La Elaboración de La Imagen Corporal en Niños Ciegos PDF
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Key words: Body-image. Blind children. Spatial orientation. Directionality. Laterality. Body planes. Body
parts. Body movements.
Palabras clave: Imagen corporal. Niños ciegos. Orientación espacial. Direccionalidad. Lateralidad. Planos
del cuerpo. Partes del cuerpo. Movimientos del cuerpo.
INTRODUCCION
La imagen corporal se construye a través del descubrimiento de las diferentes partes
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del cuerpo y de la progresiva organización de las mismas para fonnar imágenes coherentes.
A la hora de construir la imagen corporal, la visión ofrece una ventaja única que
ninguna otra experiencia sensorial puede equiparar, ya que la imagen que proporciona
del cuerpo es una réplica exacta que, por su propia naturaleza, puede unir en un solo per-
cepto de la memoria todos los atributos que la integran formando un todo. Por ello, cuan-
do tenemos delante esta imagen, no hace falta reconstruirla uniendo sus distintas partes,
sino que ella misma constituye un todo referencial.
Si este es el proceso habitual cuando se dispone de la capacidad de ver, pasamos
a analizar el proceso contrario. En el caso del niño ciego no existe ninguna modalidad
sensorial que pueda ofrecerle una réplica de su propio cuerpo o de las partes de éste
como sucede en el caso de las personas con vista. Este hecho determina que su imagen
corporal deba construirse a partir de los componentes de la experiencia no visual a que
tiene acceso. De lo que podemos concluir que las experiencias auditivas, vocales, cines-
tésicas y locomotrices serán las que le proporcionarán la sensación de sustancialidad y
de autonomía respecto a su propio cuerpo.
Pero en este punto debemos hacer referencia a un hecho fundamental que no
puede ser olvidado debido a la serie de implicaciones educativas y reeducativas que de
él se desprenden: la información que proporcionan dichos componentes no permiten al
niño ciego conseguir la suma de las partes de su cuerpo, es decir, la toma de conciencia
de la totalidad corporal a través de una referencia objetiva. Por tanto, el proceso de ela-
boración de su imagen corporal se ve enlentecido, necesitando diversas y variadas expe-
riencias que suplan, en la medida de lo posible, estas carencias.
En estudios analizados por Cratty (1968) sobre la adquisición de la imagen cor-
poral de los niños ciegos, se puso de manifiesto que a menos que los niños puedan iden-
tificar las partes de su cuerpo, no parece posible que puedan moverlas o accionarlas muy
efectivamente. Igualmente alude este estudio a la exploración del espacio. Respecto a él
pone de manifiesto que si un niño con vista antes de que pueda trabajar efectivamente
con el espacio visual necesita unas referencias distales claras inherentes a la formación
de una estable imagen corporal, parece evidente que en el caso del niño ciego se le debe-
ría ayudar a captar los conceptos más claros de su espacio más cercano antes de abordar
con él el aprendizaje del mundo espacial. Siguiendo este mismo razonamiento, también
habría que ayudarle a tomar conciencia de las partes de su cuerpo.
Asimismo y desde el punto de vista del proceso de formación de la personalidad,
cabe indicar que las modalidades sensoriales mencionadas con anterioridad vinculan al
niño a una experiencia egocéntrica de su cuerpo, que no le permite llegar con facilidad al
concepto de sí mismo como objeto, condición indispensable para la construcción del "yo".
Zazzo (1948) nos indica a este respecto que la autoimagen es un doble, una répli-
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ca tal, que podría considerarse que la imagen de la propia persona en un espejo es lite-
ralmente una imagen de sí mismo por muy desfigurada que esté, pudiéndose considerar
entonces el "yo" como la extemalización de esa imagen en una comunidad de imágenes,
cada una de las cuales es un "yo".
