Diálogos - IV PDF

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BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 94

INTRODUCCI6N. TRADUCCI~NY NOTAS


POR
CONRADO EGGERS LAN

EDITORIAL GREDOS
Asesor para la sección griega: CARLOS GUAL.
GARC~A

Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido


revisada por ALBERTO DEL POZOORTIZ.

O EDITORIAL GREDOS, S. A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.

PRIMERAEDICIÓN, 1986.
1. a reimpresión, 1988.
2. " reimpresión, 1992.

Depósito Legal: M. 32192-1992.

ISBN 84-249-1487-2. Obra completa.


ISBN 84-249-1027-3.Tomo IV.
Impreso en España. Printed in Spain.
Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.
uy probablemente la República ' sea la obra más
importante de Platón. En ella se nos presenta la teoría
l Traducimos por República el título griego Politeía. Lo hacemos

no sin escrúpulos, ya que lo que modernamente entendemos por .re-


pública- no guarda prácticamente relación alguna con lo que Platón
entiende por politeía, vocablo con el cual se refiere principalmente
a un tipo de organización política que, entre otras características, pue-
de poseer la de set monárquica. Procedemos así, no obstante, porque,
al margen de no disponer de ninguna otra expresión indiscutiblemente
equivalente, en el lector de habla hispana está demasiado arraigada
la tradición del título República para esta obra de Platón, como para
pretender modificarla ahora sin riesgo de confusiones. Menor toleran-
cia empero guardamos con otra tradición -la de verter la palabra
pblis por .ciudad--, ya que en tal caso no tenemos que vérnoslas
con un titulo (por dl mismo motivo no traducimos, dentro de la obra,
poiíteía por urepúblita*). De por sí, en efecto, resultaría extraño que
se describieran las leyes y la constitución política de una ciudad, ya
que se habla de aleyesm y de uconstitución~de una entidad política
tuando esta entidad forma una unidad autónoma, en tanto que habi-
tualmente una ciudad fonna parte de una entidad superior, a saber,
de un Estado. Claro que en este punto se nos recordará que, en el
caso de algunos pueblos antiguos, entre ellos el griego, *en el territo-
rio de cada Estado existe sólo una colonización urbana, que da el nom-
bre al Estado*, para decirlo con las palabras de H. BENGTSON (Griechi-
sche Geschichte, 3.. ed., 1965, pág. 77). Pero esto no es cierto respecto
del Estado ateniense, fundado sobre la base de cuatro ciudades
metafísica de las Ideas en algunos de sus principales Allí encontramos toda una concepción antropológica de
aspectos, y, por primera vez, estratificada mediante una la cual ha derivado no sólo uno de los conceptos acerca
jerarquización que coloca a la Idea del Bien en su cús- del hombre que más arraigo han tenido en Occidente,
pide. Allí el pensamiento ético de su juventud y madu- sino también un punto de partida para la evolución de
rez recibe fundamentación metafísica, a través de la mis- la psicología, a la cual también aporta ricos retratos
ma Idea del Bien. Allí se enuncia por primera vez en psicológicos que configuran los primeros intentos teóri-
Grecia una teoría de la ciencia que, junto con su desa- cos de caracterología. Y no en último término, cierta-
rrollo por Aristóteles, influyó decisivamente en la axio- mente, debemos colocar su teoría de la educación y su
mática euclideana. También por primera vez se formu- "n de la sociedad.
lan allí planteamientos teológicos (recuérdese que la pri- e, por otra parte, que el tratamiento de tal
mera aparición literaria que conocemos del vocablo theo- multiplicidad temática no agota, ni con mucho, lo que
logía es la de Rep. 11 379a) y se bosqueja una preceptiva Platón tenía para decirnos -ni siquiera en el momento
estética que, como toda su propuesta política, continúa mismo de la composición de la obra- sobre cada uno
siendo motivo de polémica todavía a fines del siglo xx. de esos temas, como lo podemos deducir de un somero
examen de lo que en obras anteriores había dicho sobre
esos tópicos, lo cual está a menudo implicado en la
(Enoe, Maratón, Probálintos y Tríanotos), y que incluía ciudades tan
distantes entre sí como Ramnunte, Estiria, Acarnas y Eleusis, además República.
de la propia Atenas. Cuando Platón se refiere sólo a la ciudad de Ate- Por estos motivos no resulta posible dar cabida en
nas, como al comienzo de la República (1 327b), emplea más bien la esta Introducción a un estudio que pretendiera abar-
palabra ásty, no pólis. Y aunque esto aparentemente sólo vale para car, aun muy sintéticamente, la totalidad o siquiera una
Atenas, importa, porque Atenas es la pólis viva que Piatón critica.
Más apropiado sería traducir politeía por nconstitución» que por
buena parte de los puntos que merecen una llamada de
nrepública*. Así a veces la obra aristotélica Politeía athcnaíon es cono- atención al lector, para que se detenga sobre ellos al
cida como ula Constitución de los atenienses~(aunque también, acor- enfrentar el libro. De este modo, nos limitaremos a in-
de con el latín, ala República de los ateniensesu). Pero el moderno cluir aquí -además de algunas consideraciones sobre
vocablo uconstituciónu tampoco da la idea exacta que sugiere el grie-
go, con la que congenia más la definición de Hegel: ~estructuración
la composición de la obra-, breves estudios sobre tres
del poder del Estados (Enzyklopadie, 3 539). Una estructuración, por de los principales temas que surgen en su lectura; y an-
lo demás, viva y sujeta a modificaciones históricas: d a Politeía de los tes de esos estudios presentaremos una síntesis del con-
ateniensesu de Aristóteles nos presenta lo que denomina *once trans- tenido, con el propósito de facilitar al lector principian-
formaciones» de la organización política de Atenas. También la *Poli- te el buen manejo de una obra de tales dimensiones.
reía de Platóns, si bien concentra sus esfuerzos en la descripción del

nos hemos extendido en el *Ensayo preliminaru al


nos Aires, 1984, y en el artículo *Atenas y su constitución en la época
A menudo han sido distinz ' s cinco secciones en
clásica., en el Anuario de filosofía jurídica y social 2 [Buenos Aires, c 'i o ~ k R e p u b 1 & a " ; n 3 o ~ j 5 Z
19831.) - verdadero diá.~-s<cc$t.-
onsti"fUyeun
a..-.--.rm-xm.x< m
----
co cuyo tema es la justicia; otra, compuesta por los li- -de la que se había ocupado ampliamente en 11-111-,
bros 11 al IV, donde se traza el proyecto político propia- en una exposición que no guarda relación con lo que
mente dicho de Platón; una tercera que incluye los li- ha antecedido ni con lo que le seguirá.
bros V a VII, y que es la sección más estrictamente filo-
sófica de la obra; una cuarta que conforman los libros
VI11 y IX, en la que se exponen los diversos tipos de 2. La cronología absoluta
constituciones políticas posibles, con su probable ori-
gen y desenlace, y los tipos correspondientes de hom- Para explicar aunque sea parcialmente hechos como
bres que suponen; finalmente, la sección que constituye los que acabamos de ejemplificar, se han elaborado cuan-
el libro X, con una suerte de apéndice sobre la poesía do menos tres hipótesis: 1) ha habido, en vida de Pla-
y un mito escatológico que corrobora lo dicho acerca tón, dos ediciones de la República: una que vio la luz
de las recompensas que recibe el justo. no más tarde del año 390 a. C. y que comprendía el li-
Aunque la obra tiene unidad, se advierten cambios bro 1 íntegro, lo esencial de los actuales 11-IV, el co-
de argumentación, interrupciones o regresos a puntos mienzo del V y algunas páginas relativas a la educación
ya tratados, de un modo tal, que sugieren que Platón superior, que hoy tenemos en los libros VI y VII; y una
ha sentido necesidad de tratar nuevamente algo o de segunda edición, alrededor del 370, en la que el mate-
recomenzar la obra sin suprimir lo anterior o de inte- rial fue reelaborado, quedando de la manera en que lo
rrumpir el tratamiento de un punto para aclarar otro, conocemos hoy lb"; 2) el libro 1 fue publicado como obra
etc. Entre los casos más llamativos podemos mencionar independiente, con el título Trasímaco, alrededor del 390,
el evidente hiato entre los libros 1 y 11, tras el cual (con antes que el Gorgias, que significó una reelaboración
las palabras «creía haber puesto fin a la conversación»)
lbls En apoyo de esta tesis se citan, básicamente: 1) un testimonio
se prosigue un diálogo que parecía concluido, pero con
nuevos interlocutores, que continúan en este papel has- de AULO GELIO,Noches Áticas XIV 3, donde nos dice que, en su Cirope-
dia, Jenofonte se opuso a la República tras haber leído d o s aproxima-
ta el final de la obra. Al comienzo del libro V se produ- damente dos libros que fueron divulgados en primer lugar*, y la com-
ce una interrupción de Adimanto, pero, a diferencia de probación de J. Hirmer de que, en la edición antigua de la República.
otras interrupciones, ésta no hace avanzar ,la discusión compuesta de seis libros, los dos primeros correspondían a algo más
anterior, sino que, a propósito de un punto apenas ro- de tres libros de las ediciones actuales; 2) el resumen que de la Repú-
blica se cree hallar en las primeras páginas del Timeo, y que conten-
zado antes (la comunidad de mujeres y de niños), cons- dría sólo la reseña de los libros 11 hasta mitad del V; 3) las alusiones
tituye una digresión, que sólo cede lugar luego ante la del Busiris de Isócrates a las mismas partes de la obra. Pero cabe re-
problemática filosófica más importante de la obra. El plicar a 1): el testimonio de Aulo Gelio puede valer mejor para avalar
tema iniciado al final del libro IV (la descripción de los una hipótesis como la que nosotros preferimos; a 2): ya R HIRZEL (Der
tipos de organizaciones políticas) qu&daasí relegado has- Dialog, 1, Leipzig, 1895, reimpr. 1963, págs. 256-257, nota) demostró
que en el Timeo no se alude a la República sino a una conversación
ta que se retoma al comienzo del libro VIII. Finalmen- ficticia; y C. Ritter y A. Rivaud consolidaron esta demostración; a 3):
te, cuando uno pensaría, al término del libro IX, que para lo tocante al Busiris, nos remitimos a la refutación que hace A.
sólo debería esperar a continuación un mito escatológi- DIES(~Introduction~ a la République, Les Belles Lettres, págs. CXXVIII-
co, al comienzo del X Platón vuelve sobre la poesía CXXXIV).
del tema -mejor desarrollado-, por lo cual Platón op- mo las que les hace en el libro IX, pasando por una
tó por integrar el Trasirnaco en una obra de mayores caracterización de la justicia similar a la que traza al
alcances, que es la que ha llegado hasta nosotros; 3) la final del IV (aunque probablemente sin la concepción
República fue compuesta a lo largo de dos décadas a de un alma tripartita, que parece corresponder a algún
partir, aproximadamente, del 390; no necesariamente las momento posterior al Fedón). De este modo, los libros
partes concluidas de la obra fueron editadas en seguida 11 al IV habrían implicado una doble innovación con
de ser escritas, y su orden ha sido el mismo que conoce- respecto al plan inicial de la obra: la tesis del alma tri-
mos nosotros, con la excepción de que aparentemente partita, por un lado, y, sobre todo, la idea de buscar
los libros VI11 y IX fueron compuestos a continuación en la sociedad un concepto de justicia válido también
del IV, y sólo más tarde los V-VI1 y el X. para el individuo, idea que permite impulsar la indaga-
Es esta tercera hipótesis -que fue C. F. Hermann ción acerca del mejor Estado posible, y que implica for-
el primero en sostenerla, en 1839, aunque no exacta- jar un proyecto político. Ambas concepciones, por tan-
mente en los mismos términos en que acabamos de to, surgirían posteriormente al primer viaje a Italia y
formularla- la que aquí aceptamos, dado que nos sirve a Sicilia (3881387) y a la composición del Fedón y del
para explicar las dificultades que hemos visto sin la pre- Banquete (ca. 385), unos cinco años después de escri-
cariedad de las otras dos. La idea más arriesgada que to el libro 1. Estas conjeturas no implican necesaria-
presenta es la de que los libros V a VI1 fueron redacta- mente una edición separada de estas partes de la obra;
dos después de los VI11 y IX; y aun no se trata de una aunque, si confiáramos en el testimonio de Aulo Ge-
conjetura forzosa. Desarrollemos, pues, esta hipótesis. lio (ter, cabría pensar que, con lo <redactado, ha podi-
El libro 1 no debe haber sido compuesto antes del do tener lugar, si no una edición en sentido estricto,
año 390: en esto concordamos con las dos hipótesis que sí una difusión entre los miembros de la Academia y
rechazamos; su estructura, en efecto, no es la misma otros amigos de Platón suficiente como para que el con-
que la de los primeros diálogos llamados «socráticos»; tenido de los libros 1-IV fuera ya conocido en pequeños
ni siquiera puede decirse que sea estrictamente aporéti- círculos de Atenas. Sobre la base de tales conjeturas
co, puesto que la refutación de la tesis formulada por nos atreveríamos a decir que, cuando Platón escribió
Sócrates aparece sólo al comienzo del libro 11, en forma los libros 11 a IV, modificó sustancialmente el plan que
de objeciones. Es difícil establecer si Platón lo compu- tenía para la obra, ya que ésta pasó a proponer una
so como introducción a la obra, contando ya con un plan utopía política, y seguramente Platón pensó entonces
para toda ella, o si lo escribió pensando en editarlo in- un desarrollo más allá del libro IV, que incluyera la
dependientemente. Nosotros nos inclinamos por una con- descripción de las diversas formas de gobierno y de los
jetura en cierto modo intermedia: Platón habría tenido tipos humanos correspondientes, y un final mitológico-
el propósito, al escribir este primer libro, de componer escatológico a la manera en que lo había hecho en el
una obra de una extensión no mayor que el Gorgias so- Gorgias y en el Fedón. De este modo, la composición
bre la justicia, sobre la cual ya tenía en mente, al termi- de los libros VI11 y IX no habría tardado en seguir a
nar el libro 1, objeciones como las que al comienzo del
11 formulan Glaucón y Adimanto, y réplicas a éstas co- Iter Cf. nota anterior.
la de los 11-IV. En cambio, la de los V a VI1 tiene nar más páginas aún sobre el tema, ahora desde una
que haber sido posterior a los años 3791377, ya que perspectiva ontológica.
-como Wilamowitz fue el primero en advertir- en VI1 Por consiguiente, la composición de la República ha
540a-b Platón afirma que el filósofo tiene acceso a la debido extenderse a lo largo de un período de quince
Idea del Bien pasados los cincuenta años de edad, afir- o veinte años: a partir aproximadamente del 390 a. C.
mación que obviamente no habría hecho si él mismo hasta no mucho antes del 370.
no estuviera en esa situación. Y esa referencia al cono-
cimiento de la Idea del Bien es imprescindible no sólo
para la alegoría de la caverna, sino también para la del 3. La cronología relativa
sol; y sin duda el libro V guarda unidad con los VI-VII,
al menos desde el planteamiento de la exigencia de sa- Mucho más simple para nosotros se presenta el pro-
ber si la organización política propuesta es posible y blema de establecer la cronología de la República en
cómo; lo cual conduce a la caracterización del filósofo relación con otras obras del Corpus Platonicum, porque
y al tema de su educación. Ciertamente, no podemos al presente existe casi unanimidad respecto a su ubica-
calcular los años que han podido separar a esta parte ción dentro de éste. En efecto, si tomamos en cuenta
de la obra de las anteriores ya que no nos atrevemos las cronologías propuestas por veinticinco o treinta de
a proponer fechas para la composición de los libros 11 los más importantes platonistas e historiadores de la
al IV, y por consiguiente tampoco de los libros VI11 y filosofía griega, veremos que entre ellos reina unanimi-
IX. En cambio, podemos afirmar que fue en la década dad en considerar, como anteriores a la República, to-
de los setenta cuando se redactó la parte filosóficamen- dos los escritos llamados «juveniles» y algunos de ma-
te más importante de la obra (los libros V al VII), y durez como el Fedón, y, como posteriores, el Parméni-
seguramente antes de finalizar dicha década se comple- des, Teeteto, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias y Le-
tó la obra con el libro X, en donde se antepuso al mito yes (aunque difieran en el orden de estos escritos de
de Er, probablemente ya planeado antes, un nuevo ata- vejez). Para la casi totalidad, también el Fedro es poste-
que a la poesía. Por las palabras de Platón («considero rior; las excepciones a esto son Gomperz (1902), Shorey
que hemos fundado el Estado de un modo enteramente (1933)y Guthrie (1975). Para la inmensa mayoría, el Euti-
correcto... al no aceptar de ninguna manera la poesía demo, Crátilo y Banquete (junto con el Fedón) son ante-
imitativa... A vosotros os lo puedo decir, pues no iréis riores: el Crátilo es posterior sólo para Gomperz, Corn-
a acusarme ante los poetas trágicos,,) se tiene la impre- ford (1927), Shorey y Guthrie (1978), mientras el Ban-
sión de que, después de la difusión de los libros 1-IV quete es posterior sólo para Cornford (quien es el único
a que aludiría Aulo Gelio, poetas o intelectuales reac- en tener también por posteriores el Menéxeno y el Euti-
cionaron ante las críticas que Platón había hecho a la demo) y para Crombie (1962). Esto muestra que sólo en
poesía en los libros 11-111. Platón ha debido percibir, a los casos del Fedro y del Crátilo hay mayor discusión,
través de esas reacciones, debilidades en sus argumen- y aun así, sólo entre una minoría de investigadores. Por
tos, y eso explicaría que considerara necesario adicio- cierto que en esto hablamos de Rep. TI-X, ya que en cuan-
to a la composición, muy anterior, del libro 1 no hay
consenso. Nosotros creemos que éste ha precedido al a ser usado por Platón. Los libros 11-X están anudados
Gorgias y, por consiguiente, al Menón y a los diálogos al primero, de modo que forman parte del relato inicia-
de madurez, en lo cual coincidimos con quienes lo con- do en éste.
ciben como obra separada, pero no lo anteponemos a A partir del encuentro, que narra Sócrates, entre és-
ningún otro diálogo juvenil, por la distinta composición te y Polemarco, se sitúa la escena en casa del anciano
a que nos hemos referido. Por consiguiente, podríamos Céfalo, padre de que ersnnmstsw --o sea,
--
proponer un ordenamiento de esta índole: ~ n ~ e g ~ ~ e r ~ ~ ~ ~ c m x ~ ~ i d e n c i a ~enp eAtenas-
rmanent
1.O Diálogos de juventud (incluyendoel Menéxeno, no Gor-
"&'I.I
k&jt&+ e n v E ~ m P ~ ; e _ - ~ pde
u eAtenas,
r donde se
concentraba, la .aiaysr parte de los metecos dedicados
gias ni Menón)
al comercio o a la industria. El trozo filosófico inicial
2.' Rep. 1
3.' Gorgias, Menón de l a obra nos lo presenta conversando con Sócrates
4.O Eutidemo, Crátilo, Banquete, Fedón (no necesariamen- acerca de la vejez, en sabroso diálogo imitado más tar-
te en este orden) de por Cicerón. En el momento en que Sócrates pone
5.O Rep. 11-X énfasis sobre el concepto de justicia, Céfalo se retira
6.O Fedro de escena y es sustituido como interlocutor por Pole-
7.O Diálogos de vejez. marco. Pero la mansa aceptación por éste de las obje-
ciones de Sócrates, que lo hacen contradecirse, desatan
la ira de T__rasímaco, quien irrumpe en escena de una
4. Los personajes y su participación en el diálogo manera que hace pensar en el momento en que, en el
Gorgias 481b, Calicles desaloja del papel de interlocu-
k R e p ú híicaes un d & o ~ ~ _ q u ~ ~ _ e n e J a - ~ ~ f i c d g i ~
dad&-e&tsdgg e ~ n _ b a!.;XSJXX=
~ s s u e ~ n ~ i e _ n e _ n e l l . ~ L ~ 2 _ e E a _ i ~ ~ ~ ~ ~ e ~
-.-.,L---
obra --
sino _ e E ~ s x ~ a r ~ x j m , ~ Es- ~ , m g x ~de oratoria que es criticado en el Fedro. Pronto Trasí-
ta modalidad la comparte con otros escritos platónicos, maco es amansado por Sócrates y termina resignado
como Cármides, Lisis, Protágoras, Eutidemo, Fedón, Ban- a su derrota. Al término del libro 1 desaparece como
quete, Teeteto y Parménides. Pero a diferencia de los interlocutor, aunque no sólo permanece presente, sino
-
cuatro diálogos mencionados en último término, h-
lator es el propio Sócrates, protagonista de la obra. Tam-
que su punto de vista es tenido en cuenta más de una
vez en las argumentaciones en pro y en contra (cf. 11
de1 ~ r o t á ~ o r a ? que, 358a-e, 367-368, V 450a-b, VI 498c, VI11 545a, IX 590d).
en estos escritos, Sócrates comienza, en un caso, con- Hay otro personaje que interviene fugazmente en el li-
versando con un amigo, en el otro con Critón, a quienes bro 1, Clitofonte, quien lo hace en favor de Trasímaco,
se dirige luego el relato. Como en Cármides y Prdágo- y que en la vida real ha desempeñado un papel político
ras, en Rep. 1, Sócrates es inicialmente el único persona- en Atenas, especialmente en la revisión constitucional
je, por lo que debe entenderse que dirige su relato di- del año 41 1. En el libro 1 son mencionados también Ni-
rectamente al lector. Este procedimiento no ha vuelto cérato -hijo del general Nicias-, Lisias y Eutidemo
-hermanos de Polemarco-, un discípulo del orador Isó- Polemarco: es el beneficio a amigos y perjuicio a enemigos
crates, Carmántides, y los Sócrates: pero si se perjudica a un caballo, se le vuelve
peor respecto de su excelencia (areté); dado que la justi-
cia es la excelencia del hombre, al perjudicar a un hom-
bre se lo vuelve más injusto, y así se haría justicia pro-
terlocutores de Sócrates. Al comienzo de ese libro, la duciendo injusticia.
fuerza de sus argumentos y el consiguiente desconcier- Trasírnaco: es lo que conviene al más fuerte
to ficticio de Sócrates nos recuerdan las últimas obje- ~óc\rates:pero así como un médico dispone no lo que
ciones de Simias y Cebes, en Fedón 84c-91c. Pero luego le conviene a él sino lo que conviene al enfermo, el go-
quedan reducidos )al papel de interlocutores que, con bernante debe disponer lo que conviene a los goberna-
dos. Cada arte aporta un beneficio particular: el del mé-
su asentimiento, permiten a la argumentación avanzar
dico, la salud, el del mercenario el salario. Si el médico
o, con la manifestación de su incomprensióri («no en- gana dinero al curar, no se beneficia con el arte médico
tiendo, Sócrates~),dan lugar a una aclaración impor- sino con el arte del mercenario que añade al suyo. Así
tante. Son notables también algunas intervenciones su- el que gobierna no obtiene ningún beneficio de su arte,
yas en las que Platón, tras decir con solemnidad algo sino de uno adicional.
relevante, se vale de ellos para expresar una chapli- Trasímaco: la injusticia es excelencia y sabiduría
nesca autoironía (p. ej., en VI 509c: «¡Por Apolo! ¡Qué Sócrates: pero en cualquier arte el sabio no trata de
elevación demoníaca! »). A diferencia de los diálogos ju- aventajar a otro que lo conoce, sino al que lo desconoce.
veniles -incluyendo ahora entre ellos Rep. 1-, in- Y el justo no quiere aventajar al justo, sino al no-justo.
terlocutores de S c 5 1 e s - n o quedan
*** -%"m--
confundidos
*IxrY_
por% Por lo tanto es el justo quien se parece al sabio y bueno,
e éste, sino que ponen sii"b'f-iFfia""peen no el injusto.
+ntewfCtiCo-i.pYen"il:erlas enseñCrm -$irF 1oS'acérca"n a
l,-lvF;LaT
w-
- -
-- * A "
- --- _ - La justicia es la excelencia del alma
Cada cosa tiene una función (érgon) que sólo ella cum-
ple o que ella es la que la cumple mejor. Las funciones
del alma son atender, deliberar, etc., y su excelencia es
11. RESUMEN DEL CONTENIDO DE LA REPUBLICA la justicia, de modo que el alma justa cumplirá su fun-
ción y vivirá bien, no así el alma injusta.

LIBRO11
328c Discusión preliminar sobre la vejez
Céfalo: el carácter, no la vejez, es la causa de los ma- 357a Glaucón: la justicia no es vista como un bien en sí mismo
les de que se quejan los ancianos: la riqueza puede ayu- Bienes que deseamos por sí mismos, que deseamos
dar al hombre sensato a ser justo. por sus consecuencias y que deseamos por ambas cosas.
La justicia es colocada por la mayoría en la segunda cla-
331c Céfalo: la justicia es la devolución de lo que se debe
se, como algo en sí mismo penoso, y sólo deseable por
Sócrates: pero se puede devolver lo que se debe con
SUS consecuencias.
justicia o no.
358e Glaucón: la justicia no es cultivada voluntariamente 379a Pautas para hablar de Dios (peri theologías) en los textos
Los hombres sufren más al ser víctimas de injusti- Hay que representar a Dios tal como es: bueno, y por
cias que lo que disfrutan al cometerlas; por eso la justi- ende que no puede ser causa del mal. No ha de permitir-
cia consiste en un acuerdo para no sufrir ni cometer se que los poetas presenten a dioses haciendo mal o trans-
injusticias. Sólo cultiva la justicia el que es impotente formándose: lo excelente no es susceptible de modifica-
para cometer injusticia. Mito de Giges. ción; tampoco mintiendo, pues la verdadera mentira es
362d Adimanto: es preferible la injusticia a la justicia odiada por dioses y hombres, y la mentira en palabras,
Cuando los injustos son ricos pueden reparar cual- que es útil a los hombres, no sería útil para un dios.
quier delito y librarse de los males del más allá. Incluso
se puede persuadir a los dioses.
368a Sócrates: nacimiento del Estado sano
Se buscará la justicia en el Estado (pólis) primera- 386a Pautas para hablar de los hombres en los textos
mente, y luego en el individuo. El Estado nace cuando Los poetas no deben presentar a los héroes lamen-
el individuo no se autoabastece sino que necesita de otros, tándose por la muerte; tampoco como presas de risas
por lo cual se asocia con los demás. Estas necesidades o ensalzando la buena mesa.
son: 1) de alimentación, 2) de vivienda y 3) de vestimen- 392c Pautas para la dicción de la poesía
ta. Los expertos en cada actividad producirán para to- La narración puede ser simple (ditirambos), por me-
dos los demás, recibiendo a cambio los productos que dio de imitación (tragedia, comedia) o por ambas cosas
necesitan. Se llevará una vida austera. a la vez (épica). Los guardianes no deben hacer imitacio-
372d Tránsito hacia el Estado enfermo nes, ya que cada uno es apto para una sola tarea. Pero
Glaucón: una sociedad de cerdos no sería distinta. si imitan, deben imitar sólo caracteres valientes, mode-
Sócrates: pues entonces habrá que añadir cocineros, mé- rados, piadosos, etc. Usarán el tipo mixto de narrativa,
dicos, músicos, modistas, etc. Será un Estado enfermo con una parte breve de imitación.
o lujoso, cuyo territorio debe agrandarse a costa del ve- 398c Pautas para las melodías
cino: origen de la guerra y del ejército. El ejército debe Como las armonías han de adaptarse al texto, no se-
ser profesional. rán quejumbrosas ni relajantes: las únicas aceptables son
374e Cualidades que deben tener los militares la doria y la frigia. No se necesitarán instrumentos de
Serán seleccionados como militares o guardianes los muchos sonidos.
que posean agudeza, rapidez, fuerza y valentía; deben 399e Pautas para los ritmos
ser mansos con sus compatriotas y feroces con sus ene- Sólo deben permitirse los ritmos que sean propios
migos. de un modo de vivir ordenado y valeroso; el pie y la
376c La educación de los guardianes. La música: los textos melodía deben adecuarse al texto y no viceversa.
Hay que rechazar la mayoría de los mitos de Home- 403c La gimnasia y la medicina
ro y Hesíodo, que presentan a los dioses como crimina- Debe cambiar el régimen de vida de los atletas actua-
les o combatiendo entre sí. les, que duermen demasiado; se excluirá el pescado y
la carne hervida, pero sin estar pendiente del régimen.
Sólo los ricos, que no cumplen una función en la socie-
dad, pueden pasarse el tiempo con los médicos; el arte- 421d La pobreza y la riqueza de los ciudadanos
sano no tiene tiempo para tratamientos largos. No debe haber gente rica ni pobre, ya que, si es rica,
no se ocupará de su trabajo, y si es pobre, no podrá
410b Poder educativo de la gimnasia y la música
realizarlo bien. Y si en una guerra se combate contra
Ambas educan el alma: la gimnasia, su lado fogoso
un Estado en que hay ricos y pobres, se les ofrecerá
(thymoeidés), y si se combina con música, que cultiva
a éstos la fortuna de los ricos a cambio de su alianza,
la dulzura, produce, en lugar de la fuerza bruta, la
ya que en este Estado no interesa la riqueza.
valentía.
427d Las partes de la excelencia en el Estado
412b Pruebas de los candidatos a gobernantes
Para saber si se halla la justicia en el Estado, basta-
Los que gobiernen serán los que tengan la convicción
rá con examinar si están presentes las otras tres partes
(dógma) de que lo que deben hacer es siempre lo que
de la excelencia: la sabiduría (sophía) la moderación
más convenga al Estado. Tres clases de pruebas: 1 ) en-
(sophrosynt?)y la valentía (andreía). El Estado es sabio
cargarlos de tareas que faciliten su olvido de esa convic-
no por el conocimiento de alguna cuestión particular,
ción; 2) imponerles trabajos, sufrimientos y competen-
sino por el de su totalidad, que es el apropiado para
cias, y 3) llevarlos a lugares terroríficos y luego a otros
la vigilancia que está presente en los guardianes. El Es-
placenteros.
tado es valiente si lo es aquella parte suya que va a la
414 Mito de las clases guerra por su causa. El Estado es moderado cuando go-
Todos los ciudadanos han sido criados y educados bernantes y gobernados coinciden en quiénes deben go-
por la tierra, que es su madre y nodriza; por tanto, to- bernar: así la mejor parte gobierna a la peor.
dos son hermanos entre sí. Pero en la composición de
432b La justicia en el Estado bien fundado
unos (guardianes gobernantes) entró el oro, en la de otros
Es lo que resta para que el Estado alcance la exce-
(auxiliares)la plata y en la de otros (labradores y artesa-
lencia: consiste en que cada uno haga lo que le corres-
nos) el bronce y el hierro. Puede darse el caso de que
ponde en el Estado.
u n hombre de oro genere uno de bronce, y que uno de
hierro genere ii uno de oro; en todos los casos hay que 436a Las partes del alma
llevarlos al sector que les corresponde. ¿Están presentes en el individuo las mismas clases
que en el Estado? ¿Hablamos de géneros distintos, cuan-
416a Comunidad de los guardianes
do decimos que por medio de uno aprendemos, por otro
Para ser como perros de rebaño, no como lobos que
somos fogosos y por otro anhelamos placeres?
devoren a las ovejas, los guardianes no deben contar con
bienes privados, salvo de primera necesidad, y harán sus 436c El principio de contradicción
comidas en común. Una misma cosa no produce ni padece efectos coq-
trarios en el mismo sentido, con respecto a lo mismo
y al mismo tiempo; no debemos confundimos cuando
una cosa parece una y resulta múltiple.
419a La felicidad de la clase gobernante y la sociedad 437b Las partes del alma (continuación)
Adimanto: los gobernantes, teniendo todo en su ma- Si alguien.tiene sed, es debido a la parte irracional
no para ser dichosos, no podrán así disfrutar como los (alógiston)y apetitiva (epithymetikón) del alma, pero puede
de otros Estados. Sócrates: no debemos mirar a la felici- no querer beber a causa del razonamiento (logismós). La +

dad de los guardianes, sino a la de toda la sociedad.


fogosidad (thymós) pasa a veces por semejante a la ape- ben poder regocijarse y entristecerse por las mismas co-
titiva, pero cuando uno se encoleriza contra los propios sas (por decir todos 'mío' a lo mismo).
deseos se ve que no es así; tampoco se identifica con 469b La esclavitud y las luchas entre griegos
la parte racional (logistikón), ya que uno puede entusias- Los griegos no harán esclavos a otros griegos, sino
marse irracionalmente y ser llamado al orden por la ra- sólo a los bárbaros. En las guerras entre griegos no se
zón. Por tanto, son tres géneros distintos. despojará a los cadáveres, excepto de sus armas, y éstas
441c Funciones de las partes del alma no serán ofrendadas en los templos; no depredarán los
Así como el Estado es justo cuando las tres clases campos ni incendiarán las casas de los vencidos.
hacen cada una lo suyo, lo mismo con el individuo: al 471c Glaucón: ¿es posible que tal organización política exista?
raciocinio corresponde mandar y a la fogosidad ser su Sócrates: se ha indagado qué es la justicia y el hom-
servidor y aliado. El individuo es valiente cuando la fo- bre justo para proponerlos como paradigmas para nues-
gosidad se atiene a lo prescrito por la razón, es sabio tros actos, no para demostrar que su existencia es posi-
por la parte racional y es moderado por la amistad y ble. La praxis alcanza siempre menos la verdad que las
concordia de estas partes entre sí. palabras. Más bien hay que demostrar cómo se puede
fundar el Estado más próximo al descrito. La condición
es que los filósofos reinen en los Estados o los gober-
nantes filosofen.
451d Naturaleza y tareas de la mujer 474b El filósofo
En cuanto a la naturaleza difieren entre sí un hom- Los que aman algo lo aman en su totalidad y no
bre carpintero y otro médico, no un hombre médico y en una parte; así el 'amante de la sabiduría' (philóso-
una mujer médica: las dotes naturales están similarmente phos) es aquel que gusta de todo estudio, sin hartarse
distribuidas en el hombre y la mujer; sólo difieren en nunca. Pero hay que distinguir el 'verdadero filósofo' del
que la mujer es más débil. Por lo tanto las mujeres de- que es 'parecido a un filósofo'.
ben realizar las mismas tareas que los hombres y reci-
475e Los filósofos y las Ideas
bir la misma educación.
Lo Bello, lo Justo, lo Bueno y todas las Ideas son
457e Comunidad de mujeres y de niños una cada una, pero, al aparecer en comunión con accio-
Ninguna mujer cohabitará en privado con un hom- nes, cuerpos y unas con otras, cada una parece múlti-
bre; las mujeres serán comunes a todos los hombres. ple. Los verdaderos filósofos, a diferencia de los pareci-
Por participar de las mismas tareas, llegarán a la unión dos a filósofos, no confunden la Idea con las cosas que
sexual; se celebrarán matrimonios sagrados entre los me- de ella participan.
jores guardianes y las mejores guardianes. Los hijos se-
476d E1 objeto del conocimiento y el objeto de la opinión
rán comunes y no sabrán quiénes son sus padres; su edu-
El que conoce, conoce algo que es (ón), no puede co-
cación será confiada a magistrados, separándose a los
nocer lo que no es (me ón). A lo que es corresponde el
mejores.
conocimiento científico (epistéme;), a 10 que no es corres-
462a Carácter comunitario de la sociedad ponde la ignorancia. También el que opina debe opinar
El mayor mal para el Estado es lo que lo divide y sobre algo y no sobre lo que no es, pero la opinión (dó-
el mayor bien lo que lo une. Por ende, debe haber una xa) es algo más oscuro que el conocimiento y más claro
comunidad de placer y dolor: todos los ciudadanos de-
gar hasta el objeto del estudio supremo, la Idea del Bien,
que la ignorancia, y por ende corresponde a algo inter-
que es algo superior a la justicia.
medio entre lo que es y lo que no es: la multiplicidad,
p. ej., de cosas bellas es algo intermedio entre la esencia Alegoría del sol
(ousía) y el no ser (to m t einai). Los que gustan de ella Las cosas múltiples son vistas, las Ideas pensadas.
son amantes de la opinión (philódoxoi), no filósofos. Lo que es el sol en el ámbito visible respecto a la vista
y de lo que se ve, es la Idea del Bien en el ámbito inteli-
gible (noetos tópos) respecto del intelecto (noiis) y de lo
que se intelige, o sea, de las Ideas. Así como el sol apor-
486a El alma filosófica ta a las cosas visibles la propiedad de ser vistas y tam-
El alma filosófica suspira siempre por la totalidad bién su vida, así la Idea del Bien confiere a las Ideas
íntegra de lo divino y de lo humano. Desde temprano el poder de ser conocidas pero además el existir (to einai)
es justa y mansa, bien dotada de memoria y facilidad y la esencia (ousía), aunque ella misma no sea esencia
de aprender. sino que esté más allá de la esencia.
487d Dificultades del ejercicio de la verdadera filosofía Alegoría de la línea
Cuando las cualidades del alma filosófica (valentía, Dividida una línea en dos secciones desiguales, y ca-
moderación, etc.) se nutren mal, arrancan al alma de la da una de ellas en otras dos, tendremos, en la sección
filosofía. Los que corrompen a los filosófos no son los visible, una subsección de imágenes (sombras, reflejos)
sofistas sino los acusadores de éstos, que son los más y otra de la cual en la primera hay imágenes (seres vi-
'
grandes sofistas: la multitud en la asamblea, teatro, etc. vos, artefactos). A su vez, en la primera subseccion de
Los sofistas no enseñan privadamente otra cosa que las la parte inteligible, el alma se sirve de supuestos (hypo-
convicciones que la multitud se forja cuando se congre- théseis), sin marchar hasta un principio) (arché) sino ha-
ga. Son muy pocos los que tratan dignamente con la fi- cia la conclusión. En la otra subsección parte de supues-
losofía, y, al no ver nada sano en la política, se alejan tos, pero avanza por medio de Ideas hasta llegar al prin-
de ésta. cipio no supuesto (anypothetos arché). La seczción visible
497a La juventud y la filosofía se conoce mediante la opinión y, dentro de ella, la sub-
sección d e imágenes por la conjetura (eikasía) y la otra
Cuando los adolescentes abordan la filosofía, al Ile-
por la creencia (pístis); la sección inteligible es conocida
gar a su parte más difícil, la relativa a los conceptos
mediante la inteligencia (nofis):dentro de ella la subsec-
abstractos (to peri tous lógous), la abandonan. En la ado-
ción inferior mediante el pensamiento discursivo (diá-
lescencia hay que darles una educación apropiada a la
noia), la superior por el intelecto (nofis).
edad, y, sólo cuando la fuerza corporal declina, hacerlos
ocuparse de la filosofía.
499e Posibilidad de persuadir a la multitud LIBROVI1
La multitud está mal dispuesta con la filosofía por-
que nunca ha visto un filosófo como el descrito, pero 517b Alegoría de la caverna
se le puede persuadir de que lo dicho es verdad. La caverna es el ámbito visible en que vivimos y el
fuego en ella es el sol: afuera está el ámbito inteligible,
502c El objeto del estudio supremo las Ideas, y el sol es la Idea del Bien. El arte de volver
Hay que probar a los guardianes en la práctica de el alma desde las tinieblas hacia la luz es la educación
los estudios superiores, para ver si son capaces de Ile-
Los gobernantes, una vez educados de ese modo, deben y conjetura; a estas dos en conjunto, opinión, y a las
gobernar. dos primeras en conjunto, inteligencia (nóesis). Esta se
refiere a la esencia, y la opinión al devenir. Esencia: de-
522-c Estudios del filósofo: 1) aritmética
venir :: inteligencia: opinión, y a su vez ciencia: creencia
Para escapar al ámbito del devenir (génesis) y captar
:: pensamiento discursivo: conjetura.
la esencia el guardián debe estudiar aritmética, que ele-
va el alma y la obliga a discurrir (dialégesthai) sobre los 534b Formación de los dialécticos \
Números en sí. Estudiarán desde niños. A los veinte años se elegirá
a los más inteligentes y durante diez años se les hará
526c 2) geometría plana tener una visión en conjunto (sinopsis) de lo que en for-
Aunque los geómetras hablan de 'cuadrar', 'aplicar',
ma dispersa estudiaron cuando niños. A los treinta años
etc., como si sus discursos apuntaran a la praxis, la geo-
se seleccionará a los más capaces de prescindir de los
metría se dirige al conocimiento de lo que es siempre.
sentidos y de marchar hacia lo que es en sí, y se les
528a 3) estereometná hará descender a la caverna para ejercitarse en todo ti-
El estudio del sólido en sí mismo ha sido emprendi- po de trabajo. A los cincuenta se los forzará a contem-
do hasta ahora débilmente; el Estado debe promoverlo. plar la Idea del Bien, y a, tomándola como paradigma,
528e 4) astronomía alternarse durante el resto de sus vidas en el gobierno
No hay que ocuparse de ella con la vista, ni aunque del Estado.
se mire hacia arriba, sino con la inteligencia: los astros
que se ven sólo sirven como ejemplos para el estudio
de los que no se ven, en su velocidad, figura y relaciones
verdaderas. 543c Las cinco clases de constituciones políticas
530d 5) armonía El régimen correcto es el descrito, la aristocracia. Hay
Lo mismo en el caso de la teoría matemática de la cuatro regímenes (politeíai) deficientes: la timocracia o
música: a partir de los acordes que se oyen hay que ele- timarquía, la oligarquía, la democracia y la tiranía. Y
varse al examen de los números armónicos y de los que hay otros tantos tipos de hombres, de cuyo comporta-
no lo son, lo cual es útil para la búsqueda de lo Bello miento nacen aquéllos.
y lo Bueno. 545d La corrupción del mejor Estado (discurso de las Musas)
531d La Dialéctica, estudio supremo Ni siquiera los mejores guardianes podrán controlar
Los estudios anteriores sólo son un preludio a la dia- por completo la fecundidad y esterilidad ajustándose al
léctica, que sólo pueden alcanzar los capaces de dar y 'número geométrico total'; de este modo se procreará
recibir razón de la esencia. Tal como el prisionero llega en momentos no propicios y nacerán niños no favoreci-
al término de lo visible cuando puede ver el sol, el dia- dos por la naturaleza, que serán inferiores a sus padres,
léctico arriba al término de lo inteligible cuando con- y cuando les toque gobernar descuidarán la música y
templa la Idea del Bien. El método dialéctico es el único la gimnasia. Así surge la timocracia.
que marcha hasta ella cancelando los supuestos. 547d La timocracia
533e Retorno a la alegoria de la línea. ordenamiento epistemológico Llegarán al gobierno hombres más fogosos y más ap-
El conocimiento relativo a las cuatro subsecciones tos para la guerra que para la paz. Lo que prevalece
son: ciencia (epistémz), pensamiento discursivo, creencia
INTRODUCCI~N

en este régimen, con la fogosidad, es el deseo de impo- 562a La tiranía


nerse y ser venerado. El deseo insaciable de libertad pierde a la democra-
548d El hombre timocrático cia (como el deseo insaciable de riqueza pierde a la oli-
Ajeno a las Musas, ama el poder y los honores, de garquía). Los ricos que son despojados de su fortuna
joven desdeña la riqueza, mas no de adulto. Es hijo de luchan contra el pueblo; éste pone a su cabeza un indivi-
un padre bueno que vive en un Estado mal organizado, duo que se desembaraza violentamente de sus enemigos.
y que alienta en él lo racional. Pero su madre y criados Al principio, el tirano libera de deudas a los pobres y
cultivan en él lo apetitivo, pues anhelan tener más ri- les da tierras, pero, cuando se reconcilia con algunos
queza y poder y critican a su padre. En este conflicto enemigos y extermina a los demás, promueve guerras
llega a un compromiso, y cede el gobierno de sí a lo para mostrarse como conductor y para que los impues-
fogoso. tos empobrezcan a los ciudadanos y no puedan ocupar-
se de conspirar contra él. Se llenará de enemigos, y será
550c La oligarquía odiado por muchos.
Régimen basado en la tasación de fortunas; en él man-
dan los ricos. Surgen porque los hombres que ansiaban
honores terminan por volverse amigos de la riqueza y
llevar a los ricos al gobierno. Son en realidad dos Esta-
571a El hombre tiránico
dos: uno de los ricos y uno de los pobres.
En el hijo del hombre democrático hay deseos repri-
553a El hombre oligárquico midos, que, a más de innecesarios, son contrarios a toda
El hijo del hombre timocrático primero imita a su pa- norma; los forjadores de tiranos estimulan éstos; así las
dre, pero, al verlo luego procesado y privado de su for- opiniones morales anteriores son sometidas por otras que,
tuna, deja de lado la ambición y fogosidad que prevale- cuando está interiormente regido de modo democrático,
cían en su alma y se vuelve hacia el lucro. Su parte ra- sólo se liberaban durante el sueño; no se arredrará ante
cional sólo mira cómo acrecentar su riqueza. Reprime crimen alguno.
los deseos de placer para no gastar su fortuna.
576b Primera prueba de la superioridad del justo sobre el injusto
555b La democracia El hombre tiránico es el más injusto y, si llega a go-
Surge cuando los pobres ven que los gobernantes oli- bernar solo mucho tiempo, es el más desdichado: es el
gárquicos no valen nada y que sólo gobiernan por debi- que menos hace lo que quiere; está forzado a la adula-
lidad. En este régimen abunda la libertad de palabra y ción y al servilismo.
de hacer cada uno lo que le da la gana.
580d Segunda prueba
558c El hombre democrático Según la parte del alma que predomine, hay tres ti-
Hay deseos necesarios, que hay que satisfacer para pos de hombres: el filósofo, el ambicioso y el amante
no morir, y deseos innecesarios. En el hijo del hombre del lucro. Subyacentes a cada uno de estos tipos hay
~ligárquicose produce una pugna entre ambos tipos de tres clases de placeres. El filósofo es el que mayor expe-
deseos. Si ninguno de ambos tipos es auxiliado desde riencia tiene en estas tres clases. Por lo tanto, su modo
fuera, el hombre democrático vive de un modo que no de vida es el más agradable.
es contrario a la libertad ni a toda norma.
583b Tercera prueba 608c La inmortalidad del alma
El estado en que no se sufre es intermedio entre el El mal de una cosa es lo que la corrompe. Pero los
placer y el dolor. Pero cuando se ignora el verdadero males del alma (la injusticia, la cobardía, etc.) no la des-
placer se toma por placer la cesación del dolor. Cuando truyen. Nunca la perversión de una cosa destruye a otra,
el alma sigue a la parte filosófica, cada una de las par- sino sólo la propia perversión. De modo que si los males
tes hace lo que le corresponde y obtiene los placeres propios del alma no la pueden destruir, menos aún po-
que le son propios. El hombre tiránico, en cambio, so- drán los males propios del cuerpo, que son ajenos al al-
mete la parte racional a la apetitiva. Por ende, el tirano ma. Y si el alma no perece ni a causa de un mal propio
vive del modo más desagradable y el rey del más agra- ni de uno ajeno, es inmortal.
dable. El tirano está alejado del verdadero placer en una
612b Las recompensas del justo
cantidad que es el triple del triple.
Aunque la justicia vale en sí misma y no por sus con-
588b La justicia es más ventajosa que la injusticia secuencias, goza de la mejor reputación entre los dioses
El que comete injusticia esclaviza lo mejor de sí, y, y hombres; pues a los dioses no se les escapa quién es
si la oculta y no la expía, se vuelve más perverso. justo y quién injusto. Y si el justo es amado por los dio-
ses, le sucede lo mejor, en vida o tras la muerte. Lo mis-
mo con los hombres: tarde o temprano reconocen la jus-
ticia del justo.
595a La poesía imitativa alejada de la verdad 614b Mito de Er
Hay muchas camas, pero una sola Idea de Cama, mi- Tras morir, las almas son juzgadas y, según eso, pa-
rando a la cual el artesano fabrica las camas múltiples; san mil años de castigo bajo tierra o.mil de deleites en
y a su vez el pintor hace otra cama, aunque no una ca- el cielo. Y al prepararse para renacer, no es elegida ca-
ma real. Hay, pues, tres camas: l ) la que existe en la da alma por el demonio que guía a su destino, sino que
naturaleza y que es creada por el 'productor de natura- ellas mismas escogen sus demonios. Deben elegir entre
lezas' (phytourgós), o sea, Dios; 2) la que hace el artesano modos de vida muy distintos, y luego su demonio debe
(démiourgós), o sea, el carpintero; 3) la que hace el pin- conducir su ejecución. En la elección pesan los hábitos
tor, que es el imitador. Y no la imita como es, sino como de la vida anterior. En estos modos de vida no hay nin-
le parece según de dónde la mire. Lo mismo los poetas: gún rasgo del alma, porque ésta cambia según el modo
son imitadores de imágenes de la excelencia, sin acce- de vida elegido: en eso radica su riesgo.
der a la verdad.
602c La poesía cultiva la parte inferior del alma
Una misma magnitud parece distinta según de dónde
111. TRES TEMAS DE LA REPÚBLICA
se la vea, perturbando así al alma. A esta perturbación
se opone la parte racional, que es, por lo tanto, distinta
y superior a la parte perturbada. En esta y otras luchas 1 . La teoría de las Ideas y los conceptos universales
interiores del alma, la poesía colabora con la parte infe-
rior, que es la preferida por los poetas para imitar.
Que la teoría de las Ideas ha surgido a partir de una
problemática moral de origen socrático, ya fue indica-
do por primera vez por Aristóteles, en testimonios, por A no dudarlo, la pregunta por la valentía pide decir
lo demás, dudosos (Met. 1 6, 987b y XIII 4, 1078b), pero «qué es lo mismo en todos esos casos» (Laques 191e,
en ese punto confirmados por los diálogos juveniles de cf. Eut. Sd), o sea, lo común a todas las instancias parti-
Platón. En éstos se destaca, frente al relativismo impe- culares a las que damos el nombre de 'valientes'. Pero
rante en la Atenas del siglo v a. C., la búsqueda de un si esto se interpreta a la manera del universal aristoté-
patrón supraindividual que pueda dar normas a los ac- lico, como una característica que se halla efectivamente
tos. Sócrates simbolizaba este patrón supraindividual en cada una de esas cosas particulares, se malentiende
en el Apolo délfico que respondía a las consultas de in- el pensamiento socrático-platónico,ya que para éste, por
dividuos y de gobiernos sobre lo que debía hacerse. En ejemplo, la acción de Eutifrón de denunciar a su padre
efecto, la pregunta sobre qué es la valentía (Laques 190d), no es de ningún modo piadosa, por lo cual la universali-
la moderación (Cármides 159a), la piedad (Eutifrón 5d), zación de actos como ése no podría resultar nunca en
etc., que también Jenofonte pone en boca de Sócrates, la piedad. Es probable que, en esa primera etapa de
aparece como genuinamente socrática, y no remite a un Platón, lo piadoso, lo justo, etc., fueran simplemente idea-
universal abstracto, como lo entendió Aristóteles, sino les éticos, como decía Stenzel lb". Conviene notar, no
más bien a la realidad divina, en comunicación con la obstante, que el inmediato antecedente de tales patro-
cual -en el reconocimiento de la propia ignorancia y nes morales era el dios socrático, y que, en la etapa
en el acatamiento de los mandatos divinos- se genera siguiente de Platón, tales valores o cualidades forman
la cualidad moral de nuestros actos, con lo cual Dios el ámbito de lo divino, por lo cual cabe dudar de si la
viene a ser la fuente de la perfección o excelencia (are- etapa juvenil ha quebrado en ese sentido la continuidad.
té) humana. Si es correcta nuestra interpretación de que el pa-
Ciertamente, en los diálogos juveniles, Platón no di- trón supraindividual para Sócrates era el dios, al obe-
ce que sea divina, y muy pocas veces que sea realidad decer cuyas prescripciones perfeccionamos nuestra
(ousía: Eut. 1la, Hipias Mayor 302c), pero sí insiste en alma, esta concepción había de estar subyacente en la
que se trata de un patrón supraindividual, y así no acep- tesis platónica juvenil de la excelencia o areté -cuyas
ta que el interlocutor conteste con la mera referencia caras eran la justicia, la piedad, etc.-, sin reflexiones
a una instancia particular como «valentía es permane- sobre su status ontológico: por esa fe en lo absoluto se
cer en el puesto enfrentándose al enemigo, sin huir» (La- racionalizaba la paradigmaticidad en la esfera ética,
ques 190e), «piadoso es lo que ahora hago» (Eut. 5d), no su condición ontológica. Y en ese sentido, análoga-
«bello es una virgen bella» (Hip.Ma. 288a). No por eso mente al dios socrático, lo piadoso en sí (donde el uen
es en Platón un concepto universal, ni siquiera al elabo- sí», auto, subraya el contraste con las instancias parti-
rar sobre esa base la teoría de las Ideas l . culares) es de algún modo la causa de que los actos hu-
manos sean piadosos: éstos tienden a ser como lo pia-

2 Cf. C. Ross, Plato's Theory of Ideas (2.a ed., Oxford, 1953), pági- Studien zur Entwicklung der Platonischen Dialektik (2.a ed. re-
na 225, y la crítica de R. S. BLUCK en Plato's Phaedo (Londres, 1955), producida de la de 1931, Darmstadt, 1961), pág. 15. Cf. la crítica de
Apéndice VII, págs. 174-181. BLUCK, op. cit., Ap. VIII, págs. 184 y 186.
doso en sí, podríamos decir parafraseando una termi- Contrariamente a lo que nosotros esperaríamos, sin
nología posterior en Platón. embargo, al llegar a su teoría de las Ideas, en Fedón
Claro que allí opera también otro tipo de ejemplari- y República, Platón se inclina por una concepción me-
dad, que tiene que ver con el lenguaje y su poder deno- nos socrática ' del lenguaje: «hay muchas cosas bellas,
minador. En efecto, Eutifrón dice que su acción es muchas buenas, y así, con cada multiplicidad, decimos
'piadosa', mientras Meleto afirma que la conducta de que existen y las distinguimos con el lenguaje* (Rep.
Sócrates es 'impía'; y se trata de poner coto a este arbi- VI 507b). De este modo, Platón se atiene ahora al uso
trario uso del lenguaje, que constituye uno de los pila- común del lenguaje, y mentando una universalidad for-
res del relativismo sofista. Por eso dice Platón: «Ensé- mada a partir de cosas no realmente piadosas, justas,
ñame qué es la forma específica (idéa) misma [de lo etc., sino simplemente cosas a las cuales damos el nom-
piadoso], a fin de que, dirigiendo la mirada hacia ella bre de piadosas, justas, etc., aunque a veces no nos
y sirviéndome de ella como paradigma, pueda yo decir parezcan piadosas, ni justas, etc. ¿A qué se debe este
que es piadoso aquello que sea de esa índole en lo que cambio en el pensamiento platónico? Precisamente al
tú o cualquier otro hace» (6e). Pues está claro que ni nacimiento de la teoría de las Ideas, anudada al surgi-
Eutifrón ni Meleto, al usar términos como 'piadoso' e miento de una problemática epistemológica.
'impío', dirigen su mirada a un patrón supraindividual (Cómo se conbce lo piadoso en sí, lo bello en sí? Si
que funcione como paradigma. Y que esto no es una la mayoría de la gente confunde lo bello con las cosas
instancia general o universal ya lo dice el uso del voca- bellas y lo piadoso con los actos piadosos, es porque
blo 'paradigma'. Se trata del paradigma del lenguaje co- la vía cognoscitiva hacia lo bello y lo piadoso no es la
rrecto, pero es paradigma del lenguaje porque antes lo misma que la que conduce a las cosas bellas y piadosas,
es de la conducta moral. y sin duda más difícil. Pero a estos objetos en sí pode-
Cabe objetar que aquí, de todos modos, estamos fren- mos acceder con la inteligencia (notis), mientras que los
te a algo universal; pues no se trata de una universali- sentidos y la opinión (dóxa) que se basa en ellos sólo
dad formada a partir de actos como los de Eutifrón, nos permiten tomar contacto con instancias particula-
pero sí de una formada a partir de actos como los de res. Aquí sí, en forma explícita, se plantea la cuestión
Sócrates y de todos aquellos -por pocos que sean- que ontológico-existencial: los objetos del conocimiento de-
actúan teniendo lo piadoso en sí como paradigma. Pero ben existir, puesto que no es posible conocer lo que no
naturalmente sólo es posible saber cuáles son los actos es; pero no han de tener la misma entidad que los sensi-
realmente piadosos una vez conocido lo piadoso, y no bles, ya que éstos se presentan de modo diverso y conti-
al revés. (Y de todas maneras lo piadoso es siempre tras- nuamente cambiante, mientras aquéllos aparecen como
cendente a los actos piadosos, ya que no es una instan- permanentes e idénticos a sí mismos. La mayor clari-
cia resultante de ellos sino su modelo.) Hay, pues, un dad cognoscitiva de los objetos ainteligiblesn correspon-
lenguaje correcto y un lenguaje incorrecto. El lenguaje
correcto es el que atiende a la realidad (owía; cf. Cráti- 3 En efecto, Sócrates reservaba, por ejemplo, el nombre de 'juez'
lo 388b-c).
-
a quien realmente hacía justicia, no a todos los que lo juzgaron (Apolo-
gía 40a, cf. 18a).
de a una superioridad ontológica: son lo que es real- de la experiencia sensible- del conocimiento intelec-
mente (to ónt6s ón), lo que es plenamente (to pantelos tual, a la que nunca más volvió a recurrir. En cambio,
ón) y, en fin, lo único que merece el nombre de ~ r e a l i - en su propia desmitologización de la caverna, Platón di-
dad» o «esencia»(ousía). La realidad de los objetos «opi- ce que, una vez arribado el filósofo al ámbito inteligible
nable~»no es negada, pero sí devaluada: se hallan en y contemplada la Idea del Bien, se le forzará a ~descen-
un ámbito intermedio entre el ser y el no ser, entre la der junto a los prisioneros., en lugar de lo que ahora
realidad y la nada: son lo que se genera y lo que deviene hace, esto es, quedarse contemplándola, «como si ya en
(para ambos casos to gignómenon), y nunca alcanzan a vida estuviera residiendo en la Isla de los Bienaventura-
ser verdaderamente, por lo cual, más que el nombre de dos» (Rep. VI1 517b-519d).
«realidad», merecen el de «devenir» o «génesis» (géne- Ahora bien, no sería extraño que, en este giro dado
sis). Además, los objetos ainteligiblesn reciben la deno- en la madurez a su concepción de la juventud, haya in-
minación de «lo divino e inmortal,, (nombres ya de lo fluido el contacto profundo que con la matemática ha
1.
ápeiron de Anaximandro en 12 B 3), mientras los «opi- tenido presumiblemente a través de Arquitas en su via-
n a b l e ~constituyen
~ «lo humano y mortal* 4. je a Italia. Porque indudablemente los objetos matemá-
Es asunto de discusión si Platón situó a estos dos ticos le ofrecían toda una esfera extramoral a la que
tipos de objetos en mundos distintos, los opinables en podía tener acceso con el intelecto, y que no podía deri-
éste y los inteligibles en el más allá. Platón mismo nun- var de la multiplicidad sensible. Cuando pensamos el
ca habla de dos mundos distintos al referirse a ambos cuadrado matemático, lo pensamos perfecto, de un mo-
tipos de objetos: en Rep. VI-VI1 contrasta un «ámbito do que no hallamos en ningún objeto cuadrado existen-
inteligible), (noeton tópon) con uno «v@ible»u «opina- te ni en el mejor cuadrado que dibujamos; o para decir-
ble» s; ciertamente en el Fedro 247c menciona un «ám- lo con otro ejemplo que Platón pone antes que el del
bito supracelestialn (hyperouranion tópon) como mora- cuadrado, el conocimiento que tenemos de la igualdad
da de la «realidad que realmente es», pero dentro de matemática no proviene de cosas concretas que vemos
un mito. Y dentro de otro en el Fedón 74a-76c dice que como iguales (leños, piedras, etc.), sino de lo Igual en
el hombre ha adquirido el conocimiento de las&as sí, a lo cual deben aquéllas que se las llame 'iguales'.
antes de nacer, cuando aún no poseía cuerpo 6: una ex- Las cosas en sí (o «Ideas»,como se suele denominar lo
plicación del carácter a priori -esto es, independiente que era la verdadera realidad para el Platón maduro,
que sigue usando los términos idéa y eidos, pero no ya
Séanos permitido aquí mezclar la diferenciación del Fedón 80a-b como «forma específicas) incluyen ahora, pues, objetos
(donde, en rigor, no se habla de lo 'opinable' sino de lo 'no-inteligible', matemáticos, además de valores morales. Pero, una vez
anóéfon) con la de Rep. V 478a-e. ampliado de ese modo su ámbito, encontrándose en las
En realidad Platón nunca habla del «ámbito opinable*, pero en cosas en sí lo que se atiende para denominar a las cosas
la alegoría de la línea divide ésta en una «sección inteligible. y en
otra uopinable* (VI 510a, VI1 534c).
concretas, ya resultaba inevitable extender poco a poco
6 Hemos intentado una desmitologización de esos pasajes en ese mismo carácter a todos los objetos designados en
1968, en El ~Fedónude Plafón (3.a ed., Buenos Aires, Eudeba, 1983). el lenguaje (mediante adjetivos, sustantivos o verbos).
págs. 63 y sig. Así en el Fedón se habla de la Grandeza, la Salud, la
Fuerza (65e), la Unidad y la Dualidad (lolc), etc. En Rep. del Bien, que en la alegoría del sol provee a las Ideas
X 596a-b se añaden Ideas de artefactos, como la Mesa de su existir y de su esencia, «aunque el Bien no sea
y la Cama; y en la revisión crítica del Paménides se esencia (ousía), sino algo que se eleva más allá de la
nos informa que Platón ha tenido dudas en aceptar Ideas esencia en cuanto a dignidad y potencia,, (VI 509b). Al
tales como las de Hombre, Fuego y Agua, y ha tendido decir Platón que el Bien está más allá de la ousía quiere
a rechazar Ideas de Pelo, Basura y Fango (130c), pero indicar una jerarquización ontológica, aunque es eviden-
que debía marchar en esa dirección. te que la expresión literaria con que la señala no le sa-
De aquí resulta comprensible que Platón preste aho- tisface, ya que en seguida hace un comentario irónico
ra mayor atención al lenguaje vulgar y acepte que sea y nunca más toca el punto.
a partir de éste que se da la referencia hacia Ideas, pues- ¿En qué sentido el Bien confiere a las Ideas el ser
to que el ensanchamiento del ámbito de Ideas se ha ori- y la esencia? Aquí nos atrevemos a sugerir que, si no
ginado en el examen del lenguaje ordinario, y ya no res- fuera por la Idea del Bien, las Ideas sí se habrían con-
ponde, como antes, a un idealismo puramente ético. vertido en universales (como de hecho pasaron de algún
De cualquier manera, las Ideas no son, tampoco aho- modo a serlo, al suprimirse la Idea del Bien en los diá-
ra, conceptos universales hipostasiados -como creyó logos de vejez).
Aristóteles-, resultantes de una inducción practicada fección de las d C_.._. -
" -
.I X "^

en todas las cosas que reciben el mismo nombre. No - - a ~ -; é--~ s ~ ~ ~tales


-"m +d
com y son
o lo p e r f g c t ~en cadaLzca-
se llega a la Idea del Cuadrado buscando característi- so, aquello a 10 =al aspiran las caacts;.*rt,
cas comunes a todos los cuadrados que vemos, sino, a
la inversa, se dibujan cuadrados mirando al Cuadrado
en sí, y lo mismo con todos los objetos de la naturaleza 2. La Dialéctica e n la alegoría de la línea
y los fabricados por el hombre 7. Es decir, se confiere
carácter ético a todo el devenir, que adquiere así un El hecho de que las alegorías del sol, de la línea y
signo marcadamente teleológico. Para explicar esto y de la caverna sean presentadas una inmediatamente des-
proveer de una mayor unidad al ámbito de las Ideas, pués de la otra, así como el que las tres contengan una
Platón destaca de entre ellas la del Bien, que hasta en- comparación del ámbito visible con el ámbito inteligi-
tonces sólo había tenido carácter moral, y que pasa a ble, conspiran contra la percepción de los distintos en-
ostentar una posición metafísicamente privilegiada. En foques que Platón hace en cada caso, e inducen así
el Fedón se hablaba de «lo bueno común a todas las a considerar la alegoría de la línea como ontológica, es
cosas» (98a), «lo bueno y necesario que en verdad co- decir, referida primordialmente a objetos o entidades
necta y conserva todo» (99c). De aquí se pasa a la Idea metafísicas, a similitud de la del sol, en lugar de episte-
mológica o referida a formas del conocimiento. Sin duda
Nótese la diferencia entre ala Cama en sí» de Rep. X y el Cráti- ya en la alegoría del sol hay un aspecto epistemológico,
lo 389a-e, donde aún eidos e idéa significan carácter* o «forma espe-
cífica,: el carpintero fabrica una lanzadera mirando a .aquello que puesto que se distingue lo visible y sensible en general
por naturaleza sirve para tejer, -es decir, su'función-, y así .aplica de lo inteligible. Pero el núcleo de esa alegoría es meta-
la misma forma específica* a todas las lanzaderas que fabrica. físico: el papel de la Idea del Bien es el de dadora del
ser y de la esencia. Sobre los modos de conocer uno el género íntegro de cosas fabricadas por el hombre»
y otro ámbito no se extiende allí Platón, sino que le bas- (SlOa), es decir, de objetos o seres, y 2) el de que el pen-
ta con la caracterización general de que la vista en un samiento discursivo (diánoia), propio de la segunda sub-
caso y el intelecto (notis) en el otro son los poderes u sección, es caracterizado como «algo interm-edioentre la
órganos del conocimiento. opinión y la inteligencia» (511d)
La situación cambia en la alegoría de la línea. La Ahora bien, el carácter de «intermedio» que Platón
línea está dividida en dos secciones y cada una de éstas asigna a un modo de conocimiento como la diánoia no
en dos subsecciones, a cada una de las cuales corres- permite de ningún modo inferir que el objeto respecti-
ponde un modo de conocimiento: inteligencia, pensa- vo sea una entidad intermedia entre los objetos de los
miento discursivo (diánoia), en el ámbito inteligible, otro dos modos, sino sólo que configura un enfoque epis-
creencia (pístis) y conjetura (eikasía) en el ámbito visi- temológicamente distinto. Es cierto que Platón da ejem-
ble. Y en cuanto al ámbito inteligible, oímos hablar en plos de objetos de conocimiento 'de la tercera subsec-
él de ciencias como las Matemáticas y la Dialéctica, y ción, a saber, los seres vivos y los artefactos, y los de
de hecho el propósito primordial de la alegoría parece la cuarta subsección, las sombras de los objetos de la
ser la delimitación de la Dialéctica respecto de las Ma- tercera y sus reflejos, o sea, las «imágenes». Pero al pa-
temáticas. Este propósito reaparece en la alegoría de sar a la sección inteligible habla de un modo distinto:
la caverna, aunque allí el motivo central resuha ser pe- «en una parte [o sea, en la segunda subsección], el al-
dagógico y político. ma, sirviéndose de las cosas antes imitadas como si fue-
Las interpretaciones ontologizantes de la alegoría de ran imágenes, se ve forzada a indagar .a partir de su-
la línea tienden a considerar a las dos secciones y cua- puestos, marchando no hasta un principio sino hacia
tro subsecciones de éstas como pobladas por distintas una conclusión; en la otra parte [esto es, en la primera
clases de seres, la segunda de las cuales correspondería subsección], avanza hasta un principio no-supuesto par-
a las «entidades matemáticas intermedias» aludidas por tiendo de un supuesto, y sin recurrir a imágenes -a di-
Aristóteles en diversos pasajes, como, por ejemplo, Met. ferencia del otro caso-, efectuando el camino con Ideas
1 6, 987b: «al lado de las cosas sensibles y de las Ideas, mismas y por medio de Ideas, (510b). Como no se men-
[Platón] afirma que existen las cosas matemáticas (tu ma- cionan objetos específicos de cada subsección de la par-
thematiká), diferentes, por un lado, de las cosas sensi- te inteligible, el texto da lugar para que se interprete,
bles, en que son eternas e inmóviles, y, por otro, de las con Natorp, que las hypothéseis o supuestos sean Ideas
Ideas, en cuanto son una pluralidad de cosas semejan- y éstas correspondan por lo tanto a la segunda subsec-
tes, mientras que para cada cosa hay una sola Idea». ción; o bien, con Kurt von Fritz, a que el principio
Esta interpretación -sostenida entre otros por James no-supuesto sean las Ideas y éstas correspondan a la
Adam- no se apoya, ciertametíte, en ninguna expresión C f . ADAM, The Republic, 11, Apéndice 1 al libro VII, págs. 159-163.
platónica referida a la segunda subsección de la línea, Una discusión de este tópico se halla en H . CHERNISS, The Riddle o j
sino básicamente en dos hechos: 1) el de que en la terce- the Early Academy, Berkeley, 1945, págs. 75-78. C f . también Ross, Pla-
ra subsección se habla de «los animales que viven en to's Theory of Ideas, págs. 59-67, y J . E. RAVEN, Plato's Thought in the
Making, Cambridge, 1965, págs. 155 y sigs.
nuestro derredor, así como todo lo que crece, y también
primera subsección (y los objetos de la segunda serían fectas estas cosas en sí que el matemático ignora. Esto
imágenes de los de la primera), afirmación que por cier- se logra a la luz de la Idea del Bien, que no es otra
to no hace Platón) 9. cosa que el principio de perfección de las Ideas. Por
Que el «principio no-supuestos no sea todas las Ideas, ejemplo, el filósofo examina el círculo perfecto (es de-
sino sólo una, la del Bien, no lo dice solamente el singu- cir, «parte de un supueston, 510b) que el matemático
lar, sino el pasaje epistemológico de la alegoría de la necesita concebir para operar con él, y halla una gran
caverna, VI1 533b-534a, que es el exacto equivalente de diferencia entre el círculo perfecto y los círculos que
lo dicho en la de la línea, como lo atestiguan los térmi- el matemático dibuja, así como una relación de causali-
nos usados: «supuestos»,aprincipion, «Dialéctica», «dar dad entre aquél y éstos: el círculo perfecto es aquello
cuenta», etc,. En cuanto a los usupuestos~,el mismo Pla- por lo cual llamamos 'círculos' a los círculos que dibu-
tón suministra ejemplos: a10 impar y lo par, las figuras jamos, aquello por lo cual éstos son círculos, y por eso
y tres clases de ángulos» (510~).Pues bien, estas cosas es considerado el Círculo en sí, la Idea de Círculo. Este
son para Platón cosas en sí, Ideas, aunque el matemáti- procedimiento se repite ante los diversos «supuestos»,
co no se vercate ni le interese. El matemático habla del por lo cual afirma Platón que el ascenso dialéctico se
cuadrado y de la diagonal que dibuja, dice Platón, pero practica «con Ideas mismas y por medio de Ideas» (510b).
piensa en el Cuadrado en sí y la Diagonal en sí (510d-e), De esta manera «el método dialéctico ... marcha cance-
o bien en los Números en sí (VI1 526d); no los piensa, lando los supuestos,, (VI1 533c), o sea desenmascarando
por cierto, como cosas en sí, sino, sin preocuparse por éstos, hasta que finalmente, al arribar al Bien, fuente
su status ontológico, por el cuadrado perfecto y la dia- de la perfección de las Ideas, se tornan ginteligibles~
gonal perfecta, a los cuales el cuadrado y la diagonal junto a él (VI 511d); o sea, el filósofo puede dar cuenta
dibujados imitan defectuosamente. La palabra hypóthe- de ellos.
sis, «supuesto»,indica siempre en Platón un ocultamien- Por consiguiente, en la segunda subsección, el pen-
to, un enmascaramiento de algo, en este caso de la Idea, samiento discursivo o diánoia se enfrenta a las Ideas,
bien que el matemático no está ocultándola consciente- tal como hace el intelecto o no& en la primera: la diá-
mente. Por eso dice Platón que el matemático no puede noia es un pensamiento menos claro que el nous, y que,
«dar cuenta» de ella, o sea, explicarla, fundamentarla. por lo tanto, no advierte que se trata de Ideas; por ello
i En qué consiste la explicación o fundamentación que Platón entiende que para la diánoia las Ideas no son
Platón reclama? Se trata de «dar cuentan del ser per- Ideas sino «supuestos». La Dialéctica usa el nous y ac-
cede así al fundamento epistemológico de las Ideas de
P. NATORP, Platons Zdeenlehre, 3.' ed., Darmstadt, 1961, páginas
192-193, KURT VON FRITZ,Platon, Theaetet und die antike Mathernatik,
objetos matemáticos. De este modo, la Dialéctica es la
2.= ed., Darmstadt, 1969, págs. 55 y sig. Hemos ofrecido una discusión ciencia de las ciencias, o mejor (dado que en última ins-
más detallada en el trabajo «La influencia de Platón y Aristóteles en tancia Platón prefiere reservar el término «ciencia»pa-
la axiomática euclideana., en Nova Tellw 2, México (en prensa). ra la Dialéctica), es la ciencia que fundamenta a la ma-
Sobre el error de interpretar los objetos de la diánoia como imágenes temática. Naturalmente, este papel epistemológico no
de los objetos del no&, cf. H. CHERNISS, nota a PLUTARCO,Moralia lOO2a
(XIII 1, págs. 40-41 de Loeb), y ~Lafranceon Doxa~,en Dialogue XXII, es el único que cabe a la Dialéctica, pero es el que Pla-
1983, pág. 143 y nota 12. tón le confiere en la alegoría de la línea.
bro desató una larga polémica en el ámbito de los estu-
3.. Platón y el totalitarismo dios platónicos, a pesar de no ser su autor un helenista
ni un estudioso de la filosofía griega -razón por la cual
Aunque la parte filosóficamente más importante de
la República es la que versa sobre el filósofo y su edu- el primer volumen de la obra, consagrado a Platón, está
cación y sobre la filosofía y su objeto, las Ideas, se tra- plagado de errores metodológicos y de concepto-. La
explicación de tal resonancia puede estar, más que en
ta de una obra básicamente destinada a presentar un
el hecho de que Popper gozara de prestigio internacio-
proyecto político para una sociedad mejor. Este proyec-
nal en la especialidad de filosofía de la ciencia, en otro
to nunca fue llevado a la práctica, pero ha tenido una
hecho: el de que de alguna manera parece haber tocado
singular fortuna en la historia del pensamiento: ha sido
tópicos que, dentro de la obra de Platón, pueden susci-
imitado, discutido, elogiado y combatido, disfrutando
tar la duda de lectores de distintos niveles y que atañe
en sus líneas generales de una permanente actualidad
a helenistas más allá de su propia esfera. Es por este
que no ha sido reconocida a ningún otro filósofo. Esto
motivo por lo que haremos aquí algunas someras refle-
se debe, sin duda, a la constante búsqueda de formas
políticas que ha caracterizado al hombre a lo largo de xiones sobre tres de esos tópicos, prescindiendo de to-
tantos siglos. Y esa razón explica, tal vez, que el exa- da referencia a los esquemas y supuestos de que parte
Popper 12.
men de la propuesta platónica haya sido a menudo efec-
tuado de una manera ahistórica, desgajándola del con-
texto histórico en que fuera forjada, y transportándola a) EL PRIVILEGIO DE LA CLASE SUPERIOR. - La Repúbli-
al del momento de dicho examen; lo cual es legítimo, ca presenta, en realidad, dos utopías: el «Estado sano»
si lo que se trata es de analizar su aplicabilidad, pero (11 369a-372e) y el «Estado lujoson o «afiebrado» (372e
malinterpreta la concepción platónica en su verdadero en adelante), según se atienda sólo a las necesidades ele-
significado. mentales del hombre o se busque el placer más allá de
éstas. En el primero únicamente hay oficios manuales
Prototípico de esta situación es el libro de Karl Pop-
per The Open Society and Its Enemies lo, publicado y comerciales, en el más absoluto igualitarismo y sin
tras la segunda guerra mundial con el convencimiento que siquiera Platón hable de gobierno, por lo cual sólo
podemos suponer un orden natural. Con la búsqueda
de que a partir de entonces la civilización occidental
de satisfacción de deseos superfluos se complica la vi-
tenía delante de sí un futuro de progreso y prosperi-
da interna de la pólis y nace la guerra, y con ello la
dad, con tal de que supiera contrarrestar a las fuerzas
totalitarias que se opondrían a tal avance histórico, cu- necesidad de un gobierno y de un ejército, y a su vez
yos principales númenes serían Platón y Marx l l . El li- de allí la aparición de una clase gobernante y de una
clase militar. Lo que decide esta división es el principio
lo Nos referiremos a la 4.a edición de 1962, Londres, Routledge
l 2 Hemos analizado algunos de esos supuestos en Violencia y es-
& Kegan Paul (hay traducción española: La sociedad abierta y s w ene-
migos, Barcelona-Buenos Aires, 1981). tructuras, Buenos Aires, Búsqueda, 1970, págs. 78-84y 87 n. 70. Natu-
'1 Como se ha hecho notar, en más de un punto la crítica de Pop- ralmente, son muchos más de tres los tópicos que, en tal sentido, pre-
per a Platón coincide con las de dos destacados marxistas británicos: senta Platón en la República, por lo que nuestra selección puede pecar
Benjamin Farrington y George Thomson. de arbitraria.
de que cada individuo es apto por naturaleza para reali- ser estos filósofos gobernantes considerados opresores,
zar una sola tarea, que rige también y sobre todo para cuando ya desde el libro 1 (342a), y a través de toda
los oficios manuales y comerciales, aunque éstos son la obra, se hace valer el principio de que los gobernan-
englobados en una única tercera clase, debido al esfuerzo tes deben gobernar no en beneficio propio sino en el
de Platón por hacer coincidir las partes de la sociedad de los gobernados.
con las del alma, que son: la racional, la fogosa y la Lo que de todos modos podría cuestionarse es el he-
apetitiva. Esto lleva incluso a sustituir a los «labrado- cho de que, según parece desprenderse de 11 374b-376c,
res y artesanos,,, como integrantes de la tercera clase, los gobernantes procedan de la clase militar. Este pun-
en 111 415a, por los «negociantes», en IV 434c, es decir, to es tratado por Platón de una forma contradictoria
convertirlos en una clase no-productiva; lo cual concuer- o cuando menos ambigua, ya que el mito de los metales
da mucho más con la tripartición del alma, ya que la (111 415a-c) establece, conforme al principio de las dis-
primera clase gobierna mediante la razón, y la segunda tintas aptitudes naturales para cada actividad, que la
combate mediante la fogosidad, mientras los labrado- composición de la naturaleza de los gobernantes sea
res y artesanos no cumplen su función mediante los ape- diferente de la de los militares. En cualquier caso, y
titos, y sí, en cambio, los negociantes (ya que la apetiti- aparte de la distancia que abiertamente toma Platón res-
vidad de la tercera clase es vista por Platón básicamen- pecto de regímenes «timocráticos» como el de Lacede-
te como «afán de lucro», cf. IX 581b-c). De este modo, monia, el cual pone en el gobierno hombres «por natu-
la división es notoriamente psicologista; para poder ha- raleza aptos para la guerra antes que para la paz» (VI11
blar de ~clasesren sentido moderno, rendríamos que 547c), es bien explícita la corrección que efectúa en VI1
hallar, si no grupos socioeconómicos como aristocracia, 536e respecto de 111 412c en cuanto al momento de la
burguesía y proletariado, al menos sectores de ricos y vida en que se debe seleccionar los gobernantes: hay
pobres, o al menos de opresores y oprimidos. que elegirlos desde niños. En tal caso, pierde sentido
Pero el caso es que Platón excluye en su proyecto la suposición de que se los escoge entre los militares,
político que haya ricos o pobres (IV 421d-422a) y tam- y en la contradicción o ambigüedad anterior se impone
bién que exista una clase privilegiada (IV 420b, VI1 519c la alternativa indicada en el mito de los metales 14.
SS.),e impone a la clase gobernante una vida ascética
y comunitaria, sin bienes privados salvo los de primera b) LA ESCLAVITUD. - Dice Popper: «el principio de
necesidad (111 416d SS.),de manera que, no por contar que cada clase debe ocuparse de lo suyo significa, bre-
-

