Crucigramas

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2 HORIZONTALES:
1. ¿Qué hace el pavo?
2. La paloma...
3.¿Qué hace el pato?
4. El toro...
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5.¿Qué hace la serpiente?
6. El pollito...
3 9 VERTICALES:
7.¿Qué hace la rana?
8. El tigre...
9. ¿Qué hace el ruiseñor?
10. El perro...
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EL REY Y SU HALCÓN

Genghis Khan era un gran rey y guerrero.

Llegó con su ejército a China y Persia, y conquistó muchas tierras. En todos los países, los hombres referían sus hazañas, y
decían que desde Alejandro Magno no existía un rey como él.

Una mañana, cuando descansaba de sus guerras, salió a cabalgar por los bosques. Lo acompañaban muchos de sus amigos.
Cabalgaban jovialmente, llevando sus arcos y flechas. Sus criados los seguían con los perros.

Era una alegre partida de caza. Sus gritos y sus risas resonaban en el bosque. Esperaban obtener muchas presas.

En la muñeca el rey llevaba su halcón favorito, pues en esos tiempos se adiestraba a los halcones para cazar. A una orden de sus
amos, echaban a volar y buscaban la presa desde el aire. Si veían un venado o un conejo, se lanzaban sobre él con la rapidez de una
flecha.

Todo el día Genghis Khan y sus cazadores atravesaron el bosque, pero no encontraron tantos animales como esperaban.

Al anochecer emprendieron el regreso. El rey cabalgaba a menudo por los bosques y conocía todos los senderos. Así que mientras
el resto de la partida tomaba el camino más corto, él eligió un camino más largo por un valle entre dos montañas.

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Había sido un día caluroso, y el rey tenía sed. Su halcón favorito había echado a volar, y sin duda encontraría el camino de
regreso.

El rey cabalgaba despacio. Una vez había visto un manantial de aguas claras cerca de ese sendero. ¡Ojalá pudiera encontrarlo
ahora! Pero los tórridos días de verano habían secado todos los manantiales de la montaña.

Al fin, para su alegría, vio agua goteando de una roca. Sabía que había un manantial más arriba. En la temporada de las lluvias,
siempre corría por allí un arroyo caudaloso, pero ahora bajaba una gota por vez.

El rey se apeó del caballo. Tomó un tazón de plata de su morral, y lo sostuvo para recoger las gotas que caían con lentitud.

Tardaba mucho en llenarse, y el rey tenía tanta sed que apenas podía esperar. En cuanto el tazón se llenó, se lo llevó a los labios
y se dispuso a beber.

De pronto oyó un silbido en el aire, y le arrebataron el tazón de las manos. El agua se derramó en el suelo.

El rey alzó la vista para ver quién le había hecho esto. Era el halcón.

El halcón voló de aquí para allá varias veces, y al fin se posó en las rocas, a orillas del manantial.

El rey recogió el tazón, y de nuevo se dispuso a llenarlo.

Esta vez no esperó tanto tiempo. Cuando el tazón estuvo medio lleno, se lo acercó a la boca. Pero apenas lo intentó, el halcón se
echó a volar y se lo arrebató de las manos.

El rey empezó a enfurecerse. Lo intentó de nuevo, y por tercera vez el halcón le impidió beber.

El rey montó en cólera.

- ¿Cómo te atreves a actuar así? -exclamó-. Si te tuviera en mis manos, te retorcería el cuello.

Llenó el tazón de nuevo. Pero antes de tratar de beber, desenvainó la espada.

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- Amigo halcón -dijo-, ésta es la última vez.

No acababa de pronunciar estas palabras cuando el halcón bajó y le arrebató el tazón de la mano. Pero el rey lo estaba
esperando. Con una rápida estocada abatió al ave.

El pobre halcón cayó sangrando a los pies de su amo.

- Ahora tienes lo que mereces -dijo Gesghis Khan.

Pero cuando buscó el tazón, descubrió que había caído entre dos piedras, y que no podía recobrarlo.

- De un modo u otro, beberé agua de esa fuente -se dijo.

Decidió trepar la empinada cuesta que conducía al lugar de donde goteaba el agua. Era un ascenso agotador, y cuanto más subía,
más sed tenía.

Al fin llegó al lugar. Allí había, en efecto, un charco de agua, ¿pero qué había en el charco? Una enorme serpiente muerta, de la
especie más venenosa.

El rey se detuvo. Olvidó la sed. Pensó sólo en el pobre pájaro muerto.

