Hipnosis
Hipnosis
Hipnosis
4
5
Serie
GUÍAS TÉCNICAS
6
7
(segunda edición revisada y ampliada)
Antonio Capafons
Mi más sincero agradecimiento a todas aquellas personas que me han ayudado con
su actitud, comportamiento, confianza, crítica, ánimo y sufrimiento en la redacción de
8
este libro. También quiero mostrar mi agradecimiento a aquellas personas que, sin
saberlo, me han sugerido ideas para una utilización eficiente y divertida de la hipnosis,
que son, según mi parecer, los aspectos centrales de una intervención psicológica
inteligente.
9
10
Prólogo a la segunda edición
Preguntas de autoevaluación
Preguntas de autoevaluación
Preguntas de autoevaluación
4. 1. Caso clínico: hipnosis como adyuvante para reducir el miedo a volar en avión
Preguntas de autoevaluación
Capítulo S.Objetivos
Preguntas de autoevaluación
6. 1. Métodos de inducción
11
6.1.2. Un método hetero-hipnótico por restricción de la atención periférica y relajación
Preguntas de autoevaluación
Preguntas de autoevaluación
Preguntas de autoevaluación
Apéndices
Clave de respuestas
12
13
La primera edición de este libro se publicó en 2001. La intención era redactar un breve
manual que describiera procedimientos hipnóticos ilustrados con algunas aplicaciones
clínicas, ligando el campo aplicado con la abundante investigación experimental que
existe sobre la hipnosis. Esa misma intención rige la segunda edición. Desde 2001 han
cambiado diversos elementos sobre la hipnosis, como, por ejemplo, sus definiciones. Han
aparecido nuevas evidencias que refutan afirmaciones de algunas posturas teóricas, otras
que sustentan el valor de las sugestiones, y dan argumentos sólidos para incluir a la
hipnosis en el armamentarium de profesionales, especialmente de la Medicina y la
Psicología. Por lo tanto, se ha actualizado y ampliado considerablemente la lista de
referencias, así como las lecturas recomendadas, y se han añadido páginas webs donde
encontrar información sobre revistas, sociedades y grupos de trabajo científico-
profesionales que responden a estándares que el autor considera rigurosos y de confianza
para el profesional y usuario que las visite.
Finalmente, siguiendo la estela de Lynn, Kirsch, y Rhue (2010), quienes indican para
14
la segunda edición de su Handbook of Clinical Hypnosis, esta segunda edición de
Hipnosis, al igual que la primera, está pensada para personas que ya tengan una titulación
que les habilite para usar la hipnosis para el campo que ese título oficial les capacita, y
sólo para ese campo. Es decir, este libro no está destinado a los denominados
hipnoterapeutas o hipnotizadores legos (Lynn et al., 2010). Tal como indican las
recomendaciones de las Sociedades Europea e Internacional de Hipnosis, los que
pertenecemos a ellas debemos tener una preparación (avalada por una titulación oficial)
que nos capacite para abordar el problema sin necesidad de usar la hipnosis, y sólo la
utilizaremos para solucionar ese tipo de problemas, y no para otros para los que no
estemos capacitados oficialmente. Más aún, esas mismas sociedades nos recuerdan que
no debemos colaborar prestando apoyo a que practiquen la hipnosis o den formación
sobre ella personas no elegibles por esas sociedades. Incluso, los miembros de las
sociedades a su vez que se incluyen en las sociedades mencionadas, como lo es el autor
de este libro, no podrán enseñar técnicas hipnóticas a personas o grupos de personas que
no puedan ser miembros de tales sociedades (es decir, que no tengan titulación oficial
alguna), salvo, obviamente, a estudiantes de carreras o titulaciones oficiales. Cualquier
uso de los procedimientos aquí descritos por personas no capacitadas para abordar un
problema que cae fuera del ámbito de la titulación oficial de un profesional está
estrictamente desaconsejado por el autor de este libro. En ese sentido, este libro se
destina a la formación en hipnosis de profesionales ya capacitados para abordar
problemas sin necesidad de usarla. El desafío para el autor de estas líneas es que sientan
el interés y reconozcan la importancia de incorporarla en su práctica profesional como
una herramienta más, útil, eficiente, y psicológicamente enriquecedora, siempre al
servicio del bienestar y salud de la persona que vaya a ser hipnotizada.
15
16
17
18
La hipnosis ha sido y es un campo de investigación vastísimo, con una tradición
centenaria. Sin embargo, ha sido un área de conocimientos habitualmente descuidada en
la formación del psicólogo clínico y de la salud, así como del profesional de la Medicina,
personal sanitario en general, si bien se ha avanzado mucho desde hace más de una
década. En este capítulo repasaremos varios de los aspectos fundamentales que
enmarcan a la hipnosis dentro de la Psicología Clínica y de la Salud, como una estrategia
de intervención de la que no puede olvidarse el profesional sin conculcar uno de los
derechos básicos de la persona que solicita ayuda psicológica: el derecho a la
información.
19
volumen 48 de 2000 del International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis (la
revista sobre hipnosis científica con mayor índice de impacto de todas) abordó
monográficamente la validación de la hipnosis como una intervención clínica. Si bien
depende del tipo de problema al que nos refiramos, la hipnosis parecía, según ese
monográfico, haber alcanzado el estatus de intervención probablemente eficaz. No
obstante, eficaz significa aquí que la hipnosis ayuda a incrementar la eficacia de otros
tratamientos a los que se le añade como adjuvante y coadyuvante. Esta es la misión
actual de la hipnosis: incrementar la eficacia y la eficiencia de tratamientos que ya en sí
mismos son eficaces. Las distintas revisiones meta-analíticas y cualitativas auguraban un
buen papel a la hipnosis en esta dimensión. Desde entonces se han realizado multitud de
estudios y revisiones (Montgomery y Schnur, 2005). Una de las más recientes es la
realizada por Mendoza y Capafons (véase también Capafons y Mendoza, 2010a), que
concluye lo siguiente:
20
Finalmente, los autores concluyen:
Por lo tanto, una persona que va a recibir una intervención clínica psicológica tendría
derecho a que tal intervención mostrara dos características deseables: eficacia y
eficiencia. La hipnosis, como se ha indicado, parece que ayuda a incrementar la eficacia,
pero, sobre todo, puede transformar tratamientos personalmente costo sos en algo más
21
aceptable y llevadero para el usuario de nuestros servicios como psicólogos clínicos
(eficiencia).
Así pues, la razón fundamental para el uso clínico de la hipnosis es que, como
coadyuvante, en general, incrementa la eficiencia y la eficacia de los tratamientos
médicos y psicológicos que se aplican a una persona. Incluso en ocasiones funciona
adecuadamente para la reducción de dolor como única intervención (Lynn y Kirsch,
2006). Pero, además, y de extrema importancia, porque ayuda enormemente a favorecer
la relación terapéutica y el rapport (Lynn, Kirsch y Rhue, 2010). Finalmente, existe otra
razón para usar la hipnosis en los tratamientos psicológicos, especialmente la cognitivo-
comportamental: la hipnosis es una herramienta ampliamente diseminada. Es difícil que
alguien en nuestro contexto cultural occidental no sepa que existe la hipnosis. Así mismo,
es muy solicitada (al tiempo que rechazada), y practicada por personas con poca o nula
formación, tanto en hipnosis científica, como en Psicología o Medicina. Esta
constatación se asocia a otra: que los conceptos diseminados sobre la hipnosis suelen ser
erróneos, cuando no rigurosamente falsos. Y, si algún riesgo tiene la hipnosis, es la
ignorancia de quien la aplica y la desinformación de quien la recibe (Capafons y
Mazzoni, 2005). Por lo tanto, bien sea para satisfacer una demanda justificada de la
hipnosis, o para negar una solicitud desinformada e inherentemente iatrogénica de su uso,
los profesionales de la Psicología y Medicina, de la salud en general, deben conocer qué
es la hipnosis científica, cuáles son sus aportaciones y cuáles sus riesgos. Así pues, es
más que aconsejable que los profesionales de la salud tengan formación en hipnosis con
bases científicas, también para dificultar su mala praxis y acentuar la actividad contra el
intrusismo profesional que se da a través del uso de la hipnosis, particularmente la
hipnosis clínica.
Preguntas de autoevaluación
2.Los aspectos básicos de los criterios para considerar que una técnica tiene apoyo
empírico sobre su eficacia son:
22
3.Cuando se dice que un procedimiento es eficiente, se está indicando que es un
procedimiento:
23
24
Como ocurre con casi cualquier concepto en Psicología, es difícil encontrar una
definición unívoca y universalmente aceptada de la hipnosis. Generalmente suele
definirse como un estado de trance en el que se incrementan las respuestas a las
sugestiones (hipnóticas). Sin embargo, conviene notar que esta definición confunde el
hecho (o fenómeno) que se pretende definir con una hipótesis: el que la hipnosis sea un
estado de trance (o estado de atención focalizada), es una hipótesis del funcionamiento
de la hipnosis, hipótesis que actualmente tiene más evidencia contraria que confirmatoria.
Incluso los investigadores que aceptan el concepto de trance como demostrado, no lo
consideran explicativo, sino un concepto descriptivo (Hilgard, 1991). En este sentido,
también las investigaciones psicofisiológicas siguen mostrando que los cambios
fisiológicos que se dan mientras la persona está hipnotizada se deben más a los efectos de
las tareas específicas experimentales que a un estado concreto cerebral (Capafons,
Lamas y Lopes-Pires, 2008). Y en ninguna de ellas, que sepamos, se han investigado los
cambios que se dan cuando se usan métodos hipnóticos por activación y expansión de la
atención, métodos que se relatarán en el capítulo 6 (Oakley y Halligan, 2010), salvo
usando E.E.G., y los autores concluyen que las reacciones observadas son en
subproducto de las propias sugestiones (Bányai, Mészáros y Gregus, 1981). La
investigación sobre los referentes psicofisiológicos del estado/trance hipnótico empezaron
siendo altamente optimistas en sus conclusio nes, pero actualmente sólo se puede afirmar
que lo único que parece constatarse es, además de lo indicado líneas arriba, que buena
parte de la investigación es metodológicamente incompleta, y que sí que existe evidencia
de que las sugestiones parecen realmente experimentarse por personas altamente
hipnotizables (Oakley y Halligan, 2010).
Otros autores consideran que la hipnosis es el estado de trance y que hipnotismo son
las técnicas de inducción y el modo de usar la hipnosis. Finalmente un conjunto de
investigadores prefieren definir la hipnosis desde un punto de vista operativo,
considerándola como un contexto social, en el que se usa un ritual de inducción que
define (rotula o etiqueta) la situación como "hipnosis", y en el que se sugieren al
individuo cambios en percepciones, cogniciones, experiencia, etc. (Spanos y Barber,
1976). Conviene resaltar que esta última concepción no confunde la hipótesis que
explicaría el funcionamiento de las sugestiones hipnóticas con el hecho o fenómeno de la
hipnosis. Precisamente el aceptar una posición de trance o estado especial de conciencia
contra una posición de no trance o no estado generó una disputa que llevó a discusiones
25
encarnizadas y a un cisma aún hoy no superado en la comunidad de investigadores en el
campo. Las teorías que se manejan en cada posición son también muy diferentes
(aunque compartan ciertos aspectos, como la importancia de las creencias y del rol que
asume la persona hipnotizada), y ha generado un volumen impresionante de investigación
experimental. En las posturas próximas al concepto de trance suelen utilizarse mucho las
teorías disociativas, y se asume que, cuando alguien esta hipnotizado, se ha dado un
cambio cualitativo en su funcionamiento psicológico (y biológico), cambio que se etiqueta
como disociación. Existen varias teorías disociativas, cuyo punto común, en definitiva, es
la pérdida de capacidad de control por parte del yo sobre ciertos sistemas psicológicos y
biológicos (perceptivo, motor, etc.), si bien esa pérdida de control se da porque la
persona decide voluntariamente disociarse. Esta concepción intenta explicar así el
automatismo, la sensación de involuntariedad (o de no volición) y la aparente carencia de
esfuerzo que experimenta la persona hipnotizada cuando cumple con las sugestiones
hipnóticas (Lynn y Kirsch, 2005).
26
Aunque algunos piensan que no hace falta usar la palabra "hipnosis" como una parte de
la inducción hipnótica, otros lo ven esencial. Los detalles de los procedimientos y
sugestiones hipnóticos diferirán según los objetivos de quien la practique, y de los
propósitos de la tarea clínica o de investigación que se intenta realizar. Tradicionalmente,
los procedimientos incluyen sugestiones para relajarse, aunque la relajación no es una
parte necesaria para la hipnosis, pudiéndose usar una amplia variedad de sugestiones,
incluidas las de alerta. Tanto en ámbitos clínicos como de investi gación se pueden usar
las sugestiones que permiten evaluar el campo de la hipnosis comparando las respuestas
con escalas estandarizadas. Si bien la mayoría de los sujetos pueden responder a algunas
sugestiones al menos, las puntuaciones de las escalas suelen abarcar un rango que oscila
desde lo elevado a lo insignificante. Tradicionalmente, las puntuaciones se han agrupado
en las categorías de bajas, medias y altas. Tal y como ocurre con otras medidas de
constructos psicológicos escaladas positivamente, como la atención y el apercibimiento,
la claridad de la evidencia de haber logrado la hipnosis se incrementa con la puntuación
del individuo".
Así pues, de esta nueva definición debe destacarse el uso de algunos verbos, como
que muchas personas creen que la hipnosis es un estado; o que se infiere que una
persona está hipnotizada si responde a muchas sugestiones. Esas frases reflejan la aún
presente disputa sobre la naturaleza de la hipnosis, y la dificultad de saber a partir de
criterios objetivos cuándo una persona está o no hipnotizada.
27
En esta definición se observa claramente la ausencia de las palabras trance o estado,
enfatizándose, por el contrario, la importancia del término sugestión e interacción social,
destacando particularmente la palabra "evocar": es decir, la persona hipnotizada podrá
activar respuestas de diversa índole que ya se encuentren en su repertorio, y no otras.
Desde esta perspectiva, la hipnosis puede ser útil, también, como una herramienta de
auto-descubrimiento, en el sentido de permitir explorar la presencia de respuestas que
quizá creemos no poder realizar y, sin embargo, con la hipnosis descubrimos que sí las
podemos activar. Por ejemplo, la analgesia psicológica (en este caso, además, sugestiva).
28
indican que los terapeutas de conducta obtienen calificaciones en variables de
relación, como las de empatía, estimación positiva incondicional y congruencia,
superiores a las de los terapeutas Gestalt y psicoterapias psicodinámicas. Tales
resultados contradicen el estereotipo tradicional del terapeuta de conducta frío y
mecanicista (p. 21).
Los mitos y falsas creencias que se difunden desde estos diversos canales de
comunicación y difusión son, además, los principales responsables de la iatrogenia que
puede observarse en la utilización inadecuada de la hipnosis clínica. Por ello sigue siendo
ineludible el comentar cuáles son esos mitos y ofrecer la evidencia que los contradice. En
el cuadro 2.1 pueden encontrarse los principales mitos que existen sobre la hipnosis.
Estos mitos deben ser aclarados al usuario antes de proponer un plan de intervención que
incluya la hipnosis, y especialmente en el caso de que sea el propio individuo que solicita
ayuda el que pide la hipnosis (salvo casos excepcionales, estas personas presentan los
mitos más peligrosos sobre la hipnosis, a lo que luego nos referiremos).
29
De tales mitos, que siguen vigentes en la actualidad (Capafons, 2009; Lynn et al.,
2010) conviene saber sus contraargumentos, y las razones que refutan su validez. Se
recomienda la lectura de los trabajos originales para tener una visión más amplia de tales
argumentos y razones. Por razones de espacio, aquí sólo comentaremos brevemente
algunos de ellos.
Respecto del mito uno, es adecuado indicar al paciente que autores importantísimos
de la Psicología Científica y de la Medicina trabajaron y trabajan con la hipnosis (Ellis,
Eysenck, Goldstein, Jensen, Hull, Lazarus, Ramón y Cajal,Williams James, Wundt, etc.),
y que de las personas que mejoran con la hipnosis se sabe que no tienen por qué mostrar
ninguna patología, que no tienen por qué ser muy hipnóticamente sugestionables (aunque
puede tener cierta relación en algunos problemas, como tabaquismo, ansiedad, trastornos
de conversión, etc. (Council, 2005; Lynn, Shindler y Meyer, 2004)), que pueden tener
30
buenas capacidades imaginativas, que suelen mostrar una actitud positiva y expectativas
ajustadas (Schoenberger, 2000) hacia la hipnosis y que su nivel intelectual es variadísimo.
Lo importante en este caso es resaltar la normalidad de las personas que pueden
responder a las sugestiones hipnóticas, y que aquellas personas que son altamente
hipnotizables no son un grupo homogéneo, lo que dificulta encontrar relaciones
consistentes entre sugestionabilidad hipnótica y otras variables de personalidad, patología,
etc., como ya apuntara Barber (1999), y se deduce de una más que recomendable lectura
del texto de Heap, Brown y Oakley (2004). De hecho, son pocos los autores que
consideran una alta capacidad para responder a las sugestiones hipnóticas supone algún
tipo de vulnerabilidad, e incluso estos pocos casos asumen tal vulnerabilidad cuando
convergen muchos más factores de riesgo Wickramasekera (1993).
Respecto del mito dos, es importante resaltar al cliente que el concepto de trance es
descriptivo (Hilgard, 1991; Lynn et al., 2010), que muchos investigadores han mostrado
que depende más de lo que la persona crea que es la hipnosis y que sólo un 1 %
aproximadamente no recuerda nada de lo que ocurrió en hipnosis (Barber, 1999). Es
interesante resaltar que nadie queda enganchado en algo que no existe en el sentido literal
(trance hipnótico, Heap et al., 2004), aunque metafóricamente sea a veces útil para
entenderse con el usuario, y que las investigaciones son claras, como ya hemos indicado,
al no poder ofrecer un marcador inequívoco de trance o estado hipnótico. Más aún, las
investigaciones resaltan la no pérdida de volición y control por parte de la persona
hipnotizada, mientras que la hipnosis se usa esencialmente para el incremento del auto-
control.
Sobre el mito tres, conviene enfatizar que las investigaciones apuntan a que la
hipnosis es útil precisamente donde se pensaba que podría dañar más (trastorno
disociativo de identidad, Lynn et al., 2010; Mendoza y Capafons, 2009), y que parece
ser una estrategia eficaz y eficiente como adyuvante, para casi cualquier tipo de trastorno
psicológico. En esa misma dirección, no se conoce ningún caso en el que se haya podido
probar que las personas sanas puedan desarrollar patologías por la hipnosis, aunque,
según cómo se use la sugestión y se presente la hipnosis al paciente, pueda dificultar la
intervención. Por ejemplo, en el caso de pacientes límites (borderline) o disociados, pues
es conveniente primero estabilizarlos; o en el caso de que se busque una abreacción y el
"descubrir" (uncover), sin que el paciente esté preparado para ello (Lynn et al., 2010).
Asimismo, es conveniente que el psicólogo tenga información sobre ciertos problemas
que pueden generar las falsas creencias sobre la capacidad de la hipnosis para
incrementar la memoria de las personas, o para fomentar una regresión de edad, o a
vidas pasadas. Nos referimos a la creación de falsos recuerdos a través del uso de la
hipnosis y de las preguntas tendenciosas (leading questions). Se sabe que si la persona
cree (como creen muchos hipnotizadores o hipnoterapeutas legos) que bajo hipnosis la
persona queda inhabilitada para mentir, o que cuando está en regresión hipnótica revive
los sucesos y se comporta tal cual se comportó en aquel momento al que se le ha
31
regresado; o que la hipnosis es la puerta al inconsciente humano, y que éste almacena de
por vida de manera fiel y exacta, como el disco duro de un ordenador, la información que
recibe, es muy probable que pueda fabular en hipnosis. Es decir, imágenes y
pensamientos que son fantasías serán tomadas como recuerdos fieles de lo que haya
sucedido. Según las creencias del usuario (abducciones extraterrestres, torturas satánicas,
vidas pasadas, etc.) y del hipnotizador (además de las dos anteriores, podemos añadir la
de que el cliente fue objeto en su infancia de abusos sexuales), la persona hipnotizada
podrá desarrollar "recuerdos" que no se ajustan a la realidad, pero que serán tomados
como prueba evidente de que ocurrió lo que realmente sólo se ha imaginado (Capafons y
Mazzoni, 2005), creándose una confabulación. Esto será así, en general, especialmente
con personas altamente sugestionables, y cuando el hipnotizador guíe con sus preguntas a
la persona para que "encuentre" el tipo de recuerdo que se anda buscando (haber sido
abducido, una vida pasada, o un abuso sexual en la infancia). No es lo mismo preguntar a
una mujer "qué ves a tu alrededor", que preguntarle "dónde te mira tu padre". En
definitiva, la creencia en la hipermnesia y la fidelidad de la memoria inconsciente es uno
de los mitos más iatrogénicos que hay sobre la hipnosis, ya que puede consolidar delirios
o crear una situación familiar nefasta para la persona que "descubre", por ejemplo, que
algún pariente ha abusado sexualmente de ella (Capafons y Mazzoni, 2005). Si se usara
la metáfora del inconsciente y el disco duro de un ordenador, cabría añadir que ese disco
duro puede estar hackeado (el hipnoterapeuta que transmite creencias erróneas), y con
virus altamente destructivos (las propias falsas creencias acerca de la hipnosis y sus
efectos sobre la memoria).
Respecto del mito cuatro, es muy importante resaltar que la hipnosis no implica
ninguna clase de sueño, y que la apariencia hipnótica habitual (relajación, ojos cerrados,
etc.) no es sino una forma más de usar la sugestión hipnótica. Existen otras clases de
inducciones hipnóticas y manejo de las sugestiones, en las que se sugieren reacciones que
poco o nada tienen que ver con la apariencia tradicional de pasividad, aletargamiento, etc.
Tales formas de hipnosis (hipnosis alerta, activo-alerta y despierta) serán explicadas en
otro apartado, por lo que no nos extendemos aquí. No obstante, es importante que el
usuario sepa que el aspecto tradicional de la persona hipnotizada es sólo un azar histórico
por el que una persona se durmió, tras esperar sentir efectos debidos al magnetismo
animal propuesto por Mesmer, dentro de un "experimento" realizado por el Marqués de
Puységur, Armand Marie Jaques de Chastenet. Al no sentir nada, el individuo en cuestión
cayó dormido, probablemente debido al aburrimiento. Las personas que lo observaban
pensaron entonces que los efectos del magnetismo eran los de generar un sonambulismo
artificial. Poco después al magnetismo animal se le denominó de forma inadecuada
sonambulismo artificial y, finalmente, hipnosis por Braid (1843). Desde entonces (hace
más de ciento sesenta años) ya no se ha conseguido cambiar el nombre (salvo en el caso
de la Sofrología, neologismo que intenta ocultar que los procedimientos que se usan no
son sino una forma cuasi decimonónica de usar la hipnosis). En el caso de que el
terapeuta crea oportuno usar las variantes de hipnosis activo-alerta o de hipnosis
32
despierta es especialmente importante eliminar este mito.
En lo tocante al mito cinco, muy frecuente entre el público, se debe ser rotundo, e
insistir en que, a pesar de los medios de comunicación, la hipnosis no es medio eficaz
para anular la voluntad de nadie, por lo que difícilmente se puede obligar con ella a
alguien a que come ta actos que no desea. Es decir, no hay evidencia que apoye que
estar hipnotizado cree un estado en el que alguien (quien hipnotiza, por ejemplo) pueda,
a través de las sugestiones hipnóticas o post-hipnóticas, "obligar" a la persona que las ha
recibido a hacer algo no haría sin necesidad de usar la hipnosis. No existe ningún dato
comprobado de que alguien haya obrado en la realidad contra su voluntad, debido a la
hipnosis per se. Más bien el control social que, por definición, detenta un psicólogo
clínico, médico, confesor, director espiritual, gurú, etc., parece ser el responsable de que
algunas personas actúen de modo contrario a sus intereses (Orne, 1962/1967). La
hipnosis suele ser, afortunadamente, un camino equivocado para el control de la voluntad
ajena, ya que, entre otras razones, la mayoría de la gente está atenta a cualquier
desviación por parte del hipnotizador, debido a la amplia difusión que los medios de
comunicación dan a supuestos crímenes cometidos bajo la influencia de sugestiones
hipnóticas. En definitiva, la persona hipnotizada no pierde el control por estarlo. Si
alguien lo perdiera, sería porque lo pierde también fuera de hipnosis. Y quizá la hipnosis
misma pueda ser una herramienta coadyuvante para reducir ese problema de
"descontrol".
