La Serpiente de Bronce
La Serpiente de Bronce
La Serpiente de Bronce
LA SERPIENTE DE BRONCE.
“Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía
a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:9).
“Pese a recién haber obtenido una victoria gloriosa sobre los Cananitas…ellos [hablaron]
con disgusto de lo que Dios había hecho por ellos y fueron desconfiados de lo que Él
haría…Tenían pan demás, pero todavía se quejaban de no tener pan”. ¡También tenían
agua, pero aun así murmuraban contra Dios!
Por la incredulidad y rebelión de ellos, Dios les envió serpientes ardientes para morderlos.
Las serpientes se llamaban “serpientes ardientes” por su color, y porque sus mordidas
causaban una inflamación ardiente en el cuerpo, “que le causaba una fiebre alta de
inmediato”
“Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová,
y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el
pueblo” (Números 21:7). Luego Dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente ardiente y
la pusiera en una asta. Luego Moisés le dijo al pueblo que mirara a la serpiente en la asta y
viviría. “Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna
serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:9).
“¡Mira las serpientes venenosas, mortíferas, deslizándose por el pasto! Dios había sacado a
Israel fuera de Egipto con la más grande variedad de milagros jamás vista en esta tierra. Y
qué bendiciones Dios les dio para mostrarles Su favor: maná, agua de la roca, ser librados
de Amalec. Pero aquí nos asombra ver que no hay alabanza en los labios de esta…multitud.
¡Aquí se hallan el pecado y el Salvador manifestado en el desierto
I. Primero, la causa del juicio.
“Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para
que muramos en este desierto?” (Números 21:5). Sus quejas eran resultado de la
incredulidad. ¡Ellos simplemente no le creyeron a Dios, ni a Su siervo Moisés!
“¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos
cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a
aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad”
(Hebreos 3:17-19).
“Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las
serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el
destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos
a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (I Corintios 10:9-11).
Yo se que hay algunos pecadores aquí esta noche que se quejan contra Dios. Algunos
piensan que Dios no ha hecho suficiente por ustedes, o que hace la salvación muy difícil de
obtener. En tu corazón murmuras y te quejas. “¿Por qué tengo que creer en Jesús, a quien
no puedo ver?” dices tú. “¿Por qué tengo que venir a Jesús sin ningún sentimiento, sin
ninguna prueba?” Y algunos de ustedes dicen: “¿Por qué tengo que apartarme de mis
pecados secretos hacia Cristo?” Pero estas quejas son malvadas y pecaminosas. Salen de un
corazón malo de incredulidad. El Apóstol Pablo dijo: “Ni tentemos al Señor, como también
algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes” (I Corintios 10:9).
Esta noche te advierto, si rehúsas venir a Jesucristo morirás en tus pecados. Si sigues
quejándote y voluntariamente rechazando al Salvador, “ya no queda más sacrificio por los
pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego” (Hebreos 10:26-
27). El juicio caerá sobre ti. Si sigues rechazando a Jesucristo voluntariamente y a
proposito, de repente Él vendrá, “en llama de fuego, para dar retribución [a ti]…que
no…[obedeces] al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (II Tesalonicenses 1:8). Sufrirás
“pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (I
Tesalonicenses 1:9).
¿No fue eso exactamente lo que les sucedió a los Israelitas que se rebelaron y rehusaron
creer en el desierto? ¿No fueron mordidos por serpientes ardientes? ¿No murieron y fueron
al Infierno? ¿No son dados como ejemplo de lo que te sucederá si sigues in rebelión
deliberada, rehusando venir a Cristo?
“Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto.
Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas
malas, como ellos codiciaron” (I Corintios 10:5-6).
La causa del juicio de ellos fue su incredulidad pecaminosa y rebelión contra Dios.
