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1 Ejemplos de éstos son los trabajos de Castro (1951); Méndez (1997); Larumbe (1998) o
Castañeda (1997), entre otros muchos.
2 Entenderemos aquí por fiestas seculares a aquellas que, organizadas por dependencias
gubernamentales, mantienen elementos comunes con las fiestas religiosas, de las que
han tomado varios elementos. Ejemplo de éstas serían la Calenda de la Guelaguetza o la
Noche de Rábanos. Consideramos como ceremonias cívicas aquellas que, impuestas por
esferas gubernamentales, conmemoran una fecha histórica o realizan un homenaje a
algún personaje considerado como importante para la historia del país.
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1. LA FIESTA EN LA CIUDAD
Durante la época colonial, el conjunto festivo seguía los tiempos propios
del calendario litúrgico, que se dividía en dos grandes ciclos, el de
Navidad y el de Pascua; a través de ellos la Iglesia celebraba su historia
de salvación, desde el anuncio del nacimiento de Cristo hasta su triunfo
sobre la muerte. Por eso, cada tiempo se diferenciaba de los otros por
determinados signos que iban desde los cánticos hasta las vestimentas
de los ministros eclesiásticos en las celebraciones litúrgicas. Eran
períodos altamente simbólicos, pues los elementos del ritual enfatizaban
su significado e importancia. El ciclo navideño iniciaba con el Adviento,
un tiempo de preparación y disposición para la llegada de Cristo,
mientras que la Navidad era el espacio de la alegría, pues festejaba el
nacimiento de Jesús y el cumplimiento de las profecías. Por su parte, el
ciclo pascual comenzaba con un período de preparación, llamado
Cuaresma, que invitaba a la penitencia y a la remisión de los pecados a
través del ayuno y la abstinencia, mientras que la Pascua era el triunfo
de la vida sobre la muerte3. El primero de los ciclos mencionados
correspondía a una adaptación sincrónica de las fiestas romanas, en
tanto que el segundo se originaba en el cristianismo, a partir del
judaísmo. La adaptación de los calendarios romano y judío hacía que el
3Entre los tiempos de Navidad y Cuaresma, lo mismo que entre los de Pascua y Adviento,
mediaba un período llamado Tiempo Ordinario.
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primer ciclo del litúrgico fuera fijo y que el segundo fuera móvil (Prat y
Contreras, 1984:32).
(1990:12-49), quienes hacen una relación de las mismas, consignando el año en que se
establecieron en la región, así como la jurisdicción que llegaron a tener.
6 Carmagnani (1993:132) indica que las cofradías y hermandades tenían como objeto
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un total de 81.
7 Aunque no se poseen referencias sobre la fecha en que se iniciaron los festejos en
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colonial.
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Si bien las fiestas de los templos eran realizadas por los vecinos de
su entorno, en Oaxaca existían otras que congregaban a la mayoría de
los habitantes de la ciudad, como la Noche de las Calendas o la fiesta del
Señor del Rayo. La segunda era una devoción local, que se llevaba a cabo
en la Catedral en el mes de octubre. Era la de mayor importancia
después de la fiesta titular de Nuestra Señora de la Asunción, y en ella se
daban cita diversos sectores urbanos, organizados básicamente a través
de su pertenencia a un barrio. Lo mismo sucedía con las Calendas que se
llevaban a cabo el 24 de diciembre, para la Nochebuena, que salían de
los barrios y se encontraban en el zócalo o centro de la ciudad, al que le
daban tres vueltas para regresar, posteriormente, a la iglesia de la que
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forma se le forra con un plástico de colores brillantes y vivos. Puede llegar a medir (desde
una de las puntas hasta el centro de la misma) un metro de largo, por lo que –como están
destinadas a abrir la calenda- son demasiados vistosas por su tamaño y sus colores.
11 Entendemos por fiestas urbanas totalizadoras, aquellas que se caracterizan porque los
sectores que las organizan y que participan en ellas se identifican como parte, no sólo de
un sector poblacional, sino de la ciudad misma, y que en su celebración este último nivel
de identificación sale reforzado. El nivel de adscripción de mayor importancia en ellas
sería la urbe y no el barrio o vecindario.
