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Sicariato y criminalidad en Colombia:

perspectivas y realidades
Oiga Lucía Gaitán G. •

INTRODUCCIÓN

En 1984 caía asesinado el ministro de Justicia de la época, Rodrigo


Lara Bonilla. Según las autoridades, uno de los autores materiales
del crimen fue el joven Bayron Velásquez, de 16 años de edad. Desde
entonces se hizo cotidiana la figura del sicario en nuestros diarios
y revistas. No obstante, el fenómeno no es reciente ni en nuestro
país ni en el mundo.
En efecto, el término proviene del latín sicarius, asesino pagado.
"Aparece en Roma, en época de Julio César; reaparece en el Renaci-
miento, vinculado a los crímenes de la época de los Borgia, en esa
Florencia deslumbrante y maquiavélica; se reproduce en los bajos fon-
dos de la novela del siglo XIX" 1.
Según LAQUEUR, una de las primeras manifestaciones terroristas
es la de los sicarii, "una secta religiosa muy bien organizada, formada
por hombres de las clases bajas y activa durante la rebelión de los
celotes en Palestina (66-73 d. de C.)"2. Este movimiento se caracteri-
zó por ejecutar acciones contra sus enemigos a plena luz del día,
de preferencia durante las festividades en Jerusalén. "Los sicarii des-
truyeron la casa de Ananías, el sumo sacerdote, así como los palacios
de los gobernantes herodianos"3; quemaron los archivos públicos,
* Profesora de la Universidad de los Andes.
1 A. HOLGUÍN, citado en "Un viaje al universo del sicariato". Informe Especial,
El Tiempo, Bogotá, abril 9 de 1989, págs. la-2b.
2 W. LAQUEUR, Terrorismo, Espasa-Calpe, S. A., Madrid, 1980. Traducción es-
pañola de José Luis López, pág. 28.
3 Ibídem, pág. 29.

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durlstiscnes S@ffl!R!l,
SICARJATO Y CRIMINALIDAD EN COLOMBIA CRIMINOLOGÍA

los graneros y sabotearon las reservas de agua de Jerusalén. Visto con esta perspecti- , A cada una de las anteriores perspectivas corresponde una manera de plantear
va histórica, el sicario de hoy no es más que el renacimiento de viejas formas y resolver el interrogante, es decir,- una manera de construir la realidad. Cada una
de violencia utilizadas previamente en muchas partes del mundo4. lleva implícita una determinada concepción del Estado y lo social, con repercusiones
En nuestro país, para algunos autores, el antecedente inmediato de los sicarios políticas estratégicas. En las páginas siguientes se describirán las características glo-
puede encontrarSe en los llamados "pájaros", de la violencia de los años cincuenta. ' bales de cada uno de los dicursos arriba presentados, sus implicaciones respecto
A pesar de las diferencias existentes, el común denominador es la modalidad del de políticas criminales y su análisis crítico.
asesinato por delegación5. Es necesario, antes de comenzar, prevenir al lector sobre el carácter provisional
Frente a esta realidad histórica han surgido recientemente en nuestro medio del estudio propuesto. Nuestra intención se centra en tratar de revelar la utilidad
diversas interpretaciones discursivas, cuyo fin es ofrecer algún tipo de explicación política implícita del discurso, entendido como saber que produce realidad. "Hay
válido. El sicariato se ha convertido en tema de conversación cotidiano, en motivo que admitir más bien que el poder produce saber (y no simplemente favoreciéndole
de alarma social y en objeto de estudio por parte de médicos, psiquiatras, sociólogos, porque lo sirva o aplicándolo porque sea útil); que poder y saber se implican directa-
violentólogos, etc. Los diarios comentan, la opinión pública se manifiesta, los espe- mente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa
cialistas inician investigaciones. Así, progresivamente vemos tejerse una telarañ.a de un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo
de perspectivas y visiones djtiori!'htes que se cruzan y van construyendo Y_reconstru- unas relaciones de poder. Estas relaciones de «poder-sabern no se pueden analizar
yendo la realidad social-dtl sicariato. El discurso se mezcla con la reahdad, hace a partir de un sujeto de conocimiento que sería libre o no eri relación con el sistema
realidad. De esta manera, el acercamiento y el conocimiento que tenemos del fenóme- de poder; sino que hay que considerar, por lo contrario, que el sujeto que conoce,
no, nos viene dado a través de ese proceso comunicativo complejo. los objetos que conocer y las modalidades de conocimiento son otros tantos efectos
En términos de FoucAULT, "el discurso transporta y produce poder; lo refuer- de esas implicaciones fundamentales del poder-saber y de sus transformaciones histó-
za pero también lo mina, lo expone, lo torna frágil y permite detenerlo" 6 • En ricas"7. Con estas palabras de FoucAULT queremos dejar planteada nuestra vía
ese sentido, es una realidad política que amerita atención. Se pretende, entonces, de análisis y abiertas las puertas para una investigación futura.
en este artículo abordar el problema del sicariato en Colombia, a partir de las
realidades discursivas que enmarcan su interpretación. No se hará un estudio sobre
l. EL SICARIATO: UNA VEZ MÁS EL NARCOTRÁFICO.
