Conductas Autoliticas
Conductas Autoliticas
Conductas Autoliticas
1
Índice
INTRODUCCION
¿Qué son conductas autolíticas o autolesivas?
Entrevista clínica
Escalas de evaluación
2
Estabilización y seguridad del paciente
FORMACIÓN
3
INTRODUCCIÓN
Los suicidios y las tentativas de suicidio en la adolescencia tienen un
interés creciente, y suponen un importante desafío
4
¿Qué son conductas autolíticas o autolesivas?
Etimológicamente el término suicidio proviene del latín sui (sí) caedes caedis (mue
-
rte o asesinato), por lo que literalmente se puede traducir como muerte a sí mismo
.
Que este acto sea deliberado hace referencia a que no se trata de algo accidental,
sino que es intencional y directo, es decir, que busca tener un impacto inmediato
5
sobre el cuerpo. En general no existe intención de morir; sin embargo, en la práctica
clínica se encuentra que puede haber cierta ambivalencia al respecto.
6
Figura 1: Representación esquemática de las conductas
relacionadas con el suicidio.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define los intentos de
suicidio como: “Aquellas situaciones en las que la persona a cometido un acto que
amenaza su vida con la intención de poner su vida en peligro o con la apariencia
de dicha intencionalidad. Esto incluye actos interrumpidos por otros antes de que e
l
daño se produzca”. En esta misma línea, la World Health Organization, clasifica la
s autolesiones intencionales el daño autoinfligido y los suicidios e intentos de
suicidio, obviando la finalidad del acto, así como las motivaciones conscientes o
inconscientes.
7
Causas de la conducta autolítica o autolesivas
Los jóvenes y adolescentes que practican el "cutting" buscan sentir un "alivio" a sus
sentimientos de arrepentimiento, remordimiento, tristeza y depresión por lo que
tienen altas probabilidades de intentar suicidarse en algún momento.
Se cree que las causas del síndrome de cutting son generalmente ocasionados por
abuso sexual, físico o emocional, bullying escolar, violencia intrafamiliar, trastorno
de estrés, retraso mental, separación de los padres, autismo, ciertos trastornos
metabólicos, dolor tras la muerte de un ser querido, ruptura amorosa, falta de
comunicación entre padre e hijo, ansiedad o depresión.
8
Los especialistas en salud mental han concluido que existen diversos factores que
contribuyen conjuntamente a la aparición de las conductas autolesivas. A
continuación se describen brevemente dichos factores:
9
Las autoagresiones más comúnmente observadas son los cortes y magulladuras en
las extremidades y abdomen, producidos con objetos corto punzantes, también
escoriarse la piel hasta sangrar, quemarse o introducirse objetos subdérmicos.
Debe destacarse que lo más frecuente es el uso de múltiples y distintos métodos en
cada ocasión. Se describe que las mujeres muestran preferencia por cortarse
superficialmente los antebrazos, mientras que los hombres optan por golpearse o
quemarse las extremidades
10
Consecuencias de la conducta autolesivas
11
Además de las consecuencias físicas negativas que pueden resultar de las
conductas autolesivas, también pueden presentarse los siguientes efectos a largo
plazo:
Debido a que las conductas autolesivas suelen ocurrir en privado, puede resultar
difícil el poder determinar si una persona realmente realiza dichos actos o no. Sin
embargo, existen algunas señales de advertencia que pudieran presentarse e
indicar que un individuo tiene conductas autolesivas. Algunos ejemplos de estas
señales incluyen los siguientes:
Utilizar ropa que no sea apropiada para el clima (por ejemplo, utilizar
pantalones y camisas de manga larga a pesar de que hace calor afuera)
12
Ausencias frecuentes de la escuela o del trabajo
Dejar de participar en actividades que anteriormente se disfrutaban
Aislarse de la familia y los amigos
Arrancarse las costras
Inventar excusas para las lesiones repetitivas
Síntomas físicos:
Rasguños
Raspaduras
Moretones
Cortaduras
Marcas de quemaduras
Huesos rotos
Secciones de cabello arrancado
Síntomas cognitivos:
Desrealización
Despersonalización
Incapacidad para controlar los impulsos
Afectación de la memoria
Dificultades para concentrarse
Pensamientos continuos y dominantes sobre el deseo de lesionarse a sí
mismo
Síntomas psicosociales:
13
Sentimientos de culpa y vergüenza
Sentimientos de desesperanza
Sentimientos de impotencia
Sentimientos de inutilidad
Sentimientos de soledad
Niveles de ansiedad excesivos
Aumento en los sentimientos de depresión
Inestabilidad emocional
Insensibilidad emocional
1. Cambios en la forma de vestir (ropa larga o uso de bisutería para tapar las
lesiones)
2. Aislamiento
14
3. Quemarse la piel
5. Golpearse la cabeza
15
6. Morderse
7. Arrancarse el cabello
8. Arañarse
16
9. Tatuarse
Los suicidios son prevenibles y existen medidas eficaces que se pueden adoptar.
