Ensayo. La Mineria. Roles y Conflictos
Ensayo. La Mineria. Roles y Conflictos
Ensayo. La Mineria. Roles y Conflictos
En tal sentido, la gran minería, que utiliza tecnologías mecanizadas, no es precisamente una
actividad generadora de amplios contingentes de mano de obra, a diferencia de la pequeña
minería y de la minería artesanal, aún cuando estas se inscriben, en una alta proporción,
dentro de la informalidad empresarial. Es necesario diferenciar ambas categorías
empresariales como una base real para fijar políticas alternativas en cuanto al uso de
tecnologías, a la atracción de inversiones, a los impactos económicos sobre sus entornos
sociales y al establecimiento de mecanismos de control sobre las condiciones de empleo,
así como sobre el medio ambiente. En todo caso la agricultura, las actividades de
transformación, los servicios y el comercio son, en comparación con la minería, las que
más número de empleos (formales o informales) vienen proporcionando, en una economía
con elevados rangos de subempleo (51.8 % de la Población Económicamente Activa).
Un factor que ampara esa percepción se refiere al hecho de que los Planes de
Adecuación Ambiental (PAMA) y los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) son
realizados por entidades pagadas por las empresas mineras y aprobadas por el
Ministerio de Energía y Minas que, en rigor actúa como juez y parte. De otro lado,
es claro que las comunidades campesinas y los pequeños propietarios rurales tienen
muy pocas capacidades para analizar los subterfugios técnicos de estos instrumentos
y tampoco de las Auditorias Ambientales (AA) realizadas por el Ministerio de
Energía y Minas. Tampoco disponen de suficientes argumentos para valorar los
impactos reales de los diversos proyectos de apoyo social y de impulso al desarrollo
local, que una buena parte de las empresas mineras grandes, como Barrick
Misquichilca (Pierina), Minera Yanacocha (Yanacocha)1, Doe Run (Pasco, La
1
. Según la empresa, en Yanacocha se ha invertido desde 1992 más de 166 millones de U.S. $ en acciones o
proyectos orientados al cuidado del medio ambiente. El tema es si esta cifra es significativa para un
Oroya), Volcan (Pasco), Shougang (Marcona), Southern Perú Copper Corporation
(Ilo), Minera Antamina2 (Antamina) realiza buscando responder a su compromiso
social. Es posible asumir que varios de estos proyectos busquen más un efecto de
imagen y de contentamiento a las presiones sociales y a los reclamos de los
Gobiernos Regionales y Municipales, que una predisposición innata para compensar
económicamente al país y a las colectividades adyacentes por el uso de los
yacimientos que explotan y para proporcionar sostenibilidad ambiental en las zonas
donde operan.
d) Conflictos por la aplicación de criterios diferentes a los que amparan el concepto del
Canon y por los criterios de su distribución entre las comunidades, provincias y
regiones. Esta conflictividad involucra no solo a las empresas mineras, sino que
también al Congreso, en virtud de la Ley del Canon (Ley No. 27506) que ampara
tales criterios desviados, y al Gobierno (principalmente al Ministerio de Economía y
Finanzas y al Ministerio de Energía y Minas) en lo que atañe a los criterios con los
cuales se distribuye el Canon entre comunidades, municipalidades y gobiernos
regionales. Los criterios hasta ahora utilizados son básicamente tres: niveles de
pobreza, superficie y densidad poblacional. Con este último criterio resulta que los
distritos con mayor población reciben más recursos, aunque en ellos no estén
afincados los yacimientos ni las plantas de tratamiento, que los distritos donde estos
recursos o plantas se localizan. Es el caso de muchos distritos de Lima (como San
Isidro o San Borja, por ejemplo) que reciben fondos del Canon más elevados que
los que venían percibiendo los distritos mineros de Oyón.
Otra cuestión crítica se refiere a los montos del Canon. En el 2001 la minería tuvo
exportaciones por U.S. $ 3,186 millones, pero solo pagó U.S. $ 77 millones por
impuesto a la renta. De este monto, solo el 50% (unos U.S. $ 38 millones) fue
destinado al Canon. Aquí hay una doble causa perniciosa. Primera: la acotación se
realiza en función de la renta o utilidad neta y no en función del valor bruto de la
resguardo, reversión o protección previsoria suficientemente o adecuada frente a los daños que causa.
2
. Minera Antamina habría invertido US $ 5 millones en el 2002 en sus Programas Sociales; según aparece
en una nota de prensa en La República del 15.10.2003.
