Jurisprudencia 2018 - Hartmann, Gabriel Leonidio C a.N.se.S
Jurisprudencia 2018 - Hartmann, Gabriel Leonidio C a.N.se.S
Jurisprudencia 2018 - Hartmann, Gabriel Leonidio C a.N.se.S
Sentencia Definitiva
Expediente Nº 79740/2014
VISTO:
Llegan las presentes actuaciones a conocimiento de esta Sala en virtud de los
recursos de apelación interpuestos por ambas partes contra la sentencia de la instancia
anterior.
La parte demandada se agravia de los parámetros ordenados para la actualización de
las remuneraciones consideradas para el cálculo del haber inicial, solicitando la aplicación
de los índices establecidos en la Ley 27.260, el Decreto nº 807/2016 y la Resolución
ANSeS nº56/2018. Cuestiona el recalculo de la Prestación Básica Universal y lo decidido
en torno a los arts. 9 de la ley 24463, 24, 25 y 26 de la Ley 24241.
La actora solicita la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 9, 23, 24, 25, 26
y 30 de la Ley 24214 como así también de los arts. 1, 2, 5 y 22 de la Ley 24463. Además,
peticiona la aplicación de una tasa mínima de sustitución que represente el 70% del
promedio de las ciento veinte últimas remuneraciones. Se agravia de lo decidido en relación
al impuesto a las ganancias, el descuento aplicado sobre los intereses por obra social, la
regulación de honorarios por considerarla exigua, la imposición de las costas y la tasa de
interés aplicable.
Y CONSIDERANDO:
Agravios de la demandada:
Con respecto a la petición referida a la sustitución del ISBIC por el RIPTE como
pauta de movilidad para la determinación del primer haber jubilatorio, cabe recordar que
este índice fue instituido por la ley 27.260 para actualizar los haberes y cancelar las deudas
previsionales de todos aquellos jubilados y pensionados del régimen nacional de previsión
que adhiriesen en forma voluntaria al denominado Programa Nacional de Reparación
Histórica mediante acuerdos transaccionales suscriptos con la Administración Nacional de
Seguridad Social (art. 4).
Como lo señalara uno de los más preclaros civilistas argentinos, “… la transacción
implica sustancialmente un reconocimiento parcial y una renuncia parcial de derechos. En
otras palabras, se renuncia parcialmente a un derecho para obtener el reconocimiento y
consolidación del resto de la pretensión” (v. Guillermo A. Borda, “Tratado de Derecho
Civil – Obligaciones – Octava Edición Actualizada, Editorial Perrot, Buenos Aires, T. I
pág. 553).
No consta en autos, ni fue alegado por ninguna de las partes, que el actor haya
adherido al referido Programa de Reparación Histórica, ni suscripto el acuerdo
transaccional que la ley 27.260 reglamenta, por lo que deviene a todas luces improcedente
aplicar el contenido hipotético de un contrato contemplado en esta ley –o cualquiera de sus
componentes- a un tercero que no lo ha suscripto.
De ello se deriva que no corresponde aplicar en la presente causa el mecanismo de
actualización previsto en el art. 5° de la ley 27.260 (RIPTE), toda vez que el actor no
adhirió al referido programa de Reparación Histórica ni suscribió el acuerdo transaccional
que ella reglamenta.
El índice de actualización ratificado por la Corte Suprema en el precedente “Elliff”
se ajusta a su inveterada doctrina sobre la garantía constitucional de movilidad (C.N. art. 14
Fecha de firma: 19/09/2018
Firmado por: NORA CARMEN DORADO, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: LUIS RENE HERRERO, JUEZ DE CAMARA
Firmado(ante mi) por: AMANDA LUCIA PAWLOWSKI, SECRETARIO DE CAMARA
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bis), por lo que no parece razonable ni justo sustituirlo por otro índice que es una mera
secuela de la renuncia de derechos litigiosos de la transacción que reglamenta la ley 27.260
[v. Código Civil y Comercial, artículo 1643] y que además no resulta consubstancial con
esta doctrina.
