Ana Davis González - AF
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PROFESOR LANDORMY
Universidad de Sevilla
1. INTRODUCCIÓN
Hernández, cuyas similitudes han sido destacadas por numerosos críticos como José
mismo J. L. Borges en su famoso ensayo El «Martín Fierro» de 1953. Por otro lado, las
1871, donde se narran las impresiones que el Nuevo Mundo provoca en su protagonista,
40, además del caso singular de la obra borgiana, se publica en 1942 el ensayo El nuevo
gobierno de Sancho del jesuita Leonardo Castellani, donde «nos encontramos con aquel
gobernador de Cervantes redivivo por la pluma del autor argentino; por eso la ínsula
Barataria deja lugar a la ínsula Agatháurica -la Argentina- a la que hay que librar de
muchos males» (Orlando Nállim, 1999: 342), es decir, una crítica satírica similar a la
poco perceptible en ciertos escritores que ya han superado el modernismo, pero que no
se engloban dentro de las vanguardias (Berenguer Carísomo, 1970: 76). A ese período
pertenece Arturo Cancela, a quien es difícil incluir en las tendencias literarias de la
concreto. Así, para ganarse un espacio en el campo literario argentino tomó la necesaria
entre Boedo y Florida propuso, con el humor que lo caracterizaba, la escuela de Floredo
Sur y con colaboradores de La Nación, como Mujica Láinez. También solía frecuentar
El Cultural, salón literario fundado por el editor Manuel Gleizer al que acudían los
A pesar del olvido de este autor por parte de la crítica, su literatura sí fue
donde trabajó como periodista del suplemento cultural Caras y Caretas, en el que
publicó relatos, muchos de los cuales pasarían a formar parte de publicaciones suyas.
posteriormente a 1930.
Quijote es explícita: el narrador remite a Cide Hamete Benengeli para despedirse de sus
Aires, […] y el ingenioso autor de esta fidedigna historia […] pone término a su
empeño, cuelga, como Cide Hamete, su pluma de una espetera y se despide de los
debido al malestar que le producía encontrarse tan lejos de Europa, mostraba un respeto
Buenos Aires y se la imaginaba como una ciudad «llena de palmeras […] en la cual la
gente se seguía interesando por la civilización cretense […], la canción nacional tenía
una introducción de ópera italiana. [Y] en las grandes casas de los estancieros […]
abundaban las obras de los escultores franceses» (Cancela, 1944: 20). Pero al llegar,
comienza a darse cuenta de que carece de libertad en un país extranjero, ya que los
libertad. A lo largo de la obra saltan a la vista las diferencias y las opiniones que el
protagonista tiene acerca del país, lo que provoca situaciones de contraste y de risa. De
través de su humor ingenioso hacen florecer una crítica a través de la ironía, la parodia y
una mirada extranjera, pero también a través de la mirada juiciosa del narrador, cuyo
papel es fundamental. Hay dos mecanismos principales de los que se sirve el autor para
nacional sin poder eludir el sesgo nacionalista que propone la eliminación de la cultura
extranjera e inventa u ofrece una aplastante cultura local de reposición» (Zubieta, 1995:
desde el principio la figura del extranjero frente a un país desconocido, contraste que
siempre en hacer una crítica de la realidad que no se corresponde con el ideal del
los hechos. Sin esperar ningún tipo de solución, los narradores observan de manera
desengañada su realidad política y se refieren a ella mediante la ironía. Por ello, Capelli
mundo; es un arma puramente verbal que descubre a las cosas por su sustancia;
mediante la argumentación per contrarium busca llamar a las cosas por su nombre»
(2007: 27). La crítica de Cancela se refiere a varios aspectos; por un lado, «a una
porción de la clase política argentina y a un sector de las clases altas, cuya riqueza es, al
superficial» (Modern, 2003: 243); de ese modo se evidencia el abismo que existe entre
lo que debería ser y lo que realmente es1, de ahí las diferentes maneras de burlarse de
política del país y en los discursos hispanoamericanos arquetípicos, siempre desde las
trama como de los personajes y la crítica se pone en evidencia. El narrador, que habla en
simultáneamente, es mirado como otro con todos sus atributos» (1995: 33-34). De ese
como el medio más idóneo para juzgar u opinar acerca de un país, es decir, el tópico del
1
Don Quijote personifica al loco- cuerdo que señala las incoherencias y los sinsentidos de la
sociedad. Cancela utiliza la misma estrategia que Cervantes con el protagonista de su novela.
