Las 5 Etapas Del Desarrollo Psicosexual

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Las 5 etapas del desarrollo psicosexual de

Sigmund Freud

Etapa oral, anal, fálica, de latencia y genital. ¿Qué visión tenía Freud sobre la
sexualidad humana?

La corriente del psicoanálisis iniciada por Sigmund Freud hace más de 100 años
en una de las principales influencias de la cultura occidental contemporánea.

Si sus teorías sobre el funcionamiento del inconsciente han servido como


influencia en muchas áreas de las humanidades y el arte, no es menos cierto que
buena parte de sus planteamientos tienen que ver con la sexualidad humana. La
teoría del desarrollo psicosexual con sus distintas etapas es la plasmación de esta
idea, y es por eso que históricamente ha recibido mucha atención.

La sexualidad según Freud

Para Freud, la sexualidad humana es una de las principales vertientes de la


energía vital que mueve el comportamiento del ser humano. Esta energía, a la que
se le puso el nombre de libido, es la fuente de los impulsos que para el padre del
psicoanálisis hacen que tendamos hacia ciertos objetivos a corto plazo y, a la vez,
obligan a otras instancias de nuestra psique a reprimir estas tendencias para no
ponernos en peligro o no entrar en conflicto con el entorno en el que vivimos.

La energía vital que se expresa a través de la sexualidad, según Freud, está


presente ya desde las primeras semanas de nuestra vida, lo cual significa que
nuestra vertiente sexual no nace en la adolescencia, tal y como muchos
investigadores de su época sostenían.

Pero las repercusiones de esto no tienen que ver simplemente con localizar el
inicio de nuestro desarrollo sexual en uno u otro punto de nuestro calendario vital.
Tiene implicaciones profundas en el modo en el que freud relacionaba nuestra
personalidad con nuestra vertiente íntima, afectiva y basada en impulsos.

El desarrollo del inconsciente

Una de las ideas esenciales detrás de la teoría del desarrollo psicosexual de


Freud es que el modo en el que gestiona la satisfacción de la libido durante la
infancia deja unas huellas en nuestro inconsciente que se harán notar durante la
vida adulta.

Así, si los factores externos a un niño hacen que no pueda satisfacer estas
tendencias tal y como se desearía (por ejemplo, a causa de las reprimendas de
sus padres), esta angustia se traduce en una fijación que tiene que ver con ideas
relacionadas a una zona erógena en concreto (que no tiene por qué estar en el
área genital). Para Freud, por tanto, en el desarrollo psicosexual interviene tanto
la biología como la crianza.

Otros seguidores de la corriente psicodinámica terminaron rechazando la visión


determinista de Freud, según la cual la parte inconsciente de nosotros mismos nos
manipula constantemente sin que podamos hacer demasiado al respecto. Sin
embargo, esta forma de pensar hizo que Freud crease la teoría del desarrollo
psicosexual, una de mas más recordadas en la historia de la psicología.

Las etapas del desarrollo y sus fijaciones

A partir de los diferentes modos en los que la etapa de crecimiento de los menores
condiciona la aparición de uno u otro tipo de fijación, Sigmund Freud formuló la
teoría que uniría la sexualidad con el desarrollo del inconsciente freudiano.

En ella, se propone que en los primeros años de nuestras vidas atravesamos


distintas etapas de desarrollo vinculadas a la sexualidad y a distintas fijaciones, y
que lo que ocurra durante ellas influirá en el modo en el que el inconsciente
condicione a la persona una vez haya llegado a la adultez. Es decir, que cada una
de las etapas del desarrollo psicosexual marcarían los tempos que delimitan qué
tipo de acciones son necesarias para expresar la líbido de manera satisfactoria y
cuáles pueden llegar a crear conflictos que queden enquistados en nosotros de
manera inconsciente.

Las fases pulsionales del desarrollo psicosexual

Desde la teoría psicosexual del desarrollo de la personalidad se entiende que la


historia pasada de cada persona determina el modo en el que es modelada la
relación de poder entre las estructuras inconscientes del individuo, por un lado, y
las estructuras que luchan por no expresar estos elementos que pertenecen fuera
de la consciencia, por el otro.
Así, la manera de comportarse de una persona dependerá del modo en el que
haya afrontado las diferentes etapas de desarrollo psicosexual y los retos
característicos de cada fase.

Como para el padre del psicoanálisis la libido es asumida como el principal tipo de
energía que mueve a las personas, estos retos y conflictos de cada fase de
maduración tendrán una vinculación más o menos velada con su manera de
experimentar la sexualidad (entendida en un sentido muy amplio en el que
participan todo tipo de simbolismos).

Según la teoría freudiana, las etapas de desarrollo psicosexual y sus


características son las siguientes.