El Alto Tribunal señaló en el considerando 6° de la sentencia que: “Tal conclusión
concuerda con lo señalado por el Tribunal en el sentido de que el empleo de un indicador
salarial en materia previsional no tiene como finalidad compensar el deterioro inflacionario
sino mantener una razonable proporción entre los ingresos activos y pasivos, que se vería
afectada si en el cálculo del haber jubilatorio no se reflejaran las variaciones que se
produjeron en las remuneraciones (causas "Sánchez" y "Monzo" en Fallos: 328:1602, 2833
y 329:3211).
Y más adelante, concluyó del siguiente modo: “La prestación previsional viene a
sustituir el ingreso que tenía el peticionario como consecuencia de su labor, de modo que el
nivel de vida asegurado por la jubilación debe guardar una relación justa y razonable con el
que le proporcionaban al trabajador y a su núcleo familiar las remuneraciones que venía
recibiendo y que definían la cuantía de sus aportes, lo que ha llevado a privilegiar como
principio el de la necesaria proporcionalidad entre los haberes de pasividad y de actividad.”
(Considerando 11°)
Dicho módulo, por lo demás, se ajusta al contenido y alcance de la garantía
constitucional de movilidad y de las dos pilastras en las cuales se sustenta la misma, a
saber, los principios de proporcionalidad y de sustitutividad (C.N. art. 14 bis), que
obligan al legislador y al juez –cada uno en su ámbito de actuación o zona de reserva
constitucional- a cuantificar la tasa de sustitución razonable que corresponde aplicar, tanto
para la determinación del haber inicial, cuanto para su movilidad futura.
En orden a lo anterior, no parece justo ni equitativo sustituir el índice elegido por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación como pauta de actualización de los haberes
devengados, por otro que representa una mera secuela de la renuncia de derechos litigiosos
que toda transacción entraña y que, por otra parte, no resulta consubstancial con esta
doctrina constitucional.
Desde antiguo ha puntualizado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que “…
los jueces deben conformar sus resoluciones a las decisiones que en casos análogos dicte la
Corte Suprema haciendo jurisprudencia” (v. “Videla Magdalena c/García Aguilera,
Vicente”, año 1870 Fallos 9: 53; id. “Cerámica San Lorenzo S. A.”, Fallos 307: 1094);
seguimiento que entraña para todos los jueces de la República un “ … deber moral que se
funda principalmente en la presunción de verdad y justicia que a sus doctrinas da la
sabiduría e integridad de los magistrados que la componen y tiene por objeto -dicho
obligatorio seguimiento- evitar recursos inútiles.” (v. “Pastorino, Bernardo, capitán de la
barca Nuovo Principio c/Ronillón Marini y Cía.” Año 1883, Fallos: 25: 364).
En cuanto a la aplicación en la presente causa del Decreto Nº 807/16 y de la
Resolución ANSeS 56/2018 peticionada por el organismo demandado en su memorial de
expresión de agravios, no pueden tener favorable acogida –aunque con diferente alcance-
por las siguientes razones.
En primer lugar, porque la actora obtuvo su prestación con anterioridad al “mensual
agosto 2016” previsto como “dies a quo” en el punto 5º de la parte resolutiva del Decreto
Nº807/2016.
En segundo lugar, porque la petición de la recurrente que se aplique en estos autos
la Resolución ANSeS Nº56/2018 –contradeciría las prescripciones de este decreto y las
razones de orden público que subyacen al artículo 7 del Código Civil y Comercial de la
Nación- deviene extemporánea o traduce una reflexión tardía que no guarda relación con
los hechos de la causa (CSJN Fallos 331:423).
En efecto, es sabido que el tribunal de alzada “no podrá fallar sobre capítulos no
propuestos [en la demanda o en la contestación de demanda] a la decisión de primera
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imponible” previsto en el art. 9 de la ley 24.241- por las “imposiciones voluntarias” y los
“depósitos convenidos”.
Lo que aquí se resuelve, en consecuencia, se ajusta a la siguiente y reiterada
doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que expresa lo siguiente: “ … al
tratarse de créditos de naturaleza previsional, su contenido alimentario exige una
consideración particularmente cuidadosa, a fin de que, en los hechos, no se afecten sus
caracteres de integrales e irrenunciables, ya que las prestaciones correspondientes tienden a
la cobertura de los riesgos de subsistencia y ancianidad, que se hacen manifiestos en los
momentos de la vida en que la ayuda es más necesaria, lo que no se compadece con la
posibilidad de que las sentencias dilaten sin término la decisión de las cuestiones sometidas
a los jueces…” (v. “Barry, María Elena c/ ANSES. s/ reajustes por movilidad”, B. 789.
