Alfar 64 PDF
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Simone, Puig, Mall. Danchemain, C. Gatto, .Rama.
Artistas extranjeros :1 'icasso, C~rpot, tvlestrovich, Corot. Hnos. Arrue, Gemito,
Rosso, Pradilla, .-\.lbertaLZi, Mancini, Van Ghot, vlir, Salinas y otros.
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J U L o J. c' A S A L
ORNAMENTAC O N R E D A c C O N
Fernet De Vecchi s u M A R 1 o
LEGITIMO ITA.LIA.NO
HZ.
~a:'a Bey Aln\-
25 DE MAYO 549 Poemas del Camino. F(~ntand(l N l']¡l'l. .r(I~{· 'i_)l'n~ira Hodrígul'z, Alfl"cilo :\Iario l·"erreil'o,
Hacia una Nueva ArclllÍtectura, por Le Corbu"sier. .J .,sualdo, .r u\'enal Ortiz ~aralegui, C:llnilo Barcia
p o E M A D E L A A v p A
Tú que eres vivaz et)lU() la luz del nlaJZ Los cl'1l(:1fijos de la sal
y sales de la amapola amargan la glieina.
tomo una thispa de la hornalla
y serenas 1as aristas de dios
con 1a füw mi el o que fuí celestísima
y eres antigua y jubi\clsa comc) la gecunetría C01110jarra del mar,
y eonoees la graeia easi hUInarw de la espiga de viviría entre las lonas gTlses~.
{;ac1eza temperamental de esta exc'epc:iol1i11 cree!Ho" que es ahí d01lfk dimana todo sn ;,:istiblemente esta tela, por ¿¡<¡uello de ;a ra- est\,til'os, tomo lo es ah,wa, al adoptar los
artista! poder poétieo ~' expresiYo ~ Pero en elln es zón de' la profunda sinrazóIl. Quizás todos jJl'C'."'l'llte."', obedeciendo a un imperatiYo cate-
i Quién sabe si esta tela, sea la que mús todo de una tan singular finura que se la sepan que al hacer el l'eirato de los otc'os, górico ele su temperamen':o y de su tiempo.
prefiera ella, tal vez por ser tan pura de contempla con honda ~' .serena fruieión 1 A ineoncienteme'nte' nos V¡\1llfJS labrando elnues- Es el espíritu de ('ierta calidad que' ha de
intenciones y pasiones! Pero aun ha:,' mús esta ohra de gran ealic1ad pictórica pare(:e 11'0, _\bre'.-il'mos. Comentadas las obras de l¡¡¡J]al'se siempre por enCilll<1 de todas las mo-
{:le ia misma ealic1ac1. Y creación psíquica, contraponerse la wrtieal cnndidez estática y (-sta artista, IIue a nl1es;'l'O juicio, son de das, La aparente lloyeclad temútiea, les im-
qUE' asimismo no trasgriec1E' las inl1HlllE'Iltes por esto mismo quiétamc·¡]te dinámica, c1el mayor impol'tancia pictóriea y anímic:l, nos pidió a llluchos transponer los umbrales mis-
leyes pietóricas, es el retrato de Fl',lllCisc:o lienzo lphigelliu, t¡ue eX[Hndesc en unn ill- resta por señalar, la ineLI;))e «Niña en tl'aje teriosos ele' un arte ele una inefable canción,
Luis Bernúndez: pintura de graves acordes VüeaClOn de ta1l:s tonalidades que ampli- pUll.z{n. ,,1 ya poroso ," útic:o «Pai~·(l.ip ele \'('r<!aderamente fe'menino y saturado de una
y oposieiones sumarias que concUlTen a la :!'ie'an el cuadro en tenues Yih1'aeiones,Es G-r('c,ia~) : las acuarelas «p¡Ji;;aje de' ~iracus:l», 111l1linosa simplicidad! .\h L la silllplieidad he-
bien dispuesta composició!l para que sea la LUla composición d.· un itic'ratismo aeel'tadí- ¡¡]gunns más, las «Figuras;) N.O :3:2, N," :2:2. Y (·ha espíritu, mu:,' pocos la C0111 prenden o la
múseara tan c:aric:iosament'.' matizada :" 1¡1 simo y de múltiples sugPJ'c'neia.s meditativas princi palmente su dibujo N." GO, 1111 cenati- sif'nten y han de pre ferir eil'n W('l'S lo muy
testa caHaclament\' expr'~si\'a que haya el\' parn t¡niell sepa eS('1'utnr10, HetTuto es de llo nuírhielmnente modelado :" la ma:,'oría cle l11'jllante, un pOl'O hneco y otro poco clara-
erguirsE' sE'ÍÍorilmente, irt"l(liando UIla suave una Illnrayillosn ¡'¡'esc'm'a l,ictóriea y espiri- :',ns ot1'08 dihnjos, '.JlgUllOS muy altamente ('X- mi'nte' eOlllplieado, para d fúcil deletreo de.
luz, Mu.ier lJintanc/o. es ('Ira ele las piezas tuaL de unn grmjn tan ¡\lmda, que el1 ver- pn'siYos, e'n los perfiles 11e SIlS líneas pUl'a.s. eiertas ,.;ensibilidades 'IU(' se rl'godean I:on
eapitalc's de esta exposición. Esta asimetría dad, renunciamos eomentn río. Ha:,' cosas t¡m Hesunwmos, ~i del.H'm,)S admitir, <¡ue la todo lo que sea tl'a<:lllc'nto t No hemos ele
que ¡mn'ee agrandarle, integrada por los éterens, t¡lW no se l'Ul,d(']l ;'c'pre'Sl'lltar por el obra pidól'iea de Elena (.'id, toma la ¡uljeti- (:('nsurarIos quc' obren así. Cada uno eoge
grande.'> planos y las largas gl'aduaciol1l's de mediIJ tosco de In palahrn. Y pareciera 1'0- yación colorista de su época en lo moderno, d pl'lI:.,'r en el estre(:ho (l amplio ¡'adio dI' sus
luz se compenetran de tal 111anera, (IUl' aque- ma si todas las nostalgias dc: una 'Idolescen·, como lo al'írmaran algunos ya anit's <¡nI' nos- a finiclades, aun<¡ue puecla ~'el' el de las hor-
lla mesita inel inada de delicac1a floraeión se cia '\e'l1tUI'OSa del ¡Irtista :mhiese'n alete:ldo otros, con maliciosas palahras, es eminl'ntc- talizas ¡ Po!' qur no? i\o es una ironía la
HIle 1'1.\ UlI aeento invisibL a esa mujer sus- para transl'tllldirsl' ('n ('s;\ p:ntura de intl'rno ]):cnte "isibk, quc' en eualquiern otra {'poca que °
1111estra. Todo lo contl'al'l<l. N intentemos
pendida, coml' si estu"ies,:, a punto de c'lll- resplandor, con la alegría atpl'ciopelada de esta artista huhiese pintado, su hondo :" ori- mús defender, o explica l' lEla pintura, como
l il'endl'r 1,1 yuelo t Puede ser la 1111l'stra una las amapolas, rojos ojos ingenuos d(' los tri- ginal espíritu escncialnH'nTe l"enH'nino. hahda la de Elena Cid, que sah,,:t defenderse "ola
11lP]'¡i oeuneJlc:ia antojadiza, aun euando gales, non's silvestres qne nos e",)Can irn'- pido d('l todo personal eOI1 at¡uf'llos ':an011es 1'11 otms más anchas yel'pdas que no ,.;erán
más estricto Y amplio del término.
las un tanto glaciales de "11 patria; pintura, tasía se alimenta un poco de si misma Y otro
que Yivificándose por una sabiduría instin- tanto en la mitología azteca e hindú, Y
tinl y al mismo tiempo e~üta de verdadf\Ht quizá el taoísmo sea su más gran aspiración.
pintora, vindica también el derecho inaliena- Es decir, el misticismo 11niversal, cósmico,
ble de 'soñar en el reino 1'06rico de la tanta- de todos los tiempos, que únicamente se atis-
sía y de la imaginación er8adora. ba en algunas de sus acuarelas, como esa
del «Rey», un algO, casi inconcebible como
XUL f-l-OLAH.- pintura, de tal manera está tan finamente
lübrada. En otras estorba, para la esen-
Desde, que este lllno t'l11 grandote, equi- cia mística, cierto erotismo cerebral, un ero-
r ado de la más estrambótica cultura -astro- tismo de ensueño, más liue materializado.
logía, música, filología Y naturalmente due·ho 1: Pel'O qué ohra de arte no fluye de un ins-
polígrafo hasta un cierto :puuto Y tocIo ello tinto genésico que se confunde con la crea-
en un re:l'inamiento cultural casi único-, ex- ción artística? Ninguua .
pusiera por primera yez, en 1922, en l'ua y la pintura de Xul Solar, retorna a la
especie de «Salón Libre», en lo de Witcomb, infancia, más bien a la ingenuidad, por es-
le saludábamos con estas palabras: El apor- ceso de sensibilidad y tamlJÍén de cultura en
te más cnrioso y clennal'al'eza e:ciroorclina- lo más hondo de ella: es sabia, :l'inamente
ria, son las obras ele XuL ,Solar, a quien 1iO sabia, con el inherente anúelo, de retozar, ser
conocemos. y añadiamo'3: «Habría que re- juguetona, en fin solazarse ~ y los yerda-
montarse al conele de Lautrement para en- deros sabios jamás fueron ceñudos, ni com-
contrar cierta semejanza que acordase rítmi- panudamente grayes!
camente con este artista argentino. Tendría- Esta es, dicha someraInentl'. la i'isonomh1
mos que remontarnos a las corrientes de los espiritual de Xul Solar.
ríos sagrados ele las civilizaciones que prete-
ritamente esistieron en ~\.sia, para halla l' ANTONIO BERNJ-
algo tan elaborado Y de infantilidac1 tan i11-
genua como esta pintura». y en este tono El muy jOYen pintor, Antonio Berni, quien
continuamos clespac1támelonos, en una tessi- lo es bajo todo concepto y aun más por sn
tura más entusiasta que analítica, sincera- prematuro aplomo, que ha estudiado en París
mentt' prendados por esas acuarela sde ('smal- y :frecuentó la A,cademia de OUon Friesz,
tadas matización. Nos captaban ell ellas la yel'- se presenta en esta singular ocasión un poco
ba imaginatiya Y la gran conciencia con que más homogéneo en su obra pictórica, que
estahan miniadas, quizás mús que pintada,:. otra Yeces. Sus 15 óleos eYideneian ciC'rhl
i Constatar que eqnellas nuestras palabras tue- unic1ad de propósitos. No a~ontecía lo mis-
ron recihida:, con malicios" ~;Ol'na lior quienes mo cuanclo expuso con el grupa que llama-
pret eudían apoclarse pintores, usando una remos de París: Baeli, Basalclua, Buttler Y
gran mayúscula 1 Sería incurrir en un lu- Spilembergo. Ere aquel entonces mecíase,
ue
:-cal' eomún, Era, pues. cld todo lúg:ico (l desde un intento de surr.:;,lismo -«La Gasa
las co,:as acontecieran por un cauce de 01)- del Ahorcado», una hábil pochade- a nn
tusa incomprensión. matisismo muy ele segnnda mano, un poco
Ahora han transcurrido c?rca de ,:iete aLas. del sello de Friesz, en aL!:llnos de sus p¡¡isil-
Se terminaron las pullas ele a([ue! entolle"s: jes ~' una nota fresca, Yigorosa de fHetllra:
:'_ en esta su exposición personaL ('on una una ¡r:enic1a arbolacla, elHc1ro, cuyo nomhre
canda mu,': prolongada de obras, qUé' Tapiza- no recorc1amos. y aquella yez, no pudimo,.;
lJan las cuatro paredes de una salid,\, no oímos a menos que c-avilar, preguntándonos cuando
sino elogios ;.- felicitaciones al pintor :: a era él, cual podía ser su íptimo sentir ~. qUe'
su t'antústica e ideológica pintura: lo es l)equeña partícula ele espíritu su~-o, aporta-
sin duda alguna! Con Utlet ideología ele ,:ím- 1m a las yisiont's prestadas ~)í Desoladora pn'-'
s
holos, de imágenes Y signos, alquitarado de gunta! POl'llUe hay pint'Jres que si!! 11 ei¡ "-
una imaginaclOn e inteligeucia slltilnwntl" talo enal maestro, con quienes sentirún Cicl'-
irónica; es una ironía imgel'ceptible, qne Sé' ta aún idad, ~. asimismo poseyendo algu u :;
'lela a veces, de 'una poe,;ía sabiamente colo- personalidad espiritual, d parecen en nn tC'm-
reac1a, porque Xul Solar, es realmente 1m hlorlmn inico por entre las m"llas de h
miniatuI'iSL<l como eoloristcl, en el
l\NTON10 BE'
DESNUDO
parte formal de sus pinturas en que exis- pies. Por lo demás, si se propusiera seria-
mente resolver los problelUhs que se plantea,
E L ESCULTOR o E SANTIAGO
tir, a un poquito de aquellos mentores. Po-
dríase citar ejemplos, J' :al vez, enh'¡: sus pudiera decirse que entonces sí, habría de
mismos compañeros de estudios. No vale la ser un gran pintor. Y por esto mismo, yarias
de sus telas poseen un sabor mortecina de
pena de dar nombres, pues nos basta con
lo antedicho para aparecer del todo claros.
mera materia pictórica, algo francamente
inerte, pese a su extraordinario brillo.
