Lecturas de Martin Fierro
Lecturas de Martin Fierro
Lecturas de Martin Fierro
Departamento de Letras
Seminario de Licenciatura: “Lecturas del Martín Fierro”
Prof. Julio Schvartzman
Primer cuatrimestre de 2001
Trabajo monográfico:
“Héroe cuchillero bufón: Martín Fierro y sus mutaciones”(de Lugones a
Lamborghini)
Ana Eichenbronner
L.U: 24.178.755
Febrero de 2006
Ana Eichenbronner 2 “Héroe cuchillero bufón...”
“Héroe cuchillero bufón: Martín Fierro y sus mutaciones” (de Lugones a
Lamborghini)
Ezequiel Martínez Estrada1 afirma que “lo gauchesco” es lo que somos y no queremos ser,
más concretamente, a la figura de este gaucho y los múltiples encasillamientos que ha sufrido a lo
largo de un siglo de crítica. Este “nosotros” que el Poema implica más allá de sus límites, según
repasemos las opiniones más disímiles – en el tiempo, en los supuestos estético ideológicos
“Leer a Martín Fierro como bufonada es entenderlo, y entendernos mejor”2, plantea Lamborghini.
Quizás por esto, porque nos implica o nos interpela como argentinos, sean tantas las
contradicciones entre uno y otro argumento crítico, mutando el personaje del rango de héroe épico al
de bufón, pasando por cuchillero, matrero, buen cristiano, desvalido, justiciero, marginal, etc. Raúl
Dorra3, en un artículo absolutamente iluminador respecto al Poema, se refiere a este fenómeno en
términos de “metamorfosis” que el Martín Fierro ha sufrido con cada una de las críticas.
Metamorfosis que no sólo han afectado al Poema, sino a gran parte de la interpretación de las letras
argentinas. El estudio del texto y sus lecturas nos permite pensar el lugar de la literatura y la función
de la actividad crítica.
Este trabajo intentará dar cuenta de ese proceso4 focalizando los planteos críticos de
Lugones, “El Maestro Palmeta”, Martínez Estrada y Leónidas Lamborghini, a partir de los bronces,
altares, estatuas o monumentos propuestos o construídos por cada uno de ellos.
1 Martínez Estrada, Ezequiel, Muerte y transfiguración de Martín Fierro(Ensayo de interpretación de la vida argentina), Tomo I y
II, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1958.
2 Lamborghini Leónidas, “La gauchesca como arte bufo” en Jitrik, Noé (director), Histroria crítica de la literatura argentina,
vol. 2, Julio Schvartzman (director), “La lucha de los lenguajes”, Emecé, Buenos Aires, 2003.
3 Dorra, Raúl, “El libro y el rancho. Lecturas del Martín Fierro” en Histroria crítica de la literatura argentina, vol. 2
4 Las mutaciones, las metamorfosis.
Ana Eichenbronner 3 “Héroe cuchillero bufón...”
MONUMENTOS
I. “Martín Fierro necesita su bronce”5
En medio de los debates que el Centenario suscita alrededor de los problemas de
nacionalidad e identidad, surge El payador, de Lugones, como alegato de la existencia de una
literatura y un ser nacional no contaminados por la ola inmigratoria (“la plebe ultramarina”) que
inunda el paisaje urbano. El Martín Fierro cobra un nuevo valor, y el gaucho que cuenta sus penas
será convertido en símbolo de una raza heroica y equiparado a los héroes mitológicos como Ulises,
Aquiles, Hércules.
Lugones presenta en el Prólogo su plan concreto:
Lugones. Define a la épica como la expresión de la vida heroica de una raza, allí, postula, se hace
visible el modo en que cada raza combate por sus principios. No es extraño este planteo crítico. Está
en sintonía con el clima de época y con los intereses de ciertos grupos que se veían amenazados por
las ideologías que llegaban al puerto de Buenos Aires en barcos que zarpaban en su mayoría de
España e Italia. Los inmigrantes y sus ideas se mezclaban rápidamente con los demás habitantes de
la metrópoli. Era necesario, entonces, trazar un mapa identitario del que los“peligrosos” quedaran
excluídos. La literatura proveía a Fierro, un gaucho representante de un grupo social desaparecido.
