Neurociencias

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Neurociencias

Biologia molecular, neurofisiología, anatomía, embriología, biología celular, farmacología y psicología.


Énfasis en las relaciones entre genes, cerebro, cultura y conducta.
La mente es un conjunto de funciones llevadas a cabo por el cerebro. La combinación de los genes y productos son
determinantes del patrón de interconexiones entre las neuronas y los detalles del funcionamiento, ejerce influencia
sobre el comportamiento. Las combinaciones de genes determinan el comportamiento del sujeto, estas combinaciones
pueden ejercer reacciones en el cerebro mediante una retroalimentación que modifique la expresión de los genes.
Los tratamientos cognitivo-conductuales basados en los principios de aprendizaje modifican las conexiones neuronales
de modo semejante a los psicofármacos.
Su principal tarea es aportar explicaciones de la conducta en términos de actividades del encéfalo.
Objetivos:
Describir: La organización y funcionamiento del sistema nervioso, enfatizado en el cerebro.
Determinar: La construcción del cerebro durante el desarrollo.
Encontrar: Formas de prevención y cura de enfermedades neurológicas y psiquiátricas.

Importancia de la neurociencia en la comprensión de la conducta


“La Neurociencia no sólo no debe ser considerada como una disciplina sino que es el conjunto de ciencias cuyo sujeto de
investigación es el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta
y el aprendizaje” (Salas, 2003, p. 156). “El cometido de la neurociencia es comprender los procesos mentales merced a
los cuales percibimos, actuamos, aprendemos y recordamos” (Kandel et al. 2001, p. 3). Con esto podemos notar cómo la
neurociencia se convierte en un área de interés para todo aquello relacionado con la conducta y la cognición, pudiendo
considerarse como una base útil para comprender disciplinas tan diversas como la economía, la antropología, la
sociología, la educación y la psicología. La neurociencia se sustenta en conocimientos empíricos obtenidos desde la
biología del sistema nervioso, de sus estructuras y funciones que permiten generar bases explicativas para muchos
procesos complejos. “El encéfalo es una red de más de 100.000 millones de células nerviosas delimitadas, que se
interconectan en sistemas que producen nuestras percepciones del mundo externo, centran nuestra atención y
controlan la maquinaria de acción. Por tanto, nuestro primer paso en el conocimiento de la mente es entender cómo las
neuronas llegan a organizarse en vías de comunicación, y cómo células nerviosas individuales del encéfalo se comunican
mediante la transmisión sináptica” (Kandel et al. 1997, p.3). Para algunos autores se hace fundamental la unión de la
ciencia de la mente y la ciencia del encéfalo. De esta forma podría darse una base científica y contrastable a un
sinnúmero de procesos psíquicos. “El dogma central de dicha unificación es que lo que acostumbramos llamar mente
consiste en una serie de funciones realizadas por el encéfalo. La acción del encéfalo subyace a toda conducta, no sólo a
las conductas motoras relativamente sencillas, tales como andar y comer, sino a todos los actos cognitivos complejos
que asociamos con la conducta específicamente humana, tales como pensar, hablar y crear obras de arte. Conforme a
este punto de vista, los trastornos del comportamiento que caracterizan a la enfermedad mental son alteraciones de la
función cerebral” (Kandel et al., 1997. p. 5). Es importante resaltar que la neurociencia abarca un gran número de áreas
de investigación. De esta forma es posible constituir los fenómenos cognitivos a partir de información proveniente de
diversas líneas de investigación biológica, que pueden enfocarse en los diversos grados de complejidad que posee el
sistema nervioso, partiendo desde un nivel micro, relacionado con la genética y biología molecular, hasta un nivel
macro, relacionado con biología sistémica y conducta. “La neurociencia, la ciencia del encéfalo (Kandel et al. 2001) es
una sabia amalgama de conocimiento relacionado con el estudio del vínculo entre el cerebro y la conducta. Según
Kandel, la tarea de esta ciencia interdisciplinar consiste en «aportar explicaciones de la conducta en términos de
actividades del encéfalo, explicar cómo actúan millones de células nerviosas individuales en el encéfalo para producir la
conducta y cómo, a su vez, estas células están influidas por el medio ambiente, incluyendo la conducta de otros
individuos». “El término neurociencias hace referencia a campos científicos y áreas de conocimiento diversas, que, bajo
distintas perspectivas de enfoque, abordan los niveles de conocimiento vigentes sobre el sistema nervioso. Es, por tanto,
una denominación amplia y general, toda vez que su objeto es extraordinariamente complejo en su estructura,
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funciones Psiquiatría universitaria | 451 Fernando Maureira e interpretaciones científicas de ambas. Se hace
Neurociencia, pues, desde perspectivas totalmente básicas, como la propia de la Biología Molecular, y también desde los
niveles propios de las Ciencias Sociales. De ahí que este constructo involucre ciencias tales como: la neuroanatomía, la
fisiología, la biología molecular, la química, la neuroinmunología, la genética, las imágenes neuronales, la
neuropsicología, las ciencias computacionales. El funcionamiento del cerebro es un fenómeno múltiple, que puede ser
descrito a nivel molecular, celular, organizacional del cerebro, psicológico y/o social. La Neurociencia representa la suma
de esos enfoques” (Beiras, 1998, citado en Salas, 2003, p. 156). Sobre la neurociencia, “sus aportes y herramientas son
hoy ineludibles para el conocimiento y la comprensión de los procesos cognitivos involucrados en ellas. La Neurociencia
actual es Neurociencia Cognitiva: fusión de Neuroanatomía, Neurofisiología, Biología del Desarrollo, Biología Celular y
Molecular y Psicología Cognitiva. Partimos de esta regla áurea: Toda actividad humana puede, y debe, ser abordada
desde diferentes niveles de análisis: biomolecular, celular, de sistemas, conductual y cognitivo, además del filosófico,
epistemológico, metafísico, humanístico y artístico, entre otros” (Patoriza, 2006, p. 227). Una concepción de procesos
mentales está íntimamente relacionada con funciones cerebrales que puedan dar cuenta de dichas dinámicas. Dentro de
esto la neurociencia aparece como la disciplina que se encarga de la explicación de los fenómenos neurales que
subyacen a la conducta. Los avances alcanzados en los últimos 50 años por esta área de estudio han permitido un
avance significativo en la comprensión de procesos como la atención, la motivación, las emociones, la memoria, el
lenguaje, el aprendizaje y la conciencia. Los logros alcanzados tienen que ver tanto con las bases que sustentan los
procesos biológicos como las alteraciones que se producen cuando algo en estos circuitos falla; de esta forma es posible
explicar conductas consideradas como alteraciones y entregar la base orgánica que sustentan la anormalidad psíquica.