con la fuerza «se asemejarán a lobos en lugar de a pe-


ticos filósofos para que la sociedad funcione debidamente. La teoría
rros [guardianes] ... a amos salvajes en lugar de a asis- de que el pueblo debe ser educado es, como sabemos, moderna.
tentes benefactores» (111 416a-b) 13. Mal, pues, podrían 14 Popper dice una y otra vez que no cabe la posibilidad de cam-
biar de una clase a otra, aunque en el mito de los metales se indica
'3 Popper arguye que la clase gobernante posee el privilegio de bien claramente la necesidad de dicho cambio, cuando corresponde
la educación; pero él mismo reconoce que Platón «sólo se interesa por (415b-c). Informado acerca de este pasaje, insiste: «Pero en 434b-d, e
los gobernantes» (pág. 47). Platón piensa que la multitud debe ser per- incluso más claramente en 547a. esta licencia es retirada, (pág. 225
suadida, y puede serlo si ve alguna vez a un verdadero filósofo (VI n. 31). Por cierto que nada es retirado; sólo se enfatiza el principio
498d-500b). Por consiguiente, cree que basta con que se formen autén- de que cada uno debe realizar la tarea para la que es naturalmente apto.
ve y llanamente, que el Estado es justo si el gobernante tado bueno consiste, tanto en el niño como en la mujer,
gobierna, el trabajador trabaja y el esclavo sirve como en el esclavo como en el libre y en el artesano, en el
esclavo» (pág. 90, subrayado de Popper). Pero jen qué gobernante como en el gobernado, en que cada uno ha-
se basa esta afirmación? En 11 369d-371e, Platón enume- ga lo suyo, sin mezclarse en los asuntos de los demás».
ra cuidadosamente los tipos de individuos que son ne- Aquí no nos parece cuestión de discutir, como hacen
cesarios en el «Estado sano»: labradores, albañiles, Levinson y Vlastos, si Platón se «olvida« de que está
tejedores, zapateros y otros artesanos que cuidan de ves- hablando del Estado ideal y se refiere, por un momen-
tir el cuerpo, carpinteros, herreros y otros artesanos que to, a la sociedad de su tiempo. A nuestro juicio se trata,
fabrican herramientas, boyeros, pastores y cuidadores más bien, de si lo que se quiere saber es si Platón inclu-
de los diversos tipos de ganado, servidores a cargo de yó o no esclavos en su propuesta política, o bien si
la importación y exportación de bienes, marinos, mer- Platón era anti-esclavista. Porque a lo segundo hay que
caderes, comerciantes y c as al aria dos^ con nfuerza cor- responder con una negativa tajante: Platón no fue una
poral suficientemente para las tareas pesadas». En el excepción a su tiempo, al menos en ese sentido, aunque
«Estado enfermo,, se añaden toda clase de cazadores en otros (p. e., en lo referente a la mujer) sí lo haya
e imitadores, poetas, rapsodas, actores, bailarines, em- sido. Pero también lo primero debe ser contestado n i -
presarios, pedagogos, nodrizas, institutrices, modistas, gativamente: es obvio que si Platón hubiera contempla-
peluqueros, confiteros, cocineros, médicos y militares do la existencia de esclavos en su pólis, habría pensado
(373b-374c). En ninguna parte se mencionan esclavos. en una actividad que realizaran aunque sólo fuera la
En un importante ensayo sobre el tema, Gregory Vlas- de hacer tareas pesadas, que descarga en los «asalaria-
tos declara, frente a una réplica -similar a la nuestra- d o s ~ .En la economía de Atenas los esclavos desem-
de John Wild: esto «es formalmente cierto: Platón no peñaban un importante papel, evidente a cualquier
habla de esclavos como constituyendo una de las tres ateniense: ¿por qué prescindió Platón de ellos en la eco-
mérg o eídE de la pólis. Pero Wild no cuenta con la posi- nomía de su pólis? Sin duda, porque no existe una acti-
bilidad de que Platón podría admitir esclavos en la so- vidad propia por naturaleza de los esclavos (el «servir
ciedad sin pensar en ellos como una parte propia de como esclavos» es el modo en que Popper elude el pro-
la pólis» 15. Y luego de analizar algunos pasajes con blema o lo ignora»; y que reemplazaran a los hombres
que Popper (pág. 47 y pág. 224 n. 29) arguye en favor libres en las actividades propias de éstos habría sido
del esclavismo en Platón, Vlastos encuentra sólo un pa- incompatible con el carácter racional del proyecto polí-
saje que podría ser aducido en tal sentido, aunque haya tico platónico 17).
sido pasado por alto por los acusadores de Platón, y
sólo citado por uno de sus abogados, Ronald Levinson: bro entero, In Defense of Plato, Cambridge, Mass., 1953), tampoco en-
el de IV 433d 16: «lo que con su presencia hace al Es- tonces ha atendido al pasaje que casi viene a concordar con sus pro-
l5
pias palabras.
«Does Slavery exist in Plato's Republic?» (Ensayo de 1968 in- l7 Por lo demás, puesto que la esclavitud existía efectivamente en
cluido en Platonic Studtes, Princeton, 1973, pág. 141). Grecia, no se ve en qué se estaría oponiendo Platón a fa historia. Del
Ibtd., pág. 145. Aunque, en la 4.a edición, POPPER ha añadido infecundo amovimiento anti-esclavista~al que Popper confiere rele-
una réplica extensa contra LEVINSON (quien le había consagrado un li- vancia, no tenemos más que ínfimos testimonios de esa época.
c) LACENSURA DE LA POESÍA.- Aunque este punto no deformación religiosa y moral de los atenienses. Que
es tratado por Popper -quien alude a él sólo de paso-, el examen sea correcto o no, aquí importa poco, porque
consideramos de importancia detenernos muy brevemen- lo que queremos detectar es su actitud, que tiende a
te en él, por cuanto constituye la piedra del escándalo liberar a los gobernantes de su Estado ideal de las ata-
para muchos de los lectores de la República, y es sin duras ideológicas que la tradición poética implantaba
duda el más difícil de los tres a los que aquí pasamos en la mentalidad de sus contemporáneos. Naturalmen-
revista. te, no justificamos ese tipo de censura. Pero, si se trata
Nuestra experiencia moderna de gobiernos totalita- de llegar a la verdad, reclamamos equidad: si se juzga
rios nos hace proclives a identificar la censura sólo allí a Platón, que se haga lo mismo con Homero.
donde está institucionalizada, y a pasar por alto, empe-
ro, el poder censor en sus formas veladas, como cuando
se nos recorta una información o se escamotea una rea-
lidad; formas veladas que, en las últimas décadas, han NOTA SOBRE LA TRADUCCION
comenzado a ser desenmascaradas por sociólogos, psi-
cólogos y filósofos en lo que a los modernos mass-media
concierne. Alguna vez habrá que aplicar ese procedimien- Para la presente traducción nos atenemos básicarnen-
to a la historia griega. te a las ediciones de James Adam y John Burnet, ambas
Platón, por cierto, gusta de la poesía y lo confiesa; de 1902. Prácticamente en todas las divergencias que
pero, con mayor claridad aún que Jenófanes y Heródoto, estas dos ediciones presentan entre sí, nos hemos deci-
sabe que Homero ha educado a toda Grecia, en cuanto dido por las lecturas de Adam. En las escasas ocasiones
a creencias religiosas y prácticas morales. Probablemen- en que nos apartamos de Adam -casi todas en el libro
te ignora que Homero ha entrado en la historia griega IV-, dejamos constancia del hecho en notas al pie de
con la represión de la religión y de la mitología popula- página.
res -y ha callado, esto sí Platón lo sabe, las referencias
consiguientes a Deméter y a Dioniso-, pero tiene bien
presente que Sócrates -y antes que él Anaxágoras, Pro-
tágoras y Eurípides- ha caído víctima de una intole-
rancia ideológica amparada en Homero. La extensa sec-
ción 11 377b-111 402c constituye i;n minucioso examen B. JOWETT-L.CAMPBELL, The Republic of Plato, Oxford, 1894, volu-
de los posibles elementos que, en Homero y otros poe- men 111: Notes.
Republic, 2 vols., trad. por P. SHOREY,
PLATO, Londres, Loeb Class.
tas 18, habrían motivado lo que Platón entiende como Library, 1930-1935.
La Repubblica, trad., introd. y notas de G . FRACCAROLI,
preparada
ls Extendido también a ritmos y melodías. Respecto de la prohi- por F. UBALDI,
Florencia, 1932.
bición de innovación en música, VLASTOS -art. cit., pág. 145, n. 18-
señala que existía una convicción generalizada de que la moral ate- sospechaba que esto en buena parte se debía a las innovaciones en
niense se había deteriorado tras las guerras Médicas, y que Platón música.
PLATON, Oeuvres Complktes, La Rbpublique, 3 vols., texto estableci-
do y traducido por E. CHAMBRY, con una Introducción de Aucus-
TE DIES, París, Les Belles Lettres, 1932-1934.
G. C. GREENE, Scholia Platonica, Pennsylvania, 1938, págs. 187-276.
The Republic of Plato, trad., introd. y notas por F. M. CORNFORD,
Oxford, 194 1.
PLATON, Der Staat. Ueber das Gereckte, trad. por R. RUFENER, ZU-
rich, 1950.
PLATON, Der Staat. Ueber das Gerechte, 8.' ed., trad. y ed. por 0 .
APELT, revisión K. BORNMANN, Heidelberg. 1961.
Platonis Opera, V. revisión de J. BURNET, Oxford, reimpr., 1962.
J. ADAM, The Republic of Plato, 2 vols., 2.a ed., Introd. de D. A.
REES,Cambridge. 1963.
PROCLUS DIADOCHUS, In Platonis Rem Publicam Commentarii, 2 vols.,
ed. W. KROLL, Amsterdam, Teubner, reimpr., 1965. Ayer bajé al Pireo, junto a Glaucón, hijo de Aristón, 327n
P L A T ~LaN , República, 3 vols., 3.a ed., ed. bil., trad., intr. y notas para hacer una plegaria a la diosa ', y al mismo tiem-
de J, M. PAB~N-M. FERNANDW GAUANO, Madrid, 1981. po con deseos de contemplar cómo hacían la fiesta, que
U. v. WILAMOWITZ, Platon, vol. 1, Berlín, 1919, págs. 389-444; volu- entonces celebraban por primera vez. Ciertamente, me
men 11, págs. 179-220. pareció hermosa la procesión de los lugareños, aunque
C. RITTER,Platon, vol. 11, Munich, 1923, págs. 554-641.
no menor brillo mostró la que llevaron a cabo los tra-
M. HEIDECGER, Platons Lehre von der Wahrkeit, 2.' ed., Berna, 1954.
R. C. C~oss-A.D. WOOZLEY, Plato's Republic: A Pkilosopkical Com-
cios. Tras orar y contemplar el espectáculo, marchamos b
mentary, Londres, 1964. hacia la ciudad 2 . Entonces Polemarco, hijo de Céfalo,
P. FRIEDLANDER, Plato, 11, págs. 50-66, y Plato, 111, págs. 63-140, tra- al ver desde lejos que partíamos a nuestra casa, ordenó
ducción de H. MEYERHOFF, Londres, 1964 y 1969. a su esclavo que corriera y nos exhortara a esperarlo.
C. RITTER,Tke Essence of Plato's Philosopky, reimpr., trad. de A. Y el esclavo llegó a asirme el manto por detrás, y dijo:
ALLES,Nueva York, 1968, págs. 71-86. -Polemarco os exhorta a esperarlo.
W. K. C. GUTHRIE, A History of Greek Philosophy = Historia de Me volví y le pregiinté dónde estaba su amo.
la filosofía griega [trad. de Á Vallejo, A. Medina], IV, Madrid, -Allí atrás viene, esperadlo -respondió.
Gredos, 1990, págs. 416-538.
-Bueno, lo esperaremos -dijo Glaucón.
O. GIGON, Gegenwartigkeit und Utopie. Eine Interpretation von Pla-
tons mStaat*, vol. 1, Zurich-Munich. 1976.
Y poco después llegó Polemarco, y con él Adimanto, c
N. P. WHITE,A Companion to Plato's Republic, Oxford, 1979. el hermano de Glaucón, y Nicérato, hijo de Nicias, y
G.REALE, Storia della Filosofia Antica, 11, Milán, 1979, págs. 173-213. algunos más, comó si vinieran de la procesión. .
J. ANNAS, An Introduction to Plato's Republic, Oxford, 1981.
En 354a se alude a la diosa tracia Bendis como patrona de la
fiesta; el escolio (GREENE 188) afirma que Bendis es llamada por otros
Artemisa. JENOFONTE (Hel. 1 4, 11) habla de un templo en el Pireo dedi-
cado a Artemisa y Bendis.
La ciudad (ásty), o sea, Atenas, cuyo puerto era el Pireo.
Entonces Polemarco dijo: no lo veía. Estaba sentado en un sillón provisto de una
-Conjeturo, Sócrates, que emprendéis la marcha ha- almohada para reclinar la cabeza, en la que llevaba una
cia la ciudad. corona, dado que acababa de hacer un sacrificio en el
-Pues no has conjeturado mal -contesté. atrio. Y nosotros nos sentamos a su lado; había allí, en
-Y bien, ¿no ves cuántos somos nosotros? efecto, algunos asientos colocados en círculo. En cuan-
-Claro que sí. to Céfalo me vio, me saludó con estas palabras:
-En tal caso, o bien os volvéis más fuertes que no- -0h Sócrates, no es frecuente que bajes al Pireo a
sotros, o bien permaneceréis aquí. vernos. No obstante, tendría que ser frecuente. Porque
-Sin embargo, resta una posibilidad -repliqué-: si yo tuviera aún fuerzas como para caminar con facili-
la de que os persuadamos de que es necesario dejarnos dad hacia la ciudad, no sería necesario que vinieras hasta
marchar. aquí, sino que nosotros iríamos a tu casa. Pero ahora d
-¿Y podríais convencernos, si no os escuchamos? eres tú quien debe venir aquí con mayor asiduidad. Y
-De ningún modo -respondió Glaucón. es bueno que sepas que, cuanto más se esfuman para
-Entonces haceos a la idea de que no os escuchamos. mí los placeres del cuerpo, tanto más crecen los deseos
A eso añadió Adimanto: y placeres en lo que hace a la conversación. No se trata
328a -Pero ¿realmente no sabéis que, al caer la tarde, de que dejes de reunirte con estos jóvenes, sino de que
habrá carrera de antorchas a caballo en honor de la también vengas aquí con nosotros, como viejos amigos.
diosa? A lo cual repuse:
-¿A caballo? Eso sí que es nuevo -exclamé-. ¿Los -Por cierto, Céfalo, que me es grato dialogar con
competidores mantendrán las antorchas a caballo y se los más ancianos, pues me parece necesario enterarme e
las pasarán unos a otros? ¿A ese modo te refieres? por ellos, como gente que ya ha avanzado por un cami-
-Así es -contestó Polemarco-. Y después celebra- no que también nosotros tal vez debamos recorrer, si
rán un festival nocturno, que es digno de verse. Una es un camino escabroso y difícil, o bien fácil y transita-
vez que cenemos, pues, saldremos y presenciaremos el ble. Y en particular me agradaría conocer qué te parece
festival, y allí nos hemos de reunir con muchos jóvenes a ti -dado que te hallas en tal edad- lo que los poetas
b y dialogaremos. Quedaos y dejad de lado cualquier otra llaman 'umbral de la vejez' 3: si lo declaras como la
cosa. parte penosa de la vida, o de qué otro modo.
Y Glaucón dijo: -Por Zeus, Sócrates -exclamó Céfalo-, te diré cuál 329a
-Pienso que tendremos que quedarnos. es mi parecer. Con frecuencia nos reunimos algunos que
-Si eso piensas, convendrá que así lo hagamos. tenemos prácticamente la misma edad, como para pre-
Fuimos entonces a casa de Polemarco, y allí nos en- servar el antiguo proverbio 4; y al estar juntos, la ma-
contramos con sus hermanos Lisias y Eutidemo, así co- yoría de nosotros se lamenta, echando de menos los pla-
mo también con Trasímaco de Calcedonia, Carmántides
de Peania y Clitofonte, hijo de Aristónomo. En la casa Cf. Ilíada XXI 60, XXIV 487.
estaba también Céfalo, el padre de Polemarco, quien me Según J-Cy ADAM,es el proverbio citado en el Fedro 240c: «el
c pareció muy avejentado, pues hacía mucho tiempo que que tiene cierta edad se compadece del que tiene la misma edad..
ceres de la juventud y rememorando tanto los goces se- -Céfalo, creo que, cuando hablas, muchos no te da- e
xuales como las borracheras y festines, y otras cosas rán su aprobación, sino que considerarán que a ti te
de índole similar, y se irritan como si se vieran priva- es fácil sobrellevar la vejez, no en razón de tu carácter,
dos de grandes bienes, con los cuales habían vivido bien, sino en razón de poseer abundante fortuna; pues para
mientras ahora ni siquiera les parece que viven. Algu- los ricos, se dice, existen muchos modos de consolarse.
b nos se quejan también del trato irrespetuoso que, debi- -Lo que dices es cierto -respondió-: no darán su
do a su vejez, reciben de sus familiares, y en base a aprobación. Y razón tienen, aunque no tanta como creen.
esto declaman contra la vejez como causa de cuantos Pero aquí viene al caso la frase de Temístocles, a quien
males padecen. Pero a mí, Sócrates, me parece que ellos injuriaba un serifio y le decía que no debía su renombre 330a
toman por causa lo que no es causa; pues si ésa fuera a sí mismo sino a su patria. Temístocles le respondió:
la causa, también yo habría padecido por efecto de la «Ni yo me haría famoso si fuera de Sérifo, ni tú aunque
vejez las mismas cosas, y del mismo modo todos cuan- fueras de Atenas» 5. Esta frase viene bien para aquellos
tos han llegado a esa etapa de la vida. Pues bien, yo que no son ricos y pasan penosamente la vejez, porque
mismo me he encontrado con otros para quienes las co- ni el hombre razonable soportaría con mucha facilidad
sas no son así. Por ejemplo, cierta vez estaba junto al una vejez en la pobreza, ni el insensato se volvería a
poeta Sófocles cuando alguien le preguntó: «¿Cómo esa edad tolerante por ser rico.
c eres, Sófocles, en relación con los placeres sexuales?
-Dime, Céfalo -le pregunté-: ¿has heredado la ma-
¿Eres capaz aún de acostarte con una mujer?» Y él res- yor parte de lo que posees o la has acrecentado tú?
pondió: «Cuida tu lenguaje, hombre; me he liberado de -¿Quieres saber, Sócrates, qué es lo que he acre-
ello tan agradablemente como si me hubiera liberado centado yo? -dijo a su vez Céfalo-. En cuestión de b
de un amo loco y salvaje.» En ese momento lo que dijo hacer dinero he resultado intermedio entre mi abuelo
me pareció muy bello, y ahora más aún; pues en lo to- y mi padre. En efecto, mi abuelo, cuyo mismo nombre
cante a esas cosas, en la vejez se produce mucha paz llevo yo, heredó una fortuna poco más o menos similar
y libertad. Cuando los apetitos cesan en su vehemencia a la que poseo actualmente, y aumentó su cantidad mu-
y aflojan su tensión, se realiza por completo lo que dice chas veces; en cambio, mi padre, Lisanias, la disminuyó
d Sófocles: nos desembarazamos de multitudes de amos . a una cantidad inferior a la actual. En cuanto a mí, es-
enloquecidos. Pero respecto de tales quejas y de lo que taré contento si no la dejo a mis hijos menor en canti-
concierne al trato de los familiares, hay una sola causa, dad, sino siquiera un poco mayor que la que heredé.
Sócrates, y que no es la vejez sino el carácter de los -El motivo por el cual te lo preguntaba -dije-,
hombres. En efecto, si son moderados y tolerantes, tam- es el de que me parecía que no amabas demasiado
bién la vejez es una molestia mesurada; en caso con-
Paráfrasis de lo que cuenta HER~DOTO en VI11 125: cuando Te-
trario, Sócrates, tanto la vejez como la juventud resul- mistocles regresó de Lacedemonia, Timódemo de Afidnas pretendió
tarán difíciles a quien así sea. insultarle diciendo que los honores que había recibido en Lacedemo-
Y yo, admirado de las cosas que había dicho Céfalo, nia no eran para él sino para Atenas. Temístocles le replicó: <Tienes
quería que continuara hablando, de modo que lo incité, razón; si yo hubiera sido de Belbina no se me habría honrado entre
diciéndole: los espartanos, ni a ti, hombre, aunque fueras de Atenas».
c las riquezas, y así obran por lo general los que no las lo acompaña, alimentando su corazón,
' han adquirido por sí mismos. Los que las han adquiri- una buena esperanza, nodriza de la vejez,
do, en cambio, se apegan a ellas doblemente que los la cual mejor guía
demás. Por un lado, en efecto, tal como los poetas aman el versátil juicio de los mortales 6.
a sus poemas y los padres a sus hijos, análogamente
los que se han enriquecido ponen su celo en las rique- Algo admirablemente bien dicho. Es en este respecto
zas, como obra de ellos; y por otro lado, como los de- que considero de mucho valor la posesión de las rique-
más, por la utilidad que les prestan. Son gente difícil zas, no para cualquier hombre, sino para el sensato. En b
de tratar, por no estar dispuestos a hablar bien de nada efecto, la posesión de riquezas contribuye en gran parte
que no sea el dinero. a no engañar ni mentir involuntariamente, así como a
-Es verdad -dijo Céfalo. no adeudar sacrificios a un dios o dinero a un hombre,
d -Sin duda -añadí-. Pero dime aún algo más: jcuál y, por consiguiente, a no marcharse con temores hacia
es el mayor beneficio que crees haber obtenido de po- el Hades. Las riquezas, por supuesto, tienen muchas
seer una gran fortuna? otras ventajas; pero comparando unas con otras, Sócra-
-Algo con lo cual, si lo digo, no persuadiré a mucha tes, no consideraría a las mencionadas como las de me-
gente -respondió. Pues debes saber, Sócrates, que, en nor importancia para que la riqueza sea de máxima uti-
aquellos momentos en que se avecina el pensamiento lidad a un hombre inteligente.
de que va a morir, a uno le entra miedo y preocupación -Hablas con palabras muy bellas, Céfalo -dije-. c
por cosas que antes no tenía en mente. Así, pues, los Ahora bien, en cuanto a esto mismo que has menciona-
mitos que se narran acerca de los que van al Hades, do, la justicia, jdeclararemos, como tú, que en todos
en el sentido de que allí debe expiar su culpa el que los casos consiste en decir la verdad y en devolver lo
ha sido injusto aquí, antes movían a risa, pero entonces que se recibe? jO bien éstas son cosas que algunas ve-
e atormentan al alma con el temor de que sean ciertos. ces se hacen justamente y otras veces injustamente? Me
Y uno mismo, sea por la debilidad provocada por la ve- refiero a casos como éste: si alguien recibiera armas
jez, o bien por hallarse más próximo al Hades, percibe de un amigo que está en su sano juicio, pero si éste
mejor los mitos. En esos momentos uno se llena de te- enloqueciera y las reclamara, cualquiera estaría de
mores y desconfianzas, y se aboca a reflexionar y exa- acuerdo en que no se las debe devolver, y que aquel
minar si ha cometido alguna injusticia contra alguien. que las devolviese no sería justo, ni tampoco si quisiera
Así, el que descubre en sí mismo muchos actos injustos, decir toda la verdad a quien estuviera en tal estado.
frecuentemente se despierta de los sueños asustado, co- -Es cierto lo que dices -asintió. d
mo los niños, y vive en una desdichada expectativa. En -Por consiguiente, no se puede definir la justicia
331a cambio, al que sabe que no ha hecho nada injusto le como el decir la verdad y devolver lo que se ha recibido.
acompaña siempre una agradable esperanza, una buena -Sí que se puede, Sócrates -replicó súbitamente
'nodriza de la vejez', como dice Píndaro. Pues en efecto, Polemarco-; al menos, si debemos creer a Simónides.
Sócrates, bellamente ha dicho éste que a aquel que ha
pasado la vida justa y piadosamente, 6 fr. 214 SCHRODER
P~NDARO, (91 de origen incierto, PUECH).
-Bueno, en tal caso a vosotros os entrego la argu- lo si son amigos tanto el que recibe como el que devuel-
mentación -dijo Céfalo-, porque yo debo ocuparme ve. ¿No es eso lo que afirmas que dice Simónides?
de las ofrendas sagradas. -Por cierto que sí.
-Pues entonces -preguntó Polemarco-, ¿no soy yo -¿Pero cómo? ¿A los amigos hay que devolverles lo
tu heredero? que se les debe?
-Claro que sí -contestó riendo su padre-, y se mar- -A no dudarlo, lo que se les debe -respondió
chó a hacer las ofrendas. Polemarco-. Eso sí, creo que lo que se debe al enemigo
e Entonces interpelé a Polemarco: es lo que corresponde al enemigo: algún mal.
-Puesto que eres el heredero de la argumentación, -Entonces -repliqué- me parece que Simónides
di qué es lo que Simónides afirma correctamente acer- habló poéticamente, con enigmas, acerca de lo que es
ca de la justicia. justo. Pues entendía, según me parece, que lo justo es c
-Que es justo devolver a cada uno lo que se le devolver a cada uno lo que corresponde, y a esto lo de-
debe: me parece que, al decir esto, habla muy bien nominó 'lo que se debe'.
-respondió. -¿Y qué otra cosa piensas?
-Ciertamente -dije-, no es fácil dudar de lo que -¡En nombre de Zeus! -exclamé-. Si alguien le
dice Simónides, pues es un varón sabio y divino. No preguntara: esimónides, el arte que se llama medicina,
obstante, qué es lo que quiere decir, tal vez tú lo sepas, ja quiénes da lo que se debe y corresponde y qué es
Polemarco, mas yo lo ignoro. Porque es evidente que lo que da?» ¿Qué crees que respondería?
no se refiere a aquello de que acabamos de hablar: el -Que es evidente que la medicina da remedios, ali-
caso de devolver a alguien que, no estando en su sano mentos y bebidas a los cuerpos -contestó Polemarco.
juicio, reclama lo que ha entregado en depósito. Sin em- -Y el arte llamado culinario, ja quiénes da lo que
bargo, eso que se ha depositado es algo que se debe, se debe y corresponde y qué es lo que da?
332a ¿no es así? -Da el condimento a la comida. d
-Así es. -Bien. ¿Y qué es lo que da el arte que podría lla-
-Pero está claro que no se debe devolver a alguien marse justicia, y a quiénes lo da?
que lo reclama sin estar en su sano juicio. -Si es necesario ser consecuente con lo dicho antes,
-Es verdad. Sócrates, diremos que dará beneficios a los amigos y
-Entonces es otra cosa lo que quiere decir Simóni- perjuicios a los enemigos.
des, según parece, con eso de que lo justo es devolver -Por consiguiente, Simónides llama justicia al ha-
lo que se debe. cer bien a los amigos y mal a los enemigos.
-Otra cosa, por Zeus -exclamó-, él piensa que los -Así creo.
amigos deben obrar bien con sus amigos, nunca mal. -¿Y quién es el más capaz de hacer bien a los ami-
-Comprendo -dije-: el que ha de devolver oro al gos enfermos y mal a los enemigos en lo referente a
b que lo ha depositado, no devuelve lo que debe si la la enfermedad y a la salud?
devolución y la recepción se tornan perjudiciales, y só- -El médico.
e -jY a los navegantes, en lo referente al peligro del -En tal caso, asociarse con el justo en la colocación b
mar de una ficha de juego es mejor y más útil que con un
-El timonel. jugador 7.
-Veamos ahora el caso del justo: jen qué asunto -No, con un jugador.
y en qué función es el más capaz de beneficiar a los -Y en la colocación de ladrillos y piedras, jasociar-
amigos y perjudicar a los enemigos? se con el justo es más útil y mejor que con un construc-
-En combatir con éstos y aliarse con los otros en tor?
la guerra, creo. -De ningún modo.
-Aceptémoslo. En cuanto a los que no están enfer- -Pero entonces, si es mejor asociarse con un cita-
mos, el médico no es útil, querido Polemarco. rista que con un justo respecto de los sonidos que pro-
-Es cierto. ducen las cuerdas de la lira, jrespecto de qué es mejor
-Y para los que no navegan, el timonel no es útil. asociarse con el justo que con el citarista?
-Así es. -Respecto del dinero, me parece.
-En tal caso, para los que no están en guerra tam- -Excepto tal vez, Polemarco, en cuanto se haga uso
poco es útil el justo. del dinero: cuando se debe comprar o vender en socie-
-Eso no me parece en absoluto cierto. dad un caballo, es entonces más útil el entendido en c
333a -¿Es útil la justicia, pues, también en la paz? caballos, jno es así?
-Sí, es útil. -Parece que sí.
-Pero además en la paz es útil también la agricultu- -Y cuando se trata de un barco, jel constructor de
ra. (No es así? navíos o el piloto?
-En efecto. -De acuerdo.
-¿En lo concerniente a la provisión de frutos? -Pero si es así, jcuándo se da el caso de que, si
-Sí. se debe usar en sociedad plata u oro, el justo resulte
-¿Y la técnica de fabricar calzado? más útil que los demás?
-También es útil. -Cuando se lo deposita para que esté seguro, Só-
-En lo concerniente a la provisión de sandalias, pien- crates.
so. -¿Cuando no se lo utiliza para nada, sino que se
-Sin duda. lo conserva íntegro, quieres decir?
-Veamos ahora: jen lo concerniente a qué benefi- -Ciertamente.
cio o a la provisión de qué afirmarías que la justicia -O sea, cuando el dinero no es útil jse da el caso
es útil en la paz? de que la justicia es útil? d
-En lo concerniente a los contratos, Sócrates.
-¿Llamas 'contratos' a las asociaciones o a qué otra El juego de «fichas», petteía o petteutikg, es diferenciado en 11
364c del de dados (DoDD~, Plato's Gorgias, pág. 197). Como dicen J-C
cosa? sobre la base de VI 487c, parece tratarse de un juego en el cual, con
-A eso precisamente, a las asociaciones. la colocación hábil de una ficha, se puede bloquear el avance del con-
trario.
-Parece ser así. -Así al menos, lo muestra el argumento -dijo Pole-
-Y cuando es necesario conservar una podadera, tan- marco.
to en común como privadamente, lo útil es la justicia; -Parece, pues, que el justo se revela como una suer-
pero cuando se la usa ¿no es útil la vitivinicultura? te de ladrón; y me da la impresión de que eso lo has
-Por cierto. aprendido de Homero. Éste, en efecto, estima a Autó-
-Y así también dirás que cuando es necesario con- lico, abuelo materno de Ulises, y dice que se ha des- b
servar un escudo y una lira y no utilizarlos para nada, tacado entre todos los hombres «por el latrocinio y el
jes lo útil la justicia, en tanto que, cuando se los usa, juramento» De este modo parece que, para ti, como
lo útil será, respectivamente, el arte de la infantería o para Homero y para Simónides, la justicia es un modo
el de la música? de robar, bien que para provecho de los amigos y per-
-Necesariamente. juicio de los enemigos. ¿No es eso lo que dices?
-Y acerca de todas las demás cosas, ¿la justicia es -No, ¡por Zeus! Pero ya ni yo mismo sé lo que dije.
inútil durante el uso de cada una, y útil cuando no se De todos modos, sigo creyendo que la justicia consiste
las utiliza? en beneficiar a los amigos y perjudicar a los enemigos.
-Parece que sí. -Y los que dices que son amigos, ¿son los que a c
e -Pues entonces, mi amigo, no sería la justicia algo cada uno parecen buenos, o bien aquellos que son bue-
muy valioso, si sólo resulta útil en cuanto a las cosas nos aunque no lo parezcan? Y lo mismo respecto de los
inútiles. Pero examinemos esto: el más hábil para gol- injustos.
pear, sea en el pugilato o en cualquier otra clase de -Lo natural es amar,a los que se considera buenos,
lucha, jno lo es tambiénLpara estar en guardia contra y odiar a los que se considera malos.
los golpes? -Pero jno se equivocan los hombres acerca de esto,
-Efectivamente. y así les parece que muchos son buenos, aunque no lo
-Del mismo modo, aquel que es hábil para estar en sean, y les sucede también con muchos lo contrario?
guardia contra una enfermedad, ¿no es también el más -Sí, se equivocan.
capaz de producirla sin que otros la adviertan? -En tal caso, para ellos los buenos son enemigos
-A mí me parece que sí. y los malos, amigos.
334a -Más aún: el que es buen guardián de un campa- -En efecto.
mento militar, es el mismo que sabrá apoderarse de los -No obstante, para ellos es justo beneficiar a los
planes militares y otras cosas del enemigo. malos y perjudicar a los buenos. d
-Ciertamente. -Así parece.
-Por consiguiente, quien es hábil para guardar algo -Sin embargo, los buenos son justos e incapaces de
es hábil también para robarlo. obrar injustamente.
-Así parece. -Es verdad.
-En ese caso, si el justo es hábil para guardar dine-
ro, también es hábil para robarlo.
Cf. Odisea XIX 396. Entrecomillamos sólo la cita textual.
-Según tu argumento, pues, es justo hacer mal a -Sin duda: hay que perjudicar a los malos y enemi-
los que en nada han obrado injustamente. gos nuestros.
-De ningún modo, Sócrates; es el argumento lo que -Ahora bien, al perjudicar a los caballos jse vuel-
parece estar mal. ven éstos mejores o peores?
-En tal caso, es justo perjudicar a los injustos y -Peores.
beneficiar a los justos. -¿Peores respecto de la excelencia de los perros o
-Esto parece mejor que lo otro. respecto de la de los caballos?
-Entonces, Polemarco, sucederá a muchos -a cuan- -Respecto de la de los caballos.
tos se equivocan acerca de los hombres- que para ellos -Y al ser perjudicados los perros, se vuelven peo-
e será justo perjudicar a los amigos, ya que son malos, res respecto de la excelencia de los perros, no respecto
y beneficiar a los enemigos, pues son buenos. Y así arri- de la de los caballos.
bamos a lo contrario de lo que decíamos afirmaba Si- -Es forzoso.
mónides. -En cuanto a los hombres, amigo mío, jno diremos,
-Así sucede, efectivamente -contestó Polemarco-. análogamente, que, si los perjudicamos, se volverán peo- c
Pero retractémonos; pues es probable que no hayamos res respecto de la excelencia de los hombres?
considerado correctamente al amigo y al enemigo. -Ciertamente.
-j Y cómo los hemos considerado, Polemarco ? -¿Y no es la justicia la excelencia humana?
-Al amigo, como el que parece bueno. -También esto es forzoso.
-Y ahora ¿cómo nos retractaremos? -Entonces también aquellos hombres que sean per-
-Considerando amigo al que parece bueno y lo es, judicados se volverán necesariamente injustos.
3352 mientras que al que parece bueno pero no lo es, esti- -Así parece.
maremos que parece amigo sin serlo. Y haremos la mis- -Ahora bien: ¿pueden los músicos, por medio de la
ma consideración acerca del enemigo. música, hacer a otros ignorantes en música?
-Según ese argumento, el bueno será amigo, pare- -Imposible.
ce, y el malo enemigo. -Y los entendidos en caballos jpueden, por medio
-Sí. del conocimiento de caballos, hacer a otros ignorantes
-Propones, por ende, añadir algo a nuestra primera en caballos?
consideración de lo justo, cuando decíamos que era jus- -No.
to hacer bien al amigo y mal al enemigo: ahora quieres -Y por medio de la justicia, ¿los justos pueden ha-
que, además, digamos que es justo hacer bien al amigo cer injustos a otros? En resumen, zlos buenos pueden d
que es bueno y perjudicar al enemigo que es malo. ¿Eso hacer malos a otros por medio de la excelencia?
es lo que propones? -No, imposible.
b -Ciertamente; así me parece que queda bien dicho. -En efecto, no es función del calor enfriar, sino de
-En tal caso, jes propio del hombre justo perjudi- su contrario.
car a algún hombre? -Así parece.
-Ni. humedecer es función de la sequedad, sino de -¿De quién?
lo contrario de ésta. -Creo que es de Periandro, de Perdicas, o bien de
-Sin duda. Jerjes o de Ismenias el tebano 'O, o de algún otro hom-
-Por tanto no es función del bueno perjudicar, sino bre rico que se creía con un gran poder.
de su contrario. -Lo que dices es muy cierto.
-Parece que sí. -Pues bien -dije-, si se ha mostrado que ni la jus-
-¿Pero acaso el justo no es bueno? ticia ni lo justo son así, ¿qué otra cosa puede decirse
-Claro que sí. que sean?
-Entonces, no es función del justo perjudicar, Pole- Entonces Trasímaco -quien, mientras dialogábamos, b
marco, sea a un amigo o a otro cualquiera, sino de su había intentado varias veces adueñarse de la conversa-
contrario, el injusto. ción, pero había sido impedido en ello por quienes esta-
e -En todo me parece que dices la verdad, Sócrates ban sentados a su lado y querían escucharla íntegra-
-repuso él. mente-, en cuanto hicimos una pausa tras decir yo
-En tal caso, si se dice que es justo dar a cada uno aquello, no se contuvo más, y, agazapándose como una
lo que se debe, y con ello se quiere significar que el fiera, se abalanzó sobre nosotros como si fuera a despe-
hombre justo debe perjudicar a los enemigos y benefi- dazarnos. Tanto Polemarco como yo nos estremecimos
ciar a los amigos, diremos que no es sabio hablar así, de pánico, pero Trasímaco profirió gritos en medio de
pues equivale a no decir la verdad, ya que se nos ha todos, clamando:
mostrado que en ningún caso es justo perjudicar a al- -¿Qué clase de idiotez hace presa de vosotros desde c
guien. hace rato, Sócrates? ¿Y qué juego de tontos hacéis uno
-Convengo en ello -dijo Polemarco. con otro con eso de devolveros cumplidos entre voso-
-Por consiguiente, tú y yo combatiremos juntos con- tros mismos? Si realmente quieres saber lo que es jus-
tra cualquiera que dijera que han hablado así Simóni- to, no preguntes solamente ni te envanezcas refutando
des, Biante, Pítaco o algún otro de esos varones sa- cuando se te responde, sabedor de que es más fácil pre-
bios y bienaventurados. guntar que responder, sino responde tú mismo y di qué
-En cuanto a mí, estoy dispuesto a participar del es para ti lo justo. Pero no me vayas a decir que lo justo d
combate. es lo necesario, lo provechoso, lo útil, lo ventajoso y
336a -Pero ¿sabes de quién me parece que es ese dicho
lo Periandro fue tirano de Corinto entre el 627 y 586 a. C., y D16-
según el cual es justo beneficiar a los amigos y perjudi-
CENES LAERCIO (1 94-100) lo pinta como un personaje criminal. La inva-
car a los enemigos? -le pregunté. sión de Grecia por el rey persa Jerjes en el 480 a. C. es aducida por
Calicles (en el Gorgias 483d) para respaldar su tesis -idéntica a la
de Trasímaco- de que la justicia es el predoniinio del más fuerte.
En el Protágoras 343a se mencionan los nombres de Tales, Pí- También en el Gorgias 471a-d. se menciona a un rey Perdicas de Mace-
taco, Biante, Solón, Cleobulo, Mísón y Quilón como,los de los sabios donia, padre de Arquelao, joven de ambición desmedida y de mayor
que pronunciaban sentencias breves (ulaconizabanu), y a los que D16- importancia en realidad, en la historia de Macedonia, que su padre.
CENES LAERCIO conoce como los *sietes sabios» (1 40), aunque sustitu- El tebano Ismenias es mencionado en Menón 90a como un ambicioso
yendo el nombre de Misón por el de Periandro (1 13). que se acaba de hacer rico con pocos escrúpulos.
lo conveniente; sino dime con claridad y exactitud qué -Eres sabio, Trasímaco -respondí-. Bien sabías
es lo que significa, pues yo no he de tolerar que diva- que, si preguntabas a alguien cuánto es doce, y al pregun-
gues de semejante modo. tarle le previnieras: «No me vayas a decir, amigo, que b
Al oírlo quedé azorado y lo contemplé con pavura; doce es dos veces seis ni tres veces cuatro ni seis veces
y creo que si no hubiese sido que yo lo miré a él antes dos ni cuatro veces tres, porque no he de tolerar que
que él a mí, habría perdido el habla. Pero en el momen- me digas tales idioteces», sería claro para ti:creo, que
to en que comenzó a exasperarse por la conversación, nadie respondería al que inquiriera de tal modo. Pero
e yo había sido el primero que lo contempló, de modo si te preguntara: «¿a qué apuntas, Trasímaco? ¿A que
que luego me fue posible responderle, y le dije, no sin no responda ninguna de las cosas sobre las que me has
un ligero temblor: prevenido, ni siquiera si alguna de ellas fuera la correc-
-No seas duro con nosotros, Trasí ta, hombre asombroso, sino que debo decir alguna dis-
Polemarco como yo, si erramos en el examen de estas tinta de la correcta? ¿O a qué otra cosa te refie-
cuestiones, has de saber que erramos sin quererlo. Pues res?» ¿Qué contestarías a esto? c
si estuviéramos buscando oro, no creas que querríamos -¡Está bueno! -exclamó: ¡como si este caso fuera
hacernos cumplidos el uno al otro en la búsqueda, semejante a aquél!
echando a perder su hallazgo; menos aún, buscando la -No veo por qué no -respondí-. Pero, aun cuando
justicia, cosa de mucho mayor valor que el oro, nos ha- no fuera semejante, si al interrogado le parece que es
ríamos concesiones uno al otro, insensatamente, sin es- semejante, ¿piensas que dejará de responder lo que le
forzarnos al máximo en hacerla aparecer. Créeme, ami- parece a él, prohibámoselo nosotros o no?
go. Lo que sucede es que no somos capaces de hacerla -¿Y así has de obrar también tú? ¿Responderás al-
aparecer. Así es mucho más probable que seamos com- guna de las cosas que te he prohibido?
337a padecidos por vosotros, los hábiles, en lugar de ser -No me asombraría si, después de examinarlo, opi-
maltratados. nara que es así.
Tras escucharme, Trasímaco se echó a reír con gran- -¿Y si yo te mostrara otra respuesta, además de d
des muecas ", y dijo: todas ésas, acerca de la justicia, mejor que ellas? ¿Qué
-¡Por Hércules! Esta no es sino la habitual ironía pena merecerías?
de Sócrates, y yo ya predije a los presentes que no esta- -¿Qué otra pena que la que conviene a alguien que
rías dispuesto a responder, y que, si alguien te pregun- no sabe? Y sin duda lo que conviene al que no sabe
taba algo, harías como que no sabes, o cualquier otra es aprender del que sabe. Yo también merecería esa
cosa, antes que responder. pena.
-Eres gracioso; pero además de aprender, pagarás
también dinero.
l 1 El adjetivo verbal aquí usado, sardánion, es explicado por el
-En cuanto lo tenga, ciertamente.
escoliasta (GREENE129). quien se remite a Od. XX 301, donde Uiises
elude un golpe de Ctesipo y sonríe sardánion. Dice el escoliasta que -Lo tienes -dijo Glaucón-. Si es por el dinero, Tra-
había una planta de Cerdeña que forzaba a hacer una mueca, como símaco, habla. Todos nosotros aportaremos por Sócrates.
de risa, al que la comía.
e -Veo claro todo -protestó Trasímaco-. Lo hacen Porque sin duda lo que afirmas no es, por ejemplo, que
para que Sócrates consiga lo habitual: que él no respon- si Polidamante, el pancraciasta, es más fuerte que noso-
da, sino que, al responder otro, tome la palabra y lo tros, y le conviene -en lo concerniente al cuerpo- la
refute. carne de buey, este alimento es también conveniente y d
-¿Y cómo podría alguien responder, mi excelente justo para nosotros, que somos más débiles que él.
amigo -señalé-, cuando, en primer lugar, uno no sa- -Me repugnas, Sócrates: interpretas la definición del
be, y después, si piensa algo, un hombre nada insignifi- modo que más puedas distorsionarla.
cante le prohíbe que hable de las cosas que está consi- -Pero, mi excelente amigo, de ningún modo: expre-
338a derando? Más natural es que hables tú; ya-que dices sa más claramente lo que quieres decir.
saber y tener algo que decir. No te niegues, pues, sino -¿Acaso no sabes que en algunos Estados el gobier-
hazme el placer de contestar y no rehúses enseñar a no es tiránico, en otros democrático y en otros aristo-
Glaucón, que está aquí dispuesto, y a los demás. crático?
Una vez que dije esto, tanto Glaucón como los de- -¿Cómo no he de saberlo?
más le pidieron que no se negase. Y era evidente que -¿Y no es el gobierno el que tiene la fuerza en cada
Trasímaco estaba deseoso de hablar para ganar en pres- Estado?
tigio, porque creía contar con una respuesta excelente; -Sin duda.
hacía como si quisiera lograr que yo fuera el que res- -Bien. De este modo, pues, cada gobierno implanta
pondiese, pero terminó por acceder, y en seguida dijo: las leyes en vista de lo que es conveniente para él: la e
b -Esta es la sabiduría de Sócrates: no estar dis- democracia, leyes democráticas; la tiranía, leyes tiráni-
puesto a enseñar, sino a aprender de los demás yendo cas, y así las demás. Una vez implantadas, manifiestan
de un lado a otro, sin siquiera darles las gracias. que lo que conviene a los gobernantes es justo para los
-En lo de que aprendo de los demás dices verdad, gobernados, y al que se aparta de esto lo castigan por
Trasímaco -contesté-. Pero en cuanto a lo que dices infringir las leyes y obrar injustamente. Esto, mi buen
que no lo agradezco, estás equivocado, pues retribuyo amigo, es lo que quiero decir; que en todos los Estados 339a
en la forma que puedo; y sólo puedo hacerlo en elogios, es justo lo mismo: lo que conviene al gobierno estable-
porque dinero no tengo. Y con cuánto celo cumplo con cido, que es sin duda el que tiene la fuerza, de modo
ello cuando me parece que alguien habla bien, has de tal que, para quien razone correctamente, es justo lo
saberlo inmediatamente, después de que respondas. mismo en todos lados, lo que conviene al más fuerte.
c Creo, en efecto, que hablarás bien. -Ahora he comprendido lo que querías decir; si es
-Escucha, pues -dijo Trasímaco-. Afirmo que lo verdad o no, trataré de comprenderlo. Entonces, Trasí-
justo no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte. maco, también tú has respondido que 'justo' es lo con-
Y ahora ¿por qué no me elogias? Pero no, no estás dis- veniente, aunque a mí me habías prohibido que contes-
puesto a ello. tara eso; si bien a lo dicho en ese momento añades
-Primeramente debo comprender qué quieres decir, ahora que lo es para el más fuerte. b
pues aún no lo sé. Afirmas que justo es lo que con- -Un añadido probablemente insignificante -dijo
viene al más fuerte. Y esto, Trasímaco, ¿qué significa? burlonamente Trasímaco.
-Todavía no está claro si es importante. Pero lo que -Piensa también que has estado de acuerdo en que e
está claro es que hay que examinar si lo que dices es es justo hacer lo que no conviene a los gobernantes
cierto. Porque estoy de acuerdo en que lo justo es algo -que son a la vez los más fuertes- cuando los gober-
conveniente, pero tú has añadido a esto la afirmación nantes, sin querer, ordenan algo malo para sí mismos;
de que es conveniente para el más fuerte. Y esto lo ig- y dices que para los gobernados es justo hacer lo que
noro, y debo examinarlo. los gobernantes han ordenado. Entonces, sapientísimo
-Examínalo -respondió. Trasímaco, jno resulta así forzosamente que es justo
-Eso haré. Dime ahora: jno afirmas también que hacer lo contrario de lo que tú dices? En efecto, de lo
es justo obedecer a los gobernantes? que afirmas resulta, sin duda, que se ordena a los más
-Ciertamente que lo afirmo. débiles que hagan lo que no conviene al más fuerte.
c -Veamos, pues: ¿son infalibles los que gobiernan en -Sí, por Zeus, Sócrates -exclamó Polemarco-; es 340a
cada Estado, o pueden equivocarse? clarísimo.
-No cabe duda de que pueden equivocarse. -Clarísimo, si tú lo atestiguas -dijo Clitofonte, to-
-Por ende, cuando se abocan a implantar leyes, unas mando a su vez la palabra.
las implantan correctamente, otras incorrectamente. -¿Y para qué hace falta un testigo? Si el mismo
-Eso creo yo. Trasímaco está de acuerdo en que los gobernantes a ve-
-Ahora bien, implantarlas correctamente significa ces ordenan algo malo para sí mismos, y que para los
implantar las que les convienen a ellos mismos, e inco- gobernados es justo hacer eso que les ordenan.
rrectamente las que no les convienen. ¿Así lo entiendes? -Lo que Trasímaco consideró justo, Polemarco, fue
-Así lo entiendo. lo que los gobernantes mandan hacer.
-Pero una vez implantadas, los gobernados deben -Sí, pero también consideró justo, Clitofonte, lo que
acatarlas, y eso es lo justo. conviene al más fuerte. Y además de considerar ambas b
-¡Claro que sí! cosas, estuvo de acuerdo en que a veces los más fuertes
d -En tal caso, es justo no sólo hacer lo que conviene ordenan que lo que no les conviene a ellos mismos sea
al más fuerte, de acuerdo con tu argumento, sino tam- hecho por los gobernados, que son los más débiles. Y
bién es justo lo contrario, hacer lo que no le conviene. una vez acordadas tales cosas, en nada sería más justo
-¿Qué dices? -exclamó Trasímaco. lo que conviene al más fuerte que lo que no le conviene.
-Lo mismo que tú, me parece. Pero examinémoslo -Pero lo que conviene al más fuerte -replicó
mejor. Por un lado hemos acordado que, cuando los go- Clitofonte- significaba para Trasímaco lo que el más
bernantes ordenan a los gobernados que hagan ciertas fuerte entendiera que le conviene: esto debe ser hecho
cosas, a veces se equivocan respecto de lo que es mejor por el más débil, y esto es lo que consideró como lo justo.
para sí mismos; por otro lado, hemos concordado en -Sin embargo, no fue eso lo que dijo -protestó Po-
que es justo que los gobernados hagan lo que les orde- lemarco.
nan los gobernantes. ¿No hemos convenido ambas cosas? -No importa, Polemarco -dije entonces yo-; si aho- c
-Pienso que sí. ra Trasímaco afirma esto, se lo admitiremos. Dime, pues,
Trasímaco: jera esto lo que querías decir al hablar de -¿Crees, pues, que al preguntarte como te pregunté
lo justo, a saber, aquello que al más fuerte le parezca lo hacía con la mala intención de desprestigiarte en tus
que es lo que más le conviene a él, sea que le convenga argumentos ?
realmente o no? ¿Esto es lo que quieres decir? -Lo sé muy bien. Pero no ganarás nada, ya que que-
-En absoluto diría eso: ¿crees que llamaría más fuer- dará al descubierto que quieres desprestigiarme, y, una
te al que se 'equivoca, cuando se equivoca? vez puesto al descubierto, no podrás ejercer violencia b
-Ciertamente, yo pensé que querías decir eso cuan- en el argumento.
do estuviste de acuerdo en que los gobernantes no eran -Ni lo intentaría, bendito amigo. Pero para que no
d infalibles, sino que también se equivocaban. nos suceda otra vez lo mismo, determina de cuál de es-
-Eres un tramposo en tus argumentos, Sócrates tas dos maneras te refieres al que gobierna y que es
-contestó-. Veamos, por ejemplo, ¿llamas médico al más fuerte: si en la forma común de hablar o si en el
que se equivoca respecto de los enfermos, en cuanto se sentido estricto de los términos, según el cual acabas
equivoca en eso? ¿O calculador al que se equivoca en de enunciarlo, a saber, aquel a quien, por ser el más
el cálculo, en el momento en que se equivoca, en cuanto fuerte, será justo que el más débil haga lo que conviene.
a esa equivocación? Claro que usamos la expresión 'el -Me refiero al que gobierna, en el sentido más es-
médico se equivocó' o 'el calculador o el gramático se tricto de los términos. Urde nuevas tretas y aprovecha
equivocan'. Pero cada uno de éstos, en realidad, en la lo dicho para desprestigiarme, si puedes; yo no te lo he
medida que es aquello por lo cual lo denominamos así, de impedir, pero no serás capaz. c

e entiendo que jamás se equivoca. De este modo, en senti- -¿Acaso crees que he enloquecido al punto de in-
do estricto -ya que quieres que hablemos estricta- tentar tonsurar un león y urdir tretas contra Trasímaco?
mente- ningún artesano se equivoca, puesto que el que -Lo acabas de intentar, sin poder esto tampoco.
se equivoca al carecer del conocimiento respectivo se -Suficiente, dejemos eso. Dime ahora: el médico, en
equivoca en algo en que no es artesano. Y así como el el sentido estricto del término, como acabas de decir,
artesano o el experto, ningún gobernante se equivoca jes un mercader o el que cura a los enfermos? Habla
cuando es gobernante, aunque todos digan que se equi- del verdadero médico.
vocó el médico o se equivocó el gobernante. Interpreta -Es el que cura a los enfermos.
pues, de esa forma ahora lo que respondí entonces. Pa- --¿Y el piloto? El verdadero piloto, jes un marinero
ra decirlo en el sentido más estricto de los térmi- o es el que manda a los marineros?
341a nos, el gobernante, en tanto es gobernante, no se equi- -El que manda a los marineros. d
voca, y al no equivocarse establece lo mejor para sí mis- -En su caso, pues, no es el hecho de que navega
mo, y esto es lo que debe hacer el gobernado. De modo en una nave lo que se toma en cuenta, y no por eso
tal que, como afirmé desde un principio, declaro que debe ser llamado marinero, dado que no se lo llama pi-
es justo hacer lo que conviene al más fuerte. loto por navegar sino por el arte de gobernar a los ma-
-Bueno, Trasímaco -dije- ¿Sigo pareciéndote un rineros.
tramposo? -Es verdad.
-Sin la menor duda -respondió.
-Y a cada uno de estos tipos que he mencionado -Es así.
hay algo que le conviene. -En tal caso, la medicina no examina lo que con- c
-Por supuesto. viene a la medicina, sino al cuerpo.
-¿Y no es acaso el arte apto para buscar y proveer -Sí, efectivamente.
lo que conviene a cada uno? -Ni el arte de la equitación examina lo que convie-
-Apto para eso, efectivamente. ne a ese arte sino lo que conviene a los caballos, y nin-
-¿Y a cada una de las artes conviene otra cosa que guna otra arte examina lo conveniente a sí misma, ya
el ser lo más completas posible? que no está necesitada de nada, sino sólo examina lo
e -¿Qué quieres decir con eso? que conviene a aquello de lo cual es arte.
-Lo siguiente: si me preguntaras si al cuerpo le basta -Así parece.
ser como es o si tiene necesidad de algo, y yo te respon- -Ahora bien, Trasímaco, las artes gobiernan y pre-
diera: «Sin duda, está necesitado; precisamente por eso valecen sobre aquellas cosas de las cuales son artes.
se ha inventado ahora el arte de la medicina: porque En esto también nos pusimos de acuerdo, bien que
el cuerpo es deficiente y no le basta ser como es, ha con bastante fastidio por parte de Trasímaco.
sido organizado este arte, de modo que pueda procurar- -Ningún conocimiento artesanal examina ni dispo-
le las cosas que le convienen», ¿no te parece que al ha- ne lo que conviene al más fuerte sino lo que conviene
blar así hablaría correctamente? al más débil, al gobernado por aquél. d
342a -Correctamente -convino Trasímaco. Trasímaco también terminó por reconocer esto, no
-Veamos ahora, les el arte de la medicina deficien- sin antes intentar disputar la cuestión. Y cuando lo re-
te? ¿Hay algún arte que tiene necesidad de perfección, conoció, dije:
así como los ojos tienen necesidad de la vista y las ore- -¿Acaso algún médico, en la medida en que es mé-
jas del oído, para lo cual se debe contar con algún arte dico, examina y dispone lo que conviene al médico, no
que examine lo que es conveniente para ver y para oír al enfermo? Hemos quedado de acuerdo, en efecto, en
y se lo procure? ¿Acaso en el arte mismo hay una cierta que el médico, en sentido estricto, es un gobernante de
deficiencia, y cada arte necesita de otro arte que exami- cuerpos y no un mercader. ¿No lo hemos acordado?
ne lo que es conveniente para aquél, y otro, a su vez, Trasímaco asintió.
para que atienda a éste, y así hasta el infinito? ¿O aquél -Y el piloto, en sentido estricto, es gobernante de
b examinará qué es lo que le conviene a sí mismo? ¿No marineros, y no un marinero. e
será que no tiene necesidad ni de sí mismo ni de ningún También aquí estuvo de acuerdo.
otro arte para examinar lo que conviene a su deficien- -Pero tal piloto-gobernante atenderá y dispondrá lo
cia, ya que en ningún arte existe deficiencia o necesi- que conviene no al piloto, sino al marinero-gobernado.
dad alguna, y que a un arte no corresponde buscar otra Lo admitió a duras penas.
cosa que lo que conviene a aquello de lo cual es arte, -Entonces, Trasímaco, en ningún tipo de gobierno
dado que el arte mismo es realmente incólume e incon- aquel que gobierna, en tanto gobernante, examina y dis-
taminado, y, mientras es arte, en sentido estricto, es ín- pone lo que le conviene, sino lo que conviene al gober-
tegramente lo que es? Examinémoslo en sentido estric- nado y a aquel para el que emplea su arte, y, con la
to: jes así o no?
vista en éste y en lo que a éste conviene y se adecua, aquél, al disolverse la asociación nunca hallarás que el
dice todo lo que dice y hace todo lo que hace. justo tenga más que el injusto, sino menos. Después,
343a Cuando estábamos en un punto de la discusión en en los asuntos concernientes al 'Estado, cuando se esta-
que era manifiesto para todos que lo que Trasímaco ha- blecen impuestos, aunque sus bienes sean iguales, el jus-
bía dicho acerca de lo justo se había convertido en lo to paga más, el injusto menos. Pero cuando se trata de
contrario, éste, en lugar de responder, exclamó: cobranzas, aquel no recibe nada, éste cobra mucho. Y e
-Dime, Sócrates: j tienes una nodriza? cuando cada uno de ellos ocupa un cargo, al justo le
-¿Y eso por qué lo dices? ¿No sería mejor contes- toca, a falta de otro perjuicio, vivir miserablemente por
tarme que preguntar esas cosas? descuidar sus asuntos particulares, sin obtener prove-
-Porque se nota que te deja con las narices moquean- cho alguno de los asuntos públicos, en razón de ser jus-
do cuando necesitas que te las haga sonar; y si tuvieras to; y además de eso, es aborrecido por sus parientes
nodriza, ella te habría enseñado a reconocer ovejas y y conocidos, por no estar dispuesto a hacerles un servi-
pastor. cio al margen de la justicia. Al injusto le sucede todo
-¿Cómo es eso? lo contrario. Hablo de aquel al que hace un momento
b -Porque crees que los pastores y los boyeros atien- me refería, que es capaz de alcanzar los más grandes
den al bien de las ovejas y las vacas, y las engordan privilegios. A éste debes observar, si es que quieres 344a
y cuidan mirando a otra cosa que al bien de los amos discernir cuánto más le conviene personalmente ser in-
y al de ellos mismos; así como también estimas que los justo que justo. Pues bien, lo aprenderás del modo más
gobernantes de los Estados -los que gobiernan verda- fácil si llegas a la injusticia más completa, la cual hace
deramente- piensan acerca de los gobernados de otro feliz al máximo al que obra injustamente y más desdi-
modo que lo que se ha establecido respecto de las ove- chados a los que padecen injusticia y no están dispues-
jas, y que los atienden día y noche de otra manera que tos a ser injustos. Esto es la tiranía, que se apodera
de aquella que les aprovechará a ellos mismos. Y has de lo ajeno, no poco a poco, sino de un solo golpe, tanto
c ido tan lejos en lo concerniente a lo justo y a la jus- con engaño como con violencia, trátese de lo sagrado
ticia, a lo injusto y a la injusticia, que desconoces que o de lo piadoso, de lo privado o de lo público: cuando b
la justicia y lo justo es un bien en realidad ajeno al que alguien es descubierto, tras obrar injustamente en uno
lo practica, ya que es lo conveniente para el más fuerte solo de esos casos, es castigado y vituperado, pues los
que gobierna, pero un perjuicio propio del que obedece que cometen tales delitos parciales son llamados sacrí-
y sirve; y que la injusticia es lo contrario y gobierna legos, secuestradores, asaltantes, estafadores o ladrones.
a los verdaderamente ingenuos y justos, y que los go- Cuando alguien, en cambio, además de secuestrar las
bernados hacen lo que conviene a aquel que es más fuer- fortunas de los ciudadanos, secuestra también a éstos,
te, y al servirle hacen feliz a éste, mas de ningún modo esclavizándolos, en lugar de aquellos denigrantes califi-
d a sí mismos. Es necesario observar, mi muy cándido cativos es llamado 'feliz' y 'bienaventurado' no sólo por
amigo Sócrates, que en todo sentido el hombre justo los ciudadanos, sino por todos aquellos que se han en- c
tiene menos que el injusto. En primer lugar, en los con- terado de toda la injusticia que ha cometido. En efecto,
tratos entre unos y otros, allí donde éste se asocia con los que censuran la injusticia la censuran no por temor
a cometer obras injustas, sino por miedo a padecerlas. tamente cuando estimamos más a la justicia que a la
De este modo, Sócrates, la injusticia, cuando llega a serlo injusticia.
suficientemente, es más fuerte, más libre y de mayor -{Y cómo he de persuadirte? Si con las cosas que
autoridad que la justicia; y tal como dije desde un co- he dicho no te has persuadido, {qué puedo hacer conti-
mienzo, lo justo es lo que conviene al más fuerte, y lo go aún? {Acaso llevaré mi argumento hasta tu alma ha-
injusto lo que aprovecha y conviene a sí mismo. ciéndotelo tragar? 12.
d Una vez dichas estas cosas, Trasímaco pensaba mar- -No, ¡por Zeus!, ¡eso no! Más bien, en primer lu-
charse, como si fuera un bañero que nos hubiera volca- gar, has de mantener aquellas cosas que digas, y si las
do sobre nuestros oídos un cántaro repleto de sus argu- cambias en algo, cámbialas abiertamente y no nos en-
mentos. Peso 10s que estaban presentes no se lo permi- gañes. Ahora, Trasímaco -consideremos nuevamente c
tieron, sino que lo obligaron a permanecer y a rendir lo dicho antes-, puedes ver que, tras haber definido
cuentas de lo dicho. Yo mismo le pedí con insistencia: al verdadero médico, no has pensado que era necesario
-Divino Trasímaco, (vas a marcharte tras arrojar- después vigilar con precisión lo que concierne al verda-
nos un discurso, antes de enseñarlo adecuadamente o dero pastor, sino que crees que éste apacienta a las ove-
de que aprendamos si es así o de otro modo? ¿Crees jas, en tanto pastor, sin mirar a lo que es mejor para
e que es un asunto insignificante el de intentar determi- las ovejas: como un invitado a un banquete que está
nar el modo de vida que cada uno de nosotros podría dispuesto para el festín, o como un mercader, para ven-
llevar para vivir una vida más provechosa? derlas; pero no como pastor. Pues el arte del pastor d
-¿Y yo acaso pienso en otra cosa que ésa? -bramó no cuida sin duda de ninguna otra cosa que de aquella
Trasímaco. con respecto a la cual está organizada, a fin de procu-
-Parecía que sí, o al menos que nada te importaba rarle lo mejor, ya que, en cuanto a sí misma, el arte
de nosotros, ni que te preocupaba que fuéramos a vivir del pastor ya está suficientemente provista mientras na-
peor o mejor, desconociendo lo que dices saber. Pero da le falte para ser arte del pastor. Del mismo modo
anímate, mi buen amigo, a instruirnos; no será para ti estoy convencido de que es forzoso estar de acuerdo en
345a una mala inversión lo que hagas en nuestro beneficio, que todo gobierno, en tanto gobierno, no atiende a nin-
siendo tantos como somos. En lo que a mí toca, te diré guna otra cosa que al sumo bien de aquel que es su
que no estoy convencido, y que no creo que la injusticia gobernado y está a su cuidado, trátese del gobierno e
sea más provechosa que la justicia, ni aunque aquélla del Estado o de ámbitos particulares. Pero ¿tú crees
sea permitida y no se le impida hacer lo que quiera. acaso que los que gobiernan los Estados lo hacen volun-
Admitamos, mi amigo, que existe el hombre injusto y tariamente?
que puede obrar injustamente, sea en forma oculta o
combatiendo a cara descubierta. Pero aun así no me per- '* Trasímaco retoma la burlona imagen de la nodriza, presenta-
suado de que es más provechosa que la justicia. Y esto, da en 343a. En efecto, el verbo entíthemi, que traducimos .hacer tra-
gar», es usado, como nota ADAM, en relación con la alimentación de
b seguramente, también le ha sucedido a algún otro de los niños por la nodriza. Así ARISTOFANES, Caballeros 716: «También,
nosotros, no sólo a mí. Persuádenos adecuadamente, mi como las nodrizas, lo alimentas mal; después de masticar el alimento,
bienaventurado amigo, de que no argumentamos correc- le haces tragar un poco..
-No es algo que meramente creo, ¡por Zeus!, sino
que bien lo sé. -En tal caso, cualquiera que sea el beneficio que
-Pero Trasímaco -proseguí-, jno te percatas de aprovecha a todos los artesanos en común, es patente
que, en cuanto a los otros tipos de gobierno, nadie está que lo obtienen de algo que en común adicionan al ejer-
dispuesto voluntariamente a gobernar, sino que deman- cicio de cada arte.
da un salario, por pensar que del gobernar no obtendrá -Así parece.
beneficio para sí mismo sino para los gobernados? -Ahora bien, diremos que, al ganar un salario, los
346a En efecto, dime esto: ¿no es cada una de las artes dis- artesanos se benefician con el ejercicio del arte del mer-
tinta de las otras por tener un poder distinto? Respón- cenario que adicionan al de cada arte.
deme, bienaventurado amigo, no en contra de lo que No sin disgusto lo admitió.
piensas, para poder proseguir. -Pues entonces, no es de su arte particular que ca-
-¡Claro que cada una es distinta por eso! -repuso da uno obtiene ese beneficio que es la recepción del d
Trasímaco. salario, sino que, si consideramos las cosas con el rigor
-¿Y no nos aporta cada arte un beneficio particular que corresponde, la medicina produce la salud, el arte
-no común a todas las artes-, tal como la medicina del mercenario produce un salario, el de la arquitectu-
aporta la salud, el pilotaje la seguridad al navegar, y ra una casa; y el del mercenario que se añade a cada
así las demás? una, un salario; y así en todas las demás artes, cada
-De acuerdo. una realiza su función y beneficia a aquello con respec-
-Y en cuanto al arte del mercenario, aporta un sa- to a lo cual está organizada. Y si no se le añade salario,
b lario, ya que tal es su peculiaridad. Ahora ¿llamas a jse beneficiará el artesano con su arte?
una misma arte medicina y pilotaje? O bien, si es que -Parece que no.
quieres delimitar con precisión los términos, como pro- -¿No produce beneficios, entonces, cuando cumple e
pusiste, en caso de que, al comandar una nave, un pilo- su función gratuitamente?
to se sane, porque le hace bien navegar en el mar, jlla- -Creo que sí.
marás al pilotaje 'medicina'? -Pues bien, Trasímaco, ahora es evidente que nin-
-De ningún modo. gún arte ni gobierno organiza lo que le beneficia a sí
-Ni tampoco al arte del mercenario, creo, lo llama- mismo, sino que, como decíamos antes, organiza y dis-
rás 'medicina' porque alguien sane mientras gana su sa- pone lo que beneficia al gobernado: atiende a lo que
lario. conviene a aquel que es el más débil, no al que es el
-Por cierto que no. más fuerte. Por eso mismo, querido Trasímaco, decía
-Ni a la medicina la llamarás 'arte del mercena- hace un momento que nadie está dispuesto voluntaria-
rio' porque el médico gane un salario cuando cura a mente a gobernar y tomar en sus manos y corregir las
otro. deficiencias ajenas, sino que para ello reclama un sala-
c -Tampoco. rio; porque aquel que va a ejercer adecuadamente su
-¿Y acaso no hemos concordado en que cada arte arte jamás hace o dispone -si dispone de acuerdo con 347a
tiene un beneficio particular? su arte- lo mejor para sí mismo sino para el goberna-
do; y para eso es necesario, según parece, asignar una como la hay ahora por gobernar, y allí se tornaría evi-
remuneración a los que estén prestos a gobernar, sea dente que el verdadero gobernante, por su propia natu-
plata u honores, o un castigo, si no estuviera dispuesto raleza, no atiende realmente a lo que le conviene a él,
a gobernar. sino al gobernado; de manera que todo hombre inteli-
-¿Qué quieres decir con eso, Sócrates? -preguntó gente preferiría ser beneficiado por otro antes que ocu-
Glaucón-. En cuanto a los dos tipos de remuneración, parse de beneficiar a otro. Por todo esto, de ningún mo-
lo percibo, pero de qué castigo hablas y cómo lo inclu- do estoy de acuerdo con Trasímaco en que lo justo es e
yes en las clases de remuneraciones, no lo comprendo. lo que conviene al más fuerte. Pero esto lo examinare-
-Porque no comprendes la remuneración de los me- mos en otra oportunidad. Ahora me parece mucho me-
b jores -respondí-, por la cual gobiernan los más aptos, jor examinar lo que dice Trasímaco cuando afirma que
cuando están dispuestos a gobernar. ¿Acaso no sabes el modo de vida del injusto vale más que el del justo.
que el amor a los honores o a la plata es considerado En lo que toca a ti, Glaucón, ¿cuál de ambos modos
reprobable, y que lo es realmente? de vida eliges? ¿Cuál de las dos afirmaciones te parece
-Eso sí lo sé. más valedera?
-Por tales motivos, pues, los hombres de bien no -Creo -dijo-, que el modo de vida del justo es más
están dispuestos a gobernar con miras a las riquezas provechoso.
ni a los honores. No quieren, en efecto, ser llamados -¿Tú has escuchado cuántos bienes acaba de enu- 3480
mercenarios por exigir abiertamente un salario para go- merar Trasímaco en el modo de vida del injusto?
bernar, ni ser llamados ladrones por apoderarse de ri- -Lo he escuchado, pero no me ha convencido.
quezas ocultamente, por sí mismos, desde el gobierno. -¿Quieres que lo persuadamos, si podemos descu-
Y tampoco por causa de los honores, pues no aman los brir de qué modo hacerlo, de que no dice la verdad?
c honores. Por eso es necesario que se les imponga com- -¿Cómo no he de quererlo? -exclamó Glaucón.
pulsión y castigo para que se presten a gobernar; de -Pues bien, si nos contrapusiéramos a él, efectuan-
allí es probable que sea considerado vergonzoso el avan- do un recuento -frente al suyo- de cuántos bienes ofre-
ce voluntario hacia el gobierno, sin aguardar una com- ce el ser justo, y él a su vez replicara y nosotros a él,
pulsión. Ahora bien, el mayor de los castigos es ser go- habría que enumerar los bienes y contar cuántos men-
bernado por alguien peor, cuando uno no se presta a cionamos de cada lado; y por ende necesitaríamos jue- b
gobernar. Y a mí me parece que es por temor a tal cas- ces que decidieran. Si hacemos el examen, en cambio,
tigo que los más capaces gobiernan, cuando gobiernan. poniéndonos de acuerdo entre nosotros, como antes, no-
Y entonces acuden al gobierno no con la idea de que sotros mismos seremos a la vez jueces y oradores.
van a lograr algún beneficio para ellos ni con la de que -Es muy cierto.
lo pasarán bien allí, sino compulsivamente, por pensar -¿Cuál de los dos procedimientos prefieres?
que, de otro modo, no cuentan con sustitutos mejores -El segundo.
d o similares a ellos para cumplir la función. En efecto, -Pues entonces -dije-, Trasímaco, vuelve al co-
si llegara a haber un Estado de hombres de bien, proba- mienzo, y respóndenos: ¿afirmas que la completa injus-
blemente se desataría una lucha por no gobernar, tal ticia es más provechosa que la justicia plena?
c -Claro que lo afirmo -replicó Trasímaco-, y tam- bella y vigorosa y que le atribuirás todo lo demás
bién he dicho por qué. que atribuimos a lo justo, ya que has tenido la auda- 349n
-Y bien, veamos de qué modo hablas de esas dos cia de colocar a la injusticia en la sección de la excelen-
cosas: jcalificas a una de 'excelencia' y de 'malogro' la cia y de la sabiduría.
otra? -Adivinas perfectamente la verdad.
-Si. -Sin embargo, no debo vacilar en proseguir el exa-
-Por tanto, jcalificas a la justicia de 'excelencia' y men del argumento, al menos mientras suponga que lo
a la injusticia de 'malogro'? que dices es lo que piensas. Pues me da la impresión,
-Probablemente, mi gracioso amigo, puesto que di- Trasímaco, de que ahora realmente no bromeas, sino
go que la injusticia da provecho y la justicia no. que dices lo que crees acerca de la verdad de estas cosas.
-Pues entonces jqué afirmas ? -¿Y qué diferencia te hace el que lo crea o no? Más
-Lo contrario. bien refuta mi argumentación.
-En tal caso jes la justicia malogro? -No hay ninguna diferencia. Pero trata de respon- b
d -No, más bien una genuina candidez. der también a esto: jte parece que el hombre justo quiere
-jY a la injusticia la llamas mala predisposición? superar en algo a otro justo?
-No, sino buen sentido. -De ningún modo, pues en tal caso no sería tan en-
-jY también crees, Trasímaco, que los injustos son cantador y cándido como es.
inteligentes y buenos? -jY tampoco está dispuesto a superar a la acción
-Sí, al menos los que pueden obrar de modo com- justa?
pletamente injusto, y que tienen el poder de someter -Tampoco.
a Estados y a pueblos enteros. Tú piensas, tal vez, que -¿Consideraría valioso, en cambio, superar al injus-
me refiero a los cortadores de bolsas; incluso esto da to, y creería que eso es justo, o pensaría que no es justo?
provecho, también, si pasa inadvertido, pero lo que es -Creería que es justo superar al injusto y lo consi-
digno de mención no es eso, sino las cosas de que acabo deraría valioso, pero no lo lograría.
de hablar. -Esto último no es lo que pregunté, sino sólo si el
e -No, me doy bien cuenta de lo que quieres decir, justo no consideraría valioso ni querría superar al c
pero aún me asombra que coloques a la injusticia en justo, mas sí al injusto.
la sección de la excelencia y de la sabiduría, y a la justi- -Sí, así es.
cia en la sección contraria. -Y en lo que hace al injusto, jacaso consideraría
-Sin embargo, así las coloco, por cierto. valioso aventajar al justo y a la acción justa?
-Esto es ahora algo más sólido, mi amigo, y ya no -¿Y cómo no, si precisamente es el que considera
es fácil poder contestarlo. Si hubieses afirmado, en efec- valioso superar a todos?
to, que la injusticia da provecho, pero concordaras con -Por consiguiente, el injusto luchará para aventa-
otros en que es maldad y algo vergonzoso, podríamos jar al hombre injusto y a la acción injusta, de modo
replicar hablando conforme al uso habitual de estas pa- de lograr mucho más que todos.
labras. Pero ahora es patente que dirás que es una cosa -Así es.
-Afirmemos esto, entonces: el justo no tratará de -Y en cuanto al médico, cuando prescribe un ré- 350a
aventajar a su semejante, sino a su contrario; mientras gimen de comidas y bebidas, te parece que quiere aven-
d el injusto tratará de aventajar tanto a su semejante tajar a un médico o a la profesión de médico?
como a su contrario. -Sin duda que no.
-Muy bien dicho. -Pero querrá aventajar en eso a quien no sea médico.
-Ahora bien, el injusto es inteligente y bueno; el jus- -Claro.
to ni una cosa ni la otra. -Mira ahora, respecto de cualquier conocimiento ar-
-Efectivamente. tesanal o de la ausencia del mismo, si te parece que
-Por consiguiente, el injusto se parece al inteligen- el conocedor de un arte quiere lograr, en lo que hace
te y al bueno, mientras el justo no se parece a éstos. o dice, más que otro conocedor de ese arte, en lugar
-¿Y cómo no ha de parecérseles aquel que es como de obtener lo mismo que su semejante en dicha activi-
ellos, en tanto el otro no? dad.
-Muy bien. Por lo tanto ¿cada uno de ellos es tal -Parecería forzoso que sea de la segunda manera.
como aquellos a quienes se parece? -¿Y el que desconoce el arte? ¿No trataría de aven-
-¡Pero no veo de qué otro modo podría ser! tajar tanto al conocedor de dicho arte como igualmente b
-Está bien, Trasímaco, ¿llamas 'músico' a alguien, al que lo desconoce?.
e y a otro 'no-músico'? -Tal vez.
-Sí. -¿Y el conocedor es sabio?
-¿Y cuál de ellos dices que es inteligente y a cuál -Sí.
llamas tonto? -¿Y el sabio es bueno?
-Por supuesto, digo que el músico es inteligente y -Sí.
que el no-músico es tonto. -En tal caso, el que es bueno y sabio no querrá aven-
-Y en lo que uno es inteligente es también bueno, tajar a su semejante, sino a su contrario.
mientras que en ese sentido el tonto es malo. -Así parece.
-Así es. -El malo e ignorante, en cambio, querrá aventajar
-Y respecto del médico hablaremos del mismo tanto a su semejante como a su contrario.
modo. -Es manifiesto.
-Del mismo modo. -Pues bien, Trasímaco, el injusto nos parecía que
-¿Y te parece, mi excelente amigo, que un buen mú- quería aventajar tanto a su contrario como a su seme-
sico, al templar la lira, quiere aventajar a otro músico jante. ¿Acaso no decías eso?
en cuanto a poner tensas las cuerdas o aflojarlas, y con- -Sí.
-
sidera valioso aventajarlo en eso? -Y vimos que el justo no quiere aventajar a su se- c
-No, claro. mejante, sino a su contrario.
-Pero querrá aventajar, en esa actividad, a quien -Sí.
no sea músico. -En tal caso, el justo se parece al sabio y bueno,
-Forzosamente. el injusto al malo e ignorante.
-Probablemente. más fuerte que la justicia. Pero ahora, añadí, si la justi-
-Pero nos hemos puesto de acuerdo, además, en que cia es sabiduría y excelencia, pienso que se manifiesta
cada uno de ellos es tal como aquellos a los que cada fácilmente más fuerte que la injusticia, puesto que la
uno se parece. injusticia es ignorancia: nadie lo desconocería. Mas no
-En efecto, lo hemos acordado. deseo valerme de algo tan simple, Trasímaco; prefiero
-Por lo tanto, el justo se nos ha revelado como bue- examinarlo de otro modo: idices que un Estado puede
no y sabio, en tanto el injusto como ignorante y malo. ser injusto e intentar someter injustamente a otros Es- b
Trasímaco convino en todo esto, pero no tan fácil- tados -o haberlos sometido ya-, e incluso mantener
d mente como lo narro ahora, sino que lo hizo compelido sometidos bajo sí muchos Estados?
y a regañadientes, con gran sudor, más aún por el calor -¡Claro! -contestó-. Y el mejor Estado, que es el
que había. Entonces vi algo que nunca había visto an- injusto, lo llevará a cabo antes que ningún otro y del
tes: Trasímaco enrojecía. Ahora bien, después de que modo más perfecto.
hubimos convenidq en que la justicia es excelencia y -Comprendo, porque ésta era tu tesis -dije-. Pero
sabiduría y la injusticia, en cambio, malogro e ignoran- respecto de ella examino lo siguiente: el Estado que lle-
cia, dije: ga a prevalecer sobre otro, ¿ha de mantener ese poder
-Bien, demos esto por establecido. Pero también he- sin jysticia, o le será forzoso contar con justicia?
mos dicho que la injusticia es vigorosa. ¿Recuerdas, Tra- -Si fuera como tú acabas de decir, que la justicia c
símaco? es sabiduría, tendría que contar con justicia -respon-
-Recuerdo -dijo-. Pero no estoy conforme con lo dió-. Pero si es como yo he dicho, con injusticia.
que acabas de decir, y tendría bastante que hablar de -Estoy encantado, Trasímaco -dije yo-, porque no
e estas cosas. Claro que si lo hiciera, bien sé que dirías te limitas a asentir y disentir con la cabeza, sino que
que estoy arengando. De modo que, o bien me dejas ha- también respondes tan brillantemente.
blar como quiero, o bien, si quieres preguntar, pregun- -Lo hago para complacerte -contestó.
ta, y yo te diré «está bien» -como a las viejas que cuen- -Y lo haces muy bien; pero ahora dime esto, tam-
tan leyendas-, asintiendo o disintiendo con la cabeza. bién para complacerme: ¿te parece que un Estado o un
-Pero de modo que, en ningún caso, sea en contra ejército, o una banda de piratas o de ladrones, o cual-
de tu propia opinión. quier otro grupo que se propusiera hacer en común al-
-Del modo que te plazca -dijo-, puesto que no me go injusto, podría tener éxito si cometieran injusticias
permites hablar. ¿Quieres algo más que eso? entre sí?
-¡En nombre de Zeus, nada más! Si obras así, haz- -No, por cierto. d
lo. Yo preguntaré. -Y si no las cometieran ¿sería más probable que
-Pregunta, pues. tuvieran éxito?
-Te preguntaré lo que te acabo de preguntar, a fin -Seguramente.
351a de examinar la cuestión ordenadamente: cuál es la re- -En efecto, Trasímaco, la injusticia produce entre
lación entre la justicia y la injusticia. Hace un momen- los hombres discordias, odios y disputas; la justicia, en
to ha sido dicho que la injusticia es más poderosa y cambio, concordia y amistad. ¿No es así?
-Aceptémoslo -contestó-, para no discutir contigo. -En tal caso, Trasímaco, el injusto será hostil a los
-Pero haces muy bien, mi excelente amigo. Y ahora dioses, y el justo será amigo de ellos.
dime esto: si la obra de la injusticia es crear odio allí -Disfruta del argumento sin temor a mi réplica
donde se encuentre, al surgir entre hombres libres o -dijo-. Pues yo no te he de contradecir, para no vol-
bien entre esclavos, ¿no hará que se odien y disputen verme odioso a tus amigos.
e entre sí, de modo que sean incapaces de hacer juntos -Y bien -proseguí-, completa lo que queda del fes-
algo en común? tín respondiéndome c o m h a s t a ahora. Pues los justos
-Sin duda. aparecen como más sabios, mejores y más capaces de
-¿Y si surge entre dos personas? ¿No discutirán y actuar, mientras los injustos no pueden hacer nada jun-
se odiarán y llegarán a ser tan enemigos entre sí como tos: y si decimos que algunas veces, aun siendo injus- c
lo son de los justos? tos, hacen algo juntos en común y con vigor, no diremos
-Sí, llegarán a serlo. c la verdad en ningún sentido. En efecto, si fueran com-
-¿Y esta propiedad la perderá la injusticia 2n caso pletamente injustos, no se habrían abstenido de enfren-
de que surja en un solo hombre, admirable Trasímaco, tarse entre sí, sino que evidentemente anidaba en ellos
o en nada disminuirá? algo de justicia, lo que les impedía atacarse entre sí
-En nada disminuirá -respondió. mientras cometían injusticias contra otros, y gracias a
-Por consiguiente, sea que surja en un Estado, en ella han hecho lo que han hecho. Esto es, se han aboca-
una familia, en un ejército o en donde sea, aparece siem- do a obrar injustamente cuando estaban perjudicados
pre contando con la propiedad de producir, primera- sólo a medias por la injusticia, ya que los que estuvie-
352a mente, la incapacidad de obrar en conjunto, a raíz de ran completamente depravados y fueran completamen-
las disputas y discordias, y, en segundo lugar, la exis- te injustos no hubiesen podido hacer nada. Que estas d
tencia de una enemistad tanto consigo mismo como con cosas sean así lo comprendo, pero no como tú las expu-
cualquier otro y con el justo. (No es así? siste al comienzo. Ahora debemos examinar si los jus-
-Así es. tos viven mejor que los injustos y si son más felices,
-Y cuando se encuentra en un solo hombre, pienso, que es lo que anteriormente propusimos. Por cierto, eso
producirá todas las obras que corresponden a su natu- parece claro, al menos así lo creo, a partir de lo que
raleza. Primeramente, la incapacidad para obrar, ponién- hemos estado diciendo. No obstante, hay que examinar-
dolo en conflicto y en desacuerdo consigo mismo, y, en lo mejor, pues no es un tema cualquiera, sino que con-
segundo lugar, lo tornará hostil tanto consigo mismo cierne a cuál es el modo en que se debe vivir.
como con los justos. ¿No es acaso así? -Examínalo, entonces -dijo.
-Sí. -Lo examinaré -respondí-. Dime, jte parece que
-Ahora bien, también los dioses son justos, jno, mi hay una función propia del caballo?
amigo? -Me parece que sí. e
b -Que lo sean -respondió. -Y lo que admites como función del caballo, al igual
que en cualquier otro caso, jno es lo que sólo aquél
hace, o lo que él hace mejor?
-No comprendo -alegó. -Sí, también.
-Veamos de este modo: ¿puedes ver con otra cosa -¿Y no sucede lo mismo respecto de todas las de-
que con los ojos? más cosas?
-No, por cierto. -Lo mismo.
-¿Y puedes oír con otra cosa que con los oídos? -Y bien, jacaso los ojos podrían alguna vez cum-
-De ningún modo. plir adecuadamente su función, si no cuentan con su
-En tal caso {sería correcto que dijéramos que ver propia excelencia, sino, en su lugar, con una falencia? c
y oír son funciones de esos órganos? -¡Claro que no! -contestó-. Ya que seguramente
-Ciertamente. quieres decir que tienen la ceguera en lugar de la
353a -Ahora bien, {podrías cortar un sarmiento de una vista.
vid con un cuchillo o con un cincel o con otras herra- -Cualquiera que sea su excelencia -repliqué-, pues
mientas análogas? todavía no pregunto esto, sino si las cosas que tienen
-¡Sí que podría! una función la cumplen bien gracias a la propia exce-
-Sin embargo, me parece que con ninguna de ellas lencia, pero mal con su malogro.
se podaría la vid tan apropiadamente como con una po- -Eso es cierto.
dadera, que ha sido fabricada para ello. -Por consiguiente, también los oídos, privados de
-Es verdad. su excelencia, cumplirán mal su función.
-¿Admitiremos, en consecuencia, que podar la vid -Por cierto.
es función de la podadera? -¿Y aplicaremos a todas las cosas el mismo argu- d
-Admitámoslo. mento?
-Creo que ahora comprenderás mejor lo que te pre- -Me parece que sí.
guntaba hace un momento, cuando inquiría si la fun- -Bien. Después de eso, debemos examinar lo siguien-
ción de cada cosa es o no lo que sólo ella cumple o te: hay funciones del alma que ninguna otra cosa distin-
lo que esa cosa cumple más apropiadamente. ta de ella podría cumplir. Por ejemplo, el prestar aten-
-Efectivamente, comprendo, y me parece que eso ción, el gobernar, el deliberar y todo lo de esa índole:
b es la función de cada cosa. ¿será correcto que atribuyamos estas funciones a otra
-Bien. ¿Y no te parece que hay una excelencia para cosa que al alma y diremos que son propias de ésta?
cada cosa que tiene asignada una función? Pero volva- -Las atribuiremos al alma.
mos a lo dicho antes: {no decíamos que los ojos tienen -Y respecto del vivir idiremos que es una función
una función? del alma?
-Sí, tienen una función. -Claro, por encima de todo.
-¿Y no tienen los ojos también una excelencia? -¿El alma tiene, por ende, una excelencia?
-También. -Así es.
-Pero además ¿había una función de los oídos? -¿Y alguna vez, Trasímaco, el alma cumplirá bien e
-Sí. sus funciones si está privada de su propia excelencia,
-¿Y por consiguiente, también una excelencia? o le será imposible?
-Le. será imposible. rior a éste; de modo que el resultado del diálogo es c
-Forzoso es, por consiguiente, gobernar y prestar que ahora no sé nada. En efecto, puesto que no sé qué
atención mal con un alma mala, y, con un alma buena, es lo justo, mucho menos he de saber si es excelencia
hacer bien todas esas cosas. o no, ni si quien lo posee es feliz o infeliz.
-Forzoso.
-¿Y no habíamos convenido que la justicia es exce-
lencia, y la injusticia malogro de aquélla?
-En efecto.
-El alma justa, por ende, el hombre justo, vivirá
bien; el injusto, en cambio, mal.
-Según tu argumento -dijo- es manifiesto.
354a -Pero precisamente quien vive bien es feliz y bien-
aventurado, al contrario del que vive mal.
-Así es.
-Por lo tanto, el justo es feliz y el injusto desdichado.
-Admitámoslo.
-Ahora bien; no se obtiene provecho al ser desdi-
chado, sino al ser feliz.,
-¡Claro!
-En tal caso, bienaventurado Trasímaco, es más pro-
vechosa la justicia que la injusticia.
-Bien, Sócrates -dijo-, ya tienes tu festín para hon-
rar a la diosa Bendis.
-A ti te lo debo, Trasímaco -dije-, por haber sido
tan amable conmigo y cesar de irritarte. Si a pesar de
b eso no lo disfruto, no es por tu causa, sino por la
mía. En efecto, tal como los glotones engullen voraz-
mente cada nuevo manjar que les sirven, antes de sabo-
rear el anterior de modo adecuado, así me parece que
yo, antes de hallar lo que debíamos examinar primera-
mente, o sea, qué es lo justo, lo he dejado de lado y
me he abocado al examen de si lo justo es ignorancia
o sabiduría y excelencia; y luego, al ocurrírseme la cues-
tión de si la injusticia es más provechosa que la justi-
cia, no he podido abstenerme de pasar del asunto ante-
médico que recibe un enfermo, el ejercicio de la medici-
na y cualquier otro'modo de ganar dinero? Pues de es-
tas cosas diríamos que son penosas pero que nos bene-
fician, y que no las deseamos poseer por sí mismas, d
sino por los salarios y demás beneficios que se generan
de ellas.
-Es cierto -repuse-, es una tercera clase de bie-
nes. Pero ¿y después qué?
-¿En cuál de esas tres clases -preguntó- colocas
a la justicia?
-Pienso -respondí- que habría que colocarla en 358a
357a Después de haber dicho estas cosas, creía yo haber la clase más bella, la de los bienes que anhelamos tanto
puesto fin a la conversación; pero, al parecer, había si- por sí mismos como por lo que de ellos se genera, al
do sólo el preludio. Glaucón, en efecto, quien solía ser menos para quien se proponga ser feliz.
el más valeroso de todos, en esta ocasión no consintió -Pues la mayoría no opina así -dijo-, sino que la
la retirada de Tr-asímaco y exclamó: coloca en la clase de bienes penosos, que hay que culti-
-Sócrates: ¿quieres que parezca que hemos queda- var con miras a obtener salarios y a ganarse una buena
b do convencidos o que verdaderamente nos convenzamos reputación, pero que, si fuera por sí mismos, habría que
de que lo justo es mejor que lo injusto en todo sentido? evitarlos, por ser desagradables.
-Yo preferiría -contesté- convenceros verdadera- -Ya conozco esa opinión -dije-, y hace rato que,
mente, si de mí dependiera. en base a ella, la justicia es censurada por Trasímaco
-En tal caso -insistió Glaucón-, no haces lo que y alabada en cambio la injusticia. Pero yo he sido lerdo
quieres. Dime, pues: ¿no crees que hay una clase de bie- en darme cuenta, según parece.
nes que no deseamos poseer por lo que de ellos resulta, -Escúchame, entonces -dijo Glaucón-, para ver b
sino que nos agradan por sí mismos, tales como el rego- si estás de acuerdo conmigo; pues Trasímaco, me pare-
cijo y aquellos placeres inocentes, por medio de los cua- ce, se ha rendido demasiado pronto, encantado por ti
les nada se produce en un momento posterior, sino sólo como por una serpiente. Pero aún no se ha hecho una
el disfrute de poseerlos? exposición de una y otra a mi gusto. Deseo escuchar,
-Creo que sí -respondí. en efecto, qué es cada una de ellas y qué poder tienen
c -Pero hay bienes que anhelamos tanto por sí mis- por sí mismas al estar en el alma, con independencia
mos como por lo que de ellos se genera, tales como la de los salarios y de las consecuencias que derivan de
comprensión, la vista y la salud. Esas cosas, en efecto, ellas. Esto es lo que haré, si tú estás de acuerdo: reto-
nos agradan por ambos motivos. maré el argumento de Trasímaco, y primeramente te c
-Así es. diré qué es lo que se dice que es la justicia y de dónde
-¿Adviertes una tercera clase de bienes, en la cual se ha originado; en segundo lugar, cómo todos los que
se encuentran la práctica de la gimnasia, el tratamiento la cultivan no la cultivan voluntariamente sino por ne-
cesidad, pero no por ser para ellos un bien; y en tercer por ello lo justo, que está en el medio de ambas sitila-
lugar, por qué es natural que obren así, ya que dicen ciones, es deseado no como un bien, sino estimado por b
que es mucho mejor el modo de vivir del injusto que los que carecen de fuerza para cometer injusticias; pues
el del justo. En lo que a mí concierne, Sócrates, no soy el que puede hacerlas y es verdaderamente hombre ja-
de esa opinión, pero tengo la dificultad de que los oídos más concertaría acuerdos para no cometer injusticias
se me aturden al escuchar a Trasímaco y a muchos otros, ni padecerlas, salvo que estuviera loco. Tal es, por con-
en tanto que de nadie he escuchado el argumento que siguiente, la naturaleza de la justicia, Sócrates, y las
d quisiera oír en favor de la justicia y de su superioridad situaciones a partir de las cuales se ha originado, según
sobre la injusticia. Desearía escuchar un elogio de la se cuenta.
justicia en sí misma y por sí misma; y creo que de ti, Veamos ahora el segundo punto: los que cultivan la
más que de cualquier otro, podría aprenderlo. Por eso justicia no la cultivan voluntariamente sino por impo-
hablaré poniendo todas mis energías en defender el mo- tencia de cometer injusticias. Esto lo percibiremos me-
do de vida del injusto; y después de ello te mostraré jor si nos imaginamos las cosas del siguiente modo:
de qué modo quisiera oírte censurando la injusticia y demos tanto al justo como al injusto el poder de hacer c
alabando la justicia. Pero ahora mira si te place lo que lo que cada uno de ellos quiere, y a continuación si-
digo. gámoslos para observar adónde conduce a cada uno el
-Más que cualquier otra cosa -respondí-. ¿Hay deseo. Entonces sorprenderemos al justo tomando el mis-
e acaso algo sobre lo cual alguien con sentido común mo camino que el injusto, movido por la codicia, lo que
gozaría más al hablar y escuchar una y otra vez? toda criatura persigue por naturaleza como un bien, pe-
-Perfectamente -dijo Glaucón-; óyeme hablar so- ro que por convención es violentamente desplazado ha-
bre aquello que afirmé que lo haría en primer lugar: cia el respeto a la igualdad. El poder del que hablo se-
cómo es la justicia y de dónde se ha originado. Se dice, ría efectivo al máximo si aquellos hombres adquirieran
en efecto, que es por naturaleza bueno el cometer injus- una fuerza tal como la que se dice que cierta vez tuvo
ticias, malo el padecerlas, y que lo malo del padecer Giges, el antepasado del lidio. Giges era un pastor que d
injusticias supera en mucho a lo bueno del cometerlas. servía al entonces rey de Lidia. Un día sobrevino una
De este modo, cuando los hombres cometen y padecen gran tormenta y un terremoto que rasgó la tierra y pro-
injusticias entre sí y experimentan ambas situaciones, dujo un abismo en el lugar en que Giges llevaba el ga-
359a aquellos que no pueden evitar una y elegir la otra nado a pastorear. Asombrado al ver esto, descendió al
juzgan ventajoso concertar acuerdos entre unos hom- abismo y halló, entre otras maravillas que narran los
bres y otros para no cometer injusticias ni sufrirlas. mitos, un caballo de bronce, hueco y con ventanillas,
Y a partir de allí se comienzan a implantar leyes y con- a través de las cuales divisó adentro un cadáver de ta-
venciones mutuas, y a lo prescrito por la ley se lo llama maño más grande que el de un hombre, según parecía,
'legítimo' y 'justo'. Y éste, dicen, es el origen y la esen- y que no tenía nada excepto un anillo de oro en la e
cia de la justicia, que es algo intermedio entre lo mejor mano. Giges le quitó el anillo y salió del abismo: Ahora
-que sería cometer injusticias impunemente- y lo peor bien, los pastores hacían su reunión habitual para dar
-no poder desquitarse cuando se padece injusticia-;
al rey el informe mensual concerniente a la hacienda, de tal poder, no quisiese nunca cometer injusticias ni
cuando llegó Giges llevando el anillo. Tras sentarse en- echar mano a los bienes ajenos, sería considerado por
tre los demás, casualmente volvió el engaste del anillo los que lo vieran como el hombre más desdichado y ton-
hacia el interior de su mano. Al suceder esto se tornó to, aunque lo elogiaran en público, engañándose así mu-
360a invisible para los que estaban sentados allí, quienes se tuamente por temor a padecer injusticia. Y esto es todo
pusieron a hablar de él como si se hubiera ido. Giges sobre este punto.
se asombró, y luego, examinando el anillo, dio vuelta En cuanto al juicio sobre el modo de vida de los dos e
el engaste hacia afuera y tornó a hacerse visible. Al ad- hombres que hemos descrito, pondremos aparte al más
vertirlo, experimentó con el anillo para ver si tenía tal justo del más injusto; de ese modo podremos juzgar co-
propiedad, y comprobó que así era: cuando giraba el rrectamente. ¿Qué clase de separación efectuaremos?
engaste hacia adentro, su dueño se hacía invisible, y, La siguiente: no quitaremos al injusto nada de la injus-
cuando lo giraba hacia afuera, se hacía visible. En cuanto ticia, ni al justo nada de la justicia, sino que supondre-
se hubo cerciorado de ello, maquinó el modo de formar mos a uno y otro perfectos en lo que hace al comporta-
parte de los que fueron a la residencia del rey como miento que les es propio. En primer lugar, el hombre
b informantes; y una vez allí sedujo a la reina, y con injusto ha de actuar como los artesanos expertos. El
ayuda de ella mató al rey y se apoderó del gobierno. mejor piloto o el mejor médico, por ejemplo, discrimi-
Por consiguiente, si existiesen dos anillos de esa índole nan lo que es imposible de lo que es posible, en sus
y se otorgara uno a un hombre justo y otro a uno injus- respectivas artes, para intentar la empresa en el último 361a
to, según la opinión común no habría nadie tan íntegro caso, abandonarla en el primero. Incluso si en algún
que perseverara firmemente en la justicia y soportara sentido dan un paso en falso, son capaces de enmendar-
el abstenerse de los bienes ajenos, sin tocarlos, cuando lo. De este modo, el hombre injusto intentará cometer
podría tanto apoderarse impunemente de lo que quisie- delitos correctamente, esto es, sin ser descubierto, si
c ra del mercado, como, al entrar en las casas, acostarse quiere ser efectivamente injusto: en poco es tenido quien
con la mujer que prefiriera, y tanto matar a unos como es sorprendido en el acto de delinquir, ya que la más
librar de las cadenas a otros, según su voluntad, y ha- alta injusticia consiste en parecer justo sin serlo. Que
cer todo como si fuera igual a un dios entre los hom- se confiera al que es perfectamente injusto la perfecta
bres. En esto el hombre justo no haría nada diferente injusticia, sin quitarle nada, pero a la vez que se conce-
del injusto, sino que ambos marcharían por el mismo da al que comete las mayores injusticias la mejor repu-
camino. E incluso se diría que esto es una importante tación que, en cuanto a justicia, se le pueda procurar.
prueba de que nadie es justo voluntariamente, sino for- Y si da un paso en falso, que lo pueda enmendar y b
zado, por no considerarse a la justicia como un bien ser capaz de hablar de modo que convenza de su ino-
individual, ya que allí donde cada uno se cree capaz cencia si es denunciado en alguno de sus delitos; o bien
d de cometer injusticias, las comete. En efecto, todo hom- hacer violencia cuantas veces sea necesaria la violen-
bre piensa que la injusticia le brinda muchas más ven- cia, por medio de su fuerza y su coraje, o por medio
tajas individuales que la justicia, y está en lo cierto, de sus amigos y de la fortuna que se haya procurado.
si habla de acuerdo con esta teoría. Y si alguien, dotado Una vez supuesto semejante hombre, coloquemos en teo-
ría, junto a él al hombre justo, simple y noble, que no efecto, dirán que el injusto es el que en realidad se ocu-
quiere, al decir de Esquilo, parecer bueno sino serlo '. pa de lo suyo ateniéndose a la verdad y no viviendo se-
Por consiguiente, hay que quitarle la apariencia de jus- gún la apariencia: no quiere parecer injusto sino serlo,
c to; pues si parece que es justo, su apariencia le reporta-
cosechando en los surcos profundos que atraviesan su
rá honores y recompensas, y luego no quedará en claro
si es justo con miras a lo justo o con miras a las recom- [corazón,
de donde brotan sus nobles propósitos. b
pensas y honores. Despojémoslo de todo, pues, excepto
de la justicia, y concibámoslo en la condición opuesta
En primer lugar, al parecer que es un justo, gobierna
a la del anterior: que, sin cometer injusticia, posea la
en el Estado; después, se casa allí donde le plazca, da
mayor reputación de injusticia, a fin de que, tras haber
sus hijos en matrimonio a quienes prefiera, y se asocia
sido puesta a prueba su consagración a la justicia en
concertando contratos con quienes desee; y saca venta-
no haberse ablandado por causa de la mala reputación
ja de todo esto, en cuanto aprovecha el obrar injusta-
y de todo lo que de ésta se deriva, permanezca inaltera-
mente sin tener escrúpulos. Cuando entabla una con-
d ble hasta la muerte, pareciendo toda la vida injusto aun
tienda en forma privada o pública, predomina y supera
siendo justo. De esta suerte, llegados ambos al punto
a sus adversarios. Y a1 obtener ventaja se enriquece y
extremo, de la justicia uno, de la injusticia el otro, se
puede beneficiar a sus amigos y perjudicar a sus ene- c
podrá juzgar cuál de ellos es el más feliz.
migos, así como también ofrecer sacrificios a los dio-
-¡Es maravilloso, querido Glaucón -exclamé-, el
ses, consagrándoles ofrendas en forma adecuada y mag-
modo vigoroso con que has pulido a estos dos hombres,
nífica, y puede honrar a los dioses y a los hombres que
como si fueran estatuas, para poder juzgarlos!
quiera, mucho más que el justo; de modo que, con toda
-Hago lo mejor que puedo -respondió-. Y me pa-
probabilidad, le corresponde ser más amado por los dio-
rece que, por ser ambos de tal índole, no hay dificultad
ses que el justo. Así dicen, Sócrates, que el hombre in-
alguna en describir qué clase de vida aguarda a cada
justo es provisto tanto por los dioses como por los hom-
e uno. Hablemos, pues. Y si lo que digo resulta chocante,
bres para llevar una vida mejor que la del justo.
Sócrates, no pienses que soy yo quien habla, sino aque-
Una vez que Glaucón dijo estas cosas, me propuse d
llos que alaban a la injusticia por sobre la justicia.
responderle, pero su hermano Adimanto me preguntó:
Ellos dirán que el justo, tal como lo hemos presentado,
-¿Tú no crees, Sócrates, que el tema ha quedado
será azotado y torturado, puesto en prisión, se le que-
suficientemente expuesto, verdad?
362a marán los ojos y, tras padecer toda clase de castigos,
-¿Qué? ¿Hay algo más aún? -exclamé.
será empalado, y reconocerá que no hay que querer ser
justo, sino parecerlo. En ese caso lo dicho por Esquilo -Lo que no ha sido expuesto es lo que era más ne-
cesario exponer -respondió.
sería mucho más correcto si se refiriera al injusto. En
-Pues bien -dije-, como dice el proverbio, que el
hermano ayude al hermano; de modo que, si a tu her-
' ESQUILO, Siete contra Tebas 592: <<pues[Anfiarol no quiere pare- mano le falta algo, acude en su socorro. Aunque lo ex-
cer el mejor sino serlo». Pocas líneas más abajo, en 362a-b, Platón
cita los versos 593-594.
puesto por él ha sido suficiente para abatirme y tornar-
me incapaz de salir en auxilio de la justicia.
e -No es cierto lo que dices -replicó Adimanto-, Museo y su hijo, por su parte, conceden a los justos,
aún tienes que oír más, pues es necesario que examine- de parte de los dioses, bienes más resplandecientes que
mos los argumentos opuestos a los que enunció Glau- los de Homero y Hesíodo. Según lo que se narra, en
cón: los de quienes alaban la justicia y censuran la in- efecto, los llevan al Hades, coronadas sus cabezas, les
justicia, para que resulte más claro lo que me parece preparan un banquete de santos y les hacen pasar todo d
querer decir Glaucón. Los padres dicen y exhortan a el tiempo embriagados, con el pensamiento de que la
363a SUS hijos cuán necesario es ser justo -y cuantos velan retribución más bella de la virtud es una borrachera
por alguien-, aunque no es por sí misma por lo que ala- eterna. Y otros prolongan más aún que ellos las recom-
ban la justicia, sino por la buena reputación que de ella pensas con que los dioses retribuyen: dicen que, tras
se deriva, con el fin de que, al parecer que se es justo, el varón pío y fiel a sus juramentos, quedan hijos de
se obtengan cargos, casamientos convenientes y todo lo sus hijos y, de allí en adelante, toda una estirpe. Estas
que Glaucón acaba de describir, cosas que correspon- y otras cosas análogas refieren en favor de la justicia.
den al justo por su buena reputación. Y en cuestión de En cuanto a los sacrílegos e injustos, en cambio, los
fama, van más lejos en sus argumentaciones. Afirman, sumergen en el fango en el Hades y los obligan a llevar
en efecto, que, al gozar de buena reputación ante los agua en una criba 4, haciéndolos portadores de mala e
dioses, cuentan con los abundantes bienes que, según reputación mientras viven y de todbs los castigos que
dicen, los dioses confieren a los que los reverencian. Glaucón describió respecto de los justos que han adqui-
Así el noble Hesíodo habla como Homero. Hesíodo afir- rido fama de injustos; y estos castigos -y no otros-
b ma que los dioses hacen, para los justos, que los tienen en cuenta al hablar acerca de los injustos. Tal
es el elogio y tal la censura de la justicia y de la injus-
robles ticia.
porten bellotas en sus copas y abejas en el medio Considera, además, Sócrates, otra especie de discur-
y las ovejas estén cargadas de lana2
sos respecto de la justicia y de la injusticia, dichos tan-
to por poetas como por profanos. Todos a una voz, en 364a
y muchos otros bienes que se añaden a éstos. Y en for-
efecto, cantan a la sobriedad y a la justicia por ser algo
ma similar se expresa Homero:
bello, aunque también difícil y penoso; la intemperan-
Tal como la gloria de un rey irreprochable y temeroso cia y la injusticia, en cambio, son algo agradable y fácil
[de los dioses, de adquirir, vergonzoso sólo para la opinión y la con-
que mantiene recta justicia, la negra tierra le aporta vención. Afirman que la injusticia es más ventajosa, por
c trigo y cebada, mientras los árboles se cargan de frutos, lo general, que lo justo; y que los perversos son ricos
el ganado pare sin cesar y el mar lo provee de peces 3.
Alusión, según ADAM y el LSJ, al castigo de las Danaides, que
es mencionado por primera vez en el pseudo-platónico Axíoco 371e (Gu-
HES~ODO,Trabajos y Días 232-234. THRIE, Orfeo y la religión griega, trad. J . VALMARD,
B u e n a Aires, 1970,
3 Od. XIX 109-113. Platón omite, en el verso 110, «que impera so- pág. 192, n. 10). Sin la referencia a las hijas de Dánog e b d ~ aya
bre muchos y vigorosos varones*. en Gorgias 493b.
y cuentan con otros poderes, por lo cual están dispues- los dioses mismos son también accesibles a los ruegos,
tos a considerarlos felices y a honrarlos inescrupulosa- por medio de sacrificios y tiernas plegarias,
mente, tanto en público como en privado, y a subesti- con libaciones y aroma de sacrificios los conmueven e
b mar e ignorar a quienes son débiles y pobres, aun [los hombres
cuando reconozcan que éstos son mejores que los otros. que imploran, cuando se ha cometido alguna transgresión
Pero los relatos que cuentan acerca de los dioses y de [o alguna falta '.
la excelencia son los más asombrosos de todos: los dio-
ses han acordado, a la mayoría de los buenos, infortu- Proveen, por otra parte, un fárrago de libros de Museo
nios y una vida desdichada, en tanto que a los malos y de Orfeo, descendientes de la Luna y de las Musas,
la suerte contraria. Sacerdotes mendicantes y adivinos según afirman, y llevan a cabo sacrificios de acuerdo
acuden a las puertas de los ricos, convenciéndolos de con tales libros. Y persuaden no sólo a individuos sino
que han sido provistos por los dioses de un poder de a Estados de que, por medio de ofrendas y juegos de
reparar, mediante sacrificios y encantamientos acom- placeres, se producen tanto absoluciones como purifi-
c pañados de festines placenteros, cualquier delito come- caciones de crímenes, tanto mientras viven como in- 3650
tido por uno mismo o por sus antepasados; o bien, si cluso tras haber muerto: y a estas cosas las llaman 'ini-
se quiere dañar a algún adversario por un precio redu- ciaciones', que nos libran de los males del más allá. A
cido, trátese de un hombre justo lo mismo que de uno los que no han hecho esos sacrificios, en cambio, aguar-
injusto, por medio de encantamientos y ligaduras mági- dan cosas terribles.
cas, ya que -según afirman- han persuadido a los dio- Si se cuentan todas estas cosas, de tal índole y tanta
ses y los tienen a su servicio. Como testigos de todas cantidad, acerca de la excelencia y del malogro, así
estas narraciones ponen a los poetas. Unos confieren como del modo en que hombres y dioses las estiman,
a la maldad fácil acceso, de modo que mi querido Sócrates -añadió Adimanto-, ¿cómo pen-
saremos que, una vez escuchadas, afectarán las almas
también en abundancia se puede alcanzar a la pewer- de jóvenes bien dotados y capaces de revolotear, por
[sidad
así decirlo, de una a otra sobre todas estas leyendas,
d fácilmente; el camino es liso y ella mora muy cerca. y de inferir de ellas de qué modo se ha de ser y por b
dónde hay que encaminar la vida para pasarla lo mejor
Frente a la excelencia, en cambio, los dioses han im-
posible? Probablemente, siguiendo a Píndaro, se dirá a
puesto el sudor6, y un camino largo y escarpado. sí mismo aquello de
Otros invocan a Homero como testigo de la persuasión
de los dioses por los hombres, porque también él dijo:
Este pasaje de la exhortación de Fénix a Aquiles en II. IX
497-501, citado de memoria aquí o no, guarda algunas diferencias con
Aquí nos apartamos de Adam y seguimos los manuscritos, con los Mss. de Homero, de las cuales la más notable se halla en el v.
Burnet. 497, donde el adjetivo streptoí (umudables de ánimo*) es sustituido
6 Trabajos y Días 787-789. Aunque en el texto de Hesíodo la tra- por el extraño vocablo listoí (traducimos uaccesibles a los ruegos,).
ducción más conveniente de areté parece ser la de Paola Vianello, «éxi- Es omitido el v. 498, d a virtud, la fuerza y la honra de ellos es mucho
to», seguimos la interpretación de Platón como aexcelencia». mayor*.
¿por cuál de las dos vías ascenderé a la alta ciudadela, dolos «por medio de sacrificios y tiernas plegarias» y
por la justicia o por las trapacerías tortuosas ', ofrendas. Hay que creer a los poetas en ambos puntos
o en ninguno de ellos. Si hemos de creerles, debemos
para atrincherarme allí y así pasar toda la vida? Pues obrar injustamente y hacer sacrificios por los crímenes
se me dice que, si soy justo realmente y no lo parezco, cometidos. Ciertamente, si somos justos no sufriremos 366a
no obtendré ventaja alguna, sino penas y castigos mani- castigos de los dioses, pero rechazaremos las ganancias
fiestos; en cambio, si soy injusto y me proveo de una de la injusticia. Si somos injustos, en cambio, obtendre-
reputación de practicar la justicia, se dice que lo que mos esas ganancias y, cuando cometamos transgresio-
me espera es una vida digna de los dioses. Ahora, pues- nes o faltas, implorando persuadiremos a los dioses pa-
c to que, según muestran los sabios, el parecer prevalece ra evitar ser castigados. Se nos dirá: «Pero en el Hades
sobre la verdad y decide en cuanto a la felicidad, debo expiaremos la culpa de los delitos que hemos cometido
abocarme por entero a eso. He de trazar a mi derredor en esta vida y, si no nosotros, al menos los hijos de nues-
una fachada exterior que forje una ilusión de virtud, y tros hijos.» «Sin embargo, mi amigo», responderá ha-
arrastrar tras de mí al astuto y sutil zorro del sapientísi- ciendo sus cálculos, «es mucho lo que pueden las 'ini-
mo Arquíloco. «Pero»,dirá alguien, «no siempre es fácil ciaciones' y los dioses absolutorios, según afirman los
al malo pasar inadvertido*. Por nuestra parte responde- Estados más importantes y los hijos de dioses, conver- b
remos que nada de envergadura es de fácil obtención. No tidos en poetas y en intérpretes de los dichos divinos,
d obstante, si hemos de ser felices, debemos marchar por quienes han revelado quz estas cosas son así».
el camino que trazan los pasos de estos argumentos. En tal caso, ¿qué razón nos llevaría aún a preferir
En cuanto a lo de pasar inadvertidos, nos reuniremos la justicia antes que la máxima injusticia, si podemos
en ligas secretas y hermandades; y hay maestros que practicar ésta con un disfraz.de respetabilidad y obrar
enseñan a persuadir mediante una sabiduría adecuada a nuestro gusto tanto en lo concerniente a los dioses
a las asambleas populares o a las cortes judiciales. Con como a los hombres, tal como lo afirma no sólo la mul-
estos recursos persuadiremos en algunos casos, en otros titud sino también la élite? Pues bien, Sócrates, una
ejerceremos la violencia, para prevalecer sin sufrir cas- vez dichas estas cosas, ¿por qué artificio estaría dis- c
tigo. «Pero no es posible ocultarse de los dioses ni ha- puesto a venerar a la justicia alguien que contara con
cerles vi0iencia.n Ahora bien, si los dioses no existen algún poder mental o físico, o con riquezas o noble lina-
o no se mezclan en los hechos humanos, ¿por qué pre- je, en lugar de echarse a reír al oír que se la elogia?
e ocuparse en ocultarnos de ellos? Si existen y se preocu- Porque incluso si alguien pudiera demostrar que es fal-
pan por nosotros, no sabemos de ellos ni hemos oído so lo que hemos dicho y tuviese un conocimiento satis-
nada que proceda de alguna otra parte que de las leyen- factorio de que la justicia es lo mejor, tendría mucha
das y de los poetas que han hecho su genealogía: los indulgencia con los hombres injustos y no se encoleri-
mismos poetas que dicen que los dioses son de tal índo- zaría con ellos: sabría que sólo por inspiración divina
le que se les puede hacer mudar de opinión convencién- a uno le repugna cometer injusticia, o bien que se abs-
tiene de ello por haber tenido acceso a la ciencia; pero
8 R de origen incierto, PUECH).
Fr. 213 S C H R ~ D E(90 que, en los demás casos, nadie es justo voluntariamente d
y que sólo por cobardía, por vejez o por cualquier otro -el mal en un caso, el bien en el otro- sobre su porta-
tipo de debilidad, censura la acción injusta, al ser inca- dor cada una por sí sola, despojada de su reputación,
paz de llevarla a cabo. Que es así es evidente, ya que tal como Glaucón reclamaba. En efecto, si no suprimes
el primero de tales censores que acceda al poder será en ambos casos la reputación verdadera y añades en
el primero en cometer injusticias tanto cuanto le sea cambio la falsa, diremos que no elogias lo justo sino
posible. Y la causa de todo esto no es otra que aquello lo que parece ser justo, y que no censuras lo que es c
de lo que partió el argumento que Glaucón, aquí pre- injusto sino lo que parece ser injusto, y que recomien-
sente, y tambih yo, te exponemos a ti, Sócrates, a saber: das ser injusto ocultamente. Y también, que estás de
admirable amigo: entre todos cuantos recomendáis acuerdo con Trasímaco en que lo justo es un bien ajeno
e la justicia, comenzando por los héroes antiguos cuyos para quien lo practica, ventajoso para el más fuerte;
discursos se han conservado, hasta los de los hombres lo injusto, en cambio, es ventajoso y útil en sí mismo,
de hoy en día, jamás alguno ha censurado la injusticia pero desventajoso para el más débil. Has convenido en
o alabado la justicia por otros motivos que la reputa- que la justicia es uno de los bienes supremos, o sea,
ción, los honores y dádivas que de ellas derivan. Pero de los que merecen ser poseídos por las consecuencias
en cuanto a lo que la justicia y la injusticia son en sí que de ellos se derivan, pero mucho más por sí mismos,
mismas, por su propio poder en el interior del alma que como, por ejemplo, ver, escuchar, comprender, estar
lo posee, oculto a dioses y a hombres, nadie jamás ha sano, y todos aquellos bienes genuinos por su naturale- d
demostrado -ni en poesía ni en prosa- que la injusti- za y no por lo que se juzgue de ellos. Elogia, pues, la
cia es el más grande de los males que puede albergar justicia por lo que por medio de ella se beneficia el que
el alma dentro de sí misma, ni que la justicia es el la posee -mientras se perjudica por la injusticia-, y
367a supremo bien. Pues si desde un comienzo hubierais deja a otros el encomio de honores y recompensas. Yo
hablado de este modo y desde niños hubiésemos sido admitiría que otros elogiaran la justicia y censuraran
persuadidos por todos vosotros, no tendríamos que vi- la injusticia de ese modo, así como que alabaran o vitu-
gilarnos los unos a los otros para no cometer injusti- peraran los honores y recompensas correspondientes,
cias, sino que cada uno de nosotros sería el propio pero no que lo hagas tu, salvo que lo ordenes, ya que
vigilante de sí mismo, temeroso de que, al cometer in- has pasado toda tu vida examinando sólo esto. No sólo e
justicia, quedara conviviendo con el peor de los males.)) debes demostrar con tu argumento, por ende, que la
Estas cosas, Sócrates, y probablemente muchas otras justicia es superior a la injusticia, sino qué produce
más las podría decir Trasímaco o cualquier otro a pro- -el bien en un caso, el mal en el otro- sobre el porta-
pósito de la justicia y de la injusticia, invirtiendo grose- dor cada una por sí sola, pase inadvertido o no a los
ramente, me parece, la propiedad de una y otra. En lo hombres y a los dioses.
b que a mí respecta, me siento obligado a no ocultarte Yo siempre había admirado las dotes naturales de
nada. Si hablo con toda la vehemencia que me es posi- Glaucón y de Adimanto, pero en esta ocasión, tras escu-
ble, es porque deseo escuchar de ti lo contrario. Por charlos, me regocijé mucho y exclamé: 36
lo tanto, no sólo debes demostrar con tu argumento que -Oh, hijos de aquel varón, con razón el amante de
la justicia es superior a la injusticia, sino qué produce Glaucón os ha distinguido a propósito de la batalla de
Mégara, cuando dice al comienzo de la elegía que mas letras se hallan en un tamaño mayor en otro lugar
compuso: más grande, parecería un regalo del cielo el reconocer
primeramente las letras más grandes, para observar des-
hijos de Aristón, linaje divino de un varón renombrado.
pués si las pequeñas son las mismas que aquéllas.
Y esto, mis amigos, me parece bien dicho. Sin duda ha- -Muy bien, Sócrates -dijo Adimanto-, pero ¿qué
béis experimentado algo divino, para que no os hayáis hay de similar entre eso y la indagación de la justicia? e
persuadido de que la injusticia es mejor que la justicia, -Te lo diré -contesté-. Hay una justicia propia
cuando sois capaces de hablar de tal modo en favor de del individuo; ¿y no hay también una justicia propia del
esa tesis. Y me dais la impresión de que realmente no Estado?
b estáis persuadidos de ella. Pero el juicio me lo formo -Claro que sí -respondió.
a partir de vuestro modo de ser, ya que, si me atuviera -¿Y no es el Estado más grande que un individuo?
a vuestros argumentos, debería desconfiar de vosotros. -Por cierto que más grande.
Ahora bien, cuanto más confío en vosotros, tanto más -Quizás entonces en lo más grande haya más justi-
siento la dificultad respecto de lo que debo hacer. Pues cia y más fácil de aprehender. Si queréis, indagaremos
ya no sé con qué recursos cuento, y me parece una ta- primeramente cómo es ella en los Estados; y después, 369a
rea imposible. Señal de eso es, para mí, que cuando creía del mismo modo, inspeccionaremos también en cada in-
demostrar, al hablar a Trasímaco, que la justicia es me- dividuo, prestando atención a la similitud de lo más
jor que la injusticia, no os he satisfecho. Pero tampoco grande en la figura de lo más pequeño.
puedo dejar de acudir en su defensa, ya que temo que -Me parece que hablas correctamente -expresó Adi-
sea sacrílego estar presente cuando se injuria a la justi- manto.
c cia y renunciar a defenderla mientras respire y pueda
-En tal caso -proseguí-, si contempláramos en teo-
hacerme oír. Por ello lo más valioso es prestarle ayuda ría un Estado que nace, ¿no veríamos también la justi-
en la medida que me sea posible. cia y la injusticia que nacen en él?
Entonces Glaucón y los demás me pidieron que ape- -Probablemente -respondió.
lara a todos mis recursos, y que no abandonara la dis- -Una vez logrado eso, ¿no podremos esperar ver más
cusión sin indagar previamente qué es la justicia, qué fácilmente aquello que indagamos?
la injusticia, y qué hay de cierto acerca de las ventajas -Ciertamente. b