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12 Acevedo (1989:45) consigna que "siendo gobernador del Estado el general Manuel
García Vigil...presentose a solicitar audiencia Dn. Luis Solaegui (que) había sido
nombrado padrino de la fastuosa calenda de El Carmen Alto, e iba a la sazón de pedir el
permiso consiguiente, pues en épocas post-constitucionales era muy mal vista en las
esferas del Gobierno la complacencia para esa clase de actividades... El General García
Vigil tenía fama entre el elemento católico de Antequera de ser acérrimo enemigo de las
cosas santas...Por fortuna, el general accedió con la condición de que se pagaran los
derechos de la manifestación y no se efectuaran indicios de culto externo, se garantizara
el orden y se substituyeran las marmotas, los carrizos y los monos de papel por faroles
japoneses, pues en concepto del Ejecutivo, aquellos eran 'adefesios insoportables a los
ojos de la cultura'".
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Las fiestas, por lo general, comienzan con “el alba”, que se realiza
al amanecer, uno o varios días antes de las actividades religiosas. En ella
se repican las campanas del templo, se lanzan cohetes y un conjunto de
chirimías ameniza el momento en el atrio de la iglesia. En otras épocas,
se realizaba una procesión por las calles del barrio, para hacer saber a
los vecinos que la fiesta iba comenzar; ésta era una especie de llamada
de preparación, a fin de que cuando comenzaran los diversos actos, la
13 Tal es el caso de las fiestas titulares de los templos administrados por órdenes
religiosas. Si en la época colonial eran –según las crónicas- altamente lucidas e
involucraban a sectores importantes de la población urbana, y en ellas se llevaban a cabo
actos tanto religiosos como profanos, en la actualidad, aunque se siguen realizando, la
asistencia de feligreses ha decaído, a la par que se han suprimido las celebraciones
profanas, quedando únicamente las religiosas, evidenciando de esta forma una debacle
en el culto y la importancia que alguna vez llegaron a tener.
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14 Aquí, lo mismo que en el anexo 3.1, utilizo como sinónimos "fiesta titular" y "fiesta
patronal"; es decir, la fiesta dedicada al santo a cuyo patronazgo está dedicado el templo.
Las demás fiestas de los santos y vírgenes del mismo templo las denominaremos "fiestas
secundarias". Asimismo, cuando hablemos de "fiestas importantes", éstas serán
básicamente las no dedicadas al patrono, sino a otro santo, reconociendo que algunas de
ellas superan en lucimiento a las de los titulares.
15 Las marmotas fueron también elementos ligados a la evangelización en la época
colonial. Se supone que en ellas se pintaban pasajes principales del Antiguo y Nuevo
Testamento y en el interior se encendían velas para iluminar los lienzos (Gillow,
1921:270).
16 Estas mujeres pertenecían al barrio de las Chinas, ubicado en el centro de la ciudad y
formado en su mayoría por comerciantes del mercado. La canasta enflorada que llevaban
sobre la cabeza, realizada por lo general en el pueblo de Trinidad de las Huertas, era una
“manda” o un acto de penitencia pública, pues se decía que las mujeres que las portaban,
les ponían piedras en el fondo, para que les sirviera de mortificación voluntaria (Méndez,
1997:79).
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fiestas; eran unos tendidos de mantas, formando entoldados que eran sostenidos por
palos. Actualmente están formados por techos y paredes de láminas metálicas.
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lugar, lo mismo que los expendios de dulces típicos, fruta, ropa, discos
piratas y mercancías religiosas, por citar algunos. A la par, se instalan
los juegos mecánicos, dirigidos básicamente a la población infantil, como
la Rueda de la Fortuna o los “Caballitos”, o bien, los llamados "juegos
tradicionales", como las “canicas”, el tiro al blanco o los palos ensebados.
En algunos barrios se llevan a cabo bailes populares (gratuitos o de
paga), audiciones musicales, comidas comunitarias y otras actividades
realizadas con el fin de allegarse fondos para el templo, como verbenas y
kermeses.
