El Fenómeno Místico Juan María Velasco
El Fenómeno Místico Juan María Velasco
El Fenómeno Místico Juan María Velasco
Juan Martín Velasco
Notas
César Herrero Hernansanz
INTRODUCCIÓN
Pongo a su disposición mis notas de la lectura de El fenómeno místico, de Juan Martín
Velasco. Es un buen análisis del complejo fenómeno místico, hoy tan cuestionado, al menos en
su aspecto trascendente, aunque nuestro tiempo no puede obviarlo, porque, si bien carece de
herramientas adecuadas para evaluarlo por aproximación a métodos científicos, son evidentes
los resultados, sus frutos en las personas.
Proporciona excelentes perspectivas y caminos para acercarnos a ese fenómeno de la
Presencia de Dios en nosotros, que puede darse en todas las personas.
No olviden que les ofrezco síntesis y notas, en las que he procurado seleccionar lo
mejor de cuanto nos ofrece, evitar repeticiones y ser lo más claro posible, saliéndome en
ocasiones de los textos, redactándolos a mi manera, incluso introduciendo algunos de mi
cosecha, señalados en rojo para resaltar, completar el sentido o indicar mis críticas.
Si después de leer mis notas desean profundar en algún asunto, les recomiendo
recurrir al texto del libro impreso.
Asimismo, les adjunto un índice de mis notas, sincronizado con el del texto original,
para que puedan percibir a vista de pájaro una panorámica de los temas tratados y su
paginación. Índice y paginación, que les facilitarán la búsqueda fácil de temas de su interés y
ubicación.
Murcia, 2012
2
ÍNDICE
I CUESTIONES PRELIMINARES ………………………………………………………………………… 4
1 Mística. Uso y abuso de un término impreciso …………………………………………….. 4
2 Fenómeno religioso y fenómeno místico …………………………………………………….. 4
Religiosidad mística y profética. …………………………………………………………………. 4
El elemento místico en la religión, Fr. Von Hügel ………………………………………… 5
3 Búsqueda de método para estudio del fenómeno místico …………………………… 5
Modelos epistemológicos. Existencialismo y constructivismo ……………………. 5
Método fenomenológico aplicado al estudio de la mística …………………………. 6
4 La mística, fenómeno humano …………………………………………………………………….. 6
Rasgos que caracterizan el lenguaje místico ……………………………………………….. 6
Génesis del lenguaje místico ………………………………………………………………………. 8
Fenómenos extraordinarios de la mística …………………………………………………… 9
II EL HECHO MÍSTICO EN SUS FORMAS PRINCIPALES …………………………………….. 10
1 Tipología en filosofía y fenomenología de la religión ……………………………………. 10
2 Formas no religiosas de mística ……………………………………………………………………. 11
Plotino, la obra …………………………………………………………………………………………… 11
3 La mística en las grandes religiones orientales …………………………………………….. 13
La mística en el budismo …………………………………………………………………………….. 13
La mística del Tao ……………………………………………………………………………………….. 15
4 Mística en las grandes religiones proféticas …………………………………………………. 16
Consideraciones previas de historia y método ……………………………………………. 16
Elementos místicos en la Biblia judía. …………………………………………………………. 18
Mística teosófica de Zóhar …………………………………………………………………………. 18
Conclusión …………………………………………………………………………………………………. 18
Metafísica cristiana ……………………………………………………………………………………. 18
Rasgos característicos de la mística cristiana ……………………………………………… 19
Dimensión eclesial de la mística cristiana ………………………………………………… 21
Mística volcada hacia la ética ……………………………………………………………………… 21
III ESTRUCTURA DEL FENÓMENO MÍSTICO ……………………………………………………. 22
1 Raíz y origen permanente del fenómeno místico …………………………………………. 22
Elementos para una antropología mística …………………………………………………… 23
2 De presencia originante a vida teologal que acoge la Presencia …………………… 25
3 De experiencia de fe a experiencia mística …………………………………………………… 26
La experiencia mística, hecho extraordinario en la vida ……………………………… 26
4 El proceso místico ………………………………………………………………………………………… 27
El camino místico y etapas …………………………………………………………………………. 27
Vía purgativa en islamismo y cristianismo ………………………………………………….. 27
El camino de las prácticas místicas en las religiones orientales ………………….. 27
Técnicas del éxtasis, prácticas para obtención de experiencias místicas …….. 28
5 Rasgos característicos de la experiencia mística …………………………………………… 28
Características globales ………………………………………………………………………………. 28
Experiencia inmediata por contacto con la realidad experimentada …………… 28
Simplicidad de la experiencia mística …………………………………………………………. 29
Inefabilidad de la experiencia mística …………………………………………………………. 30
Experiencia cierta y oscura …………………………………………………………………………. 30
6 Núcleo originario de la experiencia mística ………………………………………………….. 30
Contemplación en la tradición cristiana ……………………………………………………… 31
Contemplación y sentidos espirituales ……………………………………………………….. 32
Éxtasis ………………………………………………………………………………………………………… 32
Naturaleza del éxtasis según Santa Teresa …………………………………………………. 33
Problemas que plantea la existencia del éxtasis místico ……………………………… 33
Estado teopático ………………………………………………………………………………………… 33
7 Resultados y apertura del fenómeno místico ……………………………………………….. 36
Interpretaciones teológicas de orientación supranaturalista ……………………… 36
Modelo diferente para interpretaciones filosófico‐teológicas ……………………. 37
IV PERFIL DEL MÍSTICO CONTEMPORÁNEO …………………………………………………… 39
¿Formas de mística o formas místicas y no místicas de religión? ……………….. 39
Ética y mística …………………………………………………………………………………………….. 39
Mística en pluralismo religioso …………………………………………………………………… 40
Mística y futuro de la religión …………………………………………………………………….. 41
3
I CUESTIONES PRELIMINARES
4
El ideal religioso hay que buscarlo en una síntesis creadora entre las dos
grandes corrientes de la mística y la revelación, llamadas a corregirse y
completarse mutuamente en la religiosidad del futuro, Heiler. Pag 27-28.
