PI M2 C3 Bases Neurales de Las Emociones y Del Convivir Con Los Demascrs
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PI M2 C3 Bases Neurales de Las Emociones y Del Convivir Con Los Demascrs
LAS BASES NEURALES DE LAS EMOCIONES Y DEL CONVIVIR CON LOS DEMÁS
Katherine Romero
INTRODUCCIÓN
El cerebro emocional ha existido antes que el cerebro pensante e incluso ha sido la base
desde donde este último se construyó. Sin embargo, su estudio y abordaje ha sido pasado
por alto durante muchos años debido a que está compuesto de sistemas altamente
complejos aunque ancestrales y por encontrarse involucrado en la nebulosa de la dicotomía
mente-cuerpo, emoción-cognición.
Todo empezó hace siglos cuando los filósofos y psicólogos plantearon la independización y
distinción entre pensamientos y sentimientos, emociones y cogniciones. Aquí nace la
creencia de que las unas entorpecen a las otras, una brecha que sigue cobrando
consecuencias hasta ahora.
A pesar que las investigaciones anteriores estuvieron muy enfocadas en el desarrollo
cognitivo, sin considerar la estrecha relación existente entre éste y el desarrollo
socioemocional; hoy sabemos que no se puede educar ciudadanos responsables y
comprometidos enfocándose solo en la inteligencia y el desarrollo cognitivo. Es
imprescindible considerar las emociones, los sentimientos y el mundo afectivo, desde una
mirada integral del ser humano.
En la edad moderna, el estadounidense William James inicia el debate entre diferentes
posturas que van de un extremo a otro, cuando publica el artículo What is emotion? (¿Qué
es la emoción?) en 1884; provocando diversas inquietudes en el campo científico dando un
giro al enfoque de los estudios:
¿Dónde se ubican a nivel cerebral las emociones y los sentimientos?
¿Qué relación existe entre los datos emocionales del ser humano y el desarrollo de sus
capacidades intelectuales?
¿Qué procesos químicos pueden desencadenar una sonrisa o el mal humor?
¿Por qué somos seres sociables?
Texto: Las bases neurales de las emociones y del convivir con los demás // Autor: Katherine Romero
Material exclusivo de Cerebrum.
Así mismo, en los últimos 30 años se viene dando una revolución en relación a la
importancia de las emociones y el proceso de socialización del ser humano desde la primera
infancia. La investigación científica nos dice que el (vínculo desarrollo socioemocional)
empieza muy temprano, y tiene gran impacto a lo largo de la vida de una persona.
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núcleo amigdalino, hipocampo, hipotálamo y tálamo, como
el eje central de las respuestas emocionales.
En la actualidad, sin embargo, se sostiene que el cerebro emocional no sólo está
conformado por el sistema límbico sino también por estructuras corticales para lograr un
adecuado proceso emocional; entre ellas tenemos a la corteza prefrontal, la ínsula y la
corteza cingulada.
Los núcleos profundos del área subcortical y las zonas corticales se activan durante la
detección de situaciones tanto amenazantes como beneficiosas para el organismo. Además,
ambos se encuentran relacionados a la percepción, expresión y regulación de las emociones.
Así como en el proceso mismo de las interacciones sociales que establecemos día a día.
Por ello, muchas de las estructuras y circuitos nerviosos que instrumentan nuestras
interacciones son las mismas que conforman el cerebro emocional, entendiendo que se
establece una maravillosa y compleja red socioemocional.
Es importante revisar y conocer estas estructuras para comprender de manera integral el
procesamiento emocional y social del ser humano. Entre las principales se encuentran:
a) El núcleo amigdalino o amígdala
Es una estructura par, pues se encuentra en ambos hemisferios (derecho e izquierdo) y está
conformada por varios núcleos. Está ubicada en la parte anterior y medial de cada uno de
los lóbulos temporales. Tiene el tamaño y la forma de una almendra y por eso se le llama
amígdala.
Recibe información sensorial (sobre todo auditiva, visual y táctil) procedente del tálamo y
está especializada en detectar situaciones de
peligro y alerta, así como en la lectura de
expresiones emocionales de los rostros,
sobre todo los que representan una posible
amenaza. Se sabe que esta capacidad de
detectar las emociones en la expresión facial
en otro ser humano es una estrategia
evolutiva necesaria para la supervivencia y
desenvolvimiento social.
