Ensayo Filosofía A La Pedagogía
Ensayo Filosofía A La Pedagogía
Ensayo Filosofía A La Pedagogía
El presente escrito tiene la intención de reflexionar acerca del rol que ha desempeñado la
filosofía en el desarrollo de la pedagogía como ciencia y las implicaciones que esto ha tenido
en la transformación de los sistemas educativos desde la época clásica hasta hoy; para hacer
este recorrido, se tendrán en cuenta los conceptos de filosofía, educación, filosofía de la
educación y desde luego pedagogía y la implicación de los mismos en la educación.
Deleuze & Guattari (1993), definen la filosofía como “la disciplina que consiste en crear
conceptos ” (p.11) entiendo el concepto como el conocimiento de un acontecimiento y la
comprensión de los conceptos que conforman la estructura interna de tal acontecimiento, que
le dan forma y que se define por ellos.
Los conceptos son por tanto, entidades complejas, formadas por más de un concepto, que se
articulan internamente pero que a la vez pueden ser fragmentados; los conceptos se remiten
a un problema y gracias a él adquieren sentido; obedecen a una historia, momento y lugar y
pueden evolucionar; son incorpóreos, carecen de coordenadas espacio – temporales, expresan
el acontecimiento y no la esencia del mismo, son consistentes y posicionales. (Deleuze &
Guattari, 1993)
En cada una de las culturas y momentos históricos descritos anteriormente, puede apreciarse
que los procesos educativos corresponden a los valores religiosos, culturales, políticos e
incluso económicos propios de su contexto; la educación intenta mantener las creencias y
dinámicas de cada sociedad y promover su desarrollo a través de la enseñanza de saberes que
le permitan dar continuidad al modelo establecido; se aprecia que ya existía una clara división
de clases en las que solo ciertos sectores eran considerados sujetos educables, siendo el
conocimiento un factor de exclusión social.
Paralelamente, la cultura árabe cuya filosofía establece el seguimiento cabal de su libro más
sagrado El Corán, que permite la tolerancia hacia otras religiones, absorbió los conocimientos
de pueblos conquistados mediante el estudio y traducción a su lengua de fuentes
bibliográficas occidentales e hizo posible el desarrollo en campos como la medicina, la
agricultura y la industria; estos conocimientos, se tradujeron al latín para que las
universidades escolásticas europeas accedieran a ellos. (Galves, 2009)
Para el siglo XVII, la educación pasa a ser objeto de interés de los estados en tanto que el
dogmatismo y la teología son desplazados por las matemáticas. (Amado, 2010) Las rupturas
religiosas permiten que haya una división entre la religión y el estado y éste último se hace
cargo de la educación, convirtiéndola en un sistema que puede controlar.
En el siglo XVIII también conocido como el siglo de las luces, surge el racionalismo
cartesiano y el empirismo inglés que darán origen a las ciencias basados en datos
experimentales y sistematizados por la razón; aparecen las ciencias sociales y el estudiante
pasa a ser el centro del sistema educativo. (Amado, 2010) Los sistemas educativos de este
periodo se preocupan por mantener a la religión al margen de la enseñanza y se intenta
descubrir el mundo de manera natural en donde el niño aprenda con base en sus propias
percepciones.
A mediados del siglo XX, surge el paradigma crítico en el que se plantea que mediante la
educación se pueda alcanzar la autonomía, la libertad y la emancipación; de éste modo, la
educación permite nivelar la desigualdad social; en Latinoamérica, el mayor representante
de esta corriente es Paulo Freire quien considera que la educación tiene el papel de ayudar al
hombre a reflexionar sobre su ontológica vocación de sujeto; su planteamiento toma de Hegel
la importancia del diálogo en las relaciones sociales, de Marx la concepción de la praxis
como acción y reflexión profunda y de Sartre el existencialismo en el que el ser humano se
reconoce como sujeto que puede adquirir herramientas para comenzar el camino crítico
existencial. (Vogliotti & Juarez, 2012) El pensamiento de Freire y en sí el paradigma crítico,
le asigna a la educación un rol fundamental transformador en el que ésta podría acabar con
la inequidad y ofrecer una oportunidad real para lograr una sociedad más igualitaria.
León (2007) define la educación como un proceso humano y cultural complejo que considera
la condición y naturaleza del hombre, así como la cultura en su conjunto que le permite
vincularse e interconectarse con su medio. Así, la educación se asimila como un medio que
le permite al hombre adaptarse a su contexto y que está formado por tres elementos: la
condición humana, la cultura que le rodea y el proceso que se desarrolla para lograr su
adaptación; esta definición que es enmarcable en el contexto actual, puede coincidir o diferir
con las nociones de educación que se han construido a lo largo de la historia; el siguiente es
un breve recorrido histórico por las principales concepciones de educación que han tenido
influencia en los sistemas escolares.