- ¡El halcón me salvó la vida! -exclamó-. ¿Y cómo le pagué? Era mi mejor amigo, y lo he matado.

Bajó la cuesta. Tomó suavemente al pájaro y lo puso en su morral. Luego montó a caballo y regresó deprisa, diciéndose:

- Hoy he aprendido una lección, y es que nunca se debe actuar impulsado por la furia.

Tomás Jefferson. Versión de James Baldwin

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Crucigrama
1. (Horizontal) Este rey se llamaba Genghis...
2. (H) ¿Cuál era el ave que utilizaba para cazar? El...
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3. (Vertical) El rey fue a buscar agua a un...
4. (H) Recogía el agua en un tazón de...
5. (H) Al ir a beber, el halcón se lo...
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6. (H) Hasta ... veces le tiró el tazón y el agua al suelo.
7. (H) En la tercera vez Genghis Khan ... al halcón.
1 8. (V) En un charco de agua había una serpiente muerta...
9. (H) Comprendió que el halcón le había salvado la...
10. (H) Aprendió que nunca se debe actuar impulsado por la...
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HORIZONTALES:
1. ¿Qué hace la gallina?
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2. El gato...
3.¿Qué hace la grulla?
4. El león...
5.¿Qué hace el pájaro?
6. El gallo...
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4 7.¿Qué hace el grajo?
8. El lobo...
VERTICALES:
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9. ¿Qué hace la oveja?
10. El oso...
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Los tres jóvenes hebreos en el horno


Por Gabriel Marañón Baigorrí

Hizo el rey Nabucodonosor una estatua de oro con el fin de que fuera adorada por todos. Aquel que no la adorara sería echado en un
horno encendido. Pero hubo tres jóvenes hebreos llamados Ananías, Asarías y Misael que no se doblegaron ante esta amenaza. El rey se
irritó contra ellos y les preguntó por qué no adoraban la estatua de oro.
Los tres hebreos le contestaron serenamente: "Nuestro Dios, al que servimos, puede librarnos del horno, encendido y nos librará de tu
mano. Y si no quisiese, sabe, ¡oh rey!, que no adoraremos a tus dioses ni nos postraremos ante la estatua que has alzado." Lleno de ira,
Nabucodonosor mandó que se encendiese el horno siete veces otro tanto de lo que encenderse solía, y mandó a hombres muy robustos
de su ejército que echasen al horno a Ananías, Azarías y Misael. Fueron atados los tres jóvenes y arrojados en medio del horno
encendido, y cayeron atados en medio del horno ardiente, pero las llamas abrasaron a los que les habían echado en él.

Los tres jóvenes, sin sufrir ningún mal, se paseaban en medio de las llamas, alabando a Dios y bendiciendo al Señor. Azarías, puesto
en pie, abriendo sus labios en medio del fuego, oró de esta manera: "Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Digno de alabanza y
glorioso es tu nombre, porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros y todas tus obras son verdad, y rectos tus caminos y justos
todos tus juicios. Por tu nombre, no nos deseches para siempre, no anules tu alianza, no apartes tu misericordia de nosotros... No nos
confundas; antes obra con nosotros según tu bondad y según la grandeza de tu misericordia.

Los ministros del rey, que los habían echado, no cesaban de avivar el horno con pez y sarmientos, hasta levantarse grandes llamas y
las llamas irrumpieron abrasando a cuantos caldeos estaban alrededor del horno; pero el ángel del Señor había descendido al horno con
Azarías y sus compañeros y apartaba del horno las llamas del fuego y hacía que el interior estuviera como si en él soplara un viento
fresco y el fuego no los tocaba absolutamente ni los afligía ni les causaba molestia. Entonces los tres, a una voz, alabaron y glorificaron y
bendijeron a Dios en el horno, diciendo: "Bendito tu nombre santo y glorioso, muy digno de alabanza. Bendecid al Señor, todas las obras

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Señor, cantadle y ensalzarle por los siglos."

Espantado entonces el rey al ver en el horno a cuatro hombres que se paseaban en medio del fuego sin daño alguno, les mandó salir.
Tomó entonces la palabra Nabucodonosor y comenzó a alabar a Dios. Y mandó que todo hombre que hablara mal del Dios de Ananías,
Azarías y Misael fuera descuartizado y su casa convertida en muladar.

Con la autorización de: www.encuentra.com

Crucigrama

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1. (Vertical) El rey Nabucodonosor hizo una estatua de ...