B O N o M E
Siempre ocupándonos de la faz material Como se comprenderá, lo que hemos seña-
de lo que es en sí el arte de pintar, Berlli, lado, no son más que veniales pecados juye-
parece enfrascarse en la búsqueda del vigor niles, fallas propias de una audacia un poco
por el vigor, sin otro afán que ser lo más inconciente de una juyentud, demasiado jo- lía ,;oñadorCl, anhelo de horizontes lejanos.
COMPOSTELA..
vigorosamente posible, .)11 el ensablamiento Yen. Sin embargo, sus facultades manuales, Estamos ya en el siglo IX, en el X: Sobre
sumarísimo de sus tintas, -le sus grandes pla- creemos, que han de lleya1'1o lejos. En esta ei Libredón -recia palabra céltica -duerme
nos, de sus largas tonalidades - rojos, azu- misma exposición, haJ' paisajes, como el N.~ Lejos de aquí la Yena luminosa del :.\Iedi- su largo sueño el "\póstol.
les y negros forman su registro principal 4, N.O 13 Y N.O 2, de cierto interés pictórico. terráneo. Lejos el oro Y el cobalto. "\lrededor, para cuidarle ele innlsores --
-sin percatarse éle que el talar, o mejor di- Ese desnudo, «Figura en el Mar», es una :\'iebla: Gris de plata, g:ns de acero. llOrllUl1ldos ;' sajones ungidos de rocío, árabes
cho. la tinta de paleta -válganos el térmi- composición loable. Y tal como Antonio Ber- Todo va sumergiéndose en veladuras de de fuego Y bronce - ;'a se ha formado el
no-:..- jamás fué vigoroso, ni tampoco todo lo ni se nos aparece, con sus 15 obras, merece misterio Y lejanía. pueblo.
externo puede serlo. Es lO trabajado ir,te, toda nuestra simpatía, ya que siendo tan La montaña hosca se alza entre cendales. La Yía Láctea -polvareda de luz- guía
jOYen tiene el aspecto ;ltrayente de un ar- t'n pino -rueca Yerdinegra- hila copos al peregrino.
riormente que será vigoroso, pero sin pre-
meditación y sin buscarlo. Hay más.' Tiene busto en marcha de maYal' cl'ecimiento...A.cen· de nube. El sentimiento religioso brota de la tierra
dre más ese ramoso Yig:or Sl1;'O, destacada El ,;ilbo de un mido -reto ;' lágrima- va misma, como el roble, firme y señero.
el defecto, demasiado juvenil, de fabricw'
llOradando el silencio. Nació ya el románico.
cuadros; los suyos, no son ensayos, sino c~ue pecurialidad de ·su temperamento, que quizá
lo conduzca a la decoración monumental: lo En las almas prende el celta ,.;u brío -ala- ('omienza el siglo XII. La piedra es dura,
alardean con una pretensión mUJ' grande de
que tal yez ha de ser lo más adecuado a SttS rido de l.mena que ,;ig-ue aun rodando llar los con durez:l de silex, pero al fin la vence to-
ser cuadros. ¿ Es un mal, es un error esto?
facultades, no comunes, montes- ;' su fantasía candorosa - danzas talmente el esfuerzo genial de Mateo ;' snrj.!C\
i: quién lo sabe? Pero no late ya el peligro de
c1ruídieas, en el hedJizo de la noche. invo- el Pórtico. :\'0 vió el mundo expresión más
yolye1' a las antiguas machines, armatostes de cando los l1umes de E1lCloyellico ;" Blman. :dta de romániro.
At. Buenos Aires, 19:29.
la mala composición, de los difamados pomo La ('alma dórica, la sonrisa de .Tonia, que Pasan los siglos. Nuevos órdenes llegan -
vienen desde lv\'(mte ;" mediodía como una la precisión constructinl del g-ótico. el ,wño-
hrisa rt'lHota. se quiebran en la,.; aristas de río del renacimiento- pero dejan esea,;as
menhil'l's ;" dólmene,.;. Y cuando lleg-an la l1,uestras porque Santiago, el eelta, pI visi-
éilnbición de Cartag-o n l'l fasto Y la sabiduría godo, los soslaya.
de Roma, la tierra de «C+allpcia» lps mira con H(" aquí, por fin, el harroco: Sobre el mis-
hostilidad arisca. tpr'io dpl romáúieo, guardándole, p] ímpetu
He aquí la Buena .:\'uenl: Hombres oscu- de la forma v;l1iente que rompe moldes ;-
ros anelan jlor caminos Y atajos. ell un va· Cl'pa l1wl'avillosas c1rsal'monías. hasta lleg:ar a
g<!r dolorido. loando la rebeldía del :.\Iaestro, la armonía total.
:- su muerte dura en aquella tard(' grávida, Así Santiago. Así. tamhién. HOl1omr. e,.;eul-
también" dp nieblas. tor de Santiago.
Después, .Atanasio ;' Teodoro, j.!uiados por
cc] claro dedo estelar. portan el cuerpo de .J a-
A.. RTE.
coba. apóstol de la paz Y de la gm"rra. Com-
postela alborea.
Ahora son los hombres de Suevia: Yipnen Estmnos lejos de aquel día en (iue Zola
desde su nido germánico. dCITamando por afirmó: Lcelll'l'e cl'ul't pst un ('oin de 111 I/ltÍU-
oteros ;- valles rl ansia nómaela ;- la bronca re, 1'11 lni . f1'11 1'ers (7'lIn telllpel'!lil/l' lit. Lejos
1·lereza. afortunadamente.
Traen un airp de OriPlltp. rudo ;" simple, Ahora ae1-;ertimos ((Up. Clrtt', es la jWjllil'lUll
sin aquella opulencia bizantin"il qne un día, Clerramacla por el artista en su ohra. Inl¡nÍp·
01 Italia -esplendor dp Rá\'Cna- cubrió ele i.ncl engenclradorD. (le illqnit"tlltlrs.
h'illos santuarios la sencillez Y la tristeza de :.\Iás qlH:' el paisa,ir. la figm'a () el enslwiío
Cristo. en sí mismos, interesa la t'moción conqup ha-
La tierra les acoge por fin. ~\cog-e después yan sido concebidos: esa emoción que ¡IÚJl "in
al visig-odo: y así acaba dr modelar su espí- llaturaleza inspiradora, lP.íos. !\1<'1'(1 dt' r11a,
1\. XUL SOLEr; ritu: Fiereza. sacrifirio, ternura. melanco- l'S capar. lIl' crear.
1\CUfi.REL/\
Desconfiemos del arte que solo ye y solo disipar: ¿ A qué linaje de gótico se refiere
copia realidades, sin descubrir en ellas aquel .II1auclair '1
]Junto de culminación que ya Zezanne acon- Ni en España, ni en Italia (ni aún
sejaba exagerar. en algunas tierras de Francia),' pudo
caSI nunca el gótico borrar con su yi-
Por todo esto olyídese lo que significa 130-
yacidac1, con su profusión de formas li,
llame como imitador de figuras gallegas. Ad-
geras, buidas, ni la sumaria sencillez ni la
miremos, en cambio, ese fervor alucinado con-
serenidad austera ~. segura que el alma po-
que el artista nos ya mostrando su raza, ta-
r)lllal~ -simple ,ingenua fe- dejó para siem-
llada en hondos hachazos rítmicos.
pre en los templos románicos.
Pero las dos tendencias se fundieron, ~. de
CA.J.1IINOS. la fusión nació ese g'oticismo herte. sohrio,
dramático de la catedral cn-ilesa, del recio San
Giminiano, de Les Saintes-l\laries.
Imagínese que, en este punto, se nos pierde S ia él se refiere l\lauelair, no desdeñemos
Bonome. 13enedetto eroce hubiera aconseja- la comparación. Reehacémosla en cambio si se
do no buscarle ya más. Poco importa el con- trata en ella del puro, del pleno gótieo: de
sejo. Sigamos los ca¡ninos abiertos, aquellos ¡¡quel que esgrimió sus ojiyas lanza les en
donde el artista pudo haber hundido su plan- Chartres, en 13eauyais, en "\miens.
ta peregrina. El puro, el pleno gótico. es tamhién la fe:
Los caminos son estos: pero la fe ya disciplinada. razonada por el
claro espíritu de Francia.
ROMiLVICO. Amor a la luz anchurosa: Las sombras hu-
~'en lleyándose el misterio. Grandes Yentana-
les abren paso a la gama del iris, y la pro1'un-
Y'igor, castas desnudeces, pura expre:SlOn elidad románica se trueea en plena supert'i~
cristiana -la que yiye en el agro, la inocente eie iluminada.
_ símbolos henchidos de gracia elemental ,-
Todo, hasta el boscaje de complicados 01'-
cándida o de trágica fiereza, sombra; y. su¡'-
l:amentos, es cosa bien medida y racional.
giendo de ella, las masas que pen¡¡(;¡¡eceJl,
.\rte g'uíado por teólogos sutiles, en el que
(!uedan. Eternidad. .
nada se pierde ni se ii·mora.
Se ha dicho que yiYimos de nuestra ino'e- ~
13onome no puede ser ('so. Ni la refina da
lluidad primera. No importa que 13onome destreza le cautiya. ni busca la sahiduría 01'-
ha~'a nacido para el arte cuando ya se grita" denada, sometida a lógica.
))(1 et l\lanifiesto. La ingenuidad priIller~l del
13onome es la emoeión, patética o llena de
artista fué, es, será siempre la románica. la tHlllU'cl, ]lerO siem pl'e aquella que alguil'n de-
de los Yiejos pórticos, la que alumbró a l\Ia- finió llamándole grito. interjeeci6n. Eso es
t(·o, esa cOllmoyedora ingenuidad que late en el arte de BOnOlllP: grito (·()jll11oyedor. No
Lembranza, en Cariátide, en Recordo. ]Ilna disciplina. Sí fuerza plenn. c6smicn.
Gonco. JUHR()('O.
('amille l\lauclair llama a BOllOme neo-gó- Ya el renacimiento pasó. J)(' (,1 q uecl6 -o
tico. Pudo equiyocar al nítico una \"isión rau- de él Hwlye- lo qu(' era puro y limpio, la al-
d,; en excc'So. o bien aquel];1 condic'ión ¡"ran- Lorada prinwra: "\sombraclo amor del Po\"('-
C(,sa -,lIta condición- de bus('ar en toda ¡·('!lo. sobriedad briosa de Giotto, alma niña
cesa genial algún acento e1P nalia. del hermano de Fiésole, para quien el lllli-
Otro ('oÍlwntador -flel'lna in- no hallando. \'('I'SO todo calle en el ciprés que llÍl'nde la
acaso, en Bonome ningún pco franeés. dice: lc.im¡ía plateada.
«No olyidemos que la aS('endencia elel artis- Esto en el principio. Despn('s... Ha i'ad.
te· eneuént¡'ase en Alsaeia. Lo indica pI ape, total renacentista. e1'11 insensible ,1 la exagc-
11 ido». ración. Ello fuÍ' máximo elog·io. .\hol'11 es
Gratitud para la dule'e Franeia. Démosle máxima diatriba. V:yitÉ'mosle.
gratitud. Por fin el harroco: Inquietud. potenC'in sin
Pero hay aquí una duda que no es oeioso Emite ni norl11a, profundidnd donde el mis-
BONOME
SALOMÉ - TALLA DiRECTA
terio, antes ahuyentado, vuelve a cobijarse. 6 color a Sll riqueza llega (/ su plenitud la
Luz: pero no luz tamizada, untuosa, sino la forma.
otril, la que Yiene a estrellarse en las!o~'mas Draque, Picasso, acaban de aventar las ce-
sin forma y corta el claroscuro. nizas con inocentf' furia. Lo absoluto, -el
En este manar de lo informe, en este con- cubismo-, aparece: Honda depuración neo-
traste de superficies ~. oquedades, Yiye aún barroea, audaz oposición de volúmenes, dis-
la esencia mística, la pétrea voluntad del ro- persión de planos que, al fin, se unen en una
mánico. La pasión en los dos. gran sin fonía espacial.
