Qué Es La Culebrilla

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¿QUÉ ES LA CULEBRILLA?

Coloquialmente conocido como culebrilla o culebrina, el herpes zóster es una reactivación del virus
de la común enfermedad caracterizada por pequeñas ampollas dolorosas en forma de anillo
agrupadas a lo largo de un dermatoma, aunque puede presentarse con o sin manifestaciones
cutáneas. Dichas lesiones son el resultado de la inflamación del nervio provocada por el virus, de
modo que el herpes zóster es en realidad una neuropatía, que afecta a los nervios periféricos.

La culebrilla (herpes zoster) es una infección causada por el mismo virus que causa la varicela (virus
de la varicella zoster, perteneciente a la familia de los virus herpes). No puedes desarrollar la
culebrilla sin haber padecido previamente, la infección con el virus de la varicela (generalmente en la
niñez). La culebrilla puede aparecer en personas que tienen su sistema inmunológico debilitado, las
cuales incluyen a aquellas que viven con el VIH y las mayores de 60 años de edad (especialmente,
con diabetes, cáncer, u otras enfermedades que pueden bajar las defensas).

Hasta un 95 por ciento de las personas en los Estados Unidos tienen anticuerpos contra el virus de
la varicela zoster y muchas desarrollan varicela en algún momento de sus vidas, generalmente en la
niñez. Pero a pesar de que las lesiones del zoster se curan, el virus no muere, continúa vivo en las
raíces nerviosas cerca de la médula espinal de manera latente o inactiva. Si bien el sistema
inmunológico no puede matar al virus por completo, en general puede prevenir que el virus se vuelva
a activar por el resto de la vida de la persona infectada. Sin embargo, si el sistema inmunológico se
debilita, el virus puede escapar de las raíces nerviosas y activarse. Y en lugar de volver en forma de
varicela, aparece la culebrilla.

Cuando aparece la culebrilla, sólo afecta un lado del cuerpo, usualmente tiene el aspecto de una
franja, como un cinturón a lo largo de una única línea o filamento nervioso. El sitio donde aparece
con más frecuencia es la espalda, en la parte superior del abdomen o en la cara. También puede
afectar los ojos y más raramente el oído interno. La culebrilla puede ser muy dolorosa, pero es
tratable.

La culebrilla no se puede transmitir a alguien que haya tenido varicela en el pasado o haya sido
vacunado para evitar la infección con el virus de la varicella zoster. Alguien que no haya padecido la
varicela o que no se haya vacunado, puede desarrollar varicela si toma contacto con un brote de
culebrilla.
Aproximadamente, entre el 3 por ciento y el 5 por ciento de las personas infectadas con el virus de la
varicela zoster padecerán la culebrilla en algún momento de sus vidas, la mayoría de ellas después
de los 50 años de edad . La culebrilla tiene de 15 a 25 veces más probabilidades de ocurrir en las
personas VIH positivas, sin importar el recuento de células CD4. En otras palabras, los recuentos de
células CD4 no necesitan estar bajos para considerar que se corre riesgo de padecer la culebrilla; ya
que puede ocurrir aún cuando el sistema inmunológico parecería estar relativamente saludable. En
las personas VIH positivas con un debilitamiento del sistema inmunológico significativo (recuentos de
células CD4 por debajo de 50), aumenta el riesgo de desarrollar la infección por el herpes zoster en
otras partes del cuerpo, inclusive en la retina (en la parte trasera del ojo). Ésto puede derivar
rápidamente en una ceguera.

¿Cuáles son los síntomas de la culebrilla?

Los primeros signos de la culebrilla son fiebre, escalofríos, fatiga, dolor de cabeza y malestar
estomacal, lo cual puede confundir a la gente, creyendo que están con una gripe. Estos síntomas
habitualmente están acompañados de una sensación de hormigueo, adormecimiento o dolor en un
lado del cuerpo o de la cara. Muchas personas describen el dolor como una quemazón, pulsaciones
y un dolor punzante, con puntadas agudas e intermitentes de mucho dolor. Algunas personas
experimentan una picazón severa o molestias más que un verdadero dolor.

