REGENERACION

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16.

Dios el Espíritu Santo: Su Regeneración por Lewis Sperry


Chafer

Dado que la vida cristiana de fe comienza con el nuevo nacimiento, la regeneración es una de
las doctrinas fundamentales en relación a la salvación. Una definición exacta de esta obra del
Espíritu y un entendimiento de su relación con toda la vida cristiana son importantes para un
evangelismo efectivo tanto como para la madurez espiritual.

A. Definición de regeneración.

En la Biblia la palabra «regeneración» se encuentra solamente dos veces. En Mateo 19:28 se


usa en la renovación de la tierra en el reino milenial y no se aplica a la salvación cristiana.

Mt. 19:28 28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre
se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre
doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

En Tito 3:5, sin embargo, se hace la declaración: «No por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo».

Sobre la base de este texto, la palabra «regeneración» ha sido elegida por los teólogos para
expresar el concepto de nueva vida, nuevo nacimiento, resurrección espiritual, la nueva creación
y, en general, una referencia de la nueva vida sobrenatural que los creyentes reciben como hijos
de Dios. En la historia de la iglesia, el término no ha tenido siempre un uso exacto, pero entendido
correctamente significa el origen de la vida eterna, el cual se introduce en el creyente en Cristo
en el momento de su fe, el cambio instantáneo de un estado de muerte espiritual a la vida
espiritual.

B. Regeneración por el Espíritu Santo.

Por su naturaleza, la regeneración es una obra de Dios y los aspectos de su veracidad se


declaran en muchos pasajes.

Jn. 1:13 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios.

Jn. 3:3-7 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús:
De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

Jn. 5:21 21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los
que quiere da vida.

Ro. 6:13 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros
a Dios como instrumentos de justicia.

2Co. 5:17 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas.
Ef. 2:5, 10 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos), 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Ef. 4:24 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Tito. 3:5 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

Stg. 1:18 18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas.

1P. 2:9 9 Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

De acuerdo a Juan 1:13, «no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad
de varón, sino de Dios». En muchos pasajes se le compara a la resurrección espiritual.

Jn. 5:21 21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los
que quiere da vida.

Ro. 6:13 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros
a Dios como instrumentos de justicia.

Ef. 2:5 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos),

También se le compara a la creación, por cuanto es un acto creativo de Dios.

2Co. 5:17 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas.

Ef. 2:10 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Ef. 4:24 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Las tres Personas de la Trinidad están involucradas en la regeneración del creyente. El Padre
está relacionado con la regeneración.

Stg. 1:17-18 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las
luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18 El, de su voluntad, nos hizo nacer
por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

Al Señor Jesucristo se le revela frecuentemente involucrado en la regeneración.

Jn. 5:21 21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los
que quiere da vida.

2Co. 5:18 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos
dio el ministerio de la reconciliación;

1Jn. 5:12 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Parece, sin embargo, que, como en otras obras de Dios donde las tres personas están
involucradas, el Espíritu Santo es específicamente el Regenerador.

Jn. 3:3-7 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús:
De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

Tito 3:5 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

Puede observarse un paralelo en el nacimiento de Cristo, en el cual Dios fue su Padre, la vida
del Hijo estaba en Cristo y aun así fue concebido del Espíritu Santo.

C. Vida eterna impartida por la regeneración

El concepto central de la regeneración es que un creyente el cual en un principio estaba muerto


espiritualmente ahora ha recibido vida eterna. Para describir esto se usan tres figuras. Una es la
idea de nacer de nuevo, o la figura de renacer. En la conversación de Cristo con Nicodemo Él
dijo: «Os es necesario nacer de nuevo.» Aparece en contraste con el nacimiento humano en
Juan 1:13.

Jn. 1:13 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios.

En una segunda figura, la de la resurrección espiritual, se declara a un creyente en Cristo como


«vivo de entre los muertos»

Ro. 6:13 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros
a Dios como instrumentos de justicia.

En Efesios 2:5 se declara que Dios, «aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo», literalmente «nos hizo vivos junto con Cristo». En la tercera figura, la de
la nueva creación, el creyente es exhortado a «y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad» (Ef. 4:24). En 2 Corintios 5:17 el pensamiento se hace
claro: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas.» Las tres figuras hablan de la nueva vida, la cual se recibe por
fe en Cristo.

Dada la naturaleza del acto del nuevo nacimiento, la resurrección espiritual y la creación, está
claro que la regeneración no es llevada a cabo por ninguna buena obra del hombre. No es un
acto de la voluntad humana en sí misma, y no es producida por ninguna ordenanza de la iglesia
tal como el bautismo por agua. Es enteramente un acto sobrenatural de Dios en respuesta a la
fe del hombre.