Luego, entre la algarabía de los ismos, la
Estarnos otra vez ante Bonome.
realidad que vuelve. Pero, esta vez, la reali-
dad interior; Naturaleza creada por el espí-
DEP['H.H'ION. ritu: no espíritu plasmado por la naturaleza.
8im plificaciones esenciales. Emoción.
«Oezanne a etait la fleche» - dijo Glezer.
Sí; pero antes 'l'heotocopuli Iué el arco. Goya "VIRTFDES.
la cuerda tf'nsa. Df'spués, la tlecha-Cezannc
- voló pasando eontinentes. l\listerio, fUf'!'za, síntesis; Virtudes de la
Partamos df' Oezanne; El maestro Yence; hora actual, tan nuenl y tan al'caiea.
mas la hoguera polémica se encif'nde y en l\Iisterio, fuerza, síntesis; Virtudes de Bo-
ella comienza a quemarse, a perderse en vo- llome el arcaico. el moderno.
lutas, el verbo impresionista: CHanclo llega A.ngel .Aller.
~
, \ ») t , '; 11/
LOCOMOTORA:
Se me dijo que padecen de sed los arbolitos nuevos y les El volumen y la superficie son los elemell- Todo el mundo lo sabe: el niño, el salvaje
tos mediante los elwle:i H' lllani l"ivsta la ar- ~. el metafísieo.
dov de beber ablUldantemente.
~ ~
2
• i ransatlúntico es la primera etapa en la rea-
lización de un mundo organizado según el
Los elementos primarios son la línea recta SILOS: JUEGO ARnONlCO DE LAS LINEAS
nueYO espíritu.
;; la curnl. VERTICALES. TAN liERnoso COMO EL DE
Segundo llamamiento: LIt 8FPERFICIE. Ll\S CO L U MNl\S fA K TEN ÓN IC 1\5
masqllinados, los muebles dorados y esculpi- EX](JID: el cuadro, en el lihro, en la música. El arte nes de exposición, y todas sns partes trans-
dos, los colores Yieja - marquesa o baile ruso; en el campo está. en la decoración de los int¡~. porta bIes ~- ajustables unas a otras.
j trisTczn de este hazar de Occidente! en gran cuai-to de baño con terraza para riores. Que se. construya primero la osatura de
baños de sol. 111ás fuerte que la poesía, es la poesía dc hierro, luego la carpintería, comprendiendo
7 La cocina en la azotea.
los hechos. las puertas, las ventanas, las estanterías pa-
.Algunos objetos distribuídos con tacto y ra libros, las alacenas, y alrededor de ellas,
ena gran sala - en lugar de tantos salo-
L o s A v o N E s nes - con estantes para vuestros libros y
significando algo, crean un hecho poético. las paredes y tabiques. ) ..sí se llegará a una
Ejemplo; los elementos de conducción de un unidad entre la arquitectura exterior e inte-
vuestras colecciones de cuadros.
Nadie lmede negar la estética que se des- automóvil. rior. Que se supriman los antiguos materia-
prellc18 ele hts creaciones de la industria mo- La luz eléctrica difusa en lugar de Hles- El standartd impuesto por una fuerza de les que no responden ahora a las necesidac1f's
derna. tras arañas que pesan 100 kilos ~. dañan la selección debe imperar en la arquitectura. modernas; calefacción, electricidad, cañeríüs.
En la producción gemral es donde se en vista. Si el problema de la habitación fuese es- Que desaparezcan las verjas que sepcuall
eneutra el estilo de una época. En Hlestro comedor; alacenas para la lo- tudiado como un «chassis» veríamos tra:1S- un jardín del jardín vecino y las casas que-
El ;wión es uno de' los productos de más za, la cristalería 0" la platería. Jorlllarse ~- mejorarse rápidamente nuestras darán construídas en medio de grandes 1);1 ('-
ele-rada seelcción. En "Vuestro dormitorio; armarios con d- casas. \-eríamos surgir formas sanas ~- la queso
Pnra perfeccionarlo se necesitaba imagina- tura humana en la pared, para vuestros Yes- estf-tiea se LOl'lnularía con preeisión. Que se construya a la medida del homb"n:.
ción y razón fría; El mismo espíritu que tidos, y que sean práctico:; como nn baúl La recta es la gran adquisición de la <l::-
constitu~-ó el Partenón. «Innoyation». 9 quitectura moderna. Ha~- que eliminar de
El avión no qnería ser un pájaro o 1ihe-
nuestro espíritu las arañas románticas ~- la
lula: quería ser una máquina para volar. E N S E R E
8 G A S A S contusión gótica.
El prohlema del ,wión ha sido bit'n resuel-'
to porque estuyo hien planteado. Los automó\·iles. los aerop1ano~, los tran,.;- u
L OS AUTOMOV L E S e o N T N
Planteemos nosotros el problema de la casa.
la inmensidad material y la de la vida inte- ciel.. _A de beaux ~OUWllirS remaunt diIas leurs Saisir, saisir le soir, la ponllne et la statue,
rior se unen y se confunden ~ I-n filósofo ha }'jste Yiento, e~ el poeta: su inquietud, su [cendres, 8aisir l'ombre et le mur et le bout de la rue
dicho que el camino más corto que lleva al huída, los pedazos de cieto que abandona en Pour la Tene profonde on nou~ sommes cou- 8aisir le pied, le cou de la femme couchée
yo, pasa alrededor de la tiena, lo que no su camino. Pero todo esto, no lo encontra- [ehés, Et puis ouvrir les mains. Combien l'oi~eaux
mos de nueyo en «.'iaisin> Encontramos so- y en torno a este tema central, la guirnal- [lanché~,
es verdad sino a medias: en realidad, ese
camino Se prolonga de astro en astro. bre todo un canto de am')r, y es sobre este da de los motivo~ más variados: aprehensio- Combien d'oíseaux perdus qui c1eviennent la
«Lne étoile tire de 1'arc, Gravitations) aspecto esencial del libro t.lue qui.siera insis- nes de la noche, impre~ioiles raras y fugiti- [rue,
hasta que acierta en el illismo corazón que tir antes de terminar. yas de todos los momentos elel día, ~entimien 1jombre, le mur, le soir, la pomme et la
Lo que me parece que caracteriza e:-otos to de solédad, regresos al hogar, recuerdos, [statue.
es verdaderamente el gran tema de «Saisir».
«Cw' ;ie vais vers non COelli', COill me vers poemas de amor, lo (lue les asigna un lugar esperas, y sobre todo, sobre todo la obsesión I\lain~, vous, vous userez
ma pati'ie. (PoCines). único en nuestro lirismo, lo que les con riere profunda, permanente, la que ha dado ~u ..\ ce grave jeu - la
El poeta ya no ti'-me necesidad del olvido una belleza verdaderameIlLe nueya, es a la nombre al poema, y que eonstituye el leit TI faudra vous couper
procurado por «d'éternellc:s partances», de la vez l.a cual.idad espiritual. ele este amor U el motiy: saisir, saisir~. l" rerlebnis, diría el l"n jour, vous cóuper ras.
riqueza, «des ciels qn'il a ,..efletés», de la ayu- valor artístico ele la transposición poética. estela alemún. ~i: experiencia e~encial, la del l- No tenemos ahí toda la yida'? l· tocla la
y entiendo por esto por ~ma parte, que aun eterno diyoreio entre el Yo y el r niYer~o, [muerte
da de los muertos, para ','ol"'\er «des horizons
qu'aspirent des len es vel·tigineuses», de ex- cuando este amor tiene eYidentemente por entre el mundo de las fornas y el del cora-
Christian !::iénéchal.
teriorizar el misteri o angustioso de su Yida objeto un ser Yivo, que existe en alguna pa 1'- zón, este c1iyoreio trágico al cual filosofía,
te de la tierra, bajo nUi:stro cielo, bastarí:t cieneia, religión, han Im~(ado en vano un Versíón de .A. H. \~ieira.
profunda en los al)ismos del oceano: está.
lllUY poco para que pudiera confundirse con
preparado para des :ender dentro de si mis-
mo, en su infierno, en su «propre inconnu». el amor fraternal, con la adoración del niño
Apres avoii' eri'f dan~ eZ'eti'anges pays por su madre con la amistclc1 yiriL con la
.fe fennei'ai la pOi'te (¡¡U fOi'mes de la Te- pasión por la naturaleza, con el éxtasis del
hombre perdido en los espacios poblados ele
rre. (Saisir)
}'jI poeta que, en Olol"JIl 8ainle Mai'ie. estrellas. con el sentimiento diyino. con el
~\mor: y por otra IJarte, '¡ue el poeta. o me-
confesaba aún: «Je m'égare dans I\Ion ftme.
ses visages escarpés, et ces ronces de regards», jor dicho el artista. habimelo eliminado el
se sumerge ahonl en «les (paisseurs intel'Cli- contigente, la H!ll"cdótica (,le cherche autOllr
tes», que quiere eon'luistal', «saisir». .. (Co- ele moí plus d'Ombre et ch, clouceur ... Daw;
razón) Heniega él P(\!' aqnd que se embriai-"ó yotre grand silence ... Liyrez YOS maíns aux
de viaj es, que conoóó la magnificencia de miennes. .. "\ pprochez - Y~)LlS. _.!, ~- HO ha-
las escalas, de los «Desembarcaderos», que se hiendo conseryado de la realidad sensible
hizo un alma de gaucho en la pampa No. sino lo estrictamente neef's'Jrio, simple punto
y lo prueba ese poema I.:onsagrado a todos de apo~-o para el yueJo, no vise (si tal Yoea-
(csos «yo, esos compaiíero:-; (Iue fueron y que bulo no es una traición) s:no a sugel'ir su
serún (Moi de ll-Iontevid,v) ... ) emoción por mús sutil que :'-ea, con elellll'1l10S
Nada de renuncias ~ un alargamiento ~ Pues transpuestos. desmaterializados. pero cuyo
110 es de esos yo desvanecidos que ha salido
simbolismo HO tenga jamús nada de flojo ni
el yo de hoy, capaz de una exploración en arbitrario. lh' ac[uí mI '_\kmplo de esta ma-
profundidad de otra m:lllera cOllmovedora '/ gia, ele esta alquimia d,'l -,-er!Jo, ~- sólo ]0
Ese yo que no reniega ni aun ele sus temores dijo entre mudlOs otros por Sil sim¡dieiclad
\. Saisir, p.66) que no'> 10 confiesa aún, pues y brewdad.
no es en la fuente misma del patético que, Liyn'z YOS mains 'Inx m}{clll)('S
después de los «Poemes j·e 1-'JInmour triste», Ecoutez la rumeur
y a travl's ele ese lameuto ['¡!ia1 que es Oloron Nos üme~ attardées
p o E M A s U N A S D E e T o D E M A R N E T T
EL AGT:-ILA --
lida y plateada. La palpa con el pecho, la
arena cruje de dulzura bajo ella, y reshala Al ofrecer a los lector,~s de .i\.LFAH estiJ cia para las pe'lotillas de papel y las flechillas
traducción de algunos poemas de Marinetti. traidoras, ). nos imaginamos con qué frui-
eomo un agua lenta. De:ide la arenilla. <:a-
Dorada y con franjas negras <:on,o su me mueYe la intención de mostrar un aspec- ción las tirarían. aquellos chicos futuristas so-
mina ha"ia un cuadrito de hierha menuda.
pecho. to no vulgarizado aun del poeta futurista. bre las yiejas nucas engoladas.