Luego de varios días con estos síntomas, aparece una erupción en forma de franja como un cinturón
que se extiende desde la línea media del cuerpo hacia afuera. La erupción aparece como un
pequeño grupo de ampollas en forma de uvas, llenas de un líquido claro sobre una piel enrojecida.
Dentro de los tres días posteriores a la erupción, las ampollas se tornan amarillas, se secan y se
forman costras. Algunas veces, las erupciones de la culebrilla pueden demorar más tiempo en
secarse en la personas VIH positivas con un sistema inmunológico severamente debilitado. Aquí se
muestra el aspecto que tienen las erupciones de la culebrilla.

Después que la erupción se transforma en costra, podría tomar hasta dos semanas o más, para que
la culebrilla se cure completamente, y algunas veces deja cicatrices como hoyuelos.

En el 10 al 25 por ciento de los casos, la culebrilla puede ocurrir en el ojo, lo cual se conoce como
culebrilla “oftálmica”. Los síntomas varían desde dolor y enrojecimiento del ojo afectado, hasta la
dificultad para ver y espasmos crónicos en el párpado; esto podría conducir a un daño permanente y
ceguera. También, raramente, la culebrilla puede diseminarse a los nervios del oído interno, lo que
puede conducir a la pérdida de la audición, vértigo y pérdida del equilibrio. Podrían pasar hasta unas
seis semanas hasta que el dolor que causa la culebrilla desaparezca completamente. Algunas veces,
la culebrilla podría ocasionar un daño prolongado al nervio, que terminaría en dolor, adormecimiento
o sensación de hormigueo durante meses o años, luego de que la erupción se haya curado (esto se
llama "neuralgia post herpética").

¿Cómo se diagnostica la culebrilla?

Los síntomas iniciales son parecidos a los de la gripe y pueden confundirse con otras enfermedades.
Sin embargo, tan pronto como se desarrolla el sarpullido, la culebrilla se puede diagnosticar con
relativa facilidad, dado que el sarpullido es bastante particular. Por lo tanto el doctor podrá decirte
qué es, con sólo mirar la erupción, y darte tratamiento inmediatamente. Para asegurarse, o en caso
de que tu doctor tenga dudas, él o ella puede tomar una pequeña muestra de la erupción y enviarla a
un laboratorio para identificar el virus de la varicella zoster.

¿Cómo se trata la culebrilla?

Tal como ocurre con los otros virus, el de la varicella zoster no tiene cura. Sin embargo, la culebrilla
se puede tratar. El tratamiento puede acelerar el tiempo de curación, disminuir el dolor y demorar o
prevenir las reactivaciones. La mayoría de las veces se pueden tomar pastillas para tratar la
culebrilla. Si la infección es grave o no responde efectivamente a los medicamentos, podría ser
necesaria la internación hospitalaria para recibir tratamiento intravenoso (IV).
¿QUÉ ES EL HERPES ZOSTER O CULEBRILLA?

El herpes zoster es una infección viral aguda ocasionada por un virus denominado varicela zoster
(lechina) que produce una erupción de ampollas dolorosas. Este herpes también se conoce como
culebrilla y como dijimos antes al ser producido por el mismo virus que genera la varicela, éste se
vuelve latente en el cuerpo después de haber contraído dicha enfermedad. Podemos afirmar que el
herpes zoster es el resultado de la reactivación del virus después de una cierta cantidad de años, la
causa de esta reactivación se desconoce pero varios especialistas coinciden en que está asociada
con el envejecimiento, situaciones de estrés o alteraciones del sistema inmune, por lo general sólo
se presenta una vez y no recurre.

Es bueno advertir que si un adulto o niño no ha contraído nunca varicela y jamás ha sido vacunado
contra ella, es probable que esté expuesto a este tipo de herpes y pueda darse un caso severo.

