Resumen - El Ideal de Lo Practico - Capitulo 1 & 2
Resumen - El Ideal de Lo Practico - Capitulo 1 & 2
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EL IDEAL DE LO PRÁCTICO.
El desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia.
El factor central dela geografía de la Nueva Granada es el de ser tropical y montañosa a la vez y
las tierras bajas del país como el valle del Magdalena y la costa Caribe que habrían podido
ofrecer posibilidades económicas mediante el cultivo de productos básicos para la exportación,
estaban ubicadas en el centro de la zona tropical y estaban infestadas por las enfermedades.
Estas regiones, al menos hasta el siglo XX, fueron evitadas por la mayoría de la población que
establecieron los centros poblacionales en tierras altas templadas más salubres como las
montañas de Antioquia y del valle del alto Cauca. Todos estos centros de población de tierras
altas, situados muy hacia el interior, estaban conectados con el mundo exterior por el río
Magdalena. Para acceder a los mercados locales (Bogotá, Valle del cauca, etc.) se debía a
travesar las cordilleras oriental y occidental. Por lo anterior, el tiempo que se podían tardar en
comerciar mercancías de una región a otra era extremadamente largo.
La geografía montañosa del país también contribuyó a que los neogranadinos estuvieran
aislados unos de otros, la población era poco densa y estaba muy dispersa debido a la
vastedad del área del país. Los Andes dividían el territorio en muchos reductos económicos
separados, así la Nueva Granada tenía muchas aldeas muy pequeñas (max. 2.000 hab.), pero
ningún centro urbano de gran magnitud.
Esta combinación de clima tropical y terreno montañoso obstaculizó las relaciones comerciales
en formas diversas. Las tres cordilleras de Colombia ofrecen grandes diferencias climáticas en
el espacio de distancias muy cortas. Así, los alimentos necesarios para una dieta diversificada
pueden ser cultivados en una localidad estrechamente circunscrita, “no existe, tal vez, ningún
lugar en el mundo que pueda proporcionarse a sí mismo los elementos necesarios para
disfrutar de una independencia y un aislamiento tan absoluto del resto del mundo”. Esta
situación superficialmente ideal tendió a embolatar la economía, desestimulando el desarrollo
de un mercado nacional, y operando sobre una base de subsistencia local. Por lo tanto, no
existía un fuerte incentivo para mejorar los caminos, además las condiciones físicas de las
montañas y las lluvias torrenciales hacían que esto fuera muy difícil, generando costos de
transporte muy altos que, junto con la economía vertical del trópico tendían a desestimular el
comercio interregional, en la Colonia existió algún intercambio de productos seleccionados. Sin
embargo, este limitado mercado nacional durante el siglo XVIII y primera mitad del XIX se
derrumbó bajo la presión de las importaciones extranjeras y fue apresurada esta
desintegración por las políticas de comercio liberales de la república y por la navegación en
buques a vapor por el río Magdalena, ya que estos acontecimientos disminuyeron el costo
para el transporte hacia el interior de artículos extranjeros. Mientras que los costos de
transporte desde y hacia los mercados locales seguían siendo muy altos, con lo que los
productos de la Nueva Granada no pudieron competir con los bienes importados y los
comercializadores del mercado limitado nacional se vieron forzados a retroceder hacia una
producción de subsistencia local. El país en general afrontaba problemas económicos y esto se
evidencia con el atraso de los dos sectores económicos tradicionales de las provincias del
interior como lo son la harina (trigo) y los textiles, los cuales no podían competir con los países
industriales ni en el acceso a las materias primas ni en el transporte de los bienes terminados a
los diversos puntos de la Nueva Granada.
Por razones tanto económicas como culturales, hubo algunas variantes de las relaciones de
clase entre los diversos centros de población de la Nueva Granada. El autor clasifica estas
relaciones en 2 grandes grupos: 1) conformado por las ciudades notables como Santa Fe de
Bogotá, Tunja, Popayán y Cartagena donde predominaban las relaciones de clase marcadas
por un claro patrón de dominación y acatamiento; 2) algunas regiones colonizadas más tarde,
en el siglo XVIII y aun en el XIX, tendían a tener un estilo menos aristocrático y no tenían una
larga tradición como centros importantes de la administración civil o eclesiástica y algunas de
ellas podían ofrecer otras posibilidades económicas que permitían alguna movilidad social,
tales como Antioquia y el Socorro. En estas áreas era menos evidente el estilo aristocrático y la
dominación de la clase alta no era tan absoluta como en otras partes y la población tendía a
ser económicamente emprendedora y a valorar el trabajo.