Isócrates definía la educación como la capacitación de la juventud para tomar el lugar que le
corresponde en una sociedad humana (Clark, 1963) refiriéndose a la retórica como el medio
para realizar transacciones utilizando el lenguaje; así, la educación retórica concede a quien
la ejerce el poder de abrirse paso dentro de la sociedad; la retórica era el objeto de estudio de
la educación superior en aquella época.
Por su parte Aristóteles veía la educación como un elemento fundamental para lograr el
desarrollo intelectual de los ciudadanos en la organización ideal de un estado (Aristoteles, La
Política, 1873); este pensador enunció la necesidad humana de saber, empleando como
mecanismo los sentidos, siendo el de la vista el más importante. (Aristoteles, Metafísica,
1994) Para Aristóteles, se concede vital importancia a la experiencia como fuente de
conocimientos de las artes.
Los anteriores postulados filosóficos, establecían la educación como un proceso que permitía
la formación de buenos ciudadanos, por ello, en esta etapa priman el cultivo de los valores
y la ética por encima de las artes; la educación estaba dirigida a las élites y la enseñanza de
oficios recaía en la familia.
Con el nacimiento del cristianismo, la educación tiene por objeto formar en la fe mediante el
amor incondicional a Dios y al prójimo a través del seguimiento de modelos y la búsqueda
de la perfección que es Dios. (Bohm, 2010) La figura de Jesús se constituye como maestro y
los cristianos buscan la salvación y perdón de sus pecados o faltas mediante las buenas
acciones y la caridad; tienen la esperanza de una resurrección de la muerte por la gracia del
sacrificio de cristo.
En el siglo XVII Descartes plantea que la base del conocimiento está determinada por la
certeza de quien conoce y no por la verdad del objeto; esto significa que el conocimiento
debe ser racionalizado para que sea válido (Vilafranca, 2012); así el objeto es determinado
por el conocimiento y no viceversa, de modo que la razón es vía y método para conocer la
verdad; este pensamiento establece la educación como medio para emplear la razón y no la
fe como vía para llegar al conocimiento.
Durante la ilustración, sobresalen pensadores como John Locke para quien la educación es
un proceso que ocurre a nivel físico, moral e intelectual y pretende la creación de hábitos que
permitan alcanzar la virtud mediante el uso de la razón. (Gallo, 2006) El papel de la escuela
para Locke es enseñar a controlar al cuerpo en la búsqueda del placer mediante el uso del
intelecto y la razón. Esta corriente de pensamiento se desarrolla en un contexto en el que se
sostiene que el conocimiento se obtiene a través de la experiencia que otorgan los sentidos;
para Locke el intelecto del ser humano nace impoluto y se va alimentando a través de la
experiencia.
Por su parte Jean – Jacques Rosseau plantea la naturaleza buena del ser humano, sus pasiones
se originan en necesidades físicas y la educación no debe restringir los instintos pues se
actuaría contra la naturaleza. (Vilafranca, 2012) Para Rosseau la educación debe respetar la
naturaleza que se manifiesta mediante deseos, impulsos, lenguaje y movimientos propios de
la infancia; de este modo, se deben respetar las etapas de la vida para permitir que el niño
evolucione a su propio ritmo; la educación debe centrase en el aprendizaje y no en la
enseñanza.
Maris (2012) menciona que la filosofía de la educación “Se trata de un saber teórico-práctico,
que fundamenta toda reflexión pedagógica ulterior, la cual puede permanecer como teórico-
práctica o ser directamente práctica cuando su fin inmediato es reglar la acción” (p. 45).
Significa, que esta disciplina como ciencia del saber de la educación, asume el quehacer
pedagógico con base en el conocimiento y formación del hombre, no solo desde la reflexión
teórica, pues su función implica un actuar y una intervención permanente dentro del contexto
educativo, bien sea desde la solución de problemas que emergen en la cotidianidad de los
ambientes educativos o desde propuestas de innovación a los procesos de enseñanza.
Fullat (2011) define la filosofía de la educación como “un saber racional y crítico de las
condiciones de posibilidad de la realidad experimental educativa en su conjunto” (p.90).
