Gracias A Winn Dixie
Gracias A Winn Dixie
Gracias A Winn Dixie
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Gracias a Winn-Dixie
Gracias a Winn-Dixie
KATE DICAMILLO
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cereales, dejamos atrás las cajas y salimos por la puerta. Capítulo2
Una vec3 que estuvimos seguros en el exterior, lo
examiné con cuidado y me di cuenta de que su aspecto no
era tan bueno. Era grande, pero flacucho; podías contarle
las costillas. Además estaba lleno de pelones. Era como
un gran troc30 de alfombra marrón que hubiera estado a
la intemperie mucho tiempo.
-Estás hecho un asco -le dije-. Apuesto a que no El verano que encontré a Winn-Dixie fue también el vera
tienes dueño. no en el que el pastor y yo nos trasladamos a Naomi, en
Volvió a sonreír me. Es decir, volvió a llevar los labios Florida, para que pudiera hacerse cargo del puesto en la
hacia atrás y a enseñarme los dientes. Me echó una iglesla baptista Bra0os Abiertos de Naomi. Mi papá es un
sonrisa tan enorme que le prov�có un estornudo. Fue buen pastor y un hombre agradable. pero a veces me resulta
como si me dijera: «Ya sé que estoy hecho un asco, ¿no difícil pensar en él como mi papá porque pasa muchísimo
es gracioso?». tiempo re0ando o preparando los sermones. Así que, cuando
Era muy difícil no enamorarse inmediatamente de pienso en él, lo Hamo «el pastor». Antes de que yo naciera fue
un perro que tenía un sentido del humor tan estupendo. misionero en la India y de ahí viene mi nombre de pila. Pero
-Vamos -le dije-. Veamos lo que opina el pastor suele llamarme por mi segundo nombre, Opal. porque ése
de ti. era el nombre de su madre. Y la quería mucho.
Y los dos, Winn-Dixie y yo, nos pusimos a andar En cualquier caso. mientras Winn-Dixie y yo andába
hacia casa. mos hacia casa. le conté de dónde venía mi nombre y le dije
que acabábamos de llegar a Naorni. Le conté también cosas
del pastor: le expliqué que era un buen hombre aunque estu
viera demasiado distraído con los sermones y las oraciones
y los seres sufrientes como para ir al supermercado.
-Pero ¿sabes qué? -le dije a Winn-Dixie-. Tú eres
un perro sufriente, así que lo más probable es que se haga
cargo de ti a la primera y me deje quedarme contigo.
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Winn-Dixie levantó la cabe0a hacia mí y meneó la --¿Papi? -dije.
cola. Cojeaba un poco, como si tuviera algún problema -Hummm -respondió.
en una pata, y, tengo que admitirlo, apestaba. Apestaba -Papá, ¿recuerdas que siempre me dices que tene-
muchísimo. Era un perro muy feo pero yo lo quería ya con mos que cuidar de los que tienen menos suerte que
todo mi cora0ón. nosotros?
Cuando llegamos al aparcamiento de remolques -Mmmm-hummm -respondió. Volvió a frotarse la
El Rincón Amistoso le dije a Winn-Dixie que tenía que nari5 y rebuscó entre sus papeles.
comportarse estupendamente y estar de lo más tran -Bien -dije-. He encontrado a uno que tiene menos
quilo, porque se trataba de un aparcamiento donde sólo suerte en el supermercado.
vivían personas mayores y el único motivo por el que se me -¿De verdad? -respondió mi padre.
permitía entrar allí era porque yo era la hija del pastor, y -Sí, señor -respondí mirando al pastor muy fijamen-
era una niña buena y tranquila. Yo era lo que el director del te. A veces me recuerda a una tortuga escondida dentro
aparcamiento de remolques El Rincón Amistoso, el señor de su capara0 ón, ahí metida pensando en sus cosas y sin
Alfred, llamaba «una excepción». Le dije a Winn-Dixie que sacar ni una sola ve0 la cabe0a para ver el mundo.
también él tenía que comportarse como una excepción: le -Papá, me preguntaba si... ¿podría ese uno con
expliqué muy clorita que nada de peleas con los gatos de menos suerte quedarse con nosotros una temporada?
don Alfredo ni con el histérico perrito yorkshire de la seño Por fin, el pastor levantó la cabe0a, me miró y dijo:
ra Detweller, Samuel. Winn-Dixie levantó la cabe0a hacia -Opa!, ¿de qué estás hablando?
mí y me miraba mientras yo le decía todo esto. Juro que --He encontrado un perro -respondí--. Y quiero
puso cara de entenderme. quedarme con él.
-¡Siéntate! -le dije cuando llegamos al remolque. Se -r\Jada de perros -contestó el pastor-. Ya hemos
sentó inmediatamente. Estaba bien educado. hablado de eso otras veces. No te hace falta un perro.
-Quédate aquí -le dije-; vuelvo ahora mismo. -Ya lo sé -respondí-. Ya sé que no necesito un
El pastor estaba sentado en la sala de estar, trabaja perro. Pero este perro me necesita a mí. Mira -dije. Fui a
ba en la pequeña mesa plegable. Estaba rodeado de pape la puerta del remolque y grité-: ¡Winn-Dixie!
les y en ese momento se rascaba la nari0 , lo que significaba Las orejas de Winn-Dixie se dispararon en el aire:
que estaba reflexionando. Pensaba muy intensamente.· hi0o muecas, estornudó, subió cojeando los escalones
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del remolque, entró en eHa y dirigiéndose al pastor puso Capítulo 3
la cabe0a en su rega0o, exactamente sobre una pila de
papeles.
El pastor miró a Winn-Dixie. Miró sus costillas, su pelo
enmarañado y los pelones. Arrugó la nari0: ya he dicho que
el perro olía muy mal. Winn-Dixie levantó la cabe0a y miró
a su ve0 al pastor.
Echó hacia atrás los labios, le enseñó sus dientes Empecé con Winn-Dixie inmediatamente: lo primero
desiguales, meneó la cola y tiró unos cuantos papeles era limpiarlo bien, así que le di un baño. Usé la mangue
de la mesa. Por último estornudó y cayeron al suelo más ra del jardín y champú infantil. Lo soportó corno un
papeles. valiente, pero no puedo decir que !e gustara. Durante
-¿Le has pu,�sto algún nombre a este animal? - todo el rato que duró el baño tuvo un aspecto ofendido
preguntó el pastor. y ni me enseñó los dientes ni meneó la cola una sola
-Winn-Dixie -susurré. Tenía miedo de decir algo en ve0. Después de lavarlo bien y secarlo le di un cepilla
vo0 demasiado alta. Estaba claro que Winn-Dixie le estaba do de primera. Utilicé mi propio cepillo del pelo y me
dando una buena impresión al pastor. Le estaba haciendo esforcé mucho para deshacer los nudos y !os pegoto
sacar la cabe0a del capara0ón. nes de la capa de pelo. No le importó que lo cepillara,
-Bien -dijo el pastor-, es un perro abandonado, si al contrario: meneaba la cola como si se sintiera muy
alguna ve0 he visto uno. bien. Durante todo el tiempo que estuve trabajando
Dejó el lápi0. rascó a Winn-Dixie detrás de !as orejas con él le hablé sin parar.
y añadió: Y él escuchaba. Le dije lo mucho que nos parecíamos:
-Y uno con menos suerte, desde luego que no. Eso --Fíjate -le dije-, no tienes familia y yo tampo
seguro. ¿Buscas un hogar? -preguntó el pastor muy baji co. Tengo al pastor, desde luego, pero no tengo mamá.
to a Winn-Dixie. Quiero decir, tuve una, pero no sé dónde está. Se marchó
Winn-Dixie meneó la cola. cuando yo tenía tres años. Casi no me acuerdo de ella. Y
-Bien -dijo el pastor-, supongo que ya lo has apostaría cualquier cosa a que tú tampoco te acuerdas
encontrado. mucho de tu mamá. Así que somos casi huérfanos.
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Winn-Dixie me miró a los ojos cuando le dije eso, corno Winn-Dixie me miró tan fijamente que estornudó.
si se sintiera aliviado de que por fin alguien entendiera su -Pensaré en ello -dije \:lº·
situación. Le hice un gesto con la cabe0a y seguí hablando. Cuando terminé con él, el aspecto de Winn-Dixie
-Tampoco tengo amigos, porque se quedaron todos había mejorado mucho. Todavía tenía pelones, pero su pelo
en nuestro antiguo pueblo en Watley. Wat!ey está en el había cobrado un aspecto limpio y briUante. Todavía podías
norte de Florida. ¿Conoces esa 0ona? verle las costillas, pero ya me ocuparía yo de que comie
Winn-Dixie miró al suelo como si intentara recordar si ra bien para solucionar ese problema. Nada podía hacer
conocía el norte de Florida. sin embargo con sus dientes rotos y amarillos, porque le
--¿Sabes qué? -dije-. Desde que nos trasladamos daban ataques de estornudos cada ve¡s que intentaba
aquí. he estado pensando en mi mamá súper-súper-súper cepillárselos con mi cepillo de dientes, así que finalmen
harto, mucho más de lo que nunca lo hice cuando vivíamos te me rendí. Pero. en conjunto, su aspecto era muchísimo
en Watley. mejor, así que lo subí al remolque y se lo enseñé al pastor.
Winn-Dixie consiguió mover las orejas y levantar las -Papá -dije.
cejas al mismo tiempo. -Hummm -respondió él. Preparaba un sermón y
-Me parece que también el pastor piensa en mi parecía hablar consigo mismo.
mamá todo el tiempo. Todavía la quiere; lo sé porque a -Papi, quiero enseñarte al nuevo Winn-Dixie.
veces oía hablar de él a las señoras que iban a la iglesia de El pastor dejó el lápi0 sobre la mesa, se frotó la nari0
Watley, y decían que aún esperaba que ella volviera. Pero y levantó la vista.
él no me dice eso: no me habla nunca de ella. Y querría -¡Bien[ -dijo, sonriendo ampliamente mientras
saber más; pero tengo miedo de preguntarle al pastor. miraba a Winn-Dixie-, pero muy bien. Vaya aspecto más
Tengo miedo de que se enfade conmigo. estupendo que tienes.
Winn-Dixie me miró fijamente, como si intentara Winn-Dixie le devolvió la sonrisa al pastor. Se adelan
decir algo. tó y posó su cabe0a sobre el rega0o de mi padre.
-¿Qué? -pregunté. -Ahora huele muy bien -añadió el pastor. Rascó la
El perro siguió mirándome muy quieto. cabe0a de Winn-Dixie y le miró a los ojos.