2. (Horizontal) Mandó que la estatua fuera adorada por ...
3. (V) Los tres jóvenes eran Ananías, Azarías y ...
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4. (H) Los tres jóvenes se negaron a adorar la ...
5. (V) Nabucodonosor mandó encender el horno ... veces más
fuerte.
4 6. (V) Los tres jóvenes fueron arrojados en medio del ...
7. (V) Un ángel del Señor apartaba las llamas de ...
8. (H) Los tres alabaron y glorificaron a ...
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9. (H) Decían: Bendecid al Señor todas las ...
10. (H) Viendo estos hechos, Nabucodonosor se ...
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HISTORIA DE UNA AMISTAD

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Leopoldo es un chico de trece años. Un día me hablaba de sus amigos. “¿Cómo has conseguido esa gran amistad?”, le pregunté.
“porque estoy con ellos”, contestó con rapidez. Me gustó su respuesta. Con Leopoldo tengo una gran confianza. Por eso le pregunté de
nuevo. “¿Qué ocasiones aprovechas para tratarlos?”. “Paseamos juntos, me dijo, hacemos deporte, vamos de excursión, nos
visitamos...”. Tú y yo, podemos pensar que son pequeños detalles. Y lo son, en efecto. Pero así se logra la amistad entre los hombres.

Miguel Ángel Cárceles. La aventura de acercarse a Dios. Juvenil Mundo Cristiano.


www.edicionespalabra.es

Crucigrama
1. (Horizontal) ¿Cómo se llamaba el chico de este relato? ...
2. (H) ¿Cuántos años tenía? ...
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3. (Vertical) Un día hablaba con sus ...
4. (H) Para tener amigos hay que estar con ...
5. (H) Con Leopoldo tengo una gran ...
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6. (H) Hay que aprovechar las ocasiones para ...
7. (V) Andar con los amigos es ...
4 8. (H) Participamos en equipos de un ...
9. (H) Esto son pequeños ...
10. (H) Con detalles se hace amistad entre los ...
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LOS TRES REYES MAGOS

Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos magos llegados de Oriente preguntaron por el recién nacido rey de los
judíos; habían visto la estrella que lo anunciaba, y venían a adorarlo. Herodes consultó a los escribas y doctores de la ley. Le dijeron que,
según las profecías, el Cristo debía nacer en Belén. Después de informarse cuidadosamente sobre la fecha en que se les había aparecido
la estrella, los encaminó a Belén. Les rogó que cuando lo encontraran se lo hicieran saber, para ir él también a adorarlo.

José y María habían abandonado ya la gruta. Con gran alegría para los magos la estrella reapareció y les indicó la casa de Belén donde
moraba el Niño. Allí lo adoraron y le ofrecieron sus presentes de oro, incienso y mirra.

Herodes, irritado porque los magos lo habían burlado, mandó matar a todos los niños que habían nacido durante los dos últimos años
en Belén. Seguramente fue el último de sus muchos crímenes, ya que murió en la primavera del año 750 de la fundación de Roma.

Arquelao, sanguinario como su padre, empezó a reinar en Judea, región a la que pertenecía Belén; Herodes Antipas, el otro hijo, más
apacible y menos violento, heredó Galilea. Ésta fue la razón por la que José, cuando el ángel le dijo que ya no había peligro para el Niño,
fue a vivir a Nazaret y no a Belén.

El destierro a Egipto había durado unos dos años.

(Mateo 2,1-23)

(Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil. Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 162)

Crucigrama
1. (Horizontal) Jesús nació en Belén en tiempos del rey ...
2. (H) Vinieron a adorar a Jesús de Oriente unos ...
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3. (H) Los magos iban siguiendo a una ...
4. (H) Los escribas informaron a Herodes que el Cristo debía nacer

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en ...
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5. (H) Herodes dijo que él también quería ir a ...
6. (Vertical) Los Reyes Magos ofrecieron a Jesús oro, incienso y ...
8 5 7. (Vertical) Herodes se enfadó con los magos porque le habían ...
8. (V) Herodes a los niños pequeños los mandó ...
9. (H) El hijo de Herodes se llamaba ...
10. (H) La Sagrada Familia fue a vivir a ...

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¡QUIÉN LO IBA A DECIR!

Érase una vez una gran ciudad en donde la gente tenía pies y cabeza; allí vivía Mercedes con sus padres y su
abuela que la quería mucho porque ella la había criado: le había dado alimento, entretenido, y principalmente, le
había enseñado a trabajar en casa.