Hacia una integración neurociencia-psicología


La psicología y la neurociencia mostraron un intento de relación dando origen a las “neurociencias cognitivas” (Posner y
DiGirolamo, 2000). Aquí el cerebro se vuelve el centro de estudio de la psicología, logrando lentamente la superación del
dualismo mente-cerebro. Sin embargo, este trabajo en conjunto no logró los resultados esperados, que para muchos
autores (Bunge, 1987; Sternberg y Grigorenko, 2001; etc.) se debió a una crisis de la psicología, que no posee marco
teórico, incluso que se encuentra en una etapa pre-científica. Para Campitelli (2005) la carencia de un vocabulario
científico adecuado que haga referencia a procesos materiales y un disminuido conjunto de términos que expliquen los
procesos psicológicos, son las necesidades más urgentes para crear un marco teórico para la psicología. La creación de
este marco de referencia debe hacerse en base a la neurociencia cognitiva, que puede entregar los términos científicos y
las explicaciones materialistas de los fenómenos cognitivos que fundamentan la conducta humana. El primer paso
importante que debe adoptar la psicología es aceptar que todo proceso cognitivo es un proceso material, que se da
como un conjunto de funciones sostenidas por estructuras neuronales que permiten el desarrollo de dicho proceso. Es
fundamental conocer la estructura neuronal y las funciones que emergen de las redes que forman, ya que es la única
forma de poder entender los procesos psicológicos. El sistema nervioso es un sistema sensomotor que correlaciona
actividades que denominamos como sensitivas con actividades que como observadores designamos como motrices
(Maturana y Varela, 1984). Por lo tanto, todo comportamiento será siempre el resultado de esa actividad sensomotora,
toda conducta puede ser entendida en relación a actividades neurales. El lenguaje científico que debe adoptar la
psicología debe ser la terminología de la neurociencia cognitiva con la cual define y designa los procesos que dan origen
a las conductas. Dicho lenguaje es de tipo materialista y empírico, y si bien existen procesos aún en estudio, ha sido
capaz de explicar un gran número de fenómenos, entregando las bases que permiten el tratamiento de malestares
asociados con disfunciones mentales. Para Morgado (2009) la psicología ha resurgido gracias a su actual carácter
interdisciplinar, aunando los biológico y lo social. “Ello es posible porque a partir del trabajo decimonónico de los
grandes pioneros de la psicología y la neurociencia, como Iván Pavlov y Santiago Ramón y Cajal, en el último y pasado
siglo se ha producido un considerable desarrollo tecnológico, metodológico y conceptual que nos permite indagar
científicamente en las profundidades del cerebro y la mente guiados por ideas consistentes sobre nuestra propia esencia
y sus fundamentos” (Morgado, 2009, p. 144). La neurociencia cognitiva entrega el conocimiento de las regiones
cerebrales que funcionan en el desarrollo de una actividad cognitiva, gracias a sus avances en neuroimagen, de manera
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tal que puede relacionarse claramente estados mentales con funciones cerebrales. En la actualidad se hace patente la
necesidad de una base científica para la psicología, dando un marco teórico integrador, en palabras de Campitelli (2005):
“El marco teórico consta de una postura ontológica y una definición de psicología científica, propone una metodología
sistémica y delinea un modelo base de sistemas conscientes” (p. 3). Para originar tal marco teórico es necesario
comenzar por estructurar conceptos claros y que permitan explicar los diversos fenómenos psíquicos de los cuales se
encarga la psicología. “En concreto, lo que no estaría justificado, bajo ningún concepto, sería ignorar o prescindir de los
datos de las Neurociencias Cognitivas…” (Ruiz J, 1999, p. 14). Resulta importante hacer notar que “la neurociencia
cognitiva es la ciencia que busca entender cómo la función cerebral da lugar a las actividades mentales, tales como la
percepción, la memoria, el lenguaje e incluso la conciencia (Albright, Kandel y Posner, 2000; Gazzaniga, 2000)” (Sierra
Fitzgerald y Munévar, 2007, p. 144). De ahí el importante puente que debe tenderse entre la neurociencia cognitiva y la
psicología. Los avances logrados por la primera dan cuenta de que puede y debe convertirse en la ciencia que avale la
práctica psicológica. “Bien es sabido que en los últimos años un fuerte movimiento se ha desarrollado hacia el estudio
de los aspectos neurobiológicos que subyacen a los procesos psicoterapéuticos (Beauregard, 2008; DeRubeis, Siegle, &
Hollon, 2008; Linden, 2008)” (Palma y Cosmelli, 2008, p. 15). Para Sierra Fitzgerald y Munévar (2007) la neuroimagen
posee una aplicación clínica muy importante, que ha sabido utilizar la neurología y la psiquiatría. Ellos relacionan
patologías y disfunciones con imágenes o funciones electrofisiológicas. Todo esto muestra la importancia de la
neurociencia cognitiva en la base de la práctica clínica y de la formación de los psicólogos. Hace algunos años que
diversas universidades en el mundo han orientado la carrera de psicología como un lineamiento científico en el ámbito
de la biología, entendiendo que la neurociencia debe convertirse en la base teórica-empírica que puede darle el impulso
conceptual que la psicología necesita. “Hace ya años que las universidades españolas han incluido en sus programas de
formación de psicólogos asignaturas de anatomía y fisiología del sistema nervioso, de psicología fisiológica, de
psicofarmacología y psicoendocrinología, de psicogenética y neuropsicología e incluso de biología evolutiva” (Morgado,
2009, p. 144).

CONCLUSIONES

La psicología carece de un marco teórico adecuado que entregue los fundamentos de su accionar, y de igual forma
adolece del lenguaje necesario para explicar los fenómenos mentales, ya que su conocimiento proviene de la tradición
filosófica. Esto ha llevado a catalogar a la psicología como una pre-ciencia. Sin embargo, la neurociencia cognitiva puede
convertirse en la base científica que dé sustento al hacer de la psicología. La neurociencia ha mostrado avances
importantes en la comprensión de los fenómenos mentales, entendiendo éstos como actividades neurales; de esta
forma puede entregar el lenguaje científico y conceptualizaciones sobre las patologías mentales, de las cuales la
psicología adolece. La unión de la neurociencia y la psicología puede representar un avance importante y significativo en
la forma cómo se enfrenta el problema de la patología mental, y en palabras de Canguilhem, la neurociencia, y más
específicamente la neurociencia cognitiva, puede constituirse como la ciencia base que le dé solvencia al hacer de la
psicología.