las causas que dieron origen al fenómerió, sino sobre los discursos que buscan
¿HACIA EL REENCAUCHE DE UNA GUERRA?
dar cuenta de él, con el fin de explorar sus dimensiones políticas, tanto en relación
con las consecuencias que de ellos se derivan en la propuesta de políticas criminales,
como con el carácter estratégico de los mismos. Paralelamente, irán surgiendo algu- 1.1. Características discursivas. En este primer plano discursivo, el sicariato
nos elementos para elaborar una teoría más crítica y global de este hecho social. es visto como uno de los efectos más atroces del único problema claro en Colombia:
Con base en una revisión bibliográfica y de prensa se logró determinar dos el narcotráfico.
niveles discursivos básicos. El primero, de mayor difusión social, toma como varia- La irrupción del narcotráfico en nuestro país ha generado nuevos comporta-
ble al narcotráfico; así, el sicariato se explica por la acción de los llamados "carteles mientos y valores, contrarios a la solidaridad y a la moral; estos cambios desatan
de la droga". Esta perspectiva es desarrollada por algunos columnistas de prensa violencia y nuevas formas de delincuencia. Paralelamente, la presencia del narcotrá-
y por representantes del gobierno. El segundo, proveniente de. sectores más académi- fico ocasiona deterioro y corrupción en las formas de respuesta social capaces de
cos, interpreta al sicario a la luz de los planteamientos de la teoría de las subculturas acabar con el problema&. "El narcotráfico irrumpe como un poder y trae sus pro-
criminales y de la anomia de DuRKHElM y MERTON. pios valores, que pronto son asumidos por esas comunidades marginadas: comunida-
des que encuentran en los jefes de la droga en especie de salvadores. Esos valores
4 lbídem, pág. 45. son el enriquecimiento fácil, el poder económico como símbolo de todo prestigio,
5 "Los «pájaros» actuaron generalmente a partir de adhesiones simbólicas partidistas o personales la violencia como medio de lograr lo que se quiere"9.
a dirigentes regionales, y su acción se ejecutaba en nombre de un or~en que se sentí~ ª:°1-enazado o
se quería imponer. La relación monetaria, cuando la había, se sub~rd1naba a 1~ adsc~1pc1ón. pers~nal
del ejecutante con su amo y señor. La forma actual, en cambio omite esa~ cons1derac1o~e.s s1mbóhcas
y adscriptivas, se despoja de consideraciones políticas o éticas, y se ~onvu~rte en un of1.c10 en el que 7 FOUCAULT, VjgiJar y castigar, Siglo XXI, México, 1978, pág. 34.
la remuneración ocupa los espacios anteriores". A. CAMACHO, "La V1olenc1a en Colombia. Elementos s RosA'DEL OLMO, El nuevo orden económico de la droga y su impacto en América Latina, mi meo,
para su interpretación", en Revista Foro, núm. 6, Bogotá, junio de 1968; pág. 8. Caracas, 1989, pág. 42.
6 M. FoucAULT, Hjstoria de la sexualidad: La voluntad del saber, tomo I, Siglo XXI, México, 9 "Un viaje al universo del sicariato". Informe Especial, El Tiempo, Bogotá, abril 9 de 1989,
1984, pág. 123. págs. ta-2b.

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Para el exministro de Gobierno LEMOS SIMMONDS, el sicariato es la consecuen- La cobertura explicativa de la hipótesis arriba señalada, se extiende a los recien-
cia lógica del poder corruptor del narcotráficolO, La presidencia de la República, tes hechos ocurridos en la capital antioqueña. Así, la crisis en las bandas sicariales
por su parte, afirma que el narcotráfico se convirtió en un problema fundamental es interpretada como un efecto del desempleo que supuso la muerte de Rodríguez
que atenta contra el bienestar, la estabilidad y la seguridad de nuestra nación y Gacha y el asedio militar a Pablo Escobar. Estos dos hechos crearon una situación
de nuestros paísesll. "Se ha logrado comprobar la existencia de un vínculo entre · de inestabilidad al interior de la unidad sicaria(16, que trajo como consecuencia
el narcotráfico, el terrorismo, la subversión y la delincuencia, ocasionando el deterio- la desorganización total: "La primera voz de alerta sobre las consecuencias del
ro de la sociedad y la desestabilización del área"12, problema la dio el comandante de la policía metropolitana, Humberto Camero
De esta manera, la presencia del narcotráfico en nuestro país explica la aparición Maldonado, hace tres meses cuando denunció un auge en el robo de carros y se
de un nuevo esquema de valores culturales, políticas y sociales. Por su causa, Colom- lo atribuyó a «los vagos del narcotráfico». De ahí en adelante el desempleo de
bia se encuentra inmersa en la peor de sus crisis y en la más gigantesca ola de los sicarios se vio reflejado en la diversificación de sus delitos. Muchachos entrenados
violencia generalizada. El sicariato es una de esas modalidades, fruto de la acción para matar con armas sofisticadas se dedicaron al asalto ~allejero, al robo de bancos
de los carteles de la droga. El sicario es visto como un delincuente, cuya responsabili- y corporaciones financieras, y a la industria del "secuestro"17.