3
. Para mediados de octubre 2003 se había programado en Tambogrande un Vista Pública para debatir las
opciones de la minería y de la agricultura, incluyendo la agroindustria exportadora. Las tensiones entre la
población y sus autoridades ediles por un lado y la empresa minera por otro derivaron en su postergación, e
incluso en su bloqueo definitivo luego de la inviabilidad de realizar este tipo de Vistas en Lima, Tambogrande
y Piura (inicios de Noviembre del 2003).
producción o de las regalías, como debería ser. Segundo: los fondos se hacen
minúsculos dado que varias empresas mineras reducen o evitan pagar impuestos a
las utilidades porque han sido beneficiadas con Convenios de Estabilidad Jurídica y
Tributaria (que las exonera de pagar tributos por un plazo predeterminado) y/o por
la facultad que tienen para realizar depreciaciones aceleradas sobre sus activos fijos,
e incluso aplicar una doble depreciación de sus activos.
La falsa disyuntiva
No tiene por qué existir una oposición ciega a la exploración y a la explotación minera,
gasífera o petrolera. Es posible y necesario desarrollar estos sectores en términos rentables
y competitivos, particularmente porque constituyen un acervo de potencialidades que es
necesario y conveniente aprovechar. Está fuera de tono debatir entonces sobre si se impulsa
la minería o se la descalifica en forma absoluta; excepto cuando la disyuntiva es categórica
(tal como parece ser en el caso de Tambogrande).
La cuestión es cómo hacer para que los emprendimientos mineros estén premunidos de un
conjunto sistémico de previsiones, regulaciones, controles y acuerdos que permitan
conjugar, al máximo posible, los intereses de todas las partes: Estado, Empresas,
Comunidades, Poblaciones Aledañas. El punto neurálgico sugiere acercarse lo mejor que
sea posible a los objetivos supremos del desarrollo humano; lo cual supone que estas
explotaciones estén dispuestas efectivamente a dotar de empleos e ingresos adecuados, a
conservar amigable y sostenidamente el medio ambiente, a articularse positivamente con
empresas locales o regionales que las doten de insumos o que les proporciones servicios, a
insertarse en procesos de desarrollo de las colectividades donde funcionan, a compensar
financieramente (Canon, Impuestos) a las colectividades y Gobiernos Regionales y
Municipales por el uso mismo de los recursos.
b) mecanismos que permitan que cada grupo tenga las mismas oportunidades de
presentar y defender su posición, incluso premunidos de información veraz y completa;
c) pautas con las cuales definir que instituciones y/o personas son realmente
representativas para el caso en discusión;
d) fórmulas que señalen, con el máximo rigor, las condiciones a través de las cuales se
ejercitará el arbitraje y la conducción de los debates;
Aún falta un análisis crítico y certero sobre los beneficios estructurales generados por la
minería en sus poblaciones circundantes, y particularmente sobre en cuanto se ha reducido
la pobreza como consecuencia de la minería. Evaluaciones del propio MINEM determinan
que, en general las provincias “mineras” están en la cola de los indicadores de desarrollo y
muestran niveles de pobreza más elevados que el promedio de las provincias del Perú.
En este tipo de debates, debe asumirse que las tecnologías descontaminantes o anti
depredatorias no son un “sobrecosto” irracional. Constituyen una obligación absolutamente
pertinente, que deberían formar parte de los costos “naturales”de la inversión minera. De
hecho, la gran mayoría de los países del “primer mundo” que explotan sus yacimientos, lo
hacen aplicando rutinariamente criterios económicos, sociales y éticos; donde los
resguardos son bastante rígidos tanto en la defensa del ambiente, como en las condiciones
de trabajo de los mineros. Seguramente que la degradación ambiental ocurrida por la
actividad minera en el Perú, no sería permitida en los países europeos ni en USA.
Tres instituciones se han sumado, con diferentes estilos y mandatos, a este enfoque
protector, equitativo y compensatorio: la Coordinadora Nacional de Comunidades
Afectadas por la Minería (CONACAMI), la Asociación de Municipalidades Mineras
(AMIM) y la Secretaría Técnica Permanente de los Pueblos Indígenas del Perú (COPPIP).
Paralelamente debe reconocerse que al menos en el papel la Sociedad Nacional de Minería
ha adoptado discursos a favor de la sostenibilidad y la equidad ambiental y social.
El gobierno y el Congreso debieran ajustar sus políticas para verificar si es discurso
efectivamente se cumple.
En el periodo 2000 – 2002 se estima que se efectuaron inversiones mineras por arriba de los
U.S. $ 1,000 millones. Para el futuro próximo existen varios expedientes orientados a la
exploración y explotación de nuevos proyectos o a la ampliación de algunos ya existentes.
PROINVERSIÓN estaría promoviendo inversiones en el sector por el orden de los U.S. $
4,000 millones. Entre ellas las correspondientes a Las Bambas (Apurímac), Bayobar
(Piura), Toromocho (Junín) y Alto Chicama (La Libertad).
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ENSAYO. LA MINERÍA. ROLES Y CONFLICTOS
5
. Rimac – Chillón – Lurín; Chimbote – Santa; Trujillo – Moche; Cajamarca; Cerro de Pasco – La Oroya;
Huancavelica – Ayacucho; Puno; Madre de Dios; Marcona; Cusco – Urubamba; Pisco – Paracas.