Merceditas, como la llamaban familiarmente, era bonita, cordial y buena colegiala. Tenía sus amigas con las que
jugaba algunas veces. Digo algunas veces porque Merceditas, como todas las niñas y niños, tenía una amiga
íntima, aquella a quien le contaba todo, era... su abuela. Sí, ¡cuánto había jugado de pequeña!

A Merceditas le gustaba contar a su abuela todo lo que pasaba en el colegio y en la calle, puesto que ella ya no
podía salir como antes; de esta manera se hacían compañía mutuamente, mientras la abuela zurcía los calcetines
y doblaba la ropa.

Pero, un día la abuela descubrió que no veía lo suficiente para enhebrar las agujas de coser. Merceditas s dio
cuenta en seguida y para dar ánimo a la abuelita le enhebraba las agujas con mucho ahínco y le hacía más
compañía que nunca.

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Este suceso unió aún más a las dos. De tal manera que Merceditas casi no salía con las amigas.

Los padres de la niña decidieron que aquella situación no podía continuar y después de recorrer muchas tiendas
y mercados encontraron una máquina, un invento pequeño que enhebraba las agujas. La compraron y, muy
satisfechos se la regalaron a la abuela.

De esta manera la niña estaría más libre para salir con las amigas, y la abuela podría pasar las horas zurciendo
y zurciendo... ¡comentaban los padres!

Pasadas algunas semanas la máquina se perdió y mientras la buscaban, Merceditas volvió a ayudar a su abuela,
ésta cambió la cara y se puso muy alegre porque volvían a hablar y a estar juntas.

Como no se encontró la máquina, un buen día la madre compró otra máquina de enhebrar y Merceditas tuvo
que volver a salir con sus amigas. Al poco tiempo se volvió a perder la máquina y por tercera vez, la madres de
Merceditas compró otra.

Una tarde mientras hablaban, Merceditas vio que su abuela estaba muy callada y tenía los ojos llorosos.

-"¿Qué le pasa, abuelita?"

"Merceditas -dijo la abuela cogiéndole las manos- ¿Podrías perdonarme? He sido muy egoísta... verás... esta
vez la máquina de enhebrar no se ha perdido, yo la eché a la basura. Lo hice para no perder tu compañía. ¡Te
quiero tanto!"

-"¡Abuela! -dijo Merceditas abrazándola- ¡Yo también te quiero mucho! Quiero que sepas que la segunda
máquina tampoco se perdió, yo la eché a la papelera del colegio."

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La abuela muy sorprendida, acariciaba a su nieta, mientras Merceditas, pensaba contárselo todo a sus padres y
hacer lo imposible para que comprendieran que ella era más feliz junto a la abuela que saliendo con sus amigas.
Amigas, siempre tendría, pero de abuela quizás le quedaba poco tiempo y quería aprovecharlo al máximo.

(Citado por Ll. Carreras y otros. Cómo educar en valores.)

Crucigrama

5 1. (Horizontal) ¿Cómo se llamaba la niña?


2. (H) Su amiga íntima era su...
3. (H) A su abuela le contaba...
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4. (H) La abuela zurcía los...
5. (H) Merceditas... las agujas de coser.
2 6. (H) Merceditas casi no salía con sus...
7. (H) Los padres encontraron y compraron una...
8. (H) Pero la máquina se perdió tres...
9. (Vertical) ¿Cuántas máquinas compraron para la abuela? ...
10. (H) La abuela tiró la máquina a la...
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Juan el sucio

Una vez había un niño tan desarreglado y sucio que todo el mundo le llamaba “Juan el sucio”.

Tenía los libros por el suelo, colocaba los zapatos sucios encima de la mesa y metía los dedos en la
mermelada. Nunca jamás se había visto cosa igual.

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Un buen día el hada ordenada entró en su habitación y dijo:

- Esto no puede ser, ¡qué desorden! Vete al jardín a jugar con tu hermano mientras yo arreglo todo
esto.

- No tengo ningún hermano -dijo Juan.

Ya lo creo que tienes uno -dijo el hada-. Quizás tú no lo conozcas pero él sí que te conoce a ti. Vete al
jardín y espéralo, verás como vendrá.

Juan se fue el jardín y empezó a jugar con barro.. Pronto una ardilla saltó al suelo moviendo la cola.

- ¿Eres tú mi hermano? -le preguntó Juan.