5
instituciones religiosas, una experiencia radical, idéntica en todas las religiones
y que constituiría su fundamento esencial: la experiencia de contacto directo y
unión estrecha del hombre con la verdadera realidad, representada bajo formas
diferentes como Absoluto, Divino, Dios, Uno o Brahman por las diferentes
doctrinas religiosas o teológicas. Esa experiencia constituiría la esencia de la
mística que la comparación de los diferentes fenómenos místicos permitiría
captar con facilidad.
Por detrás de variadas expresiones: Brahman, Yahveh, Ahura, Mazda, Allah,
late la misma intención, impulso y fe. Todas las religiones brotan del suelo
sagrado de la mente humana y están animadas por el mismo espíritu. Los
diferentes sistemas son intentos más o menos satisfactorios de ajuste a la
realidad espiritual, S. Radakrishman.
El ser humano solo puede conocer a Dios si aparta sentidos y mente del
mundo de la experiencia externa y concentra sus energías en la realidad
interior. El hombre percibe su verdadera naturaleza en esa penetración de su
propia intimidad. Cuando se posee en el conocimiento de sí mismo, todo en él
queda iluminado, destruidas las ataduras de su corazón y trascendida su
finitud. El valor actual de la religión estriba en su capacidad para activar esas
potencialidades, S. Radakrishman.
Principio epistemológico común: presupuesto de que todas las manifestaciones
de la mística son expresiones variadas de idéntica experiencia, al menos de un
reducido número de experiencias, Ph. C. Almond. Pag 36-38.
6
- En mística el saber que viene del evangelio no es superado, sino
interiorizado. El sentido de la mística cristiana no es sustituir el saber de la
Revelación por un nuevo saber, superar el conocimiento dado en Jesucristo. Si
hay progreso, éste si sitúa íntegro del lado de la transformación del que conoce
bajo influjo de la iluminación, que sólo Dios puede dar, P. Agasse y M. Sales.
Lo que describe el lenguaje místico es la experiencia mística, experiencia de fe
vivida de forma peculiar, que llamamos mística, y podemos resumir como
experiencia intensa de unión con Dios. Experiencia esencialmente subjetiva e
interior y que se refiere a un contenido que no se deja expresar por medio de
términos, cuyo sentido sería fijado por referencia a la percepción externa, M.
Baldini. Pag 52.
7
- El lenguaje místico, en relación con el uso del lenguaje por el sujeto, se
caracteriza como autoimplicativo y testimonial.
En el lenguaje autoimplicativo el sujeto siempre habla en primera persona,
incluso cuando evita género autobiográfico. Por eso, siempre que habla de
Dios, habla de mi Dios. En cuanto dice no está en juego un saber general, sino
su propia vida, iluminación y salvación. Y añade a estos aspectos evocar la
experiencia, que supone describirla desde fuera y hacerla aflorar a la
conciencia, asumirla como verdadera, reconociéndose en ella y
comprometiéndose a dar cuenta de su verdad.
El lenguaje testimonial da cuenta de algo que el sujeto ha vivido, ha visto y
oído, y por eso no puede callar, Hch 4, 20. En casos extremos el silencio,
último recurso del lenguaje, se hace testimonial. Pag 57-58.
8
Las palabras del místico sin la sencillez del espíritu de amor e inteligencia que
llevan, más parecen dislates que razonamientos, E. Pacho. Pag 62-63.