Desde nuestra experiencia de trabajo podemos afinnar que la práctica psicomotriz,
tanto en su vertiente educativa, reeducativa como terapéutica, es un elemento dinarniza-
dor de este proceso, ya que es rica en experiencias, juegos y vivencias que permiten el
conocimiento del cuerpo, de sus límites, posibilidades motrices, orientación, etc .. De
esta manera, se facilitará la toma de consciencia del espacio postura! y circundante, que
contribuyen decisivamente a la elaboración de la imagen corporal.
Si, pues, para todas las personas estas adquisiciones son fundamentales, en el caso
de la ceguera son de obligado aprendizaje, gracias a las referencias que proporcionan,
de las cuales se desprenden las capacidades de orientación y movilidad, básicas para la
adqisición de la autonomía. El El planteamiento psicomotor a seguir en el caso de la
ceguera debe, por tanto, dirigirse a paliar los problemas de representación de la totalidad
corporal que aparecen en el niño, a causa de las dificultades de integración sensorial que
plantea la ausencia de visión.
Siguiendo nuestra línea de estudios respecto a la construcción de la imagen corpo-
ral en sujetos con diferentes disfunciones en su evolución (Prieto, 1983, 1984; Prieto-Illán,
1983; Arnaiz, 1983, 1992a, 1992b, 1992c), hemos abordado el presente trabajo con la
finalidad de estudiar cómo se produce la construcción y elaboración de la imagen corpo-
ral en sujetos con ceguera en edades comprendidas entre los 4 y los 6 años. A su vez, que-
remos analizar cómo puede verse enriquecido este proceso mediante la práctica psicomo-
triz y qué consecuencias puede tener el mismo, tanto desde el punto de vista madurativo
y evolutivo del niño, como de la generalización de lo aprendido al resto de situaciones de
aprendizaje en diferentes contextos. En las siguientes líneas daremos cuenta de ello.
l. METODOLOGIA
1.1. Sujetos
Se seleccionaron un total de 4 sujetos ciegos para la realización del estudio, cuyas
edades estaban comprendidas ente los 4 y los 6 años. El escaso número muestra! se debió
a que en la Región de Murcia no existían más niños ciegos sin ningún otro déficit aso-
ciado en este intervalo de edad.
1.3. Procedimiento
Esta experiencia se desarrolló a lo largo de un curso escolar. Así, al inicio del
mismo se realizó la evaluación, concretamente en el mes de Noviembre. En el mes de
Diciembre se procedió al diseño del tratamiento de práctica psicomotriz atendiendo a los
resultados obtenidos, con el fin de trabajar el desarrollo y conocimiento de la imagen
corporal. El programa se aplicó de Enero a Junio, realizándose de nuevo al final del
mismo la evaluación.
1 No nos vamos a extender aquí en la exposición del modelo de trabajo indicado, ya que existen
diferentes obras que lo explicitan suficientemente y que pueden ser consultadas. Destacaremos las
siguientes: Aucouturier, 1985, 1993, 1994; Amaiz, 1988, 1992a, 1992b, 1993a, 1993b, 1994. Nuestro
interés irá dirigido, esencialmente, a palntear el planteamiento psicomotor desarrollado, al comentario de
los datos y a las consideraciones sobre los mismos que, a nuestro criterio, deberían ser integradas en la
educación de los niños ciegos.
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y los juegos de roles y/o simbólicos, para más tarde abordar estas vivencias desde pará-
metros de representación cognitiva.
El itinerario desarrollado a lo largo del proceso de intervención de práctica psico-
motriz, concretado en el contexto de las diferentes sesiones, pretendió los siguientes
objetivos:
1) Movilizar y contener lo que pertenece al orden de lo tónico-emocional.
2) Movilizar y contener lo imaginario, ya que la movilización del mismo ayuda al
niñ.o a movilizar todos sus pensamientos e imágenes.