De igual manera, la regeneración debe distinguirse de la experiencia que le sigue. La


regeneración es instantánea y es inseparable de la salvación. Una persona salvada en forma
genuina tendrá una experiencia espiritual subsiguiente, pero la experiencia es la evidencia de la
regeneración, no la regeneración misma. En un sentido es posible decir que experimentamos el
nuevo nacimiento, pero lo que queremos significar con esto es que experimentamos los
resultados del nuevo nacimiento.

D. Los resultados de la regeneración.


En muchos aspectos, la regeneración es el fundamento sobre el cual está edificada nuestra total
salvación. Sin nueva vida en Cristo no hay posibilidad de recibir los otros aspectos de la salvación
tales como la morada del Espíritu, la justificación, o todos los otros resultados ulteriores. Sin
embargo, hay algunas características que son inmediatamente evidentes en el mismo hecho de
la regeneración.

Cuando un creyente recibe a Cristo por la fe, es nacido de nuevo y en el acto del nuevo
nacimiento recibe una nueva naturaleza. Esto es a lo que la Biblia hace referencia como al
«nuevo hombre» (Ef. 4:24), del cual se nos exhorta a que «nos vistamos», en el sentido de que
deberíamos aprovecharnos de su contribución a nuestra nueva personalidad. A causa de la
nueva naturaleza, un creyente en Cristo puede experimentar a menudo un cambio drástico en
su vida, en su actitud hacia Dios y en su capacidad de tener victoria sobre el pecado. La nueva
naturaleza está modelada en conformidad con la naturaleza de Dios mismo y es algo diferente
de la naturaleza humana de Adán antes de pecar, la cual era completamente humana, aunque
sin pecado. La nueva naturaleza tiene cualidades divinas y anhela las cosas de Dios. Aunque en
sí misma no tiene el poder de cumplir sus deseos aparte del Espíritu Santo, da una nueva
dirección a la vida y una nueva aspiración para alcanzar la voluntad de Dios. Mientras que la
regeneración en sí misma no es una experiencia, la nueva vida recibida en la regeneración da al
creyente nueva capacidad para la experiencia. Antes fue ciego, y ahora puede ver. Antes estaba
muerto, ahora está vivo a las cosas espirituales. Antes era extraño de Dios y fuera de la
comunión; ahora tiene una base para la comunión con Dios y puede recibir el ministerio del
Espíritu Santo. En la proporción que el cristiano se entrega a sí mismo a Dios y obtiene la
provisión de Dios, su experiencia será maravillosa, una demostración sobrenatural de lo que Dios
puede hacer con una vida que está rendida a Él. Otro aspecto importante de tener la vida eterna
es que es el terreno para la seguridad eterna. Aunque algunos han enseñado que la vida eterna
puede perderse y que una persona que ha sido una vez salva puede perderse si se aparta de la
fe, la misma naturaleza de la vida eterna y del nuevo nacimiento impiden una vuelta atrás en esta
obra de Dios. Es primeramente una obra de Dios, no de hombre, que no depende de ninguna
dignidad humana. Si bien la fe es necesaria, no es considerada una buena obra la cual merece
la salvación, sino más bien abre el canal a través del cual Dios puede obrar en la vida individual.
Así como el nacimiento natural no puede ser invertido, de la misma manera el nacimiento
espiritual tampoco puede serlo; una vez efectuado, asegura al creyente que Dios siempre será
su Padre Celestial. De igual manera, la resurrección no puede ser revocada, puesto que somos
elevados a una nueva orden de seres por un acto de Dios.

El nuevo nacimiento como un acto de la creación es otra evidencia que una vez que se realiza
continúa para siempre. El hombre no puede en sí mismo anular esta creación. La doctrina de la
seguridad eterna, de acuerdo a esto, descansa sobre la pregunta de si la salvación es una obra
de Dios o del hombre, si es enteramente por gracia o basada en los méritos humanos. Aunque
el nuevo creyente en Cristo puede fallar en lo que él debería ser como un hijo de Dios, así como
se da en el caso del parentesco humano, esto no altera el hecho de que él ha recibido una vida
que es eterna. También es cierto que la vida eterna que tenemos ahora se expresa sólo
parcialmente en la experiencia espiritual. Tendrá su gozo final en la presencia de Dios en los
cielos.

Pregunta: "¿Qué es la regeneración de acuerdo a la Biblia?"