La ardilla le miró y dijo:

- De ninguna manera, mi piel está bien cepillada, mi nido ordenado y mis hijos bien educados. ¿Por qué
me insultas si soy tu hermana?

La ardilla se subió a un árbol y Juan el sucio se quedó esperando.

Al rato se le presentó un pajarillo, después un magnífico gato de Angora y nadie quería saber nada de
él.

Después llegó gruñendo un cerdito. Juan el sucio no tenía ganas de decirle nada, pero el cerdito le dijo:

- ¡Buenos días, hermano!

- Yo no soy hermano tuyo -contestó el chico.

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- ¡Ya lo creo que sí! -contestó el cerdo-. Ven, nos ensuciaremos con barro.

- ¡No! -dijo Juan- no quiero.

- Mírate las manos, los pies y el vestido, vamos que a ti te gusta esto -le dijo el cerdo-. Luego comerás
de nuestro rancho.

- Yo no quiero rancho -dijo Juan el sucio y se puso a llorar.

En aquel momento llegó el hada ordenada y le dijo:

- Ya está todo en su sitio y limpio, es preciso que tú también ordenes como yo he ordenado. ¿Quieres ir
con tu hermano o quieres venir conmigo y aprende a ser limpio y ordenado?

- ¡Contigo, contigo! -gritó Juan aferrándose al vestido del hada.

- ¡Mejor -gruñó el cerdo- no pierdo gran cosa, tendré más rancho para mí. Y se fue.

Laura Richards

Crucigrama
1. (Horizontal) Había un niño desordenado que le llamaban Juan
el ...
2 2. (Vertical) Los libros los dejaba por el ...
3. (H) Solía meter los dedos en la ...
4. (V) El hada ordenada le dijo que fuera al ...

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10 4 1

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3 6

5. (V) En el jardín encontraría a su ...


6. (V) No querían ser amigos de Juan ni el pajarillo ni la ...
7. (H) ¿Quién le llamó hermano a Juan? El ...
8. (V) Los dos estaban sucios de ...
9. (H) El cerdo le invitó a comer ...
10. (V) Desde entonces Juan fue ordenado y ...

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EL CARACOL

Érase una vez un caracol que quería ir a ver el agujero por donde sale el sol. Camina que caminarás el caracol
fue arrastrándose siete días y siete noches sin detenerse para nada, muy ilusionado por llegar.

Y después de arrastrarse toda una semana, estaba tan fatigado y con tanto dolor de barriga que no podía seguir
más, por lo que consideró apropiado buscar una hierbita de “poleo” para hacerse una sopita y recuperar fuerzas.

Encontró una planta de la hierba deseada, pero no pudo arrancarla. Por suerte llegó un escarabajo que al verle
tan atareado le dijo:

- “¿Qué haces caracol?”

- “Quiero arrancar esta hierba de “poleo”, porque tengo dolor de barriga de tanto caminar por ver por dónde
sale el sol.”

- “Como veo que tú sólo no puedes, te ayudaré.”

El escarabajo se agarró detrás del caracol y estira que estirarás... pero la hierba se resistía.

En éstas llegó una rana, salto a salto, y al ver a aquel par tan atareados les preguntó:

- “¿Qué hacéis aquí?”

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- “Queremos arrancar esta hierba de “poleo”, puesto que el caracol ha cogido dolor de barriga cuando iba a ver
por dónde sale el sol.”

- “Como veo que no podéis, os voy a ayudar.”

Y la rana comenzó a tirar del escarabajo, quien a su vez tiraba del caracol... pero la hierba se resistía.

Pasó por el lugar una ardilla, y al ver a aquel terceto tan atareado les preguntó:

- “¿Qué hacéis tan atareados?”

- “Queremos arrancar esta hierba de “poleo”, puesto que el caracol ha cogido dolor de vientre cuando iba a ver
por dónde sale el sol.”

- “Como veo que no podéis, os voy a ayudar.”

Y la ardilla comenzó a tirar de la rana, ésta del escarabajo, quien a su vez tiraba del caracol... pero la hierba se
resistía.

Fueron pasando, y así el conejo, el gato, el burrito y finalmente el buey.

Éste que iba a una boda, al ver aquella multitud reunida les preguntó:

- “¿Qué hacéis tan atareados?”

- “Queremos arrancar esta hierba, puesto que el caracol ha cogido dolor de vientre cuando iba a ver por dónde
sale el sol.”

