El Drama de La Tierra en Mex-494-595 PDF

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LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 499

En nuestra opinión, quien mejor ha enfocado, estudiado y desarrollado


este problema es el licenciado Rafael Matos Escobedo, al hablar sobre la crisis
política y jurídica del federalismo mexicano. 24o
En términos generales, podemos afirmar que la realidad social mexicana se
encuentra regulada por un derecho positivo que es vigente en el ámbito jurídi-
co-social y en la opinión pública mexicana.

El reparto de la tierra y la evolución


de nuestro derecho agrario.
Primera etapa: agrarismo periférico

A estas alturas de nuestra historia, la línea de progresiva justicia, había atravesa-


do por tres etapas: el idealismo agrario manifestado sobre todo a principios del
siglo XIX; el racionalismo agrario, el cual ocupó casi 100 años y; fmalmente, el empi-
rismo agrario, que se inicia precisamente con la aplicación de la ley de 6 de
enero de 1915.
Pocas ramas del derecho tienen la copiosa producción de leyes, reglamen-
tos, códigos, decretos, circulares, órdenes, acuerdos, etcétera, como nuestro
derecho agrario, lo cual obedece a que su gestación ha sido eminentemente
empírica, es decir, la realidad social y económica iba por delante de la ley, trans-
formando constantemente esos principios legales y señalando las modificaciones
para su mejor ajuste al medio social, bajo el indeclinable principio de justicia
social. A partir de la ley de 6 de enero de 1915 se desarrolla en el país una acti-
vidad agraria que aunque esperada, sus alcances no habían sido previstos. Con
circulares y acuerdos se van determinando los efectos de la primera ley agraria
y en algunos aspectos modificando el sentido de sus artículos. En esa forma
llega dicha ley a formar el contenido del artículo 27 constitucional el cual como
se comprende, no fue obra de ninguna persona en particular. Dos fueron sus
causas o factores: el deseo progresivo de justicia agraria de quienes lo redactaron
y la fuerza de los hechos en su dimensión histórica.
No sería la primera vez que rindiéramos merecido homenaje a quienes
invirtiendo los términos individualistas de la Constitución de 1857 abrieron paso
al interés social. Los constituyentes de 1917 fueron quienes le señalaron a la pro-
piedad modalidades para hacerla cumplir su función social y quienes precisaron
los medios para realizar la justicia social distributiva, asegurando así nuestro
desarrollo socioeconómico.
La Constitución de 1917 se convierte en la primera del mundo que señala
garantías individuales a la par con garantías sociales, conjugando el interés indi-

240 Rafael Mateos Escobedo, La crisis política .y jurídica del federalismo, Editorial Veracruzana, Vera-

cruz, 1944.
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vidual con el social y limitando el derecho de propiedad, al uso y disfrute de la


cosa poseída, en concordia con el resto de la sociedad.
Cuando el artículo 27 de nuestra Carta Magna señaló las bases de la propie-
dad privada y la de la nación; cuando regula el aprovechamiento de los recursos
naturales de nuestro país señalando normas para la reforma agraria y la distribu-
ción de la riqueza, cuando combate al latifundio y cuando el Estado le arranca
la primacía a los grupos para ser él quien señale las bases de la conservación,
explotación y aprovechamiento de la riqueza pública en beneficio del interés
general, vemos en sus disposiciones el pensamiento de Hidalgo, Morelos, Pon-
ciano Arriaga, Juárez, Melchor Ocampo, Madero, Zapata, Villa, Carranza, etcé-
tera, y de los diputados que intervinieron en su redacción.
La estructura agraria del país, como consecuencia de la reforma agraria
ordenada por la propia Constitución, quedó reducida a tres formas diferentes de
tenencia de la tierra: el ejido, la pequeña propiedad y la propiedad comunal. La
legislación reglamentaria -copiosa y cambiante- se encargó de ir acoplando,
paulatinamente, las normas a la realidad.
En forma progresiva se fueron precisando los derechos, ajustando los proce-
dimientos, corrigiendo vicios, depurando los sistemas y derribando los obstáculos
que oponían los fuertes intereses económicos y sociales de los terratenientes.
La reforma agraria mexicana -ya hemos dicho- no fue realizada por evolu-
ción, sino por revolución violenta y cruenta; pero la definición de sus postulados
por el derecho, ha sido realizada en forma progresiva.
Con objeto de ilustrar lo anterior diremos que a partir de la primera ley agra-
ria de 1915 se dictaron más de 20 circulares y un sinnúmero de acuerdos admi-
nistrativos para aclarar situaciones o modificar disposiciones; a partir de 1917
o sea del artículo 27 constitucional, se sucedieron decretos y circulares hasta
llegar a la Ley de Ejidos de 1920, propiamente la primera Ley Reglamentaria del
Artículo 27 Constitucional. En 1921, un decreto que deroga la Ley de Ejidos y
da las bases para una nueva legislación agraria; en 1922, se dicta el Reglamento
Agrario; en 1925, la primera Ley Reglamentaria sobre Repartición de Tierras
Ejidales y Constitución del Patrimonio Parcelario Ejidal; en 1927, Ley de Dota-
ciones y Restituciones de Tierras y Aguas; en agosto de 1927, Ley de Patrimo-
nio Ejidal; en 1929, Ley de Restituciones y Dotaciones de Tierras y Aguas; en
1931, Decreto que Prohíbe el Amparo en Materia Agraria y en 1934, decreto
que reforma el artículo 27 constitucional; en 1934, primer Código Agrario; en
1940, segundo Código Agrario; en 1942, tercer Código Agrario y en 1946,
otro Decreto reformando el artículo 27 constitucional.
Además de todo lo anterior existió una legislación marginal reglamentaria
-y otra complementaria- en la materia agraria.
N o dejó de llamar la atención y de ser al mismo tiempo, motivo sugerente
de investigación sociológica, el hecho de que esta constante evolución legisla-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 501

tiva se detuvo por más de 22 años, hasta el grado de convertirse en anacrónica


y contradictoria. Podríamos preguntarnos si los resabios de esa aristocracia
terrateniente o sus intereses económicos produjeron el estancamiento de la
evolución legislativa o si, por el contrario, el nuevo tipo de agrarismo de los
gobiernos revolucionarios consideró imprudente la reforma a la legislación
agrana.
A estas alturas juzgamos oportuno hacer una aclaración: muy a menudo se
confunden la reforma agraria, el derecho agrario y el problema agrario que
tienen características diferentes entre sí. Constantemente se escucha que la refor-
ma agraria ha fracasado porque no resolvió el problema de La Laguna, el de
Yucatán o el de algún ejido en particular, confundiéndose una institución con un
determinado problema. Los más audaces hablan de una reforma a la reforma
agrana.
Debemos tener presente, con toda claridad, que la reforma agraria es una
institución con determinados postulados y fines; que el derecho agrario es la
manifestación de la forma como el legislador interpreta, en un determinado mo-
mento, las ideas, fines y propósitos de la reforma agraria y que, por último, el
problema agrario es la manifestación concreta de la realidad social yeconómi-
ca que busca los cauces normativos para su regulación. El problema agrario
deriva de múltiples situaciones, carencias, insuficiencias y defectos entre los que
están las contradicciones de la legislación.
Muchas veces los problemas agrarios que se confrontan derivan de las defi-
ciencias del derecho agrario, al no existir procedimiento o norma aplicable a la
solución de dicho problema.
Aclarado lo anterior, diremos que el derecho agrario viene a ser el puente
que se tiende entre la idea o postulado y la propia realidad social y económica;
y como instrumento de realización en toda sociedad organizada, debe tener el
dinamismo suficiente que le permita mantener su carácter normativo de la rea-
lidad sin quedarse a la zaga, como sucedió desde 1942.
Una legislación agraria como la nuestra, en la cual se regulan distintas cla-
ses de propiedades -privada, ejidal y comunal- e intereses individuales, estatales
y sociales, no es posible que permanezca estática, pues ya hemos visto que el
tiempo y la reciedumbre de los intereses actúan en favor de los se,tores privile-
giados. Si queremos que nuestra legislación sea fiel intérprete de los postulados
de la reforma agraria y que la justicia social distributiva se realice efectivamente en
la relación hombre-trabaja-tierra, debemos mantenerla alerta de los cambios
económicos y sociales de la realidad que pretende regular. U na actitud conser-
vadora nos conduce al estancamiento y como consecuencia, a la consolidación
de los intereses de los grupos minoritarios. Otra de las formas que tenemos a
nuestro alcance -aparte de la propia ley-, para conocer el agrarismo en las dis-
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tintas épocas, es la forma como cada gobierno ha ejecutado los lineamientos del
derecho agrario.
En este punto surge esta pregunta: ¿puede el Estado poseer una ideología?
Si consideramos que las nociones de Estado y derecho se implican mutuamente
y que uno no puede existir sin el otro, la respuesta es negativa. El Estado en sí
no tiene, sino la ideología que pueda tener el derecho. Pero debemos aclarar
que una cosa es el Estado y otra el gobierno. Este último es la encarnación de
Estado, la personificación de él, o sea el Estado en acción y esa acción, a pesar
de estar prevista en la ley, debe planearse y ejecutarse por personas.
Recordemos que la norma jurídica para pasar al campo de la realidad ha
menester de la interpretación de los hombres encargados de su aplicación. Es aquí
en donde surge el programa de gobierno o sean los planes que se traza el gober-
nante para ejecutar las leyes que rigen la convivencia o, también, para proponer su
modificación a la vista de las realidades. En donde el derecho manda repartir
tierras señalando el procedimiento a seguir. el gobernante, respaldado por su
propia ideología y ante las circunstancias, pondrá énfasis y prontitud en la entre-
ga o, por el contrario, dejará al complicado mecanismo burocrático la acción. Por
esto cada gobierno, a pesar de que existan las mismas leyes, tendrá su particu-
lar manera de gobernar y su especial forma de agrarismo.
No debemos olvidar que así como el gobierno posee una determinada
ideología, en muchos casos la correlación de fuerzas sociales, políticas y econó-
micas lo hacen actuar en sentido inverso a sus ideas. Por esto, tan importante
y trascendental es el derecho, como la ideología de cada gobernante. El ser es
uno; pero el modo como se es, no depende por entero del gobernante, sino de
la especial manera como se conjugan las fuerzas políticas y sociales. De ahí que
surja la importancia del respaldo efectivo, decidido y entusiasta de las mayorías
a un gobierno que con su acción las favorece. Pero entiéndase bien, un respaldo
entusiasta y no simple mascarada de partido. En el mismo sentido actúa la
opinión pública.
Este empirismo que notamos en la evolución de nuestras instituciones
agrarias nos permite afirmar que la propiedad ejidal y su expresión: el ejido, no
fue concebido en la forma en que está actualmente por ninguna persona en
particular, sino que la realidad social y económica lo ha ido modelando. Al
mismo tiempo se va acercando cada vez más, en su expresión, a la idea de pro-
veer a los sectores rurales mayoritarios del país de un instrumento para el res-
guardo de su libertad e independencia, así como para su mejoramiento social y
económico. No podríamos decir que tal y como está el ejido así será en el fu-
turo. Creemos indispensable que la forma se perfeccione, que la organización se
mejore, que la conciencia ejidal se integre; pero nunca retrocediendo, pues sería
muy grave volver a sistemas que con mucho sacrificio ya hemos superado. Así
sucedió en 1992 cuando Salinas de Gortari modificó el artículo 27 constitucional.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 503

La realidad modela en cierta manera nuestra ideología en cuanto nos señala


los caminos para poder expresarla y cristalizarla en la propia realidad. Como ya
advertirnos, la realidad es factor determinante en la selección de los medios para
expresión de nuestras ideas y para llevarlas a la práctica. Debemos señalar que
los cambios también se dan por presiones internacionales cuando imponen los
países poderosos su ideología y sus sistemas económicos. El neoliberalismo prac-
ticado desde 1988 e impuesto como camisa de fuerza al pueblo mexicano es
un ejemplo. Pero, además, los tecnócratas neoliberales lo ejecutan con irrespon-
sable y singular alegría.
En la forma de repartir la tierra a quienes tienen derecho a recibirla, pode-
mos señalar diferentes tipos de agrarismo practicado por los diversos presidentes
de la República, como veremos más adelante. Comenzó por ser un agrarismo
periférico al repartir las tierras que rodeaban a la hacienda o al latifundio; después
llegó el agrarismo central que llevó hasta el corazón de la hacienda el reparto.
La tercera etapa la caracterizamos como agrarismo burocrático, después el agra-
rismo integral y por último -dentro de esta segunda reforma agraria revolucio-
naria- se practicó la planeación agraria. A partir de 1970, con el presidente
Echeverría Álvarez el agrarismo tomó nuevo impulso renovador, culminando
con la máxima expresión jurídica condensada en la Ley Federal de Reforma
Agraria.

Venustiano Carranza (1916-1920)

Cada gobierno, a partir de Venustiano Carranza, fue impulsando a su manera y


de acuerdo con su especial agrarismo, el reparto de la tierra y la realización de la
justicia social-distributiva es decir, se fue realizando por etapas sucesivas.
A Venustiano Carranza le toca iniciar propiamente la aplicación de la legis-
lación agraria y realizar la confirmación de las dotaciones o posesiones hechas
durante la contienda armada por los jefes del movimiento armado. A su vez se
realiza el reparto agrario que asciende a 381,926 hectáreas.
El 15 de abril de 1917, don Venustiano Carranza, primer jefe del ejército
constitucionalista, comparece ante la XXVIII Legislatura Federal, para rendir
un informe preconstitucional que revela una acción agraria caracterizada por un
afán restitutorio, es decir, por devolver la tierra a los pueblos que habían sido
desposeídos.
También se caracteriza dicha acción por la reivindicación de terrenos en
favor de la nación al cancelarse concesiones a compañías acaparadoras de terre-
nos que con el pretexto de colonizar, concentraban en sus manos la propiedad
rural. De esta guisa se rescata y devuelve al dominio de la nación varios millones
de hectáreas de terrenos nacionales y se expide el decreto de 6 de enero de 1915
por el cual se declaran nulas todas las enajenaciones de tierras, aguas y montes per-
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tenecientes a los pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades, hechas


en contravención a la ley de 25 de junio de 1856.
Informa sobre reformas a la Constitución de 1857; crea la Comisión Nacio-
nal Agraria y las comisiones locales agrarias; reforma la ley del 6 de enero de 1915
para que los ejecutivos locales dejasen de dar posesiones provisionales sin auto-
rización del jefe del Ejecutivo federal y para prohibir la revocación de las pose-
siones ya dadas.
Don Venustiano Carranza rinde a la nación su primer informe constitucional
el lo. de septiembre de 1917, declarando que ha centralizado en la Secretaría de
Fomento diversas facultades, para cuidar mejor los recursos naturales del país.
Anuncia que han sido reivindicadas más de seis millones de hectáreas de
terrenos, las que sumadas a los siete millones de hectáreas rescatadas antes,
según expresó en informe anterior, hacen un total de más de 13 millones de
hectáreas reivindicadas en favor de la nación.
En este informe se advierte que los contratos de colonización cancelados
debieron ceñirse estrictamente a la ley respectiva de 15 de diciembre de 1883 y
que se prosiguen las acciones restitutorias y dotatorias con celeridad; iníciase
la modernización de la agricultura; habla don Venustiano de la necesidad de
mecanizar las tareas del campo y elogia los tractores adquiridos por el gobierno.
Además, indicó a los agentes del Ministerio Público federal que se opongan a
la suspensión del acto reclamado cuando éste se refiera a restitución de tierras,
bosques yaguas.
El lo. de septiembre de 1918, el presidente Venustiano Carranza, en su
segundo informe de gobierno expresa que ya son cerca de 15 millones de hec-
táreas de tierras reivindicadas en favor de la nación. Antes las poseían sólo 13
compañías y algunos particulares.
Informa que hay ya 31 colonias agropecuarias con 191,727 hectáreas y que
se han proseguido con energía la restitución y dotación de tierras iniciándose
la clasificación de corrientes de agua para dictar después normas para su mejor
aprovechamiento.
Ello. de septiembre de 1919, ante la representación nacional, el presiden-
te Venustiano Carranza, en su Tercer informe, rechaza intromisiones de los
Estados Unidos de Norteamérica contra la elevación de impuestos a un gran
latifundio en manos norteamericanas; alude al proyecto de un nuevo Tratado
de Límites entre México y su vecino del norte y revela que se abren las puertas
a la colonización por inmigración, sobre todo europea.
No se permite aún la enajenación de terrenos nacionales, pero se arriendan
superficies a particulares, y se titulan 17,411 hectáreas de terrenos nacionales
vendidos antes de la prohibición para su enajenación. Se rescatan cerca de
50,000 hectáreas por cancelaciones de contratos y con satisfacción indica don
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 505

Venustiano que la política agraria seguida impone el fraccionamiento de las


grandes haciendas.
Se ha observado estrictamente la aplicación de la ley de 6 de enero de 1915
en lo que a restitución y dotación de tierras se refiere; se informa con amplitud
de las labores de las comisiones agrarias y se anuncia que ha sido suprimida la
Comisión Local Agraria del Distrito Federal.
Declara que se han restituido y dotado 165,947 hectáreas a 128 poblados
en el lapso del informe y por decreto del 10 de enero de 1920, crea la Deuda
Pública Agraria, para atender reclamaciones y proceder al pago de indemniza-
CIones.
Existe una salvedad sobre las estadísticas del reparto de la tierra en su for-
ma de restitución o de dotación de tierras que debemos tomar en cuenta. En
primer lugar la deficiente organización y registro de estas acciones agrarias y,
en segundo, la manipulación que el gobierno podía hacer para demostrar su
ideología revolucionaria, ocasionando que las diversas publicaciones que se
hacen, sean contradictorias entre sí. Carranza informó a la nación haber creado
31 colonias agropecuarias con 191,727 hectáreas y la última publicación del depar-
tamento de Asuntos Agrarios y Colonización actualizada hasta agosto 8 de
1975 le atribuye a Carranza 188 acciones ejidales e igual número de resoluciones
presidenciales, con una superficie de 167,935 hectáreas Nosotros nos apoyaremos
en las últimas estadísticas publicadas por la Secretaría de la Reforma Agraria,
sostenidas por el Programa de Catastro Rural y el Registro Agrario Nacional,
actualizadas en agosto de 1988, que en epígrafe posterior reproducimos

Ideología agraria

N adie puede poner en duda su sentido de justicia social para realizar el repar-
to de la tierra en favor de los campesinos; pero su forma de realizarlo entraba
a un esquema mental de orden, disciplina y paciencia; paciencia para quienes
habían esperado 400 años para obtenerla; generación tras generación sin obte-
ner nada y al triunfo de la Revolución y al costo de su sangre, les pedían docili-
dad, conformidad y estoicismo, olvidándose de 400 años de esclavitud. Emiliano
Zapata fue más radical: si por las leyes y el orden jurídico debemos esperar
resignadamente la devolución de nuestras tierras, itomémoslas por las armas!
Por eso Carranza no comprendió a Zapata, ni a Villa, siendo los tres, caudillos
de la Revolución reivindicadora de los derechos de la masa campesina ilo mismo
le pasó a otro norteño que fue "mártir de la democracia": Francisco 1. Madero.
Ya hemos dicho que las ideologías agrarias eran diferentes entre los del norte
de la República y los del sur.
Carranza concibió los problemas sociales desde una óptica individualista y
liberal al estilo de la Constitución de 1857. Eso sí, fue nacionalista convencido,
defensor de nuestra independencia y de la soberanía de la nación, aún frente
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fuertes presiones de potencias extranjeras. Razón tienen quienes hablan de la


doctrina Carranza en materia internacional, la cual sin ceder a las presiones,
especialmente a la de los gobiernos de Estados Unidos de América, sorteó
amenazas militares, presiones diplomáticas y al final, los vecinos distantes reco-
nocieron su gobierno.
En materia agraria, dada su psicología, no existían dentro de él, internamen-
te, presiones de las masas de obreros y campesinos, a pesar de sus exigencias
violentas; él siempre entendió los problemas de la nación en su esquema mental
individualista y liberal del siglo xx. Para él, no existían soluciones drásticas para
revolver problemas planteados por las mayorías a pesar de sus reclamos, sino
acciones desde el gobierno reflexivas y ajustadas a la ley. Siempre caso por caso,
nunca soluciones masivas. Jamás pensó, ni aceptó, que las masas de obreros y
campesinos, por sus violentas exigencias condujeran las decisiones de su gobierno;
llegó en sus determinaciones -según publica Silva Herzog- a promulgar un
decreto contra los trabajadores que a continuación reproducimos para probar
lo anteriormente escrito.
El Decreto preconstitucionalista ordena:

Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado


del Poder Ejecutivo de la Nación, en uso de las facultades extraordinarias de que
me hallo investido, y considerando:
Que las disposiciones que se han dictado por las autoridades constitucionalistas
para remediar la situación económica de las clases trabajadoras y el auxilio que
se les ha prestado en multitud de casos, lejos de determinarlas a prestar de
buena voluntad su cooperación para ayudar al Gobierno a solucionar las difi-
cultades con que ha venido luchando a fin de implantar el orden y preparar el
restablecimiento del régimen constitucional, han hecho creer a dichas clases que
de ellas depende exclusivamente la existencia de la sociedad, y que son ellas,
por lo tanto, las que están en posibilidad de imponer cuantas condiciones esti-
men convenientes a sus intereses, aun cuando por esto se sacrifiquen o perju-
diquen los de toda la comunidad y aun él comprometa la existencia del mismo
Gobierno;
Que para remediar ese mal no hace mucho tiempo la autoridad militar del
Distrito Federal hizo saber a la clase obrera que si bien la Revolución había
tenido como uno de sus principales fines la destrucción de la tiranía capitalista, no
había de permitir que se levantase otra tan perjudicial para el bien de la Repú-
blica, como sería la tiranía de los trabajadores;
Que esto no obstante, la suspensión del trabajo de la Empresa de Luz Eléctri-
ca y de las otras que con ella están ligadas, que acaba de declarar el sindicato
obrero, está demostrando de una manera palmaria que los trabajadores no han
querido persuadirse de que ellos son una parte pequeña de la sociedad y que
ésta no existe sólo para ellos, pues que hay otras clases cuyos intereses no les es
lícito violar, porque sus derechos son tan respetables como los suyos;
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 507

Que si bien la suspensión del trabajo es el medio que los operarios tienen para
obligar a un empresario a mejorar los salarios cuando éstos se consideran bajos
en relación con los beneficios que aquél obtiene, tal medio se convierte en ilí-
cito desde el momento que se emplea no sólo para servir de presión sobre el
industrial, sino para perjudicar directa e indirectamente a la sociedad, sobre
todo, cuando se deja ésta sin la satisfacción de necesidades imperiosas, como
sucede con la suspensión actual, la que si bien daña a las empresas a que per-
tenecen los obreros del sindicato, daña aún más a la población entera, a la que
se tiene sin luz, sin agua y sin medios de transporte, originando así males de
muchísima consideración;
Que por otra parte, la exigencia del sindicato obrero al decretar la suspensión
del trabajo, no va propiamente encaminada contra las industrias particulares de
los empresarios, sino que afecta de una manera principal y directa al Gobierno
ya los intereses de la nación, supuesto que tiene por objeto sancionar el despres-
tigio del papel constitucionalista, único recurso de que se puede disponer por
ahora como medio de cambio y para hacer todos los gastos del Servicio Público,
entretanto se puede restituir la circulación de especies metálicas; pues que cla-
ramente se propone en la resolución de la Comisión que ha declarado la suspen-
sión, que no se acepte dicho papel por el valor que le ha fijado la ley, sino por el
que le fijen con relación al oro nacional las operaciones que se hacen con especu-
lación de mala fe verificada contra las expresas prevenciones de aquélla;
Que la conducta del sindicato obrero es en el presente caso tanto más antipatrió-
tica y por tanto más criminal, cuanto que está determinada por las maniobras
de los enemigos del Gobierno, que queriendo aprovechar las dificultades que
ha traído la cuestión internacional con los Estados U nidos de América, y la
imposibilidad, o al menos la gran dificultad de obtener municiones fuera del
país, quieren privarlo del medio de proporcionárselas con su propia fabricación
en los establecimientos de la nación, quitándole al efecto la corriente eléctrica
indispensable para el movimiento de la maquinaria;
Que en vista de esto, hay que dictar sin demora las medidas que la situación
reclama, ya que además de ser intolerable que la población del Distrito Federal
siga careciendo de agua, luz y transportes y de que sigan paralizados todos los
servicios públicos, hay el peligro de que a su ejemplo se generalicen los trastor-
nos de la paz en otras partes de la República;
Que la conducta del sindicato obrero constituye, a no dudarlo, en el presente
caso, un ataque a la paz pública, tanto por el fin que con ella se persigue, toda
vez que, según se ha expresado, procede de los enemigos del Gobierno y está
encaminada a poner al mismo en la imposibilidad de servirse de sus propios
recursos para atender a las necesidades de la pacificación y el restablecimiento del
orden en la nación, y a desprestigiar el papel moneda coristitucionalista priván-
dolo del valor que la ley le ha fijado; pero como pudieran no estar comprendidos
en la Ley de 25 de enero de 1862 otros casos y otras personas además de los prin-
cipales promotores de la suspensión actual, se hace indispensable ampliar las
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disposiciones de la citada ley, extendiéndola a casos que de seguro habría com-


prendido si en la época en que se dio hubiera sido conocido este medio de
alterar la paz y de hostilizar al Gobierno de la nación...

Estos fueron sus razonamientos que manifiestan su sentir ante las masas de
obreros; estructura mental y sentimental frente al acoso de grandes mayorías.
Su decisión para encauzar peticiones dentro del orden, disciplina y la supuesta
legalidad -estábamos en etapa preconstitucional-lo hicieron decretar (caso por
caso) lo siguiente:

Por todo lo expuesto, he tenido a bien decretar lo siguiente:


Artículo lo. Se castigará con la PENA DE MUERTE, además de a los trastornadores
del orden público que señala la Ley de 25 de enero de 1862:
Primero. A los que inciten a la suspensión del trabajo en las fábricas o empre-
sas destinadas a prestar servicios públicos o la propaguen; a los que presidan las
reuniones en que se proponga, discuta o apruebe; a los que la defiendan y sosten-
gan; a los que la aprueben o suscriban; a los que asistan a dichas reuniones o
no se separen de ellas tan pronto como sepan su objeto, y a los que procuren
hacerla efectiva una vez que se hubiera declarado.
Segundo. A los que son motivo de la suspensión de trabajo en las fábricas o
empresas mencionadas o en cualquiera otra, y aprovechando los trastornos que
ocasiona, o para agravarla o imponerla destruyeren o deterioren los efectos de
la propiedad de las empresas a que pertenezcan los operarios interesados en la
suspensión o de otras cuyos operarios se quiera comprender en ella; ya los que
con el mismo objeto provoquen alborotos públicos, sea contra funcionarios
públicos o contra particulares, o hagan fuerza en la persona o bienes de cualquier
ciudadano, o que se apoderen, destruyan o deterioren bienes públicos o de
propiedad particular.
Tercero. A los que con amenazas o por la fuerza impidan que otras personas
ejecuten los servicios que prestaban los operarios en las empresas contra las que
se haya declarado las suspensión del trabajo.
Artículo 20. Los delitos de que habla esta Ley serán de la competencia de la
misma autoridad militar que corresponde conocer de los que define y castiga
la Ley de 25 de enero de 1862, y se perseguirán, y averiguarán, y castigarán
en los términos y con los procedimientos que señala el decreto número 14, de
12 de diciembre de 1913.
Por tanto, mando se imprima, publique y circule para su debido cumplimiento
y efectos consiguientes. en la ciudad de México, a primero de agosto de 1916.
V Carranza. 241

241 Este decreto fue publicado por Rosendo Salazar y José Escobedo en su libro Las pugnas de la

gleba 1907-1922, Editorial Avante, México, 1923. Citado por Silva Herzog en Breve historia de la Revolu-
ción mexicana, op. cit., t. n, pp. 248-251.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 509

Carranza, como gobernador de Coahuila y después como Presidente de la


República, conservó su mismo estilo de gobernar. Su concepto institucional del
ejercicio del poder y sobre todo de las funciones del Estado, era que gobernar le
daba derecho para ordenar, amenazar a los indisciplinados y conducir al pueblo
por el sendero de la ley aun a un pueblo que recién había triunfado en una
revolución sangrienta y destructiva sobre todo lo que representaba el pasado, el
feudalismo opresor y la injusticia. Según decía mi padre -licenciado Vícror J. Man-
zanilla Jiménez- por el trato personal que tuvo con él- era un hombre austero,
disciplinado, reflexivo, que cuando oía algo en lo que no estaba de acuerdo, se
pasaba la mano en la barba. Tenía una mirada penetrante; escuchaba todo y
después, haciendo una pausa, expresaba cortésmente su pensamiento.
Desde el decreto preconstitucional de 12 de diciembre de 1914, al ratificar el
Plan de Guadalupe; Carranza se compromete a expedir leyes que favorecieran
a la pequeña propiedad agrícola, "disolviendo al latifundio" y restituyendo a los
pueblos las tierras que injustamente les fueron arrebatadas, lo cual significa su
deseo de restituir, por justicia, esas propiedades, no de dotar tierras a quienes nunca
las tuvieron. Su proposición de artículo 27, contenido en su proyecto de consti-
tución que presentó al Congreso Constituyente de Querétaro (lo. de diciembre
de 1916) es revelador de su pensamiento: "La propiedad privada no puede ocu-
parse para uso público, sin previa indemnización. La necesidad o utilidad de la
ocupación deberá ser declarada por la autoridad administrativa correspondiente;
pero la expropiación se hará por la autoridad judicial, en el caso de que haya de-
sacuerdo sobre sus condiciones entre los interesados ... " En materia de ejidos solo
se hablaba de restitución: "Los ejidos de los pueblos, ya sea que los hubieran
conservado posteriormente a la Ley de Desamortización, ya que se les restitu-
yan o que se les den nuevos, conforme a las leyes, se disfrutarán en común por
sus habitantes, entretanto se reparten conforme a la ley que al efecto se expida."
Aún la ley preconstitucional de 6 de enero de 1915, tanto en sus consideran-
dos, como en sus artículos, sólo habla de restitución y reconstitución de ejidos
(art. 30.) o bien "de concesiones de tierras para dotar de ejidos" lo que significa
una aproximación a la verdadera acción dotatoria que después se desarrolló.
Además, el concepto de ejido se relacionaba más con el "ejido" colonial que
con el ejido revolucionario.
A Venustiano Carranza no se le puede quitar el mérito de haber sido el
iniciador de la reforma agraria al poner en vigor su ley preconstitucional (6 de
enero de 1915) y haberle dado a los militares revolucionarios facultades para
entregar tierras de manera provisional.
510 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Acción legislativa
La acción legislativa del gobierno del presidente Carranza, se concretó en lo
siguiente:

1915 (6 de enero), primera Ley Agraria.