9
II EL HECHO MÍSTICO EN SUS FORMAS PRINCIPALES
- Tipologías místicas:
1, de la naturaleza, del universo.
2, del yo, sí mismo, sujeto metaempírico.
10
3, del Absoluto, divino, Dios personal.
4, del vacío, de la nada. Pag 96.
Plotino, la obra
- Tras este primer paso el alma aparece ya como realidad fronteriza que linda
con el mundo material, del que forma parte por su condición sensible, y con el
mundo del espíritu, inteligencia y el Uno del que de alguna manera ya forma
parte. Es, pues, el último grado del mundo espiritual y el primero del mundo
sensible. De ahí su condición anfibia y posibilidad de vivir en dos mundos,
siendo en cada nivel de acuerdo con aquello a que se refiere. En el nivel animal
es percepción; en el del hombre pensamiento conceptual y discursivo; y en el
nivel superior, en la unión con el νους, pensamiento puro. El fin ético-religioso
del alma es separarse del mundo sensible y convertirse hacia su origen. Pag
120-121.
- Éxtasis significa para Plotino suspensión del ejercicio de los sentidos externos
e internos, superación del orden de representaciones y conceptos, una forma
de conocimiento, que excluye de su campo de visión el yo contingente del que
procede para fijarse exclusivamente en algo inmutable que al mismo tiempo
penetra íntimamente y supera infinitamente al yo que conoce. El éxtasis no
significa, sin embargo, un salto en el vacío, porque surge de una Presencia
interior sobre la que descansa la mente y a la que llega al hacerse transparente
a ella. Pag 123.
11
Para expresar la nueva forma de relación surgen las imágenes del contacto, el
toque, que acompañan a la visión. Pero la inmediación es tal que llega un
momento en que, superadas las metáforas, Plotino arriesga la expresión
suprema: El alma y su objeto trascendente-inmanente se hacen uno. El
coexistir vigente entre los seres se hace aquí ser-uno. Es decir, el éxtasis
realiza la perfecta simplificación del alma, en la que ésta llega a la unidad, en la
medida de lo posible. Debidamente preparada y purificada, el alma verá a Dios
resplandecer de repente en ella. Ningún velo se interpone. No hay dos
términos, sino que los dos son uno, el alma se hace Dios. Si el que ve, buscase
contemplar la forma del Uno, no la conocería. Por lo cual, Plotino, para
designar la aprehensión de lo informe, prefiere el término contacto a visión. Pag
123.
12
amante y vivir con él el contacto embriagador con el Bien del que todas las
cosas emanan, P. Hador. Pag 126-127.
La mística en el budismo
13
realidad que la experiencia ha percibido en su radical contingencia. Extinción,
que comporta la eliminación de aspectos negativos concentrados en dolor y
sujeto sufriente, que origina la ignorancia espiritual. Nada puede decirse de esa
extinción en términos positivos, por lo que, al referirse al nirvana, predominan
en los textos fórmulas negativas: cesación de sufrimiento dukkha, no nacido, no
devenido, no hecho, incondicionado, inmortal, desapego, no construido, y, con
un término que se repite cuando se pretende expresar el contenido de la
experiencia que conduce al nirvana: el vacío, la vacuidad de apego, odio,
ilusión, sujeto sustancial, a la que conduce el conocimiento interior de los
fenómenos. Pag 170-171.
14
corazón-espíritu por meditación; el 3º estadio comprende visión o comprensión
justa y pensamiento o intención justa, constituye la sabiduría, panna, P. Harvey.
Por tanto, la conducta ética, sila, es fundamento de la disciplina mental,
samadhi, y ésta fundamento de la sabiduría, panna. La sabiduría conduce al
individuo a la libración de manchas e impurezas, vimutti, y a comprender y
realizar la realidad última, M. Wijaratna. Pag 172-173.
- Al conocimiento, que permite acceso al Tao sólo de accede a través del olvido
del conocimiento de las cosas y de sí mismo. Sentarse y olvidar, ayuno del
espíritu, diferente del ayuno del cuerpo. Ayuno, que requiere el vacío de los
sentidos, incluso del espíritu, Chuang Tzu. Dejemos a nuestras orejas y ojos
comunicar con el interior … Entonces, incluso los dioses y espíritus vendrán a
habitar, J. Ching. Este olvido persigue la liberación del alma de toda influencia
externa, incluso interior, hasta llegar a la unificación con el principio, J. Blofield.
Pag 178.