Sobre el mito seis, conviene aclarar contundentemente que bajo hipnosis sólo
ocurren las cosas que ocurren también fuera de hipnosis. Es decir, las sugestiones
hipnóticas no provocan reacciones ni competencias que la persona no posea ya en su
repertorio. De hecho todas las sugestiones hipnóticas pueden ser replicadas sin necesidad
de inducir la hipnosis. Podríamos concluir que la hipnosis es una (no la única) estrategia
útil para que la persona descubra cuáles son sus potencialidades, y para fomentar un
elevado control sobre la propias reacciones, ya que pueden activarse o inhibirse a
voluntad, y con bastante eficiencia, bajo circunstancias donde no se prevería que se
evocaran. En este sentido, la hipnosis es una forma de auto-control. Sin embargo, la
hipnosis no crea ningún estado especial mental en el que el ser humano haga cosas o se
comporte de una manera distinta a la que lo haría fuera de hipnosis. Ligada a esta
creencia sobre la excepcionalidad de las reacciones hipnóticas, el mito siete también es
altamente perjudicial, precisamente para las personas que con más ahínco solicitan la
hipnosis clínica. En estos casos es importante reducir expectativas poco realistas sobre
los efectos terapéuticos de la hipnosis. Es importante enfatizar que la hipnosis no es una
terapia, y que no produce milagros (Lynn y Kirsch, 2006; Lynn et al., 2010). El que en
algunos casos se observen reacciones y resultados excepcionales sólo indica que las
personas que han reaccionado de tal modo son en sí mismas excepcionales, no la
hipnosis. Y estrechamente ligado a lo anterior, conviene enfatizar la norma atribuida a
Orne por Kihlstrom (Vermetten y Kihlstrom, 2002) que reza así:
33
Si una persona no está profesionalmente cualificada para tratar un problema
sin hipnosis, entonces tampoco está cualificado para tratarlo con hipnosis.
También quien aplica la hipnosis debe evaluar sus razones para intervenir con
hipnosis. Lynn et al. (2010) proponen las siguientes preguntas que sería aconsejable que
se formularse el profesional antes de usarla en ámbitos clínicos, aunque, según nuestra
opinión, extensible también a otros campos: ¿Por qué usar hipnosis en este caso
concreto? ¿Qué beneficio se obtendrá? ¿Puede acelerar el tratamiento la hipnosis?
¿Puede promover la generalización de los efectos del tratamiento? ¿Cuáles son los
motivos del cliente para pedir hipnoterapia?' ¿La petición del cliente es un test de si pode
mos realmente darle asistencia y de que cederemos a sus deseos y caprichos? ¿Cuáles
son nuestros motivos, por el contrario? ¿Deseamos aplicar la hipnosis porque nos
sentimos culpables de no hacer algo más por el cliente? ¿Estamos aburridos o enfadados
con el cliente, deseando hacer un "apaño rápido" en la terapia y que sólo la hipnosis nos
puede proporcionar? ¿Está percibiendo el cliente la hipnosis como una cura mágica, Vía
Augusta2 al inconsciente, o una ventana al pasado? ¿La petición del cliente de hipnosis
para recordar eventos pasados supone un intento de destinar la sesión de terapia a evitar
enfrentarse con temas que le perturban?
Cualquier respuesta afirmativa a las preguntas anteriores, nos advierten los autores,
deben instarnos a posponer la aplicación de la hipnosis, y resolver primero tales
problemas. En otro caso, añadimos nosotros, estaríamos también actuando
iatrogénicamente en base a los mitos mencionados.
Preguntas de autoevaluación
34
1.Actualmente, la mayoría de los autores consideran que el trance es un concepto:
2.La mayoría de las teorías contemporáneas sobre hipnosis comparten los conceptos de:
4.Los resultados de distintas investigaciones han demostrado que lo que recuerdan las
personas hipnotizadas:
35
5.Para que podamos considerar que una persona está hipnotizada, ésta debe mostrar:
36
37
Habitualmente, cuando se aplica un método de inducción hipnótico, el fin que se persigue
es favorecer que las sugestiones tengan un mayor efecto: se asume que cuando se
hipnotiza a una persona, ésta responderá a más sugestiones y con mayor intensidad. La
investigación indica que el incremento de las respuestas a las sugestiones que es atribuible
a la inducción de la hipnosis no es demasiado espectacular (no más de un 10%), aunque
se ha defendido que las sugestiones más difíciles se dan con mayor frecuencia en
hipnosis que cuando se dan sugestiones en estado "de vigilia" (Kirsch, 1997). Por lo
tanto, no es necesario aplicar un método de inducción para que la persona responda a las
sugestiones, si bien es cierto que, cuando se aplica tal método, generalmente se hace
para, además de que la persona incremente su respuesta a tales sugestiones, fomentar el
rapport y vínculo con el o la terapeuta.
Por lo tanto, cabe preguntarse cuáles son las sugestiones que suelen darse en
38
hipnosis. En principio, tal y como hemos indicado, en hipnosis sólo ocurrirá lo que la
persona pueda hacer sin hipnosis. Ahora bien, recordemos, ocurrirá con un menor
esfuerzo subjetivo, e incluso bajo condiciones en las que habitualmente tal respuesta no
es esperable. Por lo tanto, las reacciones hipnóticas lo son en la medida en que ocurran
como "consecuencia" de haber recibido una sugestión hipnótica. Y tales sugestiones y
reacciones hipnóticas son, en general, la base para programar una intervención en la que
se incluye la hipnosis como un coadyuvante, por lo que su conocimiento es importante,
cuando no imprescindible si se pretende utilizar hipnosis de forma sustantiva. Existen
varios ejes clasificatorios de las sugestiones hipnóticas. Uno de ellos implica tres tipos de
sugestiones (y las reacciones que provocan) hipnóticas (cuadro 3.1). Antes de
comentarlas conviene no olvidar que toda clasificación es arbitraria, y que la que
presentamos aquí está basada en convenciones acumuladas durante más de 160 años de
tradición. Por lo tanto, tanto la clasificación como la nomenclatura pueden revisarse y
modificarse. Ahora bien, generalmente éstas son las palabras y terminología habituales
entre los expertos y practicantes de la hipnosis. El primer conjunto de reacciones
hipnóticas son las denominadas ideomotoras. En el cuadro 3.1 se denominan motoras,
para evitar en lo posible incluir una hipótesis en el nombre de una clasificación. El
término "ideo" que se añade a motor indica que se asume que los actos motores son
provocados en hipnosis por una idea prominente. Tal teoría, a la sazón muy arcaica, se
evita si hablamos sólo de sugestiones (y sus reacciones asociadas) motoras. Cuando a
una persona se le sugiere que su brazo será muy ligero y que levitará, o que, por el
contrario, sentirá su pierna muy activa y que se moverá rítmicamente, se están
intentando provocar reacciones motoras. En ocasiones lo que se pretende es la supresión
o inhibición de un movimiento.
39
En este caso se suele hablar de inhibición corporal (la persona no puede moverse), o
parálisis, incluso de catalepsia: se puede sugerir que los ojos están cerrados, y que no
podrán abrirse, o bien que un brazo está muy pesado, tanto que no podrá levantarse. La
terminología en hipnosis (siempre muy espectacular y "psicopatologiforme") no debe
tomarse textualmente. A pesar de que existe evidencia de que las áreas cerebrales que se
activan en las parálisis sugeridas son similares a las que se activan en ciertos pacientes
con trastornos somatoformes (histéricos), no debe olvidarse que la persona hipnotizada
no sólo no pierde el control sobre sus movimientos, sino que es ella misma quien está
generando tal reacción. De modo que los términos parálisis y catalepsia (no digamos la
catalepsia rígida, que implica ausencia de movimiento y rigidez en los miembros) deben
40
ser excluidos de una práctica clínica sensata y no iatrogénica. Sería más adecuado hablar
y transmitirle al cliente el término "inhibición". Pensemos que para ciertas distonías
puede ser importante la inhibición de ciertos movimientos, o que tal inhibición puede
ayudar en el tratamiento de la tricotilomanía, o que para un niño hiperactivo el controlar
sus movimientos es uno de los objetivos fundamentales de la intervención.
Las reacciones sensoriofisiológicas son muy amplias, tal y como puede apreciarse en
el cuadro 3.1, con una importante repercusión en la Medicina y Psicología de la Salud.
Provocar una vasodilatación sugestiva es importante, por ejemplo, para problemas
hipertensivos, cefaleas tensionales, o problemas circulatorios. Sugerir vasoconstricción es
útil para intervenciones donde se esperan pérdidas abundantes de sangre (cirugía en el
pie, por ejemplo), e incluso para la hemofilia.
41
carencia de indicadores objetivos del "estado" de hipnosis. Así pues, ¿qué hay de realidad
en las reacciones cognitivo-perceptivas? Hasta la fecha, la evidencia acumulada indica
mayoritariamente que si bien se puede hablar de amnesia sugerida (sea de fuente o
criptomnesia - cuando se olvida la fuente de cierta información - o parcial - cuando se
olvida sólo una parte y no todo-) la persona recupera pronto la información y suele ser
necesaria su colaboración para olvidar. Sobre la alucinación, es infrecuente ya que las
personas ven aunque digan que no ven (alucinación negativa), o imaginan vívidamente,
en vez de alucinar algo que no existe (alucinación positiva). Además, no puede
considerarse necesariamente que las alucinaciones hipnóticas sean del mismo tipo que las
alucinaciones que se dan cotidianamente, o dentro de ciertos trastornos mentales
(Bentall, 2000b). No obstante, las alucinaciones no son necesariamente un síntoma
patognomónico de problema mental (Bentall, 2000a), y se suelen dar con cierta
frecuencia en personas normales, por lo que si lo hacen cuando no están hipnotizados,
también lo harán, y con facilidad, cuando lo estén.
Respecto de las regresiones a vidas pasadas, las revisiones que consideran esta
hipótesis indican que los datos en que se sustenta son anecdóticos, poco controlados, e
interpretables mucho más parsimoniosamente desde hipótesis cognitivo-
comportamentales de la hipnosis (teoría del rol, auto-engaño y de expectativas de
respuestas). Aunque no puede descartarse su existencia, en ciencia lo necesario es
confirmar su existencia, y la hipnosis no es una buena ayuda apara ello (Mills y Lynn,
2000).
42
quedaría escindido en dos, y separados por una barrera amnésica: es decir, una parte del
yo (la hipnotizada) no reconocería a otra parte del yo (la no hipnotizada, y que, por lo
tanto, mantiene un control ejecutivo sobre el resto de los otros sistemas psicológicos
subordinados). La forma operativa de proceder para provocar este "fenómeno" es
hipnotizar a la persona, y decirle que, cuando se toque una parte determinada de su
cuerpo (mano derecha, por ejemplo), se expresará la persona hipnotizada, ocurriendo lo
con trario cuando se toque otra zona preestablecida (mano izquierda). Así, se puede decir
a una persona que siente dolor que no sentirá tal dolor cuando se le hipnotice, si bien una
parte de ella sí sentirá dolor (la no hipnotizada) y se podrá expresar según las claves
descritas más arriba. Una vez en hipnosis, se activarán las claves (tocar una u otra mano)
para que los "yoes" de la persona hipnotizada puedan expresarse. Este "fenómeno" ha
servido y sirve de base para varias teorías sobre el inconsciente, los trastornos
disociativos de identidad o la percepción de no volición de los comportamientos
hipnóticos por parte de la persona hipnotizada. Sin embargo, ha mostrado ser un
artefacto experimental, dependiente de las instrucciones experimentales. Es decir, el
observado oculto es otro fenómeno sugestivo más. Cuando se ha indicado que los yoes
pueden ser varios (no dos, el hipnotizado y el oculto - no hipnotizado-), y que el oculto
puede ser uno que está aún más hipnotizado (o yo oculto ignorante, como se le ha
llegado a denominar), las personas responden a estas instrucciones generando "yoes"
múltiples o ignorantes (Spanos, 1996; Green, Page, Handley y Rasekhy, 2005a). Esta
información, aunque contestada y controvertida, es demoledora para las teorías que se
basan en el observador oculto (Green, Page, Handley y Rasekhy, 2005b). No obstante,
es muy útil para poder abordar el tratamiento del dolor, o de los trastornos disociativos de
identidad (entre otros), ya que nos indica que la sugestión permite poder activar los
procesos y crear los fenómenos que nos interesen en cada momento de nuestra
intervención clínica. Es decir, el adoptar un rol determinado e implicarse en él hasta el
extremo de actuar como si la reacción sugerida fuera "real" (teoría de auto-engaño de
Sarbin [Coe y Sarbin, 19911) es utilísimo en las intervenciones psicológicas,
especialmente en las cognitivo-comportamentales, o en la terapia de los constructos
personales.
43
hipnotizables). Por lo tanto, se les pide que mientan a la hora de responder a las
sugestiones hipnóticas, por lo que a estos participantes se les denomina simuladores. Al
conjunto de virtuosos se les pide que hagan lo que hacen bajo hipnosis (ya que son muy
hipnotizables), y se les garantiza la cantidad económica por participar. A este tipo de
participantes se les llama reales. A continuación ambos grupos de personas son
hipnotizados y se les pide que alucinen un objeto que está en la sala, y si responden que
ven ese objeto en otra parte, se les pregunta que cómo es posible que vean un objeto en
dos sitios distintos. Los reales indican que eso es lo que ven y no se asombran, como
norma, de su reacción (toleran la incongruencia), mientras que los simuladores, en
general, niegan el objeto real, para dar mayor credibilidad a su "mentira" (ya que no han
alucinado).
Siguiendo con el paradigma anterior, se puede pedir a los participantes que alucinen
negativamente (que no vean algo que sí está presente). Por ejemplo, que no ven una
silla, detrás de la cual se ha colocado un objeto que queda oculto por la silla, y que el
participante conoce que está allí. Una vez la persona dice que no ve la silla, se le pide
que coja el objeto que está detrás de la silla. Los resultados indican que los simuladores,
en general, no evitan la silla, chocando con ella para coger el objeto, mientras que los
reales rodean la silla para evitar chocar con ella. A la pregunta de por qué rodean la silla
si no la ven, los reales indican que sí que la ven, pero que es como si no la vieran. Esta
tolerancia a la incongruencia es también una manifestación de la lógica del trance. Al
margen de si estas diferencias son sustantivas y perfilan la esencia de la hipnosis (lo que
no parece ser cierto, ya que las instrucciones experimentales no son las mismas para los
simuladores y los reales), lo que importa es recordar que la hipnosis permite esta
tolerancia a la incongruencia, siempre que no olvidemos que no es superior (como se
indicó líneas arriba) a la que se encuentra en estado de "vigilia" (Lynn y Kirsch, 2006).
Por ejemplo, y como se verá detenidamente en otro apartado, el asistir a la proyección
de una película y experimentar emociones intensas por ella implica incluso una mayor
tolerancia a la incongruencia que la descrita hasta ahora: sufrimos y disfrutamos sabiendo
que es ficticio todo lo que está ocurriendo.
Finalmente, sobre las otras reacciones creemos que deben destacarse los siguientes
comentarios:
a)La distorsión del tiempo (que pase más deprisa o más despacio de lo que
presumiblemente debería transcurrir), es un proceso habitual en la vida cotidiana,
cuando nos aburrimos o nos divertimos, y que es tremendamente útil para ayudar
a enfrentarse a cierto tipo de problemas en los que interesa alterar la percepción
de tiempo. Por ejemplo, periodos de dolor que transcurran aceleradamente, o
momentos en los que se saborea una comida de alto valor calórico, y raramente
consumida en la pauta de alimentación establecida para una persona que debe
reducir grasa corporal.
44
b)El sueño hipnótico es empleado con frecuencia por autores psicoanalistas, y no
hace referencia a que la persona esté en una clase particular de sueño, sino que se
le pide al cliente hipnotizado que sueñe algo, que posteriormente será
interpretado. Pocos son quienes consiguen soñar, ciertamente, salvo que hayan
caído dormidos en un sueño regular, debido al cansancio, insomnio, narcolepsia,
apnea del sueño u otros trastornos.
Por lo tanto, es conveniente que el profesional conozca las reacciones que se pueden
45
provocar a través de la sugestión, y que esté informado de lo que significan los nombres,
rótulos y etiquetas que se han otorgado a tales reacciones, debido a la tradición o azares
históricos. De este conocimiento, podrá seleccionar aquellas sugestiones que permitan
teñir su intervención del tono hipnótico que transforme el tratamiento que va aplicar en
una herramienta más eficaz y más eficiente. En el cuadro 3.2 se muestran algunas de las
posibles sugestiones aplicadas que pueden considerarse (y combinarse entre ellas) a la
hora de planificar una intervención.
46
continuación exponemos parte de esta terminología hipnótica y sus significados, con la
intención de facilitar la lectura de éste y otros textos sobre hipnosis.
47
Otro tipo de eje clasificatorio de las sugestiones se refiere, no tanto al contenido, sino
a cuándo se dan y cuándo la persona las responde. Podemos hablar de dos tipos de
sugestiones, según este eje: la primera de ellas indica si la sugestión se cumple dentro o
fuera del contexto hipnótico. Una instrucción o sugestión hipnótica será cuando se recibe
y se experimenta dentro del contexto hipnótico, es decir, mientras la persona está
hipnotizada. Una sugestión posthipnótica será recibida dentro del contexto hipnótico,
pero se experimentará fuera de tal contexto cuando la persona ya esté deshipnotizada. Un
ejemplo del primer caso es el siguiente: "Puedes oír una música en tu mente, una música
maravillosa, y cuanto más claramente la escuchas, más y más deja de dolerte tu pie.
Escucha la música y observa cómo tu pie te molesta cada vez menos y menos, menos y
menos...". Si el paciente es capaz de oír la música y de notar alivio en su pie dolorido, ha
recibido y experimentado las sugestiones dentro del contexto hipnótico (mientras estaba
hipnotizado), por lo que son sugestiones hipnóticas.
Las sugestiones poshipnóticas pueden incluir contenidos muy diferentes. Por ello
son, a veces, sencillas de cumplir, como las señales de reinducción rápida de la hipnosis
(la persona escucha la clave de reinducción y vuelve a estar hipnotizada en unos
segundos). Pero en otras ocasiones las sugestiones posthipnóticas son muy difíciles,
como las de amnesia total, o las terapéuticas clásicas como la siguiente: "Cuando salgas
de hipnosis, olvidarás todo lo que ha pasado...", o "Cuando salgas de hipnosis,
desaparecerá en ti para siempre el deseo de fumar; cada vez que veas un cigarrillo, te
sentirás totalmente indiferente hacia él..."). Las sugestiones terapéuticas más deseadas
por pacientes y terapeutas, que suelen ser sugestiones poshipnóticas similares a "A partir
de hoy y para el resto de tu vida, salir a la calle será algo atractivo, divertido y natural
para ti..." (en el caso de un agorafóbico); o "Cada vez que alguien te provoque, te
sentirás seguro, y bajo control..., actuando de forma asertiva, sin agresividad..." (en el
caso de una persona violenta) son de las sugestiones más difíciles de realizar por parte de
los pacientes (se estima que las cumplen uno de cada 10.000, según Brown y Fromm,
1987). No obstante, sean sugestiones posthipnóticas sencillas o difíciles, no ocurren fuera
del control del cliente. Siempre dependen de la interpretación, colaboración y
retroalimentación que el cliente haga de ellas (Lynn et al., 2010). Las investigaciones son
convergentes en encontrar resultados como el siguiente: se le dice a una persona
48
hipnotizada que cada vez que oiga la palabra "psicología" fuera de hipnosis le picará la
oreja y se rascará, o similar (o puede ser un movimiento palpebral). Una vez
deshipnotizada la persona se le dice la palabra "psicología" y la persona (si es
hipnóticamente sugestionable a la hipnosis) nota el picor y se rasca, sin aparente
esfuerzo, o ni siquiera tener conciencia de ello. Tras esta constatación se le indica que ha
terminado la sesión. Una vez fuera de la sala experimental, y creando situaciones
aparentemente no relacionadas con el contexto de prueba de laboratorio, se le dice a la
persona: "Por favor, no se vaya sin responder a este estudiante de psicología, para
autorizar la inclusión de sus datos en el ordenador". Típicamente, las personas no se
rascan la oreja ni muestran picor, mientras que vuelven a hacerlo cuando de nuevo se
relaciona la situación de prueba con la situación hipnótica (se le da la sugestión como
"comprobación" de que sigue funcionando). Estos efectos se vienen investigando desde
hace más de cincuenta años, con distintos paradigmas, y los resultados son
sistemáticamente los mismos (Spanos, 1996). Por lo tanto, las instrucciones
posthipnóticas suponen la implicación activa de la persona que las realiza, si bien con el
tiempo los efectos suelen decaer, salvo en casos donde se establezca todo un plan de
acción que los refuerce y mantenga. Ese es precisamente el objetivo de las terapias
psicológicas.
49
rígido, como si fuera un barra de acero. Cuanto más intentes doblarlo, más y más rígido
devendrá, y será imposible doblarlo. Intenta doblar el brazo (la persona es incapaz de
doblarlo)".
50
porque se halla en una hipnosis muy profunda. De nuevo nos encontramos con una
expresión heredada de concepciones obsoletas, aunque muy queridas y usadas aún por
un buen número de terapeutas y algún investigador. El concepto de profundidad se
refiere al sueño hipnótico, al trance. Sin embargo, ambos conceptos deben tomarse, tal y
como la investigación actual ha revelado, como un concepto carente de toda validez
científica (sueño hipnótico), y el segundo como un concepto descriptivo de ciertas
experiencias que pueden, o no, darse en hipnosis. De hecho, desde una vertiente
cognitivo-comportamental, el trance es el resultado de sugerir que se entrará en un trance
(de definir incorrectamente a la hipnosis como un trance), y no la causa de la hipnosis
(Wagstaff, 1998). Todavía más, apelar al trance es algo que no sólo no se ajusta a la
evidencia empírica, sino que puede perjudicar la aceptación de la hipnosis de muchas
personas que solicitan ayuda, pues lo interpretan como algo esotérico o de consecuencias
peligrosas (Capafons et al., 2006), especialmente en contexto de hetero-hipnosis. Por lo
tanto, hablar en términos de profundidad de la hipnosis sólo puede entenderse como una
forma en la que el terapeuta pretende transmitir metafóricamente al cliente el nivel de
dificultad de las sugestiones que está consiguiendo realizar, y a veces que se han
alcanzado relajaciones muy profundas a través de la hipnosis. No obstante, más adelante
se expondrá otra terminología más adecuada para esta función, y que se adapta más a las
evidencias encontradas, además de provocar una menor alerta negativa en el paciente.
Por otro lado, las expresiones metáfora y fantasía dirigida a un objetivo son también
muy frecuentes en la literatura sobre hipnosis. Una metáfora suele adoptar la forma de
un cuento (parábola, alegorías, símiles, etc.), a través del cual se intenta transmitir de
forma didáctica un significado complejo. Las metáforas apelan a la imaginación de la
persona, y tratan de fomentar la comprensión por parte del cliente de mensajes
importantes sobre la vida, la autoaceptación, etc. Por ejemplo, el cuento del patito feo es
51
una buena metáfora para ejemplificar la auto-aceptación. Generalmente, las metáforas se
han utilizado en el contexto de la hipnosis ericksoniana bajo el supuesto de que con ellas
se accede más fácilmente a una comunicación con el inconsciente de la persona,
disminuyendo así las resistencias y fomentando una visión creativa del cambio de
comportamiento. No obstante, como se expondrá más adelante, las metáforas pueden
usarse desde otras vertientes con ligeras modificaciones funcionales, que actualmente
están de moda en Psicología clínica y de la salud, y en las terapias de conducta de tercera
generación (Moix, 2006).
Como una forma distinta de metáfora, nos encontramos con la fantasía dirigida a un
objetivo: son imágenes que ayudan a la persona a cumplir con las sugestiones (ese es el
objetivo), es decir, a experimentar ciertas reacciones generalmente voluntarias como algo
no volitivo o automático. Un ejemplo de imaginación dirigida a un objetivo para generar
una reacción de analgesia puede ser: "Imagina que tienes un guante especial en tu mano
derecha. Este guante está caliente y puede calmar el dolor cuando se pasa por encima de
las zonas doloridas. Imagina que pasas el guante por encima de tu vientre, e imagina que
tu vientre se va calentando, y que el dolor empieza a decaer. Imagina que puedes ver un
termómetro con un fluido de color rojo. A medida que va subiendo la temperatura, a
medida que el termómetro se acerca al 10, por el efecto del guante que sigues pasando
por la zona dolorida, el dolor va bajando y bajando, bajando y bajando".