Lc' es familiar, como la arena, Ijar bajo Es que por lo común se tiene a l\larinetti
Está siempre mal humorada y de cólera, Pero no todo había de ser farsa . .Aún en
contacto de su pecho. Y le parecen estas por el poeta alocado )' trepidante de los au- e,oe gesto de escolar que ridiculiza al maes-
se le han puesto rojos los ojos ¡; la ceja se
dos criaturas, dos dioses muy dulces qUé' la üilnó\"iles y de las maquinarias, de las bocinas tro de palmeta, yibra la sana protesta contra
le ha endurecido.
aman. y de los ruido" discordantes. No se Ye en él un método anticuado e irracional y palpita
La encoleriza la peIia desnuda en la que se "ino al autor de las palahras en libertad; al incoseiente el ansia de una escuela sana y
Bebe, sm rumor, en el charquito cle' a!-ma
le resbalaJ~ los huevos, la aridez del cielo, su que acumuló yocablos sin sujeción gramati- Jeliz, IJa burla de los Juturistas lleyaba en-
que el pilón mantiene pesado. }lira el <:ielo
vecino, sin bestias, y el tener que bajar tanto, cal alguna: al que proscribió sintaxis y pun- yuelta una crítica a lo antiguo )- bosquejaba
sobre esta agua: es una cosa azul que se está tuación de su literatura re\"olucionaria )' el ideal de las formas nueyas.
para hallar en una quebrada unos huesos de quieta. anárquica. Fuera de sus trawsuras anárquicas ).. de
cabrito. 'j Y el hambre de sus aguiluchos!
U)"e el viento en el jazminero, caen unas Ese Marinetti existe, Es, en efecto, el de sus muecas clownescas, l\1arinetti es un poeta
.i\.bren todos a la vez, el pico, y el nido pa- «Palabra" en libertad». Traduzco por vía de
hojas amarillas, que le toean la espalda, y se sutil y sensible, de una sensibilidad algo iró-
reCe la roca agujereada ... ejemplo dos cortos fragmentos escogidos al nica )' por eso mismo melancólica y fina.
le ("ntl'(l fuego frío en los costados, por el aca"o de sus «Batalla de Trípoli» ).. «Tren de
El cielo suele tener nubes de rebaIios de No siempre sus poemas revisten el aspecto
hueeo de su eaparazón. ~e reeoje. "al dados enfermos» :
cabras. Pero todo eso es mayoría de formas: caótico de las «Falabras Ul libertad». Y aún
l"na mano amarilla lc' trae alimentu: otl'a «Sol oro balanza platos plomo cielo seda ca- estos mismos son al fin, y tomados en con-
los chivos, las ovejas, son puro Yiento blan-
nueva. suele clavarle y hace sonar la ('¡¡pa- lor relleno púrpura azul torrefacción 801 junto, un interesante ensayo de liberación,
co ...
I'azón con piedrecitas menudas. La mano ami- yoleán :3000 banderas atmósfera precisión co- no ya de las palabras sino ele las sugestiones
.i\.demás está irritada: allá, abajo, la tierra rrida hu'ia cirugía lámparas ... »
ga se aleja entonces a la loca. que ellas eneiel'l'an. Pero dejemos de lado
hecha un adefesio sobre una columna de ese aspecto y yoli'amos al l\larinetti de la
Brilla mucho la arc'lJa a su \"('ra el agua
hrolll~e, sujetando un escudo leproso. Lo
y
(tUl' «( CONTH.i\.GOLPE VISCERAL DE L.A poesía sutil que se oculta trclS la manera irres-
I'c"plandece.
ella sujeta son sus huevos fétidos. Enla peIia ONCfl\L\TOPEL\. LIRICA DEI..! TREN) petuosa. tosca y donjuanesca con que se em-
cada día más calor. El suelo es de su color. Ella se adorllle<:e peIia en mostrarse ante el hurgués escanda-
tlaetlac
Conoee el mundo. Las demás cosas hacen lizado.
Por todo ésto, se le han puesto rojos los ojos trrr I'1't ITl'lT
algo: el pilón gotea y la hil'rba sube: c'n ella l\luchos de su:;; poemas, a parecidos antes de
y la ceja apretada. tatatatoo-tatatatoo
la guerra, hace cerea de yeinte aIios, tienen
Está muy sola y detesta ese aire de lo alte" no muda nada. Pero su eaparazón engTosa.;
todayía una bella frescura y pareCt?n escritos
sin los buenos olores de los establos, con ea- ella no lo sabe, se inquietaría. ~e le han por un joyen de ha)'. A yeces una eomo in-
baIlas heridos, que empiezan a podrirse ... hedlO UllOS euadrados duros, bien dibujados, cuhnlT dulgente erítiea para los símiles gastados )'
"\1 ¡'in "e ha muerto. l-n día entero !lo sc' su- cuhnlT la" sensibilidades ¡'iejas se transparenta a
po nada: parecía más lenta solamente ... guhnn través de sus imúgenes y de su" símbolos e1<-
LA TORTl'GA- La c'abeza entró en su estuehe eomo una un ohjeti¡"i"mo hH'I'lC ~' original.
(U)('().\lOTOI1:\ ) Estos poemas eU)'a traducción ofrezco lto~"
yellla. No lo supieron las gotas de agua, ni
tur'ur'ufut'u[u a <c\Hal'», tienen una riqueza de colorido,
l'l jazmín sensible. La arena oy6 (iue l'el:o!.!"Ía
úlfaú¡ r'aú¡l'a una graeia en la" imágenes y un acierto en
La ponen los tontos, c'n (·ada discurso su- un p¡)(~o más. La deja ¡'on seea!'s(': después la las expresione" que hacen de algunos n'rda-
han yaciado. zazazazazaza» ... ,. etc" et<.:.
131\; el progreso, para ofender la muy noble deras joyas de la literatura,
lentitud. Ella ha vivido cual'enta m10S en "\hora hay sobre la mesa una ('onc-!w ('spa- Este, l''' el l\fal'indti escandaloso, «enl'ant l\1uchos de ellos. eOll1o «La vida dI' la"
ciosa, dura como un eas(·o guelTero, UIl<l unta terrihle», ilTepetuoso y ImrJón, que se dilató yelas» son ele tal efieaeia deseriptinl qlH' pI
este patieeito cuadrado, que tiene solamente
de hilarante alegría )' de gozo infantil al pai"aje se c1e"arrolla a nuestros ojos, no e011
un jazmín, UlI rosal )- un pilón dl' agua (~asi eomo de \'i('jo hiel'l'o, llena de sil('n(·io.
asustar a los Yiejos literatos, como un ehico e; realismo frío (tUl' hahría realizado un mel'O
cc'g:ado. No conoce más de este mundo de l¡U(' SP diYierte' haciendo muecas al maestro o llanac1or, sino con el se;üido íntimo y eon la
Dios. (:rt1J1'iclr( Jlisti'al.
til'ándo](' pelotillas, de paliel rellenas de tinta Yida que solo una imaginación vinlZ y sensi-
.H an deJTamado en su sitio una anmita pu- 1,ara embadurnarle la calya ).. las l1a1'iees. ble eomo la de l\Iarinetti puede prestar a las
Florencia.
Lit époea de empaque y de prosopope)'a al- ¡iIldanzas y a los gestos de las w]¡¡s, desde
midonada que' precedió a Mal'inetti p1'a propi- qne parten, juvenilps. por las maiiana" hasta
que retornan por las tardes, fatigadas y os-
curecidas,
. cree ingénuamente centro del universo y eje
de concentración de todas las simpatías. La
M A s D E M A R N E T T 1
«temerosas y Yioletas, pueril inmodestia de los románticos llorones
dolorosas y mudas que nos detallaron todas las derrotas de sus
1:01' los hondos senderos del mal'» aIuores y pretendieron escribir con luz de es-
para esconderse en los puertos, donde trellas todas las humillaciones de su sexuali-
(,Bisbisean plegarias y se quejan, las yelas dad contrariada, trae una sonrisa de piedad
[abatidas, burlona a los labios de los jównes poetas, al-
como mendigas cansadas
AURORA JAPONESA
ti,-os para callar su dolor, inteligentes para
desplomadas sobre las gradas polyorosas de comprender que por mu~- poeta que se sea,
[una catedral. no se e,~ sino un grano de ]>01\-0 en la multi-
Las Velas eneryadas de Yiajes, de sueños y tud innúmera de los hombres que trabajan y
[de esperanzas que sufren.
alzan tranquilamente al cielo Esta modalidad tan noble y yiril de las
El alba artificial de ojos de porcelana,
í"U bauprés negro, musculoso de cuerdas, escuelas nueyas, que culmina en el unanimis- el alba de mejillas coloreadas con afeites y barnices,
para implorar la limosna de una estrella». mo y en el simultaneísmo, tiene uno de sus abrió su verde cabaña
Quien reconocería en estos yersos hondos puntos de partida en el futurismo de Thlari- alUl vestida de noche
y en esta pintura de una sensibilidad con- lletti. Pero mientras el poeta italiano abre y la sombra se fué sobre su carro de ébano.
Jr:oyedora, al lVlarinetti pirotécnico ~- fanto- ruidosamente la nueya era con sus serias re- 'El alba tenía lUl vestido florido de japonesa,
chesco de «El tren de soldados» ~- «La bata- noyaciones intrínsecas y con sus baratijas es- adornado con negros dragones y pájaros violetils. , .
]; a de Trípoli» 1 trepitosas -elementos espúreos de su poesía Un vestido pimentado, grá'rido de perfumes,
En «La muerte de la Luna» un suaye ro- yacila, en la forma externa de sus yersos, .Y sus pestañas pintadas con pinceles sutiles,
manticismo se mezcla a la yisión marina que entre el formalismo académico ~- el desorden ponían sobre el cielo tierno varillajes ideales.
tiene algo de esas Yiejas leyendas en que se romántico. Nimbos de raso filigranados de turquesas
habl~ del mar ~- del YÍento como de monstruos Como la distinción entre ambas modalida- acariciaban el rostro inmenso de los ídolos.
misteriosos, llenos de hechizos ~' de brujerías. des me llevaría demasiado lejos, dejo para Senderos pueriles trazaban arabescos en los mames,
En la «A m'ora janonesa» Marinetti derro- otra ocasión el estudio de estos aspectos del allá donde las nubes de labios bermejos
cha la misma gracia para mostrarnos un cua- poeta i'uturista que yergue entre dos épocas mordisquean el sol como un fruto agrio.
dro como de mampara pintada, con toda la de la literatura su figura llamatiya de pre-
fuerza ~. el colorido de una estampa oriental. gonero ele feria, ~- que pose~'ó la rara concli- Las pagodas soberbias pareeian suspenchdas
y así el poeta que ostentó en su yida un ción (rara en la frondosa nmidad literaria) ele las claras mayólicas de un techo irreal
desenfado ruidoso tachado de impudicia, de ocultar sn fina sensibilidad y su discre- como chinos colgados de la trenza.
guarda para sus poemas ese pudor espiri- ción de artista sincero tras una fachada tos- Sobre los techos puntiaguelos
tual tan de la época que había de sucederle (·a ~- estnwl1dosa. v recamados como babuchas orientales
y que él inicia. 80n todos estos poemas de Hasta leerlo para d('syanecer esa persona- inmóviles sobre una pata, con gravedael ele magistrados)
un objetiYÍsmo intencionado, corno si tras el lidad i'ictiria, ereada al amparo del escándalo los ibis ele madeTa Tosada
brillo y el colorido de la imagen se quisiera y q\H' él mismo contribuyó a formar, com- tenían caela lmo una nube en el pico.
ocultar la honda emoción del alma. plaeiéndose en zaherir la gazmoñería hnr-
Esta reserya espiritual caracteriza a casi ¡¡:nesa.
todas las noYísimas escuelas. "\quel contínuo
Nubes ele moscas ele corselete ele ágata,
OIYidemos la leyenda de su r('afismo ('xtel'-
bablar de las propias p'asiones, de los pro-
nimbos ele raso filigTanados ele turquesa,
pios dolores, de los propios amores; aquel
no y falso y g-ustemos la hOllda poesía que se·
acaI'ieiaban el rostJ~o inmenso ele los íelo10s.
ellei('lT<l l'1I la lwl1eza de estos Yersos.
é~traer la atención del lector sobre todas las
Clotilde [Hisi, Los gongs pesados ]'esonaron
incidencias de la propia Yida, está delibera-
damente dejado de lado. El poeta ya no se como una campana ele fuego que cayera
París] 92fL
sobre las pieelras de lma cisterna vacía;
los gongs pesados resonaron
en el fondo de los húmedos patios
con un rum01' de astros multicolon's
y con sonoros temblores de estreJ las Sllllwrgiclas
). con los nitritos de los hipoC'ampos azules.
camente; ahora, en cuanto a religión, el esca- las mitologías hasta el fondo tenebroso de la gra fía de ternur:L Boy - 1929 - Edición: Barreiro y Cía.