- “Como veo que no podéis, os voy a ayudar.”

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Tanto tiraron que consiguieron arrancar la hierba preciada.

El caracol y todos los animales estuvieron muy contentos porque habían conseguido lo que pretendían. El
caracol con la hierba preparó una infusión e invitó a todos a tomarla.

Crucigrama

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1. (Horizontal) Érase una vez un ...
2. (H) Quería ver el agujero por donde sale el ...
9
3. (H) Fue caminando durante ... días.
4. (H) El caracol empezó a tener dolor de ...
3 5. (Vertical) Pensó que lo mejor era buscar una hierba de ...
6. (H) Con esta hierba podría hacer una ...
7. (V) Le ayudaron el escarabajo y una ...
8. (H) El tercer animal que ayudó fue la ...
9. (H) Entre todos lograron arrancar la hierba ...
7 6 5 10. (H) Preparó una infusión e invitó a ...

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El pintor y su modelo
Por Gabriel Marañón Baigorrí

En una famosa ciudad de Italia había un gran pintor. Era todavía joven y todos le admiraban por la belleza extraordinaria que daba a
sus pinturas. Un día recibió el encargo de pintar unos frescos en la catedral. Se trataba de un trabajo muy delicado. El pintor tenía que
representar varios pasajes de la vida de Jesús: su infancia, su predicación, su muerte, etc.

Cuando la obra iba bastante avanzada tropezó con una gran dificultad: no encontraba modelo que representara al Niño Jesús. Y
tampoco encontraba un hombre con rostro repulsivo que representara a Judas, el apóstol traidor.
Un día el pintor vio en la calle a un muchacho de unos doce años que jugaba en compañía de sus amigos. Era un muchacho menudo,
pero de cuerpo bien proporcionado, tenía una cara sana, limpia, suavemente coloreada. Respiraba simpatía y gracia. Sus ojos eran azules
y los cabellos rubios. El pintor llevó al muchacho a la catedral y durante horas y horas le sirvió de modelo del Niño Jesús. El muchacho
estaba gozoso. Por fin, al cabo de los días, terminó la pintura que representaba al Niño Dios. Sólo le quedaba pendiente de pintar a Judas

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y no encontraba hombre alguno que le sirviera de modelo.

Pasaron años y el pintor se iba haciendo viejo y muchas personas temían que se muriera sin haber acabado su grandiosa obra de la
catedral. Estando un día el viejo pintor tomando una copa de vino en una taberna vio entrar a un hombre embriagado, con el paso
vacilante y tartamudeando. Tenía una barba sucia, la nariz colorada. Su cara era repulsiva, deformada por el vicio y la embriaguez. Era
un rostro que representaba la maldad. El pintor le contrató para que sirviera de modelo de Judas. El mendigo aceptó; así tenía ocasión de
ganar dinero.
Todos los días iba aquel hombre a la catedral para representar a Judas. Un día el mendigo no pudo más. En plena catedral cayó de
rodillas llorando. Sus lágrimas bañaban su rostro. Y dirigiéndose al Pintor le dijo: «¿No os acordáis de mí? Soy el mismo que os serví de
modelo cuando yo era muchacho, y ahora sólo puedo servir de modelo a Judas". ¡Dios mío, Perdón! ¡No quiero ser Judas!» Y lloraba en
silencio con gran pena y desconsuelo. El viejo pintor quedó triste e impresionado ante aquella dolorosa realidad de la influencia del vicio y
de la embriaguez en aquel hombre.

Con la autorización de: www.encuentra.com

Crucigrama
1. (Horizontal) El artista tenía que pintar varios pasajes de la vida
de ...
2 2. (Vertical) Para representar al Niño Jesús necesitaba un ...
3. (V) Necesitaba un hombre para representar a ...
4. (V) Encontró en la calle a un muchacho de ... años.
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5. (V) Los cabellos del chico eran ...
6. (V) Pasaron los años y el pintor se hizo ...
7. (H) Encontró en el bar un hombre ...
8. (V) Le propuso ser el modelo de Judas, el ...
9. (H) Este mendigo había sido el modelo de Jesús ...
4 10. (H) Esta deformación fue producto del ...

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5-7 6

1-3

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La tortuga y la liebre

Una liebre se burlaba de una tortuga.