1917 (5 de febrero), artículo 27 de la Constitución de 1917.
1917 (5 de febrero), artículo 11 transitorio de la Constitución de 1917.
1917 (10 de febrero), Circular número 17.- Indicándoles a las comisiones locales
agrarias, que remitan a la Comisión Nacional Agraria los expedientes termina-
dos hasta antes del 19 de septiembre de 1916, sin esperar a que se saquen copias
(Gustavo Durán).
1917 (13 de marzo), Circular número 18.- Resolviendo casos particulares sobre
restitución o dotación, cuando los títulos primordiales no expresan si el terreno
se concedió por fundo legal, para ejido o para ambos objetos, contiene resolu-
ciones interesantes (Pastor Rouaix).
1917 (20 de marzo), Circular número 19.- Autorizando a las Comisiones Lo-
cales Agrarias para formular reglamentos provisionales que normen los procedi-
mientos de los comités particulares ejecutivos; aclarando que los terrenos de los
ejidos son propiedad de los pueblos y no de los municipios (Pastor Rouaix).
1917 (25 de marzo), Circular número 20.- A los gobernadores de los estados
indicándoles que se abstengan de pasar en consulta los expedientes a los secre-
tarios de Gobierno, abogados consultores u oficiales mayores y que éstos no
promuevan más pruebas. Las resoluciones de los gobernadores deben figurar
íntegras y originales en los expedientes (Pastor Rouaix).
1917 (25 de marzo), Circular número 21.- Modificando la circular número 3
de 6 de mayo de 1916 Se respetará a la pequeña propiedad (Pastor Rouaix).
1917 (l8 de abril), Circular número 22.- Sobre la formación de comités par-
ticulares para la administración de los ejidos; o sea la creación de comités
particulares administrativos, distintos de los comités particulares Ejecutivos
(Pastor Rouaix).
1917 (27 de abril), Acuerdo que reforma al de 19 de enero de 1916 (Venus-
tiano Carranza).
1917 (lo. de junio), Circular número 23.- Estableciendo el procedimiento para la
tramitación de expedientes sobre restitución de aguas y bosques (Pastor Rouaix).
1917 (8 de junio), Circular número 24.- Modificando la circular núm. 16, de
lo. de febrero de 1917 (Pastor Rouaix).
1917 (11 de junio), Circular número 25.- Estableciendo que la restitución o dota-
ción de tierras para ejidos, afecta a los poseedores y que debe desecharse todo
medio real o simulado que se emplee con el fin de eludir la ley de 6 de enero de
1915 (Pastor Rouaix).
1917 (2 de julio), Circular número 26.- Indicando que en los expedientes tra-
mitados por las comisiones locales agrarias, deben constar originales los dictá-
menes que pronuncien los gobernadores de Estados, haciéndose en ellos una
relación de las constancias, las consideraciones que se desprendan de ellas y la
parte resolutiva (Edmundo Torres).
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 511

1917 (24 de julio), Circular número 27.- Dando instrucciones a los gobiernos
locales sobre los procedimientos en la sustanciación de las solicitudes sobre
restitución y dotación de ejidos, fijando los elementos esenciales para que pro-
cedan (Pastor Rouaix).
1917 (13 de agosto), Circular número 28.- Instruyendo a las comisiones loca-
les agrarias para cuando se les promueva juicio de amparo (Pastor Rouaix).
1917 (27 de agosto), Circular número 29.- Ordenándoles a las comisiones
locales agrarias que no consulten a la Comisión Nacional Agraria sobre casos
particulares, debiendo resolver las solicitudes conforme a su criterio sobre la
ley aplicable, resolución que revisará en su oportunidad la Comisión Nacional
Agraria (Pastor Rouaix).
1917 (3 de octubre), Circular número 30.- Previniéndoles a las comisiones
locales agrarias que, durante la tramitación de expedientes sobre restitución o
dotación de ejidos, pueden admitir alegatos y pruebas de los dueños de los
terrenos (Pastor Rouaix).
1917 (8 de octubre), Circular número 31. - Declarando vigente el decreto de
19 de septiembre de 1916, estableciendo las teorías de que al elevarse la ley
de 6 de enero de 1915 al rango de ley constitucional por el artículo 27 de la
Constitución de 5 de febrero de 1917, lo fue con todas sus adiciones y refor-
mas, tal como estaba vigente (Pastor Rouaix).
1917 (31 de octubre), Circular número 32 bis. Previniendo que en casos de
posesiones provisionales, o cuando se hayan dado tierras para evitar que per-
manecieran improductivas, los frutos son de quienes hubiesen sembrado y
cultivado las tierras (Pastor Rouaix).
1917 (30 de mayo), Circular número 32.- Ordenando a las comisiones locales
agrarias que los planos de los terrenos que deben obrar en los expedientes, sean
formados por ingenieros técnicos, y de acuerdo con la Circular número 15
(Amado Aguirre).
1918 (24 de enero), Acuerdo que reforma los de 19 de enero de 1916 y 27 de
abril de 1917 (Venustiano Carranza).
1918 (22 de noviembre), Circular número 33.- Sobre posesiones provisionales
(Pastor Rouaix).
1919 (31 de enero), Circular número 34.- Previniendo a las comisiones locales
agrarias recaben constancias de los vecinos en que manifiesten si están confor-
mes en pagar a la nación el valor de los terrenos (Pastor Rouaix).
1919 (10 de junio), Circular número 35.- Estableciendo procedimiento para la
tramitación de los expedientes sobre dotación o restitución de ejidos (Pastor
Rouaix).
1919 (11 de julio), Circular número 36.- Sobre el cobro de impuestos munici-
pales por los terrenos ejidales, aclarando que no pueden los municipios admi-
nistrar los ejidos (Pastor Rouaix).
1919 (8 de agosto), Circular número 37.- Relativa al pago de contribuciones de
los terrenos expropiados (Pastor Rouaix).
1919 (31 de octubre), Circular número 38.- Dictando disposiciones que deben
observarse en los casos en que se doten o restituyan tierras a un pueblo cuando
512 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

éstas queden fuera de la jurisdicción del Estado a que pertenece el pueblo


(Pastor Rouaix).
1920 (22 de enero), Decreto que crea la deuda pública.
1920 (7 de agosto), Circular número 39.- Aprobando el decreto del goberna-
dor de Durango que ordena dar posesión provisional a varios pueblos, de sus
ejidos. (Edmundo Torres).
1920 (6 de octubre), Circular número 40.- Proponiendo la erección de los po-
blados existentes en los latifundios, en "pueblos libres", "rancherías" o "comu-
nidades", a fin de dotarlos de tierras (A.l. Villarreal).
1920 (15 de octubre), Circular número 41.- Excitando a los gobernadores de
los estados a que dediquen mayor atención a las resoluciones sobre tierras,
activando su tramitación (A.l. Villarreal).
Ley de Tierras Ociosas (Diario Oficial del 28 de junio 1920).
Resoluciones presidenciales agrarias dictadas
Publicaciones: 326
Superficie (ha): 381,926
Beneficiados: 291,921
Ejecutadas: 188
Superficie entregada (ha): 167,935
Beneficiados: 59,848

Adolfo de la Huerta (1920)

Al concluir la acción agraria de Venustiano Carranza y tras las nuevas convulsio-


nes políticas que se produjeron al final de su cuarto año de gobierno, ocasionadas
por la selección del candidato a la Presidencia de la República que culminaron
con el asesinato (Tlaxcalaltongo, Puebla) del caudillo coahuilense, Adolfo de la
Huerta fue designado por el Congreso Presidente sustituto.
Informó al Congreso de la Unión (lo. de septiembre de 1920) que en ma-
teria agraria la línea de conducta del gobierno seguirá siendo esencialmente
revolucionaria y sostenida con firmeza. Se fomentan la restitución y la dotación de
tierras y se mantiene la reivindicación de terrenos en favor de la nación.
En su régimen, expidió la Ley de Tierras Ociosas que fue aprobada por el
Congreso de la Unión y publicada en el Diario Oficial del 28 de junio de 1920.
Esta ley declara de utilidad pública el cultivo de las tierras de labor (art. lo.) por
lo que la nación podrá en todo tiempo de disponer "temporalmente para fines
agrícolas de aquellas que sean laborables y que sus legítimos propietarios o po-
seedores no cultiven". Cuando los dueños o poseedores no hubiesen barbecha-
do o puesto en cultivo, "pasadas las fechas que marca la ley para su preparación
y siembra" quedaban, para efectos de la ley, a disposición de los ayuntamientos
(art. 20.). Se aceptaba el denuncio de vecinos para ocupar tierras cultivadas en ci-
clos agrícolas anteriores ya fuesen de riego o de temporal (sic) humedad, etcé-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 513

tera, exceproando los agostaderos y pastos en servicio y las tierras de plantas (sic)
vivaces y de bosques que deban conservarse (art. 30.).
Los ayuntamientos tenían facultad de darlas en aparcería o en arrendamien-
to, prefiriéndose a los vecinos del municipio (art. 40.). Se ordenaba que las
legislaroras de los estados dentro de un plazo de un mes -a partir de la promul-
gación- fijarán para cada región "las fechas en que terminen para los propietarios
o poseedores, los periodos de preparación y de siembra" (art. 50.). Esta ley
rovo escasa aplicación por la lentirod de los congresos locales en publicar las fe-
chas en que las tierras quedaban a disposición de los ayuntamientos, perdién-
dose el ciclo agrícola.

Ideología agraria
Aunque la gestión administrativa del Presidente sustituto Adolfo de la Huer-
ta duró menos de un año, alcanzó a pronunciar en el Congreso de la Unión su
informe de gobierno y al tratar el tema agrario expresó:

La Secretaría de Agricultura y Fomento ha continuado desarrollando el progra-


ma de trabajo que tiene emprendido para procurar el mayor desarrollo de la
riqueza pública, dando preferencia a aquello que por las circunstancias actuales
puede ser desde luego de resultados más fructíferos, así como a lo que demanda
la urgente reconstrucción del país.
La Dirección Agraria continúa ocupándose de la revisión de los contratos firma-
dos con las administraciones anteriores, con objeto de obligar a los concesio-
narios a cumplir con las estipulaciones de los mismos, o en caso contrario para
declarar la caducidad de los contratos, reivindicando así los derechos de la
Nación sobre las tierras a que se referían; en este sentido se establecieron reso-
luciones sobre tres contratos, entrando la N ación nuevamente en posesión de
68,460 hectáreas que amparaban.
Las colonias administradas por la Secretaría se encuentran en estado próspero; las
de los ríos Yaqui y Mayo, en el Estado de Sonora, están siendo deslindadas por
peritos. La colonia de "El Nacimiento", en el estado de Coahuila, salió del
dominio de la N ación, en virtud de haberse declarado que son de propiedad
particular los terrenos en que estaba cimentada. El 22 de septiembre del año
anterior fue inaugurada la colonia de "El Valle de las Palmas", en la Baja Califor-
nia, y están ya repartidos la mayor parte de sus lotes, aun cuando no se han
firmado los contratos para sus ventas.
En la colonia de Tecate, del mismo Territorio, se expidieron 11 títulos de pro-
piedad, que abarcan una superficie de 632 hectáreas y 37 áreas. En la colonia
"Carlos Pacheco", del Estado de Puebla, se expidieron 18 títulos, con una super-
ficie de 68 hectáreas y 7 áreas.
En la colonia "Fernández Leal", del mismo Estado, se expidieron dos títulos, que
abarcan una superficie de 4 hectáreas y 74 áreas. Con motivo de haberse decre-
514 VrCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

tado fuera erigida en pueblo esta colonia, con el nombre de "Francisco Javier
Mina", dejó de pertenecer a la Secretaría.
En la colonia "Fernández Leal de Janos", del Estado de Chihuahua, se expidie-
ron 9 títulos, con una superficie de 294 hectáreas y 88 áreas. En la colonia de
"Los Lirios", del Estado de Veracruz, se ha practicado el fraccionamiento y
deslinde de los lotes, los cuales se hallan en estado de poder ser enajenados.
Por no poderse enajenar los terrenos baldíos o nacionales mientras no se deslin-
den los primeros y se rectifique el deslinde los segundos, se decidió el ejecutivo
a arrendar dichos terrenos en plazos variables entre uno a diez años, habiéndose
obtenido por este concepto un ingreso de $13,675.00 por las 25,480 hectá-
reas, que suman los contratos de referencia...
Algo interesante: Con objeto de dejar cumplimentado el artículo 27 constitu-
cional, se formó la estadística de las propiedades extranjeras dentro de la zona
prohibida en los litorales y en las fronteras, propiedades que alcanzan aproxi-
madamente una superficie de 22'000,000 de hectáreas; la referida estadística
presenta también un carácter de auxiliar para la formación de un proyecto de
ley, por el que se compromete el crédito de la Nación por la cantidad necesaria
para indemnizar a los propietarios respectivos.
El Ejecutivo estimó de justicia reconocer derechos de propiedad sobre terrenos
comprendidos en concesiones que hubieran sido declaradas caducas, por ha-
berse comprobado que fueron personas de buena fe las que adquirieron dichos
terrenos, los cuales tienen una superficie de 281,936 hectáreas.
Comisión Nacional Agraria: La Comisión Nacional Agraria, que se ha concre-
tado a conocer de restituciones y dotaciones de tierras a los pueblos conforme
a la Ley Agraria relativa y a las disposiciones de carácter reglamentario y econó-
mico que han estado en vigor, ha venido funcionando con lentitud.
Esto puede apreciarse comparando su labor realizada con las grandes necesida-
des que ha debido atender en 10 que se refiere a las solicitudes pendientes de
resolución presentadas ya por los distintos pueblos de la República...

Adolfo de la Huerta alcanzó a repartir 165,947 hectáreas de tierras. Además


promulgó ellO de enero de 1920 la ley que crea la deuda pública agraria. Según
su informe, se restableció "el imperio original" de la ley del 6 de enero de 1915.
Es difícil en tan corto tiempo de gestión administrativa, formular una opinión
sobre su ideología agraria, pues fuera de sus actividades militares, incluyendo
el cuartelazo (1923) contra el general Obregón, no tenemos referencia de su
pensamiento agrario. Me aventuro a creer que siguió la política de Venustiano
Carranza. Se le consideró en su época como un militar culto y aficionado al can-
to. Fue antirreeleccionista y maderista; acompañó a Madero, junto con los cade-
tes del H. Colegio Militar desde el castillo de Chapu1tepec a la calle de Plateros
(hoy Madero). Fue Senador de la República, cónsul general en Nueva York
(1918) y gobernador constitucional de Sonora. Al fracasar la asonada, huyó a
Estados Unidos y se radicó en Los Ángeles, donde abrió una academia de
canto. Es considerado por sus antecedentes como un revolucionario.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 515

Álvaro Obregón (1920-1924)

De diciembre de 1920 a noviembre de 1924 gobierna Álvaro Obregón y toma


como bandera la política agraria, usándola como un medio para pacificar al
país. En este lapso la promesa de justicia agraria viene a galvanizar las inquietu-
des. Para su realización se expide la Ley de Ejidos que es el primer intento de
reglamentación del artículo 27 constitucional. Casi un año después se expide el
decreto agrario que abroga esa ley y señala las bases para una nueva legislación
que culmina con el reglamento agrario de abril de 1922. La inquietud no termi-
nó con las simples modificaciones a nuestras leyes agrarias; el pueblo quería más
que leyes, acción.
Obregón puso mucho énfasis en la enorme fuerza económica que repre-
sentaban las cooperativas. En ocasión de uno de sus informes, expresó: "se ha
creado la Dirección General de Cooperación Agrícola para que establezca las
bases de organización de las Sociedades Cooperativas Agrícolas y de la Institución
de Crédito que se encargará de refaccionar, dirigir y de unificar la acción de todas
esas cooperativas". Al año siguiente informó que la maquinaria y los implemen-
tos que pertenecían a la Agencia Comercial de la Secretaría de Agricultura y Fo-
mento se habían transferido a esa dirección para el auxilio a las cooperativas. Se
creó el Cuerpo de Agrónomos Regionales, cuya misión era instruir rápida y
eficazmente a los campesinos.
Obregón tenía predilección por la pequeña propiedad agrícola. En agosto
de 1923 expidió un decreto facultando a todo mexicano mayor de 18 años que
careciera de tierras, a tomarlas de las nacionales hasta el límite de 25 ha en
terreno laborable, 100 ha en temporal de segunda; 200 ha en temporal de ter-
cera y 500 ha en pastizales.
"Este Decreto -decía Obregón- que podría llamarse de la tierra libre, es un
auxiliar poderoso en la solución del problema agrario y ayudará indefectible-
mente a la formación de la pequeña propiedad agrícola." Creó la Dirección de
Aprovechamiento de Ejidos y Cooperativas Agrícolas, pero en nuestra opinión
no captó la esencia del ejido por virtud a que el mismo se estaba apenas mate-
rializándose. En su informe de 1924 dijo: "Se han establecido restricciones
para la ampliación de ejidos que con frecuencia solicitan los pueblos, quienes para
obtenerla deberán justificar: que las tierras de que se disfrutan no son suficien-
tes para su desarrollo colectivo; que cuenten con elementos para cultivar las que
sean de ampliación; y que, mediante contrato se obliguen a pagar en 10 años
el valor de las propias tierras".
El general Álvaro Obregón demostró su agrarismo aun antes de llegar a la
Presidencia de la República, pues se acercó a los grupos zapatistas y ante ellos
se comprometió a entregar tierras señalando que era un compromiso firme de
la Revolución. En realidad en toda la República se conocía la personalidad del
516 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

caudillo y se sabía que, como brazo armado de Venustiano Carranza, sus victo-
rias militares habían determinado el triunfo de la Revolución constitucionalista.
Diversos autores califican a Álvaro Obregón como uno de los principales
caudillos de la Revolución. Al ser asesinados los otros tres no quedó duda algu-
na. El primero en perder la vida fue Emiliano Zapata, el Caudillo del Sur, quien
cayó en Chinameca, Morelos, ella de abril de 1919; el segundo fue Venustiano
Carranza, caudillo de la Revolución constitucionalista y primer jefe de este mo-
vimiento, quien fue abatido por balas asesinas en Tlaxcalaltongo, Puebla, el 21
de mayo de 1920 y el tercero, el caudillo del norte, Francisco Villa quien murió
en una celada que le pusieron en Hidalgo del Parral, Chihuahua, el 20 de julio de
1923.
Arnaldo Córdoba elabora una teoría sobre el "caudillo revolucionario"
señalando lo siguiente:

La Revolución Mexicana, desde su virtual conclusión en 1917, ha tenido un efecto


permanente y continuo, que distingue al sistema político y social organizado a
partir de ella de cuantos regímenes políticos la precedieron: tal fue la progresi-
va institucionalización de las nuevas relaciones sociales a lo largo de un periodo
de cerca de veinte años, en el que la sociedad tradicional, fundada en el privi-
legio y el Estado personal, dejó el campo al establecimiento y consolidación
paulatinos de un sistema capitalista moderno, y al Estado en el que los mecanis-
mos políticos y los puestos de dirección se volvieron instituciones despersona-
lizadas ...
De esa suerte, en el ambiente creado por la Revolución, la figura del caudillo iba
a ser, necesariamente, el motor de todo el movimiento: mientras las institucio-
nes no dejaran de ser un mero proyecto en el texto constitucional y las clases
sociales no estuviesen organizadas a nivel nacional, el ejército, ampliamente
politizado desde su nacimiento en plena lucha revolucionaria, no iba a seguir
a nadie más que al caudillo, o dicho en otros términos, nadie que no fuera un
caudillo podría gobernar el ejército y la República o integrar en un nuevo orga-
nismo político un país descuartizado por la guerra civil. Se comprende que el
caudillo, a su vez, no pudiese ser más que un militar, cuyo prestigio se ligara a
su biografía guerrera, a sus brillantes victorias militares y trascendiera así al
campo de la política. Don Venustiano Carranza fue un caudillo, pero su presti-
gio indiscutible por muchos años derivó no sólo de su personalidad autoritaria,
de la rigidez de su acción política o de su nexo político con Madero, sino, y
sobre todo, de la fidelidad que le guardaron los jefes militares constitucionalistas
durante la Revolución; ese prestigio decayó rápidamente cuando comenzaron a
surgir los caudillos militares, primero entre todos el general Álvaro Obregón.
Mas si el ascendiente militar cuenta de manera esencial para definir al nuevo
caudillo, su origen no es exclusivamente militar. Los caudillos fueron grandes
manipuladores de las masas populares. Su carrera militar, en realidad y casi sin
excepción, se fundó en esta característica. Jamás omitieron medida alguna que
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 517

ayudara a hacer de la movilización de las masas obreras o campesinas una per-


manente adhesión a su persona, y las masas pronto se acostumbraron a buscar
defensores o garantes de sus demandas más imperiosas e inmediatas en los
caudillos. Los decretos de Veracruz entre los años 1914 y 1915; el decreto sobre
el salario mínimo de Obregón y sus tratos con los dirigentes de la casa del
Obrero Mundial y con los futuros líderes de la Confederación Regional Obre-
ra Mexicana (CRüM); las reformas que Alvarado llevó a Yucatán; las leyes del
trabajo que diversos jefes constitucionalistas expidieron en distintos Estados de la
República mientras combatían a los ejércitos campesinos de Villa y Zapata, y
cientos de actos semejantes tuvieron siempre el mismo propósito y el puntual
resultado: suscribir la adhesión masiva de obreros y campesinos a la causa del
constitucionalismo y, en especial, a la persona de los jefes de armas que ponían
en vigor tales medidas. Mientras mayores fuesen el prestigio, el brillo y la fama
de gran guerrero en el terreno militar, mayor y más activa era la adhesión de las
masas al caudillo; pero, al mismo tiempo, no hubo militar que sin el apoyo de
las masas ganara grandes batallas. Todo parecía, pues, girar en torno del mismo
eje: la relación entre el caudillo y las masas; el poder político y militar de éste
no se explicaba sin aquéllas. Cuando llegó la hora de escalar el poder, los cau-
dillos militares estaban perfectamente bien adiestrados en el arte de manipular
a las masas para ese fin, sin comprometerse a efectivas transformaciones pro-
fundas, pero alentando siempre la esperanza de los humildes en soluciones
efectivas a sus problemas que no tenían más garantías que la trayectoria del
caudillo y la apariencia o la perspectiva de su poder ilimitado.

Arnaldo Córdoba reproduce una cita de pie de página muy interesante que
a letra dice:

Al triunfo de Obregón sobre Villa, en el centro del país en 1915, se sabe que
Palavicini vaticinó a Carranza: "En Celaya muere el villismo; pero surge un
nuevo caudillo y con él una nueva facción: el obregonismo. Hay, pues, que tomar
providencias contra éste" (R. García, "Álvaro Obregón", en M. Meléndez,
Historia de la Rcvolucwn mexicana, Ed. Águilas, t. 11, México, 1940, p. 80).
Por otra parte -continúa diciendo Córdoba-, la relación de los caudillos y las
masas como fórmula política denominante iba a consolidar un estilo autoritario
de gobierno que de seguro Carranza jamás se imaginó. No sólo se habría de
fundar en el respeto al derecho establecido (si no se olvida la función que juga-
ban los artículos 27 y 123 de la Constitución), sino que comenzaría a tener una
base mucho más sólida que cualquier principio jurídico en el apoyo y en el
consentimiento activo de las masas populares. Es verdad que cada jefe militar era
un prospecto de caudillo en la arena política mexicana de los años 1915-1920
y que en apariencia su gran número amenazaba al país con los peligros de un
militarismo disolvente. Sin embargo, aquellos jefes militares no constituían
ninguna casta en formación, sino que habían surgido en medio de una revolu-
ción que movilizó a todos los elementos de la sociedad. Su misma relación con
518 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

las masas los jerarquizaba entre sí, independientemente del número de efectivos
que tuvieran bajo su mando, sin contar con el hecho de que sus hazañas guerre-
ras los diferenciaban a ojos de todo el mundo. Desde la época de la lucha contra
Villa el nombre del general Obregón se impuso sobre los de los demás jefes
militares y sobre el del mismo Carranza. En el triunfador de Celaya se dieron
todas las condiciones para desarrollar las tareas que al caudillo reservaba la
organización del nuevo sistema. Su prestigio en el ejército era indiscutible y
cuando ya en el poder, otros caudillos pretendieron disputarle el mando de la
nación o el mismo ejército se le rebeló, Obregón apareció como el flagelo y el
exterminador implacable de todos los enemigos del nuevo régimen y, sobre
todo, de los demás caudillos; prácticamente, cuando Obregón murió en 1928,
no había en toda la extensión de la República nadie más que pudiera merecer el
calificativo de caudillo. Las grandes figuras guerreras, prospectos de caudillos, como
Murguía, Diéguez, Alvarado, Blanco, Hill, Flores, Serrano y muchos más,
habían desaparecido desde años antes. El prestigio de las personalidades que
sucedían al gran caudillo de Sonora era puramente político, incluidos, desde
luego, los generales Calles y Cárdenas -señala este autor. 242

Al tomar posesión de su cargo como Presidente de la República comenzó a


repartir tierras a los campesinos con derecho a recibirlas, nombrando al ingenie-
ro Marte R. Gómez como jefe de las brigadas en Morelos. Su obra legislativa
fue importante, pues promulgó la Ley de Ejidos de 30 de diciembre de 1920,
que fue un intento de reglamentar el artículo 27 constitucional. En vari~s de sus
artículos se pueden encontrar interpretaciones contenidas en circulares adminis-
trativas comunicadas a los gobernadores de los estados y a las comisiones locales
por la Comisión Nacional Agraria. Estas numerosas circulares comprendieron
instrucciones, indicaciones sobre trámites de expedientes agrarios, estableciendo
procedimientos sobre restitución de aguas y bosques, autorizando en diversas
materias a las comisiones locales, etcétera.
Los artículos sobresalientes de la Ley de Ejidos, son los siguientes: el artícu-
lo lo., que establece la capacidad para recibir tierras por dotación o restitución,
seguido por los artículos 20., 30.,40., 50. y 60.

Artículo lo. Tienen derecho a obtener tierras por dotación o restitución, en


toda la República, para disfrutarlas en comunidad, mientras no se legisle sobre
el fraccionamiento: I. Los pueblos; Il. Las rancherías; IIl. Las congregaciones;
IV Las comunidades, y V Los demás núcleos de población de que trata esta ley.
Artículo 20. Los pueblos, rancherías, congregaciones, comunidades y demás
núcleos de población de que trata el artículo lo. que soliciten tierras por dota-
ción, probarán ante quien corresponda la necesidad o conveniencia de tal do-

242 Arnaldo Córdoba, La ideología de la Revolución mexicana, Ediciones Era, 19a. reimp., México,

1995, pp. 262 Yss.


LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 519

tación; y los mismos poblados, cuando soliciten tierras por restitución, deberán
probar su derecho a ella, del modo que se expresará, y ante quien se determine
en la presente ley.
Artículo 30. Los pueblos probarán su carácter de tales con cualquier documen-
to oficial que demuestre que el núcleo de población fue erigido en pueblo, o
que con tal categoría es o ha sido considerado por las autoridades políticas
superiores, en las relaciones oficiales. Pero, de no existir ningún documento ofi-
cial, bastará para que un núcleo de población sea considerado como poblado
agrícola, para los efectos de esta ley, un censo oficial en el que se anoten más
de 50 vecinos, jefes de familia. No será obstáculo para conceder los beneficios de
esta ley a un núcleo de población, el que éste sea conocido oficialmente con
la denominación de villa, ciudad u otra cualquiera, si reúne los requisitos de
esta misma ley exige sobre censo de población, arraigo de ésta y necesidad de las
tierras.
Artículo 40. Las rancherías, congregaciones y comunidades prueban la persona-
lidad política correspondiente a su respectiva designación, con una información
relativa del Ayuntamiento a que pertenezcan.
Artículo 50. La necesidad que tiene un pueblo, ranchería, congregación o comu-
nidad de obtener tierras por dotación, se dará por suficientemente probada
ante la Comisión Local Agraria respectiva, con cualquiera de las siguientes
circunstancias: 1. Cuando los habitantes, jefes de familia, de una población ca-
rezcan de terreno que rinda una utilidad diaria mayor al duplo del jornal diario
de la localidad; 11. Cuando se compruebe suficientemente por un informe de
la autoridad municipal del lugar, que la población de que se trata está enclavada
en un latifundio o rodeada por latifundios que linden inmediatamente con el
fundo legal del poblado; 111. Cuando la mayor parte de la población se vea
compelida al trabajo agrícola por cese definitivo de alguna industria, cambio de
una ruta comercial, etcétera, que anteriormente sostuviera el núcleo principal
de la población de que se trata; IV. También queda suficientemente probada la
necesidad de un pueblo, rancherías, congregación o comunidad para obtener
tierras por dotación comprobando el poblado de que se trate que disfrutó de tierras
comunales hasta antes del 25 de junio de 1856, pero que no procede la resti-
tución por cualquiera causa.
Artículo 60. La conveniencia de que un pueblo, ranchería, congregación o
comunidad obtenga tierras por dotación, se comprobará ante la Comisión
Local Agraria respectiva: 1. Por la circunstancia, debidamente fundada, de que
el núcleo de población de que se trate, es de formación posterior al año de 1856,
y que la dotación de tierras comunales podrá contribuir al arraigo y a la conso-
lidación económica del poblado; 11. Por la presunción, debidamente fundada,
de que un núcleo de población subordinado en la actualidad a alguna industria
agrícola, fabril, minera, etcétera, pudiera, mediante una dotación de tierras,
recobrar su autonomía económica y constituirse en agregado político indepen-
diente del capitalismo.
520 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

En estos artículos se especificaba quiénes eran los sujetos colectivos de


derechos agrarios para recibir tierras. El artículo 10 aclaró la situación de comu-
neros propietarios en casos de reclamaciones de los sujetos colectivos.

Artículo 10. No procede la restitución de tierras que fueron propiedad de los


pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades antes del 25 de junio de
1856, en los casos siguientes:
1. Cuando el poseedor actual pruebe que las tierras de que se trata fueron titula-
das en los repartimientos hechos conforme a la Ley de 25 de junio de 1856;
n. Cuando se pruebe que las tierras de comunidad reclamadas por los pueblos,
rancherías, congregaciones o comunidades, no excedan de cincuenta hectáreas
y han sido poseídas en nombre propio, a título de dominio, por más de diez
años. En caso de exceder de tal capacidad, procede la restitución a la comuni-
dad, en el excedente, indemnizando al poseedor;
nI. Cuando en la división o reparto que se hubiere hecho legítimamente entre
los vecinos de un pueblo, ranchería, congregación o comunidad haya habido
algún vicio, solamente podrán ser nulificados cuando así lo soliciten las dos
terceras partes de aquellos vecinos o de sus causahabientes.

El artículo 13 de la Ley define al ejido de la siguiente manera:

Artículo 13. La tierra dotada a los pueblos se denominará ejido, y tendrá una
extensión suficiente, de acuerdo con las necesidades de la población, la calidad
agrícola del suelo, la topografía del lugar, etcétera. El mínimo de tierras de una
dotación será tal, que pueda producir a cada jefe de familia una utilidad diaria
equivalente al duplo del jornal medio en la localidad. De esta forma se inde-
pendizó del ejido colonial de dos leguas.
Artículo 14. El ejido se trazará en las tierras inmediatamente colindantes con
los pueblos interesados, teniendo en cuenta las siguientes disposiciones:
1. Si el ejido ha de rodear a la población, el punto de partida para mediciones,
será el centro de la plaza principal, o en su defecto, la casa consistorial; y el ejido
afectará la forma de un cuadrado de superficie igual a la suma de hectáreas de
tierra que corresponden al poblado;
n. Si por imposibilidad topográfica, o por notoria inconveniencia para los fines
de la presente ley, no puede darse al ejido la forma regular de un cuadrado, o
trazarse rodeando al pueblo, según el informe técnico respectivo, a juicio de la
comisión Local Agraria, en cada caso, el ejido se trazará en el sitio más adecua-
do, y con la forma a que obligue la topografía del lugar, pero, en todo caso,
limitando por algún rumbo con el poblado.
Si algún pueblo estuviese rodeado de tierras estériles o pantanosas, o no pudiese
trazarse su ejido por cualquiera otra causa grave, de acuerdo con lo establecido
anteriormente, se ampliará su radio, procurándose afectar a todos los demás
predios inmediatamente colindantes, cuyas tierras sean propias para la agricultu-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 521

ra, y sin que en ningún caso deje de asignárseles las que necesitare conforme a
lo dispuesto en el párrafo 111 de la fracción VII del artículo 27 constitucional.
111. La dotación de tierras a un pueblo no comprende las construcciones de
ranchos, fábricas, acueductos y demás obras artificiales del poseedor del terre-
no afectado por la dotación, sino que tales propiedades serán respetadas con la
zona necesaria para el aprovechamiento de las construcciones, según su uso
natural y su comunicación con las vías próximas; pero la superficie exenta será
reintegrada al pueblo que obtuvo la dotación, sea tomándola del mismo latifun-
dio, sea tomándola de otras tierras. En todo caso se restarán las tierras que
hubieren sido tituladas y los repartimientos hechos a virtud de la Ley de 25
de junio de 1856, o poseídas en nombre propio, a título de dominio, por más de
diez años, cuando su superficie no exceda de cincuenta hectáreas. 243

Se les otorgó a los propietarios, poseedores o interesados que se creyeren


perjudicados con la dotación ordenada por la resolución presidencial, el derecho
de ocurrir ante los tribunales a deducir sus derechos dentro del año siguiente
a contar de la fecha de dichas resoluciones. Pasado ese término "ninguna recla-
mación será admitida" (art. 16). Dio competencia (ya la tenían por virtud del
artículo 40. de la ley de 6 de enero de 1915) a la Comisión Nacional Agraria, a
las comisiones locales agrarias existentes en cada estado o territorio y a los comi-
tés particulares ejecutivos que se establezcan en "cada cabecera de municipalidad
yen cada poblado reconociéndolos como autoridades agrarias" (art. 20). Seña-
ló el trámite que debía darse a los expedientes de dotación de ejidos (art. 34) Y
en espera de una ley que señale la manera de hacer el repartimiento de las tierras
reivindicadas u obtenidas, ordenó que se "disfrutaran en comunidad" entre los
miembros de los pueblos, rancherías, condueñazgos, congregaciones (sic) y
demás corporaciones de población (art. 39). Su artículo 30. transitorio dispuso:

Artículo 30. Se declaran legales y válidas todas las dotaciones o restituciones


hechas con el carácter de provisionales por los Gobernadores de los Estados y
los Comandantes Militares de los Territorios y del Distrito Federal, hasta la
fecha de la promulgación de esta ley, y los expedientes respectivos seguirán tra-
mitándose hasta su resolución definitiva.
En caso de que el Ejecutivo Federal fallare defmitivamente en contra de la peti-
ción de tierras por dotación o restitución, y en que ya el Gobierno Local hu-
biere decretado y mandado entregar la posesión provisional y se hubiere dado
ésta, el Comité Particular Ejecutivo, por acuerdo de la Comisión Local Agraria,
procederá a restituir las tierras al primitivo poseedor, con las mismas formalidades
con que se hiw la entrega provisional. En estos casos, el propietario tendrá
derecho para gestionar una indemnización ante el Gobierno Nacional por la
ocupación temporal de sus tierras.

243 El texto completo de las leyes, reglamentos y circulares que en esta obra se citan, pueden consul-

tarse en Manuel Fabila, Cinco sigÚJs de legislación agraria, op. cit.