En este caso el objetivo obvio es tolerar mejor y reducir el dolor (esa es la sugestión
a cumplir), y las instrucciones de imaginar son el medio por el cual se intenta alcanzar ese
objetivo. Hace un par de décadas se asumía que la imaginación era la clave de las res
puestas hipnóticas, y que sin ella era muy difícil cumplir y experimentar las sugestiones.
No obstante, actualmente sabemos que sólo un porcentaje muy pequeño (alrededor del
3%) necesita usar la imaginación para experimentar reacciones hipnóticas. Son las
personas denominadas pronas a la fantasía (Barber, 1999). Sin embargo, la gran mayoría
de personas medias y altas en sugestionabilidad no necesitan de la imaginación, salvo
como medio para activar las expectativas de repuesta (Kirsch, 1999). Es fácil convencer
a alguien de que usando la imaginación podrá experimentar ciertas reacciones, pues de
hecho es así. Pero no debe perderse de vista que sin la imaginación también se pueden
activar las sugestiones, incluso usando imágenes contrarias a lo que se pretende
experimentar (Kirsch y Council, 1992). Por ello las expectativas de respuesta han
mostrado ser uno de los factores que determinan con mayor fuerza el que se experimente
una sugestión de forma automática o no volitiva (Lynn y Kirsch, 2005). Una expectativa
de respuesta es la creencia y esperanza firme de que ocurrirá una respuesta propia. Es
como la profecía auto-cumplida, pero, en este caso, auto-referidas (Kirsch, 1993). La
investigación ha mostrado que las expectativas de respuesta no son epifenómenos, y que
predicen un porcentaje alto de la varianza de las respuestas hipnóticas (40%). Por lo
tanto, crear expectativas de respuesta será una de las funciones más importantes del
terapeuta cuando aplique la hipnosis en el programa de intervención (Kirsch, 1999).
52
Finalmente, y sin pretender agotar toda la nomenclatura típica del ámbito de la
hipnosis, el recuerdo sensorial y el recuerdo emocional hacen referencia al proceso por el
cual una persona puede reproducir emociones, sensaciones, reacciones biológicas, etc.,
tras escuchar una sugestión, o cuando se expone a un estímulo (entiéndase estímulo en
un sentido muy amplio) que quedó asociado al estímulo que generó la reacción en el
pasado (Kroger y Fezler, 1976). El recuerdo sensorial/emocional se usa como base para
entender cómo pueden activarse reacciones sugestivas dentro y fuera del contexto
hipnótico. Por ello, es una expresión que puede usarse como alternativa al concepto de
trance o estado alterado de conciencia, lo que permite dar explicaciones sobre la hipnosis
que fomenten mucho más su relación conceptual con el auto-control.
Preguntas de autoevaluación
53
4.Una sugestión que implica una respuesta en la cual la persona cuanto más intenta
recordar, menos puede, se conoce como una sugestión:
54
55
Es difícil encontrar un área de la Psicología y de la Medicina, en general del
funcionamiento humano, donde la hipnosis no se haya aplicado, bien como adj uvante,
bien como único elemento de intervención. Cuando se utiliza hipnosis por relajación, es
obvio que las sugestiones hipnóticas son una forma excelente de inducir estados
profundos de relajación. A pesar de ciertas críticas vertidas en algunos textos clásicos de
relajación, la investigación es bastante contundente al respecto: la hipnosis (y la auto-
hipnosis) genera estados de relajación muy profundos, comparables a las de cualquier
otro método de inducción de relajación. De hecho, el entrenamiento autógeno de Schultz
(Schultz y Luthe, 1959) es una variante de las técnicas de hipnosis de la época. Pero las
aplicaciones de la hipnosis no pueden reducirse al ámbito de la relajación, tal y como ya
vimos en la definición de la American Psychological Association. Las formas habituales
de utilizar la hipnosis se asemejan enormemente a las técnicas comportamentales y
cognitivo-comportamentales de imaginación: la desensibilización sistemática, el
condicionamiento encubierto, la práctica (imaginativa) guiada, el ensayo imaginado, las
imágenes racionales emotivas, las técnicas de inoculación de estrés para manejar el dolor,
y un largo etcétera, formalmente se asemejan asombrosamente a los modos de proceder
en hipnosis, quizá porque algunos de sus autores incluían la hipnosis entre sus formas de
proceder, como es el caso de Wolpe y de Lazarus (Lazarus, 1999). De hecho, algunos
autores que han deseado satisfacer la demanda de hipnosis a sus clientes, han utilizado
los procedimientos mencionados, presentándolos (rotulándolos) como hipnosis, ya que
parece incrementar el efecto del tratamiento satisfacer tal demanda (Lazarus, 1973). No
obstante, la hipnosis por relajación es sólo una parte de la variadísima gama de
posibilidades que nos presenta este campo. La hipnosis activoalerta y la hipnosis
despierta (por ejemplo, el Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta [Alarcón y
Capafons, 2006; Capafons y Mendoza, 2009; Capafons y Mendoza, 2010b1) permiten la
aplicación de la sugestión hipnótica en momentos y para fines mucho más amplios que
los que permite una hipnosis por relajación y restricción de la atención, en la que el
aletargamiento y mantener los ojos cerrados son características omnipresentes. Por
ejemplo, con hipnosis activo-alerta se ha trabajado para incrementar la atención de los
controladores de vuelo (Barabasz, 1980, 1985), así como para mejorar la lectura en
niños hiperactivos o incrementar el rendimiento académico de universitarios (Anderson,
Barabasz, Barabasz y Warner, 2000; Barabasz y Barabasz, 1996; Wark, 1996).
56
Despierta permite auto-hipnotizarse en lugares públicos, manteniendo las tareas
habituales de la persona en esas situaciones (conducir, hablar, caminar, etc.) (Capafons,
1999; 2004; Capafons y Mendoza, 2009; Capafons y Mendoza, 2010b).
Si se observa (ver cuadro 4.1) el índice de uno de los libros prácticos más completos
sobre aplicaciones de la hipnosis (Hammond, 1990), podrá apreciarse el vastísimo campo
en el que se han utilizado las sugestiones hipnóticas. Si, además consideramos que la
hipnosis es realmente útil cuando se usa como un adjuvante o coadyuvante, no es difícil
entender que donde pueda aplicarse la Psicología, podrá aplicarse también la hipnosis,
deporte incluido (Stegner y Morgan, 2010). En los textos mencionados de Mendoza y
Capafons (2009) y Capafons y Mendoza (2010a) aún se pueden encontrar más
aplicaciones, como las de fertilización artificial, fibromialgia, etc.
Otra cuestión diferente es la eficacia de la hipnosis en las distintas áreas en las que se
ha aplicado. Apelamos de nuevo a las revisiones de Mendoza y Capafons (2009) y
Capafons y Mendoza (2010a), pues la investigación sobre la eficacia de la hipnosis se ha
incrementado notablemente en los últimos diez años, aunque con desigual rigor
metodológico y frecuencia de estudios, según qué temas se traten. Por ello, nos
remitimos a las conclusiones ya mencionadas de Mendoza y Capafons (2009) sobre la
eficacia de la hipnosis clínica: "En general, la evidencia revisada indica que la hipnosis es
un coadyuvante a otras intervenciones que ayuda a los pacientes a manejar y mejorar
una amplia variedad de problemas psicológicos y médicos, así como su calidad de vida.
Hay que destacar que, las investigaciones han usado la hipnosis bien como única
intervención bien como coadyuvante. En general, y tal como indica el meta-análisis
llevado a cabo por Flammer y Bongartz (2003) para estudiar la eficacia de la hipnosis
utilizada como única intervención, se ha mostrado una eficacia media para el tratamiento
de los trastornos psicológicos recogidos en la CIE-10 y una baja eficacia para el uso de la
hipnosis para el apoyo de procedimientos médicos. Por lo tanto, la evidencia empírica
más prometedora de la eficacia de la hipnosis se ha encontrado, en general, cuando se
utiliza como un coadyuvante a las intervenciones médicas y psicológicas" (p. 111).
57
sugestiones que se han seleccionado, y que muestre expectativas realistas de éxito. No
obstante, si el nivel de sugestionabilidad a la hipnosis es bajo, aún podemos decidir usar
la hipnosis, si sometemos al paciente a un entrenamiento en el incremento de la
sugestionabilidad hipnótica (Sachs y Anderson, 1967). Dependiendo del cliente, sus
circunstancias y del tipo de problema que presente, quizá merez ca la pena el utilizar
algunas sesiones para aumentar la sugestionabilidad a la hipnosis (Gfeller y Gorassini,
2010). Más adelante se expondrán algunas líneas genéricas de cómo se efectúan dichos
entrenamientos.
58
4.1. Caso clínico: hipnosis como adyuvante para reducir el miedo a a volar en avión
Nuestra paciente, XX, mujer de 38 años solicitó ayuda para reducir un miedo
59
intenso a volar en avión. Esta paciente fue remitida por otra antigua paciente, y mostraba
un interés alto en recibir un tratamiento con hipnosis, así como una confianza acusada en
la calidad del terapeuta, y en la eficacia y carencia de riesgos de la hipnosis. La cliente
manifestó, ya en la primera toma de contacto, que necesitaba mejorar de su fobia
rápidamente, pues necesitaba volar urgentemente a una ciudad lejana, en un viaje de
placer que le había propuesto su marido, con el cual tenía problemas matrimoniales. Por
lo tanto, siendo el viaje un motivo para el reencuentro entre los cónyuges, necesitaba
estar en las mejores condiciones para disfrutar del viaje y la estancia. La anamnesis
mostró que la paciente había sido tratada psiquiátricamente por depresión dos años antes
y había sufrido una "ataque" de ansiedad un año antes. Físicamente presentaba un dolor
de espalda persistente, que le obligaba a tomar paracetamol y miorrelajantes. No
obstante, excepto por unos niveles ligeramente elevados de colesterol, y una cierta
propensión a las lipotimias debido a su hipotensión, su estado de salud era aceptable.
Algunos familiares habían recibido tratamiento psiquiátrico (ansiolíticos y electrochoque),
si bien desconocía los diagnósticos.
Sus modos de afrontamiento consistían en leer, pasear, tomar baños de agua caliente
o hablar con alguien. En general, sus estrategias de auto-control eran adecuadas, excepto
para temas relacionados con catástrofes, toma de decisiones vitales y alteraciones
fisiológicas.
60
encontraba la paciente, pasajero que en el aterrizaje comenzó a golpearse la pierna con
fuerza, exclamando: "¡Le falta pista, le falta pista!". A partir de esa experiencia, según la
paciente, el miedo no desapareció, sino que siguió incrementándose paulatinamente hasta
impedirle realizar viajes con este medio de transporte.
Durante el vuelo, la atención de la paciente se centra en los ruidos del motor, las
caras del personal de abordo por si ocurriera algo, y se imagina a sus hijos huérfanos tras
un accidente en el que mueren ella y su marido. A veces se tranquiliza con pensamientos
mágicos como "los niños no pueden morir tan pronto, no sería justo para ellos. Así que,
como hay niños en el avión, no tendremos un accidente". Sus reacciones eran las de
mantener silencio, no moverse, notar el corazón latiendo muy deprisa, manos sudadas,
frío intenso, pérdida del apetito, sentir que iba a estallar, y el deseo intenso de escapar del
avión.
Después de volar se sentía aliviada pero frustrada por el mal rato que había pasado.
Sus miedos se reafirmaban cada vez que se enteraba de que había ocurrido algún
accidente aéreo.
Finalmente, sus objetivos terapéuticos fueron sentirse contenta dentro del avión,
estar relajada y tranquila, poder pensar cosas agradables, poder leer, poder mirar por la
ventanilla, mantener una conversación, poder moverse libremente por el avión y sentirse
como si fuera en tren o en autobús.
Preguntas de autoevaluación
61
2.En general, las revisiones sobre la eficacia de la hipnosis indican que:
62
63
64
65
66
Una vez que el terapeuta conoce los datos más relevantes sobre su cliente (tipo de
problema para el que solicita ayuda, perfil del problema, circunstancias y problemas
adyacentes, estrategias de afrontamiento naturales, reacción de su entorno, objetivos y
razones para el cambio, etc.) ya se puede iniciar un plan de intervención. El primer paso,
tras el establecimiento de la relación terapéutica y demás prolegómenos comunes a las
psicoterapias, es delinear los procedimientos que pueden utilizarse sin la hipnosis.
Solamente a partir de esta estrategia no hipnótica podemos añadir los procesos hipnóticos
que nos parezcan oportunos y que el usuario pueda realizar. Además, ello ayudará al
psicólogo clínico y de la salud a delimitar los fines y objetivos que se intentan alcanzar
con la hipnosis.
Visto el perfil del problema, era obvio que el plan de intervención debía incluir
información sobre la seguridad en los aviones, técnicas para cambio de imágenes y
pensamientos (auto-instrucciones incluidas), técnicas para reducir la activación, ensayo
imaginado y práctica guiada (ya que la exposición in vivo en el caso de la fobia a viajar
en transporte aéreo es complicada y cara, y en este caso imposible), y técnicas de
entrenamiento en relajación aplicada, elementos todos ellos que parecen estar implicados
en la eficacia de los tratamientos para reducir el miedo a viajar en avión (Capafons, Sosa
y Prieto-Marañón, 2004). En definitiva, se trataba de incrementar sus competencias para
el auto-control, de modo que la paciente fuera quien se auto-aplicara los procedimientos
en las situaciones donde los necesitara, favoreciendo así la autonomía en el proceso de
cambio. Es evidente que todas estas posibilidades pueden adaptarse a un uso hipnótico,
por lo que se procedió a la creación del rapport con la paciente.
67
5.2. Establecimiento del rapport: cómo presentar la hipnosis al usuario
Establecer el rapport implica crear una relación de confianza e interés entre el terapeuta y
el usuario. Obviamente el rapport (la relación terapéutica es un sentido más amplio) se
genera desde el primer contacto telefónico con el cliente. Sin embargo, al añadir la
hipnosis a las estrategias de intervención suele darse un cambio cualitativo en el usuario,
ya que, como se ha indicado, difícilmente se es neutral ante tal palabra. Por ello, debe
reafirmarse el rapport definitivamente, para ajustar las creencias y actitudes hacia la
hipnosis (y el terapeuta) de modo que no se esperen o se teman resultados no realistas
(sean positivos o negativos). Por lo tanto, antes de comenzar con ningún ejercicio
hipnótico, se comentarán con la persona que pide ayuda los mitos mencionados en aparta
dos anteriores, uno por uno, dando la información pertinente que permita entender mejor
la no adecuación de mantener cualquiera de ellos. La experiencia indica que las dudas de
los clientes no se despejan con simples comentarios o argumentos sólidos. Por ejemplo,
una pregunta habitual cuando se le dice al usuario que bajo hipnosis no se pierde el
control, es "¿Y por qué en la TV la gente hipnotizada no se puede mover, o hace cosas
estúpidas?". La respuesta es compleja, pero debe darse en términos sencillos y
contundentes, aproximadamente del siguiente modo: "Cuando alguien va a un plató de
TV en el que hay un espectáculo con hipnosis, está esperando que pasen ciertas cosas.
Si, además, sale como voluntario, está deseando que ocurran, por motivos que nos
pueden parece nimios, pero que para algunas personas son importantes: salir en la TV,
poder hacer el tonto en público, ganar apuestas, curiosidades esotéricas, recibir atención
positiva por actuar de un modo que en otras condiciones recibirá reprobación, etc. El
caso es que, cuando alguien se presta como voluntario, espera y desea que algo ocurra.
Además, el hipnotizador ha seleccionado previamente a los participantes, buscando
aquellos que son más sugestionables, crédulos y colaboradores. Y le indico que suelen ser
crédulos, porque los hipnotizadores aplican ciertos trucos para hacer creer a los posibles
voluntarios que tienen poderes especiales. Una vez tienen a los voluntarios, que, además
de deseosos de hacer algo hipnótico, suelen estar desorientados por las propias
características del plató (focos, público, cámaras, personal del plató mismo, etc.), el
hipnotizador aplica varios trucos más para convencer definitivamente a los voluntarios de
que la hipnosis es algo excepcional. Si lo consigue, y en esas situaciones es fácil que lo
haga, el voluntario actúa según esperaba y deseaba. Una vez ha "experimentado" las
sugestiones, bien dice que ha perdido el control, porque es la única forma de justificarse
ante el público, o bien se convence a sí mismo de que lo ha hecho todo de forma
involuntaria, para, por ejemplo, no sentirse ridículo delante de las cámaras. Al fin y al
cabo, ya ha salido en la TV. Pero si realmente pudiéramos presionarle y exigirle que
dijera la verdad, podríamos observar, tal y como se observa en la investigación, que la
mayoría de las personas reconocerían que no han perdido el control, salvo aquellos que
se han creído a pies juntillas los trucos del hipnotizador. Si quiere podemos hacer un
truco para que me entienda mejor".
68
Muchos clientes dicen que sí, y conviene explicarles algún truco como el que se ha
descrito del brazo rígido. En general se pue den enseñar algunos trucos que se basan en
instrucciones contradictorias o paradójicas. Suelen ilustrar bien las trampas de los
hipnotizadores y son inocuos y divertidos. Por ejemplo, le podemos indicar al paciente
que ponga las piernas y los pies rígidos, y que sin aflojarlos, intente caminar para que
observe que le es imposible. En este caso se le indica que la sugestión funciona cuando la
persona experimenta la rigidez en las piernas, pero que la incapacidad para andar no es
una pérdida de control, sino una falta de análisis: el voluntario no se da cuenta de que
debe aflojar primero los músculos para poder caminar. También se le puede pedir que
junte las muñecas con las manos separadas, extendiendo los brazos delante de sí,
manteniéndolos semiflexionados. En esa posición, se le pide al cliente que apriete con
fuerza las muñecas, la una contra la otra, durante un minuto, aproximadamente.
Súbitamente se le pide que deje de hacer fuerza y que separe ligeramente las manos, para
en seguida decirle con tono de voz contundente: "¡Tus manos se juntan! ¡Nota cómo se
juntan las manos!". El cliente se sorprende, porque realmente las manos se juntan. En
ese momento el terapeuta explica que el truco radica en acumular energía en los
músculos del brazo, que son quienes juntan las manos de una forma aparentemente
involuntaria.
69
pueden ser sumamente útiles. Pero, desde luego, ten por seguro que siempre sabrás por
mí cuáles son los trucos, y para qué sirven. Recuerda que estoy aquí para ayudarte, no
para engañarte".
Así pues, a través de esta presentación que proponemos se procura transmitir las
siguientes ideas:
a)Las respuestas a las sugestiones son actos del usuario, por lo que no dependen de
ningún poder del terapeuta. Éste solamente es una ayuda.
b)Tales actos son automáticos, pero también voluntarios, puesto que depende del
cliente el que se inicien o se bloqueen.
c)Lo que ocurra durante la hipnosis depende en buena medida de que el cliente
70
ponga en marcha ciertos recursos, que son similares a otros muchos actos de la
vida cotidiana.
e)Desde este punto de vista, la hipnosis es una forma de autocontrol, si bien requiere
de menos esfuerzo consciente por parte de la persona para regular ciertos
comportamientos.
71
péndulo quieto. Muy bien. Pídele al reloj que haga algo, como trazar círculos, u
oscilar de izquierda a derecha, o de delante a atrás. Pídele lo que quieras, menos
que suba hacia el techo. A mí nunca me ha funcionado eso y, si ocurriera, me
daría un buen susto. Tampoco le pidas que te dé las claves de la lotería, o de las
quinielas, que trace triángulos o que solucione todos tus problemas (dicho esto con
sentido del humor) ¿Qué le vas a pedir? (el cliente responde y el péndulo se
mueve). ¡Ajá, estupendo! Veo que eres hábil para esto. ¿Por qué crees que se ha
movido el reloj?
Cliente (C): No sé, se ha movido él solo. ¡Es increíble! Pero quizá haya sido
yo, y no me he dado cuenta.
T: Sí, es divertido. Hazlo otra vez, pero ahora observa detenidamente tu mano
(el reloj se mueve). ¿Observas algo?
C: (normalmente dicen que nada pero puede que alguien conteste como sigue)
Creo notar movimientos muy pequeños en mi mano. ¡Pero no lo hago adrede!
C: ¡Claro!, un péndulo.
T.Sí, pero no exactamente (en ese momento el terapeuta toma el péndulo muy
cerca del reloj o el peso, y le pide que se mueva. El péndulo apenas lo hace). ¿Ves
lo que ocurre cuando acorto la cadena?
72
Cuando le pides al péndulo que se mueva, en realidad lo que ocurre es que tu
cerebro se dice a sí mismo: cerebro, coge el péndulo, pon el brazo en posición,
pídele al péndulo que se mueva, muévelo, y no te enteres de que lo mueves. El
cerebro interpreta lo que quieres, y hace lo que tiene que hacer, sin más
preocupación por tu parte. De hecho, si trazaras un círculo, y dentro de él líneas
horizontales y verticales que se cruzaran, como en la rosa de los vientos, con sólo
mirar la dirección de las líneas verías que el péndulo se mueve en esa dirección. El
cerebro genera por sí mismo esa ilusión de que el péndulo se mueve por sí mismo
(se denomina ilusión del péndulo de Chevreul).
Como ves, esto funciona como otras cosas que hacemos habitualmente: es
voluntario pues tú coges el péndulo y le pides que se mueva voluntariamente, pero
es también automático, ya que no tienes que preocuparte de nada más. Tu cerebro
lo hace por ti. Es similar a, por ejemplo, el mero hecho de hablar, que es
voluntario, pues lo inicio cuando lo deseo (el terapeuta calla unos segundos), pero
no tengo que buscar las palabras para hablar: brotan sin pensar en ellas. En este
sentido, el hablar es automático. Si tuviera que hablarle en otro idioma que no es
tan familiar para mí, tendría que pensar buscando en mi memoria muchas de las
palabras; sería algo voluntario, pero no automático. La hipnosis es algo parecido a
cuando hablamos en nuestro idioma: experimentarás reacciones voluntarias, pero
automáticas. ¿Comprendes lo que le te quiero decir?
C: Sí, creo que sí: es como andar, que es voluntario pero automático a la vez.
¿No?
T: Eso es. Ahora vamos a hacer otro ejercicio. Coloca el brazo en posición de
nuevo, y pide al reloj que se mueva en una dirección concreta (el reloj se mueve).
Ahora piensa en que lo que haces es realmente una estupidez, un juego sin
sentido, que estás haciendo el ridículo... o simplemente piensa en lo que tienes que
hacer urgentemente en casa o el trabajo (el reloj suele detenerse)... ¿Observas lo
que ocurre? Sin darte cuenta dejas de mover la mano y el reloj se detiene. A esto
le llamamos interferencia. Generalmente la palabra interferencia tiene
connotaciones negativas: una interferencia no nos deja ver la TV, o nos impide
usar el teléfono móvil. Si alguien interfiere con nuestras actividades, es que nos
obstaculiza la consecución de un objetivo. Pero para mí, en este caso, una
interferencia es algo positivo. Sabes por qué (si el paciente no responde): porque
me demuestra que eres una persona activa y que controla en todo momento lo que
ocurre en hipnosis. Si algo te disgusta o no te parece oportuno, puedes interferirlo
y detenerlo. Cuando alguien está hipnotizado no pierde el control. Las reacciones
que experimenta son automáticas ya que tú le pediste al reloj que se moviera, no a
tu mano que moviera el reloj. Sin embargo, el cerebro entendió la instrucción y
por sí mismo activó los movimientos de la mano; pero son también voluntarias, ya
que tú mimo iniciaste la respuesta, pero también la has detenido. Es decir,
73
estuviste de acuerdo en pedirle algo al reloj, y éste se detuvo en cuanto pensaste
que era una estupidez o dejó de interesarte. ¿Entiendes lo que quiero decir?
C: Sí, me parece que sí, que tengo que colaborar, aunque no me dé cuenta de
cómo hago las cosas.
