Economía Keynesiana - Barber Williams
Economía Keynesiana - Barber Williams
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LA ECONOMÍA KEYNESIANA
Barber William
INTRODUCCIÓN
El panorama económico durante y posterior a las dos guerras mundiales dio lugar a varias crisis económicas
en la mayor parte de los países industriales. Prácticamente todo el sistema económico se vio sacudido por el
desempleo que alcanzó niveles nunca antes vistos y fue obstinadamente persistente, logrando desencadenar
olas de descontento social.
En Inglaterra: La crisis empezó en 1921 y continuó con pequeñas interrupciones a lo largo de los años treinta.
Producto de la hostilidad social Se originó La Huelga General de 1926. La depresión alcanzó a Estados
Unidos con el Crack de 1929. Cuando las largas filas para el pan y el subsidio de paro se extendieron, los
veteranos de la Primera Guerra Mundial marcharon sobre la capital de la nación, protestando de que eran
<hombres olvidados>.
Dos tipos de rigideces figuraban de manera predominante en las discusiones de la época:
La rigidez de los salarios: Como consecuencia de la influencia de los sindicatos. Para estos economistas, la
insistencia de las organizaciones laborales en que se respetaran estrictamente las tarifas de salarios mínimos
negociadas era socialmente irresponsable. Y un segundo tipo de rigidez que también frustraba el
funcionamiento de las propiedades autocorrectoras del sistema económico de debía al comportamiento de
la comunidad empresarial.
Pero si los economistas no estaban bien equipados para manejar el desempleo masivo, el estado mucho
menos. La mayoría de ellos exhortaban al mundo de los negocios a que s e mostrara optimistas e invocaban
los cánones familiares de la política económica ortodoxa. Es por eso que gran parte del significado histórico
de la Teoría General del Empleo, el interés y el dinero, de Keynes proviene del hecho de que ofreció una
nueva visión del comportamiento del sistema económico y proporcionó una base teórica par aun programa
de acción gubernamental que promoviera el pleno empleo.
EL PROBLEMA ANÁLITICO DE LA TEORÍA GENERAL
La obra principal de Keynes giraba en torno a un problema central: La determinación de los niveles de renta
nacional y de empleo en las economías industriales, y la causa de las fluctuaciones económicas. Sin embargo,
el problema imperaba en que las anteriores escuelas del pensamiento económico habían concedido poca
atención sistemática a este tema. Mientras que miraban al aspecto económico a largo plazo como para
preocuparse directamente por la inestabilidad a corto plazo. Los clásicos se habían preocupado demasiado
por las cuestiones de crecimiento.
EL ATAQUE A LA LEY DE SAY Y LA INTERPRETACIÓN DEL DINERO
Keynes vio claramente que la base de la confianza ortodoxa en las propiedades de autoajuste del sistema de
mercado para retornar a un equilibrio de pleno empleo era la versión neoclásica de la Ley de Say, e hizo de
este elemento de la teoría el blanco principal de su crítica.
El ataque de Keynes a la tradición de la Ley de Say se centraba en el análisis del dinero. Comenzó la tarea
invirtiendo la perspectiva desde la cual se consideraba el dinero. Mientras que los autores neoclásisos miraban
al dinero en movimiento. Keynes prefirió el dinero como activo. Y buscó romper la línea de razonamiento de
la Ley de Say, con un razonamiento basado en la relación de tipos de interés y valores-capital.
LA REINTERPRETACIÓN DEL TIPO DE INTERÉS:
El modelo Keynesiano y el análisis agregativo del sistema neoclásico, comparten y manejan las mismas
variables: Renta, ahorro, inversión, dinero, tipo de interés. Keynes da un giro diferente a una de esta
variables que es el dinero, por lo que a su vez, descubre una nueva perspectiva sobre el tipo de interés, decía
que no se determinaba por la oferta y la demanda de fondos prestables, sino por la oferta y la demanda de
dinero.
Esta demanda de dinero, por otra parte, quedaba establecida por las preferencias de la comunidad, de un
momento a otro, todo el dinero que exista, estará en poder de alguien, estos a la primera oportunidad que
se les presentara podrían preferir cambiar dinero por bienes o, reactivos que le generen ganancias.
La doctrina Keynesiana afirmaba que el tipo de interés era, esencialmente, un fenómeno monetario y sin
relación con los factores reales de frugalidad y productividad del capital con los que los neoclásicos lo
habían relacionado. El ahorro y la inversión podían responder a cambios en tipo de interés, pero no eran
sus determinantes. Esto implicaba que en periodos de depresión, las posibilidades de las autoridades
monetarias de influir sobre los tipos de interés serían muy escasas.
EL ANÁLISIS KEYNESIANO DEL CONSUMO Y DEL AHORRO
Con su teoría monetaria del interés. Keynes desató las amarras neoclásicas del ahorro y la inversión. En el
pensamiento neoclásico, el tipo de interés había sido considerado como la variable reguladora del volumen
de ahorro. Keynes hubo demostrado que el equilibrio de pleno no era cosa garantizada, se invirtió el énfasis
asignado a la renta y al tipo de interés en la interpretación de las decisiones de ahorrar. El nivel de renta se
convertía en el principal determinante, mientras que al tipo de interés se le asignaba un papel secundario.