Respuesta: Otra palabra para regeneración es segundo nacimiento, relacionada con la


frase bíblica "nacer de nuevo". Nuestro segundo nacimiento se distingue de nuestro
primer nacimiento, cuando fuimos concebidos físicamente y heredamos nuestra
naturaleza pecaminosa. El nuevo nacimiento es uno que es celestial, espiritual y santo,
que resulta en la vivificación espiritual de nuestro ser. El hombre en su estado natural
está "muerto en delitos y pecados" hasta que sea "vivificado" (regenerado) por Cristo.
Esto sucede cuando él pone su fe en Cristo (Efesios 2:1).

La regeneración es un cambio radical. Tal como nuestro nacimiento físico resultó en


un nuevo individuo entrando en un mundo terrenal, nuestro nacimiento espiritual
resulta en una nueva persona que entra en el reino celestial (Efesios 2:6). Después de
la regeneración, comenzamos a ver, a oír y a buscar las cosas celestiales; empezamos
a vivir una vida de fe y de santidad. Ahora Cristo está formado en los corazones; ahora
somos partícipes de la naturaleza divina, habiendo sido hechos nuevas criaturas (2
Corintios 5:17). Dios y no el hombre, es el origen de esta transformación (Efesios
2:1,8). El gran amor de Dios y Su don gratuito, Su abundante gracia y misericordia, son
la causa del nuevo nacimiento. El gran poder de Dios, que resucitó a Cristo de entre
los muertos, se ve en la regeneración y en la conversión de los pecadores (Efesios 1:19-
20).

La regeneración es necesaria. La carne humana pecaminosa no puede permanecer en


la presencia de Dios. En su conversación con Nicodemo, Jesús dijo dos veces que un
hombre debía nacer de nuevo para ver el reino de Dios (Juan 3:3,7). La regeneración
no es opcional, porque "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6). El nacimiento físico nos equipa para la tierra; el nuevo
nacimiento espiritual nos prepara para el cielo. Ver Efesios 2:1; 1 Pedro 1:23; Juan
1:13; 1 Juan 3:9; 4:7; 5:1, 4, 18.

La regeneración es parte de lo que Dios hace por nosotros en el momento de salvación,


junto con el sello del Espíritu Santo (Efesios 1:13), la adopción (Gálatas 4:5), la
reconciliación (2 Corintios 5:18-20), etc. La regeneración es lo que Dios hace para que
una persona viva espiritualmente, como resultado de la fe en Jesucristo. Antes de la
salvación, no éramos hijos de Dios (Juan 1:12-13); más bien, éramos hijos de ira
(Efesios 2:3; Romanos 5:18-20). Antes de la salvación, estábamos perdidos; después de
la salvación somos regenerados. El resultado de la regeneración es la paz con Dios
(Romanos 5:1), nueva vida (Tito 3:5; 2 Corintios 5:17), y el ser Sus hijos eternamente
(Juan 1:12-13; Gálatas 3:26). Con la regeneración inicia el proceso de la santificación,
por medio de la cual nos convertimos en las personas que Dios quiere que seamos
(Romanos 8:28-30).

La única forma para la regeneración es por medio de la fe en la obra completa de


Cristo en la cruz. Regenerar el corazón no se logra por la cantidad de buenas obras o
por guardar la ley. "Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado
delante de él (Dios)" (Romanos 3:20). Sólo Cristo ofrece una cura para la depravación
total del corazón humano. No tenemos necesidad de renovación, de reforma o de
reorganización; necesitamos un nuevo nacimiento.

La regeneración
“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3.7).

El significado literal de regeneración es “engendrar de nuevo” (Diccionario de


uso del español, María Moliner). Esta palabra se usa raras veces en las
escrituras (Mateo 19.28; Tito 3.5). Sin embargo, la doctrina de la
regeneración se evidencia bastante en la enseñanza bíblica que pertenece a la
salvación. Es la doctrina de la vida nueva que Dios engendra en nosotros
cuando nos convertimos.
Vida nueva en Cristo resulta de la regeneración como también la redención
resulta de la expiación, la justicia de la justificación y la santidad de la
santificación. Dios regenera, el hombre es renacido; Dios expía, el hombre es
redimido; Dios justifica, el hombre es justificado; Dios santifica, el hombre es
hecho santo.

Lo que la regeneración es
1. Nacer de nuevo

“El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3.3).
“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios” (1 Pedro 1.23). La vida que recibimos al nacer de nuevo es la
vida triunfante de Cristo que vence el pecado, el mundo y la muerte. Es una
vida incorruptible que verá el reino de Dios.

