Las Reglas Mandela

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria,


Ciencia y Tecnología
Universidad Bolivariana de Venezuela
Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos
Sede Caracas-Convenio TSJ-UBV Sección DEM-02
Unidad Curricular Electiva: PENITENCIARISMO
Tramo VIII

LAS REGLAS MANDELA Y SU VINCULACIÓN CON LA


CONSTITUCIÓN DE LA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Y LA LEY
DE RÉGIMEN PENITENCIARIO

Integrantes:
Corredor Kerwing/ CI: 21.115.983
Gil Yaritza / CI: 13.871.782
Moreno Iessika / CI: 13.253.928
Pérez Jackson/ CI: 16.556.862
La estructura y funcionamiento del sistema penitenciario venezolano, se
sustenta legalmente, en las normas contenidas en el texto constitucional de la
República Bolivariana de Venezuela (1999), en aspectos relacionados a la
garantía de los derechos sociales, civiles y políticos que implicaban el derecho a la
vida, al debido proceso, la prohibición de la tortura y demás tratos crueles
inhumanos y degradantes, derecho a la justicia, a la defensa, la salud, y a la
educación, entre otros. (CRBV Artículo 272).

Lo referido al funcionamiento penitenciario se enmarca en las normas del


Código Penal, Código Orgánico Procesal Penal, Código Orgánico Penitenciario,
otros instrumentos legales del Derecho Interno y los Tratados y Convenios
Internacionales suscritos por la República Bolivariana de Venezuela, todos
contentivos de un legajo de normas que fundamentaban la existencia y
funcionamiento de los centros de reclusión, los cuales históricamente no han sido
fehacientes, dado el incumplimiento que de ellos se ha venido haciendo, de allí, la
gran crisis que cada día se ha venido acrecentando.

El Sistema Penitenciario, cuyo órgano rector a nivel nacional es el Ministerio


del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, fue creado el 26 de julio de
2011,vía decreto Nº 8.266 y formalmente en gaceta oficial Nº 39.721 es entendido
como el conjunto de instituciones, normas y procedimientos, que interrelacionados
entre sí, procuran garantizar la prestación eficaz y eficiente del servicio
penitenciario, a fin de dar cumplimiento a la ejecución de penas y medidas
preventivas privativas de libertad, impuestas por la autoridad judicial.

Las Reglas Mandela o Reglas Mínimas para el Tratamiento de los


Reclusos, son normas adoptadas por las Naciones Unidas en 1955, que tuvieron
su última reforma el pasado 17 de diciembre de 2015. La versión revisada y
aprobada por unanimidad en la 70ª sesión de la Asamblea General de la ONU
establece nuevos estándares para el tratamiento de la población privada de su
libertad y administrar las cárceles., basándose en los recientes avances de la
ciencia penitenciaria y las mejores prácticas internacionales.

De ser aplicadas plenamente, podrían contribuir a cambiar lo que hasta


ahora ha sido el sistema carcelario y su política de sujeción y castigo, para
transformarse en una oportunidad de desarrollo personal que traiga a su vez
beneficios para la sociedad en su conjunto.

Las Reglas Mandela establecen que la finalidad de la pena sea la


protección de la sociedad contra el delito y la reducción de la reincidencia, lo que
sólo puede lograrse con una adecuada reinserción de la persona en la sociedad
tras su puesta en libertad. Agregan una serie de principios fundamentales que
incluyen el respeto a la dignidad humana y la prohibición inderogable de la tortura
y cualquier trato cruel, inhumano o degradante.

Entre otros temas propone la investigación de todas las muertes bajo


custodia, la protección y cuidados especiales de los grupos vulnerables, la
necesaria independencia del personal médico, restricciones sobre las medidas
disciplinarias, una regulación más precisa respecto a los registros personales, así
como cuestiones relativas a las condiciones de habitabilidad, trabajo, educación,
deporte y contacto con el mundo exterior.