XXXI).
Por ello, se confirma lo resuelto en la instancia de grado con la salvedad establecida
relativa a los aportes omitidos.
Respecto al agravio que gira en torno a los arts. 9 inc. 3) de la Ley 24.463 y 26 de la
Ley 24241, conforme la doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
el precedente “Actis Caporale, Laureano”, (Fallo: 323:4216) “… resulta comprobado el
perjuicio concreto que ocasionó la aplicación del sistema de topes durante los períodos a
que se refieren los agravios del organismo previsional, en medida tal que la merma del
haber resulte confiscatoria de acuerdo con la doctrina del Tribunal de Fallos: 307:1985;
312:194, entre muchos otros”.
En consecuencia se declara la inconstitucionalidad de los arts. 9 inc. 3) de la Ley
24.463 y 26 de la Ley 24241 en el supuesto que en la etapa de liquidación de la sentencia se
acredite que la aplicación de los topes sobre el haber previsional del actor genera una quita
superior al 15% -límite de confiscatoriedad establecido por el Alto Tribunal en aquel
precedente- y se confirma lo resuelto en la instancia de grado.
Resulta inaplicable al haber previsional del actor la escala de deducción prevista en
la resolución Nº6/09 de la Administración Nacional de la Seguridad Social –reglamentaria
de la Ley 26417- toda vez que esta normativa establece en su artículo 9) lo siguiente “Los
haberes previsionales mensuales correspondientes a las prestaciones alcanzadas por la
escala de deducciones a que refiere el inciso 2 de la Ley Nº 24.463, estarán sujetos a partir
del 1º de marzo de 2009, en concordancia con el ajuste del haber máximo que se determine
según lo previsto por el artículo 9º de la ley antes mencionada, a la siguiente escala de
deducción: Si el haber supera el monto del haber máximo: QUINCE POR CIENTO (15%)
sobre el excedente de dicho importe máximo”.
En consecuencia, habida cuenta que el art. 9 inc. 2) de la Ley 24463 dispone que la
escala de deducción resulta aplicable a prestaciones otorgadas en virtud de leyes anteriores
a la Ley 24.241 y que la parte actora adquirió su beneficio previsional al cobijo de esta
última, el haber previsional del actor queda eximido de esta quita legal.
Agravios de la actora:
En virtud de lo dispuesto por el art. 278 del C.P.C.C.N., corresponde desentrañar los
agravios del actor con respecto a la inconstitucionalidad que plantea en la demanda del art.
79 inc. c) de la Ley de Impuestos a las Ganancias N° 20.628 (B.O. 31/12/73), y la solicitud
referida a la aplicación de una tasa mínima de sustitución para el cálculo del haber inicial.
Respecto del primero, en fecha reciente este tribunal se expidió en los autos
“Calderale, Leonardo Gualberto C/ ANSES S/ Reajustes Varios” (Sentencia de fecha 16 de
mayo de 2017), sobre el planteo de inconstitucionalidad formulado por el actor con
respecto al artículo 79 inc. “c” de la ley 20.628 (t.o 1976).
En dicho precedente se declaró la inconstitucionalidad del artículo 79 inc. “c” de la
ley 20.628 (t.o 1976) en base a los argumentos expuestos a los que cabe remitirse brevitatis
causae.
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que se traduzca en haberes irrisorios o ajenos a la naturaleza sustitutiva que debería revestir
toda prestación de la seguridad social tendiente a cubrir la contingencia de vejez.
Esta sentencia dispone un mecanismo de actualización para las remuneraciones que
se consideran para el cálculo del haber inicial, una pauta de actualización futura y resuelve
topes previstos por la ley vigente sobre el haber de sentencia.
Pero hete aquí que todo este mecanismo de cálculo carecería de sentido si no se
estableciera un patrón numérico concreto al enrevesado algoritmo legal, que sirviera de
clípeo protector de los citados principios constitucionales de proporcionalidad y
sustitutividad, pilastras fundamentales en las que se asienta la garantía constitucional de
movilidad.
