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PRIMER PARCIAL

DERECHO PENAL ECONOMICO

ACTIVIDAD 1

HAY VERDES QUE CUENTAN MÁS QUE EL DÓLAR

Usted es legislador José Ágora e integra la Comisión de Legislación Penal de la


Cámara de Diputados de la Nación. Tomando como base la primer actividad del
módulo 1, en la que se alude a la visita de una organización ecologista que,
luego de exponer un importante estudio realizado sobre la carencia de agua
potable en el país, presenta la propuesta de crear una figura penal que imponga
penas privativas de libertad de cumplimiento efectivo a las industrias que
contaminen ríos y espejos de agua.
Puesto en la posición de legislador Ágora diseñe los proyectos de leyes que
contengan tipos penales tuitivos del medio ambiente (con objetos de
protección a su elección, por ejemplo aguas, aire, sonoridad, radiactividad, etc.)
que reúnan los siguientes caracteres

A) Dolosos y culposos.
B) De acción, omisión y comisión por omisión.
C) De daño, de peligro concreto, de peligro abstracto y de aptitud.
D) Ley penal en blanco.

Se aclara que las normas penales que se redacten deberán reunir al menos uno
de los rasgos de cada una de las categorías anteriores (A, B, C y D)

1) Proyecto Ley
los grandes cambios que se han producido en el medio ambiente por causa del accionar
humano, el grado de deterioro del mismo, y, principalmente la escasez del agua potable a
nivel mundial, es que proponemos el dictado de las siguientes normas, que tienen como
fin último su protección y la concientización de la sociedad sobre la importancia de su
preservación.
Sostenemos con énfasis que las normas administrativas y civiles no son suficientes para
lograr dichos fines; y, es por ello, que el Estado debe utilizar su poder de coerción,
dictando normas penales que sancionen a quienes ataquen a este bien, mundialmente
reconocido como fundamental.
Expuestas las razones por las que consideramos pertinente la aprobación del presente
proyecto,

PEDIMOS:
I) Se incorporen al Código Penal de la Nación Argentina los siguientes artículos:

Art. 150: Sera reprimido con pena de prisión de 3 a 10 años el que contaminare fuentes
de agua potable.
A los fines de este artículo, se entenderá por contaminación a la introducción de agentes
biológicos, químicos o físicos a un medio al que no pertenecen.

Art. 150 BIS: La pena será de prisión de 6 a 15 años, cuando el sujeto activo del delito
fuere alguno de los contemplados por la ley 24051 como generadores y operadores de
residuos peligrosos, en violación a las normas de dicha ley.

Art. 150 TERCER: El que por imprudencia o negligencia, impericia en su arte o profesión,
por inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo, contaminare fuentes de agua
potable, será reprimido con pena de multa que ira desde los 50.000 $ hasta los 250.000$.

Art. 150 QUARTER: Serán penados con pena de multa que ira desde los 300.000 $ hasta
los 800.000$ los responsables de aquellas industrias que se asienten en las inmediaciones
de alguna fuente de agua potable y no hayan tomado las medidas ambientales pertinentes
para evitar cualquier tipo de contaminación.

ACTIVIDAD 2

El bien jurídico tutelado (Tenga en cuenta, para responder, la previsión


constitucional relativa a los nuevos derechos y garantías en los arts. 42 y 43 de
la Carta Magna.)

a) El medio ambiente ¿es un derecho subjetivo, un interés colectivo o un


interés difuso? Fundamente su respuesta caracterizando la opción que elige y
distinguiéndola de las restantes.
b) ¿Cuál ha sido la recepción constitucional y legislativa de la protección del
medio ambiente?
c) ¿A quiénes se reconoce legitimidad procesal para ejercer una acción de
amparo en defensa del medio ambiente?