2. Ser nueva criatura

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5.17). La vida nueva
no resulta de nuestros esfuerzos para reformarnos, sino resulta de una obra
creadora de Dios en nosotros. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras” (Efesios 2.10). Observe que las buenas obras de Dios
serán evidentes en la persona regenerada. La vida después que el pecador se
arrepiente y se reconcilia con Dios se describe como una “vida nueva”
(Romanos 6.4).

“Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del
nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el
conocimiento pleno” (Colosenses 3.9–10). El hombre nuevo no nace hasta que
el viejo sea crucificado (Romanos 6.6).

3. Ser engendrado por la palabra

“Pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1 Corintios


4.15). “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad” (Santiago
1.18). El tema principal en estos dos versículos es que la nueva creación es
engendrada por la palabra de Dios.

4. Ser lavado

“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por
su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en
el Espíritu Santo” (Tito 3.5).

5. Recibir la naturaleza divina

“Para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,


habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia” (2 Pedro 1.4). Pablo ofrece la misma idea cuando habla de
“Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1.27). Cada persona
nacida de Dios tiene la naturaleza divina en sí misma, porque “si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8.9).

6. Recibir un corazón nuevo

Ezequiel predijo lo que iba a pasar cuando dio la promesa de Dios: “Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel
36.26). Con este corazón nuevo nuestra mirada está puesta en “las cosas de
arriba” (Colosenses 3.1). Mientras que cuando uno todavía vive según el
corazón de piedra la mirada está puesta en las cosas terrenales (Colosenses
3.5).

Lo que la regeneración no es
1. Sólo reformarse

La regeneración no consiste meramente en rehacer o reformar al hombre


viejo de pecado; es una creación completamente nueva, creada “según Dios
en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4.24).

2. Meramente la convicción de pecado

La convicción es una señal de que el Espíritu Santo está obrando, pero el


hombre llega a ser una nueva criatura solamente cuando se rinde a Dios y le
permite obrar el milagro de gracia en su corazón.

3. Afiliarse a una iglesia

La maldición de las iglesias modernas es que hay demasiados miembros en


quienes todavía reina el hombre viejo. No llegamos a ser hijos de Dios al
pertenecer a alguna iglesia o a cierta denominación, sino que nos afiliamos a
una iglesia que armoniza con la palabra de Dios después que nosotros hemos
sido regenerados.

4. Meramente vivir una buena vida moral

Hay personas que se consideran “buena gente” y están tan seguras de que
jamás han hecho alguna cosa muy mala. Pero si se examinaran honestamente
en el espejo del evangelio (2 Corintios 3.18) se verían como pobres pecadores,
engañados por su propia justicia.

5. Meramente un mejoramiento social

El mejoramiento social no tiene nada que ver con el “lavamiento de la


regeneración” (Tito 3.5) que vivifica el alma y de esa manera limpia la vida
por dentro y por fuera. No hay comunidad que pueda ser salva a menos que
sus habitantes se vuelvan al Señor y lleguen a ser “nuevas criaturas” (2
Corintios 5.17) en Cristo.

6. Meramente adherirse a la doctrina bíblica

“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino


una nueva creación” (Gálatas 6.15). Usted puede seguir una teología correcta
y todavía ser un pecador perdido. Una cosa es aceptar el evangelio en la
mente como algo correcto y otra cosa es aceptarlo en el corazón como el
“poder de Dios para salvación” (Romanos 1.16).

Todas las cosas mencionadas aquí son buenas en su propio lugar, pero no
ocupan ningún lugar como substituto para la salvación.

La obra de la regeneración
1. Es la obra de Dios

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen algo que ver con esta obra (Juan
1.13; 3.6; Tito 3.5; 1 Pedro 1.3; 1 Juan 2.29). Es el “lavamiento de la
regeneración” lo que nos trae la salvación; las obras no la pueden traer. Dios
nos salvó, “no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por
su misericordia” (Tito 3.5). No somos nacidos por obras, sino nacidos de
Dios, “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,
por su buena voluntad” (Filipenses 2.13).

2. Crece de la palabra de Dios

El evangelio de Cristo, dice la Biblia que “es poder de Dios para salvación”
(Romanos 1.16). En otras palabras, somos engendrados por el evangelio. En el
nuevo nacimiento la palabra de Dios es la semilla; el corazón humano es la
tierra; el predicador es el sembrador que siembra la semilla en la tierra
(Hechos 16.14); el Espíritu da vida a la semilla en el corazón que la recibe; la
nueva naturaleza nace de la divina palabra; el creyente es nacido de nuevo,
creado de nuevo y ha pasado de muerte a vida.