-¡Qué lenta eres! ¡Cómo te arrastras!
-¿De veras? –dijo la tortuga-. Haz una carrera conmigo y te venceré.
-Qué jactanciosa eres –dijo la liebre-. De acuerdo, correré contigo. ¿A quién pediremos que marque la línea de
llegada y confirme que la carrera es justa?
-Pidámoselo al zorro –dijo la tortuga.
El zorro era muy sabio y justo. Les mostró la línea de partida, y cuánta distancia debían correr.
La tortuga no perdió tiempo. Partió de inmediato y continuó la marcha.
La liebre anduvo a los brincos varios minutos, hasta que dejó a la tortuga muy atrás. Sabía que podía llegar
rápidamente a la meta, así que se acostó a la sombra de un árbol y durmió una siesta.
Al cabo de un rato se despertó y se acordó de la carrera. Se levantó de un salto y corrió a toda velocidad.
Pero cuando llegó a la meta, la tortuga ya estaba allí.
-Las carreras se ganan con tesón –declaró el zorro.
Esopo.

Crucigrama
1. (Horizontal) La liebre se burlaba de una ...
2. (Vertical) Le decía que era muy ...
1
3. (H) Hicieron la apuesta de una ...
4. (H) ¿Quién sería el árbitro? El ...
5. (H) El zorro era muy sabio y ...
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6. (H) La tortuga no perdió ...
7. (V) La liebre durmió una ...
8. (H) La tortuga llegó antes a la ...

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9. (H) Las carreras se ganan con ...


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10. (V) ¿Quién escribió esta fábula? ...

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La sopa de piedras

Hubo una vez, hace muchos años, un país que acababa de pasar una guerra muy dura. Como ya es sabido las
guerras traen consigo rencores, envidias, muchos problemas, muchos muertos y mucha hambre. La gente no
puede sembrar, ni segar, no hay harina ni pan.

Cuando este país acabó la guerra y estaba destrozado, llegó a un pueblecito un soldado agotado, harapiento y
muerto de hambre. Era muy alto y delgado.

Hambriento llegó a una casa, llamó a la puerta y cuando vio a la dueña le dijo:

-“Señora, ¿No tenéis un pedazo de pan para un soldado que viene muerto de hambre de la guerra?”

Y la mujer le mira de arriba a bajo y responde:

-“Pero, ¿Estás loco? ¿No sabes que no hay pan, que no tenemos nada? ¡Cómo te atreves! ¡Mal rayo te parta!”

Y a golpes y a patadas lo sacó fuera de la casa.

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Pobre soldado. Prueba fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición y recibiendo a cambio peor
respuesta y peor trato.

El soldado casi desfallecido, no se dio por vencido. Cruzó el pueblo de cabo a rabo y llegó al final, donde estaba
el lavadero público. Halló unas cuantas muchachas y les dijo:

-“Eh! ¡Muchachas! ¿No habéis probado nunca la sopa de piedras que hago?”

Las muchachas se mofaron de él diciendo:

-“¿Una sopa de piedras? No hay duda de que estás loco.”

Pero había unos críos que estaban espiando y se acercaron al soldado cuando éste se marchaba decepcionado.

-“Soldado, ¿te podemos ayudar? Le dijeron.”

-“¡Claro que sí! Necesito una olla muy grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer el fuego.”

Rápidamente los chiquillos fueron a buscar lo que el soldado había pedido. Encienden el fuego, ponen la ola, la
llenan de agua y echan las piedras. El agua comenzó a hervir.

-“¿Podemos probar la sopa?” –preguntan impacientes los chiquillos.

-“¡Calma, calma!.”

El soldado la probó y dijo:

-“Mm... ¡Qué buena, pero le falta una pizquita de sal!”

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-“En mi casa tengo sal” -dijo un niño. Y salió a por ella. La trajo y el soldado la echó en la olla.

Al poco tiempo volvió a probar la sopa y dijo:

-“Mm... ¡qué rica! Pero le falta un poco de tomate.”

Y un crío que se llamaba Luis fue a su casa a buscar unos tomates, y los trajo
enseguida.

En un periquete los críos fueron trayendo cosillas: patatas, lechuga, arroz y


hasta un trozo de pollo.
Crucigrama
La olla se llenó, el soldado removió una y otra vez la sopa hasta que de nuevo la
probó y dijo:

-“Mm... es la mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida. ¡Venga, venga, id a avisar a toda la gente
del pueblo que venga a comer! ¡Hay para todos! ¡Que traigan platos y cucharas!”