dad penal debe ser objeto de una amplia represión. "Aquí ya nadie. es culpable Tanto los asesinatos indiscriminados a la población civil de las comunas noro-
de sus actos. A la mano del )ft!ario o del guerrillero que asesina a su rehén, no rientales de Medellín, como la muerte de más de 97 agentes de policía son originados
la mueve su propia volm;tt'lftfhomicida. La dirigen las circunstancias, el medio am- en última instancia por la acción del jefe del cartel antioqueño. "Los asesinatos
biente, el entorno, la ley de la causalidad social, el prójimo", plantea LEMOS SIM- de los policías comenzaron en abril, cuando la IV Brigada del Ejército, en Antioquia,
MONDS criticando la posición de algunos actores sociales, que analizaremos en el ordenó la toma militar de Envigado. En represalia por la acción militar, Pablo
próximo acápite. Más adelante agrega: "Según esa extraña lógica, los victimarios Escobar, jefe del cartel de la droga, hizo «regar la bola» de que por cada policía
son las víctimas y no al revés''13. asesinado pagaría dos millones de pesos. El resultado en una sola semana fue de
La desestabilización producida en nuestro orden social se extiende a sus formas 12 agentes asesinados. En tres meses pasó a 97 agentes ... Ante los hechos, según
de administrar justicia. Se argumenta, entonces, que el narcotráfico ha ocasionado los estudiosos que defienden la teoría de la retaliación, comenzaron a operar grupos
un derrumbe moral de nuestras instituciones: "Sin necesidad de hacer un perfil melodra- de justicia privada, que algunos llaman «paramilitares urbanos» encargados de
mático de la situación colombiana, hay que decir que la justicia de este país simplemente llevar a cabo una «limpieza» general de los barrios populares de la capital paisa
no funciona, porque los encargados de administrarla están sobornados o amenazados; cada vez que asesinan un policía"l8.
el 80% de los policías, según los cálculos menos exagerados, son incapaces de comba- En síntesis, el surgimiento de las bandas sicariales se debe al narcotráfico,
tir el narcotráfico. Cuando no son sus aliados; el Ejército está infiltrado, el Congreso por dos efectos esenciales: en primer lugar, por la presencia de nuevos valores
está infiltrado, la prensa está infiltrada, la guerrilla está manchada; el país entero culturales de enriquecimiento fácil que son introyectados por la población marginal
sufre la psicosis de ser un gran laboratorio de cocaína, incomprendido y repudiado en Colombia. En segund.o lugar, por la desestabilización institucional que él ha
por el resto del mundo" 14. El auge de la violencia, y concretamente del sicariato, producido en el ámbito de la administración de justicia.
es la consecuencia de este doble deterioro. En ese sentido, APULEYO MENDOZA afirma: De acuerdo con este diagnóstico, el sicario no es más que un delincuente de
"No se necesita ser sociólogo para saber que cuando la justicia oficial no opera, la peor clase, un individuo que está a órdenes de los carteles de la droga, dispuesto
surge una justicia paralela, de métodos siniestros. Una vez más, la fragilidad del Estado a matar a cambio de dinerol9. En consecuencia, el mecanismo ideal para combatir-
para hacer cumplir la ley es el factor que incrementa la violencia. Y esta, por cierto, lo es la mano dura, es decir, aplicar la ley penal con el máximo de dureza y la
corre por cuenta de organizaciones millonarias, sean de narcotraficantes o de guerrille- represión policivo-militar. "A quienes delinquen hay que responsabilizarlos de sus
ros y no precisamente de menesterosos abrumados por su miseria"15.
16 Véase "El vengador anónimo", en Revista Semana, Bogotá, junio 12 de 1990, pág. 30.
10 Véase de CARLOS LEMOS, "La gran disculpa", en El Tiempo, Bogotá, julio 4 de 1990, pág. 5a.
17
11 PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, La lucha contra el narcotráfico en Colombia, Imprenta Nacional,
"El desempleo dél sicariato. Informe Especial", en Revista Semana, Bogotá, febrero 6 de 1990,
págs. 22 Y SS.
Bogotá, octubre 1988, pág. 7.
18 "El vengador anónimo", en Revista Semana, ed. cit., págs. 29-30.
12 Cita de Peter Reuter en R. DELÜLMO, "La cara oculta de las drogas", en Monografías Jurídicas,
19 "Lo allí expuesto es la historia de las degeneraciones que ha sembrado el narcotráfico y que
núm. 58, Edit. Temis, Bogotá, 1988, pág. 73.
13 C. LEMOS, "La gran disculpa", op. cit., pág. 5a. seguirán creciendo monstruosamente si el Estado y la sociedad colombiana siguen en esa especie de
fiesta en la que los problemas de los demás no son nuestros problemas. Es el campo fértil en el que
14 Revista del Domingo. El País, Madrid, febrero 22 de 1987, pág. 12. se da silvestre el sicariato que es un negocio ... " AYATOLLAH, "Sicarios ¿quién los descifra?", en El
15 P. MENDOZA, "Pecados de derecha", en El Tiempo, Bogotá, julio 9 de 1990, pág. 5a. Tiempo, Bogotá, abril 9 de 1989, pág. 5a.