522 VrCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Esta ley tuvo una vigencia de 11 meses habiendo sido abrogada por inicia-
tiva del propio Obregón aprobada por el Congreso y promulgada ellO de abril
de 1921. Este decreto declara que:

el Decreto preconstitucional de 19 de septiembre de 1916, que reformó los


artículos 70., 80. Y 90. del Decreto también preconstitucional, de 6 de enero
de 1915, quedó de pleno derecho abrogado por el artículo 27 de la Constitu-
ción Federal vigente y, por tanto, esos artículos tienen y han tenido, desde el
primero de mayo de 1917, en que comenzó a regir dicha Constitución, la fuer-
za y el vigor con que aparecen en el texto primitivo del citado Decreto de 6 de
enero de 1915, con el cual ese mismo decreto fue incorporado al artículo 27
de la propia Constitución (art. 20.) yen su arto 30. se faculta al Ejecutivo de
la Unión para dictar todas las disposiciones conducentes a reorganizar y regla-
mentar el funcionamiento de las autoridades que para su aplicación creó el
Decreto preconstitucional de 6 de enero de 1915, y muy especialmente las Co-
misiones Agrarias a que se refiere el artículo cuarto de ese Decreto, a efecto de
que éstas últimas puedan servir eficazmente para la ejecución del mismo Decre-
to y de todas las demás disposiciones agrarias que se hayan expedido ya y se
expidan en lo sucesivo, de acuerdo con el programa político de la Revolución,
sobre las bases siguientes:
1. Que conforme al artículo quinto del citado Decreto, los Comités Particulares
Ejecutivos dependan de las Comisiones Locales Agrarias de las Entidades Fe-
derativas, y éstas de la Comisión Nacional; n. Que las Comisiones Locales
Agrarias de las entidades Federativas substancíen los expedientes de su compe-
tencia, dentro del término de cuatro meses, cerrándolos con las resolución que
deben proponer a los Gobernadores de las Entidades Federativas; In. Que los
Gobernadores de las Entidades Federativas dicten las resoluciones que les corres-
pondan, dentro del mes inmediato siguiente al en que las Comisiones Agrarias
cierren los expedientes respectivos; IV Que en el caso de que las resoluciones de
los Gobernadores de las entidades Federativas manden restituir o dar tierras a los
pueblos, los Comités Particulares Ejecutivos den de ellas las posesiones pro-
visionales correspondientes dentro del mes siguiente al de que trata la base
anterior; V Que los términos señalados en las bases precedentes sean absolu-
tamente improrrogables; VI. Que en el caso de que transcurra para los Gober-
nadores de las entidades Federativas el término que señala la fracción nI para
que dichos Gobernadores dicten su resolución, sin que esa resolución sea dicta-
da, el Delegado de la Comisión Nacional Agraria en la Entidad de que se trate
recoja el expediente instruido por la Comisión Local y lo remita a la misma
Comisión Nacional para que ella consulte la resolución final directamente con
el Presidente de la República, por conducto de su presidente, el secretario de
Agricultura y Fomento; y VII. Que sea caso de responsabilidad oficial de los
Gobernadores de las Entidades Federativas, de las Comisiones Locales Agrarias
y de los Comités Particulares Ejecutivos, que no se cumpla con la observancia
estricta de los términos señalados en las presentes bases, debiendo hacer la Comi-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 523

sión Nacional Agraria las consignaciones respectivas, yen particular las de los
Gobernadores de los Estados, a la Cámara de Diputados del Congreso de
la Unión, de acuerdo con lo dispuesto en el párrafo II del artículo 108 de la
Constitución Federal.

Establece, asimismo, en cada entidad federativa la Procuraduría de Pueblos,


para patrocinar a los pueblos que lo deseen, gratuitamente, en sus gestiones de
dotación o restitución de tierras, dependiendo el nombramiento y remoción de los
procuradores "de, la Comisión Nacional Agraria (art. 40.). Esta medida resultó
muy provechosa, porque los procuradores orientaron y ayudaron a los que soli-
citaban tierras. En el tiempo se convirtió en la Procuraduría Agraria del Depar-
tamento de Asuntos Agrarios y Colonización.
La misma Ley de Ejidos en sus artículos 41 y 42 autorizó a la Comisión
N acional Agraria para promover el uso más eficiente y aprovechamiento de los
ejidos, por medio de reglas generales para lograr su racional explotación, con
previa aprobación del Ejecutivo federal. Asimismo, esta ley en sus artículos tran-
sitorios 50.,60., 70., 80. Y 90. señaló casos de responsabilidad en que incurren
funcionarios y empleados en la tramitación de expedientes agrarios, señalando
las sanciones respectivas.
Para suplir lagunas de la ley o casos no previstos, se continuaron enviando
circulares. Tal es el caso, entre otros de la circular número 42 de 11 de abril de
1921, que declaró que los propietarios afectados con dotaciones o restituciones
de tierras quedarán como (sic) depositarios judiciales de las tierras concedidas por
los gobernadores en forma provisional, hasta que se dicte Resolución Presiden-
cial y se ejecute.
Posteriormente, el general Obregón dictó, ello. de septiembre de 1921 la
importante circular (Decreto) número 48 cuyo contenido fue antecedente del
reglamento agrario dictado posteriormente. Este decreto contiene la regulación
del aprovechamiento de los ejidos. En su apartado número 12 contiene impor-
tante mandamiento aplicable a la división de las superficies de cultivo entre los
beneficiados, es decir, el parcelamiento, señalando que los "jefes o cabezas de
familia" serán los que aparezcan en el padrón y determinando que tenían derecho
a recibir parcela, las mujeres solteras o viudas con familia a su cargo por ser tam-
bién consideradas como "jefes o cabezas de familia"; la mujer, por primera vez
era considerada en una ley de aplicación nacional, sujeto de derecho individual.
La circular 48 estableció las parcelas escolares como campos de experimentación
a cargo de profesores o profesoras, quienes tenían el carácter de agentes de agri-
cultura para la propagación de los métodos de cultivo indicados por los agen-
tes de la Comisión Nacional Agraria, a través de sus agentes. Los productos de
estas parcelas se dedicaban al fomento de las mismas. Esto estableció un vínculo
entre la educación y la agricultura, es decir la "extensión agrícola profesional".
524 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

La Circular 48 revela la proclividad que Obregón tenía por la pequeña


propiedad agrícola; de acuerdo con las reglas 19 y 20 se demuestra la decisión
de que el paupérrimo campesino pagará lo que recibía:

19. Al hacer la distribución de las parcelas se entregará a cada uno de los que deban
entrar en el reparto, la que le corresponda, con la salvedad de lo que dispone
la regla 15 respecto a los cultivos transitorios que en ellas se encuentren; pero
el que reciba una parcela en que haya edificios, construcciones, instalaciones,
árboles frutales o industriales, o plantas de cultivo mutable, quedará entendido
de que deberá pagar dichas plantas, árboles, construcciones, instalaciones o
edificios, por separado, al Gobierno Federal, en el plazo de quince años, y por
anualidades vencidas, haciendo una a los enteros que conforme a la regla 26
deberá hacer a la oficina recaudadora más próxima de la Federación, pudiendo
aprovechar la forma de pago que indica la regla 27.
20. Las parcelas de cultivo desnudas de edificios, construcciones, instalaciones,
árboles frutales e industriales y plantas de cultivo mutable que en ellas pueda
haber, una vez entregadas a los jefes o cabezas de familia que las deban recibir, se
considerarán adjudicadas a éstos, en usufructo, en censo o renta que se cancelará
al cinco por ciento anual, sobre el valor de la valorización que les resulte, de
acuerdo con la regla 14; las superficies de pastos y las de monte o arbolado, se
considerarán adjudicadas en común para todos los jefes o cabezas de familia
del pueblo, con arreglo al patrón respectivo, también en usufructo y a censo o
renta, que se calculará al cinco por ciento anual sobre el valor que resulte de la
valorización que se haga, de acuerdo con la regla 16; los lotes de las escuelas
no serán adjudicadas a persona alguna, quedando en todo tiempo bajo el domi-
nio directo de la N ación y a cargo del Gobierno Federal.

El usufructo de las parcelas adjudicadas a los campesinos estaba sujeto a las


leyes civiles del Fuero común 32. Todavía la regla 33 fue más contundente al
señalar:

33. El ejemplar debidamente requisitado que a cada adjudicatario de lotes de


cultivo se le entregue, le servirá de título de su parcela y por virtud de ese tí-
tulo el adjudicatario se considera como dueño de un usufructo de la misma
parcela, de la que no podrá ser privado sino por uno de los dos motivos siguien-
tes: 1. Por no pagar durante dos años seguidos el censo o renta; y II. Por dejar de
tener el asiento principal de su familia en el pueblo, durante seis meses segui-
dos. 34. Los adjudicatarios de parcelas de cultivo podrán transferir sus derechos
a otra persona por contrato, siempre que se reúnan los requisitos siguientes: I.
Que el adquirente sea vecino del pueblo. II. Que el adquirente no tenga en
usufructo otra parcela dentro del pueblo de que se trate o dentro de los ejidos de
otro pueblo; y III. Que el Comité Particular Administrativo no se oponga, pues
en caso de oposición se dará cuenta al Delegado para que si éste considera la
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 525

operación como perjudicial para el interesado, consulte a la Comisión Nacional


lo que debe hacerse en definitiva.
35. Los adjudicatarios de lotes de cultivo podrán transferir por herencia dichas
parcelas, siempre que se observen los requisitos siguientes: 1. Que los herederos
o legatarios sean vecinos del pueblo; II. Que los herederos o legatarios no
tengan otra parcela dentro del mismo pueblo o dentro de los ejidos de otro;
III. Que no hereden en ningún caso ni sean albaceas, tutores ni administradores
los miembros de cultos religiosos; y IV Que la parcela sea adjudicada en toda su
integridad al heredero o legatario que los demás designen.
36. Las superficies de cultivo y las superficies de pasteo y de monte o arbolado, en
ningún caso podrán ser materia de arrendamiento, de hipoteca, de anticresis, de
embargo, ni de remate, salvo lo dispuesto en la regla 42.
37. Las parcelas que sean recogidas a sus dueños en los casos que indican las
reglas anteriores, serán gratuitamente adjudicadas a las personas extrañas al
pueblo que consientan en avecindarse en él y no tengan parcelas en los ejidos
de otro pueblo, teniendo aplicación en el caso lo dispuesto en las reglas 19 y 27.

Para lograr la modernización del campo y de los campesinos empobrecidos,


Obregón dispuso en la regla 42, párrafo segundo, algo imposible de cumplir:

En tal virtud, los pueblos por medio de sus Comités Particulares Administrati-
vos, comprarán con los fondos comunes los tractores y demás máquinas nece-
sarias para la siembra, la siega, la trilla y el desgrane,. Comprarán también con
los fondos comunes, y al por mayor, las semillas, bueyes, caballos, carros, arados,
palas, etcétera. Harán, igualmente, con los fondos comunes las obras hidráuli-
cas de carácter general y administrarán los trapiches, molinos, etcétera, y demás
empresas comunes que establezcan los mismos pueblos, para evitar las enormes
desventajas de las operaciones de venta individuales, procurarán hacer al por
mayor la venta de los productos de todos. Finalmente, con la responsabilidad
colectiva de sus miembros, los propios pueblos tomarán el mayor empeño en con-
seguir el crédito refaccionario que necesiten.

Tal vez el Presidente pensó como propietario rural de acuerdo con sus
ahorros personales. Los fondos comunes no se juntaban por las perentorias ne-
cesidades económicas de los beneficiados y el crédito refaccionario en esos años
si existía, era insuficiente. Pero en esta misma regla se comenzó a dar instruccio-
nes para organizar a los beneficiados con tierras al disponer (confusamente) la
formación de sindicatos. Los párrafos primero y tercero (regla 42) señalaron:

42. Será potestativa, pero de suma importancia para los intereses de los trabaja-
dores del campo y para el desarrollo de la agricultura, la organización sindical de
los miembros, de los jefes o cabezas de farnilia de los pueblos, y para la explotación
526 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

colectiva de la tierra laborable de los ejidos y para la consecución de fines co-


merciales y de crédito, abandonando de esta manera el sistema de los pequeños
cultivos propios de un estado social primitivo a todas luces opuesto a la corrien-
te económica moderna hacia la cooperación...
Párrafo III. Es igualmente de grande importancia y, por tanto, se recomienda
a los jefes o cabezas de familia de los pueblos, que se organicen entre sí, envian-
do representante a una Junta Agraria que se establezca en la cabecera de cada
Municipalidad para organizar la acción común de dichos pueblos en los casos
en que la importancia o el costo excesivo de las obras de interés general así lo
requieran, y para que fomenten esas Juntas Agrarias los sentimientos de soli-
daridad y den a conocer los beneficios que se deriven de la cooperación y la
inmensa fuerza que radica en la disciplina de la acción colectiva y para que de-
fiendan los intereses de las comunidades, principalmente en lo que se relaciona
a la posesión y disfrute de sus tierras. Estas Juntas propondrán los trabajos rela-
tivos a la apertura y conservación de los caminos y harán propaganda de los
procedimientos científicos de cultivo, así como de las ventajas que resultan de
la producción en grande escala. De ser posible la organización agraria, sería
de desearse que las Juntas Agrarias a su vez se concentren en una Junta Gene-
ral formada por sus Delegados y establecida en la Capital de cada Estado.

Esta fue una medida apropiada para iniciar el indispensable proceso de


organización de los campesinos, los cuales a través de 400 años de vida semi-
esclavizada se encontraban desorientados y en la mayoría de los casos, sin cono-
cerse entre ellos.
La regla número 41 federalizó el decreto al disponer que todos "los ejidos
existentes en todos los pueblos de la República (?) (sic) se acomodarán desde
la fecha en que comience a regir la presente circular a las disposiciones de ella",
para lo cual la Comisión Nacional Agraria dictaría las disposiciones técnicas y
reglamentarias conducentes.
El lector deberá comprender que a tres años de tener el marco constitucio-
nal para llevar a cabo el reparto de la tierra (o si se quiere, a cinco años de la ley
de 6 de enero de 1915), encontrar el camino legal para efectuar el reparto de
la tierra, expropiar latifundios y combatir con sentido revolucionario el poder
del hacendado, que era social y económicamente formidable, no fue tarea fácil.
De todas maneras se comenzó a institucionalizar la distribución de la tierra.
Estos constantes cambios en la legislación agraria produjeron un nuevo
derecho esencialmente nuestro y del cual debemos sentirnos orgullosos, pues
es auténticamente mexicano. Se puede apreciar a través de los cambios que se
fueron haciendo en las diferentes leyes, como llegamos a la definición del ejido
y sus características, partiendo de su existencia (1572) cuando se llamaba "exi-
do" y consistía en un terreno a la salida de los pueblos indígenas de una legua de
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 527

largo "para que los ganados de estos no se confundan" con los pertenecientes
a los españoles que gozaban de la dehesa que tenía grandes extensiones. El ejido
actual es producto de la evolución de la legislación agraria. Por eso Luis Cabre-
ra estaba equivocado al pedir la reconstitución de ejidos como solución al
problema de la tierra.
La etapa del agrarismo periférico debió de ser angustiante por cuatro moti-
vos: a) chocaban el compromiso revolucionario de entregar rápidamente la
tierra y la improvisada legislación que deseaba ajustar el reparto de la misma al
estado de derecho posrevolucionario; b) las presiones internacionales para de-
fender sus intereses; e) las presiones militares políticas para arribar al poder; las
argucias legales, defensas jurídicas y presiones de los terratenientes para defender
sus propiedades y d) la personal ideología agraria de los jefes de gobierno.
El reglamento agrario expedido por Obregón el 17 de abril de 1922 -cuyo
antecedente es el decreto de 22 de noviembre de 1921- viene a resumir dife-
rentes disposiciones de circulares, decretos y de la propia Ley de Ejidos de 1920
perfeccionándolas, corrigiéndolas o agregándoles las nuevas experiencias que
iban surgiendo en la aplicación de la legislación. Por esto y por el deseo de hacer
concordar el reparto de las tierras con la realidad social y económica, así como con
las disposiciones del artículo 27 constitucional, el derecho agrario mexicano se
mantuvo en constante evolución.
En su artículo lo. capacitó colectivamente para recibir tierras por las vías de
restitución o dotación a: 1. Los pueblos; lI. Las rancherías; IlI. Las congregacio-
nes; IV: Los condueñazgos; v: Las comunidades; VI. Los núcleos de población
existentes en las haciendas que hayan sido abandonadas por sus propietarios y
que tuvieren necesidad de cultivar los terrenos de las inmediaciones a fin de
poder subsistir; y VII. Las ciudades y villas cuya población haya disminuido
considerablemente o hayan perdido la mayor parte de sus fuentes de riqueza,
así como su carácter de centros industriales, comerciales o mineros.
Agregó en su artículo 30. a los peones acasillados al señalar de nuevo:

Artículo 30. Los núcleos de población comprendidos dentro de las haciendas


que no tengan definida alguna de las categorías políticas que señala el artículo lo.
y cuyas fincas hayan sido construidas con el propósito de alojar a los trabajadores
dedicados a la explotación de las mismas, no tendrán derecho a solicitar ejidos;
pero sí podrán solicitar y obtener del gobierno federal terrenos nacionales para
fundar una colonia, siempre que la solicitud relativa la autoricen, cuando me-
nos, veinticinco jefes de familia o individuos debidamente capacitados.

Si se compara el artículo lo. de la Ley de Ejidos (véase supra) con este artícu-
lo, se comprenderá la voluntad de repartir la tierra.
528 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Una prueba del sentido político y táctico empleado en la dotación de ejidos


son los artículos 90.,10,11 Y 14 del reglamento que fijan requisitos y extensión
de las parcelas.
Artículo 90. La extensión de los ejidos en los casos de dotación, se fijará asignando
a cada jefe de familia o individuo mayor de diez y ocho años, de tres a cinco
hectáreas en los terrenos de riego o humedad; de cuatro a seis hectáreas en los
terrenos de temporal que aprovechen una precipitación pluvial anual abundante
y regular; y de seis a ocho hectáreas en los terrenos de temporal de otras clases.
Artículo 10. Las superficies a que se refiere el artículo anterior, deberán redu-
cirse al mínimo cuando los pueblos se encuentren a una distancia no mayor de
ocho kilómetros de los grandes centros de población o de las vías férreas, y a
la mitad del máximo cuando existan a menos de esa distancia otros pueblos
que también tengan derecho a la dotación y restitución de ejidos y no haya en
sus inmediaciones la tierra laborable necesaria para hacer la dotación completa.
Artículo 11. En las regiones áridas o cerriles, la asignación a cada jefe de familia
o individuo mayor de diez y ocho años, podrá hacerse hasta por triple número
de las hectáreas antes citadas. Artículo 13. Cuando la dotación de ejidos deba de
hacerse sobre diversas propiedades, cada una de ellas quedará afectada confor-
me a sus respectivas extensiones, considerando siempre la calidad de las tierras.

El reglamento exceptúa del procedimiento de dotación (expropiación) a los


terrenos que tengan una extensión no mayor de 150 hectáreas en terrenos de
riego o humedad; de 250 hectáreas en terrenos de temporal que aproveche una
precipitación pluvial anual abundante y regular; de 500 hectáreas en terrenos de
temporal de otras clases. Para proteger a las grandes propiedades, se condiciona
la dotación en caso de que estos límites se sobrepasen en cualquier extensión (era
común); pero cuando la superficie constituya una unidad agrícola-industrial, sólo
le impone al dueño, "ceder una superficie igual" a la que les corresponde entre-
gar, en terrenos de buena calidad y en el lugar más inmediato posible (art. 14).
El Reglamento va fijando la extensión de la pequeña propiedad al señalar:

Artículo 16. En todos los casos en que se tomen terrenos para dotación de
ejidos, se respetará al propietario de la finca afectada la superficie que señalan
las fracciones 1, 11, Y 111 del artículo 14, sujeta dicha superficie a las modifica-
ciones que establece el artículo 17 (art. 15).
Artículo 17. En el caso de que en las inmediaciones de algún núcleo de población
que tenga derecho a solicitar ejidos no existan sino propiedades de las com-
prendidas en los incisos, 1, 11 Y 111 del artículo 14, las extensiones respectivas
deberán reducirse a la mitad.

Otras garantías que tenían los propietarios y los terratenientes la establecía


el artículo 20 cuando los terrenos afectados por una dotación de ejidos se en-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 529

cuentren aprovechados con cultivos cíclicos; los propietarios de los mismos


podrán ceder, a cambio de ellos, una superficie igual a la que les correspondía
entregar en terrenos de la misma calidad, siempre que la distancia entre esos
terrenos y el pueblo que deba recibirlos no sea mayor de cinco kilómetros. En
caso de que los propietarios afectados no manifiesten por escrito antes de que
se pronuncie el fallo definitivo, que aceptan entregar otros terrenos, entonces
dispondrán del plazo de un año para levantar sus cultivos, y si desean conser-
varlos y explotarlos, deberán celebrar un arreglo con el pueblo beneficiado, por
medio de la Comisión Local Agraria respectiva.
La circular número 51, de 11 de octubre de 1922, de la Comisión Nacio-
nal Agraria entre otras recomendaciones, impulsó el cooperativismo entre el
campesinado nacional considerando lo siguiente:

Así, pues, es preciso organizar la introducción de la maquinaria agrícola de


manera que ésta rinda su máxima utilidad, y esto sólo se consigue con la coope-
ración rural que trata de impulsar la Comisión Nacional Agraria.
Para el efecto, procurará organizar cooperativas en todos los pueblos, congrega-
ciones o rancherías, con tendencia, naturalmente, a constituir organismos supe-
riores, sólidos y bien ramificados, pero sin olvidar que el agricultor, por psicología
se muestra reacio a unirse con gentes cuya conducta desconoce y no puede inves-
tigar personalmente. A, más, se procurará organizar la cooperación no sólo en
lo relativo a los procedimientos de producción, porque, para que sus resultados
sean fructíferos, tras de la organización que tienda a producir más y mejor, se impo-
ne la que tienda a la mayor y mejor venta.
Una organización de esta naturaleza, no cree la Comisión Nacional Agraria
que debe dejarse a la simple iniciativa de los campesinos empobrecidos por una
prolongada explotación que los imposibilita para reunir el capital que, según
afirma Prost, tiende a predominar a medida que los procedimientos de produc-
ción de perfeccionan. Juzga muy por el contrario que ella misma debe controlar
su funcionamiento y aun imponer su instalación, amparándose en la facultad
que tiene la Nación para imponer en todo tiempo a la propiedad privada las
modalidades que dicte el interés público, tanto más cuanto que los terrenos eji-
dales en que se instalará la explotación cooperativa, están bajo el dominio
eminente de la Nación.

En sus puntos resolutivos, la Comisión Nacional Agraria señala:

26. La Comisión Nacional Agraria organizará la explotación ejidal en forma


cooperativa por conducto de su Departamento de Aprovechamiento de Ejidos
y de sus instaladores de cooperativas.
27. Las cooperativas instaladas serán asesoradas por el instalador nombrado al
efecto hasta que puedan prosperar sin ayuda oficial, y serán administradas por
el mismo Comité Administrativo aumentado en su número de miembros, dentro
530 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

del cual se designarán un Gerente y tres Consejeros que tendrán carácter de


Secretario, Tesorero y Almacenista, respectivamente.
28. Antes de instalar ninguna cooperativa, la Comisión Nacional Agraria, por
conducto de su Departamento de Aprovechamiento de Ejidos, defInirá con preci-
sión el objeto de la cooperativa (lechera, ganadera, hortícola, etcétera), yespe-
cificará la forma y magnitud del auxilio oficial que se le imparta, siempre que
acuerde que éste es de impartirse, en el concepto de que en todo caso, los coo-
peradores serán individual y conjuntamente responsables de los compromisos
que la cooperativa contraiga.
29. Aunque cada cooperativa se instale con sujeción al reglamento que un es-
tudio especial de cada caso determine, todas deberán descansar sobre las bases
fundamentales siguientes:
1. Repartición de benefIcios en proporción al trabajo aportado.
II. Igualdad de los asociados en los derechos de administración, según la fórmu-
la "un cooperador, un voto".
III. Reserva del fondo de previsión como inalienable y colectivo en caso de
separación de socios.
IV. Que el Consejo de Administración informe de su gestión anualmente en
asamblea general y que ésta pueda ser convocada en cualquier defensa de los
derechos del pueblo y el cumplimiento de las obligaciones que el mismo tenga
respecto de las aguas, y hacer dentro del pueblo la repartición de la mejor ma-
nera posible, sujetándose a los reglamentos e instrucciones que de un modo
general fije la Comisión Nacional Agraria, por los conductos que ella juzgue
convenientes.

Para probar su voluntad de realizar la justicia social para los campesinos


mexicanos, el Presidente Obregón publica un decreto -Diario Oficial, de fecha
12 de noviembre de 1923- donde manifiesta sus pensamientos y decisiones
que, por su importancia, reproducimos a continuación:

CONSIDERANDO: Que la idea de verdadero mejoramiento social anhelada por


la Revolución mexicana implica fundamentalmente la salud económica de los
que trabajan la tierra, pues ellos forman la abnegada vanguardia de toda nuestra
clase laborante;
CONSIDERANDO: Que la conformación hidrográfica de nuestra patria favoreció
siempre a los dirigentes de su economía social y de sus dictaduras políticas, con la
ayuda de los elementos técnicos, a formular una legislación de aguas decididamente
individualista y de tipo colonial, que dejaba, como de hecho dejó, a pueblos y
comunidades agrícolas a merced de los concesionarios y usuarios cuyas influen-
cias cerca del poder político eran incontestables dada esa unilateral legislación;
CONSIDERANDO: Que los pueblos de la República encarnan de por sí la causa
más alta y respetable de la Revolución, ya que ellos, apoyados o no por las
fuerzas vivas de la política y de las fmanzas, han de seguir cumpliendo su augusto
destino de productores de la dinámica vital de la Nación;
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 531

CONSIDERANDO: Que conforme al artículo 27 de la Constitución General de la


República, la propiedad individual de las aguas de jurisdicción federal, no puede
ser reconocida ni aun a título de concesión, confirmación, restitución o reivin-
dicación; pero sí puede concederse el aprovechamiento y uso a particulares o
sociedades civiles o mercantiles constituidas según las leyes mexicanas, que pre-
senten las solicitudes respectivas ante la Secretaría de Agricultura y Fomento y
cumplan con los requisitos establecidos por la Ley de Aprovechamiento de
Aguas de 1910 Y por el Reglamento de 31 de enero de 1911; pues por cuanto
se refiere a los pueblos, condueñazgos, tribus y demás corporaciones de pobla-
ción a que se refiere el párrafo 90. del mencionado artículo 27 constitucional,
deben aplicarse los preceptos del Decreto de 6 de enero de 1915;
CONSIDERANDO: Que siempre que exista un antagonismo entre las concesiones
y confirmaciones de aguas hechas a particulares y las dotaciones o restituciones de
las mismas solicitadas por los núcleos de población antes enumerados, debe
darse la preferencia a éstos sobre aquéllos, en virtud de que el derecho de los
pueblos se encuentra ya reconocido y sancionado por nuestra ley fundamental,
en tanto que el de los individuos deriva de una disposición administrativa que
no puede prevalecer sobre la Constitución General de la República, sino antes
bien ajustarse a ella para que pueda tener validez. En efecto, el decreto de 6 de
enero de 1915, declara nulas todas las enajenaciones de aguas pertenecientes a
los pueblos, hechas por las autoridades de los Estados en contravención de las
leyes; nulas también las concesiones o ventas de aguas hechas por las Autori-
dades Federales, y todas las diligencias de apeo o deslinde practicadas en deter-
minado periodo de tiempo, por compañías, jueces y otras autoridades de los
estados o de la Federación, con las cuales se hayan invadido ilegalmente las aguas
de los ejidos, terrenos de repartimiento o de cualquiera otra clase, pertenecien-
tes a los pueblos. Por otra parte, el artículo 27 de la Constitución de la República
dice clara y terminantemente que: "Los pueblos, rancherías y comunidades que
carezcan de tierras yaguas, o no las tengan en cantidad suficiente para las necesi-
dades de su población, tendrán derecho a que se les dote de ellas." Por último,
los antecedentes históricos de nuestra actual legislación sobre esta materia que
se encuentran en las Leyes de Indias, corroboran el concepto jurídico de nuestros
constituyentes, porque las leyes coloniales establecieron diferencia legal entre
las tierras y las aguas, estimando las segundas como una acción natural de las
primeras para el efecto de su titulación, no haciéndose por lo general mercedes
de tierras, sino de tierras y de aguas;
CONSIDERANDO: Que desde el punto de vista del desarrollo de la riqueza agríco-
la del país, la falta de agua para el regadío de las tierras ejidales, priva una gran
parte de éstas del cultivo, perpetuando el abandono de nuestros recursos natura-
les y el estado de miseria en que los trabajadores de los campos han vivido hasta
ahora, este ejecutivo ha tenido a bien adicionar el artículo lo. del Reglamento
Agrario expedido por el mismo con fecha 10 de abril de 1922, en los siguientes
términos:
ARTÍCULO PRIMERO. Pueden solicitar y obtener tierras en concepto de dotación
o restitución de ejidos en toda la República: 1. Los pueblos; 11. Las rancherías;
532 VfCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

IlI. Las congregaciones; IV Los condueñazgos; V Las comunidades; VI. Los


núcleos de población existentes en las haciendas que hayan sido abandonadas por
sus propietarios y que tuvieren necesidad de cultivar los terrenos de las inme-
diaciones, a fin de poder subsistir, y VII. Las ciudades y villas cuya población
haya disminuído considerablemente o que hayan perdido la mayor parte de sus
fuentes de riqueza, así como su carácter de centros industriales, comerciales o
mineros. También tendrán derecho preferente las expresadas corporaciones de
población al uso y aprovechamiento de las aguas de jurisdicción federal, que
basten para satisfacer sus necesidades agrícolas. Estos derechos se ejercitarán
ante las autoridades creadas por el Decreto de 6 de enero de 1915.
Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento.
Dado en El Fuerte, Estado de Jalisco, a primero de noviembre de mil nove-
cientos veintitrés.- A. Obregón.- El subsecretario de Agricultura y Fomento,
Encargado del Despacho, R.P. de Negri, Rúbrica.- Al C. licencado Enrique
Colunga, Secretario de Estado y del Despacho de Gobernación -Presente." Lo
que comunico a usted para su publicación y demás efectos. Sufragio Efectivo.
No Reelección. México, 6 de noviembre de 1923.- El Secretario de Estado y
del Despacho de gobernación, Enrique Colunga, Rúbrica.

Hemos dicho anteriormente que Álvaro Obregón sentía preferencia por la


pequeña propiedad de la tierra como buen norteño y así lo manifestaba públi-
camente. En cuatro citas de Arnaldo Córdoba, tomadas de sus discursos y de una
publicación denominada El problema agrícola y agrario, suscrita por el mismo
general, se demuestra lo anterior: Ante un grupo de legisladores, en 1920,
Obregón señala:

Es natural -dice ante un grupo de legisladores en 1920- que si la agricultura


en otros países cuenta con esos tres factores que se llaman: capital traducido a
propiedad, a maquinaria moderna, a implementos que simplifiquen el trabajo,
inteligencia -que significa organización y dirección y trabajo que es en el que
concurren los jornaleros-, en esas condiciones puede obtener el capital las ven-
tajas suficientes para satisfacer sus exigencias y puede obtener el jornalero un
salario que le permita vivir con algún bienestar.

En su conferencia en la Cámara Agrícola Nacional de Jalisco, el 18 de no-


viembre de 1919, expresaba:

Una de las formas de resolver el problema agrario es, sin duda, el fomento de la
pequeña agricultura. Yo soy partidario de que la pequeña agricultura se desarro-
lle, porque soy partidario de que se le dé ayuda a todo aquél que haga esfuerzos
por salir de su medio estrecho y mezquino, y que a todo aquel que tenga empe-
ño por lograr su mejoramiento se le tienda la mano; pero no creo de ninguna
manera que se deba recurrir al fraccionamiento de propiedades para dotar de
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 533

ellas a los pequeños agricultores, antes de que se haya logrado el desarrollo evo-
lutivo de la pequeña agricultura. No opino tampoco que para el desarrollo de
esa pequeña agricultura se use de la violencia y del despojo. Yo creo que la
manera de fomentarla no consiste en desmembrar una gran propiedad y divi-
dirla en fracciones de las cuales corresponderían (los) terrenos a un individuo, el
manantial de la hacienda, si lo tiene, a otro, las casas al de más allá, etcétera. En
esta forma se destruye sin obtener provecho alguno. Yo creo que la pequeña agri-
cultura debe desarrollarse, fomentarse y contar con el apoyo del gobierno, y de
esa manera México sería uno de los países más productores de la tierra y entonces
podríamos lograr nuestra independencia económica sin que gravitaran enor-
mes impuestos sobre un reducido número de contribuyentes. No creo que este
trascendental problema pueda resolverse mediante un ligero estudio ni con la
repartición de unos cuantos terrenos.
Vamos a darle terrenos a todo el que lo solicite -decía a los diputados-, pero va-
mos a hacerlo gradualmente; vamos a destruir la gran propiedad cuando esté
sustituida con la pequeña propiedad. Vamos a ir a este reparto de tierras contra
todos los latifundistas que actualmente siguen usando los sistemas rutinarios,
porque ésos jamás estarán en condiciones de mejorar a sus jornaleros, los pro-
cedimientos que usan están en pugna con todo principio económico, porque
les resultan los productos más malos y más caros, y esto no podrá permitirles
proporcionar una mejoría a sus jornaleros. Vamos entonces preferentemente a
utilizar los latifundios que usen esos procedimientos y a dar tierras a todo el que
las necesite, a todo el que esté capacitado para conservarlas, y vamos a dar una
tregua a los que estén usando procedimientos modernos para que se vean estimu-
lados, para que evolucione rápidamente nuestra agricultura y podamos llegar
a alcanzar en un periodo próximo un desarrollo máximo: que no tengamos que
pedir aranceles proteccionistas contra los granos que vienen de fuera y que ten-
gan que atemorizarse los centros productores de otros países porque nosotros
invadamos sus mercados.
El agricultor -decía Obregón- ha sido siempre la base de las riquezas nacionales
en los países esencialmente agrícolas como el nuestro; pero el agricultor, como
todas las demás fuentes de riqueza que han servido para el progreso de la huma-
nidad, alcanzó en los últimos tiempos una evolución admirable, una evolución
que ha permitido que en otros países, combinado el capital, la inteligencia y el
trabajo, hagan producir a la tierra su máximo con un costo mínimo, y permita
a los agricultores pagar jornales muy altos y vender cereales a muy bajos pre-
cios. Y la consecuencia de esto directamente favorece el bienestar de los traba-
jadores. En nuestro país, desgraciadamente, una mayoría de los terratenientes
han permanecido absolutamente ajenos a la evolución de la agricultura; han se-
guido sus procedimientos rutinarios, a tal grado que no han podido competir
con los productos similares de otros países del mundo y siempre piden derechos
arancelarios proteccionistas para poder obtener un precio que les permita ven-
der sus productos. 244

244 Arnaldo Córdoba, op. cit., pp. 276-279.


534 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Existía en ese tiempo un problema consistente en la falta de "pueblos libres",


rancherías o comunidades dentro de los latifundios poseídos por los hacenda-
dos, por lo cual la Comisión Nacional Agraria se dirigió a los gobernadores de los
estados el6 de octubre de 1920, a fin de que éstos promovieran ante las legisla-
turas locales la "erección de los pobladores existentes formados por los trabajado-
res de los mismos y sus familiares" porque éstos no tenían capacidad jurídica
para ser dotados, convirtiéndolos en rancherías, pueblos libres o comunidades
según su importancia a fin de que las comisiones locales agrarias proceda a
dotarles de tierras (Circular núm. 40).