Así, muerto, resultaba ideal como arquetipo: “(...) hallar en el gaucho el prototipo del
argentino actual”, dice Lugones, intentando exorcizar toda influencia posterior. Un argentino no
contaminado, cien por ciento nacional. Allí y no en otra parte debía buscarse la esencia argentina:
“(...) ese producto (el gaucho) del ambiente contenía en potencia al argentino de hoy, tan diferente bajo la apariencia
confusa producida por el cruzamiento actual”
5 Lugones, Leopoldo, El payador, Centurión, Buenos Aires, 1961.
Ana Eichenbronner 4 “Héroe cuchillero bufón...”
casta hercúlea cuya desaparición no debemos lamentar, al contrario, sino asumirla como inevitable
y positiva, ya que “contenía un elemento inferior en su parte de sangre indígena” su madre india,
de la que heredaba el retraso y la barbarie.
debemos buscar en Martín Fierro. Su agente, el payador (el verdadero héroe de Lugones) es Fierro,
es Hernández (cuya tarea es heroica), es quien trovando romances y endechas deviene alma de la
leyendo el Poema a los jornales que habiendo terminado la faena se reúnen alrededor del fogón.
¿Otro descendiente de la casta hercúlea? Sin duda, un representante fundamental de los discursos
xenófobo fascistas que intentaron vaciar de sentido todo signo de denuncia que contuviera el
Martín Fierro llenándolo de contenido nacionalista que el libro no posee.
II. “La estatua será como un símbolo del pueblo argentino, que surge
de la tierra en el gaucho y termina en capitalista y señor”6
La respuesta del “Maestro Palmeta” a las aseveraciones de Lugones y Rojas con respecto al
Martín Fierro como poema nacional permiten vislumbrar conflictos en torno a varios ejes: el
lenguaje nacional, la literatura, el concepto de clásico, el hombre de la campaña contrapuesto al de la
ciudad, el ser nacional, las instituciones educativas como difusoras de normativas ideológicas.
“Excelencias del Martín Fierro” despliega una mirada irónica para burlarse de la tesis de
Fierro no puede serlo, cientos de rasgos lo vuelven inferior e indigno de tal denominación. Su
arquitectura, su sintáxis, el léxico, la moral del texto. Presenta a Fierro como un alcohólico, un
violento, y a su lengua la califica de “jerga orillera y gauchidiablesca” Palmeta lee lo que Lugones
silencia en su texto con el fin de hacer de Fierro un héroe. Lee en los vacíos de Lugones, y por
contraposición, el gaucho aparece desprovisto de moral, como un marginal despreciable.
La estatua que propone levantar a Hernández7 es el monumento al híbrido8 (que fundiría en
uno al hombre de campo y al de la ciudad), presentando con ironía el rechazo de la clase letrada
hacia la mezcla, su resistencia ideológica a la hora de aceptar nuevos cánones (que difieran de los
que las academias europeas celebran e imponen) para juzgar la obra de arte.
III. “¿No es verdad que lo gauchesco, que declina en su auge a
finales del siglo pasado , por sobresaturación del poema
Martín Fierro, hoy ha pasado a ser motivo de comentarios eruditos
y a petrificarse en una imprecisa figura de monumento?”9
Martínez Estrada realiza un análisis exhaustivo de la obra en sus facetas internas y externas 10.
Allí da cuenta de la historia crítica que el Poema posee y de cómo ha devenido en mito. Realiza una
interesante lectura político social que lo lleva a la conclusión de que texto y contexto se funden en la
género.
No es Fierro el protagonista de la obra, sino un país, un ambiente. Por eso Hernández creó
personajes sin nombre propio (Cruz, Vizcacha, la Cautiva, el Hijo Menor, Picardía, etc) como
estrategia para evitar toda posible identificación, presentándolos para luego disolverlos. Tanto en La
7 Se le representará vestido así: bota de potro, chiripá, calzoncillo desflecado; es decir, de la cintura para abajo, de gaucho; de la
cintura para arriba, en traje burgués, de americana, cuello duro y corbata; en la cabeza, sombrero de copa.
8 Leónidas Lamborghini toma esta imagen como metáfora de lo que es la gauchesca, de su desajuste en “La gauchesca como arte
bufo” ( citado en nota 2). Más adelante desarrollaré la postura de este crítico frente al Poema.
9 ídem 1
10 Con externas me refiero a las lecturas que la han modificado, muchas veces volviéndola otra.
Ana Eichenbronner 6 “Héroe cuchillero bufón...”
informa que se han ido al desierto (Parte I) o que decidieron dividirse a los cuatro vientos (Parte II).
predomina sobre lo personal.
