Mester de Clerecía Análisis

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Para comenzar a realizar el presente trabajo, comenzaremos realizando una

breve definición de Mester de Clerecía. Para realizar el análisis, veremos las


características del Mester de Clerecía. Una vez ya trabajadas, continuaremos con una
breve presentación de Gonzalo de Berceo y su obra Milagros de Nuestra Señora,
continuaremos con el análisis de los Milagros 3 “El Clérigo y la Flor”, y el Milagro 9
“El Clérigo Ignorante”. Finalmente trabajaremos con la Introducción a los Milagros.

Se denomina tradicionalmente “Mester de Clerecía” al conjunto de textos


elaborados entre los siglos XIII y XIV por autores cultos que eligieron el tetrástico
monorrimo para redactar sus composiciones. El nombre “Mester de Clerecía”, fue
extraído de la segunda estrofa del Libro de Alexandre. En dicha obra se pueden observar
varios de los caracteres típicos del Mester de Clerecía.

A. Deyermond observó unas concomitancias existentes entre la segunda estrofa


del Libro de Alexandre y las estrofas 422-423 del Libro de Apolonio, en dichos libros se
afirma que el Mester se dedica a un público al que se pretende entretener, utilizando la
rima, y que es necesaria una maestría, resultado de un aprendizaje. La diferencia radica
que el Libro de Alexandre trata de definir “el arte de clerecía” y el de Apolonio el “arte
de juglaría”. Frente a la semejanza de conceptos y la diferencia de objetivos, deberemos
volver a los caracteres del Mester de Clerecía.

A continuación, veremos las características del Mester de Clerecía:

1) No es de juglaría. La diferencia entre ambos mesteres es explícitamente


declarada. Se la define en el Libro de Alexandre: “mester traigo fermozo, non es
de joglaría”. A pesar de esta declaración, ambos mesteres no estaban
enfrentados. Pedro Luis Barcia señala que cada Mester parte de una tradición
cultura que le es propia. La juglaría de una tradición nacional y popular. La
clerecía de una tradición europea y culta.
2) Carácter clerical. En el texto, se abordará un asunto culto, no de tradición
popular. Utilizará pautas, técnicas, recursos de composición típicos de clerecía.
Aprovechará la retórica y la poética del medievo. Se utilizan técnicas como la
abreviatio y la amplificatio. Francisco Rico señala que la clerecía está
relacionada con todos los focos de saber de la Europa del momento, unida a las
enseñanzas que se impartían en las universidades de la época, y probablemente,
en concreto con la recién instaurada Universidad de Palencia española.
3) Sílabas contadas. El mester de clerecía emplea la regularidad métrica, el
cómputo de sílabas regular, y un esquema estrófico fijo. El tetrástico monorrimo
o cuaderna vía. Formado por cuatro versos alejandrinos monorrimos
habitualmente en consonante, pero, en ocasiones, asonante también. Los versos
estaban compuestos por hemistiquios de siete sílabas cada uno, constaría, según
Fitz-Gerald (1905), de entre doce a dieciséis sílabas distribuidas en dos
hemistiquios por una cesura central, sobre las cuales recaería acentos rítmicos
obligatorios, en sus respectivas sílabas sextas.
4) El “roman paladino”. Gonzalo de Berceo acuñó esta expresión en su obra Vida
de santo Domingo de Silos. Significa hoy día, algo dicho de forma clara,
concisa, sin adornos o complicaciones. Refiere a que los autores del mester de
clerecía utilizarán la lengua romance para redactar sus escritos, y no redactarás
en latín. El deseo del lenguaje es de ser claro y accesible a todo el mundo. Sin
embargo, también desea ser culto. Esto genera la aparición de una dualidad en la
lengua del Mester. En las obras hallamos unos diminutivos, aumentativos o
peyorativos, unos refranes y dichos populares, un léxico familiar, unas
comparaciones con objetos y hechos de la vida cotidiana, que intentan acercar el
texto a cualquier tipo de lector. Al lado, el cultismo, léxico, semántico,
sintáctico, se puede detectar e intenta elevar el romance a una categoría de
lengua literaria.
5) El dictado. Los escritores de la clerecía utilizaban un texto base, un dictado, que
aludían para componer sus obras. Ese dictado será fiel pero no exactamente
seguido. Se recomendaba tratar asuntos conocidos. Buscaban la originalidad en
la forma y utilizaban recursos de la retórica para lograrlo, como las ya
nombradas amplificatio (añadir noticias al texto procedentes de la tradición, de
otras obras), la abreviatio (dividir en fragmentos las fuentes consideradas menos
interesantes), la digressio (digresión, añadir otro texto relacionado o
complementario). Con esto, lograban una recreación, original y distinta
formalmente al dictado que se les había servido de fuente primordial.
6) La costumbre de los predicadores. Los autores querían hacer una obra útil para
el receptor. Extraían de sus relatos enseñanzas que ofrecen, como buenos
predicadores. Las enseñanzas pueden variar, pero la mayoría posee un carácter
religioso, con lo cual se presenta un didactismo que generalmente torna en
moralización.
7) A quién está dirigido. Mucho se debatió sobre a quién dirige el clérigo su texto.
Se mencionan frecuentemente unos “señores”, que Amador de los Ríos y
Menéndez Pelayo defendieron como un grupo selecto de hombres cultos, que
leían las obras. Por otro lado, Menéndez Pidal, cuando observó la cantidad de
fórmulas juglarescas en las piezas, propuso que la trasmisión se realizó
oralmente, por medio de juglares que las divulgaron a un auditorio popular. Sin
embargo, Barcia indicó que el clérigo del mester no suele redactar sus obras en
función de un auditorio. Sino que muestra la actitud de un compositor culto,
acostumbrado a expresarse por escrito y a pensar por escrito.
8) El valor universal. Barcia explicó, que los clérigos tienden a evitar los localismo
o nacionalismos exagerados, aunque sin huir de ellos por completo. Pues
pretenden ofrecer unas obras con historias de valor universal, para transmitir
enseñanzas útiles para el mayor número posible de gente.