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propios actos"20. Pero, reconocida como está la debilidad del Estado Yde su apara- 1.2 La estrategia del discurso: narcotización social y legitimación estatal. Es
to de justicia, se propone reforzar esta institución, continuar la guerra frontal contra claro observar cómo la lógica implícita en este primer nivel discursivo se fundamenta
la droga, aumentando el pie de fuerza, aligerando los procesos penales, levantando en la reducción de la problemática social a un solo factor, a un solo problema:
los límites procesales: "¿Cuáles deben ser las medidas de tipo penal para lograrlo? el narcotráfico. Este reduccionismo en el campo de la retórica permite a sus autores
Pueden ser variadas, pero en el fondo lo que urge es que hay que repensar nuestro explicar la más variada gama de fenómenos a la luz del prefijo "narco". En Colom-
sistema de derecho penal para poder conciliar la seguridad pública con las garantías bia, la base de todos losconflictos se encuentra determinada por la droga, su produc-
ciudadanas. Hay que repensar, también, desde el fondo, los instrumentos de acción ción, consumo y tráfico27.
de tipo policivo. «La ciudadanía va a tener que aceptar muchas limitaciones en La sociedad colombiana, según esta visión, está integrada por una mayoría:
sus derechos básicos, en su vida cotidiana, para poderle hacer frente a este pro- los hombres de bien, y por una minoría de malvados: los narcotraficantes y sus
blema»"2I. aliados terroristas y sicarios. No obstante, esta minoría ha logrado apoderarse del
No se aboga por cualquier administración de justicia: sino por u?"a ~~e garan_tice país y sembrar el terror y la violencia. Estamos ante el derrumbe de nuestras institu-
el máximo de eficiencia; este ingrediente supone renunciar a los pr1nc1p1os clás~cos ciones, de nuestros valores, de nuestra nación.
del debido proceso y de las garantías constitucionales. El problema es de tal magnitud Los planteamientos elaborados por los sectores oficiales y por algunos comenta-
que amerita incluso suspen~Jtiertos postulados del ~stado d~ Derecho. '_'Los ristas de prensa, inducen al analista a formular algunos comentarios. En primer
militares consideran que es,t!tgente establecer una alternatJva, por e¡emplo, mediante lugar, desde un punto de vista histórico, esta perspectiva muestra la existencia de
tribunales superespeciales que puedan estar al margen de pres10nes· y amenazas "22 . una época dorada, en la que sí funcionaba la justicia y había valores sociales y
Paralelamente, las medidas de orden militar deben aumentar, respaldadas por morales fuertemente arraigados. Sin embargo, el paraíso desapareció como producto
estos presupuestos. En Medellín, considerada la cuna del sicariato, las co?'~mas de la ley impuesta por los carteles de la droga. Esta "lectura mítica"28 de nuestro
nororientales fueron militarizadas desde el cuatro de enero pasado. Los n1un1c1p1os pasado y nuestro presente no se compadece con la historia, como lo apuntan algunos
de Bello, La Estrella y Envigado han sido blanco de operativos militares, a partir especialistas29. De acuerdo con estudios elaborados por investigadores del grupo
del 8 de enero del presente afio. El general Harold Bedoya, comandante de la Análisis, "los conflictos producidos por el narcotráfico, la guerrilla, los grupos
IV Brigada, ordenó la contraofensiva "que solo terminará cuando sean desmantela- paramilitares de derecha y las asociaciones de sicarios o asesinos a sueldo, se insertan
das esas bandas de lacras"23. en una serie de tensiones y problemas que se han ven'ido acumulando en nuestra
La guerra contra el narcotráfico es la guerra contra el sicariato, ~or lo tanto, sociedad a lo largo de los siglos. Esas tensiones y problemas son puestos .de manifies-
es necesario continuar la lucha; de lo contrario, este fenómeno acabara con nuestra to y multiplicados al máximo, pero no producidos por la presente coyuntura"lO.
democracia nuestros valores y nuestra juventud. El llamado se orienta a la solidari- A nuestra manera de ver, esta ahistoricidad en la forma de abordar el problema
dad en tor~o a la acción gubernamental contra ese flagelo. La conclusión última lleva inmersa una serie de presupuestos con efectos políticos. En efecto, la noción
es, así, seguir adelante pero reforzar los medios; incrementar la lucha sin cambiar del Estado y de la organización social implícitos al discurso, suponen un aparato
los presupuestos de las políticas estatales en materia de drogas, En palabras de estatal neutral, ajeno a la problemática y garante del bien común. La sociedad está
STANLEY CoHEN, se propugna la administración de "más de lo mismo" 24 . basada en un pacto social, aparentemente roto. Por lo tanto, las medidas que se
Se reconoce, igualmente, la necesidad de impulsar la educación: "hay que recomiendan van dirigidas a realimentar el Estado; a fortalecerlo y a reclamar la
volver a un sistema educativo que restaure el principio de la responsabilidad indivi- solidaridad ciudadana en torno a los valores que él pregona. El Estado es una
dual"25. La juventud debe recibir formación e información que alimente las tradi- víctima más.
ciones, las buenas maneras, el respeto a la autoridad y a los mayores26. Sin embargo, una visión más crítica reconoce en el Estado un agente esencial
para la reproducción de las relaciones sociales. La actual estructura de la tenencia
20 c.
LEMOS, op. cit.' pág. 5a.
