Transicion de La Escuela A La Vida Adulta
Transicion de La Escuela A La Vida Adulta
Transicion de La Escuela A La Vida Adulta
Transición de la escuela a
la vida adulta
Jo Ann Simons
El período de tiempo que transcurre entre la EN RESUMEN I En la actualidad, muchos de los jóvenes con síndro-
escuela y lo que viene después no es una tran- me de Down que terminan la escolarización obligatoria afrontan un
sición. Esta palabra suena más como algo que período de gran interés: o se introducen directamente en el mundo
te lleva de un sitio a otro, como un puente. laboral, o avanzan un grado más en su etapa de formación. La autora
Incluso suena como algo fácil. En mi expe- analiza este momento en todas sus perspectivas: trabajo, educación
riencia, la transición no se diferencia mucho y vivienda; y aunque lo hace desde la realidad de su país de origen,
de lo que es una caída libre. Pero hay modos Estados Unidos, los problemas de fondo son idénticos a los que se
de sobrevivir. Las familias están sobrevivien- viven en otros países y muchas de las soluciones que aporta son igual-
do y esforzándose, aunque tienen que trabajar mente válidas para otros ambientes. El artículo va seguido de un comen-
duro. tario en el que se aportan aspectos propios de la educación postse-
Llegar a los 21 o 22 años y haber obtenido cundaria en España
un diploma o cualquier otra cosa por la que se
considera que su hijo ha terminado ya lo que se considera como educación pública obligatoria,
es justo el comienzo del resto de su vida. Todo va a cambiar. Nada va a ser ya igual. Pero créan-
me, sobrevivirán.
A lo largo de todos esos años que les han llevado hasta la transición han aprendido muchas
habilidades que ahora van a adquirir mucha más importancia. Habilidades que le ayudarán a
navegar por un intimidante laberinto de reglas y disposiciones en relación con lo que hay dis-
ponible para su hijo. La mayor diferencia entre los años escolares de su hijo y la edad adulta es
que su hijo ya no dispone de reglas que le aseguren un servicio por el hecho de tener síndrome
de Down. (Nota: la autora se refiere a servicios activos, no a prestaciones económicas). Puede que no haya
abogados ni gestores. Las leyes que existen están llenas de términos “si los presupuestos lo per-
miten” o “dependiendo de la situación” y demás jerga que le alertan de que cualquier cosa que
usted reciba está sujeta a cambios que dependerán del presupuesto de su comunidad.
Así pues, ¿qué ha de hacer una familia? Prepararse, prepararse y actuar.
¿QUÉ ES LA TRANSICIÓN?
Mi hijo Jon tiene 25 años y ha sido mi mejor maestro. Mi primer consejo es que escuche a sus
hijos. Son ellos los que le guiarán. Hace varios años, una vez que terminó su escolarización, Jon
pasó a un programa de postgrado que estaba a dos horas de nuestra casa en Cape Cod. Se acer-
caba su cumpleaños y llamé para hacer planes de celebrarlo con él. Le noté dudoso para com- JO ANN SIMONS
prometerse a una comida con nosotros. Hizo una pregunta interesante: “¿Cuántos cumpleaños Es directora ejecu-
habéis celebrado conmigo?” La respuesta obvia era diecinueve porque iba a cumplir 20. Hizo tiva de East Mid-
una pausa durante un instante y contestó: “Entonces me parece que es el momento de cam- dlessex Association
biar”. Me quedé estupefacta pero no muda. Y repliqué rápidamente: “Va a ser duro”. Y su res- for Retarded Citi-
puesta serena fue: “Os acostumbraréis”. Las transiciones son momentos de grandes cambios. zens, Swampscott,
Y ustedes se acostumbrarán. MA. USA
Cada año son millones los jóvenes que en todo el mundo terminan su bachillerato o estudios
de secundaria, y entran en otra fase educativa o laboral. Pero si tienes síndrome de Down u otra
discapacidad intelectual, lo llamamos de otra manera: lo llamamos transición. Dicho de otro
modo significa: “¿Qué va usted hacer el año siguiente?”.