Sin embargo la crítica se ha concentrado sobre la figura de Fierro como centro de la obra, un
Fierro inexpresivo:”Esto es lo que celebran los adoradores de la tradición: un trapo”
La postura de Martínez Estrada frente a la obra es opuesta a la que la crítica ha canonizado.
Para él, la riqueza del poema radica en haber plasmado una lengua – el habla del gaucho que puede
ser reconstruída como fuerza verbal del alma de un pueblo en un momento determinado de su
historia. En ese sentido Hernández realiza un movimiento de liberación del idioma.
El Poema de los pobres
Entre las tesis más interesantes que arriesga este crítico, se encuentra la afirmación de que la
poesía gauchesca es la de los pobres. Y que la pobreza es intencional en su construcción, actuando
como el elemento de oposición con el que la gauchesca responde al modelo de la ciudad. El lenguaje
es una herramienta que propicia la insurrección y como tal, rechaza todo lo que el idioma tiene de
ciudadano: censura los giros y modismos propios de la cultura urbana, la sintaxis, la semántica. Lo
que de allí provenga adquiere el status de extranjero para la gauchesca.
La lengua denota un estado difuso, de malestar. El habla del gaucho, dice Martínez Estrada,
diferencia, crea y difunde lo anticulto como emblema de soberanía en el idioma. La pobreza, dentro
argumento y también los espacios en que el Poema transcurre. Los ambientes son precarios y
denotan el desamparo que genera la miseria que los personajes padecen (el rancho destruído y
abandonado, el fortín, la cárcel, la pulpería desabastecida, la cueva en que vive Vizcacha, la
intemperie)
Ana Eichenbronner 7 “Héroe cuchillero bufón...”
gauchescos es trabajar el lenguaje no como espectáculo (así funcionó para sus precursores) sino
como realidad.El gaucho, entonces, lejos de ser un arquetipo pintoresco, un símbolo congelado, un
héroe, es, por el contrario, quien sostiene las diferencias léxicas y culturales, presentándolas como
fenómeno de emancipación que llevó a cabo Hernández hasta contra los mismos emancipadores. Por
esta razón, afirma, el Poema cancela todo el pasado de la literatura popular.
Fierro: un ejemplar curioso y pintoresco
(“excepcional dentro de nuestra literatura realista”) se ha ido aniquilando en sucesivas lecturas
dedicadas a extraer el pintoresquismo del Martín Fierro. Lugones es quizás el máximo exponente de
esta corriente crítica. Lo que han hecho, afirma Martínez Estrada, es “desfigurar la realidad de los
libertad es recortar las figuras y el texto mismo de la historia nacional. Por el contrario, Fierro es él
mismo agente de injusticias, las recibe y las comete. “La injusticia natural que se nos revela en ese
Poema como un mundo, también usa de las víctimas como victimarios”
Así como han hecho con el personaje y con la obra, vaciándolos de contenido político a la
vez que agregándoles curiosidad y pintoresquismo, así, afirma este autor, han hecho con la realidad,
margen. Con el mismo gesto han subrayado lo episódico y lo reconciliatorio, situándolo en el centro.
Tanto Martín Fierro como Facundo, Amalia y El matadero pasaron a ser obras de fantasía y
de lectura amena. No hubo necesidad de censurarlas, bastó con cambiarles el signo. No lo hicieron
“secuestrando el libro sino estimulando su difusión con acotaciones para que el lector leyera lo que
Ana Eichenbronner 8 “Héroe cuchillero bufón...”
no estaba escrito”
Por obra de estas lecturas fue posible borrar lo que Martín Fierro tenía de testimonio
documental de una época de la historia nacional.
La muerte de la gauchesca está directamente relacionada para este crítico con la mitificación
miserablemente en una caricatura grotesca” Este proceso de mitificación se llevó a cabo aislando al
estado social imperfecto que este denunciaba. Imposible era lograrlo sin destruír a la gauchesca, ya
que individuo y medio son inseparables en la literatura de este género.
Lo que Martínez Estrada propone es volver a leer el Poema, deshechando las lecturas que lo
han petrificado volviéndolo estatua adorno de instituciones y academias, o incorporándolas como
historia de las censuras que el texto ha padecido y que forman parte ya del Poema mismo.
Finalmente, sugiere leer todo esto como metáfora de nuestros males nacionales.
IV.