15
- Wu-wei, no-acción. Su verdadero significado no es inacción, falta absoluta de
acción, sino actitud de respeto hacia la autonomía de la realidad. Mediante esta
contención el taoísta es invitado a conformarse al Tao, del que se dice que es
sin acción, pero produce realidad. Por tanto, tal actitud contiene una ética de
alcance universal, que rige también las relaciones con el mundo material. Su
rasgo peculiar es una actitud, por la que el hombre se conforma a la realidad
siguiendo, abandonándose a su espontaneidad natural. Lao Tzu compara el
poder de esa actitud fundamental a la acción callada, penetrante, constante y
sumamente eficaz del agua. Actitud, que consiste en adaptarse tan
perfectamente como sea posible a la naturaleza de las cosas. Y es que la
perfección para quien accede al Tao consiste en adaptarse a la naturaleza de
la realidad, coincidir con el camino que rige al ser y la marcha del universo. Pag
179-180.
16
- La mística es una forma particular de experiencia religiosa, en que la religión
llega a su nivel más agudo, intenso y vivo, que se caracteriza sobre todo por su
carácter experiencial y se resume como experiencia de unio mystica, J. Jones.
Si por mística se entiende unificación directa, inmediata con Dios, entonces no
existe mística en absoluto dentro del judaísmo … pero si se entiende como
conciencia o percepción experiencial de realidades divinas, entonces existe
una mística judía en formas múltiples y con múltiples facetas, E. Schweid. Pag
184-185.
17
- El símbolo, o se comprende inmediatamente por intuición o no se comprende
en absoluto. Con otros términos, al significado del símbolo sólo se tiene acceso
en la mediación del significante, que lo expresa con la transparencia opaca del
enigma, P. Ricoeur, o como el rostro humano expresa la persona. Todo el
mundo es, pues, para el místico corpus symbolicum. Para él, a través de la
realidad de la creación, sin que ésta quede anulada, el misterio inefable de la
divinidad se hace visible. Esta es la diferencia capital de actitud: los filósofos
interpretan alegóricamente la religión, los místicos judíos la comprenden
simbólicamente, Scholem. Pag 190.
Conclusión
Metafísica cristiana
18
El corpus joánico se refiere al contacto experiencial con el Verbo de la vida, a la
fe como forma de ver y a la nueva relación del creyente con Dios en términos
de inhabitación, permanencia en Él y relación estrecha como la de vid y
sarmientos. Pag 212.
19
La fe es promesa de experiencia, San Bernardo; promesa de inteligencia, San
Agustín. Fuera de la mística, el Misterio se exterioriza y corre el riesgo de
perderse en pura fórmula, H. de Lubac. Pag 218-219.
- Entre la Escritura y el alma hay connaturalidad. Las dos son templo, en que
reside el Señor, paraíso por el que pasea. Las dos son fuente de la misma
agua viva. El Logos, que está en una como Palabra, está en la otra como
Razón. Por tanto, las dos encierran el mismo Misterio. Así, la experiencia de
una está previamente de acuerdo con la doctrina de la otra, estando ésta
destinada a expresar a aquella y reencontrarse con ella. Lo que en la Escritura
llamamos sentido espiritual, en el alma lo llamamos imagen de Dios. El alma y
la Escritura, gracias a la referencia simbólica de una a otra, se esclarecen
mutuamente, y sería una pérdida descuidar el estudio de una y otra. Son dos
libros que hay que comentar el uno por el otro. Si tengo necesidad de la
Escritura para comprenderme, también comprendo la Escritura cuando la leo
en mí mismo. A medida que penetro su sentido, la Escritura me hace penetrar
en el sentido íntimo de mi ser, pues el signo que normalmente se me revela en
el alma. Y también la recíproca tiene verdad. La una sirve de reactivo a la otra.
Cada vez que soy fiel al espíritu de Dios en la interpretación de las Escrituras,
mi interpretación es válida en alguna medida. Cada vez que redescubro mi
pozo, cegado constantemente por los filisteos, estoy abriendo al mismo tiempo
el pozo de las Escrituras. Al agua que brote de uno, le corresponderá el agua
que brotará del otro, H. de Lubac.
La correspondencia brillantemente expuesta entre experiencia y revelación
cristalizada en la Escritura caracteriza la mística cristiana de la época patrística.
La experiencia en ella se ignora a sí misma, absorta en lo contemplado. Por
eso, la experiencia, más que narrarse en relatos autobiográficos, se remite
constantemente a los modelos de la Escritura: éxodo, subida de Moisés al
Sinaí, entrada en la nube … Pag 219-220.
20
Los hechos ponen de manifiesto la permanencia de la referencia a la fe y su
forma de conocer y, más concretamente, la permanencia de la referencia a
Jesucristo en la vivencia y descripción por los místicos incluso de sus más
elevados estados de unión y transformación en lo divino, A. Léonard. Pag 221-
222.