¿Ha experimentado recientemente el proceso de solicitud de estudios universitarios para
algún otro de sus hijos? Ha revisado catálogos de universidades, a lo mejor las ha visitado, ha
leído planes de estudio, resúmenes y catálogos, ha buscado recomendaciones, ha pasado horas
escuchando opiniones, comparando para ver qué opciones se ajustan mejor a las necesidades y
características de su hijo.
Habrá de tener usted el mismo grado de implicación e interés en el caso de su hijo con sín-
drome de Down cuando termina sus estudios secundarios. Por desgracia no hay tantas guías
para orientarle. Pero como siempre, sabemos de muchas otras familias que han pasado por este
proceso y de alguna manera han preparado el camino. Su trabajo consiste en reparar, recondu-
cir este camino según lo ha ido necesitando, de modo que sirva también para los que vengan
detrás.
Mi objetivo es simplificar esta fase de su vida y demostrarle que usted dispone ya de todo su
conocimiento y de la mayoría de los instrumentos para ayudar a su hijo durante esta transición.
Este artículo le ofrece un mapa general con algunos boletos que le serán útiles para su viaje.
En cada promoción, las personas con discapacidad intelectual tendrán una diversidad de
opciones para elegir, una vez concluida la escolarización secundaria.
de preguntas que otros le harán a usted sobre su hijo, a la hora de considerar su vida una vez
terminada la etapa escolar secundaria.
mientras que otras preferirán solucionar primero el encontrar un empleo estable o unas bue-
nas oportunidades de ocio. Estas decisiones dependerán probablemente de las circunstancias
locales, de las opciones y listas de espera, de las orientaciones y posibilidades que le brinden
las instituciones que le están aconsejando. Importa que empiece pronto el proceso, que consul-
te a sus amigos y a los profesionales, y que tome buenas decisiones basadas en la información,
con el fin de apoyar el proyecto de vida de su hijo.
EMPLEO
El empleo competitivo es una de las opciones de que dispone una vez terminada la escuela
secundaria. En Estados Unidos, muchos estudiantes de régimen ordinario buscan trabajo una
vez terminados sus estudios secundarios. Para los jóvenes con síndrome de Down u otra disca-
pacidad, el empleo puede ser apropiado si tienen buenas habilidades laborales y una experien-
cia previa. Porque el empleo competitivo es exactamente eso: competitivo; a menudo es un
objetivo que se puede alcanzar con apoyos laborales limitados. Mucha gente se beneficia de lo
que podemos describir muy bien como orientación laboral prolongada. En el mundo de los ser-
vicios puede tener un nombre diferente: “apoyos para el empleo”, “entrenamiento para el tra-
bajo”. (Nota: En España, serían los programas de orientación laboral llamados “Cualificación Profesional
Inicial”). Un individuo llamado “preparador laboral” acompaña a la persona con discapacidad
al trabajo durante un número determinado de horas, semanas, meses o hasta que es capaz de
actuar independientemente en el sitio de trabajo.
Otro método de apoyar a la gente en el empleo competitivo es el del retiro gradual: La persona
de apoyo se va retirando gradualmente del puesto laboral. Permanece justo el tiempo necesario
para asegurar que la persona sigue actuando con éxito conforme va disminuyendo su presen-
cia, hasta que se retira del todo.
Para que el sistema del empleo funcione con éxito es esencial disponer de un especialista en el
seguimiento. Esta persona, y durante un cierto intervalo de tiempo sobre el cual habrá habido un
acuerdo previo con el empleador o empresario, comprueba que las condiciones y expectativas
de trabajo siguen siendo las previstas, y trata de identificar los problemas con tiempo suficien-
te para afrontarlos. Con demasiada frecuencia se olvida este componente importante, y así es
como se pierden los trabajos que se hubiesen conservado perfectamente si hubiese mediado un
poco de intervención.
La oportunidad más olvidada en el empleo es el uso de los apoyos naturales en el sitio de tra-
bajo. Esto significa dar formación a los compañeros de trabajo para que tengan confianza y se
sientan seguros a la hora de orientar, empujar y ayudar en general a la persona con discapaci-
dad; tal como lo harían para cualquier otra. Si nos paramos a pensar, todos utilizamos apoyos
naturales en nuestros trabajos.