Varios indicadores demuestran el alcance que tuvieron las diferencias regionales, tanto de la
estructura social como de las posibilidades económicas generales, en la generación de
incentivos de diversos grados entre las clases bajas. El éxito de una comunidad en el
establecimiento de la educación primaria dependía no solo de la consecución del dinero sino
necesario para sostener las escuelas sino también del hecho de que la gente tenga algún
incentivo para asistir a las escuelas. Las áreas donde predominaban las aristocracias, tuvieron
poco éxito en el desarrollo de una educación primaria, mientras que las regiones de desarrollo
más tardío, más igualitarias, lograron realizar su propósito educativo con menor dificultad y
mejores resultados.
Las limitadas posibilidades económicas regionales pueden haber desempeñado un papel tan
importante como el de la estructura de clases en el debilitamiento de las aspiraciones de las
clases inferiores.
Durante el periodo colonial y el siglo XIX, gran parte de la élite neogranadina prefirió ignorar
los efectos negativos del latifundio, a mediados del siglo XIX afirmaban que deseaban
aumentar el poder adquisitivo de los campesinos, pero no se decidieron a admitir que la
desigualdad en la distribución de la tierra era el factor primario de la depresión de la capacidad
de consumo. Igualmente deseaban que los campesinos asistieran a la escuela primaria y que
adoptaran mejores técnicas agrícolas pero no admitieron que el latifundio estaba relacionado
con la falta de interés de los campesinos en la educación y las innovaciones agrícolas. La élite
tampoco percibió la relación entre el sistema latifundista y las actitudes poco deseables de la
clase alta, aunque creía que algunos valores de su sociedad necesitaban ser reformados, pero
con el correr de los años y viendo sus fracasos concluyeron que les faltaba perseverancia y
constantemente afirmaban que quisieran que el trabajo arduo fuera un valor que la élite culta
deseaba que fuera puesto en evidencia y generalmente la élite se preocupaba generalmente
por orientar a la clase alta hacia lo práctico e incluso ayudar a sus miembros a superar su
señorial desdén por el trabajo manual.
En la Nueva Granada sin embargo el nivel de los ingresos era relativamente bajo y existía un
aislamiento colonial del resto del mundo, tanto que para un extranjero las clases altas y
medias estaban muy lejos de la idea de confort de un extranjero. Esta situación cambió en el
transcurso del siglo XIX a medida que el comercio exterior aumentó a partir de 1845,
aumentaron los ingresos de los más sagaces comerciantes y evolucionaron sumergiéndose en
las tendencias de la moda exterior en el campo intelectual, del vestuario y bebida; y se
rezagaron los individuos que hacía parte de la aristocracia. Estos cambios aumentaron
enormemente la distancia entre la clase alta y la clase baja y crearon niveles de consumo aún
más difíciles de alcanzar para aquellos que estaban en las fronteras dela clase alta y aspiraban
a emularla y hacer parte de ella.
Antioquia fue la gran excepción. En todas las regiones había hombres prácticos entre los
miembros de la clase alta, hombres que eludían la política, renegaban de ella y la consideraban
la ruina del comercio, pero en la mayoría de las regiones estos hombres eran avasallados por
las tormentas políticas, solo en Antioquia tuvieron la fuerza suficiente para hacer que sus
voces prevalecieran. En las demás regiones, la clase alta frustrada en sus actividades
económicas, optó por la actividad política. Así, la práctica de la política restringió aún más las
oportunidades económicas y hasta el siglo XX las carreras políticas siguieron siendo una opción
obligatoria para los jóvenes ambiciosos.