Gonzalo de Berceo

Se refiere a Gonzalo de Berceo como el primer escritor español cuyo nombre


nos ha transmitido la historia. Su nombre y algunos pocos datos biográficos, son dados
la mayoría en sus propios textos. Nació en Berceo, La Rioja, y vivió gran parte de su
vida en el monasterio de San Millán, parece, notario del abad Juan Sánchez. Entre sus
obras se destacan, San Millán de la Cogolla, Santo Domingo de Silos, y la que
trabajaremos Milagros de Nuestra Señora, etcétera. Durante mucho tiempo se lo
consideró como la creación propia de un autor sencillo e ingenuo, que redactaba sus
textos con vistas puestas en fomentar la devoción del pueblo por los santos y la Virgen.
Otros, por el contrario, consideran que sus obras fueran pensadas en la lectura
individual o en la lectura en voz alta. Son los Milagros sin duda la obra más conocida de
Berceo. Constituyen una colección de veinticinco milagros precedidos por una
introducción alegórica. Se relacionan con las obras similares que surgen a lo largo del
medievo europeo como consecuencia del auge del culto a María. A lo largo de
diferentes milagros Berceo muestra las diferentes formas de intervención de María en la
vida de los mortales. Trabaremos a continuación los milagros “El clérigo y la flor” y “El
clérigo ignorante”.
Cuando comenzamos a analizar estos milagros, desde el mismo nombre
podemos identificar el carácter clerical. Partiendo de que el personaje en que transcurre
el pecado, es un clérigo.