-¿Te parece que debería pedirle al pastor que me -Papá -dije muy rápidamente, antes de que se me
contara cosas de ella? fuera el valor-, he estado hablando con Winn-Dixie.
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Capítulo4
-¿De verdad? -dijo el pastor mientras seguía
rascándote la cabe;sa al perro.
-Le he dicho, y él está de acuerdo conmigo, que
como ya tengo die;s años soy lo suficientemente mayor
para que me cuentes cosas de mamá. Die;s cosas nada
más, eso es todo.
El pastor dejó de rascarle la cabe0a a Winn-Dixie y
se quedó muy quieto. Me di cuenta de que pensaba en la
- LJ no -empe0ó el pastor. Estábamos sentados
en el sofá con Winn-Dixie entre nosotros. Winn-Dixie ya
conveniencia de volver a meter la cabe0a en el caparaoón.
había decidido que el sofá le gustaba un montón.
-Una cosa por cada año de mi vida -añad(-. Por
-Uno -dijo el pastor de nuevo. Winn-Dixie lo miró
favor.
con fije3a-. Tu mamá era muy divertida. Podía hacer que
Winn-Dixie levantó la vista ,hacia el predicador y le
casi cualquiera se partiera de risa. Dos -añadió-. Tenía
dio un golpecito con el hocico. El pastor suspiró y le dijo a
pecas y el pelo rojo.
Winn-Dixie:
-Igual que yo -contesté.
-Debería haberme imaginado que ibas a dar
-Igual que tú -asintió el pastor.
problemas.
-Tres. le gustaba plantar cosas. Y se le daba muy
Luego me miró a mí. Después, mirando al perro.
bien. Podía plantar una rueda en eljardín y recoger un auto.
añadió:
Winn-Dixie comen0ó a mordisquearse una pata. y le
-Vamos a ver, Opal. Siéntate y te contaré die;s
di un coscorrón para que parara.
cosas de tu mamá.
-Cuatro -prosiguió el pastor-. Corría mucho. Si
echabas una carrera con ella no podías darle ni siquiera
un palmo de ventaja, porque siempre te ganaba.
-También yo soy así -contesté.
En nuestro pueblo, en Watley, echaba carreras con
Liam Fullerton y le ganaba por mucho, y él decía que no
era justo, porque los chicos y las chicas no tienen que
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echar carreras entre ellos, para empe6ar. Yo le contes estaban. Y nunca se cansaba de mirarlos. Número
taba que era un mal perdedor y un llorón. ocho -dijo el pastor con los ojos cerrados-. detesta
El pastor hi6o un gesto de asentimiento y se quedó ba ser la esposa de un pastor. Decía que le resulta
callado durante unos segundos. ba imposible aguantar a las beatas de la iglesia, que
-Me puedes contar cuando quieras el número ju0gaban su manera de vestir y sus guisos y su modo
cinco -dije. de cantar. Decía que la hacían sentirse como un insec
-Cinco -contestó-. No sabía cocinar. Lo quema to bajo el microscopio.
ba todo, incluyendo el agua. Lo pasaba fatal abrien Winn-Dixie se tumbó en el sofá con el hocico en el
do una lata de porotos. No sabía por dónde empe0ar regaio del pastor y la cola sobre mí.
cuando estaba delante de un filete. Seis. -Diei -dijo el pastor.
El pastor se tomó su tiempo para frotarse la nari0 -Nueve -le corregí.
y mirar al techo. -Nueve -rectificó el pastor-. Bebía, bebía cerve-
Winn-Dixie también miró hacia arriba. Al fin, el 0a y whisky y vino. A veces no podía dejar de beber.
pastor añadió: Y eso hacía que tu mamá y yo discutiéramos mucho.
-El número seis es que a tu madre le encantaban Número die0 -añadió con un gran suspiro-, el número
los cuentos. Podía estarse todo el tiempo del mundo die0 es que tu mamá te quería. Te quería muchísimo.
sentada escuchando cuentos. fábulas, lo que fuera. -Pero me abandonó -contesté.
Le encantaba que le contaran historias. Le gustaban -Nos abandonó -dijo el pastor en vo6 baja. Vi
sobre todo las divertidas. las historias que la hacían cómo retraía su vieja cabe0a de tortuga en el interior
reír. de su estúpido capara0ón-. Hi0o las maletas y nos
El pastor hi6 o un gesto de asentimiento con la abandonó. Se lo llevó todo.
cabe6a como si estuviera mostrando su conformidad -Bien -dije. Me levanté del sofá de un salto. Winn
consigo mismo. Dixie hi0o lo mismo. Añadí-: Gracias por contármelo.
-¿Cuál es el número siete? -pregunté. Fui derecha a mi habitación y escribí las die;s
-V7amos -siguió-, se sabía todas las constela- cosas que el pastor me había contado. Las escribí del
ciones y todos los planetas del cielo nocturno. Todos mismo modo en que me las había dicho para que no
y cada uno -de ellos. Se sabía sus nombres y dónde se me olvidaran y se las leí en VOi3 alta a Winn-Dixie
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hasta que me las aprendí de memoria. Quería saber Capítulo 5
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supermercado de la cadena Compra Rápida, y cuando entonces el pastor dio comien0 o a su sermón. No había
entras por la puerta delantera lo primero que ves es el pronunciado más que dos o tres palabras cuando fuera
lema de la compañía. Está escrito en el suelo con peque- se oyó un terrible aullido.
ñas baldosines rojos que componen letras muy grandes. El pastor intentó ignorarlo.
Se lee: «Compra Rápida». El pastor intentaba tapar los -Hoy ... -dijo.
baldosines con pintura, pero las letras no permanecían -¡Auuurrr, aurrrrr, auuuuuurrrrr! -aulló
cubiertas mucho tiempo. con lo que había terminado Winn-Dixie.
abandonando su empeño y los había dejado tal cual. -Por favor -dijo el pastor.
La otra particularidad de la iglesia Bra¡sos Abiertos -¡Auuurrr, aurrrrr, auuuuuurrrrr! --respondió
que la diferenciaba de las demás iglesias es que no Winn-Dixie.
tenía bancos. La gente traía sus propias sillas plega -Amigos míos... -intentó proseguir el pastor.
bles. taburetes o sillas de jardín, y en ocasiones parecía -¡Arrrruuuuipppp! -gimió Winn-Dixie.
que la congregación era más bien un grupo de gente que Los fieles empe0aron a revolverse en sus sillas
veía un desfile o que descansaba en una barbacoa en plegables y a mirarse unos a otros.
lugar de asistir a una iglesia. Era pues una iglesia más -Opat -dijo el pastor.
bien rara y pensé que Winn-Dixie se adaptaría bien a -¡Oauuuuuoooo! -respondió Winn-Dixie.
ella. Pero la primera ve¡s que llevamos a Winn-Dixie a -¿Sí, señor? -contesté yo.
Bra¡sos Abiertos el pastor dijo que iba a dejarlo junto a la -¡Anda a buscar ese perro! -chilló mi padre.
puerta delantera. -¡Sí. señor! -contesté chillando yo también.
-¿Para eso lo hemos traído hasta aquí? ¿Para Salí. desaté a Winn-Dixie y lo metí en la iglesia.
dejarlo fuera? -le pregunté al pastor. Se sentó junto a mí y levantó la cabe0a para sonreír al
-A los perros no se les permite entrar a la iglesia, pastor. que no pudo evitar devolverle la sonrisa. Winn
Opal -respondió el pastor-. Ése es el motivo. Dixie tenía ese efecto en él.
Ató a Winn-Dixie a un árbol diciendo que daba Así que el pastor comen0ó su sermón de nuevo.
mucha sombra y que iba a estar estupendamente. Winn-Dixie escuchaba con mucha atención, moviendo
Pues no, no estuvo estupendamente. Comen0ó el las orejas de un lado a otro para intentar no perderse
servicio religioso, se cantaron unos himnos. se re0ó y ni una sola palabra. Y todo habría ido estupendamente
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si no hubiera sido por el ratón que cru0 ó el suelo a toda meneando la cola y sujetando al ratón en la boca con mucho
carrera. cuidado, sin dejar que se escapara pero sin morderlo.
En Bra0os Abiertos había ratones. Venían de la -Me da la impresión de que ese quiltro tiene algo de
época en que la iglesia era un Compra Rápida !:l había perro de ca0a -dijo alguien detrás de mí-. Se ha porta
muchas cosas buenas para comer en el edificio. Cuando do como un verdadero campeón.
el Compra Rápida se convirtió en la iglesia baptista Winn-Dixie se acercó hasta el pastor con el ratón en
Bra0os Abiertos de Naomi, los ratones se quedaron por la boca y lo soltó a sus pies. Cuando el ratón intentó esca
allí para comerse todos los mendrugos !:l cualquier resto parse. Winn-Dixie le pisó la cola con una pata, levantó la
apetitoso que pudieran encontrar. cabe0a y sonrió al pastor, enseñándole todos los dientes.
El pastor siempre decía que iba a hacer algo al respec El pastor miró al ratón, miró a Winn-Dixie, me miró a mí
to, pero nunca lo hi0o. Porque la verdad es que no podía y se frotó la nari6. Se había hecho un silencio absoluto en
soportar la idea de herir a nadie, ni_ siquiera a un ratón. el antiguo Compra Rápida.
Pues bien, Winn-Dixie vio al ratón y se fue a por él -Recemos -dijo finalmente el pastor-. por este
de un salto. Todo estaba quieto !:l tranquilo !:l solemne y el ratón.
pastor hablaba y hablaba, y un momento después Winn Todo el mundo empe0ó a reír y a aplaudir. Et pastor
Dixie se había convertido en un proyectil peludo dispara agarró al ratón por la cola, se acercó hasta la puerta y lo
do por todo el edificio que intentaba agarrar a un ratón. lan0ó por ella, y todo el mundo aplaudió de nuevo.