Los intereses difusos son también llamados intereses colectivos, son derechos subjetivos e
intereses legítimos que corresponden a personas indeterminadas, pertenecientes a
diversos grupos sociales, que se encuentran distribuidos en amplios sectores, de manera
que no resulta fácil el establecimiento de los instrumentos adecuados para la tutela de los
propios intereses.
El medio ambiente es un derecho difuso. Los intereses difusos son aquellos que no son ya
sólo de uno o varios, sino mejor, de todos los que conviven en un medio determinado, y
cuya suerte en lo concerniente al enrarecimiento, destrucción, degradación, vaciamiento o
consumo sin reposición, angustia al conjunto en lo inmediato y en el porvenir vital de cada
uno, y de sobremanera el de las próximas generaciones.
En el caso que elegí con respecto a la contaminación de un curso de agua, el interés
difuso incumbe a todo el grupo que utiliza el líquido, pro además de ese interés
subjetivamente compartido por todos, hay un derecho a la salud propio y personal de
cada miembro del grupo, y este derecho es individual, en tanto el interés difuso en el que
cada cual tiene su parte de subjetividad es el mismo para todos.
Los intereses difusos, versan sobre cuestiones que afectan bienes esenciales de la vida, no
sólo de la individual, sino de las cuestiones que comparte una pluralidad de personas en
determinado lugar o espacio ambiental.
La característica medular de los intereses difusos, es que son supraindividuales, esto es,
aunque afectan al individuo como tal, por su trascendencia; el espectro de los derechos
lesionados abarca a un indeterminado número de personas que integran un núcleo social;
y por lo tanto, al rebasar la esfera individual, su ámbito se generaliza y extiende.
Los intereses difusos se expresan respecto de bienes jurídicos que sufren amenaza o un
daño, generalmente irreparable cuando se consuma, como la deforestación, la
depredación de una especie animal o la destrucción de un monumento histórico, pues no
pueden reponerse.

b) ¿Cuál ha sido la recepción constitucional y legislativa de la protección del


medio ambiente?
La ley 24.309 declaró la necesidad de proceder a la reforma parcial de la Constitución
nacional. Por el art. 3° se sometió a debate y resolución en la Convención Constituyente el
tema referido a la “preservación del medio ambiente” (inc. k) mediante “habilitación de un
artículo nuevo a incorporar en el Capítulo Segundo de la Primera Parte de la Constitución
nacional”. En ejercicio de dicha autorización la Convención Constituyente incorporó una
norma fundamental en esta materia. Se trata del art. 41, que establece: “Todos los
habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
Por otra parte, la Convención incorporó otras normas vinculadas con el medio ambiente.
Así, al regular la acción de amparo en el art. 43, estableció, en lo que nos interesa, que
“toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas
o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace,
con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta
Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva. Podrán
interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así
como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo
y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que
determinará los requisitos y formas de su organización”. La Convención Constituyente
incorporó también otras normas que se refieren indirectamente al medio ambiente.