“El Clérigo y la Flor”. Resumimos a este milagro, al perdón de la Virgen María, a un


pecador por la gran devoción que siempre poseyó hacia la Virgen. En este milagro,
podemos observar la generosidad de la Virgen con aquellos que le han sido devotos.
Podemos observar el planteamiento de un contraste, que derivará en el carácter
didáctico-moralizador de la obra. El contraste del pecado, un clérigo “ennos vicios
seglares ferament embevido”, representando también al diablo, al mal y a la perdición.
Frente a la devoción, y a la Virgen, representante del bien y de la salvación, “amava la
Gloriosa de corazón complido”. Podemos observar el uso del epíteto, utilizado en la
juglaría, como un recurso que utiliza el narrador para atraer el interés de un supuesto
público (refiriendo al debate anteriormente planteado), y de darle un carácter dócil a la
Virgen María. También debemos de recurrir al lenguaje, que es un lenguaje muy preciso
en la época que se utilizaba. Y también podemos recurrir al uso del peyorativo, presente
también el punto tratado sobre “roman paladino”, cuando utiliza el término
“malcostumnado”. Podemos dividir este poema en tres instancias, la primera es la
presentación de la situación y del pecado. Un clérigo con vicios, pero devoto a la Virgen
María. Este clérigo es asesinado y enterrado que no es sagrado (versos 1-16). La
segunda instancia sería la Intervención de la Virgen María. Interviene y pide a un
clérigo que lo entierren en un lugar sagrado. Esta segunda instancia constaría de los
versos 17-40. Y la tercera instancia sería cuando sucede el doble milagro: sale de la
boca del clérigo una flor con rico perfume. Y se puede observar que aquí sucede el
milagro, la salvación del clérigo debido a su devoción. Esta tercera instancia constaría
de los versos 53-60.

También podemos observar que está presente el diálogo en este milagro, haciendo
acercar la historia a un supuesto público, y dando un carácter de proximidad de la
Virgen María hacia las personas. La Virgen interactúa con el otro clérigo, generando
una sensación que se puede establecer una relación, una relación donde el mecanismo
de comunicación es la devoción. Se puede observar una cercanía también, cuando se
realiza la pregunta: “¿Quí eres tú que fablas?” y la Virgen le contesta: “Yo so Sancta
María madre de Jesu Christo, que mamó leche mía”. Además, se presenta a la Virgen
humanizada y como madre, pues dio de mamar a su hijo, produciendo una sensación
que como madre no lo va a abandonar.

Volvemos a uno de los puntos anteriormente trabajados, y es que los temas


presentados en este milagro eran tomados de historias marianas escritas en latín, lo que
realizó De Berceo fue modificar estos temas, empleando la lengua romance. Además,
también podemos observar el uso de hipérbaton en algunos versos como el 45, que da
indicios de la influencia del latín. Volviendo a un texto base en latín.

Este milagro, está compuesto de doce estrofas que presentan regularidad


métrica. Otra característica del Mester de Clerecía frente al de Juglaría. Se presenta la
cuaderna vía, estrofas de cuatro versos, de arte mayor que riman en consonante.

“El Clérigo Ignorante”

Otra vez debemos de recalcar el contenido religioso y la intención didáctica-


moralizante. En este milagro, se vuelve a repetir el carácter sencillo y lineal del milagro.
Un clérigo que solo sabía rezar la misa de Santa María, de la cual era muy devoto. En el
momento que el obispo se entera de tal situación, lo insulta gravemente y lo expulsa de
la vida religiosa. El sacerdote recurre a la ayuda de la Virgen, que actúa y se presenta al
obispo, dándole un mes para que remedie la situación con el clérigo. El clérigo vuelve a
su oficio, y después de fallecer, se va al paraíso.

Este milagro consta de 16 estrofas, 64 versos, que se pueden dividir en seis


unidades. Las tres primeras estrofas nos plantean un problema, en este caso el clérigo
que solo sabía la misa de la Virgen. En otras tres estrofas, de la 4 a la 6, se plantea un
enfrentamiento entre el clérigo y el obispo. En las estrofas del 7 al 9, el clérigo
abandona su oficio, lleno de dolor y de vergüenza. Y acude a la Virgen. Las estrofas 10,
11 y 12, trata sobre la reacción de la Virgen con sus devotos. Las estrofas 13, 14 y 15
representarían la conclusión. Y la última estrofa, vendría a generar el carácter
moralizador a los lectores.