21Palabras del abogado Jesús Mejía Vallejo en "La extradición tiene al país sumido en un inmenso 27 Ver al respecto: J. ESCOBAR y O. GAITÁN, La política criminal en materia de drogas: sus plantea-
cementerio", en El Colombiano, Medellín, junio 27 de 1990, pág. 6a. mientos, normas, prácticas y críticas, Perspectiva socio-jurídica, Universidad de los Andes, Bogotá, 1990.
22 "El desempleo del sicariato. Informe Especial", en Revista Semana, ed. cit., pág. 27. 28 Cf. F. GoNZÁLEZ, "¿Hacia un 'nuevo colapso parcial del Estado'?", en AnáUsis, núm. 1, CI-
23 Ibídem, pág. 26. NEP, Bogotá, septiembre de 1988, págs. 5-12.
24 s. CottEN,Visiones del control social, P.P.U., Barcelona, 1985. Traducción de Elena Larrauri, 29 Cf. F. GONZÁLEZ, "¿Hacia un 'nuevo colapso parcial del Estado'?", en Análisis, núm. 1,
pág. 40. CINEP, Bogotá, septiembre de 1988, pág. 7 y "Precariedad del Estado y fragmentación del poder",
25 c. LEMOS, op. cit., pág. 5a. en Análisis, núm. 2, CINEP, Bogotá, noviembre de 1989, págs. 5-12.
30 "Presentación", en Análísís, núm. 4, CINEP, Bogotá, junio de 1990, pág. 3.
26 Cf. en ese sentido, ibídem, pág. 5a.

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SICARIATO Y CRIMINALIDAD EN COLOMBIA CRIMINOLOGÍA

de la tierra en Colombia, el abandono de ciertas regiones, los conflictos acumulados El sistema de administración de justicia aparece como víctima y se ignora su interven-
no pueden explicarse sin la presencia selectiva del Estado, sin su intervencíón regula- ción selectiva. En últimas, el chivo expiatorio del narcotráfico permite desviar la
dora en favor de grupos sociales más poderososll. De otra parte, para la crítica a_tención hac_ia una c_ompresión más global de los fenómenos sociales y, al mismo
marxista la forma estatal es copartícipe en la reproducción de las relaciones capitalis- tiempo, hab1hta el sistema de organización social vigente, lo refuerza y lo torna
tas, basadas en la extorsión del sobre-trabajol2. La igualdad necesaria al intercam- "bueno". Evidentemente, la estrategia perpetúa el status quo vigente. Además
bio mercantil de hombres y de cosas no puede darse sin la participación del Estado tiene un efecto inmediato: reforzar la solidaridad en torno a los presupuestos d;
y del derecho: " ... en ese contexto el proceso de proletarización no es, en absoluto la guerra ~ontra el narcotráfico; guerra que se presume indispensable, pero cuyos
pacífico; es naturalmente violento. La constitución del sujeto proletario es una costos sociales no se consideran. La política criminal en materia de drogas termina
imposición, una ruptura, una creación"33. Esta violencia se oculta bajo las aparien- siendo la única vía posible para acabar con' nuestros problemas y con el sicariato.
cias reales de externalidad, neutralidad e igualdad representadas en el Estado. Como Finalmente, solo resta preguntarse por las consecuencias sociales de la continua-
puede observarse, en cualquiera de las dos perspectivas esta institución es el actor ción de la guerra, así alimentada. Y surge el interrogante: ¿para qué y para quiénes
social por excelencia para el mantenimiento de la organización socia], sea como la ~uerra? ¿No será útil para, paralelamente, generar prácticas extrapenales con
reproductor de unas relaciones de explotación en sí mismas violentas, sea como agente el fm de controlar por vías diferentes otros "ilegalismos"? Sirviendo así para distin-
regulador selectivo. En ese sen.ii(Io, el. discurso que pretende explicar el sicariato guir, distribuir y utilizar las infracciones: " ... ¿sería entonces una manera de admi-
con base en la acción de lo..i,,fli!kotraficantes vela la intervención del aparato estatal, nistrar los ilegalismos, de trazar límites de tolerancia, de dar cierto campo de libertad
niega la complejidad de los procesos sociales y, más lejos aún, legitima al Estado a algunos, Y hacer presión sobre otros, de excluir a una parte y hacer útil a otra
y sus formas de intervención, proclamando su neutralidad. Por esta vía, las acciones de neutraliz'.'-1' a estos y de sacar provecho de aquellos?"35. ¿No será provechos~
que se emprendan para combatirlo se presentan como necesarias y urgentes, no para de¡ar mcólumes las relaciones sociales vigentes en nuestra Colombia? Por
importa su carácter. Si ellas son altamente represivas se justifican por la gravedad último, ¿cómo se explica el narcotráfico?
del flagelo, aun si atentan contra las bases del Estado de Derecho que se pretende
proteger y contra los derechos humanos de los ciudadanos.