- La mística paulina del ser en Cristo, mantiene estrecha relación con la ética,
porque comporta una comprensión de la redención, de la que se sigue de
forma inmediata, como función natural, una forma de ética, de actuar, derivada
del hecho de que Cristo actúa en el creyente. De ahí que la ética de Pablo es
su mística del ser en Cristo, comprendida desde la referencia del querer, Mohr-
Siebeck.
La experiencia mística para los místicos cristianos consiste sobre todo en la
unión de semejanza, que tiene su raíz en la vida teologal y se encarna en la
unión de la voluntad con la de Dios, concretamente en el amor al prójimo, como
expresión y medio de realización del amor de Dios, Vida de Moisés, II. Pag
233.
21
III ESTRUCTURA DEL FENÓMENO MÍSTICO
- Por debajo de los deseos del hombre, existe el deseo que lo constituye, el
deseo que el hombre es y tiene su origen en la desproporción interior, en la
incapacidad de adecuarse consigo mismo, en el hecho de ser más de lo que es
y no ser capaz de coincidir con ese más allá de sí mismo, al que siempre está
abierto y con el que no consigue coincidir, porque es el origen del que
constantemente surge.
El resultado último de la doctrina del deseo natural de Dios sobre la
comprensión del hombre es que éste aparece como ser paradójico y sublime,
que no puede llegar a su perfección última, a la que le orienta el deseo, más
que por un don libre de su Creador, que suscita en él ese deseo. El hombre
aparece así como ser que aspira a ser algo, que sólo puede hacerse realidad
por la donación de aquel a que su deseo aspira. Porque ese deseo no es mera
carencia o mera posibilidad, que tenga en el hombre mismo su origen. Es la
huella de la presencia constituyente y atrayente hacia sí de Dios en él. J.H.
Walgrave. Pag 257-258.
22
finitud-infinitud, temporal y eterno, libertad y necesidad, Kierkegaard, ser
fronterizo entre lo finito e infinito, B. Welte, oyente de la Palabra.
La existencia personal es en verdad voluntad en íntimo desequilibrio perpetuo;
causalidad espiritual herida, escindida de sí y en sí, pero siendo esta escisión
íntima la condición que permite cualquier grado de lucidez en la raíz del
hombre. Una herida esencial, que sería vano intentar explicar, precisamente
porque queda a la espalda de toda compresión originaria de las posibilidades
futuras de la existencia, M. García-Baró. Pag 258-259.
23
Dios. Se trata de una antropología de corte escolástico con elementos
aristotélico-tomistas transformados por una orientación agustiniana. Pag 264.
- El centro del alma también es designado seno, fondo o sustancia del alma,
deseo abisal, caverna, y siempre designa el último nivel de la persona por
debajo de las facultades del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Este
término, subjetivo y real, designa la mayor profundidad ontológica del alma,
acompañada en ocasiones de un matiz de intimidad.
En este centro descentrado por esa Presencia, tiene lugar el encuentro con
Dios, más allá del régimen ordinario de las potencias, bajo forma de toque
sustancial de la sustancia de Dios a la sustancia del alma, Llama 2, 17, 21.
En San Juan de la Cruz, centro del alma tiene un segundo sentido objetivo
intencional, que se corresponde con el dinamismo que atraviesa la
comprensión del sujeto, y según el cual designa el punto hacia donde tienden
las energías del alma. Nos encontramos de nuevo con la imagen de fuerza de
gravedad. En este sentido dice Juan de la Cruz: el centro del alma es Dios.
El hombre es Dios por participación, 2 Subida 5, 7; Noche; Cántico; Llama. Pag
266-267.
24
2 De presencia originante a vida teologal que acoge la Presencia
- La unión del alma con Dios se llama unión de semejanza. La cual es cuando
las dos voluntades, la del alma y la de Dios, están en uno conformes, no
habiendo en la una cosa que repugne a la otra, 2 Subida 5, 3; Cántico B 11, 3-
4. Para que surja el proceso, en el que florece la experiencia mística, es
indispensable una tercera respuesta: la aceptación y acogida por el hombre de
la Presencia que se ofrece, que en lenguaje cristiano designamos actitud
teologal y hemos resumido como actitud de fe. Pag 273.
25
de corazón, porque ellos verán a Dios, Mt 5, 8, donde corazón designa el centro
del alma … el todo en la persona y la pureza significa la simplicidad o rectitud de todo
ser, Y. de Andia. Pag 278-279.
26
4 El proceso místico
27
Pranamaya, control de la respiración.
Pratyahara, retracción de los sentidos de sus objetos propios.
Dharana, fijación de la mente en un punto, que facilite la concentración.
Dhyana, meditación como experiencia de la conciencia ininterrumpidamente
concentrada hasta el punto de verse absorbida por el objeto.
Samadhi, que realiza la perfecta identificación con la verdadera realidad, S. N.
Dasgupta.