Neurociencia cognitiva
La neurociencia cognitiva se ha constituido como un campo científico reciente germinado a partir de la aproximación de
dos disciplinas que inicialmente habían llevado itinerarios muy alejados: la psicología cognitiva, que estudia las funciones
mentales superiores, y la neurociencia, que estudia el sistema nervioso que las sustenta. A pesar de que cada una de
estas disciplinas ha contado con tradiciones separadas y con una historia previa singular, en los últimos años se ha
realizado un gran esfuerzo por posibilitar la convergencia de ambas. La perspectiva y la orientación implementadas en la
neurociencia cognitiva no son únicamente el resultado de la adición de ambas disciplinas, sino que van más allá. En los
últimos años, los avances tecnológicos han posibilitado contar con diferentes técnicas –como la neuroimagen y las
técnicas de estimulación cerebral no invasiva, entre otras– que han permitido profundizar en la comprensión de las
funciones mentales y en su vinculación con los sistemas neurales subyacentes. La relación entre cerebro y mente es una
de las cuestiones de gran calado filosófico que se han planteado a lo largo de la adquisición del conocimiento humano,
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constituyéndose como uno de los retos de mayor envergadura y trascendencia. ¿Cómo es posible que de un conjunto
ordenado de células con determinadas propiedades electrofisiológicas e inmersas en complejos procesos de
comunicación química pueda emerger un estado mental? La neurociencia cognitiva, utilizando el método científico, está
intentando contribuir a la comprensión de dicha relación. Para ello, este nuevo campo científico se centra en el estudio
del funcionamiento cerebral desde una perspectiva dilatada y abierta, abordando diferentes planos de análisis, desde
los aspectos moleculares y celulares hasta la comprensión de funciones mentales superiores como el lenguaje o la
memoria, entre otras. Al respecto, la revolución de la neurociencia cognitiva se inició cuando la comunidad científica se
dio cuenta de que para discernir el funcionamiento del cerebro necesitaba un posicionamiento multidisciplinar, lo que
requería conocimientos sobre infinidad de hechos, desde la estructura de una molécula de acetilcolina hasta la razón
por la que el perro de Pavlov segregaba saliva cuando sonaba la campana. Por este motivo, incidiendo en dichos planos
de análisis, hoy en día la neurociencia cognitiva intenta dar una respuesta a cómo el cerebro recibe, integra y procesa la
información y envía diferentes señales para regular múltiples funciones en el organismo, desde la puesta en marcha de
la propia conducta hasta la regulación de distintos mecanismos homeostáticos y de los sistemas endocrino e
inmunitario. Asimismo, atendiendo a los niveles más complejos de análisis, se intenta explicar cómo el sistema nervioso
no sólo establece un puente de unión entre la información proveniente del medio y la respuesta que el organismo
realiza para adecuarse a las demandas cambiantes del entorno, sino que convierte a los seres humanos en lo que son,
subyace a sus emociones, a la resolución de problemas, a la inteligencia, al pensamiento, y a capacidades tan humanas
como el lenguaje, la atención, o los mecanismos de aprendizaje y memoria. Teniendo presente el objeto de estudio de la
neurociencia cognitiva y las perspectivas de análisis que utiliza, no es extraño que la investigación llevada a cabo en el
seno de este campo científico llame la atención de la sociedad. La comprensión de la forma en que el cerebro permite
que los seres humanos tengan conciencia de sí mismos y –a su vez– puedan posicionarse en el lugar de otros, y el
conocimiento de las bases que posibilitan que uno sea capaz de hablar, comunicarse y almacenar la información son
aspectos que atraen el foco de interés de muchas personas. En los últimos años, el descubrimiento de la base material
de la actividad mental de orden superior y la profundización en el conocimiento de ésta han suscitado un gran interés en
diferentes ámbitos, por ejemplo, en el caso de los medios de comunicación. La importancia internacional de esta
disciplina queda reflejada no sólo por el notable incremento, en las últimas dos décadas, de publicaciones científicas en
revistas especializadas, sino también porque resulta difícil encontrar departamentos de psicología, medicina y biología
en los que no existan líneas de investigación que estén relacionadas con la neurociencia cognitiva, en una tentativa de
análisis de las bases neurales y fisiológicas de las funciones mentales superiores. Este interés por el abordaje
neurocientífico de los procesos cognitivos también se ha ido desarrollando últimamente en España y en otros países de
habla hispana, hecho que se está poniendo de manifiesto en el aumento creciente de publicaciones por parte de
diferentes investigadores españoles en las revistas internacionales más prestigiosas de neurociencia cognitiva. No
obstante, hasta hace unos años, la conexión entre neurociencia, procesos cognitivos y estudios universitarios era un
tema de pendiente resolución en el sistema educativo español, contrariamente a lo que sucedía en países de habla
anglosajona, en los que la neurociencia cognitiva se estaba constituyendo como materia básica en diferentes
titulaciones. Afortunadamente, gracias a la implementación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior y al Sistema de
Garantía Interna de Calidad en las instituciones universitarias, el panorama ha cambiado por completo. De esta forma, la
neurociencia cognitiva está siendo materia fundamental en diferentes titulaciones de España, implementada en estudios
tanto de grado como de posgrado. Asimismo, son varios los másteres universitarios focalizados exclusivamente en el
ámbito de la neurociencia cognitiva. Todo ello abre un panorama prometedor del estado actual de la enseñanza de
neurociencia cognitiva y genera la necesidad de contar con libros de texto centrados en competencias para la enseñanza
de dicha materia