de cada una de ambas. Yo dije a continuación lo que -¿Os parece que es necesario intentar llevar a cabo
opinaba: esta tarea? Creo que no es una tarea pequeña; exami-
-La investigación que intentaremos no es sencilla, nadlo mejor.
sino que, según me parece, requiere una mirada pene- -Ya está examinado -repuso Adimanto-. No ha-
d trante. Ahora bien, puesto que nosotros, creo, no somos
gas de otro modo.
suficientemente hábiles para ello -dije-, dicha inves- -Pues bien -dije-, según estimo, el Estado nace
tigación debe realizarse de este modo: si se prescribiera cuando cada uno de nosotros no se autoabastece, sino
leer desde lejos letras pequeñas a quienes no tienen una que necesita de muchas cosas. ¿O piensas que es otro
vista muy aguda, y alguien se percatara de que las mis- el origen de la fundación del Estado?
-No. a los cuatro y dedique el cuádruple de tiempo y de es-
c -En tal caso, cuando un hombre se asocia con otro fuerzo a proveerlos de granos, asociándose con los de-
por una necesidad, con otro por otra necesidad, habien- más? ¿O, por el contrario, no se preocupará de ellos
do necesidad de muchas cosas, llegan a congregarse en y producirá, sólo para sí mismo, la cuarta parte del gra- 370a
una sola morada muchos hombres para asociarse y auxi- no en la en la cuarta parte del tiempo, y pasará las otras
liarse. ¿No daremos a este alojamiento común el nom- tres en proveerse de casa, vestimenta y calzado, sin pro-
bre de 'Estado'? ducir cosas que comparta con los demás sino obrando
-Claro que sí. por sí solo en lo que él necesita?
-Ahora bien; cuando alguien intercambia algo con Y dijo Adimanto:
otro, ya sea dando o tomando, lo hace pensando que -Probablemente, Sócrates, la primera alternativa sea
es lo mejor para él mismo. más fácil que la otra.
-Es cierto. -¡Nada insólito, por Zeus, es lo que dices! -excla-
-Vamos, pues -dije-, y forjemos en teoría el Esta- mé-. Pues me doy cuenta, ahora que lo dices,
do desde su comienzo; aunque, según parece, lo forja- de que cada uno no tiene las mismas dotes naturales
rán nuestras necesidades. que los demás, sino que es diferente en cuanto a su dis- b
-Sin duda. posición natural: uno es apto para realizar una tarea,
d -En tal caso, la primera y más importante de nues- otro para otra. ¿No te parece?
tras necesidades es la provisión de alimentos con vista -A mí sí.
a existir y a vivir. -Entonces, ¿será mejor que uno solo ejercite mu-
-Completamente de acuerdo. chos oficios o que ejercite uno solo?
-La segunda de tales necesidades es la de vivienda -Que ejercite uno solo.
y la tercera es la de vestimenta y cosas de esa índole. -Pero está claro, me parece, que, si se deja pasar
-Así es. el momento propicio para una tarea, la obra se estropea.
-Veamos ahora -continué-: ¿cómo satisfará un Es- -Está claro, en efecto.
tado la provisión de tales cosas? Para la primera, hará -Y es, pienso, porque el trabajo no ha de aguardar
falta al menos un labrador; para la segunda, un cons- el tiempo libre del trabajador, como si fuera un pasa- c
tructor; y para la tercera, un tejedor. ¿No añadiremos tiempo, sino que es forzoso que el trabajador se consa-
también un fabricante de calzado y cualquier otro de gre a lo que hace.
los que asisten en lo concerniente al cuerpo? -Es forzoso.
-Ciertamente. -Por consiguiente, se producirán más cosas y me-
-Por ende, un Estado que satisfaga las necesidades jor y más fácilmente si cada uno trabaja en el momento
mínimas constará de cuatro o cinco hombres. oportuno y acorde con sus aptitudes naturales, libera-
e -Es manifiesto. do de las demás ocupaciones.
-Ahora bien, ¿debe cada uno de ellos contribuir con -Absolutamente cierto.
su propio trabajo a la comunidad de todos, de modo -En tal caso, Adimanto, se necesitan más de cuatro
que, por ejemplo, un solo labrador surta de alimentos ciudadanos para procurarse las cosas de que acabamos
de hablar. Pues el labrador no fabricará su arado, al me- bién del tipo y cantidad requeridos por aquellos con los
d nos si quiere que esté bien hecho, ni su azada ni las de- cuales se necesita intercambiar bienes.
más herramientas que conciernen a la agricultura; tam- -En efecto.
poco el constructor, a quien también le hacen falta -Entonces tendremos que aumentar el número de
muchas cosas, ni el tejedor ni el fabricante de calzado. labradores y demás artesanos del Estado.
-Es verdad. -Aumentémoslo.
-He aquí, pues, a carpinteros, herreros y muchos -Y también el número de servidores a cargo de la
artesanos de esa índole que, al convertirse en nuestros importación y exportación de bienes. ¿Son comercian-
asociados en el pequeño Estado, aumentarán su pobla- tes, verdad?
ción. -Sí.
-Con seguridad. -Por lo tanto, jtambién necesitamos comerciantes?
-Mas no sería muy grande incluso si le añadiéra- -Por cierto.
mos boyeros, pastores y cuidadores de los diversos -Y en caso de que este comercio se realice por mar,
e tipos de ganado, para que el labrador tenga bueyes pa- harán falta muchos otros hombres conocedores de las b
ra arar, y también para que los constructores dispon- tareas marítimas.
gan, junto con los labradores, de yuntas de bueyes para -Muchos, sin duda.
el traslado de materiales, y los tejedores y fabricantes -Ahora bien, en el seno del Estado mismo, jcómo
de calzado de cueros y lana. intercambiarán los ciudadanos aquello que cada uno ha
-Pues no será un Estado pequeño -replicó Adi- fabricado? Pues con vistas a eso creamos la sociedad y
manto-, si debe contener a toda esa gente. fundamos un Estado.
-Y además -dije-, sería prácticamente imposible -Es obvio que por medio de la venta y de la compra.
fundar el Estado en un lugar de tal índole que no tuvie- -De ahí, por ende, surgirá un mercado y un signo
ra necesidad de importar nada. monetario con miras al intercambio.
-Imposible. -Claro.
-En ese caso requerirá también gente que se ocupe -Y en caso de que el labrador o cualquier otro
de traer de los otros Estados lo que hace falta. artesano que lleva al mercado lo que produce no llegue c
-La requerirá. en el mismo momento que los que necesitan intercam-
-Pero si el servidor encargado de eso va con las biar mercadería con él, jno dejará de trabajar en su
manos vacías, sin portar nada de lo que necesitan im- propio oficio y permanecerá sentado en el mercado?
portar aquellos Estados para satisfacer sus propias -De ningún modo -repuso-, porque existen quie-
371a necesidades, regresará de ellos también con las manos nes, al ver esta situación, se asignan a sí mismos este
vacías. ¿No te parece? servicio. En los Estados correctamente administrados
-A mí sí. son, en general, los más débiles de cuerpo y menos ap-
-Por consiguiente, se debe producir en el país no tos para ejercitar cualquier otro oficio. Deben perma-
sólo los bienes suficientes para la propia gente, sino tam- necer en el mercado y adquirir, a cambio de plata, lo d
que unos necesitan vender, y vender, también a cambio parramadas de nueza y mirto; festejarán ellos y sus hi-
de plata, lo que otros necesitan comprar. jos bebiendo vino con las cabezas coronadas y cantando
-Esta necesidad, pues -dije a mi vez-, da origen himnos a los dioses. Estarán a gusto en compañía y no
en el Estado a los mercaderes. 10 no llamamos 'merca- tendrán hijos por encima de sus recursos, para preca- c
deres' a los que, instalados en el mercado, se encargan verse de la pobreza o de la guerra.
de la compra y venta, y 'comerciantes' a los que comer- Entoces Glaucón tomó la palabra y dijo:
cian viajando de un Estado a otro? -Parece que les das festines con pan seco.
-¡Por supuesto! -Es verdad -respondí-; me olvidaba que también
e -Hay aún otros tipos de servidores, que no son muy tendrán condimentos. Pero es obvio que cocinarán con
valiosos para nuestra sociedad en inteligencia, pero que sal, oliva y queso, y hervirán con cebolla y legumbres
poseen la fuerza corporal suficiente para las tareas pe- como las que se hierven en el campo. Y a manera de
sadas. Porque ponen en venta el uso de su fuerza y de- postre les serviremos higos, garbanzos y habas, así
nominan 'salario' a su precio son llamados 'asalariados'. como bayas de mirto y bellotas que tostarán al fuego, d
¿No es así? bebiendo moderadamente. De este modo, pasarán la vi-
-Sí. da en paz y con salud, y será natural que lleguen a la
-Lo que completa el Estado, pues, son, me parece, vejez y transmitan a su descendencia una manera de
los asalariados. vivir semejante.
-A mí también me parece. Y él replicó:
-En tal caso, Adimanto, nuestro Estado ha crecido -Si organizaras un Estado de cerdos, Sócrates, ¿les
ya como para ser perfecto. darías de comer otras cosas que ésas?
-Probablemente. -Pero entonces, ¿qué es necesario hacer Glaucón?
-¿Cómo se hallará en él la justicia y la injusticia? -inquirí.
¿Y con cuál de los hombres que hemos considerado so- -Lo que se acostumbra -respondió-: que la gente
brevienen? se recueste en camas, pienso, para no sufrir molestias,
-No me doy cuenta, Sócrates -contestó Adimanto-. y coman sobre mesas manjares y postres como los que e
372a A no ser que sobrevenga en el trato de unos con otros. se dispone actualmente.
-Tal vez sea correcto lo que dices -dije-, y hay -Ah, ya comprendo -dije-. No se trata meramen-
que examinarlo sin retroceder. Observemos, en primer te de examinar cómo nace un Estado, sino también có-
lugar, de qué modo viven los que así se han organizado. mo nace un Estado lujoso. Tal vez no esté mal lo que
¿Producirán otra cosa que granos, vino, vestimenta y sugieres; pues al estudiar un Estado de esa índole pro-
calzado? Una vez construidas sus casas, trabajarán en bablemente percibamos cómo echan raíces en los Esta-
verano desnudos y descalzos. En invierno en cambio, dos la justicia y la injusticia. A mí me parece que el
b arropados y calzados suficientemente. Se alimentarán verdadero Estado -el Estado sano, por así decirlo- es
con harina de trigo o cebada, tras amasarla y cocerla, el que hemos descrito; pero si vosotros queréis, estudia-
servirán ricas tortas y panes sobre juncos o sobre hojas remos también el Estado afiebrado; nada lo impide. En
limpias, recostados en lechos formados por hojas des- efecto, para algunos no bastarán las cosas mencionadas, 373a
según parece, ni aquel régimen de vida, sino que que- -Sí, así.
rrán añadir camas, mesas y todos los demás muebles, -En tal caso deberemos amputar el territorio veci-
y también manjares, perfumes, incienso, cortesanas y no, si queremos contar con Pierra suficiente para pasto-
golosinas, con todas las variedades de cada una de es- rear y cultivar; así como nuestros vecinos deberán ha-
tas cosas. Y no se considerarán ya como necesidades cerlo con la nuestra, en cuanto se abandonen a un afán
sólo las que mencionamos primeramente, o sea, la vi- ilimitado de posesión de riquezas, sobrepasando el
vienda, el vestido y el calzado, sino que habrá de poner- límite de sus necesidades. e
se en juego la pintura y el bordado, y habrá que adqui- -Parece forzoso, Sócrates -respondió Glaucón.
rir oro, marfil y todo lo demás. {No es verdad? -Después de esto, Glaucón, ¿haremos la guerra? ¿O
b -Sí -contestó. puede ser de otro modo?
-Entonces, ¿no será necesario agrandar el Estado? -No, así.
Porque aquel Estado sano no es ya suficiente, sino que -Por ahora no diremos -añadí- si la guerra pro-
debe aumentarse su tamaño y llenarlo con una multi- duce perjuicios o beneficios, sino sólo que hemos des-
tud de gente que no tiene ya en vista las necesidades cubierto el origen de la guerra: es aquello a partir de
en el Estado. Por ejemplo, toda clase de cazadores y lo cual, cuando surge, se producen las mayores calami-
de imitadores, tanto los que se ocupan de figuras y co- dades, tanto privadas como públicas.
lores cuanto los ocupados en la música; los poetas y -Muy de acuerdo.
sus auxiliares, tales como los rapsodas, los actores, los -Entonces el Estado debe ser aún más grande, pero
bailarines, los empresarios; y los artesanos fabricantes no añadiéndole algo pequeño, sino todo un ejército que 374a
c de toda variedad de artículos, entre otros también de los pueda marchar en defensa de toda la riqueza propia
que conciernen al adorno femenino. Pero necesitaremos -combatiendo a los invasores- y de aquellos que aca-
también más servidores. ¿O no te parece que harán fal- bamos de enumerar.
ta pedagogos, nodrizas, institutrices, modistas, peluque- -¿Por qué? -preguntó Glaucón-. ¿No se bastarán
ros, y a su vez confiteros y cocineros? Y aún necesitare- ellos mismos?
mos porquerizos. Esto no existía en el Estado anterior, -No -respondí-, al menos si tú y todos nosotros
pues allí no hacía falta nada de eso, pero en éste será hemos convenido correctamente cuando modelamos el
necesario. Y deberá haber otros tipos de ganado en gran Estado. Porque has de recordar que nos pusimos de
cantidad para cubrir la necesidad de comer carne. ¿Es- acuerdo en que es imposible que una sola persona ejer-
tás de acuerdo? cite bien muchas artes.
-¿Cómo no habría de estarlo? -Es cierto lo que dices -contestó.
d -Y si llevamos ese régimen de vida habrá: mayor -Pues bien, ¿no crees que la lucha bélica se hace b
necesidad de médicos que antes, ¿verdad? con reglas propias de un arte?
-Verdad. -Claro que sí.
-Y el territorio que era anteriormente suficiente pa- -¿Y acaso hemos de prestar mayor atención al arte
ra alimentar a la gente no será ya suficiente, sino pe- de fabricar calzado que al de la guerra?
queño. ¿No es así? -De ningún modo.
-Pero el caso es que al fabricante de calzado le he- -Por supuesto.
mos prohibido que intentara al mismo tiempo ser la- -Nuestra tarea sería entonces, según parece, si es
brador o tejedor o constructor, sino sólo fabricante de que somos capaces de ello, decidir qué naturalezas y
calzado, a fin de que la tarea de fabricar calzado fuera de qué índole son las apropiadas para ser guardián del
bien hecha; y del mismo modo hemos asignado a cada Estado.
uno de los demás una tarea única, respecto de la cual -Sin duda.
cada uno estaba dotado naturalmente, y en la cual -¡Por Zeus! -exclamé-. Nada insignificante es el
c debía trabajar a lo largo de su vida, liberado de las asunto del que nos hacemos cargo. No obstante, no de-
demás tareas, sin dejar pasar los momentos propicios bemos titubear, al menos en cuanto nuestras fuerzas
para realizarla bien. Y en el caso de lo concerniente a lo permitan.
la guerra ¿no será de la mayor importancia el que sea -No, no titubearemos.
bien efectuada? ¿O acaso el arte de la guerra es tan -Ahora bien, ¿piensas que, en cuanto al ser guar- 375a
fácil que cualquier labrador puede ser a la vez guerre- dián, difieren la naturaleza de un cachorro bien alimen-
ro, y también el fabricante de calzado y todo aquel que tado y la de un joven de noble cuna?
se ejercite en cualquiera de las otras artes, mientras -¿Qué es lo que quieres decir?
que, para ser un diestro jugador de fichas o dados, se -Que ambos, por ejemplo, deben poseer agudeza en
requiere practicar desde niño, aun cuando sea tenido la percepción, rapidez en la persecución de lo percibi-
por algo incidental? ¿O será suficiente haber tomado do, y también fuerza, si tiene que luchar con la presa.
d un escudo u otra cualquiera de las armas y herra- -En efecto, deben poseer todas esas cosas.
mientas de combate para convertirse, el mismo día, en -Además de valentía, si queremos que combatan
un combatiente de Infantería pesada o en cualquier otro bien.
cuerpo de combate? Porque en lo que concierne a las -Por cierto.
demás herramientas, ninguna de ellas convertirá en atle- -Pero ¿llegará a ser valiente un caballo o un perro
ta o en artesano a quien la tome, ni será de utilidad o cualquier otro animal que no sea fogoso? ¿O no te has b
a quien no haya adquirido los conocimientos propios percatado de cuán irresistible e invencible es la fogosi-
de cada arte ni se haya ejercitado adecuadamente en dad, merced a cuya presencia ningún alma es temerosa
SU manejo. o conquistable?
-De otro modo -dijo Glaucón-, se daría a las he- -Sí, me he percatado.
rramientas un valor excesivo. -Entonces está a la vista cómo deben ser las cuali-
-Por consiguiente -continué-, cuanto más impor- dades corporales que debe poseer el guardián.
e tante sea la función de los guardianes, tanta más libera- -Sí.
ción de las otras tareas ha de requerir, así como mayor -Y en cuanto a las del alma, es obvio que el guar-
arte y aplicación. dián debe ser fogoso.
-Así me parece -contestó. -Eso también.
-¿Y no se necesita también una naturaleza adecua- -Pero si tal ha de ser su naturaleza, Glaucón -pre-
da a la actividad misma? gunté-, ¿no se comportarán como salvajes entre sí y
frente a los demás ciudadanos?
132 DIÁLOGOS

-¡Por Zeus! -exclamó Glaucón-. Difícilmente no -No parece ir contra la naturaleza.


lo sean. -Ahora bien, no te parece que, para llegar a ser un
c -Sin embargo, es necesario que sean mansos con verdadero guardián, se requiere aún algo más que lo
sus compatriotas y feroces frente a sus enemigos. De dicho: a la fogosidad, añadir el ser filósofo por natura-
otro modo, no aguardarán a que otros los destruyan, leza?
sino que ellos mismos serán los primeros en actuar. -¿Cómo? -inquirió Glaucón-. No me doy cuenta. 376a
-Es verdad -contestó. -También esto lo percibirás en los perros: algo dig-
-En ese caso -dije-, ¿qué haremos? ¿Dónde en- no de admiración en un animal.
contraremos un carácter que sea a la vez manso y de -¿Qué cosa?
gran fogosidad? Porque sin duda una naturaleza fogosa -Que, al ver un desconocido, aun cuando no haya
es opuesta a otra mansa. sufrido antes nada malo de parte de éste, se enfurece
-Eso parece. con él; en cambio, al ver a un conocido, aunque éste
-Pero si está privado de alguna de esas dos cualida- jamás le haya hecho bien alguno, lo recibe con alegría.
des nunca llegará a ser un buen guardián. Y parece ¿No te has maravillado nunca de eso?
d imposible que estén ambas, por lo cual el resultado es -Hasta ahora no había prestado mucha atención a
que es imposible que haya un buen guardián. eso -respondió Glaucón-, pero es patente que obra
-Me temo que sí. de esa manera.
Me quedé un momento dudando, y, tras revisar en -Bien, ése es un rasgo exquisito de la naturaleza
silencio lo dicho anteriormente, dije: del perro, el de ser verdaderamente amante del conoci- b
-Con razón, amigo, estábamos envueltos en dudas; miento, o sea, filósofo.
pues hemos dejado de lado la comparación que había- -¿De qué modo?
mos propuesto. -De este modo: no distingue un aspecto amigo de
-¿A qué te refieres? un enemigo por ningún otro medio que por haber cono-
-No nos hemos dado cuenta de que, de hecho, exis- cido el primero y desconocido el segundo. Y bien, jcó-
ten naturalezas tales como las que no podíamos conce- mo no habría de ser amante de aprender quien delimita
bir, que poseen aquellas cualidades opuestas. mediante el conocimiento y el desconocimiento lo pro-
-¿ Dónde? pio de lo ajeno?
-Se las ve también en otros animales, pero ante to- -No puede ser de ninguna otra manera.
do en el que nosotros hemos parangonado con el guar- -¿Y acaso no es lo mismo -proseguí- el ser aman-
e dián. Seguramente has advertido el carácter que por te de aprender y el ser filósofo? 9.
naturaleza tienen los perros de raza: éstos son mansísi- -Es lo mismo, en efecto.
mos con los que conocen y a los que están habituados, -¿Admitiremos sonfiadamente, entonces, que, tam-
pero todo lo contrario frente a los desconocidos. bién en el caso del hombre, si queremos que alguien c
-Ahora lo veo.
-Se trata, pues, de algo posible -declaré-, y nues- 9 Traducimos philornathtts (uamante de aprender.) y translitera-
tra búsqueda de un guardián de esa índole no va contra mos simplemente philósophos (uamante de la sabiduría.).
la naturaleza.
sea manso frente a los familiares y conocidos debe ser -¡Así es!
por naturaleza filósofo y amante de aprender? -¿Y no hay que educarlos por medio de ambas 377a
-Admitámoslo -respondió. clases, y en primer lugar por medio de lo rsos
-Filósofo, fogoso, rápido y fuerte, por consiguiente, falsos?
ha de ser, por naturaleza, el que pueda llegar a ser el -No entiendo qué quieres decir.
guardián señorial de nuestro Estado. -¿No entiendes -pregunté- que primeramente con-
-Absolutamente en todo de acuerdo. tamos a los niños mitos, y qué éstos son en general fal-
-Así ha de ser por naturaleza. Ahora bien, ¿de qué sos, aunque también haya en ellos algo de verdad? Y
modo debemos criarlos y educarlos? Y ¿no nos será útil antes que de la gimnasia haremos uso de los mitos.
d ese examen para divisar aquello en vista de lo cual -Es como dices.
examinamos todo: cómo nacen en el Estado la justicia -Por eso dije que debemos ocuparnos antes en la
y la injusticia? Lo digo para no omitir un concepto im- música que en la gimnástica.
portante ni extendernos más de la cuenta. -Correcto -respondió Adimanto.
Y e1 hermano de Glaucón intervino: -¿Y no sabes que el comienzo es en toda tarea de
-Por mi parte -dijo-, espero que tal examen nos suma importancia, sobre todo para alguien que sea b
sea Útil para ese fin. joven y tierno? Porque, más que en cualquier otro mo-
-¡Por Zeus! -repliqué-. No debemos entonces mento, es entonces moldeado y marcado con el sello con
abandonarlo, incluso aunque el examen resulte más ex- que se quiere estampar a cada uno.
tenso. -Así es.
-No, por cierto. -En tal caso, ¿hemos de permitir que los niños es-
-Adelante, pues, y, como si estuviéramos contando cuchen con tanta facilidad mitos cualesquiera forjados
mitos, mientras tengamos tiempo para ello, eduquemos por cualesquiera autores, y que en sus almas reciban
e en teoría a nuestros hombres. opiniones en su mavor parte opuestas a aquellas que
-Hagámoslo. pensamos deberían tener al llegar a grandes?
-¿Y qué clase de educación les daremos? ¿No será -De ningún modo lo permitiremos.
difícil hallar otra mejor que la que ha sido descubierta -Primeramente, parece que debemos supervisar a
hace mucho tiempo, la gimnástica para el cuerpo y la los forjadores de mitos, y admitirlos cuando estén bien c
música para el alma? hechos y rechazarlos en caso contrario. Y persuadire-
-Será difícil, en efecto. mos a las ayas y a las madres a que cuenten a los niños
-Pues bien, jno comenzaremos por la música antes los mitos que hemos admitido, y con éstos modelare-
que por la gimnástica? mos sus almas mucho más que sus cuerpos con las ma-
-Ciertamente. nos. Respecto a los que se cuentan ahora, habrá que
-¿Y en la música incluyes discursos o no? rechazar la mayoría.
-Por mi parte sí. -¿Cuáles son éstos?
-Ahora bien, hay dos clases de discurso, uno verda- -En los mitos mayores -respondí- podremos ob-
dero y otro falso. servar también los menores. El sello, en efecto, debe
ser el mismo, y han de tener el mismo efecto tanto los -En efecto -dijo-, esos relatos presentan dificul-
d mayores como los menores. ¿Eres de otro parecer? tades.
-No, pero no advierto cuáles son los que denomi- -Y no deben ser narrados en nuestro Estado, Adi-
nas 'mayores'. manto, como tampoco hay que decir, a un joven que b
-Aquellos que nos cuentan Hesíodo y Homero, y nos escucha, que al cometer los delitos más extremos
también otros poetas, pues son ellos quienes han com- no haría nada asombroso, o que si su padre delinque
puesto los falsos mitos que se han narrado y aún se y él lo castiga de cualquier modo, sólo haría lo mismo
narran a los hombres. que los dioses primeros y más importantes.
-¿A qué mitos te refieres y qué es lo que censuras -¡NO, por Zeus! Tampoco a mí me parecen cosas
en ellos? adecuadas para narrar.
-Lo que en primer lugar hay que censurar -y más -Ni admitamos en absoluto que los dioses hagan
que cualquier otra cosa- es sobre todo el caso de las la guerra a dioses, se confabulen o combatan unos
mentiras innobles. contra otros; pues nada de eso es cierto: al menos si c
e -¿A qué llamas así? exigimos que los que van a guardar el Estado conside-
-Al caso en que se representan mal con el lenguaje ren como lo más vergonzoso el disputar entre sí. Y con
los dioses y los héroes, tal como un pintor que no pinta menor razón aún han de narrarse -o representarse en
retratos semejantes a lo que se ha propuesto pintar. bordados- gigantomaquias y muchos otros enfrenta-
-Es en efecto correcto censurar tales casos. Pero mientos de toda clase de dioses y héroes con sus pa-
{cuáles serían en aquellos que estamos examinando, y rientes y prójimos. Antes bien, si queremos persuadir-
de qué modo? los de que ningún ciudadano ha disputado jamás con
-Primeramente -expliqué-, aquel que dijo la men- otro y de que eso habría sido un sacrilegio, tales cosas
tira más grande respecto de las cosas más importantes son las que, tanto los ancianos como las ancianas,
es el que forjó la innoble mentira de que Urano obró deberán contar a los niños desde la infancia; y aun d
del modo que Hesíodo le atribuye y de cómo Cronos llegados a adultos, hay que forzar a los poetas a compo-
378a se vengó de él lo. En cuanto a las acciones de Cronos ner, para éstos, mitos de índole afín a aquélla. Narrar
y los padecimientos que sufrió a manos de su hijo IL, en cambio, los encadenamientos de Hera por su hijo o
incluso si fueran ciertas, no me parece que deban con- que Hefesto fue arrojado fuera del Olimpo por su padre
tarse con tanta ligereza a los niños aún irreflexivos. Se- cuando intentó impedir que éste golpeara a su madre,
ría preferible guardar silencio; pero si fuera necesario así como cuantas batallas entre dioses ha compuesto
contarlos, que unos pocos los oyesen secretamente, tras Homero, no lo permitiremos en nuestro Estado, hayan
haber sacrificado no un cerdo sino una víctima más im- sido compuestos con sentido alegórico o sin él. El niño,
portante y difícil de conseguir, de manera que tuvieran en efecto, no es capaz de discernir lo que es alegórico
acceso a la audición la menor cantidad posible de niños. de lo que no lo es, y las impresiones que a esa edad
reciben suelen ser las más difíciles de borrar y las que e
lo Cf. Teogonía 154-182. menos pueden ser cambiadas. Por ese motivo, tal vez,
l1 Ibid. 453-500. debe ponerse el máximo cuidado en los primeros rela-
tos que los niños oyen, de modo que escuchen los mitos -Sí.
más bellos que se hayan compuesto en vista a la exce- -En ese caso, lo bueno no es causa de todas las co-
lencia. sas; es causa de las cosas que están bien, no de las malas.
-Eso es razonable -repuso Adimanto-. Pero si al- -Absolutamente de acuerdo -expresó Adimanto. c
guien nos preguntara aún, concretamente, qué cosa son -Por consiguiente -proseguí-, dado que Dios es
éstas y cuáles son los mitos a que nos referimos, ¿qué bueno, no podría ser causa de todo, como dice la mayo-
contestaríamos? ría de la gente; sería sólo causante de unas pocas cosas
Y yo le contesté: que acontecen a los hombres, pero inocente de la ma-
379a -En este momento, ni tú ni yo somos poetas sino yor parte de ellas. En efecto, las cosas buenas que nos
fundadores de un Estado. Y a los fundadores de un Es- suceden son muchas menos que las malas, y si de las
tado corresponde conocer las pautas según las cuales buenas no debe haber otra causa que el dios, de las ma-
los poetas deben forjar los mitos y de las cuales no de- debe buscarse otra causa.
ben apartarse sus creaciones; mas no corresponde a di- Gran verdad me parece que dices.
chos fundadores componer mitos. Pero entonces no debemos admitir, ni por parte
-Correcto -dijo-, pero precisamente en relación de Homero ni por parte de ningún otro poeta, errores
con este mismo punto: ¿cuáles serían estas pautas refe- tales acerca de los dioses como los que cometen tonta- d
rentes al modo de hablar sobre los dioses? mente, al decir que «dos toneles yacen en el suelo fren-
-Aproximadamente éstas: debe representarse siem- te a Zeusn 12, llenos de suertes: propicias en el prime-
pre al dios como es realmente, ya sea en versos épicos ro, desdichadas en el otro, y que aquel a quien Zeus
o líricos o en la tragedia. ha otorgado una mezcla de ambas l 3 «encuentra a ve-
-Eso es necesario. ces el bien, a veces el mal» 14, pero que a aquel a quien
-Ahora bien, ¿no es el dios realmente bueno por sí, Zeus no le otorga la mezcla sino los males inmezclados,
b y de ese modo debe hablarse de él? cuna desdichada miseria lo hace emigrar por sobre la
-¡Claro! tierra divina» 15. Ni admitiremos tampoco que se diga e
-Pero nada que sea bueno es perjudicial. ¿O no? que Zeus es para nosotros dispensador de bienes y de
-Me parece que no puede ser perjudicial. males. En cuanto a la violación de los juramentos y pac-
-¿Y acaso lo que no es perjudicial perjudica? tos en que ha incurrido Pándaro, si alguien afirma que
-De ningún modo. se ha producido por causa de Palas Atenea y de Zeus
-Lo que no perjudica ¿produce algún mal? no lo aprobaremos, como tampoco que haya tenido
-Tampoco.
-Y lo que no produce mal alguno ¿podría ser causa '2 II. XXIV 527. Las palabras siguientes parafrasean el v. 528: nde
un mal? dones que se distribuyen, malos en un caso, buenos en el otro..
13 Paráfrasis del 1. 529; sólo falta el epíteto de Zeus, «quien se
-No veo cómo.
deleita con el rayo».
-Pues bien, jes benéfico lo bueno? l4 Ibid. 530. La frase siguiente es una paráfrasis muy libre del
-Sí. <. v. 531.
-¿Es, entonces, causa de un bienestar? 15 Ibid. 532.
380a lugar una discordia y un juicio de los dioses por obra ajustarse los discursos acerca de los dioses, si se habla,
de Temis y de Zeus 16. Ni debemos permitir que los jó- y los poemas, si se compone: que el dios no es causa
venes oigan cosas como las que dice Esquilo, a saber, que de todas las cosas, sino sólo de las buenas.
-Y eso basta.
un dios hace crecer la culpa entre los hombres, -Veamos ahora la segunda: ¿crees que el dios es d
cuando quiere arruinar una casa por completo 17. un hechicero capaz de mostrarse, por medio de artifi-
cios, en momentos distintos con aspectos distintos, de
Y si algún poeta canta los padecimientos de Níobe en manera tal que a veces él mismo aparece y altera su
yambos como éstos, o los referidos a los Pelópidas o propio aspecto de muchas formas, en tanto otras veces
a los troyanos o algún otro tema de esa índole, no le nos engaña, haciéndonos creer tales cosas acerca de él?
hemos de permitir que diga que esos pesares son obra ¿No crees, por el contrario, que el dios es simple y es,
de un dios, o, si lo dice, debe idear una explicación co- de todos los seres, quien menos puede abandonar su
mo la que nosotros buscamos ahora, declarando que el propio aspecto?
b dios ha producido cosas justas y buenas, y que los que -Ahora mismo no podría contestarte.
han sido castigados se han beneficiado con ello. Pero -Pues dime: ¿no es forzoso que si alguien abandona
afirmar que son infortunados los que expían sus delitos su propio aspecto lo haga transformándose por sí mis-
y que el autor de sus infortunios es el dios, no hemos mo o por obra de otro? e
de permitírselo al poeta. Si dijera, por el contrario, que -Sí, es forzoso.
los malos son infortunados porque necesitaban de un -En el caso de que sea por obra de otro hallaremos
castigo, y que se han beneficiado por obra del dios al que las cosas mejores son las que menos pueden ser
expiar sus delitos, eso sí se lo permitiremos. En cuanto alteradas o modificadas. Por ejemplo, el cuerpo más sa-
a que Dios, que es bueno, se ha convertido en causante no y más robusto es el que menos puede ser alterado
de males para alguien, debemos oponernos por todos por obra de alimentos, bebidas y fatigas, así como la
los medios a que sea dicho o escuchado en nuestro Es- planta más fuerte es la que menos puede ser alterada 381a
tado, si pretendemos que esté regido por leyes adecua- por obra del calor solar, o de los vientos y otros acci-
c das; ni el hombre más joven ni el más anciano narrarán dentes similares.
tales mitos, estén en verso o en prosa, puesto que se- -Sin duda.
rían relatos sacrílegos, y ni son convenientes para noso- -¿Y no es el alma más vigorosa y más sabia la que
tros ni coherentes entre sí. menos puede ser perturbada o modificada por cualquier
-Sumo mi voto al tuyo -repuso Adimanto- en fa- factor externo?
vor de esta ley: también a mí me place. -Sí.
-Esta será, pues, la primera de las leyes y de las -Y también cabe suponer que, por la misma razón,
pautas que conciernen a los dioses, a la cual deberán todos los objetos fabricados: utensilios, edificaciones y
vestimentas, si han sido bien elaborados y se hallan en
16 Ibid. XX 1-74. buen estado, son los que menos pueden ser alterados
17 ESQUILO,
fr. 156 NAUCK. -- por la acción del tiempo y de las diversas influencias.
S
-Es cierto. Ni que nadie cuente mentiras acerca de Proteo l9 y de
-Por consiguiente, todo lo que es excelente, sea por TetisZ0,ni presente a Hera -en tragedias u otro tipo
b naturaleza, sea por arte o por ambas a la vez, es lo que de poemas- transfomándose en una sacerdotisa men-
menor modificación admite por obra de otro. digando
-Así parece. ara los hijos -dadores de vida- de Ínaco, el rey
-Pues bien, tanto el dios como las cualidades pro- [de Argos 21.
pias del dios en todo sentido son perfectas.
-Claro que sí. o nos pretendan engañar con muchas otras fal- e
-Por ese motivo, el dios es quien menos podría adop- sedades similares, ni que las madres, convencidas por
tar formas múltiples. estos poetas, asusten a sus hijos contándoles indebida-
-En efecto, nadie podría menos que él. mente mitos según los cuales ciertos dioses rondan de
-Pero jacaso no podría él mismo transformarse y noche, con apariencias semejantes a las de muchos ex-
alterarse por sí solo? tranjeros de las más diversas regiones, para no blasfe-
-Evidentemente, si es cierto que se altera. mar contra los dioses y hacer a la vez a sus hijos más
-¿Se transformaría en lo mejor y más bello o en cobardes.
lo peor y más feo que él mismo? -Deben evitarlo.
-En lo peor, necesariamente -respondió-, siempre -Pero jno podría suceder que los dioses mismos no
c que sea cierto que se altera. Pues hemos dicho que al puedan transformarse, y nos hagan creer que se mani-
dios nada le falta en cuanto a belleza y a perfección. fiestan de diversos modos, echando mano a engaños y
-Has hablado correctamente. Y si es así, Adimanto, brujerías?
jte parece que alguno de los dioses o de los hombres -Tal vez.
se volvería, voluntariamente, peor en algún sentido? -En ese caso, testaría un dios dispuesto a mentir, 382a
-Es imposible. con palabras o actos, recurriendo a una falsa apariencia?
-En tal caso, es imposible que un dios esté dispues- No sé.
to a alterarse; creo, por el contrario, que cada uno de ¿No sabes acaso que la verdadera mentira -si se
los dioses, por ser el más bello y mejor posible, ha de puede hablar así- es odiada por todos los dioses y
permanecer siempre simplemente, en su propia forma.
-Todo eso me parece forzoso. Qué quieres decir?
-Pues entonces, mi querido amigo, que ningún sto: que nadie está dispuesto a ser engañado vo-
d poeta nos venga a decir que luntariamente en lo que de sí mismo más le importa
dioses, semejantes a extranjeros de todas las partes, l9 En Od IV se narran las sucesivas transformaciones de Proteo
tomando toda clase de apariencias, visitan las ciu- en león, dragón, pantera, jabalí, agua y árbol, para intentar inútilmen-
[dades 18. te escapar de Menelao y sus hombres.
20 Las transformaciones de Tetis para escapar al matrimonio con
Peleo son cantadas por P~NDARO, Nemeas IV 62 SS. (nota de ADAM).
'8 Od. XVII 485-486. 21 ESQUILO, fr. 168 NAUCK.
ni respecto de las cosas que más le importan, sino que él cómo han sido los hechos de la antigüedad, asimilara
teme sobre todo ser engañado en cuanto a eso. la mentira a la verdad?
-Aún no te entiendo. -No. eso sería ridículo.
-Lo que sucede -dije- es que piensas que me -Por consiguiente, no puede hallarse en Dios un poe-
b refiero a algo maravilloso. Pero lo que yo quiero decir ta mentiroso.
es que lo que menos admitiría cualquier hombre es ser -Me parece que no.
engañado y estar engañado en el alma con respecto a -¿Mentiría, entonces, por temor a sus enemigos? e
la realidad y, sin darse cuenta, aloja allí la mentira y -Eso menos aún.
la retiene; y que esto es lo que es más detestado. -¿O por la insensatez o arranque de locura de sus
-Ciertamente. amigos ?
-Y sin duda es lo más correcto de todo llamar a -No -dijo Adimanto-, porque ningún loco o insen-
eso, como lo hice hace apenas un momento, «una verda- sato es amigo de Dios.
dera mentira)): la ignorancia en el alma de quien está -En tal caso, no hay motivo alguno para que Dios
engañado. Porque la mentira expresada en palabras es mienta.
sólo una imitación de la que afecta al alma; es una -No lo hay.
cimagen que surge posteriormente, pero no una mentira -Por ende, lo propio de Dios y lo divino es en todo
absolutamente pura. ¿No es así? sentido ajeno a la mentira.
-Muy de acuerdo. -Por completo.
-Por consiguiente, la mentira real no es sólo odiosa -Por lo tanto, el dios es absolutamente simple y ve-
para los dioses, sino también para los hombres. raz tanto en sus hechos como en sus palabras, y él mis-
-Así me parece. mo no se transforma ni engaña a los demás por medio
-En cuanto a la mentira expresada en palabras, de una aparición o de discursos o del envío de signos,
¿cuándo y a quién es útil como para no merecer ser sea en vigilia o durante el sueño.
odiosa? ¿No se volverá útil, tal como un remedio que -Al decirlo tú, también me parece a mí. 383~
se emplea preventivamente, frente a los enemigos, y tam- -Entonces estarás de acuerdo conmigo en cuanto
bién cuando los llamados amigos intentan hacer algo a la segunda pauta a la que hay que atenerse para ha-
malo, por un arranque de locura o de algún tipo de in- blar y obrar respecto de los dioses: que no son hechice-
sensatez? Y también en la composición de los mitos de ros que se transformen a sí mismos ni nos induzcan
d que acabamos de hablar ¿no tornamos a la mentira útil a equivocarnos de palabra o acto.
cuando, por desconocer hasta qué punto son ciertos los -Estoy de acuerdo.
hechos de la antigüedad, la asimilamos lo más posible -Por consiguiente, aun cuando alabemos muchas
a la verdad? cosas en Homero, no elogiaremos el pasaje en que se
-Sin duda. refiere el mensaje que, mientras duerme Agamenón, le
-Pero ¿en cuál de estos casos la mentira será útil envía Zeus 22, ni tampoco aquellos versos de Esquilo
al dios? ¿Acaso sería en el caso de que, por desconocer
22 Cf. 11. 11 1-34.

94. - 10
b en los cuales Tetis dice que Apolo, cantando en sus
bodas,
exaltó mi feliz progenie
con vidas extensas, libres de enfermedades.
Y tras decir todo esto, celebró mi fortuna, cara a
[los dioses,
con un peán con que deleitó mi corazón.
Y yo no imaginaba que la boca divina de Febo,
plena del arte de la profecía, fuera mentirosa.
Pero este mismo dios que cantaba, el mismo que
[asistió al festín n lo tocante a los dioses -proseguí-, me parece 386a
en persona, y que había predicho todo aquello fue que esta índole de cosas es la que debemos permitir
quien asesinó a mi hijo 23. o prohibir que, ya desde niños, oigan quienes hayan de
honrar a los dioses y a sus propios padres, así como
c Cuando un poeta diga cosas de tal índole acerca de los quienes no vayan a tener en poco la amistad entre sí.
dioses, nos encolerizaremos con él y no le facilitaremos -También a nosotros nos parece, y creo que correc-
un coro. Tampoco permitiremos que su obra sea utili- tamente.
zada para la educación de los jóvenes; al menos si nos -Pues veamos; si deben ser valientes, jno conviene
proponemos que los guardianes respeten a los dioses acaso que se les diga cosas que les hagan temer la muer-
y se aproximen a lo divino, en la medida que eso es te lo menos posible? ¿O consideras que alguien que dé b
posible para un hombre. cabida dentro de sí a ese temor alguna- vez llegará
- a
-En cuanto a mí -respondió Adimanto-, estoy com-
pletamente de acuerdo con estas pautas; y, llegado el No, por Zeus, no lo creo.
caso, las adoptaría como leyes. ¿Y te parece que el que crea que el Hades ' exis-
te v es terrible no ha de temer a la muerte "v la vreferi-
A

23 ESQUILO,fr. 350, 1-9, NAUCK.


El primer verso es acomodado por rá en el combate antes que a la derrota y a la esclavitud?
Platón a su propia redacción. -De ningún modo.
-Pues entonces será necesario, creo, que supervise-
mos también a los que se ponen a contar tales clases
de mitos, y que les pidamos que no desacrediten tan
absolutamente lo que concierne al Hades, sino que más
bien lo elogien; ya que lo que relatan ahora no es cierto
ni provechoso para los que vayan a ser combatientes. c

' La morada subterránea del dios Hades o Plutón.


-Será necesario, en efecto. lamentando tal destino y abandonando la juven-
-En tal caso, borremos de nuestra mente todas las [tud en pleno vigor '.
cosas de esa índole, comenzando por versos como éstos:
ién ésto 387a
Preferiría ser u n labrador que fuera siervo de otro
hombre, a su vez pobre y de muy pocos bienes, bajo tierra, como si fuera
antes que reinar sobre todos los muertos 2. [humo,

O éstos: Y estos otros:


d que quede a la vista de mortales e inmortales la así como los murciélagos, e n el fondo de la gruta
[morada [sagrada,
temible y tenebrosa, a la cual incluso los dioses revolotean chillando, cuando alguno de ellos se
[aborrecen '. [desprende
adherida a la roca,
Y también:
asi las [almas de los pretendientes] avanzaban chi-
¡Ay, por los dioses, es cierto, pues, que en la mora-
[da de Hades existe [llando 9.
el alma como imagen, aunque en ella no haya Por ello solicitaremos a Homero y a los demás poetas b
[mente en absoluto! '.
que no se encolericen si tachamos los versos que hemos
citado y todos los que sean de esa índole, no porque
O aquel que dice: estimemos que no sean poéticos o que no agraden a la
para él el ser sabio; las S mayoría, sino, al contrario, porque cuanto más poéti-
cos, tanto menos conviene que los escuchen niños y hom-
bres que tienen que ser libres y temer más a la esclavi-
Y tud que a la muerte.
-De acuerdo en todo.
Desde los miembros el alma partió volando hacia -Debemos rechazar, además, todos los nombres te-
[el Hades,
rroríficos y temibles que hallamos en tales descripcio-
nes, como 'los que se lamentan' 'O, 'las aborrecidas',
2Od. XI 489491.
11. XX 64-65. ' 11. XVI 856-857.
~Aimanera el significado de psyché para Platón, aun cuando pa- Ibid. XXIII 100-101.
ra Homero era más bien el aliento vital cuando se pierde. Cf. B. SNELL, Od. XXIV 6-9.
'O
Die Entdeckung des Geistes, 3.a ed., Hamburgo, 1955, págs. 17-42. En griego kbkytos, que también sirve de nombre al río del Ha-
'11. XXIII 103-104. des Cocito; otro río, el Éstige, está emparentado al verbo de la expre-
6 Od. X 495. sión siguiente, stugé6 eaborreceru.
c 'los que están en las zonas inferiores', 'los manes' y -Naturalmente.
todas aquellas denominaciones del mismo tipo que ha- -En tal caso, será correcto que eliminemos los la-
cen estremecer a todos los que los escuchan. Y tal vez mentos de los varones de renombre, y que los refira-
eso convenga en otros casos; pero nosotros temeremos mos a las mujeres -y no a aquellas que son valiosas-
que, a raíz de un estremecimiento de esa índole, los guar- y a los hombres viles, de modo que, a quienes decimos 388a
dianes se tornen más templados y suaves de lo necesario. e hemos de educar para la vigilancia del país, les de-
-Y nuestros temores estarán fundados. e parecerse a éstos.
-i Suprimiremos, pues, aquellos nombres? orrecto.
-Sí. -Nuevamente a Homero, así como a los demás poe-
-¿No habrá que hablar y componer poemas según tas, pediremos que no presenten a Aquiles, hijo de una
pautas opuestas a aquéllas? diosa,
-Evidentemente. tendido por momentos de costado, por momentos
d -¿Omitiremos también las quejas y los lamentos por [con el rostro hacia arriba,
parte de varones de alta consideración? por momentos boca abajo, y tras levantarse,
-Es necesario, al menos si nos atenemos a lo dicho a veces de pie, vagando agitadamente por la ori-
anteriormente. [lla del mar estéril ";
-Examina ahora si hemos procedido correctamente
en tales supresiones. ¿Afirmaremos que un hombre ra- POCO b
zonable no juzgará que, para otro hombre razonable del recogiendo con ambas manos negra ceniza
cual sea compañero, la muerte sea terrible? y derramándola sobre su cabeza 12,
-Lo afirmaremos, en efecto. .
-Por ende no ha de haber lamentos por él, como ni quejándose y lamentándose de tantas otras cosas co-
si le hubiese acontecido algo terrible. mo las que Homero ha descrito. Y que no presente a
-No, ciertamente. Príamo, próximo a los dioses por su genealogía,
-Y a ello debemos añadir que el homb
ese modo será el que más se baste a sí mismo para vivir suplicando y arrojándose en el fango,
e bien; y que se diferencia de los demás en que es quien llamando a cada varón por su nombre l3

menos necesita de otro.


-Es verdad. Y mucho más que en estos casos, les pediremos que no
-Y para él, menos que para nadie, será terrible ver- representen a divinidades lamentándose y exclamando:
se privado de un hijo o de un hermano, o bien de rique- /Ay, desgraciada de mí! /Ay, desdichada madre del mejor c
zas o de cualquier otro bien. [de los héroes! l4
-Menos que para nadie, es cierto. IL
-Y será también quien menos se lamente cuando II. XXIV 10-12.En el v. 12 Platón sustituye palabras.
l2 Ibid. XXIII 23-24.
le acontezca una desgracia de esa índole, y el que con l3 Ibid. XXII 414-415.
mayor moderación la soportará. l4 Ibid. XVIII 54.
Y si así retratan a los dioses, que al menos no se atre- e parece que sí.
van a presentar al más grande de los dioses tan distor- -Por consiguiente, es inaceptable que se presente
sionadamente como para que exclame: a hombres de valía dominados por la risa, y mucho 3890
menos si se trata de dioses.
¡Ay de mí, un hombre que me es querido es el que con -Por cierto.
[mis ojos -En tal caso, tampoco aceptaremos a Homero co-
veo perseguido alrededor de la ciudad, y aflige mi cora- sas como éstas acerca de los dioses:
[zón!l5
y una risa interminable brotó entre los dioses bienaven-
O bien:
[turados,
¡Ay de mí; Sarpedón, el más amado por mí entre los hom- cuando vieron a Hefesto moverse presurosamente por to-
[bres l6
d ha sido destinado a morir a manos del meneciáda-~atro-
[do! -De acuerdo con tu
tar esto.
En efecto, mi querido Adimanto, si nuestros jóvenes es- -Mío será si me lo quieres adjudicar -repuse-; de
cucharan seriamente tales cosas y no se echasen a reír todos modos, en efecto, no se puede aceptar. b
por tratarse de palabras indignas, menos aún un hom- Pero además la verdad debe ser muy estimada. Por-
bre podría considerarlas indignas de sí mismo, y nadie que si hace un momento hemos hablado correctamente,
le reprocharía si se le ocurriera decir o hacer algo de y la mentira es en realidad inútil para los dioses, aun-
esa índole; tal hombre, por el contrario, ante los más que útil para los hombres bajo la forma de un reme-
pequeños infortunios, prorrumpiría en una multitud de dio es evidente que semejante remedio debe ser re-
(*,

quejas y lamentaciones, sin sentir vergüenza ni tener servado a los médicos, mientras que los profanos no
paciencia. deben tocarlos.
e -Lo que dices es cierto. -Es evidente.
-Pero no conviene que ocurra eso, tal como nuestro -Si es adecuado que algunos hombres mientan, és-
razonamiento acaba de mostrarnos, y a él debemos ate- tos serán los que gobiernan el Estado, y que frente a
nernos, por lo menos hasta que alguien nos convenza sus enemigos o frente a los ciudadanos mientan para
con otro mejor. beneficio del Estado; a todos los demás les estará veda-
-De acuerdo. do. Y si un particular miente a los gobernantes, dire- c
-No obstante, no conviene que los guardianes sean mos que su falta es igual o mayor que la del enfemo
gente pronta para reírse, ya que, por lo común, cuando al médico o que la del atleta a su adiestrador cuando
alguien se abandona a una risa violenta, esto provoca no les dicen la verdad respecto de las afecciones de su
a su vez una reacción violenta. propio cuerpo; o que la del marinero que no dice al pi-

15 Ibid. XXII 168-169. l7 Ibid. 1 599-600.


16 Ibigl. XVI 433-434. Cf. supra, 11 382c-d.
loto la verdad acerca de la nave y su tripulación ni cuál -Sí, están bien dichos.
es su condición o la de sus compañeros. J -Veamos este otro:
-Es muy cierto.
zno, poseedor de ojos de perro y de un
-Entonces, si quien gobierna sorprende a otro min-
zón de ciervo 22.
d tiendo en el Estado
entre los que son artesanos: ¿Están bien este verso y los que lo siguen, así como 390a
un adivino, un médico de males, un carpintero en ma- todas aquellas otras insolencias que, en prosa o en poe-
[deras 19, sía, sean dichas por un ciudadano a los gobernantes?
lo castigará por introducir una práctica capaz de sub- , no están bien.
vertir y arruinar un Estado del mismo modo que una -En efecto, no creo que sean cosas adecuadas para
nave. que escuchen los jóvenes respecto de la moderación. Cla-
-Así será, siempre que los hechos se ajusten a nues- ro que no hay que asombrarse de que les produzcan
tras palabras. alguna clase de placer. ¿Cuál es tu opinión sobre esto?
-Ahora bien, jno necesitarán moderación nuestros -La misma que la tuya.
jóvenes ? -Pues bien; cuando un poeta hace decir al más sa-
-¡Claro que si! bio de los hombres 23 que lo que le parece más bello
-Pero la moderación, en lo que concierne a la mul- de todo es el momento cuando
titud, jno consiste principalmente en obedecer a los que al lado están las mesas abundantes,
e gobiernan y en gobernar uno mismo a los placeres que
en pan y carne, mientras el escanciador saca el vino de b
conciernen a las bebidas, a las comidas y al sexo?
[la crátera,
-Así me parece, al menos. lo lleva y lo vierte en las copasz4,
-Diremos, entonces, que están bien dichas palabras
como las que Homero pone en boca de Diomedes: jcrees que para un joven es apropiado escuchar tales
siéntate callado, amigo, y obedece la orden 20, cosas en cuanto a su templanza? ¿Y acaso podemos afir-
\ marlo de aquel verso que dice que
y los versos que siguen a éste: \
el destino más lamentable que pueda tocar en suerte es
los aqueos avanzaban respirando con ánimo vigoroso,
lentamente, temiendo a sus comandantes 2', [morir de hambre? 25.

y los demás de esa índole. jO bien narrar que Zeus, el único despierto mientras
los demás dioses dormían, tras olvidar fácilmente todas
l9 Od. XVII 383-384.
20 11. IV 412. 22 12. 1 225.
21 A pesar de lo anunciado por Platón, estos versos no siguen al 23 Ulises.
que acaba de citar, y se hallan en cantos diferentes entre sí: el prime- 24 Od. IX 8-10.
ro, en 111 8, y el segundo en IV 431, siempre de la Ilíada. 25 Ibid. XII 342.
1S6

c las maquinaciones que había ideado, impulsado por la Tampoco debe alabarse a Fénix, el maestro de Aquiles,
pasión sexual, al ver a Hera se excitó de modo tal, que como si hubiese hablado correctamente al aconsejarle
ni siquiera quiso llegar a su alcoba, sino que prefirió que, si. recibía los dones, acudiera en auxilio de los
acostarse con ella sobre el piso, alegando que era presa aqueos, pero que, si no los recibía, no dejara su ira de
de un deseo tal como no lo había poseído ni siquiera lado 30. Ni admitiremos considerar al mismo Aquiles
la primera vez que se acostaron juntos, apegado a las riquezas hasta el punto de recibir dones
de Agamenón " y estar así dispuesto a devolver un ca-
a escondidas de sus queridos padres 26, dáver tras recibir una compensación, pero de otro mo- 391a
do no 32.
o bien contar que Ares y Afrodita fueron encadenados -Por cierto -dijo Adimanto- que no hemos de elo-
por Hefesio por cosas de esa índole? Z7. giar tales relatos.
-¡NO, por Zeus! No me parece que sea apropiado. -Y dudo, sólo porque se trata de Homero, en afir-
d -Si se narra, por el contrario, cómo renombrados mar que es impío hablar así de Aquiles y en creer a
varones dan pruebas de perseverancia, de palabra o ac- los otros que lo narran; como también que Aquiles di-
to, como ésta: ce a Apolo:
golpeándose el pecho, increpó a su corazón con estas Me engañaste, Apolo, el más funesto de todos los dioses;
[palabras: y, por cierto, te lo haría pagar si contara con el poder
sopórtalo, corazón; ya otra vez afrontaste algo más ho- [para ello 33.
[rribie 28,
En cuanto a que Aquiles obrara desobedeciendo al río, b
hay que contemplarlas y escucharlas. siendo éste un dios, y estuviera dispuesto a combatir-
-Estoy totalmente de acuerdo. que, respecto de sus cabellos, consagrados a
-Ni tampoco debemos permitir que los varones que ío, el Esperqueo, dijera
educamos sean sobornables o apegados a las riquezas.
e -De ningún modo. ofrecer mi cabellera al héroe Patroclo
-Ni que se les canten versos como el que dice:
los presentes persuaden a los dioses, así como a los 30 Cf. Il. IX 515-518.
[reyes más respetables 29. 31 Ibid. XIX 278-279, los presentes de Agamenón son conduci-
dos a la nave de Aquiles, pero éste vuelve al combate no por ese moti-
vo, sino para vengar la muerte de Patroclo.
32
11. XiV 396.
26 Aunque, lbid. XXIV 593-594, Aquiles dice que ha devuelto el
I Cf. Od. VI11 266-328.
27 cadáver de Héctor a su padre por el pago de un rescate, pero la verda-
Ibid. XX 17-18. dera razón es la de que su madre Tetis le aconseja que así lo haga
29 Según el antiguo Iéxiw Suda, este verso ha sido atribuido tar- para no irritar a los dioses (XXIV 560-562, cf. 133-137).
díamente a Hesíodo. Cf. EUR~PIDES. Medea 964-965: uun proverbio dice 33 Ibid. XXII 15 y 20.
que los dones persuaden a los dioses, 1 y el oro vale para los mortales M Ibid. XXI 314 SS.
1
más que millares de palabras*. d
35 Ibid. XXIII 151.
que era ya cadáver, y haya procedido así, no debe ser no son en nada mejores que los hombres. Tales afirma-
creído. Y a su vez, en lo concerniente a las vueltas alre- ciones, como acabamos de decir, son sacrílegas y fal- e
dedor de la tumba de Patroclo, donde era arrastrado el sas, puesto que hemos demostrado que es imposible que
cadáver de Héctor 36, y el sacrificio de cautivos vivos se generen males a partir de los dioses.
sobre la pira ", diremos que todas estas cosas que se -Claro que sí.
han contado no son ciertas. Tampoco permitiremos que -Tales afirmaciones, además, son perniciosas para
c se haga creer a nuestros jóvenes que Aquiles (hijo de quienes las escuchan. Pues todo hombre se perdonará
una diosa y de Peleo -el más moderado de los hombres a sí mismo tras obrar mal, si está convencido de que
y descendiente de Zeus en tercer grado-, así como edu- cosas semejantes hacen y han hecho también
cado por el sapientísimo Quirón)haya sido presa de una rientes de los dioses,
confusión tal, que diera cabida dentro de sí a dos enfer- mas próximos a Zeus, de quienes hay, en el éter
medades opuestas entre sí: el servilismo que acompaña del monte Ideo, un altar a Zeus paterno,
al apego a las riquezas, y el menosprecio tanto respecto y en quienes no se ha extinguido aún la sangre divi-
de los dioses como de los hombres.
-Tienes razón. [na 39.
-Por consiguiente -proseguí-, no debemos dejar- Por esta razón hay que poner término a semejantes mi-
nos convencer por estas cosas, ni consentir que se afir- tos, no sea que creen en nuestros jóvenes una fuerte 392n
d me que Teseo, hijo de Posidón, y Pirítoo, hijo de Zeus,
inclinación hacia la vileza.
hayan emprendido tan terribles raptos o que cual-
-Sin duda.
quier otro héroe o hijo de un dios se haya atrevido a -En tal caso ¿qué clase de discursos restan para
cometer obras horribles o sacrílegas como aquellas de delimitar aquellos que se deben relatar de aquellos que
las que ahora mendazmente se les acusa. Más bien he- no? Ya ha sido expuesto, en efecto, cómo se debe ha-
mos de obligar a los poetas a afirmar que esas obras blar acerca de los dioses y acerca de los demonios, así
no han sido cometidas por aquéllos, o bien que aquéllos como de los héroes y de los que habitan en el Hades.
no son hijos de dioses; pero no decir que ambas cosas -Así es.
son ciertas e intentar persuadir a nuestros jóvenes de -Y lo que resta jno será lo que concierne a los hom-
que los dioses engendran algo malo y de que los héroes bres?
-Evidentemente.
Ibid. XXIV 14-16. -Pero nos es imposible ordenar esto, mi querido ami-
37 Ibid. XXIII 175-176. go, al menos por el momento.
38 Se refiere a la leyenda, según la cual Pirítoo ayudó a Teseo a
raptar a Helena y, en retribución, Teseo ayudó a Pirítoo a raptar a -¿Por qué?
Perséfone, que hallamos en IS~CRATES, X («Elogio de Helenan) 18-20. -Porque creo que, a partir de lo admitido, hemos
Isócrates compara el más conocido -para nosotros- rapto de Helena de afirmar que los poetas y narradores hablan mal
por Alejandro-Paris con el de Perséfone por el dios Hades (cf. el Him-
no uhomérico, A Deméter, donde no se menciona para nada a Teseo
ni a Pirítoo). 39 De la tragedia Níobe, de ESQUILO
(fr. 155 DINDORF).
b acerca de los hombres en los temas más importantes, sto también necesito que me lo enseñes más cla-
al decir que hay muchos injustos felices y en cambio ramente.
justos desdichados, y que cometer injusticias da prove- -¡Parece que soy un ridículo y oscuro maestro!
cho si pasa inadvertido, en tanto la justicia es un bien -exclamé-. Pues entonces, tal como los que son inca-
ajeno para el justo, y lo propio de éste su perjuicio. ¿Pro- paces de hacerse entender, no me referiré al conjunto de
hibiremos que se digan tales cosas y prescribiremos que la cuestión sino que, tras separar de allí una parte, e
se canten y cuenten mitos en sentido opuesto a aqué- intentaré mostrarte en ésta lo que pretendo. Dime: tú
llas, o no te parece? conoces el comienzo de la ZIíada, donde el poeta cuenta
-Sí, bien lo sé. que Crises pidió a Agamenón la devolución de su hija,
-Y en caso de que estés de acuerdo en que lo que y que éste se encolerizó, por lo cual Crises, al ver que
digo es cierto, jpodré afirmar que estás de acuerdo en no tenía éxito, imploró al dios contra los aqueos 40. 393a
lo que buscamos desde un comienzo? -Por cierto.
-Lo has pensado correctamente. -Por lo tanto, sabes que hasta esos versos,
c -Por lo tanto, dado que se debe hablar acerca de
a todos los aqueos,
los hombres con discursos de tal índole, jnos pondre-
d a r a los dos Atridas, caudillos de pu
mos de acuerdo en eso cuando descubramos qué es la
justicia y cómo ésta, por su naturaleza, da provecho al habla el poeta mismo sin tratar de cambiar nuestra idea
que la posee, tanto si parece o no S de que es él mismo y no otro quien habla. Pero después
-Muy cierto.
de los versos citados habla como si él mismo fuera b
-Finalicemos entonces lo concernie Crises, e intenta hacernos creer que no es Homero el
sos; en cuanto a su dicción, creo que debe ser examina- que habla sino el sacerdote, que es un anciano. Y apro-
da a continuación, de modo que nos quede perfectamente ximadamente así ha compuesto todo el resto de la na-
analizado tanto lo que debe decirse como el modo en rración sobre lo que ha acontecido en Ilión, en ftaca 42
que debe ser dicho. y en la Odisea íntegra.
Aquí me interrumpió Adimanto:
-De acuerdo.
-No comprendo qué es lo que quieres decir -mani- -Pues bien, hay narración no sólo cuando se refie-
festó. ren los discursos sostenidos en cada ocasión, sino tam-
d -Sin embargo -insistí-, debes comprenderlo; tal bién cuando se relata lo que sucede entre los discursos.
tal vez lo aprehendas mejor de esta manera: jacaso no -Naturalmente.
sucede que todo cuanto es relatado por compositores -Pero cuando se presenta un discurso como si fuera c
de mitos o por poetas es una narración de cosas que otro el que habla, jno diremos que asemeja lo más posi-
han pasado, de cosas que pasan y cosas que pasarán?
-¿Y de qué otro modo podría ser? 4o [f. I 8-42.
-Pero la narración que llevan a cabo puede ser sim- 41 Ibid. 15-16.
ple, o bien producida por medio de la imitación, o por 42 Ilión es otro nombre de Troya; ftaca es la isla de la cual es
ambas cosas a la vez. rey Ulises, y en la que transcurre parte de la Odisea.
ble su propia dicción a la de cada personaje que, según plos y los sacrificios de víctimas que él había ofrecido,
anticipa, ha de hablar? en nombre de eso le imploraba que sus lágrimas fueran
-Lo diremos, en efecto. expiadas por los aqueos con dardos del dios» 43. Así
-Y asemejarse uno mismo a otro en habla o aspec- -concluí- se crea, mi amigo, una narración simple,
to jno es imitar a aquel al cual uno se asemeja? sin imitación. b
-Sí. -Entiendo -contestó Adimanto.
-En el caso presente, por lo tanto, parece que tanto -Comprende del mismo modo que se produce un
éste como los demás poetas componen la narración me- tipo de narración opuesta a aquélla, cuando se supri-
diante imitaciones. men los relatos que intercala el poeta entre los discur-
-Estoy muy de acuerdo. sos y se dejan sólo los diálogos.
-En cambio, si el poeta nunca se escondiese, toda -También comprendo esto: es lo que sucede en la
su poesía y su narración serían producidas sin imita- tragedia.
d ción alguna. Para que no me vayas a decir que no -Has pensado muy correctamente -dije-, y creo
comprendes cómo podría suceder esto, te lo explicaré. que ahora puedo hacerte claro aquello que anteriormente
Si Homero, tras decir que Crises llegó trayendo el res- no pude: que hay, en primer lugar, un tipo de poesía
cate de su hija, como suplicante a los aqueos pero espe- y composición de mitos íntegramente imitativa -como c
cialmente a los reyes, continuase hablando no como si tú dices, la tragedia y la comedia-; en segundo lugar,
se hubiera convertido en Crises sino como si fuera aún el que se produce a través del recital del poeta, y que
Homero, te percatarás de que no habría imitación sino lo hallarás en los ditirambos, más que en cualquier otra
narración simple. Habría sido algo aproximadamente así parte; y en tercer lugar, el que se crea por ambos pro-
(me expreso en prosa, pues no soy poeta): «Al llegar, cedimientos, tanto en la poesía épica como en muchos
, e el sacerdote rogó que los dioses permitiesen a los aqueos otros lugares, si me entiendes.
conquistar Troya y conservar la vida, y que éstos libe- Ahora capto lo que antes querías decir.
raran a su hija tras aceptar el rescate, y respetando al -Recuerda que antes afirmamos también que ya ha-
dios. Cuando él dijo estas cosas, los aqueos lo aproba- íamos hablado de lo que se debe decir, pero que aún
ron reverentemente, pero Agamenón se irritó y lo con- quedaba por examinar cómo se debe decir.
minó a partir inmediatamente y no volver, ya que de
nada le valdrían el báculo y las guirnaldas del dios. Y es bien, aquello a lo cual me refería era que d
le dijo que, antes de liberar a su hija, ésta envejecería sería necesario ponernos de acuerdo sobre si hemos de
en Argos junto a él; y le ordenó marcharse y que no permitir que los poetas nos compongan las narraciones
394a lo irritase más, si quería regresar a su casa sano y sólo imitando, o bien imitando en parte sí, en parte no
salvo. Al escuchar esto, el anciano se atemorizó y se -y en cada caso, qué es lo que imitarán-, o si no les
marchó en silencio. Pero cuando se alejó del campamen- permitiremos imitar.
to rogó extensamente a Apolo, invocando al dios por
sus diversos epítetos y pidiéndole que, si recordaba que 43 LO que aquí entrecomillamos es la paráfrasis que Platón hace

alguna vez le habían sido gratos la edificación de tem- del pasaje de II. 1 17-42.
-Adivino lo que estás proponiendo examinar: si he- pequeñas aún, de manera que es incapaz de imitar bien
mos de admitir o no en nuestro Estado la tragedia y muchas cosas, o de hacer las cosas mismas a las cuales
la comedia. las imitaciones se asemejan.
-Tal vez -contesté-, pero tal vez también algo de muy cierto.
más importancia que eso, aunque yo mismo no lo sé -Por consiguiente, si hemos de mantener nuestra pri-
aún, sino que allí adonde la argumentación, como el vien- mera regla, según la cual nuestros guardianes debían
to, nos lleve, hacia allí debemos ir. ser relevados de todos los demás oficios para ser arte-
-Dices bien. sanos de la libertad del Estado en sentido estricto, sin c
e -Ahora, Adimanto, observa lo siguiente: ¿deben ser ocuparse de ninguna otra cosa que no conduzca a ésta,
nuestros guardianes aptos para la imitación, o no? ¿De no será conveniente que hagan o imiten cualquier otra.
lo que hemos dicho antes no se sigue acaso que cada Pero si imitan, correspondería que imiten ya desde ni-
uno realiza bien un solo oficio, no muchos, y que, si ños los tipos que les son apropiados: valientes, modera-
trata de aplicarse a muchos, fracasa en todos sin poder dos, piadosos, libres y todos los de esa índole. En cam-
ser tenido en cuenta en ninguno? bio, no debe practicarse ni el servilismo ni el ser hábil
-No puede ser de otro modo. en imitarlo -como ninguna otra bajeza-, para que no
-Y el mismo argumento cabe con respecto a la imi- suceda que, a raíz de la imitación, se compenetren con
tación: que un mismo hombre no es capaz de imitar mu- su realidad. ¿Acaso no has advertido que, cuando las d
chas cosas tan bien como lo hace con una sola. imitaciones se llevan a cabo desde la juventud y duran-
-Ciertamente. te mucho tiempo, se instauran en los hábitos y en la
395a -Mucho menos, por ende, podrá ejercitar oficios de a persona, en cuanto al cuerpo,
alto valor simultáneamente con la imitación de muchas voz y al pensamiento?
cosas, por hábil que sea al imitar, puesto que incluso Sí, lo he advertido.
los dos tipos de imitación que parecen ser tan vecinos -No toleraremos pues, que aquellos por los cuales
entre sí -como la comedia y la tragedia- no pueden debemos preocuparnos, y que se espera que lleguen a
ser practicados bien por las mismas personas. ¿O no ser hombres de bien, si son varones, imiten a una mu-
llamabas hace un momento imitaciones a estas dos jer, joven o anciana, que injuria a su marido o desafía
formas ? a los dioses, con la mayor jactancia porque piensa que
-Sí, y tienes razón al afirmar que no pueden ser es dichosa, o bien porque está sumida en infortunios,
los mismos poetas los que creen ambas. ucho menos que representen a e
-Tampoco se puede a la vez ser rapsoda y actor. amorada o a punto de dar a luz.
-Sin duda.
-Ni siquiera los actores que actúan en las comedias avas o a esclavos, al menos reali-
b son los mismos que en las tragedias; sin embargo, todas
éstas son formas de imitación. ¿No es así?
-E incluso más que esto, Adimanto: me parece que que representen a hombres viles y cobardes,
la naturaleza humana está desmenuzada en partes más que hagan lo contrario de lo que hemos dicho ya, insul-
tándose y ridiculizándose unos a otros y diciendo obs- de que el imitado sea indigno de tal varón, éste no esta-
396a cenidades, ebrios o sobrios, y cuantas otras palabras rá dispuesto a imitar seriamente a alguien inferior a
o acciones de esa índole con que se degradan a sí mis- él, salvo en las escasas oportunidades en que el imitado
mos y a los otros. Creo también que no se los debe acos- haga algo de valor; y de todos modos se avergonzará,
tumbrar a imitar, ni en palabras ni en actos, a los que en parte por carecer de práctica en la imitación de ta-
enloquecen. Hay que conocer, en efecto, a los locos y les personajes, en parte por sentir repulsión hacia el
a los malvados, hombres o mujeres, pero no se debe amoldarse él mismo y adaptarse a los tipos de baja ra- e
obrar como ellos ni imitarlos. lea; desdeñará estas cosas, excepto como pasatiempo.
-Es una gran verdad. -Es natural.
-En cuanto a los herreros y a los que ejercen algún -Por consiguiente, usará el tipo de narrativa que
otro oficio, o a los remeros que hacen avanzar a una describíamos hace unos momentos a propósito de los
nave, o a quienes les marcan el tiempo a aquéllos, o versos de Homero, y su modo de relatar participará tan-
b cualquier otra cosa de esa índole, ¿deben los guardia- to de la imitación como de la narración simple, pero
nes imitarlos o no? la parte de imitación será breve dentro de un texto ex-
-¿Y cómo podría admitirse eso, si ni siquiera se les tenso. ¿ Entiendes?
permitirá prestarles atención a esos oficios? -Sí, y creo que así ha de ser forzosamente el proto-
-Pues bien, limitarán acaso los relinchos de los ca- tipo de relator.
ballos, los mugidos de los toros, el murmullo de los ríos, -En tal caso, el relator que no sea como ése será 397a
el estrépito del mar, los truenos y otros ruidos similares? tanto más mediocre, preferirá imitar todo y no conside-
-No, ya que no se les permitirá enloquecer o que rará nada indigno de él, de modo que tratará de imitar
imiten a los locos. seriamente y ante muchos todo lo que acabamos de men-
-Entonces, si entiendo lo que quieres decir, hay una cionar: truenos, ruidos de vientos y granizo, de ejes de
especie de dicción y narrativa a que recurre el hombre ruedas y poleas, trompetas, flautas, siringas y sonidos
c verdaderamente valioso cuando necesita decir algo, y de todos los instrumentos, así como voces de perros,
otra especie completamente distinta, de la que se servi- ovejas y pájaros. Y así todo su relato estará for-
rá el hombre que, por naturaleza y educación, es lo con- mado por imitaciones de sonidos y gestos, y muy poco b
trario de aquél. de narración.
-¿Y cuáles son esas especies? -Forzosamente.
-Me parece que, cuando un varón cabal llega, en -Tales son, pues, los dos tipos de narrativa a los
la narración, a alguna frase o acción propias de un hom- que me refería.
bre de bien, estará dispuesto a interpretar dicho pasa- -Esos son, en efecto.
je, sin avergonzarse de tal imitación, máxime si imita al -Y en un caso las variaciones son pequeñas, y, una
d hombre de bien que obra de modo firme y sabio; pero vez que se asignan al texto la armonía y el ritmo ade-
estará menos dispuesto, y en menos ocasiones, si se tra- cuados, sucede que el que recita correctamente sólo ne-
ta de imitar a alguien presa de enfermedades, o de amo- cesita recitar según la misma cadencia y en una misma
res, o de ebriedad o algún otro padecimiento. Y en caso armonía -ya que son pocas las variaciones-, y en un
ritmo análogamente parejo.
-
-Así es. pusiera hacer una exhibición de sus poemas, creo que
-En el otro caso se requiere lo contrario: todas las nos. prosternaríamos ante él como ante alguien digno
armonías y todos los ritmos, si es que ha de recitarse de culto, maravilloso y encantador, pero le diríamos que
del modo que le es propio, ya que cuenta con varieda- en nuestro Estado no hay hombre alguno como él ni
des de toda forma. está permitido que llegue a haberlo, y lo mandaríamos
-Con toda razón. a otro Estado, tras derramar mirra sobre su cabeza y
-Y todos los poetas y los que cuentan algo echan haberla coronado con cintillas de lana. En cuanto a no-
mano a uno u otro tipo de recitación de los ya mencio- sotros, emplearemos un poeta y narrador de mitos más
nados, o bien a alguno que resulte de la mezcla de austero y menos agradable, pero que nos sea m& pro- b
ambos. vechoso, que imite el modo de hablar del hombre de
-Necesariamente. bien y que cuente sus relatos ajustándose a aquellas pau-
d -Pero ¿qué haremos? ¿Admitiremos en nuestro Es- tas que hemos prescrito desde ei comienzo, cuando nos
tado todos estos tipos, o bien alguno de ellos en estado dispusimos a educar a los militares.
puro, o bien uno mezclado con el otro? -Así haríamos, en efecto, si depende de nosotros.
-Si mi opinión se impone, admitiremos la imitación -Me parece, mi querido amigo, que ya hemos dado
pura del hombre de bien. completamente término a la descripción de la parte de
-Mi querido Adimanto, también es agradable el ti- la música que concierne a los discursos y mitos, pues
po mixto; pero mucho más agradable para los niños, hemos hablado de lo que hay que decir y de cómo hay
así como para sus maestros y para la mayoría de la mu- que decirlo.
chedumbre, es el opuesto al que tú eliges. -También a mí me parece.
-Ciertamente, ese tipo es el que agrada más. -Después de eso resta lo que atañe al carácter de c
-Con mucha probabilidad, sin embargo, dirás que los cantos y de las melodías.
ese tipo no se adecua a nuestra organización política, -Es evidente.
e porque en nuestro Estado el hombre no se desdobla ni -Seguramente todos pueden darse cuenta de lo que
se multiplica, ya que cada uno hace una sola cosa. hay que decir acerca de tales asuntos, para concordar
-No se adecua, en efecto. con las pautas ya mencionadas.
-Por esa razón, en nuestro Estado únicamente ha- Glaucón se echó a reír:
llaremos al zapatero que fabrica calzado sin ser piloto -En lo que a mí toca, Sócrates -dijo-, temo que-
además de fabricante, y al labriego que es labriego, pe- dar excluido de esos 'todos', pues por el momento no
ro no juez al mismo tiempo que labriego, y al militar me es posible conjeturar qué es lo que debemos decir;
que es militar y no es comerciante además de ser mili- no obstante, algo barrunto.
tar, y así con todo el resto. -En todo caso, ha de serte posible hablar de un d
-Así es. primer punto: la melodía está compuesta por tres ele-
-De ese modo, si arribara a nuestro Estado un hom- mentos, a saber, texto, armonía y ritmo.
398n bre cuya destreza lo capacitara para asumir las más -Eso sí.
variadas formas y para imitar todas las cosas y se pro-
-En lo que hace al texto en sí mismo, no difiere infortunio de forma firme y valiente. También piensa
del texto que no sea cantado, en cuanto a la necesidad en otra armonía con la cual se pueda imitar a quien,
de que se ajuste a las pautas y modalidades que hemos por medio de una acción pacífica y no violenta sino aten-
enunciado anteriormente. ta de la voluntad del otro, lo intenta persuadir y le su-
-Cierto. plica: con una plegaria a un dios, con una enseñanza
-Y en lo tocante a la armonía y al ritmo, deben ade- o una exhortación a un hombre; o a la inversa, que se
cuarse al texto. somete por sí mismo al intento de otro de suplicarle,
-Eso es claro. enseñarle y persuadirle, sin comportarse con soberbia
-Ahora bien, hemos dicho que en los textos no per- tras haber obtenido lo que deseaba, sino que en todos
mitiríamos quejas ni lamentos. esos casos actúa con moderación y mesura, y se satis-
-Así es. face con los resultados. Las armonías que debes dejar- c
e -¿Y cuáles son esas armonías quejumbrosas? Díme- nos, pues, son las que mejor imitarán las voces de los
lo, ya que eres músico. infortunados y de los afortunados, de los moderados y
-La lidia mixta, la lidia tensa y otras similares. de los valientes.
-Entonces, ésas deben ser suprimidas; no son úti- -Pues las que pides que nos queden no son otras
les, en efecto, ni siquiera para mujeres que se hagan que las que acabo de mencionar.
acreedoras al respeto; y menos aún para el resto. -En tal caso no nos hará falta, para nuestras can-
-De acuerdo. ciones y melodías, contar con muchas cuerdas ni abar-
-Pero también la embriaguez, la molicie y la pereza car todas las armonías.
son por completo inapropiadas para los guardianes. -Creo que no.
-¿Cómo negarlo? -No tendremos que alimentar, por consiguiente,
-¿Y cuáles armonías son muelles y aptas para can- a artífices de triángulos, pectides" y de todos aquellos d
ciones de bebedores? instrumentos que cuentan con muchas cuerdas y abar-
-Algunas armonías jonias y lidias son consideradas can muchas armonías.
relajantes. -No lo necesitaremos, en efecto.
399a -¿Y podría empleárselas ante varones que van a la -¿Y admitirás en nuestro Estado a los flautistas y
guerra? a los fabricantes de flautas? ¿No es acaso la flauta el
-De ningún modo; y me temo que no te queden ya instrumento que posee más sonidos, y no son acaso imi-
más que la doria y la frigia. taciones de la flauta los instrumentos mismos que per-
-De armonías yo no sé nada; pero déjanos una con miten todas las armonías?
la cual se pueda imitar adecuadamente los tonos y mo- -Evidentemente.
dulaciones de la voz de un varón valiente que, partici-
pando de un suceso bélico o de un acto cualquiera de " El atriangulor que se menciona aquí no es el instrumento de
violencia, no tiene fortuna, sea porque sufre heridas o percusión que actualmente conocemos, sino más bien una suerte de
cae muerto o experimente alguna otra clase de desgra- cítara triangular de muchas cuerdas y sonidos agudos, en esto similar
b cia; pero que, en cualquiera de esos casos, afronte el al apectísn, de origen lidio.
172 DIALOGOS