Argentina durante los años veinte y opinaban sobre el país sin conocerlo (Bernini, 2002:
256). Pero, sin duda, tras esta desmitificación se oculta la compasión cervantina por el
objeto descrito, que se traduce en una sonrisa comprensiva del lector hacia el personaje.
también mediante el absurdo, que «consiste en querer amoldar las cosas a las ideas y no
las ideas a las cosas. Consiste en ver delante de uno mismo lo que se piensa […]»
(Bergson, 1947: 137). El personaje absurdo nunca verá la realidad tal como es, como le
ocurre a Don Quijote2. Es fundamental este aspecto porque el narrador nos hace ver
cómo esto le ocurre a todos los personajes de la novela. De hecho, es la causa de uno de
los acontecimientos más importantes de la trama, puesto que es el ministro del Salvador
quien, en vez de creer que los silbidos de M. Landormy puedan ser efectivamente
silbidos, deduce que es el canto del pájaro sinsonte. Resulta, por tanto, una alteración
del sentido común de la realidad, pues los personajes hacen una deducción que escapa a
inconexos.
2
Cabe hacer mención de la concepción de Ernesto Sábato acerca de El Quijote, puesta de
manifiesto en su discurso al recibir el premio Cervantes en 1984. El autor argentino destaca precisamente
que la novela cervantina es «un patético testimonio de la condición humana, un ambiguo mito sobre el
choque de las ilusiones con la realidad y la esencial frustración que ese choque produce» (Battagliotti,
1992: 319), desengaño que llevará al protagonista a la muerte.
crear una incoherencia entre la idea inicial que el lector se había formulado acerca del
fonéticamente una variante del título de uno de los cuentos de Perrault –«La belle au
como ocurre en el caso del discurso del Dr. Izquierdo: frente a la aclamación laudatoria
que él espera le arrojan una papa como respuesta. Esta parodia relaciona a Cancela con
autores como Cervantes o el padre Isla, puesto que los tres la llevan a cabo por medio de
su contrario: «Cervantes no especificará que no se debe hablar de este modo sino que,
cual me mandó que me presentase ante la vuestra merced, para que la vuestra grandeza
en serio ni el narrador, ni el resto de los personajes, ni, por consiguiente, el lector. Pero
además de este recurso, la ironía del narrador acentúa esta ridiculización mediante un
distancia que hay entre la realidad y aquello que los personajes piensan, lo que resalta la
ingenuidad de los mismos. La ironía funciona como bisagra entre lo que el personaje
cree y lo que el lector sabe, como ocurre con el Dr. Izquierdo y el profesor Landormy:
[El Dr. Izquierdo] recordaba ahora que […] estudiantes y profesores lo habían alzado en
triunfo y llevado en andas (Y, en efecto, lo estaban alzando entre cuatro enfermeros y
reflexión del autor hacia su obra o hacia la creación literaria, dándole a esta menos
rehusando acordarse del nombre del lugar en donde nace el caballero de la triste figura
El humor se genera en el contraste entre el carácter solemne del tono los títulos y
los hechos triviales a los que hace referencia (Rodríguez Pérsico, 2011: 75). Arturo
como «más verídica que verosímil» (Cancela, 1944: 150), ironía que adquiere un matiz
humorístico ya que una obra verídica es aquella que está documentada y que
efectivamente ocurrió, por lo que esta novela sería más verosímil que verídica. Otros
ejemplos de autoironía abundan en los títulos, como el capítulo IV del libro III: «Donde
se da cuenta de cómo llegó a curarse el doctor Izquierdo, y el autor se acuerda de M.
humor aparece a partir del absurdo, puesto que el hecho de que el autor se olvide de su
de esta Historia famosa, que si el público lo exige, las editoriales la reclaman y al autor
le da la gana de escribirla, quizá algún día llegue a publicarse» (Ibidem: 324). Siguiendo
esta línea metaliteraria, hay reflexiones diversas acerca del proceso literario y de la
literatura, como la siguiente: «En tanto ocurrían todas estas cosas a la vez y no en el
orden sucesivo impuesto por las limitaciones del arte literario, que no puede dar sino
irónico es que el autor deba aclarar algo que el lector sabe sin ninguna duda.