Desde el punto de vista de Keynes, la gente deseaba ante todo un nivel aceptable de consumo, y decidía
ahorrar sólo cuando su renta era más que suficiente para cubrir sus necesidades de consumo. El ahorro era
un residuo, cuya cantidad variaba con los cambios en el nivel de la renta. No solo era el nivel de renta la
más poderosa influencia sobre el volumen de ahorro, sino que era probable que el ahorro aumentara absoluta
y relativamente, conforme creciera la renta. Keynes menciona: cuanto más rica sea la comunidad, más
amplia tenderá a ser la brecha entre sus producciones real y potencial y, consiguientemente, más obvios y
escandalosos los defectos del sistema económico.
LA DETERMINACIÓN DE LA INVERSIÓN
Keynes rompe la simetría cortando el vínculo entre el ahorro y el tipo de interés. Las decisiones de ahorrar
e invertir, sostenía, eran en gran medida independientes la una de la otra y se tomaban por diferentes grupos
de personas y por razones distintas. Keynes aceptó gran parte del enfoque neoclásico. Partía de que el
volumen de inversión privada estaría gobernado fundamentalmente por: el coste de financiación y la tasa
esperada de rendimiento. Si los rendimientos netos esperados excedieran del coste de capital, entonces
merecerían la pena las inversiones; por el contrario, si el tipo de interés excediera de las tasas esperadas de
rendimiento, no se llevarían a cabo las inversiones en instalaciones, equipo y existencias. Keynes insistió
en que la confusión más importante en relación con el sentido e importancia de la eficacia marginal del
capital, se ha derivado de no darse cuenta de que depende del rendimiento esperado del capital y no
meramente del rendimiento corriente. Uno de los problemas fundamentales de la política económica del
análisis keynesiano. Era probable que niveles de renta altos dieran lugar a volúmenes sustanciales de ahorro.
Las técnicas convencionales de política económica eran insuficientes para remediar la insuficiencia de la
demanda agregada. Si había de restaurarse la prosperidad, era necesario un papel más activo del gasto
público.
EL ANÁLISIS KEYNESIANO Y LA DETERMINACIÓN DEL EQUILIBRIO AGREGADO.
La solución alternativa de Keynes relacionaba el mecanismo de ajuste con las variaciones en el nivel de
renta. Para él era posible una amplia gama de posiciones de renta de equilibrio. ¿A qué nivel se
establecería el equilibrio de la renta nacional?
Un aumento en el gasto de inversión dará lugar a una mayor demanda total y exigirá más trabajadores y
materias primas en las industrias de bienes de capital.
Keynes utilizo el concepto del multiplicador para explicar cómo se determinaba el nivel de renta y
subrayar la crucial importancia de los gastos en inversión para salir de una depresión. El multiplicador se
refiere a la conexión entre los cambios en la inversión y los consiguientes gastos de consumo, el principio
de aceleración se refiere a la manera en que los aumentos en la renta y el consumo pueden, a su vez,
estimular la inversión y dar lugar a la expansión de la renta en periodos posteriores. El análisis de Keynes
mencionaba que desde el primer momento la renta era reconocida como una variable esencial que,
además, estaba sujeta a grandes fluctuaciones.
LA TEORÍA KEYNESIANA DEL EMPLEO
Los economistas clásicos generaron dentro de sus teorías relaciones entre la renta nacional y la demanda
agregada de mano de obra, estas mediciones no eran precisas. Para esto Keynes postula la incorporación de
un nuevo término que es la unidad de trabajo. Para esto, el autor relaciona el volumen de empleo con la
renta nacional, muy parecida al modelo anterior pero con una gran diferencia en la fuerza de trabajo, la cual
podría realizarse asignando más altas ponderaciones al tiempo de trabajo de aquella persona más
especializada.
Para esto una hora ordinaria de trabajo representaría una unidad y una hora especializada pasa a representar
dos unidades. Por lo que el empleo pasa a relacionarse con mayor seguridad con los cambios de renta que
se generan dentro de la economía capitalista.
LAS IMPLICACIONES DEL ANÁLISIS KEYNESIANO PARA LA POLÍTICA ECONÓMICA
Keynes hace un claro ataque a los cimientos sobre los que se sostenía la confianza en los instrumentos
habituales de la política económica: los controles monetarios, la concepción ortodoxa que se venía
manejando hasta este tiempo. Esta concepción dejaba ver una capacidad de las autoridades monetarias
completamente limitada al momento de influir sobre el tipo de interés. Esto se podía notar mucho más
durante los periodos de depresión dentro de los ciclos capitalistas. Los empresarios con expectativas
altamente volátiles tienen una influencia sobre las decisiones de inversión.
El autor para que se dé una estabilidad económica y un empleo pleno propone: el uso deliberado del déficit
presupuestario para aumentar la demanda efectiva. Un gasto publico financiado por endeudamiento externo
con efectos favorables si se produce un aumento neto en el gasto total. Atacó la opinión de que se podía
remediar el desempleo con la inflexibilidad de los salarios. Estuvo a favor de los sindicatos como agentes
de negociación legítimos dentro del sistema.
LAS REPERCUSIONES MÁS AMPLIAS DE LA DOCTRINA KEYNESIANA
Los economistas neoclásicos siempre se mantuvieron reservados sobre si el mercado libre de control podía
dar siempre resultados socialmente deseables. Aquí aparece la crítica keynesiana la cual nos da tres
postulaciones principales: un sistema de mercado no intervenido es inestable e incapaz de utilizar
plenamente recursos productivos. Es necesario una intervención activa por parte del Estado. Se puede
mantener la esencia del capitalismo, eliminando la inquietud generada por el desempleo masivo. Muchos
críticos contrarios a este pensamiento consideran estas doctrinas radicales una amenaza para el orden
capitalista.