Ladraba estentóreamente y patinaba sobre el pulido Entonces volvió y todos re6amos juntos. Yo recé por
suelo de Compra Rápida y los allí congregados chillaban. mi mamá, explicándole a Dios lo mucho que ella habría
aplaudían y señalaban con el dedo, hasta prorrumpir en disfrutado oyendo la historia de Winn-Dixie corriendo
una descarga de vítores cuando Winn-Dixie por fin atra detrás del ratón y atrapándolo sin matarlo: la habría
pó at ratón. hecho reír. Le pedí a Dios poder ser yo la que qui0á le
-Nunca en mi vida había visto a un perro ca0ar un contara esa historia algún día.
ratón -dijo la señora Nordley, que se sentaba junto a mí. Y entonces le expliqué a Dios lo sola que me sentía
-Es un perro esp�cial -le dije. en Naomi. porque no conocía a muchos niños. sólo a los
-Ya me lo imagino -me contestó. que iban a la iglesia. Y no había tantos niños en Bra0os
Winn-Dixie se quedó sentado frente a la congregación. Abiertos. Estaban sólo Dunlap y Stevie Dewberry, dos
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Capítulo 6
hermanos que aunque no eran gemelos, lo parecían. Y
estaba Amando Wilkinson, que siempre tenía el ceño
fruncido corno si oliera algo muy desagradable, y también
Pastelito Thornas, que sólo tenía cinco años y que era
una pequeñajo. Y ninguno de ellos quería ser mi amigo,
porque probablemente pensaban que !:JO iba a contarle al
pastor cualquier cosita mala que hicieran, y que tendrían
problemas con Dios y con sus padres. Así que le dije a
E se verano pasé mucho tiempo en la Biblioteca Conme
morativa Herrnan W. Block. Si dices Biblioteca Conme
Dios que me sentía sola incluso teniendo a Winn-Dixie.
morativa Herman W. Block parece un sitio impresionante,
Y finalmente recé por el ratón como el pastor había
pero no lo es. No es más que una casita llena de libros con
sugerido. Recé para que no hubiera resultado herido
la señorita Franny Block. que los cuida. Es una anciana
cuando salió volando por la puer�a de la iglesia baptista
muy bajita de pelo gris muy corto y fue la primera amiga
Bra0os Abiertos de Naorni. Recé para que hubiera aterri-
que hice en Naomi.
0ado en un tro0o blandito de hierba.
Todo empe0ó cuando a Winn-Dixie no le gustó que
yo entrara en la biblioteca. Porque él no podía. Así que le
enseñé a apoyarse en el antepecho de una de las venta
nas con sus patas delanteras para que pudiera verme en
el interior, mientras yo seleccionaba mis libros: él estaba
perfectamente siempre que me pudiera ver. Pero el asun
to fue que la primera ve0 que le: señorita Franny Block vio
a Winn-Dixie parado sobre sus patas traseras mirando
por la ventana no pensó que fuera un perro, sino un oso.
Esto es lo que sucedió.
Yo estaba seleccionando mis libros canturreando
para mí misma y de repente oí un grito agudo y espanto
so. Fui corriendo hasta la parte delantera de la biblioteca
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y allí estaba la señorita Franny Block, sentada en el suelo -¿Qué ocurrió? -le pregunté.
detrás de su mesa. -Bien -contestó la señorita Franny-. es una
-¿Señorita Franny? -dije-. ¿Se encuentra bien? historia muy larga.
-¡Un oso! -contestó. -Ah, pues muy bien -dije yo-. Me pare6co a mi
-¿Un oso? -pregunté. mamá en que me gustan las historias largas. Pero antes
-¡Ha vuelto! -dijo ella. de que empiece a contármela, ¿podría pasar Winn-Dixie
-¿Ha vuelto? -pregu'nté yo a mi ve3-. ¿Dónde está? y escucharla también? Se siente solo sin mí.
-Ahí fuera -dijo señalando con el dedo a Winn- -No sé qué decirte -contestó la señorita Franny-.
Dixie que. apoyado en el antepecho de la ventana, me No se permite la entrada de perros en la Biblioteca
miraba a través del cristal. Conmemorativa Herman W. Block.
-Señorita Franny Block -dije-. eso no es un oso. -Se portará bien -respondí-. Es un perro que va
Es un perro. Mi perro. Winn-Dixie. a la iglesia.
-¿Estás segura? -preguntó. Y antes de que pudiera decir sí o no, salí, agarré
-Sí. señora -respondí-. Muy segura. Es mi perro. a Winn-Dixie y entré con él. Se dejó caer en el suelo
Lo reconocería en cualquier sitio. de la biblioteca con un «huuuummppff» y un suspiro a
La señorita Franny seguía sentada. jadeante y los pies de la señorita Franny. La señorita Franny miró
temblorosa. hacia abajo y dijo:
-Venga -dije-. Déjeme ayudarla, no pasa nada. -Verdaderamente es un perro muy grande.
Le tendí una mano. la señorita Franny se agarró -Sí. señora -contesté-. Y también tiene un cora-
a ella y la levanté del suelo de un tirón. No pesaba casi i3Ón muy grande.
nada. Una ve3 en pie de nuevo, empe3ó a comportarse -Bien -respondió la señorita Franny. Se inclinó y
como si se sintiera muy avergon3ada, diciendo que yo le dio unos golpecitos a Winn-Dixie en la cabe3a. y Winn
debía de pensar que era una vieja tonta que confundía un Dixie movió la cola de un lado a otro y olfateó los peque
perro con un oso. pero que había tenido una mala expe ños pies de la anciana, que dijo:
riencia hacía mucho tiempo con un oso que había entrado -Déjame que vaya a por una silla y me siente para
en la Biblioteca Conmemorativa Herman W. Block y que poder contarte esta historia como es debido.
jamás había conseguido superarla del todo.
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Capítulo 7
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bueno, y que si le permitiría tenerlo una semana más». Y exactamente en ese momento. justo cuando !os
Sí, señorita. Vaya si me fastidiaban con esto. tres habíamos decidido ser amigos, quién sino Amando
Suspiró y añadió: Wilkinson. la del ceño fruncido, entró en la Biblioteca
-Supongo que soy la única que queda de esos días Conmemorativa Herman W. Block. Se acercó hasta la
remotos. y que se acuerda del oso. Todos mis amigos, mesa de la señorita Franny y dijo:
todos los que conocí cuando era joven. están muertos. -He terminado Johnny Tremain y me ha gustado
Suspiró nuevamente. Tenía un aspecto viejo y triste muchísimo. Ahora quiero algo incluso más difícil porque
y arrugado, tal como yo me sentía a veces, en un pueblo soy una lectora avan0ada.
nuevo, sin amigos y sin una mamá que me consolara. -Sí. querida, ya lo sé -dijo la señorita Franny, y se
También yo suspiré. levantó de la silla.
Winn-Dixie, que había estado tumbado sobre las Amando fingió que yo no estaba allí. Pasó por mi
patas delanteras, se levantó, pasó la mirada de una lado sin mirarme y dijo:
a otra, se sentó y le enseñó los dientes a la señorita -¿Se permite la entrada a los perros en la bibliote
Franny. ca, señorita Franny?
-Mira, vaya. qué te parece -dijo-. El perro me -A algunos -respondió la señorita Franny-. a un
está sonriendo. pequeño grupo selecto.
-Es un taiento que tiene -contesté. Al decir esto. se volvió hacia mí y me guiñó un ojo. Yo
-Pues es un talento estupendo -dijo la señorita le devolví una sonrisa.
Franny-. Un talento estupendo de verdad. Acababa de hacer mi primera amiga en Naomi y
Y le devolvió la sonrisa a Winn-Dixie. nadie iba a estropeármelo, ni siquiera Amando Wilkinson,
-Podríamos ser amigas -le dije a la señorita la del ceño fruncido.
Franny-. Quiero decir. usted. �o y Winn-Dixie podíamos
ser amigos.
La sonrisa de la señorita Franny se ensanchó más
y más y dijo:
-¡Vaya, sería estupendo! -respondió-, estupen-
do de verdad.
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38
-
CapítuloB
·-·- -·-·-· - --· ... --· - -�� -- �-,.,.., � --- ,...,..... -....-�- ·-- ·--· .. ·-
42 43
Y entonces Gertrudis se quedó completamente en -¿Ese pájaro estaba sentado en la cabe0a del
silencio. Estaba sentada en la parte superior del tanque perro? -preguntó. Tenía recogido el pelo en una cola de
inclinando la cabe0a de un lado a otro, mirando a Winn caballo sujeta con una cinta rosa. Aunque en realidad
Dixie; éste le devolvía la mirada y casi no se movía. No no era una verdadera cola de caballo, sino más bien
meneaba la cola. No sonreía ni estornudaba. Se limi una cinta que recogía unos cuantos mechones de pelo.
taba a contemplar a Gertrudis mientras ella lo miraba -Sí -le contesté.
a su ve0 . Y entonces el loro extendió las alas todo lo -Lo he visto -dijo ella. Asintió con la cabe6a y
que daban de sí y voló majestuosamente hasta posarse se volvió a meter el dedo en la boca. Entonces se lo
sobre la cabe0a de Winn-Dixie. sacó de nuevo rápidamente y dijo-: También he visto
-¡Perro! -soltó con su voc3 chirriante. a ese perro en la iglesia. Perseguía un ratón. Yo quiero
Winn-Dixie movió la cola sólo un poquito. un perro como el tuyo, pero mi mamá no me deja. Dice
Y Otis dijo entonces: que si soy buena, muy buena. tal ve3 pueda tener un
-Puedes empec3ar el lunes. pe0 o una cobaya. Eso es lo que dice. ¿Puedo acariciar
-Gracias -contesté yo-. No lo lamentará. a tu perro?
Cuando salimos de la tienda Animales de Compañía -Claro -le contesté.
Gertrudís le dije a Winn-Dixie: Pastelito le estuvo acariciando la cabe0 a a Winn
-Eres mejor haciendo amigos que nadie que yo Dixie durante tanto tiempo y con tanta seriedad que
haya conocido. Apuesto a que si mamá te hubiera cono los ojos del perro se cerraron y se le empe0ó a caer la
cido hubiera pensado que eras el mejor perro del mundo. baba por un costado de la boca. Pastelito dijo entonces:
Winn-Dixie me sonrió y yo le devolví la sonrisa, -Voy a cumplir seis años en septiembre, y cuando
así que ninguno de los dos miraba por dónde iba y casi tenga seis años tendré que dejar de chuparme el dedo.
nos caemos encima de Pastelito Thomas. Allí estaba Voy a dar una fiesta. ¿Quieres venir a mi fiesta? El
la niña. de pie. chupándose el nudillo del tercer dedo. y tema es el rosa. Todos tienen que venir con algo rosa.
mirando por el escaparate de Animales de Compañía -Claro -respondí.
Gertrudis. -¿Puede venir el perro? -preguntó.
Se sacó el dedo de la boca y me miró con sus oja0os -Por supuesto -respondí. Y de repente me sentí
grandes y redondos.- feli0 . Tenía un perro. Tenía trabajo. la señorita Franny
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B!ock era mi amiga. Y estaba recibiendo mi primera Capítulo 9
invitación a una fiesta en Naomi. No me importaba que
me hubiera invitado una niña de cinco años y que la
fiesta no fuera a celebrarse hasta septiembre. Ya no
me sentía tan sola.