La cuestión internacional
La política agraria de Obregón se mantuvo firme; pero cautelosa tanto en lo
interno, como en lo internacional, sobre todo con los Estados Unidos de Améri-
ca que intervinieron para defender los intereses de los inversionistas de aquel
país. La fuerza social desencadenada por la Revolución mantuvo expectantes a
los inversionistas extranjeros quienes habían permanecido unidos a los hacen-
dados porfiristas y ayudado al usurpador Victoriano Huerta a liquidar todo
vestigio democrático maderista. Ante la amenaza que significaba la nueva Cons-
titución de 1917 y especialmente el artículo 27 constitucional, constantemente
acudían al gobierno norteamericano para alertarlo sobre los peligros del movi-
miento revolucionario.
En la revolución constitucionalista, jefaturada por Venustiano Carranza, la
participación de Francisco Villa con sus victorias sobre el ejército federal, fue
decisiva para el triunfo contra Victoriano Huerta; pero cuando el gobierno de
Venustiano Carranza fue reconocido por Estados Unidos, el centauro del nor-
te anunció públicamente que tomaría venganza y así lo hizo asesinando a 18
norteamericanos en Santa Isabel, Chihuahua, que viajaban en un tren (10 de
enero de 1916) y el9 de marzo del mismo año asaltó con 300 hombres la po-
blación fronteriza de Columbus, Nuevo México (Estados Unidos). Sólo fueron
tres horas de ocupación pero que desencadenaron la intervención militar extran-
jera para perseguir a Villa y capturarlo, denominando esta intervención militar
como la expedición punitiva. Al saberlo Venustiano Carranza ordenó la salida
de 2,500 soldados bajo las órdenes del general Luis Gutiérrez con el mismo
objetivo. Los "vecinos" venían comandados por el general John Joseph Per-
shing, con 3,000 soldados. La expedición punitiva duró del 14 de marzo de
1916, al 15 de febrero de 1917. Su búsqueda resultó infructuosa; pero la inva-
sión militar norteamericana estuvo presente, curiosamente o si se quiere "inte-
resadamente", durante las deliberaciones del Congreso Constituyente de
Querétaro. En efecto, Venustiano Carranza se dirigió a los constituyentes pre-
sentando su proyecto de reformas a la Constitución de 1857, ello. de diciembre
de 1916 (ya estaba el ejército de Estados Unidos) y las deliberaciones del Con-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 535

greso Constituyente se clausuraron en una sesión solemne el 31 de enero de


1917. La Constitución fue promulgada el 5 de febrero de 1917 y entró en vigor
el lo. de mayo del mismo año. El 15 de febrero de 1917 salió por Veracruz el
ejército extranjero.
En realidad, como dice Arnaldo Córdoba, Obregón heredó los problemas
internacionales planteados por el movimiento social de 1910 que, como revolu-
ción violenta, amenazó a propios y extraños causando serias preocupaciones
entre los inversionistas extranjeros que eran protegidos por sus propios gobier-
nos. Nos dice este destacado escritor:

Obregón heredó los problemas planteados por la Revolución respecto a la


dependencia del país, en lo económico y lo político, de las potencias imperia-
listas, y sobre todo, el problema que representaban la propiedad adquirida por
extranjeros y los negocios que éstos mantenían en México; heredó, asimismo,
otros problemas creados directamente por el golpe militar de 1920 y que tenían
que ver con la situación del nuevo gobierno frente al de los Estados Unidos.
En el primer caso había una tradición nacionalista que defender ante el empresa-
rio y el Estado extranjeros y que se expresaba claramente en la doctrina Carranza;
en el segundo caso, había que superar las dificultades surgidas entre México y
los Estados Unidos a raíz de la lucha armada y encarar los peligros que entra-
ñaba el arma del reconocimiento diplomático, que el gobierno norteamericano
esgrimía como medio de disuasión y de chantaje en contra del obregonismo.
Afirmar que el caudillo sonorense no esperaba más que la oportunidad para
entregar el país, atado de pies y manos al imperialismo, sería tan exagerado como
sostener que su nacionalismo fue coherente e irreductible en todos los casos y
frente a todas las circunstancias ...
En su programa de gobierno de 1927, el caudillo de Sonora manifestaba que se
proponía "consolidar la personalidad política y moral de nuestra nacionalidad
como pueblo autónomo", estrechando lazos con los países latinoamericanos y
sosteniendo una posición nacionalista frente a los Estados U nidos. Por supues-
to que esto no significaba que la independencia del país pudiera realizarse de
manera exclusiva a través de medidas políticas o con buenos deseos: No podemos
ufanarnos de haber realizado nuestra consolidación definitiva de pueblo autó-
nomo y soberano -afirmaba-, mientras nuestra independencia económica no
quede igualmente establecida en forma definitiva también...
Desde el porfiriato este problema fue reconocido: el desarrollo nacional depen-
día, primordialmente, de la insuficiencia del capital Nacional, lo cual no podía
ser resuelto sin las inversiones y el financiamiento extranjero. La doctrina Carran-
za, como expresa Córdoba, consistía en asegurar frente a nuestra soberanía, que
esas inversiones fuesen pacíficas para evitar hipotecar la soberanía, independen-
cia y autodeterminación -agrego yo- frente a la práctica del poderoso país
vecino que consiste en proteger, por todos los medios a su alcance -generalmen-
te militares-, los intereses económicos de sus ciudadanos.
536 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

En particular, Obregón no cesó de hacer llamamientos a los hombres de nego-


cios estadounidenses, tratando siempre de poner de relieve que los beneficios
serían debidamente garantizados: Ahora -decía en enero de 1921-, el Gobier-
no que represento y el pueblo de México, gustosos abren los brazos a todos los
hombres de negocios de los Estados Unidos del Norte, que vienen a trabajar
y que tienen los mejores deseos de obtener justas ventajas en la explotación de
nuestras riquezas naturales, bajo una base de respeto a nuestras leyes ... 245

Ante un grupo de negociantes norteamericanos venidos de excursión a


México, Obregón declaró:

Nosotros necesitamos mucho capital, nosotros queremos que venga el capital


del extranjero, que tenga corazón y que tenga conciencia; no queremos ese
capital de los grandes trusts y de las grandes empresas cuyos representantes no
tienen ningún contacto con sus trabajadores, e ignoran sus necesidades, y no apren-
den a quererlos; nosotros hacemos un llamamiento al capital que venga a regir-
se por la moral moderna, que no aprecie solamente las ventajas materiales de sus
éxitos por los dividendos anuales que perciba, y que se regocije cuando contri-
buya con su esfuerzo al desarrollo de nuestros países y al bienestar colectivo de
nuestras masas de trabajadoras.

A continuación, Obregón hizo el siguiente dramático llamamiento:

¡Volved a nuestra patria, ilustres huéspedes nuestros! Decid al gran pueblo de


N orteamérica que si extiende su mano, encontrará la nuestra que la busca. Que
México no es el país en descomposición que le han presentado los primeros
explotadores de nuestras riquezas que han querido alarmar a sus propios conna-
cionales para tomarse el tiempo necesario y acapararlas en su propio provecho,
que nosotros no queremos que las riquezas de México vayan a manos de un
trust que extorsione con ellas a los hijos de su propia patria, ni que signifique lastre
material en los que desarrollen su propio Gobierno; que nosotros alimentamos
aspiraciones muy nobles; que el mexicano ha regado con su propia sangre, y
que aún le queda mucha para fecundizarlas, si manos profanas pretendieran
matarlas en su cuna...

Obregón se vio obligado a aceptar todas y cada una de las exigencias que
le plantearon los capitalistas extranjeros que tenían intereses en México, y en
especial los petroleros y los banqueros; cada concesión en este sentido significó
siempre una abrogación de hecho de los principios de la Revolución, aunque en
menor grado, por sus efectos, de lo que generalmente se supone ...

245 lbidem, pp. 293 Y ss.


LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 537

La base del reconocimiento, por tanto, fue la exigencia de que Obregón


satisficiera las demandas de los petroleros. Se sabe que Obregón en realidad
nunca se opuso a ello; de hecho, su resistencia a aceptar, en favor de los petroleros
y demás propietarios extranjeros, que en su respecto no se aplicaría la Constitu-
ción de 1917 ni las leyes constitucionales a ella asociadas, se limitó a una simple
cuestión de forma que entrañaba una lesión grave a la soberanía nacional: en
efecto, el gobierno estadounidense exigía que, previamente al reconocimiento,
México y Estados Unidos firmaran un "tratado de amistad y comercio", median-
te el cual el gobierno mexicano se comprometiera a reconocer los derechos de
los propietarios extranjeros yana dar efectos retroactivos a la Constitución y
a sus leyes derivadas.
Córdoba analiza algunos puntos del "Tratado de amistad y comercio" que
los vecinos del N arte exigían como paso previo al reconocimiento del gobierno
de Obregón. Señalando:

Pero la situación en este caso era la imposición pura y simple de la fuerza y en


modo alguno una situación de derecho. De ello da una prueba fehaciente el
punto central del proyecto de tratado propuesto por el secretario de Estado
Hughes al gobierno de Obregón y que tiene que ver con la renuncia por parte
de este gobierno a aplicar la legislación constitucional: .. .los Estados Unidos
Mexicanos declaran que ni la Constitución de México, puesta en vigor en lo.
de mayo de 1917, ni el decreto de 6 de enero de 1915, al cual se refiere dicha
Constitución, tienen efectos retroactivos en su aplicación; que ni la menciona-
da Constitución ni el indicado decreto, ni cualquier decreto del Ejecutivo u
orden militar o administrativa, ni cualquier ley federal o local que se haya expe-
dido o puesto en ejecución con anterioridad o para lo sucesivo, tienen o podrán
tener efecto de cancelar, destruir o perjudicar ningún derecho, título o interés en
cualquier propiedad, cualquiera que fuese su naturaleza y dondequiera que estu-
viese situada, y que, previamente a la vigencia de dicha constitución y del citado
Decreto de 6 de enero de 1915, fue habida de acuerdo con las leyes de México
entonces existentes, expresas o interpretadas; y que todas las tierras de cual-
quier carácter y todos los derechos e intereses comprendidos y todas las pro-
piedades de cualquier naturaleza y que de acuerdo con las leyes de México
existentes entonces, expresas o interpretadas, fueron adquiridas por ciudadanos
americanos, corporaciones, compañías, asociaciones o individuos, en la fecha
en la promulgación de la mencionada Constitución, o en la fecha de expedición
del indicado Decreto de 6 de enero de 1915, o hubiesen sido adquiridas por
cualquier compañía, corporación o asociación extranjera o nacional, en la cual
estuvieren interesados, son y deberán ser garantizadas a dichos propietarios y
a cualquier concesionario o cesionario, por concesión o cesión hecha con ante-
rioridad, o para lo sucesivo, sean o no los dichos concesionarios o cesionarios
ciudadanos mexicanos ...
538 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Como señaló muy justamente Frank Tannenbaum, se estaba solicitando del


gobierno de México que renunciara para siempre a su derecho a legislar sobre
casi una mitad de su riqueza nacional (el 40 por ciento de la misma estaba en
manos de extranjeros) y que aceptara ligarse las manos respecto al resto, pues si
no podía afectar la propiedad extranjera, "cualquiera que fuese su naturaleza", no
podía, en modo alguno, legislar para la restante propiedad mexicana. Reconocer
derechos adquiridos para unos, en efecto, aunque tales fuesen extranjeros, impli-
caba reconocerlos para los demás, es decir, equivalía a aceptar que la Revolución
no había sido revolución sino un mero juego de chicos. Ciertamente el trata-
do no fue firmado, pero las existencias que contenía fueron satisfechas poco a
poco por el gobierno obregonista, primero, al hacer que la Suprema Corte de
Justicia sentara jurisprudencia declarando irretroactiva la Constitución y la legis-
lación derivada en relación con los propietarios extranjeros; después, cambian-
do la misma legislación derivada o dejando de dictarla y ponerla en acto, y fi-
nalmente, acordando las convenciones de reclamaciones por daños a extranjeros
y que fueron materia de las Conferencias de Bucareli.

Los convenías de Bucarelí

Por mucho tiempo permanecieron ocultas las conversaciones que sostu-


vieron representantes del general Obregón y de Washington, D.C., con objeto
de obtener el reconocimiento del gobierno por él presidido. El estira y afloje
se centró en el artículo 27 constitucional en materia de petróleo y en el reparto
agrario de tierras propiedad de extranjeros, mayormente norteamericanos a
pesar de que se hicieron concesiones a los propietarios extranjeros, los represen-
tantes norteamericanos del presidente Warren W Harding ---que fueron Charles
Beecher y John Barton Payne- insistieron en la firma de un tratado de "amistad y
comercio", rechazando Obregón este reconocimiento condicionado, porque las
fuerzas revolucionarias y la opinión pública nacional lo podían acusar de doble-
garse ante las exigencias del imperialismo lo cual no hizo Venustiano Carranza
al aplicar su doctrina internacional. Lorenzo Meyer nos dice:

Cuando Obregón asumió el poder en diciembre de 1920, México estaba aisla-


do internacionalmente. El que varios gobiernos latinoamericanos le hubieran
reconocido ya como el legítimo Presidente de México, y el que 24 gobiernos
aceptaran enviar representanciones oficiales a las celebraciones del centenario de
la consumación de la Independencia mexicana, no ocultaba el hecho de que mien-
tras Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia no nombraran embajador o mi-
nistro en México, el resto de la red diplomática mexicana era más simbólica que
real. Además y para complicar la situación, en Estados Unidos los demócratas
acababan de ser derrotados de manera contundente por los republicanos enca-
bezados por Warren W Harding, y en esas condiciones se tornaba más difícil para
Obregón lograr el reconocimiento incondicional que necesitaba para impedir
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 539

que las fuerzas del nacionalismo lo acusaran de doblegarse a las presiones impe-
rialistas que Carranza había podido resistir en condiciones más difíciles ...
La estrategia mexicana de debilitar la resistencia de las cancillerías extranjeras
al reconocimiento incondicional por la vía de los hechos, marchó por tres gran-
des avenidas. En primer lugar, Obregón invitó a los representantes de varias
cámaras de comercio norteamericanas a visitar México y sugirió que el intercam-
bio entre los dos países aumentaría a partir del momento en que Washington
decidiera normalizar las relaciones diplomáticas con México (México había
adquirido en 1921, productos norteamericanos por 267 millones de dólares).
La segunda vía consistió en negociar con los banqueros representantes de los
tenedores de la deuda externa mexicana la reanudación del pago. En septiembre
de 1921, Thomas Lamont, representante del Comité Internacional de Banque-
ros, viajó a México para negociar la reanudación del pago, pero la negociación
se topó con un obstáculo: la negativa de Lamont a que México alentara a los
petroleros a comprar los bonos de la deuda en el mercado abierto, por estar
devaluados. El banquero pretendía el pago al precio nominal. Sin embargo, las
puertas para continuar la negociación no se cerraron, y en mayo de 1922, De
la Huerta viajó a Nueva York para reanudar las pláticas. Esta vez sí se llegó a un
arreglo, pero sus términos fueron bastante costosos para México. No obstante
ciertas resistencias en el gabinete, Obregón finalmente dio su aceptación a los
términos acordados entre De la Huerta y Lamont. El Acuerdo del 16 de junio
reconocía una deuda que incluía la ferrocarrilera y los intereses no pagados
desde 1914; el monto total era de 508'830,321 dólares, que serían pagados en
un periodo de 40 años a partir de 1923 yen anualidades mínimas de 15 millo-
nes de dólares; estos recursos provendrían básicamente, de los impuestos pe-
troleros. El acuerdo fue muy criticado en México por haber aceptado los bonos
devaluados a su valor nominal, pero con el respaldo de Obregón, el Congreso
lo ratificó el 29 de septiembre de 1922.
La tercera vía fue la búsqueda de un acuerdo con los petroleros. En este campo,
el Gobierno de Obregón alentó a la Suprema Corte para que diera cinco resolu-
ciones en relación a otros tantos amparos que habían sido interpuestos por las
empresas petroleras extranjeras en contra de los decretos de Carranza. El primer
fallo -que señaló el camino que pronto siguieron otros cuatro-, se dio el 30 de
agosto de 1921. Según los términos del fallo, el Artículo 14 de la Constitución
impedía la aplicación retroactiva de la ley y por tanto los decretos de Carranza
basados en la nueva legislación constitucional (Artículo 27), eran nulos en la me-
dida en que afectaban derechos adquiridos. Sin embargo, para que esos dere-
chos provenientes del pasado prerrevolucionario fueran considerados reales
después de 1917, era necesario que las empresas petroleras demostraran que
habían efectivamente iniciado sus actividades petroleras en los terrenos que de-
seaban amparar, antes de que la nueva Constitución hubiera entrado en vigor
(a esto se le llamó la doctrina del "acto positivo"). En la práctica, todos los
terrenos en algún proceso de exploración o explotación (entre el 80 Y 90 por
ciento del total), quedaban protegidos de la nacionalización; de esta manera la
540 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

legislación de la Revolución sólo se aplicaría a las mnas inexploradas y marginales,


las que las empresas mantenían como reserva. Para 1922 ya existían las cinco
ejecutorias y, por tanto, se había sentado jurisprudencia... 246

El presidente Obregón al pronunciar su discurso ante el Congreso de la


Unión en ocasión del periodo extraordinario de sesiones a que fue convocado,
el 7 de febrero de 1921, adelantó su convicción sobre la Ley Agraria y el pe-
tróleo mexicano, motivo de controversias y reclamos internacionales. En esa
ocasión dijo:

La Ley Agraria tiene por objeto solucionar en lo posible, el ya viejo aunque


siempre importante problema de las tierras. En el programa revolucionario
figura en primer término la distribución equitativa de la tierra entre la clase
proletaria, y el Ejecutivo debe velar por que esa promesa no quede en la esfera de
los ensueños políticos, sin que por eso se pretenda trastornar todo el régimen
agrario que impera, ni atacar en su base los fundamentos mismos de la vida agríco-
la del país. El proyecto de Ley Agraria que someto a la consideración del Poder
Legislativo, si bien está inspirado en principios revolucionarios más avanzados,
también se funda en el conocimiento concreto de las necesidades del país y de
las dificultades prácticas que una ley de esa índole ha de encontrar en su reali-
zación.
En torno a la cuestión del petróleo se agitan grandes problemas de carácter inter-
no e internacional, que han de tener no poca resonancia en la marcha futura
del país. Por un lado el principio de autonomía nacional que la revolución pro-
clamó como indispensable para incorporar al progreso económico todas las
fuerzas vivas y todos los elementos de riqueza de la República; y, por otra par-
te, los intereses de los dueños de fundos petroleros que se oponen a la aplica-
ción del artículo 27 constitucional, sea ante los tribunales de México, o sea en
forma diplomática. Todo ha contribuido a que el problema del petróleo tenga
resonancia en el extranjero y presenta graves dificultades que solo podrán resol-
verse estudiando con serenidad la manera de salvar los intereses de la nación sin
lesionar injustamente el patrimonio de propios y extraños que se haya consti-
tuido con arreglo a la ley y la justicia. 247

En su primer informe de gobierno (lo. de septiembre de 1921) al referirse


a las relaciones bilaterales con Estados Unidos expresó:

Al iniciarse el actual periodo presidencial y antes de que pudiera juzgarse, por


su propia actuación, de la capacidad de este Gobierno para desarrollar el progra-

246 Lorenzo Meyer, México y el mundo. Historia de sus relaciones exteriores, publicación del Senado de

la República, tomo VI, México, 1991, pp. 49 Y ss.


247 Los presidentes de México ante la naciólI, editado por la XLVI Legislatura de la Cámara de Diputa-

dos, México, 1966, tomo 111, p. 423.


LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 541

ma anunciado en el campo electoral, subsistía en el Departamento de Estado


de Washington, la idea de garantizar los intereses de los americanos en México,
mediante un tratado previo a la reanudación de las relaciones diplomáticas
entre los dos países. Posteriormente se indicó que, por ese medio, podría quedar
otorgado de modo implícito el reconocimiento al Gobierno de México, y el de
los Estados U nidos, al efecto insinuó o propuso informalmente un proyecto
de Tratado de Amistad y Comercio.
Este proyecto de Tratado contenía estipulaciones contrarias a algunos de nuestros
preceptos constitucionales; su adopción, por lo tanto, conduciría inevitablemen-
te a crear una situación privilegiada en favor de los americanos residentes en
México que se haría automáticamente extensiva a los nacionales de otros países,
por causa de la conocida cláusula de la nación más favorecida, esto es, tendería
a producir -a menos de que se reformara la Constitución de acuerdo con las
demandas de un Poder extraño- ventajas injustificadas en favor de los ameri-
canos residentes en México o, en general, de un grupo de extranjeros sobre el
resto de ellos, y, lo que es peor aún, sobre los mismos mexicanos.
Pero aunque esto no fuera así -ya que se trataba de un simple proyecto sujeto
al estudio de este Gobierno y que el de la Casa Blanca, según indicaciones ulte-
riores, no tiene el propósito de insistir en estipulaciones contrarias a nuestras
leyes-, el Gobierno de México ha pensado que no es posible, ni conveniente,
ni necesario firmar un Tratado semejante, en tales condiciones, toda vez que
su precedencia respecto del reconocimiento o la simultaneidad de ambos actos,
o su fusión, considerando que la firma de dicho Tratado pudiera implicar o
significar, al mismo tiempo, la reanudación de las relaciones diplomáticas entre
los dos países, hubiera dado al reconocimiento el carácter de condicional y hu-
biera lesionado gravemente la soberanía de México. Es éste, en efecto, un esta-
do cuya existencia y soberanía jamás han sido cuestionadas durante cien años, y
sus gobiernos, por consiguiente, tienen derecho a ser reconocidos por los
gobiernos de los demás países, de acuerdo con el uso establecido, es decir, sin
más condición que su legalidad y su capacidad para cumplir sus deberes y
compromisos internacionales. No sería, pues, justificable, a la luz del Derecho
Internacional, la exigencia de que el Ejecutivo de México contrajera compro-
misos de antemano, para que le fuera otorgado el reconocimiento. Pero aparte
de esta razón de Derecho, tampoco podría justificarse tal exigencia -por innece-
saria aun para los intereses que con ella se pretende proteger- si se toma en
cuenta que el actual jefe del Gobierno ha hecho, primero como candidato y
después como gobernante, repetidas declaraciones de ajustar su política a los dic-
tados de la ley y de la moral, y abundan las pruebas, tanto en su capacidad para
desarrollar esa política, como del apoyo que en tal sentido le prestan los otros
poderes de la federación, pruebas debidamente apreciadas por todos los gobier-
nos de países europeos, americanos y asiáticos, que no han vacilado en reanudar
sus relaciones diplomáticas con el de México" (Los presidentes de México ante la
nación, t. I1I, p. 440).
542 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Para demostrar lo innecesario que era la firma de un tratado (amistad y


comercio) entre los dos países aludió a todo lo que su gobierno había hecho para
dar satisfacción a las exigencias de los gobiernos extranjeros señalando:

Así pues, las tres cuestiones que principalmente importan a los derechos de los
extranjeros en México, o sea, la reanudación del servicio de la deuda pública,
la reparación equitativa de los daños causados por la Revolución, mediante
fallos imparciales de comisiones mixtas y la interpretación no retroactiva del
artículo 27 constitucional, pueden considerarse ya resueltas por la simple ejecu-
ción voluntaria del programa sano del Gobierno de México y resulta, por lo tanto
-como lo expuse antes-, no solamente innecesario consignarlas en un tratado
con un Gobierno extranjero, sino también indecoroso, ya que, por un lado, las
relaciones diplomáticas están en suspenso y que, por el otro, un Tratado interna-
cional quitaría a los referidos actos de nuestro gobierno su indiscutible carácter
de espontaneidad.

A pesar de lo manifestado por Obregón el reconocimiento de su gobier-


no, por parte de Estados U nidos, no se ruw. En su segundo informe de gobierno
(lo. de septiembre de 1922) resumió el problema de la siguiente manera:

Actitud del Gobierno americano: abstenerse de reconocer al Gobierno actual


de México y de reanudar con él sus relaciones diplomáticas, mientras no cuen-
te con las garantías que, en su concepto, son necesarias para la seguridad de los
derechos adquiridos legalmente por los ciudadanos americanos en nuestro terri-
torio, antes de la vigencia de la Constitución de 1917. El Departamento de
Estado de Washington propuso, al efecto, desde el 27 de mayo de 1921, el
proyecto de un Tratado de Amistad y Comercio, con estipulaciones conducen-
tes a tal fin.
Actitud del Gobierno mexicano: en vez de aceptar un reconocimiento submodo
o condicional de parte de cualquier Gobierno extranjero, por obvias razones de
decoro y de conveniencia, "eliminar" -por el natural desenvolvimiento de su
plan político y administrativo- la ocasión de promesas que pudieran humillarlo
y seguir por esta vía hasta que se considere el campo suficientemente libre de
obstáculos para ser reconocido sin menoscabo de la dignidad y la soberanía
nacionales y poder después, en igualdad de condiciones, concertar y celebrar
cuantos tratados se juzgue necesarios para la mayor cordialidad de las relaciones
diplomáticas reanudadas.
Convencido este Ejecutivo, efectivamente, de las ventajas que para los dos
países reportaría el reconocimiento inmediato del Gobierno de México por el
de los Estados Unidos y la consiguiente normalización de sus relaciones diplo-
máticas, pero considerando que la nación mexicana en un Estado cuya existencia
y soberanía no han sido cuestionadas desde hace cien años, que logró emanci-
parse de la Corona de España y que, por tanto, sus gobiernos tienen derecho
a ser reconocidos por los gobiernos de los demás países de acuerdo con el uso
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 543

establecido, es decir, sin más condición que su estabilidad y su capacidad para


cumplir sus deberes y sus compromisos internacionales; que la estabilidad del
presente Gobierno de México es indiscutible y su autoridad se ejerce pacífica-
mente en toda la República y sus actividades son emancipación genuina de un
programa político y administrativo que comprende entre sus postulados -con
la aprobación ostensible de los otros Poderes de la Federación, de las restantes
autoridades de la República y de la gran mayoría del pueblo gobernado y de
conformidad, además, con las leyes vigentes- el de respeto a los derechos legí-
timamente adquiridos por nacionales y extranjeros y de reparación de los daños
que hubieran sufrido sus intereses, en nuestro suelo, durante los últimos diez
años de lucha intestina y que, por consiguiente, no podría haber mayor y más
efectiva protección de los derechos e intereses mencionados, que la resultante
natural del desenvolvimiento paulatino, pero seguro -dados el número y magni-
tud de las resistencias engendradas por esa misma lucha-, del difícil programa
político de construir, sobre el caos revolucionario, el imperio absoluto de la ley
y considerando, por último, que -según acaba de expresar-la firma del propues-
to Tratado de Amistad y Comercio con el Gobierno de los Estados Unidos o
de cualesquiera otras garantías escritas de protección a los derechos legalmente
adquiridos en nuestro territorio por sus nacionales, previamente al reconoci-
miento del Gobierno de México y como condición indispensable para otorgar
éste, sería atentatorio para la dignidad de dicho Gobierno y para la soberanía
de la nación, el Ejecutivo de mi cargo, en lugar de normalizar desde luego su
situación diplomática respecto del Gobierno de la Casa Blanca --con mengua
de su propia dignidad y de la soberanía del pueblo que ha depositado en él su
confianza- prefirió esperar ser reconocido decorosamente, contando --como con-
taba y cree contar aún- con la patriótica cooperación de las otras autoridades
del país y con el firme apoyo de la opinión pública, para poder confiar en que
pronto serían apreciados debidamente en el mundo entero, los resultados de su
acción política espontánea (Los presidentes. .., op. cit., p. 501).

En su Tercer Informe de Gobierno (lo. de septiembre de 1923) Obregón


explicó ante el Congreso de la Unión los resultados de las conversaciones reali-
zadas entre sus comisionados y los de Estados U nidos entre el 14 de mayo y
el 15 de agosto (1923), expresando lo siguiente:
Los comisionados mexicanos, además, ratificaron el propósito de este gobier-
no de concertar dos convenciones --con posterioridad a la normalización de las
relaciones diplomáticas- para la creación de comisiones mixtas de reclamacio-
nes, propósito comunicado a la Embajada de los Estados Unidos en nota infor-
mal de nuestra Cancillería del 19 de noviembre de 1921 yal H. Congreso de
la Unión en mi mensaje de lo. de septiembre de 1922. La primera de estas
convenciones, de conformidad con la invitación que nuestra cancillería dirigió
el 12 de julio de 1921 a todos los gobiernos cuyos nacionales hubieran sufrido
daños en sus personas o en sus intereses por efecto de la última revolución mexi-
544 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

cana -invitación basada en el artículo 50. del decreto de la de mayo de 1913,


expedido por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, ciudadano Venus-
tiano Carranza, y en el artículo 13 reformado de la Ley de 24 de diciembre de
1917- tendría por objeto crear la Comisión Mixta que conociera, desde el
punto de vista de la equidad, de las reclamaciones que los ciudadanos estadou-
nidenses tuvieran que hacer al Gobierno de México por daños derivados de la
revolución.
La segunda de las convenciones mencionadas -de jurisdicción más alta y de
carácter recíproco- engendraría la Comisión Mixta que se encargará de fallar,
con sujección a las reglas del derecho internacional, las reclamaciones pendientes
de los ciudadanos de cualquiera de los dos países contra el Gobierno del otro,
por hechos acaecidos desde la firma de la Convención celebrada el 4 de julio de
1868 y con exclusión, naturalmente de los comprendidos dentro de los límites
jurisdiccionales de la Convención primeramente nombrada.
La resolución que han tomado los dos gobiernos -comunicada ayer a la prensa
por las dos Cancillerías- de reanudar, al fin, sus relaciones diplomáticas, después
de haber estado suspendidas durante más de tres años, no es, pues, el fruto de
compromisos contraídos o de convenios pactados con tal propósito o de nada
que pudiera contravenir nuestras leyes o las normas del Derecho Internacional
o lesionar el decoro o la soberanía nacionales. Tan plausible resultado deberá ser
atribuido a los progresos alcanzados por el Gobierno de México en el desarrollo
de su tantas veces mencionado programa político y al convencimiento llegado al
Gobierno de los Estados Unidos -por el intermedio de sus distinguidos comisio-
nados- de que la realización integral de dicho programa, al resolver el problema
básico de México, esto es, el del mejoramiento económico y moral del pueblo,
en armonía con el crecimiento próspero de los intereses extranjeros radicados en
el país, no debe considerarse en pugna con los altos principios humanitarios
que son orgullo de las naciones verdaderamente civilizadas.
Me es grato, por último, poder cerrar esta parte de mi Mensaje, anunciando al
pueblo mexicano -por el alto conducto de la H. Representación Nacional- que
pasado mañana lunes 3 de septiembre, a mediodía, serán formalmente acredita-
dos en esta ciudad y en la de Washington, los respectivos encargados de nego-
cios, y efectivamente reanudadas, por tanto, las relaciones diplomáticas entre
los dos gobiernos, de acuerdo con la opinión y los deseos, casi unánimes de los
dos pueblos vecinos (Los presidentes... , op. cit., p. 557).

A pesar de lo afirmado por Obregón en el sentido de que la reanudación


de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos no fue "el fruto de compro-
misos contraídos o convenios pactados con tal propósito o de nada que pudiera
contravenir nuestras leyes o las normas del derecho internacional o lesionar el
decoro o la soberanía nacionales", Meyer señala:

Las conferencias entre los representantes personales de los presidentes de México


y los Estados Unidos que buscaban llegar a un acuerdo en torno a los puntos
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 545

que habían dividido a los gobiernos de los dos países por más de un decenio
-petróleo, expropiaciones agrarias, reclamaciones-, se celebraron en la casa
número 85 de la calle de Bucareli en la ciudad de México, a partir del 14 de
mayo de 1923 y concluyeron en agosto de ese año...

