No Dejes Que Una Bomba Dañe El Clavel de La Bandeja, de Esteban Valentino
No Dejes Que Una Bomba Dañe El Clavel de La Bandeja, de Esteban Valentino
No Dejes Que Una Bomba Dañe El Clavel de La Bandeja, de Esteban Valentino
Les Luthiers
Rey: Ven juglar, acerquémonos al balcón de María para darle una serenata. María, María,
mírala... qué bella... qué "bella plebella". ¿Debo abdicar al trono por amor a ella? ¿Vale
acaso más una fría corona que un solo reflejo de sol en los dorados cabellos de María
Blessing?
Rey: ¡Oh dolientes espíritus!, ¡Oh sempiternos gemidos! Acudid en mi ayuda, decidme qué
debo hacer en este momento aciago... así hago algo. María, María, la corona, ¡la corona!
Pero, ¿qué importa una corona, si el resto de la dentadura esta sana? El trono, la gloria
vana, el oro, el vacuo. Mira juglar, mira la estatua que me inmortaliza sobre brioso corcel.
Yo en mi vanidad, ordene que gastaran los dineros del reino en una estatua ecuestre...
"cuestre" lo que "cuestre". Mira, mira las figuras: el Rey, el Caballo, solo falta el alfil. ¡El
poder, la prisión, el trono! ¿El trono o María? Al fin y al cabo, el Trono lo quiero para
posarme sobre el, y satisfacer mis deseos, los más sublimes y los más perversos, en cambio
a María la quiero para.... caramba, ¡qué coincidencia! Ven juglar, ven, acércate, mira,
quisiera cantarle a María, pero el destino me ha castigado con dura mano en mi
inspiración musical. Ponle música a mis encendidos versos a María.