Los núcleos laterales de la amígdala reciben
información tanto del tálamo como desde
zonas corticales y dirigen la información a las
neuronas del área central, las cuales se
comunican directamente con el hipotálamo y
algunos núcleos del tronco encefálico para que se genere la reacción emocional en todo el
cuerpo a través del sistema nervioso autónomo.
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c) Hipocampo
Es una estructura par ubicada a la altura de los lóbulos temporales y cuya forma parece la
de un caballito de mar, la razón de su nombre. Se encuentra altamente relacionado con la
amígdala en el proceso de memoria emocional y se relaciona al condicionamiento
contextual de las emociones.
El hipocampo es dañado a nivel funcional e incluso estructural si es que el organismo es
sometido a un continuo y elevado nivel de estrés tóxico.
Como ya se sabe, el hipocampo y la amígdala, junto con el bulbo olfatorio, son estructuras
en las que se ha confirmado que existe neurogénesis.
d) Las cortezas premotora y motora
Se encuentran en el lóbulo frontal y participan en la planificación e iniciación de los
movimientos voluntarios. Se encuentran muy ligadas a la expresión motora del área
socioemocional y en la toma de decisiones ya que unos milisegundos antes de realizar un
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movimiento, la corteza premotora ya ha iniciado la planificación del mismo, por lo cual se
activa en la preparación para la acción. En un área de esta zona fue donde se encontraron
por primera vez neuronas espejo.
e) Corteza prefrontal
Es la zona más noble de la corteza frontal y por ello, la última en madurar y mielinizarse. Se
considera que su proceso de maduración finaliza aproximadamente en la tercera década de
vida del ser humano (Morgado, 2007).
Tiene múltiples funciones cognitivas y emocionales de nivel superior, entre las que ejerce en
el campo emocional están:
Es la zona ubicada en la cara medial del cerebro y en la parte superior que rodea al sistema
límbico. Está muy relacionada a los sentimientos, recibe e integra información interna
porque une los pensamientos, emociones y conducta para generar un área de interface
entre el input emocional y el output de la expresión motora.
También está relacionada con la generación de emociones que pueden ser evocadas desde
dentro del cerebro como el dolor, los recuerdos y las ensoñaciones durante el sueño REM.
Se activa sobre todo cuando una persona
emite juicios emocionales.
En el campo social, dirige la atención y
coordina los pensamientos y emociones y, la
respuesta del cuerpo a los sentimientos
percibidos. Algunos estudios han evidenciado
una mayor activación de esta zona en personas
que tienen una fuerte conciencia interpersonal,
eso significa que saben cómo perciben las otras
personas una situación social.
g) Ínsula
Es un repliegue de la corteza cerebral lateral,
como una isla interior del lóbulo temporal. Se
le considera un centro de conexión e interoperabilidad entre el sistema límbico y la corteza
cerebral.
La parte anterior está conectada a los centros olfativos y
gustativos y recibe información de neuronas que responde
a la visión de los rostros. Asimismo, la parte posterior está
conectada a zonas corticales auditivas, somatosensoriales y
premotoras. Por ello su importante rol a nivel de la
respuesta visceromotora como parte de la comprensión
socioemocional, también se encuentra ligada a la empatía.
Está siendo muy estudiada por su relación con la
percepción del asco, ya que se ha encontrado que su lesión provoca alteración de esta
sensación.
Esta estructura tiene un alto nivel de activación cuando estamos siendo parte de una
interacción social o somos testigos de la misma.
Todas estas áreas y estructuras componen los diversos mecanismos cerebrales que se activan
en los circuitos corticales y subcorticales del cerebro emocional y social
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Circuitos neurales de la respuesta socioemocional
Los dos principales circuitos de respuesta emocional son (Le Doux 1999):
a) Circuito sub cortical
b) Circuito cortical
Los diversos estudios demuestran que las vías neurales que van del tálamo a la amígdala son
más densas de las que van de la corteza a la amígdala. Además, también existe mayor
densidad de vías radiales que van de la amígdala a la corteza prefrontal que las que
retornan de ésta a la amígdala. Esto podría explicar por qué muchas veces es difícil el
control consciente de las emociones.
