Interés Jurídico para Promover Juicio de Amparo Indirecto Como Tercero Extraño
Interés Jurídico para Promover Juicio de Amparo Indirecto Como Tercero Extraño
Interés Jurídico para Promover Juicio de Amparo Indirecto Como Tercero Extraño
Registro: 2020978
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Publicación: viernes 08 de noviembre de 2019 10:19 h
Materia(s): (Civil, Común)
Tesis: 1a./J. 62/2019 (10a.)
La posesión protegida por el artículo 14 constitucional no es otra que la definida por el derecho
común, conforme al cual es poseedor de una cosa el que ejerce sobre ella un poder de hecho,
sin embargo, para efectos del juicio de amparo, ese derecho debe tener origen en alguna de las
figuras establecidas en la ley. Así, el contrato de arrendamiento, al ser un título que se sustenta
en una figura jurídica que genera el derecho a poseer, constituye una base objetiva, que fundada
y razonablemente produce la convicción de que el arrendatario tiene derecho a poseer el bien
de que se trate. En consecuencia, para demostrar el interés jurídico e instar el juicio de amparo
indirecto contra una orden de desposesión de un bien inmueble, resulta suficiente el contrato de
arrendamiento de fecha cierta anterior a la misma, esto debido a que tal característica hace que
produzca efectos frente a terceros ajenos a su suscripción, y dota al quejoso del interés jurídico
aludido. En el entendido de que las decisiones que el órgano de control de constitucionalidad
tome en relación con la eficacia del título, tienen consecuencias exclusivas en el juicio de amparo,
pues no deciden sobre el derecho sustantivo, esto es, respecto del derecho a la posesión del
bien relativo, lo que deberá dilucidarse ante la potestad común.
PRIMERA SALA
Contradicción de tesis 40/2019. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado de
Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región, con residencia en Culiacán, Sinaloa, y el Primer
Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Cuarta Región, con residencia en Xalapa,
Veracruz. 3 de julio de 2019. Mayoría de tres votos de los Ministros Luis María Aguilar Morales,
Jorge Mario Pardo Rebolledo y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Disidentes: Norma Lucía Piña
Hernández, quien reservó su derecho para formular voto particular, y Juan Luis González
Alcántara Carrancá. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria: Claudia Lissette
Montaño Mendoza.
Criterios contendientes:
El emitido por el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región,
con residencia en Culiacán, Sinaloa, en apoyo del Tribunal Colegiado en Materia Civil del Décimo
Segundo Circuito, al resolver los amparos en revisión 183/2016 (cuaderno auxiliar 700/2016) y
154/2016 (cuaderno auxiliar 585/2016), en los que consideró que un contrato de arrendamiento
de fecha cierta, no obstante haber sido firmado y ratificado ante notario público, es insuficiente
para demostrar el interés jurídico en el juicio de amparo indirecto, porque al otorgar éste la
posesión derivada, resulta menester que además el quejoso acredite la posesión material del
bien de que se trate, a través de diverso medio de convicción.
El sustentado por el Primer Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Cuarta
Región, con Residencia en Xalapa, Veracruz, en apoyo del Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Décimo Segundo Circuito, al resolver el amparo en revisión 315/2018 (cuaderno auxiliar
888/2018), en el que se determinó que el contrato de arrendamiento de fecha cierta, era
suficiente para acreditar fehacientemente el interés jurídico de la parte quejosa, sin necesidad
de probar que tiene la posesión material del bien inmueble.
Tesis de jurisprudencia 62/2019 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión privada de catorce de agosto de dos mil diecinueve.
Esta tesis se publicó el viernes 08 de noviembre de 2019 a las 10:19 horas en el Semanario
Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 11
de noviembre de 2019, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General
Plenario 19/2013.
Registro Núm. 29132; Décima Época; Primera Sala; Semanario Judicial de la Federación
CONSIDERANDO:
No pasa inadvertido para esta Primera Sala, que si bien el Segundo Tribunal Colegiado de
Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región, con residencia en Culiacán, Sinaloa y el Primer
Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Cuarta Región, con sede en Xalapa,
Veracruz, no pertenecen propiamente al Décimo Segundo Circuito, lo cierto es que dictaron las
resoluciones que aquí contienden en auxilio del Tribunal Colegiado en Materia Civil del Décimo
Segundo Circuito.
Al respecto, esta Suprema Corte ha determinado que los Tribunales Colegiados de Circuito
Auxiliares tienen jurisdicción en todo el territorio de la República Mexicana y, sin modificar su
sede territorial, brindan apoyo a los Tribunales Colegiados de Circuito durante un determinado
periodo, concluido el cual pueden auxiliar a otros, por lo que su competencia se modifica en razón
del órgano jurisdiccional al que auxilien, así como de los expedientes y el lapso en el que brinden
su apoyo.
Es aplicable, por identidad jurídica, la tesis de la Segunda Sala de esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación, cuyo criterio se comparte, de título y subtítulo siguientes: "CONTRADICCIÓN DE
TESIS ENTRE UN TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO AUXILIAR, EN APOYO DE UN
TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO, Y UN TRIBUNAL COLEGIADO DEL MISMO
CIRCUITO. ES COMPETENTE PARA CONOCER DE AQUÉLLA EL PLENO DE ESE CIRCUITO
Y, SI NO EXISTE, LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN."(1)
De allí que, si el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región,
con residencia en Culiacán, Sinaloa y el Primer Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar
de la Cuarta Región, con sede en Xalapa, Veracruz, auxiliaron al Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Décimosegundo Circuito, y no existe Pleno en Materia Civil en el Décimo Segundo
Circuito; entonces la presente contradicción es competencia de esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación.
I.1. Amparo en revisión ********** (**********), dictado en apoyo del Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Décimo Segundo Circuito, del cual se advierten los antecedentes siguientes:
Juicio de amparo. **********, promovió juicio de amparo indirecto en contra del Juzgado Sexto de
Primera Instancia del Ramo Civil del Distrito Judicial de Culiacán, Sinaloa; Secretaría de
Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, Sinaloa; y del Juzgado Septuagésimo
Tercero Civil de la Ciudad de México, Distrito Federal, lo siguiente:
"De dichas autoridades señaladas como responsables, vengo reclamando la orden decretada
para poner en posesión material a **********, de los siguientes bienes que el suscrito tengo en
posesión material con motivo de un contrato de arrendamiento, inmuebles que describo a
continuación:
"1. Parcela número ********** ubicada en el **********, con superficie de ********** y las siguientes
medidas y colindancias: **********.