Dicho esto, la pérdida de trabajo es un hecho de la vida especialmente para las personas con
discapacidad. Si se cambia de supervisor, si aumentan las expectativas corporativas, son los tra-
bajadores con bajo rendimiento los primeros que con frecuencia son cesados.
El desarrollo en el trabajo es muy importante para mantener con éxito un empleo competitivo.
Lo que usted desea no es sólo asegurar un puesto de trabajo para su hijo, sino que ese trabajo es
el correcto. Un ambiente ruidoso no funcionará para alguien que tenga problemas sensoriales, y
el trabajo en una oficina no servirá para una persona que necesite más actividad física.
Es preciso tener en cuenta la necesidad de la actividad física en una persona con discapacidad
intelectual a la hora de buscar empleo. Sabiendo que mi propio hijo necesita el ejercicio físico,
buscamos trabajos con los que disfrutara y al mismo tiempo le permitieran quemar algunas
calorías. Parece que Jon lo ha encontrado en el departamento de mantenimiento de YMCA, en
Cape Cod. En su caso, un beneficio añadido al del trabajo físico que ha de realizar en su traba-
jo es el de que está empleado por una organización dedicada al bienestar de los individuos y de
sus familias.
El empleo con apoyo es similar al empleo competitivo en cuanto que se desarrolla en la comu-
nidad, en puestos de trabajo real. La principal diferencia consiste en que el individuo necesita
un apoyo prolongado o constante para que tenga éxito. De ahí el nombre de empleo con apoyo. En
esta modalidad, cualquier individuo con cualquier discapacidad puede conseguir su objetivo por-
que la persona va a recibir todo el apoyo que necesite y durante el tiempo que sea necesario. Sin
embargo, muchas agencias y gobiernos han impuesto límites de tiempo al apoyo que han de pro-
porcionar a causa de lo costoso que resulta. Esto significa por lo general que las personas con
mayores dificultades necesitan más apoyos y recursos y durante más tiempo. Las agencias pueden
no disponer de recursos suficientes para ofrecerlos, a pesar de que los necesitarían.
Si esto les ofende, voten por el político valiente dispuesto a elevar los impuestos para atender
a las necesidades de quienes requieren servicios. No olvide que el miembro de su familia ha de
registrarse también si quiere que vote. Recuerde, si vota por la reducción de impuestos, que
puede ser a costa de programas que su hijo está utilizando o de los que podría beneficiarse.
Empleo protegido es un término más suave para los talleres protegidos. Son instalaciones en
las que las personas con discapacidad asisten diariamente y tienen la oportunidad de realizar
trabajos sub-contratas (por lo general, ensobrados, correos, paquetes, ensamblajes) y se les
paga en función de cuánto pueden realizar en comparación con los trabajadores sin discapaci-
dad. El Departamento de Trabajo lo regula para asegurar que se realizan estudios cuidadosos
sobre el tiempo aplicado a cada trabajo y que el pago es ajustado.
Se critica a veces a los talleres protegidos porque se los considera como instalaciones segre-
gadoras. Algunos talleres tienen también trabajadores sin discapacidad porque no se podría
terminar la cantidad de trabajo subcontratado sin su concurso. Sin embargo, incluso cuando
hay trabajadores no discapacitados, existe poca integración entre ambos grupos.
Trabajo voluntario: se trata de una gran opción si no es esencial ganar un sueldo, o sirve para
obtener entrenamiento laboral adicional. Algunas familias utilizan el trabajo voluntario como
vía de espera en los programas de empleo con apoyo. Es importante dejar constancia, sin
embargo, que una persona no debe actuar como voluntaria donde otras son remuneradas por
hacer el mismo trabajo. Puedes ser voluntario en una biblioteca u otra entidad en la que otros
trabajan también como voluntarios para realizar las mismas tareas específicas, pero no puedes
ser voluntario en una cadena de comida rápida o en librería local.
