Isaac Asimov

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

ISAAC ASIMOV

Cuando Isaac Asimov jugó a


predecir 2019 y acertó
El autor de ciencia ficción describió en un artículo
publicado en 1983 por el diario 'Toronto Star' el año actual
como una sociedad con computadoras y colonización
espacial
Otros
104
Conéctate
Enviar por correo
Imprimir

Ampliar fotoIsaac Asimov, en la librería Mysterious Book Store de


Nueva York en 1984. AP / MARIO SURIANI
PABLO G. BEJERANO
11 ENE 2019 - 12:37 CET
A finales de diciembre de 1983, cuando quedaban solo unos días para
que empezara el año que George Orwell eligió como título de su
asfixiante distopía, el Toronto Star le propuso a Isaac Asimov, por
entonces exitoso escritor de ciencia ficción, que predijera el futuro.
Escogió 2019 no por casualidad. Era un salto de 35 años hacia
adelante. El mismo salto que había que dar hacia atrás para llegar a
1949, la fecha de publicación de 1984.

Los 35 años también eran un salto generacional. Un margen suficiente


para que predecir el futuro no fuera una tarea demasiado fácil o se
adentrara irremediablemente en la ciencia ficción, que era lo que
Asimov escribía desde hacía cuatro décadas. En las revistas pulp, en
semanarios, en forma de libros, el autor volcaba su imaginación para
trazar historias de civilizaciones galácticas y robotizadas.

La popularidad de sus historias y su acento académico —era


bioquímico y daba clases en la universidad— lo señalaban como un
candidato perfecto para especular sobre el futuro. Lejos de mostrarse
conservador, cuando el Toronto Star le pidió aquel artículo, Asimov
echó su imaginación a volar. Pronosticó sobre los ordenadores y las
misiones espaciales, sobre la educación y los hábitos de trabajo.

El “objeto móvil computerizado” es el término que más llama la


atención en sus augurios tecnológicos. Asimov no concreta a qué se
refiere, pero ahora no podemos dejar de asociar aquel pretendido
cacharro con un smartphone de hoy. Decía que estos dispositivos
penetrarían los hogares y serían de uso común. Antes ya habían
irrumpido en su literatura, como en el cuento Sensación de
poder (1957), donde se menciona una “computadora de bolsillo”.
Asimov, en una imagen
publicada en 1965.PHILLIP LEONIAN FROM NEW YORK WORLD-TELEGRAM &
SUN - UNITED STATES LIBRARY OF CONGRESS

La visión positiva de la tecnología que tenía Asimov contrastaba en los


ochenta con el creciente universo ciberpunk, a punto de desbocarse de
la mano de William Gibson y del cine de Hollywood. Para el autor de
ciencia ficción, sin embargo, las computadoras se volverían
indispensables en 2019 y ello redundaría en beneficio de la sociedad.

El efecto inmediato de la adopción de las computadoras sería cambiar


nuestros hábitos de trabajo, algo que se puede afirmar con toda
seguridad que ha sucedido. Solo hay que pensar en cómo era una
oficina en 1984. El autor también vaticinaba que algunos empleos
desaparecerían, en favor de las computadoras y los robots, que se
ocuparían de las tareas repetitivas. Pero se crearía más empleo del
que se destruiría. De nuevo, pensaba en positivo.

Ordenadores y brecha digital


Presagiaba también Asimov que toda la población tendría que
formarse en el uso de las computadoras. La sociedad tendría que
trabajar rápido para hacer de esto una realidad. Tal vez más rápido de
lo que era capaz. Con el fin de evitar que la siguiente generación no
estuviera cualificada para realizar los trabajos más demandados. El
autor profetizaba —de forma más calamitosa, esta vez sí— la brecha
digital.

PUBLICIDAD
inRead invented by Teads

Para 2019, una nueva generación criada en un mundo de alta


tecnología, estaría creciendo. La computadora se habría vuelto un
elemento central en la educación, dejando al profesor como un mero
guía de la enseñanza. No ha llegado aún ese momento. Y los móviles
parecen servir más al ocio que a un fin educativo. Aunque Asimov
predecía que en este futuro alcanzado existiría la oportunidad de que
cualquier persona aprendiera lo que quisiera, cuando quisiera y como
quisiera. En una palabra: Internet.

Respecto a la huella medioambiental del hombre, el autor


de Fundación veía las cosas más negras. “Las consecuencias en
términos de residuos y polución se harán más evidentes e
inaguantables con el tiempo y los intentos de manejar esto serán más
agotadores”, escribió. Aunque también apuntó que en 2019
tendríamos en nuestras manos las herramientas para solucionar el
problema.

Su incansable optimismo le llevó a viajar más allá en el ámbito


espacial. En 2019 estaríamos en la Luna “no para recoger piedras
lunares sino para establecer una estación minera que procesará el
suelo lunar”. Aún seguimos recogiendo piedras y solo ahora China ha
logrado alunizar en la cara oculta del satélite. También tendríamos en
el espacio observatorios astronómicos y fábricas, que producirían
objetos difíciles de producir en la Tierra. Los telescopios espaciales
pasan por observatorios astronómicos, pero no existe nada que se le
parezca a fábricas en órbita.

Todas estas predicciones partían de una premisa optimista y,


afortunadamente, acertada. Entre la URSS y Estados Unidos no habría
guerra nuclear. Un miedo aún latente en los primeros años 80, justo
antes del desmantelamiento del bloque soviético. ¿Qué sentido tendría
describir las condiciones de vida miserables de los pocos
supervivientes de un conflicto nuclear?

El optimismo de Asimov era demasiado fuerte para plantearse


seriamente esa coyuntura. También lo era para seguir la corriente
catastrofista del 1984 de Orwell. Por eso terminó su artículo diciendo
que los grandes cambios de 2019 solo serían un barómetro para otros
cambios mucho mayores que estarían por llegar. Ahora nos
corresponde a nosotros, seres de 2019, especular sobre esos próximos
cambios.

También podría gustarte