Cierto día, en cierta hora, Dios envió serpientes ardientes a morderlos y matarlos. Matthew
Henry dijo: “El desierto por el que pasaron estuvo infestado de esas serpientes ardientes,
como aparece en Deuteronomio 8:15, pero [antes de eso] Dios los había preservado
maravillosamente de ser dañados por ellas, hasta ahora que murmuraban… Estas
[serpientes], que [antes] habían evitado su campamento, ahora lo invadían. Es justo que a
los que no son agradecidos con Dios por sus misericordias se les haga sentir los juicios de
Dios. Estas serpientes [quemaban] el cuerpo, poniéndolo de inmediato en fiebre alta,
quemándolo con sed insaciable. Ellos se habían quejado injustamente de falta de agua (v.5),
para castigarlos por ello Dios les mandó esta sed, que ningún agua podía apagar” ¡al ser
mordidos por aquellas serpientes ardientes! (Henry, ibid., pp. 519-520).
La mano de Dios había mantenido a aquellas serpientes fuera del campamento de ellos.
Pero ahora, por su pecado e incredulidad, estas serpientes invadieron su lugar, los
sorprendieron, y los pusieron en convulsiones de dolor, muerte y tormento eterno.
¡Aquellas serpientes les aparecieron de repente! Y en el Nuevo Testamento se nos advierte
que “vendrá sobre ellos destrucción repentina…y no escaparán” (I Tesalonicenses 5:3).
¿No fue ese el caso del rico del cual contó Cristo? Se dijo a si mismo: “Alma, muchos
bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate” (Lucas 12:19).
“Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma” (Lucas 12:20). Él disfrutaba
mucho, pero de repente su alma fue arrancada de su cuerpo. ¡Aquella noche, en un
momento de tiempo, su alma fue arrancada de su cuerpo y echada a las llamas eternas! ¿No
fue ese el mismo destino del hombre en Lucas 16? Él murió de repente, “Y en el Hades [el
Infierno] alzó sus ojos, estando en tormentos” (Lucas 16:23).
El juicio puede tardar en venir, pero cuando viene, viene de repente. Como las serpientes
llegaron de repente, después que la gente había resistido a Dios mucho tiempo, así tu juicio
vendrá de repente, ¡y no te escaparás!
Nota que aquellas serpientes son tipos, retratos de Satanás y sus demonios. Dios quizá te
proteja por muchos años de ataques mortales de “el gran dragón, la serpiente antigua, que
se llama diablo y Satanás” (Apocalipsis 12:9). Pero de repente, cierto día (porque
“determina un día” – Hebreos 12:9), en aquel “cierto día” Dios soltará aquella Serpiente
antigua, al Diablo, sobre ti con plena furia – si sigues en rebelión contra el Señor Jesucristo.
¡Eso es lo que sucede cuando Satanás y sus demonios azotan a los pecadores que no se
arrepienten y no vienen a Cristo!
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y
no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla
desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores
que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el
primero”
(Mateo 12:43-45).
¡Oh, lo he visto muchas veces! Una persona está en la iglesia, limpia su vida, pero todavía
rechaza a Cristo y Su misericordia. Cierto día, a cierta hora vuelven los espíritus inmundos
y lo atacan hasta la muerte, “y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el
primero” (Mateo 12:45). ¡Te puedo contar una historia tras otra de eso sucediéndole a
jóvenes que se rebelaron y rehusaron venir al Señor Jesucristo!
Él dijo: “Estoy bien”. Pero miré en su ataúd y vi que la mitad de su cabeza había sido
destrozada por una escopeta. Él dijo: “Estoy bien”. Pero se tiró un clavado en el agua. Era
menos hondo de lo que él creía. Su cabeza pegó en el fondo con toda la fuerza. Se quebró la
nuca, y quedó paralítico hasta el día que murió. Él dijo: “Estoy bien”. Pero se metió debajo
de un árbol y fue atacado por un asaltante. Lo oyeron gritar. Antes de llegar donde él ya
había sangrado hasta la muerte – gritando a todo pulmón. Él dijo: “Estoy bien”. Pero fue
fulminado de repente y se sofocó en su propio vomito hasta que murió. Ella dijo: “Estoy
bien.” Pero su auto se salió de la carretera, hacia abajo en un barranco. Todavía estaba viva
cuando él llegó a ella, pero sus entrañas quedaron en las manos de él, mientras trataba de
respirar, luchando por un momento, antes de que su alma se hundiera en las llamas eternas.