EDUCACIÓN POST-SECUNDARIA
Nota de la Redacción: Para entender mejor esta sección, conviene entender el significado del término
“college” en USA. El “college” es la institución en la que se imparte la educación inmediatamente post-
secundaria, de carácter o régimen universitario. No da una carrera en el término que entendemos en
otros países, entre ellos España, sino formación humanística y científica a partir de múltiples combi-
naciones de cursos y materias que, a lo largo de 2, 3 o 4 años, son elegidos por el propio estudiante
dentro de una normativa. Esa flexibilidad permite incorporar y diseñar cursos de dificultad variable,
atendiendo a las características de los estudiantes, incluidos los que tienen discapacidad intelectual. Al
terminar el período de “college”, a los 21 o 22 años, se obtiene un titulación de pregrado (pregradua-
te). Posteriormente, el que lo desea pasa a cursar una carrera o un doctorado (graduate). Hay colleges
locales que sólo imparten este tipo de educación, y otros que se insertan dentro de las universidades pro-
piamente dichas en las que el período de college es sólo el principio para acceder después a una carrera
o doctorado.
La idea de acceder a un programa de “college” no es nueva. Sin embargo, lo que significa estar
incorporado en la educación post-secundaria está cambiando cada año. No hace mucho, un
programa post-secundario para jóvenes con síndrome de Down significaba un programa en
régimen de segregación para personas con discapacidad. Sin embargo, las familias están cons-
tantemente presionando a sus comunidades para que incluyan a los estudiantes con discapaci-
dad en los programas de “colleges” locales y universidades, terminen o no con un título o
grado. Es importante tener en cuenta que un programa post-secundario no es esencial para su
hijo. Sin embargo, si su hijo sueña con ir a un “college” igual que lo hacen sus hermanos, voy
a presentar algunas opciones para su consideración.
“Colleges” de cuatro años. Es una posibilidad que está siendo explorada actualmente para
jóvenes con síndrome de Down. Ya hay un grupo que ha accedido a este tipo de universidades
de cuatro años. Al menos uno ha conseguido su título. Las familias van abordando también a
“colleges” locales y universidades para que den oportunidad a sus hijos de asistir a ciertos cur-
sos aunque no busquen un título. Recuerden, sin embargo, que las universidades no están obli-
gadas a acomodar o proporcionar ayudas a su hijo. Habrá de ser usted muy creativo a la hora de
buscar apoyos para que su hijo pueda seguir las clases.
“Colleges” de la comunidad. Son excelentes recursos para las personas que consideren rea-
lizar una educación post-secundaria. La amplitud y diversidad de oportunidades, tanto en los
grados o títulos impartidos como en los programas, son abundantes y se van extendiendo por
el país. Por ejemplo, los “colleges” de la comunidad de Bakersfield en California, Portland en
Oregon, Cape Cod en Massachusetts, ofrecen a estudiantes con discapacidad un amplio abani-
co de clases y cursos.
Programas basados en régimen de “college”. Son programas localizados en los campus, que
comparten sus recursos con un programa post-secundario. Existen varios en Estados Unidos
(por ejemplo: Threshold Program en Lesley College, de Cambridge; Universidad de Alabama en
Birmingham; New York Institute of Technology).
Programas basados en las escuelas de educación especial. A veces estas escuelas ofrecen pro-
gramas de post-grado para estudiantes que han terminado sus estudios secundarios en su pro-
pia escuela o en otras. Por ejemplo, el programa GROW de la Riverview School en
Massachusetts, Maplebrook School en NuevaYork, Chapel Haven en Connecticut).
Al considerar las opciones de todos estos programas post-secundarios, tenga en cuenta su
presupuesto porque, como con cualquier otro joven que accede a estudios de “college”, el gasto
puede ser considerable. Algunas de las escuelas o programas especializados pueden disfrutar
de un subsidio pero la mayoría no lo tiene. Además, si elige un programa de “college” que no
está en su estado, es posible que su hijo no tenga derecho a ayuda económica de ese estado.
Otros programas. Algunas familias prefieren un programa que exija menor demanda por
parte del miembro de la familia. En general estos programas están dirigidos por una agencia o
institución privada, en convenio con un departamento o consejería gubernamental. Entre las
actividades que se realizan se incluyen programas sobre habilidades de la vida diaria, visitas a
sitios de la comunidad, actividades recreativas y de ocio.