La independencia generó en la clase alta criolla un alto optimismo dado dieron por sentado
que el retiro del incompetente gobierno español y la influencia de comerciantes y trabajadores
británicos calificados se produciría una nueva prosperidad para el país. Sin embargo, esto no se
hizo realidad y la república de Colombia zozobró económicamente desde sus comienzos. Las
deudas con altos intereses adquiridas para financiar las guerras de independencia no pudieron
ser pagadas, luego durante los años de crisis políticas, cuando fue disuelta la Gran Colombia,
no se efectuó ningún pago sobre la deuda. Con relación al comercio externo y a los recursos
fiscales de los países la situación fue similar.
La Nueva Granada tampoco tuvo mucho éxito en atraer a expertos extranjeros, los líderes
granadinos intentaron atraer a los trabajadores y agricultores calificados, al igual que los
capitalistas de Europa. Esto puede ser explicado parcialmente en términos culturales porque
los europeos y norteamericanos protestantes se sentían incómodos con el fanatismo católico,
otros fueron desestimulados por las limitaciones económicas del país. Su mercado no podía
sostener una industria manufacturera, y para los inmigrantes semi-calificados los bajos salarios
no constituían un incentivo. Finalmente, para todo tipo de inmigrantes la inestabilidad política
de la Nueva Granada prometí tan sólo desorganización económica, si no falta de seguridad
para la propiedad. A excepción de las oportunidades que existían para los artesanos no
calificados y los pocos que llegaron al país muy pronto llegaron a hacer parte de las filas de la
clase alta.
La inestabilidad política de la Nueva Granada en el siglo XIX provocó cambios bruscos de las
políticas de todo tipo, generando una falta de continuidad fatal y enfrentándose a cambios de
nombre, de la constitución, de la organización administrativa y constantes cambios de política
en campos tan cruciales como los de la educación y el transporte, las políticas se limitaban al
gobierno de un mandatario y eran modificadas radicalmente durante el siguiente período.
La educación primaria
El entusiasmo inicial de los legisladores colombianos por la educación primaria lo indican las
altas metas que establecieron en este campo. El Congreso de Cúcuta de 1821 decretó el
establecimiento de una escuela pública para niños en cada ciudad de 100 o más familias. En
1826, el Congreso decretó que cada parroquia del país, sin importar su tamaño, debía tener
una escuela pública. Los legisladores también trataron de fijar salarios atractivos para los
maestros. Estas disposiciones se limitaron a quedar en el papel, pero ilustran acerca de las
intenciones de quienes la promulgaron.
Los líderes colombianos de 1820 tuvieron que hacer frente al problema de difundir la
educación primaria partiendo de una base muy endeble. El gobierno de Santander trato de
obviar este problema adoptando el método lancasteriano (John Lancaster a quien el gobierno
colombiano trajo al país) de instrucción mutua. Según este método la enseñanza impartida por
los propios estudiantes debía ayudar a compensar la falta de suficientes instructores adultos.
Durante las décadas de los años veintes y treintas, el sistema de educación mutua fue
considerado como la clave para una rápida expansión educativa. Por otro lado, se hicieron
esfuerzos para impartir educación a los adultos, pero estos no fueron más allá de las palabras
que se emplearon para anunciar dicho propósito.
Para poder comprender la decadencia de la educación primaria entre 1837 y 1864 hay que
centrar la mirada en problemas fundamentales de la organización política y de la economía. La
lucha política (1837-1864), la reorganización administrativa (1850-1863) y el estancamiento
económico (1830-1854) limitaron la recaudación de los ingresos estatales tanto a nivel
nacional como a nivel local. El problema iba más allá del simple hecho de que existiera la
voluntad o la posibilidad de proporcionar una educación primaria. También existía la cuestión
e lograr que las masas aceptaran la educación y el problema de motivar a las familias
campesinas para que enviaran a sus hijos a las escuelas. A causa dela estructura jerárquica de
la sociedad colombiana, era imposible que la gran masa de la población concibiera la
educación primaria como un medio de preparación para el ascenso social.
En la gran mayoría de los casos, la élite basaba sus argumentos acerca de la ética del
trabajo sobre el supuesto de una retribución pecuniaria, sin embargo, ene l contexto
colombiano, las ventajas pecuniarias de la capacitación industrial no eran evidentes, y
la élite volvió su atención hacia otros métodos como los incentivos honoríficos y en
ocasiones el método de la coerción que puede ser asociada a los conservadores. Por su
parte los liberales prestaron poca atención a la capacitación técnica de los
trabajadores manuales y más bien hicieron énfasis en la alfabetización básica y en la
educación política.