De las conferencias en la casa de Bucareli surgieron dos tratados formales y


un acuerdo entre los presidentes de México y los Estados Unidos. Los dos tra-
tados se refirieron a las reclamaciones. Uno creó la Convención Especial de
Reclamaciones, que fue el marco legal para que los afectados por lo acontecido
entre el 20 de noviembre de 1910 yel 31 de mayo de 1920 -el periodo de la
guerra revolucionaria mexicana-, presentaran sus reclamaciones ante un tribunal
mixto, con un árbitro elegido de común acuerdo por México y los Estados Uni-
dos. El otro tratado fue el de la Convención General de Reclamaciones, me-
canismo similar al anterior, pero en donde se ventilarían las reclamaciones
originadas a partir de 1868 -fecha del último acuerdo mexicano-americano de
reclamaciones-, y hasta noviembre de 1910 o las que hubiera habido de mayo
de 1920 en adelante.
El acuerdo entre los presidentes fue eso, un acuerdo y no un tratado, y
constituyó parte fundamental de las pláticas. En virtud del acuerdo, los delega-
dos norteamericanos aceptaron recomendar a su gobierno que los ciudadanos de
su país afectados por la reforma agraria mexicana, aceptaran una compensación
en bonos como pago de las tierras tomadas, pero sólo en tanto éstas no excedie-
ran de los 4,000 acres (1,755 hectáreas); la expropiación de una superficie
mayor se debería pagar en efectivo. En el caso de los derechos sobre los depó-
sitos petroleros, el gobierno mexicano se comprometió a seguir las decisiones
al respecto de la Suprema Corte, y que consistían en no dar una interpretación
retroactiva al párrafo IV del artículo 27, pero únicamente en el caso de aquellas
personas o empresas que hubieran efectuado un "acto positivo" en sus propieda-
des antes de traer el petróleo. Para los propietarios que no pudieran demostrar
haber efectuado el "acto positivo", México daría derechos preferenciales para
efectuar el denuncio de las tierras, pero su explotación ya se efectuaría de acuerdo
con los preceptos de la nueva Constitución. Los representantes norteamerica-
nos, sin oponerse a la decisión mexicana, hicieron una reserva absoluta de todos
los derechos que pudieran tener sus conciudadanos en materia petrolera en
México. A su vez, los delegados mexicanos reconocieron el derecho norteame-
ricano a esta reserva, con lo que el entendimiento quedó con un elemento de
innegable ambigüedad.
N o obstante las reservas y ambigüedades, el efecto político del acuerdo fue
contundente, pues en septiembre de 1923. los Estados Unidos reconocieron
formalmente al gobierno mexicano encabezado por el general Álvaro Obregón y
546 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

uno de los dos comisionados norteamericanos a las pláticas de Bucareli, Charles


Beecher Warren, fue nombrado embajador en México. El gobierno de Obregón
no iba a tardar en ser acusado por sus enemigos internos de haber antepuesto
sus intereses personales y de grupo al interés nacional, pero la posición oficial sos-
tendría que el gobierno "había logrado el reconocimiento de los Estados Uni-
dos de manera incondicional, pues no había firmado ningún tratado previo, y
que, en cualquier caso, lo acordado en Bucareli no era distinto a lo que ya
habían dictado las Cortes mexicanas".248 Es importante señalar que los represen-
tantes del presidente Obregón en estas negociaciones fueron: el señor Ramón
Ross, quien contaba con la amistad del primer mandatario y Fernando González
Roa, de quien hemos comentado sus publicaciones en materia agraria (véase
supra).
García Cantú, apoyado en la historia de México, afirma que el orígen de
los Tratados de Bucareli se debe encontrar en la ofensiva de los Estados Unidos
de América dirigida a los aspectos fundamentales de México para omitir el cum-
plimiento del artículo 27 constitucional y "el reordenamiento administrativo y
sindical de Pemex".249
Félix E Palavicini, al referirse al artículo 27 mencionado expresa su opinión
al respecto:

El propósito de este artículo (27 constitucional) estaba plenamente justificado


por la necesidad que tenía México de controlar sus recursos naturales, de poder
imprimir a la propiedad privada las modalidades exigidas por el interés público,
y de defender la integridad del territorio nacional. Pero los grandes intereses
extranjeros, que veían amenazada la situación de privilegio en que habían vivi-
do, hicieron todo lo posible por desacreditar y combatir esa política. En 1920
fue derrocado el Gobierno de don Venustiano Carranza; y cuando subió al
poder el general Álvaro Obregón, el Presidente norteamericano Warren G.
Harding aprovechó la oportunidad para intentar que se impusiese a México un
tratado, en el que prácticamente se excluía a los intereses norteamericanos de los
nuevos principios establecidos en la Constitución de 1917. Después de la acep-
tación de dicho convenio, Harding prometía reconocer al Gobierno del general
Obregón. No se aceptó, en principio, semejante propuesta; México, sin embargo,
estuvo de acuerdo en que dos comisionados norteamericanos y dos mexicanos
conferenciaran, respecto al verdadero alcance de las reformas que México se
proponía implantar. De estas conferencias salieron las Convenciones de Re-
clamaciones con los Estados U nidos, una general y otra particular, con objeto
de estudiar y ajustar las demandas por daños de vidas y propiedades durante el
periodo revolucionario (20 de noviembre de 1910 a 31 de mayo de 1920).

248 Lorenzo Meyer, México.y el mundo ... , op. cit., pp. 52-56.

'··Gastón García Cantú, Idea de México, t. 1, Los Estados Unidos, Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, Fondo de Cultura Económica, México, 1991, pp. 548 Y ss.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 547

Después de esto el Gobierno del general Obregón fue reconocido por los Es-
tados Unidos. 250

Esta opinión es coincidente con lo expresado por Lorenzo Meyer (véase


supra) y con lo informado por el presidente Obregón. Conociendo su tendencia
ideológica y su actitud crítica, cito -en relación con éste tema- al historiador
Vera Estañol cuando afirma:

Durante el periodo que examinamos, el gobierno de De la Huerta y, especial-


mente, el de Obregón, fueron obteniendo el reconocimiento diplomático de
numerosos países europeos y centro y sudamericanos.
Restaba, sin embargo, dominar la renuencia de los Estados Unidos, que con
mucho tenía origen, tanto en la equivocada política internacional de Carranza
durante la primera guerra mundial, cuanto de las gestiones de las potencias de
Europa que, haciendo presión en Washington, basadas en los postulados de la
llamada doctrina Monroe, exigían se pusiera costo a las confiscaciones y expro-
piaciones ilegales de tierras y a la amenaza inminente que se cernía sobre las
concesiones petrolíferas. Obregón se encaró ante este decisivo obstáculo para
obtener el reconocimiento diplomático por nuestro vecino del norte y, tras de
difíciles negociaciones, lo venció concertando los llamados Convenios de Buca-
reli, cuya culminación fue el reconocimiento apetecido de los Estados Unidos y
el nombramiento de su embajador en México -16 de agosto y 4 de septiembre
de 1923. Mucho se ha censurado este convenio, por algunos serenamente, por
otros apasionadamente, para arrojar sobre Obregón el calificativo de traidor. 25 !

El lector, a estas alturas del desarrollo del importante tema histórico, se


habrá formulado una opinión, parecida o diferente a la que yo sostengo. En
efecto, dos imperativos categóricos convergieron en la mente de Obregón: el
primero, como revolucionario, nacionalista y político, enredado en la "política
real" y su profundo compromiso ante el pueblo: consolidar el triunfo revolucio-
nario y realizar el desarrollo de nuestro país. El espectro de Carranza, asesinado
en Tlaxcalaltongo, quien había sorteado con su doctrina internacional todas las
amenazas y presiones de los Estados Unidos de América y logrado el reconoci-
miento de su gobierno, se sumaba en su conciencia para lograr ese, tan ansiado
reconocimiento. Luchó hasta definir qué era lo más conveniente y así lo expre-
só ante la representación nacional, como hemos visto. Estaban en juego tres
principios fundamentales para la consolidación de la Revolución: la deuda
externa y las reclamaciones de ciudadanos extranjeros por perjuicios sufridos

250 Félix F. Palavicini, México. Historia de su evolución constrnctiva, Distribuidora Editorial Libro, t. N,

México, D.F., 1945, p. 214.


251 Jorge Vera Estañol, La Revolución mexicana, orígenes y resultados, Editorial Porrúa, México, 1957,

pp. 611-613.
548 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

durante nuestras revoluciones; la limitación del artículo 27 constitucional en


cuanto a expropiaciones de tierras para cumplir con un compromiso vital del
movimiento social de 1910 y las riquezas del subsuelo, el petróleo y la minería,
declarados por dicho artículo como propiedad de la nación. Nada menos.
En busca de su reconocimiento como Presidente de México, Obregón cedió,
aceptando las excepciones para extranjeros, limitaciones y pagos -no hechos a
los nacionales- por aplicación del artículo 27 constitucional en materia agraria
y la deuda exorbitante para nuestras posibilidades, en esa etapa de consolidación
institucional. Pero además, surgen en mi pensamiento las dudas producidas
entre lo manifestado públicamente por el gobierno, y la realidad de lo aconteci-
do. Ejemplos hay en número infinito y en todo el mundo, como consecuencia de
mantener el poder. Para tener certeza de este punto y lo acontecido en reunio-
nes privadas sostenidas por representantes mexicanos y norteamericanos en la
casa número 85 de las calles de Bucareli, debemos conocer a los interlocutores,
los antecedentes de cada país involucrados en las negociaciones, los verdaderos
intereses que se persiguen y las situaciones políticas-electorales en que se en-
cuentran inmersos. ¿Qué pasó en realidad en esa casa de Bucareli ntunero 85
antes de anunciarlo públicamente? Nadie, más que los representantes de ambos
gobiernos lo saben a ciencia cierta. Pero en lo personal me lo imagino, apoya-
do en las consecuencias producidas y en tres pensamientos universales así como
la doctrina imperialista y arrogante. Las reflexiones concretas son: "Para hacer
una paz se necesitan por lo menos dos; más para hacer la guerra, basta uno
solo" (N. Chamberlain). De eso tuvimos penosas experiencias en nuestra his-
toria. Montesquieu dijo en sus consejos al príncipe: "La verdadera fuerza de
un príncipe, no consiste tanto en su capacidad para vencer a sus vecinos, como
en lo ditlcil que pueda ser para éstos atacarlo", es decir atacar con justificación
y apoyo interior y exterior para hacerlo. Algo más: uno de los redactores de la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776) y Pre-
sidente de ese país (1801-1809), Thomas Jefferson, dijo: "El dinero y no la
moral, es el principio (fundamental) de las naciones comerciales." El lector
obtendrá sus conclusiones, sin olvidar la actuación de Estados U nidos en el
mundo entero y en especial el "Destino Manifiesto" -traído desde Inglaterra- y
la Doctrina Monroe: América para los "americanos". Un hecho más, que ha
sido determinante en nuestra historia nacional: las rebeliones internas, las trai-
ciones y la supeditación de los intereses nacionales a los personales -ayudados
o no por intereses internacionales- y la falta de unidad nacional, de solidaridad
y de sentimientos superiores para el progreso de México, han fortalecido la
intervención extranjera en nuestros propios asuntos, obteniendo jugosas utili-
dades en nuestro perjuicio.
Si hay culpa de Obregón en hacer concesiones a los norteamericanos en
este conflicto, se debió a la falta de información confiable de sus representantes
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 549

diplomáticos de lo que pasaba en la política interior de Estados Unidos y lo que


sucedía en los países europeos después de la Primera Guerra Mundial. Pero
además, le faltó conocimiento o se rehusó aceptar lo que Carranza hizo frente
presiones norteamericanas que amenazaban con la ocupación militar de México
y convertirlo en un protectorado. El Comité de Asuntos Exteriores del Senado
-dice Lorenzo Meyer-,252 presidido por el representante de los grandes capitalis-
tas Albert B. Fall promovió el retiro del reconocimiento diplomático a Carran-
za, como paso previo, para obligarlo a suscribir un tratado y a "respetar todos
los derechos adquiridos por ciudadanos y empresas norteamericanas" antes de
1917, en particular los de nuestro petróleo -venero del diablo- y además pago
de daños sufridos durante la Revolución y pago de la deuda externa -al fin
nación comercial- aumentada con jugosos intereses. Favoreció a México que el
presidente Thomas Woodrow Wilson (1912-1920) quien había demostrado su
agresividad en América por la ocupación de Haití en 1915 y la expedición pu-
nitiva de Pershing en México "persiguiendo" a Villa, de pronto fue partidario
de la paz sin anexiones ante la Primera Guerra Mundial y se mantuvo neutral
hasta que los ataques de submarinos de Alemania trataron de romper las comu-
nicaciones de Estados U nidos con los Aliados (1917). Al conseguir la fundación
de la Sociedad (Liga) de Naciones y recibir el Premio Nobel de la Paz (1919),
ese señor Wilson, Presidente laureado que se había mantenido opuesto tanto
al rompimiento como a una nueva intervención armada, sufrió un infarto y por
varios meses quedó prácticamente incapacitado para tomar decisiones. La polí-
tica hacia México quedó en manos de Robert Lansing, el entonces secretario
de Estado, partidario de soluciones de fuerza y contrario a negociaciones diplo-
máticas. Yo me pregunto si el presidente Obregón conocía estos hechos, pues
las condiciones eran favorables para negociar.
Cuatro años después de la terminación del periodo presidencial del señor
Wilson, en 1924, el señor R. Lansing, secretario de Estado (no sé si fue el
mismo) aconsejaba al Presidente:

México es un país extraordinario, fácil de dominar porgue basta con controlar


un solo hombre: el Presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la
presidencia a un ciudadano americano, ya que esto llevaría otra vez a la guerra.
La solución necesita más tiempo: debemos abrir a los jóvenes mexicanos ambi-
ciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerw de educarlos en el
modo de vida americano, en nuestros valores y el respeto al liderazgo de Esta-
dos Unidos.
Con el tiempo esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes, finalmente
se adueñarán de la presidencia; entonces, sin necesidad de que Estados Unidos

252 Lorenzo Meyer, op. cit., p. 43.


550 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

gaste un centavo o dispare un tiro, hará lo que queremos. Y lo harán mejor y


más radicalmente que nosotros.

y al transcurrir del tiempo, en 1988 comprobó la veracidad de su dicho,


cuando un grupo de jóvenes economistas con diplomas extranjeros de "alto ca-
libre" se adueñaron de la Presidencia de la República, cumpliendo con creces las
indicaciones de Washington, D.C., o bien, aceptando sin protestar por el enor-
me fraude electoral cometido.

Ideología agraria

Como hemos dicho anteriormente, Obregón tenía preferencia por la peque-


ña propiedad y así lo manifestaba; pero conociendo el origen de la lucha por
las tierras. Como Presidente de la República, fue institucionalizando la reforma
agraria, iniciando leyes que significaron encauzar el reparto dentro de un órden
legal previamente establecido. En su régimen promulgó la primera ley reglamen-
taria agraria, la Ley de Ejidos (1920), que significó un intento de reglamentar
el artículo 27 constitucional y la ley de 6 de enero de 1915 que fue incorporada
a ese precepto. Se tomaron en cuenta las interpretaciones contenidas en las di-
versas circulares de la Comisión Nacional Agraria y dictó varios decretos para
reglamentar el procedimiento del reparto. Con facultades otorgadas por el
Congreso de la Unión para reordenar la situación agraria expide el Reglamento
Agrario (1922) que tiene como antecedente directo el decreto de 22 de noviem-
bre de 1921 expedido por el Congreso que fijó reglas estrictas sobre autoridades
agrarias y procedimientos estableciendo sanciones en casos de incumplimiento.
Este decreto creó la procuraduría de pueblos y abrogó la Ley de Ejidos.
El Reglamento Agrario de 17 de abril de 1922, amplió la capacidad jurídica
colectiva para solicitar tierras a los núcleos de población existentes en haciendas
abandonadas y a las ciudades y villas "cuya población haya disminuido consi-
derablemente o hayan perdido sus principales fuentes de riqueza".
En su Tercer Informe de Gobierno (lo. de septiembre de 1923), Obregón
expresó:

Tierras: Continuando la política agraria que ocupó lugar preponderante en el


programa de la Revolución, he procurado ir resolviendo de manera firme y
segura el problema del reparto de la tierra, para formar agricultores en pequeño
y de vida independiente, en el mayor número posible.
Al efecto, la Comisión Nacional Agraria continúa tramitando dotaciones y
restituciones de tierra para los pueblos, llegando a obtener hasta ciento veinti-
siete resoluciones definitivas del Ejecutivo, que satisfarán las demandas de
ciento veintisiete pueblos; de ellas, setenta y siete fueron ya ejecutadas y, por lo
mismo, los pueblos recibieron la posesión definitiva y están por ejecutarse cin-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 551

cuenta; tales resoluciones abarcan más de ciento doce mil hectáreas de terreno,
que benefician a más de ciento cincuenta y cuatro mil habitantes.
y a fin de constituir a los trabajadores del campo en agricultores autónomos,
aun cuando fuese en pequeña escala, en junio de 1922 se creó la Dirección de
Cooperación Agrícola, para propagar entre los beneficiarios del ejido y los miem-
bros de las comunidades, ideas de asociación; para proporcionarles los elementos
necesarios para el cultivo de las tierras, utilizando al efecto la maquinaria y los imple-
mentos que pertenecían a la Agencia Comercial de la Secretaría de Agricultura
y Fomento y que le fueron traspasadas en el mes de noviembre último, y para
refaccionar a los agricultores pobres. En esta labor de refacción se han propor-
cionado a treinta y una comunidades, en forma de maquinaria e implementos
agrícolas, noventa y dos mil pesos, aparte de noventa y cinco mil pesos facili-
tados en dinero y maquinaria a una cooperativa agrícola formada en la comar-
ca lagunera. En las agencias refaccionarias establecidas en esta capital, en León,
Guadalajara, Villahermosa, Torreón y Arriaga, han ingresado en implementos
más de novecientos mil pesos, de los cuales se han traspasado a los campesinos,
en ventas al contado y a plazos, como cuatrocientos mil.
La Comisión Nacional Agraria, por conducto de su Departamento de Aprove-
chamiento de Ejidos, ha organizado el equitativo y ordenado usufructo de
éstos y dado instrucciones útiles y prácticas a los beneficiarios.
Entre las disposiciones de mayor alcance económico que se han dictado, de
acuerdo con las tendencias antes expuestas, debe figurar el decreto de 2 de agosto
del presente año, que faculta a todo mexicano mayor de dieciocho años, que ca-
rezca de tierras, para tomarlas de las nacionales, hasta la cantidad de veinticinco
hectáreas en terreno laborable; de cien, en temporal de segunda; doscientas, en
temporal de tercera y quinientas, en terrenos pastales. Este decreto, que podría
llamarse de la tierra libre, es un auxiliar poderoso en la solución del problema agra-
rio, y ayudará indefentiblemente a la formación de la pequeña propiedad agrícola.

Obregón creó la Dirección de Aguas en la Comisión Nacional Agraria con


el objeto de acelerar la dotación o restitución de aguas a los pueblos, pues sabía
que el factor limitante de la producción agrícola era precisamente este elemen-
to. En su Segundo Informe (lo. de septiembre de 1922), expresó lo siguiente:

Dirección de Tierras y Colonización: Como resultado de la revisión de un gran


número de títulos de tierras, ha sido declarada la nulidad o la caducidad de mu-
chos de ellos, recuperando por este concepto la nación una gran superficie que
pronto será colonizada. Se ha concedido todo género de franquicias a las empre-
sas colonizadoras, pues que el Gobierno tiene el firme propósito de fomentar
la colonización por todos los medios que estén a su alcance.
Dirección General de Agricultura: En el Departamento de Propaganda de esta Di-
rección se está trabajando con grande empeño para reunir todos los datos e
informar la formación de una buena estadística agrícola. En la secciones de
Exposición, de Ingeniería, de Agronomía, de Horticultura y de Microbiología,
552 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

y en los departamentos de Zootécnica y de Parasitología, se llevan a cabo las


respectivas labores con toda regularidad y eficacia. La Escuela Nacional de
Agricultura está siendo reorganizada, a fin de que la juventud que en ella se
educa sea realmente un factor positivo e importante en la explotación de nues-
tra riqueza agrícola. La Escuela Nacional de Medicina Veterinaria ha sido
trasladada a un local más espacioso y adecuado, y han sido mejorados su perso-
nal docente y su programa de estudios.
Dirección General de Cooperación Agrícola: Conociendo el Ejecutivo la enorme
fuerza económica, social y política que la corporación proporcionará a la clase
de los pequeños agricultores, y que ella servirá de base a su verdadera independen-
cia y a su futuro engrandecimiento, ha creado la dirección General de Coope-
ración Agrícola, la cual será encargada de establecer las bases que deberán
servir en toda la República para la organización de las sociedades cooperativas
agrícolas, y de la institución de crédito que se encargará de refaccionar, de diri-
gir y de unificar la acción de todas esas cooperativas. El éxito asombroso que el
esfuerzo cooperativo ha tenido en otros países, es la mejor garantía del que
indudablemente obtendrá entre nosotros.
Dirección Forestal de Caza y Pesca. La tala inmoderada y criminal de que han
sido objeto nuestros bosques, ha determinado al Ejecutivo a emprender con la
mayor energía una campaña encaminada a procurar la reforestación, y, al mismo
tiempo, la reglamentación estricta y severa de la explotación que en lo sucesivo
se haga. La Escuela Nacional Forestal ha sido objeto de particular atención, y
en los viveros a ella anexos se ha intensificado extraordinariamente la produc-
ción de plantas, de las que 500,000 han sido distribuidas entre los particulares y
los diversos municipios de la República. Ha sido reglamentada también la explo-
tación de la caza y de la pesca, con el fin de evitar los abusos que en ella se
cometen, y con el mismo objeto se ha intensificado la vigilancia en nuestras cos-
tas para impedir que esa explotación se lleve a cabo clandestinamente.

Se deduce de lo anterior, la preocupación que Obregón tenía por la organi-


zación de los productores agrícolas, lo cual lo llevó a impulsar las cooperativas. Lo
mismo sentía por la explotación desorganizada e irracional de los bosques. Sa-
bía de la necesidad que el país tenía de preparar agrónomos, técnicos y zootec-
nistas por lo cual reorganizó la Escuela de Chapingo y perfeccionó sus planes
de estudios.

Acción legislativa
Leyes y Disposiciones Reglamentarias o Administrativas del Sector Agrario

1920 (28 de diciembre), Ley de Ejidos (Álvaro Obregón).


1921 (15 de marzo), Circular número 44. Cesando en sus efectos la circular
número 34 (Antonio Villarreal).
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 553

1921 (10 de abril), Decreto abrogando la Ley de Ejidos de 28 de diciembre


de 1920, y facultando al Ejecutivo de la Unión para reorganizar y reglamentar
en materia agraria (decreto que debe considerarse de 22 de noviembre de
1921) (Álvaro Obregón).
1921 (11 de abril), Circular número 42. El antiguo propietario deberá ser
tenido como depositario judicial de las tierras dotadas o restituidas (Comisión
N acional Agraria).
1921 (11 de abril), Circular número 43. Facultando a los delegados de la (sic)
N ación Agraria para cuidar se dé posesión provisional de las tierras y previnién-
doles asesoren a los Comités Ejecutivos, cuando no lo hicieren las locales agra-
rias (Julio Mitchel).
1921 (15 de junio), Circular número 45. Para uniformar el criterio del Minis-
terio Público federal sobre la constitucionalidad de las posesiones provisiona-
les. (Julio Mitchel).
1921 (15 de junio), Circular número 46. Comunicando a todas las autoridades
y empleados agrarios a fin de que se abstengan de mezclar sus labores oficiales con
nada que signifique política local o general (Comisión Nacional Agraria).
1921 (22 de junio), Telegrama Circular. Suspende en sus efectos la circular
número 42. (Comisión Nacional Agraria).
1921 (30 de junio), Circular número 47. Dispone que una vez dada la posesión
definitiva de sus ejidos a un pueblo, conforme la Resolución Presidencial y
levantada que sea el acta respectiva, no será admitida instancia alguna de los
dueños de tierras afectadas, de sus representantes o apoderados (Comisión
Nacional Agraria).
1921 (16 de julio), Circular número 49. Derogada (véanse los artículos 19 y
20 del Reglamento Agrario) (Julio Mitchel).
1921 (lo. de septiembre), Circular número 48. Sobre el régimen interior a que
habrá de sujetarse el aprovechamiento de los ejidos (A.l. Villarreal).
1921 (21 de octubre), Circular número 50 (A.l. Villarreal).
1921 (10 de diciembre), Decreto abrogando la Ley de ejidos de 28 de diciembre
de 1920. Declaración de haber sido abrogado, constitucionalmente el decreto de
19 de septiembre de 1916. Concesión de facultades al Ejecutivo de la Unión
para reorganizar y reglamentar el funcionamjento de las autoridades agrarias,
y creación de las procuradurías de pueblos ,CAlvaro Obregón).
1922 (10 de abril), Reglamento Agrario (Alvaro Obregón).
1922 (28 de abril), Decreto rectificando el texto de los artículos 26 y 27 del
Reglamento Agrario (Álvaro Obregón).
1922 (29 de mayo), Decreto aclarando la fecha de expedición del que abrogó
la Ley de Ejidos de 28 de diciembre de 1920 (Álvaro Obregón).
1922 (11 de octubre), Circular número 51. Reforma a la circular núm. 22 (Mi-
guel Mendoza López S.).
1923 (26 de mayo), Decreto adicionando el artículo 14 del Reglamento Agra-
rio de 10 de abril de 1922 (Álvaro Obregón).
554 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

1923 (12 de julio), Decreto adicionando el artículo 27 del Reglamento Agra-


rio de 10 de abril de 1922 (Álvaro Obregón).
1923 (lo. de noviembre), Decreto determinando quiénes pueden solicitar y
obtener tierras por concepto de dotación o restitución de ejidos, con derecho
preferente al aprovechamiento de aguas federales (Álvaro Obregón).
1924 (28 de julio), Decreto adicionando el reglamento de 17 de abril de 1922,
en lo relativo a las personas que pueden solicitar y obtener tierras por concepto
de dotación o restitución (Álvaro Obregón).
1924 (28 de julio), Decreto determinando en qué forma deberán tramitarse
las solicitudes relacionadas con la ampliación de ejidos (Álvaro Obregón).
1921, Agencias generales de la Secretaría de Agricultura y Fomento.
Dirección de Irrigación.
1921, Estaciones Agrícolas Experimentales.
1921, Reestructuración de la Comisión Nacional Agraria.
Comisión para el Estudio y Reglamentación del Río de Lagos y el de San Juan
del Río, constituida en 1924.
1924, Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo.
1924, Procuraduría de Pueblos.
1924, Zonificación del País para Asuntos de Aguas.
Resoluciones Presidenciales Agrarias Dictadas:
Publicadas: 748
Superficie (ha): 1'730,686
Beneficiados: 1'400,562
Ejecutadas: 628
Superf1cie entregada (ha): 1'133,813

Plutarco Elías Calles (1924-1928)

El general Calles fue un reformador social y un visionario de grandes alturas. Se


determinó por una acción conjunta en la que, a la vez que se repartía la tierra,
se creaban obras de infraestructura que facilitarían el desenvolvimiento de las
diferentes c1ases de tenencia. Así, ordenó la construcción de obras de riego, orga-
nización del crédito, fundación de los bancos, de la Comisión de Irrigación, cons-
tructor de caminos y obras de infraestructura. Pensó y organizó la educación
agrícola en sus niveles elemental, media y superior. Creó el Banco Agrícola, los
cinco primeros bancos ejidales regionales, presas y organizó políticamente a los re-
volucionarios en un solo partido que se llamó Partido Nacional Revolucionario
(PNR).
En materia de deuda agraria actuó eficaz y oportunamente, pues los bonos
de esa deuda habían sido adquiridos por banqueros norteamericanos y se especu-
laba con ellos al ser adquiridos a catorce centavos por peso titulado, no obstan-
te que redituaban el 5 por ciento anual. Calles dec1aró que como iban las cosas
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 555

en breve plazo se hubiera traspasado el valor íntegro de nuestra tierra a los ban-
queros americanos. Los grupos progresistas apoyaron la idea de que sólo se
expidieran bonos por la cantidad que específicamente se reservara en el presu-
puesto para ese objeto. Finalmente se optó soslayar el pago de las expropiaciones
en materia agraria.
El general Plutarco Elías Calles tomó posesión de su cargo en 1924 y su
régimen terminó en 1928. En su primer informe de gobierno estableció los
principios fundamentales de una reforma agraria de carácter integral, al señalar
lo siguiente:

El Ejecutivo de mi cargo ha dirigido sus mayores esfuerzos hacia la resolución


integral de los problemas de la tierra, dándose cuenta perfecta de la importancia
y trascendencia de ellos.
El mejoramiento de la condición general en que se encuentra la población
rural del país, ha exigido atención preferente en la exacta aplicación e interpre-
tación de las leyes agrarias, mediante la restitución y dotación de ejidos que
fijan los postulados de la Revolución.
Mas como no basta la sola adjudicación de tierras a los campesinos para obte-
ner la liberación económica de éstos y su elevación moral e intelectual, el
Ejecutivo de mi cargo ha reconocido la urgencia de enfrentarse resueltamente
con la resolución integral del problema, organizando racionalmente el desarrollo
de los cultivos y fomentando el aprovechamiento de las industrias agrícolas, para
lo cual procura dentro de sus posibilidades económicas organizar el crédito y la
cooperación agrícola. A este fin pretende realizar un plan general implantando
la educación objetiva y práctica a los hijos de los campesinos, dentro de un
sistema gradual que tiene como base la Escuela Rural, esto es: la escuela que
llegue a los poblados mismos donde habiten los ejidatarios, y que se adapte a
sus necesidades, enseñándoles junto con los rudimentos de la educación pri-
maria, nociones prácticas sobre el mejoramiento de los cultivos de la región así
como de la industria pecuaria e industrias agrícolas que puedan establecerse en
sus ejidos. Estas escuelas, a más de llevarles los conocimientos antes indicados,
despertarán en el campesino un espíritu de observación que le permita hacer
adelantos como agricultor (lo. de septiembre de 1925, Los presidentes... , op. cit.,
p.680).

Por carencias presupuestales la acción agraria y la política agrícola que se ha


propuesto realizar no alcanzaron resultados óptimos; pero cabe señalar que du-
rante este lapso se reafirmaron los conceptos fundamentales de ejido, pequeña
propiedad y propiedad comunal y la legislación agraria se fue acoplando más a
las necesidades del momento.
Relacionado con el agrarismo o especialmente en lo que se refiere al artícu-
lo 27 constitucional, el Presidente anunció el envío de una iniciativa de ley
556 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

reglamentaria de la fracción I de dicho precepto, relacionada con las sociedades


mexicanas y su capacidad para adquirir tierras. Veamos:

La legislación vigente sobre sociedades mexicanas en cierta forma está en pug-


na con la Constitución de la República, y de allí que haya surgido la necesidad
de formular un proyecto de ley reglamentaria de la fracción 1 del artículo 27
constitucional, que se someterá al H. Congreso de la Unión para su discusión
y aprobación. Conforme dicha fracción, sólo los mexicanos y las sociedades
mexicanas tienen derecho para adquirir le dominio de las tierras, aguas y sus acce-
siones o para obtener concesiones de explotación de minas, aguas o combustibles
minerales. El mismo derecho puede conceder el Estado a los extranjeros, excep-
to en las ronas prohibidas, en los términos que la misma disposición establece.
Una sociedad constituida conforme a nuestras leyes y que tenga su domicilio
en la República, aunque esté formada por extranjeros, es mexicana, dado que
la Ley de Extranjería vigente establece que las sociedades formen una persona
moral distinta de los miembros que las constituyen, y en consecuencia, tienen
el derecho de que se trata, de donde resulta que los extranjeros, de hecho, pue-
den por tal medio adquirir el dominio de tierras yaguas u obtener concesiones de
explotación, contra el precepto constitucional de referencia, que de esta manera
queda burlado. Para impedir tal situación estima el Ejecutivo que las sociedades
mexicanas, para ejercer el derecho que les concede la Constitución, deben estar
dirigidas y administradas por mexicanos y con capital mexicano, al menos en
su mayor parte. El proyecto de ley que será sometido a vuestra soberanía, y cuya
promulgación no sólo es urgente sino que tiende a satisfacer ese fin, incluye en
sus artículos los requisitos que deben reunir las sociedades mexicanas y las san-
ciones necesarias para asegurar el cumplimiento de la ley. De esta manera evi-
taremos la repetición de los casos que hasta ahora se vienen presentando de
que dos o más extranjeros organizando una sociedad mexicana, pueden adqui-
rir y poseer, aun en la rona prohibida, haciendo así negatoria la justa previsión
en que se basaron nuestros legisladores al expedir la disposición constitucional
relativa (Primer Informe, lo. de septiembre de 1925, Los Presidentes..., op. cit.,
p.660).

En su mismo Primer Informe delineó su pensamiento agrario en materia de


reparto de la tierra:

Comisión Nacional Agraria: De acuerdo con la protesta otorgada, de cumplir


las leyes constitucionales de nuestra República, y con satisfacción de mis convic-
ciones revolucionarias, he procurado, dentro de los procedimientos legales,
satisfacer las necesidades que de tierras yagua tienen los pueblos. En este sen-
tido, la política agraria del Gobierno se ha inspirado en la necesidad que tiene
México de organizar la producción a base de orden y disciplina sociales, procu-
rando principalmente definir la situación de los pueblos restituidos o dotados
y la de los terratenientes afectados; pues que el Ejecutivo de mi cargo no permi-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 557

tirá ni que los pueblos se salgan del camino de la ley, hostilizando los intereses
legítimos de los propietarios por medios violentos, ni que los terratenientes hosti-
licen por la fuerza la posesión que legalmente hayan conseguido los pueblos.
En cumplimiento de la misma ley, el Ejecutivo de mi cargo ha proveído lo
necesario para el pago de las indemnizaciones correspondientes por las tierras
expropiadas, expidiendo al efecto disposiciones que establecen la forma de dicho
pago, y si anteriormente los terratenientes, por distintas causas, no acudían a
hacer efectivos sus derechos a la indemnización, es de esperarse que ahora lo hagan,
venciendo su resistencia para recibir los bonos de la Deuda Agraria, cuando se
cercioren de que los bonos serán fielmente pagados.
Considerando necesario definir claramente la situación de los ejidatarios con
respecto de la tierra, sin lo cual no se logra la buena explotación de ella, y para
dar al campesino el arraigo necesario a su parcela y el incentivo en su trabajo, de
que gozará del producto íntegro del mismo, se ha estudiado y redactado la Ley
de Fraccionamiento de los Ejidos y la Creación del Patrimonio de Familia, que
se someterá a la consideración de las honorables Cámaras legislativas en el pe-
riodo que hoy se inicia.

