Masturbación, Castidad y Homosexualidad

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

Universidad Pontificia Bolivariana 2020-I

ESCUELA DE FILOSOFÍA, TEOLOGÍA Y HUMANIDADES


MORAL SEXUAL Y MATRIMONIAL
Presentado a: Pbro. Guillermo León Zuleta Salas
Por: Edwin Weimar Aguirre Jaramillo
TALLER MASTURBACIÓN ADOLESCENCIA, CASTIDAD Y HOMOSEXUALIDAD

TALLER MASTURBACIÓN ADOLESCENCIA, CASTIDAD Y HOMOSEXUALIDAD

Teniendo en cuenta que el tratamiento pastoral de los casos asociados al fenómeno de la masturbación
en adolescentes puede ser uno de los retos mayores a los que nos enfrentamos en la actualidad. Antes
de brindar una orientación oportuna a una persona que se acerque para solicitar ayuda. Es fundamental
que como teólogo haya estudiado juiciosamente este fenómeno en su naturaleza misma, es decir, desde
sus posibles causas y en sus efectos, es decir, sus implicaciones biológicas-psicológicas, y sociales-
culturales, además de las espirituales.

Se puede decir que a nivel de la dirección pastoral es imprudente especular sobre la responsabilidad
moral subjetiva de la persona que se masturba (por ejemplo, en el caso que haya sido un masturbador
compulsivo en el pasado). Esto no quiere decir negar la gravedad moral y objetiva de estos actos que
son intrínsecamente desordenados por el hecho de cerrarse al don de la vida. Es mucho más provechoso
para la persona que ha caído en este pecado ayudarle con la estructuración de un programa de vida
espiritual que vaya forjando hábitos de vida sanos y equilibrados que lo estimulen a ser mejor persona
y a concientizarse del problema que está viviendo y de la afectación psicológica, social, cultural,
espiritual e incluso fisiológica que pueden acarrear estos actos desordenados. Así como la estimulación
y motivación constante al progreso en la virtud y que la persona tenga en cuenta que la virtud moral de
la castidad está ordenada a la virtud cardinal de la templanza y esta a su vez a la virtud teologal y
sobrenatural del amor que es la forma perfecta de todas las virtudes.

Una de las cuestiones fundamentales es examinar si el adicto (en caso de que sea una adicción) o el
masturbador ocasional está dispuesto a usar o acudir a todos los medios dispuestos para controlar su
conducta en el futuro. En este propósito se debe evidenciar el comportamiento total de la persona en su
lucha por la virtud de la castidad. Es pertinente evidenciar si la persona está dispuesta a luchar contra
esas pasiones desordenadas y si acude ordinariamente a los medios naturales como huir de las
ocasiones de pecado, hacer un buen uso del internet (no buscar la pornografía como una herramienta
para la satisfacción del placer egoísta) y en general evitar todas aquellas situaciones que lo hagan
proclive a despertar y suscitar las “pasiones desordenadas”. Pero, no solo basta con poner todos los
medios naturales, es necesario buscar los medios sobrenaturales, sin los cuales la persona no puede
alcanzar la virtud cristiana, tales como la oración, la recepción de los sacramentos y la mortificación de
los sentidos ordenada más al amor por los demás que al amor propio.

Una aproximación correcta a la realidad de la masturbación habitual y compulsiva, debe ser


considerarla como un problema que tiene solución, dar fe y esperanza a la persona que se enfrenta a
dicho problema ayudándole a construir su programa de vida espiritual en la guía o consejería espiritual.
Respetando siempre su libre voluntad de decidir sobre la forma en que desea llevar este programa y
tratando en la medida de lo posible no influenciar su conciencia de una manera coercitiva. Lo que se
debe hacer es motivar a la persona a que se haga responsable de su propio proyecto de vida. Esto es un
proceso tal vez de mucho tiempo. Pero en la medida en que vaya progresando en la virtud de la
castidad, esta persona se liberará progresivamente de su desorden y en consecuencia se volverá más
responsable de sí mismo y de sus actos, crecerá en su autoestima y tendrá una conciencia moral más
formada para cuidarse a sí mismo aprendiendo a tener un dominio efectivo de las pasiones y cuidando
de los demás.

Es conveniente analizar de fondo el contexto en el que están imbuidos los adolescentes en la


actualidad, especialmente haciendo una referencia explícita a los “mass media”. Por estos medios
masivos de difusión, reciben un bombardeo constante de estímulos sexuales y los padres que son los
educadores en primer orden no siempre se dan cuenta de estas situaciones, como tampoco los docentes
en las instituciones, en caso de que a ambos agentes de formación les interese la educación de aquellos
en principios y valores cristianos y morales. En la práctica se puede encontrar que sacerdotes o
religiosos permanezcan en silencio ante este tema, en algunos casos con una postura laxa o permisiva y
en otros casos con una postura moralista que raya en el escrúpulo. Siendo así, tampoco debería
sorprender que los más jóvenes ignoren la moralidad de la masturbación, es posible que muchos hayan
quedado esclavizados en esta práctica antes de tener plena conciencia de que se trata de algo
moralmente malo. Y cuando se habla de plena conciencia es porque aún en estos casos todo ser
humano siempre puede percibir en su conciencia un sentido común que le dice cuando algo es debido o
indebido porque le ayuda a crecer como persona o por el contrario lo hace caer en un proceso
deshumanizante.