"Dicha parcela se encuentra debidamente registrada bajo la inscripción número ********** del libro
********** de la sección ********** actualmente bajo el folio ********** de la sección inmobiliaria en
el Registro Público de la Propiedad y del Comercio de esta municipalidad.
"2. Parcela número ********** ubicada en el **********, con superficie de ********** y las siguientes
medidas y colindancias: **********. La cual se encuentra debidamente registrado bajo la
inscripción número ********** del libro número ********** de la sección **********, actualmente bajo
el folio ********** de la sección inmobiliaria en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio
de esta municipalidad.
"Estos bienes inmuebles los tengo en posesión material el suscrito con motivo de un contrato de
arrendamiento celebrado con el señor **********, el cual exhibo para los efectos legales
correspondientes.
Recurso de revisión. En contra de dicha resolución, **********, interpuso recurso de revisión, del
cual conoció el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región,
bajo el número ********** (que corresponde al **********, del índice del Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Décimo Segundo Circuito), el cual dictó sentencia el treinta de noviembre de
dos mil dieciséis, en el sentido de modificar la sentencia recurrida y sobreseer en el juicio de
amparo.
Señaló que en sus agravios el recurrente alegaba que fue incorrecta la determinación del Juez
Federal, en cuanto a que, no era verdad que el quejoso hubiera sido oído y vencido a través de
su causante, puesto que desconocía que los inmuebles estuvieran hipotecados o sujetos a un
litigio, ya que dicha circunstancia no quedó probada; además, que el juzgador pasó por alto la
fuerza que tiene un contrato ratificado ante notario, teniendo con ello fecha cierta, por lo que
debería revocarse la sentencia recurrida.
Luego, dijo que no era materia de ese recurso el sobreseimiento decretado respecto de los actos
reclamados al encargado de la Coordinación Jurídica de la Secretaría de Seguridad Pública y
Tránsito Municipal de Culiacán, Sinaloa, ello porque la parte a quien perjudicaban tales
consideraciones no expresó inconformidad alguna en su contra, de tal suerte que dicho
sobreseimiento, quedó firme.
Enseguida dijo que se actualizaba la improcedencia del juicio de garantías, ante la falta de interés
jurídico de la parte quejosa; prevista en el artículo 61, fracción XII, de la Ley de Amparo, porque
al tenor del artículo 107 constitucional, así como 5o., 6o. y 61, fracción XII, de la Ley de Amparo,
tratándose de actos emanados de autoridad jurisdiccional, la acreditación del interés jurídico
tiene relación directa con el derecho subjetivo afectado y el promovente del juicio debe acreditar
fehacientemente que es la titular de tal derecho, sin que pueda inferirse con base en
presunciones, en atención al carácter excepcional que tiene el juicio de garantías y los efectos
que debe tener la sentencia que conceda el amparo, ya que encierra una declaración de
restitución de esos derechos afectados o violados por el acto de autoridad; ello conforme a los
criterios emitidos por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y la anterior
Tercera Sala de este Alto Tribunal, de rubros: "INTERÉS JURÍDICO, AFECTACIÓN DEL. DEBE
PROBARSE FEHACIENTEMENTE." e "INTERÉS JURÍDICO. DEBE ACREDITARSE PARA LA
PROCEDENCIA DEL AMPARO."
Sostuvo que si el quejoso adujo ser persona extraña al juicio y reclamó los actos que afectaban
la posesión que afirmó tener en calidad de arrendatario, de las parcelas ********** y **********
ubicadas en el **********, estaba obligado a justificar dos cuestiones, a saber:
Sin embargo, dijo que cuando se trata de la posesión derivada, la sola circunstancia de que el
documento justificativo de la causa generadora de la posesión sea de fecha cierta, no es eficaz,
por sí solo, para demostrar ese hecho, sino que requiere la justificación de la transmisión material
del uso, como en el caso del arrendamiento.
Esto es, la circunstancia de que aportara el contrato de arrendamiento de fecha cierta, dado que
las firmas fueron asentadas ante notario público el cinco de julio de dos mil doce, sólo justifica
que se celebró el acto jurídico traslativo de uso; pero, conforme a los artículos 203 y 205 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, supletorio a la Ley de Amparo, aunque el valor
probatorio es pleno, lo cierto es que ese documento privado no tiene el alcance para demostrar
el hecho de la posesión material, dado que la celebración del arrendamiento no trae consigo
necesariamente que el arrendador detente materialmente el inmueble.
Lo que sustentó en la jurisprudencia del Pleno de este Máximo Tribunal, de rubro: "POSESIÓN.
PARA QUE SEA OBJETO DE PROTECCIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO,
CUANDO EL QUEJOSO SE OSTENTA COMO PERSONA EXTRAÑA AL JUICIO DEL ORDEN
CIVIL, DEBE ACREDITAR SU DERECHO A POSEER CON UN TÍTULO SUSTENTADO EN
ALGUNA FIGURA JURÍDICA O PRECEPTO DE LAS LEGISLACIONES SECUNDARIAS
RELATIVAS."
|En ese sentido dijo que la sola exhibición del contrato de arrendamiento no era suficiente para
tener por acreditada la posesión que afirmaba tener el recurrente, aun cuando dicho documento
sea de fecha cierta, por haber sido firmado y ratificado ante notario público, y anterior al acto
reclamado, por lo que al no haberlo acreditado, era inconcuso que no demostró el interés jurídico.
Aunado a lo anterior, consideró que el quejoso tampoco acreditó la posesión del inmueble,
porque la posesión protegida por "el juicio de amparo" es la posesión jurídica –ya sea "originaria
o derivada"– y no la simple detentación u "ocupación de un inmueble".
En el entendido que, en todo caso, la posesión material de un inmueble está constituida por una
detentación constante en el tiempo, en la que quien la invoca se comporta ante las demás
personas como el dominador de la cosa, a través de actos de poder sobre ella, siendo además
necesario que dicha posesión se sustente en un título jurídico que encuentre su origen en una
figura jurídica tutelada por la ley.
Así, determinó que tal posesión debía acreditarse en el juicio de garantías, lo que no acontecía
con los medios de convicción existentes en autos, pues la prueba idónea era la testimonial, que
no fue ofrecida.