1. Etapa oral

La etapa oral ocupa aproximadamente los primeros 18 meses de vida, y en ella


aparecen los primeros intentos por satisfacer las demandas promovidas por la
libido. En ella, la boca es la principal zona en la que se busca el placer. También
es la boca una de las principales zonas del cuerpo a la hora de explorar el entorno
y sus elementos, y esto explicaría la propensión de los más pequeños a intentar
"morderlo" todo.

Si se impide tajantemente que los bebés utilicen su boca para satisfacerse, esto
podría producir un bloqueo que haría que ciertos problemas quedasen fijados en
el inconsciente (siempre según Freud).

2. Etapa anal

Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de edad.
Se trapa de la fase en la que se empiezan a controlar el esfínter en la defecación.
Para Freud, esta actividad está vinculada al placer y la sexualidad.

Las fijaciones relacionadas con esta fase del desarrollo psicosexual tienen que ver
con la acumulación y con el gasto, vinculadas con el espíritu ahorrador y la
disciplina en el primer caso, y con la desorganización y el derroche de recursos en
el segundo. Sin embargo, según el padre del psicoanálisis, estas dinámicas de
gasto y ahorro no se expresarían solamente o principalmente a través de la
gestión del dinero.

3. Etapa fálica

Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 6 años, y su zona erógena asociada es
la de los genitales. De este modo, la principal sensación placentera sería la de
orinar, pero también se originaría en esta fase el inicio de la curiosidad por las
diferencias entre hombres y mujeres, niños y niñas, empezando por las evidentes
disimilitudes en la forma de los genitales y terminando en intereses, modos de ser
y de vestir, etc.

Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de Edipo", en el
que los niños varones sienten atracción hacia la persona que ejerce el rol de
madre y sienten celos y miedo hacia la persona que ejerce el rol de padre. En
cuanto a las niñas que pasan por esta etapa del desarrollo psicosexual Freud
"adaptó ligeramente la idea con Complejo de Edipo para que englobas a estas, a
pesar de que el concepto había sido desarrollado para que cobrase sentido
principalmente en los varones. Fue más tarde cuando Carl Jung propuso el
complejo de Electra como contraparte femenina al Edipo.

4. Etapa de latencia

Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la pubertad. La
etapa de latencia se caracteriza por no tener una zona erógena concreta asociada
y, en general, por representar una congelación de las experimentaciones en
materia de sexualidad por parte de los niños, en parte a causa de todos los
castigos y amonestaciones recibidas. Es por eso que Freud describía esta fase
como una en la que la sexualidad queda más camuflada que en las anteriores.

La etapa de latencia ha estado asociada a la aparición del pudor y la vergüenza


relacionada con la sexualidad.

5. Etapa genital

La etapa genital aparece con la pubertad y se prolonga en adelante. Está


relacionada con los cambios físicos que acompañan a la adolescencia. Además,
en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo relacionado con lo sexual se
vuelve tan intenso que no se puede reprimir con la misma eficacia que en etapas
anteriores.

La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de los
genitales, pero a diferencia de lo que ocurre en la fase fálica, aquí ya se han
desarrollado las competencias necesarias para expresar la sexualidad a través de
vínculos de unión de carácter más abstracto y simbólico que tienen que ver con el
consenso y el apego con otras personas. Es el nacimiento de la sexualidad adulta,
en contraposición a otra ligada solo a las simples gratificaciones instantáneas y
obtenidas mediante actividades estereotípicas.
La teoría freudiana, en contexto

La teoría del desarrollo psicosexual puede llevar a producir cierto alarmismo si se


piensa que una mal gestión de la educación de los menores durante estas fases
puede dejarles con traumas y todo tipo de trastornos si no se entienden bien las
ideas de Freud. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta teoría durante fue
formulada y desarrollada en un punto en el que la psicología acababa de nacer.

Cuando Sigmund Freud desarrolló sus teorías, se basaba en casos concretos de


pacientes que conocía, es decir, que su manera de investigar se fundamentaba en
una mezcla de estudios de casos e interpretación de los contenidos simbólicos del
comportamiento de las personas. Apenas establecía hipótesis que pudieran ser
contrastadas con la realidad, y cuando lo hacía, se limitaba a observar, no a
realizar experimentos. La teoría del desarrollo psicosexual no fue una excepción a
esta norma.

Tampoco tiene mucho sentido investigar acerca de la utilidad de la teoría del


desarrollo psicosexual utilizando para ello análisis estadísticos, porque la
formulación de estas ideas se basaba en la interpretación que se hacía acerca de
los actos de los pacientes y de su pasado.

En parte por esto y en parte porque el psicoanálisis freudiano no se ciñe a la


epistemología usada en la ciencia actual, no hay ningún motivo para pensar que
esta teoría sirve para explicar y predecir los problemas vinculados a la sexualidad
y la socialización de las personas. Eso significa que la teoría psicosexual no puede
servir para detectar señales de alarma acerca de si los niños o adolescentes se
desarrollan correctamente o no, ni puede servir para asegurar que los trastornos
mentales se deben a esta clase de mecanismos.

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