Entonces, teniendo en cuenta que los circuitos cerebrales son de doble vía (van y vienen),
los que se encuentran relacionados al proceso emocional estarían representados de esta
manera:
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2. DESARROLLO EMOCIONAL
“Las emociones están representadas en el teatro del cuerpo y los sentimientos en el teatro
de la mente”
Antonio Damasio
2.1. Definición de emociones y sentimientos
Los científicos siguen discutiendo sobre la naturaleza de las emociones y sentimientos, ya
que existen múltiples teorías y definiciones sobre ellos. Sin embargo, los diferentes estudios
sobre el cerebro emocional brindan valiosas luces y nuevas perspectivas para conocer,
entender y conceptualizar las emociones y los sentimientos.
La palabra emoción proviene del verbo latino “motere” que significa moverse, e indica una
propensión a actuar.
Las emociones se pueden considerar como estados afectivos, reacciones subjetivas al
ambiente, acompañadas de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato,
influidas por la experiencia y que tienen función adaptativa.
Suelen ir acompañadas de expresiones faciales, tono de voz, lenguaje corporal y respuestas
motoras particulares a cada emoción. Surgen como reacción a una situación externa
concreta, aunque puede provocarla también una información interna del propio individuo
(pensamientos, imágenes, recuerdos).
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A partir del conocimiento de que las emociones se basan en los mecanismos cerebrales de
las sensaciones interoceptivas del propio cuerpo para generar los sentimientos, se entiende
cómo se pueden activar de manera consciente los sentimientos a partir del estado físico de
nuestro propio cuerpo. Por ejemplo, un rostro y un cuerpo rígido con un alto nivel de
contracción muscular podrá desatar sentimientos de enojo o ansiedad en una persona, o al
contrario, un rostro y cuerpo distendido y músculos relajados crearán un estado de
bienestar que podrán ser entendidos como alegría o placer. Esto también puede provocarse
al imaginar o recordar situaciones emocionales, lo cual produce que se tengan las mismas
sensaciones fisiológicas y sentimientos relacionados a la situación en sí.
a) Emociones primarias o básicas Son aquellas que no necesitan conectarse con la conciencia.
Están presentes en animales y humanos por igual y pueden actuar sin la menor forma de
participación cognitiva y consciente. Son conductas
inconscientes e instintivas, entre las que tenemos:
Así tenemos las siguientes reacciones propias de algunas
emociones (Goleman, 1999):
Miedo: la sangre va a los músculos esqueléticos
grandes y el rostro se queda pálido. Se genera
una alerta general que lleva a la inmovilidad o al
escape. Aceleración cardíaca, sensación de frío en
manos y pies. Aumenta presión sanguínea. La
atención se centra y fija en la amenaza que
puede ser real o imaginaria.
Alegría: respuesta parasimpática que produce un estado
“Resulta difícil
general de calma y satisfacción. Se relaciona íntimamente
imaginar las
al placer. Facilita la cooperación y acción productiva.
emociones sin sus
Tristeza: se ralentiza el metabolismo del cuerpo y se manifestaciones
genera una caída de energía. Aislamiento introspectivo. físicas”
Ira: la sangre fluye a las manos. El ritmo cardíaco se eleva
y se produce un torrente de energía que permitiría una William James
acción vigorosa o violenta.
Asco: el labio superior torcido a un costado mientras que la nariz se frunce ligeramente
buscando bloquear las fosas nasales para evitar un olor nocivo o escupir el alimento
perjudicial.
Sorpresa: se elevan las cejas para permitir un mayor alcance visual y que llegue más luz
a la retina para obtener mayor conocimiento y poder evaluar el estímulo inesperado.
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Las expresiones faciales de estas emociones primarias son universales y comunes en muchas
culturas. Este último postulado lo observó y describió Darwin, y luego fue muy estudiado
por Paul Ekman.
Con sus experimentos sobre los sentimientos ha demostrado
que si alguien sigue las instrucciones de un investigador y
coloca los músculos de su rostro de determinada manera (sin
que el participante pueda ver su rostro) y al hacerlo expresa
una determinada emoción, llega a sentir los sentimientos
relacionados a esa emoción. Estos sentimientos pueden
llegar a ser sentidos en su propio cuerpo por un observador
externo. Esto está relacionado con el “contagio emocional”,
que se verá más adelante.