c) ¿A quiénes se reconoce legitimidad procesal para ejercer una acción de


amparo en defensa del medio ambiente?
La condición de afectado y la legitimación. En lo que se refiere a la legitimación activa en
materia de acción de amparo y medio ambiente corresponde señalar que la primera parte
del art. 43 reconoce a “toda persona” la posibilidad de interponer esta acción contra todo
acto u omisión que afecte derechos y garantías reconocidos por la Constitución, un tratado
o una ley. Ahora bien, el nuevo art. 41 de la Const. reconoce expresamente el derecho a
un ambiente sano. Cabe entonces preguntarse si la acción de amparo “ambiental” le
corresponde a “toda persona” como reza el primer párrafo del art. 43. La cuestión debe
analizarse a la luz de lo dispuesto en el segundo párrafo del mismo artículo, en cuanto
establece que “podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y
en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al
consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el
defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a
la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización”. De la lectura de la
norma surgen tres sujetos legitimados: el afectado, el defensor del pueblo y las
asociaciones. Cabe interpretar ahora qué debe entenderse por “afectado”.
¿Es cualquier habitante? Esa parecería ser la conclusión si nos atuviéramos al primer
párrafo del art. 43 en cuanto confiere la acción de amparo a “toda persona”. Sin embargo,
nos parece que en lo que hace a la protección del derecho al medio ambiente y de los
“derechos de incidencia colectiva en general” el constituyente ha establecido en el
segundo párrafo de la norma una regla específica de legitimación que desplaza la fórmula
genérica del primer párrafo. Pero, ¿quién es el “afectado”? La existencia de un derecho al
ambiente en cabeza de “todos los habitantes” (art. 41) no determina por sí sola que
cualquier daño al ambiente que se produzca en cualquier lugar del territorio nacional
“afecte” a “todos los habitantes” en el sentido del segundo párrafo del art. 43.
A los efectos de comprender el verdadero alcance del instituto considerarnos oportuno
tomar un ejemplo. Supongamos que se comprueba válidamente –por, ejemplo, a través
de un estudio de impacto ambiental– que un establecimiento industrial produce
emanaciones de grave toxicidad para la salud de los vecinos del lugar en que está
instalado.
Estos podrán, naturalmente, formular las denuncias del caso ante las autoridades
correspondientes. Ahora bien, si éstas no proceden a impedir la continuación de los daños,
dichos vecinos pueden considerarse “afectados” y tendrán expedita la acción de amparo,
la que –en este caso– podrá dirigirse tanto contra la empresa causante del daño como
contra las autoridades remisas. En este mismo ejemplo, aquellas personas que no estén
directamente relacionadas con el ambiente que se considera contaminado –por ejemplo,
por vivir lo suficientemente lejos del lugar como para no ser perjudicadas por las
emanaciones tóxicas– no deberían considerarse afectadas en los términos del art. 43 de la
Const. Nacional. El problema se plantea cuando los vecinos de un establecimiento
industrial sospechan que el mismo puede ser una fuente de contaminación, pero no existe
estudio de impacto ambiental que lo demuestre. En este caso cabe preguntarse si aquéllos
tienen derecho a reclamar información sobre la realización de dicho estudio. Pareciera que
sí, en tanto para determinar el carácter de “afectado” puede resultar necesario realizar
estudios técnicos que no estén al alcance de los particulares. En el caso de que se
realicen, éstos deben incluir un resumen de la información necesaria respecto de los
efectos ambientales del proyecto en cuestión expresado en términos comprensibles para
el público.

ACTIVIDAD 3

La protección penal:
La consulta debe ser respondida recurriendo a los contenidos del módulo 1 en
los que se alude al proceso de expansión del derecho penal en las sociedades
postmodernas o sociedades de riesgo
a) ¿Cómo podría definir el proceso reciente por el cual el Derecho Penal se ha
interesado en “nuevos” bienes jurídicos mediante la creación de figuras que
castigan su vulneración? Defina causas y efectos dogmáticos del mismo.

La sociedad actual se torna cada vez más compleja debido a un marco económico
rápidamente cambiante y al extraordinario desarrollo tecnológico, sin comparación en la
historia; precisamente ese mismo desarrollo técnico, en su faz negativa, ha ocasionado
que esté cubierta de nuevas y grandes fuentes de peligro razón por la cual ha sido
denominada, desde un enfoque sociológico, como una “sociedad del riesgo” cuya
característica principal consiste en que el progreso técnico y los riesgos crecientes van de
la mano. Estos nuevos riesgos ocasionan daños globales, no delimitables espacio-
temporalmente, y son mayormente irreparables afectando masivamente a los seres
humanos, sin exclusión, en los diferentes puntos del planeta. Ejemplos de la situación
generalizada de peligro al que todos nos hallamos ex-puestos serían el agujero de la capa
de ozono, los cambios climáticos, el efecto invernadero, la abrasión y desertización, la
muerte lenta de los bosques, cuyas causas y efectos solamente pueden ser entendidos
considerándolos globalmente. Estos peligros, además de la amenaza nuclear o la
contaminación química, demuestran que el riesgo es “democrático”: afecta democrática e
igualitariamente a ricos y pobres, a diferencia del hambre que es jerárquico, la sociedad
del riesgo no es “exclusiva” de los países desarrollados, sino que también aqueja a los
países en vías de desarrollo, las distancias desaparecen, los peligros de la sociedad del
riesgo son fenómenos a escala mundial.
La noción de acudir al derecho penal para contrarrestar los nuevos riesgos ocasionados
por el hombre para evitar la lesión o puesta en peligro de intereses vitales para la
sociedad, se basa también en el entendimiento de que el desarrollo científico y
tecnológico, el afianzamiento de los medios de comunicación y la integración de los
mercados, dan origen a nuevas formas de criminalidad, más sofisticada, “ajustada”
a estos nuevos tiempos, una criminalidad que hace uso de la tecnología, conocimientos
científicos y modernas formas de organización. Así tenemos una criminalidad organizada,
una criminalidad informática, una criminalidad cometida al amparo del ejercicio del poder,
una criminalidad económica, entre otras formas de manifestación.
Lo descripto en las líneas precedentes ha dado lugar a la llamada “expansión del derecho
penal”, es decir, aquel fenómeno por el cual el derecho penal ha pasado, a intervenir en
ámbitos que anteriormente no eran objeto de regulación penal, o bien a ampliar los
supuestos típicos en aquellas esferas donde ya intervenía con anterioridad. Esta expansión
ha generado un intenso debate, sobre lo razonable e irrazonable de la misma, y por ende
sobre la legitimidad o no del moderno derecho penal.

