TAREA 4. Dentro:Fuera. Enseñantes Que Investigan
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Quizá esta cita sea un tanto larga, pero nos ha parecido importante
presentar sus intenciones primordiales. Quede claro que en ningún momento
preconizan que la investigación de los enseñantes sustituya a la de los expertos;
sino que ambas tienen unos rasgos propios que las hacen más bien
complementarias. Señalan que la investigación universitaria busca, en buena
medida, generalizaciones sobre la educación (en este sentido son muy críticas con
manuales del tipo: “todo lo que necesitas saber sobre enseñanza”), mientras que
las de los enseñantes responden a un contexto concreto: sus propias experiencias
en el aula. Aunque esta segunda forma de investigación no se preste tanto a las
ansiadas generalizaciones científicas, tienen un mayor contacto con la “educación
real” y son, sin duda, una importante fuente de datos para la investigación
universitaria. A la hora de defender la importancia de diarios, ensayos o estudios
de aula o de centro emprendidos por docentes proponen una perspectiva emic/etic.
A la manera del estudio de campo en la antropología, los investigadores
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universitarios serían, por mucho que se aproximasen al objeto de estudio, en cierta
medida extraños a él (etic); mientras que los docentes, que viven inmersos en la
realidad de las aulas día tras día, a la hora de emprender una investigación
partirían de una perspectiva mucho más próxima: ellos forman parte de la práctica
real de la educación y adquieren por tanto una condición emic. Sus puntos de
vista, por tanto, son sumamente relevantes por sí mismos y para la investigación a
otros niveles más formalizados.
En cuanto a la estructura de la obra, se dedica una primera parte teórica a la
investigación hecha por el profesorado: fundamentalmente establecer conceptos y
llevar a cabo reflexiones sobre sus posibilidades y limitaciones. Para elaborar esta
primera parte, y en coherencia con el postulado principal del libro, se emplean
materiales elaborados por docentes sustentados en sus investigaciones (valga aquí
decir que se trata de docentes de todos los niveles y materias, desde profesores de
primaria enseñando a leer y escribir a profesores de adultos que buscan obtener el
título de secundaria). En la segunda parte se recogen precisamente estos trabajos e
investigaciones.
A continuación, vamos a abordar brevemente la primera parte, planteando
cuales son vas posibilidades y limites de la investigación realizada por profesores
(así como una tipología de las formas de investigación, que las autoras nos
ofrecen). Después recogeremos algunas de las reflexiones de los profesores que
Cochran-Smith y Lytle utilizan como bases para su trabajo para, por último,
ofrecer nosotros una valoración personal.
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recogidos en las dos anteriores; así como grabaciones, entrevistas,
documentos… para componer un informe en el que se aborden fenómenos
insertados en las dinámicas del aula o del centro.
4. Investigación conceptual: este es el trabajo más teórico o, si se prefiere,
ideológico. Su objetivo es, grosso modo, recoger las interpretaciones y
reflexiones de los docentes acerca de su oficio o, incluso, acerca de la
propia investigación docente.
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investigación: las sospechas y recelos hacia el juicio de los expertos, que en
muchos casos señalan desde el exterior del aula a los docentes lo que hay que
hacer al interior, ha provocado en buena medida un rechazo a la investigación en
sentido amplio.
En definitiva, este libro vendría a tratar de superar estos límites propios,
luchar por la eliminación de los límites externos y que los profesores
contribuyesen, a través de sus investigaciones sobre su quehacer particular, a
renovar los modelos de aprendizaje y enseñanza y contribuir, en la medida de sus
posibilidades, al cambio social.
Para redactar este epígrafe hemos utilizado, sobre todo, la segunda parte de
la obra: una compilación de investigaciones emprendidas por docentes. Como ya
apuntamos más arriba, se trata de un heterogéneo grupo de investigaciones. No
sólo porque responden a diferentes tipologías, sino por la variedad e contextos y
enfoques, desde primaria hasta clases con niños sordos; o desde buscar las
mejores maneras para aprender a leer y escribir hasta docentes que quieren
transmitir una sólida conciencia en materias de género y etnia. Esto nos suscita ya
la reflexión de la enorme diversidad, o lo que es lo mismo, la enorme riqueza
asociada a la práctica educativa.
Pero, antes de seguir y pasar a aquellas reflexiones que hemos tratado de
vincular con los estudios que estamos cursando, una y otra vez nos ha sorprendido
en la lectura del libro que pueda estar tan arraigada la noción de dejar a los
profesores fuera de la investigación. ¿Sería igualmente aceptado esto, pongamos
como ejemplo, en medicina? No estamos tan seguros, y eso partiendo de que los
conocimientos de la práctica médica quizá sean más generalizables frente a los
desafíos que la educación plantea. Creemos que estos prejuicios parten de que, en
nuestro imaginario colectivo, la división de tareas es condición sine qua non para
alcanzar la eficiencia. Unos (los universitarios) investigan concienzudamente;
otros (los docentes) aplican los resultados de esta derivación. Adam Smith, en su
obra seminal La Riqueza de las naciones, puso como ejemplo paradigmático de la
división de tareas la fabricación de alfileres. Este proceder permitía aumentar
espectacularmente el número de alfileres producidos. El problema ha sido tomar la
parte por el todo y extender este razonamiento a todas las áreas de la actividad
humana: de persistir por este camino corremos el riesgo de consolidar la
educación como una mera tarea susceptible de mecanización.
Dicho esto, otro de los aspectos que nos ha llamado la atención parte del
trabajo de investigación “Grandes esperanzas”, de Wunner (páginas 311-323), una
profesora de primaria y secundaria con una amplia experiencia docente. Esta
profesora nos advierte de que incorporar la investigación universitaria sobre
enseñanza es un enriquecimiento obvio; pero que el riesgo asociado sería
incorporarla acríticamente (esta es, además, una de las visiones que Cochran-
Smith y Lytle defienden en su obra). Ahora bien, ¿cuál es el problema con el que
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se ha topado Wunner? En primer lugar, la desconfianza hacia estos estudios entre
los profesores; y en segundo lugar, que el factor de mayor peso a la hora de que un
profesor haga prevalecer su punto de vista es la experiencia. O, si se prefiere, de
manera más prosaica, sus “años de servicio”. En sus propias palabras (tomamos el
siguiente extracto de la página 319):