En este milagro sí podemos observar el uso de peyorativos, “que era idïota, mal
clérigo provado”, “non sabié otra missa, el torpe embargado”, “Disso: “Dicit al fijo de
la mala putaña”. Además, representado el cultismo a la hora de emplear la diéresis en
“idïota”. Y el empleo de una frase de carácter popular, con “hijo de la mala putaña”.
A la hora de presentar el carácter moral del milagro, en este milagro podemos
establecer un paralelismo con un proverbio de la Biblia: “La soberbia trae al hombre la
humillación, pero el humilde de espíritu consigue honra” (Prov. 29, 23). Y también,
con: “El justo reconoce el derecho de los humildes” (Prov. 29, 7).

El clérigo ignorante, es un modela de la imagen feudal de la vida. El preste, está


visto como un siervo, más en lo material que en lo espiritual. Tan es así que hasta se
presenta una relación entre la Virgen y el Clérigo, como si el clérigo fuese propio de la
Virgen: “E tu asme tollido a mi un capellano”.

También se presenta el carácter del valor universal en este milagro. Tanto es así,
que se considera a de Berceo como el traductor de este milagro, y no como el creador.
Pues por toda Europa abundaban versiones con igual características en aquel momento.
Lo que hace de Berceo con esta obra, es demostrar el carácter intelectual de la obra,
pues en cuanto a su estructura y orden, posee un gran carácter matemático. Tal es el
conocimiento del simbolismo cifrado en el número cinco, presente en los Milagros de
Nuestra Señora.

“Introducción a Milagros de Nuestra Señora”

La pieza literaria más famosa de su siglo desde el punto de vista artístico, evoca muchas
semejanzas con la pintura. Menéndez Pelayo percibe en ella las voces polifónicas de
una auténtica pastoral religiosa; pero, al destacar los elementos cromáticos y
representativos. La introducción de la obra se presenta bajo el aspecto de lienzo, en dos
planos: uno de superficie (lo literal) y otro de perspectiva (lo alegórico). La pradera
mística es el asunto del cuadro, y del cuadro en cuanto modalidad de la representación
artística emparentada con el género literario medieval de la visión, tiene la característica
esencial de enmarcar un tema en forma estática. Con todo, esa representación
aparentemente estática se anima gracias a una corriente subterránea de vida que fluye de
la presencia del bulto humano como entidad física y espiritual: “yo maestro Gonçalvo
de Vergeo nomnado / Iendo en romerio”. Lo primero que impresiona al lector es el
aspecto sensible del cuadro; y, dicho sea de paso, sensible hay que entenderlo como
síntesis bien lograda de sensación y sensibilidad, pues cada estímulo que afecta los
sentidos tiene su repercusión inmediata en la esfera del sentimiento
En cuanto a la relación con los demás milagros, debemos destacar la presencia de tres
elementos esenciales en los milagros: la tentación, la caída del pecador y el milagro
(mediación de María). Presente en la Introducción de manera abstracta, se expone a
María como la que puede transformar la condenación en salvación, asegurando que no
importan quién sea el pecador, sino que es importante estar “en” María para ser salvado.
A través de una alegoría, el objetivo de Berceo, es anunciar el “buen aveniment” de
María. De Berceo presenta en la Introducción la oportunidad del género humano, a
través de María, de recobrar la gracia perdida, o sea, la “posibilidad de un retorno a
Edén”. Teniendo en cuenta esto, comienzan a tener sentido las imágenes que evocan el
paraíso del Génesis y las profecías del Antiguo Testamento. El paraíso cumple la
función de representar un mundo de contraste respecto del mundo donde viven los
hombres.

