Yanira

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Historia de tacabamba

El príncipe Túpac Yupanqui, hijo del inca Pachacútec llegó a territorios de los caxamarcas y de los
huambas para anexarlos al Tahuantinsuyo. Desde ya los tacaypampas que eran los yunkas e
ichcanes pasaron a depender de los incas sin haber una influencia notoria. Posiblemente, ante
alguna orden imperial tenían que armonizar desterrando sus enfrentamientos, cosa que no se dio
hasta que llegaron los mistis (blancos). En un lugar intermedio de los dominios de las dos tribus
tacaypampas, sobre los todavía bosques de cedro motivo de la disputa, éstas empezaron a
construir murallas de piedra al estilo inca, pero más pudo el distanciamiento y rencillas entre ellos,
dejando sin embargo algunos vestigios.

Con los siglos este lugar se denominó La Laguna, posiblemente porque había una de ellas que en la
actualidad ya no existe. Nadie dio importancia a estos restos arqueológicos que se iban cayendo y
dispersando por estas tierras comunales, hasta que siendo una pequeña propiedad fue adquirida
en alguno de los años de la década de 1970 por Carlos Rivera Saldaña (Carlitos), ciudadano del
distrito de Anguía que pasó a residir en Tacabamba y en ese terreno construyó modestamente su
casa habitación. Tacay Incay está ubicada a 250 metros a la derecha de la plaza y la capilla de La
Mallita, Patrona de La Laguna.

Empiezo por pedir la colaboración de las autoridades de la ciudad, en especial de la estancia La


Laguna, principalmente de los ronderos, para que vigilen y cuiden este testimonio histórico de hoy
en adelante.

Gracias al ingenio y esfuerzo de Carlitos estos restos volvían a edificarse sin más apoyo que el suyo
propio, ni de familiares, ni de amigos, ni de autoridades y estando avanzada su habilidad histórica
reconstructiva le sucedió un revés personal que lo tiene alejado de su querencia por varios años,
quedando en total abandono este valioso testimonio que está llamado a ser un jalón muy
importante en el afán turístico de Tacabamba.

Dentro de piedras naturales se ve un “ojo de agua” la que discurre hacia un pozo cristalino que
invita a darse un chapuzón. Hay una muestra de murallas de piedras grandes, medianas y chicas
colocadas como han podido ser en aquellas épocas memorables, galerías y ventanas, sólidas
quinchas enlucidas con arcilla. Todo evoca la historia de Tacabamba y sus protagonistas
originarios. Una colección y ordenamiento de formaciones pétreas caprichosas, raras y misteriosas
que adornan las sólidas pircas existentes, con bellas plantas exóticas del lugar que no han muerto
y jardines con pequeñas grutas que esperan las artísticas manos de su dueño para limpiarlas y
cultivarlas afanosamente. En los alrededores han quedado entre los matorrales muchas plantas y
frutos de piña que sacian la sed de los pocos curiosos que se acercan. Es sobretodo un lugar digno
de paseo y de reencuentro con la historia que nos une, pero esperemos, Lo llamo orgullosamente
TACAY INCAY (Tacabamba incaica) a este lugar, porque es una reminiscencia histórica del incanato
que merece no solamente atención sino también apoyo. Ojalá pronto retorne Carlitos, encontrará
intacto su arduo trabajo que por lo menos ha sido respetado íntegramente por todos. Talvez un
noble abogado revise la situación legal del artífice de esta obra que Tacabamba os agradecerá de
veraz.

Les ofrezco ahora algunas fotografías que trato de explicarlas en cortas leyendas que nos darán un
mejor conocimiento de este relato.
"TACABAMBA SIGUE EN ESPERA DE UNA FECHA GRANDIOSA PARA CELEBRAR A LO GRANDE
CADA AÑO"

Hasta hoy y dada la gran antigüedad de Tacabamba no podemos precisar una fecha para celebrar
su cumpleaños.

Si vamos a sus orígenes, se pierde en el pre incario, igual la conquista del Príncipe Yupanqui para
anexarla al imperio.

El año referencial de la llegada de los españoles, algo puede ser (aproximadamente el año 1545,
que nos sugiere la presencia de un puñado de mistis al mando de Diego Niño Ladrón de Guevara).

La escasa información histórica colonial muestra a Tacabamba como comprensión de Hualgayoc,


posteriormente de Chota.

Podría ser también el 9 de enero o el 21 de mayo de 1821, porque Tacabamba participó


respectivamente en la proclamación de la independencia de Chota y Jaén (Choros)
respectivamente, pues marcan estas fechas la libertad de la macro región.