3. No se efectúa sin la cooperación de los hombres

La salvación es completamente la obra de Dios. Pero Dios usa a hombres para


traer las buenas nuevas de salvación a otros hombres. Además, Dios no salva a
nadie en contra de su propia voluntad. De cierto, Dios toca a los hombres con
el poder de la convicción del Espíritu Santo, pero el hombre no recibe la
nueva creación hasta que responda de corazón: “Señor, ¿qué quieres que yo
haga?” (Hechos 9.6). El hombre tiene que tener fe para recibir la
regeneración (Juan 1.12; Gálatas 3.26).

4. No es necesaria para el niño inocente


Cuando aquellas madres trajeron a sus niños a Jesús, él bendijo a los niños,
diciendo: “...de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19.14). Los infantes
que aún no son responsables por sus actos están bajo la sangre del Señor y son
candidatos aptos para el cielo hasta que lleguen a la edad cuando el pecado
revive y entonces ellos mueren (Romanos 7.9). De manera que cuando esto
sucede ellos deben experimentar el nuevo nacimiento para entrar al reino de
Dios.

5. Es esencial para la salvación

Para probar esto, nos referimos a las escrituras ya citadas de las cuales las
más directas son Juan 3.3, 5, 7.

Evidencias de la regeneración
La Biblia ofrece evidencias por las cuales podemos saber si somos regenerados
o no. A continuación presentamos algunas:

1. La justicia

“Todo el que hace justicia es nacido de él” (1 Juan 2.29). “Dios no hace
acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y
hace justicia” (Hechos 10.34–35). La justicia de Cristo, dada a los hombres, se
manifiesta en una vida justa, porque “los que hemos muerto al pecado, ¿cómo
viviremos aún en él?” (Romanos 6.2). Es imposible ser justo por dentro sin
manifestarlo por fuera (Mateo 5.14–16).

2. La victoria sobre el pecado

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 3.9). La


Biblia habla acerca de las flaquezas de la carne, pero no ofrece excusas en
cuanto a pecar voluntariamente. (Lea Romanos 8.1; Efesios 2.1–12; Tito 3.3–7;
1 Juan 1.4–7; Hebreos 10.26–27.) “Pero los que son de Cristo han crucificado
la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5.24). Los que son nacidos de
Dios no practican pecado, no porque nunca yerran, sino porque no
pecan voluntariamente. Si un hijo de Dios yerra y cae en pecado, en cuanto
se da cuenta que ha pecado, él se arrepiente y confiesa ese pecado. Por eso
no se le inculpa el pecado (Salmo 32.2; Romanos 4.8).

“Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo” (1 Juan 5.4). Los hijos de
Dios aman las cosas que Dios ama y aborrecen las cosas que él aborrece. Este
amor y ese odio son evidencias de la regeneración en la vida del cristiano. Por
tanto, “si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan
2.15). Todo aquel que de todo corazón ama lo que es bueno entonces
aborrece en absoluto lo que es malo. Esta es una de las evidencias
fundamentales que demuestra que alguien es hijo de Dios.

“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues
Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca” (1 Juan
5.18). Para el que es nacido de Dios el mandamiento “aborreced lo malo” le
es tan importante como “seguid lo bueno” (Romanos 12.9). El hijo de Dios,
que está lleno del Espíritu Santo, puede decir como dijo el salmista: “He
aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119.104).

3. La vida guiada por el Espíritu Santo

La diferencia entre la carnalidad y la espiritualidad es muy notable en Gálatas


5.19–23. Podemos saber si andamos según la carne o según el Espíritu Santo
(Romanos 8.1) al determinar si nuestra vida diaria manifiesta las obras de la
carne o el fruto del Espíritu Santo. Cuando usted ve a una persona cuya vida
diaria muestra claramente que está dirigida por el Espíritu de Dios, puede
estar seguro de que tal persona ha sido renacida.

4. La obediencia

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus


mandamientos” (1 Juan 2.3). Cristo les pone una prueba a sus discípulos
cuando les dice: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”
(Juan 15.14). También Santiago nos amonesta diciendo: “Pero sed hacedores
de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”
(Santiago 1.22).

5. El amor

“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los
hermanos” (1 Juan 3.14). Por esta misma razón Dios dice que “el que no ama
a su hermano, permanece en muerte” (1 Juan 3.14). “Amados, amémonos
unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de
Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios” (1 Juan 4.7–8).

6. La fe

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” (1 Juan 5.1).
La prueba verdadera de la fe, como la del amor, se halla al creer toda la
palabra de Dios y obedecerla. “Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1.12).

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