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-¡Jo! -se rió la señora Dump-. Y este perro Y como Winn-Dixie la miraba como si fuera lo
¿qué? ¿Cómo lo llamas? más bonito que había visto nunca y como el sándwich
-Winn-Dixie -contesté. Winn-Dixie golpeó el de mantequilla de maní estaba tan rico y corno había
suelo con la cola. Intentó sonreír, pero le resultó más estado esperando tanto tiempo para contarle a alguien
bien difícil con la boca llena de mantequilla de maní. todo sobre mí, lo hice.
-¿Winn-Dixie? -dijo Gloria Dump-. ¿Como el
supermercado?
--Sí, señora -respondí yo.
-Guaaaá -respondió ello-. El nombre de tu perro
se lleva el premio a los nombres raros, ¿no te parece?
-Sí, señora -contesté.
-Estaba a punto de hacerme un sándwich de
mantequilla de maní -dijo-. ¿Quieres uno?
-Bueno -contesté-. Me gustaría mucho,
gracias.
-Ven, siéntate ahí -dijo señalando una silla de
jardín con el respaldo roto-. Pero siéntate con cuidado.
Tal como me pidió, me senté con mucho cuidado
y entonces Gloria Dump me preparó un sándwich de
mantequilla de maní en pan blanco.
Luego se preparó uno para ella y se puso unos
dientes posti0os para comerlo. Cuando hubo termina
do me dijo:
-Me falla miserablemente la vista: sólo puedo ver
la forma general de las cosas, así que tengo que fiarme
de mi cora0ón. ¿Por qué no me cuentas _cosas de ti para
que pueda verte con mi cora0ón?
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Capítulo 10
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Capítulo 11
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retumbaba un trueno Winn-Dixie se comportaba como si hablar. Quería tantísimo al pastor. Lo quería porque él
hubiera llegado el fin del mundo. quería a Winn-Dixie. Lo quería porque le iba a perdonar a
-La tormenta no durará mucho -dijo el pastor-. Winn-Dixie que tuviera miedo. pero sobre todo le quería
Cuando termine, el auténtico Winn-Dixie volverá. por abra0ar a Winn-Dixie como lo hacía en ese momento,
Y así fue. Al .rato la tormenta terminó, dejó de llover. como si ya estuviera procurando que se sintiera seguro.
se interrumpieron los relámpagos y finalmente oímos.
a lo lejos, el último trueno. Winn-Dixie dejó de correr. se
acercó hasta donde estábamos sentados y mirándonos
inclinó la cabe6a como si dijera «¿Qué demonios están
haciendo los dos fuera de la cama en mitad de la noche?».
Se subió al sofá con nosotros de ese modo tan extraño de
subir que tiene, como si se deslie5ara y mirando para otra
parte. como si todo ocurriera por accidente, como si en
realidad no quisiera subirse al sofá. Pero ahí estaba.
Así que los tres nos quedamos allí sentados. Acaricié
la cabe0a de Winn-Dixie y lo rasqué detrás de las orejas
del modo que a él le gusta. El pastor dijo entonces:
-Hay muchísimas tormentas de truenos en Florida
en verano.
-Sí, señor -dije. Temí por un momento que fuera a
decir que no podíamos tener un perro que enloqueciera de
miedo patológico cada ve0 que oyera retumbar un trueno.
-Tendremos que mantenerlo vigilado -dijo el pastor.
Puso los bra0os alrededor de Winn-Dixie-. Tendremos que
asegurarnos de que no salga durante una tormenta: podría
perderse. Hemos de cerciorarnos de que se siente seguro.
-Sí, señor -dije de nuevo. De repente me costó
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Capítulo 12
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-Vamos -dijo--. Tienes que ernpez;ar a barrer. -Corno este perrito del supermercado, ¿no?
Lo que pasa es que debía de sentirse confundi -Pues sí -contesté yo. Nos pusimos a andar:
do porque lo que me tendía en vez; de la escoba era su Pastelito se sacó el dedo de la boca y agarró mi mano.
guitarra. -¿Vas a venir a mi fiesta de cumpleaños?
--¿Con su guitarra? --pregunté. -preguntó.
Se sonrojó, me tendió la escoba y empecé a traba -Pues claro que sí -contesté.
jar. Yo era una buena barredora. Barrí toda la tienda y -El tema es el rosa -dijo ella.
luego les quité el polvo a los estantes. Durante todo el -Ya lo sé -respondí yo.
tiempo que estuve trabajando, Winn-Dixie me siguió, -Me tengo que ir -dijo de repente-. Tengo que
y Gertrudis lo siguió volando muy cerca y posándose irme a casa y contarle a mamá lo que he visto. Vivo
sobre su cabe0a y sobre su lomo mientras decía ronca aquí mismo, en esa casa amarilla. Mi mamá está en el
mente «¡perro!», «¡perro!». porche. ¿La ves? Te está saludando con la mano.
Otis me dio las gracias cuando terminé. Salí de Devolví el saludo a la mujer del porche y me quedé
Animales de Compañia Gertrudis pensando que al mirando a Pastelito, que iba corriendo a toda veloci
pastor probablemente no le iba a gustar mucho que dad para contarle a su madre que Otis era un mago.
estuviera trabajando para un delincuente. Me hi 0o pensar en mi mamá y en cómo me hubiera
Pastelito T hornas, que me esperaba justo enfrente gustado contarle la historia de cómo Otis encantaba
de la tienda. dijo: a los animales. Estaba coleccionando historias para
-Lo he visto todo. ella. Lé contaría también lo de la señorita Franny y lo
Se quedó allí chupándose e! dedo y mirándome del oso y cómo me había encontrado a Gloria Dump y
fijamente. cómo había creído durante un rato que era una bruja.
-¿Que has visto qué? -contesté yo. Me daba la impresión de que éste era el tipo de historias
-He visto a todos esos animales fuera de las que le gustaban a mamá, la clase de historias que la
jaulas y quietos como estatuas. ¿Es mago ese señor? hacían reír a carcajadas, la forma de reír que el pastor
-preguntó ella. me había contado que tenía.
-Más o menos -respondí yo. Pastelito le dio un
abra30 a Winn-Dixie sosteniéndolo por el cuello y dijo:
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Capítulo 13
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-Puede ser divertido tener dos amigos chicos. Capítulo14
-Prefiero mil veces hablar con usted -dije-. Son
estúpidos, son impertinentes y son chicos.
Gloria sacudió la cabe2ía y suspiró y me preguntó
qué pasaba en el mundo y si ten(a alguna historia que
contarle. Y yo siempre la tenía.
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Capítulo 15
ellos los que le hicieron hacer las cosas malas que son
ahora fantasmas?
-Algunas de ellas -contestó Gloria Dump-. Algunas
las hubiera hecho de cualquier forma. con alcohol o sin
alcohol, antes de aprender.
-¿De aprender qué?
-Aprender qué es lo más importante.
-¿Y qué es lo más impor tante? -pregunté.
El sistema de aire acondicionado de la Biblioteca
Conmemorativa Herman W. Block no funcionaba muy
-Es distinto para cada uno -dijo ella-. Lo averi-
bien y sólo había un ventilador; y desde el mismo momen
guarás por ti misma. Pero entretanto tienes que recordar
to en que Winn-Dixie y yo entrarnos en la biblioteca el
que no siempre se puede ju0gar a las personas por lo que
perro se lo apropió. Se echó enfrente de él y levantó la cola
han hecho: tienes que ju0garlas por lo que hacen ahora.
dejando que el aire le moviera todo el pelo. Algunas partes
Tú ju 0gas a Otis por la bonita música que toca y por lo
del pelo de Winn-Dixie estaban muy sueltas y volaban
amable que es con los animales porque es todo lo que
como si fueran pelusas. Me preocupaba que el ventilador
sabes de él, ¿no?
lo dejara calvo, pero a la señorita Franny no le preocupa
-Sí, señora -contesté yo.
ban ninguna de las dos cosas: Winn-Dixie podía acaparar
-Y a los chicos Dewberry, trata de no ju0garlos con
el ventilador si quería y jamás en su vida había visto que
demasiada dure0a, ¿de acuerdo?
un ventilador dejara calvo a un perro.
-De acuerdo -dije.
En ocasiones, cuando la señorita Frann!:J me estaba
-Muy bien -contestó Gloria Durnp volviéndose
contando una historia. le daba un ataque. Eran ataques
mientras se alejaba. Winn-Dixie frotó contra mí su húme
pequeños !:J no duraban mucho: lo que sucedía era que se
do hocico y meneó la cola; cuando vio que no me movía.
olvidaba de lo que estaba diciendo. Se paraba y empe-
se fue trotando detrás de Gloria. Yo me quedé un rato
0aba a temblar como una hojita. Cuando eso sucedía,
más y estudié el árbol. Me preguntaba si mí mamá, estu
Wlnn-Dixie se levantaba de su sitio frente al ventilador
viera donde estuviera, tenía un árbol lleno de botellas. y
y se sentaba exactamente al lado de la señorita Franny
me pregunté también si yo era un fantasma para ella, del
Block. Se sentaba muy erguido, protegiéndola, con
mismo modo que a veces ella era un fantasma para mí.
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sus orejas bien tiesas sobre la cabe6a, como soldados -¿De qué trata? -le pregunté.
montando guardia. Y cuando la señorita Franny dejaba de -¡Pues vaya! -contestó la señorito Franny-. ¡Es
temblar y volvía en sí, Winn:-Dixie le lamía la mano y volvía una historia magnífica sobre la guerra de Secesión!
a tumbarse frente al ventilador. -·¿La guerra de Secesión? -contesté yo.
Siempre que la señorita Franny tenía uno de sus -¡No me digas que no sobes nada de la guerra de
ataques, me recordaba a Winn-Dixie cuando había Secesión! -contestó la señorita Franny Block con aspecto
tormenta. Hubo muchas tormentas aquel verano y yo me como de ir a desmayarse. Agitó las manos delante de su
hice toda una experta en abra3ar a Winn-Dixie cuando rostro.
estallaba una. Lo sujetaba y lo consolaba. Y !e susurraba, y -Claro que sé cosas de la guerra de Secesión -
lo mecía, exactamente de! mismo modo en que él intenta respondí--. La guerra que hubo entre e! Norte y el Sur por
ba consolar a la señorita Franny cuando sufría uno de sus la esclavitud.
ataques. La única diferencia era que yo sujetaba a Winn -La esclavitud, sí -respondió la señorita Franny-.