;.;0 ;.;entido puro religioso que sobreYiye aún
Rusia boleheYista, dejan una rara impreóún No nos extrañaría que' esta obra motin1l'a Ilu,;traeiones de Macaya Monte\-ideo.
en occidente, tal yez se refugiará en seetas de ubicuidad, de algo euyo dominio es l)l'i"a- el nacimiento de un nueyo paisaje. '{a en <,La
de carácter esotérico. tivo del pensamiento, pero que el homhl'e do Niiía que sabía dibujar el lllundo». Franeis- No IJudo tomarnos de sOl'J)l'esa este librn:
maÍÍana dominará seguramellt~ no tan sólo eo Luis Bernánl'dez_ nos babía dicho, COlllO wníamos siguiendo de cerca al autor en éste
• del punto de "ista espiritud. ante el milagro de los dibujos de Norah
Borg'es, la noche se persignó asombrada ~
su Wlyegar por mares de ternura. Le wíamos
Enrique E. Potrie_ descender, como a aeroplano de cnsayo, s()-
El humorismo de Giménez Caballero es de 11élCió «La C'ruZj del Sur».
bre el eampo de lo inúllItil. Iba a posarse de
subidos quilates; muy personal y agudo ~u .Ilfax "\ub, espíritu inn'stigaclor, trepa por un momento a otro. Nos lo daban a entender
«modus faciendi», preciosista en el coneep- la canei6n de UIla inquiptuel y no;.: da una sus últimos libros, sus easi cotidianos artícn-
to y a menudo illeisiYo, pero cnn una graf:ia WTLUm,\. - Hoyelio ]Jucudía. «GeogTa fía pmotiva del mundo». "\.ntonio Ma- los. Su terneza, su ironía, su dejo de hom-
siempre operante. Zarandea lindamente :l chado, nos había entregado tmnbiéll, su «Ceo- bre de regreso entremezclúndose, y posando
los deportes en decadeneia -J- con ellos las El último lillro de Buendía se COmp01'.l dIO grafía emotinl de EspaÍÍa». Ueó!!.l'ai"o que ea- sobre tema de niÍÍos, aganando en persona-
épocas que los Yieron triunfar- como ser d dos agudos !H'¡'íodos: «Corporeidad de la Si- balga sobre el YilJl"élllte lomo d,'l "\tlúntic"o ~ jitos así, dió sus frutos en esta «HOND"\ !)!-}
alpinismo, la esgrima y la tauromaquia. Eh- reml» (qué fino título de neación simbóliea 1) enseña su leeci6n dc' símbolo,; ¡ti eol('g"Íal poP- U ¡:-; NIÑO:-:i» que acabamos de leer.
ciendo abstracción de tiempo y espacio, ba- ~. el ?\ au I"ragio. El hren' libro es de largo ma d.' los Séltros,
raja eon clexteridad de prestimano las figel- No puede, pues, tomarnos de sOl'jJresa el li-
efecto. Tiene un pulso limpio de k~lguaje Con su palabra. el c'arac'ol d(' lo impn'Yi;.to
ras insiglles d(' la Historia. las recorta ües- bro. «Hoy» es su a¡wlati\"() ~. símbolo. <¿uien se
bi¡On lle\"1ldo que adiYina su fenómeno interno, adquiere intensas sonoridml(>s, ~- da ¡iJ oíc1o.
11, PUSI) -el'l'emos que rué Baehini-, harto se-
pués de haberlas despojado de todo su lastr,,,, su heroismo e il uminaci6n. Como su dihujan- la esperanza de nna llll<'\'a isla.
de leyenda, -Yéase C·ap. \']1 L «Xilogral'b guro estll\'o ,'n su del"iniciÓn. Niiio, ~- niñoJ
te :-;alvador Dalí. se Yirginiza constantemen- C'01ll0 en los yersos de "\.lberti. l\fax "\.ub
de Napoleón y el Piquero»- y las ya perfi- «C'apitún de los \-ientos ~- de las golün- sin Ser grande: niüo niiío. ¡ Bienayenturados
te. recl'f'anc1o la naturaleza de primera mano..
lando gradualmente con las de gentes de:ltl- drin:ls», ya ~. yuel\"(, por todos los ambientes. los hombres que llegan él la plenitud de la
pl"eeipitánclose hacia ella eon yelocicLd ele> ni-
ltlildes menf~steres, hasta imprimirles un "\hí pst{¡ en la graeia blanC"a ~- lll'gTa de edad ~. siguen \-iéndolo todo al traYés dI:' jos
iío en tobogán. Posee, además, lUJOS lejaEüs
airecillo de afinidad y de niyelaeión jerúr- lmestra;.: golondrinas_ ,\.lIú \"1l. Yiento zum- ojitos de l\laruja, de la Coca, delP'olo, de
ritmos espaiíoles que le dan una eX]Fésión
quiea realmente eómieas, - y mortificante pa- bador en el Cantúln'ieo, En la llOehe. en el Anita. de .Julito. de ('olocha ~' de los de lodo
adc'C'uada a los resultados de su inteli,?'eneia.
alba. en la tiel'J'a c{¡lida de yerdor. en los nla- (~S(' llIundo de inquietante;.: pers()]Jajes d(' la
ra fjui('nc's y('neran los grandes [igurones histó- Tiene yersos logrados con una eel'teza in..agi-
res de~"nudos, siempre est{¡ pi c<IjJÍtún ... Ca- historia que nos oeupa!
neos. y no solamente la Historia eolabora natin¡ encomiable:
de esta suerte, sí que tamhi(.n pI "",~rte y la «Fastos sef:OS de sol en earrelera pitán lHax "\ ub, a quien deb('ll1os el júhilo de «Bo~-» tiene el bal'ro a llIano -se diee pOI'
una ge,ografía lírica, que él nos ya describicn- ahí-, Ha obsel'Yado su;.: propios hijos.
-Sí; no decimos que no. «Boy» ha obser- hra -al tl"avés de la carta de }Iaruja- un:1 de honda trascendencia y que pueden dar oca- «LOS JCEGOS DE LA FRENTE» por Car-
vado sus propios hijos. lVlás, más aún: «Boy» terrible realidad. «Boy» se dejó ir él. .La sión, a un autor inteligente, para llevarlas ::l
ha escrito este libro para que sus hijos ~,e edad de lII<lruja no podía darnos esa carta. los Sabed Ercasty.
un libro con el éxito del que las llevó a esta
viesen en él como en un espejo. Pero esii- ':ué <d30:n> no ha pintado niños-prodigios; na-
«Ronda» deliciosa.
su idea. Cuando la realizó, nos encontramvs da de cuanto ocurre en su libro está fuera Después de los vastos poemas cósmicos, en
Digamos, para terminar estos ligeros apun-
con que «Boy» había hecho una obra perdura- de la naturalidad pueril. De modo que esa los que, roto el grillete rítmico y la cadena
tes, que Macaya ha interpretado de modo
hle. carta es una carta que «Boy», sin poder COll- métrica, triunfaba un amplio verso libre,
magistral la intención del autor. Los dibu- Carlos Sabat Ercasty publica «Los juegos de
¿Por qué otros autores con hijos no hi- tenerse, le escribe al lector al final de un li-
jos son complemento insustituible del texto. la frente», en prosa ágil, apropiada para tra-
cieron lo mismo? bro ele niños. El mismo nos contó la cuita
Digamos, también, que Barreiro y Cía., ha ducir este juego mental que va desde la idea
Después de leer el libro, uno va a casa de esta muerte horrible. l-no se sobrecoge y
dado una edición impecable. trascendente hasta la «greguería sentimen-
y le parece que las cosas leídas son las que espera, mientras va leyendo, el estamIJido
y estos dos últimos chispazos de elogio, tal». Quizás este «ramonismo» de Sabat Er-
venían ocurriendo desde hace mucho, desde que liquidará para siempre a «Sebas-
echan mús luz sobre el elog'io total de la 0bra cast)", bajo su aparente displicencia, concre-
que los niños empezaron con sus diabluns. tián» en el fondo hondísimo de la quinta.
de «Boy», simpática y artística. te en su íntima esencia el ideario sentimen-
Pero la cuestión está en soportal' las diablu- Pero no nos vayamos, así, tan ele pronto,
ras de los niños y, al mismo tiempo, desentra- A.lfreclo Mario Ferrei¡·,j. tal, la filosofía, digámoslo así, de quien como
al fin del libro. Esperemos un poco. Nunca
el autor de los «Poemas elel hombre» y de los
ñar lo inefable que hay en esas menudellcÍJS hemos podido con nuestra impaciencia. Li-
poemas del mar, constituye una individuali-
infantiles. bros como éste, donde todo el material es Lle V,,\RL\CIONES SOBRE EL CONCCRSO
dad intelectual de vanguardia en el medio
Después de leer lo que «Boy» nos ha con- primera fuerza de interés, nos pican los de- DE 1. PF,BLICA- uruguayo.
tado, a uno le parece que hace sig"los que lo dos y andamos en ellos de una hoja a otra,
sabe; y que ocurrió en su casa, y en la del sin orden, picoteando renglones con las mi- Cierto que si quisiéramos asir una concep-
Poesia.. - Elbio Prunell ,,\lzáibar ha obte-
vecino. y en la del compañero de oficina, y ('n radas y saltando de un lado a otro como pú- ción trascendente de rectilínea dirección
nido el premio de poesía con su libro «Raíz
la de' la Yisita' despavorida que viene, de jaros perdidos. La neniosidad ante el hal"- ideológica, difícil sería poder desentrañarla
Honda». Ya expresamos en un artículo pu-
vez en cuando, contando horrores de los chi- entre la gavilln de pensamientos, observacio-
tazgo excelente nos ha puesto siempre así ante blicado en «El Diario» el concepto que nos
nes, comentarios, frases sueltas y breyes en-
cos. los buenos libros. merece este fuerte poeta, cuyo canto ha sali-
sayos que es «Los juegos de la frente». Pero,
Estamos, pues, en pleno problema estéti- do de la naturaleza. Lo comparamos a José
si sería ardua la tarea de esquematizar la
co; esta vez con niños de por medio. Hay eosas deliciosas. l\Iaruja no quierc ha- Varallanos, otro desbordado lírico del Perú:
idea directriz en este manojo de páginas in-
La belleza ¿falta en alguna parte'? No. La cer un euento porque la Coqllita se va a asUS- U11 mismo grande impulso los hermana.
yer'tebradas, ello se debe a la misma actitud
cuestión está en captarla. La cuestión (~stá tar. El relato es con ladrones. La Coquita, Quizás ho~' nuestra predilección está total-
espectante del propio autor que huye de las
en darle al día de la sensibilidad el golpe de repente, dice : «Si me dan caramelos, 1jJ mente con el «Poema de tu eternidad». Dice:
afirmaciones categóricas, tal vez por causa de
justo para que la atrape. En ningún lado me asusto». «l~ecojo la muerte de la luz en tus ojos»
que -como lo dice- «el espíritu requiere la
falta la belleza. Los talentos, con retazos, ,-~on Palito es partidario de los caballos;. Julito, <<lVIadre noche
contradicción para no dejar de ser y para
desperdicios, con verdaderas liquidaciones de únicamente tolera lo que eon el automovili'i- no aliento por no quebrar el cristal de la
poder acrecentar sus propias fuerzas».
temas, han hecho obras fantásticas, hermo- 1110 tiene atinencia. ,,\mbos riñen ~. gozan por [hora».
Sabat Ercast~·, a medida que avanza en el
sas. imponer su teoría. No sabemos por qué, 'lOS El poeta, no hay duda, se nos presenta en.
desenyolvimiento de su obra va como decan-
«Boy» ha mostrado los niños. Entonces, hemos acordado, y nos hemos reído mue ha, su más recogida intimidad.
tando la «nonchalance», la clo\\"neria. el hu-
todos. mirando su obra, nos quedamos pea- imaginando a los ciue en arte, piensan ésto Norela. - En «Alfar» mismo comentamos
morismo de sus observaciones iniciales para
s¡md¿ en las cosas de nuestra casa. Y se 'liJS ~. los que piensan aquéllo. ,,\mbos bandos ',,; con e] calor nuestro la «Historia de un pe-
explayarse hacia el final del libro en pági-
vienen mil pensamientos que antes no te- complenll'n1an, pero, como en el libro ele quelÍo funcionario» de l\Ianuel de Castro:
nas densas que son verdaderos síntesis de en-
níamos porque, ¡ casualmente!, nos faltaha «Boy», estos .]ulitos y estos Politos alléLUl obra de ambiente, de personajc's chieos, qnc'
sa~-os filosóficos en los que el tema profundo,
la punta del ovillo para eneontrarlos: siempre a los tirones. ]Jara tratarlos ha~' que estar muy maduro.