Son aquellas que están conectadas con la conciencia y también se conocen como emociones
aprendidas o sociales. La mayoría están presentes solo en el ser humano y se aprenden con
la experiencia. Actúan con participación cognitiva y con el procesamiento previo de la
conciencia. También han evolucionado por su valor adaptativo, y resultan de un trabajo en
conjunto de estructuras cerebrales corticales y subcorticales con un alto componente de
aprendizaje social y cultural”.
Entre ellas están:
Celos
Vergüenza
Culpa
Orgullo, entre otros
Al momento de nacer, el cerebro humano es inmaduro en las áreas corticales, pero las
subcorticales ya se encuentran en plena actividad. Por ello, el cerebro del infante está
claramente marcado por un dominio de emociones básicas: la corteza inmadura aún no
puede controlar a la poderosa amígdala.
A lo largo de los años, se desarrolla la madurez cortical, que se ve influenciada tanto por la
práctica como por la educación emocional. Los niños a quienes se les enseña a expresar y
conocer sus emociones, probablemente se vuelvan emocionalmente más estables que
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aquellos a quienes se les permite soltar sus impulsos emocionales sin ninguna regulación.
Bajo ese panorama, los niños que a menudo no activan y ejercitan los centros de regulación
emocional de sus cerebros, probablemente sean adultos con poco control de sí mismos.
Los niños tienen muchos más arranques emocionales que los adultos por la debilidad y
distribución difusa de las señales corticales. No controlan bien sus emociones porque los
axones que llevan señales de la corteza al sistema límbico
todavía tienen que madurar, así como los circuitos del lóbulo
prefrontal, donde se procesan racionalmente las emociones,
que terminarán su maduración en la edad adulta. Las
conexiones existentes entre el sistema límbico y la corteza
prefrontal ofrecen una base material de las relaciones entre las
esferas emocional y cognitiva (Changeux y Dehaene, 1989).
En lo que respecta al desarrollo evolutivo de las emociones,
entre los 6 y 12 meses, los bebés empiezan a tomar un papel
activo en la expresión emocional. En este mismo periodo se produce un desarrollo notable
del cerebro, específicamente el inicio de la maduración de los lóbulos frontales y la
elaboración de las interconexiones corticolímbicas. Numerosos teóricos han puesto de
relieve la conexión de doble sentido entre la maduración cerebral y el desarrollo
socioemocional. Los cambios estructurales del cerebro no solo subyacen a los avances
cualitativos en el desarrollo socioemocional, sino que los cambios mismos en los circuitos
cerebrales dependen del contexto socioafectivo.
Hacia el final del primer año, la emoción tiene evidentemente una influencia que guía la
conducta. Los sentimientos pasan a formar parte de la evaluación constante que hace el
bebé del suceso en contexto: hay una conciencia del afecto mismo.
El periodo entre los 12 y 18 meses, etapa de alto nivel de exploración, la madre (o figura de
apego) juega un rol principal como base segura para explorar el entorno y el afecto
empieza a predominar. En esta etapa, los niños están aprendiendo a tener control sobre la
expresión de sus emociones. Durante el primer año, desarrollan gradualmente la capacidad
de inhibir o minimizar la intensidad y duración de sus reacciones emocionales.
De los 18 a 24 meses, el surgimiento del concepto del “yo” caracteriza al niño en cuanto a
la aparición de los sentimientos. Respecto a las emociones complejas, la empatía, celos,
turbación o preocupación, son las que empiezan a aflorar. Asimismo, empiezan a utilizar el
lenguaje para definir sus estados emocionales.
Un aspecto que está siendo investigado es que a partir de los 2 años, los infantes pueden
“leer” las emociones en otras personas. Este proceso se llama referencia social, y ayuda a los
niños a determinar la forma de actuar en una situación particular, como cuando se
enfrentan a un extraño. A esta edad, los niños tienden a “consultar” a su madre antes de
actuar, la observan para ver si ella está molesta, alegre, etc.
El cambio principal en cuanto al desarrollo emocional a esta edad es que comienzan a
presentar habilidad para expresar y hablar de sus propias emociones a los demás, y al
mismo tiempo empiezan a entenderlas.
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A partir de esta edad cobra gran fuerza educativa la satisfacción ante el elogio o ante las
muestras de aprobación de aquellos a quien aprecia. Es así como aparecen el orgullo, la
vergüenza y la culpa.