-Te. quedan, entonces, como útiles en la ciudad 45, hay tres clases de pasos a partir de los cuales se for-
la lira y la cítara; y para los pastores, en el campo, la man combinaciones, así como hay cuatro clases de no-
siringa. tas " de donde se generan todas las armonías. Pero no
-El argumento lo demuestra. podría afirmar qué modo de vida representa cada clase.
e -Nada nuevo haremos, mi amigo: escogeremos a -En ese caso -dije-, consultaremos a Damón b
Apolo y sus instrumentos antes que a Marsias y los de sobre qué pasos corresponden a la bajeza, a la desme-
éste 46. sura, a la demencia y otros males, y cuáles ritmos hay
-Al parecer, nada nuevo haremos, ¡por Zeus! -re- que reservar para los estados contrarios a éstos. Creo
plicó Glaucón. haber oído hablar -no muy claramente- acerca de un
-iY por el perro! 47 -exclamé-. Sin darnos cuen- compuesto que él llamaba 'enoplio' así como de uno
ta hemos estado purificando de nuevo el Estado que ha- dáctilo y de otro heroico que organizaba no sé cómo,
ce poco decíamos era lujoso. igualando los tiempos no acentuados con los acentua-
-Y hemos procedido sensatamente. dos 52, y que desembocaban tanto en una sílaba breve
-Bien, purifiquemos lo que queda. Porque a las ar-
monías debe seguir lo relativo a los ritmos: no hay que 48 Traducimos báseis por «pasos» (cf. LSJ, 1, 1, y GIGON, Gegen-
ir en pos de ritmos muy variados ni de pasos de toda wartigkeit und Utopie, págs. 277-278). no por «pies, o «metros., con-
índole, sino observar los ritmos que son propios de un ceptos para los cuales Platón emplea en este pasaje términos griegos
más apropiados. «Paso» es una unidad rítmica que contiene una refe-
modo de vivir ordenado y valeroso y, una vez observa- rencia a la danza, y sirve para expresar una actitud (p. ej., un «pasan
dos, será necesario que el pie y la melodía se adecuen de vals es distinto de un *paso» de tango).
al lenguaje propio de semejante hombre, y no que el 49 Se trata de las cuatro notas básicas por las que pueden expre-
lenguaje se adecue al pie y a la melodía. Decir cuáles sarse los intervalos primarios -según las relaciones de la longitud
son esos ritmos es función que debes cumplir tu, tal de las cuatro cuerdas de un tetracordio entre sí, para obtener sendas
notas-, que, en nuestra notación musical, podrían ser: mi alto (nota
como hiciste al hablar de las armonías. de la cuerda inferior), mi bajo (intervalo de una octava), la (intervalo
-Sin embargo, por Zeus, no estoy en condiciones de una quinta respecto del mi alto) y si (intervalo de una cuarta).
de decirlo. En efecto, por lo que he visto, afirmaría que Damón ha sido maestro de música, contemporáneo de
Anaxágoras.
45 En este caso corresponde traducir pólis por «ciudad», por es- El «enoplio», pues, no es un pie sino un ritmo (cf. PROCLO, In
tar contrapuesta a agrós «campo*. Rernpubl. 1 61, 3-5 KROLL)propio de una marcha militar. En Nubes
46 Distintas versiones mitológicas enfrentan al dios Apolo con el 650-1, ARIST~FANES presenta a Sócrates exhortando a conocer «cuál de
«sátiro»o «silenon Marsias. La confrontación que P L A T ~tiene
N presen- los ritmos es el enoplio, cuál el dáctilo,,.
52 Literalmente «igualando arriba y abajo. (así traduce SHOREY).
te aquí es de índole musical: la preferencia de Apolo por la lira y la
de Marsias por la flauta. Cf. Banquete 215c. Al marcar el compás musical, el golpe hacia arriba indicaba la parte
47 Más de una vez hallamos este juramento en Platón; Shorey acentuada o ársis y el golpe hacia abajo correspondía a la thésis o
piensa que es empleado para no jurar por los dioses en vano, pero parte no acentuada. Ahora bien, el acento musical recaía en una sílaba
aquí se acaba de jurar «en vano, por Zeus. J-C remiten al Gorgias larga y dos sílabas breves equivalían a una larga, constando el pie
482b: apor el perro, el dios egipcio* (DODDS -Plato's Gorgias, pági- dáctilo de una sílaba larga y dos breves, y el espondeo de dos largas,
na 262- piensa que es una alusión lúdica al dios egipcio Anubis, por lo cual se advierte claramente por qué en el ritmo dactílico (o
caracterizado con cabeza de perro). en el heroico) la ársis quedaba igualada con la thésis.
como en una larga 53, También hablaba, me parece, del secuencia de la simplicidad del alma; mas no de esa
yambo, y llamaba a otro 'troqueo', asignando a ambos falta de carácter que por eufemismo llamamos simplici-
c sílabas largas y breves". Y a alguno de éstos, creo, dad, sino de la disposición verdaderamente buena y be-
censuraba o elogiaba en cuanto a los movimientos lla del carácter y del ánimo.
impresos al pie mismo, no menos que a los ritmos en -Completamente de acuerdo.
sí mismos, o bien a alguna combinación de ambos, no -Y nuestros jóvenes deberán buscar por doquier ta-
puedo decirlo bien. Pero como dije, para eso debemos les cualidades, si han de hacer su parte.
remitirnos a Damón; pues discernirlo nos requeriría un -Deben buscarlas.-
tratamiento extenso. ¿No te parece? -Pues bien, la pintura está plena de ellas, y lo mis- 401a
-Ciertamente, por Zeus. mo toda artesanía análoga, como la de tejer o bordar
-Pero al menos podrás decidir esto: ¿no depende o construir casas o fabricar toda clase de artefactos ca-
la gracia y la falta de gracia del ritmo-perfecto y del seros; y también la naturaleza de los cuerpos de anima-
ritmo defectuoso, respectivamente? les y la naturaleza de las diversas plantas. Porque en
-Por supuesto. todas estas cosas hay gracia o falta de gracia. Y la falta
d -Además, el ritmo perfecto se adapta a la dicción de gracia, de ritmo y armonía se hermanan con el len-
bella, asemejándose a ella; el ritmo defectuoso, a la dic- guaje grosero y con el mal carácter, en tanto que las
ción opuesta. Del mismo modo con lo armonioso y Io cualidades contrarias se hermanan con el carácter opues-
carente de armonía, si es que el ritmo y la armonía se to, que es bueno y sabio, y al cual representan.
ajustan al texto, como decíamos hace un momento, y -Perfectamente claro.
no el texto al ritmo y a la armonía. -Por consiguiente, no sólo a los poetas hemos de b
-Claro que se ajustarán al texto -respondió Glau- supervisar y forzar en sus poemas imágenes de buen
cón. carácter -o, en caso contrario, no permitirles compo-
-Y la manera de decir, y el texto, jno se adecuarán ner poemas en nuestro Estado-, sino que debemos su-
al carácter del alma? pervisar también a los demás artesanos, e impedirles
-Sin duda. representar, en las imitaciones de seres vivos, lo mali-
-¿Y lo demás no sigue a la dicción? cioso, lo intemperante, lo servil y lo indecente, así co-
-Sí. mo tampoco en las edificaciones o en cualquier otro p r o
-Entonces tanto el lenguaje correcto como el equi- ducto artesanal. Y al que no sea capaz de ello no se
e librio armonioso, la gracia y el ritmo perfecto son con- le permitirá ejercer su arte en nuestro Estado, para evi-
tar que nuestros guardianes crezcan entre imágenes del
53 Adam sugiere que esto debe de referirse a la posibilidad de que vicio como entre hierbas malas, que arrancaran día c
el ritmo dactilico termine con un dáctilo (y por ende con una sílaba tras día de muchos lugares, y pacieran poco a poco, sin
breve) o con un espondeo @ entonces con una sílaba larga). percatarse de que están acumulando un gran mal en
s4 El yambo constaba de dos sílabas, la primera breve y la se-
gunda larga. El troqueo, a la inversa.
sus almas. Por el contrario, hay que buscar los artesa-
55 El movimiento podía ser rápido, lento, etc. (análogamente a nos capacitados, por sus dotes naturales, para seguir
nuestro tempo musical), lo cual torna relativa la duración de las sílabas. las huellas de la belleza y de la gracia. Así los jóvenes,
como si fueran habitantes de una región sana, extrae- -Es cierto.
rán provecho de todo, allí donde el flujo de las obras a o en espejos apare-
bellas excita sus ojos o sus oídos como una brisa fresca letras, no las recono-
S
d que trae salud desde lugares salubres, y desde la tierna mos antes de haber conocido las letras mismas,
infancia los conduce insensiblemente hacia la afinidad, una cosa y otra corresponden al mismo arte y al
la amistad y la armonía con la belleza racional.
-Con mucho ése sería el mejor modo de educarlos.
-Ahora bien, Glaucón, la educación musical es de los dioses! es que
suma importancia a causa de que el ritmo y la armonía ni aquellos de los que
son lo que más penetra en el interior del alma y la afec- guardianes, antes de c
ta más vigorosamente, trayendo consigo la gracia, y crea específicas de la modera-
gracia si la persona está debidamente educada, no si eralidad, de la magnanimi-
e no lo está. Además, aquel que ha sido educado musical- e hermanan con ellas, así
mente como se debe es el que percibirá más agudamen- opuestas, en todas las combinaciones en
te las deficiencias y la falta de belleza, tanto en las obras i antes de que percibamos
de arte como en las naturales, ante las que su repug- n presentes -ellas y sus
nancia estará justificada; alabará las cosas hermosas, que sean pequeñas o
regocijándose con ellas y, acogiéndolas en su alma, se S que una y otra cosa co-
nutrirá de ellas hasta convertirse en un hombre de bien. y a un mismo estudio.
402a Por el contrario, reprobará las cosas feas -también forzoso que así sea.
justificadamente- y las odiará ya desde joven, antes r lo tanto -dije-, si se produce la coincidencia d
de ser capaz de alcanzar la razón de las cosas; pero, a bellos rasgos que tam-
al llegar a la razón, aquel que se haya educado del mo- oral y concuerdan y ar-
do descrito le dará la bienvenida, reconociéndola como icipar del mismo tipo,
algo familiar. spectáculo para quien
-Me parece, en efecto, que la educación musical
apunta a eso.
-Por consiguiente, pasa de modo análogo al caso lo que más se ama?
de las letras, en que sentíamos reconocerlas suficiente-
mente cuando éstas, por pocas que fueran, eran descu- í, el verdadero músico amará más a los
biertas por nosotros en todas las combinaciones exis- arecieran de armonía,
tentes, sin descuidarlas por ser pequeñas o grandes
b -como si por eso no hiciera falta percibirlas-, sino ará -replicó Glaucón- si la carencia
poniendo celo en distinguirlas en todas sus apariciones, ma; si concerniera al cuerpo, en cambio,
con el.pensamiento de que no llegaríamos a leer bien ría y hasta estaría dispuesto a darles la
antes de obrar así.
e -Entiendo -respondí-, porque amas o has amado
a alguien así; y lo admito. Pero dime esto: ¿tiene el pla- bien, después de la música los jóvenes de-
cer excesivo algo en común con la moderación? cados por medio de la gimnasia.
-¿Y cómo podría tenerlo, si saca de quicio al hom- lo que corresponde.
bre, no menos que el dolor? lo tanto, también en ese sentido hay que edu-
-¿Y con alguna otra virtud tiene algo en común? esde niños, toda la vida. Te diré lo que pienso d
403a -De ningún modo. unto, pero examínalo tú también. No creo
-¿Y con la demencia y la intemperancia? que, aun cuando el cuerpo esté en condiciones óptimas,
-Con éstas, más que con cualquier otra cosa. su perfección beneficie al alma; pero en el caso inverso
-Veamos: ¿puedes mencionar algún placer más fuer- un alma buena, por medio de su excelencia, hará que
te y más vivo que el placer sexual? o sea lo mejor posible. ¿Y tú que opinas?
-No, ni tampoco alguno más próximo a la locura. mismo que tú.
-Pero el verdadero amor consiste por naturaleza en -Pues entonces, si hemos atendido suficientemente
amar de forma moderada y armoniosa lo ordenado y nuestro espíritu y le transferimos el cuidado más preci-
bello. so de lo que concierne al cuerpo, y nosotros indicamos e
-Sí. sólo las pautas, para no extendernos en discursos, (ac-
-En tal caso, no se adicionará al verdadero amor tuaremos correctamente?
nada afín a la locura ni a la intemperancia. -Sin duda.
-No, ciertamente. -Ya hemos dicho que los guardianes debían abste-
b -Ni tampoco se le adicionará aquel placer ya men- nerse de embriagarse; porque para cualquiera es más
cionado, que no debe tener nada en común con el aman- admisible que para un guardián la embriaguez y la pér-
te y el amado que se aman verdaderamente. dida de la noción del lugar de la tierra en que está.
-No, Sócrates, no hay que añadírselo, por Zeus. -En efecto -dijo Glaucón-, sería ridículo que un
-Si es así como parece, en el Estado que estamos guardián necesitara a su vez de un guardián.
fundando promulgarás una ley según la cual un amante -¿Y en lo que a los alimentos concierne? Pues nues-
deberá besar al amado, estar junto a él y acariciarlo tros hombres son atletas que toman parte en la compe-
como a un hijo, con un propósito noble y si media con- tición más importante. ¿No lo crees?
sentimiento; pero por lo demás su relación con aquel -Sí lo creo.
por el cual se preocupa debe ser tal, que nunca se crea -¿Y será el modo actual de ejercitarse el adecuado
c que el trato ha ido más lejos. En caso contrario, que a ellos? 4041
afronte el reproche de tosquedad y del mal gusto. -Tal vez.
-Así sea. -Sin embargo, es algo somnoliento y peligroso para
-¿Y no te parece que ahora ha alcanzado su fin el la salud. ¿O no ves que se pasan la vida durmiendo,
discurso acerca de la música? Pues ha terminado don- y, si se alejan un poco del régimen prescrito, estos atle-
de debía terminar, ya que conviene que la música ter- tas padecen grandes y violentas enfermedades?
mine en el amor de lo bello. -Sí, lo veo.
-Entonces se necesita un tipo de ejercicio más ade-
cuado a nuestros guerreros atletas, quienes, como los icias de la pastelería ateniense?
perros, deben estar siempre alertos y aguzar al máximo
ojos y oídos, y aun cuando sufran muchos cambios mos una comparación correcta si
b durante las campañas -sea de agua y diversos alimen- alimentación y todo ese régimen
tos, sea de calores solares y de tormentas invernales- y con el canto compuesto donde e
han de gozar de una salud resistente. caben todas las armonías y todos los ritmos.
-Estoy de acuerdo.
-En tal caso, ¿la mejor gimnasia no estará herma- ora bien, la variedad produce intemperancia en
nada con la ,músicaque hace un momento describíamos? medad; en cambio la simplici-
-¿Qué quieres decir? ra moderación en el alma, y la
-Pienso en una gimnasia simple y adecuada espe- asia confiere salud al cuerpo.
cialmente en lo que concierne a la guerra. -Es muy cierto.
-¿Y cómo será? -Pero si en el Estado abundan la intemperancia
-Eso lo hemos aprendido de Homero. Sabes que, y las enfermedades, se abren muchos tribunales y casas 40%
cuando sus héroes comen en campaña, no los alimenta de atención médica, y la argucia judicial y la medicina
c con pescado, ni aunque estén junto al mar o en el son veneradas solemnemente cuando incluso muchos
Helesponto, y tampoco con carne hervida, sino sólo asa- hombres libres ponen su celo intenso en ellas.
da, que es la que más fácil pueden procurarse los solda- -Y no puede ser de otro modo.
dos. Porque, como se suele decir, en todas partes es más -Sin duda, no podrás dar con una prueba mayor
fácil proveerse del fuego solo que dar vueltas de un la- de una educación pública viciosa y vergonzosa que la
do a otro llevando potes. que ofrece la necesidad de médicos y jueces hábiles, no
-Más fácil, en efecto. sólo por parte de gente vulgar y de los trabajadores ma-
-Y en cuanto a dulces, creo, Homero jamás los men- nuales, sino también por quienes se jactan de haber
ciona. Y esto es algo que los demás atletas saben: si sido educados de forma liberal. ¿Y no te parece vergon- b
han de mantener su cuerpo en forma deben abstenerse zoso y una importante prueba de la deficiente educa-
de todos los alimentos de esa índole. ción la necesidad, por falta de justicia y de recursos
-No sólo lo saben bien sino que efectivamente se propios, de apelar a otros en calidad de amos y jueces?
abstienen de ellos. -Es lo más vergonzoso.
d -Y no creo, mi querido amigo, que apruebes la -Pues dime si no te parece más vergonzoso aún es-
mesa siracusana ni la variedad de platos sicilianos, sal- to: cuando alguien pasa la mayor parte de su vida en
vo que opines que estas cosas son correctas. los tribunales, como acusado o acusador, y, lo que es
-No, no opino eso. peor, a causa de su ignorancia de lo valioso, se persua-
-En tal caso, también censurarás a los hombres que, de de que debe enorgullecerse de su habilidad para el
debiendo mantener su cuerpo en forma, tengan una jo- delito y de su capacidad para dar toda clase de vueltas, c
ven corintia como concubina. recorrer todos los recovecos y escapar, doblándose co-
mo un mimbre, a fin de no afrontar la justicia. Y esto otra cosa que no fuera su tratamiento médico, tortu-
por cosas de poco o ningún valor, mientras desconoce rándose si llegaba a apartarse en algo de su régimen
cuánto más bello y mejor es organizarse la vida de mo- habitual, y así llegó a la vejez, muriendo duramente a
do que no tenga necesidad de un juez semidormido. causa de su sabiduría.
-Sí, me parece que esto es más vergonzoso aún. -iBello presente le aportó su arte!
-Y en lo que concierne a la necesidad de la medici- -El que es natural para quien no sabe que Asclepio c
na -proseguí-, no a causa de heridas ni de una de no mostró a sus descendientes esta clase de medicina,
esas enfermedades que acometen anualmente, sino no por ignorancia ni inexperiencia, sino porque sabía
d por obra de la pereza y del tipo de vida que ya hemos
que para todos los ciudadanos de cada Estado ,bien or-
descrito, se llenan, como si fueran estanques, de corrien- denado hay asignada una función que necesariamente
tes y de vientos, obligando a los ingeniosos Asclepíadas deben cumplir, y nadie tendría tiempo para enfermarse
a poner a estas enfermedades nombres como 'catarros' y pasar toda la vida ocupado en su tratamiento médico.
y 'flatulencias'. ¿No te parece también vergonzoso? Es algo que, absurdamente, nosotros advertimos cuan-
-Sí, en realidad ésos son nombres de enfermeda- do se trata de los artesanos, y lo pasamos por alto, en
des, recién inventados y absurdos. cambio, si se trata de gente rica y que parece dichosa.
-A mi ver, nada de eso había en tiempos de Ascle- -¿Cómo es eso?
pio. He aquí la prueba: cuando sus hijos estaban en -Cuando un carpintero está enfermo, pid
e Troya y vieron a Eurípilo herido, no censuraron a la co que le libere de la enfermedad, sea bebiendo alguna
mujer que le dio a beber vino de Pramno salpicado con poción que lo haga vomitar o evacuar excrementos, sea
406a harina de cebada y con queso fresco rallado, que pare-
recurriendo a una cauterización o a un corte con un
ce ser inflamatorio, ni han censurado a Patroclo por cuchillo. Pero si se le prescribe un régimen largo, ha-
proceder de ese modo. ciéndole ponerse en la cabeza un gorrito de lana, y todo
-Y sin embargo -dijo Glaucón-, era una bebida lo que sigue a esto, pronto dirá que no tiene tiempo
absurda para quien estuviera en esas condiciones. para estar enfermo ni le es provechoso vivir así, aten-
-No tan absurda -repuse- si reflexionas que, an- diendo a su enfermedad y descuidando el trabajo que
tiguamente -según se dice, antes de Heródico-, los As- le corresponde. Y después de eso se despedirá de ese
clepíadas no practicaban el arte de atender enfermeda- médico y emprenderá su modo de vida habitual, tras e
des, la medicina actual. Heródico, que era maestro de lo cual se sanará y vivirá ejerciendo su oficio; o en caso
gimnasia y cayó enfermo, mezcló la gimnasia con la de que su cuerpo no sea capaz por sí solo de resistir,
b medicina, con lo cual se atormentó primeramente y al morirá y quedará liberado de sus preocupaciones.
máximo a sí mismo, y después a muchos otros de sus -Tal parece ser la medicina que corresponde apli-
sucesores. car a ese tipo de hombre.
-¿De qué manera? -¿Y acaso eso no es así porque tiene una función
-Haciendo que su muerte fuese lenta. En efecto, al tal que, si no la realiza, no le resulta provechoso vivir? 407a
atender cuidadosamente su enfermedad, que era mor- -Es evidente.
tal y no pudo curar, vivió toda su vida sin tiempo para
-El ricq en cambio, podemos decir que no tiene una -Y podremos decir que Asclepio conocía estas co-
función propia que, si fuera a abandonarla, su vida ca- sas, y ha tenido en cuenta a aquellos que mantienen
recería de sentido. sanos sus cuerpos gracias a la naturaleza y a su régi-
-Podemos decirlo. men de vida, y sólo son afectados por alguna enferme-
-¿No has oído cómo dice Focílides que, cuando ya dad bien delimitada, pues para ellos y en tal condición d
se cuenta con medios de vida, se debe practicar la ha revelado el arte de la medicina y, para no perjudicar
virtud? 56. los asuntos políticos, les prescribió pociones e incisio-
-Por mi parte, opino que la deberíamos practicar nes que expulsaran las enfermedades sin cambiar la die-
también antes. ta habitual. En cambio, en los casos en que los cuerpos
-Pero no vamos a pelearnos por ese punto -argüí-, están totalmente enfermos por dentro, no intentó pro-
sino, más bien, a instruirnos si eso de practicar la longar la desdichada vida de los enfermos por medio
virtud debe ser ocupación propia del rico a tal punto de dietas, que incluyeran evacuaciones e infusiodes gra-
que la vida carezca de sentido para éste si no puede duales, ni hacerles procrear hijos semejantes a ellos, pro-
b ocuparse de ella, o bien si ese cuidado de las enferme- bablemente. Ha pensado, en efecto, que no se debía
dades que impedía al carpintero y a los otros artesanos cirrar al que no puede vivir en un período establecido e
pensar en su propio oficio no es un obstárculo para cum- como regular, pues eso no sería provechoso para él ni
plir con la exhortación de Focílides. para el Estado.
-Sí, por Zeus, probablemente lo que más impida -Hablas de Asclepio como si hubiese sido un esta-
cumplir con ella es la exagerada atención del cuerpo dista.
más allá de la gimnasia común. Es, en efecto, algo mo- -Es patente que lo era. Y también sus hijos: ¿no
lesto tanto en la administración de la casa como en las ves cómo revelaron su bravura en la guerra de Troya,
expediciones militares o en el desempefio de cargos se- a la vez que emplearon la medicina del modo que he 408a
dentarios en la ciudad. descrito? Recuerda que, cuando una flecha de Pándaro
-Pero la mayor de las dificultades que acarrea le produjo a Menelao una herida,
-proseguí- concierne a toda clase de aprendizajes, pen- chuparon sangre de ésta y le aplicaron un remedio cal-
samientos y reflexiones acerca de sí mismo, ya que se [mante 57.
imagina siempre cefaleas y mareos, y se acusa a la filo-
sofía de generarlas. De modo que allí donde exista ese Pero no le prescribieron lo que después de eso debía
cuidado de las enfermedades será un obstáculo en todo beber o comer -como tampoco a Eurípilo-, pensando
sentido para que la virtud sea practicada y para que que tal remedio era suficiente para curar a varones que,
sea puesta a prueba, pues hace que la persona crea es- antes de las heridas, habían sido sanos y ordenados en
tar siempre enferma y nunca deje de lamentarse por su régimen de vida, aunque se diera el caso de que en b
el estado de su cuerpo. ese momento estuvieran bebiendo alguna mezcla. Y pen-
-Es natural.
57 Mezcla de los versos 218 y 219 de Ilíada IV.
fr. 10 BERGK.
Cf. FOC~LIDES,
saban que la vida de alguien enfermizo e intemperante arte, ya desde niños han tenido contacto con la mayor
por naturaleza no sería de provecho ni para sí mismo cantidad posible de cuerpos en muy malas condiciones
ni para los demás, por lo cual no se le debía aplicar de salud, y ellos mismos han padecido toda clase de e
el arte de la medicina ni llevar a cabo tratamiento algu- enfermedades y no son de constitución muy sana. No
no, ni aunque fuese alguien más rico que Midas. creo, en efecto, que al cuerpo se lo cure con el cuerpo,
-Muy ingeniosos fueron los hijos de Asclepio, se- ya que, de ser así, no se podría permitir a los médicos
gún lo que dices. estar enfermos ni enfermarse nunca. Pero es por medio
-Es lo que corresponde a la realidad, aunque los del alma que curan al cuerpo, y el alma no puede curar
autores de tragedias y Píndaro no compartan nues- nada si es enferma o se enferma.
tra opinión y digan que Asclepio, hijo de Apolo, fue -Es correcto.
c seducido con oro para que curara a un hombre rico que -Por otro lado, en cambio, amigo mío, un juez go-
estaba por morir, por lo cual fue abatido por un rayo. bierna el alma por medio del alma, y no conviene que 409a
Pero nosotros, conforme a lo dicho, no les creeremos su alma se haya educado y familiarizado con almas per-
ambas cosas a la vez. En efecto, si era hijo de un dios, versas, ni que haya pasado por toda clase de injusticias,
no se envilecería por ganar dinero; y si se envileciera habiéndolas cometido ella misma a fin de probar por
por ganar dinero, no sería hijo de un dios. sí misma las injusticias de los demás, tan perspicazmente
-Eso es muy cierto -respondió Glaucón-. Pero di- como en el caso del cuerpo enfermo. Por el contrario,
me, Sócrates, qué piensas acerca de esto: ¿no es necesa- es necesario que carezca de experiencia y de contacto
rio que el Estado cuente con buenos médicos? Y éstos con caracteres viciosos ya desde joven, si ha de ser ho-
han de ser, sin duda, aquellos que han tratado a la nesto y discernir sanamente lo que es justo. Por ello
d mayor cantidad de hombres sanos y de hombres enfer- los hombres decentes parecen ingenuos cuando jóvenes,
mos; análogamente, buenos jueces serán los que han te- y son engañados con facilidad por los indecentes; por-
nido que vérselas con toda clase y naturaleza de hom- que no poseen dentro de sí mismos patrones similares b
bres. en rasgos a los de los perversos.
-¡Claro que pienso que debe tener buenos médicos! -Ciertamente, eso es lo que suele suceder.
Pero ¿sabes a quiénes considero tales? -Por ello el buen juez no debe ser joven sino ancia-
-Sólo si me lo dices. no: alguien que haya aprendido después de mucho tiem-
-Puedo intentarlo; aunque, con una misma fórmu- po cómo es la injusticia, no por haberla percibido como
la, has preguntado por dos cuestiones distintas. residente en su propia alma, sino como algo ajeno que
-¿Cómo es eso? ha estudiado en almas ajenas durante largo tiempo, un
-Por un lado, los médicos que lleguen a ser más mal cuya naturaleza ha logrado discriminar por medio
hábiles serán aquellos que, junto al aprendizaje de su de la ciencia, sin tener que recurrir a la experiencia c
propia.
58 J-C y ADAM, a los efectos de individualizar a d o s autores de
-Ese parece ser el juez más excelente. .
tragedias*, remiten a ESQUILO,Agamenón 1022, y a EUR~PIDES, Alcestis 3,
y en cuanto a P~NDARO, a la Pítica 111 55.
REP~BLICA 111 189

-Un buen juez, en todo caso, que es lo que querías


saber; pues el que tiene un alma buena es bueno. En irá el músico practicar gimnasia si-
cambio, el hombre hábil y pronto para pensar mal de ismos pasos, de modo que no necesite b
los demás, siendo él mismo autor de numerosas injusti- medicina, excepto en casos de fuerza
cias y creyendo ser astuto y sabio, cuando trata con gen-
te similar a él parece hábil y precavido, pues atiende
a los patrones que posee dentro de sí. Pero cuando isma y a los esfuerzos
se relaciona con gente buena y de mayor edad resulta á a cabo dirigiendo la mirada
d estúpido, con su desconfianza inoportuna y su incapaci- u naturaleza, de modo de esti-
dad de reconocer el carácter sano, por no tener dentro ca, como hacen los de-
de sí los respectivos patrones que lo guíen. Pero como tran sus comidas y ejercicios
con mayor frecuencia se halla con hombres perversos
que con hombres decentes, pasa más por sabio que por
ignorante ante los demás y ante sí mismo. que han instituido la edu-
-Es muy cierto. sica y de la gimnasia no c
-Ahora bien, el juez que debemos buscar es el bue- an hecho, como algunos creen, para cuidar por me-
no y el sabio, no el otro; la maldad, en efecto, jamás de ésta al cuerpo y por medio de aquélla al alma.
se conocerá a sí misma ni a la virtud; la virtud, en
e cambio, con el tiempo alcanzará el conocimiento simul- stituido ambas formas de
táneo de sí misma y de la maldad. Por consiguiente, el
sabio será el hombre virtuoso, pienso, y no el malvado.
-Estoy de acuerdo contigo. te has percatado de que quienes practican gim-
-En tal caso, corresponde que se dicte en nuestro ante toda la vida, sin prestar atención a la mú-
Estado una ley relativa a los médicos, tal como los he- tán dispuestos anímicamente de un modo muy
mos descrito, y otra relativa a los jueces, de modo que al de quienes están dispuestos de la forma in-
los ciudadanos bien constituidos sean atendidos tanto
4100 en sus cuerpos como en sus almas. En cuanto a los otros,
ué te refieres? d
se dejará morir a aquellos que estén mal constituidos rudeza y rigidez, por un lado, y a la molicie
físicamente; y a los que tengan un alma perversa por
naturaleza e incurable se los condenará a muerte. ctican la gimnasia de
-Bien ha sido mostrado que esto es lo mejor, tanto exclusiva se tornan más rudos de lo debido, y
para los que padecen el mal como para el Estado. e cultivan sólo la música se vuelven más blandos
-Respecto de los jóvenes -proseguí-, es evidente
que se cuidarán de no tener que enfrentarse con los jue- embargo -añadí-, la rudeza es producida
ces, para lo cual se servirán de aquella música simple ; la cual, si es criada
que decíamos engendra moderación. r valentía, pero si es
puesta en tensión extrema, se convierte naturalmente turaleza; si en cambio tiene fogosidad, se le debilita el
en dureza y brutalidad. ádimo y lo vuelve inestable, de modo que se irrita rápi- c
-Así me parece. h e n t e por poca cosa y de la misma manera es apla-
e -Pues bien jno es acaso la dulzura peculiar de la allí que tales hombres lleguen a ser díscolos
naturaleza que ansía saber? No hay que dejarla relajar les en lugar de fogosos, por hallarse colmados
de modo que se vuelva más blanda de lo debido, sino
que, educándola bien, se logrará que sea suave y orde-
nada. e se ejercita con asiduidad en
-Así es. limenta con festines opíparos, dejan-
-Y decíamos que los guardianes deben poseer por ca y la filosofía, ¿no sucederá prime-
naturaleza ambas cosas. stado corporal lo llene de orgullo
-Efectivamente, deben poseerlas. hará ser más valiente de lo que era?
-¿Y no es necesario también que armonicen ambas
entre sí? -jY en el caso de que no se ocupe de ninguna otra
-¡Por supuesto! n modo se relacione con la Musa?
-Y el alma del hombre en la cual armonicen, jno alma algún deseo de aprender, jno d
será un alma sabia y valiente? sucede que, puesto que no gusta de aprendizajes ni de
411a -Ciertamente. indagaciones, ni participa de discusiones ni de otras co-
-Y la del hombre en que no armonicen, jno será sas que pertenecen a la Musa, ese deseo se debilita, se
ruda y cobarde? ensordece y se enceguece, porque no ha sido desperta-
-Con seguridad. do ni alimentado, en medio de sensaciones que no han
-En tal caso, cuando alguien se abandona a la mú- sido purificadas?
sica de modo tal que el sonido de la flauta hechice su -De acuerdo.
alma y fluya a través de sus oídos como de un embudo, -Tal hombre se convertirá, creo, tanto en un enemi-
para oír armonías como las que hemos descrito, dulces, go de la razón como en un extraño a la Musa, y no acos-
suaves y plañideras, y pasa toda su vida canturreando tumbrará a persuadir por medio de argumentos sino
y disfrutando las canciones, lo primero que le ocurre por la violencia y la fuerza, como una fiera, para conse- e
b es que, si cuenta con alguna fogosidad, ésta se vuelve guir sus propósitos, y vivirá en la ignorancia y en la
dúctil como el hierro, y de rígida e inservible se hace ineptitud para la convivencia, falto de todo sentido del
útil. Pero si continúa sin resistir al hechizo, su fogosi- ritmo y de la gracia.
dad pronto se disuelve y se funde, hasta consumirse, -Así es.
como si cortaran los nervios del alma misma, y el hom- -Creo incluso poder decir que algún dios ha conce-
bre se convierte en un guerrero pusilánime. dido a los seres humanos estas dos artes, la de la músi-
-Muy cierto. ca y la de la gimnasia, con miras a estas dos cosas: la
-Esto se cumple rápidamente si ya desde un comien- fogosidad y el ansia de saber. Por lo tanto, no con miras
zo se trata de alguien desprovisto de fogosidad por na- al cuerpo y al alma, excepto en forma accesoria, sino
de modo que ambas alcancen un ajuste armonioso entre
412a sí, después de ponerse en tensión adecuadamente y ade- ero los mejores agricultores jno son acaso los más
cuadamente relajarse, h gar al punto más conve- para la agricultura?
niente.
-Efectivamente. Entonces, si nuestros gobernantes deben ser los
-En tal caso, aqu bine la gimnasia con mejores guardianes, jno han de ser acaso los más aptos
la música más bellamente y la aplique al alma con ma- para guardar el Estado?
yor sentido de la proporción será el que digamos con -Efectivamente.
justicia que es el músico más perfecto y más armonio- Y en tal caso jno conviene que, para comenzar, sean
so, con mucha más razón que el que combina entre sí inteligentes, eficientes y preocupados por el Estado?
las cuerdas. -Sin duda. d
-Es muy probable, Sócrates. -Y aquello de lo que uno más se preocupa suele
-Pues bien, querido Glaucón, jno necesitaremos en ser lo que ama.
nuestro Estado un supervisor siempre atento a esto, si -Necesariamente.
queremos preservar la estructura básica de dicho Esta- -Y lo que uno ama al máximo es aquello a lo cual
do? considera que le convienen las mismas cosas que a sí
b -Ciertamente lo necesitaremos, y que sea lo más ca- mismo, y de lo cual piensa que, si lo que le acontece
paz posible. es favorable, lo scrá para él también; y en caso contra-
-Ya tenemos entonces las pautas de su crianza y
educación. ¿Para qué habríamos de describir las dan-
zas de los alumnos, o las cacerías, o las persecuciones En tal caso, hay que seleccionar entre los guardia-
con perros, o las competiciones hípicas y gimnásticas? nes hombres de índole tal que, cuando los examinemos,
Pues es evidente que esas actividades deben ajustarse nos parezcan los más inclinados a hacer toda la vida
a aquellas pautas, y por lo tanto no es difícil descubrir lo que hayan considerado que le conviene al Estado, y e
su modalidad. que de ningún modo estarían dispuestos a obrar en sen-
-No es difícil, probablemente. tido opuesto.
-Bien. Y después de esto, jque será lo que tenemos -Serían los más apropiados, en efecto.
que decidir? ¿No deberemos referirnos a quiénes -de -Por eso me parece que en todas las etapas de la
los ciudadanos ya aludidos- han de gobernar y quié- vida se los debe vigilar observando si son cuidadosos
nes han de ser gobernados? de aquella convicción y si en algún momento son em-
c -Pues está claro. brujados y forzados de modo tal que llegan a expulsar,
-Que los más ancianos deben gobernar y los más como si lo hubieran olvidado, el pensamiento de que
jóvenes ser gobernados, es patente. se debe obrar de la manera que sea mejor para el Estado.
-Es patente, en efecto. -¿Qué quieres decir al hablar de 'expulsión'?
-¿Y no lo es también que quienes deben gobernar -Te lo diré. Me parece que un pensamiento se va
han de ser los mejores de aquéllos? de nuestra mente, queriéndolo o no nosotros, y que que-
R E P ~ B L I C A 111 195

remos que se vaya cuando es un pensamiento falso que piensan que es lo mejor para el Esta-
413a trastorna nuestra instrucción, pero no queremos cuan- observar, pues, desde la niñez, encar-
do es verdadero.
-Comprendo lo que concierne al caso en que 'que- e engañar. Lue-
remos', pero aún necesito que se me instruya con res- uena memoria y
pecto al caso en que 'no queremos'. e las condiciones
-¿Cómo, pues? ¿No consideras, como yo, que los
hombres son privados de los bienes sin quererlo, mien-
tras que de los males, queriéndolo? ¿Y no es un mal es trabajos, sufrimien-
acaso engañarse acerca de la verdad y un bien alcanzar deberá observarse lo
la verdad? Y bien, jno te parece que pensar las cosas
como son es alcanzar la verdad?
-Tienes razón, y me parece que los hombres son á que crear una tercera especie de prueba,
privados del pensamiento verdadero sin quererlo. de hechicería, y contemplarlos en ella. Así
b -Y esto les sucede mediante robo o embrujo, o por e hay fuertes ruidos
la violencia. , para examinar si son asustadizos, del mis-
-Esto tampoco lo entiendo. debe conducir a nuestros jóvenes a lugares
-Tal vez mi lenguaje sea propio de la tragedia. Pues
quiero decir, cuando digo que les sucede mediante ro-
bo, que les hace cambiar de idea o bien olvidarla, por- esto si cada uno
que, en un caso el discurso, en el otro el tiempo, los es decente en todas
despojan sin que lo adviertan. Ahora entiendes, supongo. asiones, de modo que es buen guardián de sí mis-
-Sí. de la instrucción en las Musas que ha recibido,
-En cuanto a los que, sin quererlo, son privados del o adecuado y con la
pensamiento verdadero por la violencia, me estoy refi- n, tal como tendría
riendo a aquellos a los que alguna pena o sufrimiento ti1 posible, tanto a
hacen cambiar de opinión. 1 que, sometido a
-Esto también lo comprendo, y concuerdo contigo. ente y de hombre
c -Y cuando hablo de los que son embrujados me airoso, hay que erigirlo en gobernante y
refiero -y tal vez tú podrías también decir lo mismo- Estado, y colmarlo de honores en vida; y,
a los que cambian de opinión seducidos por el hechizo uerto, conferirle la gloria más grande en fu-
de algún placer o paralizados por algún temor. y otros ritos recordatorios. Al que no salga airo-
-Parece, en efecto, que todo cuanto engaña hechiza. les pruebas, en cambio, hay que rechazarlo. Tal
-Pues bien, como decía hace un momento, necesita- me parece, Glaucón, que debe ser la selección e institu-
mos buscar los mejores guardianes de la convición que ción de los gobernantes y de los guardianes, para dar
les es inherente, y según la cual lo que se debe hacer las pautas generales sin entrar en detalles.
196 DIÁLOGOS R E P ~ B L I C A 111 197

-También a mí me parece que así debe ser. ños; pero que en realidad habían estado en el seno
b -¿y no sería lo más correcto denominar 'guardia- la tierra, que los había criado y moldeado, tanto a
nes', en sentido estricto, a quienes cuiden que los ene- o a sus armas y a todos los demás
migos de afuera no puedan hacer mal ni los amigos de res fabricados; y, una vez que estuvieron completa- e
adentro deseen hacerlo? A los jóvenes que hasta ahora a tierra, por ser su madre, los dio a
llamábamos 'guardianes', en cambio, será más correcto por ello deben ahora preocuparse por el territo-
denominarlos 'guardias' y 'auxiliares' de la autoridad n, como por una madre y nodriza,
de los gobernantes. ien lo ataca, y considerar a los
-Me parece más correcto. mo hermanos y como hijos de la
-Ahora bien, ¿cómo podríamos inventar, entre esas
mentiras que se hacen necesarias, a las que nos hemos ra en vano que tenías escrúpulo en contar la
referido antes, una mentira noble, con la que mejor per-
suadiríamos a los gobernantes mismos y, si no, a 10s . No obstante, escucha lo que res- 415a
demás ciudadanos? ando les narremos a sus des-
-No sé cómo. diremos: «Vosotros,todos cuan-
-No se trata de nada nuevo, sino de un relato feni- sois hermanos. Pero el dios
cio 59 que, según dicen los poetas y han ~ersuadidode 1ó puso oro en la mezcla con que se genera-
él a la gente, antes de ahora ha acontecido en muchas e vosotros son capaces de gobernzr, por
partes; pero entre nosotros no ha sucedido ni creo que os que más valen; plata, en cambio, en la
suceda, pues se necesita mucho poder de persuasión S, y hierro y bronce en las de los labrado-
para llegar a convencer. artesanos. Puesto que todos sois congéne-
-Me parece que titubeas en contarlo. ría de las veces engendraréis hijos semejan-
-Después de que lo cuente, juzgarás si no tenía vosotros mismos, pero puede darse el caso de que
razones para titubear. mbre de oro sea engendrado un hijo de plata, b
-Cuéntalo y no temas. de oro, y de modo análogo entre
d -Bien, 10 contaré; aunque no sé hasta dónde llegará versos. En primer lugar y de manera prin-
mi audacia ni a qué palabras recurriré para expresar- s ordena a los gobernantes que de nada sean
me y para intentar persuadir, primeramente a los go- guardianes y nada vigilen tan intensamente
bernantes y a los militares, y después a los demás ci= tal que se mezcla en la composición de
dadanos, de modo que crean que lo que les hemos ensea de sus hijos. E incluso si sus propios hijos
fiado y les hemos inculcado por medio de la educación una mezcla de bronce o de hierro, de ningún
eran todas cosas que imaginaban y que les sucedían en ompasión, sino que, estimando el valor
naturalezas, los arrojarán entre los ar-
59 Referencia a una leyenda que hallamos en diversos pas labradores. Y si de éstos, a SU vez, nace
la poesía griega, por lo menos hasta Eurípides, en la que S la de oro o plata, tras tasar su valor,
de la fundación de Tebas por el fenicio Cadmo. nderán entre los guardianes o los guardias, res-
R E P ~ B L I C A 111 199

pectivamente, con la idea de que existe un oráculo se- amos salvajes en vez de
gún el cual el Estado sucumbirá cuando lo custodie un
guardián de hierro o bronce,,. Respecto de cómo per-
suadirlos de este mito jves algún procedimiento?
d -Ninguno, mientras se trate de ellos mismos, pero
sí cuando se trate de sus hijos, sus sucesores y demás aso no la poseen ya?
hombres que vengan después. n tanta confianza, mi
-Pues ya eso -dije- sería bueno para que se preo- demos sostener lo que acaba-
cuparan más del Estado y unos de otros; porque creo io que los guardia-
que entiendo lo que quieres decir. De todos modos, será recta, cualquiera que c
como la creencia popular decida. En cuanto a nosotros, 1 máximo lo posible para ser
tras armar a estos hijos-de-la-tierra, hagámoslos avan- ellos que estén a su cuidado.
zar bajo la conducción de sus jefes, hasta llegar a la ás en lo cierto.
ciudad, para que miren dónde es más adecuado acam- ión, un hombre con sentido
par: un lugar desde el cual dominar mejor el territorio,
e si alguien no quiere acatar las leyes, y desde el cual
defenderse del exterior, si algún enemigo atacara como
un lobo al rebaño. Uiia vez acampados y tras hacer los d
sacrificios a quienes sea necesario, construirán su Y hablará con verdad.
fugios. {No te parece? Mira entonces si, para que así sea, no les será for-
-Sí. a y su vivienda. En primer
-Y éstos han de ser tales que los protejan en e privado, salvo los de pri-
vierno y les sirvan para el verano. necesidad. En segundo lugar nadie tendrá una mo-
-¡Claro! Pues creo que te refieres a sus morad ni un depósito al que no pueda acceder todo el
-Sí, pero moradas de soldados, no de comerciantes. llas, para todas las
416n -¿Cómo diferencias entre unas y otras? y valientes que se entre-
-Voy a tratar de explicártelo. La cosa más vergon- ara la guerra, se les asignará un pago por su vi- e
zosa y terrible de todas, para un pastor, sería alimentan ia, que recibirán de los demás ciudadanos, de mo-
a perros guardianes de rebaño de modo tal que, por obra que durante el año tengan como para que no les
del desenfreno, del hambre o de malos hábitos, atacaf ni les falte nada. Se sentarán juntos a la mesa,
ran y dañaran a las ovejas y se asemejaran a lobos en soldados en campaña que viven en común. Les
lugar de a perros. T" ses, cuentan siempre en
-Ciertamente, sería terrible. I a con oro y plata divina y que para nada necesi-
b -Pues entonces debemos vigilar por todos los me+ la humana, y que sería sacrílego manchar la po-
dios que los guardias no se comporten así frente a los de aquel oro divino con la del oro mortal, mez-
ciudadanos, y que, por el hecho de ser más fuertes que
clándolas, ya que muchos sacrilegios han nacido en
417a torno a la moneda corriente, mientras que el oro que
hay en ellos es puro. En el Estado, por consiguiente,
únicamente a ellos no les estará permitido manipular
ni tocar oro ni plata, ni siquiera cobijarse bajo el mis-
mo techo que éstos, ni adornarse con ellos, ni beber en
vasos de oro o plata. Y de ese modo se salvarán ellos
y salvarán al Estado. Si en cambio poseyeran tierra pro- IV
pia, casas y dinero, en lugar de guardianes serán admi-
nistradores y labradores, en lugar de asistentes serán
déspotas y enemigos de los demás ciudadanos, odiarán
y serán odiados, conspirarán y se conspirará contra ellos, tonces Adimanto intervino en la conversación y
y así pasarán toda la vida, temiendo más bien y mucho
más a los enemigos de adentro que a los enemi- De qué modo te defenderías, Sócrates, si alguien
b gos de afuera, con lo cual se aproximarán rápidamente que no haces en absoluto felices a estos hom-
a la destrucción de ellos mismos y del Estado. Es en so por causa de sí mismos? Pues el Estado es
vista a todo esto que hemos dicho cómo deben estar ad de ellos, y sin embargo no disfrutan de nin-
provistos los guardianes respecto de la vivienda y de del país, como los gobernantes de otros Esta-
todo lo demás. ¿Legislaremos así o no? ampos y construyen casas grandes y
-Así, sin duda -respondió Glaucón. que proveen de los enseres adecuados, y
a los dioses sacrificios privados, alojan a ex-
s y son propietarios de lo que tú acabas de men-
, oro y plata y todos aquellos bienes que conside-
los van a hacer dichosos. Y añadiría que los
descrito parecen ser guardias asalariados, que
hacer en el Estado salvo cuidarlo.
ntesté-; más aún, no trabajan más que pa-
to, sin recibir, además de los alimentos, un
o los demás, de manera que ni siquiera se
un viaje particular de placer, no se
sanas ni gastar para darse gustos, tal
e pasan por ser más felices. Estos
varios otros más los has omitido en tu

¡que figure eso también entre las acusaciones!


preguntas cómo me defendería?
-Sí. sea feliz. Pero no nos encargues eso, porque,
-Recorriendo el mismo camino que estábamos ha- cemos, ni el labrador será labrador, ni el 421a
ciendo -dije- encontraremos, creo, lo que debe res- , ni habrá nadie que integre el esque-
ponderse. Diremos, en efecto, que no sería nada asom- el cual nace el Estado. Con todo, con los demás
broso si los que hemos descrito son los más felices; la cuestión es menor. Porque si los fabri-
pero que no fundamos el Estado con la mirada puesta se pervierten, se corrompen y preten-
en que una sola clase fuera excepcionalmente feliz, sino son, no es nada terrible para el Esta-
en que lo fuera al máximo toda la sociedad. Porque pen- los guardianes del Estado y de sus leyes
sábamos que en un Estado de tal índole sería donde rdianes sin serlo, ves bien claro que corrom-
mejor hallaríamos la justicia, y en cambio la injusticia do el Estado, y sólo ellos tienen la
c en el peor fundado; y tras observar uno y otro, pro- ganizarlo bien y hacerlo feliz. Forme-
nunciaríamos el juicio sobre lo que hace rato que bus- erdaderos guardianes, hombres que puedan
camos. Modelamos el Estado feliz, no estableciendo que 1 Estado lo menos posible; y aquel que proponga b
unos pocos, a los cuales segregamos, sean felices, sino ue los labriegos son felices regodeándose
que lo sea la totalidad; y en seguida examinaremos el S, como en un festival más que en un Esta-
Estado opuesto a aquél. Sería como si estuviésemos pin- istinto a un Estado. Hay que exami-
tando una estatua y, al acercarse, alguien nos censura- iguiente, si instituimos los guardianes con
ra declarando que no aplicamos los más bellos ungüen- esta en proporcionarles a ellos la mayor
tos a las partes más bellas de la figura, puesto que no si mirando a toda la sociedad se la
pintábamos con púrpura los ojos, que son lo más bello, ar de modo que ésta la alcance; para lo
sino de negro. En ese caso pareceríamos defendernos stos guardias y los guardianes deben ser obli-
d razonablemente si le respondiéramos: «Asombrosoami- o persuadidos a hacer lo que los haga ser los c
go, no pienses que debemos pintar los ojos tan hermo- es artesanos de su propia función, y del mismo
sos que no parezcan ojos, y lo mismo con las otras par- s demás. Y así, al florecer el Estado en
tes del cuerpo, sino considera si, al aplicar a cada una su conjunto y en armoniosa organización, cada una de
lo adecuado, creamos un conjunto hermoso». Así en el las clases podrá participar de la felicidad que la natu-
caso presente no me obligues a otorgar a los guardia- raleza les ha asignado.
nes una felicidad de tal índole que haga de ellos cual- está bien lo que dices.
quier cosa menos guardianes. Nosotros bien sabemos que hablo correctamente en cuanto
e vestir a los labradores con mantos señoriales, rodearlos ntado con éste?
con oro y ordenarles que trabajen la tierra si les place, -¿Cuál otro tema?
y también recostar a los alfareros en círculo alrededor -Considera si estas cosas corrompen a los demás d
del fuego, de modo que beban a gusto y disfruten de artesanos de modo tal que se perviertan.
banquetes, con el torno a su disposición para el caso -¿Pero cuáles cosas?
de que algunos desearan hacer su oficio; y análogamen- -La riqueza y la pobreza.
te hacer dichosos a todos los demás, para que la socie- -¿De qué modo?
-De éste: si un alfarero se enriquece, jcrees que se- -En primer lugar, si hay que luchar, jno serán hom-
guirá dispuesto a ocuparse de su oficio? bres entrenados para la guerra los que luchen contra
-De ninguna manera. hombres ricos?
-¿No se tornará más perezoso y negligente de lo -Eso sí.
que era? -Pues bien, Adimanto, jno crees que un solo púgil
-Mucho más. que esté capacitado y preparado lo mejor posible lucha-
-¿No se convertirá, consiguientemente, en un peor rá fácilmente contra dos hombres ricos y gordos que
alfarero? no saben boxear?
-Mucho peor. -Si no es al mismo tiempo, quizás.
-Por otro lado, si a raíz de ser pobre no puede pro- -¿Y en el caso de que pudiera retroceder continua-
curarse las herramientas y cualquier otra cosa necesa- mente y, dándose vuelta, golpear al que viene atrás, y c
ria para su oficio, fabricará obras de mala calidad, repitiera esto varias veces bajo el sol y en un ambiente
e de modo que, si enseña a sus hijos y a otros, formará sofocante? ¿No podría entonces ese hombre vencer a
malos artesanos. muchos como ésos?
-A no dudarlo. -No resultaría sorprendente.
-De ahí que tanto la pobreza como la riqueza son -¿Y crees que los ricos poseen mayor conocimiento
ambas causas de malas obras artesanales y de malos y experiencia del arte de la guerra que del pugilato?
artesanos. -No lo creo.
-Así parece. -En tal caso, muy probablemente resulte fácil para
-En tal caso, según da la impresión, hemos descu- nuestros hombres, entrenados para la guerra, combatir
bierto otros asuntos que requieren la vigilancia de los contra enemigos que sean el doble o el triple en núme-
guardianes, para que jamás se les introduzcan inadver- ro que ellos.
tidamente en el Estado. . -Estoy de acuerdo, ya que me parece que lo que
-¿Qué asuntos? dices es correcto.
422a -Pues la riqueza y la pobreza, ya que una produce -Por lo demás, se podría enviar a uno de los dos d
el libertinaje, la pereza y el afán de novedades, mien- Estados beligerantes una embajada que les dijera la ver-
tras la otra genera el servilismo y la vileza, además del dad: «Nosotros no usamos para nada el oro ni la plata,
afán de cambios. porque no nos está permitido usarlo, como a vosotros.
-Muy cierto. No obstante, Sócrates, examina de qué Por lo tanto, si os aliáis con nosotros, obtendréis el oro
modo nuestro Estado, si no ha acumulado fortuna, será y la plata del otro Estadon. (Piensas que quienes escu-
capaz de hacer la guerra, sobre todo si está forzado a charan esto elegirían combatir contra perros firmes y
combatir contra otro grande y rico. flacos antes que junto a los perros contra corderos tier-
-Evidentemente será más difícil combatir contra nos y gordos?
b un solo Estado, pero si-fuera contra dos sería más -Pienso que no. Pero mira si, en el caso de que un
fácil. solo Estado acumule las riquezas de los demás, no sur-
-¿Qué quieres decir? ge peligro para el que no ha enriquecido.
-Eres muy ingenuo si juzgas que merece darse el que el Estado no sea pequeño ni grande en apariencia,
nombre de 'Estado' a algún otro que aquel que hemos sino que sea uno y suficiente.
organizado. -¡LO que les encargamos es sin duda insignificante!
-¿Por qué? -Y más insignificante aún que eso es lo que ante-
-A los demás hay que denominarlos de un modo riormente mencionamos cuando dijimos que, en caso de
más amplio, pues cada uno de esos Estados no es un que de los guardianes nazca algún hijo inferior, necesa-
Estado sino muchos, como en el juego l . Son dos como riamente han de enviarlo con los que le sean afines,
mínimo, con una enemistad mutua: el Estado de los po- y, en el caso contrario, si nace de los otros uno valioso, d
423a bres y el de los ricos. Y en cada Estado hay muchos
enviarlo junto a los guardianes. El propósito de esto
Estados; si los tratas como a uno solo, te equivocarás es mostrar que también los demás ciudadanos deben
de cabo a rabo. Si los tratas como a muchos, en cam- encargarse, cada uno, de la función para la cual está
bio, cediendo a unos la fortuna, el poder y la gente mis- naturalmente dotado. De este modo, al ocuparse de lo
ma de los otros, así tendrás siempre muchos aliados único que le es adecuado, cada uno llega a ser uno y
y pocos enemigos. Y mientras se administra sabiamen- no múltiple, y así el Estado íntegro crece como uno
te el Estado con el orden descrito, no sólo tendrá fama solo y no múltiple.
de ser muy grande sino que será verdaderamente muy -¡Pues esto es más pequeño aún que lo otro!
grande, aun cuando cuente sólo con un millar de gue- -Y sin embargo, mi querido Adimanto, todas estas
rreros. En efecto, no hallarás fácilmente un Estado más prescripciones que les imponemos, por muchas e im-
b grande, ni entre los griegos ni entre los bárbaros, aun- portantes que puedan parecer, son todas de poca mon- e
que muchos puedan parecer muchas veces más grandes ta, si se atiende a la única 'cosa grande', como se dice,
que éste. ¿Piensas de otro modo? o más bien, en lugar de 'grande', 'suficiente'.
-No, por Zeus -respondió Adimanto. ¿Cuál es?
-En tal caso, nuestros gobernantes cuentan ya con La educación y la instrucción. Pues si los hombres
el más acertado límite que deben fijar al tamaño del están educados bien, llegan a ser mesurados y a perci-
Estado y del territorio al cual, de acuerdo con ese ta- bir fácilmente todas estas cosas y otras más que ahora
maño, han de delimitar, renunciando a cualquier otro. hemos dejado de lado, como la posesión de las mujeres,
-¿Cuál es ese límite? los matrimonios y la procreación de hijos, cosas que,
-El siguiente, pienso: que el Estado esté en condi- según el proverbio, deben ser 'todas comunes' al máxi- 424a
ciones de crecer en tanto conserve su unidad, pero que mo posible ?.
no crezca más de allí. -Será lo más correcto.
c -Está muy bien. -Y más aún: una vez que la organización del Estado
-Por tanto, corresponde que los guardianes atien- se pone en movimiento adecuadamente, avanza crecien-
dan esta otra prescripción: vigilar por todos los medios
Este proverbio, ya citado en el Lisis 207c (y luego por ARIST~TE-
' J-C y ADAMsiguen aquí a léxicos relativamente antiguos, como LES, Ét. Nicom. VI11 9, 1159b). es atribuido -es probable que
el de Hesiquio o de Suda, donde póleis paízein (.<jugara los Estados,>) correctamente- a Pitágoras y a los primeros pitagóricos por el histo-
figura como un proverbio referido a un juego con piezas y tablero. riador TIMEO DE TAUROMEN~O (frs. 13a y 13b JACOBY).
do como un círculo. En efecto, la crianza y la educa- -Sí, en parte juguetonamente, y como si no produ-
ción, debidamente garantizadas, forman buenas natura- jera daño.
lezas, y, a su vez, las buenas naturalezas, asistidas por -Y no lo produce, salvo que se deslice poco a poco,
semejante educación, se toman mejores aún que las pre- instalándose suavemente en las cost&nbres y en las ocu-
cedentes en las distintas actividades y también en la paciones, de donde crece hasta los contratos que hacen
b procreación, como sucede también con los otros ani- unos hombres con otros, y desde los contratos avanza ha-
males. cia las leyes y la organización del Estado, Sócrates, con e
-Probablemente. la mayor desfachatez, hasta que termina por trastocar
-Para decirlo con pocas palabras, esto debe ser in- todo, tanto la vida privada como en la pública.
culcado firmemente en quienes deban guardar el Esta- -Bien -pregunté-, ¿y eso sucede así?
do, de manera que no suceda que inadvertidamente se -A mi modo de ver, sí.
corrompan. En todo han de vigilar que no se introduz- -En tal caso, como hemos dicho desde el principio,
can innovaciones en gimnasia y música contra lo pre- debemos proveer a nuestros niños de juegos sujetos a
crito, temiendo cuando alguien dice que normas; puesto que, si el juego se desenvuelve sin nor-
mas y los niños también, será imposible que de éstos 42%
el canto que los hombres más consideran crezcan hombres esforzados y con afecto por el orden.
es el más reciente que, celebrado por los aedos, surca Claro que sí.
[el aire 3.
Por consiguiente, cuando los niños comienzan de-
c No sea que alguien crea que el poeta no se refiere a bidamente, gracias a la música introducen en sus jue-
canciones nuevas, sino a un modo nuevo de cantar, y gos un afecto por el orden, y, al contrario de lo que
elogien eso: no hay que elogiarlo, ni siquiera concebir- acontecía con los otros a que aludíamos, este afecto por
lo. Pues hay que ponerse a salvo de un cambio en un el orden los acompañará a todas partes y ayudará a cre-
nuevo género musical, y pensar que así se pone todo cer y a restablecer lo que quedaba del Estado anterior.
en peligro. Porque los modos musicales no son cambia- -Es verdad, sin duda alguna.
dos nunca sin remover las más importantes leyes que -Entonces estos hombres descubrirán preceptos que,
rigen el Estado, tal como dice Damón, y yo estoy con- tenidos por pequeñeces, sus predecesores habían deja-
vencido. do completamente de lado.
-Cuéntame a mí también entre los convencidos -¿Cuáles ?
-dijo Adimanto. -Tales como éstos: que los más jóvenes callen fren- b
d -Allí -proseguí-, en la música, creo que debemos te a los más ancianos cuando corresponde, les cedan
edificar la residencia de los guardianes. el asiento y permanezcan ellos de pie; el cuidado de sus
-Allí, ciertamente, la ilegalidad se introduce de mo- padres, el pelo bien cortado, y lo mismo la ropa, el cal-
do fácil, sin que uno lo advierta. zado y el porte del cuerpo en su conjunto, etc. ¿No crees?
-Sí, por cierto.
3 Od. 1 351-352, con algunas palabras sustituidas por otras. So- -Pero pienso que sería ingenuo legislar sobre es-
bre la no innovación en materia musical, cf. Introducción pág. 55, n. 18. tas cosas: en ninguna parte se hace, y si fueran legis-
94. - 14
ladas, ni la palabra escrita ni la oral las harían per- -Quieres decir que los que obren así vivirán como
durar. los enfermos que, por su intemperancia, no quieren aban-
-No hay modo. donar un régimen perjudicial.
-Probablemente suceda, Adimanto, que, según ha- -Precisamente.
cia dónde uno se dirija, partiendo de la educación, -Y por cierto -dije- pasan una vida encantadora. 426a
c de ese modo sea lo que venga después. ¿O no atrae siem- c En efecto, aunque se someten al tratamiento médico,
pre lo semejante a lo semejante? no logran ningún resultado, como no sea el de que sus
-Así es. enfermedades tomen mayores proporciones y complica-
-Y podríamos decir que, al término de ese proceso, ciones, siempre con la esperanza de que, si se les receta
el resultado será algo completo y vigoroso, ya sea bue- un remedio, gracias a éste sanarán.
no, ya lo contrario. -Así les sucede a tales enfermos, por lo común.
-No cabe otra alternativa. -Hay, además, otra cosa encantadora en ellos: con-
-Por ese motivo no me abocaría a la tarea de legis- sideran como el más odioso de todos los hombres al
lar sobre ese tipo de cosas. que les diga la verdad, a saber, que si no dejan de em-
-Lo que dices es razonable. briagarse, comer hasta el hartazgo y entregarse desen-
-En cuanto a los asuntos que se tratan en el ágora frenadamente a los placeres sexuales y al ocio, no habrá
-ya sea con respecto a los contratos que allí hacen unos remedios ni cauterizaciones ni cortes, como tampoco he- b
d con otros o, si tú prefieres, acerca de los contratos chizos ni amuletos ni ninguna otra cosa similar que los
con artesanos-, o a las injurias, asaltos y demandas socorra.
judiciales, la elección de jueces y, donde sea el caso, -No es tan encantadora -replicó Adimanto-, pues
pagos y exacciones que sean necesarios, y en general enojarse contra el que habla bien no tiene encanto al-
derechos de compra y venta en el mercado, o bien en guno.
lo que toca a la vigilancia de las calles o de los puestos, -Parece que no eres admirador de los hombres de
etc., dime, por los dioses, ¿nos atreveremos a legislar esa índole.
sobre asuntos de tal índole? -No, por Zeus.
-No sería digno aplicar tales prescripciones a la gen- -En ese caso, tampoco elogiarás al Estado entero,
te honesta, pues ésta por sí misma descubrirá fácilmen- del que hablábamos hace un momento, si obra de un
e te la mayoría de las cosas sobre las que conviene legis- modo semejante. Porque sin duda has de pensar que
lar. obran de la misma manera que aquéllos los Estados que,
-Sí, amigo mío -repuse-, siempre que Dios les per- aun funcionando mal como tales, prohiben a sus ciuda- c
mita preservar las leyes que anteriormente hemos des- danos cambiar algo en la constitución política, y que
crito. sufra la pena de muerte aquel que lo intente, y que,
-A no ser que se pasen la vida instituyendo y en- por el contrario, quien sirva con sumo placer a los que
mendando la cantidad de cuestiones a que nos hemos gobiernan, adulándolos con obsequios, y sea hábil para
referido, convencidos de que así alcanzarán la perfec- enterarse de sus deseos y luego satisfacerlos, les pare-
ción.
212 DIÁLOGOS

cerá un hombre excelente y sabio en cuestiones impor- porque sería ineficaz y no ayudaría en nada; en el se-
tantes, y recibirá honras por parte de ellos. gundo, porque cualquiera podría descubrir algunas de
-También yo creo que esos Estados obran igual que ellas, y las otras se seguirían automáticamente de las
los hombres que antes describiste, y tampoco los admi- stumbres anteriores.
raré. Entonces jnos resta aún algo concerniente a la b
d Y en lo que toca a quienes están dispuestos a servir
a tales Estados, ansiosos por hacerlo, ¿no admiras su -A nosotros no nos resta nada -respondí-. Pero
valentía y su irreflexiva complacencia? a Apolo, dios de Delfos, -corresponden las primeras or-
-Sí, los admiro -respondió-, excepto en los casos denanzas, las más importantes y bellas.
en que ellos mismos se engañan y creen que, porque -jY cuáles son?
muchos los elogian, son verdaderos estadistas. -La fundación de templos, la institución de sacrifi-
-No te entiendo: ¿no vas a disculpar a esos hom- cios y otros servicios a los dioses, a los demonios y a
bres? Imagínate un hombre que no sabe medirse, y al los héroes, así como de tumbas a los difuntos y cuantos
que muchos otros, que tampoco lo saben, le dicen que honores deban rendirse a los del más allá para que sean
e tiene cuatro codos de estatura; jte parece que por sí propicios. De tales cosas no sabemos nada al fundar el
solo dejará de creerlo? Estado, ni nos dejaremos persuadir por otros, sino que c
-No, no creo que deje de creerlo. no nos serviremos de otro exégeta que el paterno; es-
-Pues entonces no te enojes con tal tipo de gente, te dios, en efecto, es exégeta paterno para todos los hom-
ya que es la más encantadora de toda, en cuanto legis- bres, y, sentado en el centro, sobre el ombligo de la
lan sobre minucias como las que hemos descrito hace tierra, interpreta los asuntos de esa indole.
un momento y las corrigen continuamente, en la creen- -Muy bien dicho; así debe obrarse.
cia de que puede hallarse un límite a los fraudes que -Pues bien, hijo de Aristón -dije-, ya tienes fun-
se cometen en los contratos y en las demás cosas que dado el Estado. Después de esto indaga en su interior, d
he mencionado; sin advertir que, de hecho, es como si procurándote de donde puedas la luz adecuada, y apela
se cortaran las cabezas de la Hidra4. a la ayuda de tu hermano Glaucón, así como de Pole-
427a -ES cierto: no hacen otra cosa. marco y los otros, para que columbremos dónde existe
-Por eso mismo, yo no pensaría que el verdadero la justicia y dónde la injusticia, y en qué se diferencia
legislador debiera ocuparse de leyes o de una organiza- una de otra, y cuál de las dos debe adquirir el que haya
ción política de semejante especie, ni en un Estado bien de ser feliz, pase esto inadvertido o no a los dioses y
gobernado ni en uno mal gobernado. En el primer caso, a los hombres todos.

El texto sólo dice .cortaran la hidrap. Se trata de una alusión


a la leyenda (más explicitada en el Eutidemo 426d-e) según la cual Hér- El .exégeta. era un funcionario oficial que en Atenas se encar-
cules, en su lucha contra la Hidra, no bien cortaba la cabeza del mons- gaba de dilucidar cuestiones eticorreligiosas que podían presentarse
truo, veía nacer otra inmediatamente, con lo cual su tarea se tornaba en la vida cotidiana, y que «interpretaba» la voluntad divina (cf. Euti-
interminable; como la que acometen, viene a decir Platón, 40s que qaie. frón 4d). Aquí, dice SHOREY, ~Apoloes, en un sentido más elevado, el
ren poner fin a todos los males mediante códigos. intérprete de la religión para toda la humanidad».
-Nada de eso -replicó Glaucón-; te has compro-
e metido a indagarlo tú, con el argumento de que sería esto mismo, la prudencia, es evidentemente un
sacrílego no acudir en defensa de la justicia por todos nocimiento, ya que en ningún caso se obra prudente-
los medios que te fuera posible. nte por ignorancia, sino por conocimiento.
-Es cierto lo que me recuerdas, de modo que así -Es evidente.
tendré que actuar; pero necesito que colaboréis conmigo. -Pero en el Estado hay múltiples variedades de
-De acuerdo. conocimiento.
-Espero descubrirlo de esta manera. Pienso que, si
nuestro Estado ha sido fundado correctamente, es por -En ese caso, ¿será por causa del conocimiento de
completo bueno. los carpinteros que ha de decirse que el Estado es sabio
-Es forzoso que así sea. C

-Evidentemente, pues, es sabio, valiente, moderado -De ningún modo -respondió Glaucón-; por ese
y justo. conocimiento se dirá sólo que es hábil en carpintería.
-Evidentemente. -Tampoco deberá llamarse sabio al Estado debido
-Ahora bien, si descubrimos en el Estado alguna de al conocimiento relativo a los muebles de madera, si
428n estas cosas, lo que reste será lo que no hemos encon-
delibera sobre cómo hacerlos lo mejor posible.
trado. -No, por cierto.
-Así es. -Ni por el conocimiento relativo a los objetos que
-Por ejemplo: si de cuatro cosas cualesquiera -en se hacen con bronce, ni por ningún otro de esa ín-
el asunto que fuere- buscáramos una sola, y sucediese
que en primer lugar reconociéramos ésa, sería suficien- -En ningún caso.
te para nosotros. En cambio, si en primer lugar recono- -Y no se dice que el Estado es sabio por el conoci-
ciéramos las otras tres, con esto mismo ya reconocería- miento relativo a la producción de frutos de la tierra,
mos la que buscábamos, puesto que es patente que no sino que es hábil en agricultura.
sería otra que la que aún quedara. -Así me parece.
-Lo que dices es correcto. -Ahora bien, ¿hay en el Estado que acabamos de
-En tal caso y respecto de aquellas cualidades, ya fundar un tipo de conocimiento presente en algunos ciu-
que también son cuatro, debemos indagar del mismo dadanos, por el cual no se delibere sobre alguna cues- d
modo. tión particular del Estado sino sobre éste en su totali-
-Bien está. dad y sobre la modalidad de sus relaciones consigo
-Me parece, pues, que lo primero que se ve claro mismo y con los demás Estados?
b en este asunto es la sabiduría; aunque en lo tocante a
ella se ve algo extraño. -¿Cuál es y en quiénes está presente?
-¿Cómo es eso?
-Verdaderamente sabio me parece el Estado que he- Nos apartamos de Adam, que adopta una conjetura de Heindorf,
y nos atenemos a los manuscritos, con Burnet.
mos descrito, pues es prudente.
-Es el conocimiento apropiado para la vigilancia, aquella parte suya que combate y marcha a la guerra
y está presente en aquellos gobernantes a los que he-
mos denominado 'guardianes perfectos'. -No, sólo mirando a ella.
-Y en virtud de ese conocimiento ¿que dirás del Es- -Por eso creo que, aunque los demás ciudadanos
tado? sean cobardes o valientes, no depende de ellos el que
-Que es prudente y verdaderamente sabio. el Estado posea una cualidad o la otra.
-¿Y qué crees, que en nuestro Estado habrá mayor -Yo también lo creo.
e cantidad de trabajadores del bronce o de estos verda- -En tal caso, un Estado es valiente gracias a una
deros guardianes? rte de sí mismo, porque con esta parte tiene la posi-
-Muchos más trabajadores del bronce. ilidad de conservar, en toda circunstancia, la opinión c
-¿Y no serán estos guardianes muchos menos en cerca de las cosas temibles, que han de ser las mismas
número si los comparas con todos aquellos otros que y tal cual el legislador ha dispuesto en su programa edu-
reciben el nombre de acuerdo con los conocimientos que 'cativo. ¿No llamas a esto 'valentía'?
poseen? -No te he comprendido del todo: dímelo de nueva.
-Muchos menos. -Quiero decir que la valentía es, en cierto modo,
-En ese caso, gracias al grupo humano más peque- conservación.
ño, que es la parte de él mismo que está al frente y -¿Qué clase de conservación?
gobierna, un Estado conforme a la naturaleza ha de ser -La conservación de la opinión engendrada por la
sabio en su totalidad. Y de este modo, según parece, ley, por medio de la educación, acerca de cuáles y cómo
429a al sector más pequeño por naturaleza le corresponde son las cosas temibles. Y he dicho que ella * era con-
el único de estos tipos de conocimiento que merece ser servación 'en toda circunstancia', en el sentido de que
denominado 'sabiduría'. quien es valiente ha de mantenerla -y no expulsarla
-Dices la verdad. del alma nunca- tanto en los placeres y deseos como d
-He aquí que hemos descubierto, no sé de qué mo- en los temores. Y estoy dispuesto a representar lo que
do, una de las cuatro cualidades que buscábamos 7, así pienso por medio de una comparación, si quieres.
como el puesto que en el Estado le corresponde. -Claro que quiero.
-Y a mi modo de ver ha sido descubierto satisfacto- -Tú sabes que los tintoreros, cuando quieren teñir
riamente. de color púrpura la lana, la escogen primeramente de
-En cuanto a la valentía y al lugar que tiene en el la que, entre los diversos colores, es de una sola sustan-
Estado, por cuya causa el Estado debe ser llamado 'va- cia, blanca. Después la preparan, tratándola con mucho
liente', no es muy difícil percibirla. cuidado, de modo que adquiera el tono púrpura más
-¿De qué modo? brillante posible y sólo entonces la sumergen en la tin-
b -¿Acaso alguien diría que un Estado es cobarde o
valiente, después de haber contemplado otra cosa que Por una vez nos apartamos tanto de Adam como de Bumet, si-
guiendo la lección de los Mss. y del texto de Estobeo, ya adoptada
Cf. 427e428a.
218 DIÁLOGOS REP~BLICA IV 219

e tura. Y lo que es teñido de esa manera queda con un emos con mayor corrección lo tocante a ella;
color fijo, y el lavado, con jabón o sin él, no puede ha- efecto, no es esto lo que indagamos sino la
cer desaparecer el brillo del color. ¿Sabes también lo pecto de nuestra indagación sobre la va-
que sucede si se tiñen lanas de otros colores, o incluso iciente lo alcanzado.
lanas blancas, si no se les da ese tratamiento previo? erdo con lo que dices.
-Sé que quedan desteñidas y ridículas. todavía dos cosas que debemos d
-Suponte entonces que algo semejante hacemos en do: una, la moderación, y la otra es
lo posible también nosotros, cuando hemos selecciona- istas a la cual estamos indagando todo, la
do a los militares y los hemos educado por medio de
430a la música y de la gimnasia. Piensa que no tenemos otro
propósito que el de que adquieran lo mejor posible, al odríamos hacer para descubrir la justicia
seguir nuestras leyes, una especie de tintura que sea uparnos ya más de la moderación?
para ellos -gracias a haber recibido la naturaleza y oca, no lo sé, y no querría que
crianza apropiadas- una opinión indeleble acerca de imer lugar la justicia, si en tal
lo que hay que temer y de las demás cosas; de manera ya de examinar la moderación. Más
tal que esa tintura resista a aquellas lejías que podrían lacerme, examina antes ésta.
borrarla: por ejemplo, el placer, que es más poderoso ; quiero y debo hacerlo. e
b para lograrlo que cualquier soda calestrana; o bien el -Haz pues el examen.
dolor, el miedo y el deseo, que pueden más que cual- -He de hacerlo; desde nuestro punto de vista, la mo-
quier otro jabón 9. Pues bien, al poder de conservación concordancia y a una armonía
-en toda circunstancia- de la opinión correcta y legí- S examinadas anteriormente.
tima lo considero 'valentía', y así lo denomino, si no
lo objetas. -La moderación es un tipo de ordenamiento y de
-Nada tengo que objetar -contestó Glaucón-, pues control de los placeres y apetitos, como cuando se dice
creo que no considerarás legítima la opinión correcta que hay que ser 'dueño de sí mismo' -no sé de qué
acerca de tales cosas producida sin educación, como la modo-, o bien otras frases del mismo cuño. ¿No es así?
del animal o la del esclavo, e incluso la llamarás con
otro nombre que 'valentía'. -Pero eso de ser 'dueño de sí mismo' ¿no es ridícu-
c -Dices la pura verdad. lo? Porque quien es dueño de sí mismo es también es-
-Admito, pues, que 'valentía' es lo que así has deno- clavo de sí mismo, por lo cual el que es esclavo es tam-
minado. bién dueño. Pues en todos estos casos se habla de la 431a
-Y si admites, además, que es propia del Estado, misma persona.
lo harás correctamente. Pero en otro momento, si quie- -Sin duda.
-Sin embargo, a mí me parece que lo que quiere
Aquí también nos apartamos de Adam y seguimos, con Burnet, decir esta frase es que, dentro del mismo hombre, en
los MSS. lo que concierne al alma hay una parte mejor y una
peor, y que, cuando la que es mejor por naturaleza do- solutamente cierto.
mina a la peor, se dice que es 'dueño de sí mismo', a de acuerdo con todos esos rasgos, ¿no corres-
modo de elogio; pero cuando, debido a la mala crianza ecir que es 'moderado'?
o compañía, lo mejor, que es lo más pequeño, es domi- ás que en cualquier otro caso.
nado por lo peor, que abunda, se le reprocha entonces si en algún Estado se da el caso de que tanto
b como deshonroso y se llama 'esclavo de sí mismo' e mo los gobernados coincidan en la
'inmoderado' a quien se halla en esa situación. opinión acerca de quiénes deben gobernar, también e
-Así parece. será en éste en el que suceda. ¿No te parece?
-Dirige ahora tu mirada hacia nuestro Estado, y en-
contrarás presente en él una de esas dos situaciones, en cuál de ambos sectores de ciudadanos dirás
pues tendrás derecho a hablar de él calificándolo de 'due- ón de esa índole, está presente la mo-
ño de sí mismo', si es que debe usarse la calificación de los gobernantes o en el de los
de 'moderado', y 'dueño de sí mismo' allí donde la parte
mejor gobierna a la peor. -En ambos, tal vez.
-Al mirarlo, veo que tienes razón. -¿Te das cuenta ahora cómo presagiamos correcta-
-Claro que en él se puede hallar una multiplicidad mente hace un momento cuando dijimos que la modera-
c de deseos de toda índole, de placeres y de sufrimientos,
ción se asemeja a una especie de armonía?
sobre todo entre los niños, las mujeres y los sirvientes -¿En qué sentido?
y en la multitud de gente mediocre, aunque sean llama- -En el sentido de que tanto la valentía como la sa-
dos 'libres'. biduría, aun residiendo cada una de ellas en una parte
-Muy cierto. del Estado, logran que éste sea valiente, en un caso, 432a
-En lo que hace a los deseos simples y mesurados, sabio en el otro; mientras que no sucede lo propio con
en cambio, que son guiados por la razón de acuerdo la moderación, sino que ésta se extiende sobre la totali-
con la opinión recta y sensatamente, los hallarás en unos dad de la octava musical, produciendo un canto uníso-
pocos, los que son mejores por naturaleza y también no de los más débiles, los más fuertes y los intermedios
por la forma en que han sido educados. -en inteligencia o en fuerza o en cantidad o en fortu-
-Es verdad. na, como te guste-, de manera que podríamos decir,
-Pues bien -proseguí-, ¿no ves estas cosas tam- con todo derecho, que la moderación es esta concordia
bién en el Estado, en el cual, sobre los apetitos que y esta armonía natural entre lo peor y lo mejor en cuanto
d habitan en la multitud de gente mediocre, prevalecen a cuál de los dos debe gobernar, tanto en el Estado
los deseos y la prudencia de aquellos que son los meno- como en cada individuo. b
res en número pero los más capaces? -Estoy de acuerdo contigo.
-Sí, lo veo. -Bien; hemos observado ya tres cualidades en el Es-
-En tal caso, si ha de decirse de algún Estado que tado; al menos así creo. En cuanto a la especie que que-
es dueño tanto.de sus placeres y apetitos cuanto de sí da para que el Estado alcance la excelencia, ¿cuál
mismo, debe ser dicho del que estamos describiendo. podría ser? La justicia, evidentemente.
-Evidentemente. sto es ya un largo preámbulo a lo que estoy de-
-Por lo tanto, Glaucón, es necesario ahora que no- que me cuentes.
sotros, como cazadores que dan vuelta alrededor del es- 2 -Bueno, te lo contaré, para ver si lo que pienso
condite del animal, prestemos atención para que no se ritne sentido. Lo que desde un comienzo hemos estable-
nos escape la justicia y consiga desaparecer de nuestra cido que debía hacerse en toda circunstancia, cuando
c vista. Porque es manifiesto que de algún modo anda por fundamos el Estado, fue la justicia o algo de su especie.
aquí. Mira entonces y trata de divisarla, por si la ves Fues establecimos, si mal no recuerdo, y varias veces
antes que yo y me la muestras. b hemos repetido, que cada uno debía ocuparse de una
-¡Tan sólo que pudiera! Mejor me parecería seguir- sala cosa de cuantas conciernen al Estado, aquella para
te y mirar lo que me muestras, en la medida que sea la cual la naturaleza lo hubiera dotado mejor.
capaz, para que hagas un uso adecuado de mí. fectivamente, lo dijimos.
-Sígueme, pues, tras haber hecho una plegaria con- que la justicia consistía en hacer lo que es pro-
migo. pio de uno, sin dispersarse en muchas tareas, es tam-
-La haré, pero sólo mientras te sigo. bién algo que hemos oído a muchos otros, y que noso-
-Ciertamente, el lugar parece sombrío e inaccesi- tros hemos dicho con frecuencia.
ble; cuando menos es oscuro y difícil de atravesar. No -En efecto, lo hemos dicho y repetido.
obstante, hay que marchar. -En tal caso, mi amigo, parece que la justicia ha
d -Marchemos, pues. de consistir en hacer lo que corresponde a cada uno,
-iGlaucón! -exclamé, de pronto, al poner aten- o adecuado. ¿Sabes de dónde lo deduzco?
ción-. Me parece que contamos con alguna pista, y ya
no creo que la justicia se nos esfume. Opino que lo que resta en el Estado, tras haber
-¡Buena noticia! aminado la moderación, la valentía y la sabiduría, es
-En realidad, hemos sido estúpidos. que, con su presencia, confiere a todas esas cualida-
-¿Por qué? la capacidad de nacer y -una vez nacidas- les per-
-Hace rato, y ya desde el principio, querido amigo, su conservación. Y ya dijimos que, después de que
creo que ha estado rodando delante de nuestros pies, ramos aquellas tres, la justicia sería lo que restara c
pero que no la hemos percibido, sino que nos hemos esas cuatro cualidades.
e comportado ridículamente, como los que a veces se -Es forzoso, en efecto.
desesperan buscando algo que tienen en sus manos. Así -Ahora, si fuera necesario decidir cuál de esas cua-
nosotros no dirigimos nuestra vista hacia ella sino que tro cualidades lograría con su. presencia hacer al Esta-
la hemos mirado desde lejos, y por ello probablemente no al máximo, resultaría difíci1,juzgar si es que
ha permanecido oculta para nosotros. e en una coincidencia de opinión entre gobernan-
-¿Qué quieres decir? obernados, o si es la que trae aparejada entre
-Que me parece que todo el tiempo hemos estado ilitares la conservación de una opinión pautada
hablando y conversando sobre la justicia, sin percatar- a de lo que debe temerse o no, o si la existencia
nos de que estábamos mencionándola de algún modo. una inteligencia vigilante en los gobernantes; o si lo d
que con su presencia hace al Estado bueno al máximo mucho.
consiste, tanto en el niño como en la mujer, en el escla- o cuando un artesano o alguien que por natu-
vo como en el libre y en el artesano, en el gobernante raleza es afecto a los negocios, inducido por el dinero b
como en el gobernado, en que cada uno haga sólo lo o por la muchedumbre o por la fuerza o cualquier otra
suyo, sin mezclarse en los asuntos de los demás. cosa de esa índole, intenta ingresar en la clase de los
-Ciertamente, resultaría difícil de decidir. guerreros, o alguno de los guerreros procura entrar en
-Pues entonces, y en relación con la excelencia del la clase de los consejeros y guardianes, sin merecerlo,
Estado, el poder de que en él cada individuo haga lo intercambiando sus herramientas y retribuciones, o bien
suyo puede rivalizar con la sabiduría del Estado, su mo- cuando la misma persona trata de hacer todas estas co-
deración y su valentía. sas a la vez, este intercambio y esta dispersión en múl-
-Así es. tiples tareas, creo, serán la perdición del Estado. ¿No
-Ahora bien, lo que puede rivalizar con éstas en piensas también tú lo mismo?
e relación con la excelencia del Estado, jno es lo que -Por cierto que sí.
denominarías 'justicia'? -En tal caso, la dispersión de las tres clases existen-
-Exacto. tes en múltiples tareas y el intercambio de una por la c
-Examina también esto y dame tu opinión: jno les otra es la mayor injuria contra el Estado y lo más co-
encomendarás a los gobernantes la conducción de los rrecto sería considerarlo como la mayor villanía.
procesos judiciales del Estado? -Así es.
-Sí, claro. -Y la peor villanía contra el propio Estado, no di-
-Y cuando juzguen, ¿tendrán en vista otra cosa an- ' que es 'injusticia'?

tes que ésta, a saber, que cada uno no se apodere de Claro.


lo ajeno ni sea privado de lo propio? Por consiguiente, la injusticia es eso. A la inversa,
-Ninguna otra cosa. vengamos en que la realización de la propia labor
-Porque eso es lo justo. por parte de la clase de los negociantes, de los auxilia-
-Sí. res y de los guardianes, de modo tal que cada uno haga
-Y en ese sentido habría que convenir que la justi- lo suyo en el Estado -al contrario de lo antes descrito-,
434a cia consiste tanto en tener cada uno lo propio como en
es la justicia, que convierte en justo al Estado.
hacer lo suyo. -No me parece que puede ser de otro modo. d
-Así es. -Pero no lo digamos aún con excesiva confianza, si-
-Mira ahora si estás de acuerdo conmigo. Si un car- no que apliquemos la noción a cada individuo, y si esta-
pintero intenta realizar la labor de un zapatero, o un mos de acuerdo en que allí también eso es justicia, lo
zapatero la de un carpintero, intercambiando entre ellos concederemos, pues ¿qué podría objetarse? Si no estu-
las herramientas y las retribuciones, o si una misma viéramos de acuerdo, habría que examinarlo de otro mo-
persona trata de hacer ambas cosas, mezclándose todo do. Por ahora llevemos a término el examen tal como
lo demás, j te parece que eso produciría un grave daño lo hemos concebido, o sea, que si dábamos con algo de
al Estado? mayor tamaño que poseyera la justicia y procurábamos
contemplarla allí, luego sería más fácil divisarla en un le amigo, hemos venido a
e solo hombre. Y nos ha parecido que este 'algo' es el con una cuestión insignificante relativa al
Estado, por lo cual lo hemos fundado lo mejor que he- contiene o no aquellos tres géneros.
mos podido, sabedores de que la justicia estaría en el ignificante. En efecto, Só-
Estado mejor fundado. Ahora bien, lo que allí se nos tal vez sea verdadero el proverbio de que las co-
ha puesto en evidencia refirámoslo al individuo, y si con- las son difíciles.
cuerda lo de allí con lo de aquí quiere decir que marcha ce. Y para que te enteres, Glaucón, lo que
bien. Si en cambio aparece en el individuo algo diferen- pienso es que nunca aprehenderemos exactamente esta d
435a te, retornaremos al Estado para verificarlo allí. Puede cuestión con métodos como los que hemos usado en
ser que, entonces, al hacer el examen frotándolos uno nuestros argumentos: el camino que conduce a ella es
con el otro, como dos astillas de las que se enciende más largo y complejo. No obstante, conserva su valor
el fuego, hiciéramos aparecer la justicia, y al tornarse
manifiesta la verificaríamos en nosotros mismos. os con eso? Al menos
-Lo que dices es un método -dijo- con el cual con- or el momento.
viene que procedamos. mí también me bastará
-Bien; cuando se afirma que algo de mayor tamaño
es lo mismo que otra cosa más pequeña, ¿resulta disí- no te desanimes, y prosigue el examen.
mil o similar a esta otra en el sentido que se dice que -¿No nos será acaso enteramente necesario conve- e
es lo mismo? no de nosotros habitan los mismo gé-
-Similar. ientos que en el Estado? Pues éstos
-Tampoco un hombre justo diferirá de un Estado procedentes de ningún otro lado.
b iusto en cuanto a la noción de la justicia misma, sino u10 pensar que la índole fogosa que
que será similar. uta a Estados como los de Tracia y Escitia y a
-Similar, en efecto. ral -así como el deseo
-Por otro lado, el Estado nos pareció justo cuando uestro país, o la afición 436a
los géneros de naturalezas en él presentes hacían cada fenicios y de los que habitan en
cual lo suyo, y a su vez nos pareció moderado, valiente Estados a partir de los
y sabio en razón de afecciones y estados de esos mis-
mos géneros.
-Es verdad. dificultad en reconocerlo.
-Por consiguiente, amigo mío, estimaremos que el
c individuo que cuente en su alma con estos mismos tres il darse cuenta si en todos
géneros, en cuanto tengan las mismas afecciones que os actuamos por medio de un mismo género, o
aquéllos, con todo derecho se hace acreedor a los mis- , por ser tres los géneros, en un caso obramos
mos calificativos que se confieren al Estado. edio de uno de ellos, en otro por medio de otro.
-De toda necesidad. emplo: por medio de uno de estos géneros que
hay en nosotros aprendemos, por medio de otro somos lamente en un mismo lugar, no lo aprobaríamos, pues-
fogosos y, a su vez, por el tercero deseamos los placeres to que no son las mismas partes de tales objetos las
relativos a la alimentación, a la procreación y todos los que permanecen y las que se mueven. Más bien diría- e
b similares a ellos. ¿O es acaso por medio del alma ínte- mos que esos objetos tienen una línea recta y una cir-
gra que procedemos en cada uno de esos casos, cuando cunferencia, y que están quietos en cuanto a la recta
nos ponemos en acción? Estas son las cuestiones difíci- -ya que por ningún lado se inclinan-, pero que se mue-
les de delimitar convenientemente. ven circularmente en cuanto a la circunferencia. Pero
-Yo también creo que es así. cuando la perpendicular se inclina hacia la derecha
-Intentemos delimitar de esta manera si las cosas o hacia la izquierda, o hacia adelante o hacia atrás, al
son las mismas entre sí o distintas. mismo tiempo que gira, no está quieta en ningún sen-
-¿De que manera? tido.
-Es evidente que una misma cosa nunca producirá -Y sería la respuesta correcta.
ni padecerá efectos contrarios en el mismo sentido, con -Por consiguiente, ninguna de tales afirmaciones nos
respecto a lo mismo y al mismo tiempo. De modo que, perturbará ni nos convencerá de que alguna vez lo que
si hallamos que sucede eso en la misma cosa, al mismo tiempo es lo mismo en el mismo sentido y
c sabremos que no era una misma cosa sino más de una. respecto de lo mismo producirá, será o padecerá cosas 437a
-Bien. contrarias.
-Examinenos ahora esto. -A mí al menos no me convencerá.
-Te escucho. -No obstante, y para que no nos veamos forzados
-¿Es posible que la misma cosa esté quieta y se mue- a prolongar en forma tediosa el examen de todas estas
va al mismo tiempo y en el mismo sentido? objeciones ni a demostrar que son falsas, partamos de
-De ningún modo. la base de que lo dicho es así, y avancemos, convinien-
-Pongámonos de acuerdo con mayor precisión aún, do en que, si se nos aparece.algo distinto, todas las con-
para que no nos contradigamos al proceder. Por ejem- clusiones que de allí extraigamos carecerán de validez.
plo, si se dice que un hombre está quieto pero que mue- -Será necesario proceder de ese modo.
ve las manos y la cabeza, no deberíamos afirmar que -Ahora bien, el asentir y el disentir, el tender hacia b
al mismo tiempo el mismo hombre está quieto y se mue- algo y el repelerlo, el atraer algo hacia sí y el rechazar-
d ve, me parece, sino que una parte de él está quieta y lo: ¿no tendrás todas estas cosas como contrarias entre
otra se mueve. ¿No es así? sí (trátese de acciones o de padecimientos, ya que en
-Así es. eso nada difieren)?
-Y si el que declara tales cosas añadiera otras suti- -Sí, son contrarias.
lezas y, para hacer alarde de su ingenio, aseverara que -Pues bien, la sed y el hambre y los apetitos en ge-
los trompos están al mismo tiempo detenidos y en mo- neral, el deseo y la voluntad, ¿no los ubicarás en las
vimiento cuando permanecen en el mismo punto -donde clases de que acabamos de hablar? ¿No dirás, por ejem- c
se fija su púa-, alrededor del cual gira; y lo mismo plo, que el alma de aquel que apetece tiende hacia aque-
respecto de cualquier otro objeto que se mueve circu- llo que apetece, o que atrae hacia sí aquello que quiere
conseguir, o bien que, en la medida que desea procurar- tema, nos desconcierte alguien que alegue que nadie ape-
se algo, se hace a sí misma un signo de asentimiento, tece bebida sino una buena bebida, ni una comida sino
como si alguien la interrogara, suspirando por lograr- una buena comida. En efecto, todos apetecen cosas bue-
lo? nas; por lo tanto, si la sed es un apetito, ha de serlo
-Sí, por cierto. respecto de algo bueno, sea bebida u otra cosa, e igual-
-Veamos ahora: el no-querer y no-desear ni apete- mente en los demás casos.
cer, ¿no es lo mismo que rechazar y alejar del alma, -Probablemente quien habla así parecería decir al-
y no deberíamos tener todas estas cosas por contrarias go de importancia.
a las primeras? -De todos modos, hay ciertas cosas que están referi- b
d -Sin duda. das a otras, y que son, creo, de una índole u otra, pero
-Si es así, ¿no diremos que hay una especie consti- cada una de ellas, en sí misma, se refiere sólo a cada
tuida por tales apetitos, y que los que de éstos saltan una de las otras en sí mismas.
más a la vista son el que llamamos 'sed' y el que deno- -No comprendo.
minamos 'hambre'? -¿No comprendes que lo mayor es de tal índole por-
-De acuerdo. que es mayor que otra cosa?
-Uno es el deseo de bebida, otro el de comida. ¿No -Eso sí.
es así? -¿Y que lo es respecto de lo menor?
-Sí.
-Pues bien, la sed en tanto tal existe en el alma co- ¿Y lo que es mucho mayor lo es respecto de algo
mo un apetito de algo más que lo que hemos dicho. Por
ejemplo, la sed es sed de una bebida caliente o de una -También.
fría, una sed de mucha o poca bebida, o de tal o cual -¿Y lo que en cierto momento era mayor lo era res-
e bebida. Si se añade a la sed un cierto calor, esto traerá pecto de lo que entonces era menor, y lo que ha de ser
aparejado el deseo de lo frío, mientras que, si a la sed mayor lo será respecto de algo que ha de ser menor?
se añade un cierto frío, el deseo será de beber algo ca- -¡Claro! t
liente. Y por la presencia de la abundancia, se sentirá -Y lo más respecto de lo menos, el doble respecto c
sed de mucha bebida, y por la de lo poco será de poca de la mitad, y todo lo de esa índole; y a su vez lo más
bebida. Pero la sed en sí misma jamás se convertirá en pesado respecto de lo más liviano, lo más rápido res-
otra cosa que en un apetito de lo que le corresponde, pecto de lo más lento, así como lo caliente respecto de
la bebida en sí misma, y a su vez el hambre es un apeti- lo frío, y con todas las cosas similares a éstas pasa así.
to de alimento. -Por supuesto.
-Así es; cada apetito, en sí mismo, lo es sólo de lo -Y en lo concerniente a las ciencias, ¿no ocurre lo
que por naturaleza le corresponde, y no de tal o cual mismo? La ciencia en cuanto tal es ciencia de lo que
cosa que se le añada. se aprende en tanto tal, o bien de esto o aquello que
438a -Hay que estar alerta, pues -proseguí-, de modo debe ser referido a la ciencia. Pero una ciencia determi-
que no suceda que, por no haber reflexionado sobre el nada lo es de algo determinado. Quiero decir lo siguiente:
d cuando. se ha una ciencia de la construcción das de buena o mala clase, en una palabra, una sed de-
de casas, ésta se ha distinguido de las demás ciencias terminada, sino que la sed en tanto tal es por naturale-
y ha debido ser llamada 'arquitectura'. za sólo sed de la bebida en cuanto tal.
-Ciertamente. todo de acuerdo.
-¿Y esto no ocurre por ser de una índole determi- siguiente, el alma del sediento, en la medi-
nada, distinta a todas las demás? sed, no quiere otra cosa que beber, y es
-Sí. a esto a lo que aspira y a lo cual dirige su ímpetu. b
-Y cuando se ha generado de una índole determina- -Evidentemente.
da, ¿no ha sido por ser ciencia de algo determinado? -En tal caso, si en ese momento algo impulsa al
¿Y no es así con las demás artes y ciencias? alma sedienta en otra dirección, habría en ella algo dis-
-Así es. tinto de lo que le hace tener sed y que la lleva a beber
-Dime ahora si has comprendido lo que quería de- como una fiera. Pues ya dijimos que la misma cosa no
cir hace un momento: todas las cosas que están referi- en forma contraria a la misma parte de sí mis-
das a otras, si lo están sólo en sí mismas, están referi- pecto de sí misma y al mismo tiempo.
das sólo a esas otras cosas en sí mismas; en cambio,
e si están referidas a otras cosas determinadas, ellas -Del mismo modo, creo que no sería correcto decir
mismas están determinadas. Y con esto no quiero decir que las manos del mismo arquero rechazan y a la vez
que, tal como sean esas otras cosas, así sean aquellas atraen hacia sí el arco, sino que una es la mano que
a las cuales las otras están referidas, por ejemplo, que lo rechaza y la otra la que lo atrae hacia sí.
la ciencia de la salud y de la enfermedad sea sana y -Con toda seguridad. C

enferma, o que la de los males y de los bienes sea mala -Pero podemos decir que hay algunos que tienen
y buena. Lo que quiero decir es que, cuando una cien- sed y no quieren beber.
cia llega a ser ciencia no del objeto de la ciencia en -Sí, a menudo y mucha gente.
sí misma sino de algo determinado -como es la salud -¿Y qué cabría decir acerca de ella? ¿No será que
y la enfermedad-, sucede que ella misma llega a ser en su alma hay algo que la insta a beber y que hay tam-
determinada, y esto impide desde entonces llamarla sim- bién algo que se opone, algo distinto a lo primero y que
plemente 'ciencia', sino que hay que añadirle el nombre prevalece sobre aquello?
del algo determinado al que está referida, y llamarla -Así me parece a mí también.
así 'ciencia médica'. -Pues bien, lo que se opone a tales cosas es genera-
-Ahora he comprendido, y creo que es como dices. do, cada vez que se genera, por el razonamiento, mien- d
439a -En cuanto a la sed ¿no la colocarás entre las cosas s que los impulsos e ímpetus sobrevienen por obra
que se refieren a otra? Porque sin duda es sed de algo. las afecciones y de las enfermedades.
-Sí, de la bebida.
-Y dado que hay bebida de tal o cual índole, habrá -Pues no sería infundadamente que las juzgaríamos
también sed de tal o cual índole. Ahora bien, la sed en como dos cosas distintas entre sí. Aquella por la cual
tanto tal no es sed de mucha o poca bebida, ni de bebi- el alma razona la denominaremos 'raciocinio', mientras
que aquella por la que el alma ama, tiene hambre y sed -No, por Zeus.
y es excitada por todos los demás apetitos es la irracio- -Veamos ahora el caso en que alguien cree obrar c
nal y apetitiva, amiga de algunas satisfacciones sensua- injustamente: cuanto más noble es, tanto menos puede
les y de los placeres en general. encolerizarse, aunque sufra hambre, frío o cualquier otro
e -Sería natural, por el contrario, que las juzgáramos padecimiento de esa índole por causa de aquel que
así. -según piensa- actúa justamente. Por ello, como dije,
-Tengamos, pues, por delimitadas estas dos espe- su fogosidad no consentirá en despertar contra éste.
cies que habitan en el alma. En cuanto a la fogosidad, -Es verdad.
aquello por lo cual nos enardecemos ¿es una tercera -Por el contrario, en el caso de alguien que se con-
especie, o bien es semejante por naturaleza a alguna sidere víctima de injusticia, su fogosidad hierve en él,
de las otras dos? se irrita y combate por lo que tiene por justo, y su-
-Tal vez sea semejante a la apetitiva. fre hambre, frío y padecimientos similares, soportándo- d
-Sin embargo, yo creo en algo que he escuchado los hasta que triunfe, no cesando en su nobles propósi-
cierta vez: Leoncio, hijo de Aglayón, subía del Pireo ba- tos hasta que los cumple por completo, o bien hasta
jo la parte externa del muro boreal, cuando percibió que perece o se calma al ser llamado por la razón como
unos cadáveres que yacían junto al verdugo público. Ex- el perro por su pastor.
perimentó el deseo de mirarlos, pero a la vez sintió una -Muy acertada es la comparación que haces -dijo
repugnancia que lo apartaba de allí, y durante unos mo- Glaucón-, sobre todo porque habíamos dispuesto que
mentos se debatió interiormente y se cubrió el rostro. en nuestro Estado los auxiliares sirvieran a los gober-
4400 Finalmente, vencido por su deseo, con los ojos desme-
que son como pastores del Estado.
suradamente abiertos corrió hacia los cadáveres y gri- ntiendes muy bien lo que quiero decir. Pero ¿no
tó: «Mirad, malditos, satisfaceos con tan bello espec- que considerar algo más?
táculo. » e
-También yo lo he oído contar. -Que lo que se manifiesta respecto de lo fogoso es
-Este relato significa que a veces la cólera combate lo contrario de lo que creíamos hace un momento. Pues
contra los deseos, mostrándose como dos cosas distintas. entonces creíamos que era algo apetitivo, mientras que
-Eso es lo que significa, en efecto. ahora, muy lejos de eso, debemos decir que, en el con-
-Y en muchas otras ocasiones hemos advertido que, flicto interior del alma, toma sus armas en favor de la
cuando los deseos violentan a un hombre contra su ra-
b ciocinio, se insulta a sí mismo y se enardece contra lo -Enteramente de acuerdo.
que, dentro de sí mismo, hace violencia, de modo que, -¿Y es algo distinto de la razón, o bien es una espe-
como en una lucha entre dos facciones, la fogosidad se cie racional, de modo que en el alma no habría tres es-
convierte en aliado de la razón de ese hombre. No creo pecies sino dos, la racional y la apetitiva? O bien, así
en cambio que puedas decir -por haberlo visto en ti como en el Estado había tres géneros que lo componían,
mismo o en cualquier otro- que la fogosidad haga cau- el de los negociantes, el de los auxiliares y el de los 441a
sa común con los deseos actuando contra lo que la ra- consejeros, idel mismo modo habría en el alma una ter-
zón decide.
cera especie, la fogosa, que vendría a ser como el auxi- -Y que por la misma causa que el ciudadano parti-
liar de la naturaleza racional, salvo que se corrompiera cular es valiente y de la misma manera, también el Es- d
por obra de una mala instrucción? tado sea valiente. Y así con todo lo demás que concier-
-Forzosamente sería una tercera especie. ne a la excelencia: debe valer del mismo modo para
-Sí, siempre que se nos manifieste distinta al racio- ambos.
cinio, tal como se nos manifestó distinta de lo apetitivo. -Es forzoso.
-Eso no es difícil de ser mostrado -replicó Glau- -Y en lo tocante al hombre justo, Glaucón, creo que
cón-. Ya en los niños se puede advertir que, tan pron- también diremos que lo es del mismo modo por el cual
to como nacen, están llenos de fogosidad, mientras consideramos que un Estado era justo.
b que, en lo que hace al raciocinio, algunos jamás alcan- -También esto es necesario.
zan a tenerlo, me parece, y la mayoría lo alcanza mu- -Pero en ningún sentido olvidaremos que el Estado
cho tiempo después. es justo por el hecho de que las tres clases que existen
-Por Zeus, lo que dices es muy cierto -contesté-. en él hacen cada una lo suyo.
Incluso en las fieras se ve cuán correctamente es lo que -No creo que lo hayamos olvidado.
has afirmado. Y además contamos con el testimono de -Debemos recordar entonces que cada uno de noso-
Homero que hemos citado más arriba 'O: tros será justo en tanto cada una de las especies que
hay en él haga lo suyo, y en cuanto uno mismo haga e
golpeándose el pecho, increpó a su corazón con estas lo suyo.
[palabras.
-Sin duda debemos recordarlo.
-Y al raciocinio corresponde mandar, por ser sabio
Allí Homero ha presentado claramente una especie del y tener a su cuidado el alma entera, y a la fogosidad
c alma censurando a otra: lo que reflexiona acerca de lo le corresponde ser servidor y aliado de aquél.
mejor y de lo peor censurando a lo que se enardece -Ciertamente.
irracionalmente. -¿Y no será, como decíamos ", una combinación
-Hablas de un modo enteramente correcto. de música y gimnasia lo que las hará concordar, po-
-Por consiguiente, y aunque con dificultades, hemos niendo a una en tensión y alimentándola con palabras
cruzado a nado estas aguas, y hemos convenido adecua- y enseñanzas bellas, y, en cambio, relajando y apaci- 442a
damente que en el alma de cada individuo hay las mis- guando la otra, aquietándola por medio de la armonía
mas clases -e idénticas en cantidad- que en el Estado. y del ritmo?
-Así es. -Claro que sí.
-Por lo tanto, es necesario que, por la misma causa -Y estas dos especies, criadas de ese modo y tras
que el Estado es sabio, sea sabio el ciudadano particu- haber aprendido lo suyo y haber sido educadas verda-
lar y de la misma manera. deramente, gobernarán sobre lo apetitivo, que es lo que
-Sin duda. más abunda en cada alma y que es, por su naturaleza,
lo En 111 390d. Allí se citó Od. XX 17-18; aquí se cita sólo el v. 17.
insaciablemente ávido de riquezas. Y debe vigilarse es- con esto no quedará la justicia desdibujada de
ta especie apetitiva, para que no suceda que, por col- , ue parezca distinta de como se mostró en
marse de los denominados placeres relativos al cuerpo,
crezca y se fortalezca, dejando de hacer lo suyo e in-
b tentando, antes bien, esclavizar y gobernar aquellas e todas maneras, si algo en nuestra alma contro-
cosas que no corresponden a su clase y trastorne por n de justicia, la consolidaremos del e
completo la vida de todos. algunas ideas vulgares.
-Con toda seguridad.
-¿Y no serán estas dos mismas especies las que me- : si, acerca de aquel Estado y del va-
jor pongan en guardia al alma íntegra y al cuerpo con- l por naturaleza y por su educación,
tra los enemigos de afuera, una deliberando, el otro com- llegar a un acuerdo sobre si tal hom-
batiendo en obediencia al que manda, y cumpliendo con depósito de oro o de plata, se nega-
valentía con sus resoluciones? rees que pensaría que él haría
-Sí. de índole diferente a la suya? 443a
-Valiente, precisamente, creo, llamaremos a cada
c individuo por esta segunda parte, cuando su fogosidad re, jno estaría lejos de profa-
preserva, a través de placeres y penas, lo prescrito por templos o de robar o de traicionar a amigos en la
la razón en cuanto a lo que hay que temer y lo que no. al Estado en la vida pública?
-Correcto.
-Y sabio se le ha de llamar por aquella pequeña -Y de ningún modo sería infiel a sus juramentos
parte que mandaba en su interior prescribiendo ta- ni a otro tipo de obligaciones.
les cosas, poseyendo en sí misma, a su vez, el conoci-
miento de lo que es provechoso para cada una y para -También los adulterios y la negligencia respecto
la comunidad que integran las tres. de los padres y del culto a los dioses convendrían a cual-
-De acuerdo. quier otro menos al hombre de que hablamos.
-Y moderado.será por obra de la amistad y concor- -A cualquier otro, por cierto.
d dia de estas mismas partes, cuando lo que manda y lo -Y la causa de todo esto es la de que cada una de b
que es mandado están de acuerdo en que es el racioci- las clases que hay en él hacen lo suyo, tanto en lo que
nio lo que debe mandar y no se querellan contra él. hace a mandar como en lo relativo al ser mandado.
-Pues eso y no otra cosa es la moderación, tanto -Esa es la causa, y ninguna otra.
en lo que hace al Estado como en lo tocante al individuo. -En tal caso, ¿buscas aún otra cosa que la justicia
-Y será asimismo justo por cumplir con lo que tan- como lo que provee de ese poder a tales varones y al
tas veces hemos dicho -añadí.
-Necesariamente. -No, por Zeus.
-Por consiguiente, se ha cumplido perfectamente
l2 Cf. 428e. nuestro sueño, por el cual, decíamos, presentíamos que,
REP~BLICA IV 24 1

tan pronto como comenzáramos a fundar el Estado, con- sea, si afirmáramos que hemos descubierto al
forme a alguna divinidad, daríamos con un principio y to y al Estado justo y lo que es la justicia
c un molde de la justicia. ensaríamos erróneamente.
-Completamente de acuerdo.
-Contábamos entonces, Glaucón, con una cierta ima- afirmaremos, entonces?
gen de la justicia, que nos ha sido de provecho para
tener por recto que quien es por naturaleza fabricante esto, debemos examinar
de calzado no haga otra cosa que fabricar calzado, y
que el carpintero no haga otra cosa que obras de car-
pintería, y así con los demás de esa índole. a disputa interna entre
-Es claro. a intromisión de una en lo que
-Y la justicia era en realidad, según parece, algo n una sublevación de una de las
d de esa índole, mas no respecto del quehacer exterior lma, para gobernar en
de lo suyo, sino respecto del quehacer interno, que es o sea lo que le corresponde, ya
el que verdaderamente concierne a sí mismo y a lo su- 1 que lo que le es adecuado es
yo, al no permitir a las especies que hay dentro del al- al género que realmente debe gobernar? Pienso
ma hacer lo ajeno ni interferir una en las tareas de la iremos que cosas de esa índole, y el desorden y
otra. Tal hombre ha de disponer bien lo que es suyo cionamiento errático de estas partes es lo que cons-
propio, en sentido estricto, y se autogobernará, ponién- ión, la cobardía, la ig-
dose en orden a sí mismo con amor y armonizando sus , todos los males del alma.
tkes especies simplemente como los tres términos de la
escala musical: el más bajo, el más alto y el medio. -Por consiguiente, tanto el obrar injustamente y el
e Y si llega a haber otros términos intermedios, los unirá r justamente, todo esto se nos
a todos; y se generará así, a partir de la multiplicidad, e nos ha revelado claramente
la unidad absoluta, moderada y armónica. Quien obre
en tales condiciones, ya sea en la adquisición de rique-
zas o en el cuidado del cuerpo, ya en los asuntos del as y las malsanas, de las
Estado o en las transacciones privadas, en todos estos ada difieren, pues lo que éstas son en el cuerpo
casos tendrá por justa y bella -y así la denominará- lo son en el alma.
la acción que preserve este estado de alma y coadyuve
a su produccibn, y por sabia la ciencia que supervise sanas producen la salud
dicha acción. Por el contrario, considerará injusta la ac-
444a ción que disuelva dicho estado anímico y llamará 'igno-
rante' a la opinión que la haya presidido. -De manera análoga, el obrar justamente produce
-En todo sentido dices la verdad. la justicia, mientras el actuar injustamente engendra
la injusticia.
-Es forzoso. podemos divisar con la mayor claridad que las cosas
-Pues bien, producir la salud equivale a instaurar son así, no debemos desfallecer.
el predominio de algunas partes del cuerpo sobre otras -¡Por Zeus! De ningún modo debemos desfallecer. c
que son sometidas, conforme a la naturaleza; en cam- -Ven ahora, para mirar cuántas clases hay de ma-
bio, la enfermedad surge cuando el predominio de unas logro, que, en mi opinión, vale la pena observar.
y el sometimiento de otras es contrario a la naturaleza. -Yo te sigo; a ti sólo te toca hablar.
-Sin duda. -Y bien -dije-, ya que hemos ascendido hasta un
-En tal caso, parece que la excelencia es algo como sitio que es como atalaya de la argumentación, me pa-
e la salud, la belleza y la buena disposición del ánimo; rece que hay una sola especie de excelencia e inconta-
mientras que el malogro es como una enfermedad, feal- bles de malogro, aunque sólo cuatro de ellas son dignas
dad y flaqueza.
-Así es. -2 Qué quieres decir?
-Y las empresas bellas conducen a la adquisición -Que por cuantos modos de gobierno cuenten con
de la excelencia, en tanto que las deshonestas llevan al formas específicas, probablemente haya tantos modos
malogro.
-Necesariamente. d
-Lo que nos resta examinar es, creo, qué es más obierno y cinco modos de alma.
445a ventajoso, si actuar con justicia, emprender asuntos be-
llos y ser justo -aun cuando pase inadvertido el que -Digo que el modo de gobierno que hemos descrito
se sea de tal índole-, o si obrar injustamente y ser in- es uno, pero que podría llamarse con dos nombres. Así,
justo, aun en el caso de quedar impune y no poder me- si entre los gobernantes surge uno que se destaca de
jorar por obra de un castigo. los demás, lo llamaremos 'monarquía', mientras que, en
-Pero Sócrates, -protestó Glaucón-, me parece que caso de que sean varios, 'aristocracia'.
ese examen se vuelve ridículo. Si en el caso de que el -Es cierto.
cuerpo esté arruinado físicamente se piensa que no es -Por eso, entonces, afirmo que es una especie úni-
posible vivir, ni aunque se cuente con toda clase de ali- ca; pues ni aunque sean varios, ni aunque surja uno
mentos y de bebidas y con todo tipo de riqueza y de solo, cambiarán las leyes del Estado en forma notable, e
poder, menos aún será posible vivir en el caso de que si es que se han criado y educado del modo que hemos
b esté perturbada y corrompida la naturaleza de aquello
gracias a lo cual vivimos, por más que haga todo lo que -No parece probable.
le plazca. Salvo que se aparte del mal y de la injusticia,
y se adquiera, en cambio, la justicia y la excelencia. Pues
cada una de estas cosas ha revelado ser tal como la
habíamos descrito.
-En efecto, sería ridículo -respondí-. No obstan-
te, puesto que hemos llegado a un punto desde el cual
; y parecería que has creído que pasarías inad-
al decir a la ligera, en lo referente a las mujeres
iños, que es evidente para cualquiera que todas las
comunes a los amigos.
no es eso correcto, Adimanto?
ero lo correcto de esto, como en los demás
casos, requiere una argumentación respecto de cómo es
tal comunidad, ya que puede haber muchos modos. No
omitas, pues, lo que tienes en mente. Pues nosotros ha-
ce rato que estamos aguardando lo que creíamos dirías d
acerca de cómo se procrearán los niños y, luego de pro-
creados, cómo se educarán, y todo lo que entiendes al
449a -A semejante Estado y a semejante forma de go- hablar de comunidad de mujeres y niños. Pensamos, en
bierno llamo buena y recta, lo mismo que al hombre efecto, que para el Estado es de suma importancia que
correspondiente; pero a las otras las tengo por malas eso se produzca de modo correcto o incorrecto. Por eso
y erróneas, tanto en lo relativo a la administración del ahora, cuando ibas a abordar la exposición de otro régi-
Estado, como a la organización del carácter del alma men político antes de haber definido esas cosas sufi-
individual, y su maldad existe en cuatro clases. cientemente, hemos resuelto lo que has oído: no dejarte
-¿ Cuáles? proseguir antes de que hayas expuesto todas estas 450a
Y yo iba a describirlas una tras otra, tal como me cosas, como has hecho con las demás.
b parecía que cada una de ellas se transformaba en las -Pues también a mí -dijo Glaucón- consideradme
demás; pero Polemarco -quien estaba sentado a poca asociado a vuestro voto.
distancia de Adimanto-, extendiendo su mano, asió por -¡Sin la menor duda! -exclamó Trasímaco-. Esa
arriba el manto de éste, del lado del hombro, y lo hizo resolución la compartimos todos; puedes creerlo, Sócra-
girar hacia sí e, inclinándose hacia él, le susurró algu- tes.
nas palabras, de las cuales nada pudimos entender, sal- -¿Qué es lo que hacéis, atacándome así? -me
vo esto: quejé-. iTamaña discusión promovéis acerca de nues-
-¿Qué haremos? ¿Lo dejaremos seguir? tra organización política, como si estuviéramos al co-
-De ningún modo -repuso Adimanto, hablando ya mienzo! Porque yo me regocijaba de haber concluido
en voz alta. ya la descripción, encantado de que se la diera por ad-
-¿Qué es lo que no dejaréis seguir? -pregunté. mitida tal como había sido expuesta. No sabéis vos-
-A ti. otros, al reclamarla ahora, el enjambre de argumenta- b
c -Pero ¿por qué? ciones que suscitaréis. Ya en aquel momento lo soslayé
-Porque nos das la impresión de ser indolente y es- precisamente por advertirlo, para no provocar semejan-
camotear toda una parte de la discusión, y no la más te perturbación.
insignificante, para no tomarte el trabajo de entrar en
246 DIÁLOGOS REPUBLICA v 247