3) Ayudar al niñ.o/a a investir esta movilidad emocional, la movilidad de lo ima-
ginario en creaciones que iban desde las sensoriomotrices en un primer momento del tra-
bajo, hasta las más elaboradas del orden de la creación cognitivafmtelectual.
Estos objetivos fueron desarrollados a través de diferentes fases, en las cuales se
inscribieron las estrategias de intervención inherentes a este modelo de trabajo y que a
continuación explicitamos.
El primer momento de la sesión era el Ritual de entrada. Este tuvo una alta sig-
nificación en este proceso, ya que en él se daba el reencuentro con el psicomotricista y
con un espacio lleno de recuerdos y significado para el niñ.o/a. Un espacio de seguridad
psíquica y física en donde la expresividad motriz del niñ.o podía expresarse y adquiría
significado para él.
Así llegábamos a la Primera Parte de la sesión. La empezábamos favoreciendo
la expresividad motriz del niñ.o con el fin de facilitar la descarga de la emoción por
medio del movimiento y la voz. Para que el niñ.o ciego llegara a la manifestación de su
expresividad motriz realizábamos:
* Juegos de seguridad profunda, en donde el niñ.o vivía su expresividad a un
nivel tónico-emocional y de ciertas representaciones mentales, fundamentalmente a
nivel presimbólico. Este primer momento de expresión de la pulsión motriz ha consti-
tuido en nuestro modelo de trabajo un momento fundamental a partir del cual se han ido
desencadenando el resto de situaciones.
Estas vivencias favorecían la disminución de tensiones tónicas musculares ligadas
a la sensorialidad exteroceptiva. La experimentación de estos juegos para los niños cie-
gos es de vital importancia, ya que generalmente ponen ante ellos experiencias que no
han vivido o si lo han hecho pueden estar ligadas a experiencias de displacer o etapas
evolutivas saltadas. Los niñ.os ciegos, rígidos habitualmente, experimentan en estas
experiencias liberación de tensiones y emociones que propician un fondo tónico más
relajado y ligero que permite situaciones de placer en las que el niñ.o puede experimen-
tar con las distintas partes de su cuerpo. Así, estos juegos le ayudan a estructurar y rea-
grupar las vivencias en una unidad de placer que pennite la unidad corporal y favorece
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Este momento debe ir dirigido a que el niñ.o tome distancia de las vivencias afec-
tivas, motrices y simbólicas desarrolladas a lo largo de la sesión para adentrarse en pro-
cesos de representación cognitiva. Pretendíamos con ella, que el niñ.o representara su
vivencia corporal a través de verbalizaciones, de construcciones con maderas o con
modelajes con plastilina. A través de estas diferentes modalidades de trabajo el niñ.o
tenía la oportunidad de reconocer sus diferentes segmentos corporales o relacionar su
propio esquema corporal con los demás.
- Ritual de salida: hace presente el final de la sesión para el niñ.o. En él comen-
tábamos lo realizado en la sesión, hablábamos sobre las actividades o las producciones
realizadas en los distintos momentos (experiencias sensoriomotrices, juegos simbólicos,
etc.) y preparábamos el niñ.o para la salida al exterior de este momento de vivencia pri-
vilegiado, marcado el día para volver a él.
Las variadas experiencias y situaciones aparecidas en las sesiones, eran retomadas
para ser incorporadas en el resto de momentos en el aula. De esta manera, pretendimos
realizar un proyecto integrado de trabajo en el marco del 2º Ciclo de la Educación
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fufantil, aunando los aprendizajes que los niños debían realizar respecto a las áreas curri-
culares de Identidad y Autonomía, Conocimiento del Medio y Comunicación y
Representación.
La columna "Dif.-Media" presenta, para cada indicador, la media de las diferencias Postest-
Pretest, de tal modo que valores positivos implican una mejora del Postest respecto al Pretest. La
columna "D.T." muestra las desviaciones típicas de las diferencias entre el Postest y el Pretest.
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