Claramente parecía que Calles deseaba someter al imperio de la ley el


reparto de la tierra concediendo defensas jurídicas a solicitantes y propietarios.
Comenzó por reorganizar las autoridades agrarias por medio del acuerdo de 9
de diciembre de 1924, para reglamentar el uso de las fuerzas militares y dar
garantías en la ejecución de resoluciones administrativas y judiciales, por medio
de un acuerdo de fecha 26 de marzo de 1925 resolvió:

Con objeto de evitar las irregularidades y trastornos que pudieran ocasionarse, y


que de hecho ya se han ocasionado, con motivo de la ejecución de las resolucio-
nes, en materia agraria, dictadas por las autoridades administrativas competentes
y por las autoridades judiciales, y teniendo en cuenta: que el motivo principal
de esos trastornos es debido a la intervención de fuerzas militares a moción di-
recta de particulares o de autoridades administrativas que salvaron los conductos
debidos; que, de conformidad con lo dispuesto en la fracción XII del artículo
89 constitucional, es el Poder Ejecutivo a quien corresponde facilitar al Poder
Judicial los auxilios que necesite para el ejercicio expedito de sus funciones y
que dicho auxilio debe solicitarse en los términos señalados por las leyes federa-
les de procedimiento, el Ejecutivo de mi cargo ha tenido a bien acordar:
Hágase saber a todas las autoridades militares, jefes de operaciones y a los que
tengan mando de fuerzas federales, que sólo podrán intervenir prestando su
auxilio para el cumplimiento de las resoluciones judiciales y administrativas
dictadas en materia agraria, en los casos que, limitativamente, se señalan a
continuación:
1 Tratándose de resoluciones judiciales, exclusivamente en los casos en que su
auxilio sea requerido en la forma que previene la Ley de Amparos vigente en
558 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

sus artículos 69 y 126, o bien que se le ordene expresamente por el Ejecutivo


de la Unión.
II Tratándose de resoluciones administrativas, dictadas por autoridades locales,
por la Comisión Nacional Agraria o por cualquiera otra autoridad federal, el
auxilio de la fuerza militar se solicitará del Ejecutivo de la Unión, y sólo median-
te orden expresa de éste, comunicada por los conductos debidos, se procederá
a presentar dicho auxilio.
III Fuera de los dos casos anteriores, la autoridad militar se abstendrá en lo
absoluto y bajo su más estrecha responsabilidad, de intervenir, quedándole
estrictamente prohibido obrar a requerimiento directo de particulares o autori-
dades administrativas, ni aun a pretexto de existir resolución judicial que deba
cumplirse con el auxilio de la fuerza pública.
Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo Federal, a los veintiséis días del mes de
marzo de mil novecientos veinticinco. El Presidente Constitucional de los Esta-
dos Unidos Mexicanos, P. Elías Calles. 2S3

En otro decreto (23 de abril de 1925) señaló qué autoridades deben certificar
la categoría política de los pueblos, rancherías y demás núcleos de población exis-
tente en las haciendas abandonadas, para probar su capacidad de solicitar tierras. Se
insistía en ir perfeccionando los procedimientos y las leyes dictadas con anterio-
ridad para hacerlos más congruentes con las necesidades agrarias. En el mismo
propósito se encontraron las comunidades indígenas y el disfrute en común de sus
tierras. Calles dictó los reglamentos de la Comisión Nacional Agraria, de Extran-
jería, de las autoridades agrarias, etcétera. La Ley de Dotaciones y Restituciones
de Tierras y Aguas, reglamentaria del artículo 27 constitucional (19 de mayo de
1927) representa un avance indiscutible en la evolución de nuestro derecho
agrario, también se le conoce como la Ley Bassols, pues Narciso Bassols la
proyectó. Previamente se había promulgado y publicado la Ley Reglamentaria
sobre Repartición de Tierras Ejidales y Constitución del Patrimonio Parcelario
Ejidal (19 de diciembre de 1925), la cual aportó varias novedades como fueron
establecer el carácter de inalienables, imprescriptibles, inembargables e inajenables
las tierras del ejido, es decir, sacándolas del comercio; se crearon los comisaria-
dos ejidales para sustituir a los comités particulares administrativos asignándo-
les el carácter de administradores y apoderados legales del ejido.
La Ley Bassols señaló los requisitos individuales para tener capacidad de
solicitar tierras y ser tomados en cuenta en el censo respectivo. Éstos fueron: ser
agricultores, mexicanos, mayores de 18 años, mujeres solteras o viudas con fa-
milia a su cargo, vecinos del pueblo solicitante y no tener bienes cuyo valor llegue
a mil pesos. La capacidad colectiva, además de los requisitos individuales reque-
ría que el grupo solicitante tuviese 25 personas como mínimo. Se reconoció la

253 Manuel Fabila, op. cit., p. 410.


LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 559

institución de ampliación de tierras, creada antes por circular. Los procedimientos


diferentes de dotación, ampliación y restitución de tierras yaguas, se ajustaron
a la técnica jurídica. Se abandonó la enumeración que anteriormente se hacía de
pueblos, pueblos libres, rancherías, etcétera, para darles capacidad en acciones
básicas (dotación, ampliación) a todo poblado que careciendo de tierras o aguas
"o que no tenga ambos elementos en cantidad bastante para las necesidades agríco-
las de su población", para recibir tierras en la cantidad y con los requisitos que
señala, ésta ley (art. lo.). Por otra parte, con toda precisión se especificó quie-
nes no tenían derecho a recibir tierras por la vía de dotación (art. 20.):

1. Las capitales de la Federación y de los Estados. II. Las poblaciones que ten-
gan más de diez mil habitantes, según el último censo nacional, si en ellas el
censo agrario formado como lo establece la Ley, no arroja por lo menos un
total de 200 individuos con derecho a tierras conforme a! artículo 97. III. Los
puertos de mar dedicados al tráfico de altura. IV Los poblados no comprendi-
dos en el inciso II de este artículo y en los que no habiten, a lo menos, vein-
ticinco individuos con derecho a recibir tierras por dotación, de conformidad
con el artículo 97 citado. V Los centros de población que se formen dentro de
tierras objeto de contrato de colonizaóón ya perfeccionado. VI. Los grupos de peo-
nes, acasillados alrededor de la fincas de campo en explotación. Artículo 30.
Toda corporación de población que hubiere sido privada de sus tierras, bosques
o aguas por alguno de los procedimientos a que se refiere el párrafo noveno
del artículo 27 de la Constitución Federal, tiene derecho a que se le restituyan
esos bienes mediante los procedimientos que enseguida se determinan.

Resulta interesante constatar el personal interés del presidente Calles y su


deseo de controlar el proceso de entrega de la tierra, al incorporar como auto-
ridades agrarias al Presidente de la República, a los gobernadores de los estados
y a las delegaciones de la Comisión N aciana! en los estados (art. 40), además de
la Comisión Nacional Agraria, las comisiones locales agrarias y los comités par-
ticulares ejecutivos. Se mantuvo la "doble vía" en el procedimiento de restitu-
ción llamándola "conversión de expedientes", aplicándose (art. 25) al expediente
que en caso de declararse improcedente una solicitud de restitución de tierras, se
convertía en solicitud de dotación para asegurar la entrega de la tierra. Se señaló la
superficie de las parcelas en los casos de dotación, de acuerdo con la calidad de
la tierra recibida (art. 99); se excluyeron de afectación agraria, pequeñas propieda-
des que no excedieron de 150 hectáreas cualquiera que sea la calidad de la tierra
(art. 105); 200 hectáreas de tierra dedicadas exclusivamente a la cría de ganado
en superficies de agostadero, las comprendidas en los contratos de colonización
y se determinó (en la fracción IV) que "en cada propiedad de superficie superior
a 150 hectáreas se respetará una extensión nunca inferior a 150 hectáreas yequi-
valente a cincuenta parcelas de dotación individual". Los procedimientos se divi-
560 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

dieron en primera y segunda instancia; las resoluciones en provisionales dictadas


por los gobernadores y definitivas, las dictadas por el Presidente de la República.
La ley que analizamos tiene un capítulo dedicado a los cambios de localización
de ejidos; otro aplicable a las ampliaciones de tierras y en sus artículos transi-
torios se derogan "todas las leyes, decretos y reglamentos dictados en materia
agraria, así como los acuerdos y circulares generales de la Comisión Nacional
Agraria, exceptuando el artículo 40. del decreto de 22 de noviembre de 1921
(relacionado con la Procuraduría de Pueblos) y la Ley de Patrimonio Parcelario
Ejidal de 19 de diciembre de 1925 y su reglamento.
Por lo tanto, en 12 años de intensa normatividad agraria, a partir de abril
de 1927 sólo quedaban vigentes el artículo 27 constitucional, su ley reglamenta-
ria de dotaciones y restituciones de tierras yaguas, la Procuraduría de Pueblos y
la Ley de Patrimonio Parcelario Ejidal. Así comenzó el proceso de codificación
de la legislación agraria revolucionaria.
En la búsqueda de una legislación técnica e ideológicamente congruente con
los compromisos adquiridos durante la lucha armada, los ajustes, modificacio-
nes, adiciones y reformas continuaron haciéndose. Un mes después de publica-
da la ley que venimos comentando, se modificaron sus artículos 193 y 194 en
los siguientes términos: el artículo 193 se refería a la aplicación de esta ley a los
expedientes de dotación o de restitución en los que no se haya ejecutado el "fallo
de primera instancia"; la reforma aclaró esta situación al ordenar en el decreto de
23 de mayo de 192710 siguiente: 'Mículo 193. Los preceptos de esta ley serán
aplicables a todos los expedientes agrarios, de dotación o de restitución, en los
que no se haya dictado la resolución provisional antes del día 27 de abril del
corriente año." En el caso del artículo 194 de la Ley Bassols que se reformó tam-
bién por medio del decreto citado, decía que los expedientes agrarios que no han
sido fallados y ejecutados en primera instancia y se encuentren pendientes de
fallo presidencial a la fecha, serán tramitados y resueltos en "segunda instancia",
con sujección a las disposiciones legales vigentes con anterioridad a esta ley. Se
modificó este precepto ordenado: 'futículo 194. Los expedientes agrarios que
hayan sido fallados antes de la fecha fijada en el artículo anterior, se sujetarán
en su ejecución y tramitación posterior, a las disposiciones legales vigentes con
anterioridad a esta ley."
Se trataba de evitar que la aplicación de la ley fuese considerada retroactiva
mediante aclaraciones oportunas para saber que asuntos quedaban comprendi-
dos en su aplicación.
En agosto 27 de 1927 se publicó la ley que reforma la de dotaciones y
restituciones de tierras yaguas de mayo de 1927 (Ley Basssols) y el 24 de abril
de 1928 el presidente de la Comisión Nacional Agraria publicó el Reglamento del
Registro Agrario.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 561

Ideología agraria

Plutarco Elías Calles fue agrarista convencido y partidario indiscutible de


las instituciones jurídicas para regular el reparto de la tierra que se tornaba com-
plicado e incontrolado por las diferentes circulares, decretos, reglamentos y
leyes anteriores. Esta legislación en ocasiones resultaba confusa y daba lugar a
infinidad de juicios de amparo promovidos por los propietarios. En alguna
ocasión se le oyó decir que había más amparos que expedientes dotatorios.
Juzgando por la forma de su gobierno se podría decir que Calles era más
bien un estadista, organizador, que pensaba hacia adelante, hacia la consolida-
ción de los principios reformadores de la Revolución encauzados dentro de la
ley, del orden y la disciplina sociales. Su preocupación agraria fue definir con
claridad legal los derechos de los campesinos sin tierra y con capacidad para
recibirla, así como los derechos de los terratenientes afectados. El buscaba el
orden y la pacificación por esto manifestó en forma contundente, en su primer
informe de gobierno, ante el Congreso de la Unión: "el Ejecutivo de mi cargo
no permitirá ni que los pueblos se salgan del camino de la ley, hostilizando los
intereses legítimos de los propietarios por medios violentos, ni que los terrate-
nientes hostilicen por la fuerza, la posesión que legalmente hayan conseguido
los pueblos" (véase supra).
En realidad el desorden y la violencia en las diligencias dotatorias se habían
generalizado. Por eso autorizó y reglamentó la acción del ejército y fuerzas
armadas federales en la ejecución de resoluciones administrativas (agrarias) y
judiciales.
A Calles se le oyó declarar en su hacienda El Sauzal (25 de junio de 1933):

El ejido por sí solo no resuelve el problema de la organización agrícola. En


general la pequeña propiedad no responde ya a la técnica moderna del campo.
La dotación ejidal es, empero, uno de los compromisos más solemnes de la Re-
volución. Destruye el peonaje, y una vez alcanzado el patrimonio familiar, puede
ser un sector activo de la organización agrícola. Es, pues, urgente terminarlo
lo más pronto posible. Es urgente, también, constituir la nueva pequeña pro-
piedad obligando a los terratenientes a fraccionar su extensiones y venderlas de
acuerdo con un plan asequible a los trabajadores, en pequeñas parcelas. De esta
manera se formaría una pequeña propiedad no de tres o cuatro hectáreas de
tierra, sino de extensiones que alienten y estimulen para cultivarlas a hombres
de ambiciones. Este problema ha sido ciertamente uno de los puntos de acción
revolucionaria que el Gobierno no ha tenido tiempo de desenvolver, pero mere-
ce toda la atención y debemos afrontarlo sin violencias dentro de un plan admi-
nistrativo, saliendo al encuentro de los intereses del mismo terrateniente. Así
podremos acrecer rápidamente la pequeña propiedad superior en extensión al
562 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

ejido. Nuestros ejidatarios podrán ascender a pequeños rancheros comprando


sus fracciones."

En esta ocasión dijo su célebre frase: "Ha fallado el material humano."


Pienso que Calles fue un militar y un estadista cuyas preferencias eran la
organización de las instituciones, la consolidación jurídica de la reforma agraria
en su nuevo concepto, es decir integral. No sólo pensó en entregar tierras a pesar
de las fuertes demandas populares, sino entregarlas aunque fuera lentamente, pero
cumpliendo con la ley. Calles no era un caudillo como lo fue Obregón, siempre
tratando con las masas, con el pueblo; él prefirió dirigir al país desde Palacio
N acional, su casa o su hacienda. Mostró preferencia en el trato personal. Carran-
za también fue un caudillo, pero más parecido a Calles que a Obregón, quien
inauguró, como presidente, el populismo. Caudillos también lo fueron Zapata
y Villa.
Dentro de esta etapa que hemos titulado "agrarismo periférico", Calles
entregó a los campesinos 3'186,294 hectáreas.
Narciso Bassols, proyectista de la Ley de Dotaciones y Restituciones de
Tierras y Aguas del 19 de mayo de 1927, en un artículo publicado expresó su
pensamiento en lo que concierne al reparto de la tierra. Por considerarlo de
interés para nuestro tema y porque contesta a todos los que criticaban al ejido
y al reparto de la tierra lo reproducimos íntegramente. Escribió Bassols:

Mientras como sofistas profesionales, los abogados discuten sobre si los jueces
del país pueden ser revolucionarios o no y sobre si es posible que un abogado sea
en verdad revolucionario, tiene interés ponerles enfrente a todos, una cuestión
concreta que es de primera importancia en materia social y que servirá justamen-
te de reactivo para que el cobre revolucionario de muchos se descubra, y para
que por otro lado, abiertamente se distancien y se pongan en contra, aquellos
individuos que sólo por la tibieza y la desorientación ideológica que reinan, han
llegado a creerse ellos mismos revolucionarios, cuando no son sino burgueses
reaccionarios perfectamente definidos.
Esa cuestión concreta es la referente al problema de la distribución de la tierra
en México. Alrededor de ella han girado las actitudes y las tendencias sociales
de nuestros cabecillas, de nuestros políticos y de nuestros pocos teorizantes desde
1912 ha..<¡ta hoy, y alrededor de ella seguirá moviéndose la vida pública de Méxi-
co por quién sabe cuántos años todavía. Es fundamental, pues, que con respecto
a ella definan las gentes su actitud y sus tendencias. Para clasificar a un hombre
desde el punto de vista social hay que preguntarle: ¿qué piensa usted sobre el
problema agrario de nosotros? Su respuesta lo encasillará, automáticamente. Si
tiene ideas, por ellas; si no las tiene, por carecer de ellas también.
Tendría interés agrupar los principales tipos de actitudes y de ideas que se
tienen a estas horas, y de esa suerte analizar con mayor claridad cada tendencia
agraria y cada solución propuesta. Pero semejante esfuerzo no cabe en este
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 563

lugar y es por lo tanto indispensable limitarse a caracterizar el único punto de


vista positivamente revolucionario, el único salvador, que permite llamar al resto
de las tendencias, por disfrazadas que se encuentren, tendencias antiagraristas,
conservadoras, enemigas del indio, burguesas y antirrevolucionarias. La abun-
dancia de calificativos podrá molestar a los intelectuales literatos, pero sirve para
un fin de esencial claridad: delimitar los campos, mandando alIado contrario
todo aquello que, por falta de una etiqueta precisa, podría quedarse traidora-
mente del lado de nosotros.
La solución única que se puede ofrecer hayal problema, comprende dos puntos:
a) Hay que entregar toda la tierra a los que la trabajan;
b) Hay que entregársela pronto.
Dejar de cumplir con cualquiera de los requisitos anteriores, es volver insoluble
el problema, "es traicionar al indio, es no ser revolucionario, es servir a los inte-
reses de los terratenientes y del capitalismo yanqui. Equivale a ser reaccionario;
puro, o apóstata si alguna vez se estuvo con los de abajo. A muchas gentes,
especialmente a los intelectuales del tipo sentimental de nuestra Universidad, a
Vasconcelos por ejemplo, les parecerá insensato que en 1928, cuando hasta el
90 por ciento de los generales y diputados aceptan lo que llaman "el fracaso
del agrarismo", haya quien proponga el reparto integral e inmediato de la tierra.
No podrán entender cómo, un hombre en su juicio viene a pugnar por la idea
de que se empuje al país a un abismo, al desastre, a la miseria que ya apunta por
la acción ejidal desarrollada hasta hoy, según ellos. Es que no entienden o no
quieren entender el problema mexicano de la tierra. Justamente los resultados que
de 1915 a la fecha se han logrado, son los que imponen la solución del reparto
inmediato y total.
Porque la acción ejidal no se desarrolló plenamente de 1915 a 1928, en 1929
ya no hay un minuto que perder; o se implanta la transformación del sistema
económico de producción agrícola y se hace eso pronto y cabalmente para que
sea en realidad una transformación y no una simulación política nomás, o cae-
mos antes de 5 años en el extremo opuesto, ya conocido de los conquistadores
españoles: el peonaje inteligente y ricamente organizado. Hoy será el capitalismo,
la industrialización de la agricultura para mayor beneficio de los dueños de la
tierra, con el indio como elemento humano de la producción.
Será la última traición al indio, la que le jueguen los hombres del siglo XX (publi-
cación en el periódico Acción Social, de fecha 21 de noviembre de 1928, ciudad
de México).

El contenido de este artículo revela todas las presiones, claudicaciones y


oposición que tenía el reparto de la tierra por los siguientes motivos: a) por la
claudicación de algunos revolucionarios que se convirtieron en hacendados o
que favorecían a estos; b) por lo complicado de los mecanismos jurídicos conte-
nidos en la legislación agraria y c) por las presiones constantes de los hacendados,
de los intelectuales y de los escritores inclinados a favor de los hacendados. Este
artículo de Bassols es revelador de la situación prevaleciente hasta 1928, días
564 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

antes de que Calles entregara el poder a Emilio Portes Gil, como consecuencia
del asesinato del general Obregón, Presidente electo.

Acción legislativa
1924 (9 de diciembre), Acuerdo derogando los de 19 de enero de 1916, de 27
de abril de 1917 y de 24 de enero de 1918, y designación de la Secretaría de
Fomento para que nombre a los nueve miembros de la Comisión Nacional
Agraria (Plutarco Elías Calles).
1925, Departamento de Indemnizaciones.
1925 (26 de marzo), Acuerdo sobre intervención de las fuerzas federales (Plu-
tarco Elías Calles).
1925 (23 de abril), Decreto determinando en qué forma se comprobará la
categoría política de los pueblos, rancherías y demás núcleos de población
existentes en las haciendas abandonadas (Plutarco Elías Calles).
1925 (23 de abril), Decreto reformando los artículos 11 y 27 del Reglamento
Agrario de 10 de abril de 1922, en lo relativo a la repartición de tierras en las
regiones áridas o cerriles, y a la tramitación de los expedientes sobre dotación
o restitución (Plutarco Elías Calles).
1925 (28 de mayo), Decreto derogando el de 23 de abril de 1925, por el cual
se reformaron los artículos lo. y 20. del Reglamento Agrario que determinan
las personas que pueden solicitar y obtener tierras por concepto de dotación o
restitución de ejidos (Plutarco Elías Calles).
1925 (16 de julio), Decreto determinando en qué consiste la capacidad jurídica
de las corporaciones de población para disfrutar en común las tierras y aguas que
les pertenezcan, y manera de ejercitar los derechos relativos (Plutarco Elías Calles).
1925 (8 de octubre), Decreto reformando los artículos 22 y 28 del Reglamen-
to Agrario de 10 de abril de 1922, relativos a la formación y comprobación de
los censos agrarios (Plutarco Elías Calles).
1925 (31 de diciembre), Ley de Extranjería (Plutarco Elías Calles).
1925 (19 de diciembre), Ley Reglamentaria sobre Repartición de Tierras Eji-
dales y Constitución del Patrimonio Parcelario Ejidal.
1926 (26 de febrero), Reglamento interior de la Comisión Nacional Agraria
(Luis L. León).
Reglamento de la expedición y amortización de los Bonos de la Deuda Pública
Agraria (Diario Oficial del 9 de marzo 1926).
Bancos Agrícolas Ejidales, 1926.
1926 (22 de marzo), Reglamento de la Ley de Extranjería (Plutarco Elías Calles).
1926 (8 de abril), Decreto reglamentando el funcionamiento de las autorida-
des agrarias en materia de restituciones y dotaciones de aguas (Plutarco Elías Calles).
1927 (23 de abril), Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas Regla-
mentaria del Artículo 27 de la Constitución (Plutarco Elías Calles).
1927 (19 de mayo), Decreto que reforma los artículos 193 y 194 de la Ley
sobre Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas de 23 de abril de 1927
(Plutarco Elías Calles).
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 565

1927 (11 de agosto), Ley que reforma las Dotaciones y Restituciones de Tierras
y Aguas, reglamentaria del artículo 27 constitucional, de 23 de abril de 1927
(Plutarco Elías Calles).
1927 (14 de septiembre), Aclaración a la publicación de la Ley que reforma la
de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas de 23 de abril de 1927.
1927 (25 de agosto), Ley de Reforma Ejidal.
1926, Banco Nacional de Crédito Agrícola, S.A. de c.v.
1926, Comisión Nacional de Irrigación.
1927, Cuerpo Técnico Forestal.
1927, Oficina Federal para la Defensa Agrícola.
Resoluciones presidenciales agrarias dictadas
Publicadas: 1,622
Superticie (ha): 3'186,294
Beneficiados: 2'549,372
Ejecutadas: 1,573
Superficie entregada (ha.) 2'972,876

Emilio Portes Gil (1928-1930)

Al ser reformado el artículo 83 de la Constitución Política de 1917 para permi-


tir la reelección de Álvaro Obregón, éste lo fue para otro periodo de cuatro años.
Siendo Presidente electo, el 17 de julio de 1928 fue asesinado por José León
Toral sin tomar posesión de su cargo. El atentado fue cometido en el restaurante
la Bombilla, en San Ángel, Distrito Federal, por lo que Portes Gil fue designado
por el Congreso de la Unión como Presidente provisional, al término del pe-
riodo presidencial de Calles. Asumió el poder mediante protesta que rindió el
30 de noviembre de 1928 en el Estadio Nacional.
Emilio Portes Gil fue un político y un abogado respetuoso de las reglas del
trato social, de las instituciones y de la evolución del derecho. En el ejercicio de
su encargo promovió acciones legislativas en materia de trabajo, de los códigos
de procedimientos civiles, de procedimientos penales y sus reglamentos. Convo-
có a un periodo extraordinario al Congreso, frente a la huelga de los universi-
tarios, para que se discutiera la Ley de la Universidad (28 de mayo de 1929).
Al ser aprobada dicha iniciativa, la universidad obtuvo su autonomía. Entregó
el poder el 5 de febrero de 1930 al presidente Pascual Ortiz Rubio.
Portes Gil fue, sin duda alguna, otro Presidente progresista y partidario de
la justicia social distributiva. En materia agraria promulgó las adiciones y refor-
mas a la Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas de 11 de agosto
de 1927 promulgada el 17 de enero de 1929. Estas reformas y adiciones se
refundieron en una sola Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas,
promulgada el 21 de marzo de 1929.
566 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Las adiciones y reformas fueron las siguientes:


l. Se adicionó el artículo 14 que señala a quienes no tienen capacidad para
recibir tierras con una fracción VI que señala:
Los grupos de peones acasillados en fincas de campo en explotación.
Se consideran peones acasillados, para los efectos de la ley aquellos individuos
que, recibiendo jornal, o ración y jornal, presten servicios de manera permanen-
te en fincas rústicas, ocupando casa de la propiedad del dueño de la finca sin
pagar renta.

El artículo 15 fue reformado para darle capacidad a recibir parcela indivi-


dual en las dotaciones a:
Los varones solteros mayores de 16 años, los casados, aun cuando sean meno-
res de edad, y las mujeres solteras o viudas que tengan familia a la cual sosten-
gan, siempre que reúnan los requisitos siguientes:
1 Ser mexicanos;
II Ser vecinos del poblado solicitante, con seis meses de anticipación, por lo
menos, a la fccha de la publicación de la solicitud inicial del expediente, siempre
que ésta sea posterior a la de vigencia de la presente ley., y
III Tener por ocupación habitual el cultivo de la tierra, el aprovechamiento de sus
esquilmos u otra relacionada de modo indirecto con las explotaciones agrícolas.

Anteriormente la edad era de dieciocho años. El artículo se reformó para


aumentar el capital de 1,000 a 2,500 pesos, a efecto de negar el derecho a recibir
parcela a los individuos que lo tuvieran, ya sea como capital comercial, industrial
o agrícola (fracc. U) ya los empleados públicos federales del Estado o particulares
que disfruten de un sueldo mayor de setenta y cinco pesos mensuales (fracc. IU).
Con objeto de dar celeridad a los procedimientos agrarios se agregó un artículo
a la ley que disponía:

Artículo 56 bis. Cuando el Gobernador de un Estado no resuelva el expediente


en un plazo de ciento ochenta días a partir de la fecha de publicación de la
solicitud, se considerará para los efectos de la ley, que su resolución ha sido
negativa, y la Delegación de la Comisión Nacional Agraria recogerá el expe-
diente, para turnado a revisión de la misma Comisión, y a la resolución del
ciudadano Presidente de la República. En estos casos la Delegación completará
el expediente con todos los datos reglamentarios, cumpliendo con los artículos
correspondientes de esta Ley.

En casos excepcionales, y previo informe de la delegación correspondiente,


el presidente de la Comisión Nacional Agraria podrá ampliar el término de 180
días que se fija en este artículo, pero sin que en ningún caso exceda dicha amplia-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 567

ción de 90 días. '~ículo 68 bis. Pasados ciento ochenta días a partir de la


fecha de la publicación de la solicitud y siempre que el Gobernador del Estado
no haya dictado sentencia, se procederá de acuerdo con lo dispuesto por el
artículo 56 bis."
Estas reformas y otras más quedaron comprendidas en la ley que refunde
en la de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas dichas adiciones, abroga-
ciones y modificaciones. Los intentos de codificación de la legislación agraria
seguían adelante por etapas sucesivas. Portes Gil tenía conciencia -así lo prac-
ticó- de recuperar al dominio de la nación inmensas superficies acaparadas por
terratenientes. En su Primer Informe (lo. de septiembre de 1929), ante el Con-
greso de la Unión dijo:

En materia de tierras, la política de la Secretaría ha sido la de volver al dominio


de la nación las enormes extensiones que se concesionaron a particulares o a
pretendidas compañías deslindadoras o fraccionadoras. Los Gobiernos anterio-
res, naturalmente, terminaron casi todo el trabajo que había sobre esta materia, y
volvieron al dominio de la nación una superficie aproximada de veinte millones
de hectáreas; pero algo le ha correspondido hacer al actual Gobierno, que dio
curso ya al acuerdo de caducidad que afectó a Ignacio Gómez del Campo y a
Ramón Guerrero, y que comprende una superficie de casi cinco millones de
hectáreas.
Pero si bien los derechos de la N ación fueron en su oportunidad reivindicados,
en cambio sólo de un modo paulatino se ha venido entrando en posesión de los
terrenos recuperados. El trabajo de este año ha consistido en perfeccionar 1,613
permisos de ocupación anual de terrenos nacionales, abarcando una extensión
de 15,254 hectáreas; en tramitar 175 contratos de arrendamiento de terrenos
nacionales que ampararon 8,750 hectáreas y en expedir 20 títulos por enajena-
ciones de terrenos nacionales, que abarcaron una extensión superficial de
10,072 hectáreas. Se expidieron, también, gratuitamente, 34 títulos amparando
terrenos que en extensión de 3,759 hectáreas pasaron a poder de particulares
al amparo de la Ley de 2 de agosto de 1923. Se hicieron, por último, 14 recono-
cimientos de propiedad particular que ampararon 13,465 hectáreas.
Se ve por lo anterior que no se han registrado cambios importantes en nuestras
tierras nacionales, de acuerdo con el propósito general que existe para mantener
y acrecentar el patrimonio nacional.
En materia de aguas, se ha continuado la política ya establecida de conocer y
someter a régimen las corrientes que por ley deben ser de propiedad nacional.
Se ha hecho la declaratoria respectiva sobre 212 corrientes, y como para expedir
las declaratorias de que se trata, la Secretaría ha tenido que estudiar debidamen-
te las corrientes, se ha capacitado para estudiar también la reglamentación de
numerosos aprovechamientos, y se han reglamentado 42 corrientes, expidién-
dose 30 reglamentos con los que se definió la forma y volumen en que deben
aprovechar sus aguas 96 pueblos, 69 ejidos, 1,402 lotes de pequeños propieta-
rios, 89 ranchos, 74 hacendados y 24 fábricas.
568 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Los reglamentos dictados han dado oportunidad también para que se organicen
asociaciones de usuarios que han tomado la dirección de sus trabajos, la ejecu-
ción de las reparaciones y conservaciones indispensables, y todo lo concerniente
al mejor régimen de los aprovechamientos dentro de las prácticas modernas de
cooperación. Para facilitar el aprovechamiento de nuestros recursos hidráulicos,
se han tramitado con toda actividad las solicitudes de concesión y de confirma-
ción presentadas. en el año de que se informa se han perfeccionado 21 contratos
para riego que ampararon 41 millones de metros cúbicos anuales; 14 contratos para
generar corriente hidroeléctrica, que ampararon 5,292 millones de metros cú-
bicos; 19 contratos para utilización industrial que ampararon 39 millones de
metros cúbicos y un contrato para usos públicos que amparó 189,000 metros
cúbicos anuales. Se confirmaron también 23 títulos de riego amparando 34
millones de metros cúbicos, un título para fuerza hidroeléctrica, amparando
800,000 metros cúbicos, tres títulos para usos industriales amparando 117 millo-
nes de metros cúbicos y un título para usos públicos amparando un millón de
metros cúbicos.
Se tramitaron también 449 solicitudes de concesiones de aguas, 90 solicitudes
de concesiones de aguas, 90 solicitudes de confirmación, 13 declaraciones de
caducidad y 135 permisos provisionales.
Para la defensa de nuestra riqueza forestal, se ha considerado indispensable po-
ner coto al abuso de los grandes concesionarios, y suprimir el comercio que se
hacía con las concesiones. Para ellos, por acuerdo presidencial, se ha fijado que
las adjudicaciones deberán hacerse precisamente por remate en subasta pública,
y a la Dirección Forestal se le ha reservado un pequeño margen para que las
adjudicaciones no puedan hacerse invariablemente a los precios de tarifa.
Considerándose que de las concesiones las más apetecibles son las que amparan
la extracción de la resina del chico-zapote, y teniendo en cuenta que los bos-
ques del sureste de México producen del 70 al 80 por ciento del volumen total
de chicle consumido, se tiene en proyecto un sistema general de financiamien-
to que nos permita refaccionar a nuestros chicleros, librándolos de las grandes
Compañías, y regular el precio de venta, salvando intermediarios y llevando
nuestros productos hasta los centros de consumo.
Para la mejor utilización de nuestra riqueza maderera, en todos los permisos
otorgados para extraer madera o leña, se ha cuidado de que se cumpla con la
Ley Forestal.