Entre los 2 y 4 años, aumenta el vocabulario; el número de términos o palabras es cada vez
mayor y los ayuda a describir sus emociones de mejor manera. Asimismo, nombra de
manera correcta emociones simples de sí mismo y de los demás, y habla acerca de
emociones pasadas, presentes y futuras.
Entre los 4 y 5 años, los niños utilizan un léxico emocional “Los seremos
mediante términos como tristeza, miedo, enfado. Son humanos somos
capaces de expresar
capaces de comunicar experiencias y expresar sentimientos.
estas emociones
Por lo tanto, desarrollarán la conciencia de sus emociones.
desde que somos
A los 6 años, los niños empiezan a advertir que la bebés”.
manifestación de sus emociones es comprendida por los
demás, que permite el inicio de la regulación emocional.
A los 7 y 8 años, los niños adquieren conciencia de que la
emoción no perdura, sino que con el tiempo tiende a
disminuir su intensidad y que pueden modularla, pero aún les cuenta hacerlo.
Así como varias habilidades cognitivas se van desarrollando en la primera infancia, las
emociones y sus expresiones también pasan por un desarrollo evolutivo y por ello, los
cambios de comportamiento se van dando en función a esta evolución.
Además, es muy importante entender que el manejo de emociones de forma apropiada se
puede y debe desarrollar desde los primeros días de vida, ya que las emociones se expresan
desde el nacimiento.
Así, será necesario trabajar la educación emocional en la madre gestante como principio
clave de un real desarrollo emocional en un ser humano.
La seguridad del afecto de los padres es lo que permite al niño apartarse y dominar sus
emociones (sobre todo el miedo) para explorar a lo largo de toda su infancia.
Dado que los sistemas y mecanismos cerebrales que permiten formar y mantener relaciones
afectivas y emocionales se desarrollan durante la primera infancia e influirán
significativamente en el moldeado de estas habilidades a lo largo de la vida, debe ponerse
atención en las experiencias vividas durante estos vulnerables años del desarrollo evolutivo
de toda persona.
2.4 Las emociones y su rol en el aprendizaje “La disposición
Como hemos visto, las emociones están ligadas a un emocional del alumno
componente innato y vienen programadas en el genoma de determina su habilidad
todo organismo, lo cual permite que varias estén activas al de aprender”.
Platón (427 -
347 a. C.)
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nacer. Sin embargo, el entorno y las experiencias vividas
inciden sobre ellas, por lo que el proceso de aprendizaje y las
emociones están íntimamente ligados.
Las emociones también influyen significativamente en la memoria, la motivación, en la
toma de decisiones, las formas de pensamiento, en los sistemas del cuerpo y en el
movimiento.
El aprendizaje emocional, como cualquier otro tipo de aprendizaje, es posible porque el
cerebro posee neuroplasticidad, por lo cual es capaz de cambiar su organización interna y
su funcionamiento para almacenar información y reproducirla posteriormente (Morgado,
2010). Este aprendizaje se produce por la asociación de un estímulo con una respuesta
afectiva.
Las emociones también están muy ligadas a la memoria implícita donde se mantienen
recuerdos no declarativos sobre situaciones o personas amenazantes o peligrosas. Estos
recuerdos se crean a través del condicionamiento y se le conoce como memoria emocional.
De acuerdo a algunos autores, el recuerdo implícito de situaciones emocionales es más
intenso que el explícito de las situaciones no emocionales (Le Doux, 1999).
Tanto el aprendizaje como la memoria emocional están sustentados por estructuras del
circuito subcortical, en especial la amígdala. Esto se sustentó con múltiples investigaciones
realizadas con ratas y ratones, en donde se les condicionaba una respuesta de miedo.
En una de ellas, a las ratas se les hacía oír un sonido agudo (estímulo neutro) y se les
aplicaba luego una descarga eléctrica (estímulo incondicionado) que hacía que la rata se
quede inmóvil (respuesta incondicionada). Luego de varias repeticiones (en algunos casos
puede ser con solo una), la presentación del sonido (estímulo condicionado) hacía que la
rata se quede inmóvil (respuesta condicionada). El condicionamiento es uno de los
aprendizajes más simples y comunes y que ha servido mucho para las investigaciones y
estudios.