I.2. Amparo en revisión ********** (**********), dictado en apoyo del Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Décimo Segundo Circuito, del cual se advierten los antecedentes siguientes:
Juicio de amparo. **********, promovió juicio de amparo indirecto en contra del Juzgado Segundo
de Primera Instancia del Ramo Civil del Distrito Judicial de Culiacán, Sinaloa; el coordinador de
Central de Actuarios de Primera Instancia del Ramo Civil y Familiar, del Distrito Judicial de
Culiacán, Sinaloa; y, de la Dirección de la Policía Municipal Unidad Preventiva de Culiacán,
Sinaloa, lo siguiente:
"De la autoridad responsable ordenadora el C. Juez Segundo de Primera Instancia del Ramo
Civil, de esta ciudad de Culiacán, le reclamo la orden de lanzamiento judicial mediante el auxilio
de la fuerza pública para desposeerme de una finca urbana que tengo en arrendamiento, ubicada
en calle ********** número **********, residencial **********, de esta ciudad de **********, a fin de
poner física y materialmente a la parte actora ********** que adjudicó el bien inmueble citado en
un proceso judicial hipotecario bajo el expediente **********, mismo bien que a la suscrita le fue
arrendada el día 03 de noviembre de 2014, por el señor **********, con vencimiento al día 03 de
noviembre de 2016, acreditándose con el original del contrato de arrendamiento que para tales
efectos se acompaña, es por estos actos efectuados por las autoridades responsables no tienen
ninguna causa ni motivo que lo justifique y sin que la quejosa sea parte en el juicio civil del que
se emanan los actos reclamados, sin tan siquiera darme derecho a defenderme u oponer las
excepciones de ley, además de ser oída y vencida en juicio, por ello, de ejecutarse tal desalojo
causaría a la suscrita un daño de difícil reparación, todo ello en franca violación a las garantías
de audiencia y seguridad jurídica establecidas a mi favor por la Constitución Política Mexicana.
"A la Coordinación de Central de Actuarios de Primera Instancia del Ramo Civil y Familiar del
Distrito Judicial de Culiacán, Sinaloa, le reclamo la pretensión de ejecutar la orden dada por la
autoridad responsable ordenadora, C. Juez Segundo de Primera Instancia del Ramo Civil del
Distrito Judicial de Culiacán, Sinaloa, consistente en desalojarme con el auxilio de la fuerza
pública para ejecutar la inminente orden para desposeerme de la finca urbana que tengo en
arrendamiento, ubicada en calle ********** número **********, residencial la cantera, de esta ciudad
de **********, misma que a la quejosa le fue arrendada de buena fe, el día 03 de noviembre de
2014, por el señor **********, con vencimiento al día 03 de noviembre de 2016, sin motivar y
justificar dichos actos, ya que la suscrita no es parte del procedimiento de juicio por el cual
pretenden llevar a cabo dicha diligencia de desalojo, de tal forma que tengo el derecho de
defenderme y oponer las excepciones de ley, así como de ser oída y vencida en juicio, porque
de otra manera de ejecutarse tal desalojo causaría a la quejosa un daño de difícil reparación,
todo ello en franca violación a las garantías de audiencia y seguridad jurídica establecidas a mi
favor por la Constitución Política Mexicana.
El asunto fue resuelto por el Juzgado Segundo de Distrito en el Estado de Sinaloa, con residencia
en Culiacán, bajo el número de expediente **********, mediante sentencia de cuatro de abril de
dos mil dieciséis, en el sentido de negar el amparo.
Recurso de revisión. En contra de dicha resolución, **********, interpuso recurso de revisión del
cual conoció el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región,
bajo el número ********** (que corresponde al **********, del índice del Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Décimo Segundo Circuito), el cual dictó sentencia el catorce de octubre de dos
mil dieciséis, en el sentido de revocar la sentencia recurrida y sobreseer en el juicio de amparo.
Señaló que el artículo 5o. de la Ley de Amparo prevé que el juicio de amparo se seguirá siempre
a instancia de parte agraviada y ello significa, que uno de los presupuestos para la procedencia
de la acción constitucional es la comprobación plena de que se produzca una afectación real y
actual a su esfera jurídica, ya sea de manera directa o, en virtud de su especial situación frente
al orden jurídico.
Así refirió que el ejercicio de la acción constitucional está reservado únicamente a quien resiente
un perjuicio con motivo de un acto de autoridad, entendiéndose por aquél la preexistencia de un
derecho legítimamente tutelado por la ley, que cuando se transgrede por la actuación de una
autoridad, su titular está facultado para acudir ante el órgano jurisdiccional de amparo para
demandar el cese de esa violación, de lo cual se concluye que ese derecho protegido por el
ordenamiento legal objetivo es lo que constituye el interés jurídico o interés legítimo individual,
que para la procedencia del juicio de garantías debe tomarse en consideración.
Ello, al estimar que la acción de amparo exige como presupuesto o condición esencial para su
procedencia, entre otros, la existencia de un perjuicio que afecte la persona o los derechos del
impetrante, pues de conformidad con lo dispuesto en el artículo 103 constitucional, las personas
físicas, morales, de derecho privado y oficiales que sufren una afectación en su persona o
patrimonio derivada de una ley o de un acto de autoridad que viole sus derechos fundamentales,
tienen facultad para intentar la acción de amparo ante los tribunales de la Federación.
Además dijo que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 107, fracción I, de la Constitución
Federal, el juicio de amparo procede a instancia de parte agraviada, debiendo entenderse por
perjuicio para los efectos del amparo, la lesión directa en los intereses jurídicos de una persona,
o bien, una afectación indebida, derivada de una ley o de un acto de autoridad, que se hace a
los derechos o intereses de un particular.
Señaló que debía tomarse en consideración lo establecido en los artículos 791 y 792 del Código
Civil para el Estado de Sinaloa, y luego citó el contenido de los diversos 790 y 791 de dicho
código, para enseguida señalar que de estos se desprende que es poseedor de una cosa el que
ejerce sobre ella un poder de hechos, y que tal poder necesariamente debe tener una causa u
origen legal.
Así, refirió que la causa u origen legal es el hecho jurídico generador de la posesión, esto es, el
título por el que una persona ejerce el poder de hecho sobre la cosa, y puede ser originaria si se
trata del derecho de propiedad, cuyo título es un contrato de compraventa, de donación, o de
cualquier otro traslativo de dominio; o es derivada, si se trata de un derecho de uso, goce o
disfrute otorgado por quien legalmente puede disponer del bien y proviene de un contrato de
arrendamiento, de comodato, de usufructo, de servidumbre o de cualquier otro análogo.
De manera que, la posesión susceptible de ser respetada a través del juicio de amparo, es la
que tiene una causa legal que le dé origen, esto es, la posesión jurídica, ya sea originaria, que
se tiene en concepto de dueño, o derivada, la que se obtiene, en virtud del derecho de uso y
disfrute otorgado por cualquiera que se encuentre facultado para transmitir ese derecho.
