Borrador Trabajo Penal
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TÍTULO II
CAPÍTULO I
SENTENCIA C431/04
FALTA GRAVE EN REGLAMENTO DEL REGIMEN DISCIPLINARIO PARA LAS FUERZAS
MILITARES-Abuso de bebidas embriagantes y consumo de estupefacientes
FALTA DISCIPLINARIA GRAVE DEL MILITAR-Abuso en el consumo de bebidas alcohólicas
dentro y fuera de instalaciones si se encuentra atendiendo deberes funcionales/FALTA
DISCIPLINARIA GRAVE DEL MILITAR-Consumo de estupefacientes dentro y fuera de
instalaciones si se encuentra atendiendo deberes funcionales
No encuentra la Corte desproporcionado ni irrazonable que el que el legislador tipifique como
falta disciplinaria el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas dentro de las instalaciones
castrenses. Tal abuso, conocido en el lenguaje común como ''estado de embriaguez'', resulta
particularmente incompatible con la correcta atención de los deberes funcionales del militar. La
Corte aprecia que el legislador, en uso de su potestad de configuración legislativa, consideró
que el simple consumo de drogas estupefacientes dentro de las instalaciones castrenses por
parte del personal era suficiente para impedir el cumplimiento de las funciones militares en
condiciones razonables de aptitud psicofísica, o para poner en peligro dicho cumplimiento
adecuado, por lo cual estimó conveniente proscribirlo por completo. Al respecto la Corte
considera que no resulta irrazonable la prohibición aludida, habida cuenta de los efectos
comúnmente conocidos que tiene sobre el organismo humano el consumo de drogas
estupefacciones que hacen desaconsejable su injerencia por el personal militar en
cumplimiento de funciones. No obstante, destaca la Corte que por fuera de las instalaciones
también resulta reprochable la ingerencia abusiva de alcohol o el consumo de substancias
estupefacientes, si el militar se encuentra atendiendo sus deberes funcionales; en efecto, en
estas circunstancias la conducta igualmente compromete o pone en peligro el adecuado
cumplimiento de la función encomendada; por lo tanto, dichas conductas son también
sancionables disciplinariamente.
Sentencia C-1184/08
Según el fuero penal militar, los delitos que cometan los miembros de la fuerza pública (fuerzas
militares y policía nacional) en servicio activo, y en relación con el mismo, son competencia de las
cortes marciales o tribunales militares (integrados por personal en servicio activo o en retiro), con
arreglo a las disposiciones del Código Penal Militar. El fuero penal militar se estableció como una
excepción a la competencia general de la jurisdicción ordinaria para el conocimiento de ese tipo
de conductas, por lo tanto sus alcances deber ser determinados en forma estricta y rigurosa, no
sólo por la ley sino también por el intérprete, como quiera que acorde con la hermenéutica
constitucional las excepciones, para evitar que se conviertan en la regla general, deben ser
interpretadas de forma restrictiva.
El artículo 221 de la Carta señala que el fuero militar abarca los delitos cometidos por un miembro
de la fuerza pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio, pues dicha preceptiva
deja entrever que las actuaciones de los miembros de la fuerza pública se presentan como
integrantes de la misma, como personas y como ciudadanos, de modo que la totalidad de los actos
u omisiones no pueden quedar comprendidas dentro del fuero. De esta forma, se denotan dos
elementos para que se configure el fuero militar: el primero de orden subjetivo, que el delito sea
cometido por un miembro de la fuerza pública en servicio activo, y el segundo de orden funcional,
que esa acción u omisión guarde relación con el mismo servicio. Así pues, para efectos penales se
deben distinguir aquellas acciones u omisiones que tienen ocurrencia como miembro activo del
cuerpo militar o policial, de las que corresponden a su actividad propia y singular como integrante
de la colectividad.
Los delitos cometidos por miembros de la fuerza pública en servicio activo, que
no tengan relación directa con el mismo servicio no están cobijados por el fuero
militar y por ello, su investigación y sanción no le corresponde a la justicia
penal militar.
El Código Penal Militar regula aquellos comportamientos en los cuales un
miembro de la fuerza pública, a pesar de encontrarse ejecutando una misión
o tarea propia de sus funciones, voluntaria o culposamente, la altera
radicalmente o incurra en excesos o defectos de acción que pongan de
presente una desviación de poder que, por serlo, sea capaz de desvirtuar el
uso legítimo de la fuerza. La legislación penal militar, y el correspondiente
fuero, captan conductas que reflejan aspectos altamente reprochables de la
función militar y policial, pero que no obstante tienen como referente tareas y
misiones que, en sí mismas, son las que de ordinario integran el concepto
constitucional y legal de servicio militar o policial
Debe ser respetado por los actores armados estatales y no estatales, el Derecho
Internacional Humanitario tiene varias disposiciones que aplican para este caso: el Comité
Internacional de la Cruz Roja, en su Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra,
artículos 14º, 15º y 16º determinan como bienes protegidos los bienes culturales y los
lugares de culto, en especial, "monumentos históricos, las obras de arte o los lugares de
culto que constituyen el patrimonio cultural o espiritual de los pueblos"; el Protocolo I
Adicional a los Convenios de Ginebra, artículo 52º, señala que los bienes de carácter civil
no serán objeto de ataque ni de represalias, no son objetivos militares; el
en otras palabras el error se vería como un actuar culposo del funcionario que por su falta de
experticia, condujo a caer en el error.
y en este el Estado debe reparar los daños ocasionados a la personas o bienes de la población civil;
el personal militar no está llamado a responder de forma penal o disciplinaria.
En lo que concierne al riesgo excepcional como criterio de imputación en los casos de daños
antijurídicos causados en enfrentamientos armados, habrá lugar a la aplicación del mismo cuando
el daño ocurre como consecuencia de la actividad legítima de la administración pública, que
comporta un riesgo de naturaleza anormal, o que resulta excesivo bien sea porque incrementó
aquel que es inherente o intrínseco a la actividad, o porque en el despliegue de la actividad se
crean riesgos que en atención a su exposición e intensidad desbordan o excedan lo
razonablemente asumible por el perjudicado. (Consejo de Estado expediente N° 32912, 2015)