ACTIVIDAD 4

Tipos penales en blanco:

Recuerde los requisitos que la doctrina y la jurisprudencia exigen de las normas


penales en blanco, en cuanto a la descripción de la conducta típica o
enunciación del verbo típico, así como de la remisión que la norma disponga
según la clase de que se trate.
a) Concepto. Clases. Posición jurisprudencial sobre la cuestión desde la óptica
del principio de legalidad y reserva penal.

Se habla de leyes penales en blanco para referirse a ciertos preceptos penales principales
que, excepcionalmente, no expresan completamente los elementos específicos del
supuesto de hecho de la norma secundaria, sino que remiten a otro u otros preceptos o
autoridades para que completen la determinación de aquellos elementos.
En ellas está determinada la sanción pero el precepto que se asocia a esa consecuencia (la
pena) sólo está formulado como prohibición genérica, que deberá ser definido por una ley,
por un reglamento o incluso por una orden de la autoridad. Es decir, son las que
establecen una pena para una conducta que resulta individualizada en otra ley (formal o
material).
Se distinguen tres tipos de complementos:
1. El complemento se halla contenido en la misma ley. Se trata de un problema de
técnica legislativa. Se formula en primer término la prohibición legal y después, en un
parágrafo de conjunto, se sancionan con determinadas penas las infracciones de
determinados parágrafos de la ley.
2. El complemento se halla contenido en otra ley, pero emanado de la misma
instancia legislativa. Ejemplo, el artículo 206° del Código Penal, que reprime al que
"violare las reglas establecidas por las leyes de policía sanitaria animal".
3. El complemento se halla contenido en otra ley (en sentido material) atribuido a
otra instancia o autoridad. Estas son las leyes penales en blanco en sentido estricto. Por
ejemplo, el artículo 206° del Código Penal Argentino: "Será reprimido con prisión de seis
meses a dos años, el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes,
para impedir la introducción o propagación de una epidemia".
Analizando todo esto podemos formular una cuestión: ¿quebranta el principio de legalidad
la utilización de la ley penal en blanco?, o más concretamente, quebranta el principio de
legalidad la utilización de una norma, que no es ley orgánica, como complemento de la ley
que contiene la amenaza penal? En principio, no, si dicha complementación está prevista
en la ley orgánica que da cuerpo a la conducta incriminativa básica. Esto es así porque el
principio de legalidad implica el precepto de lex certa, es decir, que la ley debe ser
exhaustiva y no debe dar lugar a duda; cuando no queda claro el valor de la conducta en
el precepto penal y además se está utilizando una ley penal en blanco, aquí sí que se está
quebrantando el principio de legalidad.
Lo que sería contrario al principio de garantía y legalidad en materia penal, sería que las
normas de rango inferior impusieran las sanciones en lugar de describir los tipos penales.
La ley penal en blanco, no es en sí inconstitucional siempre que su estructura respete la
división de poderes.

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