T: Sí, justo. Pero permíteme que hagamos un ejercicio más: coloca de nuevo
el brazo y pídele al péndulo que se mueva; pero pídeselo como si dependiera tu
vida de ello, con impaciencia, exigencia ¡Pídeselo ya! (el cliente lo hace, pero el
reloj no se mueve). Fíjate: ésta es otra forma de interferencia. Si pretendes
experimentar algo y estás muy pendiente, exigiendo con impaciencia que ocurra, es
muy probable que no ocurra. ¿Recuerdas lo que te comenté sobre la ley del efecto
inverso? Si esperas demasiado de la hipnosis, creyendo que no has de hacer nada
y que todo ocurre sin ningún tipo esfuerzo, es muy probable que no experimentes
nada. Pero como lo fuerces, es incluso peor. La regla de oro en hipnosis es: sólo
deja que las cosas ocurran, no fuerces ni supervises, sólo deja que tu cerebro, tu
mente, funcionen por sí mismos, sólo deja que ocurra lo que tiene que ocurrir.
Como te dije antes, es como cuando queremos acordarnos de algo que tenemos en
la punta de la lengua: cuanto más queremos recordar, más en blanco se nos queda
la mente, y cuando no fuerzas, entonces recuerdas. ¿Te ha ocurrido antes algo
parecido?
C: Sí, muchas veces. Creo que voy entendiendo lo que significa estar
hipnotizado.
74
C: Sí, creo que sí.
T.Pero todavía quiero preguntarte algo más: si deseases interferir con las
sugestiones o la terapia ¿Cómo crees que lo harías?
C: De acuerdo, lo intentaré.
T.Bien, ahora quiero explicarte algo más. Sé que ya has comprendido lo que
puedes esperar de la hipnosis, pero aún quisiera que nos pusiéramos de acuerdo en
algo más. Te aseguro que todo el tiempo que invertimos en esta conversación lo
ahorraremos des pués, al no haber malentendidos. Comenzaré por preguntarte si te
gustan las películas de terror.
C: Sí, incluso a veces, aunque me guste la película, dejo de mirar las escenas
más terroríficas.
75
T.Ahora el extraterrestre se preguntaría dónde está la fuente de peligro o
amenaza y, al introducir los datos en su ordenador, le contestaría que en una sala
de cine. Y al preguntarle qué es una sala de cine le diría que un lugar donde se
proyectan películas, que son ficciones o narrativas como los cuentos o las novelas,
¿no? ¿Crees que pensaría que te asustas de algo que sabes que es irreal, una
fantasía, una mentira? Si te ha visto pagar la entrada, concluiría que inviertes
dinero en pasar miedo provocado por una ficción que sabes que lo es. ¿No te
parece que pensaría que eres poco inteligente?
T.En otras palabras, tú, tu cerebro, sabes que no hay que pensar en que todo
es una fantasía, y te implicas en la historia que te están contando. De forma no
consciente "olvidas" que existe todo un equipo que ha rodado la película, y que en
la pantalla sólo observas el efecto de unas luces reflejando fotogramas. En el
fondo es un gran esfuerzo, ya que debes "olvidar" algo que es obvio.
C: En efecto, pero no me supone esfuerzo, salvo que la película esté muy mal
hecha.
C: En general, sí.
76
C: Miro hacia otro lado, o me voy de la butaca, a veces me tapo la cara y veo
entre mis dedos. Hay gente que hace lo mismo que yo. A veces pienso que todo es
mentira y me distancio del argumento.
T.Eso es. ¿No te parece que esos comportamientos son como interferencias?
C: Sí. No había pensado nunca que la hipnosis funcionara de esta forma. Creo
que ahora entiendo por qué, sin perder el control, puedo sentir que hago cosas
como si no las hiciera yo voluntariamente.
T: Que reacciones ante escenas de cine con miedo, pena, tristeza, incluso que
llores, o te bajen el ánimo, ¿dice algo sobre tu nivel intelectual o tu inteligencia?
77
nada sobre ti, ni bueno ni malo. Dependería del modelo de hipnosis que te
presentara, de las razones que te diera sobre cómo funciona. Las que te estoy
dando están sustentadas en investigación científica. Pero si te dijera que la hipnosis
funciona porque tengo un poder telepático y paranormal, que uso para entrar en
contacto con extraterrestres, y que ellos envían ondas magnéticas a tu hipófisis, y
por eso notas los efectos de la sugestión, y tú te lo creyeras, realmente sí que
podría ocurrir que fueras una persona crédula y no muy formada. En otras
palabras, responder a las sugestiones hipnóticas, sólo indica que respondes a las
sugestiones hipnóticas, no que eres tonto, crédulo, débil mental o loco.
T: Pues dime qué has aprendido de todo esto (el cliente debe mencionar que la
hipnosis implica actos voluntarios y automáticos, que se basa en una ficción o
cuento - narrativa - pero que lo que experimente como resultado de las sugestiones
es real y genuino; que tiene que colaborar sin forzar para que la sugestión tenga
efecto, y que ser hipnotizable no es intrínsecamente ni positivo ni negativo).
Además, usar la ilusión del péndulo de Chevreul nos es útil para conocer aspectos
relevantes del paciente a la hora de hipnotizar. En algunas culturas el péndulo tiene
connotaciones mágicas y se asume que sirve para contactar con espíritus y el paciente no
quiere realizar el ejercicio (algo que nos ha ocurrido en Brasil, por ejemplo, y en España,
relacionado el péndulo con una aguja unida a un hilo, instrumento que se usa para
78
"averiguar" el tipo y cantidad de descendencia que tendrá una persona). Este modelo
mágico-demonológico puede interaccionar con los mitos de la hipnosis y aconsejar no
seguir adelante con ella, y buscar otras alternativas terapéuticas.
Por otro lado, si el péndulo no se mueve nada, nos indica que bien la persona es
ínfimamente sugestionable (el terapeuta dijo al principio que el péndulo se movía sin
dificultad porque el terapeuta tenía práctica, pero realmente no hace falta esa práctica
para que casi todo el mundo consiga experimental esa ilusión), lo que nos debería hacer
pensar en la conveniencia, o no, de seguir con las sugestiones. Otra posibilidad es que el
paciente esté interfiriendo de cualquiera de las formas que se han indicado, lo que
aconsejaría explorar más las posibles creencias y actitudes hacia la hipnosis más
detenidamente. Si el péndulo se mueve, pero la persona se asusta, de nuevo tenemos
información preciosa para investigar qué miedos se encuentran detrás del susto del
paciente.
Los ejercicios de evaluación que se relatan más adelante, se realizan sin inducción
previa hipnótica (Capafons, 2001; Capafons et al., 2008), ya que existe una alta
correlación entre sugestión hipnótica y sugestión "despierta" (alrededor del 64% de la
varianza [Kirsch y Council, 19921), y porque cualquier fracaso puede atribuirse a la falta
de entrenamiento, o a que se realizan sin estar la persona hipnotizada. Además, es útil
79
para que el cliente vaya familiarizándose con El Modelo de Valencia de Hipnosis
Despierta o la hipnosis despierta en general (Alarcón y Capafons, 2006; Capafons, 1999;
Capafons y Mendoza, 2009; Capafons y Mendoza, 2010b). Este modelo proporciona un
esquema general o secuencia de intervención que debe adaptarse a las características,
circunstancias y problema del paciente, se muestra en el cuadro 5.1.
80
Si tras escuchar la sugestión del terapeuta, el cliente balancea ligeramente, es que no
está interfiriendo o bloqueando sus reacciones, ya que ese movimiento es el esperable sin
intervención alguna de la sugestión. La posición descrita es, pues, importante, ya que
provoca balanceo por sí misma. Si el cliente balancea ostensiblemente, incrementándose
a medida que reiteramos la sugestión asumiremos que está colaborando y
experimentando el efecto de la sugestión. Si el cliente no balancea, es altamente probable
que esté resistiéndose. En este caso, podemos preguntarle qué le sucede, si tiene algún
miedo, reticencia; si no cree que la sugestión pueda funcionar. Para ello, le indicaremos
que todas las personas balancean ligeramente en ese ejercicio, salvo que lo bloqueen.
Aclarados los problemas, se realiza el ejercicio de nuevo. Si no balancea, dejaremos la
evaluación y revisaremos a fondo nuestra relación terapéutica con el cliente. Si
definitivamente la persona no es capaz de balancearse lo más mínimo, cejaremos en el
intento de aplicar hipnosis y aplicaremos nuestra intervención sin las sugestiones
hipnóticas.
De esta forma, el cliente está comprobando que el terapeuta procura por todos los
medios transmitirle su voluntad de no engaño, su proximidad como profesional que
intenta ayudarle, y una cierta jocosidad para desdramatizar los problemas que aquejan a
la persona.
81
Posteriormente, el cliente adopta una vez más la postura, y el terapeuta le dice con
un tono de voz similar al del ejercicio anterior: "Dentro de un momento tocaré tus
hombros ligeramente. Cuando lo haga, notarás que pierdes el equilibrio, como si algo
tirara de ti o te empujara hacia atrás, y caerás. Recuerda que yo estaré ahí para sujetarte.
Deja que las cosas ocurran y ocurrirán. (El terapeuta toca los hombros del cliente) Nota
el desequilibrio, y observa cómo caes, caes, caes... hacia atrás, caes hacia atrás... atrás
(el cliente cae sin más, el terapeuta lo sujeta, y le ayuda a colocarse en posición erecta y
estable). ¡Muy bien! Abre los ojos y dime qué has notado (el cliente responde,
generalmente sorprendido y satisfecho)".
Como el paciente ha caído hacia atrás concluiremos que está colaborando y confía.
Si además indica que sintió el desequilibrio, asumiremos que experimentó la reacción
subjetiva sugerida. En ocasiones, el cliente ni siquiera balancea en este segundo ejercicio,
o empieza a caer hacia atrás, pero recupera la posición. Al realizarse la caída hacia atrás
en la misma posición que el balanceo postural, si el usuario no balancea nada,
pensaremos que no confía lo suficiente en la hipnosis, ya que la caída hacia atrás entraña
un mayor abandono por parte del cliente en manos del terapeuta, y particularmente si se
dejó caer intencionalmente cuando se lo pedimos momentos antes. Parece claro que en
este caso no desconfía del terapeuta, sino de la sugestión hipnótica, ya que es la única
diferencia entre ambos ejercicios.
Sin embargo, antes de abandonar este proceso, conviene realizar estos ejercicios,
apelando directamente a la imaginación. Cier tos pacientes manifiestan una
preferencia/necesidad de usar imágenes para notar las reacciones sugeridas. Por ello,
podemos realizar un ejercicio que incluya a los dos descritos, en el que se sugieran las
reacciones a través de una narración que implique el uso de la imaginación. Así pues, se
pide al paciente que imagine que el terapeuta tiene un imán muy poderoso en la mano, y
que pasa ese imán alrededor de la cabeza, que deviene, a su vez, imantada. Así, en un
momento dado, el terapeuta indica que el imán se desplaza hacia la izquierda atrayendo
al paciente hacia ese lado, luego a la derecha, hacia adelante, hacia atrás (movimientos
del balanceo postural). Finalmente, el imán tira del paciente tan fuerte hacia atrás que el
usuario pierde el equilibrio y cae (sujetándolo el terapeuta, naturalmente, tal y como
82
hemos indicado). Si observamos mejores respuestas cuando aplicamos la visualización
del imán, asumiremos que ese paciente funciona mejor con imaginación, por lo que
deberemos tenerla en cuenta a la hora de dar las sugestiones.
Si el usuario no los abre, le pediremos rápidamente (para evitar algias oculares) que
baje los ojos y que abra los párpados. A continuación le preguntaremos cómo se siente.
Generalmente la respuesta es de tranquilidad y sorpresa. Aún así, y especialmente si no
es ese el caso y el cliente se siente atemorizado por la supuesta pérdida de control, le
explicaremos que hemos usado un truco como el del brazo, pues es prácticamente
imposible abrir los párpados teniendo los ojos en esa posición. Como mucho se observa
el blanco del ojo, excepto en algunos pocos clientes que sí pueden abrir los ojos en esas
circunstancias. Seguidamente, se le valorará positivamente la confianza que ha
depositado en el terapeuta al realizar todos los movimientos que se han solicitado y por
seguir las instrucciones sin interferirlas.
Si, por el contrario, abre los ojos, no se explica aún el truco, y se le pregunta por sus
reticencias, evaluándose si entendió bien las instrucciones. Si no fuera ese el caso, se
explican detenidamente los pasos y se repiten. Si la razón para abrir los ojos fue el
miedo, se vuelve a detener la evaluación de la sugestionabilidad a la hipnosis, y se
comentan las posibles causas de la desconfianza. Si se superan estas dificultades, se
repite el ejercicio, para explicar finalmente que fue un truco, y se recuerda al paciente
que los trucos siempre se explicarán, y que se usarán en el tratamiento para mejorar las
respuestas a las sugestiones, convirtiéndolos en instigadores de las respuestas sugeridas.
A veces, es difícil para el paciente el enrollar los ojos y mantenerlos así mientras cierra
los párpados. Para ello, podemos pedirle que haga como si intentase mirar algún punto de
la pared que esté detrás de él y hacia arriba, lo que le obligaría a enrollar los ojos para
poder ver el punto. A continuación, le pedimos que sin desenrollar los ojos, baje los
párpados, tratando de imaginar que su cráneo es transparente y que puede mirar a través
de él. Si muestra mucha dificultad en enrollar los ojos, o nota molestias, dejaremos el
ejercicio, y ya sabemos que este cliente en concreto no será un buen candidato para usar
los métodos de inducción que exijan este enrollamiento ocular, como los de Perfil de
83
Inducción Hipnótica (Enrollamiento Ocular) de Spiegel y Spiegel (1987; 2006), e
Hipnosis Instantánea de Barabasz y Barabasz (1996).
Una vez el cliente consigue realizar bien el ejercicio, se le indica que todo lo que ha
hecho se aprovechará durante las siguientes sesiones, y se pasa al tercero y último de los
ejercicios de evaluación: el apretón de manos. Éste es un ejercicio motor de reto que
exige más habilidad hipnótica que el anterior, ya que el cliente necesita experimentar una
sugestión, mientras que en el anterior sólo necesita colocar los ojos en una posición
determinada. Así se dice al cliente: "Trenza los dedos de tus manos entre sí, y ponlas en
posición de oración o súplica, doblando los brazos por los codos, y llevándolos
ligeramente hacia adelante. Ahora cierra los ojos, si lo deseas, o mira fijamente a los
míos, para poder concéntrarte mejor. Dentro de un momento te sugeriré que tus manos
están muy, muy pegadas, tanto que intentarás separarlas y te resultará imposible hacerlo.
De hecho, cuanto más intentes separarlas, más y más se pegarán. Escúchame con
atención, tus manos se están pegando... se pegan y se pegan..., están completamente
pegadas, selladas y pegadas, la una contra la otra. Intenta separarlas y observarás que te
resulta imposible hacerlo... imposible..., cuanto más intentas separar las manos, más y
más se pegan, más y más se pegan... (con voz firme, pero amable). ¡Inténtalo y
observarás que es imposible separar las manos!".
84
cinco, observarás que tus manos se pegan más y más. Cuando llegue al cinco intentarás
separarlas y no podrás"). Si todo falla, se le indica que, al fin y al cabo está fuera de
hipnosis y que, con un poco de práctica y algunos ejercicios correctores, podrá realizarlo
bajo hipnosis, si fuera útil para el tratamiento. Es difícil que en este momento de la
evaluación el cliente muestre interferencias a estos ejercicios y las oculte. Generalmente,
el cliente nos podrá decir que no acaba de creer en el ejercicio, pues sabe que puede
separar las manos cuando lo desee. En este caso, se le recuerda la presentación
cognitivo-comportamental, y que efectivamente es falso que no pueda separarlas, salvo
que no interfiera. Si el cliente no interfiere y deja que su cerebro, su mente, funcione,
mientras note que las manos están rígidas y pegadas, no podrá separarlas.
Una vez se tiene información que indica una alta probabilidad de poder responder a las
sugestiones hipnóticas, aunque sólo sea a las más fáciles, seleccionamos las principales
reacciones que pretenderemos activar con las sugestiones. En general, se necesitan dos
tipos de sugestiones: unas más similares a las sugestiones de prueba, y que cumplen las
funciones de comprobar que la persona ya está hipnotizada, y que la persona posee un
mayor control sobre sus reacciones de lo que sospechaba antes de acudir a la terapia. Por
ejemplo, antes de comenzar a dar sugestiones (o a darse el cliente a sí mismo)
85
entroncadas con el problema particular del cliente, se pueden dar sugestiones que nos
indiquen hasta qué punto la persona está receptiva, con su mente activa y preparada para
evocar a través de la sugestión ciertas respuestas. Así podemos sugerir una levitación de
la mano, una inmovilidad corporal, disociación de partes del cuerpo, amnesia selectiva,
etc.
Para ello, debemos recordar y analizar todas las posibles reacciones sugestivas que
se han comentado en el capítulo 3, e ir seleccionado y adaptando las que nos parezcan
adecuadas para el problema y el cliente. Éste no es un proceso predeterminado. Depende
en buena medida de la creatividad del terapeuta y de su conocimiento del campo de la
hipnosis clínica. Exponer todas las posibles sugestiones que se han diseñado para las
distintas aplicaciones relatadas en el capítulo 4 ocuparía varios volúmenes enciclopédicos.
Por ello, parece más adecuado ilustrar algunos usos a través de un ejemplo, como es el
caso de la paciente con miedo a volar en avión.
Recuérdese que la dienta a la que nos referimos se activaba y tensaba mucho cuando
se sentía ansiosa. Es obvio que una de las sugestiones específicas debía ser la de
relajación, así como establecer una clave para lograr esa relajación cuando la necesitase.
Más aún, se seleccionaron sugestiones de calma, paz, bienestar, indiferencia (a los
posibles sobresaltos de las turbulencias, o expresiones de miedo de otros viajeros) y
alegría, que se activarían como formas de auto-refuerzo por ir superando el miedo al
avión, y como respuestas incompatibles con la ansiedad.
86
hecho, todas las sugestiones se basan en la idea central del entrenamiento en el manejo
de la ansiedad. En esta aproximación (Suinn, 1990/1993) los síntomas de ansiedad se
interpretan como estímulos discriminativos para activar la relajación, que deviene (y se
presenta al cliente) como un recurso o estrategia general de afrontamiento. En este
sentido, la cuenta aprendió un método de auto-hipnosis que le permitía auto-
sugestionarse bajo casi cualquier circunstancia. El disponer de ese método le ayudó a
incrementar sus expectativas de auto-eficacia, y a hacerle más creíbles las sugestiones de
fortalecimiento del yo como "soy capaz de hacerlo, dispongo de la fuerza interior
suficiente para superar esto y mucho, más. Me siento fuerte, segura, capaz. Cuanto más
se compliquen las cosas, más y más segura me sentiré; más y más bajo control
mantendré mis reacciones".
Finalmente, se utilizaron sugestiones de distorsión del tiempo, para que éste pasase
muy rápidamente en los momentos de miedo intenso. Un ejemplo de este tipo de
sugestiones de distorsión del tiempo, más sugestiones que intentan adaptar la lógica del
entrenamiento en relajación aplicada e inoculación de estrés, más una sugestión de
"amnesia", sería la siguiente auto-sugestión: "Es posible que en algún momento sienta
miedo. Es normal, todo el mundo se descontrola en algunos momentos. Si el miedo me
supera, el tiempo pasará muy, muy rápidamente. Cada vez que tenga miedo por culpa del
avión, el tiempo pasará muy rápidamente... las horas serán como minutos... los minutos
como segundos... Y en cuanto me recupere, cuanto más taquicardia o sudor note, más y
más intentaré relajarme como aprendí en la consulta... cuanto más observe mis
reacciones de miedo, más y más intentaré controlarlo... y más y más me olvidaré de lo
que me preocupa".
87
comentamos del reloj y el cine... si dejas que tu mente actúe y no interfieres, te sentirás
en el avión y actuarás como si realmente estuvieras en él".
Para este cometido son adecuadas las sugestiones típicas de las escalas de evaluación
de la sugestionabilidad a la hipnosis (sugestiones de prueba): levitación de la mano, caída
del brazo, aproximación de las manos, alucinaciones visuales y auditivas etc., si bien
podemos diseñar las que nos parezcan más oportunas a nuestro estilo y a las necesidades
y estilo del usuario. Por ejemplo, al cliente se le puede dar una sugestión por la cual una
parte de su cuerpo está muy, muy ligera, para sugerirle, a continuación, que cuanto más
ligera esté esa parte, más y más pesada estará la otra. Los clientes se suelen sorprender al
experimentar tales reacciones y comienzan a desarrollar expectativas de respuestas y de
eficacia personal considerables. En relación con esto están las preguntas motivacionales
propias del Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta (Alarcón y Capafons, 2006;
Capafons et al., 2008; Capafons y Mendoza, 2009) a las que nos referiremos en el
apartado 6.3.
Finalmente, existe otro tipo de sugestiones que ayudan a concebir la hipnosis como
una estrategia general de afrontamiento y de auto-control. Estas sugestiones, también
más o menos estándares, se exponen en el capítulo siguiente, ya que se ligan a los
métodos de inducción de la hipnosis, especialmente al modelo de intervención que se
describe en este texto.
Preguntas de autoevaluación
88
2.La experiencia indica que:
89
4.Algunas de las dimensiones que se evalúan con las pruebas clínicas cognitivo-
comportamentales de susceptibilidad hipnótica son:
90
91
92
Una vez se han seleccionado las principales sugestiones estándares y específicas que se
pretenden aplicar, el terapeuta debe seleccionar el tipo de método de inducción que desea
utilizar. Esta decisión depende esencialmente de las necesidades del cliente, pero también
de las preferencias del terapeuta. Es recomendable familiarizarse con métodos activo-
alerta y de hipnosis despierta, ya que son muy útiles y eficientes en todos aquellos casos
donde la persona necesite estar activa, despejada, o con los ojos abiertos. No obstante, la
mayoría de los terapeutas utilizan métodos por relajación ya que son los más conocidos
por los clientes, y porque son fáciles y cómodos de aplicar por parte de los y las
terapeutas. Más aún, a pesar de que se pierde velocidad en el intercambio de información
entre cliente y terapeuta, los terapeutas se sienten más seguros al dar las sugestiones,
pues son más fáciles de administrar mientras el cliente está muy relajado y sin mirar al
terapeuta. Por ello, se relatan a continuación varios tipos de métodos de inducción, para,
posteriormente, comentar varias formas de dar sugestiones hipnóticas.
Si los métodos son por activación, también conviene explicar qué es lo que cabe
esperar de ellos, para que no se confundan las instrucciones de activación con
instrucciones ansiógenas. Más adelante se especifican formas concretas de abordar este
problema. Así mismo, es conveniente que se indique cómo reducir los pensamientos e
imágenes interferentes, y que dificultan que el paciente se concentre. Una forma sencilla
de hacerlo es simplemente evitar combatirlos. Simplemente deben dejarse pasar, incluso
centrarse en ellos e intentar incrementarlos, para provocar el efecto paradójico descrito
ya en el apartado 5.2.
93
Todas estas precauciones pretenden fomentar que la primera experiencia con la
hipnosis sea agradable y con sensación de seguridad. Se sabe que las personas que son
hipnotizadas relatan que la experiencia es muy agradable. También es conocido que, tras
la primera experiencia con la hipnosis, las creencias de la personas sobre ella son mucho
más realistas (McConkey, 1986). Por todo ello, aunque generalmente la primera
experiencia hipnótica en consulta se realiza a través de una hetero-hipnosis por relajación,
parece conveniente comenzar con una auto-hipnosis. Las razones son simples: en primer
lugar, favorece el sentimiento de responsabilidad del paciente, fomenta la implicación en
la intervención y red uce los posibles miedos residuales que aún tenga el usuario (Lynn,
Kirsch, Neufeld y Rhue, 1996). En segundo lugar, y en relación con lo anterior, si el
cliente se auto-hipnotiza (aunque sea siguiendo instrucciones y sugestiones del terapeuta),
la situación se rotula y define como algo controlable por el usuario. Es él quien activará o
eliminará el contexto hipnótico. Y si la hipnosis se presenta como un trance, lo que, como
se ha indicado, tiende a generar más abandonos y reducir las respuestas a las sugestiones
hipnóticas, la auto hipnosis parece reducir estos abandonos, así como la reducción en las
respuestas a las sugestiones de prueba, equiparándolas a una presentación neutra
(Capafons et al., 2005). La experiencia y la investigación indican claramente que, si se
inician estos momentos del proceso terapéutico con una auto-hipnosis, es más probable
que el paciente se implique mucho más en las sugestiones que si se empieza con una
hetero-hipnosis (Johnson, Dawson, Clark y Sikorsky, 1983). Es caso de fracaso, además,
todavía queda el recurso de las sugestiones del terapeuta, que puede reforzar y fomentar
el proceso hipnótico. Por ello, se expone a continuación un método de auto-hipnosis
agradable y eficaz para promover respuestas sugestivas, y que permite ya desde el
comienzo, trabajar con hipnosis por relajación y con hipnosis despierta.