Dixie también por otra ra6ón: lo sujetaba bien fuerte para Fue también causada por los derechos de los estados y por
impedir que huyera. el dinero. Fue una guerra terrible: mi bisabuelo luchó en ella
Todo esto me hi30 pensar en Gloria Dump. Me pregun cuando no era más que un muchacho.
té quién la consolaba cuando oía el tintineo de las bote -¿Su bisabuelo?
llas, esos fantasmas que hablaban de las cosas malas que -Sí, señorita, Littmus W_ Block. Toda una historia.
había hecho. Yo quería confortar a Gloria Dump, y decidí Winn-Dixie boste6ó abriendo muchísimo !a boca y se
que el mejor modo de hacerlo era leerle un libro, leer lo sufi tumbó junto a ella con un suspiro. Estoy convencida de que
cientemente alto para mantener alejados a los fantasmas. entendía la frase «Toda una historia>>. Y sabía también que
Así que le pregunté a la señorita Franny. Le dije: si me la contaba no nos íbamos a ir en un buen rato.
-Señorita Franny, tengo una amiga mayor que tiene -Adelante, señorita Franny, cuéntemela -la animé.
un problema muy serlo con la vista, y me gustaría leerle un Y me senté con las piernas cru0adas cerca de Winn-Dixie.
libro en vo0 alta. ¿Tiene alguna sugerencia? Lo empujé para intentar que el aire del ventilador me
-¿Sugerencias? -dijo la señorita Franny-. Sí, seño- llegara un poco, pero él fingió que dormía y no se movió.
rita, claro que tengo sugerencias. Naturalmente que tengo Estaba dispuesta y preparada para oír una buena
sugerencias. ¿Qué te parecería Lo que el viento se llevó? historia cuando la puerta pegó un golpeta30 y entró
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Capítulo 16
Amando Wilkinson, la del ceño fruncido. Winn-Dixie se
sentó, la miró e intentó sonreírte, pero ella no le devolvió
la sonrisa, así que se tumbó otra ve 0 .
-Quiero otro libro -dijo Amando dando un golpe
con el que traía en la mesa de la señorita Franny.
-Bien -dijo la señorita Franny-, qui0á no te impor
te esperar. Le estoy contando a India Opal una historia
sobre mi bisabuelo. Desde luego, si quieres quedarte a - L ittmus W. Block era sólo un chico cuando suce
escucharla, serás bienvenida. Será sólo un ratito. dió el tiroteo de Fort Sumter -dijo la señorita Franny Block
Amando exhaló un enorme y dramático suspiro e como comien0o de su historia.
hi30 como que no me veía fingiendo que no le interesaba, -¿Fort Sumter? -dije yo.
pero yo me daba cuenta de que sí. -Fue el tiroteo de Fort Sumter lo que originó la guerra
-Ven a sentarte aquí -dijo la señorita Franny. -explicó Amando.
-Me quedaré de pie, gracias -respondió Amando. -Pues vale -dije yo encogiéndome de hombros.
-Como prefieras -respondió la señorita Franny -Bien, Littmus tenía catorce años. Era alto y fuerte,
pero sólo era un muchacho. Su papá, Artley W. Block, ya
encogiéndose de hombros-. ¿Dónde estaba yo? Oh, sí.
Littmus. Littmus W. Block. se había alistado y Littmus le dijo a su mamá que no podía
permanecer impasible mientras agredían al Sur, así que se
fue también a la guerra.
La señorita Franny echó un vista0o a la biblioteca y
entonces susurró:
-Los hombres y los chicos siempre quieren luchar,
siempre están buscando una excusa para ir a la guerra. Es
lo más triste del mundo, pero tienen esa idea tonta de que
las guerras son divertidas. Y ninguna lección de historia los
convencerá de lo contrario. En cualquier caso, Littmus fue
y se alistó. Mintió cuando le preguntaron la edad.
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»Sí, señorita -siguió-. Como ya he dicho, era un Lo único que hacía a Littmus olvidarse de que estaba
chico muy corpulento. El ejército lo alistó y Littmus se fue hambriento y de que le picaba todo el cuerpo y de que
a la guerra, sin más. Dejaba atrás a su madre y a sus tres tenía frío o calor era que le dispararan. Le disparaban
hermanas: quería ser un héroe. Pero pronto averiguó la mucho. Y no era nada más que un niño.
verdad -concluyó la señorita Franny mientras cerraba -¿Lo mataron? -le pregunté a la señorita Franny.
los ojos y movía la cabe0a. -¡Por Dios! -dijo Amando levantando los ojos al
-¿Qué verdad? -le pregunté. cielo.
-Vaya, pues que la guerra es el infierno -dijo -Vamos, Opal -dijo la señorita Franny-, no esta
la señorita Franny con los ojos todavía cerrados-. ría en este cuarto contando esta historia si lo hubie
Sencillamente, el infierno. ran matado. No existiría; no, señoritas. Sobrevivió a la
-Infierno es una palabra grosera -dijo Amando. Le guerra. Pero era otra persona. Sí, señoritas. Otra perso
eché un vista0o: su ceño parecía más contraído incluso na. Volvió a casa cuando la guerra terminó, caminando
que de costumbre. desde Virginia hasta Georgia. No tenía caballo. Nadie
-Guerra -dijo la señorita Franny con los ojos aún tenía caballos excepto los yanquis. Anduvo todo el rato. Y
cerrados- debería ser también una palabrota. cuando llegó a casa, su casa había desaparecido.
Meneó la cabe¡;sa y abrió los ojos.Me señaló y después -¿Qué pasó? -pregunté. No me importaba si
señaló a Amando y dijo: Amando pensaba que era una estúpida: quería saberlo.
-Ninguna de las dos se lo puede imaginar. -¡Vaya! -gritó la señorita Franny tan fuerte que
-¡No, señora! -dijimos Amando y yo exactamente Winn-Dixle, Amando Wilkinson y yo dimos un salto-,
al mismo tiempo. Nos miramos rápidamente la una a la ¡los yanquis la quemaron! Sí, señorita, la quemaron
otra y luego volvimos la vista hacia la señorita Franny, hasta los cimientos.
que continuó: -¿Qué pasó con sus hermanas? -preguntó Amando,
-No se lo pueden imaginar. Littmus pasaba hambre dando la vuelta a la mesa de la señorita Franny y sentán
todo el tiempo y estaba cubierto por toda clase de pará dose en el suelo. Levantó la vista hacia lo señorita Franny
sitos: moscas, piojos... y, en invierno, tenía tanto frío que y preguntó-: ¿Qué les sucedió?
estaba seguro de que iba a morir helado. ¡Y el verano! No -·Murieron. Muertas de fiebres tifoideas.
hay nada peor que la guerra en verano: se apesta tanto. -Oh, no -dijo Amando con vo¡;s muy bajita.
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-¿Y su mamá? -susurré yo. Capítulo 17
-Murió también.
-¿Y su padre? -preguntó Amando-. ¿Qué le pasó
a él?
-Murió en el campo de batalla.
-¿Llttmus se quedó huérfano? -pregunté yo.
-B
-Sí, señorita -dijo la señorita Franny Block-.
Littmus se quedó huérfano. ien, Littmus volvió a casa después de la guerra
-Es una historia triste -le dije a la señorita Franny. -dijo la señorita Franny siguiendo con su historia-, y se
-Vaya si lo es -dijo Amanda. Me quedé asombrada encontró solo. Se sentó en lo que solía ser el porche delan
de que estuviera de acuerdo conmigo en algo. tero de su casa y lloró y lloró. Lloró como un niño, echa
-No he terminado todavía -dijo la señorita Franny. ba de menos a su mamá y echaba de menos a su papá
Winn-Dixie empe0ó a roncar y le di un empujón con y a sus hermanas y echaba de menos el chico que había
el pie para que no lo hiciera. Quería oír el resto de la histo sido. Cuando terminó de llorar tuvo una sensación rarísi
ria. Me parecía importante saber cómo había sobrevivido ma. De repente le apeteció algo dulce. Quería un caramelo.
Littmus después de perder todo lo que amaba. No había tomado un caramelo en años y fue justo en ese
momento cuando tomó una decisión. Sí, señor. Littmus
W. Block pensó que el mundo era un lugar triste y que ya
había bastantes cosas feas en él y que iba a dedicarse a
ofrecerle algo de dul0ura. Se levantó y se puso a andar.
Anduvo hasta Florida. Y mientras andaba iba pensando
y planificando.
-Planificando ¿qué? -pregunté yo.
-Mujer, planificando la fábrica de caramelos.
-¿La construyó? -pregunté.
-Claro que lo hi0o. Todavía está en pie en Fairville
Road.
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-¿Ese viejo edificio? -dijo Amando-. ¿Ese edificio caramelo de entre mis dedos con mucho cuidado. Intentó
-No es lúgubre -respondió la señorita Franny-. una sola ve15. Luego volvió a mover la cola, me miró y se
allí dende mi bisabuelo empez¡ó a fabricar las Pastillas Yo chupé despacio mi Pastilla Littmus: tenía muy
Littmus, un caramelo que llegó a ser mundialmente buen sabor. Sabía a 3ar0aparrllla y a fresa y a algo que yo
famoso. no conocía. algo que me hi150 sentir así como triste. Miré a
-Ni a mí tampoco -añadí yo. -¿Te gusta? -me preguntó la señorita Franny.
Da la impresión que el mundo ya no tiene ganas de tomar --¿Y a ti, Amando? ¿Te gustan las Pastillas Littmus?
Pastillas Littmus. Pero yo todavía guardo unas cuantas. -Sí, señora -dijo Amando-. Pero me hace pensar
Diciendo esto, abrió el cajón superior de su mesa: en cosas que me ponen triste.
estaba lleno de caramelos. Abrió el cajón que quedaba Me pregunté de qué demonios podía sentirse triste
justo debajo. También estaba lleno de caramelos. La mesa Amando Wilkinson. No era nueva en el pueblo. Tenía una
de la señorita Franny Block estaba llena de caramelos. mamá y un papá. La había visto con ellos en la iglesia.
-¿Les gustaría probar una Pastilla Littmus? -nos -Llevan un ingrediente secreto -dijo la señorita
-Sí, por favor -contestó Amando. -Ya lo sé -respondí-. Noto su sabor especial. ¿Qué
-Nunca he sabido de un perro al que le gustaran los el mundo es capa3 de saborearlo. A los niños, especial
caramelos duros -respondió la señorita Franny-, pero mente, les resulta difícil detectarlo.
La señorita Franny le dio a Amando una Pastilla -Yo también -añadió Amando.
Littmus y a mí dos. Desenvolví una y se la tendí a Winn -Bien. pues -respondió la señorita Franny-,
Dixie, que se sentó, la olfateó, movió la cola, y cogió el probablemente ambas han recibido su dosis de triste0a.