Por tanto, destacó que la parte inconforme, para acreditar su interés jurídico, tenía la carga
procesal de demostrar de manera fehaciente que la determinación reclamada afectaba su esfera
jurídica, debiendo probar que la posesión del bien en litigio y que afirma tener, se sustenta en un
título o acto jurídico generador, así como también acreditar que tiene la detentación material y
física de la cosa en controversia.
En relación con el primer supuesto, es decir, el título o acto jurídico generador de la posesión, la
parte quejosa señaló en los antecedentes de su demanda de amparo que el tres de noviembre
de dos mil catorce, celebró contrato de arrendamiento con ********** (tercero interesado y parte
demandada en el procedimiento de origen), la primera como arrendataria y el segundo como
arrendador del inmueble ubicado en calle **********.
Asimismo, exhibió en el juicio de amparo copia certificada del contrato de referencia, el cual se
advierte fue presentado ante notario público para su certificación en esa misma fecha.
Ese contrato de arrendamiento es de fecha cierta, pues con la certificación del fedatario se
prueba que en esa data se celebró; sin embargo, por sí mismo lo estimó insuficiente para
acreditar su interés jurídico.
Ello, al estimar que sólo probaba el acto contenido en él, pero no la posesión en sí; de ahí que
el contrato de arrendamiento no tuviera el alcance probatorio de comprobar el interés jurídico del
quejoso, pues no demostraba que tuviera la posesión material del bien objeto de la controversia,
en virtud de que no probaba el poder de hecho que pudiera tener sobre el bien del que alegaba
derechos de posesión.
Por ello, sostuvo que ese acuerdo de voluntades se debió adminicular con otros elementos de
convicción, como pudiera ser la testimonial o algún otro medio de prueba que evidenciara de
manera suficiente que el quejoso poseía materialmente el inmueble de referencia, lo cual no
aconteció en el caso.
II. Criterio del Primer Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Cuarta Región, con
residencia en Xalapa, Veracruz, quien conoció del amparo en revisión ********** (cuaderno
auxiliar **********), en auxilio del Tribunal Colegiado en Materia Civil del Décimo Segundo Circuito,
con residencia en Mazatlán Sinaloa, del que se desprenden los antecedentes siguientes:
Juicio de amparo. **********, promovió juicio de amparo indirecto en contra de las autoridades y
actos siguientes:
Autoridades responsables:
• Juez Sexto de Primera Instancia del Ramo Civil del Distrito Judicial de Culiacán, Sinaloa
(ordenadora);
Actos reclamados:
• A la autoridad ordenadora reclamó: "La emisión de la orden de desalojo forzoso con auxilio de
la fuerza pública para lanzarme del inmueble ubicado en calle **********."
• A la primera autoridad ejecutora le reclamó: "La inminente orden a sus inferiores jerárquicos
para la ejecución de la orden de desocupación y/o lanzamiento con auxilio de la fuerza pública
del inmueble que habita la suscrita ubicado en calle **********."
• A la segunda autoridad ejecutora le reclamó: "La inminente orden a sus inferiores jerárquicos
tendientes para que se desposea y desaloje del inmueble que habita la suscrita ubicado en calle
**********."
El asunto fue resuelto por el Juzgado Segundo de Distrito en el Estado de Sinaloa, con sede en
Culiacán, bajo el número de expediente **********, mediante sentencia de veintinueve de mayo
de dos mil dieciocho, en el sentido de sobreseer en el juicio de amparo.
Recurso de revisión. En contra de dicha resolución, ********** interpuso recurso de revisión, del
cual conoció el Primer Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Cuarta Región,
bajo el número de expediente ********** (en auxilio del Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Décimo Segundo Circuito con residencia en Mazatlán, Sinaloa), el cual dictó sentencia el once
de octubre dos mil dieciocho, en el sentido de revocar la sentencia recurrida y conceder el
amparo.
En principio dijo que la quejosa en su único agravio adujo que la sentencia recurrida conculca lo
dispuesto por los artículos 1o. y 17 constitucionales, así como lo dispuesto por los diversos
numerales 21.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y 25.I de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, habida cuenta de que la decisión ahí contenida atenta contra
los derechos humanos de acceso a la justicia o tutela judicial, dado que le impide gozar de un
medio de defensa eficaz y expedito.
Así, el Tribunal Colegiado sostuvo que en atención a la causa de pedir, los agravios resultaron
fundados y suficientes para revocar el fallo recurrido, porque en éste se determinó sobreseer en
el juicio de amparo ya que se estimó actualizada la causal de improcedencia prevista en el
artículo 61, fracción XII, de la Ley de Amparo, en razón de que la peticionaria de amparo –que
se ostentó como tercera extraña a juicio en estricto sentido–, exhibió contrato de arrendamiento
de fecha cierta respecto del bien inmueble objeto de la orden de lanzamiento reclamada; pero
no acreditó la posesión material de dicho bien raíz, por lo que consideró no demostró su interés
jurídico para instar el juicio constitucional.
En ese tenor, sostuvo que al margen de que contrariamente a lo determinado por el Juez y en
concordancia a lo alegado por la recurrente, en el juicio de amparo sí existieran o no pruebas
suficientes para demostrar la posesión material que detenta sobre el inmueble controvertido;
consideraba que cuando el peticionario de garantías reclama, en calidad de arrendatario, el
desposeimiento de un inmueble ostentándose tercero extraño en estricto sentido al juicio natural,
como ocurría en el caso particular, el contrato de arrendamiento de fecha cierta, por haber sido
ratificado ante notario público, era suficiente por sí mismo para acreditar el interés jurídico en el
amparo; pues dicha documental constituía una base objetiva, en virtud de la cual se producía la
convicción de que tenía derecho a poseer y/o ocupar el bien inmueble correspondiente; habida
cuenta de que la posesión del inmueble en el contexto que la consideró el a quo, esto es, como
la detentación material o física del bien inmueble no era un hecho que, por sí mismo generara
consecuencias jurídicas, sino más bien la expresión del derecho que se tenía para poseer un
bien determinado; el cual debía tener origen en alguna de las figuras contempladas en las
legislaciones relativas como lo es, en el caso, la figura jurídica del arrendamiento como causa
generadora de esa posesión.
Además, dijo que la fecha cierta del contrato de arrendamiento era el dieciséis de diciembre del
año dos mil doce, y el acuerdo que ordenó el lanzamiento reclamado era de veintinueve de
agosto de dos mil dieciséis, esto es, que al momento de su emisión el referido contrato ya
detentaba fecha cierta.
Incluso, destacó el tribunal, que la fecha cierta del pacto se dio antes del inicio del juicio natural
que se radicó en dos mil trece, aunado a que la vigencia del contrato de mérito era hasta
diciembre de dos mil dieciocho.