La Neurociencia Cognitiva se define como la disciplina que busca entender cómo la función cerebral da lugar a las
actividades mentales, tales como la percepción, la memoria, el lenguaje e incluso la consciencia. Para Gazzaniga, la
mente es lo que el cerebro hace, y la Neurociencia Cognitiva aboga por una ciencia que relacione genuinamente el

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cerebro y la cognición de una manera mecanicista. En este sentido, la Neurociencia Cognitiva busca descubrir los
algoritmos que describen la actividad fisiológica llevada a cabo en las estructuras neuronales, y que resultan en la
percepción, la cognición y la consciencia.

Neurociencia afectiva
Es el estudio de los mecanismos neurológicos de las emociones. Este campo interdisciplinario combina la neurociencia
con el estudio psicológico de la personalidad, de las emociones, y del estado de ánimo. Las emociones se forman a partir
del funcionamiento de circuitos neuronales y sistemas bioquímicos específicos.

Las recientes investigaciones en el campo de la neuropsicología y neurofisiología sostienen que el procesamiento cerebral
no se produciría en serie, según lo que argumentaba el modelo de Luria, sino en paralelo, formando una estructura más
compleja.

Esta interacción entre áreas formaría una conectividad funcional, un cerebro en red, donde los diferentes sistemas
cognitivos y/o afectivos surgirían de la colaboración de diferentes redes neuronales entre diferentes regiones cerebrales,
lo que la neuropsicología actual viene llamando mapa cerebral.

Áreas cerebrales relacionadas con las emociones


En los primeros estudios, se entendía que el “cerebro emocional” dependía de las estructuras que formaban el sistema
límbico, recibiendo una atención especial el hipotálamo y la amígdala. En los últimos años se ha evidenciado el papel
fundamental de otras estructuras corticales en los procesos emocionales, tal es el caso de la corteza prefrontal.

Se piensa que las emociones están relacionadas con la actividad neuronal en ciertas áreas del cerebro que dirigen
nuestra atención, motivan nuestro comportamiento y determinan el significado de lo que está ocurriendo a nuestro
alrededor. El trabajo pionero realizado por Paul Broca (1878), James Papez (1937), y Paul D. MacLean (1952) sugiere que
las emociones están relacionadas al grupo de estructuras en el centro del cerebro llamado el sistema límbico, el cual
contiene al hipotálamo, Giro cingulado, hipocampo, y otras estructuras. Investigaciones han demostrado que las
estructuras límbicas están directamente relacionadas con las emociones, pero se ha encontrado que las estructuras no
límbicas tienen mayor relevancia emocional. Las siguientes estructuras cerebrales actualmente se piensa que están
involucradas en las emociones

Estructura del sistema límbico

 Amígdala — La amígdala es el conjunto de dos estructuras pequeñas y redondas localizadas en el plano frontal atrás
del hipocampo cerca de los polos del lóbulo temporal. La amígdala está involucrada en detectar y aprender qué
partes de nuestros alrededores son importantes y tienen algún significado emocional. Son críticas para la
producción de emociones y pueden ser particulares para las emociones negativas, especialmente miedo. Múltiples
estudios han demostrado la activación de la amígdala cuando se percibe una amenaza potencial; varios circuitos
permiten a la amígdala usar memorias pasadas relacionadas para un mejor juicio de una posible amenaza.

 Tálamo- El tálamo está involucrado en retransmitir señales sensoriales y motoras a la corteza cerebral,8
especialmente estímulos visuales. El tálamo también juega un papel importante en la regulación de los estados
de sueño y vigilia.

 Hipotálamo- El hipotálamo está localizado debajo del tálamo. Juega un papel en la respuesta emocional al sintetizar
y liberar neurotransmisores que pueden afectar el estado de ánimo, de recompensa y de excitación.

 Hipocampo - El hipocampo es una estructura de los lóbulos medios temporales que están involucrados
principalmente en la memoria. Trabaja para formar nuevos recuerdos y también conecta diferentes sentidos como
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la información visual, el olfato o recuerdos sonoros. El hipocampo permite almacenar recuerdos a largo plazo y
también los recupera cuando son necesarios. Es esta recuperación la que es utilizada por la amígdala para ayudar a
evaluar un estímulo afectivo presente.

 Fórnix - El fórnix es la principal vía de salida del hipocampo hacia los cuerpos mamilares. Ha sido identificada como
la región principal en controlar las funciones de memoria espacial, memoria episódica y funciones ejecutivas.

