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Primer Informe

El documento presenta un informe sobre la práctica de psicología clínica que se llevará a cabo en un hogar para adolescentes. Aborda las perspectivas biológica y psicoanalítica de la adolescencia, explicando los cambios físicos desde la pubertad y el despertar sexual desde el punto de vista de Freud. También explica los tres registros del sujeto según Lacan: lo simbólico, lo imaginario y lo real, y cómo la pubertad trae la irrupción de lo real del cuerpo que el adolescente debe asim
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Primer Informe

El documento presenta un informe sobre la práctica de psicología clínica que se llevará a cabo en un hogar para adolescentes. Aborda las perspectivas biológica y psicoanalítica de la adolescencia, explicando los cambios físicos desde la pubertad y el despertar sexual desde el punto de vista de Freud. También explica los tres registros del sujeto según Lacan: lo simbólico, lo imaginario y lo real, y cómo la pubertad trae la irrupción de lo real del cuerpo que el adolescente debe asim
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Universidad de Congreso.

Facultad de Psicología.
Práctica Profesional Supervisada.
Psicología Clínica Psicoanalítica.

INFORME Nº 1.

Profesora: Lic. Patricia Pelatay.

Alumna: Agostina Ardá.


PRIMER INFORME.

La Práctica de psicología Clínica se realizará en el hogar “El Nevado” del


departamento de San Martín, el cual depende de la DINAF.

Resulta oportuno señalar a la institución según la tipología que plantea


Goffman, sociólogo estadounidense. En espacios como tal, no se puede dejar
de lado lo social e institucional. El hogar entraría en las “instituciones erigidas
para cuidar de aquellas personas que son incapaces de cuidarse por ellas
mismas que parecen a su vez ser a la vez incapaces o inofensivas”. (Goffman,
E.2001, p. 18.). Según esta clasificación, se puede observar que el autor toma
al sujeto desde un lugar vulnerable, con capacidades propias aún no formadas.
Esto se podrá ampliar a medida que se vaya conociendo el establecimiento y
las personas que lo conforman.

El hecho de encontrarse dentro de una institución, les permite incluirse en un


sistema de códigos compartidos, valores, leyes y normas que posibilitan y a su
vez imposibilitan al sujeto.

El hogar aloja adolescentes desde los 12 años hasta los 18 años. Una de las
preguntas que surgió a partir de esta delimitación etaria es que ocurre con las
internas una vez alcanzada la mayoría de edad, respuesta que se conseguirá
durante el proceso de la práctica.

La adolescencia se puede abordar desde distintas perspectivas, en el siguiente


informe se tendrán en cuenta dos: biologicista y psicoanalítica.

Primero tomaremos la perspectiva biologicista desde Esteves, quien


conceptualiza la pubertad como “la suma de las modificaciones del cuerpo que
convierten a niñas y niños en adultos biológicamente plenos, o sea con
capacidad de ser padres o madres desde el punto de vista reproductivo”.
Según el autor, el ingreso a la pubertad está marcado por cambios biológicos
como la aparición de la telarca (agrandamiento mamario y formación del
pezón), piel más suave, cabello más brillante, vellos alrededor del labio,
mancha de la ropa interior producida por el flujo, aumento del apetito. Otro
signo que se hace presente es la menarca: primera menstruación, labios
mayores y menores de la vulva han crecido y madurado. Todo esto indica que
el organismo está preparado para la maternidad.

La segunda perspectiva abordada será, la psicoanalítica. Freud se distancia un


poco de la corriente biológica expresando que la adolescencia (término que en
esa época no existía, ocupando ese lugar el concepto de pubertad) era la
superación del periodo de latencia. La pulsión sexual hasta ahora autoerótica
halla un objeto sexual, tomando así una nueva meta, un objeto de placer fuera
de su cuerpo. Así la pulsión sexual se pone al servicio de la reproducción.
Volviendo a la pubertad planteada por Freud, con la entrada a ella llega a su fin
el período de latencia y se inicia la segunda oleada de la sexualidad humana,
“Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la
vida sexual infantil a su conformación normal definitiva.” (Freud,S. 1905). En
este segundo tiempo se encuentran distintos procesos. Vale aclarar que, no
necesariamente los padres mencionados sean padres biológicos o adoptivos,
por el hecho que en el caso de las adolescentes institucionalizadas estas
figuras faltaron total o parcialmente, pero pudieron haber sido suplantas por
otras. Lo importante aquí es la presencia de tales funciones.