Sin embargo, si antes de realizar el condicionamiento, se le extirpaba la amígdala a una de
las ratas, no era capaz de asociar el sonido con la descarga, por lo que no se producía el
aprendizaje. Si la extirpación se realizaba luego del condicionamiento, se observaba que el
animal tampoco mostraba la reacción de miedo (inmovilizarse) ante el sonido, como si
hubiese olvidado la relación con la descarga (Le Doux, 1999).
Esto llevó a concluir que la amígdala está involucrada tanto en la adquisición y
almacenamiento como en la expresión del miedo condicionado (Morgado, 2010).
Otras estructuras importantes relacionadas al aprendizaje emocional son el hipocampo
(aprendizaje relacional) y los núcleos estriados (condicionamiento instrumental). En estos
diversos aprendizajes intervienen neurotransmisores como la adrenalina, el cortisol y en
especial la dopamina, la cual actúa al potenciar estados de placer y generar una sensación
de bienestar que redundará en la adquisición de los nuevos aprendizajes. Es necesario para
ello incentivar actividades grupales, de movimiento y compartir que permita intercambiar
ideas, reír y trabajar en equipo.
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También está comprobando que cierto nivel de adrenalina y cortisol son adecuados para la
fijación de información y la consolidación a largo plazo. Por ello, es importante plantear
tareas estimulantes y retadoras para activar su liberación. Así, tenemos que actividades
como los debates, búsquedas de propuestas y planes alternativos, respuestas y estrategias
divergentes y experimentación, los activan. Cuando la adrenalina y el cortisol son muy
elevados y permanentes, sin embargo, estos generan daños en los sistemas de memoria e
interfieren en el aprendizaje (Le Doux, 1999).
La Neurociencia Social una rama de las neurociencias que se avoca a desentrañar lo que
ocurre en los cerebros que se encuentran en interacción tanto con otros seres humanos
como con su entorno.
Existen múltiples características del cerebro social que están en constante estudio e
investigación, entre las principales tenemos:
¿Cómo es posible que reconozcamos los estados emocionales de los demás? ¿es un hecho
automático o consciente? ¿desde qué edad está activa la capacidad de imitar?
La simulación o imitación en muchas oportunidades no es voluntaria, es inconsciente, de
dominio del circuito subcortical y se inicia sin participación cortical. En estos casos se le
denomina mimetismo.
Desde hace un tiempo que se sabe que la capacidad de imitar es innata y que es vital en los
inicios de la interacción social del ser humano (Goleman, 2006).
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Existen muchos estudios que se enfocan en esta capacidad y actualmente se sabe mucho de
ella.
Por ejemplo, algunas investigaciones han demostrado que los bebés, desde los primeros
cuarenta y dos minutos hasta las setenta y dos horas, son capaces de imitar algunas
expresiones faciales con precisión ya que su cerebro cuenta con circuitos específicos para
identificar caras y movimientos faciales que están activos desde el nacimiento y que actúan
de manera automática como una estrategia clave de sobrevivencia.
Sin embargo, será recién a partir de los seis meses de edad que podrá reconocer
conscientemente las emociones manifestadas en las expresiones faciales de los demás
(Cavieres, 2007)
La imitación involuntaria o mimetismo, permite que se imiten los gestos, posturas, tonos de
voz, entonaciones, maneras de hablar e incluso las mismas palabras de manera
inconsciente, sin que uno se percate de que lo está haciendo e incluso que lo está
percibiendo (funciona a nivel subcortical). Mucha de la información socioemocional que se
da cara a cara es un proceso inconsciente.
Por su parte, la voluntaria nos permite repetir conscientemente los movimientos del
cuerpo, rostro, tono de voz de la otra persona, con total intención como cuando se siguen
los pasos al aprender a bailar, cantar o tocar un instrumento.
Los circuitos cerebrales que permiten que se genere el contagio emocional también
alimentan a la empatía como una característica de nivel superior.
Por ejemplo, Gazzaniga (2010) en una investigación sobre el asco, concluyó que “la
comprensión de las expresiones faciales de repugnancia en otra persona supone la
activación de la misma parte del cerebro que se activa normalmente cuando se
experimenta la respuesta visceral y cuando se siente esa misma emoción”.