El resultado del yoga es el aislamiento del espíritu o unión con el Absoluto, la
experiencia de la perfecta simplicidad y unidad en una nueva conciencia, que
comporta al mismo tiempo perfecta felicidad y plena liberación, experiencia
mística en su forma más perfecta. Pag 309.
Características globales
28
transubjetiva del sujeto con ella. Las diversas formas de conciencia son
descritas como procesos de desvelamiento, caída de obstáculos que impedían
la visión, superación de la situación de engaño, ilusión … y por tanto, como
proceso de liberación. Pag 328.
29
has de ir por donde no eres, 1 Subida 13, 11. Pag 338.
- Hay que pasar por la nada para llegar al todo, sé uno para que puedas
encontrar a Dios, Maître Eckhart. Entra y lleva hasta Él el incomprensible
infinito de tu multiplicidad para que Él la simplifique en la simplicidad de su
esencia, Juan Tauler. Pag 340.
30
- El estudio sintético de propiedades místicas permitiría descubrir referencias
de unas a otras, basadas en latentes connivencias y comunicaciones entre
diferentes propiedades. La sencillez tiene que ver con la condición de
experiencia radical y global, que los sujetos le atribuyen. La oscuridad explica
su inefabilidad. Su radicalidad tiene que ver con la intensidad de sentimientos,
que comporta. Y todos estos rasgos con la condición de ruptura de la
conciencia ordinaria, que tiene lugar en ella. En última instancia, aflora la
realidad última de la Presencia originante, que la provoca y la actitud de
reconocimiento por la fe, cuya vivencia refleja el sujeto. Por tanto, las
propiedades, en diferentes grados de intensidad, parecen remitir al término que
las focaliza, al núcleo que las origina, que la fenomenología mística se propone
identificar. Pag 357-358.
31
conocimiento afectivo general, no tanto contemplación de la verdad como
experiencia de realidad obtenida por unión de amor, L. M. de Saint Joseph.
Noticia amorosa infundida por Dios en el alma. Pag 364-365.
Éxtasis
32
admiración, alegría …; estado del alma caracterizado interiormente por cierta
unión mística con Dios mediante la contemplación y amor. Pag 399.
Estado teopático
33
todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está
por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me
llama desde lo alto en Cristo Jesús, Flp 3, 13-14, proponiendo como núcleo que
la origina y caracteriza una tensión prmanente, originada y alimentada por la
sed de Dios, que no hace más que aumentar a medida que se aproxima a Él.
La Epéxtasis hace que la experiencia mística en la tierra y la visión de la gloria
sea descrita concebida como descubrimiento permanentemente maravillado de
las riquezas inagotables de la vida divina, J. Danielou.
Lo esencial del hombre es estar perpetuamente creado por Dios, recibiendo su
ser sin término. Por tanto, la experiencia mística es el desarrollo último de la
aceptación de sí mismo, en que consiste la fe, la ratificación misma por la
voluntad libre de su condición real, reconocimiento por el hombre de lo que
verdaderamente es, J. Danielou. Por tanto, el culmen de la experiencia mística
como estado no significa traducirla a términos estáticos, sino prestar atención a
la situación que su ejercicio y desarrollo producen en el sujeto: ver cómo ejerce
su condición y se traduce en la realización de la vida. Pag 407-408.
34
los ríos sonorosos
el silbo de los aires amorosos.
La noche sosegada
en par de los levantes de la aurora
la música callada
la soledad sonora
la cena que recrea y enamora. Cántico A. Pag 410.
35
la soledad o en su celda. Si se le posee de verdad, y sólo a él, nada puede
serle obstáculo.
¿Por qué? Porque tiene a Dios sólo y su intención va dirigida sólo a Dios y así
todas las cosas se vuelven para él únicamente Dios. Tal hombre lleva a Dios
en todas sus obras y en todas partes, y todas las obras de este hombre es Dios
quien las realiza. Porque la obra pertenece con más verdad a quien es su
causa que a quien la realiza; y si nuestra intención es sola y únicamente Dios,
entonces es preciso que sea él quien realice nuestra obra y nadie puede
impedirle realizar sus obras, ni la muchedumbre ni el lugar.