En los adolescentes también está el temor del reconocimiento de sus actos y en consecuencia se sienten
incapaces de controlar un hábito que ya existe. Sienten remordimiento, vergüenza, culpa, y timidez
para expresar estos problemas a su consejero espiritual y menos si se trata de sacerdotes porque ya está
en ellos la imagen autoritaria impuesta por la cultura. Con la falta de identidad personal y la crisis de
los valores que han sido invertidos por la sociedad actual y las corrientes ideológicas o incluso desde
sus propias familias los jóvenes se repliegan sobre sí mismos para dar satisfacción desbordada y
descontrolada a su sexualidad y de este modo se sumergen en las fantasías del romance y el placer
erótico. Inseguros acerca de tener relaciones sexuales con personas de otro sexo por el peligro
inminente de contagiarse de una enfermedad de transmisión sexual se refugian en el mundo de la
pornografía y de la masturbación.

Por último, es de vital importancia recalcar el fin de la sexualidad como lo afirma la Congregación para
la Doctrina de la fe cuando explica por qué la masturbación es un acto grave e intrínsecamente
desordenado: “La razón principal es que el uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones
conyugales normales contradice esencialmente a su finalidad, sea cual fuere el motivo que lo
determine. Le falta, en efecto, la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que
realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor
verdadero”.1 Esta debe ser la motivación principal para aquellos jóvenes que desean crecer en la virtud
de la castidad. Bien sea que estén llamados a la vida matrimonial, a la vida religiosa y sacerdotal o a
vivir en una opción de celibato libre sin ningún compromiso especifico o profesión de votos. Todo lo

1
Congregación para la Doctrina de la Fe. Declaración Persona humana acerca de ciertas cuestiones de ética sexual. Nº 9.
demás depende de cada caso. Es fundamental considerar cada uno de estos desde lo que le es propio y
extraer de allí las posibles orientaciones a fin de que la persona crezca en su confianza en Dios y en sí
mismo.

Con respecto al tema de la falta de claridad en su orientación sexual, en caso de una persona
solicitarme una orientación. En primer lugar, lo acogería con mucho respeto, dando un trato amable y
procurando tener sentimientos de compasión por dicha persona. En el caso de que sea un miembro
bautizado de la Iglesia le haría una motivación a no apartarse de la vida eclesial que le ayudará a vivir
su sexualidad de una manera integrada y en búsqueda de la santidad. Esta es sin lugar a dudas, la base
del apoyo espiritual que la Iglesia le ofrece y que mejor que sentirse incluido en una sociedad
excluyente e individualista. Es un estímulo para vivir la conversión personal de manera permanente.

Sobre todo, en el caso de que se trate de alguien que a pesar de experimentar atracción por personas del
mismo sexo desea vivir en conformidad con la enseñanza de la Iglesia. Con mayor razón debe ser
animada a asumir un rol activo en la vida de la comunidad de fe. También le daría el consejo de no
revelar sus tendencias homosexuales a ciertos amigos íntimos, familiares, si no lo considera prudente,
sobretodo en su contexto más cercano, como por ejemplo el contexto de la parroquia. Porque estas auto
revelaciones publicas resultan poco provechosas, y la situación se puede prestar para que algunas
personas dañen su honra o buen nombre difundiendo chismes o calumnias.

Es fundamental mostrarle a la persona la objetividad moral de los actos homosexuales si ha caído en


ellos, como también el buen trato que dichas personas merecen: “La conciencia moral exige ser testigo,
en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones
homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales”. 2 Le proporcionaría una
catequesis que lo acoja con respeto pero a la vez lo interrogue sobre su condición. La enseñanza
caritativa en la firmeza y racionalidad de la verdad.

Otro de los aspectos fundamentales de la orientación a dicha persona homosexual es pedirle en la


medida de lo posible que haga una descripción general de su vida familiar y costumbres. Es posible que
su orientación sexual dependa de situaciones fisiológicas, o que sean provocadas por motivaciones
psíquicas, de educación o de falta de maduración, aún por excesos en la vida sexual. En todo caso, es
clave discernir esta situación para darle una orientación apropiada. La ayuda debe estar encaminada a
que la persona comprenda la dimensión de la ley natural y divina en los asuntos de la sexualidad y
como estas intervienen para integrar, dar orden y finalidad a la dimensión humana de la sexualidad.

“Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica
prueba”.3 Lo más conveniente es motivar a la práctica de la virtud de la castidad, e insistir que es una
vocación fundamental de la vida en Cristo. La virtud del dominio de sí mismo le ayudará a educar su
libertad. Igualmente se debe ofrecer el apoyo de una amistad desinteresada. Exhortar a la búsqueda de

2
Congregación para la Doctrina de la Fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones
entre personas homosexuales, N° 5.
3
CEC N° 2358.
la oración y la gracia sacramental para que cuente con los medios sobrenaturales que le ayuden a crecer
gradualmente en la vida cristiana.

También podría gustarte