“Entronizar en el panteón de los Héroes de alcurnia,
de abolengo, de Homero o de Virgilio,
a un bufón con chiripá y boleadoras. Nuestro Martín Fierro”11
Martín Fierro o la épica de las ruinas
Para Lamborghini la gauchesca utiliza un lenguaje que tensa el límite entre lo serio y lo
cómico. La característica que él subraya en este género es la risa (a la que llama “risa paisana”) que
relaciona con la actividad del bufón, con su expresión paródico trágica, risa que expresa la condición
humana en situaciones límite. Una risa que responde a la distorsión, el lenguaje oficial estatal, con
esa misma distorsión multiplicada.
11 ídem 2
Ana Eichenbronner 9 “Héroe cuchillero bufón...”
Lo cómico actúa como un límite desde el cual se expresa lo trágico. Y es aquí donde se
produce el encuentro con la parodia (concepto fundamental que Lamborghini utiliza para pensar la
literatura12). El lenguaje poético es utilizado en términos paródicos, disfrazándose, creando a cada
paso un desajuste. Desde el espacio que esa tensión genera sugiere leer el Poema, y leerlo como
proponían Lugones y Rojas como epopeya. Martín Fierro, dice, es la épica de la repetida
desventura argentina, cuyo héroe es Fierro, un cuchillero bufón que representa a los gauchos: “Ese
clown desgarrado que los resume a todos: Martín Fierro”13. Hernández construyó así una épica de
la antiépica con un antihéroe como héroe.
Siguiendo este esquema, podemos pensar el Martín Fierro como una gran parodia de la épica
clásica, a partir de la construcción de una épica de las ruinas. Lo que hace Hernández es poner al
descubierto un discurso que se presenta como civilizador y racional mientras se practica una
parodia imita equívocamente a la épica clásica, poniendo como héroe a un bufón”14; imitación del
modelo en términos de mofa, de burla, con el propósito de que la perfección del modelo se venga
abajo para dejar al descubierto su caricatura, lo que realmente es. Se trata de desenmascarar al
modelo desde la risa.
Este hacer bufonesco de la copia que parodia al modelo (y que Lamborghini sostiene ha
realizado Hernández en relación a las epopeyas clásicas) es lo que construye Lamborghini en su
reescritura de la payada final del Martín Fierro15 Allí Fierro, el Moreno y la payada son vueltos a
contar en tono payasesco: serán dos sabios uno blanco, otro negro que se “experimentan”16
infinitamente, no sólo desde lo discursivo, sino desde la materialidad de sus cuerpos: “El Sabio Negro
12 Piensa la literatura como un sistema de parodias
13 Lamborghini, Leónidas “El poder de la parodia” Parte 1 de “ El solicitante deslocado”, www. ratacruel. galeon.com.
14 ídem 2
15 Lamborghini, Leónidas, “La payada” en Las reescrituras, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1996.
16 En el Martín Fierro leemos:“porque puedo en la ocasión,/ toparme con un cantor/ que esperimente a este negro” Dice el
Moreno en la payada. Lamborghini trabaja alrededor del verbo experimentar y su campo semántico.
Ana Eichenbronner 10 “Héroe cuchillero bufón...”
con un anzuelo tragado. con una sonda/ introducida experimentado por el Sabio Blanco”; reescribe realizando un
ejercicio de destrucción y reconstrucción del modelo, liberándolo así del estereotipo. El objetivo es
dejar al descubierto su imperfección, que es, según Lamborghini, su verdad.
“ Y si es lejo del camino/ como manda la prudencia” 17
(Cantar desde el margen)
Fierro es un bufón que le habla al poder. Lo hace desde el margen. Perseguido por gaucho
matrero y viviendo en las afueras, huyendo a tierra de indios, encontrándose con sus hijos en la
pulpería de donde rápidamente huye por no pelear con el Moreno. En esa ocasión, se refugia otra vez
en un márgen, a orillas del agua: “ Martín Fierro y los muchachos/ evitando la contienda/ (...)/ a la costa de un
arroyo/ llegaron a hechar pie a tierra”; elige un género marginal, la literatura gauchesca, género popular
por excelencia y percibido como arte menor por el público letrado.
“Yo no soy cantor letrao”dice Fierro no sin ironía. Ese ir a menos en apariencia es su
estrategia para apropiarse de la palabra del pueblero, o borrarla, ubicando triunfante la del
marginado, el oprimido, en el centro de la escena. Así, Fierro, el gran carenciado, se quedará con la
palabra de la gran poesía; única conspiración exitosa que ha llevado a cabo Hernández (luego de
haber conspirado sin éxito como político durante años): equiparar a Fierro – un cuchillero bufón
con héroes de “alcurnia y abolengo” de la literatura clásica.
