Gracia Precedente 2

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Gracia Eficaz (Irresistible Grace)

Cambiamos de expiación limitada a expiación definida, y vamos a hacerlo de nuevo. Vamos a


cambiar otra letra aquí. Esta letra “I” representa la idea de la gracia irresistible - gracia
irresistible.

Y nuevamente, tengo un pequeño problema con esa denominación, no porque no crea en la


doctrina clásica de la gracia irresistible, sino porque también es engañosa para muchas
personas cuando la oyen articulada en estos términos. Así que vamos a hablar de la gracia
eficaz; la idea de la gracia irresistible también provoca una gran controversia, y hay muchos
malentendidos al respecto.

Cuando R.C Sproul era un estudiante de seminario, tuvo un profesor que enseñaba Nuevo
Testamento, y el hombre era también el presidente de este seminario presbiteriano, y un día
en clase uno de los estudiantes levantó la mano y le dijo ¿Cree usted en la doctrina de la
elección?; Y el profesor mostró un poco de irritación por esa pregunta, y dijo con énfasis que
no, porque él no creía que Dios traería gente gritando y pataleando contra su voluntad al reino
de Dios, a personas que no quieren estar allí, y al mismo tiempo impedir entrar a otras
personas que desesperadamente quieren estar en el reino. Esto representaba una
caricaturización de la Teología Reformada histórica, que fue pronunciada por un hombre que
debería tener un conocimiento mejor, confesiones de la iglesia y más. Y si una persona de este
estatus en la iglesia, de esta experiencia y educación tenía esta falsa idea sobre la gracia
irresistible entonces cuantas otras personas deberán estar trabajando bajo el mismo concepto
erróneo.

Porque la idea de irresistible evoca que uno no tiene posibilidad de hacer ninguna resistencia a
la gracia de Dios. Ahora amados, la historia de la raza humana es la historia de una resistencia
implacable de los seres humanos a la dulzura de la gracia de Dios. Lo qué se entiende por la
gracia irresistible no es lo que sugiere la palabra, que es imposible de ser resistida. De hecho,
somos capaces de resistir la gracia de Dios, y resistimos la gracia de Dios.

Pero la idea aquí es que a pesar de nuestra resistencia natural a la gracia de Dios esta gracia de
Dios es tan poderosa que tiene la capacidad de superar nuestra resistencia natural a la
misma. Es por eso por lo que me quedo con el término gracia eficaz en lugar de la gracia
irresistible, porque esta gracia “Irresistible” tiene los efectos irresistibles que Dios pretende
realizar por ella, tiene el efecto que Dios quiere que tenga.

Ahora lo que estamos realmente buscando en esta controversia es la relación entre la gracia,
la obra de Dios, y nuestra respuesta a ella - la relación entre la fe y la regeneración. De hecho,
si es que hay algùn punto que divida la Teología Reformada de otras teologías históricamente
hablando, esta es la cuestión de la relación de estas dos ideas.

En el pensamiento de la Reforma histórica la idea es esta: que regeneración precede a la fe


(Graph higlighted). Ahora necesitamos un momento para explicar un matiz sutil de esta
palabra. Cuando usamos el término “preceder”, estamos por lo general hablando de algo que
viene antes que otra cosa en el tiempo. Es decir, si algo precede a algo más en el tiempo,
decimos que tiene prioridad temporal. Una cosa viene y luego después o más tarde la otra
cosa se desprende de ella. Pero cuando los teólogos hablan con este lenguaje, lo que se está
viendo aquí, en esta fórmula, con respecto a lo que se llama el orden de la salvación es lo que
llamamos Prioridad lógica- En este caso, por ejemplo, creemos que la justificación es solo por
fe. No decimos que la fe es por la justificación. Sabemos que la justificación es por la fe. Ahora,
creemos que al momento, el instante en que una persona tiene fe, en ese mismo instante Dios
lo declara justo en Cristo, por lo que no existe una diferencia de tiempo entre la presencia de
la fe y la presencia de la justificación. Son simultáneos en el tiempo. Pero cuando decimos que
la justificación es por fe, y no la fe por la justificación, ¿Qué queremos decir? Queremos decir
que la justificación, la REALIDAD de la justificación DEPENDE de una previa condición, que es la
presencia de alguna otra cosa para que sea real. Y en este caso la justificación depende de la
fe, no está la fe en función de la justificación.