Por ende, concluyó que al margen de que la quejosa-recurrente hubiera aportado pruebas
suficientes o no para demostrar la posesión material del inmueble controvertido, no fue correcto
el sobreseimiento decretado con base en la falta de interés jurídico por no haber acreditado tal
extremo; pues tal aspecto no constituía un requisito para probar el interés jurídico del tercero
extraño promovente cuando exhibía un contrato de arrendamiento de fecha cierta, como en el
caso ocurrió.
Luego, dijo que al no existir otras causas de improcedencia hechas valer por las partes, ni advertir
ese Tribunal Colegiado la actualización de alguna de ellas; en términos del artículo 93, fracciones
I, III y IV, de la Ley de Amparo; lo procedente era revocar la sentencia recurrida, levantar el
sobreseimiento, y analizar los conceptos de violación formulados.
Así, determinó que el primer concepto de violación que hizo valer la quejosa era fundado, pues
era tercero extraña en estricto sentido a la controversia de origen al no ser parte actora ni
demandada y, además, había demostrado con el contrato de arrendamiento de fecha cierta, que
tenía el carácter de arrendataria del aludido bien inmueble controvertido, desde el dieciséis de
diciembre de dos mil doce y con vigencia hasta el dieciséis de diciembre de dos mil dieciocho,
en que vencía el aludido pacto; por lo que la orden de lanzamiento de veintinueve de agosto de
dos mil dieciséis reclamada no podía ejecutarse en su perjuicio, hasta en tanto dicho acuerdo de
voluntades feneciera.
A más de lo anterior, dijo que la posesión material del raíz se justificaba con el hecho de que al
efectuar la diligencia que intentó materializar el lanzamiento, la aquí quejosa fue quien recibió al
fedatario (actuario) y le externó que ella ocupaba físicamente el inmueble y le mostró el contrato
de mérito.
Lo anterior es así, por virtud de los artículos 2280 y 2291 del Código Civil para el Estado de
Sinaloa, y 508, tercer párrafo, del Código de Procedimientos Civiles de dicha entidad, de los que
se advierte que el lanzamiento ordenado con motivo de la transmisión de la propiedad del
inmueble arrendado no podrá verificarse en contra de la persona que cuente con contrato
suficiente en términos de la ley respectiva que le permita hacer uso del bien raíz controvertido.
Por tanto, si como se ha visto, la peticionaria cuenta con contrato de arrendamiento de fecha
cierta, celebrado y ratificado ante notario público con anterioridad, incluso, a la instauración del
juicio civil, es inconcuso que se ubica en las hipótesis que establecen los aludidos numerales y,
por tanto, no puede ejecutarse en su perjuicio.
Máxime que no era requisito que el citado contrato de arrendamiento se inscribiera en el Registro
Púbico de la Propiedad en términos de lo que dispone el artículo 2283, fracción III, del Código
Fiscal para el Estado de Sinaloa, dado que dicho dispositivo prevé que deberán inscribirse en el
referido ente público aquellos contratos de arrendamiento de bienes inmuebles celebrados por
un periodo mayor de seis años y en los que hubiera anticipos de renta por más de tres
anualidades; hipótesis que no se surten en el justiciable, pues de dicho pacto se aprecia que el
arrendamiento se suscribió por un plazo exacto de seis años, que va del dieciséis de diciembre
de dos mil doce al dieciséis de diciembre de dos mil dieciocho; y no se advierte que se hubiera
convenido el pago anticipado de rentas; de ahí que, por tales razones, en el particular no podría
cobrar aplicación, por analogía, la jurisprudencia 1a./J. 69/2013 (10a.) de la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, de título y subtítulo: "EFICACIA DEL CONTRATO DE
COMPRAVENTA NO INSCRITO EN EL REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD Y DEL
COMERCIO DE FECHA CIERTA POSTERIOR AL REGISTRO HIPOTECARIO PARA LA
CONCESIÓN DEL AMPARO.", que establece que el contrato, en ese caso de compraventa, aun
de fecha cierta que no hubiera sido inscrito en Registro Público de la Propiedad y del Comercio,
no era oponible al acreedor hipotecario.
No se desatiende que el artículo 508 del Código de Procedimientos para el Estado de Sinaloa,
refiere que la ejecución forzosa se extenderá a los causahabientes; sin embargo, en este caso
concreto la quejosa no es causahabiente procesal de la demandada, pues la fecha cierta del
contrato de arrendamiento es anterior a la instauración del juicio natural.
Con base en las anteriores argumentaciones, determinó conceder el amparo para el efecto de
que el Juez responsable se abstuviera de perturbar dentro del expediente natural, la posesión
que en su carácter de arrendataria detentaba la aquí quejosa hasta en tanto feneciera la vigencia
del contrato de arrendamiento respectivo, concesión que se hizo extensiva a los actos atribuidos
a las autoridades señaladas como ejecutoras, al no reclamárseles por vicios propios, sino en vía
consecuencia.
Asimismo, el Pleno de este Alto Tribunal ha determinado que una contradicción de tesis es
existente independientemente de que las cuestiones fácticas que rodean los casos que generan
esos criterios no sean iguales, ya que las particularidades de cada caso no siempre resultan
relevantes, y pueden ser sólo adyacentes.
Lo anterior, con la finalidad de proporcionar certidumbre en las decisiones judiciales y dar mayor
eficacia a su función unificadora de la interpretación del orden jurídico nacional. De conformidad
con la tesis jurisprudencial, de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS
SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS
DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE DE
QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN NO SEAN EXACTAMENTE
IGUALES."(3)
De acuerdo con lo resuelto por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
en sesión de treinta de abril de dos mil nueve, una forma de aproximarse a los problemas que
plantean los Tribunales Colegiados en este tipo de asuntos debe radicar en la necesidad de
unificar criterios y no en la de comprobar que se reúna una serie de características determinadas
en los casos resueltos por los Tribunales Colegiados. Por ello, para comprobar que una
contradicción de tesis es procedente, se requiere determinar si existe una necesidad de
unificación.
1. Los tribunales contendientes debieron haber resuelto alguna cuestión litigiosa en la que se
vieron en la necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de un ejercicio interpretativo mediante
la adopción de algún canon o método, cualquiera que fuese.
2. Entre los ejercicios interpretativos respectivos se debe encontrar algún punto de toque; es
decir, que exista al menos un tramo de razonamiento en el que la interpretación ejercida gire en
torno a un mismo tipo de problema jurídico: ya sea el sentido gramatical de una norma, el alcance
de un principio, la finalidad de una determinada institución o cualquier otra cuestión jurídica en
general; y que sobre ese mismo punto de derecho, los tribunales contendientes adopten criterios
jurídicos discrepantes.