-¿Y qué? -prorrumpió Trasímaco-. ¿Acaso pien- citar a la risa, ya que eso sería pueril;
sas que hemos venido aquí para buscar algún tesoro, ligro consistiría más bien en que, al fracasar res-
en lugar de asistir a argumentaciones? d, no sólo caiga yo sino que arrastre
-Sí -repliqué-, pero argumentaciones con me- también a mis amigos en relación con las
dida. menos conviene errar. Imploro la gracia
-Bien, Sócrates -dijo Glaucón-, mas la medida de cón, por lo que voy a decir. Consi-
argumentaciones como éstas es, para la gent to, que llegar involuntariamente a ser ase-
te, la vida entera. Pero no te preocupes por noso e alguien es una falta menor que la de engañarlo
por ningún motivo debes titubear en expone cto de las instituciones nobles, buenas y justas. Y
c acerca de lo que te preguntamos: en qué consisti ena correr este riesgo con los enemigos
comunidad de mujeres y niños para nuestros g igos, de modo que no haces bien en dar- b
nes, y en qué la crianza de los niños cuando
pequeños, en el período intermedio entre el nacimiento ócrates -repuso Glaucón, echándose a
y la educación, que parece ser lo más espinoso. Trata lgún perjuicio por causa de tu argu-
de decirnos de qué modo debe desarrollarse. o, te absolveremos como si se tratara de un homi-
-No es fácil exponer tal tema, bendito ami , y te declararemos limpio de toda mancha y de
testé-, pues arroja muchas más dudas intento de engaño. De manera que habla con con-
hemos descrito hasta ahora. En efecto, se d
lo dicho sea posible, e incluso en el caso de q -asentí-, ya que, como dice la ley 2 ,
d ra, cabrá la duda de que eso sea lo mejor, y de ese en tal caso queda limpio. Y es natural que
do. Por ello vacilo en tratar estos asuntos, a para tal caso valga para el caso presente 4.
exposición puede parecer una expresión de deseos, ismo, pues, habla.
rido mío. para hablar debemos ahora retornar a lo que,
-No vaciles, porque los que te escuchan no son des- e correspondía el turno en nuestra
considerados, ni incrédulos ni hostiles. tal vez sea correcto proceder así: que, c
-Excelente amigo, sin duda me hablas de ese mo completada la actuación masculina, se cumpla
porque quieres darme ánimo. la femenina, máxime dada tu exhortación a ello.
-Sí, por cierto. pinión, no hay, para hombres nacidos
-Pues bien, produces el efecto contrario. En efe
de Adrastea en la literatura griega conser-
si yo estuviera confiado en saber aquello de lo cual 6 de Prorneteo encadenado de ESQUILO: «Los
bo hablar, sería excelente tu manera de clinan ante Adrastean (es el mismo verbo que aquí; por
ya que, quien conozca la verdad, puede hablar c traducimos uimpIoro.). Un escolio a ese verso aclaraba:
guridad y audacia sobre los temas más caros e i que castigaba a 10s orgullososn.
e tantes en medio de personas inteligentes y quer
remite aquí a Leyes 869e y a DEM~STENES, XXXVII 58-59.
, en el caso de que el homicidio sea involuntario.
Pero exponer teorías cuando aún se duda de ellas y , en el caso de los presuntos errores a que puede inducir
451a las investiga, tal como debo hacer yo, es temible y pe gumentación de Sócrates.
y educados de la manera que hemos descrito, otro mo-
do recto de posesión y trato de sus hijos y mujeres que
el de seguir en conformidad con el impulso que origina-
riamente le hemos imprimido. Y en nuestro discurso
nos hemos esforzado en establecer a estos hombres co-
mo guardianes de ganado.
-Así es.
d -Sigamos con la comparación, entonces, y démosles
la generación y la crianza de modo similar, y examine-
mos si nos conviene o no.
-¿En qué sentido?
-En éste: ¿creemos que las hembras de los perros-
guardianes deben participar en la vigilancia junto con
los machos, y cazar y hacer todo lo demás junto con
éstos, o bien ellas quedarse en casa, como si estuvieran
incapacitadas por obra del parto y crianza de los cacho-
rros, mientras ellos cargan con todo el trabajo y todo
el cuidado del rebaño? referente a la gimnasia y a la música, y no menos al c
-Deben hacer todo en común, excepto que las trate- manejo de armas y a la equitación.
e mos a ellas como más débiles y a ellos como más fuer- -Tienes razón.
tes. -Más bien, dado que hemos comenzado nuestra ex-
-Pero ¿se puede emplear a un animal en las mis- posición, hay que avanzar hacia el aspecto áspero de
mas tareas que otro, si no se le ha brindado el mismo la ley en cuestión, y les rogaremos a aquellos graciosos
alimento y la misma educación? que dejen de lado sus bromas, y que se pongan serios
-No, no se puede. y recuerden que no hace mucho tiempo a los griegos
-Pues entonces, si hemos de emplear a las mujeres -como ahora a la mayoría de los bárbaros- les pare-
en las mismas tareas que a los hombres, debe enseñár- cía que era vergonzoso y ridículo mirar a hombres des-
seles las mismas cosas. nudos. Sólo cuando comenzaron a hacer ejercicios gim-
452a -Sí. násticos los cretenses primeramente, y después los d
-Y tenemos que a los hombres se les ha brindado lacedemonios, les fue posible a los chistosos de enton-
la enseñanza tanto de la música como de la gimnasia. ces ridiculizar todas esas cosas. ¿No lo crees?
-Así es. -Sí.
-Por consiguiente, e i é n a las mujeres debe ofre-
seles&.c la enseñanza de ambas arte- así como las que La traducción de gymnasía por *ejercicios gimnásticosn no
conciernen a la guerra,
. .
y debe tratárselas del mismo muestra el matiz de desnudez (gymnós= udesnudon) que implica el
modo que a los hombres. vocablo griego.
-Pero después de que la experiencia reveló a los mos negarlo. «¿Y acaso no hay una gran diferencia
hombres que era mejor desnudarse que cubrir todo el entre la naturaleza de la mujer y la del hombre?» Pre-
cuerpo 6, pienso, lo que parecía ridículo a los ojos se gunta a la que tendríamos que responder afirmativa-
desvaneció por obra de lo que, a la luz de la razón, se mente. «En tal caso, corresponde asignar a cada uno
mostró como excelente. Y esto ha puesto de manifiesto una tarea distinta, según su propia naturaleza,,. A lo c
que es un tonto aquel que considera ridículo otra cosa cual deberíamos asentir. «¿Cómo negar, por ende, que
que el mal, y quien trata de mover a risa mirando como ahora os equivocáis y os contradecís a vosotros mismos,
e ridículo cualquier otro espectáculo que el de la locura al afirmar que los hombres y las mujeres deben reali-
y el de la maldad, y que, a su vez, se propone y persigue zar las mismas tareas, aun cuando cuenten con natura-
seriamente otro modelo de belleza que el del bien. lezas tan distintas?» ¿Puedes alegar algo, mi admirable
-Por entero de acuerdo. amigo Glaucón, frente a tales objeciones?
-Lo primero en que debemos ponernos de acuerdo -Así, repentinamente, no es fácil. Pero yo te rogaré,
es sobre si estas propuestas son posibles o no. w- te ruego ahora mismo que expongas nuestro propio
mos abrir el debate, para quien quiera discutir -sea argumento, cualquiera que sea.
4530 en broma o en serio-, humana femeni- -Hace rato, Glaucón, que yo preveía estas cuestio-
nes y muchas otras de la misma índole, y por eso temía d
y titubeaba en tocar la ley concerniente a la posesión
y educación de las mujeres y niños.
-Si comenzamos tan bien, ¿no es natural que tam- -Y en efecto, ¡por Zeus!, no parece fácil.
bién concluyamos de la mejor manera? -No, pero hay que tener en cuenta esto: tanto si
-Por cierto. alguien se cae en una pequeña piscina como si cae en
-¿Quieres que debatamos la cuestión contra noso- el mar más grande, debe ponerse a nadar.
tros mismos, en nombre de los demás, para que la par- -Por supuesto.
ie del argumento contrario no sucumba al asedio por -Así también nosotros debemos nadar e intentar po-
falta de defensa? nernos a salvo de la discusión, sea con la esperanza de
b -Nada lo impide. que algún delfín nos permita montarnos sobre su lomo,
-Hablemos. pues, en nombre de ellos: « m e c e - o bien con alguna otra forma desesperada de salvación.
e
si hallamos de algún modo la sali-
o, en efecto, que -aleza

Literalmente sería: «Pero después de que, a quienes hicieron la


experiencia, el desnudarse se reveló como mejor que el cubrir todas
las cosas de esa índo1e.n 8 Nos apartamos de Adam y, con Burnet, seguimos la lección del
Cf. 11 369a-370c. Vindobonensis 55.
252 DIÁLOGOS REP~BLICAv 253

-Precisamente.
454a -¡Cuán excelente, Glaucón, es el poder del art
la disputa!
-¿Por qué?
-Porque me parece que muchos van a parar a
arte incluso sin quererlo, ya que no creen conten
sino argumentar, a causa de su incapacidad para
minar lo que se dice distinguiendo especies; persi
la contradicción de lo que ha sido dicho, antes atentos
meramente a las palabras, recurriendo a argucias, no
a argumentos.
-Esto, en efecto, sucede a mucha gente; pero itam-
bién nos alcanza a nosotros en este momento?
b -Sin ninguna duda. Y corremos el riesgo de com-
prometernos, a pesar nuestro, en una contienda verbal.
-¿De qué modo?
-Atentos meramente a las palabras, muy virilmente
y al modo erístico, perseguimos la tesis de que a quie-
nes no poseen la misma naturaleza no corresponden las
mismas ocupaciones, sin que de ningún modo hayamos
examinado la especie de la diferencia o de la identidad
de la naturaleza, ni a qué apuntábamos al distinguirlas,
cuando atribuíamos diferentes ocupaciones a diferen-
tes naturalezas, y las mismas ocupaciones a las mismas
naturalezas.
-En efecto, no lo hemos examinado.
c -Por lo tanto, según da la impresión, no es lícito
preguntarnos si la naturaleza de los calvos y la de los reflexionado no es difícil.
peludos es la misma o si es contraria, y, si convenimos
en que es contraria, en caso de que los calvos sean zapa-
teros, no permitir que lo sean los peludos, y a la inversa.
-Pero eso sería ridículo -replicó Glaucón.
-¿Y acaso sería ridículo por algún otro motivo que
porque entonces no planteábamos la identidad y la dife- Pasaje de redacción oscura. Adoptamos, con Burnet, la lección
de la mayoría de los códices, bien que dejando el participio ónta que
rencia de naturaleza en todo sentido, sino sólo aquella
d especie de diversidad y de similitud relativa a las ocu-
alguna exclusiva de la mujer en lo que toca a la adrni- -Completamente de acuerdo.
nistración del Estado? -¿Hemos de asignar entonces todas las tareas a los
-¡Claro que sí! hombres y ninguna a las mujeres?
-Vamos, pues, le diremos nosotros, responde: ¿no -No veo cómo habríamos de hacerlo.
decías que el hombre bien dotado para algo difiere del -Creo que, más bien, diremos que una mujer es ap-
poco dotado en que el primero aprende fácilmente, el ta para la medicina y otra no, una apta por naturaleza
otro con dificultad, y en que uno, tras breve aprendiza- para la música y otra no.
je, se torna capaz de descubrir mucho más de lo que
ha aprendido, mientras el otro, con una instrucción lar-
ga y mucho estudio, no puede retener lo que se le ha
enseñado, y en que, en tanto que los miembros del cuer-
po del primero son servidores adecuados de su espíritu,
c los del segundo lo contrarían? ¿Es por estas cosas o
por otras por lo que distinguías al hombre bien dotado
para algo del poco dotado?
-Nadie dirá otras cosas.
-Ahora bien, ¿conoces alguna de las actividades que -Por ende, u ~ a
practican los seres humanos donde el sexo masculino
no sobresalga en todo sentido sobre el femenino? ¿O
nos extenderemos hablando del tejido y del cuidado de
los pasteles y pucheros, cosas en las cuales el sexo fe-
d menino parece significar algo y en la que el ser supera-
do sería lo más ridículo de todo?
-Dices verdad -contestó Glaucón-, pues podría de-
cirse que un sexo es completamente aventajado por el
otro en todo. Claro que muchas mujeres son mejores
que muchos hombres en muchas cosas; pero en general
es como tú dices.

las mismas ocupaciones?


-Las mismas.
-Absolutamente cierto.
-No hicimos, pues, leyes imposibles o que fueran
c meras expresiones de deseos, puesto que implantamos
la ley conforme a la naturaleza: sino que más bien lo
que se hace hoy en día es hecho contra naturaleza, se-
gún parece. 457a
-Parece, en efecto. -No puede ser de otro modo.
-¿Y no decíamos que nuestro examen debía versar -Por consiguiente, la prescripción que establecimos
sobre si esas nomas eran posibles y además las mejo-
res?
- ~ e b í a ' versar sobre eso.
-Ahora, que eran posibles, hemos estado de acuerdo.
-Sí.
-Lo que entonces debemos acordar después de eso
es que son las mejores.
-Evidentemente. de confiarse más a las mujeres que a los hombres,
-Ahora bien, con respecto al proceso en que se lle- a la debilidad de su sexo. En cuanto al varón que b
ga a ser mujer guardiana, no hay una educación para se ría por la desnudez de las mujeres, que se ejercitan
d el hombre y otra para la mujer, ya que es la misma en vista a lo mejor, «arranca antes de que madure el
naturaleza la que la recibe.
-No es distinta.
-Pues bien, ¿cuál es tu opinión sobre esto?
-¿Sobre qué? ompletamente de acuerdo.
-Sobre el concebir de tu parte a unos hombres me-
jores y a otros peores; ¿o tienes a todos por similares?
-De ningún modo.
-En el Estado que hemos fundado, ¿quiénes crees
que serán los mejores hombres: los guardianes que he-
mos formado con la educación que describimos, o los
zapateros que han sido instruidos en el arte de fabricar
calzado?
-Es ridículo lo que preguntas. -Pero dirás que no es grande cuando veas la que
-Comprendo -dije-. Y bien, jno son éstos los me-
e jores entre todos los ciudadanos? -Habla sobre ella, para que la vea.
-Y con mucho.
-¿Y sus esposas no serán las mejores de las mujeres?
-De esto y de las demás cosas precedentes -dije-, ,~mv-ie de todo
en mi opinión, se sigue esta ley.
-2 Cuál?
-Que todas estas mujeres deben ser comunes a to-
d dos estos hombres, ninguna cohabitará en privado con
ningún hombre; los hijos, a su vez, serán comunes, y
ni el padre conocerá a su hijo ni el hijo al padre.
-Esto despertará mucha mayor desconfianza que lo
otro, tanto en cuanto a su posibilidad como a su utilidad.
-Respecto de su utilidad no creo que se discuta que ciones les encomendamos que hagan.
el tener las mujeres en común y en común los hijos es
el bien supremo, si es que es posible; pero pienso que
la disputa sobre si es posible o no, será grande. seleccionaste a los hombres, así has de seleccionar a
e -Es sobre ambas cosas que se disputará. las mujeres, y se las darás, tanto cuanto sea posible,
-Lo que mencionas es una alianza de objeciones;
yo pensaba que escaparía a una de ellas, de modo que,
si opinabas que era algo útil, me quedaría sólo la de
si era posible o no.
-Intentando escaparte, sin embargo, no has pasado
inadvertido, sino que has de dar cuenta de ambos.
-Me someto al castigo -respondí-. Pero hazme el
458a siguiente favor: permíteme que me tome asueto tal co- ero no necesidades geométricas sino eróticas, que
mo la gente de espíritu ocioso acostumbra, homenajeán- ser más agudas que aquéllas respecto del per-
dose a sí misma, cuando camina sola. Pues sin duda
sabes que tales personas, antes de descubrir de qué mo-
do se realizará lo que desean, omiten la cuestión, para
no fatigarse deliberando acerca de si es posible o no:
considerando lo que quieren como algo ya real, dispo-
nen el resto y se deleitan pasando revista a lo que ha-
rán una vez cumplido su deseo, volviendo además a su al-
b ma, ya perezosa, más perezosa aún. También yo ahora en cuanto sea posible. Y serán sagrados los
me abandono a la flojera, y deseo posponer para des-
pués el examen de si lo que propongo es posible; por
ahora, si me lo permites, considerándolo como siendo -Pero jcómo han de ser los más beneficiosos? Di- 459a
melo, Glaucón, pues veo en tu casa perros de caza y
gran número de aves de raza: {has prestado atención,
por Zeus, a algo en sus apareamientos y procreacio- -Y era correcto lo que dijimos.
nes? -Pues entonces en los matrimonios y en las procrea-
-¿A qué te refieres? ciones esto que es correcto no será insignificante.
-Primeramente, entre ellos mismos, aun cuando sean -¿ Cómo?
de raza ¿no hay acaso algunos que llegan a ser mejores? -En vista de lo que ha sido c o n v e n i d o , - ~ r i o
-Los hay.
-¿Y haces pro del mismo modo, o po-
nes celo en que procreen los mejores?
-Para que procreen los mejores.
b -Y bien: ¿prefieres los más jóvenes, los más viejos
o los que están en la flor de la vida?
-Los que están en la flor de la vida.
-Y si no se procrean así, ¿crees que degenerará mu-
cho la raza de las aves y la de los perros? -Es muy correcto.
-Sí, por cierto. -Por lo tanto, instituiremos festivales en los cuales
-Y en cuanto a los caballos y a los demás animales, acoplaremos a las novias con los novios, así como sacri-
--
ipiensas que sucederá de otro modo? ficios, y nuestros poetas deberán componer himnos 460a
-No, sería insólito. adecuados a las bodas que se llevan a cabo. En cuanto
-iVálgame Dios! ¡Cuán necesario será que contemos al número de matrimonios, lo encomendaremos a los
con gobernantes sobresalientes, si ése es también el gobernantes, para que preserven al máximo posible la
caso respecto del género humano! misma cantidad de hombres, habida cuenta de las gue-
c -¡ES también el caso! Pero ¿por qué lo dices? rras, enfermedades y todas las cosas de esa índole, de
-Porque les será necesario echar mano a muchos modo que, en cuanto sea posible, nuestro Estado no se
remedios; creemos que incluso un médico mediocre bas- agrande ni se achique.
ta para cuerpos que no requieren remedios sino que es- -Bien.
tán dispuestos a someterse a un régimen. Pero cuando -Deberán hacerse ingeniosos sorteos, para que el
se debe administrar medicamentos, sabemos que hace mediocre culpe al azar de cada cópula, y no a los gober-
falta un médico más audaz. nantes.
-Es verdad, pero jrespecto de qué lo dices? -Sí.
-Respecto de esto: parece que los gobernantes de- -Y a los jóvenes que son buenos en la guerra o en r
ben hacer uso de la mentira y el engaño en buena canti- alguna otra cosa debe dotárselos de honores y otros pre-
d dad para beneficio de los gobernados; en algún momen- mios, y en especial de una más plena libertad para acos-
to dijimos l2 que todas las cosas de esa índole son úti- tarse con las mujeres, para que, al mismo tiempo, sirva
les en concepto de remedios. de pretexto para que de ellos se procree la mayor canti-
dad posible de niños.
En 111 389b. -Correcto.
-Y .cada vez que nazcan hijos, de ellos se encarga-
rán los magistrados asignados, sean éstos hombres o
mujeres o ambos a la vez; pues las magistraturas son
sin duda comunes a las mujeres y a los hombres.
-Sí.

para todos los matrimonios celebran tanto sa-


otes como sacerdotisas y el Estado íntegro para
e siempre nazcan de padres buenos hijos mejores, y

crianza, y de conducir a las madres a la guardería cuan-


d do estén con los pechos henchidos, poniendo el máximo
ingenio para que ninguna perciba que es su hijo; y si
ellas no tienen suficiente leche, la proveerán otras que
sí la tengan, y de éstas mismas cuidarán de modo que
amamanten un período razonable de tiempo; y en cuan-
to a las vigilias y otras penurias, las transferirán a las
nodrizas e institutrices. varón con su c
-¡Grandes facilidades para la crianza das a las es-
posas de los guardianes!
-Es lo que conviene -respondí-; pero prosigamos
con lo que nos hemos propuesto. Hemos dicho que se
debe engendrar los hijos en la flor de la vida.
-Es verdad.
e -jY no compartes mi opinión de que el período ra- SS& +,al!
zonable de tiempo de este florecimiento es de veinte años
en la mujer y treinta en el hombre?
-j Y cuándo ubicas
a los
r -Dices estas cosas razonablemente -dijo Glaucón-;
pero jcómo distinguirán entre sí los padres, las hijas d
y todo lo que acabas de decir?
-De ninguna manera; pero desde el día en que se
convirtió en novio, a toda criatura que nazca en el déci-
mo mes o en el séptimo después la llamará 'hijo' si es
macho, 'hija' si es hembra, y éstas a aquél 'padre'; del
?
mismo modo los hijos de éstos serán llamados 'nietos',
y éstos los llamarán 'abuelo' y 'abuela'; y los nacidos
en aquel tiempo en que sus madres y sus padres pro-
crearon se llamarán unos a otros 'hermanos' y 'herma-
S', por lo cual, como acabo de decir, no se tocarán
tre sí. Pero la ley permitirá que hermanos y herma-
nas cohabiten, si el sorteo así lo decide y la Pitia lo

-Esta es, pues, Glaucón, la comunidad de las muje-


res y de los niños con los guardianes de tu Estado. Aho-
ra, que es consecuente con el resto de la organización
política y que es con mucho lo mejor, es lo que en
seguida debemos confirmar por la argumentación. ¿O
haremos de otro modo?
462a -Así, por Zeus.

adece y el placer por el alivio de su dolor.


-El mismo, en efecto -repuso Glaucón-. En cuan-
o a lo que preguntas, el Estado mejor organizado polí-
icamente es el más similar a tal hombre.
-Más que cualquier otra cosa. -Si a uno solo de los ciudadanos, pues, le afecta -
-¿Y puede haber para un Estado un mal mayor que lgo bueno o malo, pienso que semejante Estado dirá, e
b aquel que lo despedaza y lo convierte en múltiple en on el máximo de intensidad, que es suyo lo que pade-
lugar de uno? e, y en su totalidad participará del regocijo o de la pena.
-No puede haber un mal mayor. -Es forzoso, si está bien legislado.
-¿No es entonces la comunidad de placer y dolor -Es hora -proseguí- de retornar a nuestro Esta-
lo que une, a saber, cuando todos los ciudadanos se re-
gocijan o se entristecen por los mismos casos de ganan-
cias o de pérdidas?
-Absolutamente de acuerdo. -Es necesario.
-¿Y no es la particularización de estos estados de -Bien; jexisten en los demás Estados gobernantes y 463a
ánimo lo que disuelve, cuando, ante las mismas afeccio- eblo, como existen en éste?
266 DIÁLOGOS R E P ~ B L I C Av 267

as. Pues sería ridículo limitarse a pronunciar e

- -¿Y 10s gobernantes unos a otros?


+

'" -Co-gobernantes.
- \ l ~-¿Y los nuestros?
',-CO-guardianes.
-¿puedes decirme si alguno de 10s gobern
otros Estados puede dirigirse a uno de 10s co-
dores como familiar, a Otro Como extraño?
-Sí, en muchos casos.

. -¿y habla de un familiar como teniéndolo Po


yo, y de un extraño como no suyo?
-Así es. nuestros ciudadanos no participarán más que
-¿Y en cuanto a tgs guardianes?
ellos cgue*$e d i r g _ g ~ w-gu
enrf~años? una comunidad del dolor y de la alegría?
268 DIÁLOGOS REP~BLICA v 269

suya respecto de un dolor o de un placer.


-Y lo convenimos rectamente.

ién dicha ley aporta este otro aspecto correc- 465a

modo, menos probable será que vaya a

mandar y castigar a todos los más jóvenes.

sino a otra, arrastrando uno hacia su propia casa


ha podido adquirir separadamente de los demá

niños distintos que, por ser privados, producen dolo


y placeres privados? ¿No tenderán, por el contrario,
270 DIÁLOGOS REP~BLICAv 271

c -De los más pequeños males de los cuales se de-


sembarazarán, titubeo en hablar, por no parecerme de-
coroso: la adulación de los ricos, siendo pobres; las difi-
cultades y penurias que prevalecen en la educación de
los niños y en la necesidad de hacer dinero para la in-
dispensable manutención de los servidores, llegando a
pedir p restado o a negar la deuda, procurándose de to-
do y entregándolo como depósito a esposas o servidores
para que lo administren; y cuantas cosas, querido mío,
padecen en torno a eso, que son evidentes, innobles y
no es digno de mencionar.
d -Evidentes inclusive para un ciego.
-Pues de todas esas cosas se desembarazarán y lle-
varán una vida dichosa, más dichosa quela de los ven-
cedores en los juegos olímpicos.
-2 Cómo?
-Es que éstos son llamados felices en virtud de una
equeña parte de lo que corresponde a los guardianes; era más que el todo 16.
la victoria de éstos es más bella, y más completo el sus-
o que reciben del erario público, ya que la victoria
que obtienen consiste en la salvación del Estado entero;
lugar de corona son provistos de alimento y cuan-
s cosas se necesitan para vivir ellos y sus hijos; mien-
ras viven, reciben honores por parte del Estado, y, tras
morir, un digno entierro.
-Dices algo muy bello.
-¿Recuerdas ahora -dije- que alguien -no sé
quién- nos sacudió con el argumento de que no hacía-
466a mos felices a los guardianes, y que pudiendo poseer to-
do lo de b s ciudadanos, no poseían nada? 15. Nosotros
contestamos que, si se daba el caso, ya volveríamos so-
bre el tema, pero que por el momento estábamos ha-
ciendo guardianes a los guardianes y al Estado como

15 Adimanto, en IV 419a s.
-¿Y piensas que tiene poca importancia, y que no c
vale la pena correr el riesgo, el que observen lo referen-
te a la guerra los niños que, cuando sean hombres, ha-
rán la guerra?
moviendo a interrumpirte. -No; tiene gran importancia con respecto a lo que
e -Porque, en lo concerniente a la guerra, es evidente dices.
el modo en que combatirán.
-i Cómo?
m -+:-- la guerra j u n t o ~ ~conducirb
y a ella
a 3 i i ~ - h y g s * ~ ~ a ? ~ @ ~ < + $ ~po s ,
hijos de los demás artesanos,.qn_ -¿Y no serán sus padres conocedores de las carnpa-
467a que deberán hacer una vez adultos; ñas militares y, en cuanto eso cabe a hombres, quienes
templarlos, prestar sus servicios y su-a
5_-._i..ri en todo
lo referente a la guerra, y auxiliar a sus padres y ma-
dres. 20 no te has percatado de lo que sucede en las -Es probable.
distintas artes, donde, por ejemplo, los hijos de los alfa- -En ese caso los conducirán a unas y tomarán pre-
reros pasan largo tiempo observando y ayudando antes cauciones en las otras.
de poner sus manos en la cerámica?
-Sí.
-¿Y han de ocuparse éstos de instruir a sus hijos
por medio de la experiencia y de la observación de las
cosas respectivas más que los guardianes?
-Sería ridículo, ciertamente.
-Además, todo animal combate de modo más sobre-
-Para prevenir tales cosas, querido amigo, es nece-
sario dar alas a los niños desde temprano, de modo que
puedan escapar volando cuando sea preciso.
-¿Qué quieres decir? e
-Hay que montarlos a caballo desde muy niños y,
e sólo se ha de procurar no correr una vez enseñados, se los conducirá cabalgando para
jamás peligro alguno? que observen, pero no sobre caballos de guerra ni fogo- %,
-De ninguna manera. sos, sino lo más veloces y mansos posible; así observa-"' Y \
-Y si algai.~a-%.wz-haa.-de
.&=e rá rán del modo más bello y seguro la tarea que les ea: '
.-
C ser^
e
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mejores?
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-Creo que hablas correctamente -dijo Glaucón. -Pero, además, de acuerdo con Homero, honraremos
468a -Ahora bien, en lo relativo a la guerra, jcómo se a cuantos de los jóvenes sean buenos. en las formas d
comportarán los militares entre sí y frente a los enemi- siguientes. Pues cuenta Homero que, habiéndose distin-
gos? {Te parece que es correcto lo que opino? guido Ayante por su valentía en la guerra lo homenajea-
-Dime qué es lo que opinas. ron con un lomo entero de res, en el pensamiento de
-El que de ellos abandone su puesto o arroje sus que ése era el homenaje apropiado para un hombre va-
armas jno será convertido, por causa de esa vileza, en liente y en la flor de la vida; con lo cual lo honraban
, artesano o labrador? y a la vez acrecentaban su fuerza 17.
-Completamente de acuerdo. -Sumamente correcto es lo que dices.
-Obedeceremos a Homero, entonces, al menos en
esto. Así, pues, en los sacrificios y en todo lo demás,
honraremos a los buenos guardianes, en la medida que
revelen ser buenos, con himnos y las otras cosas que $
acabamos de mencionar y, además, con sitiales de honor, u
carnes y copas llenas 18; para que, a la vez que los ho-%?
menajeamos, entrenemos corporalmente a los hombres
y mujeres buenos.
-A mí sí. -Es lo mejor.
-¿Y no le estrecharán la diestra? ue
-También eso. ri-
-Pero lo que sigue, pienso, no te parecerá ya bien.
-iQué
" cosa? -Más que cualquier otro.
e a cada uno-besado por cada uno -Y haremos caso a Hesíodo en eso de que, cuando
- w
mueren hombres de esta raza,
: -Eso más que todo lo demás -replicó Glaucón-. se vuelven demonios puros, terrestres, 469a
-,k, Y a la ley añado que, en tanto permanezcan en campa- buenos, apartadores del mal, guardianes de hombres de
-..h a , nadie se podrá rehusar a que él lo bese, si quiere;
l
[VOZ articulada 20.
a
a fin de que, si por casualidad ama a alguno, varón o
1 mujer, ponga más celo en obtener el premio a la valentía.
-Muy bien -asentí-. Y ya hemos dicho que, para
-Sin duda le haremos caso.

el buen guardián, se tendrán dispuestas mayor número


de bodas que para los demás, y que las elecciones de l7 Cf. II. VI1 321-322.
Cf. ibid VI11 161-162.
éstas serán más frecuentes para con él que para los l9 Cf. supra 111 415a.
demás, para que de él sea de quien se engendren más 20 Trabajos y Días 122-123. Al citar de memoria, Platón sustituye

hijos. el final del v. 123, «[guardianes] de hombres mortales», por el de los


-Lo hemos dicho. versos 109 y 143, «hombres de voz articuladan.
-Inquiriremos al dios, pues, sobre cómo y con qué cuerpo del muerto, cuando el verdadero enemigo se ha
distinción debe sepultarse a estos hombres demoníacos volado de 61 y lo que ha quedado es sólo aquello por
y divinos, y los sepultaremos del modo que indique el medio de lo cual combatía? ¿O crees que los que hacen
esto actúan de modo diferente a los perros que se enfu- e
recen contra las piedras que les son arrojadas, pero sin
tocar a quien las lanza?

jez o de cualquier otro modo, con cuantos en vida ha-


yan sido juzgados como sobremanera buenos.
-Es justo.
-Ahora bien; con respecto a los enemigos, ¿qué ha-
rán los soldados? d w todo las
-¿En qué aspecto? d go nos preocupa estar 470a
-En primer lugar, en lo que concierne a la esclavi- en buenas relaciones con los demás griegos; más bien te-
tud, ¿parece justo que los griegos esclavicen a Estados meremos que sea una ominosa mácula llevar al templo
griegos, o no deberían permitirlo incluso a ningún otro despojos de parientes, salvo que el dios diga otra cosa.
c Estado, y acostumbrarlos a respetar la raza griega, -Es lo más correcto.
previniéndose de ser esclavizados por los bárbaros? -En cuanto al asolamiento de los campos griegos
-En todo sentido importa que la respeten. y del incendio de sus casas, j c á m ~ ~ ~ b s a r & nsolda-
~Jos
-Por consiguiente, no adquirirán ellos mismos es-
clavos griegos, y aconsejarán a los otros griegos proce- ón, la oiré gustosamente.
der así. debe hacer ni una cosa ni
-Completamente de acuerdo -dijo Glaucón-. Más . ¿Quieres b
bien, deberían volverse contra los bárbaros, y abstener- que te diga qué es lo que tengo en vista?
se de combatir entre sí. -Claro que si.
-¿Y acaso está bien despojar a los muertos después -Me parece que, así como hay dos nombres para
d del triunfo, como no sea de las armas? ¿No es para designar, por un lado, a la guerra, y, por otro, a la dis-
los cobardes un pretexto para no ir al combate, como puta intestina, hay allí también dos cosas, según aspec-
si estuvieran haciendo algo necesario, quedándose en- tos diferentes. Las dos cosas a que me refiero son, por
corvados sobre el cadáver? Por lo demás, muchos ejér- una parte, lo familiar y congénere, y, por otra, lo ajeno
citos han sucumbido por causa de semejante rapacidad. y lo extranjero. A la hostilidad con lo familiar se le lla-
-Así es. ma 'disputa intestina' 2', a la hostilidad con lo ajeno
-¿Y no crees que es propio de una codicia servil 'guerra'.
el pillaje de un cadáver, y que es propio de una mente
mezquina y afeminada considerar como adversario al 2' Nosotros diríamos *guerra civil*.
-No es nada inapropiado lo que dices.
c -Mira ahora si es apropiado lo que sigue. Afirmo,
en efecto que la raza griega es familiar y congénere res-
pecto de sí misma, ajena y extranjera respecto de la
raza bárbara.
-Muy apropiado.
-Entonces, si los griegos combaten contra los bár- -Consiguientemente, litigarán
. ..
como q u i*--
e n e s h de
^--r..-L\1 _I

baros y los bárbaros contra los griegos, diremos que reconciliw


por naturaleza son enemigos, y a esa hostilidad la lla-
maremos 'guerra'. En cambio, cuando combaten grie- -Entonces los enmendarán...- -- ' amistosamente,, sin Lle-
gos contra griegos, habrá que decir que por naturaleza g a ~ ~ ~ ~ esclavitud i Y ' ol con a el exteqninio,
son amigos y que Grecia en este caso está enferma y y a i s -sofa- d & f a ~ r e ~ ; y q , k a e k i ' g ~ ~ .
d con disensiones internas, y a esa hostilidad la denomi- -De ese modo, en efecto.
naremos 'disputa intestina'. -Por ser griegos, no depredarán la Hélade ni pren-
-Estoy de acuerdo en considerarlo así. derán fuego a las casas, y no aceptarán que, en cual-
-Observa ahora, cuando ocurre algo de esta índole quier Estado, todos, hombres, mujeres y niños, sean sus
que hemos konvenido en llamar 'disputa intestina', en
la que el Estado se divide en facciones, y cada una de
éstas devasta los campos de la otra e incendia sus ca-
sas, cómo la disputa intestina parece abominable y nin-
guna de las facciones patriotas; si no, no habrían some-
tido a su madre y nodriza 22 a tales estragos. Lo que
e parece razonable es que los vencedores quiten los fru-
tos a los vencidos, de modo que pueda pensarse que ben tratar nuestros ciudadanos a sus adversarios, y a
se reconciliarán y no estarán combatiendo siempre. e tratan unos a otros.
-Y esa actitud será más noble que la otra. y, entonces, qu-
-Bien; (no es un Estado griego el que fundas?
-Necesariamente.
-Entonces, ¿los suyos serán hombres buenos y ableceremos, y damos esta ley por buena,
nobles?
-Por cierto que sí. que si se te permite seguir hablando de estas cosas, ja-
-¿Y no serán helenófilos, que considerarán como más te acordarás de lo que anteriormente hiciste a un
propia la Hélade, y no compartirán el culto religioso lado para hablar de todo esto: si es posible que llegue
con los demás griegos? a existir tal organización política y de qué modo es po-
sible. Por cierto que, si llegase a existir, el Estado con-
22 Cf. 111 414e. taría con todas esas bondades. Y menciono otras que
d has omitido: combatirían como los mejores contra los -Con miras a un paradigma, pues, buscábamos la
enemigos, y, menos que nadie, se abandonarían los unos justicia misma, y el hombre perfectamente justo, si po-
a los otros, al reconocerse y darse los nombres de her- día existir, y lo mismo con la injusticia y el hombre
manos, padres e hijos; y, si el sexo femenino se añadie- completamente injusto, para que, dirigiendo la mirada
se en las expediciones militares, ya fuera en la primera hacia éstos, se nos revelaran en lo que hace a la felici-
fila o bien ordenado más atrás, con el fin de infundir dad y a la desgracia y nos viéramos constreñidos a conve-
temor al enemigo y de servir de reserva si es preciso, nir, respecto de nosotros mismos, que quien sea más d
bien sé que en ese sentido serían por completo irresisti- semejante a ellos tendrá un destino semejante al suyo..
bles. Y veo que has omitido aquellas bondades de que No con miras a demostrar que es posible que lleguen
e disfrutan en paz. Pero yo admito todas ellas y mil otras, a existir.
si esa organización política llega a existir, por lo que -En esto dices verdad.
no hables ya más de ésta, sino intentemos convencer- -¿Piensas, acaso, que un pintor que ha retratado
nos nosotros mismos de que es posible y cómo es posi- como paradigma al hombre más hermoso, habiendo tra-
ble, y despidámonos del resto. ducido en el cuadro todos sus rasgos adecuadamente,
472a -Repentinamente -dije- has asaltado mi exposi- es menos bueno porque no puede demostrar que seme-
ción, sin perdonarme que divagara. Tal vez no te das jante hombre pueda existir?
cuenta de que, cuando apenas he esquivado las dos pri- -¡Por Zeus que no!
meras olas, ahora me conduces frente a la tercera, que -¿Y no diremos que también nosotros hemos pro-
es la más grande y la más peligrosa. Después de que ducido en palabras un paradigma del buen Estado? e
la hayas visto y oído, serás más indulgente conmigo, -Ciertamente.
pcqque con razón yo titubeaba y temía exponer e inten- -Pues entonces, ¿piensas que nuestras palabras so- 1
tar el examen de un argumento tan paradójico. bre esto no están tan bien dichas, si no podemos de- P
-Cuantas más cosas de esa índole digas -replicó mostrar que es posible fundar un Estado t
b Glaucón-, menos te librarás de exponernos de qué que decimos?
modo es posible que aquella organización política exis- -Claro que no.
ta. Habla, pues, y no pierdas tiempo. -Por consiguiente, eso es lo cierto; ahora, si, para
-Pues bien, ante todo cabe recordar que llegamos complacerte, debo poner celo en demostrar de qué mo-
a este punto indagando qué es la justicia y la injusticia. do y en qué sentido es posible al máximo, respecto de
-Cabe, en efecto, pero ¿por qué lo dices? tal demostración me has de conceder lo mismo.
-Por nada. Pero, si descubrimos qué es la justicia, -¿Qué?
¿consideraremos que en nada debe diferir el varón jus- -¿Se puede poner en práctica algo tal como se di- 473a
c to de ella, sino ser en todo sentido de la misma indole ce? ¿O no es acaso que la praxis, por naturaleza, alcan-
que la justicia, o bien nos contentaremos con que se za la verdad menos que las palabras? Podría parecer
aproxime al máximo posible y participe de ella más que que no, pero tú ¿lo concedes o no?
los demás? -Lo concedo.
-Con esto nos contentaremos.
-No me obligues, entonces, a que muestre cómo lo eso se producirá, en la medida de lo posible, ni verá
que deicribo con el discurso debe realizarse en los he- la luz del sol, la organización política que ahora acaba-
chos completamente; pero si llegamos a ser capaces de mos de describir verbalmente. Esto es lo que desde ha-
descubrir cómo se podría fundar el Estado más próxi- ce rato titubeo en decir, porque veía que era un modq
b mo a lo que hemos dicho, debes decir que hemos descu- de hablar paradójico; y es difícil advertir que no hay
bierto lo que demandas: que tales cosas pueden llegar otra manera de ser feliz, tanto en la vida privada como
a existir. ¿No te contentarás si arribamos a eso? Por
mi parte me conformaría.
-Yo también -respondió Glaucón.

ficantes, se quitarán sus mantos, por así decirlo, y, des-


pojados de éstos, cogerán la primera arma que tengan
a mano, dispuestos a hacer cualquier barbaridad; de mo-

c * " m m - ~ p T t ~ m e n t de
e acuerdo. no eres tú el culpable de esto? -me
-Con un solo cambio, creo, podría mostrarse que
se produce la transformación, aunque no sea un cam-
bio pequeño ni fácil, pero posible. que te defenderé tanto como pueda; y lo que puedo es
-¿Cuál es? poner buena voluntad y alentarte; y tal vez yo sea más
-He arribado a lo que hemos comparado con la más complaciente que otros para responderte. Ahora, pues, b
grande ola. Sin embargo hablaré, aunque, como una ola que estás provisto de semejante ayuda, trata de demos-
de carcajadas, me sumerja sin más en el ridículo y en
el desprecio. Examina lo que voy a decir.
-Habla.
d ! -A menos que los filósofos reinen en los Estados,
D los que ahora son llamados reyes y gobernantes filo- mencionado, determinar a qué filósofos aludimos cuan-
sofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en do nos atrevimos a afirmar que ellos deben gobernar,
$una misma persona el poder político y la filosofía, y de modo que, distinguiéndolos, podamos defendernos,
-:i 2 que se prohíba rigurosamente que marchen separada- mostrando que a unos corresponde por naturaleza apli- c
- i mente por cada uno de estos dos caminos las múltiples carse a la filosofía y al gobierno del Estado, en tanto
: naturalezas que actualmente hacen así, no habrá, queri- a los demás dejar incólume la filosofía y obedecer al
do Glaucón, fin de los males para los Estados ni tam-
e poco, creo, para el género humano; tampoco antes de -Es la hora de determinarlo.
R E P ~ B L I C Av 285

-Vamos entonces, sígueme, si es que de un modo -En cuanto a los que aman los honores, pienso que
u otro soy un guía adecuado. percibes que, si no pueden llegar a ser generales, son
-Guíame. capitanes. Y si no son honrados por los hombres más
-¿Debo recordarte yo o te acuerdas tú de que, cuan- grandes y más solemnes, s'e contentan con que los hon-
$
. 8 do afirmamos que alguien ama alguna cosa, si habla-
ren hombres más pequeños e insignificantes, porque de
mos correctamente, debe quedar bien en claro que no que se los honre.
está amando una parte sí, otra parte no, de su objeto,
. sino que está queriéndolo íntegro? o niegalo: cuando decimos que
d -Parece que me lo tendrás que recordar, pues yo una persona está ansiosa de algo, ¿declararemos que
no me doy cuenta en absoluto. lo ansía en forma íntegra? ¿O acaso una parte sí, una
-A otro, no a ti, convendría, Glaucón, decir lo que
dices. Porque a un varón amoroso no le conviene olvi-
dar que todos los que están en la flor de la juventud sabiduría o filósofo, 2 diremos
de algún modo aguijonean y excitan al amante de los no anhela la sabiduría en parte sí, en parte no, sino
jóvenes, y parecen todos dignos de sus cuidados y de
su efusividad. ¿O es que obráis de otro modo con los
jóvenes bellos? Si uno es de nariz chata, es elogiado -Y de aquel que no le gusta estudiar, sobre todo
por vosotros y llamado 'gracioso'; si otro es de nariz mientras es joven y no cuenta aún con razón para deci-
e aguileña, decís que es 'real'; y del que la tiene interme- dir si eso es útil o no, no diremos que es amante del
dia entre las otras, que es 'muy proporcionada'; que estudio o que es filósofo 23, como tampoco del que sien-
los morenos se ven 'viriles' y los blancos 'hijos de los te aversión por los alimentos hemos de decir que tiene
dioses'. ¿Y piensas que esa expresión, 'amarillo como entos, ni que es voraz, sino que
la miel', es otra cosa que una invención eufemística de
un amante que disimula la palidez de su amado, si éste -Y hablaremos correctamente.
está en la flor de la juventud? En una palabra, alegáis -En cuanto a aquel que está rápidamente dispuesto
475a todos los pretextos y emitís todos los sonidos para no a gustar de todo estudio y marchar con alegría a apren-
soltar a ninguno de los que están en la primavera de der, sin darse nunca por harto, a éste con justicia lo
la vida. llamaremos 'filósofo'.
-Si quieres decir que los amantes obran así, tomán- -Pues en ese caso tendrás mucha gente de esa índo-
dome por ejemplo, estoy de acuerdo, en beneficio del le y muy extraña -dijo Glaucón-; en efecto, todos los
argumento. que aman los espectáculos con regocijo por aprehen-
-Y los que aman el vino, ¿no ves que obran del mis-
mo modo, saludando todo tipo de vino con cualquier 23 Nos permitimos duplicar la palabra philósophos en la traduc-
pretexto? ción, para la mejor comprensión de su sentido en el contexto. En los
-Es cierto. demás casos de palabras que comienzan con phzl- traducimos *amante
der, me parece a mí, son de esa índole; y aún más insó-
litos son los que aman las audiciones, al menos para
ubicarlos entre los filósofos, ya que no estarían dispues-
tos a participar voluntariamente de una discusión o de a índole; pero su pensamiento es incapaz de divisar
un estudio serio; antes bien, como si hubiesen arrenda- aturaleza de lo Bello en sí y de deleitarse con ella.
'
do sus oídos, recorren las fiestas dionisíacas para oír
todos los coros, sin perderse uno, sea en las ciudades, En cambio, aquellos que son capaces de avanzar
sea en las aldeas. A todos estos aprendices y otros se- lo Bello en sí y contemplarlo por sí mismo, jno
e mejantes, incluso de artes menores, ¿llamarás 'filósofos'?
-De ningún modo -respondí-, más bien 'pareci-
dos a filósofos'.
-Entonces,* llamas 've
'.U xr .
-a"
-S&->?

-De ningún modo sería fácil con otro, pero pienso


que tú vas a estar de acuerdo conmigo en esto.
-¿Qué cosa?
-Que, puesto que lo Bello es contrario de lo Feo,
son dos cosas.
476a . -¡Claro!
-Y que, puesto que son dos, cada uno es un
i -También eso está claro.
, -Y el mismo discurso acerca de lo Justo y de lo
'~njusto,de lo Bueno y de lo Malo y todas las Ideas: ca-
\da una en sí misma es una, pero, al presentarse por
:doquier en comunión con las acciones, con los cuerpos
y unas con otras, cada una aparece como múltiple.
-Hablas correctamente.
-En este sentido, precisamente, hago la distinción,
apartando a aquellos que acabas de mencionar, aman-
tes de espectáculos y de las artes y hombres de acción,
b de aquellos sobre los cuales versa mi discurso, que son
los únicos a quienes cabría denominar correctamente
'filósofos'.
-¿Qué quieres decir?
jaremos de ver que sabe algo? «Pero dinos: jel que cono- Pero antes me parece, más bien, que debemos distin-
ce, conoce algo o no conoce nada?, Respóndeme en lu- guir algo.
gar suyo. -2 Qué?
-Responderé que conoce algo. -Afirmamos que los poderes son un género de co- c
4h *- j ~ l g o que es O algo que no es?
sas gracias a las cuales podemos lo que podemos noso-
tros y cualquier otra cosa que puede. Por ejemplo, cuento
entre los poderes la vista y el oído, si es que compren-
des la especie a que quiero referirme.
-Sí, comprendo.
-Escucha lo que, con respecto a ellos, me parece. i
No veo en los poderes, en efecto, ni color ni figura ni "
nada de esa índole que hallamos en muchas otras co- i
no es, ¿no se situará entremedias de lo que es en forma sas, dirigiendo la mirada a las cuales puedo distinguir 1
pura y de lo que no es de ningún modo? por mí mismo unas de otras. En un poder miro sólo d "2
a aquello a lo cual está referido y aquello que produce, 1
y de ese modo denomino a cada uno de ellos 'poder', i:
y del que está asignado a lo mismo y produce lo mismo
considero que es el mismo poder, y distinto el que está
b asignado a otra cosa y produce otra cosa. Y tú .c'omo
procedes ?
-De acuerdo en esto. -Del mismo modo.
-Ahora bien, ¿llamamos a algo 'opinión'? -Volvamos atrás, entonces, mi excelente amigo. i Di-
-¡Claro!
-¿Es un poder distinto que el del conocimiento cien-
tífico, o el mismo?
-Distinto. -¿Y la opinión es un poder o la transferiremos a e
"
1
7
*1
-<
, i.-wUrjw

p ~y
-Así pues, l a s p i a k ó n c ~ r r e s cosa ~ el o t w e c i e?
co&~trrc&ntífic_~ara. uello con lo c" ~ k ~ w d e -
-*a-**%*,@--'-*

-Así es.
-Y al corresponder por naturaleza el conocimiento
científico a lo que esz4,jno conoce cómo es el ente? 1 conocimiento científico y la opinión no son lo mismo.

z4 Traducimos en general to óri por rlo que es* (reservamos *el


ser. para el infinitivo sustantivado to efnai). Sólo en frases como la
que sigue inmediatamente vertimos ael enter, para que no parezca un
juego de palabras.
-Sí, distinta. .
diWP,e&4asig ---~,mm-

-Necesariamente.
-Y tal vez el conocimiento científico está por natu- -Así parece.
raleza asignado al ente, de modo que conozca cómo es. -¿Está entonces más allá de ambos, sobrepasando
-Sí. al conocimiento en claridad y a la ignorancia en
-La opinión, en cambio, decimos que opina. oscuridad ?
-Así es.
-¿Y conoce lo mismo que el conocimiento científi-
co? ¿Y lo mismo será cognoscible y opinable, o es impo-
sible esto?
-Es imposible -respondió Glaucón-, dado lo que d

b.
-L

ble será algo distinto de lo que es.


-Distinto, en efecto.
i
-¿Se opina entonces sobre lo que no es, o es impo-
j
I sible opinar sobre lo que no es? Reflexiona: aquel que
/ opina tiene una opinión sobre algo. ¿O acaso es posible -Correcto.
opinar sin opinar sobre nada?

obre

-Sí.
C

-Enteramente de acuerdo.

-Y hemos procedido correctamente.


292 DIÁLOGOS REP~BLICA v 293

479a -

de espectáculos que de ningún modo tolera que se le


diga que existe lo Bello único, lo Justo, etc. excelente
amigo., le diremos, .de estas múltiples cosas bellas. ¿hay
alguna que no te parezca fea en algún sentido? de
las justas, alguna que no te parezca injusta. Y de las
santas una que no te parezca profana?..
b -NO, necesariamente las cosas bellas han de pare-
cer en algún sentido feas, y así como cualquier Otra de
las que preguntas.
-¿y las múltiples cosas dobles? ¿Parecen menos la
mitad que el doble?
-No.
-y de las cosas grandes y las-pequeñas, las livianas

. tes, y a la adivinanza infantil del eunuco y del tiro al


murciélago, en que se da a adivinar con qué le tira y
-¿Qué diremos, en cambio, de los que contemplan
las cosas en sí y que se comportan siempre del mismo
sobre qué está posando 27. Estas cosas también se pu modo, sino que conocen, y que no opinan?
-También es necesario esto.
26 Seguimos a Shorey en la licencia de subrayar el *es* @ el un
es*) de la oración principal para ayudar al lector a evitar la confusió le Y no le alrojó una piedra que no era piedra,. L~~ palabras
con el «es, de la oración de relativo. claves son *eunuco., umurciéiagon, «cañau,
27 Según el escoliasta (GREENE, 235) la adivinanza respectiva po- pómez,, con las
que J-C reconstruyen la solución: uun eunuco vio imperfectamente un
dría ser ésta: uadivinanza: un hombre que no era hombre1 vio y no
posado en una caña y le arrojó, sin acertarle, una piedra
vio a un pájaro que no era pájaro,/ posado en un leño que no era leño,/
-¿Y no añadiremos que éstos dan la bienvenida y
480a aman aquellas cosas de las cuales hay conocimiento y
aquéllos las cosas de las que hay opinión? ¿O no nos
acordamos de que decíamos que tales hombres aman
y contemplan bellos sonidos, colores, etc. pero no tole-
ran que se considere como existente lo Bello en sí?
-Sí, lo recordaremos.
-¿Y cometeremos una ofensa si los denominamos
'amantes de la opinión' más bien que 'filósofos'? ¿Y se
encolerizarán mucho con nosotros si hablamos así?
-No, al menos si me hacen caso; puesto que no es
lícito encolerizarse con la verdad.
dan
n sí,
y_>n*~+h,mates de, la-~pinión'.
-Completamente de acuerda. extenso y de alguna manera fatigoso.
-Tal vez no habría sido fácil a través de uno breve.
-Parece que no; y creo que se nos habría revelado
mejor aún si hubiésemos tenido que hablar acerca de
eso sólo, y no tener que entrar a detallar las muchas
cosas que quedan para advertir en qué se diferencia la
b

e aquí algo que es claro: si el guardián que cus-


o que sea debe ser ciego o de vista aguda.
-¿Y cómo no ha de ser claro? ieat~.y'que no deambula sometida a la generación y
a hgcm-gpción. --
-Convengámoslo.
-Y además que -ra, sin rechazar parte
digma manifiesto, ni sgccmaxaces, como un pintor, de alguna de ella, sea pequeña o grande, más honorable
dirigir
- la mirada hacia lo más verdadero y, remitiéndo- o más despreciable, tal como anteriormente describimos
se a ello sin cesar, respecto de los que aman los honores y de los enamora-

Hablas correctamente.
Después de eso examina si los que han de ser c
servarlas con tal como decimos t x e a a n en su naturaleza con algo
más. \
-¿Instituiremos a éstos como guardianes más bien
que a aquellos que, conociendo lo que es cada cosa, no
les falta en cuanto a experiencia nada respecto de és-
tos, ni tampoco les van a la zaga en cuanto a la excelen- -Probablemente.
cia en ninguno de sus aspectos? -No sólo es probable, querido amigo, sino también
-Sería absurdo -dijo Glaucón- escoger a otros, si completamente necesario que quien es amoroso por na-
no les falta nada en las restantes cosas, ya que los turaleza ame a todo lo que es congénere y emparentado
sobrepasan en cuanto a lo que es prácticamente más con las cosas que ama.
importante, como el conocimiento de lo que es cada -Correcto.
cosa.
-Y lo que tenemos que decir ahora es de qué modo
podrán alcanzar las restantes cosas a la vez que la
principal.
-Completamente de acuerdo. d
-Como decíamos al comenzar esta argumentación,
en primer lugar es necesario aprehender su naturaleza;
y pienso que, si nos ponemos de acuerdo suficientemen- aprende-ire desde mu
te sobre ella, concordaremos también en que tales hom-
bres pueden alcanzar esas cosas, y en que no deben ser -Absolutamente.
otros que éstos los jefes de Estado. -Pero además sabemos que, cuando a alguien lo
-¿De qué modo? arrastran fuertemente los deseos hacia una sola cosa,
se le tornan más débiles las demás, como una corriente
que es canalizada hacia allí.
-Es cierto.
-Y en__q&en que -También esto: al observar el alma del filósofo y
c-ocirniepto, y hacia to la del que no lo es, examina si ya desde temprano es
ciernen al placer del alma misma y por sí misma &n- justa y mansa, o insociable y salvaje.
si es que ha de ser filó- -Completamente de acuerdo.
modo artificial. -Pero pienso que tampoco dejarás de lado lo si- c
-Gmpletamentenecssw&. guiente.
-u---n hGm%Z"seihe
rmxb,a,am~nte G-1&
ningún
por las -Si aprende fácilmente o con dificultad. ¿O esperas
cuales se p o " i r ~ ~ ~ n < e g las
u i riquezas,
r con todo que alguna vez alguien puede querer como es debido
su derroche, hacen que a él menos que a ningún otro lo que hace, si al hacerlo se mortifica y penosamente
convenga esforzarse en obtenerlas. alcanza magros resultados?
-Así es. -No.
-Y aún hay que examinar lo siguiente, si vas a -Y si no pudiera retener nada de lo que aprendió,
discernir la naturaleza del filósofo de la del que no olvidándose de todo, ¿sería posible que no quedara
lo es. vacío de conocimientos?
-¿Qué cosa? -No sería posible.
-Que no se te oculte nada que tenga parte en lo -Y si trabaja en vano, ¿no piensas que necesaria-
servil; porque la mezquindad es, sin duda, lo más opues- mente terminará por odiarse a sí mismo y a semejante
to a un alma que haya de suspirar siempre por la totali- trabajo?
dad íntegra de lo divino y lo humano.
-Una gran verdad.
-Y aquel espíritu al que corresponde la contempla-
ción sublime del tiempo todo y de toda la realidad, ipien-
sas que puede creer que la vida humana es gran cosa?
-Es imposible. -¿Y no diríamos menos que la naturaleza que es
1 -¿Y acaso semejante hombre considerará que la extraña a la Musa y a la buena forma no empuja hacia
muerte es algo temible? ninguna otra parte que a la desmesura?
-Ni en lo más mínimo. -Sin duda.
-Entonces, a-u~n&u&z~~.o -¿Pero la verdad es congénere de la desmesura o
corresponde_t w a r pa.rte,,según -Rare_e,"_en, de la mesura?
d& f ilos,afia. -De la mesura.
-Creo que no.
-En cuanto al varón ordenado que no ama las ri-
quezas y no es servil ni jactancioso ni cobarde, ¿puede
llegar a ser. difícil de tratar o injusto?
-No.
-No podría ser de otro modo. tas, pero que en los hechos se ve que cuantos se abocan
e -Bien. ¿Y no crees que estas cualidades que hemos a la filosofía, no adhiriéndose simplemente a ella con
descrito son necesarias y se siguen una de otra para miras a estar educados completamente y abandonán-
el alma que va a aprehender de modo suficientemente dola siendo aún jóvenes, sino prosiguiendo en su ejer- d
perfecto lo que es? cicio largo tiempo, en su mayoría se convierten en indi-
487a -Sí, son necesarias al máximo. viduos extraños, por no decir depravados, y los que pa-
-¿Has de censurar entonces a una ocupación que recen más tolerables, no obstante, por obra de esta
no se puede practicar como es debido si no se está por ocupación que tú elogias, se vuelven inútiles para los
naturaleza dotado de memoria, facilidad para aprender, Estados.
grandeza de espíritu y de gracia y no se es amigo y con- Y una vez que lo escuché, dije:
génere de la verdad, de la justicia, de la valentía y de -¿Y piensas que los que hablan así mienten?
la moderación? -No sé, pero con gusto oiría tu opinión.
-No, ni Momo ' censuraría algo por el estilo. -Oirías, pues, que me parece que dicen la verdad.
-¿Y no es sólo a estos hombres, una vez perfeccio- -¿Cómo, entonces, ha de estar bien dicho que no e
nados por la educación y por la edad, que encomenda- cesarán los males para los Estados antes de que en ellos
rás el Estado? gobiernen los filósofos, cuando venimos a reconocer que
b En ese punto intervino Adimanto. les son inútiles?
-Nadie, oh Sócrates -dijo-, podría contradecirte. -Para contestar la pregunta que haces necesito de
Pero a los que escuchan en cada ocasión lo que dices una comparación.
les pasan cosas como ésta: estiman que es por su inex- -iY claro, tú no acostumbras, creo, a hablar con
periencia en interrogar y responder por lo que son des- imágenes!
viados un poco por obra del argumento en cada pregun- -Bueno, te burlas tras haberme arrojado en un asun-
ta, y, al acumularse al final de la discusión estos peque- to difícil de demostrar. Escucha ahora la imagen, para 488a
ños desvíos, el error llega a ser grande y aparece con- que puedas ver cuánto me cuesta hacer una compara-
tradiciendo lo primero que se dijo. Y así como en el ción. Tan cruel es el trato que los Estados infligen a
juego de fichas los expertos terminan por bloquear los hombres más razonables, que no hay ningún otro
c a los inexpertos, que no tienen dónde moverse, así tam- individuo que padezca algo semejante. Por eso, para po-
bién ellos acaban por quedar bloqueados, sin tener qué der compararlos y defenderlos, deben reunirse muchas
decir, por obra de este otro juego de fichas que no se cosas, a la manera en que los pintores mezclan para
juega con guijarros sino con palabras, aunque la ver- retratar ciervos-cabríos y otros de esa índole. Imagína-
dad no gane más de ese modo 2 . Digo esto mirando al te que respecto de muchas naves o bien de una sola
caso presente; pues ahora podría decirse que de pala- sucede esto: hay un patrón, más alto y más fuerte que
bra no se puede contradecirte en cada cosa que pregun- todos los que están en ella, pero algo sordo, del mismo b
modo corto de vista y otro tanto de conocimientos náu-
Momo era el dios del reproche, la censura y la burla. ticos, mientras los marineros están en disputa sobre el
Cf. nota 7 al libro 1. gobierno de la nave, cada uno pensando que debe pilotar
él, aunque jamás haya aprendido el arte del timonel y
no pueda mostrar cuál fue su maestro ni el tiempo en
que lo aprendió; declarando, además, que no es un arte
que pueda enseñarse, e incluso están dispuestos a des-
cuartizar al que diga que se puede enseñar; se amonto-
nan siempre en derredor del patrón de la nave, rogán-
dole y haciendo todo lo posible para que les ceda el ti-
món. Y en ocasiones, si no lo persuaden ellos y otros
sí, matan a éstos y los arrojan por la borda, en cuanto eso no a los hombres razonables sino a quienes no recu-
al noble patrón, lo encadenan por medio de la mandrá- rren a ellos. Porque no es acorde a la naturaleza que
gora, de la embriaguez o cualquier otra cosa y se ponen el piloto ruegue a los marineros que se dejen gobernar
a gobernar la nave, echando mano a todo lo que hay
en ella y, tras beber y celebrar, navegan del modo que
es probable hagan semejantes individuos; y además de verdaderamente
eso alaban y denominan 'navegador', 'piloto'y 'entendi-
do en náutica' al que sea hábil para ayudarlos a gober-
nar la nave, persuadiendo u obligando al patrón en tan-
to que al que no sea hábil para eso lo censuran como
inútil. No perciben que el verdadero piloto .necesaria-
mente presta atención al momento del año, a las esta-
ciones, al cielo, a los astros, a los vientos y a cuantas
cosas conciernen a su arte, si es que realmente ha de blar, y a los que aquéllos decían 'inútiles' y 'charlatanes
ser soberano de su nave; y, respecto de cómo pilotar de las cosas que están en lo alto' con los verdaderos
con el consentimiento de otros o sin él, piensan que no pilotos, no te equivocarás.
es posible adquirir el arte del timonel ni en cuanto a -Correcto.
conocimientos técnicos ni en cuanto a la práctica. Si -De aquí y en estas circunstancias no es fácil que
suceden tales cosas en la nave, jno estimas que el ver- la ocupación más excelente sea tenida en alta estima
dadero piloto será llamado 'observador de las cosas que por los que se ejercitan en sentido contrario; pero la d
489a están en lo alto', 'charlatán' e 'inútil' por los tripulan- mayor calumnia y la más violenta hacia la filosofía so-
tes de una nave en tal estado? breviene por obra de quienes dicen ocuparse de ella,
-Ciertamente -respondió Adimanto. y que, según lo que afirmas, hacen decir al que acusa
-Y no pienso que debas escrutar mucho la compa- a la filosofía que la mayoría de los que se ocupan de
ración para ver que tal parece ser la disposición de los ella son depravados, y que los más razonables son in-
Estados hacia los verdaderos filósofos, ya que entien- útiles, cosa en que yo convine contigo que era verda-
des lo que digo.
-Así es.
-¿Hemos expuesto entonces la causa de la inutili- -Pero si la verdad es la que lo conduce, pienso, no
dad de los filósofos razonables? podremos decir que la sigue un coro de males.
-Por cierto que sí. -¡Claro que no!
-¿Quieres que, a continua -Más bien diremos que la sigue un carácter sano
que es forzosa la
e-" --.Rerversi&d
"--*-- y justo, al cual se acopla también la moderación.
y que tratemos de rpst-mr;- e a -Y lo diremos correctamente.
e qrte. Xa..culpg m. gsadQli,xl.asfilosofía? -¿Qué necesidad hay entonces de poner en el orden
-Completamente de acuerdo. forzoso, nuevamente desde el principio, el resto del co-
-Ahora hablemos y oigamos recordando aquel pun- ro correspondiente a un alma filosófica? Recuerda que
to en que describíamos cómo debe ser necesariamente encontramos que le convenía la valentía, la facilidad de
la naturaleza del que va a sePsua_ha,mxe de real valía. aprender, la memoria; y cuanto objetaste que cualquiera
490a Si lo recuerdas, en primer lugar, &hí,s_cocducido se vería forzado a estar de acuerdo en lo que decíamos, d
la- pero que, si dejábamos de lado las palabras y dirigía-
ue mos la mirada a la gente sobre la que versaba el discur-
so, podría decirse que se ve que de ellos unos son inúti-
-Así era, en efecto, lo que decíamos. les y la mayoría perversos de toda perversión; hemos
-¿Y no es eso completamente contrario a la opinión arribado ahora, en el examen de la causa de esta ca-
que generalmente se tiene de él? lumnia, a la pregunta de por qué la mayoría son perver-
-Sin duda. sos; y es en vista a eso que retomamos nuevamente la
-¿Y no nos defenderemos razonablemente si deci- tarea de delimitar la naturaleza de los verdaderos filó-
mos que el que ama realmente aprender es apto por sofos.
naturaleza para aspirar a acceder a lo que es, y no se -Así es. e
queda en cada multiplicidad de cosas de las que se opi- -Debemos entonces observar la corrupción de se-
na que son, sino que avanza sin desfallecer ni desistir mejante naturaleza tal como se produce en la mayoría,
de su amor antes de alcanzar la naturaleza de lo que y a la que escapan pocos, los cuales no son llamados
es cada cosa, alcanzándola con la parte del alma que 'perversos' sino 'inútiles'; y, después de eso, observar
corresponde a esto (y es la parte afín la que corresponde), cuál es la naturaleza de las almas que imitan la natura-
por medio de la cual se aproxima a lo que realmente leza filosófica y se abocan a tal ocupación, arribando 491a
es y se funde con esto, engendrando inteligencia y a una ocupación que las sobrepasa y de la que no son
verdad, y obtiene conocimiento, nutrición y verdade- dignas, por lo cual cometen equivocaciones por doquier
ra vida, cesando entonces sus dolores de parto, no y así por doquier y entre todos los demás hombres en-
antes? dosan a la filosofía la reputación de la que hablas.
-Sería la defensa más razonable. -¿A qué clase de corrupción te refieres?
-Bien; ¿y será parte de su naturaleza amar la men- -Trataré de explicártelo, si soy capaz de ello. Pien-
tira, o, todo lo contrario, odiarla? so que todos estarán de acuerdo en este punto: una na-
turaleza de tal índole, dotada de todo cuanto acabamos
b de prescribir a quien haya de convertirse completamen- se vuelven especialmente malas. 20 piensas acaso que
te en un filósofo, surge pocas veces entre los hombres los mayores delitos y la más extrema maldad provienen
y en pequeño número. ¿No piensas así? de una naturaleza mediocre, y no de una vigorosa que
-¡Claro que sí! ha sido corrompida por la nutrición, y que la naturale-
-Examina ahora cuántas cosas y de qué magnitud za débil es alguna vez causa de grandes bienes o gran-
llevan a estos pocos a su perdición. des males?
-¿Cuáles? -No; es así como dices.
-Lo más asombroso de escuchar es que cada una
de las cualidades que hemos elogiado en su naturaleza
corrompen al alma filosófica que las posee y la arran-
can de la filosofía. Me refiero a la valentía, a la modera-
ción y todo lo demás que hemos descrito.
-Resulta insólito al oírlo.
c -Más aún; todos los llamados 'bienes' corrompen lo que la mayoría, a saber, que hay algunos jóvenes co-
al alma y la arrancan de la filosofía: la belleza, la rique- rrompidos por sofistas y algunos sofistas que corrom-
za, la fuerza corporal, las conexiones políticas influyen- pen privadamente de modo digno de mención, y no que
tes y todo lo afín a estas cosas. Ya cuentas con una quienes dicen tales cosas son ellos mismos los más
pauta de aquello a lo que me refiero. grahdes sofistas, que educan de la manera más comple- b
-Sí, aunque con gusto escucharía una exposición ta y conforman a su antojo tanto a jóvenes como a an-
más minuciosa. cianos, a hombres como a mujeres?
-Aprehéndelo entonces correctamente de modo ge- -¿Y cuándo sucede eso?
neral, y te resultará luminoso y dejarán de parecerte -Cuando la multitud se sienta junta, apiñada en la
insólitas las cosas que he dicho. asamblea, en los tribunales, en los teatros y campamen-
-No entiendo qué es lo que me pides. tos o en cualquier otra reunión pública, y tumultuosa-
d -Toda semilla vegetal o retoño animal, si no encuen- mente censura algunas palabras o hechos y elogia otras,
tra el alimento, la estación y el lugar que conviene en excediéndose en cada caso y dando gritos y aplaudiendo,
cada caso, sabemos que, cuanto más fuerte, tanto más de lo cual hacen eco las piedras y el lugar en que se c
sufre la falta de lo que requiere; pues sin duda lo malo hallan, duplicando el fragor de la censura y del elogio.
es más opuesto a lo bueno que a lo no bueno. En semejante caso, {cuál piensas que será su ánimo,
-¿Cómo no habría de ser así? por así decirlo? ¿Qué educación privada resistirá a ello
-Hay razón, entonces, pienso, en que la mejor natu- sin caer anonadada por semejante censura o elogio y
raleza, sometida a una nutrición que no le corresponde, sin ser arrastrada por la corriente hasta donde ésta la
salga peor parada que una mediocre. lleve, de modo que termine diciendo que son bellas o
-Sí, hay razón en ello. feas, las mismas cosas que aquéllos dicen, así como ocu-
e -Digamos, por consiguiente, Adimanto, que las al- pándose de lo mismo que ellos y siendo de su misma
mas bien dotadas, si tropiezan con una mala educación, índole?
d -Es de toda necesidad, Sócrates. fuerte, conociera sus impulsos y deseos, cómo debería b
-Pero no hemos hablado aún de la mayor coacción. acercársele y cómo tocarla, cuándo y por qué se vuelve
-¿Cuál es? más feroz o más mansa, qué sonidos acostumbra a emi-
- Aquella que imponen estos educadores y sofistas tir en qué ocasiones y cuáles sonidos emitidos por otro,
si no pueden persuadir con palabras. ¿O no sabes que a su vez, la tornan mansa o salvaje; y tras aprender to-
al que no pueden convencer lo castigan con privación das estas cosas durante largo tiempo en su compañia,
de derechos políticos, multas y pena de muerte? diera a esto el nombre de 'sabiduría', lo sistematizara
-¡Claro que lo sé! como arte y se abocara a su enseñanza, sin saber verda-
-¿Y qué otro sofista y qué discursos privados opues- deramente nada de lo que en estas convicciones y apeti-
tos a ellos piensas que podrán aspirar a prevalecer? tos es bello o feo o bueno o malo o justo o injusto; y c
e -Pienso que ninguno. aplicara todos estos términos a las opiniones del gran
-Ciertamente que no, ya que el intentarlo es pura animal, denominando 'buenas' a las cosas que a éste
locura. Pues no hay ni ha habido ni habrá un carácter regocijan y 'malas' a las que lo oprimen, aunque no pu-
diferente en cuanto a excelencia que haya sido educado diese dar cuenta de ellas, sino que llamara 'bellas' y
con una educación diferente a la de ellos. Hablo de un 'justas' a las cosas necesarias, sin advertir en cuánto
carácter humano, amigo mío, ya que del divino hay que difiere realmente la naturaleza de lo necesario de la de
descartar la mención, como dice el proverbio. Debes sa- lo bueno, ni ser capaz de mostrarlo. ¿No te parece, por
ber bien, en efecto, que, si-algo se salva y llega a ser Zeus, que semejante educador es insólito?
493a como se debe, en la actual constitución de la organiza- -A mí sí me parece.
ción política, no hablarás mal si dices que se salva por -¿Y acaso te parece que difiere en algo de éste aquel
una intervención divina. que tiene por sabiduría la aprehensión de los impulsos y d
-Creo que no es de otro modo. gustos de la abigarrada multitud reunida, ya sea res-
-Juzga aún, además de esas cosas, la siguiente. pecto de pintura, ya de música, ya ciertamente de polí-
-¿Qué cosa? tica? Porque, en efecto, si alguien se dirige a ellos para
-Cada uno de los que por un salario educan priva- someterles a juicio una poesía o cualquier otra obra de
damente ', a los cuales aquéllos llaman 'sofistas' y tie- arte o servicio público, convirtiendo a la muchedumbre
nen por sus competidores, no enseñan otra cosa que las en autoridad para sí mismo más allá de lo necesario,
convicciones que la multitud se forja cuando se congre- la llamada necesidad de Diomedes lo forzará a hacer
ga, y a lo cual los sofistas denominan 'sabiduría'. Es
como si alguien, puesto a criar a una bestia grande y El escoliasta (GREENE, 239) cuenta una leyenda según la cual Dio-
medes evitó una muerte segura a manos de Ulises -cuando ambos
regresaban al campamento tras robar en Troya una estatua de Palas
3 Es difícil ofrecer una traducción que dé la idea exacta de lo que Atenea-, y. atándole las manos, lo obligó a caminar delante de él.
Piatón tiene en mente con esta expresión. No critica, ciertamente, la J-C y ADAMmencionan también una explicación dada en un escolio
educación privada, ya que la Academia misma era privada; más bien a Ecclesiazusae 1029 de ARIST~FANES, que habla de otro Diomedes, el
hay aquí una contraposición implícita entre beneficio privado y bien tracio, quien, teniendo esclavas prostitutas, obligó a unos extranjeros
común, en la cual lo primero es equiparado al lucro. que pasaban a fornicar con ellas.
3 10 DIÁLOGOS

lo que aquélla apruebe. En cuanto a que estas cosas -Es lo que sucede habitualmente.
son-verdaderamente buenas y bellas, ¿has oído que al- -¿Qué piensas que hará semejante hombre en se-
guna vez dieran cuenta de ellas de un modo no ridículo? mejantes circunstancias, sobre todo si se da el caso de
e -No, y pienso que tampoco lo oiré. . que pertenece a un Estado importante, y en él es rico
-Teniendo todo esto en mente, recuerda lo anterior: y noble, y además buen mozo y esbelto? ¿No se colmará
de esperanzas vanas, estimando que va a ser capaz de
gobernar a griegos y a bárbaros, y además exaltándose d
a sí mismo en su arrogancia, lleno de ínfulas y de vacía
e insensata vanidad?
-¿ Es ~ i ~ & & ~ w ~ ; - q ~ m
~ ~ hu k. f i sea
Ud -Seguramente.
;f;ilósofa? -Y si al que está así dispuesto se acerca gentilmen-
~sible. te alguien y le dice la verdad, a saber, que no tiene inte-
ligencia sino que ésta le falta, y que no la podrá adqui-
rir sin trabajar como un esclavo por su posesión, ipien-
sas que le será fácil prestar oídos en medio de tamaños
-Y también por aquellos individuos que se asocian males?
con la masa y anhelan complacerla. -Ni con mucho.
-Es evidente. -Incluso si un individuo, en razón de su buen natu-
-A partir de lo dicho ¿ves alguna salvación para el ral y su afinidad con tales palabras, de algún modo las e
alma filosófica, de modo que permanezca en su queha- capta y se vuelve y deja arrastrar hacia la filosofía, ¿qué
b c'er hasta alcanzar la meta? Recapacita sobre lo ante- pensaremos que harán aquéllos al estimar que pierden
sus servicios y su amistad? No habrá acción que no rea-
licen ni palabras que no le digan para que no se deje
persuadir; y en cuanto al que intenta persuadirlo, trata-
-=%%, rán de que no sea capaz de ello, conspirando privada-
-Un hombre así será ya desde niño el primero en- mente contra él e iniciándole procesos judiciales en
tre todos, especialmente si el cuerpo crece de modo público.
similar al alma. -Es forzoso. 495a
-Sin duda. -{Puede semejante hombre filosofar?
-En ese caso, pienso, cuando llegue a ser mayor, -No, por cierto.
sus parientes y conciudadanos querrán emplearlo para -¿Ves ahora que no hablábamos mal cuando decía-
sus propios asuntos. mos que aquellas cualidades de las que se compone la
-¡Claro que sí! naturaleza filosófica, sí se nutren en el mal, son de al-
c -Y se pondrán a su disposición, rogándole y hon- gún modo causa del deterioro de su ocupación, y así
rándolo, tratando de conquistarlo de antemano y adu- pasa con los llamados 'bienes', las riquezas y todos los
lando anticipadamente el poder que va a tener. recursos con que está provisto?
-No, hablábamos correctamente. -¿Y te parece que se ven diferentes en algo de un
-De tal índole y de tal dimensión, mi admirable ami
b go, es la ruina y corrupción de la mejor naturaleza res
pecto de la ocupación más excelente, siendo por lo de
\ herrero bajo y calvo que ha hecho dinero y, rec:én libe-
rado de sus cadenas, se lava en el baño y se pone un
manto nuevo, presentándose como novio pard desposar
más rara tal naturaleza, según hemos dicho. Y de esto
hombres proceden los que causan los pgores males 4 a la hija de su amo debido a la pobreza 1 soledad de
ésta?
-No difieren en nada.