Entre las medidas que propone la OMS, para la prevención del suicidio, se
encuentran: reducir el acceso a medios para autolesionarse o suicidarse, realizar
una praxis informativa responsable por parte de los medios de comunicación,
implementar la protección de las personas con elevado riesgo de suicidio, detectar
precozmente el riesgo suicida y abordar y tratar adecuadamente las conductas
suicidas.
Las Estrategias y acciones generales del Plan de Prevención del Suicidio y Manejo
de la conducta suicida:
17
Estrategias universales, selectivas e indicadas de promoción y prevención.
18
Mejorar la continuidad asistencial de las personas con conductas suicidas.
Mejorar la atención a las personas supervivientes del suicidio
La formación de profesionales
En la detección precoz del riesgo, los servicios de atención primaria juegan un papel
primordial, y el médico o la médica de atención primaria es, en muchos casos, quien
primero contacta con una persona con ideación suicida.
19
Un estudio preliminar en la provincia de Castellón sobre suicidio consumado,
concluye que quien atendió por última vez a pacientes que intentaron un acto
autolítico fue el personal médico de atención primaria en más de la mitad de los
casos (51,2%) y enfermería de atención primaria en un 25% de ellos (Pardo et al,
“Relación temporal entre el último contacto sanitario y el suicidio consumado,
análisis de supervivencia”, 2015)
20
Entre los grupos de población vulnerable se encuentran adolescentes,
especialmente quienes han sufrido acoso escolar, personas mayores, mujeres
víctimas de violencia género, inmigrantes, personas con adicción al alcohol u otras
sustancias tóxicas, víctimas de homofobia, personas en cumplimiento de condena
y personas en riesgo de exclusión. La identificación de estos colectivos vulnerables
no sólo implica a los dispositivos sanitarios, sino también a servicios sociales,
centros educativos, instituciones penitenciarias, residencias de mayores, etc.,
siendo necesarios programas de concienciación y formación para profesionales de
la enseñanza, de servicios sociales y otros agentes comunitarios.
Cuando se evalúa hay que tener en cuenta que los factores de riesgo asociados a
la conducta autolítica o suicida actúan, la gran mayoría de veces, de forma
acumulativa, aumentando la vulnerabilidad al comportamiento suicida, por lo que se
precisa de una buena evaluación de la persona y de su contexto para poder medir
el riesgo.
Las dos herramientas básicas para la evaluación del riesgo de suicidio son la
entrevista clínica y las escalas de evaluación, aunque éstas no sustituyen al juicio
clínico, sino que son un apoyo o complemento
Entrevista clínica
21
La entrevista clínica es el instrumento esencial en la valoración del riesgo, que debe
alcanzar los siguientes objetivos:
Estado psicopatológico,
Escalas de evaluación
22
Estos instrumentos pueden ser una ayuda a la entrevista y al juicio clínico, pero
nunca deben sustituirlos.
Tras la detección del riesgo de suicidio, es necesario establecer una respuesta que
garantice la atención por los profesionales pertinentes, bien sea la detección en
Atención Primaria, en un Servicio de Emergencias Sanitarias, Urgencias
Hospitalarias o Atención Especializada. Lo que supone codificar el riesgo para
asegurar la atención inmediata, programada y la continuidad de cuidado.
23
Atención a las personas que han realizado una tentativa suicida
Quienes han realizado una tentativa de suicidio siempre se deben evaluar en los
servicios de urgencia hospitalarios por profesionales de salud mental, que en
función de la gravedad de la tentativa incorporarán las medidas oportunas de
tratamiento tanto psicológico como farmacológico. Las personas que intentan
suicidarse sufren tanto que creen que no hay otra salida a sus problemas, en esos
momentos tienen lo que se llama “visión túnel”. No es que no haya otra salida, es
que su dolor es tan grande y tan intenso que creen esa es la única vía para acabar
con él. Por lo tanto el suicidio es más una escapatoria del sufrimiento, que un deseo
de muerte.
24
Aliviando ese dolor y esos sentimientos de frustración, autodesprecio,
desesperanza, desesperación y angustia podremos también reducir el deseo
suicida y por lo tanto el riesgo de atentar contra la propia vida.
Es habitual que, en el primer contacto, las personas tengan un alto nivel de angustia,
sumidas en una crisis donde su conflicto interno se basa en la ambivalencia ante la
conducta suicida. Por ello, en estos primeros momentos debemos centrarnos en
estabilizarla emocionalmente y ofrecerle una seguridad inmediata con el fin de
reducir el riesgo de cometer el acto suicida que, en ocasiones, requerirá el ingreso
hospitalario.