Cuando lo vi unos minutos después su cara estaba pálida y le temblaban las manos. Dijo
repetidamente “No pude salvarla. No pude salvarla. No pude salvarla”. Estas son historias
verídicas. ¡Dios sabe que no he exagerado en nada!
“Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho
pueblo de Israel” (Números 21:6).
Así como esas serpientes de repente envenenaron a aquellos pecadores, así de repente
vendrá el juicio sobre ti – ¡a menos que te arrepientas y mires a Cristo antes que sea para
siempre demasiado tarde!
Hemos visto la causa de su juicio, y el clímax de su juicio, pero ahora llegamos al último
punto.
“Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová,
y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el
pueblo.
Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera
que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso
sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de
bronce, y vivía” (Números 21:7-9).
Dios proveyó una manera de que estos pecadores fueran salvos. “Y cuando alguna serpiente
mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:9).
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado [en la Cruz], para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eternal” (Juan 3:14-15).
Para que seas salvo del juicio, no se requiere nada excepto una mirada de fe a Jesús,
levantado en la Cruz, como la serpiente de bronce fue levantada. “Y cuando alguna
serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:9). Jesús
dijo:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:14-15).
¡No te mires a ti mismo! ¡No mires tus propios pensamientos, sentimientos y dudas! ¡Mira
a Jesús y serás salvo! Él dijo: “Mirad a mí, y sed salvos” (Isaías 45:22). Detén tu rebelión e
incredulidad – y mira a Jesús en la Cruz, muriendo en tu lugar, para pagar la pena completa
por tus pecados. ¡Mira a Él en el Cielo, a la diestra del Padre, orando por ti! Mira a Jesús y
cree en Él. Así como los Israelitas miraron a la serpiente de bronce y fueron salvos, ¡así te
ruego que veas a Jesús y seas salvo esta noche! El Sr. Griffith canto un viejo canto antes de
este sermón. “Look and Live” [Mirad y Vivid]. Descubrí que los “decisionistas” del siglo
veinte cambiaron las palabras de “mira y vive, pecador” a “mira y vive, mi hermano”. Pero,
si no has mirado a Jesús, ¡no eres mi hermano! Eres un pecador perdido en rumbo al
Infierno. Por lo tanto cantaremos con las palabras originales, “Mira y vive, pecador”.
Escúchalo de nuevo. Mira a Jesús. Cree en Él quien fue levantado en la Cruz para pagar por
tus pecados. Mira a Él y se salvo de la mordida de la serpiente y del poder del pecado.
¡Mira a Jesús y vive!
You may email Dr. Hymers at [email protected], (Click Here) – or you may
write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)352-0452.
La Escritura Leída Antes del Sermón por el Dr. Kreighton L. Chan: Números 21:4-9.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Mira y Vive” (por William A. Ogden, 1841-1897, versión original).
EL BOSQUEJO DE
LA SERPIENTE DE BRONCE
“Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a
alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (Números 21:9).
(Números 21:5, 7)
“Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta;y cuando alguna serpiente
mordía a alguno, miraba
Números 21:9.
