaron
parte del partido liberal sostienen la libertad de pensamiento y de
conciencia contra el canónigo Ángulo orador que se opone decididamente
a que en la constitución figure la libertad de cultos. Desde esta época
empieza a manifestar más clara y francamente el espíritu anticlerical en
abierta oposición con la decidida protección al clero que otros políticos le
prestan. Con la subida al poder del general Urbina por medio de un golpe
de cuartel se inicia el caudillaje militar nacional apoyándose en el
elemento liberal. La expulsión de los jesuitas es otro hecho que marca las
etapas de la lucha en que más tarde se habían de empeñar los partidos
políticos y principalmente habría de servirles de línea divisoria y de
bandera de combate. Caído el caudillaje militar nacional puede decirse
que es desde 1860 que netamente se delinean las dos grandes fracciones
políticas en que ha estado dividido el país. Hall desde 1832 había echado
las bases del partido Liberal y Ro-cafuerte con Moncayo y Urbina habían
continuado su obra: pero el partido tradicionalista y conservador con la
doctrina, tendencias, ideas y programa, que casi sin variación conserva
hasta la fecha, debe mirar como su fundador a Dn. Gabriel García
Moreno porque si bien es verdad que antes de esa época los elementos
reaccionarios habían prestado su apoyo al primer Flores, la lucha política
no tenía un carácter ideológico sino más bien personalista, pues como ya
hemos dicho Flores representaba el caudillaje militar extranjero. Todas
las guerras civi-
DEL PUEBLO ECUATORIANO 287
les que más tarde han desgarrado nuestra patria han tenido más o menos
siempre el mismo origen a las mismas causas. La lucha religiosa ha sido
en nuestro país como en Colombia la que predominaba en todas las di-
sensiones políticas: los liberales han tratado siempre de alejar al clero de
los negocios de estado e impedir su intromisión en la vida civil de los
ciudadanos. Los conservadores al contrario no solamente se han apoyado
en él, sino que han tratado de sostener la autonomía del estado y la
autoridad eclesiástica dándole mayor poder que a las autoridades civiles,
concediéndoles privilegios y fueros de justicia y entregándoles la educa-
ción pública, gobernando la conciencia y plasmando a la vida nacional
por medio del confesionario. Este sistema y estos métodos de gobierno
fueron implantados y tuvieron su mayor auge durante la época del pre-
sidente García Moreno llegándose entonces a un misticismo medioeval
tan exagerado que se llegó a llamar al Ecuador la República del Sagrado
Corazón de Jesús: las instituciones monásticas, ya muy numerosas desde
la época de la colonia, recibieron gran protección y aumentaron con-
siderablemente.
que tenía gran fuerza y ser descreído, ser impío, hereje eran injurias que
se hacían a los que se atrevían a pensar con alguna libertad. Las prácticas
religiosas eran fielmente observadas por los políticos de todos los
partidos. Lo que los liberales pretendían era solamente quitar al clero su
predominancia en el gobierno político, pero conservando buenas re-
laciones entre la iglesia y el estado. Pero la iglesia no se ha dado a partido
en el Ecuador, su tendencia ha sido siempre retomar las cosas al estado
en que estuvieron de 1860 a 1875: con los ojos vueltos al pasado, el
partido conservador ha sido llamado terrorista por los métodos de vio-
lencia y de sangre que ha empleado para gobernar: suspira aún por un
segundo García Moreno que lo vuelva a llevar al poder. Mas, aunque
después de esta época haya llegado a gobernar por un período de trece
años, no llegó a las exageraciones de entonces, porque la fracción menos
fanática de ese partido formó uno nuevo que se denominó progresista y
aunque apoyándose en el clero y dándole decidida protección, mitigó las
crueldades e intransigencias de la época anterior. La propaganda de las
ideas liberales ha ido poco a poco cambiando la mentalidad política de la
masa popular y hoy no sería posible volver a los métodos garcia-nos sin
hallar una fuerte resistencia.
época, que valía tanto el sable del general Otamendi como el machete del
comandante Goyo. En este período como en el anterior los militares no
sólo ocupaban los cargos públicos que por su naturaleza debían ser
desempeñados por hombres de su clase sino también los que exigían
fueran ocupados por civiles y su autoridad se sobreponía siempre a todas
las demás: un juez, un presidente de la municipalidad; un gobernador
tenía que inclinarse, aun faltando a la ley a las exigencias de cualquier
sargentón galoneado como si fuera un inferior jerárquico. Los crímenes,
delitos, abusos y atropellos cometidos por militares, ya individual ya
colectivamente, quedaban impunes pues no había autoridad que tuviera
energía bastante para intentar su castigo. Todas las granjerias, todas las
sinecuras eran ocupadas por militares que absorbían la mayor parte de las
entonces exiguas rentas nacionales.