94
encadenamiento, dentro del Análisis Funcional de Conducta Aplicado (incluidos el
modelado e instrucciones verbales, además de la instigación). Es decir, se entrenan los
pasos por separado, y luego se encadenan, asumiendo que los reforzadores son sociales
(los que da el terapeuta), propioceptivos (el éxito en lograr las reacciones y sensaciones
como resultado de administrar las sugestiones terapéuticas) y auto-refuerzos (el
sentimiento de eficacia del paciente).
A) Apretón de manos
El terapeuta junta las manos, sin trenzar los dedos, sino cogiéndoselas la una con la
otra, y sin realizar presión alguna. "Ello es útil, se le dice al paciente, para evitar hacerme
daño en el caso de que lleve anillos o sortijas. También es conveniente para personas con
problemas artríticos, reuma, etc.". Sujetándose una mano contra la otra, coloca los
brazos en alto, en posición de oración (como en el ejercicio de evaluación), flexionando
ligeramente los brazos por los codos. A continuación, el terapeuta inspira aire
profundamente y, mientras lo exhala lentamente, aprieta ligeramente las manos. En este
momento dice al paciente: "Fíjate. Es muy importante apretar sólo un poco mientras
sueltas el aire muy lentamente. No es adecuado ni soltar el aire con brusquedad ni apretar
95
demasiado. No se trata de tensar mucho. Sólo lo suficiente como para notar más adelante
sensación de pesadez en los brazos. Al fatigarlos con este ejercicio, nos será más fácil
notarlos pesados y hacer después un ejercicio de inmovilidad del brazo. La respiración
lenta nos ayudará a notar pesadez general y sensación de relajación. Recuerda que todo
lo que nos pueda ayudar a experimentar las sugestiones, hemos de utilizarlo. Aquí no hay
ni trampa ni cartón. Hemos de ayudarnos de todo lo posible. Ahora repetiré el ejercicio
dos veces más, sin aflojar las manos en cada nueva inspiración. Por el contrario,
mantendré las manos tensas mientras inspiro, para seguir tensándolas mientras exhalo (el
terapeuta ejecuta los pasos, para dejar caer los brazos bruscamente sobre las piernas al
terminar de soltar el aire por tercera vez). Como ves, cuando he terminado de exhalar y
de tensar por tercera vez, he soltado los brazos bruscamente sobre mis piernas. Esto es
muy importante, pues ayuda a que me relaje, y a que experimente ciertas reacciones que
luego me serán muy útiles (pesadez, hormigueo, etc.). Ahora debes realizar tú mismo
este ejercicio. Recuerda, no se trata de que aprietes mucho, sino de notar las manos cada
vez más tensas a medida que repites la inspiración y la exhalación (el cliente lo realiza,
mientras el terapeuta le va corrigiendo y ayuda las veces que sean necesarias)".
Por otro lado, algunas personas exhalan el aire con demasiada brusquedad o
velocidad. Si el cliente tiene dificultad en exhalar lentamente, se le pide que imagine una
vela colocada a 25 cm de distancia de su boca. Al soltar el aire, la llama debería moverse,
pero no apagarse. Esa sería la intensidad de la exhalación. Si el cliente no lo imagina o no
suelta el aire con lentitud, el terapeuta puede colocar una llama real (un mechero es útil
en estos casos), de modo que el paciente aprenda a no apagarla, sino sólo a moverla.
Una vez conseguido esto, se continúa con el siguiente ejercicio, reforzando verbalmente
el logro del paciente: "Muy bien, estás consiguiendo aprender muy deprisa. Es una buena
señal. Es muy probable que tengas éxito con este método. Ahora pasaremos al siguiente
paso, la caída hacia atrás".
96
ponerme más cómodo (el terapeuta realiza dos o tres veces el movimiento, dejándose
caer hacia atrás). Cuando hago esto, noto una cierta sensación de relajación muscular (al
estar más cómodo) y de inmovilidad momentánea. Esta inmovilidad ligera, casi
imperceptible, es una reacción natural, presente en muchos animales cuando cambian
bruscamente a una posición en la que están más indefensos. Esta reacción no es
"hipnótica", sino una respuesta biológica, que nos ayudará a fomentar una reacción
posterior, muy importante para conseguir activar nuestra mente y lograr auto-
hipnotizarnos, algo que sólo los humanos podemos conseguir. Ahora repite tú mismo este
ejercicio. Verás que no es difícil ni molesto, pero debes adquirir práctica para quedar en
una posición cómoda, y para poder hacerlo de forma disimulada, sin que nadie note nada
(el cliente lo repite varias veces, como en el ejercicio de apretón de manos). Muy bien,
ahora, vamos a unir ambos pasos. Después, te daré algunas sugestiones para notar
reacciones de pesadez y de inmovilidad corporal. Sabes que si no interfieres podrás notar
las reacciones que te propondré. También sabes que si no son de tu agrado, puedes
interrumpirlas en cualquier momento y sin dificultad, por lo que te ruego que colabores
todo lo posible".
El terapeuta modela también este ejercicio, separándose del respaldo 20 cm, uniendo
sus manos, e inspirando aire. Al soltar el aire, aprieta ligeramente las manos y exhala el
aire lentamente. A continuación lo repite dos veces más, sin aflojar las manos en cada
nueva inspiración, tal y como hemos indicado. Cuando ya ha terminado de apretar en la
última exhalación, deja caer las manos bruscamente sobre sus piernas y el tronco sobre el
respaldo, también de forma brusca, explicando, al mismo tiempo, lo que hace. A
continuación, pide al cliente que haga lo mismo, ayudándole y corrigiéndole de forma
amable y "motivadora", especificando las reacciones que se provocan aproximadamente
de la siguiente forma: "Como podrás observar, las manos están más pesadas, realmente
todo tu cuerpo está más pesado, y te notas bastante relajado. Bien, esto nos permite
fomentar las reacciones del siguiente paso". Algunas personas se relajan realmente
mucho en este paso, ante lo cual, el terapeuta debe mostrar sorpresa, e indicar el buen
pronóstico que implica esta reacción.
Si el cliente indica que no nota nada de lo descrito, debemos sospechar que está
interfiriendo, ya que los ejercicios están diseñados para que casi todo el mundo note
pesadez y relajación, tal y como la investigación indica. Por lo tanto, si el paciente dice
no poder notar pesadez, el terapeuta debe interrumpir la sesión y averiguar cuál es el
problema (puede ser que los pasos se estén realizando incorrectamente, o temor a la
hipnosis, incredulidad ante lo que observa, temor a hacerse daño, o desencanto por creer
que el método no es suficientemente potente o "esotérico"). Hasta que tales dudas o
temores queden eliminados, no debe pasarse al siguiente paso. En otros pocos casos, las
personas experimentan sensación de ligereza en los brazos y manos. A ellas se les dirá
que aún tenemos otros métodos que se basan más en la sensación de ligereza, métodos
97
que se mostrarán en otro momento, o incluso este mismo se puede adaptar a sensaciones
de ligereza, para fomentar al final una levitación de la mano y el brazo. No obstante,
como es importante disponer de varios métodos de auto-hipnosis (y especialmente
necesitaremos de la auto-hipnosis rápida si queremos trabajar con hipnosis despierta),
destinamos unos minutos a corregir las sensaciones, tal y como se indican en el capítulo
7.
Finalmente, una vez el cliente domina la secuencia descrita, el terapeuta prosigue con
el siguiente paso: la inmovilidad corporal (salvo en los casos donde sea la ligereza la
sensación que predomine y/o preferida por el usuario, para lo que actuaremos de forma
parecida a la que describimos más adelante en el método de enrollamiento ocular).
D) Inmovilidad corporal
Una vez que el cliente ha realizado, de nuevo, el apretón de manos y la caída hacia
atrás, el terapeuta inicia las sugestiones: "Ahora, cierra los ojos sólo si lo deseas, pues no
nace falta cerrarlos para estar hipnotizado. Céntrate en tus manos. Una de ellas, o ambas,
estarán cada vez más y más pesadas, pegadas a las piernas..., (en tono lento y pausado)
más y más pesadas, pegadas, pesadas y pegadas, como si fueran sólidas a las piernas.
Para ello, si lo crees oportuno, puedes ayudarte de imágenes como que una cuerda suave
ata sus manos a las piernas, o que un pegamento o cemento muy poderoso une tus
piernas a las manos, o que un objeto muy pesado impide que puedas levantar las manos.
Si notas esas reacciones, observarás dentro de un momento que te resultará muy difícil
levantar las manos, muy, muy difícil..., tanto que intentarás hacerlo y será imposible.
Sabes que si lo deseas, interfiriendo puedes levantar las manos en cualquier momento.
Pero si permites que tu mente actúe, que tu cerebro se active lo suficiente, observarás
que es imposible despegar las manos de las piernas. Más aún, cuanto más y más lo
intentes, más difícil te resultará levantarlas, incluso más y más se pegarán a las piernas.
Inténtalo y observarás lo difícil que es separar la manos de las piernas (el cliente lo
intenta y no "puede"). Muy bien, estupendo, veo que has conseguido controlar tu mente,
de modo que ésta sigue tus instrucciones. Ahora, céntrate en las manos. Cada vez
estarán más y más ligeras, recobrando su tacto habitual... eso es, ahora ya podrías
98
separarlas. Cada vez están más y más ligeras... eso es. Ahora contaré hasta tres. Cuando
lleguemos al tres ya estarás "fuera" de auto-hipnosis, abrirás los ojos (si el paciente los
cerró) y te encontrarás despejado, activo, con ganas de trabajar sobre tu problema,
tranquilo y relajado. Muy bien, 1.... 2... y 3. ¿Cómo te encuentras?".
Una vez terminado este ejercicio motor de reto, aunque se haya mantenido una
conversación con el cliente mientras se realizaba el método (ya que se puede estar
usando hipnosis despierta) se realiza una breve entrevista para comprobar las reacciones
que se han provocado, cómo las ha experimentado (intensidad y si han sido agradables),
qué imaginó, si lo hizo, etc. Con esta información se adaptarán los ejercicios a las
características y preferencias del paciente en las sucesivas sesiones. Téngase en cuenta
que es fundamental que el ejercicio de reto se haya logrado, al menos parcialmente, pues,
al sorprender al paciente, deviene en una "prueba" contundente de que se ha estado
hipnotizado (en terminología tradicional, es un ejercicio de confirmación de trance
[Hammond, 1990]). Si no lo logramos, debemos analizar por qué y realizar ejercicios
correctores, tal y como ya se ha indicado.
Por otra parte, se señalará al cliente que lo importante es que practique todos los días
el método tres veces seguidas, tres veces al día (por la mañana, al mediodía y por la
noche), durante una semana, al menos, hasta que consiga realizarlo con velocidad y con
los ojos abiertos. Además, se le aconseja que lo practique en varios lugares diferentes,
siguiendo con las pautas habituales sobre generalización de estímulos. Posteriormente, se
instruye al cliente para que provoque una reacción que le sirva como "señal" para poner
en marcha sus habilidades sugestivas, introduciéndole, si no se hizo ya antes, en el
concepto de recuerdo sensoriallemocional (Kroger y Fezler, 1976) más o menos, del
siguiente modo: "Cuando ya domines los pasos que has aprendido, podrás auto-
hipnotizarse en público de forma aún más disimulada y rápida, pues no tendrás que
apretar las manos ni caer hacia atrás. Sólo debes centrarte en uno de sus brazos (el de la
mano que más se inmovilice de las dos), y empezar a notar cómo deviene cada vez más
pesado y pegado a tu cuerpo, o simplemente que lo notas distinto, como disociado. En
esos momentos estarás activando tu recuerdo sensorial: es decir, tu capacidad para
reproducir emociones, sensaciones, sentimientos, comportamientos, etc., que
experimentaste en un momento de tu vida, y que han quedado almacenados en tu
99
cerebro (piensa que cuando oyes determinadas canciones que asociaste a algo, tras
mucho tiempo de no haberlas oído, te sobrevienen recuerdos que creías olvidados, así
como emociones y sensaciones que se asociaron a ellos).
Sin embargo, la memoria no es una grabadora que registra fielmente y para siempre
lo que ocurre. Nuestros recuerdos son interpretaciones selectivas y, al menos,
simplificadas de la realidad, y como ya te comenté, a veces la memoria es capaz de crear
recuerdos distorsionados, cuando no completamente falsos, sobre lo que nos ocurrió.
Pero la memoria tiene un valor adaptativo importante. Si conseguimos disciplinarla, nos
ayudará a reconocer fuentes de peligro o de seguridad. Nos ayuda a mantener las
habilidades que nos han servido para mejorar nuestra situación, o que necesitamos para
comunicarnos con nuestro entorno. De hecho nuestra propia identidad depende de ella,
pues nos reconocemos cada mañana como nosotros mismos... Por lo tanto, la memoria,
aun no siendo una grabación fiel y exacta de lo que nos ocurre, sí puede mantener
aspectos relevantes y necesarios de nuestras reacciones o de eventos del entorno, que
nos permiten seguir recordando, por ejemplo, cuál es nuestro nombre, el idioma con el
que nos comunicamos, los números de teléfo no más familiares para nosotros, etc. Sin
embargo, a veces, nuestro almacenamiento de la información se realiza de forma
involuntaria, sin que tengamos especial interés en conservar ciertas imágenes, emociones
o sentimientos. Esto suele ocurrir cuando asociamos, por ejemplo, ciertos olores o
canciones, tal como te he explicado, a determinadas reacciones nuestras (emociones de
ternura, amor, etc.). A pesar del tiempo transcurrido, cuando oímos u olemos ciertos
estímulos, evocamos de forma automática las reacciones que asociamos a ellos. Estas
reacciones no son una copia exacta de lo que experimentamos, pero sí muy parecida, y
sobre todo, valiosa. Si las reacciones activadas o evocadas son desagradables,
tenderemos a evitar tales estímulos, mientras que si son satisfactorias, no evitaremos
tales eventos, sino que, probablemente, intentaremos mantenerlos. Para aprovecharnos
de nuestro recuerdo sensorial y recuerdo emocional, debemos disciplinar y entrenar
nuestra mente para que pueda evocar, activar o reproducir (aunque no sea de manera
exacta) aquellas reacciones que nos interesan en un momento dado (conductas,
imágenes, sensaciones, emociones, etc.) y que experimentamos tiempo atrás. Por ello, no
hará falta que repitas todos los pasos que te he enseñado. Únicamente debes centrarte en
el brazo. Si permites que el recuerdo sensorial funcione, podrás reproducir las
sensaciones que creaste en los ejercicios anteriores y tu brazo devendrá pesado e
inmóvil, o disociado. Tú sabes que puedes interrumpir estas sensaciones en cualquier
momento. Lo que nos importa es que, cuando te resulte muy costoso moverlo, ya habrás
activado tu mente lo suficiente para poder empezar a darte sugestiones hipnóticas.
Podrás mantener los ojos abiertos e incluso una conversación, mientras te relajas, o te
activas, alivias tu dolor, etc. según lo que necesites. ¿Comprendes lo que te quiero
decir?".
100
clínica indican que las reacciones de pesadez y de disociación del brazo la consiguen
prácticamente todas las personas, por lo que si el individuo fracasa, hemos de averiguar
las razones de tal fracaso (interferencias incluidas), y aplicar los ejercicios correctores
oportunos (Capafons, 2004).
101
adelante (apartado 6.1.2.). En fin, podemos sugerir cualquier cosa que ayude al paciente
a levitar la mano. Cuando lo ha conseguido, la persona ya está auto-hipnotizada y puede
darse las sugestiones que se hayan seleccionado, tanto hipnóticas como post-hipnóticas.
Para terminar con esta auto-hipnosis, según los autores del método, debe experimentarse
flotación de nuevo (si bien la práctica indica que no es necesario), y el paciente sólo debe
abrir los ojos y mirar su mano, que caerá en ese instante. Si es necesario, como con la
anterior auto-hipnosis, se cuenta hasta tres y se usa la imaginación para activar a la
persona.
102
debe tener los párpados cerrados, y subir los ojos en esa posición. Luego toma aire, y se
realizan los mismos pasos descritos previamente. Finalmente, la mano debe subir
lentamente para acercarse a la frente como si se tratara de apoyar la cabeza sobre ella.
Los métodos de inducción por relajación suelen presentar varias características comunes.
Por un lado, tratan de conseguir que la persona cierre los ojos como forma de iniciar la
primera fase de la inducción (en terminología tradicional, trance ligero). Para ello es ya
habitual que se le pida, sin más, a la persona que cierre los ojos, y a partir de ahí se inicia
el proceso de "profundización". En ocasiones quien hipnotiza puede preferir, para
adaptarse más a las creencias, estilos o necesidades de los pacientes, usar procedimientos
que ayudan a sentir fatiga en los párpados de modo que el usuario tienda a cerrarlos y, de
paso, experimente ya una sensación de bienestar y relajación. Para ello se pueden realizar
multitud de ejercicios como:
a)Fijación de la mirada: se pide al cliente que mire a un punto fijo como una luz, un
objeto, algún punto en una pared, etc. (nunca a un haz de puntero láser y otras
luces que puedan dañar la vista, como por ejemplo el sol), y que no cierre
definitivamente los ojos hasta que lo indique el terapeuta.
b)Parpadeo: se le indica al paciente que debe cerrar los párpados cuando escuche
números impares (1, 3, 5, etc.) y abrirlos al escuchar números pares (2, 4, 6,
etc.), sugiriéndole que, cuando se acerque a un número concreto (alrededor del
30), los párpados estarán fatigados, y sentirá la necesidad de cerrarlos. Si la
persona tarda mucho en cerrar los ojos debe sospecharse que está interfiriendo, o
que su nivel de sugestionabilidad hipnótica es más bien bajo (Graham, 1971), lo
que deberíamos haber evaluado antes de llegar a este punto.
c)Enrollamiento ocular: puede ser ligero, permitiendo que los ojos adopten una
103
postura de relajación al levantarlos mirando a algún punto, o ya un enrollamiento
acusado como el descrito en el método de Spiegel y Spiegel (1987; 2006).
d)Crear sorpresa o confusión: si bien son dos cosas distintas, en el fondo tratan de
atraer al máximo la atención de la persona para hacer prominente la sugestión que
se le dé (por ejemplo, "estás hipnotizado"). Una forma de crear sorpresa es usar
las antiguamente llamadas hipnosis rápidas, como las que se desarrollaban en el
espectáculo (balanceo postural, caída hacia atrás y apretón de manos [Arons,
19731). La forma de proceder es similar a la ya descrita en el apartado de
evaluación de la sugestionabilidad hipnótica, pero rotulándolos como métodos de
inducción hipnó tica (no de evaluación), y añadiendo, tras cumplir la sugestión de
caída o de reto, una sugestión como "cae profundamente hipnotizado". Ya hemos
descrito una versión moderna de estos métodos y adaptada a auto-hipnosis, que
se aleja mucho de la intención de "sorprender" de estas arcaicas formas de
proceder. En todo caso, la sorpresa debería ser siempre positiva, y transmitiendo
sensación de control y seguridad.
Por otro lado, una vez la persona ya ha cerrado los ojos y se halla en hipnosis ligera
(siempre en terminología tradicional), debe "profundizarse" en ese "estado hipnótico"
(recuérdese que estas son formas metafóricas de hablar), para lo que suelen usarse varias
formas de proceder:
104
Entrenamiento Autógeno, Respuesta de Relajación, etc. (Vera y Vila, 1998).
b)Conteo: bien hacia atrás o bien hacia adelante. Junto a este conteo se sugiere que
el cliente estará más relajado e hipnotizado a medida que avancen los números (o
retrocedan). Por ejemplo, "voy a contar de 10 a 0. A medida que me acerque al
0, te notarás cada vez más relajado e hipnotizado, con la mente receptiva, muy
relajado e hipnotizado... 10, 9, 8, muy relajado e hipnotizado, 7, 6...".
c)Repaso mental de las zonas más importantes del cuerpo: este repaso se acompaña
de sugestiones de relajación de cada parte a la que se presta atención y de estar
hipnotizándose a medida que avanza ese repaso mental. Suele acompañarse con
imágenes que animan a eliminar la tensión a través de los poros de la piel como si
fuera un fluido de color rojo, o gris, y a permitir que avance la relajación y el
bienestar, como si fuera otro fluido de color verde o azul celeste.
e)Realizar ejercicios hipnóticos (sugestiones de prueba, por ejemplo) cada vez más
difíciles, como, por ejemplo, empezar por levitación o descenso del brazo, seguir
con algún ejercicio de reto motor (inmovilidad del brazo), y ampliar a escuchar
alguna música deliciosa, o saborear alguna fruta sabrosa.
Antes de inducir una hipnosis por relajación deben aclararse cuáles pueden ser las
sensaciones que suelen experimentarse, es decir, las propias de la relajación, tal y como
hemos indicado: pesadez, ligereza, ambas alternando, hormigueo, ligera hipotermia, ligera
hipotonía muscular, sensaciones de flotación, incluso extracorpóreas, de disociación del
entorno, falta de sensaciones provenientes del cuerpo (algunos pacientes dicen: "soy
como un cerebro sin cuerpo, no noto nada"), incrementos del meteorismo, ligero y
agradable mareo, etc. Como en ocasiones la persona puede quedar dormida, se le explica
105
que esa reacción es habitual y puede darse, por ejemplo, en personas con exceso de
trabajo e insomnes (además de en algunos trastornos específicos que conviene descartar,
como el síndrome de apnea del sueño, o narcolepsia), por lo que se le recomienda que
use la hipnosis para descansar más profundamente. Así mismo se le comenta que, si
llegara el caso, se le dejará dormir durante un periodo de tiempo, y luego se le despertará
sin sobresaltos (salvo que lo haga la persona por sí misma).
Por otro lado, se le debe pedir que vaya al baño antes de iniciar la sesión con
hipnosis, e incluso se le instruye sobre cómo puede rascarse si le picara alguna parte del
cuerpo, para no perder la concentración y la relajación. Es decir, levantando lentamente
la mano, rascándose con suavidad, pero dejándola caer luego más bruscamente, tal cual
se suele realizar la tensión y la relajación en la Relajación Muscular Progresiva de
Jacobson.
Una vez aclaradas las dudas que el cliente pudiera aún mostrar, se le pide que fije su
mirada y preste atención a un punto (en la pared/techo, objeto, punto de luz a la altura de
sus ojos, etc.), o se usan cualesquiera de las otras formas ya descritas. Si se opta por el
objeto, se le dice más o menos lo siguiente: "Ahora, concéntrate en el objeto. Observa su
aspecto, forma y rugosidades (si las tiene). Dentro de un momento, notarás los ojos
cansados. Te voy a pedir que no los cierres hasta que yo te lo indique. Cuando yo te lo
pida, cerrarás los ojos. En ese momento ya estarás en hipnosis "ligera", es decir, ya
habremos comenzado con el proceso de activar tu cerebro para que funcione
eficazmente. Ahora observa cómo se cansan los ojos. Cada vez los notas más y más
pesados..., pesados..., muy pesados y cansados... Cada vez te cuesta más y más tener
los ojos abiertos... Cada vez te apetece más cerrarlos..., eso es..., nota cómo se cierran
los ojos, pero no bajes los párpados todavía... (cuando hay signos evidentes de fatiga)
ahora cierra los ojos (si el cliente no lo hace, interrumpimos la sesión, pues está
interfiriendo con el proceso) y céntrate en mi voz; escúchame con atención..., puedes
escucharme y concentrarte en lo que te digo. Sigue mis instrucciones y observarás cómo
puedes realizar unos ejercicios divertidos, interesantes y enriquecedores para ti. Muy
bien, relaja tus manos y brazos, eso es... los hombros... relaja la cabeza y la cara... cada
vez más y más relajados... relaja el pecho, eso es... el vientre... las nalgas... muy bien...
las piernas y los pies... cada vez estás más y más pesado..., relajado..., hipnotizado...,
hipnotizado..., muy bien..., estupendo... Ahora contaré de 20 a 0. A medida que me
acerque al 0, te notarás más y más pesado, relajado, hipnotizado..., muy pesado (o ligero
si fuera esa la preferencia del paciente. Si este es el caso, adáptese el resto de la
verbalización a ligereza), relajado e hipnotizado... (lentamente) 20, 19, 18, relajado...,
pesado..., hipnotizado..., 17, 16, 15, 14, 13, cada vez más y más hipnotizado,
hipnotizado, 12, 11, 10, 9, 8, profundamente hipnotizado y somnoliento..., 7, 6, 5, 4,
pesado y relajado, muy relajado... 3, 2, 1 y 0. Ahora trata de imaginar lo que te vaya
sugiriendo. Estás flotando tumbado en una colchoneta encima de un mar calmado..., una
tarde de verano. Estás muy pesado pero flotando, pesado y flotando. Ahora caes
106
suavemente al agua, pero estás dentro de una amplia burbuja de aire. Comienzas a
descender lentamente hacia el fondo del mar... es muy agradable... vas cayendo y
cayendo..., muy despacio caes y caes..., puedes observar cómo suben las burbujas de
aire hacia la superficie, mientras tú sigues bajando y bajando..., la superficie cada vez
está más lejos..., a medida que caes, estás más hipnotizado, relajado, y tu mente está
receptiva, cada vez más y más receptiva..., sigues cayendo mientras observas cómo
algunas algas y peces quedan por encima de ti, a medida que desciendes, desciendes...,
eso es. Ahora estás muy, muy hipnotizado, relajado. Sólo deja que las cosas ocurran, que
ocurrirán. Tu mente está muy receptiva. Sabes que ahora funciona a gran velocidad, y,
ante cualquier solicitud que le hagas, puede generar las experiencias que desees. Sabes
que bajo hipnosis podemos conseguir reacciones increíbles para ti, muy divertidas y
enriquecedoras...".