Lo anterior significó que la política agraria seguía el concepto de reforma


agraria integral o sea que esta institución no agota su contenido con la simple
entrega de la tierra como lo había sostenido Plutarco Elías Calles, sino que
continuaba con la irrigación, el crédito, la explotación racional de los bosques,
etcétera. En materia de reparto de la tierra, en este primer informe (el único) el
presidente Portes Gil hizo del conocimiento del Congreso algo propio de su
estilo de gobernar: resolver el problema agrario estado por estado, porque la
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 569

solución nacional representaba muchas dificultades por la efervescencia y violen-


cia que los solicitantes de tierras y los propietarios manifestaban. Asimismo, lo
limitado del presupuesto disponible para satisfacer tantas necesidades de un
país que, como resultado de una Revolución violenta, necesitaba urgentemente
cambiar las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales que había
dejado un régimen que perduró 30 años en el poder, a través de siete reeleccio-
nes y entregado por completo a los terratenientes nacionales y extranjeros, la
tarea era por demás difícil. Portes Gil manifestó:

La política agraria se ha continuado desarrollando con el mismo espíritu que


ha normado la actuación de los gobiernos revolucionarios de 1920 a la fecha.
El aumento en los resultados obtenidos que este informe va a consignar, debe
conceptuarse como derivado de la organización creciente de la Comisión N acio-
nal Agraria, que año con año consolida su criterio y afianza sus métodos de
operación, y en parte también como resultado de la jurisprudencia sentada por
la Suprema Corte de Justicia, en lo que toca a los amparos agrarios.
En materia de organización cabe únicamente hacer resaltar que la Comisión
N aciana! Agraria ha principiado a trabajar en una forma diversa de la que hasta
hoy se acostumbró. A partir de diciembre del presente año, se ha querido que
los Ponentes, atendiendo grupos de Estados como es indispensable, dediquen,
sin embargo, especial atención a un solo Estado de su jurisdicción, y traten lo
que a dicho Estado se refiera en el propio terreno, ahorrándose así trámites
oficinescos y ganándose en concentración de esfuerzos y en experiencia legal...
Los resultados de la política agraria, al permitir a nuestros campesinos una
forma de vida más desahogada, dieron origen para esfuerzos de organización
que resulta interesante consignar. El Departamento de Organización Agraria
estableció durante el último año, 500 cooperativas agrícolas y 55 cooperativas
forestales, que lucharon no únicamente por obtener crédito y mercado para la
producción agrícola ejidal, sino también para llevar dicha organización a un
plano educativo y moral más alto. Fue así como las mismas cooperativas logra-
ron plasmar constructivamente el entusiasmo de los ejidatarios, animándolos a
construir con fondos ejidales, 464 escuelas ejidales y a reparar 58; a construir
dos caminos y dos puentes, un depósito para aguas potables, una planta para
alumbrado eléctrico, campos deportivos, plazas públicas y un servicio de aguas
potables como el de Topilejo, en el Distrito Federal, que tuvo un costo de
$10,000.00 ...
En materia de organización, se planteó la política de hacer que los Bancos Eji-
dales y el Banco Nacional de Crédito Agrícola, trabajen sus respectivas zonas,
sin estorbarse, de modo que en el Estado de Morelos, donde operaban el Banco
Nacional de Crédito Agrícola y el Banco Agrícola Ejidal, por acuerdo presiden-
cial se incorporó el Banco Ejidal con el Banco de Crédito Agrícola, con objeto
de que éste pudiera controlar mejor sus operaciones de crédito, acerca de cuya
importancia se podrá juzgar, diciendo que los ejidatarios de Morelos están reci-
biendo refacción hasta por millón y medio de pesos anualmente, sin que hayan
570 VICTOR MANZANILLA-SCHAFFER

faltado en ningún año a sus compromisos ni hayan dejado de trabajar con un


estusiasmo que al parecer ha pasado desapercibido para los que presentaban al
Estado de Morelos como un testimonio del fracaso ejidal...
La política agraria de dar tierras, de distribuir equitativamente las tierras repar-
tidas, de organizar cooperativamente a los ejidatarios, de instruirlos en las
Escuelas Agrícolas, y de ayudarlos económicamente por conducto de Bancos
Agrícolas Ejidales o de sociedades locales dependientes del Banco Nacional de
Crédito Agrícola, se complementa por una campaña eminentemente social que
tiende a organizar a los ejidatarios y a sus familias, para crear las bases de una
nueva sociedad.
El Gobierno tiene la convicción, al mismo tiempo, de que al desarrollar su pro-
grama agrario no ha procedido con extremismos radicales perjudiciales ni con
espíritu sectario, ni menos aún con la más leve sombra de interés. Ha querido
solamente cosechar los frutos de nuestra lucha y satisfacer el anhelo que hoy
mueve a nuestra clase campesina; el anhelo de triunfar en la producción, después
de haber triunfado en la guerra civil, para el triunfo definitivo de la Revolución
(Los presidentes... , op. cit., pp. 914-917).

Traté personalmente allicencado Portes Gil y llevaba una amistad cercana.


Frecuentemente asistía a sus desayunos en su casa de Polanco, donde discutía-
mos la política agraria del pasado y de los años posteriores. Sus opiniones de los
regímenes de gobierno revolucionario siempre fueron prudentes y justificara-
rios. En noviembre de 1960 me invitó a realizar una visita al valle del río Gran-
de y a Lubbock, Texas, acompañado de mi compañero de estudios, licencado
Mario Colín Sánchez, y dellicencado Jorge Menvielle Porte Petit, para conocer
el desarrollo agrícola de la zona y el proceso productor de "moscas estériles" para
combatir el gusano barrenador que causaba daños a la ganadería.
Como presidente de la Asociación Nacional de Abogados, conjuntamente con
el doctor Luis Garrido (vicepresidente) y ellicencado Juan González Alpuche
(secretario general) me designaron vicepresidente de la Academia de Derecho
Agrario de esa Asociación (29 de febrero de 1968).

Ideología agraria

En su informe de gobierno ante el Congreso de la Unión -parte del cual


hemos reproducido- se puede apreciar su ideología agraria y sus realizaciones
en tan corto tiempo de gestión administrativa. Además, para evaluar su pensa-
miento debemos tomar en cuenta sus discursos, conferencias, conversaciones
y artículos publicados. Portes Gil fue combativo, emotivo y sincero. Sus con-
vicciones fueron revolucionarias y progresistas. Sabía que ganarse el apoyo de
las masas de obreros y campesinos era determinante para construir una carrera
política. Como gobernador de Tamaulipas, primero provisional (1920) y luego
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 571

constitucional (1925) mostró un sentimiento casi paternalista frente a campesi-


nos y obreros, además de haber realizado acciones importantes para favorecerlos
en sus intereses. Sus discursos como diputado federal en las Legislaturas XXVII
(1917); XXIX (1921) Y XXX (1923), fueron apasionados en defensa de las
causas populares y de las instituciones nacionales. Otra de las características de
Portes Gil era su disposición --como buen abogado- a concertar soluciones. Tal
fue el caso de la rebelión de los cristeros que se mantenían alzados y pactaron
con la asonada del general José Gonzalo Escobar, quien se levantó contra el
gobierno en marzo de 1929, siendo la penúltima asonada militar en México.
Al ser derrotado el general Escobar, los cristeros buscaron una transacción.
Portes Gil, quien había iniciado conversaciones con los prelados católicos, desde
que fue secretario de Gobernación (28 de agosto al 30 de noviembre de 1928)
de Calles, por lo que, como Presidente provisional de la República, continuó
las conversaciones con los arzobispos Leopoldo Ruiz y Flores y Pascual Díaz.
El 21 de julio de 1929, convino con ellos dictar la amnistía general, devolver
las casas curales y episcopales, y reanudar los cultos en las iglesias; pero sin mo-
dificar ninguna ley de las objetadas por la Iglesia, lo cual prueba su capacidad de
concertación.
En materia agraria, fue partidario de resolver las cuestiones agrarias sin
violencia y en varias ocasiones --como gobernador- concertaba soluciones entre
campesinos y propietarios, sin violar las leyes. Cuentan como anécdota que cam-
pesinos de Tamaulipas lo visitaban frecuentemente y sólo recibían un trato pa-
ternalista personal; los hacía pasar sin dilación, los saludaba de mano y con
apapachos los escuchaba, les daba para su comida y el pasaje de regreso a sus pue-
blos y los citaba para otra ocasión a fin de dictar la resolución provisional. Así
lo hicieron en varias ocasiones. Se conoce que el asunto agrario era difícil de
resolver; pero los campesinos regresaban contentos. Al entrar de gobernador
de Tamaulipas el ingeniero Marte R. Gómez, hombre adusto, eficiente, concreto
y riguroso, recibió a los mismos campesinos y sin mayores protocolos les dijo:
sé a lo que vienen, conozco su expediente, vengan tal día, a tales horas y ya les diré
lo que resolví. No les dio para su comida y menos para su regreso. El día indica-
do las autoridades ejidales fueron recibidas en la misma forma y el gobernador
les dijo: aquí está mi resolución concediéndoles las tierras solicitadas; regresen
a trabajar ya producir. Los campesinos desconcertados regresaron a su pueblo,
reunieron a los solicitantes y les dijeron: aquí están nuestras "pinches tierras".
Todo esto -de ser verdad- revela el estilo, la forma de un político y de un técnico
en agricultura. Yo creo que el modo de tratar a los campesinos es fundamental;
escucharlos, darles razón cuando la tienen y cuando no sea así, decírselos, porque
lo entienden y produce mejores resultados. El autor así lo hizo cuando fue miem-
bro del Cuerpo Consultivo Agrario, del Departamento de Asuntos Agrarios y
Colonización que mantuvo abiertas las puertas de su oficina para recibir a solici-
572 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

tantes de tierras y a propietarios; pero fue receptivo en los planteamientos. Rubén


Jaramillo y su esposa siempre me visitaban para tratar asuntos agrarios.
La prueba de la ideología agraria del presidente Emilio Portes Gil está en el
hecho de haber entregado durante su corto periodo de gestión administrativa,
1'707, 750 de hectáreas a los campesinos solicitantes.

Acción legislativa
1928 (24 de abril), Reglamento del Registro Agrario Nacional (José G. Parrés).
1929 (17 de enero), Decreto por el cual se adiciona y reforma la Ley de Dota-
ciones y Restituciones de Tierras y Aguas, de 11 de agosto de 1927 (Emilio Portes
Gil).
1929 (21 de marzo), Ley que refunde en la de Dotaciones y Restituciones de
tierras y Aguas las reformas y adiciones de la misma, contenidas en el decreto
de 17 de enero de 1929 (Emilio Portes Gil).
1929, Programa para el Establecimiento de Escuelas Centrales Agrícolas.
Resoluciones presidenciales agrarias dictadas
Publicadas: 1,350
Superficie (ha): 2'438,511
Beneficiados: 713,998
Ejecutadas: 1,156
Superficie entregada (ha) 1'707,757

Pascual Ortiz Rubio (1930-1932)

Tomó posesión de la Presidencia de la República el 5 de febrero de 1930, des-


pués de triunfar como candidato del Partido Nacional Revolucionario habiendo
competido en la justa electoral en contra de José Vasconcelos, postulado por el
Partido Nacional Antirreleccionista. Ese mismo día, al salir de Palacio N acio-
nal, sufrió un atentado a manos de Daniel Flores que disparó una pistola con-
tra él, estando acompañado por su esposa y de la señorita Roch. Estuvo 60 días
curándose de la herida recibida. Su periodo presidencial duró hasta el 4 de
septiembre de 1932 en que renunció por la oposición de ambas cámaras legis-
lativas, de los gobernadores de los estados y del propio general Plutarco Elías
Calles "Quien atentó contra él en 1930, fue encontrado muerto en su celda; y
dos hermanos de Flores, que al parecer estaban dispuestos a revelar la identidad de
los autores intelectuales del frustrado magnicidio, fueron asesinados."254
El agrarismo del ingeniero Pascual Ortiz Rubio (1930-1932) tuvo la carac-
terística de dar importantes virajes. Por una parte, tomó una medida altamente
provechosa para el desarrollo de la justicia agraria, como lo fue el trascendental
decreto de 12 de enero de 1932, por medio del cual se niega recurso legal ordi-
'54 Enciclopedia de México, José Rogelio A1varez (dir.), t. x, Cía. Editora de Enciclopedias de México,
coedición con la Secretaría de Educación Pública, México, 1988, pp. 6075-6077.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 573

nario O extraordinario, (amparo) a todos los propietarios que hubieren resultado


afectados con resoluciones dotatorias o restituciones de tierras yaguas. Lo ante-
rior se hizo por virtud de que según se manifestó a la prensa, hasta diciembre
de 1928 se habían dictado aproximadamente 6,000 resoluciones dotando o
restituyendo tierras, contra las cuales se habían interpuesto 5,500 demandas de
amparo. La Suprema Corte había resuelto 2,000 casos y de ellos solo en 100
o 200 se había negado el amparo, concediendo el resto, por lo que el 90 por
ciento de las resoluciones estaban en litigio.
La acción legislativa del presidente Ortiz Rubio comenzó al reformar, por
medio del decreto respectivo, la Ley sobre Dotaciones y Restituciones de Tierras
y Aguas de 21 de marzo de 1926. Las reformas consistieron en lo siguiente: se
aclara el artículo 14 en su fracción VI de la Ley para definir al peón acasillado que
no tiene capacidad jurídica para obtener dotación de tierras o aguas señalando:

Artículo 14...
Fracción VI. Los peones acasillados en haciendas de explotación.
Se consideran peones acasillados para los efectos de esta Ley aquellos indivi-
duos que viven gratuitamente en casa construida dentro de los límites de la
hacienda y, previo contrato que determine su condición, hagan depender habi-
tualmente sus medios de subsistencia del jornal o salario que reciban en trabajos
relativos al cultivo de la tierra.
El carácter de peón acasillado se acreditará por medio del contrato a que se
refiere el párrafo anterior:

El artículo 36 se reestructura y aclara en cuanto a la exclusión de afectaciones


dotatorias incluyendo los sembradíos de alfalfa:

Artículo 36. De las afectaciones dotatorias se excluirán:


1 Los bosques artificiales.
II Las tierras con plantaciones de caña de azúcar, henequén, viñedos, hule,
árboles frutales, café, cacao, vainilla, plátano y demás cultivos de vida cíclica
superior a dos años, cuando dichos productos sean beneficiados por medio de
plantas de industrialización; y las tierras con plantación de maguey, excepto
cuando se aprovechen para la elaboración del pulque, pudiendo, en este caso, el
propietario, proponer ante las Comisiones Local y Nacional Agraria respecti-
vas, la permuta en los términos del artículo 37.
Los cultivos que llenen las condiciones a que se refiere el párrafo anterior, serán
respetados en una superficie que en cada caso determinará, técnicamente, la
Comisión Nacional Agraria, de acuerdo con la capacidad de la industria, cuya
área nunca deberá ser menor a la fijada por el artículo 26.
Las plantaciones a que se refiere el presente artículo, se entenderá que hayan
sido hechas con anterioridad a la fecha de la publicación de la solicitud inicial
del expediente agrario.
574 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

nI Las tierras sembradas de alfalfa, destinadas la sostenimiento de explotaciones


lecheras o cría de animales en general y hasta la superficie necesaria para ese
objeto, la cual fijará la Comisión Nacional Agraria, por medio del reglamento
respectivo.
Artículo 37. La falta de los requisitos prevenidos en el artículo anterior, será
motivo para incluir en una dotación de tierras de que se trata, pero en este
caso el propietario podrá proponer ante las Comisiones Locales y Nacional
Agraria, desde que la primera tenga el expediente para dictaminar hasta el
vencimiento del plazo fijado por el artículo 87, otras de calidad semejante a
distancia no mayor de siete kilómetros del pueblo beneficiario.
La equivalencia entre unas y otras tierras se determinará por la Comisión Na-
cional Agraria, en cada caso.

Este decreto de reformas contiene, en el caso de ampliaciones de tierras,


algunas novedades, pues en primer lugar regula más adecuadamente esta acción
básica e incorpora una novedad -anticonstitucional- al senalar que en casos de
ampliación de tierras, las que fuesen expropiadas se pagarán "previo pago",
contrariando el mandato constitucional que ordena que las expropiaciones se
harán "mediante indemnización" (párrafo segundo del arto 24). Los artículos
130 y 131 quedaron reformados de la siguiente manera:

Artículo 130. Todo pueblo que haya recibido tierras por concepto de dotación
o restitución, podrá iniciar un expediente sobre ampliación, con los requisitos
siguientes: 1. Que las tierras se destinen a formar nuevas parcelas y no a ampliar
las ya existentes; II. Que hayan transcurrido diez anos desde la fecha de la re-
solución presidencial; In. Que en el censo agrario no figuren los individuos
que ya han sido considerados en algún expediente anterior, ni aquellos que
hayan sucedido a éstos, en el derecho de las parcelas, de acuerdo con las leyes
respectivas. IV. Que el pueblo interesado demuestre haber logrado un aprove-
chamiento eficiente del ejido; V. Que se ajuste el expediente de ampliación, en
lo conducente, a todas las prevenciones de esta Ley.
Artículo 131. Las tierras a que se refiere el presente capítulo, serán expropiadas,
previo pago, por el Gobierno Federal, a cuyo efecto, en los presupuestos de la
Secretaría de Agricultura y Fomento se establecerá cada ano la partida corres-
pondiente.

En otro decreto se modificó la Ley Reglamentaria sobre repartición de


tierras ejidales y constitución del patrimonio parcelario ejidal en sus artículos
lo. y 32 para determinar que:

Ejecutada la resolución presidencial que concede dotación o restitución de


tierras o el decreto que haya creado o cree un centro de población agrícola en
aquellos lugares en que, por disposición de la ley no haya sido procedente dictar
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 575

la restitución o la dotación, la corporación de población beneficiaria adquirirá la


propiedad comunal de los bosques, aguas y tierras comprendidos en aquella
resolución o decreto; pero respecto a las tierras, únicamente mientras son repar-
tidas en los términos de la presente Ley. En todo caso, serán inalienables los
derechos que adquiera la corporación de población, y por lo tanto, no podrá
en ningún caso, ni en forma alguna, cederse, traspasarse, arrendarse, hipotecar-
se o enajenarse en todo o en parte, derecho alguno sobre los bienes ejidales o la
repartición de las tierras, siendo inexistentes las operaciones, actos o contratos
que se pretendan llevar a cabo en contravención de este precepto.
Artículo 32. Las disposiciones de la presente ley serán aplicables en lo conducen-
te a los fraccionamientos de las tierras que se disfruten en común, por corpo-
raciones de población que no las hayan obtenido por dotación o restitución, y
a las que bajo el concepto de adjudicaciones hechas o que en lo sucesivo se
hicieren, de terrenos destinados a crear un nuevo centro de población agrícola.
Las corporaciones a que se refiere este artículo que hayan hecho la repartición en
sus bienes comunales, con anterioridad a la vigencia de esta Ley, podrán acogerse
a sus beneficios, quedando facultada la Secretaría de Agricultura y Fomento para
practicar todas las diligencias necesarias, según el caso, y para expedir títulos
que amparen la propiedad, con los caracteres a que esta misma ley se refiere
(decreto de 19 de enero de 1931).

Decíamos que el gobierno se había decidido a dar un paso trascendente en


materia agraria al dejar sin recursos ordinarios o extraordinarios a los propieta-
rios afectados, lo cual significó negar el amparo y terminar con los litigios judi-
ciales que tanto habían retardado la entrega de la tierra. El decreto del presidente
Ortiz Rubio se encaminó a reformar la Ley Agraria de 6 de enero de 1915, la
cual había sido sujeta a varias modificaciones; declarada refundida en el artículo 27
constitucional y finalmente abrogada. El decreto de referencia acabó con la tesis
de que el procedimiento agrario era más bien una contienda judicial en la cual el
pueblo solicitante era el actor, el hacendado el demandado; los jueces de prime-
ra instancia, los gobernadores y la Comisión Nacional Agraria y por último el
Presidente de la República, el juez de sentencia defmitiva; pero sujeto a lo que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinara en última instancia. Así
fue hasta que vino la aprobación del Congreso de la Unión resolviendo la cues-
tión mediante el siguiente decreto de 12 de Enero de 1932 que a la letra dijo:

PASCUAL ORTIZ RUBIO, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexi-


canos, a sus habitantes, sabed: Que el Congreso de la Unión, ha tenido a bien
expedir el siguiente DECRETO: "El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, en
uso de la facultad que le concede el artículo 135 de la Constitución Federal, y
previa la aprobación de la mayoría de las Legislaturas de los Estados, declara que
se reforma el artículo 10 de la Ley de 6 de enero de 1915 y se adiciona la mis-
ma en los siguientes términos: Artículo 10. Los propietarios afectados con re-
576 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

soluciones dotatorias o restitutorias de ejidos o aguas, que se hubiesen dictado


en favor de los pueblos, o que en lo futuro se dictaren, no tendrán ningún de-
recho ni recurso legal ordinario ni el extraordinario de amparo.
Los afectados con dotación, tendrán solamente el derecho de acudir al gobierno
Federal para que les sea pagada la indemnización correspondiente. Este dere-
cho deberán de ejercitarlo los interesados dentro del plazo de un año, a contar
desde la fecha en que se publique la resolución respectiva en el Diario Oficial de
la Federación. Fenecido este término, ninguna reclamación será admitida. Las
Comisiones Locales Agrarias, la Comisión Nacional Agraria y demás autorida-
des encargadas de tramitar las solicitudes de dotaciones de ejidos, por ningún
motivo afectarán la pequeña propiedad ni ninguna otra de las que están excep-
tuadas de afectación por la Ley Agraria, en que se funde la dotación, las cuales
serán siempre respetadas; incurriendo en responsabilidad por violaciones a la
Constitución, en caso de que lleguen a conceder dotaciones de ejidos afectando
estas propiedades.
El Presidente de la República no autorizará ninguna dotación de ejidos que
afecte la pequeña propiedad o las otras a que se refiere el párrafo anterior,
siendo también responsable por violaciones a la Constitución, en caso de que
lo hiciere. Iguales responsabilidades se exigirán en caso de que se concedan
restituciones de tierras en contravención con la misma Ley Agraria. TRANSITO-
RIOS 1. En los casos en que contra una resolución dotatoria o restitutoria de
ejidos o de aguas se hubiere concedido el amparo de la Suprema Corte de Justi-
cia de la Nación, cualquiera que sea la fecha de éste, si la ejecutoria estuviese
ya cumplida, tendrá que respetarse; pero si no se cumple aún, ésta quedará sin
efecto, y los afectados con dotación podrán ocurrir a reclamar la indemnización
que les corresponda en los términos del artículo 10. II. Respecto de los juicios
de amparo que están pendientes de resolverse, ya sea ante los jueces de distrito
o en revisión, o que por cualesquiera otra circunstancia, se hallen pendientes
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, relativos a dotación o restitu-
ción de ejidos o de aguas, a que se refiere el artículo 10, serán desde luego
sobreseídos y los afectados con dotación tendrán el mismo derecho de reclamar
la indemnización a que haya lugar. III. Respecto de los juicios promovidos
conforme al artículo 10 de la Ley de 6 de enero de 1915, que se reforma, que
estuviesen en curso, se desecharán desde luego y se mandarán archivar; y en
cuanto a aquellos en que ya se hubiese dictado sentencia ejecutoria, y ésta
fuese favorable al afectado con dotación, la sentencia sólo dará derecho a éste
a obtener la indemnización correspondiente. IV Estas reformas regirán desde la
fecha de su promulgación (23 de diciembre de 1931).

Esta acción legislativa había sido previamente anunciada ---<:onjuntamente con


otras dos- en el Primer Informe de Gobierno del lo. de septiembre de 1930,
cuando el Presidente anunció ante el Congreso de la Unión lo siguiente:

Por último, la Secretaría de Agricultura y Fomento, interpretando en su Ramo


las necesidades y las exigencias de la Administración pública en los actuales
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 577

momentos, está llevando a cabo, por medio de comisiones especiales, el estudio


de tres proyectos de ley que como dije en el preámbulo de este Informe, opor-
tunamente serán enviados al H. Congreso de la Unión para su estudio y resolu-
ción. El primero de estos proyectos se refiere a reformas y modificaciones a la
Ley General de Crédito Agrícola, y, en particular, a la reorganización del Banco
Nacional de Crédito Agrícola y de los bancos Ejidales. El simple reparto de la
tierra, el fraccionamiento de los latifundios, la creación del ejido o su aparce-
lamiento por medio de la Ley del Patrimonio Familiar, no realiza más que en
forma imperfecta el ideal revolucionario de crear la pequeña propiedad agrícola
y lograr la emancipación de los campesinos y su bienestar por el trabajo direc-
to de la tierra. Es indispensable atender a la organización de los campesinos y
a la refacción que necesitan para que puedan, mediante la aplicación de su
trabajo personal a la tierra, convertir el ejido a la pequeña parcela en fuente de
producción. Ya en 1926 el Gobierno de la Nación emprendió un primer esfuer-
zo en este sentido, creando, por un lado, los Bancos Ejidales y por otro, el
Banco Nacional de Crédito Agrícola. Falta de unidad en la acción, falta de la
experiencia necesaria en un asunto tan arduo y tan complejo y otros motivos
muy naturales y explicables, hicieron que los resultados no correspondieran a la
finalidad perseguida. Trátase hoy de darle unidad al sistema de crédito agríco-
la, de aplicar el crédito del Estado, exclusivamente, al sector campesino ejidal o
de agricultores en pequeña escala; trátase de hacer un nuevo y vigoroso esfuer-
zo para acudir, por medio del crédito, en ayuda de la población campesina del
país, complementando justamente la reforma agraria de la Revolución. Otro
de los proyectos lleva por finalidad promover un mejoramiento de la economía
nacional, rehabilitando el crédito agrícola en general y haciendo renacer la
confianza para inversiones en el trabajo de la tierra. Existe la necesidad de incre-
mentar y estabilizar los valores de la propiedad rústica, aclarando y precisando
algunos términos de la Ley Agraria en vigor. El artículo 10 de la Ley de 6 de
enero de 1915, concede a los interesados que se creyeron perjudicados con las
resoluciones del Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, el derecho de
ocurrir ante los Tribunales a deducir esos derechos dentro del término de un
año, a contar de la fecha de dicha resolución. Se hace necesario una reglamen-
tación de este artículo, después de un detenido estudio sobre la materia, para
dar estabilidad al ejido y efectividad a la reforma agraria, pues no sería justo
que por falta de una reglamentación adecuada de este artículo, se fueron minan-
do poco a poco los intereses de la clase campesina que haya sido beneficiada
por la Revolución con la entrega de tierras.
La Secretaría de Agricultura y Fomento, por el movimiento constante de pro-
greso, que se viene realizando en México en este importante sector de nuestras
actividades nacionales, tiene la más profunda certeza de que los agricultores del
país, pequeños o grandes, lograrán, a través de un esfuerzo coordinado e impul-
sados por Gobiernos que se inspiren, como el actual, en el bien público, resolver
el problema esencial de México de satisfacer ampliamente sus necesidades y de
bastarse a sí mismo integralmente (Los presidentes... , op. cit., pp. 696-697).
578 VICTOR MANZANILLA-SCHAFFER

Pascual Ortiz Rubio, en su Segundo Informe de Gobierno (lo. septiembre


de 1931) expuso su doctrina agraria, que seguramente contó con la aprobación de
Calles, de la siguiente manera para sorpresa de todos:

La Secretaría de Agricultura y Fomento adquiere en este momento histórico de


reconstrucción nacional, un papel importantísimo que definen fundamentalmen-
te dos directrices: dimanadas, una del espíritu revolucionario y de sus leyes, y
la otra de la necesidad imperiosa de avivar todas las fuentes de riqueza, que lleven
a nuestro país hasta el punto necesario para bastarse a sí mismo.
En el primer aspecto de sus actividades, se ocupa del importantísimo problema
planteado por nuestra revolución social, de buscar una mejor redistribución a
la riqueza de la tierra. En el segundo, aplica todos sus esfuerzos a lograr la me-
jor rehabilitación de nuestras fuentes de riqueza propias, ya que sobre ellas
primordialmente, ha de basarse el programa reconstructivo de producir lo que
nuestro país consume.
Es el momento oportuno para fijar entonces con toda precisión, los conceptos
de doctrina que animan la labor de esta Secretaría, eliminando de una vez por
todas, las falsas interpretaciones de esta política de nuestro movimiento, que se
ha llamado la política agraria, y que, desviando la opinión pública por extra-
viados senderos, deforman y desvirtúan la actividad del Gobierno Federal,
oponiendo resistencias indebidas y trabas de toda especie al desarrollo de un
plan homogéneo y único, que conduce armónicamente a la realización integral
del programa revolucionario, de cuyo desarrollo, este Gobierno de mi cargo se
siente responsable.
La Revolución Mexicana, precisando sus derroteros hacia un cambio radical de la
organización social, revivió el concepto del ejido, dándole el amplio significado
de las tierras necesarias para la vida del pueblo, y en los procedimientos de dota-
ción o restitución, quiso establecer en definitiva un programa racional de vida a
la masa campesina, hasta satisfacer la última necesidad de ésta en el último po-
blado que necesite de tierras para su subsistencia.
Leyes especiales garantizan la inviolabilidad del ejido creado así por la Revolu-
ción; las tierras sólo benefician a quien las cultiva debidamente; no pueden ser
gravadas ni hipotecadas, y un patrimonio de la familia campesina, de carácter here-
ditario, protege su independencia económica y le garantiza los medios para una
racional subsistencia.
Dentro de esta concepción, el ejido no es ni debe ser el factor principal respon-
sable del desenvolvimiento agrícola del país; su producción está destinada a su
consumo propio y sólo un excedente puede salir a los mercados externos, para
transformarse en un medio de prosperidad y desarrollo, que fecunde el desen-
volvimiento del poblado.
Entonces, todos los pueblos, cualquiera que sea su categoría, necesitan ver sa-
tisfechas sus necesidades en materia de tierras, para poder decir que el problema
elemental de la redistribución de la propiedad ha quedado resuelto.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 579

Por lo tanto, resulta absurdo considerar la posibilidad de terminar este proble-


ma por virtud de un acto autoritario en cualquier momento antes de haber
dejado satisfechas las necesidades de los pueblos y de haber cumplido estricta-
mente con los mandatos constitucionales que así lo establecen.
Este punto inviolable de doctrina, ha sido sustentado por el Ejecutivo de mi cargo,
en diversas oporttmidades, pero ninguna tan solemne como ésta, para reafir-
marlo ante la Representación Nacional, mostrando cómo este programa forma
parte integrante de un conjunto de disposiciones que con toda armonía tienden
a lograr la redistribución de la propiedad, perseguido por la Revolución.
El ejidatario disfruta en común una propiedad de características limitadas,
pero en ella puede preparar su cultura personal y su desenvolvimiento, hasta el
punto de transformarse en un empresario, en el sentido económico de la pala-
bra, que al amparo de este conjunto de ordenamientos que conocemos con el
nombre de Leyes de Colonización, Ley Federal de Colonización, Leyes locales
de disolución de latifundios, limitaciones de la propiedad privada, etcétera, le
permite adquirir una pequeña parcela de extensión proporcionada a sus recur-
sos, y en donde tinca sus características de pequeño propietario. Pero aún en
ésta, el colmo debe tomar la tierra en las condiciones que se la ofrece la propie-
dad colonizada, generalmente destinada a cultivo de temporal, ya que ninguna
obra de mejoramiento puede derivarse de sus escasos recursos. El Estado se ha
preocupado por mejorar las condiciones del colono, eliminando el aspecto alea-
torio de los cultivos de temporal, y con la inversión de fuertes cantidades tomadas
de su Presupuesto, ha creado los Sistemas Nacionales de riego, en donde el
pequeño propietario encuentra acomodo, disponiendo de tierras yaguas en
una organización moderna y con modernos sistemas de educación y de cultivo.
Estos tres elementos por consiguiente, el ejido, la colonización y los Sistemas de
riego, forman sucesivas etapas de un mismo fenómeno social, y contribuyen
cada uno, al programa integral de redistribución de la riqueza territorial, que ha
perseguido con todo ahínco el esfuerzo revolucionario.
La Secretaría de Agricultura, en este aspecto de sus actividades, presenta a uste-
des en seguida, los resultados alcanzados de este importante programa nacional.
El segundo aspecto dominante de sus actividades, el que cuida del desenvolvi-
miento agrícola del país, para prepararlo a una capacidad productora que le
permita bastarse a sí mismo, es, sin duda alguna, igualmente interesante y
complejo, ya que regula, no solamente las actividades del Gobierno en la reali-
zación de determinado programa, sino también reglamenta y estabiliza todas
las actividades privadas, para dirigirlas en el mismo sentido.
De ahí que la primordial subdivisión de la Secretaría, marque sus relaciones
con estos diversos sectores de producción, y bien en la constitución o reconoci-
mientos de derechos, bien en la reglamentación de aprovechamientos naturales,
trabaje armónicamente para alcanzar la finalidad propuesta. A ello se refieren
las actividades de la Dirección de Aguas, Tierras y Colonización, el aprovecha-
miento de bosques, caza y pesca y otros recursos naturales, las Direcciones de
Fomento y Defensa Agrícola, la Dirección de Ganadería, y las técnicas de Estu-
580 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

dios Geográticos y Climatológicos, de Legislación y Jurisprudencia, etcétera,


etcétera.
Con el detalle que esta breve síntesis permite, conoceréis en seguida las activi-
dades de este ramo, consideradas desde este punto de vista. Es inútil ponderar
ante el criterio de este honorable Congreso, la importancia y responsabilidad que
las dos líneas de acción, previamente descritas, reflejan sobre esta Secretaría,
pero el Ejecutivo de mi cargo ha querido reafirmar este criterio, porque quiere
asumir, respaldado por la Soberanía de esta Representación N acional, la respon-
sabilidad histórica que le corresponde, en la ejecución de este programa que
forma, indudablemente, uno de los asientos más vigorosos del movimiento
social revolucionario, que aun entrando a su etapa reconstructiva, no puede
desatenderse por ningún Gobierno que se muestre celoso en el cumplimiento del
mandato a que responde (Los presidentes... , op. cit., pp. 1063-1064).

