Reflexion y Aplicacion Pastoral Del Texto de La Zarza Ardiendo
Reflexion y Aplicacion Pastoral Del Texto de La Zarza Ardiendo
Reflexion y Aplicacion Pastoral Del Texto de La Zarza Ardiendo
Apacentando Moisés las ovejas de Jetró su suegro, sacerdote de Madián, llevó las
ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció
el Angel de Yahvé en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio
que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré
yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo
Yahvé que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés,
Moisés! Y él respondió: Heme aquí (Ex 3, 1–4)
El suceso de la zarza ardiente (Ex 3, 1 ss.) es conocido por todos los estudiosos
de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, lo que ya no es tan familiar es el hecho
de que en el período helenístico, en tiempos del Nuevo Testamento y después, se
desarrolló una tradición exegética sobre la zarza ardiente. De hecho, el símbolo
más característico del judaísmo durante el período del Nuevo Testamento no es la
Estrella de David, los Diez Mandamientos o el Candelabro, sino la zarza ardiente (1)
Por tanto, para entender el espíritu, la teología, la visión del mundo y la mentalidad
del judaísmo clásico y de los antiguos cristianos es importante conocer esta
tradición. El simbolismo exegético de la zarza ardiente en Éxodo capítulo 3 resulta
esencial para comprender las enseñanzas que los antiguos judíos y
judeocristianos obtuvieron del Antiguo Testamento. Así, esta tradición permanece
aún viva en los sermones y homilías de la Iglesia y de la Sinagoga.
(1) El simbolismo exegético de la zarza ardiente, Etan Levine. 1986, págs. 355-384
dispuesto a sacrificar muchas cosas, pero generalmente con intereses ocultos,
difícilmente puedo decir que estaría dispuesto a desgastarme por alguien más sin
ningún tipo de interés.
La curiosidad de Moisés: “Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande
visión, por qué causa la zarza no se quema (Ex 3, 3)” Moisés es un hombre que
deja que surjan en él preguntas, no es el hombre que tiene ya todas las cosas
sistematizadas y catalogadas, el que lo ha entendido todo; es más bien una
persona capaz de plantearse preguntas que exigen una respuesta cuidadosa. De
la misma manera permito que el Señor me sorprenda, me maravillo con muchas
situaciones y personas que se presentan en mi vida, y que se muestran como la
manifestación viva y eficaz de Dios.
Dios llama con amor: “lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés,
Moisés!... (Ex 3, 4)”. Como ocurre en todas las ocasiones en la Biblia, siempre que
Dios llama a una persona repite su nombre dos veces “Abraham, Jacob, Samuel y
Moisés (Gen 32, 11; 46, 2; 1Sam 3, 10)”; aquí también hay una llamada de cariño,
pero a la vez con urgencia, al ver Dios que su pueblo sufría se valió de Moisés
para mostrar su misericordia por quien sufría. Igualmente, Dios se quiere valer de
mi para llegar a otros, a quienes sufren, están solos o esclavizados del mundo.
EN LAS SANDALIAS DE MOISES
Era un día como lo había sido cualquier otro durante los últimos cuarenta años.
Estaba yo apacentando el rebaño en el desierto cerca del monte Horeb. Tal vez
pensaba en todas las cosas a las que había renunciado en Egipto, por haber
matado al capataz egipcio. Había sido miembro de la familia real, con
posibilidades de llegar a ser faraón; ahora era yo un apestoso arreador de ovejas.
El arrear ovejas significaba para mí el tener que quedarme afuera en el campo con
las ovejas, y estar viajando. En el estéril desierto tenía que mantener a mis ovejas
en constante movimiento con el fin de hallar alimento para ellas. Fue aquí, en el
monte Horeb, en el extremo opuesto del desierto, donde recibí el llamado de Dios:
El relato del llamado de Moisés por parte de Dios, guarda un asombroso parecido
con mi llamado a Cristo y mi llamado al servicio cristiano.
Dialogar con los niños sobre diferentes tareas que han recibido. A los pequeños se
pide que hagan cosas sencillas. Cuando los niños son mayores pueden recibir
encargos que demandan más esfuerzo. Les contaría alguna experiencia personal
sobre algo que se me haya encargado hacer. Por ejemplo: enseñar la presente
lección es un importante encargo. ¡En esta parte debo poner mucho amor y
entusiasmo!
Dios llamó a Moisés para un trabajo muy especial y muy difícil. Desde un principio
le dio una promesa: “Yo estaré contigo”.
Cuando Dios le habló, Moisés no quiso obedecer. ¿Te pasó a ti algo similar?
Mamá te pide que le hagas un favor y tú le dices que no. Tal vez quieres que lo
haga tu hermano. Es muy importante que aprendas a obedecer a tus padres,
maestros y demás personas mayores. Así te será mucho más fácil obedecer a
Dios. Moisés ya era un anciano de 80 años cuando Dios lo llamó. No tienes que
esperar hasta ser anciano para que Dios te use. En la Biblia Dios nos ha
encargado lo que tenemos que hacer. Debemos contar a todo el mundo del amor
de Jesús.
a. Desde el texto
Ex 3, 11
Ex 3, 13
b. Desde mi vida
Ahora piensa las excusas que tú dirías ante algunas situaciones y la respuesta
que escucharías de Dios:
Visitar a un familiar
enfermo
Invitar a comer a alguien
necesitado
5. Puesta en común: Compartir con los niños cuales son las excusas mas
comunes que ponemos frente a situaciones en que podemos ayudar a
alguien y como el Señor actúa a través de otros, al tiempo que los invitamos
a reconocer el rostro de Jesús en los necesitados.