Señor me dará una palabra que será más bendecida que cualquiera otra
lean. Que los que están sumidos en tinieblas porque no entienden la gratuidad
que Jesús se acercaba a él, dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el
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sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
Vamos a hablar de este acto de Moisés esta mañana, para que todos
vivirá.” Pudiera ser que ustedes, que la han mirado antes, obtengan un
beneficio renovado al mirarla otra vez, mientras que algunos que no han
vuelto nunca sus ojos en esa dirección, pudieran mirar fijamente al Salvador
en esta mañana, de ese veneno mortal del pecado que acecha ahora
en su naturaleza, y engendra muerte en sus almas. Que el Espíritu
Santo haga que esta palabra sea eficaz para ese misericordioso fin.
antes que nada, porque ese pueblo había despreciado el camino de Dios y
viejo teólogo: “era solitario y prolongado,” pero, aun así, era el camino de
de nube iba delante de ellos, y Sus siervos, Moisés y Aarón, los conducían
Pero, no; ellos altercaron con el camino de Dios, y querían que fuera a
Estando descontentos con su Dios, ellos altercaron con el pan que puso
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capacidad de un niño.
Muchas personas demandan algo más hondo que lo divino, más profundo
y del pecado.
han altercado con los preceptos y con las doctrinas del Señor, y
propensos a volverse peores y peores. Las modas del mundo y las corrientes
mordidas por las serpientes. El Señor envió entre aquellas personas serpientes
que involucró el izamiento de una serpiente de bronce, sino que fue que
para los que están espiritualmente sanos: pero cuán diferente es la palabra
expiación de nuestro Señor Jesucristo, es para los hombres que son efectiva
y realmente culpables.
nada malo, ustedes, que son tan buenos interiormente que están perfectamente
bien, yo no tengo nada que ver con ustedes, pues soy enviado a
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¡Qué cosa tan terrible es ser mordido por una serpiente! Me atrevería a
cerebro entontecido. Debía emular a los egipcios, y jugar con las serpientes.
cuerpo. Felizmente para él, no llegó a despertarse bien como para morderle.
momento en el que había sido mordido, era un cadáver. Sólo había una
Les cuento esta historia para que la usen como una parábola y aprendan
ante ustedes en qué consiste ser mordido por una serpiente. Supongan
trozo de bronce, ¿no habrían sido buenas noticias para él? No hubo remedio
ustedes. Jesucristo es levantado para los hombres que han sido mordidos
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hoy para él. La gracia soberana provee un remedio aun para los
El pecado produce en ellos tal terror, que se rinden como hombres muertos.
de arriba abajo, por quienes ya están condenados; por esos fue levantado
el Hijo del hombre en la cruz. Qué cosa tan confortable es que podamos
decirles esto.
La mordedura de esas serpientes era, como les he dicho, mortal. Los israelitas
presencia “murió mucho pueblo de Israel.” Vieron morir, por las mordeduras
Sabían por qué habían muerto, y estaban seguros de que era debido
tenían ninguna excusa para imaginar que podrían ser mordidos y, sin
embargo, vivir.
pues la palabra infalible nos enseña que “la paga del pecado es la muerte,”
Sabemos, asimismo, que esta muerte es una miseria sin fin, pues la Escritura
Nuestro Señor habla de los condenados que van al castigo eterno, donde
aquellos que temen que será su propia porción, que saben que van a
descender al dolor eterno, y, por tanto, tratan de cerrar sus ojos a su inevitable
condena.
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mortal, para los hombres sobre cuyos pálidos rostros la muerte comenzaba
internamente con ese terrible veneno de la serpiente; para ellos fue que
Dios dijo a Moisés: “Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta;
una persona hubiera sido mordida un instante antes, aunque sólo viera
texto nos dice que la promesa de Dios se aplicó en cada caso, sin excepción,
ESA PERSONA. Este era tan singular como efectivo. Era puramente de
origen divino, y es claro que su invención, y su empoderamiento eran enteramente
de Dios.