3. Que lo anterior pueda dar lugar a la formulación de una pregunta genuina acerca de si la
manera de acometer la cuestión jurídica es preferente en relación con cualquier otra que, como
la primera, también sea legalmente posible.
En atención a dichos criterios, esta Primera Sala considera que en el caso sí se actualiza la
contradicción de tesis, como se explicará a continuación.
Los dos primeros requisitos se cumplen en tanto que en ambos casos los tribunales
contendientes se vieron en la necesidad de analizar la problemática relativa a si el contrato de
arrendamiento de fecha cierta es suficiente para demostrar el interés jurídico a fin de instar el
juicio de amparo indirecto, tratándose de terceros extraños al diverso de origen, que se duelen
de una orden de desposesión en este último; o si además de tal probanza resulta necesario
acreditar la posesión material del bien inmueble objeto del acto reclamado.
Asuntos en los que de oficio, estimó improcedente el juicio de amparo, por falta de interés
jurídico; ello, al considerar actualizada la causa de improcedencia prevista en el artículo 61,
fracción XII, de la Ley de Amparo. Lo anterior, porque a su parecer, la existencia de una causa
generadora de la posesión, como lo es un contrato de fecha cierta anterior a la orden de
desposesión, tratándose del arrendamiento, no era suficiente para demostrar ese interés, ya que
al otorgar una posesión derivada, resultaba menester que se acreditara además la posesión
material, entendida como tal la detentación constante en el tiempo, en la que quien la invoca se
comporta ante las demás personas como el dominador de la cosa, a través de actos de poder
sobre ella.
Por su parte, el Primer Tribunal Colegiado del Centro Auxiliar de la Cuarta Región, en un asunto
igual al resuelto por el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta
Región estudió un juicio de amparo indirecto en el que una persona, en su carácter de tercera
extraña a juicio, pretendió demostrar su interés jurídico para acudir al juicio de amparo indirecto,
a través de un contrato de arrendamiento de fecha cierta, por haber sido ratificado ante notario
público; ello, en data anterior a la emisión de la orden de desposesión reclamada (desalojo
forzoso con auxilio de la fuerza pública), e incluso al inicio del juicio natural.
Lo anterior, al estimar el Tribunal Colegiado en cita, que para demostrar ese interés, resultaba
suficiente el contrato de arrendamiento de fecha cierta respecto del bien inmueble objeto del
lanzamiento reclamado, la que adquirió por haber sido ratificado ante notario público; pues
constituía una base objetiva, en virtud de la cual se producía la convicción de que se tenía
derecho a poseer y/o ocupar el inmueble correspondiente, al ser dicho arrendamiento una figura
jurídica contemplada en la legislación como causa generadora de la posesión.
Además, el tribunal respectivo destacó que la fecha cierta del contrato, en el particular, databa
de antes del juicio natural, no únicamente de la orden de lanzamiento; habiendo concedido el
amparo para que se respetara la posesión que en su carácter de arrendataria detentaba la
quejosa, hasta en tanto feneciera la vigencia del contrato de arrendamiento respectivo.
De esa manera, se advierte que ambos Colegiados analizaron si el contrato de arrendamiento
de fecha cierta, anterior a la orden de desposesión del inmueble de su objeto, constituía prueba
suficiente o no, para demostrar el interés jurídico necesario para estar en aptitud de instar el
juicio de amparo indirecto contra esa orden.
Así, por un lado el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta
Región consideró que un contrato de arrendamiento de fecha cierta no es suficiente para
demostrar el interés jurídico en el juicio de amparo indirecto, porque al otorgar éste la posesión
derivada, resulta menester que además el quejoso acredite la posesión material del bien de que
se trate, a través de diverso medio de convicción; en cambio el Primer Tribunal Colegiado del
Centro Auxiliar de la Cuarta Región estimó que el contrato de arrendamiento de fecha cierta era
suficiente para probar ese interés.
En virtud de lo anterior, se considera que también se actualiza el tercer requisito, en torno "a la
formulación de una pregunta genuina acerca de si la manera de acometer la cuestión jurídica es
preferente en relación con cualquier otra que, como la primera, también sea legalmente posible";
pues en el caso se considera oportuno, en aras de la seguridad jurídica de los gobernados,
clarificar si un contrato de arrendamiento de fecha cierta, anterior a la orden de desposesión, es
suficiente o no para demostrar el interés jurídico al promover amparo indirecto como tercero
extraño a juicio, cuando el acto reclamado es dicha orden, que recae sobre el bien inmueble
objeto de ese acuerdo de voluntades; o bien, resulta necesario acreditar además la posesión
material del inmueble respectivo.
En esos términos esta Primera Sala considera que sí existe contradicción de tesis y, por tanto,
procederá al estudio de fondo.
Para la resolución de dicha temática, conviene precisar, en primer lugar, que para que pueda
afirmarse que quien promueve un juicio de amparo tiene interés jurídico, debe demostrarse la
existencia de un derecho subjetivo en favor de la parte quejosa, anterior al acto reclamado, así
como la afectación de ese derecho por parte de la autoridad a través del propio acto reclamado,
en términos de la fracción I del artículo 107 constitucional, y del artículo 5o. de la Ley de Amparo.
Ahora bien, ese interés debe acreditarse plenamente y no sólo de modo presuntivo, según el
criterio que ha sustentado esta Primera Sala. De lo contrario, el juicio de amparo resultaría
improcedente en términos de la fracción XII del artículo 61 de la Ley de Amparo.
En efecto, este Alto Tribunal ha sostenido reiteradamente que el interés jurídico en el amparo
debe acreditarse plena y fehacientemente, y no hacerse derivar de presunciones. Sirven de
apoyo las tesis, cuyos datos de localización, rubro y texto se citan a continuación:
"Novena Época
"Página: 213
"Novena Época
"Página: 225
Por tanto, el promovente del juicio de amparo debe demostrar que es titular del derecho de
propiedad o posesión conculcado por el acto de autoridad; lo cual no significa que en el juicio de
amparo se decida y se haga un pronunciamiento sobre la titularidad de ese derecho, sino que
dicho análisis en relación con el valor probatorio de los documentos, deberá realizarse
exclusivamente para efectos de comprobar el interés jurídico y, por consecuencia, la legitimación
del promovente y la procedencia del juicio de amparo, en congruencia con el criterio establecido
por este Alto Tribunal, sirviendo de apoyo la siguiente tesis, por analogía:
"Novena Época
"Página: 333
Interesa para efectos de lo que es materia de la presente contradicción, sobre todo, que para
demostrar el interés jurídico debe acreditarse la existencia del derecho que se estima
conculcado, con anterioridad al acto de autoridad reclamado en el juicio de amparo; de ahí, la
importancia de la fecha cierta del título que constituya la causa generadora de la posesión, a
través de la cual se obtiene convicción de que la afectación que el acto reclamado produce al
quejoso, es posterior a que éste adquirió derechos sobre el bien objeto del acto reclamado y, que
por tanto, existe un derecho a su favor, susceptible de ser defendido a través del juicio
constitucional.