Nos alegramos de que nuestra impresión haya a ratos neblinado de simbolismo con cierta
y ésto, sencillamente ésto, es la sutilísim'l, Libro pam leer es éste. ~abemos de Im~lla
coincidido COl! los notables jnicios de Clotil- opaea anfibología, ya arropado en una forma
la meritoria, la extraordinaria lahor de :\n- tinta que se leerú en las escuelas por acerta- (1(' contenido poético.
wnio Soto. da disposición de las autoridades escolares. elE- Luisi ~. Eduardo Dieste. La vida lJUnl-
crútica del C rugna~' tif'lll' .nl 11.1 primera de J' así la obra que eomentamos al nIelo.
(~ue un perro se llame «Sebastián» Es necesario, es obligatorio, que a los ni-
sus logradas obras. Démosle tiempo a l\Iamw] traducE' con fidelidad, digna de encomio, esta
nos metió alegría en el alma. A nuestro pe- lÍos se les c'nselÍe a leer cosas de niños. Y cuall-
de ('astro. amigos. aspiraeión. consignada por :-la bat Ercast~· en
rro le llamamos «Nene». Nos gusta aproxi- to mús de por a(luí sean, mejor. Ya pasaron ros
Poesia inédita. - Hamón l\I. Díaz triunfó una dE' sns páginas: «¡ Juegue la frente, jue-
mar los perros a los hombres hasta por ,'1 tiempos en (lue se inflaban las eabecitas in-
con «Proa dE' estrellas». libro que queremos gue entl'e tanto con el dolor y con la alegría,
apelativo. Tienen los perros, para nosotro.;, fantiles eon relatos donde la niew, los osos
mucho que por algo es para nosotros su poe- con la Yida ~- eon la muerte, con la yerdad ~
una trascendencia inexplicable. Hemos tnl- y la lUlvidad en diciembre llenaban todo el ('on los sueños. mientras formamos una parte
ma-proa.
tado de adivinar sus gestos; hemos estaLl.o ellad !"o. Es menester hablarles a los nilÍus intl'nsa ~. trágica del infinito vuelo!»
Froa de estrellas es mi eorazón! -exclama
ahonados, por mucho tiempo, a una maravi- en niño. l\lostrarles panoramas nuestl"ü..;, Díaz, el frío ~- naciente poeta. Libro donde Carlos Sabat Ercasty traduce, pues, en pú-
llosa publicación inglesa tlue traía única- easas nllestras y chicos del banio. Para que el color es padre del paisaje ~. el aeongojado ginas psencialmente germentalps, la plenitud
mente retratos y caricaturas de perros. EJ\l H'an ellos mismos que sus cosas, esas diabln- corazón E'S frente del camino, lo cruzan las n:Plltál de su hom y, por ello, bien merece
aIgo precioso. ras de la pelota, del trompo, de la muñeca o imúgenes como las banderas al día. congratulaciones.
La mllt'rte de «Sebastiám>, así, rabioso, co- del ('hanchito eomiendo jabón, son aSllntos .1. 0.8. .f osé Pereira Hodrignez.
HISTORIA DE UN PEQUEÑO FUNCIO- sahar a los hombres aquellos, haciéndolos,.
L~\.
JYL\.ISON N.:\.'r ~\.LE, de Jacql!es Copean y el alma del amado eompL3tamente, absoluta-
NARIO. - Jianllel de Castro. han padecido y hasta han muerto con ellos.
EL YIEJO, de Eduarclo Dieste. mente. Ella los sacude corno algo inútil. Ella
Di\"ina expiación! Para realizar la trag8dia
hay que entregarse. y su amante, aislados del mundo en un re-
Nunca había experimentado la notable im-
Respecto a la semejanza de asunto de que tiro bautizado por ellos la casa de la feli-
presión de leer una novela, cuyos personajes El hombre que se entrega es como el que
se ha hablado entre la obm del ilustre escl'i- cidad, intentan realizar la sublime paradoja
me son conocidos al extremo de poder iden- se hunde: ese no perece, se saha ... es dec:r
tal' Jrancés y la de nuestl'o compatriota, edi- de ser simplemente ella y él, es decir, dos
tificarlos de esta manera: Que bien está se sal\"a cuando el espíritu lo acompañ:l.
tada en MonteYicIeo en 1920, la siguiente seres despojados de las 'll'madura social, ca-
Fulano! Y confieso que por un mamen ro Porque a\"eces sueede que el espíritu oh'ida
carta pone las cosas en claro: paces de bastarse UllO a otro, ocupados en
tuve la sensación de haber vivido cada expr~ cruelmente al hombre y entonces... he dlÍ
sión de esos personajes, de una manera clara la ausencia de tragedia, pues ésta se ha '20ll- «l\lr. Eduardo' Dieste. London. J'ai bien el paciente estudio de reí'elarse uno a otro,
y angustiosa, de la misma manera que vivir, \"Crtido en un simple accidente. Tu pudiste » re~u la brochure de \"otre piece «El Viejo». de identificarse, de poseel'.3e. Sueño inJinito,
cuando cada uno de ellos hacían de mi an- llegar a la realización de tu groteseo D. S;'lll- »Tout el' que je peux dire,pour rassurer cumbre del egoísmo amoroso aplastado mu~'
gustia, su placer. Porque nadie como no'>- tiago, pero tú no creíste en tu personaj8, » \"os esprits, c'est que si «La l\Iaison Natale» pronto por la realidad. ~\. pesar de los es-
otros dos -y, perdón me sea concedido por creíste en tu psicología y he aquí tu error, »n'a été éditée qu'en 19~.j, apres ,1\"oir eté fuerzos de ella para crear a su amante Hii
esta disquisición un tanto sentimental- VI- -que lo \"amos a oh'idar-, pues los pro- »représentée au théatre ,:Iu Vieux - Colom- alma en la que ella pudiei.'<l mirarse como en
vió la simplísima tragedia de esos polichine- blemas del análisis, cuando no llenm la » bier, les deux premiers actes du drame éta- un espejo, la yida social, de la que él no supo
las, personajes menudos e ínfimos de la otl- firma de la fe, que es espíritu puro, pierdml »ient déjú écrits quinze ¡lllS plus tot. n: desarraigarse por compL,to, lo acapara de
cina aquella, en el año aquel ... Mientras yo su Yigor si bien no tanto su interés. P:o','o »sorte qu'il faut attribuer ú une rencontre nue\"o, se lo roba. La Íl'l'8signada se replcgó
apretujaba sus simplezas con mi ternura pa- nosotros hemos de pensar siempre que deb¡3- » dont je me sens tres honoré, les similitude,; en sí misma, yuel\"(' a la soledad de la que
ra que ellos viúeran, tu, hermano poeta, ,les- mos resol\"ernos claramente -en el plano del » que \"ous ,l\"ez bien \"ouln me signaler. Yeui- se imaginó un día poder lescapar en alas del
de tu islita construída en aquel tumultuoso espíritu- como una máquina que depende »llez agréer, .l\lonsieur, l'assllrance de mes amor.
océano de vulgar, los veías danzar, peq u:~ñi más ele su fuerza, que de sn belleza. Descle » sentiments confraterneb. Jacques Copeau.>/ «La femme de personne/> es una obra dolo-
luego que el análisis frío y puro ele Fulano, rosa, desesperada. Ni quejas, ni gritos, ni
tos gnomos ,de cartón deleznable, y no '1 ui- París, Junio Hl:29.
para «reconocer» pierde su inter{;s y no lle- desplantes, ni trágicas a í"~nturas; en la mis-
siste comprender el sentido secreto de sns
secretas búsquedas, porque es indudable q ne ga a nada. ma au"encia de todo lo :lue pueda constitull
L\. FE.l\L\iE DE PER~UNNE_ - Claude
In eludablemente que, ofrecióndote poc'o, un sacudimiento. un inc\.'!lti\"o, reside la in-
el hombre busca algo Juera de sus ojos pa:'a C/wíil'¡"ei'c. mensa desolklción de este libro. Ha~' en él
llenar los ojos del corazón. Tú les golpeabas muy poco lJara lo que debe ser tu total aspi-
ración, podría significarte entre otras cosas, la grandeza terrorífica, el silencio monstruo-
con tu indiferencia de adentro aunque iUS ('laude Chau\"iere, la autora de «~\.mour,
tu sobrio y puro estudio de cada uno ..11; so del desierto.
ojos claros, fatigados de no hallarlos, por<['1e mon Ennemi», ha publicado otra nOl"Cla ti-
esos fantoches que se mo\'Ían pesadam;~nte JltIaría Pascal no es una luchadora como
no existían tal vez, se asomaban al hakóll tulada «La femme de pel'sonne». Elena, es una yencida de antemano. Padece
desordenado de tu hombre para expiar sus ell aquel ambiente gris tratando de disipal' Claude Chau\"iere, como Estaunié, es un
pesares de polichinelas sin miel ~. sin ,'eLl- una angustia que los oprimía: el desarrollo una incurable dolencia de .la yoluntad cobar-
poeta de soledad: pero al contrario de éste día moral, la incapacidad de atrontar el pro-
ciÓn. mesurado de la non'la ~. ese fin lógico, ;1"]'(;-
que canta las plácidas mc'lancolías solitarias, pio destino. El drama íntimo de J.V1aría Pas,
He ahí pues la tragedia esbozada: el hOIll- mediable, ese lín necesario para cerl"ar d ella nos pinta las íntimas ll'agedias, la lucha cal es el haber' siempre suspirado que alguien
bre que se asoma a los demás para ellC"Jll- eírculo de la \"ida de D. Santiago. Todo ('sto
de las almas para escap::ll' a esa fatalidad. taladrara su propia eort,,;.;a sin haberlo lw-
trarse ... Cada uno de nosotros que carga- se puede dar con el mismo tono, con el mi';- Somos solitarios sin querer serlo, nuestro en·
mo J(~llgl1<lje, pero «entrando» más. Tú qu,'- liado, sin haber tenido la voluntad de mos-
mos con el espíritu para ser más liYÍanj)s, claustramiento es ley de la naturaleza, más
daste Ul] tanto en la orilla dc sns silenCIOS, trar con una palahra, con cm gesto, su aban-
somos los que hacemos a los demás hombre'>. iuerte que nuestra yoluntad. No nos 130m· dono y su miseria moral. La yida, con :l'ero;~
Ellos no existen en verdael, pero nuestro cs- Jos eallaste, poniéndoles la mano en la bO(,:1 prenlemos los unos a los otros: el hambre
como con ci,'rto temor. Hiciste sombras lllaS tenacidad, sofocó en ella el grito de sus en-
píritu, ('oncediendo gracias especiales, los de afecti\"idad, la necesidud de \"olcar en Ull
bien ,[ue YÍ\"os. No In'eo('upes el espíritu cn trañas sensitinls: Quiel.'o ser amada. Su
crea. y ellos se figuran 'ilIe YÍ\Tn porqne alma eomprensinl lo más intimo de nuestros queja ele niña que reclama el afecto de sus
respiran! Sucede a veces que el poet¡¡ con- nada mientras realices y tendrás en cada :ns- pensamientos es un apetito destinado a que- padres es tímida, torpe, desgraciada. Ellos
cede «todo» su espíritu, apasionadameHt", >. tante la ('anción de fe del espíritu, capaz de dar siempre ins,l('iado. Como tortugas esti· no la oyen ni la quiercn oir ocupados cada
en una entrega generosa desaloja al homlll'i' hac(']' ol\'idal'te ~- consumirte con tus peró>n- ramos los miembros. asomamos la cabeza en 11llO d.. satisfaeer las exigdlcias de su proplO
aquel y se cIueda el poeta en sn lugar. vi- najes. p,lra resurgir después (;on la faz de
lJlUlca d.. aire, de luz, de '~ontaeto con nues- yo. Su alma infantil :;;e consume, se mm·
brando su trúgedia, la más simple o la mús plata de la Iuna del espíritu. _. El poeta por
tros semejantes, más pe¡'dlaneCeremos siem- lana, en amor solitario por la madre siem·
I'antástica, creando el dolor de aquel hombre sobre todo lo demás debe s('r «su canción» y
pre prisioneros de nuestra propia caparazón pre indiferente; distante, ~naccesible.
que encontró dentro de su alma lo que 1]0 en "aela monl('nto d(' realizada. debe ofre'c,'¡·-
He aquí los conceptos que se desprenden de c\sí como huyó de ella el cariño materno,
esperaba: su propia expresión indecible at~ la del mislllo lllodo que se o[rece a la \'ida la pluma sombrín de esta joven. el amor, todos los interesl.'s, todos los goce",
vaela a la más perfecta resolución. En este caso en1l'e gris y gris: desnudo ~- puro como UIl
.l\lá:,; bien q!le no\"elas, 'iUS obras son anú- de la \"ida, se sustraen a sus manos. áYiúas
tenemos a todos, o c¡¡si todos los rusos, de'óde úl'bo!. Lo demás tú lo sabes tanto COlllO yo:
lisis de almas. El mundo exterior, mientras al principio, y que se \"an yol\"iendo, lángUl-
'Gogol con sus «almas muertas» eH homhres es pesa r y pesar, . _ pero no del que hace po-
no contribuya a poner cn l'elie\"(' los estados das, hasta no tener siquiera el \"alor sufl-
Yi HIS, hasta el Gorki de hoy, de la «moneda liehinelas finos, precisamente, sino del ;¡ ue
de alma, ella los deja en la penumbra. cien te para ejeeutar el gesto supremo, el ges-
¡'alsa» ~. que también eOlTe, unidos por e,.;!, ha(;(' payasos aburridos, de e]rco.