19 Utilizaremos para la reconstrucción del calendario festivo básicamente dos fuentes, los
materiales bibliográficos y los etnográficos. De los primeros, es de mencionar la valiosa
ayuda que ha supuesto el Calendario de Fiestas Tradicionales del Municipio de Oaxaca de
Juárez, realizado en 1998 por la Dirección de Turismo del Honorable Ayuntamiento de
Oaxaca de Juárez, y al cual nos referiremos como HAOJ, que nos ha permitido
sistematizar el conjunto de fiestas y ayudado a ordenar nuestros datos etnográficos.
Muchas de las descripciones han sido basadas en este material, al que hemos anexado
algunos datos obtenidos en la participación –a lo largo de cuatro años- en la mayoría de
las festividades aquí consignadas.
20 Remitimos al anexo 3,1 para observar el calendario festivo oaxaqueño, dividido en
tiempos litúrgicos, fecha de cada festividad, lugar en que se llevan a cabo, así como un
comentario breve sobre las mismas.
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Este es un culto que data de la época colonial y que fue adquiriendo con
el paso del tiempo características propias, “de tal manera que hasta el
vestuario se conformó con elementos locales, que permiten identificar las
regiones a donde se ha extendido su culto. Bastante disminuida, pero no
por ello superada, esta festividad es la fiesta de los oaxaqueños por
excelencia” (HAOJ, 1998:37)24. Destaca sobre otras por el convite,
cuando se recorren los mercados y el centro de la ciudad; por la calenda,
que se prolonga por toda una noche, y que era, hasta hace unas décadas,
la más suntuosa e importante de todas las que se llevaban a cabo en la
ciudad, ya que a ella no solamente concurrían los vecinos del barrio, sino
devotos de diversas partes del estado (Acevedo, 1989: 42-43); y por toda
la serie de actos litúrgicos que enfatizan su importancia sobre las demás
fiestas.
24 Se dice que la Virgen de la Soledad escogió quedarse en Oaxaca para ser venerada. La
leyenda sobre su aparición menciona que en el siglo XVII un arriero, procedente de
Veracruz, notó que en su camino hacia Guatemala se anexó a su andar una mula que
llevaba como carga un cajón. Al llegar a Oaxaca, decidió notificarlo a la autoridad local,
pero antes de llegar ahí, la mula se dejó caer a las puertas de la ermita de San Sebastián.
No fue posible levantarla sino una vez que fue liberada de su carga; entonces se levantó,
pero inmediatamente volvió a caer, esta vez muerta. La autoridad mandó a abrir la caja y
en su interior se encontró una cabeza y un par de manos, junto a un letrero que decía:
“Nuestra Señora de la Soledad al pie de la Cruz”, así como la cabeza de un Cristo. Este
último fue enviado al templo del Carmen Alto, mientras que la Virgen se quedó en la
ermita, iniciándose con ello el culto a la imagen (Arquidiócesis de Oaxaca, 1909:1-2).
25 Hasta hace algunas décadas, las posadas organizadas por los vecinos de las colonias
finalizaban (en todas las noches que duraban) con bailes populares. Actualmente, como
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por ejemplo en la Colonia Reforma, algunas posadas son organizadas por la parroquia, y
otras por los mismos vecinos, que reúnen dinero entre ellos para sufragar los gastos de
las piñatas, los dulces, el “ponche” y los bocadillos que se ofrecen a los asistentes. Si bien
en muchos sitios ya no se realizan bailes es debido sobre todo a la crisis económica que
afecta a la población.
26 Sobre las fiestas principales que se celebran en el barrio de Xochimilco, véase a
Bustamante (1989).
27 Sobre esta festividad, véase el trabajo de Méndez (1997), quien reseña la historia de la
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28 En el templo del Carmen Alto se lleva a cabo una calenda, en la que participan los
Reyes Magos, que recorre el zócalo y regresa al templo, para la misa y la posterior
colación por parte de la madrina. En los demás templos de la ciudad, esta actividad
puede variar o simplemente no realizarse.