simple mirada a la figura de una serpiente sobre una asta! ¡Qué improbable
era que funcionara! ¿Cómo y por qué medios podría efectuarse una
en verdad, que era casi una burla que se les pidiera a los hombres que
excelencia del remedio, que era de origen divino, pues cuando Dios ordena
una cura, está obligado, por ese mismo hecho, a poner una fuerza en
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para matarla, de igual manera esta serpiente de bronce era exhibida como
una serpiente; y de la misma manera, Jesús fue enviado por Dios “en
propósito de comunicarnos.
tenido ningún efecto: había una serpiente, y sólo una, y esa fue levantada
Hay un Salvador, y sólo uno. No hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos. Toda la gracia está concentrada
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metal, si Dios lo hubiese ordenado así; pero Él mandó que debiera ser de
brillo en Cristo para captar el ojo del pecador, ay, y en verdad capta
del sol, así también Jesús refleja el amor de Dios por los pecadores, y
los que por Él se acerquen a Dios, viviendo siempre para interceder por
sino más bien deseo presentárselos claramente. Para todos ustedes que
sean realmente culpables, para todos ustedes que han sido mordidos por
nuestro pecado, y murió en el lugar del pecador, “Al que no conoció peSermón
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cado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
pero no fue así. El remedio podría haber sido aplicado por frotación:
Era bueno que la cura fuera tan simple, pues el peligro era muy frecuente.
su mano para tomarla cuando, para su horror, descubrió que era una
medio de ellos, los israelitas debían haber estado en peligro. En sus camas
¿Qué debía hacer un hombre? No tenía que hacer nada sino pararse
Pero así es. Crean en Él, ustedes que son pecadores, pues este es el
sencillo?
podía ser curado por cualquier cosa que alguien más hiciera por él. Si
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do ayudar. Una madre piadosa podría arrodillarse y orar por él, pero no
podrían ser llamados para que vinieran para orar para que el hombre
pudiese vivir; pero tendría que morir a pesar de sus oraciones si no mirara.
Sólo había una única esperanza para su vida: debía mirar a esa serpiente
han escrito pidiéndome que ore por ellos: así lo he hecho, pero de nada
serviría a menos que ustedes mismos crean en Jesucristo. No hay debajo
Quienquiera que seas, por muy mordido que estés por la serpiente, y
último gran día, deberé dar testimonio en contra tuya, que te he dicho
esto directa y claramente. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo;
mas el que no creyere, será condenado.” No hay otra ayuda para eso;
todos tus bienes para alimentar a los pobres, pero eres un hombre perdido
salve, a menos que confíes en Él. Se reduce a esto: debes mirar, y mirar
por ti mismo.
en Dios. El hombre herido diría: “no debo quedarme aquí para mirar mi
sangre está brotando, teñida de negro por el veneno! ¡Cómo arde y se inflama!
Debemos hacer conforme nos ordene, y confiar que Él obrará nuestra cura;
que era una demostración del amor divino. Y esto lo sé porque Jesús
que el Hijo del hombre sea levantado… Porque de tal manera amó
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Yo no soy salvo por nada que hubiere hecho, sino por lo que el Señor
segundos.
serás salvado antes de que el reloj suene su próximo tictac. Esto es llevado
que crees.
que un hombre había sido curado, podía regresar a su trabajo, y ser atacado
por una segunda serpiente, pues había camadas de ellas por todos
lados. ¿Qué tenía que hacer? Pues, mirar otra vez, y si era herido mil veces,
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Esta curación era de eficacia universal para todos los que la usaban. No
El creyente debe ser salvo. Algunas de las personas debían mirar desde
una larga distancia. El asta no podía estar a una igual distancia de todos,
estaban lejos como a los que estaban cerca. Tampoco importaba si sus
ojos eran débiles. No todos los ojos tenían igualmente una mirada aguda,
y algunos podrían haber sido bizcos, o tener una visión débil, o únicamente
Oh, pobre alma, tal vez no puedas ver a todo Cristo ni todas Sus bellezas,
ni todas las riquezas de Su gracia, pero si puedes ver que fue hecho
obrar esa cura en cada pecador que está aquí en este momento. Pido
que lo haga.