Entonces cuando hablamos de que la regeneración precede a la fe, lo esto que significa es: que
antes de que una persona ejerza la fe salvadora, antes de que crea en Cristo, antes de que
pueda ejercer su voluntad para abrazar a Cristo, Dios debe hacer algo en él y por él, para que la
fe se pueda realizar. Ahora, es común en nuestra cultura y en nuestros círculos religiosos decir
esto: que para que una persona sea regenerada o para nacer de nuevo todo lo que necesita
para nacer de nuevo es creer. Así que, si tú tienes fe, entonces como resultado de tu fe te
conviertes en una nueva criatura, ahora eres regenerado, eres nueva criatura, y has nacido de
nuevo precisamente por haber ejercido fe.

Gracia Precedente

Ahora bien, hablamos antes acerca de la vieja controversia pelagiana sobre ese viejo concepto
del pecado original que dejó una pequeña isla de justicia en el hombre caído por la cual el
hombre caído todavía se considera que tiene el poder moral de inclinarse a sí mismo para
responder positivamente al bien, de elegir a Cristo y así sucesivamente. Que la persona no está
muerta en delitos y pecados, que esa metáfora de la Escritura es hiperbólica y que realmente
los caídos sólo están gravemente enfermos. Ellos han sido debilitados por la caída, pero no
hasta el punto de que requieran una renovación, una obra divina de la re--creación de su alma
para venir a la fe. Esa es la visión semi--pelagiana, de que el hombre caído todavía tiene dentro
de su corazón la capacidad de ejercer la fe si Dios le corteja, si lo incita, o si de alguna manera
lo atrae. Juan refleja las palabras de Jesús en el sexto capítulo del Evangelio de Juan donde
Jesús dijo: Nadie puede venir a Mí, si el Padre no lo atrae; (Juan 6:44) Y la forma en que
muchos cristianos interpretan el texto es como queriendo decir que el traer tiene que ver con
el cortejo externo, la persuasión, la seducción, la atracción de Dios, cualquiera que sea; y que
Dios les da esta atracción influyente a muchas, muchas personas. Algunos responden
positivamente a esta atracción; otros dicen que no a la misma.

Así que Dios atrae a todo el mundo, presumiblemente, con un igual poder de persuasión y, en
el análisis final, los que consienten a esa atracción son salvos, y los que no lo hacen se pierden.
Un verso utilizado con frecuencia por los arminianos es éste diciendo : ¿Te das cuenta de que
la misma palabra griega que es utilizada aquí por Juan se utiliza con frecuencia en otras partes
de las Escrituras, en particular en el libro de los Hechos, donde Pablo y Silas son arrastrado a la
cárcel? Pero obviamente la idea allí en el libro de los Hechos no era que el carcelero entrara en
la celda de la cárcel y tratara de atraer, seducir o convencer a Pablo y a Silas a volver tras las
rejas. Le dije que no ... le dije que la palabra tenía más fuerza que eso. Y entonces llamé a
atención al estudio lexicográfico de esa palabra griega en el Diccionario Teológico del Nuevo
Testamento; de Kittle donde la presentación preferida de la palabra “traer” es la palabra
“obligar o forzar”; Ahora esto cambia todo si se lee el texto y Jesús está diciendo que nadie
puede venir a Mí, si el Padre no le obliga. Eso es mucho más fuerte que usar la palabra más
débil “traer”, la que podría dejarse interpretar como el concepto de un tipo de cortejo que es
una mera persuasión externa.
Me agrada la ilustración de sacar agua de un pozo, porque eso es lo que Dios hace con
nosotros. Estamos sepultados en el agua, y tenemos que ser sacados por el poder de alguien
más, no por nuestra propia cuenta. Y eso es de lo que se trata el debate aquí. Dije al principio
que todas estas controversias realmente regresan y acampan en nuestra comprensión de la
Depravación Total del TULIP, en nuestra comprensión de la doctrina de la depravación total, y
nuestra doctrina de la incapacidad moral.

¿Es nuestra condición de esclavitud al pecado tan grave y la caída tan severa que no tenemos
ningún deseo moral de Dios a menos que Dios siembre ese deseo en nuestros corazones?
Ahora bien, Jesús lo dijo así a Nicodemo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios”. “Él no puede entrar en el reino de Dios”. Lo que oímos decir a nuestro Señor en esa
discusión con Nicodemo en la que dice: Lo que es nacido de la carne, carne es y que la carne
para nada aprovecha; Es decir, Que hay es un requisito previo - una condición sine-qua-non
que tiene que pasarnos como una obra de Dios por el Espíritu Santo por la cual Él nos levanta
desde el estado de muerte espiritual como Pablo articula en el segundo capítulo del libro de
Efesios. Cuando Pablo dice en Efesios 2.1-5 “Y Él os dio vida cuando estabais muertos en
vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis conforme a la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire…”