SÍNTOMAS DEL HERPES ZOSTER

Después de haber sido infectado con varicela (lechina), el virus se encuentra en el cuerpo en estado
letárgico en los tractos nerviosos que emergen en la columna, cuando el virus se reactiva, se
disemina a lo largo de este tracto causando una sensación de dolor o quemadura. La erupción
característica del herpes zoster aparece dos o tres días después de que el virus llega a la piel, éste
se presenta en forma de parches rojos con pequeñas ampollas (vesículas) en la piel, que tienen un
gran parecido a la varicela en su forma inicial. La erupción crece en los siguientes cinco días y luego
las ampollas se rompen dando lugar a úlceras pequeñas, que luego se comienzan secar y a formar
costras que se van a desprender en dos o tres semanas dejando la piel rosada en proceso de
cicatrización.

Estas lesiones aparecen por lo general a lo largo de un solo dermatoma y se sitúan a un lado del
cuerpo (unilateral), el tronco es el área más afectada en donde se puede observar un cinturón de
erupción rectangular. Las lesiones también pueden manifestarse en el cuerpo o la cara, el herpes
zoster afecta al nervio trigémino y por ende se pueden producir lesiones en la boca o en los ojos y en
este último caso causando una ceguera permanente (si no se trata). Si este nervio facial se ve muy
afectado puede causar el síndrome de Ramsay Hunt con parálisis facial, pérdida de la audición,
pérdida del gusto en la mitad de la lengua y lesiones alrededor de la oreja y del canal auditivo, esta
enfermedad puede involucrar los genitales o la parte superior de la pierna. El herpes Zoster puede
contagiarse por contacto directo para una persona que no haya tenido varicela ya que no posee
inmunidad alguna, este herpes puede atacar a cualquier edad pero se presenta por lo general en
adultos mayores de 70 años.

Los síntomas son: dolor unilateral, hormigueo o sensación de quemadura en una parte específica del
cuerpo y enrojecimiento de la piel seguido de aparición de ampollas (profundas, densas y
agrupadas). Otros síntomas son: fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, inflamación de ganglios
linfáticos, trastornos de la visión, párpados caídos, anomalías en el gusto, pérdida del movimiento de
un ojo, pérdida de la audición, dolores articulares, lesiones genitales, entre otros.

Para diagnosticar, el médico se enfocará en las lesiones corporales y en los antecedentes de


varicela o herpes, y procederás a hacer los siguientes exámenes: cultivo viral de la lesión de la piel,
examen de Tzanck (de lesión de piel) y medición de anticuerpos.

TRATAMIENTO DEL HERPES ZOSTER

Es posible que no se requiera tratamiento para el herpes zoster ya que tiene una cura espontánea, lo
que se puede realizar es un tratamiento para un alivio sintomático en donde se utilizan
medicamentos para el dolor: el aciclovir, por ejemplo, es un medicamento que se utiliza para acortar
el curso y disminuir el dolor, reducir complicaciones o proteger al individuo que no posea un sistema
inmune adecuado. El desciclovir, famciclovir, valaciclovir y penciclovir son similares al anterior
nombrado y son muy usados para tratar este tipo de herpes. El tratamiento con dichos
medicamentos se puede iniciar dentro de las 24 horas de la aparición del dolor y antes de la
aparición de ampollas, comúnmente, éstos se administran en dosis orales cuatro veces mayores a
las recomendadas para el herpes simple o herpes genital, y las personas que tengan casos
complejos de herpes al no responder a los medicamentos orales, se les suministrará dosis de
aciclovir intravenoso.

Por último, los corticosteroides pueden utilizarse para disminuir la inflamación, éstos demostraron
una mayor eficacia en los ancianos, están también los analgésicos para moderar el dolor, los
antihistamínicos puede aplicarse directamente sobre el cuerpo para reducir las ampollas, un ejemplo
de éstos es el Zostrix, una crema que posee capsicina y previene la neuralgia pos-herpética. Si se
opta por algo más casero, recomendamos aplicar compresas húmedas y frías, baños con avena
coloidal o baños de fécula.
SUSCEPTIBILIDAD

La susceptibilidad a la varicela es universal. La infección confiere inmunidad prolongada. El herpes-


zóster (culebrilla) es la manifestación local de una infección recurrente, reactivada por el mismo virus
que causa la varicela.

Herpes Zoster o Culebrilla (Simple) recurrente en región glútea

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