La Casa de Refugio
Para poder controlar a los vagos que llegan a Santa fe de Bogotá, los gobiernos virreinales
destinaron algunas de las propiedades que eran de los jesuitas antes de la expulsión, para la
creación de dos hospicios y una casa de expósitos. Los ocupantes de la institución se dedicaban
a alguna actividad industrial, pero los virreyes veían en estas labores un medio para ayudar al
sostenimiento del hospicio y prestaban muy poca atención a la función de capacitación del
mismo, así esta nunca fue una prioridad.
Por los desórdenes de la independencia, el hospicio de Bogotá fue aniquilado, sin embargo
Francisco de Paula Santander en 1833 se esforzó por restablecerlo sobre nuevas bases, con un
enfoque mucho más claro en cuanto a la capacitación de los jóvenes en las artes industriales
inspirado principalmente en Estados Unidos. La sociedad tenía que participar en la educación
moral y la capacitación productiva de los niños abandonados y su propósito era convertir en
ciudadanos útiles a los jóvenes vagos antes de que se corrompieran totalmente.
Sin embargo, la mira de enseñar técnicas artesanales y hábitos de trabajo a los jóvenes no fue
cumplida a satisfacción debido, principalmente, a que la Casa no tenía recursos suficientes
para hacerse cargo de un número significativo de jóvenes abandonados y, por ende, la Casa de
Refugio nunca fue transformada de simple hospicio en escuela de aretes industriales.
El aprendizaje forzoso
Se realizaba una clasificación de vagos según sus diversas aptitudes que debían ser enviados al
ejército o condenados a trabajos públicos forzosos, se les podía exigir que formasen nuevas
colonias o que se sometieran a un aprendizaje forzoso con empresarios privados o en
establecimientos públicos por un período de 2 a 6 años.
La ley de aprendizaje forzoso demostró se ineficaz, ya que las personas condenadas por
vagancia no eran mano de obra utilizable y los empresarios privados rehusaron emplearlas.
Por esa razón se hizo cada vez más énfasis en el hecho de que sólo los jóvenes que aún no
habían sido corrompidos por completo debían ser destinados al aprendizaje.
Esfuerzos voluntaristas
Junto con los mecanismos coercitivos de la Casa de Refugio y del aprendizaje forzoso, los
colombianos de la clase alta también intentaron crear algunos estímulos positivos para el
hábito del trabajo y el empleo útil. Durante las décadas de 1830 y 1840 se realizaron varios
esfuerzos por difundir el conocimiento útil entre las clases bajas. Uno de estos esfuerzos
incluía la publicación de un periódico especializado en asuntos agrícolas que debía ser leído
por los curas párrocos a sus congregaciones campesinas. Algunos curas trabajaron para
difundir nuevas técnicas agrícolas y manufactureras entre la población campesina, mientras
que otros estimulaban también varios tipos de manufacturas casera.
Otro esfuerzo está representado por las sociedades filantrópicas similares a las que
promovieron la educación privada, que se encargaron de difundir los conocimientos útiles,
pero sin mucho éxito.
Durante los años de relativa gloria de las ferias industriales, sus fundadores trataron de
alcanzar la meta de orden social mediante el progreso económico creando otra sociedad, la
Sociedad Filantrópica, su principal preocupación fue la de publicar folletos y periódicos
dedicados a propagar la moralidad. No obstante estimuló la creación de muchas sociedades
provinciales algunas de las cuales trabajaron con cierta eficacia. El carácter de estas sociedades
variaba: unas tendieron a promover la educación primaria, otras estuvieron fuertemente
orientadas hacia el progreso material, y otras dedicadas al estímulo de las artes y las
manufacturas al igual que de la minería, la agricultura y la economía doméstica.