El Alto Tribunal de la Nación en la causa “Quiroga, Carlos Alberto c/ANSeS
s/Reajustes Varios” (Fallo 337:1277), puso especial énfasis en el carácter “integral” de los
beneficios de la seguridad social (C.N. art. 14 bis): “… aspecto del que es parte esencial –
puntualizó- la correcta fijación del monto inicial de los haberes, pues de otro modo no
podría mantenerse una relación justa con la situación de los activos” (v. considerando Nº
9).
De ello se deriva que la solución que propicia la sentencia, al apartarse de tales
principios hermenéuticos de raigambre constitucional, no alcanzaría el objetivo superior de
cobijar la calidad de vida digna del trabajador que entra en pasividad, en consonancia con
tales directrices protectorias que emanan de la Ley Suprema y de diversos instrumentos
internacionales (Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. XVI;
Declaración Universal de los Derechos Humanos, arts. 22 y 25; Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, art. 9; Carta de la Organización de los
Estados Americanos, art. 45 inc. “b”).
Así lo sostuvo el Alto Tribunal de la Nación en la causa “Sánchez, María del
Carmen c/ANSeS s/ reajustes varios” (sentencia del 17 de mayo de 2005), en vigencia de la
ley 24.241 (B.O. 18/10/1993), con estas palabras: “Los derechos a una retribución justa y a
un salario mínimo vital y móvil dirigido a garantizar alimentación y vivienda, educación,
asistencia sanitaria y, en definitiva, una vida digna, encuentran su correlato en las
jubilaciones y pensiones móviles que deben ser garantizadas a los trabajadores cuando
entran en pasividad.”
La solución definitiva de esta iniquidad que se viene arrastrando desde hace décadas
(esto es, la inequitativa tasa de sustitución vigente que coloca a los jubilados del régimen
previsional contributivo allende los confines de protección que otorga la garantía de
movilidad constitucional), interpela a los jueces de todas las instancias por mandato
supremo y convencional.
El Alto Tribunal de la Nación señaló al respecto lo siguiente: “El derecho de ocurrir
ante un órgano judicial en procura de justicia, consagrado en el artículo 18 de la
Constitución Nacional, requiere que la tutela judicial de los derechos en cuestión resulte
efectiva, esto es, que sea oportuna y posea la virtualidad de resolver definitivamente la
cuestión sometida a su conocimiento. Así lo reconocen los tratados internacionales con
jerarquía constitucional a partir de 1994 (artículo 75 inciso 22).” (Fallos 339: 740, sentencia
del 7 de junio de 2016).
La actualización semestral de los haberes jubilatorios que establecía la ley 26.417 y
actualmente la ley 27.426 de manera trimestral, no corrige esta desproporción sino que la
mantiene y aun la profundiza en el transcurso del tiempo, como sucede cuando el
mecanismo legal previsto por ella no repara el daño patrimonial que la inflación propina a
los titulares de las jubilaciones y pensiones del régimen contributivo, afectando gravemente
sus condiciones de vida digna.
No empece la solución que se propone el recurrente estado de emergencia
económica y financiera que pareciera ser endémica en nuestro país, si se para mientes en el
principio de supremacía constitucional del artículo 31 de la Ley Suprema que coloca en un
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lugar de privilegio a los derechos y garantías supremas, que con inusitada frecuencia son
desplazados o aplastados por normas de inferior jerarquía, tales como las leyes de
emergencia.
La doctrina del Alto Tribunal de la Nación no ha sido compasiva con la emergencia,
por el contrario, su recurrente utilización por los distintos gobiernos ha merecido más de
una vez duras admoniciones por sus efectos deletéreos sobre los derechos humanos de los
afectados por ella.
Por ejemplo, los ministros Juan Carlos Maqueda y Elena I. Highton de Nolasco
expresaron en un conocido leading case lo siguiente: “La prolongación del estado de
emergencia, representa, en sí misma, el mayor atentado a la seguridad jurídica” (“in re”
“Galli, Hugo Gabriel y otro c/PEN –ley 25.561 – dtos. 1570 y 214/02 s/ amparo sobre ley
25.561”, sentencia del 05/04/2005).
También, en la misma sentencia y con idéntica contundencia, los ministros Ricardo
Lorenzetti y E. Raúl Zaffaroni, señalaron que: “La legislación de emergencia debe tener un
plazo para que se produzca su propia extinción, pero su prórroga y su reiteración han
inutilizado los mecanismos de autodestrucción y han alimentado los que permiten su
conservación. De tal modo –concluyen- la excepción se ha convertido en regla y los
remedios normales han sido sustituidos por la anormalidad de los remedios.” (“ibídem”).