 Cuerpos mamilares - Los cuerpos mamilares son importantes para la memoria recolectiva.

 Bulbo olfatorio- Los bulbos olfatorios son los primeros nervios craneales, localizados en el lado ventral del lóbulo
frontal. Están involucrados en el olfato y percepción de olores.

 Giro cingulado- El giro cingulado está localizado por encima del cuerpo calloso y es usualmente considerado parte
del sistema límbico. Las diferentes partes del giro cingulado tienen diferentes funciones, y están involucradas con el
afecto, control visceromotor, selección de respuesta, control esqueletomotor, procesamiento visoespacial, y en
acceso a la memoria. Una parte del giro cingulado es la corteza cinglada anterior que se piensa que juega un rol
central en la atención y en tareas cognitivas conductualmente exigentes.17 Esto puede ser particularmente
importante con respecto a la consciencia, conocimiento emocional objetivo. Esta región del cerebro puede también
jugar un rol importante en la iniciación del comportamiento motivado.
Otras estructuras cerebrales relacionadas con la emociones

 Ganglios basales - Los ganglios basales son grupos de núcleos encontrados en cualquiera de los dos lados del
tálamo. Los ganglios basales juegan un rol importante en la motivación.

 Corteza orbitofrontal - Es la mayor estructura involucrada en la toma de decisiones y en la influencia de las


emociones en la toma de decisiones.

 Corteza prefrontal — El término de corteza prefrontal se refiere a la parte más ventral del cerebro, detrás de la
frente y por encima de los ojos. Parece jugar un papel crítico en la regulación de las emociones y el comportamiento
al anticipar las consecuencias de las acciones. La corteza prefrontal puede tener un papel muy importante en la
demora de la gratificación al controlar las emociones a través del tiempo y organizar y dirigir la conducta hacia
metas específicas.20

 Cuerpo estriado ventral — El cuerpo estriado ventral es un grupo de estructuras subcorticales llamado Núcleo
accumbens; se piensa que está involucrado en la dirección de emociones positivas enfocadas en la experiencia de
ciertas metas. Los individuos con adicciones experimentan un incremento de actividad en esta área cuando
encuentran el objeto de su adicción

 Ínsula — La corteza insular se cree que juega un papel crítico en la experimentación de emociones en el cuerpo, al
estar conectada con otras estructuras del cerebro que están relacionadas con funciones autónomas del cuerpo
(ritmo cardiaco, respiración, digestión, etc.). Esta región también procesa la información del sentido del gusto y se
piensa que juega un papel importante en la sensación de disgusto.