VIVIENDA COMPARTIDA
En esta modalidad, dos o más personas comparten un piso o apartamento. Las que no tienen
discapacidad apoyan a quien la tiene y que no podría de otro modo vivir sola. El apoyo así es
más individualizado y ajustado a su realidad que el que recibiría en una residencia de grupo. El
compañero de la persona con discapacidad está estudiando también, y recibe una gratificación
en forma de salario mensual, o de una reducción en la renta que ha de pagar por la vivienda, o
pago de la comida, etc.
CASAS DE ADOPCIÓN
Algunas personas se sienten mejor viviendo en unidades familiares. En tal caso, la mejor
opción es la casa de adopción para adultos. A algunas familias les puede resultar duro
adoptar este modelo porque nos hemos acostumbrado a pensar que si nuestros hijos han
de marcharse de nuestra casa, ha de ser para vivir en una de las opciones antes descritas.
Nos cuesta aceptar la posibilidad de que el crecimiento y la independencia de nuestro hijo
se realicen en otra familia. Pienso que así perdemos la oportunidad de que algunos indivi-
duos se desarrollen en una familia que no sea la nuestra. Esto no significa que esa persona
vaya a carecer de su propia familia; significa más bien que la mayoría de nosotros no somos
capaces de crear en nuestra propia familia las oportunidades de riesgo y crecimiento que
nuestros hijos demandan.
Como todo en nuestras vidas, la opción más sensata probablemente será una combinación de
las que hemos indicado. No se dejen llevar por lo que han visto o leído sino que propongan el
proyecto que consideren más ajustado a las necesidades de su hijo, de la familia y de usted.
Agradecimiento. Este artículo ha sido traducido, con autorización, de la revista Disability Solutions (vol. 6, nº
1, septiembre/octubre 2004).
La panorámica de fondo expuesta en el artículo anterior de J.A. Simons sobre la realidad de los
jóvenes con síndrome de Down u otras discapacidades en Estados Unidos es idéntica a la que
vivimos en otros países, España incluida. ¿Qué perspectivas de desarrollo continuado tiene un
joven con síndrome de Down, una vez concluida la enseñanza obligatoria?
Las necesidades son las mismas. El joven necesita seguir formándose. Necesita estar capaci-
tado para entrar en el mundo laboral. Necesita tener asegurada una red de relaciones sociales.
Necesita desarrollar su autoestima. Y todo ello en un contexto de evolución y crecimiento per-
sonal a lo largo de su adolescencia y primera juventud con todo lo que ello implica de evolución
psicológica y vital. Junto a ello, la sociedad cambia y las posibilidades de vida independiente
aumentan.
Lo que lógicamente varían, según cada país y sus sistemas reguladores educativos y labora-
les, son las soluciones concretas para dar respuesta al desafío propio de la transición de la
escuela al trabajo. Aunque algunas de las soluciones concretas que Simons ofrece en su artícu-
lo son propias de la estructura educativa de su país, la filosofía de fondo es la misma y, por
tanto, nos da claves para marcar estrategias asimilables a nuestro país.
EDUCACIÓN ADAPTADA
En España, la educación postsecundaria ha estado cubierta por el sistema que ofrecían los pro-
gramas propios de los Cursos de Garantía Social. Han cumplido su papel cuando han estado
programados con imaginación y flexibilidad; es decir, con una normativa al servicio de las
necesidades reales, y no teniendo que inventar unas necesidades al servicio de una normativa
rígida e ignorante de la realidad. Estos cursos han desaparecido y han sido sustituidos por los
Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI).
Estos PCPI son una respuesta educativa para los jóvenes que no han obtenido el Título de
Graduado en ESO. Se regulan por la Orden ECI 2755/2007 de 31 de julio, del Ministerio de
Educación y Ciencia (BOE 26-9-07). Su finalidad es contribuir al desarrollo personal y social y
a la adquisición de un conjunto de cualificaciones de Nivel 1 del Catálogo de Cualificaciones
Profesionales, que facilite la inserción laboral. Además, se plantean de forma que se pueda
obtener el Título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria y se facilite el acceso a los
ciclos formativos de grado medio.