Los desplazamientos normativos aludidos se operan con cierta regularidad en
desmedro de la norma de protección contenida en el artículo 75 inciso 23 de la
Constitución Nacional que ordena al Congreso Nacional: “Legislar y promover medidas de
acción positiva que garanticen el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por
esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en
particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.”
El sector social más débil de la sociedad que debería ser intocado por los factores de
poder o preservado en todo momento, suele ser el primero en sufragar los costos de las
crisis económicas como consecuencia de su proverbial debilidad, a diferencia de los
poderes económicos concentrados, políticos, sindicales, entre muchos otros, que –gracias al
imperio que ostentan- siempre llevan la mejor parte cuando acaecen tales situaciones de
emergencias.
El calibre moral de una nación, su hidalguía o señorío –energía cinética de su
desarrollo y crecimiento en todos los órdenes- está dado por el grado de protección que el
Estado le brinda a sus sectores más débiles y vulnerables.
El filósofo Erich From señalaba con acierto en su famoso libro “El miedo a la
libertad”, lo siguiente: “Con abierta desatención o con sutil condescendencia, forma usual
de tratar a los que no tienen poder, como los enfermos, los ancianos y los niños.”
El haber mínimo jubilatorio actual con moratoria es de $8.637 y en diciembre sería
de $9.309 con el aumento trimestral calculado en 7,79%. Las personas que se jubilaron sin
moratoria (presuntamente beneficiarios del 82% por su contribución al sistema), no
recibirían ningún incremento por este concepto en diciembre de este año, porque el salario
mínimo vital y móvil será de $11.300 y el 82% representa $9.266, es decir, inferior al haber
mínimo jubilatorio ($9.309).
En junio de 2018 los salarios promedio de la economía formal totalizan la suma de
$29.598 (“Remuneración Imponible promedio de los Trabajadores Estables”), por lo que el
haber mínimo jubilatorio actual de $8.636 representa el 29,18 % de aquel promedio, muy
lejos de una tasa de sustitución razonable a la luz de la garantía constitucional de movilidad
que consagra el artículo 14 bis de la Ley Suprema.
En este orden de ideas, no resulta ajustada a derecho la sentencia en un proceso por
reajuste de haberes, si el producto final arroja un haber previsional que no acata la
garantía constitucional de movilidad ni los principios de integralidad, proporcionalidad y
sustitutividad en los cuales aquella se sustenta.
Fecha de firma: 19/09/2018
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Para que ello no sucediera en estos autos, debería acogerse la petición de la actora
tendiente a establecer por vía judicial una tasa mínima de sustitución que supla el vacío
existente, pues de otro modo la protección que consagra la Constitución Nacional quedaría
en agua de borrajas.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo en un fallo de antigua data lo
siguiente: “… la jubilación constituye la prolongación, después de la cesación regular y
definitiva de la actividad social laboral del individuo, de la remuneración, como débito de
la comunidad por el servicio que él ha presentado..” (.…) “… esta Corte ha declarado
reiterada y constantemente que el principio básico que sustenta el sistema previsional
argentino es el de la necesaria proporcionalidad que debe existir entre el haber de pasividad
y el de actividad” (Fallos: 263:400, 265:256; 267:196; 279:389).
En el “leading case” “Badaro Adolfo Valentín c/ ANSeS s/ Reajustes Varios”
(sentencia del 8 de agosto de 2006), el Alto Tribunal consagró la siguiente doctrina: “…la
finalidad de la garantía constitucional en juego [“movilidad”] es acompañar a las
prestaciones en el transcurso del tiempo para reforzarlas a medida que decaiga su valor con
relación a los salarios de actividad” (considerando Nº 13; “id”: “id” Fallos 307: 2366).
La actualización monetaria semestral o trimestral de las jubilaciones no
necesariamente es sinónimo de movilidad constitucional, como suele afirmarse muy a
menudo, pues como lo ha dicho el Tribunal Cimero en esta última sentencia: “La
movilidad de que se trata no es un reajuste por inflación, como pretende el actor, sino que
es una previsión con profundo contenido social referente a la índole sustitutiva de la
prestación jubilatoria, para lo cual es menester que su cuantía, que puede ser establecida de
manera diferente según las épocas, mantenga una proporción razonable con los ingresos de
los trabajadores” (considerando Nº 14; id. Fallos 293: 551; 295: 674; 295: 146; 300: 616;
304: 180, entre muchos otros).