2. SICARIATO: ANOMÍA Y SUBCULTURAS:
Desde un punto de vista criminológico, con esta perspectiva, las definiciones A FALTA DE REFORMAS, BUENAS SON REFORMAs36
sociales sobre el delito pierden su componente político y se muestran como el produc-
to de la voluntad general. El delito es un comportamiento y sus autores son seres
2.1 Características discursivas. En este segundo plano interpretativo del sicaria-
diferentes, mas no por ello irresponsables penalmente. En una mezcla de Positivismo
to en Colombia, los autores toman como explicación la teoría de la anomíal7,
y Escuela Clásica, el sicario es un ser anormal porque se desvía de lo socialmente
seg~n la cual, las sociedades industrializadas generan mecanismos de desintegración
aceptado, pero responsable porque su delito es un acto de su libre v.oluntadl4.
~ocral por _el efecto de la división social del trabajo. Así, aparecen grupos con
intereses diferentes, los cuales producen una tensión que da origen a la anomía
31 En ese sentido pueden consultarse los estudios sobre violencia de autores como ALFREDO MOLA-
NO, ALEJANDRO REYES, RICARDO SÁNCHEZ, etc. En ellos podrá observarse cómo ta acción u omisión
en contraposición a un estado de orden anterior. La anomía surge "porque l~
del Estado ha favorecido los intereses de ciertos sectores sociales. Un ejemplo de ello puede ser la división del trabajo no permite contactos eficaces entre los miembros de la sociedad
colonización. No obstante, para otros autores la actual coyuntura es la síntesis de nuestra larga historia ni tampoco regulaciones adecuadas de las relaciones sociales. Es decir, hay una
en que el Estado, hasta ahora precario, fragmentado y ausente de la mayor parte del territorio nacional, solidaridad orgánica imperfecta"l8. La anomia es el malestar social, la insatisfac-
aún está en gestación. Ver: F. GoNZÁLEZ, '' ¿Hacia un 'nuevo colapso parcial del Estado?'', en Análisis,
núm. 1, CINEP, Bogotá, septiembre de 1988, pág. 7. No compartimos completamente esta posición,
pues ella, igualmente, manifiesta una creencia en la capacidad neutral del Estado. El enfoque, a diferencia
del discurso que analizamos, reconoce la historicidad de nuestros conflictos, pero culpa de ellos a la
incapacidad reguladora del Estado debido a su precariedad. Si el Estado colombiano estuviera consolida- miento generan cambios en las identidades de los individuos hasta convertirlos en verdaderos delincuentes.
do, la violencia no existiría. En el fondo, es la misma concepción acrítica del aparato estatal. Ver: H. BECKER, Outsider, Studies in the Sociology of Deviance, New York, 1963; A. BARATTA Crimi-
nología crítica Y critica del Derecho Penal, Siglo XXI, México, 1986, entre otros. '
32 Cf. F. ROJAS, "El Estado en los ochenta: ¿un régimen policivo?", en Controversia, núms.
35 M. FOUCAULT, Vigilar y castigar, Siglo XXI, México, 1978, pág. 277,
82-83, CINEP, Bogotá, 1980, págs. 79-104. 36 El título lo tomamos de G. PALACIO, "Crisis de la Justicia y Democracia en Colombia" en
33 G. PALACIO, El discurso sobre la violencia: Hacia la reconstrucción de la neutralidad del Estado.
Ponencia presentada para el Seminario sobre "Crisis Institucional y Régimen Político en Colombia", P. MEDELLíN (comp.), La reforma del Estado en América Latina, FESCOL, Bogotá, 1989, pág. 346.
37 Concepto planteado inicialmente por DURKHEIM y desarrollado por MERTON, CLOWARD y ÜHLIN
ILSA-CLACSO, mimeo, Bogotá, julio de 1989, pág. 8.
en su teoría de las subculturas criminales.
34 Se hace referencia a las teorías criminológicas que consideran al delito como una definición
38 R. DELÜLMO, Ruptura criminológica, Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblio-
social producto de un complejo proceso social, político y económico, y a aquellas visiones que plantean
cómo la acción selectiva de la justicia crea estereotipos penales que por la interacción social y el etiqueta- teca, Caracas, 1979, pág. 128.

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SICARIATO Y CRIMINALIDAD EN COLOMBIA
CRIMINOLOGÍA
ción por el orden social actual. Las diferentes formas de violencia son, entonces,
el efecto de la naturaleza forzada de la división social del trabajo. En ese orden, (el sicariato) es el egoísmo de las gentes"43. Evidentemente, la aparición del narco-
los méritos personales y las expectativas individuales no corresponden a las funciones tráfico se convierte en la salida más fácil para resolver las necesidades de las clases
efectivamente desempeñadas en la sociedad y, por lo tanto, aparecen formas de marginadas y la formación de bandas juveniles a manera de subculturas. "Es así
responder a ese malestar anómico, a través de la delincuencia. En otras palabras, posible que estas minorías discriminadas, en la comprobada imposibilidad de alcan-
los valores culturales no pueden ser alcanzados a través de los medios socialmente zar metas oficiales a través de las formas institucionales, sean llevadas a expresar
disponibles. otros valores, otras metas perseguibles desde su posición de desventaja o a legitimar
"Medellín es hoy el epicentro de la violencia urbana. Los agentes activos son algunas prácticas ilegales para la consecución de las metas oficiales. En ambas
los jóvenes de la clase media frustrada en sus expectativas de educación y enriqueci- hipótesis se debe hablar de subculturas"44.
