Oscar Wilde - El Gigante Egoista
Oscar Wilde - El Gigante Egoista
Oscar Wilde - El Gigante Egoista
El Gigante Egoísta
Oscar Wilde
textos.info
Biblioteca digital abierta
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Texto núm. 301
Edita textos.info
Maison Carrée
c/ Ramal, 48
07730 Alayor - Menorca
Islas Baleares
España
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El Gigante Egoísta
Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían
acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y
hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba
brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones
que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño
daban sabroso fruto.
—¿Qué estáis haciendo aquí?— les gritó con voz agria. Y los niños
salieron corriendo.
Prohibida la entrada.
Los transgresores serán
procesados judicialmente.
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Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo
y agudas piedras, y no les gustó.
Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los
capuchones de la chimeneas.
Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el
tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces
se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que
pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo.
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Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados
frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.
Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el
Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.
—¡Sube, pequeño!— decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como
podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se
enterneció al contemplar ese espectáculo.
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la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de
los niños para siempre.
Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron
corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno.
Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de
lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su
espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El
árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño
extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.
Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron
corriendo y la primavera volvió con ellos.
Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían
visto. El gigante se quedó muy triste.
Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban
con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le
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volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero
echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él.
—Tengo muchas flores hermosas— decía, pero los niños son las flores
más bellas.
El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió
precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto
a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:
—No— replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.
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Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido,
muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.
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Oscar Wilde
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temprana muerte.
En la década de 1890 refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en una
serie de diálogos y ensayos, e incorporó temas de decadencia, duplicidad
y belleza en su única novela, El retrato de Dorian Gray. La oportunidad
para desarrollar con precisión detalles estéticos y combinarlos con temas
sociales le indujo a escribir teatro. En París, escribió Salomé en francés,
pero su representación fue prohibida debido a que en la obra aparecían
personajes bíblicos. Imperturbable, produjo cuatro «comedias divertidas
para gente seria» a principios de la década de 1890, convirtiéndose en uno
de los más exitosos dramaturgos del Londres victoriano tardío.
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conmemoración a los duros ritmos de la vida carcelaria. Murió indigente en
París, a la edad de cuarenta y seis años.
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