 Cerebelo - Recientemente ha habido una cantidad considerable de trabajos que describen el rol del cerebelo en las
emociones así como en la cognición, y el síndrome afectivo cerebelar cognitivo fue descrito. Los estudios de
neuroimágenes, así como las lesiones patológicas en el cerebelo (como un accidente cerebrovascular), demuestran
que el cerebelo tiene un rol significativo en la regulación de emociones. Estudios de lesiones han demostrado que la
disfunción del cerebelo puede acentuar la sensación de emociones positivas. Mientras que estos estudios no
muestran una respuesta acentuada ante este estímulo radical, el estímulo no requiere de estructuras que
normalmente sean activadas (como la amígdala). Además, estructuras límbicas alternativas fueron activadas, como
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la corteza prefrontal ventromedia, el giro cingulado anterior y la ínsula. Esto puede indicar que la presión
evolutiva resultó en el desarrollo del cerebelo como un mediador del circuito del miedo para mejorar la
supervivencia. También puede indicar un papel regulatorio del cerebelo en la respuesta neural de los estímulos de
gratificación, como lo son el dinero, el abuso de drogas y el orgasmo.
Papel del Hemisferio Derecho en las emociones
Con el paso del tiempo, se identificó que el hemisferio derecho está directamente relacionado con el procesamiento de
las emociones. La teoría científica con respecto al papel que tiene el hemisferio derecho ha sido desarrollada con el paso
de los años y ha resultado en distintos modelos del funcionamiento de las emociones. C.K. Mills fue uno de los primeros
investigadores que propuso una relación directa del hemisferio derecho y el procesamiento de emociones en pacientes
con lesiones en este hemisferio. Las emociones en un principio se pensaba que eran procesadas en las estructuras del
sistema límbico como en el hipotálamo y en la amígdala. A finales de la década de 1980 y principios de 1990, se
encontró que las estructuras neocorticales estaban relacionadas con las emociones. Estos descubrimientos conllevaron
al desarrollo de la hipótesis del hemisferio derecho y la hipótesis de valencia.
Hipótesis del Hemisferio Derecho
La hipótesis del hemisferio derecho establece que las estructuras neocorticales del hemisferio derecho están
especializadas en la expresión y percepción de las emociones. Este hemisferio ha sido relacionado con estrategias
mentales que son no verbales, sintéticas, interactivas u holísticas, y Gestalt lo que las hace ideales para el procesamiento
de emociones. El hemisferio derecho está más relacionado con los sistemas subcorticales de excitación autónoma y de
atención, como se ha demostrado en pacientes que tienen negligencia espacial cerebral desarrollada cuando el daño es
asociado al lado derecho del cerebro en contraposición al lado izquierdo. Las patologías del hemisferio derecho han sido
también relacionadas con patrones anormales de respuestas del sistema nervioso autónomo. Estos descubrimientos
podrán ayudar a entender la importancia de las regiones subcorticales del cerebro para el hemisferio derecho como lo
es el tener una conexión fuerte entre ellos.
La Hipótesis de Valencia
La hipótesis de valencia reconoce el rol del hemisferio derecho en las emociones, pero afirma que está principalmente
enfocado en el procesamiento de las emociones negativas mientras que el hemisferio izquierdo procesa las emociones
positivas. El modo de procesamiento de los dos hemisferios ha sido motivo de discusión en varios debates. Una versión
sostiene que falta una forma específica de procesamiento, estipulando que el hemisferio derecho sólo procesa
emociones negativas y el hemisferio izquierdo sólo emociones positivas. Una segunda versión sostiene que ocurre una