En la administración política de Simón Bolívar se reconoce a Tacabamba como Distrito, un 16 de


abril de 1825, cuando se creó la provincia de Chota. Esta creación fue ratificada por Ley del 2 de
Enero de 1857.

En la ley electoral del 19 de mayo de 1828, Chota aparece como Provincia de La Libertad, cuenta
entre sus Distritos a Tacabamba conjuntamente con Niepos, San Miguel de Pallaques, Cachén
(Miracosta), Santa Cruz, Huambos, Bambamarca, Hualgayoc, Cutervo y Chota.

En 1832 la información censal de Tacabamba anota 3,769 almas, contando con tres estancias:
Chetilla, Muspa y Conchud. En éstas estaban comprendidas las que posteriormente aparecen
como Anguía, Chimbán, Pión, Paccha, Conchán y Chiguirip con un total de 1,527 kilómetros
cuadrados.

Con algunas desmembraciones a 1862 llegamos con 927 km2 para que en la actualidad, con otras
creaciones de distritos, contemos solamente 196.25 km2.

Estas estancias que con justa razón ante su desarrollo y deseo de superación gestionaron y
consiguieron convertirse en Distritos, diezmaron severamente la extensión territorial del Distrito
de Tacabamba

Paccha, Ley del 29 de Diciembre de 1856 – ratificación: 2 de Enero de 1857.

Pión, Ley del 29 de Diciembre de 1856 – ratificación: 2 de Enero de 1857.

Conchán, 04 de Noviembre de 1889

Chiguirip, 31 de Octubre de 1896

Anguia, 16 octubre de 1933, con ley de creación Nº 7856.

Chadín, 18 de septiembre de 1942 - Decreto Ley Nº 9607.


Chimban, 20 de octubre de 1942

El 17 de Octubre de 1893, el Gobierno Nacional, consciente del desmedro hecho contra la


integridad de Tacabamba, y no siendo capaz de compensarla justicieramente con obras o partidas
económicas, se limitó a concedernos un papel inexpresivo, un reconocimiento meramente legal,
una ley elevando el rango de nuestro poblado al de CIUDAD, nivel talvez inmerecido, que ocasionó
en un principio un lacerante desaliento en los tacabambinos, disqué CIUDAD sin los mínimos
adelantos urbanísticos, huérfana del apoyo estatal antes y un siglo después de este formulismo
legal. Es por eso que nunca se hizo ni siquiera reminiscencia de tal evento.

Los dineros del Estado derivados al interior del país, llegaban a la capital del Departamento, a
veces a cada provincia, nunca a los distritos. Lo cierto es que de Chota no pasaban.

Pero los tiempos cambian, no se podía echar en saco roto el grande esfuerzo de nuestro pueblo
por ver algún adelanto, a golpe de palabras, sudor y sangre de sus protagonistas. Nuestra historia
antigua y republicana es sumamente rica y nos coloca a la vanguardia de los pueblos del norte del
Perú.

En la búsqueda de un día específico y exclusivo para conmemorar, dejando de lado la triste


realidad, había que trocarla en un férreo asidero para bregar decididamente por el cambio y la
prosperidad, echamos mano al 17 de octubre de 1893.

Tacabamba decidió después de un siglo, en 1993 celebrar el PRIMER CENTENARIO COMO CIUDAD
en medio del olvido y la postergación. Tal vez lo poco que teníamos para mostrar y que era
producto de nuestro propio sacrificio, debería servir como punto de partida, acompasado con la
transformación social, económica y política que el país experimentaba, para que en pocos años ver
el PROGRESO DE TACABAMBA, tangible ahora, para mostrar que su liderazgo es innegable.

Desde entonces sí, hay razón para festejar esta referencia histórica, que así como nos deprimió
por muchos años, ahora nos enaltece y nos anima por los patéticos frutos de la prosperidad. Que
falta mucho por hacer es cierto.

Aún más, así como Tacabamba perdió su territorio por dar paso al progreso de los pueblos de la
circunscripción, así ahora, haciendo justicia y con toda la razón del mundo, se precisa de elevarnos
al rango de PROVINCIA, gestión que por muchas veces se nos ha negado, pero que hoy es un
imperativo de competencia y de reconocimiento en la trayectoria de los pueblos. Sus hijos
prominentes, actores patéticos en la brega regional y nacional tienen hoy la palabra para que
colocándose al frente de su pueblo organicen una gran marcha, una masiva caravana desde
Tacabamba y desde todo lugar donde lata un corazón tacabambino hasta los palacios Legislativo y
de Gobierno en la Capital de la República. Hagamos realidad este antiguo y caro anhelo.

!Viva Tacabamba capital de la Provincia de Atahualpa!

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