El hombre debe ver a Dios en todas las cosas y habituar su espíritu a tener a
tener a Dios presente en su mente, su intención, su amor … Debes tener en las
obras una misma disposición de espíritu, una misma confianza, un mismo amor
por tu Dios y pensar en él con la misma seriedad. En verdad, si todas las cosas
fuesen iguales, nadie sería un obstáculo para que Dios te fuera presente …
¿En qué consiste la verdadera posesión de Dios, de forma que se le posea de
verdad? Esa verdadera posesión de Dios se sitúa en el espíritu, en la intención
interior y espiritual orientada hacia Dios; no en un pensamiento continuo y
siempre idéntico, porque tal cosa es imposible o muy difícil para la naturaleza, y
no sería tampoco lo mejor. El hombre no debe contentarse con un Dios en
quien piense; porque cuando se desvanece el pensamiento, se desvanece Dios
con él. Mejor es poseer a Dios en su esencia, muy por encima de los
pensamientos del hombre y de toda criatura. Tal Dios no se desvanece, a
menos que el hombre le vuelva voluntariamente la espalda. Quien posee, pues,
a Dios en su esencia, tiene a Dios según el modo de Dios y Dios resplandece
para él en todas las cosas: porque todas las cosas tienen el sabor de Dios, y tal
hombre ve su imagen en todas las cosas. En él brilla Dios permanentemente,
tal hombre realiza la separación de todo y renuncia a todo, y la imagen de su
Dios amado y presente se graba en él … Maître Eckhart.
Así el hombre debe penetrarse por la presencia divina, ser formado por la
forma de Dios bienamado, de manera que su presencia le ilumine sin ningún
esfuerzo, y que, además, adquiera el desprendimiento de todo, Maître Eckhart,
Instrucción 6. Pag 419-420.
36
- Determinadas interpretaciones filosóficas y teológicas, desde la existencia de
la realidad de la experiencia mística, y dando crédito a la conciencia del místico
de entrar en contacto con ella, creen necesario ¿imponer?, suponer, a la
explicación de la experiencia en su nivel sicológico una forma de
funcionamiento del siquismo del místico enteramente original, que supondría la
existencia en él de facultades como los sentidos espirituales, que le permitirían
entrar en contacto efectivo, y análogo en todo al contacto con la realidades
naturales, con la realidad sobrehumana, objeto de esa experiencia.
La experiencia del místico supondría, por tanto, la existencia en él de órganos
de percepción adaptados a esa realidad trascendente-inmanente, especie de
sentidos para la realidad espiritual y sobrehumana, o la capacidad de su mente
para entrar en contacto con ella, al mismo tiempo que la posibilidad de esa
realidad sobrehumana para convertirse en objeto de tal tipo de contacto.
Filósofos y teólogos en cuestión se niegan a aceptar la posibilidad de que en la
experiencia mística el siquismo el hombre pueda intervenir, como interviene en
el sueño, alucinaciones y representaciones imaginarias, creando imágenes de
la realidad con las que entra en contacto, a partir de experiencias intensas y
con el recurso de materiales que le prestan tradición, cultura, religión, lenguaje
y mundo de percepciones en el que discurre la vida de ese sujeto.
Tales intérpretes filosófico-teológicos de la mística, seducidos por la convicción
que traslucen los relatos de los místicos de haber entrado en contacto efectivo
con la realidad total y última; por su referencia a la actividad de órganos,
facultades o dones con los que se creen agraciados y que explicarían la
intuición, contemplación o forma de contacto que han vivido; convencidos por la
fuerza de convicción de tantos relatos coincidentes en lo esencial, dan crédito a
la antropología, teología y concepción del conocimiento que suponen y
superponen a la forma de explicar la relación y contacto con las realidades
mundanas una especie de antropología y teoría del conocimiento que
reproduce, en relación con realidades sobrehumanas, las relaciones vigentes
en el orden de las relaciones naturales.
Lo cual constituiría en la experiencia mística una explicación y prueba añadida,
de la existencia de la realidad sobrehumana de Dios. Pag 435-436.
- Sólo la Presencia, una Presencia tan real como peculiar, y la experiencia por
el sujeto de esa Presencia, dan cuenta del hecho que manifiestan
innumerables mediaciones. Sin un más allá de sí mismo, tan radical que no se
deja captar en sí mismo, no permite ser objetivado y puesto frente al sujeto, no
se explica la presencia de símbolos, testimonio de la presencia de un sujeto
verdaderamente humano; lo mismo que, sin símbolos, el hombre no entraría en
contacto con ese más allá, que lo constituye y origina.
La producción del conjunto inagotable de tradiciones, símbolos,
representaciones, sentimientos, gestos y actos de todo tipo tiene su origen en
el más allá, en el abismo que tiene el sujeto como fondo y centro de sí mismo,
y que el sujeto visibiliza al tiempo que lo oculta en la materialidad- objetividad
de lo humano-mundano. Pero en esta producción el hombre pone en ejercicio
corporalidad y conjunto de facultades espirituales, aunque tal vez y elevando al
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extremo sus posibilidades, poniendo en ejercicio energías que sólo la
Presencia originaria libera.