'I
los Estados y a los particulares, y también los que le 446a
hacen los más grandes bienes, si la corriente los favo- -¿Y qué clase de descendencia tendrá semejante ma-
rece. En cambio, jamás una naturaleza pequeña hace trimonio? ¿No será bastarda y de k,aja estofa?
algo grande a nadie, sea a un Estado o a un parti- h -Es de toda necesidad que as! sea.
cular. 3
f -Y cuando hombres indigno5 de ser educados se
-Es la pura verdad. \ acercan a la filosofía y tratan c m ella de un modo no
-Por consiguiente, al fracasar así aquellos a lo$ !acorde con su dignidad, ¿qué clase de conceptos y de
c cuales conviene al máximo, dejan a la filosofía solitarirb /opiniones diremos que procrean? ¿No serán lo que po-
y soltera, y ellos mismos viven una vida que no es con: \\demos entender por 'sofi~~nas', carentes de nobleza y
veniente ni verdadera, mientras la filosofía, como un4 tp inteligencia v e r b d e r ~ ?
huérfana sin parientes, es asaltada por gente indigna -Totalmente de 'acaerdo.
que la deshonra y le formula reproches como los quel
dices le hacen los que declaran que, de quienes toman\
contacto con ella, unos no valen nada y otros son mere
cedores de muchos males.
-Precisamente eso es lo que se dice.
-Y se dice razonablemente. Pues al'ver otros
d , , e s que la plaza ha quedado vacante pero col
de bellas palabras y..apariencias, tal como los que hu-
yendo de la cárcel se refugian en un templo, también
éstos escapan desde las técnicas hacia la filosofía. y sue- 1 féages puede retener a otros dentro de la filoso-
len ser los más hábiles en ésas sus tecnicillas. Porque j fía, ya que, dándose todas las demás condiciones co- c
la filosofía, incluso hallándose así maltratada, retiene / mo para que desertara de ella, a Téages lo retuvo el
una reputación grandiosa en comparación con las otras 1 cuidado de su cuerpo enfermo, que lo mantuvo aparta-
técnicas, y a esto aspira mucha gente dotada de natur7:i do de la política. En cuanto a mi signo demoníaco, no
lezas incompletas; la cual, tal como tiene el ci7spo/
arruinado por las técnicas artesanales, así bambiénl Téages era un joven amigo de Sócrates que es citado en Apolo-
gía 33e: «también [está presente1 Páralos -hijo de Demódoco-, de
e se halla con el alma embotada y enervada 2or los trabad
quien era hermano Téagesn. El pasado *era»permite suponer que Téa-
jos manuales. ¿No es esto forzoso? ges había muerto por entonces. Un diálogo pseudo-platónico tiene su
-¡Claro que sí! nombre.
vale la pena hablar, pues antes de mí apenas ha habido y yo me quejo de que ninguna de las cons- b
algún caso, o ninguno. Y los que han sido de estos po- tit íticas de hoy en día sea digna de la natu-
cos que hemos enumerado y han gustado el regocijo y raleza filosófica; por eso se desvía y se altera; tal como
la felicidad de tal posesión, pueden percibir suficiente- una semilla exótica sembrada en tierra extraña se des-
mente la locura de la muchedumbre, así como que naturaliza, sometida por ésta, y suele adaptarse a las
no hay nada sano -por así decirlo- en la actividad especies vernáculas, así tampoco esta índole filosófica
d política, y que no cuentan con ningún aliado con el cual conserva su poder, sino que degenera en un carácter
puedan acudir en socorro de las causas justas y conser- extraño. Pero si da con la mejor organización política,
var la vida, sino que, como un hombre que ha caído acorde con que él mismo es el mejor, resultará mani- c
entre fieras, no están dispuestos a unírseles en el daño fiesto que era algo realmente divino, mientras todo lo
ni son capaces de hacer frente a su furia salvaje, y que, demás -naturaleza y ocupaciones-, humano. Pero, des-
antes de prestar algún servicio al Estado o a los ami- pués de esto, es obvio que preguntarás cuál es esta or-
gos, han de perecer sin resultar de provecho para sí ganización política mejor.
mismos o para los demás. Quien reflexiona sobre todas -Te equivocas, pues no iba a preguntarte eso, sino
estas cosas se queda quieto y se ocupa tan sólo de sus si es ésta la que hemos descrito al fundar nuestro Esta-
propias cosas, como alguien que se coloca junto a un
muro en medio de una tormenta para protegerse del -En otros sentidos es ésta; pero queda un punto al
polvo y de la lluvia que trae el viento; y, mirando a los cual nos hemos referido ya 6: que debería haber siem-
demás desbordados por la inmoralidad, se da por con- pre en el Estado alguien que tuviera la misma fórmula d
tento con que de algún modo él pueda estar limpio de de la organización política que has tenido tú, el legisla-
e injusticia y sacrilegios a través de su vida aquí abajo dor, al implantar las leyes.
y abandonarla favorablemente dispuesto y alegre y con -Nos hemos referido a eso, en efecto.
una bella esperanza. -Pero no quedó suficientemente esclarecido por el
497a -Si así se desembaraza de ella -dijo Adimanto- temor a vuestros ataques, cuando mostrasteis que la de-
no será insignificante lo que ha logrado. mostración de eso era larga y difícil; aparte de que lo
-Pero tampoco muy importante -repuse yo-, al era en absoluto fácil.
no hallar la organización política adecuada, pues en una
apropiada crecerá más y se pondrá a salvo a sí mismo -Estado ha de " t r a t a d J i l o -
particularmente y al Estado en común. Pero en lo que
hace a la filosofía, me parece que hemos hablado razo-
nablemente sobre los motivos de que se la calumnie
y sobre que esto es injusto, si no tienes otra cosa que -No obstante, debes completar la demostración acla- e
decir. rando este punto.
-Nada acerca de eso,
-actuales , .---m-
di
Cf. 111 412a.
-No me lo impedirá el no quererlo, sino el no po- servicio a la filosofía. Y al crecer en edad, cuando el
der. Pero tú, que estás presente, verás al menos mi alma comienza a alcanzar la madurez, hay que intensi-
celo. Observa entonces cuán ardientemente y de qué m e ficar los ejercicios que corresponden a ésta; y, cuando
do más aventurado voy a decir una vez más que el Esta- cede la fuerza corporal y con ello quedan excluidos de
do debe abordar la práctica de la filosofía de una mane- las tareas políticas y militares, dejarlos pacer libremente c
ra opuesta a la actual. y no ocuparse de otra cosa que de la filosofía, a no ser
-¿Cómo? de forma accesoria, si es que han de vivir dichosamente
-En la actualidad la abordan adolescentes que ape- y, tras morir, han de coronar allá la vida que han vivido
498a nas han salido de la niñez, y que, en el intervalo ante- con un adecuado destino.
rior al cuidado de la casa y de los negocios, cuando ape- -Es verdad, Sócrates, creo que hablas con ardor;
nas se han aproximado a la parte más difícil de la filo- pienso, sin embargo, que muchos de los que te escu-
sofía -la concerniente a los conceptos abstractos- ', chan, comenzando por Trasímaco, serán más ardorosos
la dejan de lado, pasando por filósofos hechos; de ahí aún al oponérsete y no se dejarán persuadir en lo más
en adelante están dispuestos a convertirse en oyentes mínimo.
de otros que sean activos en filosofía, cuando son invi- -No nos indispongas a mí y a Trasímaco, cuando
tados, con lo cual creen hacer gran cosa, pensando que acabamos de hacernos amigos, sin haber sido antes d
deben practicarla como algo accesorio. Y a excepción enemigos; pues no hemos de descuidar ningún esfuerzo
de unos pocos, cerca de la vejez se apagan mucho más hasta que lo persuadamos a él y a los demás, o les sir-
b que el sol de Heráclito, por cuanto no se encienden vamos en algo en otra vida, si, al volver a nacer, se
nuevamente encuentran en conversaciones de esta índole.
-¿Y qué debe hacerse? -¡Estás hablando de un breve lapso de tiempo!
-Todo lo contrario; cuando son niños y adolescen- -No es nada, al menos si se lo compara con la tota-
tes, ha de administrárseles una educación y una filoso- lidad de los tiempos. De todos modos, que la multitud
fía propias de la niñez y de la adolescencia, y, mientras no se deje persuadir por lo que decimos no es nada sor-
sus cuerpos se desarrollan para alcanzar la virilidad, prendente, pues jamás ha visto que se haya generado
deben cuidarlos bien, procurando así que presten un lo que ahora hemos expresado, sino más bien ha oído e
ciertas frases haciendo consonancia entre sí a propósi-
Añadimos uabstractos». CHAMBRY y PAB~N-F. GALIANO traducen to, no accidentalmente, como me acaba de ocurrir. Pero
esta expresión (to peri t o h Iógous) por ~ d i a l é c t i c apero
~ , este concepto en cuanto a ver algún hombre que se halle en equilibrio
se explicita por primera vez en 51 lb, dentro de la alegoría de la línea.
Cf. HERACLITO, fr. 30 DIELS-KRANZ: N,.. fuego siemprevivo, que se
y consonancia con la excelencia, de palabra y acto, tan
enciende con medida y se apaga con medida,,. No obstante, ALEJANDRO perfectamente como sea posible, gobernando en un Es- 499n
DE AFRODISIA usa palabras similares a las de Platón a1 comentar el fr. tado de su misma índole, nunca ha visto uno ni mu-
6 («el sol es nuevo cada día*; ver &xtos en Los filósofos presocráticos, chos. ¿O piensas que sí?
Madrid, 1978, vol. 1, págs. 331-334). Como el fuego de HERÁCLITO ha
-De ningún modo.
sido concebido a imagen y semejanza del sol (cf. fr. 16), no es difícil
que antes de las palabras citadas en el fr. 30 figuraran términos simi- -Tampoco esa multitud ha prestado suficientemen-
lares referidos al sol. te oídos, bienaventurado amigo, a discusiones bellas y
señoriales en las cuales se busque seriamente la verdad -Pero dirás que a la muchedumbre no le parece lo
por todos los medios con el fin de conocerla, y en las mismo, jverdad?
cuales se salude desde lejos esas sutilezas y argucias -Probablemente.
capciosas que no tienden a otra cosa que a ganarse una -Mi dichoso amigo, no condenes de tal modo a la
reputación y a promover discordia en los tribunales y muchedumbre. Ella cambiará de opinión si, en lugar de
en las conversaciones particulares. discutirle con argucias, la exhortas a deponer su falsa
-Tampoco eso, efectivamente. imagen respecto del amor al saber, mostrándole cómo
-Fue esto lo que teníamos a la vista y preveíamos son los que dices que son filósofos y definiéndole, como
uando dijimos, aunque no sin temor y forzados por la hace un momento, la naturaleza de ellos y su ocupa-
erdad, que ningún Estado, ninguna constitución políti- ción, para que no crean que les hablas de los que toman
a, ni siquiera un hombre, pueden alguna vez llegar a por filósofos. Y si los contemplan de ese modo, podrás
ser perfectos, antes de que estos pocos filósofos, que decir que han adoptado otra opinión y que responden
ahora son considerados no malvados pero sí inútiles, en forma distinta. ¿O piensas que se irritará contra al-
por un golpe de fortuna sean obligados, quiéranlo o no, guien que u ~ ~ mo será t a _a'icjosacon quien nada
a encargarse del Estado, y el Estado obligado a obede- malicia, cuando ella misma es mama y nada maliciosa?
cerles; o bien antes de que un verdadero amor por la a decir declaro urale-
verdadera filosofía se encienda, por alguna inspiración se h no en
---M-

divina, en los hijos de los que ahora gobiernan o en és-


tos mismos. Que la realización de una de estas dos te preocupes, que doy mi asentimiento.
cosas, o de las dos, sea imposible, afirmo que no hay -También darás tu asentimiento a esto: que, si la b
razón para suponerlo; pues si fuera así, estaríamos ha- multitud está mal dispuesta con la filosofia, los culpa-
ciendo justamente el ridículo, por estar construyendo bles son aquellos intrusos que han irrumpido en ella
castillos en el aire. ¿No es así? de modo desordenado e indebido, vilipendiándose y ene-
-Sí. mistándose unos con otros y reduciendo siempre sus
-Por consiguiente, si se ha dado el caso de que al- discursos a cuestiones personales, comportándose del
guna necesidad haya obligado a los más valiosos filóso- modo menos acorde con la filosofía.
fos, en la infinitud del tiempo pasado, a ocuparse del -Efectivamente.
Estado, o el caso de que se los obligue actualmente en -Sin duda, Adimanto, cuando se tiene verdaderamen-
d alguna región bárbara lejos de nuestra vista, o el de te dirigido el pensamiento hacia las cosas que son, no
que se los obligue más adelante, estoy dispuesto a sos- queda tiempo para descender la mirada hacia los asun-
tener con mi argumento que la organización política des- tos humanos y ponerse en ellos a pelear, colmado de c
crita ha existido, existe y llegará a existir toda vez que envidia y hostilidad; sino que, mirando y contemplando
esta Musa tome el control del Estado. Pues no es algo las cosas que están bien dispuestas y se comportan siem-
imposible que suceda, ni hablamos de cosas imposibles; pre del mismo modo, sin sufrir ni cometer injusticia
en cuanto a que son difíciles, lo reconocemos. unas a otras, conservándose todas en orden y conforme
-También a mí me parece así. a la razón, tal hombre las imita y se asemeja a ellas
R E P ~ B L I C A VI 32 1

al máximo, jO piensas que por cia lo que por naturaleza es Justo, Bello, Moderado y
todo lo de esa índole, y, a su vez, hacia aquello que pro-
ducen en los hombres, combinando y mezclando distin-
ocupaciones para obtener lo propio de los hom-
s 9, en lo cual tomarán como muestra aquello que,
cuando aparece en los hombres, Homero lo llama 'divi-
no' y 'propio de los dioses'.
-Del todo de -Correcto.
-Por consiguiente, si algo lo fuerza a ocuparse de -Y tanto borrarán como volverán a pintar, pienso,
implantar en las costumbres privadas y públicas de los hasta que hayan hecho los rasgos humanos agradables c
hombres lo que él observa allá, en lugar de limitarse, a los dioses, en la medida de lo posible.
a formarse a sí mismo, ¿piensas que se convertirá en -Una pintura así llegaría a ser hermosísima.
un mal artesano de la moderación, de la justicia y de -Pues bien; en cuanto a aquellos que decías lo que
1~ excelencia cívica en general? se pondrían en orden de combate para avanzar sobre
-De ningún modo. nosotros, jno los persuadiremos de algún modo de que
i -Pero si la muchedumbre percibe que le decimos semejante pintor de organizaciones políticas es el filó-
e lh verdad respecto de los filósofos, ¿continuará irritán- sofo que les alabábamos entonces, cuando los irritaba
dose contra ellos y desconfiando de nosotros cuando de- que pusiéramos en sus manos el Estado? ¿No se aman-
&irnosque un Estado de ningún modo será feliz alguna sarán, más bien, al escucharnos ahora?
vez, a no ser que su plano esté diseñado por los dibu- -Sin la menor duda; al menos, si están en su sano
jahtes que recurren al modelo divino?
501a -Si lo percibe, cesará de irritarse. Pero {de qué -Entonces, ¿qué es lo que podrán discutirnos? ¿Ata- d
modo entiendes ese plano? so que los filósofos no están enamorados de lo que es
-Tomarán el Estado y los rasgos actuales de los y de la verdad?
hombres como una tableta pintada, y primeramente la -Eso sería insólito.
borrarán, lo cual no es fácil. En todo caso, sabes que -10 que su naturaleza, tal como la hemos descrito,
ya en esto diferirán de los demás legisladores, pues no es propia de lo mejor?
'estarán dispuestos a tocar al Estado o a un particular -Tampoco eso.
ni a promulgar leyes, si no los reciben antes limpios
o los han limpiado antes ellos mismos.
-Y harán bien. iteralmente *de color encarnado., que es el que el pintor tra-
-Después de eso, jno piensas que bosquejarán el r mediante ta mezcla de varios colores (cf. Cratdo 424e).
, empero, «propio de los hombres. para mantener la con-
squema de la organización política? del texto griego con la expresión apropio de los dioses.
-Claro que sí. íteto de Aquiles, p. ej , en Il. 1 131). que aparece dos líneas
-Y luego, pienso, realizarán la obra dirigiendo a me-
udo la mirada en cada una de ambas direcciones: ha- 474a, aunque era Glaucón, no Adimanto, quien lo decía.
-¿Y qué otra cosa? ¿Que semejante naturaleza, si o será im~osibleque los ciudadanos estén dispuestos
da con las ocupaciones adecuadas, no llegará a ser per-
fectamente buena y filosófica, si es que alguna puede
--
.ahacersu_parte.
--F.--.=-'.-- ""W
---,-*m

-En ningún respecto será imposible.


""-Y-*-'

serlo? ¿O dirán que más bien llegarán a serlo aquellos -Y lo que a nosotros nos parece ¿será asombroso
que nosotros hemos excluido? e imposible que les parezca también a otros?
e -¡Claro que no! -Por mi parte no lo creo. C

-¿Se enfurecerán todavía al oírnos decir que, antes -Por lo demás, que estas cosas, en-caso de que sean
que la raza de los filósofos obtenga el control del Esta- posibles, son las mejores, pienso que ya lo hemos mos-
do, no cesarán los males para el Estado y para los ciu- trado suficientemente en los argumentos precedentes.
dadanos, ni alcanzará su realización en los hechos aque- -Suficientemente, en efecto.
lla organización política que míticamente hemos ideado -De allí se sigue ahora, según me parece, que lo
en palabras? que decimos respecto de la legislación, si es realizable,
-Probablemente menos. es lo mejor, y es difícil de realizarse, pero al menos no
502a -En lugar de decir 'menos', jno prefieres que los imposible.
demos por absolutamente amansados y persuadidos, pa- -Se sigue eso, efectivamente.
ra que, avergonzados, si no por otra cosa, estén de acuer-
do?
-Con mucho lo prefiero.
-Tengámoslos, por consiguiente, por persuadidos.
. Y se podrá discutir alegando que no puede darse el
aso de que nazcan hijos de reyes o de gobernantes que
sean filósofos por naturaleza? -No me ha resultado astuto en nada, pues, haber
-Nadie lo haría. dejado anteriormente de lado dificultades como la de
-¿Y alguien podrá decir que, aunque nazcan así, la posesión de las mujeres y de la procreación, así co-
es forzoso que se corrompan? Que es difícil salvarse, mo la del establecimiento de los gobernantes, conscien-
b lo hemos acordado. Pero que en la totalidad de los te como estaba de lo odioso y difícil que sería la verdad
tiempos no haya uno solo que se salve ¿lo discutiría total "; pero no por eso ha llegado menos la hora de
alguien? hablar de ellas. Es cierto que en lo concerniente a las e
-¿Cómo podría discutirlo? mujeres y a los niños hemos concluido, pero en cuanto
-Pues bien, sería suficiente que hubiera uno solo a los gobernantes, es preciso retomar la cosa práctica-
que contara con un Estado que lo obedeciese, para que mente desde el comienzo. Decíamos 12, si recuerdas, 503a
se llevara a la realidad todo lo que actualmente resulta que debían mostrar su amor al Estado, poniéndose a
increíble. prueba tanto en los placeres como en los dolores, sin
-Será suficiente, en efecto.
e
las a
rechazar esta convicción l3\en medio de fatigas, temo-
res o cualquier otra circunstancia. Antes bien, aquel que
se muestre incapaz de ello debe ser excluido, mientras
que quien emerja puro en todo sentido, como oro pro-
bado con el fuego, será erigido gobernante y colmado -Así es.
de dones y premios tanto durante la vida como tras la -Pero afirmábamos que deben participar del modo
muerte. Aproximadamente esto es lo que había sido di- más perfecto de ambos tipos de cualidades, sin lo cual
cho en momentos en que el argumento se desvió y se no tendrán parte en la educación más perfecta ni en
b cubrió de un velo, en el temor de vérnoslas con lo que los honores y el gobierno.
ahora se presenta. Correcto.
-Gran verdad; ahora lo recuerdo. -¿Y no piensas que esa doble participación será
-En efecto, amigo mío, yo titubeaba en aventurar- rara?
me a hacer las audaces declaraciones que acabo de ha- -Claro que sí.
cer; pero ahora hemos de ser más audaces y decir que
es necesario que los guardianes perfectos sean filósofos.
-Seámoslo.
-Ahora bien, debes pensar cuán pocos es probable
que sean. Porque las partes de la naturaleza que hemos
dicho que tienen que estar presentes en ellos pocas ve-
ces confluyen en un mismo individuo, sino que la mayo- S pasa eso 504a
ría de las veces crecen dispersas.

-Si no me acordase de eso, no sería justo que escu-


chara el resto.
-Dices verdad. -¿Y lo dicho antes de eso?
-¿Qué cosa?
-Decíamos que para contemplarlas lo mejor posi- b
ble necesitaríamos de un circuito más largo, tras reco-
l4 En 111 413c-d.
l3 La de que se debe hacer siempre lo que sea mejor para el Es- l5 En IV 436a.
tado. Cf. 111 413c. l6 En 435d.
rrer el cual se nos aparecerían claras, aunque también -Por cierto que no, pero también tú puedes pregun-
podría aplicarse una demostración que se acoplara a tar. Por lo demás, me has oído hablar de eso no pocas
lo ya dicho; vosotros habéis dicho que bastaba, y las veces 17; y ahora, o bien no recuerdas, o bien te propo-
cosas que entonces dije carecieron de precisión, según nes plantear cuestiones para perturbarme. Es esto más 50%
me pareció, pero si os agradó os toca decirlo'a vosotros. bien lo que creo, porque con frecuencia me has escu-
-A mí me pareció medidamente razonable; y tam- chado decir que la Idea del Bien es el objeto del estudio
bién a los demás. supremo, a partir de la cual las cosas justas y todas
c -Pero, mi amigo, una medida de estas cosas que las demás se vuelven útiles y valiosas. Y bien sabes que
abandona en algo lo real no llega a ser medidamente, estoy por hablar de ello y, además, que no lo conoce-
pues nada imperfecto es medida de algo. Sin embargo, mos suficientemente. Pero también sabes que, si no lo
a veces a algunos les parece que han alcanzado lo sufi- conocemos, por más que conociéramos todas las demás
ciente y que no necesitan indagar más allá. cosas, sin aquello nada nos sería de valor, así como si
-Sí, con frecuencia les pasa eso a muchos por indo- poseemos algo sin el Bien. ¿O crees que da ventaja po- b
lencia. seer cualquier cosa si no es buena, y comprender todas
-Pues precisamente eso es lo que menos conviene las demás cosas sin el Bien l8 y sin comprender nada
que suceda a un guardián del Estado y de sus leyes. bello y bueno?
-Naturalmente. -¡Por Zeus que me parece que no!
-Entonces, amigo mío, es el circuito más largo el -En todo caso sabes que a la mayoría le parece que
d que debe recorrer, y nadeh%, estu- el Bien es el placer, mientras a los más exquisitos la
diar que en practicar gimnasia; s~-@Bfilo"rrmbamos inteligencia.
-'r---"*rr -
a
<uvex'->'
*
-de.deg~xLwa~as~~znzaciáiála~~"a"adgl estudi~sq=mo, -Sin duda.
que es el que mas Te conviene. -Y además, querido mío, los que piensan esto últi-
-Pero jacaso -preguntó Adimanto- no son la jus- mo no pueden mostrar qué clase de inteligencia, y se
ticia y lo demás que hemos descrito lo supremo, sino ven forzados a terminar por decir que es la inteligencia
que hay algo todavía mayor? del bien.
-Mayor, ciertamente -respondí-. Y de esas cosas -Cierto, y resulta ridículo.
mismas no debemos contemplar, como hasta ahora, un -Claro, sobre todo si nos reprochan que no conoce- c
bosquejo, sino no pararnos hasta tener un cuadro aca- mos el bien y hablan como si a su vez lo supiesen; pues
bado. ¿No sería ridículo acaso que pusiésemos todos dicen que es la inteligencia del bien, como si compren-
e nuestros esfuerzos en otras cosas de escaso valor, de diéramos qué quieren decir cuando pronuncian la pala-
modo de alcanzar en ellas la mayor precisión y pureza bra 'bien'.
posibles, y que no consideráramos dignas de la máxima
l7 Si esta referencia no es ficticia, ha de aludir a conversaciones
precisión justamente a las cosas supremas?
o exposiciones orales en la Academia.
-Efectivamente; pero en cuanto a lo que llamas 'el l8 A partir de aquí marcamos la referencia al Bien como Idea del
estudio supremo' y en cuanto a lo que trata, ¿te parece Bien con mayúscula, para diferenciarla de los usos no metafísicos del
que podemos dejar pasar sin preguntarte qué es? vocablo «bien..
-Es muy verdad. -Presientes bien.
-¿Y los que definen el bien como el placer? ¿Acaso -Pues entonces nuestro Estado estará perfectamen-
incurren menos en error que los otros? ¿No se ven for- te organizado, si el guardián que lo vigila es alguien b
zados a recoccer que hay placeres malos? que posee el conocimiento de estas cosas.
-Es forzoso. -Forzosamente. Pero tú, Sócrates, ¿qué dices que
-Pero en ese caso, pienso, les sucede que deben re- es el bien? ¿Ciencia, placer o alguna otra cosa?
conocer que las mismas cosas son buenas y malas. {No -¡Hombre! Ya veo bien claro que no te contentarás
es así? con lo que opinen otros acerca de eso.
d -Sí. -Es que no me parece correcto, Sócrates, que haya
-También es manifiesto que hay muchas y grandes que atenerse a las opiniones de otros y no a las de uno,
disputas en torno a esto. tras haberse ocupado tanto tiempo de esas cosas. c
-Sin duda. -Pero Les que acaso te parece correcto decir acerca
-Ahora bien, es patente que, respecto de las cosas de ellas, como si se supiese, algo que no se sabe?
j u s t a y bellas, muchos se atienen a las apariencias y, -Como si se supiera, de ningún modo, pero sí como
aunque no sean justas ni bellas, actúan y las adquieren quien está dispuesto a exponer, como su pensamiento,
como si lo fueran; respecto de las cosas buenas, en cam- aquello que piensa.
bio, nadie se conforma con poseer apariencias, sino que -Pues bien -dije-. ¿No percibes que las opiniones
buscan cosas reales y rechazan 16i.s que sólo parecen sin ciencia son todas lamentables? En el mejor de los
buenas. casos, ciegas. ¿O te parece que los ciegos que hacen co-
-Así es. rrectamente su camino se diferencian en algo de los que
-Veamos. Lo que toda alma persigue y por lo cual tienen opiniones verdaderas sin inteligencia?
e hace todo, adivinando que exiite, pero sumida en di- En nada.
ficultades frente a eso y sin poder captar suficientemente -¿Quieres acaso contemplar cosas lamentables, cie-
qué es, ni recurrir a una sólida creencia como sucede gas y tortuosas, en lugar de oírlas de otros claras y d
respecto de otras cosas -que es lo que hace perder lo bellas?
506a que puede haber en ellas de ventajoso-; algo de esta ín- -¡Por Zeus! -exclamó Glaucón-. No te retires, Só-
dole y magnitud, idiremos que debe permanecer en ti- crates, como si xa &tuvieras al final. Pues nosotros
nieblas para aquellos que son los mejores en el Estado y estaremos satisfechos si, del modo en que discurriste
con los cuales hemos de llevar a cabo nuestros intentos? acerca de la justicia, la moderación y lo demás, así dis-
-Ni en lo más mínimo. curres acerca del bien.
-Pienso, en todo caso, que, si se desconoce en qué -Por mi parte, yo también estaré más que satisfe-
sentido las cosas justas y bellas del Estado son buenas, cho. Pero me temo que no sea capaz y que, por entu-
no sirve de mucho tener un guardián que ignore esto siasmarme, me desacredite y haga el ridículo. Pero
en ellas; y presiento que nadie conocerá adecuadamen- dejemos por ahora, dichosos amigos, lo que es en sí mis-
te las cosas justas y bellas antes de conocer en qué sen- mo el Bien; pues me parece demasiado como para que e
tido son buenas. el presente impulso permita en este momento alcanzar
lo que juzgo de él. En cuanto a lo que parece un vástago -Así es.
del Bien y lo que más se le asemeja, en cambio, estoy -Y de aquellas cosas decimos que son vistas pero
dispuesto a hablar, si os place a vosotros; si no, deja- no pensadas, mientras que, por su parte, las Ideas son
mos la cuestión. pensadas, mas no vistas.
-Habla, entonces, y nos debes para otra oportuni- -Indudablemente.
dad el relato acerca del padre. -Ahora bien, ¿por medio de qué vemos las cosas c
507a -Ojalá que yo pueda pagarlo y vosotros recibirlo; visibles?
y no sólo los intereses, como ahora; por ahora recibid -Por medio de la vista.
esta criatura l9 y vástago del Bien en sí. Cuidaos que -En efecto, y por medio del oído las audibles, y por
no os engañe involuntariamente de algún modo, rindién- medio de las demás percepciones todas las cosas per-
doos cuenta fraudulenta del interés. ceptibles. ¿No es así?
-Nos cuidaremos cuanto podamos; pero tú limítate -Sí.
a hablar. -Pues bien, ¿has advertido que el artesano 21 de las
-Para eso debo estar de acuerdo con vosotros y percepciones modeló mucho más perfectamente la fa-
recordaros lo que he dicho antes y a menudo hemos cultad de ver y de ser visto?
hablado en otras oportunidades 20. -En realidad, no.
b -¿Sobre qué? -Examina lo siguiente: ¿hay algo de otro género que
-Que hay muchas cosas bellas, muchas buenas, y el oído necesita para oír y la voz para ser oída, de modo
así, con cada multiplicidad, decimos que existe y la dis- que, si este tercer género no se hace presente, uno no d
tinguimos con el lenguaje. oirá y la otra no se oirá?
-Lo decimos, en efecto. -No, nada.
-También afirmamos que hay algo Bello en sí y Bue- -Tampoco necesitan de algo de esa índole muchos
no en sí y, análogamente, respecto de todas aquellas co- otros poderes, pienso, por no decir ninguno. ¿O puedes
sas que postulábamos como mútiples; a la inversa, a decir alguno?
su vez postulamos cada multiplicidad como siendo una -No, por cierto.
unidad, de acuerdo con una Idea única, y denominamos -Pero, al poder de ver y de ser visto, ¿no piensas
a cada una 'lo que es'. que le falta algo?
'9 Juego de palabras con tókos, que significa tanto 'criatura', co-
-¿Qué cosa?
mo, en plural, 'intereses'.
-Si la vista está presente en los ojos y lista para
20 El «antes» puede referirse a V 476a, pero el ea menudo», etc., que se use de ella, y el color está presente en los obje-
no puede remitir a la República, sino tal vez a un diálogo anterior, tos, pero no se añade un tercer género que hay por e
como el Fedón 66d SS.,74a-79a y 99e-100d. y Banquete 210e-212a. Refe- naturaleza específicamente para ello, bien sabes que la
rencias similares en diálogos anteriores (Hipias Mayor 286c-d, 288a y
289c-e, Eutifrón 5d y 6d-e, y Crátilo 389a-390b) carecen, a nuestro en-
vista no verá nada y los colores serán invisibles.
tender, de sentido ontológico-metafísico, y por ello sólo son anticipos 21 Hasta el artesano (démiourgós) divino del Timeo no
de la concepción de las Ideas. Sólo nos hacen dudar los casos del Euti- se hace explícita esta concepción de Dios como artesano, pero el pen-
demo 300e-301a, y Crát. 430a-b. Cf. Introducción, págs. 35 y sigs. samiento ya está presente aquí.
-¿Cómo? Explícate.
-Bien sabes que los ojos, cuando se los vuelve so-
bre objetos cuyos colores no están ya iluminados por
-Por consiguiente, el sentido de la vista y el poder la luz del día sino por el resplandor de la luna, ven dé-
de ser visto se hallan ligados por un vínculo de una bilmente, como si no tuvieran claridad en la vista.
508n especie nada pequeña, de mayor estima que las demás -Efectivamente.
ligazones de los sentidos, salvo que la luz no sea estima- -P-ero cuando el sol brilla sobre ellos, ven nítida- d
ble. mente, y parece como si estos mismos ojos tuvieran la
-Está muy lejos de no ser estimable.
-Pues bien, ja cuál de los dioses que hay en el cielo -Sin duda.
atribuyes la autoría de aquello por lo cual la luz hace
que la vista vea y que las más hermosas cosas visibles
sean vistas?
-Al mismo que tú y que cualquiera de los demás,
ya que es evidente que preguntas por el sol.
-Y la vista, jno es por naturaleza en relación a este
dios lo siguiente?
-j Cómo?
-Ni la vista misma, ni aquello en lo cual se produce
b -lo que llamamos 'ojo'- son el sol.
-Claro que no.
-Pero es el más afin al sol, pienso, de los órganos
que conciernen a los sentidos.
-Con mucho.
-Y la facultad que posee, jno es algo así como un
fluido que le es dispensado por el sol?
-Ciertamente.

lleza extraordinaria, puesto que


uce la ciencia y la verdad, y además está por enci-
..
ma de ellas en cuanto a hermosura. Sin duda, no te re- otro,, -e y no digo 'el del cielo' para que no
fieres al placer. creas que hago juego de palabras. ¿Captas estas dos es-
-¡Dios nos libre! Más bien prosigue examinando pecies, la visible y la inteligible?
nuestra comparación. -Las c r
b --¿De qué modo? -Toma ahora una línea dividida en dos partes desi-
-Pienso que puedes decir que el sol no sólo aporta guales; divide nuevamente cada sección según la misma
a lo que se ve la propiedad de ser visto, sino también proporción, la del género de lo que se ve y otra la del
la génesis, el crecimiento y la nutrición, sin ser él mis- que se intelige, y tendrás distinta oscuridad y claridad
mo génesis. relativas; así tenemos primeramente, en el género de lo
-Claro que no. que se ve, una sección de imágenes. Llamo 'imágenes' en e
primer lugar a las sombras, luego a los reflejos en el 510a
agua y en todas las cosas que, por su constitución, son
densas, lisas y brillantes, y a todo lo de esa índole. ¿Te
das cuenta?
-Me doy cuenta.
-Pon ahora la otra sección de la que ésta ofrece imá-
-¡Por Apolo!, exclamó. ¡Qué elevación demoníaca! genes, a la que corresponden !os animales que viven en
-Tú eres culpable -repliqué-, pues me has forza- nuestro derredor, así como todo lo que crece, y tam-
do a decir lo que pensaba sobre ello. bién el género íntegro de cosas fabricadas por el hom-
-Está bien; de ningún modo te detengas, sino prosi- bre.
gue explicando la similitud respecto del sol, si es que -Pongámoslo.
te queda algo por decir. -¿Estás dispuesto a declarar que la línea ha queda-
-Bueno, es mucho lo que queda. do dividida, en cuanto a su verdad y no verdad, de mo-
-Entonces no dejes de lado ni lo más mínimo. do tal que lo opinable es a lo cognoscible como la copia
-Me temo que voy a dejar mucho de lado; no obs- es a aquello de lo que es copiado?
tante, no omitiré lo que en este momento me sea posible. -Estoy muy dispuesto. b
-No, por favor. -Ahora examina si no hay que dividir también la
sección de lo inteligible.
-¿De qué modo?
-De éste. Por un lado, en la primera parte de ella,
22 Traducimos aquí ousía por uesenciar (sin propósito de contras- el alma, sirviéndose de las cosas antes imitadas como
tarla con t o einai «el existir,,), pero conscientes de que es una traduc- si fueran imágenes, se ve forzada a indagar a partir de
ción deficiente. Otra alternativa podría ser «realidad*, pero, como se supuestos, marchando no hasta un principio sino hacia
verá en el libro VII, la palabra ousía tiene en tal contexto una fuerte
indicación de persistencia ontológica (que inducirá a Aristóteles a for-
una conclusión. Por otro lado, en la segunda parte, avan-
jar, en base a ella, el concepto de .sustancia#), que se contrapone a za hasta un principio no supuesto, partiendo de un su-
la génesis o *devenirs. puesto y sin recurrir a imágenes -a diferencia del otro
caso-, efectuando el camino con Ideas mismas y por
medio de Ideas.
-No he aprehendido suficientemente esto que dices.
c -Pues veamos nuevamente; será más fácil que en-
tiendas si te digo esto antes. Creo que sabes que los
que se ocupan de geometría y de cálculo suponen lo
impar y lo par, las figuras y tres clases de ángulos y has-
d-w~5:~&.;i_s'gaacCiende
cosas afines, según lo que investigan en cada caso. Co-
mo si las conocieran, las adoptan como supuestos, y de
ahí en adelante no estiman que deban dar cuenta de
d ellas ni a sí mismos ni a otros, como si fueran evidentes
a cualquiera; antes bien, partiendo de ellas atraviesan
el resto de modo consecuente, para concluir en aquello
que proponían al examen.
-Sí, esto lo sé.
-Sabes, por consiguiente, que se sirven de figuras
visibles y hacen discursos acerca de ellas, aunque no
pensando en éstas sino en aquellas cosas a las cuales
éstas se parecen, discurriendo en vista al Cuadrado en
e sí y a la Diagonal en sí, y no en vista de la que dibujan,
y así con lo demás. De las cosas mismas que configuran
y dibujan hay sombras e imágenes en el agua, y de es-
tas cosas que dibujan se sirven como imágenes, buscan-
511a do divisar aquellas cosas en sí que no podrían divisar
de otro modo que con el pensamiento.
-Dices verdad.
-A esto me refería como la especie inteligible. Pero
en esta su primera sección, el alma se ve forzada a ser-
virse de supuestos en su búsqueda, sin avanzar hacia
un principio, por no poder remontarse más allá de los
supuestos. Y para eso usa como imágenes a los objetos
que abajo eran imitados, y que habían sido conjetura-
dos y estimados como claros respecto de los que eran
sus imitaciones.
b -Comprendo que te refieres a la geometría y a las
artes afines.
otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en
la parte de la caverna que tienen frente a sí?
-Claro que no, si toda su vida están forzados a no b
mover las cabezas.
1 -¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan
los que pasan del otro lado del tabique?
Indudablemente.
-Pues entonces, si dialogaran entre sí, jno te pare-
ce que entenderían estar nombrando a los objetos que
pasan y que ellos ven? '.
-Necesariamente.
514a -Después de eso -proseguí- compara nuestra na- -Y si la prisión contara con un eco desde la pared
turaleza respecto de su educación y de su falta de edu- que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del
cación con una experiencia como ésta. Represéntate otro lado del tabique hablara, jno piensas que creerían
hombres en una morada subterránea en forma de ca- lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante
verna, que tiene la entrada abierta, en toda su exten- S?
sión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas Por Zeus que sí!
y el cuello encadenados, de modo que deben permane- Y que los prisioneros no tendrían por real otra c
cer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cade- cosa que las sombras de los objetos artificiales trans-
b nas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba portados?
y mas lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás -Es de toda necesidad.
de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un cami- -Examina ahora el caso de una liberación de sus
no más alto, junto al cual imagínate un tabique cons- cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasa-
truido de lado a lado, como el biombo que los titirite- ría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de
ros levantan delante del público para mostrar, por enci- ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente,
ma del biombo, los muñecos. volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer
-Me lo imagino. todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera
-Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pa- incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había
c san sombras que llevan toda clase de utensilios y figuri- visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese d
515n l l a ~de hombres y otros animales, hechos en piedra y que lo que había visto antes eran fruslerías y que aho-
madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos
hablan y otros callan. sea, los objetos transportados del otro lado del tabique, cu-
-Extraña comparación haces, y extraños son esos yas sombras, proyectadas sobre el fondo de la caverna, ven los prisio-
neros.
prisioneros. 2 No se trata de que lo que les sucediese fuera natural -el mis-
-Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, mo Platón dice que obrarían forzad os^^-, sino acorde con la natura-
jcrees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, leza humana.
340 DIÁLOGOS REP~BLICA VII 34 1

ra, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia -Después de lo cual concluiría, con respecto al sol,
cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le que es lo que produce las estaciones y los años y que
mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo c
lado de tabique y se le obligara a contestar preguntas es causa de las cosas que ellos habían visto.
sobre lo que son, jno piensas que se sentirá en difi- -Es evidente que, después de todo esto, arribaría
cultades y que considerará que las cosas que antes a tales conclusiones.
veía eran más verdaderas que las que se le muestran -Y si se acordara de su primera morada, del tipo
ahora? te allí y de sus entonces compañe-
-Mucho más verdaderas. se sentiría feliz del
e -Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, jno
le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose
hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar logios que se tributa-
que éstas son realmente más claras que las que se le ensas para aquel que
muestran? agudeza divisara las sombras de los objetos
-Así es. para el que mejor
-Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada lado habitualmente
y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese d
516a la luz del sol, jno sufriría acaso y se irritaría por ser capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que
arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más
de fulgores que le impedirían ver uno solo de los obje- honrados y poderosos entre aquéllos? jO más bien no
tos que ahora decimos que son los verdaderos? le pasaría como al Aquiles de Homero, y aprefiriría ser
-Por cierto, al menos inmediatamente. un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» ' o
-Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mi- soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su an-
rar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con terior modo de opinar y a aquella vida?
mayor facilidad las sombras, y después las figuras bién yo, que padecería cualquier cosa e
los hombres y de los otros objetos reflejados en el a ue soportar aquella vida.
luego los hombres y los objetos mismos. A continu a ahora esto: si descendiera nuevamente y ocu-
contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el iento, ¿no tendría ofuscados los ojos
b mismo, mirando la luz de los astros y la luna más por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
cilmente que, durante el día, el sol y la luz del s -Sin duda.
-Sin duda. -Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas som-
-Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en ardua competencia con aquellos que han con-
en imágenes en el agua o en otros lugares que le son do en todo momento las cadenas, y viera con-
extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en ue sus ojos se reacomodaran a ese 517n
su propio ámbito.
-Necesariamente.
estado .y se acostumbraran en un tiempo nada breve, portase desmañadamente y quedara en ridículo por ver
jno se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, de modo confuso y, no acostumbrado aún en forma su-
por haber subido hasto lo alto, se había estropeado los ficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado,
ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar
hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos ha- sobre sombras de justicia o sobre las figurillas de las
cia la luz, jno lo matarían, si pudieran tenerlo en sus cuales hay sombras, y a reñir sobre esto del modo en e
manos y matarlo? que esto es discutido por quienes jamás han visto la
-Seguramente. Justicia en sí.
-Pues bien, querido debemos aplicar ínte- -De ninguna manera sería extraño.
b gra esta elegoría a lo qu rmente ha sido dicho, -Pero si alguien tiene sentido común, recuerda que 518a
comparando la región que se manifiesta por medio de los ojos pueden ver confusamente por dos tipos de per-
la vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que turbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla,
hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, y otro de la tiniebla a la luz; y al considerar que esto
el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse irracio-
el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te nalmente cuando la ve perturbada e incapacitada de mi-
equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que rar algo, habrá de examinar cuál de los dos casos es:
es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cier- si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente
to; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que den- por falta de hábito, o si, viniendo de una mayor igno-
c tro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, rancia hacia lo más luminoso, es obnubilada por el res-
es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse plandor. Así, en un caso se felicitará de lo que le sucede b
que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que y de la vida a que accede; mientras en el otro se apiada-
en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de rá, y, si se quiere reír de ella, su risa será menos absur-
ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y produc- da que si se descarga sobre el alma que desciende des-
tora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario de la luz.
tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto -Lo que dices es razonable.
en lo privado como en lo público. -Debemos considerar entonces, si esto es verdad,
-Comparto tu pensamiento, en la medida que me que la educación no es como la proclaman algunos. Afir-
es posible. man que, cuando la ciencia no está en el alma, ellas c
-Mira también si lo compartes en esto: no hay que en, como si se pusiera la vista en ojos ciegos.
asombrarse de que quienes han llegado allí no estén dis- firman eso, en efecto.
puestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus ues bien, el presente argumento indica que en el
d almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natu- de cada uno hay el poder de aprender y el órgano
ral, si la alegoría descrita es correcta también en esto. para ello, y que, así como el ojo no puede volverse ha-
-Muy natural. cia la luz y dejar las tinieblas si no gira todo el cuerpo,
-Tampoco sería extraño que alguien que, de con- del mismo modo hay que volverse desde lo que tiene
templar las cosas divinas, pasara a las humanas, se com- génesis con toda el alma, hasta que llegue a ser capaz
de soportar la contemplación de lo que es, y lo más lu- -jY no es también probable, e incluso necesario a
d minoso de lo que es, que es lo que llamamos el Bien. partir de lo ya dicho, que ni los hombres sin educa-
¿No es así? ción ni experiencia de la verdad puedan gobernar ade- c
-Sí. cuadamente alguna vez el Estado, ni tampoco aquellos
-Por consiguiente, la educación sería el arte de vol- a los que se permita pasar todo su tiempo en el estudio,
ver este órgano del alma del modo más fácil y eficaz los primeros por no tener a la vista en la vida la única
en que puede ser vuelto, mas no como si le infundiera meta a que es necesario apuntar al hacer cuanto se
la vista, puesto que ya la posee, sino, en caso de que hace privada o públicamente, los segundos por no que-
se lo haya girado incorrectamente y no mire adonde rer actuar, considerándose como si ya en vida estuvie-
debe, posibilitando la corrección. sen residiendo en la Isla de los Bienaventurados? S.
-Así parece, en efecto. -Verdad.
-Ciertamente, las otras denominadas 'excelencias' -Por cierto que es una tarea de nosotros, los funda-
del alma parecen estar cerca de las del cuerpo, ya que, dores de este Estado, la de obligar a los hombres de
e si no se hallan presentes previamente, pueden después naturaleza mejor dotada a emprender el estudio que he-
ser implantadas por el hábito y el ejercicio; pero la ex- mos dicho antes que era el supremo, contemplar el Bien
celencia del comprender da la impresión de corresponder y llevar a cabo aquel ascenso y, tras haber ascendido d
más bien a algo más divino, que nunca pierde su poder, y y contemplado suficientemente, no permitirles lo que
que según hacia dónde sea dirigida es útil y provechosa, ahora se les permite.
519a O bien inútil y perjudicial. jO acaso no te has percatado -¿A qué te refieres?
de que esos que son considerados malvados, aunque en -Quedarse allí y no estar dispuestos a descender
realidad son astutos, poseen un alma que mira pene- junto a aquellos prisioneros, ni participar en sus traba-
trantemente y ve con agudeza aquellas cosas a las que jos y recompensas, sean éstas insignificantes o valiosas.
se dirige, porque no tiene la vista débil sino que está -Pero entonces -dijo Glaucón- jseremos injustos
forzada a servir al mal, de modo que, cuanto más agu- con ellos y les haremos vivir mal cuando pueden hacer-
damente mira, tanto más mal produce? lo mejor?
-jClaro que sí! -Te olvidas nuevamente 6, amigo mío, que nuestra e
-No obstante, si desde la infancia se trabajara po- ley no atiende a que una sola clase lo pase excepcional-
b dando en tal naturaleza lo que, con su peso plomífero mente bien en el Estado, sino que se las compone para
y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por que esto suceda en todo el Estado, armonizándose los
medio de la glotonería, lujuria y placeres de esa índole, ciudadanos por la persuasión o por la fuerza, haciendo
inclina hacia abajo la vista del alma; entonces, desem- que unos a otros se presten los beneficios que cada uno 520a
barazada ésta de ese peso, se volvería hacia lo verdade-
ro, y con este mismo poder en los mismos hombres La Idea del Bien.
vería del modo penetrante con que ve las cosas a las Desde P~NDARO (Olímp. 11 70-72) la Isla de los Bienaventurados
cuales está ahora vuelta. es el lugar de los justos tras la muerte. Cf. Gorgias 423a-b.
-Es probable. Cf. Adimanto en IV 419a.
sea capaz de prestar a la comunidad. Porque si se forja -Es muy cierto.
a tales hombres en el Estado, no es para permitir que -¿Y piensas que los que hemos formado, al oír es-
cada uno se vuelva hacia donde le da la gana, sino para to, se negarán y no estarán dispuestos a compartir los
utilizarlos para la consolidación del Estado. trabajos del Estado, cada uno en su turno, quedándose
-Es verdad; lo había olvidado, en efecto. a residir la mayor parte del tiempo unos con otros en
-Observa ahora, Glaucón, que no seremos injustos el ámbito de lo puro?
con los filósofos que han surgido entre nosotros, sino -Imposible, pues estamos ordenando a los justos e
que les hablaremos en justicia, al forzarlos a ocuparse cosas justas. Pero además cada uno ha de gobernar por
b y cuidar de los demás. Les diremos, en efecto, que es una imposición, al revés de lo que sucede a los que go-
natural que los que han llegado a ser filósofos en otros biernan ahora en cada Estado.
Estados no participen en los trabajos de éstos, porque -Así es, amigo mío: si has hallado para los que van
se han criado por sí solos, al margen de la voluntad a gobernar un modo de vida mejor que el gobernar, 521a
del régimen político respectivo; y aquel que se ha cria- podrás contar con un Estado bien gobernado; pues sólo
do solo y sin deber alimento a nadie, en buena justicia en él gobiernan los que son realmente ricos, no en oro,
no tiene por qué poner celo en compensar su crianza sino en la riqueza quq hace la fdicidad: una vida virtuo-
a nadie. «Pero a vosotros os hemos formado tanto para sa y sabia. No, en cambio, donde los pordioseros y ne-
vosotros mismos como para el resto del Estado, para cesitados de bienes privados marchan sobre los asuntos
ser conductores y reyes de los enjambres, os hemos edu- públicos, convencidos de que allí han de apoderarse del
cado mejor y más completamente que a los otros, y más bien; pues cuando el gobierno se convierte en objeto
c capaces de participar tanto en la filosofía como en la de disputas, semejante guerra doméstica e intestina aca-
política. Cada uno a su turno, por consiguiente, debéis ba con ellos y con el resto del Estado.
descender hacia la morada común de los demás y habi- -No hay cosa más cierta.
tuaros a contemplar las tinieblas; pues, una vez habi- -¿Y sabes acaso de algún otro modo de vida, que b
tuados, veréis mil veces mejor las cosas de allí y cono- el de -la verdadera filosofía, que lleve a despreciar el
ceréis cada una de las imágenes y de qué son imágenes, mando político?
ya que vosotros habréis visto antes la verdad en lo que -No, por Zeus.
concierne a las cosas bellas, justas y buenas. Y así el -Es necesario entonces que no tengan acceso al go-
Estado habitará en la vigilia para nosotros y para voso- bierno los que están enamorados de éste; si no, habrá
tros, no en el sueño, como pasa actualmente en la ma- adversarios que los combatan.
yoría de los Estados, donde compiten entre sí como -Sin duda.
d entre sombras y disputan en torno al gobierno, como -En tal caso, ¿impondrás la vigilancia del Estado
si fuera algo de gran valor. Pero lo cierto es que el Es- a otros que a quienes, además de ser los más inteligen-
tado en el que menos anhelan gobernar quienes hañ de tes en lo que concierne al gobierno del Estado, prefie-
hacerlo es forzosamente el mejor y el más alejado de ren otros honores y un modo de vida mejor que el del
disensiones, y lo contrario cabe decir del que tenga los gobernante del Estado?
gobernantes contrarios a esto». -No, a ningún otro.
c -¿Quieres ahora que examinemos de qué modo se -Y la gimnasia de algún modo se ocupa de lo que
formarán tales hombres, y cómo se los ascenderá hacia se genera y perece, ya que supervisa el crecimiento y
la luz, tal como dicen que algunos han ascendido desde la corrupción del cuerpo.
el Hades hasta los dioses? -Así parece.
-¿Cómo no habría de quererlo? -No es éste, pues, el estudio que buscamos.
-Pero esto, me parece, no es como un voleo de con- -No, en efecto. 522a
cha ', sino un volverse del alma desde un día noctur- -¿Será acaso la música tal como la hemos descrito
no hasta uno verdadero; o sea, de un camino de ascenso anteriormente?
hacia lo que es, camino al que correctamente llamamos -No, porque has de recordar que la música era la
'filosofía'. parte correlativa de la gimnasia: a través de hábitos edu-
-Efectivamente. caba a los guardianes, inculcándoles no conocimientos
-Habrá entonces que examinar qué estudios tienen científicos sino acordes armoniosos y movimientos rít-
d este poder. micos; en cuanto a las palabras, las dotaba de hábitos
-Claro está. afines a aquéllos, tratáranse de palabras míticas o más
-¿Y qué estudio, Glaucón, será el que arranque al verdaderas, pero no había en ella nada de un estudio
alma desde lo que deviene hacia lo que es? Al decirlo, que condujera hacia algo como lo que buscas ahora. b
pienso a la vez esto: ¿no hemos dicho que tales hom- -Me haces recordar con la mayor precisión; en efec-
bres debían haberse ejercitado ya en la guerra? to, no había en ella nada de esto. Pero, divino Glaucón,
-Lo hemos dicho, en efecto. jcuál será entonces semejante estudio? Porque ya he-
-Por consiguiente, el estudio que buscamos debe mos visto que las artes son todas indignas.
añadir otra cosa a ésta. -Sin duda, pero ¿qué otro estudio queda, si hace-
-¿ Cuál? mos a un lado la música, la gimnasia y las artes?
-No ser inútil a los hombres que combaten. -Bien, si no podemos tomar nada fuera de ellas, to-
-Así debe ser, si es que eso es posible. memos algo que se pueda extender sobre todas ellas.
-Ahora bien, anteriormente los educábamos por -¿Como qué?
e medio de la gimnasia y de la música. -Por ejemplo, eso común que sirve a todas las ar- c
-Efectivamente. tes, operaciones intelectuales y ciencias, y que hay que
aprender desde el principio.
-¿A qué te refieres?
La expresión remite a un juego infantil, que Adam interpreta
siguiendo a Grasberger: se arrojaba al aire una concha, negra de un -A esa fruslería por la que se discierne el uno, el
lado y blanca del otro, y los jugadores, divididos en dos bandos, grita- dos y el tres, en una palabra, a lo que concierne al nú-
ban *noche. o adían (de ahí de *día nocturno» a *día verdadero», en mero y al cálculo: jno sucede de modo tal que todo arte
la frase siguiente, según Forster, citado por Adam). Según de qué lado y toda ciencia deben participar de ello?
caía, un bando echaba a correr y el otro lo perseguía. Platón quiere
decir -interpreta Adarn, siguiendo a Schleiermacher- que la educa-
-Es cierto.
ción no es algo tan intrascendente como dicho juego. -¿Inclusive el arte de la guerra?
En 11 376e. -Necesariamente.
R E P ~ B L I C A VII 35 1

d -Pues Palamedes, cada vez que aparece en las tra- -Es claro -dijo Glaucón- que hablas de las cosas
gedias, hace de Agamenón un general bien ridículo 9. que aparecen a lo lejos y a las pinturas sombreadas.
¿O no te has dado cuenta de que afirma que, mediante -No -repliqué-, no has dado con lo que quiero
la invención del número, ordenó las filas del ejército decir.
de Troya, numeró las naves y todo lo demás -como -¿Qué quieres decir entonces?
si antes nada hubiese sido contado-, mientras Agame- -Los objetos que no incitan son los que no suscitan
nón, al parecer, ni siquiera sabía cuántos pies tenía, ya a la vez dos percepciones contrarias. A los que sí las c
que no sabía contar? (Qué piensas de semejante general? suscitan los considero como estimulantes, puesto que
-Que era muy extraño, si eso fuese cierto. la percepción no muestra más esto que lo contrario, sea
e -Por consiguiente, ¿impondremos como estudio in- que venga de cerca o de lejos. Te lo diré de un modo
dispensable para un varón guerrero el que le permita más claro: éstos decimos que son tres dedos, el meñi-
contar y calcular? que, el anular y el mayor.
-Más que cualquier otra cosa, si ha de entender de -De acuerdo.
estrategia o, más bien, si es que va a ser un hombre. -Piensa ahora que hablo como viéndolos de cerca.
-¿Percibes lo mismo que yo en este estudio? Después obsérvalos conmigo de este modo.
-¿Qué cosa? -¿De qué modo?
523a -Parece que, aunque es de aquellos estudios que -Cada uno de ellos aparece igualmente como un
buscamos porque por naturaleza conducen a la intelec- dedo, y en ese sentido no importa si se lo ve en el medio d
ción, nadie lo usa correctamente, pero es algo que por o en el extremo, blanco o negro, grueso o delgado, y
ejemplo atrae hacia la esencia. así todo lo de esa índole. En todos estos casos el alma
-¿Qué quieres decir? de la mayoría de los hombres no se ve forzada a pre-
-Intentaré mostrarte lo que me parece que es. Con- guntar a la inteligencia qué es un dedo, porque de nin-
sidera junto conmigo las cosas que distingo como con- ún modo la vista le ha dado a entender que el dedo
ducentes o no hacia donde decimos, dando tu asenti- a la vez lo contrario de un dedo.
miento o rehusando, de modo que podamos ver más
claramente si es como presiento. Es natural, entonces, que semejante percepción no .
-Muéstramelo. stimule ni despierte a la inteligencia. e
-Te mostraré, si miras bien, que algunos de los ob- -Es natural.
b jetos de las percepciones no incitan a la inteligencia al
-Pues bien, en cuanto a la grandeza y a la pequeñez
examen, por haber sido juzgados suficientemente por los dedos, ¿percibe la vista suficientemente, y le es
la percepción, mientras otros sin duda la estimulan a iferente que uno de ellos esté en el medio o en el
examinar, al no ofrecer la percepción nada digno de xtremo, y del mismo modo el tacto con lo grueso y
confianza. delgado, con lo blando y lo duro? Y los demás senti-
s {no se muestran defectuosos en casos semejantes?
9 Dice Adam que, a juzgar por los fragmentos de obras perdidas
s bien cada uno de ellos procede de modo que, 524a
de Esquilo, Sófocles y Eurípides, éstos han compuesto tragedias sobre eramente, el sentido asignado a lo duro ha sido for-
Palamedes.
zado a ,lo blando, y transmite al alma que ha percibido Completamente cierto. d
una misma cosa como dura y como blanda? esto es lo que intentaba decir hace un momento,
-Así es. afirmaba que algunos objetos estimulan el pen-
-Pero ¿no es forzoso que en tales casos el alma sien- samiento y otros no, en lo cual definía como estimulan-
ta la dificultad con respecto a qué significa esta sensa- tes aquellos que producían sensaciones contrarias a la
ción si nos dice que algo es 'duro', cuando de lo mismo vez, mientras los otros no excitaban a la inteligencia.
dice que es 'blando'? ¿Y también respecto de qué quie- Comprendo, y también a mí me parece así.
re significar la sensación de lo liviano y lo pesado con ues bien, ¿en cuál de las dos clases te parece que
'liviano' o 'pesado', cuando dice que lo pesado es 'livia- están el número y la unidad?
no' y lo liviano 'pesado'? -No me doy cuenta.
b -En efecto, son extrañas comunicaciones para el -Razona a partir de lo dicho. En efecto, si la uni-
alma, que reclaman un examen. dad es vista suficientemente por sí misma o aprehendi-
-Es natural que en tales casos el alma apele al ra- da por cualquier otro sentido, no atraerá hacia la esen- e
zonamiento y a la inteligencia para intentar examinar, cia, como decíamos en el caso del dedo. Pero si se la
primeramente, si cada cosa que se le transmite es una ve en alguna contradicción, de modo que no parezca más
o dos. unidad que lo contrario, se necesitará de un juez, y el
-Sin duda. alma forzosamente estará en dificultades e indagará, ex-
-Y si parecen dos, cada una parecerá una y distinta citando en sí misma el pensamiento, y se preguntará
de la otra. qué es en sí la unidad; de este modo el aprendizaje
-Sí. concerniente a la unidad puede estar entre los que 525n
-Y si cada una de ellas es una y ambas son dos, guíaff y vuelven el alma hacia la contemplación de lo
c pensará que son dos si están separadas; pues si no es- que es.
tán separadas, no pensará que son dos sino una. -Por cierto -dijo Glaucón-, así pasa con la visión
-Correcto. de la unidad y no de modo mínimo, ya que vemos una
-Pero decimos que la vista ha visto lo grande y pe- cosa como una y a la vez como infinitamente múltiple.
queño no separadamente, sino confundidos, jno es así? -Si esto es así con lo uno, jno pasará lo mismo con
-Sí. todo número?
-Y para aclarar esto la inteligencia ha sido forzada -Sin duda.
a ver lo grande y lo pequeño, no confundiéndolos sino -Pero el arte de calcular y la aritmética tratan del
distinguiéndolos. número.
-Es verdad. -Así es.
-¿No es acaso a raíz de eso que se nos ocurre pre- -Entonces parece que conducen hacia la verdad. b
guntar primeramente qué es lo grande y qué lo pequeño? -En forma maravillosa.
-Sin duda. -Se hallan, por ende, entre los estudios que busca-
-Y de este modo era como hablábamos de lo inteli- mos; pues al guerrero, para ordenar su ejército, le hace
gible, por un lado, y de lo visible, por otro. falta aprender estas cosas; en cuanto al filósofo, para
escapar del ámbito de la génesis, debe captar la esen- do igual a cualquier otra unidad sin diferir en lo más
cia, sin lo cual jamás llegará a ser un buen calculador. mínimo ni conteniendo en sí misma parte alguna?));¿qué
-Así es. crees, Glaucón, que responderán?
-Pero resulta que nuestro guardián es a la vez gue- -Pienso que esto: que los números acerca de los cua-
rrero y filósofo. les hablan sólo es posible pensarlos, y no se les puede
-¡Claro está! manipular de ningún modo.
-Sería conveniente, Glaucón, establecer por ley es- -Tú ves entonces, mi amigo, que este estudio ha de
te estudio y persuadir a los que van a participar de los resultarnos realmente forzoso, puesto que parece obli- b
c más altos cargos del Estado a que se apliquen al arte gar al alma a servirse de la inteligencia misma para
del cálculo, pero no como aficionados, sino hasta llegar alcanzar la verdad misma.
a la contemplación de la naturaleza de los números por -Sin duda que así procede.
medio de la inteligencia; y tampoco para hacerlo servir -¿Y no has observado que los calculadores por na-
en compras y ventas, como hacen los comerciantes y turaleza son rápidos, por así decirlo, en todos los estu-
mercaderes, sino con miras a la guerra y a facilitar la dios, en tanto que los lentos, cuando son educados y
conversión del a l d a desde la génesis hacia la verdad ejercitados en este estudio, aunque no obtengan ningún
y la esencia. otro provecho, mejoran, al menos, volviéndose más rá-
-Es muy bello lo que dices. pidos que antes?
d A d e m á s pienso ahora, tras lo dicho sobre el estudio -Así es.
concerniente a los cálculos, qué agudo y útil nos es en ; -Y no hallarás fácilmente, según pienso, muchos es- c
muchos aspectos respecto de lo que queremos, con tal tudios que requieran más esfuerzo para aprender y
de que se emplee para conocer y no para comerciar. practicar.
-¿De qué modo? -No, en efecto.
-Así: este estudio del que estamos hablando eleva -Por todos estos motivos no hay que descuidar este
notablemente el alma y la obliga a discurrir acerca de estudio, sino que los mejores deben educar sus natura-
los Números en sí, sin permitir jamás que alguien dis- lezas en él.
curra proponiendo números que cuentan con cuerpos -Estoy de acuerdo.
visibles o tangibles. En efecto, sabes sin duda que los -Quede entonces establecido para nosotros un pri-
e expertos en estas cosas, si alguien intenta seccionar mer estudio; ahora bien, examinaremos un segundo que
la unidad en su discurso, se ríen y no lo aceptan, y si le sigue, para ver si nos conviene.
tú la fraccionas ellos a su vez la multiplican, cuidando -¿Cuál? ¿Acaso te refieres a la geometría?
que jamás lo uno aparezca no como siendo uno, sino -A ella, precisamente.
como conteniendo muchas partes. -En cuanto se extiende sobre los asuntos de gue- d
-Es verdad lo que dices. rra, es evidente que conviene. Porque en lo que concier-
526a -Y si se les pregunta: «hombres asombrosos, jacer- ne a acampamientos, ocupación de zonas, concentracio-
ca de qué números discurrís, en los cuales la unidad nes y despliegues de tropas, y cuantas formas asuman
se halla tal como vosotros la consideráis, siendo en to- los ejércitos en las batallas mismas y en las marchas,
es muy diferente que el guardián mismo sea geómetra miento del filósofo dirija hacia arriba lo que en el pre-
y que no lo sea. sente dirige indebidamente hacia abajo.
-De esas cosas, sin embargo -repliqué-, es poco -Es capaz de eso al máximo.
de geometría y de cálculos lo que basta. Avanzando mu- -Pues si es tan capaz, has de prescribir al máximo c
e cho más lejos que eso, debemos examinar si tiende a a los hombres de tu bello Estado que de ningún modo
hacer divisar más fácilmente la Idea del Bien. Y a eso descuiden la geometría; pues incluso sus productos ac-
tiende, decimos, todo aquello que fuerza al alma a girar cesorios no son pequeños.
hacia el lugar en el cual se halla lo más dichoso de lo -¿A qué te refieres?
que es, que debe ver a toda costa. -Lo que tú has mencionado: lo concerniente a la
-Hablas correctamente. guerra; pero también con respecto a todos los demás
-En ese caso, si la geometría obliga a contemplar la estudios, cómo comprenderlos mejor, ya que bien sabe-
esencia, conviene; si en cambio obliga a contemplar mos que hay una enorme diferencia entre quien ha es-
el devenir, no conviene. tudiado geometría y quien no.
-De acuerdo en que afirmemos eso. -¡Enorme, por Zeus!
527a -En esto hay algo que no nos discutirán cuantos -¿Implantamos entonces esto como un segundo es-
sean siquiera un poco expertos en geometría, a saber, tudio para nuestros jóvenes?
que esta ciencia es todo lo contrario de lo que dicen -Implantémoslo.
en sus palabras los que tratan con ella. -Y ahora ¿pondremos en tercer lugar la astronomía? d
-¿Cómo es eso? ¿O no te parece?
-Hablan de un modo ridículo aunque forzoso, como -A mí sí -dijo Glaucón-. En efecto, tener buena
si estuvieran obrando o como si todos sus discursos percepción de las estaciones corresponde no sólo a la
apuntaran a la acción: hablan de 'cuadrar', 'aplicar', 'aña- agricultura y a la navegación, sino también no menos
dir' y demás palabras de esa índole, cuando en reali- al oficio de jefe militar.
b dad todo este estudio es cultivado apuntando al conoci- -Me hace gracia -repliqué-, porque das la impre-
miento. sión de temer que a la muchedumbre le parezca que
-Completamente de acuerdo. estás estableciendo estudios inútiles. Pero en realidad
-¿No habremos de convenir algo más? se trata de algo no insignificante pero difícil de creer:
-¿Qué? que gracias a estos estudios el órgano del alma de cada
-Que se la cultiva apuntando al conocimiento de lo hombre se purifica y resucita cuando está agonizante e
que es siempre, no de algo que en algún momento nace y cegado por las demás ocupaciones, siendo un órgano
y en algún momento perece. que vale más conservarlo que a diez mil ojos, ya que
-Eso es fácil de convenir, pues la geometría es el sólo con él se ve la verdad. Aquellos que están de acuer-
conocimiento de lo que siempre es. do en esto convendrán contigo sin dificultad, mientras
-Se trata entonces, noble amigo, de algo que atrae que los que nunca lo hayan percibido en nada estima-
al alma hacia la verdad y que produce que el pensa- rán, naturalmente, lo que digas, porque no ven otra ven-
taja en estos estudios digna de ser tenida en cuenta.
528a Examina entonces desde ahora con quiénes dialogas; o dad, a pesar de todo esto florece vigorosamente en su
bien, si no hablas ni a unos ni a otros, haz los discursos propio encanto, de modo que no sería asombroso que
principalmente con vistas a ti mismo, sin tener recelo de se hiciera manifiesto.
que algún otro pueda sacar provecho de ellos. -Y sin duda posee un encanto distintivo. Pero explí- d
-Eso es lo que escojo: hablar principalmente con vis- came más claramente lo que decías; en efecto, postula-
tas a mí mismo, tanto al preguntar como al responder. bas de algún modo la geometría con el tratamiento de
-Da entonces un paso atrás, pues no hemos tocado la superficie.
correctamente el estudio que viene a continuación de -Sí -asentí.
la geometría. -A continuación la astronomía, inmediatamente des-
-¿Cómo hemos hecho eso? pués de la geometría, pero luego volviste atrás.
-Después de la superficie hemos tomado el sólido -Es que en mi urgencia -expliqué- expuse todo
b que está en movimiento, antes de captarlo en sí mismo; tan rápido que me he demorado; porque, de acuerdo
pero lo correcto es que, a continuación de la segunda con el método, a continuación venía la dimensión de
dimensión, se trate la tercera, o sea lo que concierne la profundidad, pero en razón del estado ridículo de la
a la dimensión de los cubos y cuanto participa de la investigación pasé de la geometría a la astronomía, que
profundidad ' O . implica movimiento de sólidos.
-Es cierto, Sócrates, pero me parece que eso aún -Correcto. e
no ha sido descubierto. -Pongamos entonces como cuarto estudio la astro-
-En efecto, y son dos las causas de ello: la primera, nomía, en el pensamiento de que el Estado podrá con-
que ningún Estado le dispensa mucha estima y, por ser tar con el estudio que ahora dejamos de lado, cuando
difícil, se la investiga débilmente; la segunda, que quie- quiera ocuparse de él.
nes investigan necesitan un supervisor, sin lo cual no -Probablemente. En cuanto a mí, Sócrates, dado que
podrían descubrir mucho. Y en primer lugar es difícil me has reprochado que alabara la astronomía de un mo-
que haya alguno, y, en segundo lugar, si lo hubiera, tal do vulgar, ahora la elogiaré de una forma que tú com-
c como están las cosas, no se podría persuadir a quienes partirás. Me parece, en efecto, que es evidente para cual- 529a
investigan esto, por ser sumamente arrogantes. Pero si quiera que la astronomía obliga al alma a mirar hacia
el Estado íntegro colabora en la supervisión guiándolos arriba y la conduce desde las cosas de aquí a las de
con la debida estima, aquéllos se persuadirían, y una allí en lo alto.
investigación continuada y vigorosa llegaría a aclarar -Tal vez sea evidente para cualquiera, excepto para
cómo es el asunto, puesto que incluso ahora mismo, en mí; porque yo no creo que sea así.
que éste es subestimado y mutilado por muchos, inclu- -Pero ¿cómo?
sive por investigadores que no se dan cuenta de su utili- -Del modo que la tratan los que hoy procuran ele-
varnos hacia la filosofía, hace mirar hacia abajo.
'0 La geometría de los sólidos o 'estereometria' es nombrada co-
-¿Qué quieres decir?
mo tal por vez primera en el pseudo-platónico Epínomis 990d y en -Que me parece que no es innoble el modo de apre-
los Anal. Post. 1 13, 78b de ARIST~TELES. hender, de tu parte, lo que es el estudio de las cosas
b de lo alto; pues das la impresión de creer que, si al- captar en ellos la verdad de lo igual, de lo doble y de 530a
guien levantara la cabeza para contemplar los borda- cualquier otra relación.
dos del techo, al observarlos estaría considerándolo con -Ciertamente sería ridículo.
la inteligencia, no con los ojos. Tal vez tú pienses bien -¿Y no crees que el verdadero astrónomo se aten-
y yo tontamente; pues por mi parte no puedo concebir drá a lo mismo al observar los movimientos de los as-
otro estudio que haga que el alma mire hacia arriba tros? Considerará que el artesano " del cielo y de
que aquel que trata con lo que es y lo invisible. Pero cuanto hay en él ha dispuesto todo con la máxima belle-
si alguien intenta instruirse acerca de cosas sensibles, za con que es posible constituir tales obras. Pero en
ya sea mirando hacia arriba con la boca abierta o hacia cuanto a las relaciones del día con la,noche, del día y
abajo con la boca cerrada, afirmo que no ha de apren- la noche con el mes, y del mes con el año, y de los de-
c der nada, pues no obtendrá ciencia de esas cosas, y el más astros respecto de estas cosas y entre sí, (no te b
alma no mirará hacia arriba sino hacia abajo, aunque parece que considerará absurdo creer que transcurren
se estudie nadando de espaldas, en tierra o en mar. siempre del mismo modo sin variar nunca, aun cuando
-Haya justicia -dijo Glaucón-, tu reproche es co- posean cuerpo y sean visibles, y tratar de encontrar en
rrecto. Pero {de qué modo dices, en lugar del actual, ellos por todos los medios la verdad?
que se debe aprender astronomía, si es que estudiarla -Así me parece, ahora que te escucho.
nos ha de ser ventajoso con respecto a lo que decimos? -Entonces nos serviremos de problemas en astro-
-De este modo. Estos bordados que hay en el cielo nomía, como lo hicimos en geometría, pero abandona-
están bordados en lo visible, y aunque sean los más be- remos el cielo estrellado, si queremos tratar a la astro-
d llos y perfectos de su índole, les falta mucho en relación nomía de modo de volver, de inútil, útil, lo que de c
con los verdaderos, así como de los movimientos con inteligente hay por naturaleza en el alma.
que, según el verdadero número y las verdaderas figu- -Es una tarea muchas veces mayor que la del que
ras, se mueven la rapidez real y la lentitud real, en rela- ahora practica astronomía la que le prescribes.
ción una con otra, y moviendo lo que hay en ellas; -Pues pienso que en todos los demás estudios debe-
movimientos que son aprehensibles por la razón y por mos prescribir del mismo modo, si es que hemos de ser
el pensamiento, mas no por la vista. ¿O piensas otra legisladores provechosos. Y ahora ¿puedes sugerir al-
cosa? gún otro estudio que sea conveniente?
-De ningún modo. -Por el momento no.
-Es necesario, entonces, servirse de los bordados -Pues bien, el movimiento no ofrece una forma úni-
que hay en el cielo como ejemplos para el estudio de ca sino muchas, creo. Quizás un sabio podría mencio- d
e los otros, en cierto modo como si se hallaran dibujos nar todas; pero que nos sean manifiestas también a no-
que sobresalieran por lo excelentemente trazados y bien sotros, dos.
trabajados por Dédalo o algún otro artesano o pintor: -¿Cuáles?
al verlos, un experto en geometría consideraría que son -Además del que estudia la astronomía, el que es
sin duda muy bellos en cuanto a su ejecución, pero que su contrapartida.
sería ridículo examinarlos con un esfuerzo serio para 11 Cf. nota 21 al libro VI.
-¿Cuál es? sonido es similar a los otros; pero unos y otros antepo- b
-Da la impresión de que, así como los ojos han sido nen los oídos a la inteligencia.
provistos para la astronomía, los oídos han sido provis- -Te refieres -dije yo- a esos valientes músicos que
tos para el movimiento armónico, y que se trata de cien- provocan tormentos a las cuerdas y las torturan esti-
cias hermanas entre sí, como dicen los pitagóricos, y rándolas sobre las clavijas. Pero termino con esta ima-
nosotros, Glaucón, estaremos de acuerdo. ¿O cómo gen, para no alargar esta comparación con los golpes
procederemos ? que les dan a las cuerdas con el plectro, acusándolas
-Así. de su negativa a emitir un sonido o de su facilidad para
e -Como se trata de una tarea de aliento, los seguire- darlo. En realidad, no es de ellos de quienes hablo, sino
mos a ellos para ver qué dicen acerca de estas cosas de aquellos a los cuales decía que debíamos interrogar
y de cualquier otra que añadan; pero en todo esto vigi- acerca de la armonía 13. Pues éstos hacen lo mismo en
laremos lo que nos concierne. la armonía que los otros en la astronomía, pues buscan c
-¿Y qué es esto? números en los acordes que se oyen, pero no se elevan
-Vigilar que aquellos a los que educamos no em- a los problemas ni examinan cuáles son los números
prendan nunca el estudio de algo imperfecto o que les armónicos y cuáles no, y por qué en cada caso.
impida llegar al punto al que deben arribar todos los -Hablas de una tarea' digna de los dioses.
estudios, como acabamos de decir acerca de la astrono- -Más bien diría que es una tarea útil para la bús-
531a mía. ¿O no sabes que con la armonía hacen algo simi- queda de lo Bello y de lo Bueno, e inútil si se persigue
lar? En efecto, se pasan escuchando acordes y midien- de otro modo.
do sonidos entre sí, con lo cual, como los astrónomos, -Es probable.
trabajan inúltimente. -Ahora bien, pienso que, si el camino a través de
-Y de modo bien ridículo, ¡por los dioses! Cuando todos estos estudios que hemos descrito permite arri- d
hablan de 'dos intervalos de un cuarto de tono cada bar a una relación y parentesco de unos con otros, y
uno' 12, y paran sus orejas como si trataran de captar a demostrar la afinidad que hay entre ellos, llevaremos
murmullos de vecinos. Unos afirman que pueden perci- el asunto hacia el punto que queremos y no trabajare-
bir un sonido en medio de otros dos, que da así el inter- mos inútilmente; de otro modo, será en vano.
valo más pequeño, mientras otros replican que ese -Presiento que es así, Sócrates; pero la tarea de que
hablas es enorme.
l2 Traduzco tratando de recoger lo que dicen B. EINARSON-P. DE -¿La que concierne al preludio, o cuál otra? ¿O no
LACYen su nota al pasaje 1135b de la edición Loeb de PLUTARCO, De
Musica: «El tetracordio, que comprende el intervalo de una cuarta, está
sabes que todo esto no es más que un preludio a la me-
dividido en tres intervalos, ligados por cuatro notas. Cuando los dos
intervalos más pequeños, sumados entre si, son más pequeños que el
intervalo restante, son llamados un pyknón o 'condensación'». O bien, l 3 Adam, siguiendo a Monro, piensa que Platón dirige su crítica

como ya ARIST~XENO definía el pyknón (tal como ADAM parahasea el a la escuela pitagórica o matemática de música, uquienes identifica-
texto de Hamonica 24, 10 SS. MARQUARD): «cualquier combinación de ban cada intervalo con una ratiou, pero que Glaucón ha creído erró-
dos intertalos que en conjunto son menos que el intervalo que resta neamente que aludía a una escuela rival (la nmusical~),<que medía
en la cuarta cuando el pyknón es sustraído de éstas. todos los intervalos como múltiples o fracciones del tonos.
lodía que se debe aprender? ¿O acaso crees que los te del cuerpo hacia la contemplación de lo más brillante
e versados en aquellos estudios son dialécticos? del ámbito visible y de la índole del cuerpo. d
-No, p o r Zeus! Con excepción de algunos pocos que -Lo admito, aunque sin duda es algo difícil de ad-
he encontrado casualmente. mitir, pero por otro lado es difícil no admitirlo. No obs-
-Pero en tal caso, los que no sean capaces de dar tante -y puesto que no sólo en este momento presente
razón y recibirla, ¿sabrán alguna vez lo que decimos hemos de discutirlo, sino que quedan muchas oportuni-
que se debe saber? dades para volver sobre él-, démoslo por ahora como
-Una vez más no. admitido, y vayamos hacia la melodía para describirla
532a -Veamos, Glaucón: ¿no es ésta la melodía que eje- como hemos hecho con su preludio. Dime cuál es el
cuta la dialéctica? Aunque sea inteligible, es imitada por modo del poder dialéctico, en qué clases se divide y cuá- e
el poder de la vista cuando, como hemos dicho, ensaya les son sus caminos. Pues me parece que se trata de
mirar primeramente a los seres vivos y luego a los as- caminos que conducen hacia el punto llegados al cual
tros, y por fin al sol mismo. Del mismo modo, cuando estaremos, como al fin de la travesía, en reposo.
se intenta por la dialéctica llegar a lo que es en sí cada -Es que ya no serás capaz de seguirme, mi querido 533a
cosa, sin sensación alguna y por medio de la razón, y Glaucón. No es que yo deje de mi parte nada de buena
b sin detenerse antes de captar por la inteligencia misma voluntad, pero no sería ya una alegoría como antes lo
lo que es el Bien mismo, llega al término de lo inteligi- que verías, sino la verdad misma, o al menos lo que
ble como aquel prisionero al término de lo visible. me parece ser ésta. Si es realmente así o no, no creo
-Enteramente de acuerdo. ya que podamos afirmarlo confiadamente, pero sí pode-
-¿Y bien? ¿No es esta marcha lo que denominas mos arriesgarnos a afirmar que hay algo semejante que
'dialéctica'? se puede ver. ¿No es así?
-Sin duda. -Claro que sí.
-Pues bien; la liberación de los prisioneros de sus -¿Y podemos afirmar también que el poder dialéc-
cadenas, el volverse desde las sombras hacia las figuri- tico sólo se revelará a aquel que sea experto en los estu-
l l a ~y la luz, su ascenso desde la morada subterránea dios que hemos descrito, y que cualquier otro es incapaz?
hacia el sol, su primer momento de incapacidad de mi- -Sí, eso se puede afirmar con seguridad.
rar allí a los animales y plantas y a la luz del sol, -En todo caso, nadie nos discutirá esto: que hay b
c pero su capacidad de mirar los divinos reflejos en las otro método de aprehender en cada caso, sistemática-
aguas y las sombras de las cosas reales, y no ya som- mente y sobre todo, lo que es cada cosa. Todas las de-
bras de figurillas proyectadas por otra luz que respecto más artes, o bien se ocupan de las opiniones y deseos
del sol era como una imagen: todo este tratamiento por de los hombres, o bien de la creación y fabricación de
medio de las artes que hemos descrito tiene el mismo objetos, o bien del cuidado de las cosas creadas natu-
poder de elevar lo mejor que hay en el alma hasta la ralmente o fabricadas artificialmente. En cuanto a las
contemplación del mejor de todos los entes, tal como restantes, que dijimos captan algo de lo que es, como
en nuestra alegoría se elevaba el órgano más penetran- la geometría y las que en ese sentido la acompañan, nos
hacen ver lo que es como en sueños, pero es imposible c
ver con ellas en estado de vigilia; mientras se sirven uno de los ámbitos correspondientes, o sea, lo opinable
de supuestos, dejándolos inamovibles, no pueden dar y lo inteligible, dejémoslo, Glaucón, para que no tenga-
cuenta de ellos. Pues bien, si no conocen el principio mos que vérnoslas con discursos mucho más largos que
y anudan la conclusión y los pasos intermedios a algo los pronunciados anteriormente.
que no conocen, ¿qué artificio convertirá semejante en- -Por mi parte, estoy de acuerdo, en la medida en b
cadenamiento en ciencia? que puedo seguirte.
-Ninguno. -Y llamas también 'dialéctico' al que alcanza la ra-
-Por consiguiente, el método dialéctico es el único zón de la esencia; en cuanto al que no puede dar razón
que marcha, cancelando los supuestos, hasta el princi- a sí mismo y a los demás, en esa medida dirás que no
d pio mismo, a fin de consolidarse allí. Y dicho método tiene inteligencia de estas cosas.
empuja poco a poco al ojo del alma, cuando está sumer- -¿Cómo no habría de decirlo?
gido realmente en el fango de la ignorancia, y lo eleva -Y del mismo modo con respecto al Bien: aquel que
a las alturas, utilizando como asistentes y auxiliares pa- no pueda distinguir la Idea del Bien con la razón, abs-
ra esta conversión a las artes que hemos descrito. A és- trayéndola de las demás, y no pueda atravesar todas
tas muchas veces las hemos llamado 'ciencias', por cos- las dificultades como en medio de la batalla, ni aplicar- c
tumbre, pero habría que darles un nombre más claro se a esta búsqueda -no según la apariencia sino según
que el de 'opinión' pero más oscuro que el de 'ciencia'. la esencia- y tampoco hacer la marcha por todos estos
En lo dicho anteriormente l4 lo hemos diferenciado co- lugares con un razonamiento que no decaiga, no dirás
e mo 'pensamiento discursivo', pero no es cosa de dispu- que semejante hombre posee el conocimiento del Bien
tar acerca del nombre en materias tales como las que en sí ni de ninguna otra cosa buena; sino que, si alcanza
se presentan a examen. una imagen de éste, será por la opinión, no por la cien-
-No, en efecto. cia; y que en su vida actual está soñando y durmiendo,
-Entonces estaremos satisfechos, como antes, con y que bajará al Hades antes de poder despertar aquí,
llamar a la primera parte 'ciencia', a la segunda 'pensa- para acabar durmiendo perfectamente allá. d
534a miento discursivo', a la tereera 'creencia' y a la cuarta -¡Por Zeus! Diré lo mismo que tú.
'conjetura', y estas dos últimas en conjunto 'opinión', -Pero si alguna vez tienes que educar en la práctica
mientras que a las dos primeras en conjunto 'inteligen- a estos niños que ahora en teoría educas y formas, no
cia', la opinión referida al devenir y la inteligencia a permitirás que los gobernantes del Estado y las autori-
la esencia. Y lo que es la esencia respecto del deve- dades en las cosas supremas sean irracionales, como
nir lo es la inteligencia respecto de la opinión; y lo líneas irracionales.
que es la ciencia respecto de la creencia lo es el pensa- -Por cierto que no.
miento discursivo respecto de la conjetura. En cuanto -¿Y les prescribirás que participen al máximo de
a la proporción entre sí y a la división en dos de cada la educación que los capacite para preguntar y respon-
der del modo más versado?
l4 En VI 511d. -Lo prescribiré junto contigo. e
'5 génesis. Cf. nota 22 al libro VI.
-¿Y no te parece que la dialéctica es el coronamien- he dicho antes, a que no se la cultiva dignamente. En
to supremo de los estudios, y que por encima de éste efecto, no deben cultivarla los bastardos sino los bien
no cabe ya colocar correctamente ningún otro, sino nacidos.
535n dar por terminado lo que corresponde a los estudios? -¿En qué sentido lo dices?
-De acuerdo. -En primer lugar, quien vaya a cultivarla no debe d
-Te resta aún la distribución de estos estudios: a ser cojo en el amor al trabajo, con una mitad dispuesta
quiénes los asignarás y de qué modo. al trabajo y otra mitad perezosa. Esto sucede cuando
-Evidentemente. alguien ama la gimnasia y la caza y todo tipo de fatigas
-¿Recuerdas la primera selección de los gobernan- corporales, pero no ama el estudio ni es dado al diálogo
tes que escogimos? y a la indagación, sino que tiene aversión por los traba-
-¿Cómo no he de recordarlo? jos de esta índole; y es cojo también aquel cuyo amor
-Piensa entonces que también en los demás aspec- al trabajo marcha en sentido contrario.
tos deben elegirse aquellas naturalezas, pues hay que -Dices una gran verdad.
preferir las más estables, las más valientes y en lo -Y 'lo mismo respecto de la verdad, declararemos
b posible las más agraciadas; pero además de esto, cabe que un alma está mutilada cuando, por una parte, odia e
buscar no sólo los caracteres nobles y viriles, sino que la mentira voluntaria y la soporta difícilmente en ella
posean también los dones naturales que convienen a tal misma y se irrita sobremanera si son otros los que mien-
educación. ten, pero, por otra parte, admite fácilmente la mentira
-¿Cuáles son los que distingues? involuntaria, y no se irrita si alguna vez es sorprendida
-Han de contar, bienaventurado amigo, con la pe- en la ignorancia, sino que se revuelca a gusto en ella
netración respecto de los estudios y la capacidad de como un animal de la especie porcina.
aprender sin dificultad; pues las almas se arredran mu- -Por entero de acuerdo. 536a
cho más ante los estudios arduos que ante los ejercicios -También con respecto .a la moderación, a la valen-
gimnásticos, porque sienten más como propia una fati- tía, a la grandeza de espíritu y todas las partes de la
ga que les es privativa y no tienen en común con el excelencia, hay que vigilar, y no menos, para distinguir
cuerpo. al b a s t a r d ~del bien nacido. Pues cuando un particular
-Es cierto. o un Estado no saben examinar las cosas de tal índole,
c -Y hay que buscarlos también con buena memoria, se sirven inadvertidamente de cojos y bastardos para
perseverantes y amantes en todo sentido del trabajo. ¿O el propósito que se presente, sea como amigos, sea co-
de qué modo piensas que estarán dispuestos a cultivar mo gobernantes.
el cuerpo y a la vez cumplir con semejante estudio y -Y así pasa, en efecto.
ejercicio? -Por tanto, debemos tener cuidado con todas las
-De ningún modo, si no están bien dotados en todo cosas de esta índole; ya que, si son personas sanas de b
sentido. cuerpo y alma las que educamos, conduciéndolas a tal
-Por consiguiente, el error y el descrédito que se estudio y a tal ejercicio, la Justicia misma no nos cen-
abaten actualmente sobre la filosofía se debe, como ya surará y preservaremos el Estado y su organización po-
lítica; pero si guiamos hacia tales estudios a personas -Es verdad.
de otra índole, haremos todo lo contrario y derramare- -Entonces, excelente amigo, no obligues por la fuer-
mos más ridículo aún sobre la filosofía. za a los niños en su aprendizaje, sino edúcalos jugando, 537n
-Es verdaderamente vergonzoso. para que también seas más capaz de divisar aquello
-Por entero de acuerdo, entonces. Pero' yo también para lo cual cada uno es naturalmente apto.
creo que en este momento me sucede algo digno de risa. -Tienes razón en lo que dices.
-¿Qué cosa? -¿No recuerdas que decíamos '' que hay que con-
c -Me olvidé de que jugábamos, y hablé más bien en ducir los niños a la guerra, como observadores monta-
tensión; porque a la vez que hablaba miré a la filosofía dos a caballo, y que, en caso de que no fuera peligroso,
y, al verla tratada tan injuriosamente, me irrité y, como había que acercarlos y gustar la sangre, como cachorros?
encolerizado contra los culpables, 'dije con mayor serie- -Recuerdo.
dad las cosas que dije. -Pues a aquel que siempre, en todos estos trabajos,
-No, ¡por Zeus! Al menos para mí, que era quien estudios y temores, se muestre como el más ágil, hay
escuchaba. que admitirlo dentro de un número selecto.
-Pero sí para mí, que soy el que habla. Con todo, -¿A qué edad? b
no olvidemos que en la primera selección elegíamos -En el momento en que dejan la gimnasia obligato-
d ancianos 16, mientras que en ésta eso no es posible. ria; pues en ese tiempo, sean dos o tres los años que
pues no hemos de creer a Solón cuando dice que, al transcurran, no se puede hacer otra cosa, ya que la fati-
envejecer, se es capaz de aprender muchas cosas, sino ga y el sueño son enemigos del estudio. Y al mismo tiem-
que se será menos capaz de aprender que de correr; po, ésta es una de las pruebas, y no la menor, la de
pues a los jóvenes corresponden todos los trabajos es- cómo se muestra cada uno en los ejercicios gimnásticos.
forzados y múltiples. -¡Claro que sí!
-Necesariamente. -Después de ese tiempo, se escogerá entre los jóve-
-Por consiguiente, tanto los cálculos como la geo- nes de veinte años, y los escogidos se llevarán mayores
metría y todos los estudios preliminares que deben en- honores que los demás, y deben conducirse los estu- c
señarse antes que la dialéctica hay que proponérselos dios aprendidos en forma dispersa durante ia niñez a
desde niños, pero sin hacer compulsiva la forma de la una visión sinóptica de las afinidades de los estudios
instrucción. entre sí y de la naturaleza de lo que es.
-Y esto ¿por qué? -En todo caso, semejante instrucción es la única fir-
e -Porque el hombre libre no debe aprender ninguna me en aquellos en que se produce.
disciplina a la manea del esclavo; pues los trabajos cor- -Y es la más grande prueba de la naturaleza dialéc-
porales que se practican bajo coerción no producen da- tica y de la que no es dialéctica; pues el dialéctico es
ño al cuerpo, en tanto que en el alma no permanece sinóptico, no así el que no lo es.
nada que se aprenda coercitivamente. -Comparto tu pensamiento.

'6 Cf. 111 3 1 2 ~ . 17 En V 467e.