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32 Larumbe (1998:116) presenta una reconstrucción de los carnavales de los años treinta
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33 Ramírez (2001ª:2) señala que originalmente (posiblemente hasta el S. XIX) fue una
celebración religiosa, pues era costumbre acudir al viacrucis en el templo del hoy
desaparecido barrio de Tepeaca, a cuyo término se acudía a comprar flores por los
alrededores. Actualmente esta tradición es organizada por dependencias
gubernamentales y en ella participa la Marimba o la Banda de Música del Estado, que
amenizan las mañanas.
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34 Se dice que esta tradición posiblemente comenzó cuando en los atrios de algunas
iglesias del Centro Histórico se realizaba la representación del pasaje bíblico que refería al
encuentro de Jesús con la Samaritana. Se utilizaban para ello diversas imágenes,
sobresaliendo la que representaba a la Samaritana, vestida como China Oaxaqueña
(Ramírez, 2001b:5). Una descripción de cómo se llevaba a cabo en los años cincuenta es
posible encontrarla en Zúñiga y Aquino (1989:39-42).
35 Principalmente en Jalatlaco, el Marquesado, San Juan Chapultepec y algunas agencias
municipales más. Al respecto, Larumbe (1998:122) hace un recuento de los objetos que
se colocaban en los altares de Dolores. Villa (2001) se refiere brevemente a esta práctica.
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36 Se dice que esta costumbre se originó porque la gente del barrio quería agradecer el
esfuerzo de los que desde Oaxaca llegaban hasta ahí, fatigados por la subida, para
participar en las ceremonias religiosas de Semana Santa (Bustamante, 1989:17).
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37 Los relicarios se portan en las procesiones de estandartes, que pueden ser observados
en algunas de las fiestas que se celebran en las iglesias del Centro Histórico. Ahora bien,
la Exposición tiene como finalidad exhibir estos objetos religiosos como parte de la
creación de los artesanos oaxaqueños, ya que éstos son “una evocación a la sensibilidad
creadora del oaxaqueño, que recuerda algunos momentos de la mezcla de antiguos modos
de ser indígena y español, arte mestizo que demuestra lo que puede ser una cultura, a la
que se rinde homenaje a través de la contemplación de estas piezas” (Morales, 2001:9).
38 Entre los templos que participan se encuentran los de La Sangre de Cristo, Santo
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39 Algunos de ellos son los del Carmen Alto, Xochimilco, Ixcotel, San Felipe del Agua,
Trinidad de las Huertas, los Siete Príncipes, San Juanito, el Marquesado, San Francisco.
Referencias a esta fiesta, de la forma en que se realizaba en la época colonial, las
encontraremos en los capítulos cinco y seis.
40 Otros ejemplos de festividades que congregan a residentes en la ciudad de Oaxaca, que
fundamentan su identidad en su lugar de origen, son las velas que realizan los zapotecos
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istmeños, o las fiestas de zapotecos serranos (que incluso llevan a la ciudad –desde sus
pueblos de origen- a la banda de música). Estas festividades son consideradas como
privadas y no como fiestas de la ciudad, aunque en muchas ocasiones, los contingentes
realicen un recorrido por las calles del Centro Histórico.
41 Para una descripción breve de cómo se realizaba la fiesta de San Marcial, el 3 de julio,
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en 1777 el cura de la parroquia de Jalatlaco; en él habla del Pendón Real, una bandera
que “trajo dicho conquistador (Hernán Cortés), muy vieja y raída...” (Esparza 1994:398),
que era sacada en procesión en la fiesta de San Marcial.
42 La fiesta titular del templo de La Compañía, donde residen los jesuitas, es el 31 de
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46 Larumbe (1998) describe la forma en que esta costumbre oaxaqueña se llevaba a cabo
en los años treinta y cuarenta.
47 Otro de los lugares en donde se lleva a cabo es en la ex Hacienda del Rosario.
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todos pueden acceder a este honor sino únicamente aquellos que además
de ser personas honorables reconocidas por la comunidad, pueden llegar
costear una festividad de este tipo. Aunque no es la fiesta titular, existe
la costumbre de realizar una calenda, a la vez que alrededor del templo
se ubican puestos de comida, el comercio ambulante, las ferias y juegos
mecánicos, además de los tradicionales. Es una de las fiestas más
vistosas de Oaxaca.
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