los Arturo Torres, se nutre principalmente con los detritus que intoxican
el organismo social. Por eso ha sucedido muchas veces que la nación
sorprendida por una avalancha de gentes sin honor y sin dignidad ha
tenido que tascar el freno de una tiranía impuesta por la fuerza. La
ignorancia popular, la indiferencia o el egoísmode las clases elevadas, y
la incultura ambiente, no ha permitido que en el país exista lo que se ha
dado en llamar la opinión pública. La conciencia colectiva no ha podido
crearse, debido a las causas anteriores, y por consiguiente la mayoría de
los ciudadanos no podía formarse un concepto real y verdadero de los
asuntos públicos. Añádese a esto nuestra natural tendencia a la si-
mulación colectiva, al ideologismo verbal y la abulia mental que más de
una vez nos ha invadido y enervado; tómese en cuenta otros vicios de
constitución social como el regionalismo y el caciquismo, pónganse ade-
más el problema etnológico, el aislamiento de las corrientes de la civili-
zación en que nuestra situación geográfica nos coloca, considérese las
dificultades que ofrece nuestra topografía al desarrollo del progreso y se
tendrá una idea de las causas que han. influido para que nuestra política y
nuestros partidos sean como han sido y como lo son actualmente.
los, las leyes son insuficientes para gobernarlos. Los que así hablan ol-
vidan la Historia y no recuerdan que más de una vez bajo el imperio de
tiranías que no se ciñeron nunca a las leyes, no fue la nación mejor gober-
nada ni anduvo más de prisa en el camino del progreso.
más gritara y protestara si una medida tan radical fuera puesta en prác-
tica. Se necesitaría un gobierno dotado de energía y firmeza para llevar a
cabo esta medida que acaso ocasionaría mucho alboroto que causaría
muchas desilusiones momentáneas, pero que permitiría terminar más
rápidamente uno a otro todos los ferrocarriles empezados. Por otra parte:
¿a cuál dar preferencia? Cada cual haría ver las razones por las cuales
está convencido que mejor es el suyo y no habría manera de sacar a
los^pueblos de tal convencimiento.
América y Europa.
El presupuesto de la nación era hasta 1.913 de 21 millones
de sucres; pero por causa de la disminución de las importaciones durante
la guerra europea y la discordia civil del país ha disminuido a 16
millones, siendo las entradas iguales a las salidas. La importación es de
más o menos 28 millones y la exportación alrededor de 30, siendo la
masa total del comercio de 60 millones más o menos.
CAPITULO XVIII
El problema sanitario
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novar de tiempo en tiempo para librarlos de los rigores del clima y apro-
vechar del trabajo de la población indígena para explotar las riquezas del
país. Las regiones de esta segunda categoría se encuentran según el
mismo autor, colocadas a ambos lados del Ecuador en la zona que los
marinos llaman la hoya negra por la gran cantidad de nubes que se acu-
mulan en la atmósfera y que forman como un anillo o un cinturón al-
rededor de la tierra. Pero la hoya negra no tiene la misma anchura en toda
su extensión modificándose debido a condiciones locales. Ahora bien,
estas condiciones que son por lo general debidas a los vientos reinantes, a
las corrientes marinas y a la topografía del terreno, (elevación en altura)
existen en su mayor parte para la América del Sur y la Central que están
colocadas entre el Ecuador y los trópicos. Casi todos estos países tienen
en su interior montañas y mesetas en las cuales el clima es muy benigno
y se aproxima mucho al europeo, siendo sólo insalubres las costas que
son bajas y húmedas. Por lo que hace al Ecuador, se halla en las
condiciones anteriormente enunciadas. La parte meridional de sus costas
en la porción comprendida entre las provincias de El Oro y del Guayas y
parte de la de Manabí se encuentran bañadas por las corrientes antarticas
de tal modo que refrescando la temperatura la hace soportable aun en el
interior y mucho más al acercarse a la cordillera de los Andes. Aunque la
costa tenga las enfermedades endémicas que ya hemos señalado, no tiene
una temperatura excesiva, ni el aire ni la atmósfera una humedad muy
grande: en nuestro país no se dan casos de insolación como en otros del
globo que gozan de la fama de tener mejor clima que el nuestro. La
provincia de Manabí, sobre todo, es excesivamente salubre. Por lo que
hace a la sierra o sea a la región situada entre los dos ramales de la
cordillera de los Andes, es la que mejor se presta por su clima y por sus
producciones para recibir emigrantes de raza europea: desgraciamente,
como hemos dicho, su suelo no es tan fértil como el de la costa y según el
padre Sodiro si fuera tan poblada como la Europa central, no alcanzaría
su producción para mantener a sus habitantes.
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