Elena. la heroína de Amour mon ennemi. gesto libertador.
puente de hierro, amargamente dulce que e·s
pretende escapar a la terl'ible ley. La t'anu· ¿ Qué importa que un día inesperadamen..
Doestoye\vski; todos se han entregado para JE8U.1LDO.
rlOres. InÍeriores i ¿. For'lué -¡ ¿ POI' no sa- te que fluye con ritmo personal ele sus ÚW'l- yieile en este libro, junto f!i abanico claro ek
lia, todos los prejuicios de la vida social, son
otros tantos obstáculos que nos impiden poseer ber llorar '1 tes nítidas. Este detalle ,~,; ele sumo int~r{s. los ríos, que son como sOln'isas en el m:];;w:ru
te, sin que ella hubiera tenido tiempo de-eil- La mayoría de nuestros ¿óv6nes artista'), si- de los bosques, bosques que tienen ojos anlle-
tregarse o de resistir, un hombre haya pene- g'llen POl' sendas trilladas: cuando no, se lantes sobre lo::; horizontes; nos va dicienuo
trado en su carne ~ Ella e::;; virgen, virgen LITERXITIL\ l'-L\CIUl\ ALIS1')" - Juan imita a la genial Delmira o a Basso 1\I<J~li<). de todas las cosas que no.., ::;on propias. El
del más leve moYimiento amoroso. Estupe- JI. Filartiuas. uno de los más altos vabres del Río cl~ la insecto de enorme pacienCIa que devora al
facción doloro::;a sin remordimientos, sill el Plata, se va a abrevar en fuentes extranjeras, tiempo con el luto de su silencio, junto al
más fugaz recuerdo de placer, eso sólo ha EL ARTISTA ~- 10 que es más grave, al',:;uien quiso emhau- ágil pájaro salpicado de sol; la muchacha
::;entido. En su alma marchita no hay siq uieru cal' con deslumbrante pe!'~onalidad, cuanclo lenta en una belleza rayadl de yiolencia~: sen·
sitio para lo::; goces mate;:nales. Sin valor El ser que tiene impulso de "ivir de,;te- su obra fluía del espíritu de «Les ~\mours suales, junto al hombre .:le mano fuerte) paí·
para propagar su vida de::;graciada, temiendo nado del sordo rodal' de :os hombres y, ea Jaunes», del «maldito» Tristán Corbiére. D0- ses en donde los días son agresivos d3 luz
ver en sn hijo la resurrección de sí misma y un soplo de corazón puede encender una é~S jemos este rasgo poco lnt-:resante y vanmlGs y las noches suaves como las sonrisas de bs
del desconocido, del enemigo, ahoga en su ti'ella SOllura ;.;obre el oído, para ir tejiendu ia al plano donde se lJmeve d autor de «L~ C mz mujeres negra::;. .-\.sí es '381:e libro de paisajes
seno la Yida naciente. Trágica contradic- música de yerdad que mata lentamente los del Sur». y de cosa" de ..América, esLt ~\mérica gaucha
ción, poder al fin escapar al desierto del al sentido;.;, es el inei'ablemente torturado por la Filartigas es un incansable estudioso y ü'a- que no doblan los vientos y que abre su COl'a,
ma por el amor maternal y no atreverse a presencia diáfana del ar1e. Seres de e,;ta bajador. Su lahor como novelista el~ <?oLa zón caliente bajo la Cruz del Sur.
naturaleza, olyidan las pe'.[ueñece" de los hom- ~\.gonía de los Lir.ios», primer obra publich- POI' la juwntud de e::;te poeta, elevado cr~
afrontar el destino!
Sólo una vez un Yislumbre de humana pie- bres, creando, a Juerza ,le anudar lejclIlías, da a los veinte años; m",reció conceptos elo- terio ~- sed nunca saciaeh de explorar lejo.-
dad razgó la envoltura de esta alma h'3rmé- Sll país, para dar a la alul·illada lámpara de giosos de los críticos de valer, por la tn']lleL nía:;, ha de dejarnos la ·):)]'a que lle\'(l laticli.'
tica. En el simbólico gesto del mendigo que bronce y estrella, la cinta llÜ" pulida que ha l!. interesante que anillaba un perfecto latir de propio a trayés del tie1l1[)!).
la recoge un día en la calle inanimada, Clau- labrado las pupilas. Los que se hacen eneeil- \"ida; llar d estilo lujoso que no decrece en Ramón JI. Dia:.
de ChauYiere nos hace lucar lo::; límites de didos de cantos en las cm'va;.; de estus Yiajes momento alguno.
la amargura. Más pobre qne el pordio::;ero ~. florecen de asombro y se anudan de tiempo En IJOesía es intensamente fino. Su lihro P~\L\BlL\ - Josi G. ..:lntuitu
ll ue siempre recogió alguna moneda, ella, la para platicar con Platón o Goethe, \Vilde o «De las mujeres ~- de mis amigo,,» sabe W's-
mendiga de afección, la ll.esterrada de la hu- 1\iallal'lné, saben perfectamente que el art(' e-; lumbru]']]os la,; pupilas ,'on sus joyas tall~ El azar nos unió una tarde cn Salamanca,
manidad, siente por primera vez ::;obre ese la fuerza única, capaz ;le engrillar al Yiejo das con suma aristocracia. La labor más inii-- Había llegadu a nuestra patria sin ruidos ni
pecho Yelludo y ::;ucloroso el olor del 110m Cronos y hacer al corazón, todayía df' til'- resante de este escritor, .-s la crítica. SU': aspaxientos; silenciusamente sc sumó a nos-
bre, y en su alma desnuda y desierta la ::;e- 1'1'a, palpitar con el corazón de luna de 10'; tres volúmenes últimos, «.Arti"tas del (-ru- otros lus días que la l.-niversic1ac1 de Sala-
xualidad despierta de un sobresalto pan, elegidos. guay», «La Cruz del SUr» y «Literatura l\¡:- manca, sin ilUlllÍnaciones de feria ni trajl~s
apagarse al instante. cionalista del urugua~-», le han valido uno de liClmatlYOS,
'1 • 1
(aba albergue a los que disertaball
JUAN M. FI LARTIGAS
Ella no quiere llegar a ser la agonizante los primeros puestos en la crítiea, cotizándo- suhrc Franeisco de Yitoria. l\us conocimos
el parásito solitario de qu~cn los demás, con "\ l'ti,;ta exeeveional en jlUestrn medio. -;¡l-
se, tanto en "\mériea como en España, una tras de comprendernos preYiamentc, y i.'l1-
tentos de sí mismos, de ,"xistir, de quererse, de las Ül'lllaS más autorizadas de nuestro país, tlc ambos nació la amistad absolutc; ¿le lus
be ser puro, de una deslufnbrante clarielad eje
de creer, de esperar, se ;cpartarán con ha· Filartigas allaliza siempre los valores con quc \"Íycn para el mismo ideal. Ya habló
espíritu: enseiia a todo,; los Yiajerus úyidGS
rro1'. El suicidio es la única medicina. :.\la- lógica. Entra en 10" mundos y l'xplora !l'I~' de sus libros, con "u reeonocida competeneia.
de eserutar lejanías, los cnllvergentcs e:¡mi-
ñana, Dios mío, mañana, dice apartando la su cm'uta. Su pro"a siempre es deslumbnl- Cansinus "\.sens. Nosotros ni queremos com:
nos de su mundo interior uue está cl.unrodo
liberación con sus manos extenuadas. lneu- dora por lo poemútica. Sus púginas. pulieb.., plctar ni inuonlr esas glosas: perseguimu,:
\In;! madura sonoridad ,Je Yinu) una leyen
rabIe indecisión, dolencia ,je la voluntad. má'; facetas donde danza la armonía del color. L l otro propósito: perfilar la siluc,ta literaria de
da nistalina de nauta.
trágica aún que el deseo ,le la muerte. fragmento que transcribo a continuaeión, pe,'- José G. ~\utuüa.
Cada \'ez llue gustam03 una nuen, O\>la
Con «La femme de pers·.)¡llle» Cluude Chau·
suya. más depurado, más intenso se no;.; pre-
teneee al (·,;tudio sobre «Debarcaderes» d? en !lito en el coinillO
viere, hasta ayer poco cO:lOcida, penetra eH Jule,; Supen-il'lle. heeho en «La Cruz dc'l Jos6 G."\tltuüa es como la conjuneión de
senta, es que ya está en d sendero únieo, el
el círculo de las grandes plumas i'ranl'esa" Sur». un tl'ípticu lJOl'o común: buc'ea l'U el alma de
del ell\1ilibrio, el mismo q \le lleya a hm'er in-
de hoy, ~- se coloea juntu a los más despia- las eosas: 10 l'ecío de su pl:nsamiento se ':u-
i ('llsamente lmeno ~- hace perdonar el (laño DE8ARCADERES
dados y profundo::; analistas del alma huma· n¡jl;l c1e una pl'u,;a admirabll'; rt'fkja en l:on-
que pretenden causal' los rnediocres, los 1'1'<1- tadas líneas, sin que lu es('m·ial Sl' extra de.
na. Eserita ('n un estilu \'igoruso, reeOw:en·
('¡¡sados. :-;iempre he ereído que el artistlljlle Estos poemas tienen el ,Irdol' de .\móri('h.
trado. todu médulu ~- nervius, la lednra lié' una personalidad ameI'Íeana. Eu el 1ibl'()
llO oye' el rumo!' de los pe'l'.ll:'ños «::aristarco~'», la áspera alegría de los anchos soles del ,;ur, «Palabra» eneuntramos un capítulu que aiTal'.
esta obra va estrujándonos el corazón Y :;ell
vi VP l,lllbelesado con su 'n~lf!Íca; los intel'~"ses donde junto al lllal' AtlúniJco de canto !\1él- seduce ~. detiene el pensamientu elel ll-ctor.
timos sobre los labios un :;ubor de ceniza al
Illl'zqlli nos no le interescl'l, no le puedeil lle- te, cuyas custas fe:ótonean los e1\Ol'1nes ;¡o.,- Titúlase «La Yerdad de ~\.mériea».
terminar la última frase. ena filoso fía amar-
gar; ,;aben (lue la luz es !:ener la frente alta que,; tropicales donde la ¡ábula e:~ gell',le'~a El l\ue\-o Mundo ha dejadu \'iYir, exagel'Clda
ga se desprende de sus t6tricas páginas; pe-
,;ohl'e ,odas las cosas. CI.temdo se posee PSÜl en ri([ueza de fantasía, ':stú el gaul:}¡o. [¡¡¡bi- y exee,;inlmcnte un tópieo: d dd Hupe-
ro aeaso esa misma umurguru nu la lwee más p
,;en'llic1ad de Yida queda más que «el t1. mpo tador de esta tierra nlll'ya, uel'sonaje de cl.1lU:_ rialismo yauquee. ("nos lu illvu('au ('omo
hondamente humana ¿ Qué otra clase de ¡i-
loso fía puede eonH'nil'lIOS a nosotros, el quie- lll'eesario para dar nares». dura y Yiulenta, el gauellO que ata los ClUl- justifil·ante de dictaduras: otros lOl'llsalz<ilt
Hes el dolor, el dolor moral, es la única fa-
Filartigas entre la juventud pujante, lle- tro vientus con su coraje :.l", pampa. en ¡du- ('uando sine a su medro personal. Y. a"í
va brújula propia: sabe dd sentido de :;u ar- cinado paisaje nos da la .!(llltasía ele Super- delimitada la ('uestión, de la ItlÍ,;ma ,.;e elimi-
cultad (lue nos separa de las especies in fe·
na la wrdad. Ese es el grave mal de ~\lllé sólo es de interés destacar su pensamiento, lejos de las sociedades con artículos y regla- las fauces del cocodrilo.
sino reJ'el'irlo al momento en que se produjo, mentos, por donde r.esbalan lastimosamelltG ~\oh! Amame!
rica: el miedo a la verdad. Proclamarla es
ama1:go, ya que su confesión inválida a .Jos día de centenarios, cuando los hijos de Fru- los acentos inquietos de los ql1c' miran a :a Aoh! ~\mame!
que viven apartándolel del camino. La ver- guay se agrupan para situar sus PGnsamien- lejanía. Eres mi desesperación.
dad es que el imperialismo no se impone: se tos en la hora de la emancipación. Evoca- C(pnilo Bacía Trr:ltcs. La mujer clara
adapta; busca terreno propicio para su ex- eión del pasado, reduciendo a su más mínima me odia.
pansión; más no siempre lo prepara; son las exprEsión todo lo que sea mención de lo COll- TRE~ lTENTU~. Luis Giordailo. .Aoh! Te amo!
propias víctimas quienes labran su propia sumado. En América es porvenir el p1'esen- Aoh! Te amo!
desventúra. te, lo es igualmente el pasado; todo lo mono- Acaba de aparecer, en edición numerada :LVIi carne es negra como él remordimiento.