Una vez hemos terminado con la inducción preguntamos a la persona si desea seguir
con los ejercicios, quien puede mover una mano para indicar su consentimiento. Si su
respuesta es negativa, terminaremos con la situación hipnótica y entrevistaremos al
cliente para averiguar las razones que le impiden continuar con la hipnosis. Si, por el
contrario, consiente en realizar los ejercicios, proseguiremos con los que tuviéramos
previstos para esa sesión, comenzando con los más fáciles (motores) para terminar con
los más complicados (perceptivo-cognitivos y de reto). Por ejemplo, podemos realizar
una levitación del brazo, diciendo aproximadamente lo siguiente: "Céntrate en tu brazo
dominante, y observarás que, si dejas que las cosas ocurran como lo has hecho hasta
ahora, lo notarás cada vez más y más ligero, liviano, como una pluma, o una pompa de
jabón... eso es, observa cómo tiende a ascender, a levitar..., sólo deja que las cosas
ocurran, y ocurrirán... (el brazo comienza a ascender), muy bien, sube y sube, cada vez
más y más, eso es, sin fatiga ni cansancio, sólo sube ligero, muy ligero, levitando,
subiendo... (en el caso de necesitar apoyo con imaginación: como si viajaras en un
automóvil y sacaras la mano por la ventanilla, encarándola al viento, dejándola flotar
sustentada en él, sin esfuerzo, flotando y flotando.. .; como si tu brazo estuviera
hueco..., relleno de un gas muy ligero, gas helio, o como el que hace que los globos de
los niños se eleven..., o quizá como si unas poleas sujetaran tu muñeca, que tiran de ella
hacia arriba, subiendo tu brazo cada vez más y más..., eso es... observa cómo sube...)".
107
hipnótica, más o menos como lo hicimos con la auto-hipnosis rápida: "Ahora contaré
hasta tres. A medida que nos acerquemos al tres, estarás menos hipnotizado, menos
relajado, y más despejado. Cuando alcancemos el tres, te sentirás tranquilo, calmado,
pero activo, y motivado; con ganas de hacer cosas, des pejado y activado. Muy bien, 1,
más activo y despejado; 2, con bienestar y motivado... despejado, saliendo de hipnosis;
3, estás totalmente despejado y activado, fuera de hipnosis... ya puedes abrir los ojos.
¿Cómo te encuentras?".
108
psicológico que recibe. No obstante, el terapeuta puede (y debe) ayudar a que el cliente
active eficaz y eficientemente sus recursos. Para ello se puede hipnotizar a la persona
con la intención de reforzar la eficacia de las auto-sugestiones que se da a sí mismo el
cliente a través de la auto-hipnosis, tal como se ha indicado, particularmente en aquellas
personas que tienen una clara preferencia a que el terapeuta les guíe en las sugestiones.
Lógicamente, el terapeuta puede usar los métodos por relajación (y lo hará siempre que
el cliente así lo necesite). No obstante, ya se ha indicado que la hipnosis por relajación y
restricción de la atención es sólo una parte de las posibles formas de aplicar y entender la
hipnosis. En numerosas ocasiones es necesario que la persona se sienta activada más que
relajada, sobre todo si deseamos que transfiera más fácilmente lo practicado en consulta
a su vida cotidiana. Éstas y otras razones impulsaron a ciertos investigadores a diseñar
métodos por activación, denominados activo-alerta (Bányai, Zseni y Túry, 1993). En
otros casos, se mantiene la relajación, pero las instrucciones de inducción no son de
caída y concentración, sino de alerta (por ejemplo, "tu mente está activa, abierta, muy
activa y alerta, mientras permaneces relajado, con bienestar") (Wark, 1998). A este tipo
de hipnosis se le ha denominado también "trance alerta" (Vingoe, 1998), en los que se
han incluido procedimientos de inducción similares a danzas, o colocarse quien hipnotiza
detrás de la persona a hipnotizar para, estando fuera de su vista, mover las manos de
delante atrás a la altura de los ojos de la persona a hipnotizar, para que ésta las pueda ver
por el rabillo de los ojos y, así, ampliar su atención a estímulos periféricos, y expandir la
atención (justo lo contrario de restringirla a un punto). En este caso, las verbalizaciones
implican expresiones como "tu mente se abre, se expande, puede ver las cosas con
claridad, ampliando su perspectiva..., tu mente está cada vez más atenta, abierta, alerta,
mientras tú estás cada vez más y más tranquilo..."). Incluso aparecieron modos de usar
las sugestiones para inducir estados alterados de conciencia similares al de la hipnosis
(según se pensaba) que se denominaron de otro modo, como fue el caso de la
hiperempiria (Gibbons, 1974), en la que se sugería expansión de la visión, y de la mente,
y una hiperconciencia del cuerpo, las emociones, sentimientos, etc. Excepción eran
aquellos que, sin embargo, mencionaban la hipnosis despierta, como fueron los casos de
Sarbin y Coe (1972), Kratochvil (1970), Capafons (1999) o más recientemente, Iglesias
e Iglesias (2005). Estos métodos de hipnosis despierta animan a la persona a mantener
los ojos abiertos, una apariencia normal de persona activada, incluso manteniendo una
amena conversación con el terapeuta (tal y como se hace con la auto-hipnosis rápida).
Uno de los objetivos de la (hetero) hipnosis por activación, especialmente si es hipnosis
despierta, y más aún del Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta, es reforzar los
avances que el cliente logra. Por ello, las sugestiones que el terapeuta da incluyen
aquellas que indican que el método de auto-hipnosis rápida será eficaz para permitir la
activación de los recursos del cliente, que las reacciones que se pretendan evocar
realmente se evocarán, etc. Es decir, el terapeuta no marca la pauta de lo que ocurrirá,
sino que reafirma que el cliente será eficaz para modular, regular y provocar el cambio
terapéutico. En otras palabras, generalmente la auto-hipnosis es el eje en torno al cual
girará la heterohipnosis, y si es la auto-hipnosis rápida el método usado como método de
109
hipnosis despierta, se complementará con la hipnosis por activación-alerta, concebido
desde esta perspectiva.
Existen diversos métodos de hipnosis alerta y activo alerta (Bányai et al., 1993;
Barabasz y Barabasz, 1996;Vingoe, 1968, Wark, 1996), En general, tales métodos suelen
incluir el cerrar de ojos y relajación, como se ha comentado - ver cuadro 6.1-).
Bányai fue quien creó un método alerta que no incluía sugestiones de relajación sino
que, por el contrario, se sugería a la persona actividad. De hecho, este método exige que
la persona pedalee en una bicicleta ergonómica o que camine a buen paso en una sala
para que su cuerpo se active y se tense. Una vez hipnotizada (y generalmente con los
ojos cerrados) se dan las sugestiones de prueba. Por ello, se denominó hipnosis activo-
alerta (Bányai y Hilgard, 1976; Bányai et al., 1993), probablemente el más investigado y
conocido de todos los métodos de este tipo. Sin embargo, como es fácil de suponer, este
método plantea una serie de problemas en la práctica clínica. Entre ellas cabe destacar la
necesidad de disponer una bicicleta ergonómica o de una sala grande donde los pacientes
puedan caminar para activarse, y el ejercicio físico que requiere, ya que puede ser
incompatible con aquellos pacientes que sufran de problemas cardiovasculares, o con las
preferencias de ciertos pacientes, a quienes no les gusta realizar ejercicio (sobre todo si
implica sudar). Es por ello que se diseñó un método activo-alerta, que además de activar
a la persona, le prepara para experimentar la hipnosis despierta (método vigilia-alerta,
también conocido como mano-alerta (Capafons, 1998a; Cardeña, Alarcón, Capafons y
Bayot, 1998). En este sentido, es un método polivalente, que se encuadra dentro del
Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta.
Cuadro 6.1. Diferencias entre hipnosis por restricción de la atención, alerta, activo-alerta,
despierta y sugestión despierta
110
Este método de inducción exige que el cliente realice sólo un ejercicio físico suave
(mover la mano), se enfatiza el mantener los ojos abiertos, activación general, incluso
caminar mientras se permanece "hipnotizado". Es un método hetero hipnótico
entroncado con la hipnosis despierta, en el que se evitan las dificultades mencionadas del
método de Bányai et al. (1993). De hecho, investigaciones realizadas con este método
muestran un incremento del agrado de los participantes por el método de hipnosis vigilia-
aler ta sobre el método activo-alerta de Bányai et al. (1993), e incluso un incremento de
las respuestas a las sugestiones de prueba. En última instancia el método es preferido al
activo-alerta de Bányai cuando se les compara a ambos (Cardeña et al., 1998).
Para hipnotizar al cliente con el método vigilia-alerta, se realizan primero unos breves
ejercicios diseñados por Alarcón (Cardeña et al., 1998). La intención de estos ejercicios
es, como ya se ha indicado, que el cliente pueda comprender las reacciones que
experimentará y, así, evitar reacciones de ansiedad o estrés: por ejemplo se pide a la
persona, ya sentada cómodamente en un sillón, que recuerde alguna ocasión en la que
esperaba alguna sorpresa agradable, y cómo se le agitaba la respiración y se le aceleraba
el corazón, siendo todo ello emocionante y divertido. O bien se le dice que recuerde
algún paseo refrescante, en el que, a medida que caminaba se sentía más ligera y llena de
energía, disfrutando de una conversación divertida, etc.
111
mano derecha. Comienza a moverla de arriba abajo por la muñeca, mientras mantienes
apoyado el brazo en el reposabrazos. Eso es, mueve la mano sin detenerla en ningún
momento... pronto notarás que el movimiento es más y más automático, la mano se
moverá sola, como si tú no la impulsaras..., tus músculos no se fatigarán, sino que, al
contrario, se activarán más y más..., eso es, observa cómo el movimiento es cada vez
más automático, como si la mano tuviera vida propia..., cada vez se activa más y más,
más y más, y notas tu brazo también agradablemente tenso y activado..., tu corazón
debe bombear más sangre para mover los músculos..., observa cómo tu corazón
comienza a latir más deprisa..., como cuando estamos impacientes o ligeramente
emocionados..., tu corazón late un poco más deprisa, y tu respiración comienza a
agitarse, cada vez más y más. Estás respirando más deprisa, pero con ritmo..., es una
respiración rápida, agradablemente rápida..., y te vas notando cada vez más y más
hipnotizado, activado e hipnotizado, con tu mente funcionando cada vez más y más
deprisa, expandiéndose..., ahora puedes parar la mano, mientras la respiración sigue
rápida, agitada..., y devienes cada vez más y más hipnotizado..., muy hipnotizado. Todo
tu cuerpo se activa cada vez más y más..., la sangre que proviene de tu mano se irradia
por todas las arterias y venas de tu cuerpo, trans portando una sensación de energía,
expansión, activación, como cuando estás alerta esperando algún acontecimiento, un
acontecimiento agradable..., y te sientes más hipnotizado todavía. Las piernas están más
activas, tienden a moverse, tu tronco y cabeza también están más y más activos, con
deseos de moverse..., como si escucharas una música con mucho ritmo, que invita a
bailar o a moverse a su son... ahora sientes la necesidad de levantarte del sillón y
caminar, tranquilo y sin prisas hasta la puerta de la habitación (la persona se levanta y
camina). A medida que caminas te sientes más hipnotizado, alerta, con tu cerebro muy
activado y receptivo..., tu mente está preparada, activada, muy, muy expandida,
despejada..., cada vez más y más despejada y expandida..., tu mente está hipnotizada y
preparada para poder trabajar deprisa y con eficacia".
Si la persona no se levanta, se le da más tiempo para que note esa reacción. En ese
momento se pueden realizar los ejercicios de expansión de la atención periférica, como el
descrito páginas antes, en el que quien hipnotiza mueve sus manos con el dedo índice
estirado, desde detrás de la persona y a la altura del rabillo de sus ojos, pidiéndole que
describa lo que va viendo, además de las manos que se mueven, y enfatizando que los
colores de los objetos y personas (si las hubiere) son más vivos, que puede observar
varias cosas a la vez, notando claramente sus formas, contrastes, etc., y sugiriendo a la
persona que se siente activa, con energía, despejada, y muy hipnotizada, con la mente
receptiva, expandida, y dispuesta a trabajar con eficiencia, velocidad y eficacia. Esto
mismo también se suele realizar con la auto-hipnosis rápida una vez la persona ya ha
aprendido a realizar el método con los ojos abiertos.
112
sugestiones y los ejercicios preparados para esa sesión. Si el cliente dice que no notó
nada, se averigua el porqué, y se realizan las correspondientes adaptaciones con la
retroalimentación que la persona da al terapeuta, siendo ésta la ventaja mayor de la
hipnosis despierta, la de permitir que paciente y terapeuta se comuniquen directamente
mientras se induce la hipnosis, o se aplican las sugestiones y/o ejercicios previstos, de
modo que se puede variar la fraseología para adaptarla a lo que le ayude más y tenga
más significado para la persona que se hipnotiza. A diferencia de los métodos de
relajación y restric ción de la atención periférica, la actividad hipnótica se realiza con la
persona caminando (si lo desea) y manteniendo una conversación normal y fluida con los
ojos abiertos. Es decir, se pueden realizar los ejercicios en hipnosis despierta.
Igual que con el método por relajación anterior, tras acabar con la sesión de
inducción debemos realizar una entrevista, con el objeto de obtener más información
sobre los puntos que ya hemos especificado. Con esta información y la obtenida durante
el proceso hipnótico, podemos ajustar nuestras sugestiones a las preferencias del paciente
para las siguientes sesiones. En este método, podemos utilizar también una señal de
reinducción rápida de hipnosis.
Finalmente, tanto los métodos de inducción por relajación, como los de por
activación provocan el mismo grado de respuesta a las sugestiones hipnóticas, y la misma
sensación de sentirse hipnotizado (Bányai y Hilgard, 1976), por lo que el uso de uno u
otro tipo dependerá de las necesidades y preferencias del cliente. En ocasiones puede ser
tremendamente útil aplicar ambos tipos de métodos, para que pueda utilizarse la
sugestión diferencialmente, según los aspectos a tratar del problema del paciente.
113
6.2. Tipos de sugestiones hipnóticas
Ya se ha comentado que existen varios ejes clasificatorios para ubicar y calificar las
sugestiones hipnóticas. Antes de exponer otras clasificaciones, recuérdense las
sugestiones enumeradas en el cuadro 3.2 a la hora de responder a la pregunta
fundamental que debe formularse quién va a usar la hipnosis antes de inducirla: ¿para
qué se pretende hipnotizar a la persona? Estas sugestiones pueden verbalizarse de formas
diferentes, siguiendo estilos diferentes. Sobre ello hablamos en los siguientes ejes
clasificatorios:
Las sugestiones directas son aquellas en las que el terapeuta solicita claramente a la
persona que experimente algo. Es decir, el cliente sabe con certeza qué es lo que el
terapeuta le pide que haga, ya que éste usa su influencia para inducirle a experimentar
algo. Las ilustraciones de sugestiones que se han expuesto hasta ahora son ejemplos de
sugestiones directas (que en ocasiones son reiterativas y monótonas, cuando se repiten
varias veces seguidas).
Las sugestiones indirectas son aquellas en las que no se pide tan claramente al cliente
que experimente tal o cual reacción. Son más ambiguas, se dice de ellas que son menos
coercitivas, y se supone que permiten que el cliente manifieste sus potenciales y
experiencias únicas, sorteando su análisis crítico consciente (Erickson y Rossi, 1979).
Por ejemplo, para sugerir indirectamente que las manos del cliente se acercan la una
hacia la otra (véase este ejemplo, pero con sugestiones directas en el apéndice 1), se
puede decir lo siguiente: "Me pregunto si estarás experimentando alguna sensación en las
manos, como unas ligeras sacudidas inconscientes. Quizá tu mente consciente no presta
atención a las sensaciones, ya que tu mente inconsciente realiza los ajustes necesarios
para que experimentes algo. Antes o después tus manos se tocarán. No sé cuál de las dos
tocará a la otra primero, si la dere cha o la izquierda. No sé si se tocarán ahora o
después. Lo que sí sé es que disfrutarás con ello. Todo el mundo tiene la experiencia de
notar el cosquilleo que hace una mosca posada en la mano, o de una hormiga caminando
por ella. Rascarse para eliminar esa sensación es muy agradable. Cuanto mayor sea la
sensación de que algo te corre por las manos, mayor será el placer de rascarse. Tú
mismo te puedes preguntar si las manos se moverán rápida o lentamente. Tu mente
consciente no sabe si tu mente inconsciente moverá antes la mano derecha o la izquierda,
o si se juntarán en el centro. ¿Qué ocurrirá primero? ¿El sentimiento de satisfacción de
que las manos se toquen o el placer de averiguar qué mano se moverá antes? El
cosquilleo de las moscas puede ser muy molesto, y en un momento puede aumentar
rápidamente o, a veces, lo hace lentamente. Tu mente consciente no necesita darse
cuenta del deseo de que las manos se junten hasta que la mente inconsciente ya lo haya
hecho. O tu inconsciente puede conocer tus deseos, mientras el consciente hace la
respuesta" (la voz del terapeuta debe enfatizar las palabras en itálicas [adaptado de
114
Erickson y Rossi, 19791).
Generalmente, se asume que las sugestiones directas son autoritarias, mientras que
las indirectas son permisivas. Sin embargo, siendo las sugestiones indirectas por
definición permisivas (aunque implican una coerción indirecta sobre la persona), no todas
las permisivas son indirectas, como no todas las directas son autoritarias. Por ejemplo, si
le decimos al cliente: "Tus ojos se pegan, se pegan cada vez más y más, más y más.
¡Nota cómo se pegan! Están tan pegados tus párpados, que te resultará imposible
separarlos. ¡Intenta separarlos, es imposible!" (itálicas con tono de voz enérgico y
elevado), estamos usando sugestiones directas y autoritarias, que, generalmente, son
poco o nada recomendables para la mayoría de las personas que acuden a consulta, si
bien hay evidencia de que para ciertas sugestiones de reto funcionan mejor, cuando se ha
convencido al cliente de que la hipnosis es un trance en el que el terapeuta tiene el
control sobre el paciente (Barber, Wilson y Scott, 1980).
Sin embargo, esta clasificación es simplista, ya que en realidad podemos usar una
sugestión directa y permisiva, como la siguien te: "Dentro de un momento notarás cómo
tus ojos se van cerrando y tus párpados se pegan..., se pegan. Deja que las cosas ocurran
y ocurrirán. Si lo deseas, puedes experimentar que tus párpados se pegan y se pegan,
cada vez más y más, más y más. Se pegan tanto, que dentro de un momento intentarás
abrirlos y observarás que es imposible, o que te resulta realmente difícil abrirlos. Si
permites que tu mente funcione, observarás que cuanto más intentes abrir los ojos, más y
más te costará. Para ayudarte a experimentar esta reacción contaré hasta 5, incluso
puedes contar tú también mentalmente. A medida que me acerque al 5, notarás tus
párpados más y más pegados. 1, se pegan..., 2, están ya muy pegados..., 3, te costaría
mucho separarlos..., 4, están ya completamente pegados, sellados, 5, intenta separarlos y
observa que es completamente imposible separarlos..., incluso cuanto más lo intentas
más y más se pegan... ¡Eso es, muy bien! Ahora contaré de 4 a 0. A medida que me
acerque al 0, notarás que los párpados se van liberando, y que puedes abrirlos sin
esfuerzo... 4, se van liberando, 3, más despegados, 2, ya podrías abrirlos, 1, los párpados
están completamente despegados, 0, abre los ojos, por favor. ¿Qué tal?" (se enfatizan las
palabras en itálicas).
Como puede observarse las sugestiones son directas, pues se dice al cliente
exactamente lo que se espera que experimente. Sin embargo, la actitud del terapeuta no
es autoritaria o imperativa, ya que más bien solicita colaboración del paciente, y le presta
ayuda para que se cumpla la sugestión. Frases como "si permites que las cosas ocurran",
o "si deseas que" y similares, otorgan el control de lo que ocurre a la persona que está
siendo hipnotizada. Frases como "muy bien", "estupendo", "¿cómo estás?, etc.,
transmiten la sensación al paciente de que el terapeuta sólo está dando instrucciones y
que el mérito de llevarlas a cabo es del propio cliente. De este modo es muy difícil que la
115
persona muestre resistencias debidas a miedos o rechazos hacia el terapeuta.
La investigación, tal como comentamos páginas antes, indica claramente que las
sugestiones directas y las indirectas funcionan prácticamente igual a la hora de promover
las respuestas a las sugestiones, con una ligera ventaja para las directas, contrariamente a
lo que opinan algunos autores ericksonianos. Incluso parece que las directas generan un
mayor sentimiento de no volición y automatismo, mientras que, en ocasiones, las
sugestiones indirectas han generado desconfianza y recelo en algunas personas que se
han sentido manipuladas. Estos resultados son contrarios frontalmente a las hipótesis
ericksonianas, y no deben olvidarse a la hora de planificar el modo de dar las sugestiones
terapéuticas (Hammond, 1990). En general, recordamos lo sugerido en páginas
anteriores: a la hora de aplicar las sugestiones hipnóticas usaremos ambos tipos de
sugestiones, con una clara preponderancia de las directas y permisivas, evitando
sistemáticamente las autoritarias. Sólo en casos excepcionales, esencialmente con
personas poco colaboradoras, o en ámbitos militares, parece aconsejable explorar el uso
sistemático de sugestiones indirectas, o de las autoritarias, como estrategia predominante.
C) Imágenes y metáforas
Otro modo de usar las sugestiones hipnóticas se asemeja mucho a la práctica guiada
y, en general, al uso de la imaginación en los tratamientos cognitivo-comportamentales:
tales modos son las metáforas y la narración de relatos. En principio, el objetivo de la
narración es facilitar al cliente la comprensión de contenidos complejos. El mensaje se
entiende mejor gracias al medio que se utiliza. Se asume que la comprensión de ese
mensaje fomentará un cambio de actitud, y la aceptación de nuevas formas de entender
la realidad. Las terapias ericksonianas, y otras derivadas de ellas, utilizan profusamente
las metáforas, tal y como ya hemos indicado (Hawkins, 1998). Existe investigación que
indica el éxito de estos acercamientos a la hora de facilitar el aprendizaje de conceptos y
promover cambio de actitud. De hecho ahora son una moda en las terapias de conducta
de tercera generación (Luciano y Valdivia, 2006), terapias que ya se han ligado a la
hipnosis (Williams, Halls quist, Barnes, Cole y Lynn, 2010). No obstante, las metáforas,
fuera del contexto ericksoniano, pueden considerarse, también, como modos de fomentar
distintas reacciones de afrontamiento ante situaciones difíciles. De hecho, el
entrenamiento en relajación aplicada usó imágenes e historias no conectadas directamente
116
con la problemática del cliente, para mejorar reacciones del paciente ante el estrés (S
uinn, 1993). Por lo tanto, las metáforas y relatos, dentro del contexto hipnótico, son
elementos multifuncionales, pues nos permiten ayudar al cambio de actitud, a la
formación de nuevos conceptos, y a la creación de nuevas habilidades para enfrentarse a
situaciones difíciles. Esa es la razón por la que se creó, desde una perspectiva cognitivo-
comportamental no ericksoniana, y dentro del Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta,
una metáfora didáctica, que cumpliera con tales funciones. Esta metáfora se narra una
vez la persona conoce la auto-hipnosis, y antes de aplicar las sugestiones terapéuticas. Es
decir, cuando la persona ya sabe cómo autohipnotizarse, y antes de comenzar con el
programa de intervención como tal, se le pedirá al cliente que se auto-hipnotice para que
el terapeuta le pueda narrar una historia que ayudará a que ambos puedan comunicarse y
entenderse mejor, a clarificar ciertos conceptos sobre la hipnosis y la intervención
psicológica, así como a evaluar otros modos de responder a las sugestiones por parte del
usuario. Para ello, se dice al cliente más o menos lo siguiente: "Ahora te voy a pedir que
te auto-hipnotices. Cuando lo hayas logrado, te relataré una historia que te ayudará a
comprender mejor cuál es la función de la hipnosis, y te ayudará, también, a reducir tus
temores respecto de ella y del problema para el que me has pedido ayuda. Por favor, pon
en marcha los pasos que hemos practicado, y cuando notes la reacción que te indica que
ya estás auto-hipnotizado, dímelo (el paciente se auto-hipnotiza). ¡Muy bien! Ahora
imagínate que estás conduciendo un vehículo todoterreno por la jungla sudamericana.