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-Tuve que mudarme de Watley y dejar allí a todos historia, rellené la ficha de Lo que e[ viento se Uevó, que era
mis amigos -dije yo-, eso es algo que me puso muy un libro muy gordo, le dije a Wlnn-Dlxle que se levantara
triste. Y Dunlap y Stevie Dewberry siempre se están y nos fuimos a ver a Gloria Dump. Cuando pasé con mi
metiendo conmigo; ésa es otra tristetíª· Y la más grande bid por la casa de los Dewberry, Dunlap y Stevie jugaban
de todas es que mi mamá me dejó cuando era pequeña. Y a rugby en el patio delantero; me preparé para sacar
casi no me acuerdo de ella. Sin embargo, sigo esperando les la lengua. De repente me acordé de lo que me había
que vuelva para contarle unas cuantas historias. dicho la señorita Franny sobre la guerra, que era el infier
-A mí me recuerda a Carson, señorita -dijo Amanda. no, y pensé en lo que me había dicho Gloria Dump sobre
Parecía, por el sonido de su vo0, que fuera a echarse a no ju0 garlos con demasiada dure3a, así que me limité a
llorar. Añadió-: Tengo que irme. saludarlos con la mano. Se quedaron quietos mirándo
Se levantó y salió casi corriendo de la Biblioteca me: pero cuando casi había dejado atrás su casa vi que
Conmemorativa Herman W. Block. Dunlap levantaba \a mano y me devolvía el saludo.
-¿Quién es Carson? -le pregunté a la señorita -¡Hey! -gritó-. ¡Hola, OpaH
Franny. Repetí el saludo todavía con más ganas mientras
La señorita Franny meneó la cabe0a y respondió: pensaba en Amando Wilkinson y lo estupendo que era
-Triste0a. Éste es un mundo lleno de triste0a. que le gustara tanto una buena historia como a mí. Me
-Pero ¿cómo se le pone eso a un caramelo? -le pregunté de nuevo quién era Carson.
pregunté-. ¿Cómo se mete ese sabor en un caramelo?
-Ése es el secreto -contestó-. Por esa ra0 ón
Littmus hi0o una fortuna. Fabricaba unos caramelos que
eran dulces y tristes al mismo tiempo.
-¿Puedo llevarle uno a mi amiga Gloria Dump? ¿Y
otro a Otis el de Animales de Compañía Gertrudis? ¿Y uno
para el pastor? ¿Y otro para Pastelito?
-Puedes llevarte los que quieras -respondió la
señorita Franny, y me llenó los bolsillos de Pastillas
Littmus. Le di las gracias a la señorita Franny por su
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Capítulo 18
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Winn-Dixie olfateó de nuevo el envoltorio que pendía -¿Que si sé algo de qué?
de la mano del pastor y empe3ó a masticarlo. -¿Sabes algo de ella y de alguien llamado Carson?
-Dame eso -le dije a Winn-Dixie, pero no me hi30 -Carson era su hermano pequeño. Se ahogó el año
caso. Tuve que abrirle la boca, meter los dedos en su inte pasado.
rior y sacarlo. -¿Murió?
-No puedes comer envoltorios de caramelos -le -Sí -dijo el pastor-. Su familia aún sufre muchísimo.
dije. -¿Cuántos años tenía?
El pastor se aclaró la garganta. Pensé que iba a decir -Cinco -respondió el pastor-. Sólo tenía cinco años.
algo importante, qui3á otra cosa que recordaba de mi -Papá -dije yo-, ¿cómo es que no me habías
mamá, pero todo lo que dijo fue: dicho nada?
-Opa\, estuve hablando con la señora Dewberry el -Las tragedias de los demás no deben ser terna de
otro día. Me dijo que Stevie dice que lo llamas bebé calvo. conversaciones frívolas. No había ra6ón para que te lo
-Es verdad. Pero él llama bruja a Gloria Dump todo dijera.
el tiempo, y retrasado mental a Otis. Y una ve3 dijo inclu -Sí. me hacía falta saberlo -dije-, porque me
so que su mamá había dicho que yo no debería pasar ayuda a comprender a Amando. No me extraña que
todo el tiempo con ancianas. Eso es lo que dijo. tenga siempre el ceño tan fruncido.
-Creo que deberías pedirle disculpas -dijo el pastor. -¿Qué ·significa eso? -dijo el pastor.
-¿Yo?-dije. -Nada -contesté.
-Sí-contestó el pastor-. Tú . Vas a decirle a Stevie -Buenas noches. India Opal -dijo el pastor. Se
que lo sientes si le has dicho algo que lo hiriera. Estoy inclinó y me besó y yo olí la 3ar0aparrilla y la fresa y la
seguro de que lo que quiere es ser amigo tuyo. triste(ia me3clados en su aliento. Le dio unos golpecitos
-No lo creo -respondí-. No creo que quiera ser mi a Winn-Dixie en la cabe(ia, se irguió, apagó la lu6, salió y
amigo. cerró la puerta.
-Hay gente que tiene una extraña forma de hacer No me dormí inmediatamente. Me quedé allí tendida
amigos. Irás y le pedirás disculpas. pensando que la vida era como una Pastilla Littmus, en
-Sí. señor -dije. Entonces recordé a Carson. que lo dulce y lo triste estaban entreme6clados y en lo
-Papá -dije-, ¿sabes algo de Amando Wilkinson? difícil que era separarlos. Estaba confusa.
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Capítulo 19
-¡Papá! -grité.
. ,
Un momento después abrió la puerta y me miro
levantando las cejas.
-¿Qué palabra dijiste? ¿Esa palabra que signiflcaba
tristee5a?
A
-Melancolía -dijo.
-Melancolía -repetí. Me gustaba cómo sonaba, la mañana siguiente Winn-Dixie y yo fuimos a barrer
como si tuviera músico escondida dentro. la tienda de animales, y me llevé una Pastilla Littmus para
-Y ahora buenas noches -dijo el pastor. Otis.
-Buenas noches -le contesté. Me levanté de la
-¿Es Halloween? -me preguntó Otis cuando le
cama, desenvolví una Pastilla Littmus y la chupé con
tendí el caramelo.
todas mis fuer0 as pensando en que mamá se había ido. -No -dije yo-. ¿Por qué?
Ése era un sentimiento de melancolía. Y luego pensé
-Pues porque me das un caramelo.
en Amando y en Carson, y eso también me hi50 sentir
-Es un detallito -le dije-. Para hoy.
melancólica. Pobre Amanda. Y pobre Carson. Tenía la
-Oh -dijo Otis. Desenvolvió la Pastilla Littmus y se
misma edad que Pastellto. Pero nunca celebraría su
la metió en lo boca. Después de unos cuantos segundos
sexto cumpleaños.
le empe0aron a caer lágrimas por la cara.
-Gracias -dijo.
-¿Te gusta? -le pregunté.
Asintió con la cabe(ia y dijo:
-Sabe bien, pero también sabe un poco como a
estar en la cárcel.
-¡Gertrudis! -berreó el loro. Cogió el envoltorio de
la Pastilla Littmus con el pico, lo so.ltó, miró a su alrede
dor y repitió-: ¡Gertrudis!
-'-No te puedo dar uno -le dije-. No son-para pájaros.
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Entonces, muy rápidamente, antes de que mi valor hablando yo no dejé de tocar, y eso los puso muy furiosos.
se evaporara, añadí: Intentaron ponerme unas esposas -suspiró-, y no me
-Otis, ¿por qué estuviste en la cárcel? ¿Eres un gustó nada. No habría podido seguir tocando la guitarra
asesino? con esas cosas puestas.
-De eso nada -respondió él. -¿Y qué pasó entonces? -pregunté.
-¿Un ladrón? -Que los golpeé -susurró.
-No, señorita -respondió Otis. Chupó el caramelo -¿Golpeaste a los policías?
con fuer¡;ía y bajó la vista hasta sus puntiagudas botas. -Uh-huh. A uno de ellos lo noqueé bien noqueado.
-No tienes que contármelo si no quieres -contesté Y me mandaron a la cárcel. Me encerraron y me quita
yo-. Es simple curiosidad. ron la guitarra. Cuando finalmente me dejaron salir me
-No soy nada peligroso -dijo Otis--, si es lo hicieron prometer que nunca volvería a tocar la guitarra
que estás pensando. Me siento solo. Pero no soy nada en la calle.
peligroso. Levantó la vista rápidamente hacia mí. luego volvió
-Vale -dije yo y me fui al cuarto trastero a por la a mirar las puntas de sus botas y añadió:
escoba. Cuando volví, Otis estaba de pie en el mismo sitio -Y no lo he hecho, sólo toco aquí. Para los animales.
donde lo había dejado y seguía mirándose los pies. Gertrudis, no el loro, sino la dueña de esta tienda, me dio este
-Fue por la música -dijo. trabajo cuando se enteró por el periódico de lo que me había
-¿Fue qué? -pregunté yo. pasado. Me dijo que me haría bien tocar para los animales.
-Por lo que me metieron en la cárcel. Fue por la -Ahora tocas tu música para mí. para Winn-Dixie y
música. para Pastelito -dije.
-¿Qué sucedió? -Ajá -asintió Otis-, pero no están en la calle.
-No podía dejar de tocar la guitarra. Solía tocar -Muchas gracias por habérmelo contado, Otis
en la calle y a veces la gente me daba dinero. Pero no -dije yo.
lo hacía por eso. Lo hacía porque la música es mejor si -No pasa nada -dijo-. No pasa nada.
alguien te escucha. Bueno, pues un día vino la policía y me Entonces entró Pastelito. Le di una Pastilla Uttmus
dijeron que parara. Me dijeron que estaba quebrantando y la escupió en seguida: dijo que sabía mal. Dijo que sabía
la ley, pero durante todo el tiempo que me estuvieron a no tener perro.
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Capítulo20
Ese día barrí el suelo muy, muy despacio: quería
hacerle compañía a Otis. No quería que se sintiera solo.
A veces parecía que toda la gente del mundo se sentía
sola. Pensé en mi mamá: pensar en ella era lo mismo que
el agujero que exploras con la lengua cuando se te cae
e
un diente. Una y otra ve0 mi mente se iba hasta ese sitio
vacío, el sitio donde yo me sentía como pensaba que ella
uando le conté a Gloria Dump la historia de Otis y de
debía estar.
cómo lo habían arrestado, se rió tan fuerte que tuvo que
sujetarse la dentadura posti0a para que no se le saliera de
la boca.
-Es un hombre solitario -le dije-, y lo único que quie
re es tocar música para alguien.
