Escucha Activa
Escucha Activa
Escucha Activa
Todos aprendemos a hablar, leer y escribir en el colegio. Sin embargo, no existe una formación
académica específica para aprender a escuchar.
Con escuchar ocurre igual que con respirar. Todos debemos respirar, pero muy pocos saben
respirar bien. Muchas personas creen que oír y escuchar es lo mismo. No obstante, hay
grandes diferencias entre oír y escuchar.
Oír es un fenómeno que pertenece al orden fisiológico, dentro del territorio de las
sensaciones. Nuestro sentido auditivo nos permite percibir los sonidos en mayor y menor
medida. Oír es sencillamente percibir las vibraciones del sonido. Es recibir los datos
suministrados por el emisor. Oír es pasivo.
Escuchar pertenece al orden interpretativo del lenguaje. Entraña la comprensión del lenguaje.
Incluso escuchamos los silencios de quien nos habla, sus gestos, sus expresiones faciales, y
todo ello lo interpretamos personalmente. Escuchar es activo. Podemos dejar de escuchar
cuando queramos. Todos sabemos oír, pero muy pocos saben escuchar.
La escucha activa es aquella que representa un esfuerzo físico y mental para obtener con
atención la totalidad del mensaje, interpretando el significado correcto del mismo, a través
del comunicado verbal, el tono de la voz y el lenguaje corporal, indicándole a quien nos habla,
mediante la retroalimentación, lo que creemos que hemos comprendido. Significa escuchar
con atención y concentración, centrar toda nuestra energía en las palabras e ideas del
comunicado, entender el mensaje y demostrarle a nuestro interlocutor que se siente bien
interpretado.
La escucha activa demanda que nos introducimos en la mente de quien nos habla e
interpretemos el mensaje desde su punto de vista. Centramos toda la atención en captar y
comprender el comunicado, los pensamientos y las emociones de nuestro interlocutor.
Pensamos entre 350 y 700 palabras por minuto, frente a las 130 y 150 que pronunciamos al
hablar. Pensamos mucho más rápido que hablamos. Este desfase provoca distracciones en
nuestra mente cuando escuchamos.
TOLERANCIA Y RESPETO
La tolerancia es la capacidad de saber escuchar y aceptar a los demás, valorando las distintas
formas de entender y posicionarse en la vida.
La tolerancia juega un papel muy importante en las relaciones de los menores con sus iguales y
con su familia. Es importante que los menores aprendan escuchar las ideas y las opiniones de sus
familiares y amistades que acepten sus criterios, aunque sean distintos a los suyos, y que consigan
ponerse de acuerdo con sus compañeros y compañeras durante un juego, en alguna actividad o
en un aula. La tolerancia les ayuda a que tengan una buena integración en un grupo o equipo.
El menor no nace tolerante. Su conducta natural es que todo sea para sí, y que todos estén de
acuerdo con él, por lo que es indispensable que el proceso de aprendizaje acerca de la tolerancia
empiece desde temprano. Difícilmente una persona llegará a ser tolerante si sus progenitores no
lo son, no respetan a los demás o tienen multitud de prejuicios.
Ser tolerante no significa que se deban aceptar todas las conductas. Las conductas que no
respetan o que hieren a otros; como por ejemplo, ser mala persona o acosar a alguien, o las
conductas que rompen las reglas sociales, como robar, no deben tolerarse. La tolerancia se trata
de aceptar a las personas tal como son, no las malas conductas.
LA TOLERANCIA SE ENSEÑA
Las normas y límites proporcionan a nuestros los hijos e hijas seguridad y confianza y les enseña que
no todo vale.
Cuando existan conflictos, ayuda a reconocer y expresar tanto sus sentimientos como los de los demás.
Por ejemplo: ¿qué le pasa?,¿por qué crees que está así? ¿cómo puedes ayudarle?...
La importancia de saber escuchar es básica, desde bien pequeños deben saber guardar silencia cuando
alguien habla, por ellos es importante ponernos frente a frente y hacerles preguntas del tipo ¿has
entendido? ¿estás de acuerdo? Y así adquirirán habilidades de comunicación.
☺ JUGANDO EN FAMILIA
Analizar otras culturas nos permite conocer otras costumbres y otras formas de vida. Esto hace que
los menores comprendan que no todo el mundo es igual, ni se comporta de la misma forma que
nosotros.
Es importante transmitir a los menores que las personas somos diferentes y que es la diversidad y la
diferencia es lo que nos enriquece, por lo que debemos respetarla.