Castilla Del Pino. Cap. 1. La Naturaleza Del Saber.
Castilla Del Pino. Cap. 1. La Naturaleza Del Saber.
Castilla Del Pino. Cap. 1. La Naturaleza Del Saber.
¿Qué se quiere decir con esto del humanismo como imposibilidad? y sobre todo ¿qué se
entiende aquí por humanismo?
Pero esta definición del humanismo como apertura de las posibilidades del hombre va
adquiriendo luego perfiles más precisos. Me parece indudable que ello va ligado a la aparición
del moderno pensamiento científico. La ciencia es obra del hombre. Lo que la ciencia significa
es la adquisición por el hombre mismo de la consciencia de su poder. Con la aparición del
pensamiento científico moderno, que yo caracterizaría no sólo en lo que respecta a la
mensuración, sino a la predicción de los fenómenos, el hombre se va desprendiendo
paulatinamente de ese sentimiento de criaturiedad y desvalimiento que hasta entonces
compone un radical del pensamiento cristiano propiamente dicho, es decir, del determinismo
providencialista. Cuando el hombre hace ciencia, o, mejor dicho, cuando comienza a hacer
ciencia, se hace dueño virtual, pues, del fenómeno que comprende y analiza.
Antihumanismo:
Frente a este natural proceso de esto que hemos llamado pensamiento humanista, se han
alzado dos formas distintas, extremas y antagónicas entre sí, de una forma de discurso que
debemos denominar antihumanista. Por una parte el pensamiento cristiano tradicional, que ha
seguido dando amplio margen, pese al reconocimiento de la conciencia del hombre por el
hombre mismo.
El humanismo se ofrece así, como advertimos al principio, como apertura del hombre y de sus
posibilidades de tal. Puede pensarse que en estos primeros estadios el humanismo no se
presenta como una praxis real y efectiva, sino como teoría. Nada más lejos de la verdad, sin
embargo. Aun cuando, en apariencia, en tales momentos no cuenta en su haber con hechos
tales como para ofrecerse en realizaciones patentes, es un hecho que la propia teoría del
hombre como ser natural y sólo natural supone ya que la tensión dialéctica, antes proyectada
hacia una mística sobrenatural, se dirige ahora hacia esta realidad, la realidad concreta, como
la única realidad es.
Quiere decir todo esto que el pensamiento antihumanista es una forma de alienación. Porque
al limitar al hombre, merced a la admisión de que no es el hombre el único sujeto de razón,
sino a su vez un objeto supeditado a razones superiores y últimas, no sólo deja al hombre tal
cual es, sino que le insufla una consciencia de su impotencia que la historia misma se encarga
de mostrar que es de todo punto infundada.
Entre tanto el humanismo es, para nosotros, liberación, o, si se quiere una precisión mayor,
instancia hacia una cada vez más acentuada liberación, cualquiera que sea el sentido y
amplitud que a este término quiera dársele.