la luna se acercaban y miraban hacia arriba y vivían. Tal vez era una noche
como la mía poner en alto el Evangelio de Cristo Jesús, para que todos
puedan verlo. Todo lo que Moisés tenía que hacer era colgar a la serpienSermón
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dijo: “yo mismo iré vestido con mis ropas de legislador, y me pondré
allí.” No, Moisés no tenía nada que ver con lo que era pomposo o ceremonial.
los colores del arcoíris. Oh, no. Cualquier asta serviría. Los moribundos
Dios debe hacerse decentemente, pero aun así, la serpiente era lo único
punto de que nadie sepa quién es, pues si ha expuesto a Cristo, es mejor
que no se interponga.
han sido sanados, pero ¿qué han hecho con la serpiente de bronce desde
es que sea exhibido en las calzadas para que aquellos que han sido mordidos
para mostrar a Cristo es la que sea muy alta, para que pueda ser visto
otra virtud que pueda estar en el asta sino su altura. Entre más
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será mejor, pero de todos los otros estilos de lenguaje no hay nada
levántalo con el que tengas, pues hay a tu alrededor personas de baja estatura
sus brazos, y vivían. Había tal multitud alrededor del asta que una madre
mordido. Se podían ver las señas azules del veneno. Como no podía
vivir.
Hagan esto con los pequeños niños a su cargo, ustedes que son maestros
de la escuela dominical. Aun cuando todavía sean muy pequeñitos,
oren para que miren a Jesucristo y vivan; pues no hay un límite establecido
niños era llevados por sus madres, aunque todavía no podían hablar claramente,
me bendice.”
vivían. ¿Quién quiere mirar a Jesús en esta buena hora? Oh amadas almas,
así, su sangre sea sobre sus propios vestidos. Yo les he hablado del camino
Amén.
Números 21:4-9;
Juan 3:1-18.
Le dije mira manito tu no sabes que las cosas del antiguo testamento
son sombras , símbolos y figuras de lo que había de venir. Tod sestos
sucesos era el advenimiento o la llegafa del salvador que Dios había,
Dios nos e contradice, el dijo no te haras imagen ni semejanza de lo
que esta rriba en cielo y debajo en la tierrta en las aguas y debajo
delas aguas, , moises quebró las tablas de la ley por la indigncio que
l pueblo se hiciera un becerro de oro y loa dorase.
2 Reyes 18:4: El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de
Asera, e hizo pedazos la SERPIENTE de bronce que había hecho Moisés, porque hasta
entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.
Paralelo:
El propósito una recuperación segura Nm 21.8; Jn 3.15 «Mirad y vivid», «creed y vivid».
Número 21:6: Y Jehová envió entre el pueblo SERPIENTEs ardientes, que mordían al
pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Número 21:7: Entonces el pueblo vino a Moisés
y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que
quite de nosotros estas SERPIENTEs. Y Moisés oró por el pueblo.
Número 21:8: Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una SERPIENTE ardiente, y ponla sobre
una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
Número 21:9: Y Moisés hizo una SERPIENTE de bronce, y la puso sobre una asta; y
cuando alguna SERPIENTE mordía a alguno, miraba a la SERPIENTE de bronce, y
vivía. Cuando el pecado te muerda mira haci al cruz.
Eclesiastés 10:8: El que hiciere hoyo caerá en él; y al que aportillare vallado, le morderá la
SERPIENTE.
Isaías 14:29: No te alegres tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería;
porque de la raíz de la culebra saldrá áspid, y su fruto, SERPIENTE voladora.
Jeremías 8:17: Porque he aquí que yo envío sobre vosotros SERPIENTEs, áspides contra
los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová.
Miqueas 7:17: Lamerán el polvo como la culebra; como las SERPIENTEs de la tierra,
temblarán en sus encierros; se volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán
a causa de ti.