miento. La sociedad de consumo, excitada a diario por los videos norteamericanos A falta de integración social y a las expectativas malogradas, se suma el narco-
de sus productos, drogas y héroes matones, y por la opulencia de los nuevos ricos tráfico como recurso para lograr alcanzar, por fin, un poder econó.mico, valor
criollos, ha generado una revolución violenta de las expectativas. Es en esta clase por excelencia en nuestra sociedad45. El narcotráfico sirvió de detonante y no ''po-
media de frustrados donde nacen. los sicarios y no en el lumpen de los miserables día encontrar mejor caldo de cultivo que ese millón seiscientos mil personas que
de donde salen los rateros Y,,,it,s mendigos callejeros"39. habitan en las comunas de las empinadas montañas de Medellín"46. "Una insur-
El auge de la socieátrcf'capitalista en Colombia condujo a un trástoque de gencia de la juventud en las barriadas populares de Medellín, que ha encontrado
los mecanismos de integración y cohesión sociales anteriores. "La modernización en la violencia, en el sicariato y en el narcotráfico una posibilidad de realizar sus
lograda en Colombia no ofrece por sí misma un principio de integración y de cohe- anhelos y de ser protagonistas en una sociedad que les ha cerrado las puertas"47.
sión sociales. Trastoca los mecanismos de cohesión anteriores (la religión, las lealta- De esta manera, las condiciones están creadas para la formación de subculturas:
des personales, el sentido de pertenencia) y la explicación del orden anterior (basada "A nuestro modo de ver, las bandas juveniles han constituido una .subcultura.
en el orden divino) pero no ofrece la cohesión social moderna, la ciudadanía, por Ellas son portadoras de unos códigos, de un lenguaje, de un sistema de relaciones,
lo que impide la constitución de una identidad nacional, un reconocimiento de y de una actitud frente a la vida y la muerte, que contrasta en muchos aspectos
la sociedad como colectividad y por tanto deriva en su incapacidad para actuar con nuestra tradición cultura1"48.
sobre sí misma. La mayor conciencia sobre las desigualdades, ya no derivadas de
un «orden divino» sino del desorden de los hombres, pone en entredicho la legitimi- Según SALAZAR, en un estudio sobre las bandas juveniles de las comunas mar-
dad del orden vigente"40. ginadas de la ciudad de Medellín, la subcultura allí presente se caracteriza por
ser una mezcla de los valores de la cultura paisa (el afán de lucro, el sentido religioso
La manera de contestar la anomía es la delincuencia. El sicariato es el producto
fuertemente arraigado, la figura materna, y el espíritu de retaliación), de la cultura
de un estado de desorganización social, efecto del desarrollo desigual y de la desinte-
moderna (lo desechable) y de la cultura "maleva" (vivir plenamente el presente,
gración de los antiguos modos de solidaridad social. El alcalde de Medellín, Ornar
Flórez Vélez, declaró hace unos días: "El dinero cambió los patrones de vida de no importa si mañana se muere). Los jóvenes han introyectado esos valores, reafir-
Medellín, llevó a los habitantes a irrespetar el sentido de la vida"41. Ante la situa- mándolos a su manera49.
ción de frustración de la población por falta de oportunidades, el único camino Dentro de esta concepción urge, además de las medidas penales y represivas,
posible para resolver el conflicto es la violencia: "El 60% de los habitantes de llevar a cabo reformas al sistema educativo, social y económico, es necesario la
la capital antioqueña vive en condiciones de pobreza, sin sus necesidades mínimas creación de un plan de inversiones. "Para conjurar esta situación de violencia se
y básicas satisfechas. Grandes sectores están excluidos del empleo, condenados a deben tomar medidas de carácter social. El problema es de promocionar el empleo".
la informalidad y viviendo del rebusque"42.
El egoísmo es parte de la desintegración producida por la situación anómica 43 El Colombiano, Medellín, junio 27 de 1990, pág. 6a.
de la sociedad industrial, " ... uno de los factores que ha generado esta situación 44 M. PAVARINI, Control y dominación, Siglo XXI, México, 1983, pág. 111.
45 "Los jóvenes, por la ausencia de valores familiares y de valores patrióticos, se inclinan por
39 J. CHILD, "Autocrítica paisa", en El Espectador, Bogotá, julio 2 de 1990, pág. 3a. el enriquecimiento fácil, ilícito y rápido, usando la violencia como medio", en "Un viaje al universo
40 del sicario". Informe Especial, El Tiempo, ed. cit., págs. ta-2b.
C. CORREDOR, "Una modernización a medias", en Análisis, núm. 4, CINEP, Bogotá, junio
de 1990, pág. 36. 46 "¿Guerra civil en Medellín", en Revista Semana, Bogotá, julio 3 de 1990, pág. 25.
41 El Espectador, Bogotá, junio 5 de 1990, pág. 12a. 47 A. SALAZAR, "No nacimos pa' semilla", en Análisis, núm. 4, ed. cit., pág. 30.
42
"El desempleo del sicariato. Informe Especial". en Revista Semana, ed. cit., pág. 25. 48 Ibídem, pág. 30.