Lo primero que debemos de caracterizar en esta introducción, es la fórmula que presenta


de Berceo, y es que está dada a través de una invocación al auditorio: “Amigos e
vasallos de Dios omnipotent”, “Sennores e amigos…”, etcétera. La exposición alegórica
se introduce en la estrofa 16 con: “tolgamos la corteza, al meollo entremos”. Por orden,
se expone el contenido de las cuadernas vías. La estrofa 2 explica la correspondencia
yo/todos, y la imagen de la romería, las estrofas 19 y 20 exponen el símbolo del prado,
que corresponde a la Virgen y “bien sencido” a María Inmaculada. Las fuentes de la
estrofa 3 son los cuatro Evangelios. Berceo omite la explicación de un elemento que le
interesa y destacará más delante de modo especial: las flores. En cambio, declara
separadamente la sombra de los árboles, representando las oraciones de la Virgen, y los
árboles frutales a los milagros de María. Al terminar la glosa sobre la sombra de los
árboles, que cobija a todos los hombres, religiosos y seglares como en las
representaciones de la plástica, en que el manto de la Virgen es refugio seguro de
vasallos y señores, Berceo se deja llevar por la fuerza de la actualización visual y pasa
de la sombra sobre el prado, a las flores que crecen sin cuento, y de ellas, a los árboles
que dan esa sombra. Las estrofas 26,27,28 exponen las anteriores 7,8,9, que se refieren
a las aves cantoras, y se continúan en las estrofas 29-30. De Berceo organiza claramente
la enumeración siguiendo un orden. Primero, los Santos Padres (estrofa 26), que
exponiendo sobre los nombres y dones de la Virgen lo hicieron de manera diversa; pero
concordando en su loor (estrofa 27); de este modo, la estrofa 27 explica el enigma de la
7. Luego pasa a los Profetas (estrofa 28), Apóstoles, Confesores y Mártires; por fin, la
cohorte plena de las Vírgenes (estrofa 29). La estrofa 31 inicia el largo trozo de la
exposición sobre los Nombres de María, que lleva hasta la estrofa 41 y, al resumirse en
la estrofa 42, cierra la serie de los motivos integrantes del prólogo a los Milagros. El
tópico de los Nombres de María: “Tornemos ennas flores que conponen el prado que lo
facen fermoso, apuesto e temprado”, es con la digresión sobre la música y el canto, uno
de los elementos retórico-ornamentales que Berceo ha dispuesto en su Introducción. La
digresión, característico de los elementos retóricos del Mester. La digresión sobre la
música y el canto se destaca por la mera extensión que se le dedica en la primera y en la
segunda parte (estrofas 7-8-9/ 26-30); es elemento decorativo de la presentación,
revelador de la grandeza de la señora del lugar. Canto y música (ministriles y cantores)
acompañaban en la imaginación medieval, toda presentación del poder y la majestad de
un gran señor. Los Nombres de María (las flores) son elemento decorativo propio del
tema de la Virgen, reveladores de su grandeza supraterrenal, que no se agota en la
multiforme variedad de los apelativos. El recurso con que Berceo destaca el tópico es,
en principio, la dilación; luego, las reiteradas menciones a lo largo de todo el texto y su
tratamiento final en una extensa glosa, variada con ejemplos y alusiones bíblicas.
Berceo es consciente del largo paréntesis abierto por la digresión sobre los Nombres y
retoma la figura de los fruíales, que es la que más le importa: “desuso lo dissiemos”.

Para concluir el presente trabajo, quisiéramos destacar la función didáctica-


moralizante de la obra de Gonzalo de Berceo. También quisiéramos destacar el lenguaje
concreto que utiliza de Berceo, pero detrás de ese lenguaje existen otros mensajes, como
por ejemplo la casi exactitud matemática de Berceo a la hora de componer. Finalizando,
queremos considerar la importancia de Gonzalo, de intentar convertir a la lengua
romance en una lengua literaria.

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