forma de procesamiento compleja, específicamente que hay una especialización hemisférica de la expresión y
experimentación de emociones, predominando el hemisferio derecho al experimentar ambas emociones, positivas y
negativas. Más recientemente, una gran cantidad de investigaciones se ha realizado respecto al lóbulo frontal,
revelando que el lóbulo frontal en ambos hemisferios está involucrado en el estado emocional, mientras que el
hemisferio derecho posterior, el lóbulo parietal y temporal, está involucrado en el procesamiento de las emociones. La
disminución de la actividad en el lóbulo parietal derecho ha sido asociada con la depresión y el incremento de la
actividad con el surgimiento de ansiedad. El mayor entendimiento que se tiene del papel que juegan los diferentes
hemisferios ha llevado a hacer modelos cada vez más complicados, todos basados de alguna manera en el modelo
original de valencia.

Relación con la neurociencia cognitiva


En el sentido más general, cognición se refiere a todos los procesos mentales. Sin embargo, el estudio de la
cognición tiene emociones excluidas con el paso del tiempo y se enfoca en los procesos no emocionales (ej., memoria,
atención, percepción, acción, solución de problemas e imágenes mentales). Como resultado, el estudio de las bases
neurales de los procesos emocionales y no emocionales es ahora pensado que sea en gran medida artificial, ya que los
dos tipos de procesos usualmente implican la superposición de los mecanismos neurales y mentales. Por lo tanto,
cuando se toma la definición más general de cognición, la neurociencia afectiva también puede ser llamada la
neurociencia cognitiva de las emociones.

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Asimetría cerebral
La asimetría cerebral es el desequilibrio funcional entre los dos hemisferios cerebrales. A pesar de que son casi idénticos
en tamaño, los dos hemisferios no se utilizan de la misma forma y tienen funciones diferentes. El hemisferio izquierdo
controla el lado derecho del cuerpo, sirve para distinguir los textos escritos, las palabras, es el centro de
la memoria verbal, de la escritura y de la aritmética. El hemisferio derecho controla el lado izquierdo del cuerpo, descifra
las expresiones faciales y las emociones, sirve para verbalizar sentimientos, dirige el sentido del tacto, evalúa las
distancias y memoriza todo lo que no es verbal.

El concepto de asimetría Cerebral se introduce en el campo de la neuropsicología hace algo más de un siglo cuando Paul
Broca demuestra que las alteraciones en el lenguaje eran concordantes a lesiones del hemisferio izquierdo, en esa época
este fenómeno de asimetría era considerado como algo de “todo o nada” es decir, que uno de los hemisferios estaba
exclusivamente dedicado a una función en particular mientras que el otro no era “apto” para esta misma función; sin
embargo y a través de las diversas investigaciones realizadas tanto en personas son patologías cerebrales y en pacientes,
se ha observado que la asimetría es más un fenómeno gradual: las funciones no pueden adjudicarse de forma única y
exclusiva a un solo hemisferio, hay una predominancia de uno de los hemisferios

Tipos de asimetría cerebral

Los dos hemisferios no son simétricos, sino que hay diferencias entre ellos, tanto de tipo anatómico como funcional;
estas diferencias son las siguientes:

 Asimetría anatómica: algunas zonas del hemisferio izquierdo son mayores que las correspondientes en el
hemisferio derecho (por ejemplo, algunas zonas del lóbulo temporal o la cisura lateral).
 Asimetría funcional: el hemisferio izquierdo está especializado en la mayoría de personas, en las funciones
del lenguaje, mientras que el derecho lo está en aspectos más emocionales.