En efecto, este Alto Tribunal en cuanto a los documentos privados, ha señalado que, por su
naturaleza, son obra de las partes que en ellos intervienen; que la experiencia ha enseñado que
las mismas pueden ponerse de acuerdo para antedatar o estampar una fecha posterior o anterior
a la verdadera, por lo que ese dato no puede hacer fe ni tener certeza.
Así, para que un documento privado produzca efectos contra terceros, es necesario que éste
sea de fecha cierta, y esto, según se ha clarificado, acontece a partir del día en que se incorpore
o inscriba en un registro público, desde la fecha en que el documento se presente ante un
funcionario público por razón de su oficio, o bien, desde la muerte de los que firmaron; si no se
dan estos supuestos, al documento no se le puede dar ningún valor jurídico contra terceros.
"Sexta Época
"Página: 63
"Sexta Época
"Instancia: Pleno
"Tesis: aislada
"Página: 12
"Sexta Época
"Tesis: 237
"Página: 162
Ahora bien, en relación al derecho de posesión derivada, como el que adquiere a través del
contrato de arrendamiento, esta Primera Sala, al resolver la contradicción de tesis 24/2007-PS,
se pronunció en el sentido de que si el mismo carece de fecha cierta es insuficiente para acreditar
el interés jurídico en el amparo. Al efecto es necesario traer al contexto la jurisprudencia que tuvo
origen en dicha ejecutoria:
"Novena Época
"Página: 11
En ese contexto, el contrato de arrendamiento que carece de fecha cierta es insuficiente para
demostrar el interés jurídico en el amparo; porque aun cuando la legislación secundaria en lo
común, no exige como requisito que los contratos de esa naturaleza deban celebrarse o
ratificarse ante fedatario público o inscribirse en un Registro Público; ello, de modo alguno
conlleva a que dichos documentos, per se, adquieran autenticidad frente a terceros, dado que
tratándose de la eficacia de un documento privado, solamente hace prueba en contra de las
personas que intervinieron en esa operación contractual, pero no puede perjudicar a terceros,
salvo cuando dicho documento se haya hecho cierto por los modos indicados por la ley; tales
aspectos se desprenden de lo dispuesto en los artículos 203, 205, 208 y 210 del Código Federal
de Procedimientos Civiles, supletorio a la Ley de Amparo, que en lo que interesa, disponen:
"Artículo 203. El documento privado forma prueba de los hechos mencionados en él, sólo en
cuanto sean contrarios a los intereses de su autor, cuando la ley no disponga otra cosa. El
documento proveniente de un tercero sólo prueba a favor de la parte que quiere beneficiarse con
él y contra su colitigante, cuando éste no lo objete. En caso contrario, la verdad de su contenido
debe demostrarse por otra pruebas. ..."
"Artículo 208. Los escritos privados hacen fe de su fecha, en cuanto ésta indique un hecho
contrario a los intereses de su autor."
"Artículo 210. El documento privado que un litigante presenta, prueba plenamente en su contra,
de acuerdo con los artículos anteriores."
Precisado lo relativo a los documentos privados y su fecha cierta necesaria para sustentar el
derecho legítimamente tutelado, ante cuya transgresión por una autoridad o por la ley, se
concede a su titular la facultad de acudir al órgano jurisdiccional correspondiente demandando
el cese de esa transgresión; es necesario ahora destacar que en relación con la posesión, el
artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone que nadie podrá
ser privado de sus posesiones, propiedades y derechos, sino mediante juicio seguido ante los
tribunales, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento; por tanto,
conforme a lo dispuesto por este precepto constitucional, procede el juicio de amparo para
proteger cualquier derecho, ya sea de propiedad, usufructo, habitación, arrendamiento, etcétera,
que resulte afectado sin las garantías de audiencia y defensa que en él se consagran; no
obstante, para que prospere la acción de amparo, esa afectación debe demostrarse de una forma
fehaciente, sin que pueda inferirse tal sólo por presunciones.
Al respecto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha sostenido que
tratándose de documentos privados en los que se hace constar un acto traslativo de dominio,
para tener eficacia probatoria y surtir efectos contra terceros requieren ser de fecha cierta, razón
toral que radica en dar legalidad y certeza jurídica a esas operaciones contractuales, evitando
así que el juicio de amparo se use con fines desleales, dado que si no se satisface el requisito
de certeza, sería imposible determinar si el acto en el cual el quejoso funda sus pretensiones, es
anterior o posterior a la adquisición del bien litigioso.
En relación con ese tema se suscitó la contradicción de tesis que dio origen a la jurisprudencia
que se cita a continuación:
"Novena Época
"Página: 191
Y, también ha establecido que a fin de garantizar la legalidad y certeza jurídica que se exige a
los documentos traslativos de dominio, para evitar que el juicio de amparo sea utilizado con fines
desleales, igual exigencia debe prevalecer tratándose de documentos que consignen contratos
traslativos de uso, como lo es el contrato de arrendamiento; dado que, conforme a los criterios
jurisprudenciales y preceptos del Código Federal de Procedimientos Civiles citados en párrafos
precedentes, para que un documento privado produzca efectos contra terceros, es necesario que
éste sea de fecha cierta, la cual se obtiene cuando el documento se presenta a un registro
público, ante un funcionario en razón de su oficio, o a partir de la fecha de la muerte de cualquiera
de sus firmantes.
Por tanto, es dable concluir que la exhibición de un contrato privado de arrendamiento de fecha
cierta, es suficiente para acreditar el interés jurídico del quejoso cuando el mismo ostente la
calidad de tercero extraño al juicio, ya que permite determinar con certeza que el contrato de
arrendamiento es anterior al reclamo de desposeimiento de que se duele; pues la fecha cierta
garantiza la legalidad y certeza jurídica que debe imperar en este tipo de operaciones y evita que
el juicio de amparo sea utilizado con fines desleales; siendo entonces el documento respectivo
oponible a terceros ajenos a los que en él intervinieron.