Circulas por una pista forestal, entre árboles gigantescos, cerca de un río ecuatorial. Te
diriges a un pueblo donde te esperan tus compañeros de expedición. En automóvil no
dista más de una hora, pero caminando te llevaría casi una jornada. De repente, tu
automóvil se detiene. Bajas sorprendido, y compruebas que se te acabó el combustible.
El sol está en el ocaso, y anochecerá en poco tiempo. Esto te asusta, pues no tienes
víveres, ni agua. Tampoco puedes hacer fuego. La jungla está llena de insectos
peligrosos, de alimañas letales, y no tienes nada con qué defen derte de ellos. Buscas en
el portamaletas combustible, pero observas desesperado que no hay. Intentas poner en
marcha el todoterreno, pero su motor sigue enmudecido. Notas el nerviosismo (se
describen las reacciones de ansiedad del paciente). Estás cada vez más y más
preocupado. Sabes que puede ser muy peligroso intentar caminar hasta el pueblo, y
decididamente mortal el permanecer cerca del vehículo. Tenso y desorientado, buscas
desesperadamente algo que te pueda sacar del atolladero. De repente, encuentras un
machete enorme. Esto te asusta. El machete es un arma afilada y aparentemente
peligrosa. Pero no tienes otra opción. Nervioso, coges el machete. Te da miedo, aunque
sabes que es lo único que tienes para salvar tu vida. Tratas de pensar qué es lo que
puedes hacer. El miedo y la inseguridad te impiden razonar con claridad. Sin embargo, te
das cuenta de que el río está cerca de la pista forestal donde te encuentras. Recuerdas
que el pueblo está al otro lado del río. Si consiguieras cruzarlo, estarías pronto en lugar
seguro. Entonces, te decides a intentarlo. Comienzas a caminar en dirección al río,
cortando lianas, arbustos y maleza que impiden el paso, usando con fuerza el machete.
El cansancio es cada vez mayor. La mano y el brazo con los que usas el machete se
117
fatigan más y comienzan a molestarte. Los pies y las piernas parecen desfallecer. Estás
cada vez más y más cansado, tienes sed y hambre, pero sigues desbrozando la jungla sin
desaliento. Súbitamente, de entre los árboles, salta una serpiente gigantesca con las
fauces abiertas. Te asustas muchísimo, y la esquivas con dificultad. Sabes que la
serpiente pretende devorarte. Se acerca velozmente. Tanto, que puedes oler su aliento
fétido. Pero, en ese momento, la decapitas con un golpe certero del machete. Un
tremendo asco te invade al ver la cabeza seccionada y separada del cuerpo, aún en
movimiento, y la sangre que mana de él. Sin embargo, no desfalleces. Sabes que tienes el
machete para poder seguir luchando por alcanzar tu objetivo. Con decisión, sigues
avanzando hacia el río, abriéndote paso a través de la jungla. Por fin alcanzas la orilla,
pero observas con sorpresa y desaliento, que el río es enorme y turbulento. Recuerdas,
además, que está lleno de animales peligrosos que tardarían sólo unos minutos en
devorarte. La ansiedad, el miedo, la desorientación y el desaliento te invaden de nuevo.
Estás muy cansado y la noche comienza a caer. Sin embargo, recuerdas que el machete
sigue en tu poder. Prestamente, comienzas a talar algunos árboles pequeños y lianas. Con
ellos, a pesar del cansancio de tus manos y la fatiga que te inunda, construyes una balsa.
Con ella podrás vadear el río sin peligro y arribar al puerto del pueblo donde te esperan,
y en el que estarás a salvo. Construida la balsa, y provisto de una percha, te adentras en
el río. Las turbulencias son enormes, y la balsa inestable. Esto te asusta de nuevo, pero
sabes que estás cerca de tu objetivo. Puedes ver las luces del pueblo, incluso oír algunas
voces lejanas. Piensas en el recibimiento, cuando consigas llegar a puerto. Te sentirás
satisfecho de ti mismo, seguro de tu fortaleza y capacidad. Tus compañeros,
asombrados, te acogerán con admiración. Y, sobre todo, habrás logrado resolver tu
problema con tu propio esfuerzo y valentía. Perchas y perchas con fuerza, a pesar de las
aguas rápidas del río y los salientes de las rocas que pueden destrozar la balsa.
Finalmente, llegas al puerto. Varias personas te están esperando con exclamaciones de
asombro y admiración. Te sientes satisfecho, contento, seguro de ti mismo. Ha
desaparecido tu temor. Has conseguido alcanzar tu objetivo, a través de tu esfuerzo,
perseverancia y de tu razonamiento, que te han permitido sobreponerte a la
desesperanza, al miedo, a la confusión. Sabes que con el machete has podido
desenmarañar y eliminar los obstáculos que te acercaban a tu objetivo. Has podido
desprenderte de los ataques de tus enemigos interiores (tu miedo, tu inseguridad...). Te
has podido deshacer de lo que te impedía acercarte a tu meta, a tu objetivo. Sin
embargo, también sabes que esto no ha sido suficiente. No basta desprenderse y eliminar
los obstáculos con decisión y firmeza. Has tenido que arriesgarte: crear y construir algo
nuevo para poder alcanzar tu meta. Has construido la balsa, una nueva forma de
desplazarse. Y todo ello lo has conseguido gracias a la ayuda del machete. Un
instrumento que infunde temor, pero que cuando se le conoce y se usa con decisión,
puede constituirse en un instrumento inestimable para avanzar en el sentido que nos
hemos propuesto.
Este relato es como la vida. Tenemos que luchar, esforzarnos y perseverar para
118
lograr lo que nos proponemos (reducir nuestros miedos, mejorar ciertos hábitos, etc.),
eliminando obstáculos y barreras, pero creando nuevas formas de vida, de relación;
abriendo nuevas posibilidades, arriesgándonos a cambiar de vida, o la forma en que la
enfocamos. El machete, es como la hipnosis. Parece peligroso y nos asusta. Pero si lo
utilizamos con astucia, inteligencia, valentía y destreza, deviene en un instrumento que
nos ayuda enormemente a conseguir nuestras metas y objetivos. El machete es la auto-
hipnosis. Puedes manejarlo a voluntad, cuando lo desees. Pero recuerda, es la ayuda
para superar tus problemas. Sin tu afán, constancia, esfuerzo, valentía, perseverancia y
creatividad, no es muy útil. Recuérdalo bien: cada vez que aparezca el desaliento, el
temor, la confusión, puedes decirte la palabra "machete" y centrarte en la disociación de
brazo (o en la señal que indique al paciente que ya está auto-hipnotizado). En ese
momento, podrás controlar la ansiedad, dándote las sugestiones terapéuticas y, de este
modo, buscar las mejores soluciones para resolver el problema que se te haya planteado.
Ahora, cuenta hasta tres y deshipnotízate. ¿Cómo te encuentras?".
Como en cada hipnosis, se realiza en este momento una pequeña entrevista, para
averiguar qué pudo imaginar, cómo lo experimentó, lo que el paciente mismo elaboró
independientemente del terapeuta, etc., para conocer los estilos del paciente, y adaptar la
forma de dar las sugestiones en las sucesivas sesiones. Finalmente, se comenta la
intención del relato acerca del rol de la hipnosis, y de la actitud del paciente hacia la
intervención comportamental que recibirá en base a ella. En definitiva, se trata de
motivar al paciente al uso de la auto-hipnosis, promoviendo una actitud de actividad y
esfuerzo dentro del contexto terapéutico. Al mismo tiempo, se le ilustra el tipo de ayuda
que cabe esperar de la hipnosis, que es precisamente, hacer más llevadero el esfuerzo
provocado por el intento de cambio, incluso el reducirlo. Por lo tanto, se trata de
aminorar el nivel requerido de auto-control, en el sentido estricto del término (esfuerzo,
sacrificio), mejorando el nivel auto-manejo y auto-regulación del usuario (Capafons,
1986).
119
percepciones (la visualización de la jungla, serpiente, río, etc.) que pueden
experimentarse como muy reales.
Todas estas funciones de la metáfora colaboran para hacer más probable la adhesión
al tratamiento por parte del cliente, lo que concuerda con la utilización de la hipnosis
como adjuvante a los tratamientos psicológicos, más que como una terapia en sí misma
(hipnoterapia).
Por otro lado, y retomando el tema de las sugestiones, sean del tipo que sean, deben
verbalizarse con un tono de voz apropiado a cada mensaje: enfatizar las palabras clave,
hablar con ritmo, estableciendo pausas adecuadas e imprimiendo una velocidad adecuada
a cada cliente, modular el tono de voz según el momento del mensaje, mostrar seguridad
y fluidez en lo que se dice, acompañado de una adecuada expresión y lenguaje no verbal,
son aspectos que determinan en numerosas ocasiones el éxito o fracaso a la hora de
experimentar una sugestión.
A veces es muy difícil evitar la palabra no. Por ejemplo, sugerir amnesias suele
implicar un reto en el cual se dice: "Intentarás recordar las imágenes que te agobian pero
no podrás. Inténtalo y observarás cómo no puedes". No obstante, se puede reverbalizar
esta frase diciendo lo siguiente: "Cuanto más intentes recordar las imágenes que te
agobian, más y más se alejarán de tu mente, y menos podrás recordarlas; cuanto más lo
intentes, más lo olvidarás".
120
gafas... cuando mires tu cara en el espejo, no verás tus gafas". Sin embargo podemos
verbalizar lo siguiente. "Dentro de un momento, cuanto mires tu cara en el espejo,
observarás que falta algo... observarás que faltan tus gafas... cuando mires tu cara en el
espejo, podrás verlo todo excepto tus gafas".
Finalmente, teniendo en cuenta que lo anterior se aplica tanto a las sugestiones que
da el terapeuta como a las auto-sugestiones, conviene explicar al usuario ciertas normas,
que también son válidas para las auto-verbalizaciones:
a)Las auto-sugestiones deben ser creíbles para el usuario: es diferente decir "a partir
de hoy, disfrutaré enormemente de la espeleología (en el caso de un
claustrofóbico)", a decir, "A medida que vaya enfrentándome a las situaciones
que temo, éstas dejarán de molestarme. Cuanto más me enfrente a mi problema,
más y más lo controlaré, y menos esfuerzo me supondrá (lo cual es casi
perogrullesco, pero difícil de aceptar por buena parte de los clientes).
121
c)Las auto-sugestiones deben verbalizarse con fuerza, seguridad y contundencia.
Incluso a veces es oportuno aplicárselas con un tono que denote una intensa
implicación emocional. Por lo tanto, deben evitarse verbalizaciones mecánica y
anodinamente repetidas, si bien evitando la impaciencia que active la ley del
efecto inverso.
122
1.Hay alguna razón objetiva para que ver o tocar esos objetos genere pesadez o
ligereza? La respuesta, salvo que el cliente presente un pensamiento mágico
basado en mode los demonológicos, lo que habremos detectado mucho antes,
habitualmente será: no.
3.¿Cree que los objetos provocan las reacciones que ha observado por el significado
que usted les ha dado? De nuevo la respuesta habitual será: sí.
6.Y, finalmente, ¿cree Ud. que la hipnosis le puede ayudar a usar mejor su
pensamiento, su imaginación y a mantener una actitud más adecuada? La
respuesta casi obvia será: sí
Con estas preguntas el significado de sus "síntomas" suele variar: ya no son algo que
ocurre fuera de su control, sino que la actitud y entendimiento que el cliente tiene del
problema son lo que modula, determina y/o lo mantiene. De este modo, la hipnosis se
presenta, de nuevo, como un coadyuvante que ayuda a incrementar el auto-control y la
auto-regulación.
Preguntas de autoevaluación
123
2.Normalmente, cuando se utiiza la hipnosis por primera vez para una aplicación clínica,
se establece:
3.En general, parece conveniente explicar los trucos en la auto-hipnosis rápida, indicando
cuál es su función como instigadores pues:
124
5.En general, las sugestiones deben verbalizarse:
125
126
127
En general, las más frecuentes son las relacionadas con el rechazo (o extrema credulidad)
hacia la hipnosis. Es importante clarificar los mitos, tal y como se indicó en el capítulo 2.
Si las creencias erróneas son muy fuertes y están muy arraigadas, puede ser complicado
eliminarlas. Por lo tanto, en estos casos se debe valorar si es oportuno perder varias
sesiones en refutar las creencias falsas sobre la hipnosis. En ocasiones ese es el objetivo
de la terapia (recuérdese el síndrome de los falsos recuerdos), pero generalmente es
preferible dejar la hipnosis a un lado y utilizar otros procedimientos basados en la
imaginación (práctica guiada, visualizaciones, desensibilización sistemática en
imaginación, entrenamiento en el manejo de la ansiedad, auto-instrucciones, etc.) si es
que se consideran oportunos (como puede ser cuando se intenta tratar el dolor).
Otro conjunto de dificultades son los fracasos en experimentar las sugestiones que se
proponen. Descartadas las interferencias producidas por los miedos, o el exceso de
interés que lleva a efectos paradójicos, es frecuente que la persona crea que no es capaz
de realizar tal o cual sugestión. En este caso se debe insistir en que esa incredulidad es en
sí misma una interferencia, y que confíe en sus posibilidades, indicándole que, en caso de
fracaso, se ha averiguado algo más sobre las habilidades del paciente, pero no se han
acabado todas las posibilidades. Es decir, se argumenta al cliente que un fracaso es sólo
un indicador de qué sugestiones funcionan y cuáles no, incluso el fracaso puede significar
que la forma de ver balizarlas es inadecuada, lo que nos lleva a buscar nuevas formas de
verbalizarlas. En ocasiones se consigue sólo variando la fraseología de una sugestión, que
la persona experimente una sugestión que antes no podía. Por lo tanto, en absoluto un
fracaso es un elemento definitivo para considerar que la persona no está hipnotizada, o
que otras sugestiones terapéuticas no funcionarán, o que no se puede hacer nada para
conseguir experimentar la sugestión. Un fracaso es sólo un momento dentro del proceso
en la terapia, del que se aprende mucho, y que se puede corregir.
128
apartado 5.2 ayuda a disminuir estas interferencias. No obstante, puntualmente pueden
aparecer, y el terapeuta debe hacer notar al cliente que su colaboración es necesaria, pero
que esta colaboración debe basarse en un esfuerzo calmado y sosegado por experimentar
las sugestiones, recordando de nuevo la ley del efecto inverso.
En general, ante un fracaso (el cliente puede recordar lo que se le sugirió que
olvidara, o sus manos no se aproximan, o no observa reducción de su dolor), el terapeuta
debe reaccionar con seguridad, aplomo y tranquilidad (sin olvidar expresarlo, tanto
verbalmente, como no verbalmente). Es importante en ese momento preguntar por lo
que el cliente está experimentando, y aprovecharlo para reconducir la sugestión, o
corregir los posibles defectos. Si estamos aplicando hipnosis por relajación, es más difícil
la comunicación con el cliente, pero le podemos decir que podrá hablar fluidamente, y
que el mero hecho de hablar le mantendrá hipnotizado y relajado. Si trabajamos con
hipnosis activo-alerta también se puede solucionar la posible dificultad en hablar del
mismo modo, mientras que con hipnosis despierta, la dificultad la tiene el terapeuta, pues
el cliente le estará mirando y esperando una respuesta satisfactoria inmediata.
Las respuestas de los clientes cuando se les dice "Dime qué estás experimentando,
qué piensas, o qué imaginas" son muy variadas. En ocasiones dicen que la palabra que se
usa no les gusta o les convence: (Cliente) "no quiero sentir relajación... no me llena esa
palabra". (Terapeuta) "¿Serenidad mejor?". (Cliente) "¡Sí! ¡Perfecto!".
Una razón habitual radica en el descuido del terapeuta a la hora de evaluar las
preferencias del usuario. El terapeuta puede suponer que estar tumbado encima de una
colchoneta, flotando en una mar tranquilo que acaricia la orilla de una playa, en una tarde
de verano hacia el ocaso, es una experiencia agradable para el cliente, y tal suposición
puede llevarle a un fracaso estrepitoso. Por ejemplo, una persona, tras oír el relato de la
playa, comenzó a llorar desconsoladamente: su marido había muerto de infarto en una
playa un verano antes.
129
paciente puede decir simplemente que necesita más tiempo. Cuando se trabaja con
hipnosis despierta esto es más sencillo, ya que el paciente mantiene una conversación
fluida con el terapeuta. Sin embargo, tal como se ha indicado, con hipnosis tradicionales
por relajación, mantener conversaciones ralentiza el proceso, y son más difíciles de lograr
(pero no imposibles).
Finalmente, uno de los problemas más frecuentes con la hipnosis es que la persona
carezca de la habilidad necesaria para responder a una sugestión o conjunto de
sugestiones en particular (frecuente sobre todo en personas bajas o medio-bajas en
sugestionabilidad hacia la hipnosis). Este problema tiene solución, ya que, aunque la
sugestionabilidad hipnótica se muestra altamente estable en el tiempo, es cierto también
que existen métodos bien investigados para incrementarla. Nos referimos, entre otros, a
los métodos comportamentales por instigación de Sachs y Anderson (1968), adaptados
en España por Cangas y Pérez (1997), y al Programa de Entrenamiento en Habilidades
de Carleton de Gorassini y Spanos (1999).
130
activamos el fenómeno Kohnstamm (Ducos, Roll, Kavounoudias y Roll, 2007),
sujetando fuertemente el brazo de la persona, mientras se le pide que intente
levantarlo. Cuando lo ha hecho durante unos 30 segundos, se suelta súbitamente
el brazo, que subirá rápidamente, salvo que la persona lo detenga. Si es ése el
caso, se explica que no debe interferir con el movimiento, y se repite de nuevo el
ejercicio, para que la persona observe y experimente cómo el brazo sube de
forma totalmente automática.
131
explica la táctica para activar una sugestión en concreto. En el caso de levitación de la
mano, se pide al cliente que imagine que su brazo es un globo que sube, y que realmente
suba el brazo como si su brazo fuera un globo lleno de helio. Si se absorbe la persona en
ese pensamiento, experimentará el acto voluntario de subir el brazo como si fuera
automático. A continuación, se pasa un vídeo en el que un terapeuta da la sugestión de
levitación de la mano, describiendo la imagen en la que se apoyará el cliente, quien
muestra una levitación de la mano. En el vídeo, terapeuta y cliente discuten los
pormenores de la experiencia de levitación, reforzando el terapeuta al cliente, mientras
éste muestra satisfacción, e indica que responder a la sugestión a través de imágenes es
como aprender a resolver otro tipo de problemas que exigen habilidades (nadar,
matemáticas, etc.).
Posteriormente, se indica al cliente que toda sugestión tiene una parte mental y otra
física. La parte física la tiene que realizar el cliente, nadie lo hará por él, pero la
experimentará como algo que ocurre por sí sólo, si se centra e involucra en una imagen
mental que es consistente con el acto físico que se requiere. El involucrase e imaginar
detenidamente lo necesario para que el brazo levite implica que las verbalizaciones
encubiertas de la persona durante la imaginación deben ser consistentes con lo imaginado
(la mano está ligera, mientras se imagina que el brazo es como un globo de helio). Así, la
imagen refuerza el acto físico de subir el brazo, y el acto físico refuerza la imagen de
ligereza. Finalmente se da la sugestión de levitación, y el terapeuta refuerza cualquier
intento y avance del cliente por experimentar la levitación de la mano.
1.Se dice a las personas que pueden evitar experimentar una sugestión diciéndose
cosas negativas (no puedo experimentar lo que se sugiere), o esperando
pasivamente a que ocurra.
3.El terapeuta modela lo que debe hacerse, verbalizando en voz alta las cosas que
imagina y piensa para experimentar la reacción sugerida.
132
Por lo tanto, el programa de Carleton se basa esencialmente en las instrucciones
motivacionales y de pensar en. Aunque se sabe que la imaginación no es necesaria a la
hora de activar una sugestión (salvo para un pequeño grupo de personas [Barber, 1999]),
es cierto que la mayoría de las personas la consideran como un medio eficaz de lograrlo.
Desde esta perspectiva, el usar instrucciones de imaginar y pensar en ayuda a generar
expectativas de respuesta, ya que la persona creerá con mayor fuerza que la respuesta
sugerida ocurrirá.
Las formas indicadas de mejorar las respuestas a las sugestiones que se han expuesto
pueden utilizarse en conjunto. Así la persona aprende a instigar reacciones, a imaginar y
apoyar con su pensamiento lo que se hace y, sobre todo, entiende que la experiencia
hipnótica no es algo que dependa del terapeuta, sino de ella misma y de su interés en
notar las reacciones que se sugieren. Todo ello ayuda a corregir y evitar fracasos a la
hora de experimentar las sugestiones y autosugestiones hipnóticas. La cuestión,
reiteramos, es hasta qué punto merece la pena perder tiempo en lograr estas respuestas, y
a veces es importante (Gfeller y Gorassini, 2010). La experiencia indica que puede
merecer la pena particularmente para motivar a aquellas personas que nos dicen: "si
compruebo que realmente puedo experimentar la levitación de la mano y el brazo (o
cualquier otra sugestión), creeré realmente que Ud. sabe lo que se hace y que el
tratamiento puede ser útil para mí". En estos casos, los métodos descritos son de ayuda
incalculable para generar rapport, una sólida alianza terapéutica y una mayor adhesión a
la intervención.
Preguntas de autoevaluación
133
3.Una forma de corregir fracasos en experimentar sugestiones es la de instigar la
respuesta a experimentar, asociarla a una clave y activar esa clave para reproducir la
respuesta. Generalmente estos ejercicios se aplican explicando el concepto de:
134
135
En capítulos anteriores se han expuesto las principales características de una paciente con
problemas para viajar en avión, así como los principales tipos de fenómenos sugestivos
que se pretendían activar. A continuación se relata sesión por sesión el modo concreto de
proceder la aplicación de la hipnosis.
136
T ¡Exacto! La segunda, aceptar el hecho de que la muerte está ahí, demorarla
todo lo que esté dentro de nuestras posibilidades procurando tener sentido común
y, mientras tanto, disfrutar cada momento como si fuera el último en nuestra vida.
Cómo crees que actuaría una persona con esta actitud?
C: No, pero aún así creo que me pondré muy nerviosa. He intentado pensar
como me dices, pero no puedo. Aunque nunca lo había enfocado en términos de
probabilidad, ni tampoco había pensado que, incluso aunque fuera cierto que
puedo morir ahora, eso debe ser un acicate para disfrutar más de la vida. Me gusta
esa idea.
En la tercera sesión, la dienta dijo haber practicado la auto-hipnosis dos veces antes
de dormir, y por la mañana, después de salir de casa. Mostró sorpresa, pues había
dormido muy bien, algo poco frecuente en ella (comienzo de generalización de
respuestas: se usa auto-hipnosis rápida para mejorar la calidad del sueño).
137
sola; rabia por el descuido del combustible; la serpiente le había repelido ostensiblemente;
cansancio físico al avanzar por la jungla; dudas sobre su capacidad para cruzar el río y de
poder pensar en una solución nueva; creyó que la balsa era una buena idea; no se sintió
contenta por superar las dificultades, ni le resultaron muy potentes las sugestiones de
fortalecimiento del ego, ni las de alegría. Textualmente, la paciente se dijo que era una
"gilipollas" por meterse en esa situación, y se contó en parte una historia paralela, en la
que miraba al cielo a ver si le enviaba ayuda.
1.La clienta visualiza bien, y las imágenes pueden generar reacciones negativas.