Asimetrías auditivas

Gran parte de los investigadores han utilizado la técnica de audición dicótica, creada por Broadbent (1954) y
posteriormente introducida por Kimura (1967), ésta consiste en presentar al sujeto dos señales simultáneas pero
diferentes en cada oído, esto se realiza por medio de unos audífonos colocados en cada oído. En la mayoría de los
estudios se ha observado que la información que se presenta al oído derecho y llega al lóbulo temporal izquierdo se
recupera con mayor facilidad que aquella que se presenta al oído izquierdo. La conclusión anterior se aplica
especialmente cuando se trata de información de tipo verbal; sin embargo cuando se trata de información no verbal se
observa una ventaja del oído izquierdo (hemisferio derecho) en la evocación de la información. Sin embargo y gracias a
los diferentes estudios, se ha observado que hay factores culturales que podrían influenciar el procesamiento de la
información: las características de la lengua, sujetos bilingües, etc.

Conclusión: El hemisferio derecho es el encargado del análisis de información no verbal, mientras que el izquierdo se
especializa en el manejo de la información verbal, sin embargo el hemisferio derecho puede procesar algún tipo de
información verbal y viceversa

Asimetrías visuales

Igual que la información auditiva, la información verbal también se procesa de manera contralateral, es decir los
estímulos que se proyectan en el campo visual derecho son procesados por el hemisferio izquierdo y aquellos
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presentados en el campo visual izquierdo son analizados por el hemisferio derecho. Casi de forma similar a lo que ocurre
con información auditiva, la información de tipo verbal se evoca mejor cuando se presenta al campo visual derecho y es
procesada por el hemisferio izquierdo, sin embargo el hemisferio derecho contribuye al procesamiento lexical de las
palabras lo que hace que la ventaja del hemisferio izquierdo quede reducida cuando se presentan palabras fáciles de
imaginar y aquellas que son bastante familiares para el sujeto, también hay una superioridad de este hemisferio en la
discriminación de formas, colores, localización de estímulos, orientación de líneas, reconocimiento de figuras
superpuestas y reproducción de figuras no estructuradas, reconocimiento de rostros, memorizar rostros con contenido
emocional y discriminación de fotografías en posición invertida.

Asimetrías somestesicas

En lo referente a las asimetrías somestésicas el campo de investigación e información es poco, sin embargo dentro de
los estudios realizados se ha descubierto que hay una superioridad del hemisferio derecho en la percepción de formas,
igualmente se han realizados estudios sobre la ubicación espacial los que han permitido establecer que, este proceso al
ser más complejo que una simple relación perceptual o corporal, depende del buen funcionamiento de ambos
hemisferios, ya que lesiones en el hemisferio derecho alteran la relación existente entre el cuerpo y el espacio, pero al
presentarse lesiones del hemisferio izquierdo también hay alteraciones en este tipo de tareas.

Asimetrías motoras

El que exista una preferencia manual de los diversos movimientos realizados por los seres humanos es la evidencia más
fuerte de la existencia de las asimetrías en el control de los movimientos. Se ha podido observar que el hemisferio
izquierdo tiene una superioridad en el control de los movimientos voluntarios de ambas manos, igualmente es mayor su
participación en los movimientos manuales que acompañan a las conversaciones, exposiciones y en general a las tareas
verbales, por otro lado el hemisferio derecho tiene más participación en tareas espaciales.

Cuando se anestesia el hemisferio izquierdo, el individuo no puede hablar.

Los resultados de todos estos estudios muestran que un cerebro en condiciones normales funciona como una unidad,
pero podemos establecer algunas diferencias funcionales entre los dos hemisferios; estas diferencias son las siguientes:

El hemisferio dominante

 Tiene una mayor capacidad para el lenguaje.


 Elabora la información de manera secuencial, analítica y temporal.
 Es más eficiente en operaciones lógico-matemáticas.
 Es más hábil en el análisis dualista de la realidad exterior.

El hemisferio no dominante

 Tiene una capacidad más reducida por el lenguaje, pero posiblemente tiene más por los aspectos prosódicos
y emocionales.
 Es superior en operaciones visuales y espaciales, y geometricoconstructives.
 Es más emocional, artístico y musical.
 Es más especializado en un análisis global, holística del mundo externo.

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