Si bien estas Reglas no son de cumplimiento obligatorio para los Estados,


sí se constituyen como estándares básicos que deben guiar toda aplicación de
políticas penitenciarias en cualquier país del mundo.

La vigencia de la Constitución de la República de 1.999, impone la


necesidad de reformar la Ley de Régimen Penitenciario al igual que un variado
número de instrumentos legales, a los fines de adecuarlos a la normativa
constitucional y facilitar un proceso de transformación.

En el contenido de la Ley de Régimen Penitenciario vigente, existen


múltiples contradicciones con el artículo 272 de la Constitución, motivado a que el
funcionamiento penitenciario debería de cambiar radicalmente con la aplicación de
esta norma constitucional y ésta Ley no lo permite actualmente, de allí la
necesidad de procurar su reforma.

A principios del año 2.002, se supone que con el propósito de facilitar el


proceso de cambios que el sector requiere, el Dr. Luis Miquelena ex
constituyentista, para el momento Ministro del Interior y Justicia, quien conocía
claramente la necesidad de iniciar el cambio de la administración penitenciaria y
adaptarla al mandato Constitucional, solicitó la colaboración de un grupo de
personas para la reforma de la Ley de Régimen Penitenciario, se les asignó la
responsabilidad de elaborar el proyecto de reforma de la Ley de Régimen
Penitenciario y de Ente Autónomo Penitenciario, debiendo fundamentar la
propuesta en la adaptación de la Ley al artículo 272 de la Constitución.

El artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,


textualmente señala: "El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure
la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos. Para
ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el
estudio, el deporte y la recreación; funcionarán bajo la Dirección de
penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias, y se
regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estatales
o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización. En
general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas
penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas
de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria.
El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia
pospenitenciaria que posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna y
propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con
personal exclusivamente técnico".

Atendiendo este mandato se elaboró un proyecto de Código Orgánico


Penitenciario con aplicabilidad para imputados y condenados.

El Sistema Penitenciario venezolano requiere urgentemente una total y


verdadera reestructuración que signifique cambios profundos en el mismo, esto
obviamente, implica la participación de todos los actores involucrados en el
proceso de Administración de Justicia y de la decidida cooperación del Ministerio
del Interior y Justicia. Las iniciativas de cambio para el sector son apremiantes, su
intervención debería comenzar por la conformación de un equipo de trabajo
integrado por especialistas desvinculados totalmente de intereses mezquinos,
cuya característica primordial debe ser la honestidad y la valentía.

A tales fines, resultaría pertinente que los viejos actores del Sistema
Penitenciario donde todavía se encuentran personas que han representado
verdaderos obstáculos a las iniciativas de cambio, no tomen decisiones relativas a
esta propuesta de reestructuración. Obedece esta postura a evitar la repetición de
la misma historia; conviene que la participación de los funcionarios del sistema, en
principio se limite al suministro de información y a facilitar el proceso.

Esta recomendación no significa que deba excluírseles de la organización,


puesto hay que tener en cuenta, que en los equipos de trabajo de prisiones se
encuentran personas técnica y profesionalmente preparadas, pero por ser parte
del problema no resultaría conveniente que asuman funciones en la
reestructuración y así evitar errores ocurridos en el pasado.
Cualquier proyecto de reestructuración del sector penitenciario debe
obedecer al mandato Constitucional establecido en el artículo 272 de la Carta
Magna, donde se indica claramente cuál es el camino a seguir; en tal sentido,
tiene que adelantarse todo un proceso de reingenieria organizativa, que implique
la revisión de la situación existente en cuanto a presupuesto disponible;
condiciones del personal adscrito al sector de prisiones; reforma legislativa;
fortalecimiento de las dependencias funcionales; eliminación de las no funcionales;
diseño y planificación de programas. Todo con el fin de adecuar el sistema a la
exigencia constitucional.

"La esperanza es el único bien común a todos los hombres: los que todo lo
han perdido la poseen aún."

Thales de Mileto.

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