-Es necesario, entonces, que examines estas cosas, desobedecerá en las cosas importantes menos que a los
d y que, a aquellos que sobresalgan entre los que son aduladores, en el tiempo en que ignore la verdad.
constantes en los estudios, en la guerra y en las demás -Es probable.
cosas prescritas, una vez que hayan pasado los treinta -Mas una vez percatado de la realidad, presumo que
años, a éstos a su vez los selecciones entre los antes su estima y su cuidado se relajaría respecto de aquéllos
escogidos, instituyéndoles honores mayores y examinan- e iría en aumento respecto de los aduladores, y obede-
do, al probarlos mediante el poder dialéctico, quién es cería a éstos de modo más destacado que antes, y vivi- c
capaz de prescindir de los ojos y de los demás sentidos ría acorde con éstos, asociándose a ellos sin tapujos,
y marchar, acompañado de la verdad, hacia lo que es no cuidando ya de su padre ni de los demás supuestos
en sí. Y sin embargo aquí tenemos una tarea que re- parientes, salvo que tuviera una naturaleza particular-
quiere de mucha precaución, amigo mío. mente bondadosa.
-¿Por qué? -Todo eso que dices sucederá tal cual; pero jen qué
e -¿No te percatas de cuán grande llega a ser el mal se relaciona esta comparación con los que se dedican
relativo a la dialéctica en la actualidad? a la dialéctica?
-¿Cuál mal? -En esto. Sin duda tenemos desde niños conviccio-
-De algún modo está colmada de ilegalidad. nes acerca de las cosas justas y honorables, por las cua-
-Muy cierto. les hemos sido criados como por padres, obedeciéndo-
-¿Piensas que es algo asombroso lo que les sucede, las y honrándolas.
y no los excusas? -Efectivamente.
-¿En qué sentido? -Pero hay también otras prácticas contrarias a ésas, d
-Es como si un hijo putativo fuera criado en medio portadoras de placeres, que adulan nuestra alma y la
538a de abundantes riquezas, en una familia muy numerosa atraen hacia ellas, pero los hombres razonables no les
y entre muchos aduladores, y al llegar a adulto se diera hacen caso, sino que honran las enseñanzas paternas
cuenta de que no es hijo de los que afirman ser sus y las obedecen.
padres, pero no pudiese hallar a sus verdaderos proge- -Así es.
nitores. ¿Puedes presentir cuál sería su disposición res- -Pues bien; si a un hombre en tal situación se le
pecto de los aduladores y de sus supuestos padres en formula la pregunta '¿qué es lo honorable?', y al res-
el tiempo en que ignoraba lo concerniente a la sustitu- ponder aquél lo que ha oído del legislador se le refuta,
ción y a su vez en el tiempo en que lo supiera? ¿O quie- repitiéndose una y mil veces la refutación, hasta que
res escuchar cómo lo presiento yo? se le lleva a la opinión de que eso no era más honorable e
-Quiero esto último. que deshonorable, y del mismo modo con lo justo, lo
-Pues bien, presiento que honrará más a los que bueno y con las cosas por las cuales tiene más estima,
b toma por su padre, su madre y parientes que a los adu- ¿qué es lo que piensas que, después de esto, hará en
ladores, permitirá menos que les falte algo, obrará y lo concerniente a la reverencia y sumisión respecto de
hablará de modo menos indebido frente a ellos y los ellas?
-Forzosamente, ya no las reverenciará ni acatará más bien que al que hace de la contradicción un juego
del mismo modo. divertido, y será él mismo más mesurado y hará de
-Y cuando no las tenga ya por valiosas ni por pro- su ocupación algo respetable en lugar de desdeñable. d
539a pias de él, pero no halle las verdaderas, ¿a qué otro modo -Correcto.
de vida que al del adulador es probable que se aboque? -Y lo que dijimos antes fue dicho por precaución,
-A ningún otro. a saber, que es a las naturalezas ordenadas y estables
-Entonces, pienso, de respetuoso de las leyes que a las que hay que darles acceso a las discusiones y no,
era, parecerá que se ha convertido en rebelde. como se hace ahora, al primero que pasa, aun cuando
-Necesariamente. no sea en nada apropiado para aplicarse a ellas.
-¿No te parece natural, en tal caso, lo que les suce- -Enteramente de acuerdo.
de a quienes se aplican de ese modo a la dialéctica, y -Bastará, entonces, con que permanezcan aplicados
muy excusable? a la dialéctica de modo serio y perseverante, no hacien-
-Es para apiadarse. do ninguna otra cosa, ejercitándose del modo en que
-Y para que tus hombres de treinta años no infun- antes se practicaron los ejercicios corporales, pero el
dan piedad, hay que tomar todo tipo de precauciones doble de tiempo.
al abordar la dialéctica. -¿Quieres decir seis años o cuatro? e
-Seguramente. -No importa, ponle cinco. Después de eso debes
b -Y una importante precaución consiste en no dejar- hacerlos descender nuevamente a la caverna, y obligar-
les gustar de ella cuando son jóvenes; pienso, en efecto, los a mandar en lo tocante a la guerra y a desempeñar
que no se te habrá escapado que los jovencitos, cuando cuantos cargos convienen a los jóvenes, para que tam-
gustan por primera vez las discusiones, las practican poco en experiencia queden atrás de los demás. Ade-
indebidamente convirtiéndolas en juegos, e imitando a más, en esos cargos deben ser probados para ver si
los que los han refutado a ellos refutan a otros, gozan- permanecen firmes, cuando desde todas direcciones se 540a
do como cachorros en tironear y dar dentelladas con los quiere atraer, o bien si se mueven.
argumentos a los que en cualquier momento se les -¿Y cuánto tiempo estableces para esto?
acercan. -Quince años. Y una vez llegados a los cincuenta
-Gozan sobremanera. de edad, hay que conducir hasta el final a los que hayan
-Así es que, cuando refutan a muchos y por mu- salido airosos de las pruebas y se hayan acreditado co-
c chos son refutados, rápidamente se precipitan en el es-
mo los mejores en todo sentido, tanto en los hechos co-
cepticismo respecto de lo que antes creían, y la conse- mo en las disciplinas científicas, y se les debe forzar
cuencia es que tanto ellos mismos como la filosofía en a elevar el ojo del alma para mirar hacia lo que propor-
su conjunto caen en el descrédito ante los demás. ciona luz a todas las cosas; y, tras ver el Bien en sí,
-Es una gran verdad. sirviéndose de éste como paradigma, organizar durante b
-A una mayor edad, en cambio, un hombre no esta- el resto de sus vidas -cada uno a su turno- el Estado,
rá dispuesto a participar en semejante desenfreno, sino los particulares y a sí mismos, pasando la mayor parte
que imitará al que esté dispuesto a buscar la verdad del tiempo con la filosofía pero, cuando el turno llega
a cada uno, afrontando el peso de los asuntos políticos más rápido y más fácil de establecer el Estado y la or-
y gobernando por el bien del Estado, considerando esto ganización política de que hablamos, para que el Esta-
no como algo elegante sino como algo necesario. Y así, do sea feliz y beneficie al pueblo en el cual surja?
después de haber educado siempre a otros semejantes -Con mucho; y me parece, Sócrates, que has dicho
para dejarlos en su lugar como guardianes del Estado, muy bien cómo se generará tal Estado, si es que alguna b
se marcharán a la Isla de los Bienaventurados, para ha- vez ha de generarse.
c bitar en ella. El Estado les instituirá monumentos y -¿Y no hay ya bastante con nuestros discursos so-
sacrificios públicos como a divinidades, si la Pitia lo bre semejante Estado y sobre el hombre similar a él?
aprueba; si no, como a hombres bienaventurados y divi- Pues de algún modo es patente cómo diremos que ha
nos. de ser éste.
-¡Has gecho completamente hermosos a los gober- -Es patente; y en cuanto a lo que preguntas, creo
nantes, Sócrates, como si fueras escultor! que hemos llegado al fin.
-Y a las gobernantes, Glaucón; pues no pienses que
lo que he dicho vale para los hombres más que para
las mujeres, al menos cuantas de ellas surjan como ca-
paces por sus naturalezas.
-Correcto, si es que han de compartir todo de igual
modo con los hombres.
d -Pues bien; convenid entonces que lo dicho sobre
el Estado y su constitución política no son en absoluto
castillos en el aire, sino cosas difíciles pero posibles de
un modo que no es otro que el mencionado: cuando en
el Estado lleguen a ser gobernantes los verdaderos filó-
sofos, sean muchos o uno solo, que, desdeñando los ho-
nores actuales por tenerlos por indignos de hombres
e libres y de ningún valor, valoren más lo recto y los
honores que de él provienen, considerando que lo justo
es la cosa suprema y más necesaria, sirviendo y acre-
centando la cual han de organizar su propio Estado.
-¿De qué modo?
-A todos aquellos habitantes mayores de diez años
541a que haya en el Estado los enviarán al campo, se harán
cargo de sus hijos, alejándolos de las costumbres actua-
les que también comparten sus padres, y los educarán
en sus propios hábitos y leyes, los cuales son como los
hemos descrito en su momento. ¿No es éste el modo
punto en que nos desviamos hacia aquí, para retomar
el mismo camino '.
-Eso no es difícil -contestó Glaucón-. Casi al igual
que ahora, discurrías dando por descrito el Estado, se-
ñalando que postulabas como bueno un Estado tal co-
mo el que habías descrito, y bueno el hombre similar d
a aquél, y, según parece, que podías hablar de un Es- 5440
tado y de un hombre mejores aún. Pero los otros Es-
tados, afirmabas, debían ser deficientes, si éste era
correcto; en cuanto a las restantes constituciones decla-
rabas, según recuerdo, que eran cuatro las especies dig-
543a -Bien. Hemos convenido, nas de mención, y que había que observar sus defectos
que haya de alcanzar la más e y los hombres semejantes a cada una de ellas, a fin de
debe contar con la comunidad de las mujeres, la comu- que, tras observar todo ello y ponernos de acuerdo en
nidad de los hijos, y la educación íntegra debe ser co- cuál sería el hombre mejor y cuál el peor, examinára-
mún, del mismo modo que las ocupaciones en común, mos si el mejor es el más feliz y el peor el más desdi-
tanto en la guerra como en la paz, y sus reyes han de chado, o bien si sucede de otro modo. XCJJZM&XJW-
ser los que se hayan acreditado como los mejores res-
pecto de la filosofía y respecto de la guerra.
-Lo hemos convenido.
b -También quedamos de acuerdo en que, una vez
puestos en funciones los gobernantes, conducirán a los -Pues entonces ofréceme la misma toma, como un
soldados y los instalarán en moradas tales como las que luchador 2, y cuando yo te pregunte lo mismo, intenta
hemos descrito, no teniendo nada en privado, sino todo tú decirme lo que en ese momento estabas a punto de
en común. Y además de lo referente a las moradas, con-
vinimos en cuanto a las propiedades, si recuerdas, cuá- -Siempre que pueda.
les clases de ellas podrán tener. -En lo que hace a mí, anhelo escucharte cuáles son
-Claro que lo recuerdo; pensábamos, al menos, que esos cuatro regímenes a que te referías.
no deberían poseer nada de lo que poseen ahora los de- -No será difícil que lo escuches. En efecto, aque- c
más gobernantes, sino que, como atletas de la guerra 110s a los que me refiero tienen también su nombre: aquel
y guardianes, recibirán de los demás, a modo de salario
c por su servicio como guardianes, el alimento que para
ello requieren anualmente, debiendo ocuparse de sí mis- ' Cf. V 449a-b.
ice un escolio (GREENE,255): «entre luchadores existía la cos-
mos y del resto del Estado. de que, si caían juntos, de modo tal que ninguno cayera sobre
-Lo que dices es correcto. Pero ahora adelante, rsario, al levantarse nuevamente debían volver a una posición
puesto que hemos concluido con eso, y recordemos el de combate, a la cual [Platón] llama 'la misma toma'..
que es elogiado por muchos, el de Creta y Lacedemo- al más in~usto,lo contrapongamos al más justo, y sea
nia ', después el segundo en recibir elogios, la llama- completo nuestro examen de cómo ha de ser la justicia
da oligarquía, régimen cargado de abundantes males; extrema en relación con la extrema injusticia respecto
en divergencia con éste le sigue la democracia, y la 'no- de la felicidad y desdi las alcanza, de modo
ble' tiranía, que sobrepasa a todos éstos, y que es la que, haciendo caso a persigamos la injus- b
cuarta y última enfermedad del Estado. ¿O hallas algu- ticia, o, según lo que umento nos hace ma-
na otra forma de organización política que esté situada nifiesto, la justicia.
d en una especie distinta? Pues las monarquías heredita- -Completamente de acuerdo en que debemos obrar
rias y las que se venden al mejor postor, y otras organi- así.
zaciones políticas del tal índole, son sin duda interme- -Pues bien; tal como comenzamos por examinar los
dias entre aquéllas, y no se las halla en menor número comportamientos en la organización del Estado antes
entre los bárbaros que entre los griegos. que en los particulares, por ser así más claro, también
-Se habla de muchas y muy extrañas, en efecto. ahora hay que examinar en primer lugar el régimen po-
-¿Sabes que hay necesariamente tantas especies de lítico basado en el amor al honor -no conozco otro nom-
caracteres humanos como de regímenes políticos? ¿O bre que se le dé; lo llamaremos 'timocracia' o 'timar-
piensas que los regímenes nacen de una encina o de pie- quíal-, e inspeccionaremos al hombre de esa índole c
e dras, y no del comportamiento de aquellos ciudadanos
en relación con él; después la oligarquía y el hombre
que, al inclinarse hacia un lado, arrastran allí a todos oligárquico y, a su vez, dirigiendo la mirada a la demo-
los demás? cracia, contemplaremos el hombre democrático; y en
-De ninguna otra parte que de ese comportamiento. cuarto lugar, tras marchar hacia el Estado tiránico y
'
-Por consiguiente, si las clases de Estados son cin- haberlo mirado, dirigir la mirada esta vez al alma tirá-
co, también han de ser cinco las modalidades de las nica, tratando de convertirnos en jueces idóneos de la
almas de los individuos. cuestión que hemos propuesto.
-Sin duda. -Al menos así se llegará, conforme a razón, a la con-
-Ahora bien, al hombre similar a la aristocracia templación y al veredicto.
ya lo hemos descrito, y dijimos que era bueno y justo. -Vamos, entonces, y tratemos de decir de qué mo-
545a -LO hemos descrito. do la timocracia nace a partir de la aristocracia. ¿O no
-Después de él, debemos pasar revista a los hom- es un hecho muy simple el que todo régimen político d
bres inferiores, al amante del triunfo y del honor, con- se transforma a partir de los que detentan el poder,
forme a la constitución espartana, luego al oligárquico, cuando entre ellos mismos se produce la disensión, y
al democrático y al tiránico, a fin de que, tras mirar que mientras están en armonía, por pocos que sean, es
imposible que cambie algo?
3 La timocracia, como se verá en seguida. -Así es, efectivamente.
No la aristocracia histórica, sino, etimológicamente, aristokra- -¿De qué modo, Glaucón, será perturbado nuestro
tía, o sea *gobierno de los mejores», que Platón distingue claramente
de la oligarchía o *gobierno de pocos*. En IV 445d se ha diferenciado
Estado? ¿Cómo entrarán en discordia los gobernantes
la monarquía de la aristocracia por el número de gobernantes. y los auxiliares unos con otros y consigo mismos? ~ Q u i e -
res que imploremos a las Musas, como Homero, para todo lo generado es corruptible, esta constitución no du-
e que nos digan ucómo se produjo por primera vez» la rará la totalidad del tiempo, sino que se disolverá. Y
discordia, y nosotros narremos que ellas, con aire de la disolución se producirá de esta forma: no sólo en el
tragedia y como si estuvieran hablando seriamente, caso de las plantas que viven en la tierra, sino también
ponen un tono solemne en la voz, cuando en realidad en el de los seres vivos que se mueven sobre la tierra,
están jugando y divirtiéndose con nosotros como con hay fecundidad e infecundidad de almas y de cuerpos,
niños? cuando las rotaciones completan los movimientos cir-
-¿De qué manera? culares para cada una de las especies; los movimientos
5460 -Más O menos de esta manera 6: es difícil que un circulares de corto recorrido para las especies de corta
Estado así constituido sea perturbado; pero, dado que vida, y los opuestos para las especies opuestas. Ahora
bien, dicen las Musas, «en cuanto a vuestra raza hu-
5 Cf. 11. XVI 112. Las Musas hacen «recordar. a Homero los de-
mana, aquellos que habéis educado como conductores b
talles de lo acontecido; aquí hacen '<recordar»a Sócrates un pasado del Estado, aun cuando sean sabios, tampoco lograrán
imaginario.
6 E1 pasaje que sigue, a veces conocido como «discurso de las Mu-
controlar la fecundidad y la esterilidad por medio del
sas» o también «el número nupcialw, presenta dificultades insalvables cálculo acompañado de percepción sensible, sino que
en el texto griego que sólo permiten interpretaciones conjeturales y les pasarán inadvertidas, y procrearán en momentos
que en nuestra traducción implican la adición de muchas palabras que no propicios. Para una criatura divina hay un período
la hagan mínimamente inteligible. Se trata de construir el «número
geométrico total., que, al decir de ADAM,«es la expresión de la ley
comprendido por el número perfecto 7; para una cria-
de degeneración inevitable a la cual están sujetos el universo y todas tura humana, en cambio, el número es el primero en
sus partesu. La mayoría de las interpretaciones sostienen que dicho el cual se producen crecimientos, al elevarse al cua-
número es el 12.960.000, aunque, dada su dificultad para pensarlo co- drado y aumentar esta potencia *, comprendiendo tres
mo una referencia al control de los casamientos, Adam ofrece otro intervalos y cuatro términos dentro de proporciones nu-
número, el 216 (producto de la suma de los cubos de 3, 4 y S), como
correspondiente al del «período de la gestación humana*, buscando méricas que son similares o no similares, que aumen-
una conexión entre ésta, como microcosmos, y «el tiempo de vida del
macrocosmos del universo.. KONRAD GAISER(«DieRede der Musen über al discurso de éstas, leemos que lo que se va a poner en boca de las
den Gründ von Ordnung und Unordnung: Platons Politeia 545d-547a», Musas es algo que éstas fingen decir solemnemente, .con aire de tra-
en Studia Platonica Festschrift für Hermann Gundert, Amsterdam, 1974, gedia*, pero que en realidad es un juego y una diversión, lo que ya
págs. 49-85) llega por su parte a las cifras de 10.000 y 7.500 que serían alerta sobre el tono humorístico del pasaje.
los días de edad (27 112 años y 20 112, respectivamente), que correspon- En el Timeo la c r i a t u r a divina. por antonomasia es el univer-
derían a la edad apropiada para que hombres y mujeres se casaran. so; en Tim. 39d .el número perfecto, es el «Gran Año», en que coinciden
Por nuestra parte, nos adherimos a la tesis del número 12.960.000 so- todos los astros fijos y errantes en el punto de partida, cuya duración
bre la base de los argumentos dados por A. DIES(Le nombre nuptial era de 36.000 años. Si tenemos en cuenta que el aiio era pensado por
de Platon, París, 1933) y sobre todo por M. DEKINGER («Le nombre de Platón como constando de 360 días (cf. Leyes VI 758b), el Gran Año
Platon et la loi des dispositifs de M. Di&», R e m e des Études Grec- rendría 12.960.000 días.
ques 68 [1955], 38-76). Contra Gaiser, pensamos que se trata de un pa- Qodo sofisticado de decir que se va más allá de la segunda po-
saje de tono predominantemente lúdico, como encontramos también tencia, es decir, se eleva al cubo.
en IX 587c SS., en el caso del «número del tirano,,, o bien en Leyes Por lo que sigue. parecería que estos cuatro términos son:
V 737e SS., en el de los 5040 propietarios, número que permite 59 divi-
60:3600::216000:12.960.000
siones para distintos usos. Ya en la invocación a las Musas, previa
tan y disminuyen y ponen de manifiesto que todas las no propicios, y nacerán niños no favorecidos por la na-
c cosas se corresponden entre sí y son racionales. La turaleza ni por la fortuna. Los mejores de ellos serán
base mínima de estos números proporcionales es la re- designados por sus predecesores; no obstante, dada su
lación del cuatro al tres, conjugada con el cinco 'O, la falta de mérito, una vez que hayan alcanzado los pode-
cual, tras haber crecido tres veces ,'l produce dos ar- res de sus padres, comenzarán, aun siendo guardianes,
monías. Una, que resulta de factores iguales 12, multi- por descuidarnos a nosotras, las Musas; primeramente,
plicada por cien cuantas veces sea menester; la otra al estimar menos de lo que se debe la música, en segun-
armonía, en cambio, puede descomponerse en alguna do lugar, la gimnasia. De ahí que vuestros jóvenes se
medida en factores iguales, pero oblonga en conjunto, tornarán más incultos, y los hombres que sean designa-
por resultar de factores desiguales, a saber, de cien nú- dos gobernantes no serán muy apropiados para la con-
meros, de diagonales racionales de cuadrados de lado dición de guardianes respecto de la discriminación de e
5, disminuido en 1 en cada caso, o de diagonales irra- las razas de Hesíodo y las que hay entre vosotros: la 547a
cionales de cuadrados de lado 5, disminuido cada nú- de oro, la de Plata, la de bronce y la de hierro. Y si
mero en 2 13, y de cien cubos de tres 14. se mezcla a la de hierro con la de plata y a la de bronce
Ahora bien, este número geométrico total tiene tal con la de oro se generará una desemejanza y una ano-
poder respecto de que los nacimientos sean mejores o malía inarmónica, lo cual, allí donde surge, procrea siem-
d peores, que, cuando lo desconozcan, vuestros guardia- pre guerra y odio. «Tal es la genealogía l5 de la dis-
nes casarán a las doncellas con mancebos en momentos cordia -hay que decirlo- dondequiera se produce.»
-Diremos que ellas han hablado correctamente.
lo
Esto es 3 x 4 x 5 = 60, que es el término mínimo de la pro- -Forzosamente, puesto que son Musas.
porción.
" O sea, el 60 se multiplica tres veces por sí mismo: -Y después de eso, ¿qué dicen las Musas? b
60 x 60 x 60 x 60 = 12.960.000 -Una vez suscitada la discordia, cada una de las ra-
l2 Es decir, de un número multiplicado por sí mismo; si este nú- zas empujaba: la de hierro y bronce hacia el lucro y
mero es 36, multiplicado por 100 y luego por sí mismo, tendríamos: la adquisición de tierra y casas de oro y plata, mientras
3.600 X 3.600 = 12.960.000; la notra armoníau procede «de factores las razas de oro y plata, que no eran por naturaleza
desiguales»,o sea, es oblonga o rectangular, y sus lados, como se verá,
son 4800 y 2700.
pobres sino ricas en sus almas, inducían hacia la exce-
'' Según el teorema de Pitágoras, un cuadrado de lado 5 tiene una lencia y hacia la antigua constitución. Pero tras hacerse
diagonal fi, ya que, en el triángulo rectángulo cuya hipotenusa es violencia y luchar entre sí, arribaron a un compromiso
la diagonal, el cuadrado de ésta es igual a la suma de los cuadrados por el cual, apropiándose tierra y casas, se las repar- c
de los lados (S2 + 59. Pero c o m o m sería un número con decimales tieron, y, a los anteriormente cuidados por ellos como
y por consiguiente irracional, Platón busca el valor racional más apro-
ximado, que es 7, el cual, una vez elevado al cuadrado, debe ser dismi-
amigos libres y proveedores de alimento, los esclaviza-
nuido en 1: 72 - 1 = 48; o bien, disminuyendo en 2 el valor de la ron, teniéndolos por dependientes y sirvientes, ocupán-
diagonal sin necesidad de racionalizarlo: 50 - 2 = 48. Multiplicado dose ellos mismos de la guerra y de la vigilancia de
por 100, 48 da 4800, que es un lado de la figura mencionada en la aquéllos.
nota anterior.
l4 Esto es 27 X 100 = 2700, el btro lado de la figura rectangular.
l5 11. V I 211.
-Creo que es a partir de allí que se produce el que malgastarán gran cantidad de dinero en mujeres b
cambio. y otras cosas que les plazca.
-Y este régimen político, jno es intermedio entre -Muy cierto.
la aristocracia y la oligarquía? -Serán también avaros, puesto que reverencian el
-Sin duda. dinero y lo poseen ocultamente, aunque pródigos con
-El tránsito se producirá de ese modo; mas después las riquezas ajenas para colmar sus apetitos, y disfruta-
del cambio, jcómo será gobernado el Estado.3 j No está rán sus placeres en secreto, escapando de la ley como
d claro que, por ser un régimen intermedio, imitará en niños de sus padres, por no haber sido educados me-
parte al anterior, en parte a la oligarquía, pero poseerá diante la persuasión sino la fuerza, en razón de haber
algo peculiar? descuidado la verdadera Musa, la que se acompaña de
-Así será. argumentos y de filosofía, y por haber acordado mayor c
-Pues bien; en lo concerniente a1 honor debido a dignidad a la gimnasia que a la música.
los gobernantes y la abstención de la clase guerrera res- -Por cierto, hablas de un régimen político en que
pecto de la agricultura, las artes manuales y de las lu- el mal y el bien se hallan mezclados.
crativas en general, así como en cuanto a la disposición -Muy mezclados, en efecto. Pero lo más manifiesto
de comidas en común y a la dedicación a la gimnasia en él es una sola cosa, debida a la prevalecencia de la
y a las prácticas militares: en todos estos casos, jno fogosidad: el deseo de imponerse y ser venerado.
imitarán al régimen anterior? -iY con mucho!
-Sí. -De tal índole, pues, es este régimen político, y así
e -Pero en lo que respecta a temer llevar hombres se ha originado, en la medida en que bosquejamos con
sabios a las funciones gubernamentales, por no contar palabras el esquema de una constitución, sin comple- d
ya con hombres de tal índole, simples e inflexibles, sino tarlo con precisión, por ser suficiente para divisar, in-
mixtos, e inclinarse hacia otros fogosos y más simples, cluso a partir de un bosquejo, al hombre más justo y
por naturaleza aptos para la guerra antes que para al más injusto; y sería una tarea impracticablemente
548a la paz, y tener en mucho los correspondientes engaños larga describir todos los regímenes y todos los caracte-
y estratagemas y pasar siempre el tiempo guerreando, res, sin omitir nada.
jno serán propios de tal régimen, a su vez, la mayoría -Y es correcto.
de los rasgos de esa índole? -Pues bien, jcuál es el hombre acorde a este régi-
-Efectivamente. men? ¿Cómo se ha originado y cuál es su índole?
-Tales hombres, entonces, estarán sedientos de -Pienso -dijo Adimanto- que ha de estar próximo
riquezas, como en las oligarquías, y reverenciarán sal- a Glaucón en cuanto a las ansias de sobresalir.
vajemente el oro y la plata a escondidas, por ser posee- -Tal vez, pero me parece que su naturaleza es dis- e
dores de cámaras y tesoros particulares, donde manten- tinta en estos aspectos.
drán oculto lo que depositen, y tendrán residencias -¿Cuáles?
cerradas por muros, verdaderamente nidos privados en -Ha de ser más obstinado y algo más ajeno a las
Musas, aunque las ame y también gustará oír conversa-
549a ciones, pero de ningún modo será un retórico. Semejan- en los tribunales, privadamente o en público, sino que
te hombre será feroz con los esclavos, por no sentirse toma todo esto a la ligera, y siente que pone siempre
superior a ellos, como el que ha sido suficientemente su pensamiento en sí mismo, pero que a ella no la apre-
educado; gentil con los hombres libres y muy sumiso cia mucho ni la desprecia; quejándose de todas estas
con los gobernantes, amará el poder y los honores, no cosas, dice que el padre es sumamente descuidado y que
basando su pretensión de mando en su elocuencia ni no es un verdadero marido, y cuantas otras cosas de
en nada de tal índole, sino en las acciones guerreras esa índole les encanta a las mujeres repetir una y otra e
v en las cosas relativas a éstas; gustará de la gimnasia vez acerca de esto.
y de la caza. -Efectivamente -dijo Adimanto-, muchas y simi-
-Ese es, en efecto, el carácter que corresponde a lares cosas son propias de ellas.
aquel régimen. -Tú sabes que a veces también de esa manera ha-
b -Y desdeñará las riquezas mientras sea joven, pero blan a los hijos los servidores de aquéllos, a hurtadi-
cuanto más edad tenga mejor les dará la bienvenida, llas, aunque pasen por ser leales; y si ven a algún deu-
por participar de la naturaleza del codicioso y no estar dor o alguno que haya perjudicado al padre y éste no
incontaminado respecto de la excelencia, a raíz de fal- procede contra él, aconsejan al hijo para que, cuando
tarle el mejor guardián. llegue a adulto, castigue a todos esos y sea más hombre
-¿Quién es éste? que el padre. Y cuando el hijo sale a la calle oye otras 550a
-La razón, que se mezcla con la música, y que es cosas por el estilo, y ve que los que en el Estado se
lo único que, allí donde aparece, reside preservando de ocupan de sus propios asuntos son llamados 'tontos' y
por vida la excelencia. tenidos en poca estima, mientras que los que se ocupan
-Dices bien. de los asuntos de los otros son reverenciados y elogia-
-Aquél, pues, es el joven timocrático, similar al Es- dos. Entonces el joven que oye y ve todo esto, pero a
tado que le corresponde. su vez oye las palabras de su padre y ve sus preocupa-
c -Completamente de acuerdo. ciones de cerca y las compara con las de los demás,
-Y este hombre se forma del modo siguiente. En es arrastrado en ambas direcciones, por su padre, que
ocasiones, es hijo de un padre bueno, que vive en un irriga y hace crecer lo que de racional hay en su alma,
Estado mal organizado y huye de los honores, cargos, y por los demás, que cultivan lo apetitivo y lo fogoso;
procesos y de todos los embrollos de esa índole, y que y en razón de no ser mal hombre por naturaleza sino
está dispuesto a sufrir menoscabo con tal de no tener de andar en malas compañías, al ser arrastrado en am-
problemas. bas direcciones, llega a un compromiso, y ofrece el go-
-Bien, pero ¿de qué modo se forma? bierno de sí mismo al principio intermedio ambicioso
-Cuando primeramente oye a su madre quejarse de y fogoso, y se convierte en un hombre altanero y aman-
que el padre no se cuenta entre los gobernantes, por te de los honores.
d lo cual se ve disminuida ante las demás mujeres, así -Me parece que has descrito exactamente la forma-
como porque ella ve que no se esfuerza intensamente ción de este hombre.
por conseguir riquezas, ni pelea, recurriendo a injurias,
c -Tenemos ya, por consiguiente, el segundo régimen cian la excelencia. 20 no se oponen la riqueza y la exce-
político y el segundo hombre. lencia de modo tal que, como colocada cada una en uno
-Los tenemos. de los platillos de la balanza, se inclinan siempre en
-¿No diremos, después de esto, con Esquilo: uvea- dirección opuesta?
mos otro hombre colocado ante otro ~stad0.ml b , o, más -Por cierto..
bien, de acuerdo con nuestra propuesta, en primer lu- -Por ende, cuanto más se veneran en un Estado 551a
gar el Estado? las riquezas y los hombres ricos, en menos se tiene la
-De acuerdo. excelencia y los hombres buenos.
-Después de aquel régimen político, pienso, vendría -Es claro.
la oligarquía. -Ahora bien, se cultiva lo que siempre se venera,
-¿A cuál constitución llamas 'oligarquía'? se descuida lo que se tiene en menos.
-Al régimen basado en la tasación de la fortuna, -Así es.
d en el cual mandan los ricos, y los pobres no participan -Por consiguiente, de hombres que ansiaban impo-
del gobierno. nerse y recibir honores, terminan por convertirse en ami-
-Comprendo. gos de la riqueza y del acrecentamiento de ésta; alaban
-¿No debemos decir en primer lugar cómo se pro- al rico, lo admiran y lo llevan al gobierno, despreciando
duce el tránsito desde la timarquía hasta la oligarquía? al pobre.
-Sí. -De acuerdo.
-Bueno; hasta para un ciego es evidente cómo se -Entonces implantan por ley los límites del régimen
produce. oligárquico, fijando una cantidad de dinero, mayor don- b
-¿De qué modo? de la oligarquía se impone más, menor donde se impo-
-Aquella cámara que cada uno tenía repleta de oro ne menos, prohibiendo participar del gobierno a aque-
es lo que pierde a aquel régimen político. Primeramen- llos cuya fortuna no llegue a la tasación estipulada. Y
te, porque descubren otras maneras de gastar el dinero, esto lo hacen cumplir mediante la fuerza armada, o bien,
y corrompen para eso las leyes, desacatándolas tanto antes de llegar a eso, instituyen tal constitución mediante
ellos como sus esposas. el temor. ¿No es así?
-Es natural. -Así, seguramente.
e -Después, al mirar cada uno al otro y ponerse a -Podríamos decir que ésta es la constitución.
imitarlo, logran que la mayoría de ellos sean del mismo -Sí -dijo Adimanto-. Pero {cuál es el carácter de
modo. este régimen? ¿Y cuáles son los defectos que decimos c
-Probablemente. que tiene?
-A partir de ese momento, al avanzar en busca de -En primer lugar, es el mismo límite que se le ha
más riquezas, cuanto más estiman eso, más menospre- impuesto. Mira qué pasaría si se procediera así con los
pilotos de naves, en base a la tasación de su fortuna,
'6 Variación juguetona del verso 471 de Los siete contra Tebas de
ESQUILO, «habla de otro hombre asignado a otras puertasn, con proba-
y se impidiese timonear al pobre, aun cuando fuera me-
ble contaminación del v. 570, «colocado Homoloís ante las puertas». jor piloto.
-Sería una navegación pésima la que tendría lugar. -j Cuál ?
-jY no sucedería lo mismo con cualquier otro tipo -El de permitir a uno vender todo lo suyo y a otro
de mando? adquirirlo, y al que ha vendido vivir en el Estado sin
-Pienso que sí. pertenecer a ningún sector del Estado, no siendo nego-
-jExcepto en el caso del Estado?; jo también res- ciante ni artesano, caballero ni hoplita, a simple título
pecto del Estado? de pobre e indigente.
-Más que en cualquier otro caso, por cuanto es el -Ciertamente, es el primer régimen al que le su- b
gobierno más difícil y más importante. cede eso.
d -Por consiguiente, de tal tamaño es ese defecto en -Pero es que en los Estados oligárquicos nada im-
la oligarquía. pide algo de esa índole; de otro modo no serían unos
-Así parece. excesivamente ricos y otros absolutamente pobres.
-¿Y este otro? ¿Te parece que es menor? -Correcto.
-j Cuál? -Ahora observa esto: cuando semejante b b r e ,
-El de que necesariamente semejante Estado sea do- siendo rico, derrochaba su dinero, jresultaba útil al
ble, no único: el Estado de los pobres y el de los ricos, Estado en algo respecto a lo que hace un momento de-
que conviven en el mismo lugar y conspiran siempre cíamos? jO no sucedía acaso que, pasando por ser uno
unos contra otros. de los gobernantes, en realidad no era gobernante ni
-¡Por Zeus que este defecto no es menor! servidor del Estado, sino sólo derrochador de lo que
-Y tampoco es algo positivo la probable incapaci- tenía?
dad de llevar a cabo guerra alguna, a raíz de verse -Así es: pasaba por ser eso, pero no era nada más c
e compelidos a servirse de la multitud armada, a la cual que un derrochador.
se teme más que a los enemigos, o, en caso de no servir- -¡Quieres que digamos, entonces, que, así como el
se de ella, mostrarse en la misma batalla como real- zángano nace en su celdilla, como aflicción del enjam-
mente son, 'oligarcas'; aparte de que, por ser amantes bre, así también tal hombre nace en su casa como zán-
de la riqueza, no estarán dispuestos a contribuir a la gano, aflicción del Estado?
guerra .con dinero. -Absolutamente cierto, Sócrates.
-No es positivo. -jY no sucede, Adimanto, que a todos los zánganos
-Bien; en cuanto a lo que antes censurábamos, el con alas el dios los ha hecho desprovistos de aguijón,
ocuparse de muchas cosas, por ejemplo, que las mis- a los zánganos con patas los ha hecho a unos desprovis-
552a mas personas al mismo tiempo labren, hagan negocios tos de aguijón pero a otros con aguijones formidables?
y guerreen, en semejante régimen político, jte parece ¿Y que los desprovistos de aguijón concluyen en la ve-
que es correcto? jez como mendigos, en tanto los que cuentan con agui- d
-¡Ni por asomo! jón son cuantos son llamados malhechores?
-Mira ahora si el siguiente no es el más grande de -Una gran verdad.
todos los males, y si este régimen no es el primero en -Es entonces manifiesto que, allí donde ves mendi-
admitirlo en sí mismo. gos en un Estado, sin duda en el mismo lugar están es-
condidos ladrones, salteadores, profanadores y artífices terrado o se lo priva de derechos cívicos y pierde toda
de todos los males de esa índole. la fortuna.
-Es manifiesto. -Es lógico.
-Pues bien, ¿no ves que en los Estados oligárquicos -Y al ver esto, y sufrir y perder los bienes, el hijo,
hay mendigos? pienso, se atemoriza y pronto arroja de cabeza, del tro-
-Casi todos, a excepción de los que gobiernan. no que hay en su alma, a la ambición y la fogosidad, c
-¿No pensaremos, entonces, que también hay en y, humillado por la pobreza, se vuelve hacia el lucro
tales Estados muchos malhechores que cuentan con agui- y, cuidadosamente, ahorrando poco a poco y trabajan-
jón, y a quienes los magistrados se preocupan de conte- do, amontona dinero. ¿No piensas que semejante hom-
ner por la fuerza? bre entronizará su parte codiciosa y amante de las ri-
-¡Claro que lo pensaremos! quezas, haciéndola rey dentro de sí mismo, con tiara,
-¿Y no diremos que es por falta de educación, por tollar y cimitarra ceñida?
mala a i a n z a y por la constitución del régimen político -Sí, por cierto.
por lo que allí surgen tales hombres? -En cuanto a la parte racional y a la fogosa, pien- d
-Lo diremos. so, las hará agacharse sobre el suelo a ambos lados de
-De esta índole, pues, será el Estado oligárquico y aquel trono, y las esclavizará, no dejando a una refle-
aquellos males que contiene, aunque probablemente hay xionar ni examinar algo que no sea de dónde hará que
más. su riqueza se acreciente, ni a la otra entusiasmarse y
-Podemos suponerlo. venerar otra cosa que el dinero y los ricos, ni ambicio-
553a -Demos entonces por completo el trazado de este nar otra cosa que la posesión de riquezas y lo que lleve
régimen llamado 'oligarquía', cuyos gobernantes se cons- hacia ello.
tituyen a partir de la tasación de las fortunas. Después -No hay otro tránsito más rápido y vigoroso desde
de esto examinemos al hombre que le es similar, para un joven ambicioso hasta uno amante de las riquezas.
ver cómo se origina y cómo es una vez originado. -¿No es este hombre ya uno oligárquico? Pues el e
-De acuerdo. cambio tiene lugar a partir de un hombre similar al ré-
-¿No es de este modo como sobre todo se produce gimen político a partir del cual se constituyó la oligar-
el tránsito desde el hombre timocrático hacia el oligár- quía. Examinemos entonces si es similar a ésta.
quico? -Examinémoslo. 554a
-¿De cuál modo? -En primer lugar, ¿no es similar a ella por la gran
-Cuando del hombre timocrático ha nacido un hijo, estima que tiene por las riquezas?
éste primeramente imita a su padre y sigue sus huellas, -¡Claro que sí!
b pero después lo ve tropezar contra el Estado como con- -Y también por ser ahorrador y laborioso; sólo sa-
tra una roca y, tras reducirse a escombros sus bienes tisface los apetitos necesarios, sin producir otros gas-
y él mismo al frente de un ejército o desempeñando tos, sino manteniendo en esclavitud a los otros apetitos,
algún otro cargo importante, va a parar a los tribu- como superfluos.
nales perjudicado por sicofantes, o es ejecutado o des- -De acuerdo.
-Es un hombre escuálido, que en todo busca hacer -Y ¡por Zeus!, querido mío, que descubrirás, cuan-
ganancia, y atesorador, como los que la multitud elo- do sea necesario gastar lo ajeno, que en la mayoría de
b gia. ¿No es este hombre similar a la constitución de ellos hay deseos afines a los del zángano.
la índole descrita? -Con toda seguridad.
-A mí me parece que sí, pues para alguien de esa -Por consiguiente, tal hombre no carecerá de disen-
índole, como para el Estado respectivo, la riqueza es siones en su interior, por no ser un solo hombre sino
lo de mayor estima. dos; pero en la mayoría de los casos prevalecerán los e
-En efecto, pienso que semejante hombre no ha pa- mejores deseos sobre los peores.
rado mientes en la educación. -Así es.
-Creo que no -dijo Adimanto-; de otro modo no -Por eso, pienso, parecerá más respetable que mu-
habría puesto a un ciego l7 como conductor del coro y chos otros; pero la verdadera excelencia de un alma con-
como lo de mayor estima. corde y armónica huirá lejos de él.
-Bien -proseguí-; examina ahora esto: ¿no dire-
mos que la falta de educación ha hecho surgir en él ape- dada su avaricia, no será rival de cuidado en 5.557
titos de la índole del zángano, unos del tipo de los ener una victoria personal o para am-
c mendigos, otros del de los malhechores, a los cuales bicionar otros honores: no estará dispuesto a gastar di-
reprime violentamente la atención de otros intereses? nero en vista a alcanzar renombre en tales competen-
-Sí, por cierto. cias, temeroso de despertar sus deseos de dispendio y
-¿Y sabes adónde debes dirigir la mirada para ad- de invitarlos a ser sus aliados en la lucha por el triunfo;
vertir la maldad de estos hombres? combate así, a la manera oligárquica, gastando poco de
-¿Adónde? sí mismo, con lo cual las más de las veces es derrotado
-Hacia la tutela de huérfanos y cualquier otra cosa pero se hace rico.
similar que caiga en sus manos y les dé plena libertad -Es cierto.
para obrar injustamente. -¿Puede quedar aún alguna duda de que este hom-
-Es verdad. bre avaro y afanoso de riquezas corresponde al Estado
-¿Y no es evidente con ello que semejante hombre, regido oligárquicamente, por ser su semejante? b
cuando se halla en reuniones en las que su buena re- -De ningún modo.
putación le hace parecer justo, por una razonable -Ahora bien, parece que a continuación debemos
d violencia que se hace a sí mismo reprime otros malos examinar la democracia, de qué modo se genera y cómo
apetitos que hay en él, sin persuadirlos de que no son es una vez que se genera, para que, después de conocer
lo mejor ni dulcificando el razonamiento, sino median- el carácter del hombre similar a ella, los coloquemos
te la coerción y el miedo, temblando por el resto de uno al lado del otro para su juicio.
su fortuna? -Así procederíamos de una manera similar a la de
-Sin duda alguna. hasta ahora.
Veamos, entonces, si el tránsito de la oligarquía
l7 Pluto, dios de la riqueza, es descrito a menudo como ciego. hacia la democracia no tiene lugar del siguiente modo:
por la codicia insaciable de lo que se ha propuesto co- lo suyo como le da la gana, ni por medio de otra ley
mo bien, a saber, llegar a ser lo más rico posible. que terminaría con este tipo de cosas.
-2 Cómo? -¿Qué otra ley?
c -Dado que los gobernantes del Estado oligárquico -La que viene en segundo lugar, después de aqué-
son gobernantes por poseer cuantiosos bienes, no esta- lla, y que obliga a los ciudadanos a prestar atención
rán dispuestos a poner freno mediante ley a los jóvenes a la excelencia. Pues si se dispusiera que la mayor par- b
que se vuelvan licenciosos y prohibirles que gasten su te de los contratos voluntarios corrieran por cuenta y
patrimonio y se arruinen, sino que les comprarán sus riesgo del contratista, en el Estado se enriquecerían de
propiedades y les prestarán a interés para llegar así a modo menos desvergonzado y crecerían menos en él ma-
ser más ricos y tenidos en más. les tales como los que acabamos de describir.
-Más que cualquier otra cosa. -Mucho menos.
-Pero ¿no resulta patente que es imposible que en -En la actualidad, en cambio, por todas estas cosas
el Estado los ciudadanos veneren la riqueza y posean los gobernantes disponen de tal manera a los goberna-
d al mismo tiempo la debida moderación, sino que ne- dos. Y en lo que hace a ellos mismos y a los suyos, de
cesariamente han de descuidar a una o a la otra? modo tal que los jóvenes viven lujosamente y perezosos
-Resulta bien patente. tanto respecto de los trabajos del cuerpo como de los c
-Al ser entonces negligentes, en la oligarquía, y to- del alma, así como blandos para resistir al placer y al
lerantes con la licenciosidad, fuerzan a ser pobres, a dolor, y ociosos.
veces, a hombres no desprovistos de nobleza. -Sin duda.
-Sin duda. -Y también de modo tal, que ellos mismos descui-
-Y éstos andan en el país sin hacer nada, provistos dan todo excepto el hacer dinero, y no ponen más aten-
de aguijón y bien armados, unos cargados de deudas, ción que los pobres en lo tocante a la excelencia.
otros privados de derechos políticos, otros de las dos -No, en efecto.
cosas; y odian y conspiran contra los que poseen patri- -Estando así dispuestos, entonces, cuando se encuen-
e monio propio y contra los demás, anhelando una re- tran entre sí los gobernantes y los gobernados durante
volución. una travesía o en algún otro tipo de reunión, en una
-Así es. peregrinación religiosa o en una expedición militar, sea
-Por su parte, los negociantes caminan agachados, como compañeros de nave o camaradas de guerra, o bien
haciendo como que no los ven, hieren con el aguijón al contemplarse unos a otros en los mismos peligros, d
de su dinero a cualquiera de los demás que se les ofre- de ningún modo son los pobres quienes serán menos-
ce, y recogen, multiplicados, los intereses que ha pro- preciados por los ricos; al contrario, con frecuencia se-
556a creado el capital, y así hacen que abunde en el Estado rá un hombre pobre, enjuto y asoleado, al estar aposta-
tanto el zángano como el mendigo. do en la batalla al lado de un rico, criado a la sombra
-¿Cómo no habían de abundar? y cargado de carnes superfluas, quien lo vea sin aliento
-Y no están dispuestos a apagar el mal que ha sido y lleno de dificultades. ¿No piensas que, si esto sucede,
encendido, ni impidiendo que cada uno se vuelva hacia el pobre considerará que tales hombres enriquecen de-
bid0 a la cobardía de los pobres, y que, cuando se reú- -Es claro.
na con éstos en privado, se transmitirán unos a otros: -En ese caso, pienso que los hombres que se des- c
e «estos hombres son nuestros, pues no son de valía al- arrollen en este régimen político serán de toda '

guna » ? dad, más que en cualquier otro.


-Sé muy bien que obran así. -2 Cómo no. habrían de serlo?
-Pues así como un cuerpo enfermizo necesita sólo -Puede ser que éste sea el más bello de todo
un pequeño estímulo externo para volcarse hacia la en- regímenes. Tal como un manto multicolor con todas las
fermedad, y a veces incluso sin lo externo estalla una flores bordadas, también este régimen con todos los ca-
revuelta en su interior, así también el Estado que se racteres bordados podría parecer el más bello. Y pro-
halle igual que aquél, mientras invocan unos la alianza bablemente, tal como los niiíos y las mujeres que con-
con un Est'ado oligárquico, otros con un Estado demo- templan objetos polícromos, muchos lo juzgarían el más
crático, al menor pretexto enferma y arde en lucha in- bello.
terna, aunque a veces esta revuelta estalla también sin -Con toda seguridad.
necesidad de nada exterior. -Además, bienaventurado amigo, este régimen es d
557a -Seguramente es así. muy apropiado para indagar dentro de él una organiza-
-Entonces la democracia surge, pienso, cuando los ción política.
pobres, tras lograr la victoria, matan a unos, destierran -¿Por qué?
a otros, y hacen partícipes a los demás del gobierno y -Porque cuenta con todo género de constituciones,
las magistraturas, las cuales la mayor parte de las ve- debido a la libertad; y es posible que quien quiera orga-
ces se establecen en este tipo de régimen por sorteo. nizar un Estado, como nosotros acabamos de hacer, de-
. -En efecto -dijo Adimanto-, así es como se insti- ba dirigirse a un Estado democrático, y allí, como si
tuye la democracia, tanto si procede por medio de las hubiese llegado a un bazar de constituciones, escoger
armas o porque los otros, por miedo, se batan en retira- el tipo que más le agrade, y, una vez escogido, proceder
da. a su fundación.
b -¿Y de qué modo -pregunté yo- se rigen, y cómo -Probablemente no estará en apuros por falta de e
es semejante organización política? Porque es evidente modelos.
que el hombre que sea similar a él se revelará como -Así, pues: no tener obligación alguna de gobernar
hombre democrático. en este Estado, ni aun cuando seas capaz de hacerlo,
-Es evidente. ni de obedecer si no quieres, ni entrar en guerra cuan-
-¿No sucede que son primeramente libres los ciu- do los demás están en guerra, ni guardar la paz cuando
dadanos, y que en el Estado abunda la libertad, particu- los demás la guardan, si no la deseas; a su vez, aun cuan-
larmente la libertad de palabra y la libertad de hacer do una ley te prohíba gobernar y ser juez, no por eso
en el Estado lo que a cada uno le da la gana? dejar de gobernar y ser juez, si se te ocurre, ¿no es 558a
-Es lo que se dice, al menos. éste un modo de pasar el tiempo divino y delicioso, aun-
-Y donde hay tal libertad es claro que cada uno que sea de momento?
impulsará la organización particular de su modo de vi- -De momento tal vez.
da tal como le guste.
-Bien; ¿no es exquisita la tranquilidad de algunos -Es claro.
hombres tras haber sido juzgados? ¿O no has visto aún -¿Quieres que, para que la conversación no resulte
en un régimen de esa índole a hombres condenados a oscura, delimitemos primeramente los apetitos necesa-
muerte o al exilio, que no por eso dejan de quedarse rios de los que no lo son?
y dar vueltas en medio de la gente, y que, como si nadie -Quiero.
se preocupara por ellos o siquiera los viese, se pasean -¿No es justo denominar 'necesarios' a aquellos que
como si fueran héroes? no podemos reprimir y que, al ser satisfechos, nos be- e
-Sí que he visto, y muchos. nefician? Pues estas dos clases de apetitos son incita-
b -¡Esta tolerancia que existe en la democracia, esta dos necesariamente por nuestra naturaleza. ¿No es
despreocupación por nuestras minucias, ese desdén ha- verdad?
cia los principios que pronunciamos solemnemente cuan- -Sí, por cierto.
do fundamos el Estado, como el de que, salvo que un -Con justicia, entonces, diremos respecto de ellos 559a
hombre cuente con una naturaleza excepcional, jamás la palabra 'necesario'.
llegará a ser bueno si desde la tierna infancia no ha -Con justicia.
jugado con cosas valiosas ni se ha ocupado con todo -Y respecto de aquellos de los cuales uno podría
lo de esa índole; la soberbia con que se pisotean todos desembarazarse si se ha adiestrado desde la juventud,
esos principios, sin preocuparse por cuáles estudios se y que en nada benefician al individuo cuando están pre-
encamina un hombre hacia la política, sino rindiendo ' sentes en él, si decimos que todos éstos son innecesa-
c honores a alguien con sólo que diga que es amigo del rios, {no hablaremos correctamente?
pueblo! -Correctamente, en efecto.
-¡Es ése un noble régimen! seleccionamos un ejemplo de cada una de estas
-Estas y otras afines son las cualidades de la demo- dos clases, para que contemos con una pauta de ellas?
cracia, que parece ser una organización política agrada- -Se hace necesario.
ble, anárquica y polícroma, que asigna igualdad simi- -¿No es el deseo de comer, ya sea un alimento sim-
larmente a las cosas iguales y a las desiguales. ple o un condimento, en cuanto conviene a la salud
-Por cierto que esto que dices es bien conocido. y el bienestar, un deseo necesario? b
-Observa ahora al individuo respectivo. ¿ No hay que -Pienso que sí.
examinar, en primer lugar, tal como hicimos con su ré- -El deseo del alimento es, pues, de algún modo ne-
gimen político, de qué modo se genera? cesario, por dos motivos: porque es beneficioso y por-
-Sí. que, si no es satisfecho, puede poner fin a la vida.
-;No será de este modo? Aquel hombre oligárquico
L
-Sí.
d y avaro, pienso, tendrá un hijo, que será educado por -El del condimento también, en cuanto ofrezca al-
aquél con sus hábitos. gún beneficio para el estado general del cuerpo.
-Seguramente. -Completamente de acuerdo.
-También éste dominará los deseos de placer que -Y al que va más allá de éstos, el deseo de comidas
hay en él, en cuanto propenden al gasto y no al lucro, distintas a las aludidas, del cual la mayoría puede de-
y que son llamados 'innecesarios'.
404 DIÁLOGOS

sembarazarse si lo reprime y educa desde joven, que Y si corre a su vez algún aliado para rescatar a
es perjudicial al cuerpo y perjudicial al alma, tanto res- su parte oligárquica, pienso, sea su padre o los demás
c pecto de la sabiduría como de la moderación, ¿no lo parientes que acuden a amonestar10 y reprocharle, se
llamaremos correctamente 'innecesario'? produce entonces en él una revuelta y una contrarre- 560a
-Más correctamente imposible. vuelta y un combate consigo mismo.
-¿No diremos que éstos son deseos despilfarrado- -Sin duda.
res, mientras los primeros son productivos en razón de -Y pienso que alguna vez la parte democrática pue-
ser útiles para la actividad? de ceder a la oligárquica, y algunos deseos son extirpa-
-Sin duda. dos, otros desterrados, en razón de haberse suscitado
-¿Y no diremos lo mismo de los apetitos sexuales u6 cierto pudor en el alma del joven, y ésta recupera
y de los demás? su ordenamiento.
-Lo mismo. -Algunas veces sucede.
-¿Y no decíamos hace un momento que aquel al -Y a su vez, creo, una vez expulsados aquellos de-
que llamamos 'zángano' está colmado de tales placeres seos, a raíz de la impericia de la educación paterna, b
d y apetitos y es gobernado por los deseos innecesarios, crecen en exceso otros de índole similar, y se multipli-
mientras el hombre avaro y oligárquico por los necesa-
rios? Así suele ocurrir.
-¿Qué otra cosa cabe? -Y lo arrastran hacia las mismas compañías, y, en
-Regresemos, pues, a nuestro hombre, y digamos secreta cópula, engendran una multitud.
cómo, de oligárquico, pasa a ser democrático. Me pare- -Sin duda.
ce que la mayor parte de las veces sucede de este modo. -Además opino que terminan por apoderarse de la
-¿De cuál modo? acrópolis del alma del joven, al percibir que está vacía
-Cuando un joven que se ha criado, como hace un de conocimientos y preocupaciones rectas y de discur-
momento decíamos, sin cultura y con avaricia, gusta la sos verdaderos, que son los mejores centinelas y guar-
miel de los zánganos y convive con estas feroces y terri- dianes que puede haber en el espíritu de los hombres
bles bestias, capaces de proveer toda variedad de place- amados por los dioses.
res, de múltiples colores y especies, entonces puedes pen- -Con mucho. c
e sar que dentro de él se opera el tránsito desde la oli- , en vez de ellos, corren al asalto discursos y opi-
garquía hacia la democracia. falsas y petulantes, que ocupan su lugar.
-Necesariamente.
-En ese caso, así como el Estado se transforma al Y entonces retorna a aquellos Lotófagos y habi-
ser auxiliado uno de los partidos por un aliado externo iertamente con ellos; y si de su parentela acude
que es similar a él, así también el joven se transforma
al ser auxiliada desde afuera una de las especies de ape- l a O sea «que le hacen olvidar su hogar, como a los marineros

titos que hay en él por algo similar y congénere a ella. de Ulisesn, cf. Od. IX 83-84. Con este nuevo apodo, Platón se refiere
-En todo de acuerdo. aquí a los que antes ha llamado 'zánganos'.
alguien en auxilio de la parte avara de su alma, aque- que se sacia, y luego se vuelve hacia otro, sin desdeñar
llos discursos petulantes cierran las puertas de la forta- a ninguno, sino alimentando a todos por igual.
leza real ante él, y no permiten el acceso al aliado, ni -Completamente de acuerdo.
admiten las palabras que, como embajadores, le dirigen -En cuanto al discurso verdadero, no lo acoge ni
d privadamente personas mayores. Dichos discursos son le permite el acceso a su ciudadela. Si alguien le dice
los que prevalecen en el combate; denominan 'idiotez' que hay placeres provenientes de deseos nobles y buenas c
al pudor y lo arrojan afuera, convirtiéndolo en fugitivo y otros de deseos perversos y que debe cultivar y hon-
deshonorable; al control de sí mismo lo llaman 'falta rar unos pero reprimir y someter a los otros, en todos
de virilidad', lo injurian y lo destierran, y lo convencen estos casos sacude la cabeza y declara que todos son
de que la moderación y la mesura en los gastos son 'rus- semejantes y que hay que honrarlos por igual.
ticidad' y 'servilismo', y, en alianza con muchos apeti- -Con toda seguridad que el que se halla en tal dis-
tos nocivos, las echan por la borda. posición procede así.
-Efectivamente. -Y de este modo vive, día tras día, satisfaciendo ca-
-Vacían y purifican de estas cosas el alma del jo- da apetito que le sobreviene, algunas veces embriagán-
e ven poseído por ellos, a la que inician así en los gran- dose y abandonándose al encanto de la flauta, otras
des misterios, después de lo cual reintroducen la des- bebiendo agua y adelgazando, tanto practicando gimna- d
mesura, la anarquía, la prodigalidad y la impudicia, sia como holgazaneando y descuidando todas las cosas,
resplandecientes, coronadas y acompañadas por un gran o bien como si se dedicara a la filosofía. Con frecuéncia
coro; las elogian, y llaman eufemísticamente 'cultura' actúa en política, lanzándose a decir y hacer lo que le
a la desmesura, 'liberalidad' a la anarquía, 'grandeza salga. Alguna vez admira a los guerreros y se inclina
561a de espíritu' a la prodigalidad y 'virilidad' a la impudi- hacia ese lado, o bien a negociantes, y se inclina hacia
cia. ¿No es de este modo como en el joven se produce allí: no hay orden ni obligación alguna en su vida, sino
el tránsito desde que fuera educado en la satisfacción que, teniendo este modo de vida por libre y dichoso,
de los apetitos necesarios hasta que libera y relaja los lo lleva a fondo.
deseos innecesarios y los placeres perjudiciales? -Has descrito perfectamente el modo de vida del va- e
-Está muy claro que así es. rón partiendo de la igualdad.
-Después de ello, pienso, semejante hombre vive sin -Al menos, pienso, el de un hombre diversificado
gastar más dinero, esfuerzos y tiempo en los placeres y pleno de múltiples caracteres y que, como aquel Esta-
necesarios que en los innecesarios. En caso de tener la do, es bello y colorido. Muchos hombres y muchas mu-
fortuna de que su frenesí no sea excesivo y de que con jeres envidian este modo de vida, que cuenta en su seno
b el correr de los años pase el tumulto, vuelve a acoger con numerosos modelos de constituciones y caracteres.
una parte de los exiliados, no se entrega del todo a los -Así es, efectivamente.
intrusos y pone los placeres en pie de igualdad; vive -Asignemos este hombre a la democracia, dado que 5620
así transfiriendo sin cesar el mando de sí mismo al que es correcto denominarlo 'democrático'
caiga a su lado, como si fuera cuestión de azar, hasta -Asignémoslo.
-Lo que resta decribir ahora es el más bello régi- -Así procede, en efecto.
men político y el más bello hombre: la tiranía y el tirano. -Y a los que son sumisos con los gobernantes los
-Ni más ni menos. injuria, como a esclavos voluntarios y gente sin valor;
-Vamos a ver ahora, querido amigo, con qué carác- a los gobernantes que son similares a gobernados, y a
ter surge la tiranía; pues es bastante claro que surge los gobernados que son similares a gobernantes es a
por un tránsito a partir de la democracia. quienes se alaba y rinde honores en público y en priva-
-Suficientemente claro. do. ¿No es forzoso que en semejante Estado la libertad e
-¿Y no surge del mismo modo la tiranía de la avance en todas direcciones?
b democracia que la democracia de la oligarquía? -No podría ser de otro modo.
-¿De cuál modo? -Si esto es así, amigo mío, la anarquía se desliza
-El bien que se proponía la oligarquía, y por el cual incluso dentro de las casas particulares, y concluye in-
ésta fue instituida, ¿no era acaso la riqueza en exceso? troduciéndose hasta en los animales.
-Sí. -¿Qué es lo que quieres decir con esto?
-Y el deseo insaciable de riqueza, y el descuido de -Por ejemplo, que el padre se acostumbra a que el
todo lo demás por lucrar, es lo que la ha perdido. niño sea su semejante, y a temer a los hijos, y el hijo
-Verdad. a ser semejante al padre y a no respetar ni temer a sus
-¿Y no es a su vez el deseo insaciable de aquello progenitores, a fin de ser efectivamente libre; el meteco
que la democracia define como su bien lo que hace es igualado al ciudadano, el ciudadano al meteco 19, 563a
sucumbir a ésta? y del mismo modo el extranjero.
-¿Y qué es lo que dices que define como su bien? -Así sucede, en efecto.
c -La libertad; pues en un Estado democrático oirás, -Sucede eso y otras menudencias como las siguien-
seguramente, que es tenida por lo más bello, y que, pa- tes: en semejante Estado el maestro teme y adula a los
ra quien sea libre por naturaleza, es el único Estado alumnos y los alumnos hacen caso omiso de los maes-
digno de vivir en él. tros, así como de su preceptores; y en general los jóve-
-En efecto, es una frase que se dice mucho. nes hacen lo mismo que los adultos y rivalizan con ellos
-Por lo tanto, como iba a decir ahora, el deseo insa- en palabras y acciones; y los mayores, para complacer-
ciable de la libertad y el descuido por las otras cosas los, rebosan de jocosidad y afán de hacer bromas, imi- b
es lo que altera este régimen político y lo predispone tando a los jóvenes, para no parecer antipáticos y
para necesitar de la tiranía. mandones.
-¿De qué modo? -En todo de acuerdo.
-Cuando un Estado democrático sediento de liber- -Y el momento culminante de esta libertad de las
d tad llega a tener como jefes malos escanciadores, y se mayorías se produce en tal Estado cuando los hombres
embriaga más de la cuenta con ese vino puro, entonces, y mujeres que han sido comprados no son menos libres
pienso, castiga a los gobernantes que no son muy flexi-
bles ni proporcionan libertad en abundancia, y los acu- l9 El ameteco~era el extranjero con residencia permanente en
sa de criminales y oligárquicos. Atenas.
que quienes los han adquirido. Y por poco nos olvida- -Por lo tanto, la libertad en exceso parece que no
mos de decir cuánta libertad e igualdad ante la ley exis- deriva en otra cosa que en la esclavitud en exceso para
te allí en la relación de hombres con mujeres y de muje- el individuo y para el Estado.
res con hombres. -Eso también es razonable.
c -¿Acaso, con Esquilo, no «diremos lo que ahora nos -Es razonable, entonces, que la tiranía no se esta-
viene a la boca»? blezca a partir de otro régimen político que la democra-
-Por cierto, es lo que yo digo. Y que los animales cia, y que sea a partir de la libertad extrema que surja
sujetos al hombre son allí más libres que en cualquier la mayor y más salvaje esclavitud.
otra parte, no lo creería alguien que no hubiera tenido -Es lógico.
la experiencia; pues, tal como dice el proverbio, real- -Pero no es eso lo que preguntas, creo, sino cuál
mente alas perras llegan a ser como sus amas»; y así es esa enfermedad que, siendo la misma en la oligar- b
también los caballos y los asnos se acostumbran a an- quía que en la democracia, esclaviza a ésta.
dar con toda libertad y solemnidad, atropellando a quien -Dices la verdad.
les salga al paso, si no se hace a un lado; y del mismo -Pues me refería a aquella raza de hombres haraga-
d modo todo lo demás se halla pletórico de libertad. nes y despilfarradores, los más viriles de los cuales con-
-Lo que describes es mi propio sueño; pues con fre- ducen y los menos viriles los siguen, y que comparába-
cuencia me sucede eso cuando marcho al campo. mos con zánganos, de los que cuentan con aguijón en
-¿Y no te percatas que, como resultado de la acu- el primer caso y de los que no lo tienen, en el segundo.
mulación de todas estas cosas, el alma de los ciudada- -Y lo hacíamos correctamente.
nos se torna tan delicada que, si alguien le proporciona -Y en cualquier régimen en que nazcan producen
siquiera una pizca de esclavitud, se irrita y no lo sopor- una perturbación análoga a la de la flema y la bilis en
ta? Pues bien sabes que de algún modo terminan por el cuerpo; contra esto último el buen médico y legisla- c
no prestar atención ni siquiera a las leyes orales o es- dor del Estado deben precaverse con mucho tiempo, no
e critas, para que de ningún modo tengan amo alguno. menos que el apiculror hábil, tratando al máximo que
-Por cierto que lo sé bien. no aparezcan, pero, si llegan a aparecer, eliminándolos
-Pues éste es, según me parece, el bello y vigoroso juntos con los panales mismos.
principio de donde nace la tiranía. -Sí, por Zeus, absolutamente de acuerdo.
-Vigoroso, ciertamente, pero ¿qué le sigue después? -Hagamos ahora lo siguiente, para ver con mayor
-La misma enfermedad que, al declararse en la oli- lo que queremos.
garquía, entraña la perdición de ésta, en mayor grado qué modo?
y con mayor fuerza, debido a la libertad, esclavizada -Dividamos en teoría el Estado democrático en tres
a la democracia. Y en verdad el exceso en el obrar suele partes, tal como ellas se dan. Una es tal vez aquel géne- d
revertir en un cambio en sentido opuesto, tanto en las ro que surge en él por causa de la licencia, no menos
564a estaciones como en las plantas y en los cuerpos y, que en el Estado oligárquico.
no en último término, en las organizaciones políticas. -Así es.
-Probablemeate. - -Pero con mucha mayor ferocidad aquí que ailí.
-¿Cómo es eso? -Así es como participa, efectivamente. b
-Allí, en razón de no recibir honores y estar alejado -Entonces aquellos a quienes se quita la fortuna se
de los cargos, no se ejercitaba y no llegaba a ser vigoro- ven forzados a defenderse, pienso, hablando al pueblo
so; en la democracia, en cambio, marcha a la cabeza y haciendo cuanto pueden.
del Estado, con pocas excepciones, y es su sector más -¿Cómo no habrán de hacerlo?
feroz el que habla y actúa, mientras el resto zumba -Y, aunque no deseen introducir novedad alguna,
e sentado cerca de la tribuna, y no tolera que se diga otra reciben de los otros la acusación de que conspiran con-
cosa, de modo que, en un régimen de tal índole, todo tra el pueblo y son oligárquicos.
es administrado por este tipo de gente, salvo contados -Sin duda.
casos. -Y después de ver al pueblo tratando de hacerles
-Así es. mal, no voluntariamente sino por ignorancia y por ha-
-Y hay otro grupo similar que en todo momento ber sido engañado por los difamadores, entonces, quié- c
se separa de la muchedumbre. ranlo o no, terminan por convertirse en oligárquicos de
-¿ Cuál? veras, no voluntariamente, sino que aquel zángano pro-
-Al tener todos afán de lucro, los más ordenados duce este mal picándolos.
por naturaleza llegan a ser con mucho los más ricos. -Exactamente.
-Es probable. -Y entonces se producen denuncias, juicios y accio-
-Pienso que de allí sacan los zánganos la mayor can- nes legales de unos contra otros.
tidad de miel y del modo más fácil. -Así es.
-¿Cómo habrían de sacarla de los que tienen poco -Ahora bien, ¿no acostumbra siempre el pueblo a
o nada? poner a su cabeza preferentemente a un individo, y a
-Y los ricos de esta especie son los llamados 'pasto alimentarlo y hacerle crecer en grandeza?
de los zánganos', creo. -Acostumbra a eso, en efecto.
-Por cierto que sí. -Por lo tanto, es evidente que, dondequiera apare- d
565a -El tercer género será el del pueblo, o sea, cuantos ce un tirano, es de la raíz del liderazgo de donde brota,
trabajan para sí mismos y no ocupan cargos públicos, y no de otra parte.
poseyendo pocos bienes; es el género más numeroso y -Muy evidente.
con mayor autoridad que hay en la democracia cuando -¿Y cuál es el comienzo de este tránsito de un líder
se congrega. hacia un tirano? ¿No es patente que cuando el líder co-
-En efecto -dijo Adimanto-, pero con frecuencia mienza a hacer lo que se narra en el mito respecto del
no está dispuesto a hacerlo, a menos que participe en templo de Zeus Liceo en Arcadia?
algo de la miel. -¿Y qué es lo que se narra?
-Y participa siempre en la medida que les es posi- -Que cuando alguien gusta de entrañas humanas
ble a los que están a su cabeza, cuando a los que tienen descuartizadas entre otras de otras víctimas, necesaria-
fortuna se la quitan y la distribuyen al pueblo, conser- mente se ha de convertir en lobo. ¿O no has escuchado e
vando ellos la mayor parte. el relato?
-Sí, por cierto. -Y cuando ve esto el varón que posee riquezas y
-Así también cuando el que está a la cabeza del pue- que, conforme a sus riquezas, recibe la acusación del
blo recibe una masa obediente y no se abstiene de san- 'enemigo del pueblo', entonces, amigo mío, de acuerdo
gre tribal, sino que, con injustas acusaciones -tal co- con el oráculo que se le hizo a Creso,
mo suele pasar- lleva a la gente a los tribunales y la huye junto a f Hermo rico en guijarros,
asesina, poniendo fin a vidas humanas y gustando con no se queda ni tiene vergüenza de ser cobarde 2'.
lengua y boca sacrílegas sangre familiar, y así mata y
566a destierra, y sugiere abolición de deudas y partición de -Si fuera de otro modo, no podría avergonzarse una
tierras, ¿no es después de esto forzosamente fatal que segunda vez.
semejante individuo perezca a manos de sus adversa- -Pienso que al que es capturado le dan muerte.
rios o que se haga tirano y de hombre se convierta en -Es forzoso.
lobo? -En cuanto a aquel caudillo, es evidente que no ya-
-Es de toda necesidad. ce «majestuosamente con su gran cuerpo» 22, sino que, d
-Así llega a ser el que hace estallar la revuelta con- tras destronar a muchos otros, se establece en el carro
tra los que tienen fortuna. del Estado, perfeccionando la transformación de líder
-Así, efectivamente. en tirano.
-Y cuando tras haber sido desterrado regresa a pe- -¿Cómo no ha de ser así?
sar de sus enemigos, ¿su retorno no será el de un tirano -Describamos ahora la felicidad de ese hombre y
consumado? la del Estado en que se ha generado un mortal semejante.
-Es evidente. -De acuerdo, describámoslo.
b -Y si no pueden hacerlo desterrar ni matarlo tras -¿No pasa que durante los primeros días y el pri-
desprestigiar10 en el Estado, conspiran para asesinarlo mer momento sonríe y saluda a todo aquel que encuen-
violentamente a escondidas. tra, dice no ser tirano, promete muchas cosas en priva- e
-Es lo que suele suceder. do y público, libera de deudas y reparte tierras entre
-De ahí que todos los que han llegado a este punto el pueblo y los de su séquito, y trata de pasar por tener
recurren a aquella demanda del tirano de la que tanto modales amables y suaves con todos?
se ha hablado, por la que se pide al pueblo una custo- -Necesariamente.
dia personal para preservarles al defensor del pue- -Pero cuando se reconcilia con algunos de sus ene-
blo *O. migos de fuera, mientras que a otros los extermina, y
-¡Claro que pasa eso! que por ese lado tiene tranquilidad, pienso que promue-
-Y se la dan, pienso, por temer por él y estar con- ve ante todo algunas guerras, para que el pueblo tenga
fiado en lo que respecta a sí mismo. necesidad de un conductor.
c -Así es.

20 Clara alusión a Pisístrato. Cf. HER~DOTO,


1 59, y ARISTOTELES, 21 Oráculo citado por H E R ~ D1. ,55.
Constitución de los atenienses XIV 1 . 22 Cebrión, muerto por Héctor, en II. XVI 776.
-Es probable. -¡Es en tal caso una bienaventurada necesidad la d
567a -Y también para que el pago de los impuestos de que lo obliga, que le prescribe vivir en compañía de mu-
guerra haga pobres a los ciudadanos y los obligue a de- chos hombres de baja estofa, y ser odiado por ellos, o
dicarse a los cuidados de cada día, de modo que conspi- no vivir!
ren menos contra él. -De tal índole es su necesidad.
-Es evidente. -¿No sucederá entonces que, cuanto más sea odia-
-Y se me ocurre que, si sospecha que algunos tie- do por los ciudadanos al hacer estas cosas, necesitará
nen pensamientos liberales de modo tal que no confían de una custodia tanto mayor y más digna de confianza?
en su mando, con cualquier pretexto los hará perecer -¡Claro que sí!
poniéndolos en manos del enemigo; en vista a todas es- -¿Y quiénes serán esos hombres confiables? ¿Y
tas cosas, el tirano estará siempre forzado a suscitar adónde los mandará buscar?
la guerra. -Por sí solos vendrán muchos volando, si se les da
-Estará forzado. su paga.
-Haciendo tales cosas, ¿no queda expuesto a ser -¡Por el perro! -exclamé-. Parece que te 'estás
b odiado por los ciudadanos?
refiriendo nuevamente a cierto tipo de zánganos, pero e
-¡Claro que sí! éstos extranjeros y procedentes de todas partes.
-Entonces algunos de los que han colaborado para -Y lo que te parece es verdad -respondió Adimanto.
establecerlo y que tienen poder hablan francamente con -¿Y a los del país no los querría?
él o entre sí, censurando lo que sucede, al menos los -2 Y cómo?
que se da el caso de que son los más viriles. -Despojando.de los esclavos a los ciudadanos, libe-
-Es probable. rándolos e integrándolos a su custodia.
-Por consiguiente, el tirano debe eliminar a todos -Con seguridad, puesto que ellos serían los más
éstos, si es que va a gobernar, hasta que no quede nadie felices.
de valor entre sus amigos y enemigos. -¡Hablas de algo dichoso para el tirano, si recurre
-Evidente. a tales amigos y hombres de confianza tras hacer pere- 568a
-Ha de mirar entonces con agudeza quién es valien- cer a los anteriores!
c te, quién de grandeza de espíritu, quién sabio, quién
-Pues en efecto, a ellos recurre.
rico; y el grado de su felicidad es tal que, quiéralo o -Y estos amigos son los que lo admiran y conviven
no, le será necesario combatir y conspirar contra todos, con él como nuevos ciudadanos, mientras los que son
hasta purificar el Estado. honestos lo odian y le huyen.
-¡Bella purificación! -¿Cómo no habían de hacerlo?
-Sí, la opuesta a la que practican los médicos con -No en vano la tragedia en general parece ser algo
los cuerpos, ya que éstos suprimen lo peor y conservan sabio, destacándose Eurípides en ella.
lo mejor, mientras aquél a la inversa. -¿Por qué?
-Pues parece que necesitan hacerlo, si han de go- -Porque por contar con una mente perspicaz pro-
bernar. nunció aquello de que «los tiranos son sabios por la com- b
pañía de los sabios,, 23. Pues es manifiesto que los sa- quilado, necesitando menos, consiguientemente, cargar
bios que acompañan al tirano son de la índole que he- con impuestos al pueblo.
mos descrito. -Pero ¿y cuando falten estos rec
-Sí, elogia a la tiranía diciendo que hace «igual a Es claro que se nutrirá del patrimonio paterno, y
los dioses» 24, y muchas otras cosas, no sólo él, sino no sólo él sino. también sus comensales, amigos y
también los demás poetas. queridas.
-Por lo mismo que los poetas trágicos son sabios, -Comprendo: el pueblo que ha engendrado al tira-
han de perdonarnos a nosotros y a cuantos gobiernen no lo alimenta a él y a su séquito.
en consonancia con nosotros, porque no los admitamos -Le será muy necesario.
en nuestro Estado, por cantar elogios a la tiranía. -¿Y qué dirás en caso de que el pueblo se irrite
c -Pienso que al menos los más sutiles de ellos nos y diga que no es justo que un hijo en la flor de la edad
perdonarán. sea alimentado por su padre sino al contrario, el padre
-De todos modos, creo que van de gira por los otros por su hijo, y que su padre no lo engendró y estableció 569n
Estados, congregando a las masas y contratando acto- para que, una vez que llegara a grande, debiera éste,
res de voces bellas, potentes y persuasivas, que empu- como esclavo de sus propios esclavos, alimentarlo a él
jan a las organizaciones políticas hacia la tiranía y la y a sus esclavos, con todo el resto de su comparsa; sino
democracia. para que el pueblo fuera liberado, con él a su cabeza,
-Por cierto. de los ricos y de los denominados 'hombres de bien'?
-Además de esto reciben buena paga y honores, so- ¿Qué dirás si entonces le ordena marcharse del Estado
bre todo, como es natural, por parte de los tiranos y, con su séquito, tal como el padre echa de la casa al
en segundo lugar, de la democracia; pero cuanto más hijo con sus comensales inoportunos?
d arriba marchan hacia la cima de las constituciones, tanto -Entonces ¡por Zeus! el pueblo se dará cuenta de
más cede su honra, como si no pudieran andar por la qué criatura ha engendrado, acariciado y hecho crecer,
falta de aliento. y a la que trata de expulsar cuando él es más débil y b
-Completamente de acuerdo. ella más fuerte.
-Pero esto era una digresión. Regresemos a aquel -¿Qué quieres decir? ¿Se atreverá el tirano a hacer
bello, numeroso, multicolor y cambiante ejército del violencia a su padre, y, si no lo persuade, a golpearlo?
tirano, para ver de qué se alimenta. -Sí, tras haberle quitado las armas.
-Es evidente -respondió Adimanto- que, si hay en -Quieres decir, pues, que el tirano es parricida y
el Estado tesoros sacros, los gastará en la medida que un temible cuidador de la vejez; y, según parece, esto
duren, así como los bienes de aquellos a los que ha ani- es lo que actualmente se admite que es la tiranía; y el
pueblo, al huir del humo -como se dice- de la sumi- c
sión a hombres libres, va a parar al fuego del despotis-
23 Adam afirma que este verso pertenece a Sófocles, en tanto que
mo de los esclavos; y en lugar de aquella libertad abun-
otros, como Wilarnowitz, lo adjudican a Eurípides. dante e intempestiva se viste con la esclavitud más
24 EUR~PIDES,
Troyanas 1169. dura y más amarga, la de los esclavos.
-Ciertamente, es lo que ocurre.
-Bien, entonces ¿no hablaremos armoniosamente si
decimos que hemos descrito de modo suficiente el trán-
sito de la democracia a la tiranía, y cómo es ésta, una
vez generada?
-Más que suficientemente.

IX

-Resta por examinar al hombre tiránico mismo, có-


se transforma a partir del democrático, y, una vez
o es y de qué modo vive, desdichado o

, aún resta este hombre.


-¿Sabes qué es lo que todavía me falta?

e que no hemos descrito suficientemente


rne a los deseos, cuáles y cuántos son. Y
mientras tengamos esa carencia, la búsqueda que em-
prendemos será menos clara.
-¿Y no estamos ya a tiempo de hacerlo?
-Por cierto que sí; y examina lo que quiero obser-
var en ellos, que es lo siguiente: de los placeres y
deseos innecesarios, creo que algunos son contrarios a
toda norma; probablemente se producen en todos noso-
tros, pero reprimidos por las leyes y por los deseos me-
jores, junto a la razón, en algunos hombres son extirpa-
dos por completo, o reducidos a pocos y débiles, en otros
hombres son más fuertes y más numerosos.
-¿A qué deseos te refieres?
-A los que se despiertan durante el sueño, cuando
arte racional, dulce y dominante del alma,
stial y salvaje, llena de alimentos y de vino,
chaza el sueño, salta y trata de abrirse paso y satisfa-
cer sus instintos l . Sabes que en este caso el alma se crílega de apetitos, inclusive en algunos de nosotros que
atreve a todo, como si estuviera liberada y desembara- pasan por mesurados: esto se torna manifiesto en los
zada de toda vergüenza y prudencia, y no titubea en sueños. Mira si te parece que lo que digo tiene peso
intentar en su imaginación acostarse con su madre, y si estás de acuerdo.
d así como con cualquier otro de los hombres, dioses o -Pues estoy de acuerdo.
fieras, o cometer el crimen que sea, o en no abstenerse -Ahora bien, recuerda cómo dijimos que era el
de ningún alimento; en una palabra, no carece en abso- hombre democrático: que había crecido a través de la c
luto de locura ni de desvergüenza. educación que le diera un padre tacaño, que sólo conce-
-Dices una gran verdad. día estima a los deseos de riquezas, mas desdeñaba los
-Pienso, por otra parte, que, cuando uno cuenta con deseos innecesarios, que tienen en vista el entretenimien-
salud y moderación y se echa a dormir tras despertar to y la ostentación. ¿No es así?
la parte racional de su alma y banquetearla con bellos -Sí.
discursos y consideraciones, cuando ha llegado a meditar -Pero que, al estar en compañía de varones más re-
e sobre sí mismo sin permitir que los apetitos se hallen
finados y colmados de apetitos como los que acabamos
en necesidad o en hartazgo, para que se adormezcan de describir, se arroja a todo tipo de desmesura y a
572a y no perturben a la parte mejor con su regocijo o su
esa índole de deseos, por aversión a la austeridad de
desazón, sino que permitan a ésta examinar por sí sola su padre; pero, por poseer una naturaleza mejor que la
y pura, y esforzarse en percibir, lo que no sabe en las de sus corruptores, empujado en ambas direcciones, que- d
cosas que han sucedido, en las que suceden y en las da en el medio de esas dos formas de vida, y, disfrutan-
que están por suceder; cuando del mismo modo sosiega do de cada una de ellas mesuradamente en su criterio,
a la parte impetuosa y se duerme sin tener el ánimo vive de un modo que no es contrario a la libertad ni
excitado por un arrebato de cólera contra nadie, sino a toda norma, con lo cual ha cumplido el tránsito desde
que, tras tranquilizar a estas dos partes del alma, la hombre oligárquico a hombre democrático.
tercera, en la cual se encuentra la sabiduría, se pone -Tal era y es, en efecto, nuestra opinión sobre él.
en movimiento, y así puede darse el reposo: sabes que -Suponte entonces que a su vez este hombre, cuan-
es en este estado cuando mejor puede alcanzarse la ver- do ya ha crecido en edad, tiene un hijo al que ha educa-
b dad y menos se presentan las visiones prohibidas de los do en tales hábitos.
sueños. -Lo supongo.
-Estoy absolutamente de acuerdo en que es así. -Supón también que le sucede lo mismo que a su
-Con esto ya nos hemos dejado llevar demasiado padre, y es llevado hacia una anomia total que quie- e
lejos; pero lo que queremos dar por conocido es que nes lo llevan denominan 'libertad total', y que su padre
en todo individuo hay una especie terrible, salvaje y sa- y demás parientes acuden en auxilio de estos deseos ubi-
cados en el medio, en tanto otros apoyan a los deseos
opuestos; cuando estos terribles magos y forjadores de
l En la traducción de esta palabra seguimos una sugerencia de
Shorey. En VI11 559d-562a.
tiranos no esperan posesionarse del joven.de otro mo- tos o por ambas cosas a la vez, se torna borracho, eróti-
do, maquinan para engendrar en él un amor que se opon- co o lunático.
573a ga a la cabeza de los deseos ociosos y dispensadores -Totalmente de acuerdo.
de sus bienes, como un gran zángano alado; ¿o crees -Así, pues, se genera este hombre. Pero ¿cómo es
que es otra cosa el amor de tales individuos? su vida?
-No, sólo eso. -Como se dice en las bromas: esto 'tú también lo d
-Por consiguiente, cuando zumban alrededor de ese dirás'
amor los otros deseos, colmados de incienso, perfumes, -Lo digo, pues. Después de eso, pienso, se suceden
guirnaldas, vinos y placeres liberados en tales compa- las celebraciones, los holgorios, los festines, las queri-
ñías, y hacen crecer y nutrir al zángano hasta el paro- das y todas las cosas de esta índole en los hombres en
xismo, implantando en él el aguijón de la pasión insa- cuyo interior vive Eros tirano, y cuya alma íntegra go-
b tisfecha 3, entonces este caudillo del alma, custodiado bierna.
ahora por la locura, enfurece y, si coge algunas opinio- -Necesariamente.
nes o deseos de los considerados positivos, los aniquila -¿Y no brotan cada día y cada noche multitud de
y arroja fuera de él, hasta quedar purificado de mode- terribles deseos que exigen cantidades de cosas?
ración y pleno de esa locura que ha sido auxiliada des- -Multitud, sin duda.
de el exterior. -En ese caso, si hay algunos ingresos, se gastan rá-
-Describes perfectamente la génesis del varón tirá- pidamente.
nico. -iClaro que sí!
-¿Y no será por este motivo por lo que desde hace -Y como consecuencia de ello, préstamos y rebana- e
mucho se dice que Eros es tirano? 4. mientos de la fortuna.
-Es probable. -Sin duda.
-Y bien, mi amigo, ¿no cuenta el hombre embria- -Y cuando todos los recursos le faltan, ¿no es for-
c gado con un espíritu tiránico? zoso que los deseos continuos y violentos que ha empo-
-Sí que cuenta con él. llado dentro de sí griten, al ser urgido, como por agui-
-Y aquel que ha enloquecido y está alienado, no só- jones, por los deseos y especialmente por el amor mis-
lo a los hombres, sino también a los dioses intenta go- mo, que conduce a todos los demás deseos como a sus
bernar y supone que es capaz de ello. custodios, y se enfurezca y examine quién tiene algo
-Ciertamente. de lo que pueda despojarlo, sea mediante el engaño o
-Entonces, divino amigo, un hombre llega a ser per- mediante la fuerza? 574a
fectamente tiránico cuando, por naturaleza o por hábi- -Sí, por cierto.
Explica el escoliasta (GREENE,267) que éste es un 'dicho': ucuan-
Como se ha dicho en VI11 5 5 2 ~ el
. zángano alado no tiene agui- do a alguien se le pregunta por algo que el que interroga conoce y
ión. Semimos
- a Shorey en la interpretación de que se trata de un en cambio el interrogado desconoce, éste responde: 'tú también lo
canhelo insatisfecho». diras'n.
4 Cf. EUR~PIDES, Hipblito 532. ADAM:«para hacer frente a los reclamos de los prestamistas..
-En ese caso será necesario que consiga dinero de aglomerado dentro de él es muy grande, ¿no violentará
donde sea, o bien será oprimido por las mayores angus- el muro de alguna casa o echará mano al manto de cual-
tias y tormentos. quier caminante, avanzada la noche, y después de eso
-Será necesario. saqueará algún templo? Y en todos estos casos, las an-
-Y tal como los nuevos placeres que le sobrevienen tiguas opiniones que tenía desde niño sobre las cosas
prevalecen sobre los antiguos y los despojan de lo su- dignas y las indignas, opiniones que eran tenidas por
yo, así también él, aun siendo más joven, pretenderá justas, serán sometidas por otras que escoltarán al amor,
prevalecer sobre su padre y su madre y despojarlos y, y que anteriormente, cuando -aún bajo el control e
una vez dilapidada su parte, se apropiará de los bienes de las leyes y de su padre- en su interior estaba regido
paternos. democráticamente, sólo se liberaban durante el sueño.
-Sin la menor duda. Pero una vez tiranizado por Eros, llevará a cabo conti-
b -Y si ellos no se lo permitieran jno intentará ante nuamente durante la vigilia lo que pocas veces hacía
todo robar y engañar a sus progenitores? en sueños, sin arredrarse ante crimen alguno, por terri-
-En todo de acuerdo. ble que sea, ni ante ningún alimento ni ninguna acción,
-Y en caso de que no pudiera, ¿no se apoderaría sino que el amor que vive tiránicamente en él, en com- 575n
de sus bienes mediante la fuerza? pleta anarquía y anomia, al gobernar por sí solo, indu-
-Pienso que sí. oirá al que lo alberga, como un tirano a un Estado, a
-Y si el anciano y la anciana resisten y luchan, ad- todo tipo de audacias, para alimentarse a sí mismo y
mirable amigo, ¿se guardará y dejará de hacer alguno a su tumultuoso cortejo, que ha sido en parte introduci-
de los actos propios del tirano? do desde afuera a raíz de las malas compañías, en parte
. -Por mi parte, no tengo mucha confianza en lo que relajado y liberado desde dentro por los propios hábi-
se refiere a los padres de semejante individuo. tos. ¿No es éste el modo de vida de semejante indivi-
-Pero Adimanto, ¡por Zeus! jte parece que por una duo?
amiga reciente, querida innecesariamente, va a golpear -En efecto, es éste.
c a su amiga de siempre, su madre necesaria, y lo mismo -Ahora bien, si los hombres de esta índole son po-
con su anciano padre sin vigor y necesario, el más anti- cos en el país y el resto de la gente sobria, habrán de b
guo de los amigos, por un amigo que acaba de hacer, marcharse para formar la custodia de algún otro tirano
en la flor de la edad e innecesario, y que convertirá a o para servir como mercenarios allí donde haya guerra;
sus padres en esclavos de aquéllos, si los llevara a vivir pero si aparecen en tiempos de paz y de tranquilidad,
a la misma casa? permanecerán en su país cometiendo multitud de deli-
-Sí, por Zeus.
-Terriblemente dichoso parece entonces ser el que ué te refieres?
ha procreado un hijo tiránico. or ejemplo, roban, violentan casas, hurtan
-De acuerdo. bolsas, despojan de ropas, profanan templos, venden co-
d -Y cuando a un hombre de esa índole le mo esclavos a hombres libres, actúan como delatores
padre y su madre, y el enjambre de deseos
públicos, si son capaces de hablar bien, testimonian en otros: de la libertad y de la amistad verdaderas nunca
falso y aceptan sobornos. gusta la naturaleza tiránica.
c -Menores son los delitos que enumeras, siempre que -Completamente de acuerdo.
sean pocos los que los cometan. -¿No se dirá con razón que tales hombres son
-Es que los delitos menores son menores en rela- infieles?
ción con los mayores; y todos ellos, en comparación con -¿Cómo no habría de decirse?
la perversidad y desdicha Con que aflige el tirano al Es- -E injustos en grado sumo, si es que en lo anterior b
tado, no andan siquiera cerca, como suele decirse. Pues hemos convenido correctamente sobre lo que es la
cuando en el Estado llegan a ser muchos los hombres justicia.
de esta índole y sus seguidores, y se percatan de su nú- -Correctamente, sin duda.
mero, entonces son éstos los que, junto con la insensa- -Recapitulemos entonces lo que concierne al peor
tez del pueblo, engendran al tirano, que será aquel de los hombres: es el que despierto resulta similar de
d que entre ellos cuente en su alma con el más grande algún modo al que hemos descrito durmiendo.
y más exacerbado tirano. -Completamente de acuerdo.
-Probablemente, ya que él ha de ser el hombre más -Y ése resulta el que por naturaleza es más tiráni-
tirano de todos. co y gobierna solo; y cuanto más tiempo pase su vida
-Luego, una cosa será si la gente se somete volun- en la tiranía tanto más será de esa índole.
tariamente; pero si el Estado no lo permite, entonces, -Necesariamente -dijo Glaucón, tomando la pala-
así como antes castigó a su madre y a su padre, a su bra.
vez así castigará a la patria, introducirá nuevos amigos -Y el que se manifiesta como el más perverso ¿no
que esclavizarán a la anteriormente tan querida patria, se manifestará también como el más desdichado? Y el c
o 'matria', como lo dicen los cretenses, y así la manten- que sea tirano al máximo y por el máximo de tiempo,
drá. Y de ese modo alcanzarán su meta los deseos de ¿no habrá llegado a ser verdaderamente el más desdi-
tal hombre. chado al máximo y por el máximo de tiempo? Pero la
e -Así es, sin lugar a dudas. multitud tiene muchas opiniones al respecto.
-Pues bien, antes de gobernar, en la vida privada -Es forzoso que sea como dices.
de éstos sucede lo siguiente: primeramente, aquellos con -¿Y acaso es de otro modo que éste, que el hombre
quienes viven los acompañan adulándolos, ya dispues- tiránico es el reflejo del Estado tiránico, el hombre de-
tos a servirles en todo, ya, si los necesitan en algo, mocrático del Estado democrático, y así con los demás?
5760 ellos mismos se arrastran a sus pies, atreviéndose a -De este modo.
adoptar todas las figuras, como si fueran sus parientes, -¿Y que la relación entre Estado y Estado en cuan-
pero nuevamente extraños una vez que han conseguido to a excelencia y a felicidad es la misma que entre hom-
sus fines. bre y hombre?
-Seguramente. -¡Claro que sí! d
--Por consiguiente, jamás en toda su vida son ami- -¿Y la relación en cuanto a excelencia entre el Es-
gos de nadie, siempre esclavizando o esclavizados a tado tiránico y el Estado real?
-La de ser todo lo contrario, ya que éste es el mejor nos, para que contemos con alguien que responda a lo
y aquél el peor. que preguntamos?
-No te preguntaré a cuál consideras el mejor y a -De acuerdo.
cuál el peor, porque eso es evidente; pero respecto de -Vamos, entonces, examina esto. Recordando la
su felicidad y de su desdicha, ¿juzgas del mismo modo semejanza entre el Estado y el hombre, observa a
o de forma distinta? Y no nos ofusquemos mirando al cada uno por turno y dime lo que experimenta cada
tirano, que es sólo uno, ni a algunos pocos acólitos su- cual.
e yos, sino que, puesto que es necesario que considere- -¿Qué experimentan?
mos y penetremos en el Estado íntegro, no hemos de -Para hablar primeramente del Estado, idirás que
revelar nuestra opinión antes de sumergirnos en su con- el gobernado tiránicamente es libre o que es esclavo?
junto y contemplarlo. -Esclavo, como el que más.
-Lo que propones es correcto, y para cualquiera es -No obstante, ves en él amos y hombres libres.
evidente que no hay Estado más desdichado que el tirá- -Sí, en pequeño número; pero puede decirse que el
nico ni más feliz que el real. conjunto, incluyendo la mejor parte, está allí sometido
577a -Y si eso es correcto, ¿no lo sería proponer lo mis- a la esclavitud de modo deshonroso y desdichado.
mo en lo que toca a los hombres, requiriendo que aquel -Ahora bien, si el hombre es similir al Estado, ¿no d
que juzgue sobre ellos sea capaz de penetrar y distin- se dará forzosamente en él la misma disposición? ¿No
guir con la inteligencia el carácter de un hombre, y no calmará su alma de esclavitud en abundancia y falta
se ofusque, al mirar desde afuera, como un niño, por de libertad? ¿No estarán esclavizadas las mejores par-
la externa dignidad que asume ante los demás, sino que tes del alma, mientras una parte pequeña, la peor y más
distinga debidamente? ¿Y si pensara que todos nosotros enloquecida, ejerce el señorío?
deberiamos escuchar a aquel que fuera capaz de juzgar, -Necesariamente.
que hubiera convivido con el tirano en la misma casa, -¿Y qué dirás que es semejante alma? ¿Esclava o
y ha estado presente en las circunstancias de su hogar, libre?
en sus relaciones con cada uno de sus familiares, casos -Esclava, sin lugar a dudas.
b en los cuales se lo habría podido ver completamente -Y un Estado esclavo y tiranizado ¿no es el que me-
desnudo de su ropaje teatral, así, como en los peli- nos hace lo que quiere?
gros de la vida pública? ¿Y si al que viera todas estas -Ciertamente.
cosas lo exhortáramos a informar sobre la felicidad y -Por consiguiente, el alma tiranizada será la que e
la desdicha del tirano en relación con los demás hom- menos hace lo que quiere; me refiero al alma como to-
bres? do: arrastrada sin cesar por la pasión en forma violen-
-Tu exhortación sería sumamente justa. ta, estará llena de turbación y remordimiento.
-¿Quieres ahora que hagamos como si nosotros mis- -No podría ser de otro modo.
mos fuéramos de aquellos que son capaces de juzgar, -¿Y qué es forzoso que sea el Estado tiranizado,
y que además nos hubiésemos encontrado con los tira- rico o pobre?
-Pobre.
578a -También es forzoso que el alma tiranizada esté Pero nuestro examen corresponde a lo más importante:
necesitada e insatisfecha. el modo de vivir bien y de vivir mal.
-Así es. -Completamente correcto.
-¿Y no es necesario que tal Estado y tal hombre -Examina entonces si digo algo de valor: me parece
estén llenos de temor? que se debe concebir al tirano examinándolo a partir de d
-Muy necesario. los siguientes ejemplos.
-¿Y piensas que hallarás en otro Estado más que- -¿A partir de qué ejemplos?
jas, gemidos, lamentaciones y sufrimientos que en éste? -Del de cada uno de los particulares ricos que en
-De ningún modo. los Estados poseen muchos esclavos. Pues éstos guar-
-¿Y estimas que puedes encontrar esto más en al- dan esta similitud con los tiranos: mandan a muchos,
gún otro hombre que en quien, como tirano, es enloque- difiriendo del caso de los tiranos sólo en el mayor
cido por sus deseos y amores? número.
-No veo cómo. -Es lo único en que difieren.
b -Por lo tanto, ha sido mirando a todas estas cosas, -Sabes que estos particulares viven sin miedo y no
y a otras de la misma índole, que has juzgado que este temen a sus servidores.
Estado es el más desdichdo de los Estados. -¿Qué podrían temer?
-¿Y no ha sido acaso correctamente? -Nada; pero ¿te das cuenta de la causa?
-Sí, por cierto. Y respecto del hombre tiránico, ¿qué -Sí: que todo el Estado va en auxilio de cada uno
dices al mirar estas mismas cosas? de estos particulares.
-Que es mucho más desdichado que todos los de- -Hablas correctamente. Ahora bien, si alguno de e
más hombres. los dioses sacara del Estado a uno solo de esos hom-
-En esto ya no hablas correctamente. bres que poseen cincuenta esclavos o más, con su mu-
-¿Cómo? jer e hijos, y lo pusiese con el resto de su patrimonio
-No es éste aún el que puede ser más desdichado. y de los sirvientes en un desierto donde ningún hombre
-¿Quién, entonces? libre pudiera acudir en su auxilio, ¿cuál piensas que
-Tal vez éste te parezca aun más desdichado. sería el temor que lo asaltase, y cuán grande, de que
-¿Cuál? él, sus hijos y su mujer perecieran a manos de los escla-
c -Aquel que, siendo tiránico, no vive una vida pura- vos ?
mente privada, sino que tiene la mala fortuna de que, -El más grande, opino.
por alguna desgraciada circunstancia, sea provisto de -¿No se vería forzado entonces a adular a algunos de 579a
lo necesario para llegar a ser tirano. los esclavos, a hacerles muchas promesas, y a libertar-
-De lo dicho anteriormente concluyo que dices la los sin tener obligación, y, en fin, a revelarse él mismo
verdad. como adulador de sus servidores?
-Sí, pero es necesario no limitarse a opinar sobre -De toda necesidad, ya que la alternativa es perecer.
esto, sino examinarlo bien con el argumento siguiente. -¿Y si el dios estableciese a muchos vecinos a su
alrededor, dispuestos a no tolerar que uno pretendie-
se esclavizar a otro, sino que, en caso de sorprender lisonjero de los hombres más perversos; alguien que no e
a alguien que lo intentase, lo castigaran con penas ex- satisface sus deseos en medida alguna sino que está ne-
tremas? cesitado de la mayor parte de las cosas, resulta real-
b -Pienso que su situación sería peor aún en todo sen- mente pobre para quien sepa contemplar su alma ínte-
tido, vigilado en derredor suyo por enemigos. gra; a lo largo de su vida está lleno de temores, así co-
-¿NO es una prisión de esta índole donde está enca- mo de convulsiones y dolores, si es que su condición
denado el tirano al poseer una naturaleza como la que se asemeja a la del Estado al que gobierna. Pues se ase-
4
hemos descrito estar colmado de los más variados te-
mores y pasiones? Por curioso que él sea, es el Único
meja a ella, jno es cierto?
-Claro que es cierto.
en el J3stado a quien le está vedado viajar adonde sea -Además de esto, jno hemos de atribuir a tal hombre 580a
y contemplar cuantos espectáculos gustan contemplar lo que anteriormente hemos mencionado: que es nece-
los demás hombres libres; la mayor parte del tiempo sariamente -y por causa del poder llegar a serlo más
c vive recluido en su casa como una mujer, envidiando aún- envidioso, desleal, injusto, carente de amigos, sa- .
a los demás ciudadanos cuando alguno de ellos viaja crílego, anfitrión y nutridor de toda maldad; y, a conse-
al exterior y ve algo valioso. cuencia de todo esto, es infortunado al máximo y torna
-Completamente de acuerdo. de esa índole a cuantos hombres se le aproximan?
-Hasta ese punto se acrecientan los malos frutos -Ningún hombre con sentido común te contradirá.
que cosecha el hombre tiránico, que está mal goberna- -Veamos ahora; tal como decide el juez de última
do en su interior y al que juzgaste como el más desdi- instancia, decide tú también quién es el primero en cuan- b
chado de todos-, cuando no vive una vida exclusiva- to a felicidad, en tu opinión, quién el segundo, y así
mente privada sino que, por algún azar, se ve obligado juzga en orden a los cinco hombres: el real, el timocrá-
a ser tirano, e intentar gobernar a otros cuando no se tico, el oligárquico, el democrático y el tiránico.
domina a sí mismo; como si fuera alguien que, con el -La decisión es fácil, pues los juzgo según como han
cuerpo enfermo e impotente para dominarse a sí mis- entrado a escena, como los coros, respecto de la exce-
d mo, en lugar de retraerse a su vida privada, fuese obli- lencia y el malogro, la felicidad y su contrario.
gado a pasar la vida en competencia atlética con otras -Contratemos un heraldo, pues, ¿o proclamo yo mis-
personas. mo que el hijo de Aristón ha decidido que el mejor
-El símil que propones es una gran verdad. y más justo es el más feliz, y que éste es el hombre c
-¿No es entonces su experiencia completamente des- de carácter más real y que reina sobre sí mismo, en
dichada, Glaucón, y el que es tirano vive de un modo tanto que el peor y más injusto es el más desdichado,
más duro aún que el que tú juzgaste como el más duro y que éste resulta ser el de carácter más tiránico, que
de todos? titaniza al máximo al Estado y a sí mismo?
-Ciertamente. -Proclámalo.
-Por consiguiente, aunque a algunos no les parez-
ca, es en realidad el verdadero tirano un verdadero Glaucón es hijo de Aristón, con cuyo nombre Platón juega en
esclavo. forzado a la mayor adulación y servilismo, relación con áristos ael mejor».
-¿Añadiré a lo dicho que esto es así, pase inadverti- -En cuanto a la parte impetuosa, ¿no decimos que
do o no a todos los hombres y dioses? está siempre íntegramente lanzada hacia el predominio,
-Añádelo. la victoria y el renombre?
d -Bien; ésta es la primera demostración. Mira ahora -Efectivamente. b
la segunda, a ver si te parece significativa. -Si por consiguiente la denomináramos 'ambiciosa'
-¿Cuál es? y 'amante de los honores', ¿no sería armoniosamente?
-Puesto que, así como el Estado se divide en tres -Muy armoniosamente.
sectores, también el alma de cada individuo se divide -Finalmente, en lo que toca a aquello por lo cual
triplemente, cabe también, me parece, otra demostra- aprendemos, es evidente a cualquiera que siempre tien-
ción. de totalmente a conocer cómo es la verdad, y que ni
-¿En qué consiste? en lo más mínimo se preocupa por las riquezas y la
-En esto: si hay tres, me parece que también hay reputación.
tres tipos de placeres, uno peculiar a cada una, y del Muy de acuerdo.
mismo modo los apetitos y los puestos de mando. -Si la llamamos 'amante del aprender' y 'filósofa',
-¿Qué quieres decir? ¿la llamaremos debidamente?
-Con una parte decimos que el hombre aprende, con -¿Cómo podría ser de otra manera?
otra se apasiona; en cuanto a la tercera, a causa de su -¿Y no es esto lo que gobierna en las almas de algu-
multiplicidad de aspectos, no hemos hallado un nom- nos hombres, y en otros, según se da el caso, una de las c
e bre peculiar que aplicarle, sino que la hemos desig- dos restantes partes?
nado por lo que predomina en ella con mayor fuerza: -Así es.
la hemos denominado, en efecto, la parte 'apetitiva', en -¿No es por este motivo por lo que decimos que
razón de la intensidad de los deseos concernientes a la los tres principales géneros de hombre son el filósofo,
comida, a la bebida, al sexo y cuantos otros los acompa- el ambicioso y el amante del lucro?
ñan; y también 'amante de las riquezas', porque es prin- -Exactamente.
cipalmente por medio de las riquezas como satisface -¿Y hay tres especies de placeres, cada una subya-
581a los apetitos de esa índole. cente a un género de hombres?
-Y hemos procedido correctamente. -Sin duda.
-Si decimos, además, que el placer y el amor son -Ahora bien; sabes que, si preguntas por turno a
placer y amor al lucro, estaríamos apoyándonos ínte- estos tres hombres cuál de esos modos de vida es el
gramente en un punto importante de nuestro argumen- más agradable, cada uno elogiará al máximo el suyo.
to, de modo que la cosa sería clara para nosotros cuan- El hombre dedicado a los negocios responderá que, en d
do habláramos de esta parte del alma; y así, al llamarla comparación con el lucro, el placer de recibir honores
'amante de las riquezas' y 'del lucro' estaríamos llamán- y el de aprender no valen nada, salvo que produzcan
dola justificadamente. nero.
-Así me parece a mí. -Verdad.
-¿Y el ambicioso? (No considera que el placer pro- antes bien, y aun cuando ponga celo en ello, no le será
cedente de las riquezas es vulgar, y que el que proviene fácil.
del conocimiento es humo y futileza, si el conocimiento -En tal caso -dije yo- el filósofo sobresale en mu-
no acarrea honores? cho respecto del amante del lucro, en experiencia de
-Así es. ambos tipos de placeres.
e -En cuanto al filósofo, (cómo pensaremos que con- -En mucho, por cierto. C

sidera a los demás placeres en relación con el de cono- -¿Y en cuanto al amante de los honores? ¿Tiene el
cer lo verdadero y de vivir en ello aprendiendo siem- filósofo menos experiencia del placer de recibir hono-
pre? ¿No considerará que están muy lejos del verdade- res que éste del de comprender?
ro placer y los llamará 'realmente necesarios', dado que -No, porque el honor alcanza a todos si han reali-
no recurrirá a ellos si no le fuera imprescindible? dazo aquello a lo cual se han lanzado, pues el rico es
-Podemos estar seguros de que es así. honrado por muchos, y también el valiente y el sabio,
-Cuando lo que se discute son los placeres de cada de modo que todos tienen experiencia de cómo es el pla-
especie y el modo de vida mismo, y no en cuanto a vivir cer que procede de recibir honores. Con qué placer cuen-
de modo más decente o vergonzoso, ni mejor o peor, ta la contemplación de lo que es, en cambio, es imposi-
582a sino en cuanto a cuál es más agradable y menos doloro- ble que haya sido gustado por otro que no sea el filósofo.
so, ¿cómo sabremos quién de ellos dice la mayor verdad? -Por consiguiente, éste es de los hombres que él d
-Por mi parte, no puedo responder. juzga mejor en cuanto a experiencia.
-Examina esto, entonces. ¿Por qué medio ha de juz- -Y con mucho.
garse para que sea juzgado bien? ¿No es por medio de -Además -proseguí- es el único cuya experiencia
la experiencia, la inteligencia y el razonamiento? ~Cuen- estará acompañada de inteligencia.
tas con un modo de juzgar mejor que con éstos? -Sin duda.
-¿Cómo podría hacerlo? -Por lo demás, el instrumento con el cual es nece-
-Prosigamos el examen. De estos tres hombres, {cuál sario juzgar no corresponde ni al amante del lucro ni
es el que tiene mayor experiencia de los placeres que al de los honores, sino al filósofo.
hemos mencionado? ¿Cuál de los dos te parece que es -¿Cuál instrumento?
b el más experimentado, el amante del lucro en el placer -¿No hemos dicho que se debe juzgar por medio
extraído del saber, al ponerse a aprender cómo es la de razonamientos?
verdad misma, o el filósofo en el placer procedente del -Sí.
lucrar? -Y los razonamientos son principalmente el instru-
-Hay mucha diferencia -repuso Glaucón-; puesto mento del filósofo.
que necesariamente el filósofo ha comenzado a gustar -¡Claro que sí!
de los otros placeres desde la infancia; en el caso del -Pues bien, si lo que se juzga se juzgara mejor con
amante del lucro, en cambio, cuando aprende cómo son el dinero y el lucro, lo que el amante del lucro alabara e
las cosas por naturaleza, no es forzoso que guste de la y censurara sería necesariamente lo más cierto.
dulzura de este placer ni que se vuelva experto en él; -De toda necesidad.
REPUBLICA IX 44 1