Gloria se enjugó los ojos con el bajo de su vestido y dijo:
-Ya lo sé, preciosa. Pero a veces tas cosas son tan tris
tes que tienes que partirte de risa con ellas.
-Y ¿quiere usted saber algo más? -dije pensando
aún en cosas tristes-. Esa chica de la que le hablé, la de ta
expresión amargado, Amando, pues fijese, su hermano se
ahogó el año pasado.
Tenía sólo cinco años, la misma edad que Pastelito
Thomas.
Gloria dejó de sonreír. asintió con la cabe0a y dijo:
-Recuerdo haberlo oído. Recuerdo haber oído que se
había ahogado un niño.
-Por eso Amando tiene esa expresión tan amargada
-dije yo-. Echa de menos a su hermano.
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-Lo más probable -asintió Gloria. -Nosotras, usted y yo. Podemos preparar algo de
-¿Cree usted que todo el mundo echa de menos a comer y dar la fiesta aquí en su jardín.
alguien? ¿Como yo echo de menos a mi mamá? -Mmmm-hummm -contestó Gloria Dump.
-Mmmm-hummm -dijo Gloria. Cerró los ojos y -Podríamos hacer sándwiches de mantequilla
añadió-: A veces pienso que todo el mundo tiene el cora- de maní y cortarlos en triangulitos para que se vean
0ón roto. elegantes.
No podía soportar seguir pensando en cosas tristes -Ay, Dios -dijo Gloria Dump-. No sé si a todo el
por las que uno no podía hacer nada, así que dije: mundo le gusta la mantequilla de maní tanto como nos
-¿Quiere usted oír otro capítulo de Lo que el viento gusta a nosotras y a este perro.
se llevó? -Bueno, de acuerdo -dije yo-. entonces podemos
-Me encantará -dijo Gloria-. Lo llevo esperan hacer sándwiches de ensalada de huevo. A las personas
do todo el día. Veamos lo que hace ahora la señorita mayores les gustan.
Escarlata. -¿Sabes hacer ensalada de huevo?
Abrí Lo que el viento se llevó y comencé a leer, pero no -No, señora -respondí yo-. No tengo una mamá
podía dejar de pensar en Otis, y me sentía triste porque que me enseñe esas cosas. Pero apuesto a que usted sí.
no le permitían tocar la guitarra para la gente. En el libro, Y apuesto a que podría enseñarme. Por favor.
Escarlata quería asistir a una gran barbacoa donde iba a -Puede ser -contestó Gloria Dump. Puso la mano
haber música y comida. Así se me ocurrió la idea. en la cabe0a de Winn-Dixie y me sonrió. Supe que me
-¡Eso es lo que tenemos que hacer! -dije cerrando el estaba diciendo que sí.
libro de golpe. Winn-Dixie levantó la cabe0a como un rayo -Gracias -dije yo. Me incliné sobre ella y la abracé,
debajo de la silla de Gloria. Miró alrededor nerviosamente. la abracé bien fuerte. Winn-Dixie meneó la cola e inten
.-¿Eh? -dijo Gloria Dump. tó meterse entre las dos. No soportaba que se le dejara
-Dar una fiesta -dije-. Necesitamos dar una fies·· fuera de algo.
ta. invitar a la señorita Franny Block y al pastor y a Otis. -Va a ser la mejor fiesta del mundo -le dije a Gloria.
Otis puede tocar la guitarra para todo el mundo. También -Pero me tienes que hacer una promesa -dijo
puede venir Pastelito. Le encanta la mús_ica de Otis. Gloria.
-¿Quiénes? -preguntó Gloria. -De acuerdo -contesté yo.
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-Tienes que invitar a los chicos Dewberry. y que vamos a servir sándwiches de ensalada de huevo en
-¿Dunlap y Stevie? lugar de carne.
-Hummm-mmm, no habrá fiesta a menos que los -Suena riquísimo -dijo la señorita Franny. Y enton
invites. ces, señalando a la parte de atrás de la biblioteca, susurró:
-¿Tengo que hacerlo? -Qui6á podrías invitar también a Amando.
-Sí-dijo Gloria Dump-. Quiero que me lo prometas. -Lo más probable es que no quiera venir -contesté
-Está bien, lo prometo -dije. No me gustaba la yo-. No le caigo muy bien.
idea. Pero lo prometí. -Pregúntaselo a ver qué dice -susurró la señorita
Empecé a invitar a la gente de inmediato. Se lo dije Franny.
en primer lugar al pastor. Así que fui hasta la parte de atrás de la biblioteca y le
-Papi -dije. pregunté a Amando Wilkinson con mi vo5 de niña educada
-¿Opa\? -contestó el pastor. si quería venir a mi fiesta. Ella miró a su alrededor muy
-Papi, Winn-Dixie, Gloria Dump y yo vamos a dar nerviosa.
una fiesta. -¿Una fiesta? -se extrañó.
-Muy bien -dijo el pastor-. qué agradable. Seguro -Sí -dije yo-; me encantaría que pudieras venir.
que lo pasarán muy bien. Amando se me quedó mirando fijamente con la boca
-Papi -añadí-, te lo digo porque estás invitado. abierta y después de unos segundos contestó:
-Oh -contestó el pastor. Se frotó la nari0 y -Vale. Quiero decir que sí. Gracias. Me encantará.
añadió-: Ya veo. Y tal como le había prometido a Gloria. se lo pregunté
-¿Podrás venir? -le pregunté. a los chicos Dewberry.
El pastor suspiró y respondió: -No voy a ninguna fiesta de la bruja esa -dijo Stevie.
-No veo por qué no. Dunlap. dándole un buen coda0o a Stevie dijo:
A la señorita Franny Block le entusiasmó la idea. -Iremos.
-¿Una fiesta? -dijo aplaudiendo. -Nada de eso -se opuso Stevie-. La bruja nos coci-
-Sí, señora -le dije-. Más o menos es como el tipo nará en ese caldero que tiene.
de barbacoa en Twelve Oaks que sale en Lo que el viento -Me da igual que vengan o no -dije yo-. Se los digo
se llevó. La única diferencia es que no asistirá tanta gente porque prometí que lo haría.
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-Allí estaremos -aseguró Dunlap. Me hi0o un gesto -No. claro que no -respondí-. No tendrá que
con la cabe3a y sonrió. hablar con nadie. Pero traiga la guitarra, qui3á pueda
Pastelito se puso muy nerviosa cuando la invité. tocar algunas canciones.
-¿Cuál es el tema? ¿De qué va a tratar la fiesta? -Qui0á lo haga -dijo Otis. y volvió la vista a las
-preguntó. botas rápidamente intentando esconder su sonrisa.
-Pues de nada concreto -dije yo. -Gracias -dije yo-. Gracias por haber decidido venir.
-Tienes que pensar un tema -contestó ella. Se
metió un dedo en la boca. se lo sacó y añadió-: No es
una fiesta de verdad si no tiene un tema. ¿Viene el perro?
-preguntó. Rodeó con sus bra0os a Winn-Dixie y lo apre
tó tan fuerte que casi se le salen los ojos de las órbitas.
-Sí-le dije.
-Bien -contestó ella-. E;o puede servir para el
tema. Será una fiesta con tema perro.
-Lo pensaré -le dije.
La última persona a la que invité fue a Otis. Le conté
todo sobre la fiesta y le dije que estaba invitado.
-No. gracias -contestó.
-¿Por qué no? -pregunté yo.
-No me gustan las fiestas -respondió Otis.
-Por favor -supliqué-. No será una fiesta si usted
no viene. Barreré. quitaré el polvo y recogeré durante una
semana. Si viene a la fiesta lo haré.
-¿Toda una semana gratis? -dijo Otis levantando
la vista hacia mL
-Sí -dije yo.
-Pero no tendré que hablar con la gente, ¿no?
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Capítulo21
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sabía lo que se siente cuando se pierde a gente que se quie -Ya los he visto -contesté yo-. Es justamente lo
re, pero no dije una palabra. Estuve muy amable. que necesitábamos. Pegan a la perfección con los sánd
Allí estábamos todos de pie sonriéndonos unos a wiches de ensalada de huevo.
otros y como nerviosos, cuando una vo0 muy chirriante Le dije esto muy suave y muy bajito como si fuera
dijo: un animal salvaje al que quisiera atraer para que comiera
-¡Gertrudis es un pájaro precioso! de mi mano.
Las orejas de Winn-Dlxle se pusieron tiesas de golpe, Otls dio un diminuto paso hacia adelante.
ladró una ve6 y miró a todas partes. También yo miré, -Venga-susurré. Eché a andar, Winn-Dixie me siguió
pero no vi ni a Gertrudls ni a Otls. y cuando volví la cabe¡sa vi que Otis también me seguía.
-Vuelvo inmediatamente -dije a todo el mundo.
Winn-Dixie y yo fuimos corriendo a la parte delantera
de la casa. Y claro que sí: allí de pie, en la acera, estaba
Otis. Llevaba la guitarra a la espalda y a Gertrudis en el
hombro, y en las manos tenía el frasco de pepinillos más
grande que había visto en toda mi vida.
-Otis -le dije-, venga a la parte de atrás, ahí es
donde está la fiesta.
-Oh -dijo él, pero no se movió ni un centímetro;
se limitó a quedarse allí, de ple, sujetando el frasco de
pepinillos.
-¡Perro! -chirrió Gertrudis. Levantó el vuelo desde
el hombro de Otis y aterri 0ó en -la cabe0a de Winn-Dixie.
-No se preocupe, Otis -le dije-. Sólo hay unas
cuantas personas, realmente casi ninguna.
-Oh -repitió Otis. Miró en torno de él como si estu
viera perdido, levantó el frasco de pepinillos y dijo:
-He traído peplnillos.
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Capítulo 23
·----·-·•"·•-�-· -------·-·----·········�---·--··.---
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Capítulo24
-Que tengas muy buena suerte --me dijo. El pastor
y yo salimos del porche y nos adentramos en la lluvia.
-¡Buena suerte! -gritó la señorita Franny desde la
cocina.
-Ese perro no se ha perdido -oí que le decía
Pastelito a alguien-, es demasiado listo para perderse.
Me di la vuelta y miré hacia la casa. Lo último que vi
fue la lu0 del porche reflejándose sobre la cabe0a calva El pastor y yo echamos a andar mientras gritábamos:
de Dunlap Dewberry. Me puse triste al verlo ahí, de pie, «¡¡¡Winn-Dixieee!l!».
en el porche de Gloria, con su reluciente cabe0a. Dunlap Era bueno que lloviera tanto, porque hacía mucho
vio que lo miraba, levantó la mano y me saludó. Yo no le más fácil llorar. Lloré y lloré y lloré y todo el tiempo llama
devolví el saludo. ba a Winn-Dixie.