Esta es la gran verdad que Antuña pro- poliza la inquietud del devenir. José G. ~\ll (le 1 a :250, finamente impreso, un nuevo Sígueme viento.
clama. Verdad que se abre paso difícilmente tuñ<l habló en el día de la patria y la definió libro de Luis Giordano. ~\oh! ~\oh!
y que suele tropezar con gestos hóstiles. con claridad helénica y con delicadeza de hu- Es una plaqucttc modernísima ilustrada i: No podemos decir de ¡:ste joven escritOl
Los que del otro lado del Atlántico procla- manista. La patria, para el pensador uru- por tres preciosas mad,~ ras ele Castellan{.s que tiene el dón de las palabras plástica"
man la verdad, actúan paralelamente a nos- guayo, no es un lugar de la tierra donde vi- Balparda,Plaquctte en que tanto el escritor lo que al reJ'erirse de Cendrars, dice Coe-
otros. Aquí y allá se quiere hablar con voz vimos cu1tinmdo negaeiones, contraponién- eomo el xilógraJ'o, se mantienen en planos teau '[: «es el que mejor realiza entre nosotro:,.
recia. Esos acentos diáfanos no recogen sim- donos a cuanto es contiguo y no cae dentro muy semejantes de ideaci')n artística, en S11 un n ueyo exotismo: mezda de motore'i ~.
patías fáciles, ni cosechan homenajes baldíos; de ]a órbita, naeional; no tiene ..A ntuña de la modalidad de un subjeti I'ismo intelectualista de fetiches negros».
pero no escribimos para el presente, pensa- lJatria un concepto hunumicida. Leed sus ~. snprarreal.
mos en algo inepisódico: en el desenlace fi- propias palabras, son simbólicas y expre:ci- i: Cómo clasiJ'icaremos a esta realización EL BCEN A?lIOR. - Laura Cortinas.
nal. No 'hemos de presenciarlo . Más ello yas: «Si la patria es el esJ'uerzo común hacía literaria que el autor llama «cuento» '/ ¿, nu
no importa; trabajamos para los que han de una humanidad mejor, debe ser ella la jus- son elementos de algo es':neialmente poemá- Laura Cortinas se busca! Después de la
recoger la antorcha encendida de nuestnul ticia creciente que Yislumbró el filósofo y tico estas imágenes inéditas que en insospe· 1l0\"ela tenta ahora J'ortuna en el teatro. De
illquietudes. que nadie más sabiamente que "\ristóteles la chado film nos traen el ;:;abor de los trópi· »Carmita» a «El Buen -="-mor» hay una apl"e-
.\ntuña mira a la lejanía, y por eso escri- definiera: la utilidad de la mayoría, la fun- cos! i: no actúan corno deri\"ados de una poe ciable diferencia de valores. Se notaba en la
be: «Pensemos que más allá de la máquina ción primordial de la J'e1icidad pública». matización eonstruída a iJase de elemento;; primera una diJ'usión que dejaba en penum-
y de las fuerzas materiales, está el sentido No es un pensamiento aislado el que Yive de poesía pura, esta aceleración que nos tras- bra caracteres y personajes, resultando im-
de la armonía, la medida y la, gracia; que en d eSljritu de José G...\.ntuña; es la con- mite en forma de visiones desbordantes. .,- precisas las escenas: esfumadas, como si la
más allá de los grandes tonelajes y.más alto cepción de los honLbres que integran la nue- esta ensoñación por medio de alusiones des- autora, corriendo tras UIla mariposa, se lm-
que los rascacielos, está la belleza y los infi- va ~\mérica. No lo olvidemos lo sespañoles pojadas, sin nexos, que ;;0:1 el reflejo de la;:; biese dejado arrastrar a la carrera y entre
nitos matices del alma que sutilmente han si queremos ser escuchados y comprendidos impre'óiones simultúneas del contorno! juegos y yueltas el insecto hubiese escapado
Hegado a nosotros». hemos de asimilarnos, su lenguaje y su espí.. En este Yiaje, que se realiza en exten;,:iól' por cansaneio de la perseguidora. En la obra
ritu. ~\.mél"Íca es la tierra de las inquietudes, :r proúmdidad, Giordano sigue siendo UE teatral, en cambio, le encontramos seriedad
Un concepto ele jJatrúlJ sin más límite que el de encerrar toda ellas poeta intrépido ~' nómach, en quien se nta- de escritora. Precisión en muchas escenas, en-
l,ropeneión creadora. Esa es nuestra patria nifie;,:tan H'rtigino;:;amente toclas las incita.. cadenamiento y sobriedad en Jos diálogos, y
:::le ha dicho que la guel'l'ade emancipa- ideal común, no la Amériea de los hombres ciones de las modernas posibilidades estéti· armónico el de;:;arrollo de la eomedia. :::li
ción no fué contienda internacional, sino lu- plebeyos, que nacieron para encornu' la es- algún problema ésta plantea, se nos antoja
caso
cha civil La tesis fué sustentada con reinci- pina dorsal, y (lue sin saber labrar sn gnm.. ~\l entrar en sn libro, ':muos por los cana· que más que en la escena hay que buscarlo
dencia; nosotros, la compartimos. América deza cualitativa, (luien'n iluminarse, a¡Jro- les elt' un archipiélago t~uyas islas nos ofre- en la propia autora. l\1anera especial de wr
{IUería ser libre; no podía encontrar espClcio piándose la elaridad de otras grandezas euan- cen la nora y la [auna {'spléndidas ele una y de sentir alguno de los aspectos del femi ..
1H11'a su espíritu en el área redueida de un titatinls externas y episódicas. Esta otra nismo. Educada, la señorita Laura COI·ti-
natnl'alez¡¡ que despierta .1' ;;t' ofrece. Nues-
absolutismo incomprensivo y laminador de Amél'iea es para nosotros illl¡H'nniable, leja- nas, en el retiro de las escuelas religiosas, la
tras - hmnbres cosmopolita;; haeen SllS soña-
todas las inquietudes. Fué española ~\mé. na, inaccesible. No euenta ('11 las inelinaeio- vida múltiple ~- el conoeimiento de las real'-
dos hallazgos en el dibujo geogTáJ'ico de es-
rica en las Cortes de Cádiz, no podía serlo lles de nuestro espíritu: es la ..\.mél"Íca geo- ciones del espíritu I'rente al abismo sociaL
tas islas perdidas y suntuosas de. un mar de
del legitimismo y de los días desplazados de gráfica, fría mezquina, la que ha sepult,do le han inspirado, quizá, su obra. ~\quel pri-
los trópicos, donde «tres hijas nocturnas dc'
la :::lanta ~\lianza. Por eso al trazar la ruta la verdad, para así Yi\"Ír sin inquietudes ele mer acto no es otra eosa. Ingenua, se ha
Africa enYían sus brazos negros ~. empolya-
de su propio destino contrajo una acusada eoneieneia. dicho. Sí, para el eaminante derrotado por
dos hacia un zellit de mil \·oltios». Llegn
J'csponsabilidad. No podía continuar sino Nuestra ~\mérica es la de .\ntuüa, la del hasta nosotros el eeo de los tarn - tam, en- el pol\"o del camino. tal yez: ingenuo, pero
innovar. Debía suceder en la tarea creadora {'spíritu qne un día de Abril vivió ell silcn- yueho el! la (,yaporizaeiólI del «mosto zodia- para el qne sale a la yida las ingenuidades son
a unCl Europa escéptica y tatigada. Fué tiel cio la evocación del huc'rto de Pl'ay Luis de eal de eeuatol'iales yenelimias». Eseuchamo:'i las que' mús profundos ~' a1Jismantes contras-
a su destino, y si pCldeció des\-iaciones, supo León, penlida la mirada en la mansa súbana Jueg'o una ('¡¡lH'ión de nostalgia y ele oh·ido. tes eleparan. Tal es la situaeión de Jiosario:
dujo el pensamiento a una tras{~: América enderezal' la ruta falseada, :::laells Peii.a, re- Es el canto de Toufú «criatura de sueño de Chi('¡i, ella misma, allla a los chieCls por voca-
liara la Humanidad. Disecó así toda la in- del Tormes, con el cielo impecable tomo fon- ¡-iÓn. «porque sin eilos nu podría Yi\'ir», por-
arclla y de palma»:
quietud americana. La tendencia se abre elo', tarde de silelll:Ío y, de eOIH,entraciÓn. que no lw tellido padres ... ~. ¡Jorque sicntp
«:::lobre el río frío
paso y esdetendida por los más generosos \.oh'erá entre nosotros, nos comnnicarlt sus ll(·cl.'siclad ele ahogal' en el amor para todos
mi embarcaeión.
espíritus, y en esa noble cruzada había de inquietudes en lugares donde los atendientos oTl'o amor, Sll~'O, imposible, íntimo. que l'lmw-
}Iajo el río l"río
participar con te José G. ~\ntuña. No tan siellteu lo que hay en ~\mérica de nwÍl¡llltl,
DE AHORROS y DESCUENTOS
Te<~ en el silencio de su vida de 11uérfana ... Adótico Cielo - .Julio Verdié l\lonte,'i-
y luego del bellísimo contraste del jl1ego y deo.
los cantos de los niños en el 2." cuadro, y una
vez más la realidad abismante del despojo de Jledida del Criollismo - Carlos .:\Jberto .(Dependencia del Banco de la República)
los juguetes. El segundo acto es ele construc- Erro - Impresores - Porter Hnos. Bue-
ción también sobria y lógica. Mejor reali-
nos .:\ires. COLONIA ESQUINA CIUDADELA
zado que el primero, puede sufrir sin desme- Gabriel Miró - El libro ele .'úgaenza.
dro la comparación con muchísimos buenos Dos servicios que ofrecen grandes ventajas . I
actos de autores consagrados. El tercer acto ·Julio Verdié - .'1clótico Cielo - Monte-
110 es de la fibra de los antel'Íores. Las esce-
video. AD.YlINISTRACION DE PROPIEDADES: con toda:; sus operaciones derivadaS, por I
las caale.3 5e cobra o las comisiones e intereses más bajos de plaza.
nas se suceden un tanto ilógicas, con sorpresa Carlos "lIberto Erro - Ji eclicla del C I'io-
para el espectador. Se acumulan aconteci- ,CIUDADELA 1384)
llis!llo - Impresores, Forter Hnos. - Bue-
mientos que, con un poco más de estudio, ha- nos .:\ires. COFRES-FORTS (Cajas de seguridad). Resguardo absolqto para valores en g-eneral
brían merecido otra solución, seguramente. y como puede verse, también alquileres mínimos. Además la Institución abo-
Lo que no puede obstar, sin embargo, para Jorge Luis Borges - Cuaderno ,San Mar- na a los locat3.rios de éstos, el importe ae los cupones de sus títulos o cédulas
tín - Biblioteca: Cuadernos del Plata _ sin cobrar comisión alguna.
dejar de reconocer en «El Buen .Amo1'» una
Buenos Aires. (FLORIDA 1419)
obra de valores apreciables. La autora del
TA. R I F 11
primero y segundo aetas de esta obra acredi-
Ricardo Tudela - El Inqailino de la
ta capacidad para el teatro y promete una ,-
Soledael - M. Gleizer, Editor - Buenos .-\i- MESES 6 MESES 1 AÑO 3 AÑOS
labor de positivo mérito a poco que cultive el res. I
género teatral. Es nuestra sincerísima opi-
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