 Desde el punto de vista pulsional, se produce la subordinación de las


pulsiones parciales bajo el primado de la genitalidad, a través del
mecanismo del placer preliminar (sexualidad perverso polimorfa).
 Segundo tiempo de la elección de objeto: con la aparición de la tensión
genital, tiene lugar la reedición del complejo de Edipo y de castración.
Esto supone una complicación creciente para el psiquismo en tanto, en
virtud del crecimiento corporal, parricidio e incesto son ahora posibles,
de modo que a la oleada de la sexualidad habrá de oponerse una nueva
oleada de represión, de modo que pueda ser abandonada la fijación a
los objetos edípicos.
 La desinvestidura de los padres posibilita el hallazgo del objeto
exogámico y heterosexual, un encuentro del que Freud dirá que es
“propiamente un reencuentro”, como un retorno a la primitiva
satisfacción sexual ligada con la absorción de alimentos, con el pecho
materno. Esto en el caso de las adolescentes del hogar,¿ se puede
ampliar por el hecho de que pudo haber una ausencia o no de este
objeto, siendo suplantado por otro, tetina de mamadera? Pregunta que
se dejará abierta, con la ilusión de responder.
 Confluencia de la corriente sensual y tierna en el mismo objeto: una de
las consecuencias del naufragio del complejo de Edipo es que la pulsión
queda escindida. La corriente sensual es reprimida y el niño queda
ligado a sus padres a través de la ternura, que no es otra cosa que
pulsión sexual inhibida en su fin. A partir de la adolescencia es
esperable que ambas corrientes, sensual y tierna, se reunifiquen en un
mismo objeto amoroso. Dice Freud al respecto: “La normalidad de la
vida sexual es garantizada únicamente por la exacta coincidencia de las
dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexuales: la tierna y la
sensual.”
 La pulsión se pone al servicio de la función reproductora como una
nueva meta; ya no procura exclusivamente la obtención de placer
inmediato, sino que se tornará, de algún modo, “altruista”.
 La oposición fálico-castrado deja su lugar a la diferenciación masculino-
femenino.

Mientras que Freud expone en su teoría diversas líneas evolutivas (fases de la


evolución libidinal, sucesión de identificaciones, de yoes, etc.), Lacan es muy
crítico con respecto a una postura que tome en cuenta lo evolutivo. No niega
que exista una psicogénesis o un desarrollo psicológico pero lo que va a decir
es que eso no tiene nada que ver con la cuestión del Sujeto del Inconciente del
que se ocupa el psicoanálisis tal como él lo entiende.

“El despertar de la primavera”: Tanto el dramaturgo como Lacan juegan con el


significante `primavera´, que en el habla popular alude a la adolescencia, `la
primavera de la vida´, en la medida en que se asocia el florecimiento en esta
estación con el despertar sexual de los jóvenes.

Pero lo real de la pubertad también es la aparición de los caracteres sexuales,


específicamente aquellos que se llaman secundarios, es decir, la modificación
de la imagen del cuerpo. Entonces, es en estos dos planos, el del cuerpo como
objeto pulsional y el del cuerpo como imagen, que la pubertad viene a
trastocar, a conmover al sujeto.

La irrupción de los cambios somáticos es pensada por Lacan como la irrupción


de lo real del cuerpo, que es un real que el adolescente no puede impedir ni
dominar. Lacan lo menciona de esta forma: “Que lo que Freud delimitó de lo
que él llama sexualidad haga agujero en lo real, es lo que se palpa en el hecho
de que al nadie zafarse bien del asunto, nadie se preocupe más por él.” (Lacan,
1974).

Para explicar esta afirmación se hará una breve referencia a los tres registros
sobre los que Lacan apuntala su enseñanza, en tanto organizadores de toda
realidad humana. Así como Freud planteó la primera tópica (inconsciente,
preconsciente, consciente), y luego la segunda (yo, ello, superyó), encontramos
una tríada diferente en Lacan: Simbólico, Imaginario y Real. El nudo borromeo
es “…el objeto matemático utilizado por Lacan para presentar en el
psicoanálisis las articulaciones posibles entre las categorías de lo real, lo
simbólico y lo imaginario, y sus implicaciones en la génesis y la teoría del
sujeto” (Chemama, 1998).

Lo imaginario: “Es del registro del yo, con todo lo que este implica de
desconocimiento, de alienación, de amor y de agresividad en la relación dual”
(Chemama, 1998). Es la categoría que procede de la constitución de la imagen
del cuerpo, es el registro en el que se condensan todas las relaciones del yo
con el semejante, con su imagen especular, es el registro de la identificación.

Lo simbólico: ha sido definido como “función compleja y latente que abarca


toda la actividad humana: incluye una parte consciente y una parte
inconsciente, y adhiere a la función del lenguaje, más especialmente, a la del
significante”. “Lo simbólico hace del hombre un animal fundamentalmente
regido, subvertido, por el lenguaje, que determina las formas de su lazo social
y, más esencialmente, de sus elecciones sexuadas” (Chemama, 1998).

Lo real: “Lo que la intervención de lo simbólico expulsa de la realidad, para un


sujeto”. “Definido como lo imposible, es lo que no puede ser completamente
simbolizado en la palabra o la escritura y, por consiguiente, no cesa de no
escribirse…” (Chemama, 1998).