49 Para una información más amplia, ver ibídem, págs. 30-34.
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SICARIATO Y CRIMINALIDAD EN COLOMBIA CRIMINOLOGÍA

La responsabilidad es de todos, en consecuencia el esfuerzo debe ser conjunto; la explicativo, la aparente crítica social es en el fondo una legitimación de un ''desorden
solidaridad, el consenso y la acción mancomunada nos harán salir de la crisis50, natural", de unas "desigualdades naturales". Los pobres jóvenes sicarios, delin-
En recientes declaraciones, el alcalde de Medellín propuso reiniciar la construc- cuentes hijos de la anomía, deben ser objeto de educación especial para el conformís-
ción del Metro e iniciar la construcción de la variante de Bello, con el fin de generar mo, para la aceptación de su papel. Nuevamente, el Estado aparece como neutral
empleos; destinar cinco mil millones de pesos en obras sociales, como la ejecución y las clases desfavorecidas como las delincuentes con las secuelas de mayor segrega-
de microparques en los barrios populares y de un hospital al norte de la ciudad; ción y etiquetamiento social.
y promocionar actividades culturales y recreativas. Todo con miras a erradicar
el sicariato y la violencia51,
3. A MANERA DE CONCLUSIÓN
2.2 La estrategia del discurso: funcionalismo y readecuación de las viejas estruc-
turas sociales. Aunque la visión planteada por este discurso es más macrosociológica, Ha sido nuestro objetivo analizar críticamente las dos interpretaciones más
no puede negarse el alcance limitado de sus hipótesis. ¿Cómo se analizarían, en difundidas del sicariato en Colombia, con el fin de extraer de ellas su utilidad
ese contexto, las acciones de los grupos que han aparecido para dar limpieza a política. Esta lectura no desvirtúa las posibilidades de emprender un estudio sobre
las bandas sicariales? ¿Cómo se interpretaría la colaboración entre agentes de la las causas del fenómeno. No obstante, él implicaría un enfoque más comprensivo,
policía y sicarios que denu · prensa? ¿En dónde se ubican los usuarios del que abarque también tanto los procesos de crimínalización como las formas genera-
sicariato, los empleadores ¿Cuál sería el papel de la ley y de la administración les de la dominación en una sociedad como la nuestra. Esta vasta tarea serviría
de justicia en la génesis del fenómeno? ¿Cuáles son las causas que explican la para un mayor entendimiento de la problemática y, obviamente, para llegar al
anomía? Una sola cara de la moneda aparece en entredicho, el hilo más débil compromiso político.
de la trama: los jóvenes sicarios. De nuevo la perspectiva individualiza el problema,
Por último, quisierarnos terminar con unas palabras de "Toño", joven sicario:
bajo el atrayente manto de una socialización de las culpas. ¿Es posible distinguir
"Es tremenda la ciudad por la noche; mucha luz y mucha sombra. Uno es como
entre la estructura cultural y la estructura social, como dos entes separados? ¿Es
una lucecita de esas, perdida en ese mar luminoso. Eso puede ser uno, una luz
válido hablar de una desintegración social por oposición a un viejo orden perdido?
o tal vez una sombra. A la final somos todo o nada. Se puede ser mucha cosa
¿De debilitamiento de los valores? ¿Alguna vez existieron?
pero siempre seremos mortales"54.
Los anteriores interrogantes nos llevan a plantear los implícitos políticos de esta
nueva visión. Considerar la anomía como factor generador de la subcultura sicarial, sin
explicarla, sin analizar las relaciones sociales que la generan, es hacerla aparecer como
natural. La sociedad con división del trabajo es "naturalmente" desigual y forzosa-
mente excluye a algunos. En el fondo todos somos culpables y al mismo tiempo, nadie
lo es. Inevitablemente, las sociedades mercantiles sufren anomía, es necesario al menos,
reducir la tensión por medio de ciertos cambios que busquen disminuir la discrepan-
cia entre los valores culturales y las expectativas de alcanzarlos por medios lícitos.
La delincuencia es el termómetro que indica el momento de actuar oportunamente53.
No se cuestionan las estructuras sociales; por el contrario, se refuerzan, pues
se trata es de readaptadas permanentemente a través de reformas. En este campo

50 El Colombiano, Medellín, junio 27 de 1990, pág. 6a. En el mismo sentido léase los editoriales
de El Colombiano, Medellín, junio 29 de 1990, pág. 2a: "Tenemos el alma aplanada", junio 26 de
1990, pág. 2a: "¿Cuántos muertos más?", y junio 21 de 1990, pág. 2a: "Emergencia social para Medellín".
51 Cf. "¿Guerra civil en Medellín?", en Revista Semana, aj. cit., pág. 27 y El Espectador, Bogo-
tá, junio 5 de 1990, pág. 12a.
52 Nos referimos a la variada gama de actores sociales que contratan los servicios de los sicarios. 54 A. SALAZAR, No nacimos p'a semilla. Testimonios sobre la violencia juvenil en Medellin. Corpo-
"Que no son exclusivamente los narcotraficantes. Muchos sectores políticos y sociales se aprovechan ración Región y CINEP, en prensa, pág. 45.
de la cortina de humo que forman los muchachos sicarios". A. SALAZAR, "No nacimos pa' semilla",
en Análisis, núm. 4, ed. cit., pág. 34.
53 H: PAVARINI, Control y dominación, ed. cit., pág. 59.

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