-Y si se juzgase mejor con el honor, la victoria y -Por cierto que sí.


la valentía, ¿no lo sería lo que alabara y censurara el -¿Y que hay un estado en que no se goza ni se sufre?
amante de los honores y ambicioso? -Lo hay.
-Es evidente. -¿No está ubicado en el centro, intermedio entre
-¿Pero puesto que se juzga mejor con la experien- ambos, como una suerte de reposo del alma respecto
cia, la inteligencia y el razonamiento? de ellos? ¿No piensas que es así?
-Necesariamente las cosas más verdaderas son las -Sí, así.
que elogia el filósofo y amante del razonamiento. -¿Recuerdas ahora las cosas que dicen los que es-
583a -Si son entonces tres los placeres, el placer de aque- tán enfermos?
lla parte del alma con la que aprendemos será el más -¿Qué cosas?
agradable, y aquel de nosotros en que esa parte gobier- -Que no hay nada más agradable que estar sano,
ne será el de modo de vida más agradable. aun cuando antes de enfermarse no habían advertido d
-¿Cómo no va a serlo? El sabio que alaba su propio que eso era grato.
modo de vida es el alabador con autoridad. -Recuerdo.
-¿Y a qué modo de vida y a qué placer asignará -¿Y has oído decir, a quienes padecen un gran do-
el juez el segundo lugar? lor, que nada hay más agradable que cesar de sufrir?
-Es evidente que al placer del guerrero y amante -Sí, lo he oído.
de los honores, pues está más próximo de él que el del -Y en muchos otros casos de esta índole, creo, te
negociante. das cuenta de que a los hombres que sufren les sucede
-Por lo tanto el último será el del amante del lucro, que aplauden como grato no el disfrute, sino el cese
parece. del dolor y el reposo respecto de éste.
-Sin duda. -Es que entonces el descanso resulta probablemen-
b -De este modo tenemos ya dos demostraciones su- te grato y deseable.
cesivas, y el justo ha triunfado por dos veces. En cuan- -Y cuando cesa el gozo, el descanso del placer e
to a la tercera, dediquémosla, a la manera olímpica, al es penoso.
Zeus salvador y olímpico. Mira que el placer de cual- -Probablemente.
quier otro que no sea el sabio no es absolutamente real -Por consiguiente, este reposo, del que dijimos que
ni puro, sino como una pintura sombreada, tal como era intermedio entrambos, viene a ser a veces ambas
creo haber oído a alguno de los sabios; y por cierto ésta cosas, dolor y placer.
sería la más grande y decisiva derrota. -Así parece.
-Con mucho la más grande, pero ¿qué es lo que quie- -Sin embargo, no siendo ni uno ni otro Les capaz
res decir? de convertirse en ambos?
c -Lo encontraré, si cuando indago tú me respondes. No creo.
-Pregunta entonces. Por lo demás, cuando surgen en el alma lo placen-
-Dime, pues: ¿no decimos que el dolor es contrario tero y lo doloroso, ambos son una suerte de movimien-
al placer? to. 20 no?
REP~BLICA IX 443

-Sí. -¿Y no pasa lo mismo con los goces y penas anticipa-


584a -¿Y no se acaba de mostrar que el estado que no es dos, los que proceden de la expectativa de los goces y
doloroso ni placentero es un reposo que está en el me- penas que van a venir?
dio de ambos? -Sí, lo mismo.
-Sí, se mostró. -¿Sabes cómo son y a qué se asemejan más? d
-¿Es entonces correcto considerar agradable el no -¿A qué?
sufrir y penoso el no gozar? -¿No crees que en la naturaleza hay un arriba, aba-
-De ningún modo. jo y en el medio?
-Por consiguiente, el reposo no es, en realidad, sino -Sí, por cierto.
parece agradable al lado de lo doloroso, y doloroso al -Cuando se lleva a alguien desde abajo hasta el me-
lado de lo agradable, y en estas apariencias no hay na- dio, ¿piensas que creerá que es llevado a otro lugar que
da adecuado en relación con el verdadero placer, sino hacia arriba? Y una vez estacionado en el medio, y tras
que son como un encantamiento. mirar el lugar de donde fue traído, ¿considerará estar
-Así lo muestra el argumento. en otro lado que arriba, por no haber visto el verdadero
b -Fíjate pues en los placeres que no proceden de arriba?
dolores, y seguramente no has de pensar, en el caso pre- -Por Zeus, no creo que alguien que se halle en tal
sente, que por naturaleza el placer es el cese del dolor situación piense de otra manera.
y el dolor el del placer. llevara nuevamente hacia abajo, creería e
-¿Dónde debo fijarme y a qué placeres te refie- ido llevado hacia abajo, en lo cual pensaría
res?
-Hay muchos y muy diversos; pero, si estás dispues- o podría ser de otro modo.
to a notarlo, principalmente los placeres relativos al ol- Y no le pasaría todo esto a causa de no tener ex-
fato. Éstos, en efecto, sin que se haya sentido antes do- que es verdaderamente arriba, abajo y
lor alguno, se presentan súbitamente, extraordinarios en el medio?
en magnitud, y, cuando cesan, no dejan tras de sí dolor -Es evidente.
alguno. {Te asombraría, entonces, si los que no tienen ex-
-Es muy cierto. ncia de la verdad no poseyeran opiniones sensatas
c -Por consiguiente, no nos creamos que la liberación acerca de muchas otras cosas, de modo que están en
del dolor es un placer puro, ni la del placer un puro la misma disposición respecto del placer, el dolor y lo
dolor. intermedio entre éstos? Cuando son transportados ha- 585a
-No, en efecto. cia lo penoso creen verdaderamente sufrir, y en reali-
-Sin embargo, los llamados 'placeres' que alcanzan dad sufren; pero cuando pasan del dolor a un estado
el alma a través del cuerpo, podríamos decir los más intermedio, creen por completo haber llegado al súm-
numerosos y mejores, son de esa índole: una liberación mum del placer; tal como si, por falta de experien-
de dolores. cia del blanco, compararan el gris con el negro, así
-Lo son. también, por falta de experiencia del placer, comparan
la ausencia del dolor con el dolor, en lo cual se en- -Con mucho es preferible lo que se adhiere a lo que
gañan. es siempre semejante.
-Por Zeus, no me asombraría de eso; más bien, me -Por consiguiente, ¿la realidad de lo que nunca per-
asombraría de que no fuera así. manece semejante participa más de la esencia que el
-Reflexiona, pues, sobre esto: jno son el hambre conocimiento científico?
b y la sed -y lo similar a éstas- algo así como vacíos -De ningún modo.
en los hábitos del cuerpo? -¿Y de la verdad?
-Sin duda. -Tampoco.
-¿Y no forman la insensatez y la locura como un -Y si participa menos de la verdad, ¿participará me-
vacío en los hábitos del alma? nos de la esencia?
-Ciertamente. -Necesariamente.
-¿No se llenan esos vacíos tomando alimento, en -Por consiguiente, los géneros de cosas concernien- d
un caso, contando con la razón, en el otro? tes al servicio del cuerpo participan menos de la verdad
-¿Cómo no había de ser así? y de la realidad que los géneros concernientes al servi-
-Y la plenitud más verdadera, {la produce lo que cio del alma.
es menos real o lo que es más real? -Muy de acuerdo.
-Lo que es más real. -¿Y no piensas que al cuerpo le sucede lo mismo
-Ahora bien, ¿cual de estos dos géneros piensas que en relación con el alma?
participa más de la realidad pura: el del pan, la bebida -Sí, por cierto.
y el alimento en general, o el de la opinión verdadera, -En tal caso, aquello que se satisface con cosas más
c el conocimiento científico, en una palabra, el de toda
reales y que es en sí mismo más real, ¿no se satisface
excelencia? Juzga las cosas de este modo les más más realmente que lo que se satisface con cosas menos
real lo que se adhiere a lo que es siempre semejante, reales y que es en sí mismo menos real?
a lo inmortal y a la verdad, siendo por su parte de la -Claro que sí.
misma índole que esto y generándose en algo de tal ín- -Por consiguiente, si satisfacerse con lo que es por
dole, o bien es más real lo que se adhiere a lo que ja- naturaleza apropiado es agradable, aquello que se satis-
más es semejante, a lo mortal, siendo a su vez de la face más realmente y con cosas más reales disfruta más e
misma índole que esto y generándose en algo de tal ín- real y verdaderamente del verdadero placer, en tanto
dole? que lo que participa de cosas menos reales se satisface
menos verdadera y sólidamente, y participa de un pla-
8 Dice ADAM: «Las sentencias siguientes son de las más embro- cer menos verdadero y confiable.
lladas en toda la República, o incluso por cierto en el conjunto de -De toda fiecesidad.
los escritos de Platónn, desde el punto de vista del texto griego. Acep- -Por lo tanto, aquellos que carecen de experiencia 586a
tamos no sólo las enmiendas de Adam sino también su interpretación: de la sabiduría y de la excelencia y que pasan toda su
un género, el epistemológico, se adhiere a la verdad permanente, y
por lo tanto más real que el otro género, el gastronomico, que se ad-
vida en festines y cosas de esa índole son transportados
hiere a lo perecedero. hacia abajo y luego nuevamente hacia el medio, y deam-
bulan toda su vida hacia uno y otro lado; jamás han victoria, cuando son acompañados por el conocimiento
ido más allá de esto, ni se han elevado para mirar hacia y la razón y alcanzan junto con éstos los placeres que
lo verdaderamente alto, ni se han satisfecho realmente la sabiduría les dicta, dado que siguen a la verdad, lle- e
con lo real, ni han disfrutado de un placer sólido y pu- garán a los placeres más verdaderos, en la medida que
ro, sino que, como si fueran animales, miran siempre esto les es posible, además de los placeres que les son
para abajo, inclinándose sobre la tierra, y devoran so- apropiados, si es que lo mejor para cada cosa es tam-
b bre las mesas, comiendo y copulando; y en su codicia bién lo más apropiado.
por estas cosas se patean y cornean unos a otros con -Por cierto que es lo más apropiado.
cuernos y pezuñas de hierro, y debido a su voracidad -Por consiguiente, cuando el alma íntegra sigue a
insaciable se matan, dado que no satisfacen con cosas la parte filosófica sin disensiones internas, sucede que
reales la irreal parte de sí mismos que las recibe. cada una de las partes hace en todo sentido lo que le
-Como un oráculo, Sócrates -dijo Glaucón-, des- corresponde y que es justo, y también que cada una re-
cribes el modo de vida de la mayoría. coge como frutos los placeres que le son propios, que son
-Y es forzoso que los placeres con los cuales viven los mejores y, en cuanto es posible, los más verdaderos. 587a
estén mezclados con penas y que sean como imágenes -Exactamente.
c y pinturas sombreadas del verdadero placer, que toman -Pero cuando es alguna de las otras partes del al-
color al yuxtaponer los unos a las otras, de modo tal ma la que prevalece, le sucede que no halla el placer
que unos y otras parecen intensos, y que dichos place- que le es propio, y fuerza a las otras a perseguir un
res procrean en los insensatos amores enloquecedores placer que les es ajeno y que además no es verdadero.
por los cuales combaten, tal como cuenta Estesícoro que -Así es.
se combatía en Troya por el fantasma de Helena 9, por -Y cuanto más se aleje algo de la filosofía y de la
desconocimiento de la verdad. razón, tanto más producirá tales efectos.
-Es de toda necesidad que eso sea así. -De acuerdo.
-¿Y no hay necesidad también de que sea así lo que -Y lo que más se aleja de la razón, ¿no se aleja de
concierne a la parte impetuosa, si alguien consigue sa- la ley y del orden?
tisfacerla -la sed de honores por medio de la envidia, -Claro que sí.
la ambición por la violencia y el disgusto por la -¿Y no se mostró que lo que más se aleja de la
d cólera-, tratando de colmarse de honor, victoria y có- razón son los apetitos eróticos y tiránicos? b
lera irreflexiva e insensatamente? -Sin duda.
-También hay necesidad de que esto sea de esta -Y los que se alejan menos, ¿no son los reales y
manera. ordenados ?
-En ese caso, diremos confiadamente que, cuantos -Sí.
deseos hay concernientes incluso al afán de lucro y de -Por lo tanto, el tirano estará más alejado del pla-
cer que le es propio y verdadero, mientras el rey será
9 Según una leyenda, la verdadera Helena estaba en Egipto. Cf. quien esté más cerca.
EUR~PIDES,
Electm 1282-1283. -Necesariamente.
-Por ende el tirano vivirá del modo más desagrada- -Claro para un aritmético.
ble y el rey del modo más placentero. -Y si se quiere decir, a la inversa, a qué distancia
-De toda necesidad. está el rey del tirano, en cuanto a la realidad del placer, e
-¿Sabes tú cuánto menos placenteramente vive el se hallará, una vez terminadas las multiplicaciones, que
tirano que el rey? el rey vive setecientas veintinueve veces más agradable-
-Lo sabré si me lo dices. mente, y qrie en la misma proporción el tirano es más
-Al parecer, existen sólo tres placeres, uno solo de desdichado ".
c los cuales es genuino y los otros dos bastardos; pero -Prodigioso es el cálculo con que nos has abruma-
el tirano, al huir de la ley y la razón, va más allá aún do sobre la diferencia entre ambos hombres, el justo y 588a
de los bastardos y convive con una custodia de placeres el injusto, respecto del placer y del dolor.
serviles. Decir en cuánto es inferior al rey es difícil, ex- -Sin embargo, el número es cierto y adecuado a sus
cepto, quizá, de este modo. vidas, si es que a ellas corresponden días, noches, me-
-¿De qué modo? ses y años.
-A partir del hombre oligárquico el tirano está si- Claro que corresponden.
tuado en tercer término, y el democrático está en el me- Pues bien, si por tal cantidad el hombre bueno y
dio de ambos. upera al malo e injusto en cuanto a placer, jno
-Sí. xtraordinaria la cantidad por la que lo supere res-
-Y si lo dicho anteriormente es cierto, el tirano con- pecto a la gracia, belleza y excelencia de su vida?
vive con un fantasma del placer, tres veces más lejos Extraordinaria, por Zeus.
de la verdad que el hombre oligárquico. Sea; pero ahora que hemos llegado a este punto de b
-Así es. cusión retomemos lo dicho en primer lugar, por
-Y a su vez éste está situado en tercer término a lo cual hemos arribado aquí. Pues creo que se decía l2
d partir del hombre real lo, si identificamos el real con que para el hombre injusto cometer injusticia era venta-
el aristocrático. joso, siempre que pasara por justo. ¿O no fue dicho así?
-Tercero, en efecto.
-En ese caso, el tirano está alejado del verdadero omo producto de 3 x 3 tenemos un número plano, 9, que co-
placer por una cantidad que es triple del triple. rresponde más bien a un .fantasma» que a la realidad; porque sóIo
si elevamos este número al cubo -con lo cual tenemos 729-, pode-
-Así parece. mos medir la profundtdad de la miseria del tirano, proponen J-C, y,
-A lo que parece, entonces, de acuerdo con el nú- a la inversa, la solidez de la felicidad del rey. CORNFORD (The Republic
mero de la longitud, el fantasma del placer tiránico se of plato, pág. 308 n. 2) toma en cuenta un dato de CENSORINO (= 44A22),
expresa por un número plano. según el cual Filolao calculaba el año en 364 112 días, o sea -contando
-Muy de acuerdo. días y noches- 729. Pero la referencia puede tener validez sólo en
la medida en que el testimonio sea fidedigno y en que quepa ver en
-Está claro, por consiguiente, que la distancia que este pasaje platónico alguna alusión a Filolao; porque de otro modo
lo aleja del rey se genera según el cuadrado y el cubo. no se explicaría que se hiciese un cálculo de días distinto al que hace
P L A T ~(Leyes
N VI 758b) en base a los de su tiempo.
10 Al hombre timocrático corresponde el segundo lugar. l2 En 11 360e.
450 DL~LOGOS REPÚBLICA IX 45 1

-Así, ciertamente. Dialoguemos ahora con el que lo -Ya están combinadas.


dijo '9 ya que nos hemos puesto de acuerdo respecto -En torno suyo modela desde afuera la imagen de
del poder que tiene, en un caso, el cometer injusti m solo ser, el hombre, de manera que, a quien no pue-
y, en el otro, el obrar justamente. da percibir el interior sino sólo la funda externa, le e
-¿De qué modo? parezca un único animal, el hombre.
-Modelando con el discurso una imagen del alma, -Ya está moldeada.
para que nuestro interlocutor vea lo que dijo. -Pues bien; a aquel que afirma que cometer injusti-
-¿Qué clase de imagen? cia es provechoso para el hombre y que obrar justa-
-La de una de aquellos caracteres que nos narran mente no produce ventaja alguna, repliquémosle que no
los mitos desde antiguo, como Quimera, Escila, ~ e r b e ~ está diciendo otra cosa que para ese hombre es de pro-
ro '4 y numerosas otras criaturas que se cuenta que vecho alimentar y fortalecer la bestia polifacética,
reunían muchas figuras en una sola. así como al león y lo que pertenece al león, y debilitar 589a
-En efecto, se cuenta eso. en cambio y matar de hambre al hombre, de modo que
-Modela, entonces, una única figura de una bestia éste sea arrastrado hacia donde cada una de las otras
polícroma y policéfala, que posea tanto cabezas de ani- dos partes lo lleve, y que, en lugar de acostumbrarlas
males mansos corno de animales feroces, distribuidas a convivir amigablemente una con otra, se les permita
en círculo, y que sea capaz de transformarse que, luchando entre sí, se muerdan y devoren mutua-
surgir de sí misma todas ellas. mente.
,j -Un hábil escultor requiere tal obra; no -Ni una palabra más ni una menos diría quien ala-
do que el discurso es más moldeable que la ba la injusticia.
logos, dala por plasmada. -Por su parte, quien afirma que lo justo es de pro-
-Plasma ahora una figura de león y otra de hom- vecho dirá que se debe obrar y hablar de modo tal que
bre, y haz que la primera sea la más grande y la segun- aea el hombre interior el que prevalezca sobre el hom- b
da la que le siga. bre total y que vigile a la criatura polifacética; tal como
-Éstas son más fáciles; ya están plasmadas. el labrador alimenta y domestica las plantas inofensi-
-Combina entonces estas tres figuras en una sola, vas pero impide que las salvajes crezcan, el hombre to-
de modo que se reúnan entre sí. mará como aliada la naturaleza del león y cuidará de
las otras partes, haciéndolas amigas entre sí, y así las
13 Quien lo dijo fue el mismo Glaucón, pero con la criará.
presa, en 11 358~-d,de que no compartía tal tesis, y que sólo lo dec
para profundizar la discusión.
-Exactamente eso afirma el que alaba lo justo.
14 ~i escoliasta (GREENE,270) cita la descripción de -En todo sentido, pues, el que elogia lo justo dice
11. VI 181) de la Quimera:aleón por adelante, dragón por a la verdad mientras que quien elogia la injusticia miente.
en el centro*, es decir, cabeza de león, cuerpo de cabra y Sea que lo consideremos en relación con el placer, con
gón. De Escila dice que aposee rostro y pechos la buena fama O con la utilidad, e1 que ensalza la justi-
costados seis cabezas y doce patas de perro..
de Cerbero: ase dice que es el perro del Hades; cia está en la verdad, y el que la censura no dice nada
perro, cola de dragón y sobre el lomo cabezas de distintas serpientes-. sensato, y ni siquiera ha conocido aquello que censura.
-También a mí me parece que no. -¿Y no se censura la prepotencia y la irritabilidad
-Persuadámoslo dulcemente, ya que no se equivoca cuando hacen crecer e intensifican desproporcionada- b
a propósito, preguntándole: 'Oh, bienaventurado, ¿no de- mente lo que en el hombre hay de la índole del león
cimos que, acorde con los preceptos legales, las cosas y de la serpiente?
son consideradas honestas o vergonzosas por el hecho -De acuerdo.
de que, en las honestas, la parte bestial de la naturaleza -¿Y no son censurados el lujo y la molicie por la
d se subordina a la humana, mejor dicho, a la divina, en flojedad y relajamiento de esa misma parte, cuando ha-
tanto que, en las vergonzosas, la porción mansa es es- cen surgir la cobardía?
clavizada por la salvaje?' ¿Dará su asentimiento nues- -Sin duda.
tro interlocutor? -Y la adulación y el servilismo, ¿no son vitupera-
-Sí, si me hace caso. dos cuando esta parte impetuosa es sometida a la bes-
-'Por consiguiente, y partir de este razonamiento, tia turbulenta y, por causa de las riquezas y de la insa-
les beneficioso para alguien apoderarse injustamente ciable codicia de la bestia, mortifica desde la juventud
de oro, si le acontece que, al mismo tiempo que se apo- a aquélla, convirtiéndola en mono en lugar de león?
dera del oro, esclaviza lo mejor de sí mismo a lo más -Muy cierto. C

e deleznable? Pues si alguien que, tras recibir oro, entre- -Y la artesanía y el trabajo manual, {por qué pien-
gase a su hijo o a su hija en esclavitud a manos de sas que comportan reproche? ¿Diremos que por algún
hombres malos y salvajes, no se benificiaría con eso ni otro motivo que porque se cuenta entonces con la parte
aunque recibiera el oro en gran cantidad, jno será des- mejor del alma debilitada por naturaleza, de modo que
dichado el que someta sin misericordia lo más divino no puede gobernar a las fieras que hay en ella sino que
de sí mismo a lo más ateo y abominable? Al recibir el oro las sirve y sólo es capaz de aprender a adularlas?
590a como soborno, ¿no será la suya una ruina más terrible -Así parece.
aún que la de Erifila lScuandoaceptó un collar por la -Y para que semejante hombre sea gobernado por
vida de su marido?' algo semejante a aquello que gobierna al mejor, ¿no di-
-Mucho más -contestó Glaucón-; ya que te res- remos que aquél debe ser esclavo de este mejor, que d
pondo en su lugar. posee en su interior lo divino que gobierna? Y no lo
-¿Y no crees que cuando se censura desde antiguo diremos pensando que ha de gobernarse al esclavo en
la falta de moderación en el vivir es porque con ello perjuicio de éste, como creía Trasímaco de los goberna-
se desata más de la cuenta la terrible bestia, la criatura dos 16, sino con la idea de que para cualquiera es me-
enorme y multiforme? jor ser gobernado por lo sabio y divino, sobre todo con-
-¡Claro! teniéndolo en su interior como propio, pero si no, dándo-
le órdenes desde afuera. De este modo todos, bajo el mis-
Is Según la leyenda (cuyos ecos recoge HOMERO en Od. XI 326), mo gobierno, seremos semejantes y amigos en lo posible.
Polinice sobornó a Erifila para que persuadiera a su esposo Anfiarao -Hablas con rectitud.
a que integrase el cuerpo de siete caudillos que atacaron Tebas y que
perecieron en la empresa. Erifila pereció a manos de Alcmeón, quien
así vengó a su padre. l6 En 1 343b-d.
e -¿Y la ley no patentiza que quiere precisamente es- vivirá vuelto hacia allí, ni siquiera asignará mayor va-
to, en cuanto es aliada de todos cuantos viven en el Es- lor al ser fuerte, sano o bello, a menos que a partir de d
tado? También tiene esto en vista nuestro gobierno de estas cosas llegue a moderarse; antes bien, siempre apa-
los niños, en cuanto no les permitimos ser libres hasta recerá afinando la armonía del cuerpo en vista al acor-
haber implantado en ellos una organización política tal de del alma.
591a como en el Estado; y después de alimentar lo mejor que -Absolutamente así ha de ser, si es que va a ser
hay en ellos con lo que en nosotros es de esa índole, músico de verdad.
y tras dejar, en lugar de esto último, un guardián y go- -¿Y no será lo mismo en cuanto al ordenamiento
bernante semejante en cada uno, sólo entonces los pon- y armonía en la adquisición de riquezas? ¿O bien, des-
dremos en libertad. lumbrado por las felicitaciones de la muchedumbre,
-Lo patentiza, en efecto. aumentará hasta el infinito la masa de su fortuna, para
-¿De qué modo, entonces, Glaucón, y por qué razón tener males infinitos?
diremos que es útil cometer injusticia, vivir sin mode- -No creo esto.
ración y hacer algo vergonzoso, cosas que harán al hom- -Más bien dirigirá su mirada hacia la organización e
bre más malvado, por más riquezas y otros medios de política que tiene dentro de sí, vigilando que no lo per-
poder que haya adquirido? turbe allí lo abundante o lo escaso de su fortuna; y,
-De ningún modo. gobernándose de ese modo, acrecentará su fortuna o la
-¿Y de qué modo diremos que es útil al que co- gastará, en la medida que le sea posible.
mete injusticia no ser descubierto ni expiar la falta? -De ese modo, precisamente.
b ¿O no sucede que el que pasa inadvertido se vuelve aún -En lo concerniente a los honores, mirará en el mis- 592a
más perverso, mientras que en quien es descubierto y mo sentido; participará y gustará voluntariamente de
castigado la parte bestial se adormece y domestica, mien- aquellos que considere que pueden mejorarlo, pero en
tras la parte dulce queda liberada? Y en este último cuanto a aquellos que disuelvan el estado habitual de
caso el alma íntegra, restablecida en su mejor naturale- su alma, los rehuirá en público y en privado.
za, alcanza una condición más valiosa -al adquirir la -Por consiguiente -dijo Glaucón-, y al menos si
mpderación y la justicia junto con la sabiduría-, que presta atención a eso, no estará dispuesto a actuar en
el cuerpo que obtiene fuerza y belleza junto con salud, política.
tanto cuanto más valiosa es el alma que el cuerpo. -Eso sí, ¡por el perro! -exclamé-. Ciertamente en
-Completamente de acuerdo. su propio Estado actuará, aun cuando no en su patria,
c -El hombre provisto de inteligencia, por ende, vivi- salvo que se presente algún azar divino.
rá intensificando todos sus esfuerzos hacia ese fin, esti- -Comprendo: hablas del Estado cuya fundación
mando, en primer lugar, los estudios que logren que su acabamos de describir, y que se halla sólo en las pa-
alma sea de tal índole, y despreciando lo demás. labras, ya que no creo que exista en ningún lugar de la b
-Es evidente. tierra.
-Después, en cuanto a la condición y alimento del -Pero tal vez resida en el cielo un paradigma para
cuerpo, no los confiará al placer bestial e irracional ni quien quiera verlo y, tras verlo, fundar un Estado en
su interior. En nada hace diferencia si dicho Estado exis-
te o va a existir en algún lado, pues él actuará sólo en
esa política, y en ninguna otra.
-Es probable.

-Y es por muchas otras razones por lo que conside- 595a


ro que hemos fundado el Estado de un modo entera-
mente correcto, y puedo decir que esto ocurre sobre
todo con lo discurrido acerca de la poesía '.
-¿A qué te refieres?
-Al no aceptar de ningún modo la poesía imitativa;
en efecto, según me parece, ahora resulta absolutamen-
te claro que no debe ser admitida, visto que hemos dis-
cernido las partes del alma 2. b
-¿Qué quieres significar con eso?
-A vosotros os lo puedo decir, pues no iréis a acu-
sarme ante los poetas trágicos y todos los que hacen
imitaciones: da la impresión de que todas las obras de
esa índole son la perdición del espíritu de quienes las
escuchan, cuando no poseen, como antídoto, el saber
acerca de cómo son.
-¿Qué tienes en mente al hablar así?
-Te lo dire, aunque un cierto amor y respeto que
tengo desde niño por Hornero se opone a que hable. Pa-
rece, en efecto, que éste se ha convertido en el primer c
maestro y guía de todos estos nobles poetas trágicos.
Pero como no se debe honrar más a un hombre que a
la verdad, entonces pienso que debo decírtelo.

Cf. 111 394d.


Cf. IV 435b SS.
-De acuerdo. -De ningún modo podría.
-Escucha, pues; o, más bien, responde. -Mira ahora qué nombre darás a este artesano.
-Pregúntame. -¿A qué artesano? C

-¿Podrías decirme en líneas generales qué es la imi- -Al que produce todas aquellas cosas que hace ca-
tación? Porque yo mismo no comprendo bien a qué apun- da uno de los trabajadores manuales.
ta esta palabra. -Hablas de un hombre hábil y sorprendente.
-¿Y acaso crees que yo lo comprenderé? -Espera, y pronto dirás más que eso. Pues este mis-
-No sería insólito, porque muchas veces los que tie- mo artesano es capaz, no sólo de hacer todos los mue-
596a nen la vista menos clara perciben antes que los de bles, sino también de producir todas las plantas, todos
mirada más aguda. los animales y a él mismo; y además de éstos, fabrica
-Así será -replicó Glaucón-; pero, estando tú pre- la tierra y el cielo, los dioses y cuanto hay en el cielo
sente, no me animo a decir ni siquiera lo que resulta y en el Hades bajo tierra.
manifiesto; mira entonces tú mismo. -¡Hablas de un maestro maravilloso! d
-En ese caso, ¿quieres que comencemos examinan- -¿Dudas de lo que digo? Dime: ¿te parece que no
do esto por medio del método acostumbrado? Pues creo existe un artesano de esa índole, o bien que se puede
que acostumbrábamos a postular una Idea única para llegar a ser creador de estas cosas de un cierto modo,
cada multiplicidad de cosas a las que damos el mismo y de otro modo no? ¿No te percatas de que tú también
nombre 3. ¿O no me entiendes? eres capaz de hacer todas estas cosas de un cierto modo?
-Sí, te entiendo. -¿Y cuál es este modo?
-Tomemos ahora la multiplicidad que prefieras. Por -No es difícil, sino que es hecho por artesanos rápi-
b ejemplo, si te parece bien, hay muchas camas y mesas. damente y en todas partes; inclusive con el máximo de
-Claro que sí. rapidez, si quieres tomar un espejo y hacerlo girar
-Pero Ideas de estos muebles hay dos: una de la hacia todos lados: pronto harás el sol y lo que hay en e
cama y otra de la mesa. el cielo, pronto la tierra, pronto a ti mismo y a todos
-Sí. los animales, plantas y artefactos, y todas las cosas de
-¿Y no acostumbramos también a decir que el arte- que acabo de hablar.
sano dirige la mirada hacia la Idea cuando hace las ca- I -Sí, en su apariencia, pero no en lo que son verda-
mas o las mesas de las cuales nos servimos, y todas deramente.
las demás cosas de la misma manera? 4. Pues ningún -Bien; y vienes en ayuda del argumento en el mo-
artesano podría fabricar la Idea en sí. O ¿de qué modo mento requerido. Uno de estos artesanos es el pintor,
podría? creo. ¿O no?
-Claro que sí.
Cf. VI 507b y nota 20 al libro VI. -Pienso que dirás que lo que hace no es real, aun-
Cf. Crátilo 389a SS.; aunque allí el modelo del carpintero que que de algún modo el pintor hace la cama. ¿No es
hace la lanzadera no es una Idea trascendente; aquí sí lo es, y por
vez primera, ya que anteriormente no han sido mencionadas Ideas de verdad?
objetos fabricados por el hombre. -Sí, pero también esto en apariencia.
597a -¿Y el fabricante de camas? Pues hace un momento -¿Y esto cómo?
decías que no hace la Idea -aquello por lo cual deci- -Porque si hiciera sólo dos, nuevamente aparecería
mos que la cama es cama- sino una cama particular. una, de la cual aquellas dos compartirían la Idea; y ésta
-Lo decía, en efecto. sería la Cama que es, no las otras dos.
-Por lo tanto, si no fabrica lo que realmente es, no -Correcto. .
fabrica lo real sino algo que es semejante a lo real mas -Pienso que esto era sabido por Dios, quien, que- d
no es real. De modo que, si alguien dijera que la obra riendo ser realmente creador de una cama realmente
del fabricante de camas o de cualquier otro trabajador existente y no un fabricante particular de una cama par-
manual es completamente real, correría el riesgo de no ticular, produjo una sola por naturaleza.
decir la verdad. -Así parece.
-Al menos así les parecería a aquellos que manejan -¿Quieres entonces que demos a éste el nombre de
estos argumentos. 'productor de naturalezas' respecto de la cama, o algún
-Por consiguiente, no hemos de asombrarnos si tal otro semejante?
obra resulta algo oscuro en relación con la verdad. -Es justo, ya que ha producido en la naturaleza tanto
b -No nos asombraremos. este objeto como todos los demás.
-¿Quieres ahora que, en base a estos ejemplos, in- -¿Y en cuanto al carpintero? ¿No diremos que es
vestiguemos qué cosa es la imitación? artesano de una cama?
-Si te parece. -Sí.
-¿No son tres las camas que se nos aparecen, de -¿Acaso diremos que también el pintor es artesano
una de las cuales decimos que existe en la naturaleza y productor de una cama?
y que, según pienso, ha sido fabricada por Dios? ¿O por -De ninguna manera.
quién más podría haberlo sido? -Pero, ¿qué dirás de éste en relación con la cama?
-Por nadie más, creo. -A mí me parece que la manera más razonable de e
-Otra, la que hace el carpintero. designarlo es 'imitador' de aquello de lo cual los otros
-Sí. son artesanos.
-Y la tercera, la que hace el pintor. ¿No es así? -Sea; ¿llamas consiguientemente 'imitador' al autor
-Sea. del tercer producto contando a partir de la naturaleza?
-Entonces el pintor, el carpintero, Dios, estos tres -De acuerdo.
presiden tres tipos de camas. -Entonces también el poeta trágico, si es imitador,
-Tres, efectivamente. será el tercero contando a partir del rey y de la ver-
c -En lo que toca a Dios, ya sea porque no quiso, ya
sea porque alguna necesidad pendió sobre él para que Dice ADAM: cuando nos dice que Dios construye la Idea de Ca-
ma, quiere decir que la Idea del Bien es la fuente de esa Idea... y que
no hiciera más que una única cama en la naturaleza, la Idea del Bien es rey del mundo de las Ideas... pero es bastante posi-
el caso es que hizo sólo una, la Cama que es en sí mis- ble que la expresión misma fuera proverbial en tiempos de Platón,
ma. Dos o más camas de tal índole, en cambio, no han y se refiriera originariamente a la persona que era subsiguiente en
sido ni serán producidas por Dios. el orden de sucesión al trono persa.»
dad por naturaleza, y lo mismo con todos los demás uno conoce, y que no hay nada en que él no sea enten- d
imitadores. dido con mayor precisión que cualquier otro, es necesa-
-Así parece. rio replicar a tal persona que es muy cándida y que,
-Estamos de acuerdo en cuanto al imitador. Dime al parecer, ha dado con algún hechicero o imitador que
598a ahora lo siguiente con respecto al pintor: ¿qué es lo que
lo ha engañado; de modo que, si le ha parecido que era
crees que intentará imitar, lo que en cada caso está en alguien omnisapiente, ha sido por no ser capaz de dis- '
la naturaleza o las obras de los artesanos? cernir la ciencia de la ignorancia y de la imitación.
-Las obras de los artesanos. -Gran verdad.
-¿Tal como son o tal como aparecen? Delimita más -Después de esto debemos examinar la tragedia y
aún esto. a su adalid, Homero, puesto que hemos oído a algunos e
-¿Qué quieres decir? decir que éstos conocen todas las artes, todos los asun-
-Esto: si contemplas una cama de costado o de fren- tos humanos en relación con la excelencia y el malogro
te o de cualquier otro modo, ¿difiere en algo de si mis- e incluso los asuntos divinos. Porque dicen que es nece-
ma, o no difiere en nada, aunque parece diversa? Y lo sario que un buen poeta, si va a componer debidamente
mismo con lo demás. lo que compone, componga con conocimiento; de otro
-Parece diferir, pero no difiere en nada. modo no será capaz de componer. Hay que examinar,
b -Examina ahora esto: ¿qué es lo que persigue la pin- pues, si estos comentaristas, al encontrarse con seme-
tura con respecto a cada objeto, imitar a lo que es tal jantes imitadores, no han sido engañados, y al ver sus
como es o a lo que aparece tal como aparece? O sea, obras no se percatan de que están alejadas en tres ve- 599a
les imitación de la realidad o de la apariencia? ces de lo real, y de que es fácil componer cuando no
-De la apariencia. se conoce la verdad; pues estos poetas componen cosas
-En tal caso el arte mimético está sin duda lejos aparentes e irreales. O bien, si tiene algo de peso lo que
de la verdad, según parece; y por eso produce todas las afirman tales comentaristas, los buenos poetas conocen
cosas pero toca apenas un poco de cada una, y este po- realmente las cosas que a la mayoría le parece que di-
co es una imagen. Por ejemplo, el pintor, digamos, re- cen bien.
tratará a un zapatero, a un carpintero y a todos los de- -En efecto, debe indagarse eso.
más artesanos, aunque no tenga ninguna experiencia en -¿Piensas entonces que, si alguien fuera capaz de
c estas artes. No obstante, si es buen pintor, al retratar
crear tanto el objeto que es imitado como su imagen,
a un carpintero y mostrar su cuadro de lejos, engañará pondría su celo en entregarse a la artesanía de las imá-
a niños y a hombres insensatos, haciéndoles creer que genes, y que en su vida antepondría esto a lo demás, b
es un carpintero de verdad. como siendo lo mejor?
-Sin duda. -No, por cierto.
-Pienso entonces, amigo mío, que respecto de todas -Pienso, antes bien, que, si fuera entendido verda-
estas cosas hemos de pensar lo siguiente: si alguien vie- deramente en aquellas cosas que imita, se esforzaría por
ne a avisarnos que ha hallado a un hombre entendido las cosas efectivas mucho más que por sus imitaciones,
en todos los oficios y en todas aquellas cosas que cada e intentaría dejar tras de sí muchas obras bellas como
recuerdo suyo y anhelaría más ser celebrado que ser -¿Pero se cuentan de él obras propias de un sabio,
el que celebra a otros. tales como invenciones ingeniosas múltiples para las
-Creo que sí, pues serían bien distintos el honor artes o para algún otro tipo de actividad, del mismo
y el provecho. modo que se cuentan respecto de Tales de Mileto y
-De otras cosas no pediremos cuentas a Homero Anacarsis el esdta?
c ni a ningún otro de los poetas, preguntándoles si algu-
-Nada de esa índole.
no de ellos era médico o sólo imitador de los discursos -Pero si no se puede decir nada de él en lo público,
de los médicos, ni preguntaremos a quiénes se dice que ¿sí en lo privado? ¿Se cuenta que Homero mismo, mien-
cualquiera de los poetas antiguos o recientes ha sana- tras vivía, ha dirigido la educación de algunos que lo
do, como Asclepio, o qué discípulos en medicina ha de- han amado por su trato y que han legado a sus suce- b
jado tras de sí, como éste dejó a sus descendientes, ni sores alguna vía homérica de vida, tal como Pitágoras
los interrogaremos en lo tocante a las otras artes; dejé- fue amado excepcionalmente por esto, al punto que sus
moslo pasar. Pero en cuanto a los asuntos más bellos sucesores aún hoy denominan 'pitagórico' un modo de
e importantes de los que Homero se propone hablar, vida por el cual resultan distintos de los demás hombres?
lo relativo a la guerra y al oficio del general, al gobier- -No, nada de eso se cuenta. Pues en cuanto a Creó-
no de los Estados y a la educación del hombre, tal vez filo, el discípulo de Homero, Sócrates, tal vez parezca
d sea justo preguntarle inquisitivamente: «Querido Ho-
más ridículo por su educación que por su nombre 6, si
mero, si no es cierto que respecto a la excelencia seas es cierto lo que se cuenta acerca de Homero; pues se
el tercero contando a partir de la verdad, ni que seas cuenta que éste padeció en vida un gran descuido por
un artesano de imágenes como el que hemos definido parte de aquél.
como imitador, sino que eres segundo y capaz de cono- -En efecto, se cuenta eso. Pero ¿piensas, Glaucón,
cer cuáles ocupaciones tornan mejores a los hombres que, si Homero hubiese sido realmente capaz de educar
y cuáles peores en privado y en público, dinos: ¿cuál a los hombres y hacerlos mejorar, no habría hecho nu-
Estado fue mejor gobernado gracias a ti, como Lacede- merosos discípulos que lo honraran y amaran? Sin em-
monia gracias a Licurgo, y, gracias a muchos otros, nu- bargo, el caso es que Protágoras de Abdera, Pródico de
e merosos Estados grandes y pequeños? ¿Qué Estado te
Ceos y muchos otros, en sus lecciones privadas, podían
atribuye ser buen legislador en su beneficia, como inculcar en sus contemporáneos la idea de que no se- d
lo atribuyen Italia y Sicilia a Carondas y nosotros rían capaces de administrar ni su casa ni su Estado si
a Solón? ¿Y a ti cuál Estado? ¿Puedes mencionar ellos no supervisaban su educación, y por esta sabidu-
uno?» ría eran amados hasta tal punto que por poco sus discí-
-No creo -dijo Glaucón-, pues ni siquiera lo men- pulos no los paseaban sobre sus hombros; los contem-
cionan los devotos de Homero. poráneos de Homero, por el contrario, si éste hubiera
600a -¿Y qué guerra se recuerda del tiempo de Homero podido ayudar a los hombres respecto a la excelencia,
que haya sido bien conducida bajo su mando o siguien-
do su consejo? Por su composición etimofógica, acreófilon significaría algo así
-Ninguna. como <de la tribu de la carne..
jle habrían permitido a éste y a Hesíodo ir recitando
sus poemas de un lado a otro? Más bien jno se habrían -Pero no dejemos a medias lo dicho, sino mirémos-
e aferrado a ellos más que al oro y los habrían obligado lo debidamente.
a vivir consigo en sus casas y, en caso de no persuadir- -Habla.
los, no los habrían seguido por cualquier lado por donde -El pintor, decimos, pinta las riendas y el freno.
fueran, hasta sacar suficiente partido de su enseñanza? -Sí.
-Creo, Sócrates, que dices absolutamente la verdad. -Pero son el talabartero y el herrero quienes las
-Dejamos establecido, por lo tanto, que todos los hacen.
poetas, comenzando por Homero, son imitadores de imá- -De acuerdo.
genes de la excelencia y de las otras cosas que crean, -Ahora bien, jes el pintor quien sabe cómo deben
sin tener nunca acceso a la verdad; antes bien, como ser las riendas y el freno? jO no es tampoco el que las
6010 acabamos de decir, el pintor, al no estar versado en hace, el herrero y el talabartero, sino que quien sabe
el arte de la zapatería, hará lo que parezca un zapatero es sólo aquel que sabe servirse de tales cosas, el jinete?
a los profanos en dicho arte, que juzgan sólo en base -Muy cierto.
a colores y a figuras. -¿Y no diremos que eso es así acerca de todas las
-De acuerdo. cosas ?
-Así tambikn, se me ocurre, podemos decir que el -¿De qué modo?
poeta colorea cada una de las artes con palabras y fra- -Con respecto a cada cosa hay tres artes: el del que d
ses, aunque él mismo sólo está versado en el imitar, la usa, el del que la hace y el de1 que la imita.
de modo que a los que juzgan sólo en base a palabras -Sí.
les parezca que se expresa muy bien, cuando, con el -Y la excelencia, belleza y rectitud de cada instru-
debido metro, ritmo y armonía, habla acerca del arte mento, ser viviente o acción, jestán referidas a otra co-
de la zapatería o acerca del arte del militar o respecto sa que al uso que les corresponde por naturaleza o que
b de cualquier otro; tan poderoso es el hechizo que pro- fue tenido en cuenta al fabricarlas?
ducen estas cosas. Porque si se desnudan las obras de -A ninguna otra cosa.
los poetas del colorido musical y se las reduce a lo que -Es de toda necesidad, por consiguiente, que el que
dicen en sí mismas, creo que sabes el papel que hacen, usa una cosa sea el más experimentado en ella, y que
pues ya lo habrás observado. pueda informar al fabricante los efectos buenos o ma-
-Sí, por cierto. los que se producen en su uso. Por ejemplo, el flautista
-Se parecen a esos rostros que son jóvenes pero no informa al fabricante de flautas sobre las flautas que e
bellos, tal como se los ve cuando han dejado atrás la sirven para tocar, le ordenará cómo debe hacerlas, y
flor de la juventud. aquél cumplirá sus órdenes.
-Absolutamente de acuerdo. -Claro que sí.
-Ven ahora y observa esto. Decimos que el creador -De este modo, el entendido informa sobre.cuáles
de imágenes, el imitador, no está versado para nada en son las flautas buenas y malas, y el otro, confiando en
c lo que es sino en lo que parece. ¿No es así? él, las fabrica.
-Sí. -Sí.
-Respecto del mismo instrumento, por consiguien- -¿Y respecto de qué parte del hombre posee el po-
te, el fabricante poseerá una recta opinión en lo tocante der que posee?
a su bondad y maldad, debido a su relación con el en- -¿A cuál parte te refieres?
602a tendido, y al verse obligado a atender al entendido, en -A ésta: una misma magnitud, según la veamos de
tanto que éste, que es quien usa el objeto, es el que cerca o de lejos, no nos parece igual.
posee el conocimiento. -No, en efecto.
-De acuerdo. -Y las mismas cosas parecen curvas o rectas según
-En cuanto al imitador, ¿a partir del uso será que se las contemple dentro del agua o fuera de ésta, o cón-
posee conocimiento acerca de si lo que pinta es bello cavas y convexas por el error de la vista en lo relativo
y recto o no? ¿O acaso tendrá una opinión correcta de- a los colores, y es patente que se produce todo este d
bido a la relación forzosa con el entendido y por haber tipo de perturbación en nuestra alma. Y es a esta dolen-
sido instruido por él sobre cómo pintar? cia de la naturaleza que se dirige la pintura sombreada
-Ni una cosa ni la otra. -a la que no le falta nada para el embrujamiento-,
-El imitador, por ende, no tendrá conocimiento ni la prestidigitación y todos los demás artificios de esa
opinión recta de las cosas que imita, en cuanto a su índole.
bondad o maldad. -Es cierto.
-Parece que no. -Y el medir, el contar y el pesar se han acreditado
-¡Pues encantador es el imitador poético en cuanto como los más agraciados auxiliares para evitar esto, de
a sabiduría de las cosas que hace! modo que no impere en nosotros lo que parece mayor
-No precisamente encantador. y menor, más numeroso o más pesado, sino lo que cal-
b -No obstante, aunque no sepa si cada cosa es bue- cula, mide y pesa.
na o mala, imitará de todos modos; sólo que, a lo que -Claro.
parece, ha de imitar lo que pasa por bello para la multi- -Pero ¿no es esto función del alma razonada? e
tud ignorante. -De ésta, en efecto.
-No podría ser de otro modo. -Y a ésta, tras haber medido y declarado que cier-
-Entonces parece que estamos razonablemente de tas cosas son mayores o menores que otras o iguales
acuerdo en que el imitador no conoce nada digno de a éstas, con frecuencia las mismas cosas aparecen co-
mención en lo tocante a aquello que imita, sino que la mo contrarias al mismo tiempo.
imitación es como un juego que no debe ser tomado -Sí.
en serio; y los que se abocan a la poesía trágica, sea -Pero ¿no hemos dicho que es imposible para la mis-
en yambos o en metro épico, son todos imitadores ma parte del alma emitir a la vez opiniones contrarias
como los que más. sobre lo mismo?
-Muy de acuerdo. -Sí, y lo dijimos correctamente.
c -¡Por Zeus! ¿No es esta imitación algo situado en -Por consiguiente, la parte que opina al margen 6030
el tercer lugar a partir de la verdad? de la medición no puede ser la misma que la que opina
según la medición.
-No, en efecto. como sucedía con la vista, entra en discordia interior
-Ahora bien, la parte que confía en la medición y y sostiene opiniones contrarias al mismo tiempo respecto
en el cálculo ha de ser la mejor del alma. de los mismos objetos y se halla así, también en sus
-Sin duda. actos, en disensión y en lucha contra sí mismo? Pero
-Por lo tanto, lo que se le opone es algo correspon- recuerdo algo que hace que no sea necesario que con-
diente a nuestras partes inferiores. vengamos en este punto; pues en nuestra argumenta-
-Necesariamente. ción precedente7 hemos estado suficientemente de
-Pues fue queriendo llegar a un acuerdo sobre esto acuerdo en que nuestra alma está colmada de miles de
que dije que la pintura y en general todo arte mimético contradicciones de esta índole, que se suscitan al mis-
realiza su obra lejos de la verdad, y que se asocia con mo tiempo.
aquella parte de nosotros que está lejos de la sabiduría -Y hemos estado de acuerdo correctamente.
b y que es su querida y amiga sin apuntar a nada sano -Correctamente, en efecto; pero entonces pasamos
ni verdadero. por alto algo que ahora me parece indispensable ex- e
-Absolutamente de acuerdo. poner.
-Por consiguiente, el arte mimético es algo inferior -¿Qué cosa?
que, conviviendo con algo inferior, engendra algo infe- -Decíamos entoncess que un hombre razonable
rior. que sufra una desgracia tal como la pérdida de un hijo
-Así parece. o de cualquier otra cosa que estime en mucho la sobre-
-¿Y esto lo decimos sólo de la imitación que con- llevará con mayor facilidad que los demás.
cierne a la vista, o también de la que concierne al oído, -De acuerdo.
a' la que llamamos 'poesía'? -Examinemos ahora si no siente ningún agobio, o
-Probablemente también de ésta. bien, si, siendo esto imposible, de algún modo modera
-Pero no nos confiemos tan sólo en la analogía con su dolor.
la pintura, sino marchemos hasta la parte del espíritu -Más bien es esto lo cierto.
c con la que trata la poesía imitativa y veamos si es infe- -Dime todavía esto: ¿cuándo piensas que comba- 604a
rior o valiosa. tirá más el sufrimiento y lo resistirá, cuando es visto
-Hay que hacerlo. por sus semejantes o cuando se queda en la soledad so-
-Propongamos la cuestión así: la poesía imitativa lo consigo mismo?
imita, digamos, a hombres que llevan a cabo acciones -Cuando es visto por otros; y la diferencia es grande.
voluntarias o forzadas, y que, a consecuencia de este -Al estar solo, en cambio, creo que se atreverá a
actuar, se creen felices o desdichados; y que en todos proferir muchos gritos que le daría vergüenza que al-
estos casos se lamentan o se regocijan. ¿Queda algo apar- guien los escuchara, y hará muchas cosas que no con-
te de esto? sentiría que alguien le viera hacerlas.
-No, nada.
-Pues bien, en todas estas situaciones, ¿se mantie- En IV 439b.
d ne el hombre de acuerdo consigo mismo? ¿O bien, 8 En 111 387d.
-Así es. -Es evidente.
-¿Y no es la razón y la ley las que lo inducen a -En cambio, la parte que conduce al re
b resistir, mientras que es su afección la que lo arrastra lo acontecido y a las quejas, siendo inconsolable, ¿no
hacia el sufrimiento? diremos que es la parte irracional, perezosa y amiga
-Es verdad. de la cobardía?
-Pero cuando se suscitan en el hombre al mismo -Lo diremos, por cierto.
tiempo dos movimientos opuestos respecto de lo mis- -Y es la parte irritable la que cuenta con imitacio- e
mo, decimos que necesariamente hay en él dos partes. nes abundantes y variadas, en tanto que el carácter sa-
-Sin duda. bio y calmo, siempre semejante a sí mismo, no es fácil
-Y que una de ellas está dispuesta a obedecer la de imitar, ni de aprehender cuando es imitado, sobre
ley en lo que ésta le dicta. todo por los hombres de toda índole congregados en el
-¿ Cómo? teatro para un festival; porque la imitación estaría pre-
-De algún modo la ley dice que lo más positivo es sentando un carácter que les es ajeno.
guardar al máximo la calma en los infortunios y no irri- -Absolutamente de acuerdo. 605a
tarse, dado que no está claro qué hay de bueno y de -Por lo demás, es patente que el poeta imitativo no
malo en tales sucesos, que no se adelanta nada en está relacionado por naturaleza con la mejor parte del
c afrontarlos coléricamente y que además ninguno de alma, ni su habilidad está inclinada a agradarla, si quiere
los asuntos humanos es digno de gran inquietud; y que ser popular entre el gentío, sino que por naturaleza se
la aflicción se torna un obstáculo para lo que debe- relaciona con el carácter irritable y variado, debido a
ría sobrevenir rápidamente en nuestra ayuda en tales que éste es fácil de imitar.
casos. -Es evidente.
-¿A qué te refieres? -Por lo tanto, es justo que lo ataquemos y que lo
-A la reflexión sobre lo que ha acontecido. Como pongamos como correlato del pintor; pues se le aseme-
cuando se echan los dados, frente a la suerte echada ja en que produce cosas inferiores en relación con la
hay que disponer los propios asuntos del modo que la verdad, y también se le parece en cuanto trata con la b
razón escoja como el mejor; y no hacer como niños, que, parte inferior del alma y no con la mejor. Y así también
tras haberse golpeado, se agarran la parte afectada y es en justicia que no lo admitiremos en un Estado que
pasan el tiempo dando gritos, sino acostumbrar al alma vaya a ser bien legislado, porque despierta a dicha par-
d a darse a la curación rápidamente y a levantar la parte te del alma, la alimenta y fortalece, mientras echa a per-
caída y lastimada, suprimiendo la lamentación con el der a la parte racional, tal como el que hace prevalecer
remedio. políticamente a los malvados y les entrega el Estado,
-Sin duda es éste el modo más correcto de compor- haciendo sucumbir a los más distinguidos. Del mismo
tarse ante los infortunios. modo diremos que el poeta imitativo implanta en el al-
-Por lo tanto, decimos que la mejor parte de noso- ma particular de cada uno un mal gobierno, congracián-
tros es la que está dispuesta a obedecer este razona- dose con la parte insensata de ella, que no diferencia c
miento. lo mayor de lo menor y que considera a las mismas co-
sas tanto grandes como pequeñas, que fabrica imáge- que los poetas satisfacen y deleitan; en tanto que lo que
nes y se mantiene a gran distancia de la verdad. es por naturaleza lo mejor de nosotros, dado que no
-De acuerdo. ha sido suficientemente educado ni por la razón ni por
-Pero aún no hemos formulado la mayor acusación la costumbre, afloja la vigilancia de la parte quejum- b
contra la poesía; pues lo más terrible es su capacidad brosa, en cuanto que lo que contempla son aflicciones
de dañar incluso a los hombres de bien, con excepción ajenas, y no ve nada vergonzoso en elogiar y compade-
de unos pocos. cer a otro que, diciéndose hombre de bien, se lamenta
-¿Cómo no va a ser lo más terrible, si hace eso? de modo inoportuno, sino que estima que extrae de allí
-Escucha y examina. Cuando los mejores de noso- un beneficio, el placer, y no aceptaría verse privado de
tros oímos a Homero o a alguno de los poetas trágicos él por haber desdeñado el poema en su conjunto. Pien-
d que imitan a algún héroe en medio de una aflicción, ex- So, en efecto, que pocos pueden compartir la reflexión
tendiéndose durante largas frases en lamentos, cantan- de que lo que experimentamos de las aflicciones ajenas
do y golpeándose el pecho, bien sabes que nos regocija- revierte sobre nosotros mismos, pues después de haber
nios y, abandonándonos nosotros mismos, los seguimos nutrido y fortalecido la conmiseración respecto de otros,
con simpatía y elogiamos calurosamente como buen poe- no es fácil reprimirla en nuestros propios padecimientos,
ta al que hasta tal punto nos pone en esa disposición. -Es muy cierto. C

-¡Claro que lo sé bien! -¿Y no rige el mismo argumento respecto de lo ri-


-Pero cuando se suscita un pesar en nosotros mis- dículo? Porque cuando escuchas en la comedia o en la
mos, date cuenta de que nos enorgullecemos de lo con- conversación privada payasadas que a ti mismo te aver-
e trario, a saber, de poder guardar calma y aguantarnos, gonzaría decir, y lo gozas intensamente en lugar de de-
en el pensamiento de que esto es lo que corresponde testarlo como pervérsidad, {no haces lo mismo que en
a un varón, y que lo que antes alabábamos corresponde el caso de lo patético? En efecto, esta disposición a ha-
a una mujer. cer reír que reprimías, en ti mismo, por medio de la
-Me doy cuenta. razón, por temor a la reputación de payaso, ahora la
-¿Pero es correcto este elogio, cuando al ver un hom- liberas; y tras haber fortalecido este impulso juvenil,
bre de tal índole que nosotros mismos no aceptaríamos con frecuencia te dejas arrastrar inadvertidamente has-
ser, sino que nos avergonzaríamos, no sentimos abomi- ta el punto de convertirte en un comediante en la char-
nación sino que nos regocijamos y lo alabamos? la habitual.
-No, por Zeus, eso no parece razonable. -Por cierto que sí.
606a -Claro está, al menos si lo examinas de este modo. -Y en cuanto a las pasiones sexuales y a la cólera d
-¿De qué modo? y a cuantos apetitos hay en el alma, dolorosos o agrada-
-Ten en cuenta que la parte del alma que entonces bles, de los cuales podemos decir que acompañan a to-
' das nuestras acciones, ¿no produce la imitación poética
reprimíamos por la fuerza en las desgracias personales,
la que estaba hambrienta de lágrimas y de quejidos y los mismos efectos? Pues alimenta y riega estas cosas,
buscaba satisfacerse adecuadamente -pues está en su cuando deberían secarse, y las instituye en gobernantes
naturaleza el desear tales cosas-, ésa es la parte a la de nosotros, cuando deberían obedecer para que nos vol-
vamos mejores y más dichosos en lugar de peores y más porque-son pobres», y mil otras señales de este antago-
desdichados. nismo. No obstante, quede dicho que, si la poesía imita-
-No puedo decir que sea de otro modo. tiva y dirigida al placer puede alegar alguna razón por
e -Por lo tanto, Glaucón, cuando encuentres a quie- la que es necesario que exista en un Estado bien gober-
nes alaban a Homero diciendo que este poeta ha educa- nado, la admitiremos complacidos, conscientes como es-
do a la Hélade, y que con respecto a la administración tamos de ser hechizados por ella. Pero sería sacrílego
y educación de los asuntos humanos es digno de que renunciar a lo que creemos verdadero. Dime, amigo mío,
se le tome para estudiar, y que hay que disponer toda ¿no te dejas embrujar tú también por la poesía, sobre d
nuestra vida de acuerdo con lo que prescribe dicho poe- todo cuando la contemplas a través de Homero?
607a ta, debemos amarlos y saludarlos como a las mejores
-Sí, mucho.
personas que sea posible encontrar, y convenir con ellos -¿Será justo, entonces, permitirle regresar a nues-
en que Homero es el más grande poeta y el primero tro Estado, una vez hecha su defensa en .verso lírico
de los trágicos, pero hay que saber también que, en cuan- o en cualquier otro tipo de metro?
to a poesía, sólo deben admitirse en nuestro Estado los -De acuerdo.
himnos a los dioses y las alabanzas a los hombres bue- -Concederemos también a sus protectores -aquellos
nos. Si en cambio recibes a la Musa dulzona, sea en que no son poetas sino amantes de la poesía- que, en
versos líricos o épicos, el placer y el dolor reinarán en prosa, aleguen a su favor que no sólo es agradable sino
tu Estado en lugar de la ley y de la razón que la comu- también beneficiosa tanto respecto de la organización
nidad juzgue siempre la mejor. política como de la vida humana, y los escucharemos
-Es una gran verdad. gustosamente; pues seguramente ganaríamos si se reve- e
b . -Esto es lo que quería decir como disculpa, al re-
la ser no sólo agradable sino también beneficiosa.
tornar a la poesía, por haberla desterrado del Estado, -¿Y cómo no hemos de ganar?
por ser ella de la índole que es: la razón nos lo ha exigi- -Pero si no pueden alegar nada, mi querido amigo,
do. Y digámosle, además, para que no nos acuse de du- haremos como los que han estado enamorados y luego
ros y torpes, que la desavenencia entre la filosofía y consideran que ese amor no es provechoso y, aunque
la poesía viene de antiguo. Leemos, por ejemplo, «la les duela, lo dejan; así también nosotros, llevados por
perra gruñona que ladra a su amos 9, ((importante en el amor que hacia esta poesía ha engendrado la educa-
c la charla vacía de los tontos,,, «la multitud de las ca-
ción de nuestras bellas instituciones políticas, estare- 608a
bezas excesivamente sabias» 'O, «los pensadores sutiles mos complacidos en que se acredite con el máximo de
bondad y verdad; pero, hasta tanto no sea capaz de de-
9 ADAM, ad loc., y WILAMOWITZ (Platon, 11, Berlín, 1919, pág. 385) fenderse, la oiremos repitiéndonos el mismo argumento
comparan esta cita con la de Leyes XII 967b, donde se dice que los que hemos enunciado, como un encantamiento, para pre-
poetas «comparana los filósofos con perros que acostumbran a ladrar cavernos de volver a caer en el amor infantil, que es
de baldes. Se entiende entonces que la perra es la filosofía. Todas es- el de la multitud; la oiremos, por consiguiente, con el
tas frases alusivas a la filosofía corresponden a poetas que no ha sido pensamiento de que no cabe tomar en serio a la poesía
posible identificar.
lo Recordamos al lector que seguimos el texto de Adam.
de tal índole, como si fuera seria y adherida a la verdad,
b y de que el oyente debe estar en guardia contra ella, -Sí.
temiendo por su gobierno interior, y de que ha de creer -¿Y lo piensas como yo? e
lo que hemos dicho sobre la poesía. -¿De qué modo?
-Convengo por completo contigo. -Todo 10 que corrompe y destruye es lo malo, lo
-Grande, en efecto, es la contienda, mi querido Glau- que preserva y beneficia es lo bueno.
cón, mucho más grande de lo que parece, entre llegar -De acuerdo.
a ser bueno o malo; de modo que ni atraídos por el ho- -¿Y dices que para cada cosa hay algo malo y algo
nor o por las riquezas o por ningún cargo, ni siquiera bueno? Por ejemplo, la oftalmía para los ojos, la en- 609a
por la poesía, vale la pena descuidar la justicia o el res- fermedad para el cuerpo entero, el nublo para el trigo,
to de la excelencia. la putrefacción para la madera, el orín para el bronce
-Convengo contigo en vista de lo expuesto, y pienso y el hierro, y, como digo, prácticamente para todas y
que cualquiera también convendrá. cada una de las cosas, un mal y una enfermedad que
c -Con todo, no hemos expuesto las mayores retribu- le corresponden por naturaleza.
ciones de la excelencia y los premios propuestos. -Así es.
-Hablas de algo extraordinariamente grande, si es -Y cuando alguno de estos males sobreviene a una
que existe otra cosa más grande que las ya mencionadas. cosa, jno hace acaso perversa a la cosa a la que sobre-
-Pero ¿qué podría llegar a ser grande en un tiempo viene, terminando por disolverla y destruirla?
tan pequeño? Pues todo el tiempo que transcurre desde -Claro que sí.
la niñez hasta la vejez es poco en comparación con la -Por consiguiente, el mal que por naturaleza corres-
totalidad del tiempo. ponde a cada cosa y la perversión la destruyen; y, si
-Desde luego no es nada. no la destruye el mal, ninguna otra cosa podrá ya
d -Ahora bien, ¿piensas que una cosa inmortal ha de. corromperla, En efecto, el bien jamás la destruirá, ni b
esforzarse en lo tocante a este breve tiempo, pero no tampoco lo que no es ni malo ni bueno.
en lo tocante a la totalidad? -Sin lugar a dudas.
-No lo pienso, pero {qué quieres decir con eso? -Por lo tanto, si descubrimos algún ser en el cual
-¿No te percatas de que nuestra alma es inmortal haya un mal que lo envilece pero que no puede disol-
y jamás perece? verlo ni destruirlo, jno sabremos con eso que un ser
Y Glaucón, mirándome sorprendido, exclamó: de tal naturaleza no puede perecer?
-No, ¡por Zeus! Pero ¿puedes decir eso? -Probablemente.
-Debo estarlo, y pienso que tú también, pues no es -Pues bien, jno hay para el alma algo que la hace
nada difícil. mala?
-Para mí sí, pero con gusto oiría de ti eso que no -Por cierto que sí, todas las cosas que hemos enu-
es difícil. merado, como la injusticia, la inmoderación, la cobar- c
-Escucha. día y la ignorancia.
-Habla. -¿Y acaso alguno de estos males la disuelve o des-
-¿Llamas a algo 'bueno' y a algo 'malo'? truye? Mira que no nos engañemos creyendo que el hom-
bre injusto e insensato que es sorprendido delinquien- rece por causa de un mal ajeno sin la perversión pecu-
do perece entonces a causa de la injusticia, que es el liar del alma, y que así una cosa perezca por el mal
mal de esa alma. Más bien piénsalo así: del mismo mo- de otra.
do que la enfermedad, que es la perversión del cuerpo, -Tienes razón.
corrompe y destruye a éste y lo conduce a no ser si- -Demostremos, entonces, que esto que decimos es
quiera cuerpo, también todas las cosas que acabamos erróneo, o bien, mientras no sea refutado, no digamos b
d de mencionar, por causa de la maldad propia de ellas, nunca que el alma perece por causa de la fiebre o de
que se les adhiere y reside en ellas, se corrompen hasta cualquier otra enfermedad o por causa de un asesinato,
desepbocar en el no ser. ¿No es cierto? ni aunque se cortara todo el cuerpo en pedacitos. Antes
-Sí. de eso tendría que demostrarse que, por causa de los
-Ven, pues, y examina el alma de la misma manera: padecimientos del cuerpo, el alma se torna más injusta
la injusticia ínsita en ella, así como los demás males y sacrílega. No permitiremos que se diga que, por obra
que se adhieren y residen en ella, ¿la corrompen y ex- del surgimiento de un mal ajeno a una cosa, si no se
terminan hasta llevarla a la muerte, separada del le añade el mal peculiar de ella, el alma o cualquier c
cuerpo? otra cosa vaya a perecer.
-Eso de ningún modo. -Sin duda alguna, nadie demostrará que las almas
-Por otra parte, sería irracional pensar que la per- de los moribundos se vuelven más injustas por efecto
versión de una cosa destruye a otra, mientras que no de la muerte.
lo logra la perversión propia de ésta. -Pero si alguien se atreve a atacar nuestros razona-
-Completamente irracional. mientos, si para no verse forzado a convenir que las
e . -Mira, Glaucón, que no es por causa de la perver- almas son inmortales, dice que el moribundo se vuelve
sión que se halla en los alimentos que pensamos que más malvado e injusto, consideraremos que, si dice ver-
el cuerpo debe perecer, sea porque estén rancios o po- dad quien afirma tal cosa, la injusticia es mortal, no
dridos o lo que fuere; más bien es cuando la perversión menos que la enfermedad, para quien la posee, y tam-
de los alimentos engendra en el cuerpo la maldad pro- bién que por obra de este mal, asesino por su propia d
pia de éste, que decimos que el cuerpo ha sucumbido naturaleza, mueren quienes lo reciben, más rápidamen-
debido a estos alimentos, pero por causa de su propio te quienes lo reciben en mayor cantidad, más lentamen-
mal, que es la enfermedad. Dado que los alimentos son te los otros; y no como ahora, que los injustos mueren
una cosa y el cuerpo otra, jamás debemos estimar que a causa de la pena que les infligen otros.
6100 el cuerpo perezca por la perversión de los alimentos, -Por Zeus, que no parecería entonces la injusticia
o sea, por un mal ajeno, hasta tanto éste no introduzca algo demasiado terrible, si es mortal para quien la asu-
en el cuerpo el mal que es propio de éste. me, pues así se desembarazaría de sus males. Más bien
-Hablas muy correctamente. pienso que se revela como todo lo contrario, que mata
-De acuerdo con el mismo razonamiento, mientras a los demás cuando puede, y en cambio al que la asume e
la perversión del cuerpo no introduzca en el alma la lo torna bien vivo, y además de vivo, despierto; tan le-
perversión de ésta, nunca estimaremos que el alma pe- jos de la muerte, parece, vive la injusticia.
-Hablas bien -respondí-. Porque cuando la per- miento, tal cual es cuando llega a ser pura. Entonces
versión propia del alma y su mal propio no son capaces se la hallará mucho más bella y se percibirá más clara-
de matarla y destruirla, difícilmente el mal asignado pa- mente la justicia y la injusticia y todo lo que acabamos
ra la destrucción de otro objeto hará sucumbir al alma de describir. Lo que decimos ahora respecto de ella es
o a cualquier otra cosa, excepto aquella a la cual está cierto en lo que toca a su apariencia presente; y la he-
asignado. mos contemplado en una condición tal como la del dios d
-Difícilmente, en verdad. del mar Glauco ", cuya naturaleza primitiva, al verlo,
-En cambio, cuando algo no perece a causa de un no es fácil distinguir ya que, de las partes antiguas de
611a mal ni propio ni ajeno, es evidente que forzosamente su cuerpo, unas han sido desgarradas, otras estrujadas
ha de existir siempre, y, si existe siempre, que es in- y estropeadas completamente por las olas, en tanto se
mortal. han añadido a su naturaleza otras por aglomeración de
-Es forzoso. conchas, algas y piedras, de modo que se asemeja más
-Tengamos esto como siendo así; y si es así, advier- a una bestia que a lo que es por naturaleza. Y es así
te que existen siempre las mismas almas, puesto que, como contemplamos el alma, afectada en su condición
al no perecer ninguna, no pueden llegar a ser menos natural por miles de males. Pero ahora debemos mirar
ni tampoco más. En efecto, si se acrecentara el número hacia allí, Glaucón.
de los seres inmortales, este acrecentamiento proven- -¿Hacia dónde ?
dría, como te das cuenta, de lo mortal, y todas las cosas -Hacia su amor por la sabiduría; y debemos adver- e
concluirían por ser inmortales. tir a qué objetos alcanza y a qué compañía apunta, da-
-Dices la verdad. da su afinidad con lo divino, inmortal y siempre exis-
-Pero eso no lo hemos de pensar, pues la razón no tente, así como qué llegaría a ser si siguiese a algo de
b lo consiente, así como tampoco que el alma, en su tal índole y fuera llevada por este impulso fuera del
naturaleza más verdadera, sea de tal índole que esté ple- mar en el que ahora está, desnudándose de las piedras
na de variedad, desemejanza y diferencia con respecto y conchas que actualmente la cubren -porque hace 612a
a sí misma. sus festines en la tierra- y que crecen a su alrededor,
-¿Qué quieres decir? como abundancia terrosa y pétrea, a causa de estos fes-
-No es fácil que sea eterno algo compuesto de mu- tines que son llamados 'bienaventurados'. Entonces se
chas partes y necesitado de una composición que no es verá su verdadera naturaleza, y si es compuesta o sim-
la más bella, tal como se nos ha mostrado el alma. ple en su forma, qué es ella y cómo es. Pienso que por
-No es probable, en efecto. el momento hemos descrito razonablemente sus afec-
-Que el alma es inmortal, el argumento que acaba- ciones y formas durante la vida humana.
mos de dar, con los demás argumentos, nos fuerzan a -Completamente de acuerdo.
c admitirlo. Pero para saber cómo es en verdad, debemos
contemplarla no como la vemos ahora, estropeada por
la asociación con el cuerpo y por otros males, sino que l'
Glauco, originariamente un pescador, se convirtió en dios del
hay que contemplarla suficientemente con el razona- mar.
-Pues bien; hemos alejado las dificultades que se la poseen, ya que ha sido puesto de manifiesto que con-
b habían suscitado en la argumentación 12, sin poner en cede las bondades procedentes de la realidad, y que no
juego las recompensas de la justicia ni su reputación, engaña a quienes la obtienen verdaderamente.
tal como vosotros decís que lo hacen Homero y Hesío- -Tu reclamo es justo. e
do, y hemos descubierto que la justicia es en sí misma -Concededme, ante todo, que a los dioses no se les
lo mejor para el alma en sí misma, y que ésta debe ha- escapa cómo son el hombre justo y el injusto.
cer lo justo cuente o no con el anillo de Giges l 3 y, ade- -Lo concedemos.
más de semejante anillo, el yelmo de Hades 14. -Y si no les escapa, uno será amado de los dioses
-Dices una gran verdad. y otro odiado por los dioses, tal como hemos convenido
-Pues entonces, Glaucón, ¿qué reproche cabe ahora en un comienzo.
c si asignamos a la justicia y el resto de la excelencia cuan- -Así es.
tas recompensas aportan al alma de manos de los hom- -¿Y no convendremos en que para el amado de los
bres y de los dioses, tanto mientras el hombre vive dioses todo cuanto procede de éstos resulta del mejor 613a
como después de muerto? modo, salvo que le corresponda un mal necesario pro-
-Absolutamente ninguno. cedente de una falta anterior? 16.
-¿Me podéis devolver ahora lo que os presté en el -De acuerdo.
argumento? -Cabe suponer, por consiguiente, respecto del va-
-¿A qué te refieres? rón justo, que, aunque viva en la pobreza o con enfer-
-Yo os he concedido que el justo podía parecer in- medades o con algún otro de los que son tenidos por
justo y el injusto justo, pues vosotros estimabais que, males, esto terminará para él en bien, durante la vida
si bien no era posible que esto pasara inadvertido a los o después de haber muerto. Pues no es descuidado por
dioses ni a los hombres, no obstante debía ser concedi- los dioses el que pone su celo en ser justo y practica
do en favor del argumento, para que hubiera una deci- la virtud, asemejándose a Dios en& medida que es b
sión entre la justicia en sí misma y la injusticia en posible para un hombre.
d sí misma. 20 no recuerdas? -Es natural que un hombre de tal índole no sea des-
-Sería injusto que no lo recordara. cuidado por lo que le es semejante.
-Ahora, pues, que la cosa está decidida, os reclamo -Y respecto del hombre injusto, ¿no es necesario
nuevamente en nombre de la justicia, que convengáis pensar lo contrario?
conmigo respecto de la reputación que tiene entre los -Sin la menor duda.
dioses y los hombres, a fin de hacer suyos los premios -Por consiguiente, tales son los premios que tocan
que gana por su apariencia y que confiere a quienes al justo de parte de los dioses.
-También en mi opinión.
l2 Cf. 11 363b. -Y de parte de los hombres, ¿no será de este modo,
13 Cf. 11 359d-e.
14 En II. V 845 Atenea se pone el yelmo de Hades para tomarse si planteamos las cosas como son? ¿No son los hom-
invisible ante Ares.
15 Referencia imprecisa, tal vez a 11 361a-d. '6 Es decir, cometida en otra existencia.
bres astutos e injustos como aquellos corredores que -Pero no son nada, ni en cantidad ni en magnitud,
corren bien al partir pero no cuando se acercan a la en comparación con aquellos que aguardan a cada uno
c meta? Saltan rápidamente al comienzo, pero terminan tras haber muerto. Es necesario escuchar cómo son és-
por hacer el ridículo, escapándose sin corona alguna y tos, a fin de que cada cual tome del discurso lo que
con las orejas caídas sobre los hombros; los'verdaderos debe escuchar.
corredores, en cambio, llegan a la meta, obtienen los -Habla, entonces, porque no son muchas las cosas b
premios y son coronados. ¿No sucede así a menudo con que escucharía con mayor agrado.
los justos? Hacia el final de cada acción, de la relación -No es precisamente un relato de Alcínoo lo que
con los demás y de la vida gozan de buena reputación te voy a contar, sino el relato de un bravo varón 19, Er
y se llevan los premios que les otorgan los hombres. el armenio, de la tribu panfilia. Habiendo muerto en
-Así es. la guerra, cuando al décimo día fueron recogidos los
-¿Tolerarás entonces que yo afirme acerca de los cadáveres putrefactos, él fue hallado en buen estado;
d justos lo que tú decías l7 acerca de ios injustos? Pues introducido en su casa para enterrarlo, yacía sobre la
afirmaré que los justos, una vez avanzados en edad, de- pira cuando volvió a la vida y, resucitado, contó lo que
tentan el mando en sus Estados, si quieren, se casan había visto allá. Dijo que, cuando su alma había dejado
con hijas de las familias que prefieren y dan a sus hijos el cuerpo, se puso en camino junto con muchas otras E
en matrimonio con quienes les place; y cuantas cosas almas, y llegaron a un lugar inaravilloso, donde había
afirmabas tú de los injustos las digo yo de los justos. en la tierra dos aberturas, una frente a la otra, y arriba,
Y respe'cto de los injustos diré que la mayoría de ellos, en el cielo, otras dos opuestas a las primeras. Entre ellas
aunque se oculten mientras son jóvenes, hacia el final había jueces sentados que, una vez pronunciada su sen-
de la carrera son aprehendidos y quedan en ridículo, tencia, ordenaban a los justos que caminaran a la dere-
y al envejecer se convierten en miserables ultrajados cha y hacia arriba, colgándoles por delante letreros in-
e tanto por extranjeros como por sus conciudadanos, dicativos de cómo habían sido juzgados, y a los injustos
recibiendo azotes y cuantas cosas tenías por rudas 18, los hacían marchar a la izquierda y hacia abajo, portan-
en lo cual decías verdad. Imagínate que me oyes enu- do por atrás letreros indicativos de lo que habían hecho.
merar todo lo que sufren. Mira si has de tolerar lo que Al aproximarse Er, le dijeron que debía convertirse en d
digo. mensajero de las cosas de allá para los hombres, y le
-Claro que sí, pues lo que dices es justo. recomendaron que escuchara y contemplara cuanto su-
-Tales son los premios, recompensas y presentes que cedía en ese lugar. Miró entonces cómo las almas, una
614a llegan al justo, durante su vida, de parte de los dioses vez juzgadas, pasaban por una de las aberturas del cie-
y hombres, además de aquellos bienes que le procuraba lo y de la tierra, mientras por una de las otras dos su-
la justicia en sí misma. bían desde abajo de la tierra almas llenas de suciedad
-Son premios bellos y sólidos.
l9
Juego de palabras entre Alcínoo y álkimos ubravo.. La alusión
l7 En 11 362b-c. es a los relatos que hace Ulises al rey Alcínoo en Od. IX-XII y que
l8
En 11 361e, donde Glaucón las refería al hombre justo. en la antigüedad fueron titulados «relatos de Alcínoo..
y de polvo, en tanto por la restante descendían desde matado a su padre anciano y a su hermano mayor y, d
e el cielo otras, limpias. Y las que llegaban parecían vol- según se decía, había cometido muchos otros sacrile-
ver de un largo viaje; marchaban gozosas a acampar gios. Dijo Er que el hombre interrogado respondió: «No
en el prado, como en un festival. y se saludaban entre ha venido ni es probable que venga. En efecto, entre
sí cuantas se conocían, y las que venían de la tierra in- otros espectáculos terribles hemos contemplado éste:
quirían a las otras sobre lo que pasaba en el cielo, y cuando estábamos cerca de la abertura e íbamos a
las que procedían del cielo sobre lo que sucedía en la ascender, tras padecer todas estas cosas, de pronto
615a tierra; y hacían sus relatos unas a otras, unas con la- divisamos a Ardieo y con él a otros que en su mayor
mentos y quejidos, recordando cuantas cosas habían pa- parte habían sido tiranos; también había algunos que
decido y visto en su marcha bajo tierra -que duraba habían sido simples particulares que habían cometi-
mil años-, mientras las procedentes del cielo narraban do grandes crímenes. Cuando pensaban que subirían, e
sus goces y espectáculos de inconmensurable belleza. la abertura no se lo permitía, sino que mugía cuando
Tomaría mucho tiempo, Glaucón, referir sus múltiples intentaba ascender alguno de estos sujetos incurable-
relatos, pero lo principal era lo siguiente: cuantas in- mente adheridos al mal o que no habían-pagado debida-
justicias había cometido cada una, contra alguien, to- mente su falta. Allí había unos hombres salvajes y de
das eran expiadas por turno, diez veces por cada una, a aspecto ígneo -contó- que estaban alerta, y que, al
b razón de cien años en cada caso -por ser ésta la dura- oír el mugido, se apoderaron de unos y los llevaron; en
ción de la vida humana-, a fin de que se pagara diez cuanto a Ardieo y a los demás, les encadenaron los 616n
veces cada injusticia. Por ejemplo, si algunas eran res- pies, las manos y la cabeza, los derribaron y, apaleán-
ponsables de muchas muertes, fuera por traicionar a dolos violentamente, los arrastraron al costado del ca-
Estados o a ejércitos, reduciéndolos a la esclavitud, o mino y los desgarraron sobre espinas, explicando a los
por haber sido partícipes de alguna otra maldad, reci- que pasaban la causa por la que les hacían eso, y que
bían por cada delito un castigo diez veces mayor; por los llevaban para arrojarlos al Tártaro.» Allí -dijo Er-,
su parte, las que habían realizado actos buenos y ha- de los muchos y variados temores que habían experi-
bían sido justas y piadosas, recibían en la misma pro- mentado, éste excedía a los demás: el de que cada uno
c porción su recompensa. En cuanto a los niños que ha- oiría el mugido cuando ascendiera, y si éste callaba su-
bían muerto en seguida de nacer o que habían vivido bían regocijados. De tal índole eran las penas y los
poco tiempo, Er contó otras cosas que no vale la pena castigos, y las recompensas eran correlativas; y después b
recordar. Y narraba que eran mayores aún las retribu- de que pasaban siete días en el prado, al octavo se les
ciones por la piedad e impiedad respecto de los dioses requería que se levantaran y se pusieran en marcha.
y de los padres, así como por haber cometido asesina- Cuatro días después llegaron a un lugar desde donde
tos con su propia mano. podía divisarse, extendida desde lo alto a través del cie-
Contó que había estado junto a alguien que pregun- lo íntegro y de la tierra, una luz recta como una colum-
taba a otro dónde estaba Ardieo el Grande. Ahora bien, na, muy similar al arco iris pero más brillante y más
este Ardieo había llegado a ser tirano en algún Estado pura, hasta la cual arribaron después de hacer un día
de Panfilia mil años antes de ese momento, y había de caminata; y en el centro de la luz vieron los extremos c
de las cadenas, extendidos desde el cielo; pues la luz taba, los siete círculos interiores daban vuelta lentamen-
era el cinturón del cielo, algo así como las sogas de las te en sentido contrario al del conjunto. El que de éstos
trirremes, y de este modo sujetaba la bóveda en rota- marchaba más rápido era el octavo; en segundo lugar,
ción. Desde los extremos se extendia el huso de la Nece- y simultáneamente entre sí, el séptimo, el sexto y el b
sidad, a través del cual giraban las esferas; su vara y quinto; en tercer lugar, les parecía, estaba el cuarto,
su gancho eran de adamanto, en tanto que su tortera que marchaba circularmente en sentido inverso; en cuar-
era de una aleación de adamanto y otras clases de me- to lugar el tercero y en quinto lugar el segundo. En cuan-
d tales. La naturaleza de la tortera era de la siguiente ma- to al huso mismo, giraba sobre las rodillas de la Necesi-
nera. Su estructura era como la de las torteras de aquí, dad; en lo alto de cada uno de los círculos estaba una
pero Er dijo que había que concebirla como si en una sirena que giraba junto con el círculo y emitía un solo
gran tortera, hueca y vacía por completo, se hubiera sonido de un solo tono, de manera que todas las voces,
insertado con justeza otra más pequeña -como vasijas que eran ocho, concordaban en una armonía única. Y
que encajan unas en otras-, luego una tercera, una cuar- había tres mujeres sentadas en círculo a intervalos igua- c
ta y cuatro más. Eran, en efecto, en total ocho las les, cada una en su trono; eran las Parcas, hijas de la
e torteras, insertadas unas en otras, mostrando en lo alto Necesidad, vestidas de blanco y con guirnaldas en la
bordes circulares y conformando la superficie continua cabeza, a saber, Láquesis, Cloto y Atropo, y cantaban
de una tortera única alrededor de la vara que pasaba en armonía con las sirenas: Láquesis las cosas pasadas,
a través del centro de la octava. La primera tortera, que Cloto las presentes y Atropo las futuras. Tocando el hu-
era la más exterior, tenía el borde circular más ancho; so con la mano derecha, en forma intermitente, Cloto
en segundo lugar la sexta, en tercer lugar la cuarta, en ayudaba a que girara la circunferencia exterior; del mis-
cuarto lugar la octava, en quinto lugar la séptima, en mo modo Atropo, con la mano izquierda, la interior; en
sexto lugar la quinta, en séptimo lugar la tercera y en cuanto a Láquesis, tocaba alternadamente con una u otra d
octavo lugar la segunda M. El círculo de la tortera más mano y ayudaba a girar alternadamente el círculo exte-
grande era estrellado, el de la séptima el más brillante, el rior y los interiores. Una vez que los hombres llegaban
617a de la octava tenía su color del resplandor de la séptima, debían marchar inmediatamente hasta Láquesis. Un pro-
el de la segunda y el de la quinta eran semejantes entre feta primeramente los colocaba en fila, después tomaba
sí y más amarillos que los otros, el tercero tenía el co- lotes y modelos de vida que había sobre las rodillas de
lor más blanco, el cuarto era rojizo, el sexto era segun- Láquesis, y tras subir a una alta tribuna, dijo: «Palabra
do en blancura. El huso entero giraba circularmente con de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: almas efí-
el mismo movimiento, pero, dentro del conjunto que ro- meras, éste es el comienzo, para vuestro género mortal,
de otro ciclo anudado a la muerte. No os escogerá un e
demonio *', sino que vosotros escogeréis un demonio.
za PROCLO, In Rem Publicam 218-219 KROLL, presenta las siguien-
tes equivalencias de las torteras con los astros: 1 - Estrellas fijas (l.a);
ZL E. R. Dooos, The Greeks and the Irrational (Berkeley-Los An-
2 - Venus (6.a);3 - Marte (4.a);4 - Luna 5 - Sol (7.a);6 - Mercurio
(5.a);7 - Júpiter (3.a); 8 - Saturno (2.a). El ancho de los bordes daría geles, 1959). págs. 40-42, distingue tres tipos de demonios en Grecia
la idea que Platón se hacía de las distancias entre los astros. Cf. J-C. antigua, el tercero de los cuales .es asignado a un individuo particu-
Que el que resulte por sorteo el primero elija un modo en conjunto o separadamente. Ha de saber cómo la
de vida, al cual quedará necesariamente asociado. En hermosura, mezclada con la pobreza o la riqueza o con d
cuanto a la excelencia, no tiene dueño, sino que cada algún estado del alma, produce el mal o el bien, y qué
uno tendrá mayor o menor parte de ella según la honre efectos tendrá el nacimiento noble y plebeyo, la perma-
o la desprecie; la responsabilidad es del que elige, nencia en lo privado o el ejercicio de cargos públicos,
Dios está exento de culpan. Tras decir esto, arrojó los la fuerza y la debilidad, la facilidad y la dificultad de
lotes entre todos, y cada uno escogió el que le había aprender y todas las demás cosas que, combinándose
caído al lado, con excepción de Er, a quien no le fue entre sí, existen por naturaleza en el alma o que ésta
permitido. A cada uno se le hizo entonces claro el orden adquiere; de modo que, a partir de todas ellas, sea ca-
618a en que debía escoger. Después de esto, el profeta colocó paz de escoger razonando el modo de vida mejor o el
en tierra, delante de ellos, los modelos de vida, en nú- peor, mirando a la naturaleza del alma, denominando e
mero mayor que el de los presentes, y de gran variedad. 'el peor' al que la vuelva más injusta, y 'mejor' al que
Había toda clase de vidas animales y humanas: tiranías la vuelva más justa, renunciando a todo lo demás, ya
de por vida, o bien interrumpidas por la mitad, y que que hemos visto que es la elección que más importa,
terminaban en pobreza, exilio o mendicidad; había vi- tanto en vida como tras haber muerto. Y hay que tener
das de hombres célebres por la hermosura de su cuer- esta opinión de modo firme, como el adamanto, al mar- 619a
b po o por su fuerza en la lucha, o bien por su cuna y char al Hades, para ser allí imperturbable ante las ri-
por las virtudes de sus antepasados; también las había quezas y males semejantes, y para no caer en tiranías
de hombres oscuros y, análogamente, de mujeres. Pero y en otras acciones de esa índole con que se producen
no había en estas vidas ningún rasgo del alma, porque muchos males e incurables y uno mismo sufre más aún;
ésta se volvía inexorablemente distinta según el modo sino que hay que saber siempre elegir el modo de vida
de vida que elegía; mas todo lo demás estaba mezclado intermedio entre éstos y evitar los excesos en uno u otro
entre sí y con la riqueza o con la pobreza, con la enfer- sentido, en lo posible, tanto en esta vida como en cual-
medad o con la salud, o con estados intermedios entre quier otra que venga después; pues es de este modo
éstas. Según parece, allí estaba todo el riesgo para el como el hombre llega a ser más feliz. b
c hombre, querido Glaucón. Por este motivo se deben Y entonces el mensajero del más allá narró que el
desatender los otros estudios y preocuparse al máximo profeta habló de este modo: «Incluso para el que llegue
sólo de éste, para investigar y conocer si se puede des- último, si elige con inteligencia y vive seriamente, hay
cubrir y aprender quién lo hará capaz y entendido para una vida con la cual ha de estar contento, porque no
distinguir el modo de vida valioso del perverso, y elegir es mala. De modo que no se descuide quien elija prime-
siempre y en todas partes lo mejor en tanto sea posible, ro ni se descorazone quien resulte últimov. Y contó que,
teniendo en cuenta las cosas que hemos dicho, en rela- después de estas palabras, aquel a quien había tocado
ción con la excelencia de su vida, sea que se las tome ser el primero fue derecho a escoger la más grande ti-
ranía, y por insensatez y codicia no examinó suficiente-
lar, usualmente desde el nacimiento, y determina total o parcialmente mente la elección, por lo cual no advirtió que incluía c
su destino individual,,.
el destino de devorarse a sus hijos y otras desgracias; que, en su elección, trocaba su modo de vida por uno
pero cuando la observó con más tiempo, se golpeó el humano, y del mismo modo con otros animales canto-
pecho, lamentándose de su elección, por haber dejado res. Al alma que le tocó en suerte ser la vigésima la b
de lado las advertencias del profeta; pues no se culpó vio eligiendo la vida de un león: era la de Ayante Tela-
a sí mismo de las desgracias, sino al azar, a su demonio monio, que, recordando el juicio de las armas 22, no
y a cualquier otra cosa menos a él mismo. Era uno de quería renacer como hombre. A ésta seguía la de Aga-
los que habían llegado desde el cielo y que en su vida menón, también en conflicto con la raza humana debi-
anterior había vivido en un régimen político bien orga- do a sus padecimientos, que se intercambiaba con una
nizado, habiendo tomado parte en la excelencia, pero vida de águila. Al alma de Atalanta le tocó en suerte
d por hábito y sin filosofía. Y podría decirse que entre uno de los puestos intermedios, y, luego de ver los gran-
los sorprendidos en tales circunstancias no eran los me- des honores rendidos a un atleta, ya no pudo seguir de
nos los que habían venido del cielo, por cuanto no se largo sino que los cogió. Después de ésta vio la de Epeo, c
habían ejercitado en los sufrimientos. Pero la mayoría hijo de Panopeo, que pasaba a la naturaleza de una mu-
de los que procedían de bajo tierra, por haber sufrido jer artesana; y lejos, en los iiltimos puestos, divisó el
ellos-mismos y haber visto sufrir a otros, no actuaban alma del hazmerreír Tersites, que se revestía con un
irreflexivamente al elegir. Por este motivo, además de cuerpo de mono; y la de Ulises, a quien por azar le toca-
por el azar del sorteo, era por lo que se producía para ba ser la última de todas, que avanzaba para hacer su
la mayoría de las almas el trueque de males y bienes. elección y, con la ambición abatida por el recuerdo de
Porque si cada uno, cada vez que llegara a la vida de las fatigas pasadas, buscaba el modo de vida de un par-
e aquí, filosofara sanamente y no le tocara en suerte ticular ajeno a los cargos públicos, dando vueltas mu-
ser de los últimos, de acuerdo con lo que se relataba cho tiempo; no sin dificultad halló una que quedaba en
acerca del más allá probablemene no sería sólo feliz algún lugar, menospreciada por los demás, y, tras verla, d
aquí sino que también haría el trayecto de acá para allá dijo que habría obrado del mismo modo si le hubiera
y el regreso de allá para acá no por un sendero áspero tocado en suerte ser la primera, y la eligió gozosa. Aná-
y subterráneo, sino por otro liso y celestial. Dijo Er, logamente, los animales pasaban a hombres o a otros
pues, que era un espectáculo digno de verse, el de animales, transformándose los injustos en salvajes y los
620a cada alma escogiendo modos de vida, ya que inspiraba justos en mansos; y se efectuaba todo tipo de mezclas.
piedad, risa y asombro, porque en la mayoría de los Una vez que todas las almas escogieron su modo de vi-
casos se elegía de acuerdo con los hábitos de la vida da, se acercaban a Láquesis en el orden que les había
anterior. Contó que había visto al alma que había sido
de Orfeo eligiendo la vida de un cisne, por ser tal su
22 Cf. en Od. XI 543-547 las palabras de Ulises: .sólo la psychd
odio al sexo femenino, a raíz de haber muerto a manos
de Ayante Telamonio permanecía a distancia, enojada por mi victoria
suyas, que no consentía en nacer procreada en una mu- en el juicio que se celebró cerca de las naves, por las armas de Aqui-
jer; y que había visto también el alma de Támiras esco- les; el cual fue dispuesto por la divina madre del héroe y fallado por
giendo la vida de un ruiseñor, y, a su vez, a un cisne los hijos de los troyanos y por Palas Atenea*. (Cf. R. GRAVES,
The Greek
Myths, 2, 165, págs. 321 y sigs.)
tocado. Láquesis hizo que a cada una la acompañara biduría, para que seamos amigos entre nosotros y con
e el demonio que había escogido, como guardián de su los dioses, mientras permanezcamos aquí y cuando nos
vida y ejecutor de su elección. Cada demonio condujo llevemos los premios de la justicia, tal como los reco-
a su alma hasta Cloto, poniéndola bajo sus manos y ba- gen los vencedores. Y, tanto aquí como en el viaje de d
jo la rotación del huso que Cloto hacía girar, ratifican- mil años que hemos descrito, seremos dichosos.
do así el destino que, de acuerdo con el sorteo, el alma
había escogido. Después de haber tocado el huso, el de-
monio la condujo hacia la trama de Átropo, para que
lo que había sido hilado por Cloto se hiciera inalterable,
621n y de allí, y sin volver atrás, hasta por debajo del trono
de la Necesidad, pasando al otro lado de éste. Después
de que pasaron también las demás, marcharon todos
hacia la planicie del Olvido, a través de un calor terri-
ble y sofocante. En efecto, la planicie estaba desierta
de árboles y de cuanto crece de la tierra. Llegada la
tarde, acamparon a la orilla del río de la Desatención,
cuyas aguas ninguna vasija puede retenerlas. Todas las
almas estaban obligadas a beber una medida de agua,
pero a algunas no las preservaba su sabiduría de beber
más allá de la medida, y así, tras beber, se olvidaban
b de todo. Luego se durmieron, y en medio de la noche
hubo un trueno y un terremoto, y bruscamente las al-
mas fueron lanzadas desde allí -unas a un lado, otras
a otro- hacia arriba, como estrellas fugaces, para su
nacimiento. A Er se le impidió beber el agua; por dónde
y cómo regresó a su cuerpo, no lo supo, sino que súbita-
mente levantó la vista y, al alba, se vio tendido sobre
la pira.
De este modo, Glaucón, se salvó el relato y no se
c perdiió, y también podrá salvarnos a nosotros, si le ha-
cemos caso, de modo de atravesar el río del Olvido man-
teniendo inmaculada nuestra alma. Y si me creéis a mí,
teniendo al alma por inmortal y capaz de mantenerse
firme ante todos los males y todos los bienes, nos aten-
dremos siempre al camino que va hacia arriba y practi-
caremos en todo sentido la justicia acompañada de sa-
ÍNDICEGENERAL
Págs .
..............................
INTRODUCCI~N
1. La composición de la «República» . . . . . . . .
1. La estructura de la obra . . . . . . . . . . . . . .
2. La cronología absoluta . . . . . . . . . . . . . . .
3. La cronología relativa . . . . . . . . . . . . . . .
4. Los personajes y su participación en el diá-
logo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
..
11. Resumen de2 contenido de la ~Repúb2ica~
111. Tres temas de la «República» . . . . . . . . . . . . .
1 . La teoría de las Ideas y los conceptos uni-
versales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2 . La Dialéctica en la alegoría de la línea .
3. Platón y el totalitarismo . . . . . . . . . . . . .
a) El privilegio de la clase superior. 49. - b) La escla-
vitud. 5 1 . - c) La censura de la poesía. 54.
NOTA SOBRE ....................
LA TRADUCCI~N

................................
BIBLIOGRAF~A

Libro1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Libro 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Libro 111 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Libro IV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Págs .
Libro V ................................... 244
Libro VI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295
Libro VI1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338
Libro VI11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 378
Libro IX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 421
Libro X ................................... 457

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