3.Se deben trabajar más las sugestiones que incluyan seguridad, alegría y bienestar,
ya que se quieren incluir dentro de las reacciones a experimentar en el avión.
En la cuarta sesión, la paciente indica que, tras dos años de dolores de espalda, ya no
le duele (algo que no se había comentado previamente, y para lo que la paciente usó
espontáneamente la auto-hipnosis) lo que le permite bailar, aunque su marido no quiera,
que siente que se está concentrando y que puede salir de las situaciones difíciles. Además
relata que ahora puede trabajar mucho sin molestias en la espalda, y que las palpitaciones
han desaparecido. Cree que su cuerpo funciona bien, "con fluidez". La mente la nota
muy activada como si su cabeza fuera a su aire. No chilla a sus hijos desde la última
sesión. Cree que está tomando conciencia definitivamente de algo sobre sí misma: su
marido es muy estresante para ella, e ilustra este estrés diciendo que el marido se rió de
ella cuando practicó la auto-hipnosis en la cama, antes de dormir. Sin embargo, cree que
la auto-hipnosis le está ayudando ostensiblemente: pudo controlar su agobio en una
discoteca donde fue a bailar, y en el autobús para relajarse muscularmente. Cuando
piensa en el avión y se altera, intenta contrarrestarlo pensando que tiene ya un arma para
combatir tal temor (la auto-hipnosis). Finalmente relata algo que le llamó la atención: tras
practicar la autohipnosis rápida en el coche (recuérdese que estamos aplicando hipnosis
despierta), lloró y se desahogó completamente. No lloró de rabia, indica, sólo lloró y se
sintió muy a gusto. Esta reacción la interpretó como que estaba avanzando en su control
personal.
138
Tras felicitar efusivamente a la usuaria por su actitud tan activa y emprendedora en
el tratamiento, se le propuso trabajar ya con sugestiones concretas. Para ello la cliente se
auto-hipnotizó, y cuando indicó que se sentía preparada se aplicaron una serie de
sugestiones confirmatorias de reto, para que comprobara el control que estaba
alcanzando sobre sus reacciones. Las sugestiones fueron: una sugestión de catalepsia
ocular (no poder abrir los ojos), una de alucinación de sed, seguida de otra de
temperatura (frío en la garganta), inhibición verbal (no poder hablar) y, finalmente, otra
de catalepsia rígida del brazo (no poder doblar el brazo). Recuérdese que en el contexto
en que se usa la hipnosis, los ejercicios de reto se ligan a la presentación cognitivo-
comportamental. El cliente sabe que puede romper el efecto de la sugestión, por lo que
cumplir con el reto no es caer bajo el control del terapeuta, sino sólo dejar que el cerebro
funcione para que genere la reacción hasta que la persona la interfiera. Activar y
desactivar esas reacciones son la prueba del alto grado de control mental que el paciente
está alcanzando.
Una vez la paciente comprobó con las sugestiones anteriores que su mente
funcionaba eficientemente y con rapidez (que estaba auto-hipnotizada), se prosiguió con
el segundo tipo de sugestiones: sugestiones para el control de las emociones. Estas
sugestiones (directas y permisivas) comienzan por generar estados de bienestar y
satisfacción. Poco a poco se lleva al cliente a distintas emociones relacionadas
topográficamente, para luego ir desvaneciéndolas y transformándolas en su opuesto,
terminando siempre con una emoción positiva. Así se pasa de satisfacción a alegría y
risa. Posteriormente se sugieren emociones de ternura, cariño y deseo. A continuación se
sugiere serenidad, seguridad, indiferencia y distancia. El siguiente grupo de sugestiones
son de tono aversivo: ansiedad, inseguridad, confusión, asco y náusea. De nuevo se
sugiere indiferencia, seguridad y calma, para volver a las emociones positivas, con las
que se acaba la serie de sugestiones emocionales.
139
ordenación resultante fue la siguiente (miedo ascendente):
2.Leer en inglés: "live vest under your seat" (chaleco salvavidas debajo de su
asiento).
8.Turbulencias.
Tal y como indica Suinn (1993), los signos de ansiedad son estímulos discriminativos
de respuestas de escape y evitación. Cuando se utiliza la relajación desde una perspectiva
de afrontamiento, los signos de ansiedad son reetiquetados como estímulos
discriminativos de activación de las respuestas de afrontamiento. Desde esta perspectiva
se entrena al paciente para que desarrolle una habilidad general para el auto-control, e
incremente su competencia aprendida (Capafons e Ibáñez, 1988). En el caso que se está
exponiendo la forma de inducir la relajación (y otras emociones relacionadas, como
calma, indiferencia, alegría, bienestar, etc.) era la auto-hipnosis rápida. Por lo tanto, los
signos de ansiedad devenían en estímulos discriminativos para activar la auto-hipnosis
rápida. Ello era más sencillo de realizar porque se usaba desde una perspectiva de
hipnosis despierta: la dienta podría auto-hipnotizarse caminado, hablando, etc.
140
exposición en imaginación y de desarrollo de las habilidades necesarias para soportarla y
potenciarla). Por lo tanto, se pidió a la paciente que practicara en casa la auto-hipnosis,
pues al día siguiente se iba a proceder con el entrenamiento en afrontamiento.
Posteriormente, se le aplicó una inducción hetero-hipnótica a través del método vigilia-
alerta. La única sugestión que se aplicó fue que la auto-hipnosis sería potente para
hipnotizarla, y que, cuanto más practicara el método y más sugestiones se diera a sí
misma, mejor le funcionarían y más efectos observaría. La idea de esta sugestión, como
se ha indicado anteriormente, es la de reforzar las expectativas de eficacia de la persona,
y fomentar su independencia de las sugestiones del terapeuta. De esta forma se espera,
paradójicamente, que la persona pueda desvanecer las instrucciones del terapeuta y
generalizar más fácilmente los resultados a su vida cotidiana.
Entendido lo anterior, se le fue relatando una secuencia de imágenes en las que iba
viendo los distintos elementos fobógenos: para cada uno se activaban las emociones de
ansiedad, miedo e inseguridad, con sus correspondientes signos fisiológicos (taquicardia,
palpitaciones y sudoración) y cognitivos (pensar en el accidente, sus hijos huérfanos,
etc.), para recordarle inmediatamente que tenía la palabra clave (machete). Entonces se
le recordó que esta palabra le permitía un control intenso de las emociones y se le
sugirieron las de seguridad, indiferencia, distancia, calma, satisfacción y alegría. Una vez
conseguía la paciente experimentar las emociones positivas manteniendo la imagen
fobógena, se pasaba a relatar la siguiente. Acabados todos los elementos ansiógenos, se
sugirió una proyección al futuro, para que la persona viviera el éxito de ir en avión
disfrutando del viaje mientras leía y charlaba tranquilamente con su marido, mientras de
vez en cuando miraba por la ventanilla. A continuación se sugería que podía visitar el
país, con ilusión, y sin pensar en lo horrible que sería el viaje de vuelta, ya que había
superado su miedo al avión.
141
pensamientos como "mi cuerpo no está enfermo, no me va a dar un infarto a pesar de la
taquicardia", y se daba instrucciones para relajarse, recordando la práctica en casa y lo
útil que le era para otras cosas también. Finalmente añadió que le había costado sentir
ansiedad, porque los signos del avión que le generaban temor ya los había percibido con
gran indiferencia antes de que se le sugiriera (quizá como efecto de la metáfora
didáctica).
Como la persona partía de viaje antes de poder mantener otra sesión, se dedicó una
parte de esta sesión a la prevención de recaídas. Así, se le explicó que es normal sentirse
desbordado a veces por un miedo que se creía superado, y que ello no quería decir que
había vuelto a desarrollar la fobia. También se le dijo que a veces, las reacciones
fisiológicas que provocaba el mismo viaje podían ser confundidas puntualmente con
signos de ansiedad. Finalmente, se le aseguró que incluso algunos viajes con muy malas
condiciones climatológicas alteran y asustan a personas experimentadas. "Todo lo
anterior, se le razonó, indica sólo que esporádicamente podemos sentir miedos que no se
cronifican. Todo depende de cómo los interpretemos. Si se interpreta como una
oportunidad para volver a practicar la auto-hipnosis y mejorar el auto-control, es muy
difícil que el miedo vuelva a cronificarse".
Para ilustrar todo ello se pidió a la cliente que se auto-hipnotizara, y se le relató una
secuencia en la que, debido a las turbulencias, sentía una gran ansiedad y miedo. Se
recordó que podría utilizar la auto-hipnosis, y que con ella podía conseguir que su mente
experimentara esa situación como algo que pasa muy rápido (distorsión del tiempo,
aceleración temporal), por lo que pasaría muy pronto. Más aún, podría usar la auto-
hipnosis para controlarse y relajarse como lo había hecho en la consulta.
Un mes más tarde la paciente informa de que el viaje ha sido un éxito. "Cuando
llegué al aeropuerto, indicó, pensé que la autohipnosis no me funcionaría. Entonces
disocié el brazo, y traté de oír tu voz dándome sugestiones. Enseguida te oí claramente
("alucinación"positiva auditiva) y las sugestiones me funcionaron perfectamente. Ha sido
un viaje sin miedo, divertido. Me he sentido muy segura con la auto-hipnosis".
Dos años después, un breve contacto reafirmó estas ganancias, así como el
mantenimiento de la mejora en su calidad de vida que se había provocado como
consecuencia de la práctica con autohipnosis rápida (generalización de respuestas).
Preguntas de autoevaluación
142
1.Una vez la persona está hipnotizada, se sugieren distintas emociones para que:
143
144
145
1. Algunas sugestiones basadas en sugestiones de prueba de diversas escalas y textos:
-Aproximación de manos: "Coloca tus manos sobre tu regazo y hacia adelante, las manos
separadas (unos treinta centímetros; se ayuda al paciente si hace falta), y las palmas
mirándose entre sí. Ahora imagina como si una fuerza atrajera tus manos, la una hacia la
otra, empujándolas, atrayéndolas, como si unas gomas elásticas tiraran de las muñecas,
juntando tus manos, o las manos fueran como unos imanes de polos opuestos, que se
atraen, llevando la una hacia la otra... cuanto más cerca están, más fuerte es la
atracción... se mueven, acercándose cada vez más y más, como si una fuerza actuase
sobre ellas..., moviéndolas, moviéndolas... más cerca, más cerca... se tocan... y ahora se
entrelazan (las manos se entrelazan)... ahora las manos comienzan a separarse, como si
los imanes tuvieran la misma polaridad, se repelen, como el aceite y el agua, a los que les
es imposible estar juntos... se separan, se repelen, se distancian la una de la otra, las
manos se separan cada vez más y más, volviendo a su posición inicial... esto es, se
separan y vuelven a su posición original... eso es, muy bien" (Esta misma sugestión
puede convertirse en una de reto, de forma que se sugiere al paciente que una vez se
juntan las manos, se entrelazan los dedos, y es imposible separarlas, juntándose más y
más cuanto más se intenta separarlas).
-Inhibición del movimiento: "Imagina que llevas mucho tiempo sentado en este sillón,
como si estuvieras ahí sentado mucho tiempo, tanto tiempo que te sientes pegado al
sillón... como si fueses parte de él, como si fueras una de sus piezas. Todo tu cuerpo está
pesado, muy pesado, cada vez más y más, como si estuvieras aplastado y pesaras una
146
tonelada... te sientes tan pesado que te resulta muy difícil moverte, muy difícil, cada vez
más y más difícil moverte... como si formaras parte del sillón..., o como si fueras de
plomo..., o de mármol, muy, muy pesado. Dentro de un momento te pediré que te
levantes, pero será imposible para ti levantarte... de hecho, cuanto más lo intentes, más
pesarás, más pegado al sillón te sentirás, y te resultará más difícil levantarte..., aún te
pegarás más y más al sillón... más pesado... inténtalo, y observa que es imposible
levantarte, inténtalo, y verás cómo aún te resulta más difícil moverte... eso es... (el
paciente es incapaz de levantarse o le supone mucho esfuerzo) ahora nota cómo tu
cuerpo recupera su peso habitual, te sientes más ligero, recobrando tus sensaciones
habituales... ya podrías levantarse si lo deseas (este ejercicio puede acompañarse de un
conteo ascendente para el peso, y uno descendente para recuperar las sensaciones de
peso habituales).
147
-Distorsión del tiempo: "Ahora puedes experimentar que el tiempo transcurre de forma
diferente, más despacio (ralentizando mucho el tono de voz, pausando las palabras
dejando pasar algunos segundos entre ellas)... como si algo fuera deteniendo lentamente
el tiempo, como si hubiera mucho, mucho tiempo entre un segundo y otro... como si los
segundos fueran minutos, los minutos, horas, las horas días... todo pasa lentamente,
como cuando vemos reportajes de animales corriendo a cámara lenta, todo transcurre
despacio... agradablemente despacio... el tiempo se dilata más y más... todo pasa
lentamente y experimentas la agradable sensación de como si llevaras mucho tiempo
sentado en el sillón... (déjese una pausa) pero ahora puedes experimentar lo contrario...
(con tono de voz más vivo, acortando el tiempo entre palabra y palabra, acelerando el
ritmo de expresión) las semanas devienen días, los días sólo horas, las horas, minutos, y
éstos son rápidos segundos... todo pasa deprisa, agradablemente deprisa, como si
aceleraran las imágenes del reportaje y pudieras ver al animal, quizá un pájaro, o un
guepardo, volando o corriendo a gran velocidad... todo pasa muy deprisa,
agradablemente deprisa, rápido.... (cambiando el ritmo de la voz a uno intermedio,
normal)... ahora el tiempo transcurre como habitualmente lo hace, ni deprisa ni
despacio..., experimentas los segundos, los minutos, las horas como lo que son... sólo
segundos, minutos u horas...".
1.Completamente en desacuerdo
2.Bastante en desacuerdo
3.En desacuerdo
4.De acuerdo
5.Bastante de acuerdo
6.Completamente de acuerdo
148
SETRATA DE CONOCER SU OPINIÓN.
149
Factores negativos y sus ítems: puntuaciones promedio en cada factor (total del factor
dividido por el número ítems) superiores a 3, debería invitar a releer el libro y tratar de
recibir más información en hipnosis científica:
150
Factor Miedo: ítems 4, 7, 16 (invertido), 18,19 y 20.
Factores positivos y sus ítems: en este caso, son las puntuaciones promedio en cada
factor inferiores a 4, las que debería invitar a releer el libro y tratar de recibir más
información en hipnosis científica, especialmente si en los factores negativos se ha
puntuado más de 3.
151
152
153
154
155
156
157
Con el propósito de poner en práctica unos principios ecológicos, económicos y
prácticos, el listado completo y actualizado de las fuentes bibliográficas empleadas por el
autor en este libro se encuentra disponible en la página web de la editorial:
www.sintesis.com.
Las personas interesadas se lo pueden descargar y utilizar como más les convenga:
conservar, imprimir, utilizar en sus trabajos, etc.
Bányai, E.I., Zseni, A., & Túry, F. (1993). Active-alert hypnosis in psychotherapy. En
J.W.Rhue, S.J.Lynn, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis (pp. 271-
290). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Barber, T.X., & Calverley, D.S. (1963). The relative effectiveness of task motivating
instructions and trance induction procedure in the production of "hypnotic-like"
behaviors. Journal of Nervous Mental Disorders, 137, 107-116.
Barnier, A.J., & Council, J.R. (2010). Hypnotizability matters: The why, and how of
measurement. En S.J.Lynn, J.W.Rhue, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical
hypnosis (2 edición) (pp. 47-77). Washington, D.C.: American Psychological
Association.
Brown, D., & Fromm, E. (1987). Hypnosis and behavior medicine. Nueva Jersey:
Lawrence Erlbaum Associates Publishers.
158
Capafons, A. (1998a). Hipnosis clínica: una visión cognitivo-comportamental. Papeles
del Psicólogo, 69, 71-88.
Capafons, A. (2009). Diez años después de "hipnosis clínica: una visión cognitivo-
comportamental". En C.M.Lopes-Pires & E.Santos (Eds.), Hipnose clínica:
Fundamentos e aplicacóes em psicologia e saúde (pp. 49-57). Viseu (Portugal):
Psicossoma.
Capafons, A., Alarcón, A., & Hemmings, M. (1999). A metaphor for hypnosis.
Australian Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 27, 158-172.
Capafons, A., Lamas, J.R., & Lopes-Pires, C. (2008). Hipnosis. En F.J.Labrador (Ed.),
Técnicas de modificación de conducta (pp. 593-614). Madrid: Pirámide.
Capafons, A., & Mendoza, M.E. (2009). The Valencia model of waking hypnosis and its
clinical applications. En G.D.Koester & Delisle, P.R. (Eds.), Hypnosis: Theories,
research and applications (pp. 237-270). Nueva York: Nova Science, Publishers.
Capafons, A., & Mendoza, M.E. (2010b). Waking hypnosis in clinical practice. En
S.J.Lynn, J.W.Rhue, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis (2a edición)
(pp. 293-317). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Capafons, A., Selma, M.L., Cabañas, S., Espejo, B., Alarcón, A., Mendoza, M.E., &
Nitkin-Kaner, Y. (2006). Change of attitudes toward hypnosis: effects of cognitive-
behavioral and trance explanations in a setting of heterohypnosis. Australian Journal of
Clinical and Experimental Hypnosis, 34, 119-134.
Chaves, J.E (1989). Hypnotic control of clinical pain. En N.P.Spanos & Chaves (Eds.),
Hypnosis: The cognitive-behavioral perspective (pp. 242-272). Buffalo, (NY):
Prometheus Books.
Coe, W.C., & Sarbin, T.R. (1991). Role theory: Hypnosis from a dramaturgical and
narrational perspective. En J.W.Rhue, S.J.Lynn, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of
clinical hypnosis (pp. 303-323). Washington, D.C.: American Psychological
Association.
159
Coué, É. (1956). La maitrise de so¡-méme par l'autosuggestion consciente. París:
Éditions J.Oliven.
Gfeller, J.D., & Gorassini, D.R. (2010). Enhancing hypnotizability and treatment
response. En S.J.Lynn, J.W.Rhue, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis
(2a edición) (pp. 339-355). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Gorassini, D.R. & Spanos, N.P. (1999). The Carleton skill training program for
modifying hypnotic susceptibility: Original version and variations. En Kirsch, L,
Capafons, A., Cardeña, E., & Amigó S. (Eds.) (1999). Clinical hypnosis and self-
regulation: Cognitive-behavioral perspectives (pp. 141-177). Washington, D.C.:
American Psychological Association.
Green, J.E, Page, R.A., Handley, G.W., & Rasekhy, R. (2005a). The "hidden observer"
and ideomotor responding: A real-simulator comparison. Contemporary Hypnosis, 22,
123-137.
Heap, M., Brown, R.J., & Oakley D. (Eds.) (2004). The highly hypnotizable person:
Theoretical, experimental and clinical issues. Nueva York: Brunner-Routledge.
Jensen, M.P., & Patterson, D.R. (2006). Hypnotic treatment of chronic pain. Journal of
Behavioral Medicine, 29, 95-124.
Kihlstrom, J.F. (1998). Hypnosis and the psychological unconscious. En H.J. Friedman
(Ed.), Encyclopedia of mental health (Vol. 2, pp. 467-477). San Diego (CA):
Academic Press.
160
Kirsch, 1. (1997). Suggestibility or hypnosis: What do our scales really measure?
International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 45, 212-225.
Kroger, W.S. (2008). Clinical and experimental hypnosis in medicine, dentistry and
psychology (2" edición). Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
Lynn S.J., & Kirsch, 1. (2005). Teorías de hipnosis. Papeles del Psicólogo, 89, 9-15.
Lynn, S.J, Kirsch, L, Neufeld, J., & Rhue, J.W. (1996). Clinical hypnosis: Assessment,
applications, and treatment considerations. En S.J.Lynn, 1. Kirsch, & J.W.Rhue
(Eds.), Casebook of clinical hypnosis (pp. 3-30). Washington, D.C.: American
Psychological Association.
Lynn, S.J., Kirsch, L, & Rhue, J.W. (2010). An introduction to clinical hypnosis. En
S.J.Lynn, J.W.Rhue, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis (2a edición)
(pp. 3-18). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Martínez-Tendero, J., Capafons, A., Weber, V., & Cardeña, E. (2001). Rapid Self-
Hypnosis: A new self-hypnosis method and its comparison with the Hypnosis
Induction Profile. American Journal of Clinical Hypnosis, 44, 3-11.
McConkey, K.M. (1986). Opinions about hypnosis and self-hypnosis before and after
hypnotic testing. International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 34, 311-
319.
Mills, A., & Lynn, S.J. (2000). Past-life experiences. En E.Cardeña, S.J.Lynn, &
S.Krippner (Eds.), Varieties of anomalous experience: Examining the scientific
evidence. (pp. 283-313). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Montgomery, G.H., & Schnur, J.B. (2005). Eficacia y aplicación de la hipnosis clínica.
Papeles del Psicólogo, 89, 3-8.
161
Oakley, D.A., & Halligan, P.W. (2010). Psychophysiological foundations of hypnosis. En
S.J.Lynn, J.W.Rhue, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis (2a edición)
(pp. 79-117). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Reig, L, Capafons, A., Bayot, A., & Bustillo, A. (2001). Suggestion and degree of
pleasantness of rapid self-hypnosis and its abbreviated variant. Australian Journal of
Clinical and Experimental Hypnosis, 29, 152-164.
Sarbin, T.R., & Coe, W. (1972). Hypnosis: A social psychological analysis of influence
communication. Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
Spanos, N.P. (1996). Multiple identities and false memories. Washington, D.C.:
American Psychological Association.
Stegner, A.J., & Morgan,W.P. (2010). Hypnosis, exercise, and sport psychology. En
S.J.Lynn, J.W.Rhue, & 1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis (2a edición)
(pp. 641-665). Washington, D.C.: American Psychological Association.
Vermetten, E., & Kihlstrom, J.F. (2002)."Masterminds" interview [by Eric Vermetten]
with John Kihlstrom, PhD. International Society of Hypnosis Newsletter, 26, 22-40.
Wark, D.M. (1998). Alert hypnosis: History and applications. En W.J.Matthews &
J.Edgette (Eds.), Current thinking and research in brief therapy: Solutions, strategies,
narratives. (pp. 287-304). Philadelphia: Taylor & Francis Pub.
162
Wells, W. (1924). Experiments in waking hypnosis for instructional purposes. Journal of
Abnormal and Social Psychology, 18, 389-404.
Williams, J. C., Hallsquist, M.N., Barnes, S.M., Cole, A.S., Lynn S.J., (2010).
Hypnosis, mindfulness, and acceptance: Artful integration. En S.J.Lynn, J.W.Rhue, &
1. Kirsch (Eds.), Handbook of clinical hypnosis (2a edición) (pp. 319-338).
Washington, D.C.: American Psychological Association.
En el caso de estos autores hipnoterapia implica usar la hipnosis como coadyuvante, por
lo que debería añadirse un adjetivo a la citada palabra, por ejemplo, cognitivo-
comportamental, o logoterapéutica.
163
Índice
Prólogo a la segunda edición 12
Capítulo 1. ¿Por qué hipnosis?: eficacia y eficiencia 17
Preguntas de autoevaluación 22
Capítulo 2. ¿Qué es y qué no es la hipnosis? 23
Capítulo 3. Los procesos hipnóticos y su utilidad en Psicología
36
clínica y de la salud
Capítulo 4. Aplicaciones de la hipnosis 54
4. 1. Caso clínico: hipnosis como adyuvante para reducir el miedo a
59
volar en avión
Capítulo S.Objetivos 65
5. 1. Diseño del plan de intervención cognitivo-comportamental 67
5.3. Evaluación de las respuestas que el usuario da a las
79
sugestiones hipnóticas
5.4. Seleccionar los procesos hipnóticos que deseen activarse 85
Capítulo 6. Aplicación de la hipnosis 91
6.1.1. El método de auto-hipnosis rápida 94
6.1.2. Un método hetero-hipnótico por restricción de la atención
102
periférica y relajación
6.1.3. Un método activo-alerta polivalente 108
6.2. Tipos de sugestiones hipnóticas 114
6.3. Motivando al paciente al cambio 121
Capítulo 7. Dificultades con la hipnosis y cómo superarlas 126
Capítulo 8. Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis junto a la
134
reestructuración cognitiva y ex
Apéndices 144
Clave de respuestas 151
Lecturas recomendadas y bibliografía 155
También quien aplica la hipnosis debe evaluar sus razones para
163
164
intervenir con hipnosis. Lynn et al. 163
165