Empatía
El ser humano posee la capacidad de detectar la información emocional del otro, ser
consciente de la misma y preocuparse para actuar, lo que constituiría un alto grado de
compartir emocional al que se le denomina, empatía. Es tan intenso este mecanismo que la
palabra empatía proviene del vocablo alemán Einfühlung que significa “sentir dentro”.
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vías neurológicas que los de la otra persona. Esto significaría que el cerebro actúa
similarmente cuando percibimos una emoción que cuando la observamos en otro.
A pesar de que todas las personas o al menos la mayoría (porque los psicópatas presentan
una severa alteración o nulidad en la misma) poseen empatía, se sabe que el nivel de ésta
fluctúa entre una persona y otra dependiendo la expresión de múltiples factores como la
educación recibida, las experiencias, el aprendizaje, los factores biológicos (como la
conformación del cerebro y la acción de diversos neurotransmisores) y posiblemente
también los genéticos (aunque esto último aún no está definido) (Moya, 2011)
Los experimentos sobre el dolor y asco, han permitido explicar que hay una relación entre
la conexión fisiológica y la exactitud de la evaluación realizada. Por esto mismo, en los
casos donde una persona por diferentes razones no puede leer o sentir una emoción,
tampoco podrá manifestar empatía hacia la otra persona respecto a dicha emoción. A esto
se le conoce como déficits paralelos (Gazzaniga, 2010).
Si bien es cierto que se conoce que los niños presentan un cierto grado de altruismo, como
pre requisito para la empatía, ésta parece mejorar desde la adolescencia hasta la adultez ya
que requiere de una posesión de una capacidad de mentalizar (teoría de la mente), poseer
autoconciencia y conciencia del otro.
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De acuerdo
al propio
Gazzaniga,
“La observación de la emoción en otra persona la primera
puede generar activación en las mismas áreas y prueba
circuitos neurales que cuando se experimenta
concreta
directamente la emoción”.
del vínculo
neural
entre
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observación e imitación de una acción fue el descubrimiento de las “neuronas espejo”
(Gazzaniga, 2010)
Pero lo que estaban por descubrir los dejó perplejos. En un momento de descanso, uno de
los investigadores ingresó al ambiente de laboratorio con un cono de helado, y grande
sería la sorpresa de todos al escuchar que la máquina registraba la activación neural de una
neurona motosensora cuando el mono observó a este investigador llevarse el cono a la
boca.
Inmediatamente, repitieron el proceso y así fue descubrieron que una serie de neuronas
presentes en el área F5 del área premotora se activaban puntualmente frente a
determinados movimientos, tanto cuando lo realizaba el propio mono como cuando
observaba a otro mono hacerlo o a algún experimentador por eso las denominaron
“neuronas espejo”.
En otras investigaciones se observó que también estaban presentes este tipo de neuronas en
la corteza parietal inferior.
Los sistemas de neuronas espejo en los humanos está involucrada en la copia inmediata y
en comprender la intención del movimiento y esto permite predecir una probable
correspondiente acción futura no observada. También participan en el aprendizaje por
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Las neuronas espejo también pueden ser activadas cuando no hay objetivo concreto alguno.
Por ejemplo se activan cuando alguien hace una acción, ve a otro hacer una acción, repasa
mentalmente la acción, dice que la vas a hacer o imagina que la hace.
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Links de información:
Videos
“No éramos únicos, ahora lo somos”
http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-eramos-unicos-ahora-
somos/1050233/
El cerebro social
http://www.youtube.com/watch?v=EXqeIOZXsi8 (parte 1)
http://www.youtube.com/watch?v=2V5NtezNfCg (parte 2)
Las neuronas espejo, entrevista de Eduardo Punset a Marco Iacoboni
http://www.youtube.com/watch?v=NORRb11M05k
Somos seres supersociales por naturaleza
http://www.youtube.com/watch?v=l4Mpcn5gzwc
Lecturas
C E R E B R U M – A S E D H | 23
http://emotion.caltech.edu/papers/adolphs2003cognitive.pdf
http://www.uam.es/personal_pdi/psicologia/cgil/eto%20y%20neuro/Tirapu-
Ustarroz_2007.pdf
Texto: Las bases neurales de las emociones y del convivir con los demás // Autor: Katherine Romero
Material exclusivo de Cerebrum.