Disciplina que, como ciencia del conocimiento, invita a la reflexión crítica sobre la realidad
educativa en los diferentes contextos, con la finalidad de que sus aportes se conviertan en
insumos de transformación de las realidades educativas.
Fullat (2011) propone otra definición a la filosofía de la educación, entendida como “Saber
crítico que esclarece los conceptos, los enunciados y las argumentaciones que utilizan
educadores y pedagogos” (p.91). Concepto que invitaría reflexionar y asumir una actitud
crítica, frente a la pertinencia y vigencia de ciertas prácticas, métodos y actuaciones
educativas de tipo tradicionalista, con rígidas estructuras de poder que, a pesar de los cambios
sociales y culturales y avances tecnológicos, continúan estáticos, impidiendo que la
educación avance dinámicamente, se transforme con base en el dialogo y la concertación
para asumir los retos de la sociedad de hoy.
Vera, Illicachi y Ponce (2017) definen la pedagogía como: “Una disciplina del campo de
las humanidades y de las Ciencias Sociales, su preocupación no debe centrarse únicamente
en la indagación de los significados y motivos de las acciones educativas, sino sobre todo
en las causas de las mismas” (p.40). Causas que pueden servir de insumo a proyectos de
investigación pedagógica, tendientes a establecer mejoraras en las practica educativa por
parte de los docentes o procesos de aprendizaje de estudiantes, en diferentes campos del
saber.
En el transcurso de la historia, la pedagogía se ha constituido como ciencia autónoma e
independiente, con carácter científico y dinámico, para asumir los retos actuales que la
de la sociedad le impone en el campo educativo, transitando por los senderos de la
dialéctica y la investigación (Vera., et al 2017). Acciones que implican desde la
investigación pedagógica, asumir el fenómeno educativo de cada contexto social y a través
del conocimiento científico, proponer acciones que contribuyan a perfeccionar
metodologías, estrategias y teorías, para transformar las dificultades en los ambientes
educativos.
La pedagogía es portadora de un saber teórico y un saber práctico, en este sentido debe
encaminar la acción educativa desde la intervención de las necesidades humanas, pues la
educación es una práctica social productora de sentidos sociales y no sólo transmisora de
conocimiento (Sgró, 2011). Es decir que, en su aspecto teórico la pedagogía contribuye al
conocimiento sobre la educación y en su aspecto teórico se encarga de la formación del ser
humano en todas sus dimensiones, para que se integre con éxito a la sociedad.
Sgró (2011) define la pedagogía como “Una mirada sobre el hecho educativo destinada a
explorarlo, describirlo, explicarlo, pero fundamentalmente a direccionarlo. La práctica
educativa formal es siempre intencional, por esta razón debe tener una dirección” (p.36).
Bajo estas circunstancias, se debe orientar la práctica pedagógica a resignificar el valor de lo
social, darle sentido a la enseñanza, cuestionar el para que, de la educación y su pertinencia
en estos tiempos, transformar los currículos a una visión integral, más allá de la instrucción
y trasmisión de conocimientos. Teniendo en cuenta que el conocimiento como tal, gracias a
la tecnología, ya está al alcance de las mayorías, pero respecto a la formación integral del ser
humano y el respeto por los derechos humanos, se requiere un abordaje de la pedagogía desde
el sentido social.
Una acción pertinente para que la pedagogía se configure hacia el sentido social, es a través
de la implementación de la pedagogía crítica en la escuela, desde sus tres componentes: El
diálogo como negociación cultural, la constitución de una subjetividad rebelde y el escenario
institucional; en el diálogo se negocian elementos culturales, representaciones y saberes con
base en el raciocinio comunicativo y argumentativo de la razón, la condición de rebeldía no
es sólo intelectual, debe ser activa con intención transformadora y establecer un acercamiento
y compromiso con la realidad en la que está inmersa; en la escuela, se deben socializar
prácticas democráticas, propiciando experiencias de participación en la toma de decisiones y
escenarios de debate, negociación en búsqueda de un bien común (Rigal,2011).
Igualmente, desde la implementación de la pedagogía crítica es posible promover una
pedagogía para la diversidad y contra la desigualdad, que desde lo crítico y lo ético, genere
una reflexión contra la injusticia y promueva experiencias sobre la inclusión, la justicia y la
democracia (Rigal 2011). Ya que enseñar desde la pedagogía a reconocer y respetar las
diferencias sociales y culturales es promover el respeto a los derechos humanos, dentro de la
multiculturalidad a partir de las distintas realidades, que en lo cotidiano evidencian exclusión
social en la escuela.
Bibliografía