Para finalizar, cabe destacar la parodia a los géneros literarios llevada a cabo por
Historia funambulesca destaca la parodia al género policial del libro II, «El enigma de
recepción de la narrativa policial fue muy intensa, dando lugar a imitadores de E. A. Poe
o Conan Doyle. Los cuentos o novelas policiales se leían masivamente a principios del
siglo XX, ya que «la prensa de la época ofrecía al público una gran cantidad de
lo largo del siglo XX; uno de los impulsos que motivaron su implantación en este país
fue, como se sabe, la colección de relatos policiales denominada El Séptimo Círculo,
dirigida por Bioy Casares y J. L. Borges entre 1944 y 1955. Ambos autores, además,
recurrieron a la parodia del género mediante la publicación de Seis problemas para don
Isidro Parodi, bajo el pseudónimo de H. Bustos Domecq, solo dos años antes de
Historia funambulesca...
primer lugar, porque la historia que se narra no afecta a la trama argumental, lo que el
mismo autor afirma con ironía en el título: «[La historia] se remonta a seis años atrás y
aunque parezca impertinente o no venir al caso, el autor quiso escribirla para gusto suyo
y de los lectores» (Cancela, 1944: 65). El crimen que se comete no posee la misma
seriedad que el crimen característico de la novela policial: el Dr. Izquierdo se queda sin
sentido por un golpe misterioso realizado con un objeto trivial, una patata. Asimismo,
acontecimiento con un sustituto del Dr. Izquierdo, pero el absurdo va más allá por la
condición de tartamudo del sosia, quien repite el discurso del Dr. Izquierdo de manera
detenidamente aspectos tales como la forma y el tamaño de las huellas del criminal. Así,
llama la atención del comisario una huella de un zapato femenino en la alfombra, lo que
dirige la parodia hacia la novela policial alemana, caracterizada por «la voluntad de
comprensión de las causas últimas de la acción, las motivaciones del criminal […] [y] la
estrecha relación entre el crimen y las pasiones» (Setton, 2012: 161), es decir, que una
quien le afirma que el asunto es «una papa» (Id.:, 86), y el comisario comete el error de
no interpretar sus palabras literalmente, sino como una expresión coloquial, cuando
4. CONCLUSIONES
de la realidad bonaerense con el fin de que este las juzgue o las ponga en duda. Así, en
literatura, que también resulta parodiada mediante la sátira de un género tan arraigado
5. BIBLIOGRAFÍA
Cancela, A. (1944): Historia funambulesca del profesor Landormy. Buenos Aires, Espasa-
Calpe.
Aires, Colihue.
Fuente Fernández, F. J. (1981): «Estructuras paralelas entre Fray Gerundio de Campazas, alias
Fuentes, C. (1997): «El Siglo de Oro». En El espejo enterrado. Madrid, Taurus, págs. 274-276.
Modern, R. (2003): «Narrativa picaresca en la Argentina y en los Estados Unidos de
Quintero, J. (2005): «El narrador del Quijote: de la pregunta por su historia al descubrimiento de
Reyes Cano, R. (2013): «Bohemia y locura: la demencia lúcida de Alejandro Sawa/ Max
Estrella». En Estudios sobre el patrimonio literario andaluz (V) (Homenaje al escritor Cristóbal
Rodríguez Pérsico, A. (2011): «Arturo Cancela: una poética del desecho y la desubjetivación».
En Brindis por un ocaso. De los escritores nacionales a los humoristas porteños. Buenos Aires,
Calleja.