El místico no es más que el creyente, que ejercita de forma determinada con un
determinado grado de intensidad subjetiva, su actitud de fe. Vive con
determinado grado de intensidad la experiencia de la fe, y en ella, la
experiencia de la realidad que la origina y a la que remite. La experiencia del
místico sigue el modelo de funcionamiento de su actitud de fe. Por eso en las
manifestaciones del fenómeno místico se traduce la personalidad con
diferentes niveles y dimensiones del místico. Pag 437-438.
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IV PERFIL DEL MÍSTICO CONTEMPORÁNEO
- Los místicos no representan un grado más alto que los creyentes, sino un
momento interno y esencial de la fe, K. Rahner, que puede realizarse de
formas diferentes por los diferentes creyentes.
La forma efectiva de realización de cada uno de esos elementos y de síntesis
viva de todos ellos, que constituye la vida religiosa o cristiana de cada persona,
tiene que diseñarla y realizarla cada uno de acuerdo con las circunstancias, en
las que vive, ya que constituyen para él signos de la revelación e Dios y la
forma concreta que reviste la llamada personal que Dios le dirige.
Es importante e indispensable en la vida el creyente la incorporación en la
propia vida, vivencia, paso por la experiencia personal de la decisión del
creyente, opción por Dios como centro de toda realidad y de la propia vida.
Vivencia que requiere actos de atención, toma de conciencia, cultivo,
familiarización, con la Presencia que origina, habita, impulsa y atrae persona y
vida. Pero todos esos actos están dirigidos a cultivar la aceptación,
reconocimiento de esa Presencia como centro de vida, el amor como opción
por el orden verdadero de los valores.
El ejercicio del amor no consiste principalmente en sentimientos gratificantes o
exultantes, que puede provocar en nosotros, sino en orientación de mirada,
atención, voluntad y decisión en la dirección requerida, que marca el amor
descendente de Dios hacia nosotros, que nos orienta hacia los otros como
imagen y destino de ese amor, Instrucciones del Maître Eckhart. Pag 452-457.
Ética y mística
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requiere la condición humana y evitará estrechamientos de su experiencia
ética, que pondrían en peligro su autenticidad, Religión y moral.
Estas reflexiones abren la posibilidad de identificar como místicas
determinadas experiencias humanas, independientemente de la conciencia
refleja, con que el sujeto las viva, y de su referencia o no a la religión o incluso
de rechazo expreso. Orientan, pues, al descubrimiento, en tiempos de cultura y
secularización avanzada como los nuestros, de formas profanas o laicas de
mística, nuevo indicio de la constante, de la invariante humana, que la
experiencia mística manifiesta. Pag 465-466.
- Ningún sujeto religioso está mejor armado que el sujeto místico contra
escollos de dogmatismo e indiferentismo. Contra el dogmatismo, porque el
místico ha operado una radical relativización de mediaciones, que componen la
religión: creencias, ritos, prácticas e instituciones; porque ha hecho
personalmente la experiencia de los servicios que pueden prestar y su radical
insuficiencia para procurar una unión con Dios, o con lo último, que se realiza
en la más pura y desnuda fe amorosa y absoluta confianza. Relativización que
lleva al místico a dejar a Dios por Dios, a pedirle a Dios que le libere de su
Dios. Nadie mejor que el místico para relativizar diferencias teológicas, rituales,
éticas, institucionales, que a veces separan y enfrentan a religiones, el cual ha
sentido necesidad de envolver sus palabras en silencio; purificar sus
afirmaciones en la negación de modos concretos de lo afirmado; y trascender
hacia eminencia sin límites precisos lo mejor de lo afirmado sobre Dios.
El encuentro más profundo tendrá lugar en la esfera de la mística, en la que
vamos más allá de ideas, conceptos e imágenes, hacia un estado e amor
silencioso. Aquí las personas permanecen en un estado de unión sin palabras;
aquí el espíritu se encuentra con el espíritu, W. Johnston.
Valor purificador para los interlocutores de la via negativa: En nuestra búsqueda
de unidad en la verdad por el diálogo, podemos aproximar nuestras diferencias
religiosas y comprenderlas por el camino del no saber y del silencio, Th.
Merton. Pag 471.
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forma parte de la biología, E. Underhill, y la percepción de esa connaturalidad
facilita su reconocimiento aun en las más diferentes manifestaciones de esa
condición humana: Todos los místicos hablan el mismo lenguaje, porque
proceden del mismo país, E. Underhill. La experiencia de lo divino conduce a
quien la practica a la más aguda conciencia de inadecuación de mediaciones
racionales, culturales e institucionales, comenzando por las de la propia
religión, con las que el sujeto religioso toma conciencia de su actitud creyente y
trata de comunicarla. Pag 472.
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como forma de lograr en este mundo la meta hacia la que nos encaminamos.
El fin es encontrar a Dios en todas las cosas, San Ignacio. Pag 483-484.
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