-¡Winn-Dixieee! -gritaba.
-¡Winn-Dixieee! -gritaba el pastor. Y después
silbaba alto y fuerte. Pero Winn-Dixie no daba señales
de vida.
Recorrimos todo el pueblo. Dejamos atrás la casa
de los Dewberry, la Biblioteca Conmemorativa Herman
W. Block, la casa amarilla de Pastelito y la tienda
Animales de Compañía Gertrudis. Llegamos al aparca
miento de remolques El Rincón Amistoso y lo primero
que hicimos fue mirar debajo de la nuestra. Luego nos
acercamos hasta la iglesia baptista Bra;sos Abiertos de
Naomi. Dejamos atrás las vías del ferrocarril y baja
mos hasta la autopista cincuenta. Los autos pasaban
con sus destellantes pilotos traseros rojos que parecían
mirarnos con malicia.
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-Papá -dije yo-, papá ¿qué pasa si lo han atropellado? la lista de las die0 cosas que sabía sobre mi mamá. La
-Opal -contestó el pastor-. no podemos preocu- memoricé para tener algo de él a lo que aferrarme si no
parnos por algo que ha podido ocurrir. Todo lo que pode lo encontraba. Pero al mismo tiempo pensé en algo en lo
mos hacer es seguir buscándolo. que no había caído antes, !:l era que una lista de cosas no
Caminamos y caminamos. Mientras andábamos mostraba el auténtico Winn-Dixie, del mismo modo que
empecé a redactar en mi cabe0a una lista de die0 cosas una lista de die0 cosas no me hacía conocer a mi mamá.
que yo sabía sobre Winn-Dixie, cosas que se podían escri Y pensar en ello me hi0o llorar todavía más.
bir en carteles para ponerlos por toda la vecindad, cosas El pastor y yo buscamos a Winn-Dixie durante
que qui0 á O!:JUdarían a que la gente lo encontrara. mucho rato. Finalmente mi padre dijo que era mejor que
La número uno es que tenía miedo patológico a las regresáramos.
tormentas. -¡Pero, papá! -dije-. Winn-Dixie está ahí afuera,
La número dos es que le gustaba sonreír mostrando en alguna parte. No podemos abandonarlo.
todos los dientes. -Opal -contestó el pastor-. hemos buscado y
La número tres es que corría muchísimo. buscado por todas partes.
La número cuatro es que roncaba. -No puedo creer que te des por vencido -le dije.
La número cinco es que podía ca0ar ratones sin -India Opal -contestó el pastor frotándose la
matarlos. nari0 -, no discutas conmigo.
La número seis es que le gustaba conocer gente. Levanté la cabe0a y lo miré. La lluvia había amaina-
La número siete es que le gustaba comer mantequi do un poco; ahora era sólo una llovi0 na.
lla de maní. -Es hora de volver -añadió el pastor.
La número ocho es que no soportaba que lo dejaran -No -contesté-. Vete tú, yo voy a seguir buscando.
solo. -Opal -dijo el pastor muy bajito-, es hora de
La número nueve es que le gustaba sentarse en los regresar.
sillones y dormir en la cama. --¡Siempre te das por vencido! -grité-. ¡Siempre
La número die0 es que no le importaba ir a la iglesia. metes la cabe0a en tu estúpido capara0ón de tortuga!
Seguí repasando mentalmente la lista una y otra Apuesto a que ni siquiera fuiste a buscar a mi mamá
ve0 . La memoricé del mismo modo que había memori0ado cuando se marchó. Apuesto a que dejaste que se fuera.
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-Niña -respondió el pastor-. no pude detener -Tiene ra0ón -dijo el pastor-. Gloria tiene toda
la. Lo intenté. ¿Crees que yo no quería también que se la ra3ón.
quedara? ¿Crees que no la echo de menos todos los días? -Pues yo no estoy preparada para dejar que Winn
Extendió los bra0 os. los dejó caer a sus costados y Dixie se vaya. Me había olvidado de él por unos segundos,
dijo: pensando en mi mamá.
-Lo intenté, claro que lo intenté. -Lo seguiremos buscando -dijo el pastor-.
Entonces hi0o algo increíble. Se puso a llorar. El Seguiremos buscándolo los dos. Pero ¿sabes qué? Acabo
pastor estaba llorando. Sus hombros se movían arriba y de darme cuenta de algo. India Opal. Cuando te dije que
abajo y hacía ruidos entrecortados. Dijo entonces: tu mamá se había llevado todo. se le olvidó algo. algo
-Y no creas que perder a Winn-Dixie no me duele muy importante que dejó atrás.
tanto como a ti. Quiero a ese perro. Yo también lo quiero. -¿Qué? -pregunté.
-Papá -dije. Me acerqué a él y rodeé su cintura -Tú -respondió el pastor-. Gracias a Dios tu
con mis bra0os. Lloraba tan fuerte que temblaba-. No mamá me dejó a ti.
pasa nada -le dije-. No te preocupes, todo va a salir Y me abra3ó con más fuer 0a.
bien. Shhh. -Yo también me alegro de tenerte -respondí. Y lo
Le dije eso y otras cosas. como si fuera un niño sentía de verdad. Tomé su mano e iniciamos el camino
pequeño asustado. Nos quedamos allí abra0 ados balan de vuelta al pueblo. gritando el nombre de Winn-Dixie y
ceándonos hacia adelante y hacia atrás. Al cabo de un silbando todo el camino.
rato el pastor dejó de agitarse aunque yo seguía abra-
0ada a él. Finalmente reuní las fuer 0as necesarias para
hacerle la pregunta que quería.
-¿Crees que volverá algún día? -susurré.
-No -dijo el pastor-. No. no lo creo. He esperado
y he re0ado. y he soñado con ello durante años. Pero no
creo que vuelva nunca.
-Gloria dice que no puedes aferrarte a nada, que
sólo puedes amar lo que tienes mientras lo tienes.
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Capítulo25
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r\Jegué con la cabe3a.
unas cuantas canciones. Nos hemos hecho buenos
-¡A Winn-Dixie! -gritó Pastelito.
amigos. El ponche está todo aguado y los sándwiches
-Ese perro tuyo se había escondido debajo de mi
de ensalada de huevo se han estropeado con la lluvia. Si
cama apretándose contra la pared como si el mundo
quieres comer ensalada de huevo tendrás que comértela
fuera a acabarse. Pero sonreía como un bobo cada ve3
con cuchara. Pero tenemos pepinillos. Y Pastillas Littmus.
que oía a Otis tocar la guitarra, sonreía con tantas ganas
Y la fiesta no ha hecho más que empe0ar.
que estornudaba.
Mi papá agarró una silla de la cocina y se sentó.
Mi papá se rió.
-Otis -dijo-, ¿te sabes himnos?
-Es verdad -dijo la señorita FranntJ -Alguno me sé -respondió Otis.
-Es la verdad --añadió Stevie.
-Tararéelo -dijo la señorita Franny asintiendo con
Dunlap asintió con la cabe3a y me sonrió. la cabe3a-, y él lo tocará.
-Así que -siguió Gloria Dump- Otis se puso a Así que papá empe0ó a tararear algo y Otis lo punteó
tocar la guitarra sólo para tu perro y poquito a poco
en su guitarra, y Winn-Dixie meneó la cola, tumbado
Winn-Dixie salió arrastrándose de debajo de la cama.
debajo de la silla de Gloria.
-Estaba cubierto de polvo -dijo Amando.
Miré a todas las caras diferentes que tenía a mi alre
--Parecía un fantasma -dijo Dunlap. dedor, y sentí que mi cora0ón se hinchaba dentro de mí
-Sí -dijo Pastelito-, justo como un fantasma.
de pura felicidad.
-Mmmm-hummm -dijo Gloria-. Sí, se parecía -Volveré en un minuto -dije.
mucho a un fantasma. En cualquier caso, la tormenta
Pero todos estaban cantando y riendo, y Winn-Dixie
cesó al cabo de un rato y tu perro se acomodó debajo de
roncaba, así que nadie me oyó.
mi silla. Y allí se durmió. Y allí ha estado desde entonces,
esperando a que volvieras y lo encontraras.
-Winn-Dixle �dije. Lo apreté tan fuerte que jadeó-.
Estábamos por ahí fuera silbando y llamándote y tú has
estado aquí todo el rato. Gracias -dije a todo el mundo.
-Bien -dijo Gloria Dump-. En realidad, no hemos
hecho nada. Nos sentamos aquí y esperamos y cantamos
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Capítulo26
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-¿Quieres un pepinillo? -me preguntó Otis levan
tando el enorme frasco.
-No, gracias -contesté-. Ahora mismo no.
Winn-Dixie salió de debajo de la silla de Gloria
Dump. Se sentó a mi lado y se apoyó sobre mí como yo
me apoyaba sobre mi papá. Amanda se quedó de pie a
mi lado y cuando la miré no me pareció en absoluto que
tuviera el ceño fruncido.
Dunlap hi0 o sonar sus nudillos y dijo:
-Bien, ¿vamos a cantar o qué?
-Sí -dijo Stevie-, ¿vamos a cantar o qué?
-Cantemos -dijo Pastelito, abriendo mucho los
ojos y sentándose muy tiesa-. Vamos a cantar para
el perro.
Otis hi0o sonar un acorde en su guitarra mientras el
sabor de las Pastillas Uttmus se abría en mi boca como
un capullo que florece. triste y a la ve0 alegre. Y enton
ces Otis y Gloria y Stevie y la señorita Franny y Dunlap y
Amando y Pastelito y mi papá empe0aron a cantar una
canción. Y yo escuché muy atentamente para aprendér
mela hasta el último detalle.
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La autora Indice
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Kate DiCamillo 2.............................................................................................................................13
Nació en Filadelfia en 1964. Escritora de libros para ni 3..............................................................................................................................17
ños de todas las edades, ha sido reconocida mundialmen 4.............................................................................................................................21
te por su aporte a la literatura infantil con tres Medallas s.............................................................................................................................2s
Newbery, con el Guardian Children's Fiction Pri0e y siendo 6.............................................................................................................................31
nombrada como Embajadora Nacional de Literatura In 7.............................................................................................................................35
fantil en Estados Unidos. 8.............................................................................................................................41
9.............................................................................................................................47
10..........................................................................................................................53
11............................................................................................................................57
12...........................................................................................................................63
13...........................................................................................................................69
14...........................................................................................................................73
15...........................................................................................................................77
16...........................................................................................................................81
17...........................................................................................................................85
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