En ese orden, no es menester para demostrar el interés jurídico necesario para la procedencia
del juicio de amparo indirecto, tratándose de contratos traslativos de uso, como el de
arrendamiento; probar además de la fecha anterior a la orden de desposesión reclamada; la
posesión material del bien inmueble de que se trate; pues el Pleno de este Alto Tribunal, ha
emitido criterio en el sentido de que la posesión que protege el artículo 14 constitucional, no es
la simple tenencia de las cosas o bienes, sino aquella que se funda en alguna de las figuras
contempladas en las legislaciones relativas, como lo es el contrato de arrendamiento, a través
del cual se transmite legalmente el uso del bien de su objeto, otorgando el arrendador al
arrendatario el derecho a la posesión material; de ahí que probada la causa generadora de la
posesión, esto es, la existencia de un título a través del cual ésta fue otorgada; ello, sea suficiente
para acreditar el interés jurídico necesario para instar el juicio de amparo.
Al respecto, cabe precisar que conforme a lo dispuesto en el artículo 790 del Código Civil para
el Distrito Federal, ahora Ciudad de México (similar al artículo 791 del Código Civil para el Estado
de Sinaloa, y a las disposiciones civiles del resto de las entidades federativas), posee la cosa
quien ejerce sobre ella un poder de hecho.
"Artículo 790. Es poseedor de una cosa el que ejerce sobre ella un poder de hecho, salvo lo
dispuesto en el artículo 793. Posee un derecho el que goza de él."
Así como puntualizar que las decisiones del órgano de control de constitucionalidad sobre la
eficacia del título tienen efectos exclusivos en el juicio de garantías, sin decidir sobre el derecho
sustantivo, esto es, respecto del derecho a la posesión del bien relativo, ya que tales cuestiones
deberán ser dilucidadas ante la potestad común.
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Página: 5
En ese orden, demostrada la fecha cierta del contrato de arrendamiento en que el quejoso funda
su derecho de posesión, anterior a la orden de desposesión que reclame, lo procedente será
considerar acreditado su interés jurídico, y de no existir algún obstáculo para el efecto, la
concesión del amparo que en su momento le sea otorgada, será para el efecto de que se le
respete tal derecho de posesión, hasta en tanto fenezca la vigencia del contrato respectivo.
Por las razones expuestas, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 217 de la Ley de
Amparo, debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia el criterio sustentado por esta Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, redactado con el siguiente rubro y texto:
PRIMERO.—Sí existe la contradicción de tesis a que este expediente se refiere, en los términos
del considerando cuarto del presente fallo.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de tres
votos de los Ministros Luis María Aguilar Morales, Jorge Mario Pardo Rebolledo (ponente) y
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en contra de los emitidos por la Ministra Norma Lucía Piña
Hernández, quien se reserva su derecho a formular voto particular, y presidente Juan Luis
González Alcántara Carrancá.
1. Décima Época, registro digital: 2008428, Segunda Sala, jurisprudencia, visible en el Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación, Libro 15, Tomo II, febrero de 2015, materias
constitucional y común, tesis 2a./J. 3/2015 (10a.), página 1656 «y en el Semanario Judicial de la
Federación del viernes 13 de febrero de 2015 a las 9:00 horas».
2. Novena Época, registro digital: 165077, Primera Sala, jurisprudencia, visible en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXI, marzo de 2010, materia común, tesis 1a./J.
22/2010, página 122.
3. Novena Época, registro digital: 164120, Pleno, jurisprudencia, visible en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXII, agosto de 2010, materia común, tesis P./J. 72/2010,
página 7.
4. Al respecto, es aplicable la jurisprudencia P./J. 72/2010, del Tribunal Pleno de esta Suprema
Corte, de rubro y texto siguientes: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS
DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS
DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS DISCREPANTES
SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS
CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES.—De los
artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197 y
197-A de la Ley de Amparo, se advierte que la existencia de la contradicción de criterios está
condicionada a que las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o los Tribunales
Colegiados de Circuito en las sentencias que pronuncien sostengan ‘tesis contradictorias’,
entendiéndose por ‘tesis’ el criterio adoptado por el juzgador a través de argumentaciones lógico-
jurídicas para justificar su decisión en una controversia, lo que determina que la contradicción de
tesis se actualiza cuando dos o más órganos jurisdiccionales terminales adoptan criterios
jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de derecho, independientemente de que las
cuestiones fácticas que lo rodean no sean exactamente iguales, pues la práctica judicial
demuestra la dificultad de que existan dos o más asuntos idénticos, tanto en los problemas de
derecho como en los de hecho, de ahí que considerar que la contradicción se actualiza
únicamente cuando los asuntos son exactamente iguales constituye un criterio rigorista que
impide resolver la discrepancia de criterios jurídicos, lo que conlleva a que el esfuerzo judicial se
centre en detectar las diferencias entre los asuntos y no en solucionar la discrepancia. Además,
las cuestiones fácticas que en ocasiones rodean el problema jurídico respecto del cual se
sostienen criterios opuestos y, consecuentemente, se denuncian como contradictorios,
generalmente son cuestiones secundarias o accidentales y, por tanto, no inciden en la naturaleza
de los problemas jurídicos resueltos. Es por ello que este Alto Tribunal interrumpió la
jurisprudencia P./J. 26/2001 de rubro: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’, al resolver la
contradicción de tesis 36/2007-PL, pues al establecer que la contradicción se actualiza siempre
que ‘al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y
se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes’ se impedía el estudio del tema jurídico
materia de la contradicción con base en ‘diferencias’ fácticas que desde el punto de vista
estrictamente jurídico no deberían obstaculizar el análisis de fondo de la contradicción planteada,
lo que es contrario a la lógica del sistema de jurisprudencia establecido en la Ley de Amparo,
pues al sujetarse su existencia al cumplimiento del indicado requisito disminuye el número de
contradicciones que se resuelven en detrimento de la seguridad jurídica que debe
salvaguardarse ante criterios jurídicos claramente opuestos. De lo anterior se sigue que la
existencia de una contradicción de tesis deriva de la discrepancia de criterios jurídicos, es decir,
de la oposición en la solución de temas jurídicos que se extraen de asuntos que pueden
válidamente ser diferentes en sus cuestiones fácticas, lo cual es congruente con la finalidad
establecida tanto en la Constitución General de la República como en la Ley de Amparo para las
contradicciones de tesis, pues permite que cumplan el propósito para el que fueron creadas y
que no se desvirtúe buscando las diferencias de detalle que impiden su resolución."
Esta ejecutoria se publicó el viernes 08 de noviembre de 2019 a las 10:19 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.