Y luego, entre paréntesis, “Porque por gracia sois salvos, y con él nos resucitó y nos hizo sentar
en los lugares celestiales en Cristo; Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no
de vosotros; Una vez más el antecedente inmediato del “que” es la fe. (Es el don de Dios);
Entonces lo que Agustín le estaba diciendo a Pelagio, lo que Lutero le estaba diciendo a
Erasmo, lo que Calvino le estaba diciendo al mundo, lo que Edwards le estaba diciendo a
Chancey, y lo que estamos diciendo ahora es que la fe misma es un don que es dado, y es
engendrado en nosotros por la regeneración. No es que el Espíritu Santo arrastra gente
pataleando y gritando en contra de su voluntad para venir a Cristo, sino que lo que el Espíritu
Santo hace es cambiar la inclinación y disposición de nuestros corazones para que cuando
antes no estuvimos dispuestos a abrazar a Cristo, ahora estemos dispuestos, y más que
dispuestos. De hecho, no se nos arrastró a Cristo, corrimos a Cristo, y nos abrazamos a Él con
alegría porque el Espíritu ha cambiado nuestros corazones. Y ese corazón ya no es un corazón
de piedra que es impermeable a los mandamientos de Dios y a las invitaciones del Evangelio,
sino que Dios derrite la dureza de nuestros corazones cuando Él nos hace nuevas criaturas y
que cuando estábamos muertos, el Espíritu Santo nos resucitó de la muerte espiritual, para
que entonces yo venga a Cristo, porque quiero ir a Cristo.

Pero la razón por la que quiero venir a Cristo es debido a que Dios ya ha hecho una obra de
gracia en mi alma. Y sin ese trabajo nunca hubiera tenido el deseo de venir a Cristo. Por eso
decimos que la regeneración precede a la fe. También creemos en el pensamiento reformista
de que la regeneración es monergista. Y lo que significa básicamente es esto: que en esta
operación divina llamada renacimiento o regeneración, es solo la obra de Dios en el alma
humana y únicamente la obra de Dios. Ergo es una unidad de labor, una unidad de trabajo. La
palabra energía proviene de esa idea. Mono significa uno. Así que monergismo significa “uno
trabajando”- que la obra de regeneración en mi corazón es algo que Dios hace con su poder,
no por un 50% de su poder y un 50% de mi poder, o el 99% de su poder y el 1% de mi fuerza,
sino con el 100% de la obra de Dios. Él, y sólo Él, tiene el poder de cambiar la disposición del
alma y del corazón humano, para llevarnos a la fe. Y cuando Él ejerce esta gracia en el alma, Él
produce el efecto que tiene la intención de producir.
Cuando Dios te crea en primer lugar Él te trae a la existencia. Tú no lo ayudaste. fue su obra
soberana que te trajo a la vida biológica. Cuando Él te trae salvíficamente a la vida espiritual es
su obra, y sólo de Él, que te lleva a ese estado de nuevo nacimiento y de creación renovada. Y
por lo tanto, llamamos a esto gracia eficaz. Es la gracia que funciona. Es gracia que trae
consigo lo que Dios quiere que traiga consigo u ocurra.

Lutero habla de esto en su obra “La esclavitud de la Voluntad” ¿Viene nuestra salvación
totalmente de Dios, o en última instancia, depende de algo que hagamos por nosotros
mismos? Aquellos que dicen esto último como hicieron los arminianos más tarde niegan con
ello la absoluta impotencia del hombre en pecado y afirman que una forma de semi--
pelagianismo es cierta después de todo. Y no es de extrañar, entonces, que la Teología
Reformada posterior condenara al Arminianismo (en principio como un retorno a Roma)-
porque en efecto esto convierte la fe en una obra meritoria - y una traición a la Reforma
porque niega la soberanía de Dios en la salvación de los pecadores, que fue el principio
religioso y teológico más profundo del pensamiento de los reformadores

Continúa el trabajo de Lutero en contra de Erasmo de que toda la controversia sobre la


justificación era un problema superficial que apenas cubría la pregunta más profunda que
engendró la controversia en el primer lugar. Y esa pregunta es la pregunta de si nuestra
salvación es únicamente por la gracia de Dios o no. Si efectivamente estamos muertos en
delitos y pecados, si es que nuestra voluntad se mantiene en cautiverio por los deseos de
nuestra carne y que sí necesitamos ser liberados de nuestra propia carne, a fin de ser salvos,
entonces, evidentemente, en el análisis final, la salvación es algo que Dios hace en nosotros y
por nosotros, no es algo que de alguna manera hagamos por nosotros mismos.

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