En un primer momento de su enseñanza, en los años ´50, era caracterizado


como lo “innombrable”, aquello que se encontraba por fuera de lo imaginario y
de lo simbólico, “…marca de una experiencia privilegiada excepcional donde lo
real es aprehendido más allá de toda mediación, imaginaria o simbólica”
(Lacan, 1954-55). En los ´70 lo denomina “lo estrictamente impensable”, lo
imposible.

Podemos decir, entonces, que los cambios corporales de la pubertad, la


exigencia de asumir una posición sexuada, la admisión de la propia muerte,
sexualidad y muerte, en fin, son las manifestaciones de lo real que irrumpe y
que los adolescentes tratarán de simbolizar o representar. Cada uno, de modo
singular, se las verá ante el encuentro con ese imposible de simbolizar pues, al
decir de Lacan, no hay una fórmula general para “zafar bien del asunto”.

Por otro lado, en el establecimiento las adolescentes tienen la posibilidad de


retirarse del lugar cuando lo desean, es decir, no cuenta con una restricción
ante la salida o regreso de las mismas. Esto permite diferenciar el espacio de
aquellos que tienen como fin el encierro como castigo de infringir la ley. No hay
castigo como tal, se respeta la subjetividad individual, el posicionamiento del
querer retirarse y a su regreso se asiste sin represalias. Este tipo de hogares
permite al individuo una relación con el mundo exterior, posibilitando la
interacción con otros espacios, los cuales son elegidos por las internas, como
por ejemplo, realizar una actividad recreativa de su interés o mantener
relaciones con personas que no concurren al establecimiento. En estas
actividades los profesionales que trabajan en el lugar, sirven como puente, guía
y supervisión.

Para ir terminando, vale aclarar que, en el establecimiento se trabaja con una


modalidad a la cual llaman “clínica cruzada”. La misma fue explicada por una
de las psicólogas que trabajan en el lugar como una estrategia para que no se
mezclen los espacios terapéutico e inquietudes que se presentan en lo
cotidiano. Para ser aun más clara, la psicóloga que trabaja en el hogar de las
adolescentes, trabaja el espacio terapéutico en el hogar de niños, mientras que
la psicóloga del hogar de niños, trabaja el espacio terapéutico en el hogar de
las adolescentes. Esto colabora en el proceso de transferencia, separando la
relación yo a yo que tanto critica Lacan. La transferencia, “se trata de una cosa
muy diferente de las relaciones del Yo con el mundo” (Lacan, J., 1966. p. 570).

Cabe aclarar que en situaciones del día a día, se ve en juego maniobras del
analista que dentro del consultorio no se deben reflejar, como por ejemplo toma
de decisiones, prohibiciones hacia las internas a realizar determinadas
actividades, entre otras, “Nuestra función no es guiarlos de la mano por la vida,
es decir, por las consecuencias de sus tonterías.” (Lacan, J.1953). En este
orden de ideas se puede citar a Freud sobre la posición del analista, “el médico
no debe ser transparente para el analizado sino, como la luna de un espejo,
mostrar solo lo que le es mostrado.” Una lectura posible de lo que Freud intenta
transmitir con esta comparación un tanto poética puede entenderse como un
llamado a suspender el yo de quien ocupa el lugar de analista, de modo tal de
no estar éste presente allí, en la escena analítica, como un yo semejante a
aquel a quien se escucha; con Lacan diríamos que tampoco como un sujeto
barrado, como sujeto sujetado de su propio inconsciente, sino que su lugar sea
el de simplemente alojar aquella palabra que escucha, sin más. Lacan explicite
que “el analista interviene concretamente haciéndose el muerto (…) ya sea por
su silencio allí donde es el Otro (…) ya sea anulando su propia resistencia allí
donde es el otro. En los dos casos, y bajo las incidencias respectivas de lo
simbólico y de lo imaginario, presentifica la muerte. (…) es así como sabrá ser
aquel a quien ese discurso se dirige.”

A través del informe expuesto se realizó una introducción parcialmente a


ciertas situaciones, ideas, que se observaron en la primer y breve entrevista
con una de las psicólogas y una asistente social. Durante el proceso de la
práctica estas ideas se irán focalizando al contexto y sujetos que se pueden
encontrar en la institución.

Bibliografía.

Ambroso, P. 2000. Recuperado de:


http://www.converanalitica.com.ar/upload/pambroso.pdf
Belçaguy, M., Gómez J., y Menis, A. 2017. Recuperado de:
http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/obl
igatorias/055_adolescencia1/material/archivo/metamorfosis_pubertad.pdf

Esteves, P. 1996. Te acompaño a crecer. Autores Editores: Argentina.

Freud, S.,1914. “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” en Obras


completas, tomo XII. Amorrortu: Bs As.

Freud, S. 1905. Tres Ensayos para una Teoría Sexual. Amorrortu: Bs. Aires, 1990.

Lacan, J.2008. “La dirección de la cura y los principios de su poder”. Escritos,


tomo II, Siglo XXI: Bs. As.

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