A pesar de sus repetidos esfuerzos, la élite de la Nueva Granada, entre 1833 y 1849 sólo logró
algunos resultados muy limitados y dispersos en sus intentos por introducir nuevas técnicas
para los trabajadores manuales. Este fracaso puede ser atribuido en parte a ciertos problemas
socioeconómicos fundamentales e inmanejables y en parte a la debilidad del liderazgo
aristocrático. Pero conviene anotar que cualquier otra sociedad similar a la de la Nueva
Granada, marcada por una enorme distancia entre una pequeña clase dominante y un
campesinado pobre e ignorante, la implantación de innovaciones hubiera sido muy difícil.
También existen razones para poner en duda la intensidad del compromiso de la élite hacia la
instrucción técnica de la clase baja. Los líderes de las clase alta no se involucraron
ampliamente en el proceso de la educación técnica, y si lo hicieron fue sólo como
administradores financieros.
En el caso de la instrucción técnica, es importante anotar que en los casos en que se podía
obtener un beneficio económico substancial al aprender un oficio manual, lso programas de
capacitación tuvieron bastante éxito
La educación y organización de los artesanos después de 1849 fue orientada menos hacia las
mejoras técnicas y más hacia la acción política. En esta época, jóvenes estudiantes y graduados
universitarios liberales dictaban conferencias a los artesanos, sin ebargo estas conferencias
carecían de un contenido técnico y consistían en disertaciones acerca del dogma político
liberal y en proselitismo político. De esta manera, el ideal conservador de pericia técnica y de
subordinación cedió el paso a la politización y a la turbulencia política. Al igual que los
conservadores, los liberales aspiraban a lograr una disciplina laboral y deseaban inculcar
valores básicos para la productividad económica, pero favorecieron una estrategia
completamente diferente para la consecución de estas metas. En primer lugar, los liberales a
diferencia de los conservadores no creían que el orden y la laboriosidad pudieran ser
impuestos, sino que estos hábitos virtuosos debían desarrollarse como una respuesta a la
percepción de oportunidades económicas. En segundo lugar, en una situación libre de
mercado los trabajadores deberían convertirse en individuos productivos o estarían perdidos.
Los liberales consideraban que las tradicionales instituciones coercitivas estaban basadas en
concepciones económicas erradas. Aunque los liberales y conservadores querían controlar y
manipular a los trabajadores, querían hacerlo con fines diferentes. Los conservadores
aspiraban inculcar la educación técnica con el doble propósito de lograr el desarrollo industrial
y el orden social. Los liberales en cambio, no estaban interesados en el desarrollo industrial
sino en la especialización en la exportación de materias primas.
Los esfuerzos concertados para capacitar alos trabajadores solamente se reanudaron en los
inicios de los años setentas, cuando los varios estados de Colombia establecieron escuelas de
arte y oficios. En esa época no sólo existía un relativo orden público, sino que los
conservadores y los liberales ya podían llegar a un entendimiento acerca de un liderazgo
gubernamental es ese campo.
Varios neogranadinos conservadores deseaban que sus hijos, al igual que los hijos de los
plebeyos, se convirtieran en personas más prácticas, más responsables y más capacitadas
técnicamente, que tuvieran una actitud más positiva respecto del trabajo manual y en general,
que se orientaran más hacia la productividad económica.
En la reforma de los valores de la clase alta, la élite política de los años treintas y cuarentas
utilizó muchos de los mismos instrumentos que empeló con las clases bajas. Las exposiciones
industriales, las sociedades filantrópicas y los adultos no dudaron en enviar a sus hijos a un
taller de artesanos como correctivo moral.
Sin embargo, algunos afirman que las iniciativas de la sociedad habían fracasado en parte,
debido a la pobreza, las incertidumbres y las malas perspectivas dela economía. Pero
finalmente, atribuyeron lo ocurrido a los valores sociales dominantes.
Finalmente, muy pocos de los esfuerzos de la élite del siglo XIX por inculcar ética del trabajo y
las habilidades prácticas entre los jóvenes de las clases altas y bajas tuvieron éxito, fuera cual
fuera el método que utilizaran el resultado siempre fue insignificante. La élite no pudo
prevalecer en contra de los valores inherentes a la estructura de la sociedad, en particular
debido a que sus miembros creían firmemente en la continuidad de esa estructura y en
muchos de sus valores.