Repartió la sopa. Hubo para todos los del pueblo que avergonzados reconocieron que, si bien era verdad que no
tenían pan, juntos podían tener comida para todos.

Y desde aquel día, gracias al soldado hambriento aprendieron a compartir lo que tenían.

Citado por: Carreras, Ll. Y otros. Cómo educar en valores. Narcea Ediciones.

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10 9

1. (Horizontal) Llegó a un pueblecito ...


6 5+3 2. (H) El soldado tenía mucha ...
3. (Vertical) Le pidió a una señora un pedazo de ...
4. (V) La señora lo sacó a patadas fuera de ...
5. (H) Encontró a unas muchachas en el lavadero...
6. (V) ¿Habéis probado la sopa de ... ?
4 7. (H) Necesito una olla muy ...
8. (H) Le falta una pizquita de ...
9. (V) Le pusieron patatas, arroz y un trozo de ...
2
10. (H) Todos en el pueblo aprendieron a ...

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Nombre_________________________________Curso:_______Fecha:____________

Instrucciones: Lee y comprende bien este texto y después haz el crucigrama.

La pequeña locomotora de vapor

Una pequeña locomotora de vapor debía arrastrar un largo tren.

Andaba muy bien hasta que llegó a una empinada colina. Entonces, por mucho que se esforzaba, no lograba
mover el largo tren.

Tiró y tiró. Sopló y resopló. Retrocedió y avanzó. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!

Pero era inútil. Los vagones no subían por la colina.

Al final la locomotora dejó el tren y echó a andar sola por las vías. ¿Creéis que había dejado de trabajar? ¡Claro
que no! Iba en busca de ayuda.

“Sin duda encontraré a alguien que me ayude”, pensaba.

La pequeña locomotora cruzó la colina y continuó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!

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Pronto vio una gran locomotora de vapor que se encontraba en un tramo lateral. Parecía muy grande y fuerte.
Pasando al lado, la pequeña locomotora dijo:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo subirlo.

La locomotora grande miró a la locomotora pequeña.

-¿No ves que he terminado mi día de trabajo? –dijo-. Me han fregado y lustrado para mi próximo viaje. No, no
puedo ayudarte.

La pequeña locomotora lo lamentó, pero continuó su camino. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!

Pronto llegó adonde otra locomotora grande descansaba en un tramo lateral. Soplaba y resoplaba, como si
estuviera cansada.

“Ella podrá ayudarme”, pensó la pequeña locomotora. Se le acercó y preguntó:

-¿Me ayudarías a traer ni tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo subirlo.

La segunda locomotora respondió:

-Acabo de llegar de un viaje muy largo. ¿No ves que estoy muy cansada? ¿No puedes conseguir otra máquina
que te ayude?

-Lo intentaré –dijo la pequeña locomotora, y reanudó la marcha. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!

Al rato se encontró con una locomotora pequeña, igual que ella. Se le acercó y dijo:

-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo subirlo.

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-Claro que sí –dijo la locomotora pequeña-. Me alegrará ayudarte, si puedo.

Así las pequeñas locomotoras regresaron adonde estaba el tren. Una locomotora se puso a la cabeza del tren, y
la otra a la cola.

Resoplaron, chirriaron, pistonearon, y al final arrancaron.

Poco a poco los coches se pusieron en movimiento. Poco a poco subieron la empinada colina. Mientras subían,
las dos locomotoras se pusieron a cantar:

-¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo!


¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo!

¡Y pudieron! Muy pronto habían subido la colina y bajaban por la otra ladera. Ahora estaban de nuevo en la
llanura, y la pequeña locomotora podía arrastrar el tren sin ayuda. Así que agradeció a la otra locomotora su ayuda
y se despidió.

Y mientras continuaba alegremente su camino, canturreaba:

-¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-


que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía!

William J. Bennett. El libro de las virtudes. Vergara.

Crucigrama

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1. (Horizontal) Una pequeña locomotora debía arrastrar un tren ...
2. (H) No pudo subir la empinada ...
3. (Vertical) Se fue a buscar ...
4. (H) ¿A cuántas locomotoras grandes pidió ayuda? A ...
5. (H) Por fin le ayudó una locomotora ...
5
6. (V) Una se puso a la cabeza del tren y la otra a la ...
7. (H) Las dos locomotoras cantaban: Creo que ...
8 8. (H) ¿Qué le dio a la nueva locomotora? Las ...
9. (H) Siguieron su camino con ...
10. (H) Siempre podemos prestar ayuda a los ...
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