Mester de Clerecía Análisis
Mester de Clerecía Análisis
Mester de Clerecía Análisis
Gonzalo de Berceo
También podemos observar que está presente el diálogo en este milagro, haciendo
acercar la historia a un supuesto público, y dando un carácter de proximidad de la
Virgen María hacia las personas. La Virgen interactúa con el otro clérigo, generando
una sensación que se puede establecer una relación, una relación donde el mecanismo
de comunicación es la devoción. Se puede observar una cercanía también, cuando se
realiza la pregunta: “¿Quí eres tú que fablas?” y la Virgen le contesta: “Yo so Sancta
María madre de Jesu Christo, que mamó leche mía”. Además, se presenta a la Virgen
humanizada y como madre, pues dio de mamar a su hijo, produciendo una sensación
que como madre no lo va a abandonar.
En este milagro sí podemos observar el uso de peyorativos, “que era idïota, mal
clérigo provado”, “non sabié otra missa, el torpe embargado”, “Disso: “Dicit al fijo de
la mala putaña”. Además, representado el cultismo a la hora de emplear la diéresis en
“idïota”. Y el empleo de una frase de carácter popular, con “hijo de la mala putaña”.
A la hora de presentar el carácter moral del milagro, en este milagro podemos
establecer un paralelismo con un proverbio de la Biblia: “La soberbia trae al hombre la
humillación, pero el humilde de espíritu consigue honra” (Prov. 29, 23). Y también,
con: “El justo reconoce el derecho de los humildes” (Prov. 29, 7).
También se presenta el carácter del valor universal en este milagro. Tanto es así,
que se considera a de Berceo como el traductor de este milagro, y no como el creador.
Pues por toda Europa abundaban versiones con igual características en aquel momento.
Lo que hace de Berceo con esta obra, es demostrar el carácter intelectual de la obra,
pues en cuanto a su estructura y orden, posee un gran carácter matemático. Tal es el
conocimiento del simbolismo cifrado en el número cinco, presente en los Milagros de
Nuestra Señora.
La pieza literaria más famosa de su siglo desde el punto de vista artístico, evoca muchas
semejanzas con la pintura. Menéndez Pelayo percibe en ella las voces polifónicas de
una auténtica pastoral religiosa; pero, al destacar los elementos cromáticos y
representativos. La introducción de la obra se presenta bajo el aspecto de lienzo, en dos
planos: uno de superficie (lo literal) y otro de perspectiva (lo alegórico). La pradera
mística es el asunto del cuadro, y del cuadro en cuanto modalidad de la representación
artística emparentada con el género literario medieval de la visión, tiene la característica
esencial de enmarcar un tema en forma estática. Con todo, esa representación
aparentemente estática se anima gracias a una corriente subterránea de vida que fluye de
la presencia del bulto humano como entidad física y espiritual: “yo maestro Gonçalvo
de Vergeo nomnado / Iendo en romerio”. Lo primero que impresiona al lector es el
aspecto sensible del cuadro; y, dicho sea de paso, sensible hay que entenderlo como
síntesis bien lograda de sensación y sensibilidad, pues cada estímulo que afecta los
sentidos tiene su repercusión inmediata en la esfera del sentimiento
En cuanto a la relación con los demás milagros, debemos destacar la presencia de tres
elementos esenciales en los milagros: la tentación, la caída del pecador y el milagro
(mediación de María). Presente en la Introducción de manera abstracta, se expone a
María como la que puede transformar la condenación en salvación, asegurando que no
importan quién sea el pecador, sino que es importante estar “en” María para ser salvado.
A través de una alegoría, el objetivo de Berceo, es anunciar el “buen aveniment” de
María. De Berceo presenta en la Introducción la oportunidad del género humano, a
través de María, de recobrar la gracia perdida, o sea, la “posibilidad de un retorno a
Edén”. Teniendo en cuenta esto, comienzan a tener sentido las imágenes que evocan el
paraíso del Génesis y las profecías del Antiguo Testamento. El paraíso cumple la
función de representar un mundo de contraste respecto del mundo donde viven los
hombres.