El Tribunal Cimero ha señalado en innumerables precedentes que lo atinente a la
materia previsional debe apreciarse conforme a la finalidad que ésta persigue, ámbito en el
cual el rigor de los razonamientos lógicos debe ceder ante la necesidad de que no se
desnaturalicen los fines que la inspiran que no son otros que la cobertura de los riesgos de
subsistencia y la protección integral de la familia, ya que el carácter alimentario de los
derechos en juego impone a los jueces el deber de actuar con extrema cautela cuando se
trata de juzgar peticiones de esta índole.
El ministro Juan Carlos Maqueda –en línea con esta doctrina suprema- expresó en la
sentencia “Cahais, Rubén Osvaldo c/ ANSeS s/ Reajustes Varios” (sentencia del 18 de abril
de 2017), que: “… nuestro país ha firmado la Convención Interamericana sobre la
Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores –aprobada por la Asamblea
General de la Organización de los Estados Americanos en el mes de junio de 2015- que
reconoce en su Preámbulo que “la persona, a medida que envejece, debe seguir disfrutando
de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y
participación activa en las esferas económica, social, cultural y política de sus sociedades”.
Asimismo, entre los deberes generales establece que los Estados parte se comprometen a
adoptar las medidas necesarias a fin de lograr, progresivamente, la plena efectividad de los
derechos económicos, y contempla expresamente el derecho que tiene toda persona mayor
a la seguridad social que la proteja para llevar una vida digna (arts.4º, inc. d y 17).
También sostuvo que: “La Constitución reformada en 1957 se hizo eco de
estas conquistas sociales al acuñar las normas que en el art.14 bis establecen los derechos
de la seguridad social. La idea fundamental que emerge de este texto –al reconocer la
movilidad de las jubilaciones y pensiones- es la de procurar a los trabajadores un derecho a
reclamar legítima e incuestionablemente al Estado los medios para atender a sus
necesidades cuando en razón de su avanzada edad evidencien una disminución de su
capacidad de ganancia”.
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Sent. del 7/5/91; “IACHEMET, María c/ Armada Argentina” Sent. del 29/4/93; “Conti Juan
c/ Ford Motor Arg. S.A.” Sent. del 29/3/88; entre otros). Por tanto, se rechazan los restantes
agravios.
Por lo expuesto, el Tribunal RESUELVE: 1º) Revocar parcialmente la sentencia
apelada conforme surge de los considerandos precedentes; 2º) Declarar inaplicable el art. 9
inc. 2) de la Ley 24.463 por tratarse de una beneficio otorgado en el marco de la Ley
24.241; 3º) Declarar la inconstitucionalidad del art. 79 inc. c) de la Ley 20.628 (Decreto
649/97) en la medida que al practicarse la liquidación del haber, conforme las pautas
ordenadas en la sentencia, éste supere el mínimo no imponible tornándose pasible de
tributar el impuesto a las ganancias (Ley 27.346); 4º) En el caso de que el haber inicial del
actor, calculado conforme a los parámetros de esta sentencia, fuera inferior al 70 % del
promedio de las últimas ciento veinte remuneraciones actualizadas, el organismo
demandado deberá reconocer y sufragar al actor la diferencia correspondiente hasta
alcanzar este porcentaje mínimo. A partir de allí, se aplicarán las pautas de actualización
ordenadas en la sentencia; 5º) Costas en el orden causado (art.21 Ley 24463); 6º) Confirmar
el pronunciamiento apelado en lo demás que decide y ha sido materia de agravios; 7º)
Regular los honorarios a favor de la representación letrada de la parte actora por su
actuación ante la Alzada en el 30% de lo fijado por su actuación en la instancia anterior y
8º) Devolver las actuaciones al Juzgado de origen a sus efectos.
Regístrese, protocolícese, notifíquese y oportunamente devuélvase.
El Dr. Emilio Lisandro Fernández no vota por encontrarse en uso de licencia (Art. 109
RJN).
ANTE MI:
AMANDA LUCIA PAWLOWSKI
Secretaria de Cámara
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