Se dirigen a jóvenes de 16 años y, preferentemente, menores de 21 que no hayan obtenido el
título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria. Excepcionalmente, para los jóvenes
de 15 años, que hayan cursado 2º de la ESO, no vayan a promocionar a 3º y hayan repetido en
la etapa.
Estudian módulos obligatorios específicos, relacionados con el perfil profesional, con una
fase de prácticas en centros de trabajo y módulos obligatorios de carácter general, de los ámbi-
tos sociolingüístico, científico, de desarrollo profesional y orientación socioprofesional y de
libre configuración:
de Educación Especial, o en entidades privadas sin finalidad de lucro con experiencia reco-
nocida en la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad.
En realidad son muy semejantes a los antiguos programas de Garantía Social, que se han
mejorado incorporando algún cambio como:
- La posibilidad de obtener el Título cursando determinados módulos voluntarios.
- La posibilidad de admitir de forma excepcional y con condiciones muy concretas a alumnos
de 15 años.
- La expedición de Certificados de Profesionalidad relacionados con el Catálogo Nacional de
Cualificaciones Profesionales.
Aunque no están destinados expresamente para alumnos con síndrome de Down, al ser
excepcionales los casos en que éstos obtienen el Título de Graduado en ESO, son candidatos
idóneos para esta oferta educativa. Responden a las necesidades de estos alumnos, porque
atienden a sus necesidades de formación permanente (módulos de aprendizajes instrumenta-
les y desarrollo personal) y prelaboral (módulos de desarrollo profesional y orientación socio-
profesional, formación en un perfil profesional y prácticas en empresas). Por otro lado, admi-
ten que sean impartidos por entidades sin fines de lucro con experiencia en la en la inclusión
social y laboral de las personas con síndrome de Down.
EL ACCESO A LA UNIVERSIDAD
Hemos visto en el artículo de Simons las varias formas en que una persona con síndrome de
Down, si se dan las condiciones oportunas, puede incorporarse al sistema universitario de
Estados Unidos caracterizado por los diversos tipos de “college”, con su peculiar sistema curri-
cular que nada tiene que ver con las carreras propiamente dichas. El “college” ofrece un perío-
do formativo mediante el cual el individuo va madurando intelectualmente y va perfilando su
tendencia vocacional; de ahí puede acceder a una carrera concreta o acceder al mundo laboral.
Nuestras universidades ofrecen un planteamiento más rígido: de entrada se ha de elegir una
carrera que conforma el pregrado, y aunque se ha hecho un esfuerzo por flexibilizar los planes
de estudio de las diversas carreras, dista mucho de contemplar la rica gama de posibilidades del
“college” estadounidense.
¿Qué posibilidades tiene un joven con síndrome de Down u otra discapacidad intelectual para
acceder a la Universidad? Se van conociendo casos aislados de estudiantes que, intelectualmen-
te mejor dotados, se incorporan a alguna de las carreras que mejor se adaptan a sus posibilida-
des reales. Esa incorporación puede tener lugar inmediatamente después de concluida la edu-
cación secundaria o años más tarde. Su recorrido por esa carrera es altamente variable y va a
depender de su capacidad y de la flexibilidad de las autoridades académicas.
Pero somos testigos de novedosos intentos por abrir el sistema universitario a las personas
con discapacidad. Por poner un ejemplo, citaré el programa que se está llevando a cabo de
forma conjunta por la Fundación Prodis, de Madrid, y la Facultad de Formación de Profesorado
y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. Su objetivo es dar formación a jóvenes con
discapacidad intelectual, en régimen universitario, dirigida a su capacitación laboral. La forma-
ción está estructurada en dos cursos académicos; el primero de ellos tiene un carácter teórico-
práctico, mientras que el segundo es eminentemente práctico y se acompaña de la realización
de prácticas en diferentes empresas, tanto públicas como privadas. Los alumnos asisten a la
Facultad de lunes a viernes, en horario de 10 a 14 horas. Ya se han graduado dos promociones
de alumnos. (V. Izuzquiza, L. y Ruiz, R. Formación para la inserción laboral. Rev Síndrome de
Down 22: 125-131, 2005).