Una vez se la estabiliza, procedemos a intentar saber y, sobre todo, comprender los
motivos por los que ha llegado a plantearse la propia muerte como la única opción
válida al cese de su sufrimiento. Es aquí donde evaluamos, mediante técnicas como
la entrevista, los distintos factores de riesgo que están influyendo, (personales,
laborales, emocionales, presencia de problemas de salud mental, antecedentes
familiares de suicidio... etc.).
En esta fase es donde iniciamos una terapia más específica para la búsqueda de
manera activa de otras alternativas a sus problemas y para aumentar las habilidades
de afrontamiento. El abordaje de las personas que han tenido una tentativa de
25
suicidio debe ser interdisciplinar, basadas en un Plan de Atención Individual que
recoja el proyecto terapéutico y las intervenciones farmacológicas,
psicoterapéuticas y psicosociales que se han de llevar a cabo.
La forma más estructurada, eficaz y que tenga en cuenta todos los elementos a
poner en marcha para garantizar la seguridad de la persona usuaria es elaborar un
Plan de gestión del riesgo en el que se implica a la propia persona, familia y/o
personas de su entorno (amistades, compañeros y compañeras de trabajo, vecinos
y vecinas, otras personas significativas) y profesionales. El plan de gestión del
riesgo debe ser realizado por miembros del equipo multidisciplinar de la Unidad de
Salud Mental (a propuesta del personal facultativo referente) y la persona usuaria,
aunque el desarrollo de la gestión del riesgo se realizada en todos los ámbitos de la
red (Dispositivos de la red de salud mental, Atención Primaria etc.).
Se deben proponer y definir acciones de apoyo y control a las personas con riesgo
suicida y se debe establecer en base al nivel de riesgo.
Un Plan de gestión del riesgo debe identificar las personas, lugares, ideas o
acciones que faciliten la superación de la crisis de ideación suicida. En el mismo
podemos incluir:
26
1. Personas a las que acudir: profesionales, familiares, amistades u otros
contactos.
2. Lugares a los que acudir: centros de atención especializada (USM,
urgencias...). Otros lugares que le distraigan y le hagan sentir bien.
3. Pensar y hacer cosas que le ayuden, evitar pensar y hacer cosas que no le
ayuden.
4. Elaborar una lista de las razones que pueda tener para vivir tanto sobre sí
misma como sobre los demás.
5. Puede incluso hacer un álbum con fotos sobre todas estas cuestiones
anteriores de manera que, visualizándolo, su efecto sea todavía más
alentador y más tranquilizador.
6. Elaboración de una “Tarjeta Cortafuegos” para las personas con riesgo de
suicidio en la que se indican las acciones concretas que se deben realizar en
dichas situaciones, incluida una lista de mensajes positivos, elaborados de
antemano con la persona en riesgo.
7. Por último, llevar también en el móvil los teléfonos de referencia que puedan
ser de ayuda, salud mental, teléfono de la esperanza o de otros recursos de
atención urgente y en caso de emergencia ponerse en contacto con el
Servicio de Emergencias Sanitarias a través del 112.
8. Elaboración de un “contrato de no suicidio”, que se decide de forma
consensuada entre el equipo de profesionales y las personas usuarias que
se comprometen a su cumplimiento.
27
estupor, aturdimiento, bloqueo, shock emocional, crisis de pánico, incredulidad,
irrealidad, impotencia, dolor, abandono y culpa.
El duelo por suicidio tiene unas características especiales que lo diferencian del
duelo por la pérdida de un ser querido que acontece por causas naturales, por ello,
en su intervención se deben de considerar distintos aspectos.
Según la OMS lo que más diferencia un duelo por suicidio de otro por causas
naturales es la vergüenza y el estigma.
El duelo por suicidio puede pasar por diferentes fases: aturdimiento y choque, la
fase de protección, la fase de conexión e integración y la fase de crecimiento y
transformación.
28
Pautas generales en la intervención post-suicidio.
FORMACIÓN
29
Por este motivo, muchos países han desarrollado guías y programas de formación
para periodistas, con el objeto de incrementar la concienciación sobre el papel tan
crucial que juegan los medios de comunicación en la prevención del suicidio y la
importancia de informar de forma responsable sobre el tema. En este sentido, es
necesario acordar con los medios de comunicación un espacio de colaboración que
contemple la iniciativa para desarrollar acciones que mejoren la información que se
trata en los medios sobre el suicidio, en consonancia con las recomendaciones de
la OMS y de la Unión Europea.
30
Examen
31