Las artes del bufón
Para Lamborghini Fierro es un bufón, un clown, el antihéroe de una épica del fracaso y la
frustración. Como prueba de esto, expone una serie de pasajes del Poema donde Fierro utiliza las
artes típicas del género bufo. Dando, por ejemplo, muestras recién iniciado el Canto 1del
sobreesfuerzo que el relato, el cantar, le demanda: “que la lengua se me añuda/ y se me turba la vista/ pido a
mi Dios que me asista/ en una ocasión tan ruda”; sobreesfuerzo generado porque el lenguaje aloja en sí
mismo la tensión de la sobrecarga y la voz emerge desde una situación de asfixia. También la
17 Hernández, José, Martín Fierro, Prólogo por las profesoras María Teresa Gramuglio y Beatríz Sarlo. Notas por el profesor
Andrés Avellaneda, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1979.
Ana Eichenbronner 11 “Héroe cuchillero bufón...”
ciclotimia de Fierro (se entrega a las autoridades para después huír del fortín, asegura que ha de
morir cantando y luego rompe la guitarra, etc) es otro rasgo bufonesco del personaje. Asismismo, la
denuncia que el Poema realiza se presenta en forma tragicómica, entre lágrimas y risas 18, todos
guiños característicos del arte payasesco.
“Arte artero”19, por lo que tiene de sarcástico e irónico.
Lamborghini usa productivamente (reescribe) la idea de “El Maestro Palmeta” respecto a
construír en la plaza del Congreso la estatua a José Hernández, introduciéndole una variación
interesante: la propone como metáfora de la gauchesca, del desajuste que caracteriza al género:
“el lenguaje gauchesco es un disfrazado a quien el disfraz nunca le quedará del todo ajustado: mitad hombre de la
ciudad, sombrero de copa, levita; mitad chiripá, calzoncillos, bota de potro, boleadoras”20
Toma la imagen y la resignifica21. Ya no representa el disparate de considerar a Hernández
(¡un mitad gaucho, mitad burgués!) el poeta nacional, sino la mezcla intencionalmente paródica de
un lenguaje cuya finalidad es asimilar la distorsión y devolverla infinitamente multiplicada.
Ana Eichenbronner
18 “y ya dejo el estrumento/ con que he divertido a ustedes” Fierro, según sus propias palabras, ha divertido al público contando
sus desdichas.
19 ídem 13.
20 Ver nota 8.
21 Resulta interesante también observar que Lamborghini, en la descripción de la estatua, ha invertido el orden. Mientras que
Palmeta comienza por las botas, la mitad gaucha; Lamborghini comienza por la cabeza (el sombrero de copa). El efecto de
lectura cambia por completo.
Ana Eichenbronner 12 “Héroe cuchillero bufón...”
BIBLIOGRAFÍA:
CONI, Emilio, El gaucho, Solar/ Hachette, Buenos Aires, 1969.
HERNÁNDEZ, José, Martín Fierro, Prólogo por las profesoras María Teresa Gramuglio y Beatríz
Sarlo. Notas por el profesor Andrés Avellaneda, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,
1979.
JITRIK, Noé (director), Histroria crítica de la literatura argentina, Julio Schvartzman (director),
“La lucha de los lenguajes”, vol. 2, Emecé, Buenos Aires, 2003.
ISAACSON, José, Martín Fierro. Cien años de crítica,Buenos Aires, Plus Utra, 1986.
LAMBORGHINI, Leónidas, Las reescrituras, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1996.
, “El poder de la parodia” Parte 1 de “ El solicitante deslocado” en www.
ratacruel. galeon.com.
, “El concepto de perfección es algo paralizante” (entrevista realizada por
Silvina Friera) en Página/12, Buenos Aires, 16/02/2005.
LEUMANN, Borges, Martínez Estrada, Martín Fierro y su crítica, Selección, prólogo y notas de
María Teresa Gramuglio y Beatríz Sarlo, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1993.
LUGONES, Leopoldo, El payador, Centurión, Buenos Aires, 1961.
QUESADA, Ernesto, “El “criollismo” en la literatura argentina”, en Alfredo V. E. Rubione, En
torno al criollismo. Textos y polémica, Buenos Aires, C.E.A.L., 1983
“Segunda encuesta de Nosotros. ¿Cuál es el valor del Martín Fierro?” Nosotros, a VIII, t. X, 50, 51,
52, 1913