Ante la doctrina agraria "Ortiz Rubio" hago los siguientes comentarios:

l. Le otorga mayor importancia a la Secretaría de Agricultura y Fomento al


darle mayores atribuciones, reduciendo la trascendencia que tenía la Comisión
N acional Agraria, a pesar de que dicha secretaría no era considerada autoridad
agraria en la Ley.
2. Realiza, imprudentemente, la división entre política agraria y política agríco-
la dejando la importante materia de organización de los ejidatarios en manos del
Banco Agrícola y de la Secretaría de Agricultura, ocasionado la multiplicación
de funcionarios que intervenían en el ejido, prolongándose esta situación hasta
! 992 Yproduciendo entre los ejidatarios la natural confusión sobre quien orde-
naba en materia de organización y producción. En 1966 escribí sobre este pro-
blema prolongado de duplicación de funciones, de intervención de múltiples
dependencias del Ejecutivo que ocasionaban desorientación, confusión, contro-
versias y creando un problema agrario, proponiendo una sola dependencia que
se encargara de la distribución de la tierra, de la organización de los campesinos
para la producción: es decir, la política agraria integral. Propuse que la Secre-
taría de Agricultura y Ganadería se fundiera con el Departamento de Asuntos
Agrarios y Colonización. 255
3. La doctrina "Ortiz Rubio" deseaba imponer un solo plan unitario, sin ma-
yores distinciones entre reparto de la tierra, organización de los beneficiados y
producción agrícola. Su deseo era que la política agrícola absorbiera la política
agraria, que según él, tenía infinidad de adversarios desviando la opinión públi-
ca (sic) por extraviados senderos deformando y desvirtuando la actividad del
gobierno federal y oponiendo resistencias indebidas y trabas de toda especie al
desarrollo de un "plan homogéneo y único" que según él, conduce armónicamen-
te a la "realización integral del programa revolucionario, de cuyo desarrollo, este

255 Víctor Manzanilla Schaffer, La refOrma agraria mexicana, Editorial Porrúa, 2a. ed., México, 1977,

pp. 126 Y ss.


LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 581

Gobierno de mi cargo se siente responsable." Además, se sabía que los terra-


tenientes y latifundistas veían en la Secretaría de Agricultura y Fomento su
"ángel protector" en aras de la producción.
4. El fondo de la intención de la doctrina "Ortiz Rubio" fue que el ejido y la
propiedad comunal parcelados, constituyeran pequeñas propiedades, tendencia
que se detecta desde Calles, Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez,
todos ellos bajo la influencia o dirección del "jefe máximo": Plutarco Elías
Calles.
5. Esta doctrina agraria expuesta ante el Congreso de la Unión, señaló sin titu-
beos el destino del sistema ejidal cuando se llegaba al parcelamiento y a la
asignación de parcelas individuales: la dotación de tierras serviría para el auto-
consumo, es decir, para la precaria sobrevivencia de los ejidatarios; pero ade-
más, parcela cuya extensión estaría de acuerdo con los recursos del beneficiado,
asimilando al campesino miserable con el pequeño propietario.
6. Lo anterior es consecuencia de la discusión que existía entre quienes afirmaban
que el ejidatario al recibir la tierra debía pagarla y quienes decían lo contrario,
porque sería tanto como desvirtuar los fundamentos de la Revolución y de la
justicia social.
7. El presidente Ortiz Rubio tenía preferencia, también por el reparto de lati-
fundios u ocupación de los terrenos nacionales por la vía de colonización, lo
cual significaba la creación de pequeñas propiedades. Así lo manifestó en su
segundo informe de gobierno al señalar:
2a. Colonización: El ramo de colonización debe dividirse en dos capítulos dife-
rentes que se refieren, el primero, a la colonización de tierras de propiedad
particular, y el segundo a los trabajos de esta índole sobre bienes propios de la
hacienda pública federal, o que han pertenecido a las sociedades anónimas en
que el gobierno federal es el principal accionista.
En el primer ramo, se recibieron para su tramitación 150 solicitudes y se expi-
dieron ocho contratos y autorizaciones para el mismo objeto, dictándose nueve
acuerdos que declaran de utilidad pública la colonización de diversas propieda-
des, y 26 acuerdos más para dotación a pueblos, saliendo por este concepto del
dominio de la nación 50,190 hectáreas.
Los trabajos estadísticos realizados en materia de colonización en el periodo com-
prendido de 1916 a 1930 hacen conocer una superficie afectada por este concep-
to de 7'086,814 hectáreas, con 378,385 habitantes, ocupada en 19 entidades
federativas, haciéndose especial mención de que gran parte de esta superficie fue
destinada a esos fines antes de la vigencia de la Ley Federal de Colonización,
cuya promulgación data de tres años.
Por ese concepto, el movimiento correspondiente a la colonización en el progra-
ma de redistribución de la propiedad territorial, puede decirse que se encuentra
en sus principios, pero que ofrece muy favorables expectativas para su futuro
desenvolvimiento.
30. Comisión de Colonización y Fraccionamientos de Predios Rústicos Nacio-
nales: Por conducto de esta comisión, se hizo el estudio indistintamente de
582 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

varios predios, obteniéndose el decreto presidencial para fraccionar las fincas


de San José de Pastorías, Ver., Cerro Blanco, Gto., Carrizos, Tamps., Huanda-
careo, Mich., San Lorenzo, Nay., Salaices, Chih., y Canutillo, Dgo. Puede
decirse que por medio de los fraccionamientos mencionados, se repartirá una
extensión total de 206,500 hectáreas, que servirá para establecer mil familias
aproximadamente.
8. El fundamento de esta doctrina agraria fue la necesidad de desbrozar el ca-
mino jurídico que retrasaba tanto la entrega de la tierra a los campesinos para
darles una forma de subsistencia con su parcela, según hemos visto. Por eso el
Presidente declaraba:
"Consecuente con su filiación eminentemente revolucionaria, el Ejecutivo ha
seguido con toda firmeza el programa ejidal, siendo conveniente reiterar, como
otras veces, que en materia de dotaciones y restituciones de tierras a los pue-
blos, por ningún motivo se dará un paso atrás. Parece oportuno esta reitera-
ción, ahora que la reforma decretada por el poder constituyente al artículo 10
de la Ley Constitucional de 6 de enero de 1915, ha apartado al Poder Judicial de
toda intervención en asuntos agrarios, dejando plenamente en manos del Eje-
cutivo de la República la realización de este anhelo revolucionario. Podéis estar
seguros, ciudadanos diputados y senadores, de que el Gobierno, afrontando la
responsabilidad plena que en él descansa, mantiene inquebrantable su decisión
de llevar a término los propósitos de la Revolución, satisfaciendo las necesidades
y las esperanzas de la clase campesina. Y como, por otra parte, la Honorable
2a. Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de manera invariable y
con apoyo en el Decreto reformatorio citado, ha sobreseído los amparos inter-
puestos por los dueños de tierras, no podrán éstos, dentro de los Tribunales,
oponer obstáculos en forma alguna a la política agraria de nuestros Gobiernos"
(tercer informe).
Por otra parte, expide resoluciones declarando terminado el problema agrario
en varios estados, lo cual es altamente contrario al interés agrario. Se ha dicho y
se continúa sosteniendo que mientras no se declare haberse liquidado el proble-
ma agrario en algunos estados habrá intranquilidad entre los agricultores. Yo
pienso que esa supuesta intranquilidad la tendrán los simuladores de la pequeña
propiedad, pues los auténticos pequeños propietarios no tendrán nada que
temer.

Al mismo tiempo, el ingeniero Ortiz Rubio aumentó el número de los


cultivos inafectables con independencia de las superficies que poseían los hacen-
dados.

Ideología agraria

Pascual Ortiz Rubio sostuvo una ideología agraria especial y a su manera.


Había estudiado en el Colegio de San Nicolás y su carrera de ingeniero en mi-
nas en la Escuela Nacional de Minería y concibió el reparto de la tierra sólo en
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 583

su aspecto técnico-jurídico y burocrático, no social y político. Podría decirse que


al igual de Calles, el ejido no tenía futuro y sólo servía para que el campesino
viviera del autoconsumo, lo cual es un pensamiento estrecho. De tener recursos
los campesinos podrían llegar a tener una pequeña propiedad, pequeña, limitada.
Ya hemos comentado su doctrina (véase supra), la cual intentó fijar los
nuevos rumbos de la reforma agraria sin lograrlo afortunadamente. La entrega
de la tierra fue periférica a las mejores que tenían los hacendados, es decir de
mala calidad y su intento de darle a la Secretaría de Agricultura y Fomento la
preponderancia en la organización de los campesinos en lugar de la Comisión
N acional Agraria, arrojó a los campesinos a los bancos agrícolas, quienes al correr
del tiempo se convirtieron en corruptos directores de la producción ejidal.
Su acierto fue negarles a los propietarios afectados los recursos jurídicos
ordinarios y el amparo.

Acción legislativa
1930 (26 de diciembre), Decreto por el cual se modifica la Ley sobre Dotaciones
y Restituciones de Tierras y Aguas de 21 de marzo de 1929 (Pascual Ortiz Rubio).
1930 (26 de diciembre), Decreto por el cual se modifica la Ley Reglamentaria
sobre Repartición de Tierras Ejidales y Constitución del Patrimonio Parcelario
Ejidal (Pascual Ortiz Rubio).
1931 (23 de diciembre), Decreto que reforma el artículo 10 de la ley agraria de
6 de enero de 1915 (Pascual Ortiz Rubio).
Ley sobre Cámaras Agrícolas (Asociaciones Agrícolas) (Diario Oficial del 27
de agosto 1932).
Comisión de Colonización y Fraccionamiento de Predios Rústicos Nacionales
1931, Comisión Técnica del Parque Agrícola de la Ciudad de México.
1931, Consejo Nacional de Agricultura.
Instituto Mexicano de Investigaciones Forestales (Diario Oficial) del 9 de julio
de 1932).
Resoluciones presidenciales agrarias dictadas
Publicadas: 540
Superficie (ha): 1'225,752
Ejecutadas: 852
Superficie entregada (ha): 944,538

Abelardo L. Rodríguez (1932-1934)

Al presentar su renuncia el ingeniero Pascual ürtiz Rubio, el Congreso de la Unión


nombró al general Abelardo L. Rodríguez como Presidente sustituto de la Re-
pública. En materia agraria, desde el inicio de su periodo de dos años, desarrolló
una intensa actividad legislativa. En primer lugar decretó reformas a la Ley de
Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas, publicándose dicho decreto el 29
584 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

de diciembre de 1932. La importancia de esta acción fue la reforma del artícu-


lo 19 de dicha ley, a efecto de que en las dotaciones y ampliaciones de tierras se
diera preferencia a las tierras que estén en cultivo o que sean cultivables, median-
te inversiones de capital o de trabajo, "que estén al alcance inmediato de los
ejidatarios"; señalando además que de las tierras de cultivo, se entregarán super-
ficies de monte o pasto que sean necesarias para la satisfacción de las "necesi-
dades económicas de la colectividad". Se aclaró que a falta de tierras de cultivo
o cultivables, las de pasto, monte o cerril se entregaran "sin considerar jamás
que una dotación superabundante de tierras de mala calidad pueda compensar
la falta de tierras de cultivo". Esto significa que no hay límites en la dotación o
ampliación de ejidos; en el artículo 140 que se reforma, se ordena que la Comi-
sión Nacional Agraria tramitará de oficio las ampliaciones de ejidos cuando
dicha comisión declare que "hay déficit de parcelas". Esta declaración producía
que la primera instancia se considerara sustanciada y resuelta afirmativamente,
tramitando rápidamente la segunda instancia a cargo de la Comisión Nacional
Agraria.
Por medio del decreto publicado el 6 de enero de 1934, se legisló para
acabar con la lentitud y demoras del procedimiento agrario de una manera
terminante. Se dispuso en cinco artículos lo siguiente:

El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, decreta:


Artículo lo. Se concede un plazo de 30 días que se comenzarán a contar a
partir del primero de enero de 1934, para que los propietarios de fincas afecta-
das por resoluciones provisionales y las corporaciones de población interesadas
en los expedientes relativos presenten alegatos contra dichas resoluciones.
Artículo 20. Los representantes de las autoridades agrarias federales en cada
Estado, Territorio o Distrito Federal, recorrerán durante e! plazo que fija e!
artículo anterior, los poblados interesados en las posesiones provisionales a que
alude e! mismo, y convocando a los vecinos levantarán las actas correspondientes,
en las que se hará constar la conformidad o inconformidad de las mayorías sobre
las repetidas posesiones provisionales. Las actas en cuestión serán enviadas
inmediatamente a la Autoridad Agraria Federal.
Artículo 30. Vencido el plazo de que trata el artículo lo. y recabadas las actas
a que se refiere e! artículo 20., los expedientes sobre los que no existan obje-
ciones se considerarán sustanciados para los efectos legales y se formulará de
manera automática resolución presidencial confirmatoria de la sentencia emi-
tida en primera instancia, por las autoridades locales.
Artículo 40. Los expedientes sobre los que exista oposición serán tramitados por
la autoridad agraria federal, sólo para el efecto de completarlos en lo fundamental
y de calificar sobre la procedencia o improcedencia de las oposiciones, sometién-
dolos inmediatamente a la resolución de! C. Presidente de la República, sin más
trámite.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 585

Artículo 50. Todos los expedientes que se encuentren en poder de las Comi-
siones Locales Agrarias de los Gobiernos Locales y de las Delegaciones de la
Comisión Nacional Agraria y para los cuales hayan transcurrido ya los plaws
que marca la ley vigente, se considerarán comprendidos dentro de las disposi-
ciones de este Decreto y recogidos por la autoridad Agraria Federal para su
resolución definitiva conforma a lo dispuesto por la presente ley.

El 10 de enero de 1934 se publica en el Diario Oficial las reformas que se


hacen al artículo 27 constitucional, abrogando la Ley de 6 de enero de 1915.
Los párrafos y fracciones de este fundamental artículo fueron debidamente
agrupados con técnica jurídica y se suprimieron algunos renglones que se consi-
deraban obsoletos por la evolución de la legislación ordinaria, actualizando su
contenido. Se creó una dependencia directa del Ejecutivo federal encargada de la
aplicación de las leyes agrarias; un cuerpo consultivo cuyos miembros son nom-
brados por el Presidente de la República, cinco en total; una Comisión Agraria
Mixta compuesta de representantes iguales de la Federación, de los gobiernos
locales y un representante de los campesinos que funcionará en cada estado,
territorio y el Distrito Federal; comités particulares ejecutivos para cada uno de
los núcleos de población que tramiten expedientes agrarios y comisariados eji-
dales para cada uno de los núcleos de población que posean ejidos. Se negó el
derecho de promover amparos y recursos ordinarios a los propietarios afectados
y les concedió -a los afectados por dotación de tierras y aguas- el derecho de
acudir al gobierno federal para que les sea pagada la indemnización correspon-
diente. 256
El general Abelardo Rodríguez, en su breve periodo, realizó una labor
agraria interesante. Desde luego los actos legislativos que se desarrollaron revis-
ten la importancia de haber promulgado el primer Código Agrario en México
(marzo de 1934) y haber modificado el artículo 27 constitucional.
Las reformas al precepto fundamental eran necesarias, pues en la medida
en que se fue ejecutando el reparto agrario se le fueron notando puntos oscuros
y contradictorios.
Las transformaciones importantes que sufrió se relacionaron con el cambio
en la antigua Comisión Nacional Agraria, que se transformó en el DAAC257 y su
Cuerpo Consultivo tomó el nombre de las autoridades y las normas procesales
agrarias se elevaron a rango constitucional. Esto último fue criticado por los
juristas, pues el procedimiento que por naturaleza es variable, no debe llevarse
a una Constitución. Introduce una variante por lo que se refiere al respeto a la
pequeña propiedad, consisten en declararla inafectable, cuando esté dentro de

256Todos estos dccretos, leyes y códigos agrarios, pueden ser consultados en Manuel Fabila, op. cit.,
por fechas dc publicación o promulgación.
257Departamcnto de Asuntos Agrarios y Colonización (DAAC).
586 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

los límites establecidos y se mantenga en explotación. Asimismo, intercaló en el


texto del artículo el procedimiento a seguir en materia de conflictos por límites
en los bienes comunales.
El primer Código Agrario tuvo el acierto de reunir las diferentes disposi-
ciones vigentes y regular en forma más técnica, los distintos procedimientos
agrarios. Sus innovaciones principales nos dejan ver el acomodo de la ideología
a la realidad, yel paulatino perfeccionamiento de las instituciones.
Estos fueron: existencia previa del grupo de población solicitante; fijó la
extensión de la parcela ejidal en forma invariable (cuatro hectáreas de riego o sus
equivalentes), estableció el derecho de los afectados para señalar su pequeña
propiedad, intercaló como procedimiento especial, la creación de nuevos centros
de población y al decir de Mendieta y Núñez las orientaciones más interesantes
consistieron en la creación de los distritos ejidales, pues

señaló en ellos la posibilidad de resolver el problema agrario con criterio econó-


mico. Con veinte años de reparto de la tierra y de restitución de ella a los pueblos
que habían sido despojados, los fuertes intereses manejados por los terratenien-
tes engendraron una reacción anti-agrarista la cual, en algunos momentos,
llegó a constituir un fuerte obstáculo.
En este p~nto es donde observamos que la ideología, definió a los gobiernos;
se siguió adelante a pesar de los enormes problemas prácticos que se presenta-
ban, los cuales se corrigieron sobre la marcha. En otras palabras: se perfeccionó
empíricamente el empirismo.

En sus dos informes de gobierno el presidente Abelardo L. Rodríguez fijó


su posición frente a la reforma agraria. En el primero de ellos (lo. de septiembre
de 1933) expresó textualmente:

La política de mi Gobierno en materia agraria, como lo veréis en la parte respec-


tiva de este informe ha tendido a intensificar la distribución de la tierra, sin que
esto signifique olvido o menosprecio para los otros problemas íntimamente rela-
cionados como son el fraccionamiento del ejido, la organización de los campesi-
nos, el fomento del crédito agrícola y la educación de los hombres del campo.
Debo hacer especial hincapié, por su trascendencia, en el acuerdo dictado por el
Ejecutivo de mi cargo con fecha 14 de julio de este año, para derogar todas las
disposiciones que se hubieren expedido en el sentido de conceder plazos a los nú-
cleos de población rural de los Estados de la República para presentar solici-
tudes de restitución y dotación de ejidos, pues el Ejecutivo de mi cargo consideró
que tales disposiciones derogadas vulneran el derecho consagrado en el artícu-
lo 27 de la Constitución Política vigente. En consecuencia, se han instalado
nuevamente, en los términos de la Ley de 6 de enero de 1915, las Comisiones
Locales Agrarias de los Estados, que se habían suprimido por razón de las re-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 587

petidas disposiciones y ante ellas se tramitarán con estricto apego a a ley, las
nuevas solicitudes presentadas.
En lo tocante a colonización, se ha preparado el terreno para poder desarrollar
en lo sucesivo una acción más eficaz y enérgica, mediante la racionalización del
proceso colonizador sobre bases científicas y estables. A este efecto, ya se tiene
el proyecto de una nueva ley de la materia con las siguientes características
fundamentales, creación de un instituto fmanciero que haga factible el fomento
de los trabajos de colonización, establecimiento del seguro oficial que represen-
tará la garantía financiera para los colonizadores, y creación de instituciones de
control científico de la población de las colonias y de la distribución de la misma.
En este capítulo el programa formulado por el gobierno federal, y en parte
realizado ya, comprende los siguientes puntos que me limitaré a enunciar en
esta exposición preliminar:
a) Tramitación rápida, y con estricto apego a las disposiciones legales, de los
casos de colonización pendientes.
b) Programa de colonización a base de elementos nacionales repatriados, procu-
rando su mejor acomodamiento e instalación, con el fin de secundar la labor
que hasta ahora ha venido llevando a cabo la Secretaría de Gobernación y que
la de Agricultura y Fomento deberá tomar por su cuenta e intensificar.
e) Reivindicación necesaria por el Gobierno Federal de tierras pertenecientes a
la Nación, que habían sido enajenadas en condiciones irregulares o inconvenien-
tes, dentro de las zonas prohibidas y que propiamente constituían desmembra-
ciones tan peligrosas como absurdas del Territorio Nacional.
Estas tierras se han destinado a fines de colonización, para crear y arraigar en
ellas intereses exclusivamente mexicanos.
d) Descongestión de tierras ejidales en las que por especiales circunstancias
demográficas la población campesina es excesiva y distribución de los excedentes
de población ejidal en otras tierras que, por hallarse en la situación precisamen-
te opuesta, requieran un refuerzo de brazos.
e) Estudio detenido, que se traducirá en las disposiciones legales necesarias,
para provocar y fomentar una corriente de colonización extranjera provechosa
y asimilable.
Por otra parte, y como complemento de la política total que en materia de
tierras yaguas me he impuesto llevar adelante, he encomendado a la Secretaría
de Agricultura y Fomento una revisión de la Ley de Aguas vigente, con el pro-
pósito de facilitar la acción del Estado para lograr la socialización de la energía
hidroeléctrica, que será una de las bases en que descanse la estructura económica
del futuro (Los presidentes... , t. IlI, op. cit., pp. 1193-1194).

Más adelante señaló:

En estas condiciones, se puede decir que la crisis de estos problemas ha venido


a marcar el momento histórico preciso en que el centro de gravedad de la lucha
agraria ha pasado del campo social al campo económico; la lucha ha cambiado
588 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

de naturaleza y objetivo; en lo sucesivo las conquistas que se han efectuado en el


terreno social, se irán ampliando y confirmando por la sola inercia de los intere-
ses creados; por lo tanto, es en el terreno económico en donde deberá concen-
trar todo su dinamismo y todo su poder de organización, porque de lo contrario,
la misma complicación del problema acarrearía tal anarquía en las ideas y tal
caos entre las fuerzas económicas, que se pondrían en peligro no sólo las con-
quistas ya consagradas, sino la misma estabilidad del orden social actual.
No es, pues, de extrañar que la Secretaría de Agricultura y Fomento, conscien-
te de su responsabilidad y de la hegemonía que por Ministerio de Ley ejerce
sobre uno de los más altos tipos de fuerza social en el país, se esté transformando
para adaptarse al nuevo orden de lucha y preparar el proceso a través del cual
deberán surgir los poderosos grupos agrícolas de producción y de consumo
armónicos, que constituyan más tarde la base del equilibrio económico y del
progreso nacional.
Comisión Organizadora del Consejo Nacional de Agricultura: Puede decirse que
como primer paso para asegurar el éxito y la congruencia de la transformación
a que se ha hecho mérito, se ha creado por declaratoria de 18 de febrero próxi-
mo pasado, la Comisión Organizadora del Consejo Nacional de Agricultura, de
acuerdo con la Ley de 19 de agosto de 1932. Su función principal ha consistido
en coordinar y dar la cohesión necesaria a todos los actos de las dependencias
de la Secretaría, con el objeto de que éstas presenten unidad de acción y orien-
tación definida.
La labor trascendente de esta Comisión ha consistido en la elaboración del
Proyecto de Ley de Servicios Agrícolas que sintetiza la política del futuro de esta
Secretaría, pues en él se condensa el ideal económico y se dan los medios para
llegar a él, en forma de normas y preceptos.
El plan integral de acción que deberá formular el Consejo Nacional de Agricul-
tura, se ajustará fundamentalmente a los siguientes lineamientos.
1. Procurar que la producción vegetal y animal en el país, satisfaga totalmente
y en primer término, las necesidades primordiales de toda la población; II. Es-
tablecer la acción reguladora del poder público dentro de los principios de una
economía dirigida, en todas las formas y escalas de la producción agrícola,
mediante una organización que, alentando la iniciativa privada, evite que el
interés personal y la libre competencia desorganizada provoquen constantes
fluctuaciones e irregularidades entre las urgencias del consumo general y las
deficiencias en la producción y la distribución; III. Establecer el inteligente y
ordenado proceso de cooperación entre todos los factores que concurran a la
producción agrícola; IV. Reducir la intermediación entre el productor y el
consumidor, eliminando las especulaciones parasitarias y el desperdicio de ener-
gías y capital, para disminuir el costo en el abastecimiento de productos agríco-
las, y V. Concertar la organización especializada de la producción vegetal y ani-
mal, con todas las diversas clases de actividades que concurran a la mejor
distribución de lo producido, tratando de que una repartición más equitativa de
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 589

las utilidades se traduzcan al par que en un mejoramiento de los servicios al


consumidor, en una elevación del plano económico de la producción. Pasando
a detallar sintéticamente las actividades de las distintas dependencias de la Secre-
taría, acordaré en primer lugar las correspondientes a la Comisión Nacional
Agraria, por ser el organismo encargado de la resolución del problema funda-
mental en el programa de la Revolución ...

En otra parte de su informe manifestó:

La reorganización de referencia tiene como objeto adaptarse a la realidad urgente


del momento actual, efectuando las transformaciones necesarias en el funciona-
miento de las oficinas que la integran para que puedan asumir eficientemente
el papel que dentro del Gobierno yen esta nueva era que se inicia les correspon-
de, como factores de coordinación en el complejo económico de la N ación. La
violenta y profunda transformación que se ha operado en nuestra economía
rural con la aplicación de las leyes agrarias y con el predominio que ha impuesto
la Revolución, de los intereses colectivos sobre los individuales, adunados a la
sombra que proyecta la crisis mundial sobre nuestros problemas internos, han
hecho que el problema agrario revista a la fecha aspectos inesperados y que ten-
ga consecuencias que jamás soñaron sus precursores. Por otra parte, el espíritu
industrial yel anhelo constante de producción incontrolada que se ha desperta-
do en la nueva clase campesina al impulso de sus propios intereses, si bien cons-
tituye la garanúa más segura contra el retorno del espíritu feudal, en cambio ha
traído como corolario inmediato la ruptura del orden armónico de producción
agrícola, que antaño, antes de abordarse la resolución del problema ejidal, era
controlado por efecto de un cálculo de utilidad más o menos consciente, o por la
experiencia atávica de los grandes terratenientes (op. cit., pp. 1222-1224).

En su Segundo Informe de Gobierno (lo. de septiembre de 1934), resumió:

Departamento Agrario: La resolución del problema agrario, ha sido capítulo de


especial atención para el Ejecutivo de mi cargo, y este informe comprenderá
dos periodos: el de funcionamiento de la Comisión Nacional Agraria y el del
Departamento Agrario de reciente creación.
En el primero, las antiguas Comisiones Locales Agrarias iniciaron seiscientos
noventa y cinco expedientes ejidales y los gobernadores de los Estados pronun-
ciaron trescientas setenta y ocho resoluciones, habiéndose ejecutado doscientas
ocho posesiones provisionales que comprenden una superficie de doscientas seis
mil hectáreas. La Comisión Nacional Agraria dictaminó doscientos setenta y un
expedientes a los que recayeron resoluciones presidenciales, concediendo dos-
cientas setenta y un mil hectáreas a treinta y un mil jefes de familia, habiéndose
ejecutado noventa posesiones definitivas con superficie de ciento ochenta mil hec-
táreas para once mil ciento ochenta jefes de familia. Se estudió el aprovechamien-
590 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

to y reglamentación de corrientes de agua, construyéndose doscientas sesenta


pequeñas obras hidráulicas y se dieron veinticuatro posesiones de aguas con
volumen anual de diecisiete millones de metros cúbicos. En colaboración con los
ingenieros militares, se terminaron tres parcelamientos y se dictaron sesenta y
seis acuerdos determinando la parcela tipo aplicable, habiéndose autorizado,
además ciento setenta y ocho contratos de parcelamiento celebrados con inge-
nieros posrnlantes y expedido quinientos ochenta tírnlos parcelarios.
Ya dentro del segundo periodo, a fines del año pasado se promulgó el decreto
de veintiocho de diciembre que establece la conflrmación de las resoluciones
provisionales favorables a los pueblos, e igualmente las reformas al artículo vein-
tisiete constirncional que dieron origen a la creación del Departamento Agra-
rio. Al funcionar éste, se aumentó su presupuesto en un millón, ciento veintiún
mil pesos y en el mes de marzo se expidió el nuevo Código Agrario de los Es-
tados Unidos Mexicanos, que se singulariza por tres características: simplifica-
ción del procedimiento, generalización del derecho agrario a mayor número de
individuos y delimitación de los derechos de las partes que intervienen en el
asunto, todo dentro de un criterio ampliamente comprensivo de la economía
nacional. Como consecuencia de la expedición del Código, se integraron las Co-
misiones Agrarias Mixtas en las distintas entidades federativas, dándose a conocer
los reglamentos para la designación de los representantes campesinos y el Ins-
tructivo General del Departamento Agrario, y atención preferente a la organiza-
ción ejidal de la República. En este periodo, se han iniciado mil, cuatrocientos
treinta expedientes en las Comisiones Mixtas; los gobernadores de los Esta-
dos, han dictado diez mandamientos de posesión y se han ejecutado doscientas
setenta posesiones provisionales con superficie total de doscientas cincuenta
mil hectáreas.
Por su parte, el Ejecutivo a mi cargo, del veinte de febrero al último del mes
pasado, ha resuelto en definitiva, un mil cien expedientes, concediendo una
superficie de un millón, doscientas dieciocho mil hectáreas, beneficiando a no-
venta y siete mil jefes de familia, habiéndose ejecutado doscientas sesenta pose-
siones definitivas, entregándose trescientas catorce mil hectáreas a veintiséis mil
jefes de familia.
En esta materia de irrigación ejidal, se hicieron esrndios hidrológicos, habién-
dose ejecutado dieciséis posesiones con un volumen anual de once millones de
metros cúbicos.
En cuanto a obras materiales en los ejidos, se construyeron cuatrocientos sesen-
ta y ocho edificios escolares; sesenta y tres para oficinas de Comisariados Ejida-
les y cuarenta y siete para almacenes de semillas, sin perjuicio de aquellas obras de
irrigación, apertUra y desasolve de canales." (Los presidentes ... , op. cit., pp. 1282-
1983).

A pesar de lo informado por el Presidente, las estadísticas oficiales registran


un total de 790,694 hectáreas repartidas; pero, debemos aclarar que dejó firma-
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 591

das sin ejecutar 1,581 resoluciones con una superficie de 2'060,228 hectáreas
como se verá más adelante.

Ideología agraria
El general Abelardo L. Rodríguez antes de incorporarse a la revolución
constitucionalista dirigida por su jefe Venustiano Carranza, trabajó en diferentes
y modestas ocupaciones, tanto en México como en Estados Unidos de América
para ganarse el sustento. Fue un autodidacta empeñoso en superarse. Su carrera
militar la inició con el grado de teniente (1913) en las filas constitucionalistas;
fue ascendido a teniente coronel y después a general brigadier. Le encomenda-
ron varias zonas militares en el país y fue subsecretario de Guerra; gobernador
de Baja California Norte (1923-1924) y de 1943 a 1947, Gobernador de su
estado natal, Sonora. También secretario de Industria, Comercio y Trabajo.
Amigo cercano de Plutarco Elías Calles, el "jefe máximo", quien lo hizo, como
a los anteriores -salvo Obregón- presidente Sustituto de la República por dos
años; cuando renunció el ingeniero Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez
tenía vocación empresarial.
En cuanto a su ideología agraria podemos afirmar que fue una mezcla de
nacionalismo, sentido de organización económica de los campesinos y cierto
desprecio a los reclamos agrarios, para recibir tierras. Su labor legislativa en la
consolidación institucional de la reforma agraria fue considerable, culminando
en la promulgación del primer Código Agrario (1934). Su inclinación funda-
mental fue la colonización interior del territorio nacional, por lo que recuperó
importantes superficies de terrenos nacionales para dedicarles a este objetivo. Su
carácter disciplinado hacia sus superiores, producto de su experiencia militar,
lo hizo proclive al orden en la sociedad y disciplina ante el Estado. Para apreciar su
personal convicción sobre el agrarismo resaltaremos un importante párrafo de
su Primer Informe de Gobierno:

...el centro de gravedad de la lucha ha pasado del campo social al campo eco-
nómico; la lucha ha cambiado de naturaleza y objetivo... por lo tanto es en el
terreno económico en donde deberá concentrar todo su dinamismo y todo su
poder de organización, porque de lo contrario, la misma complicación del proble-
ma acarrearía tal anarquía en (sic) las ideas y tal caos entre las fuerzas económi-
cas (?), que se pondrían en peligro no solo las conquistas ya consagradas, sino
la misma estabilidad del orden social actual.

Lo anterior significaba un cambio de objetivos y de contenidos de la entrega


de la tierra. Esto hubiese estado oportuno hacerlo cuando satisfechos los com-
promisos fundamentales de la Revolución y en especial, la entrega de la tierra a
quien tiene derecho a recibirla. Al momento de su informe ante el Congreso
de la Unión y al término de su mandato, el total de tierras repartidas en casi 20
592 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

años (de 1915 a 1934) por siete presidentes revolucionarios fue de 11'023,397
hectáreas, para beneficio de 983,000 campesinos, aproximadamente, en toda
la extensión del país. Además, por virtud del agrarismo periférico que repartía
tierras de mala y regular calidad por no entrar a las mejores de la hacienda y
expropiar las de cultivo en poder de los terratenientes, la lucha social hacia la
producción económica de la agricultura era una aberración. Por otra parte,
Abelardo L. Rodríguez pensaba así porque no tomaba en cuenta las condicio-
nes de pobreza en que encontraban los campesinos, las grandes deficiencias de
infraestructura del país y la mala calidad de las tierras que entregaban. La agri-
cultura productiva y de buenos rendimientos económicos se obtiene con tierras
fértiles, maquinaria agrícola, fertilizantes, plagicidas, grandes superfIcies, agua,
irrigación, buena organización, técnicas apropiadas que sólo la extensión y calidad
de tierras agrícolas y la agronomía, podían proporcionar.
Para su época, Abelardo L. Rodríguez mantuvo una ideología agraria qui-
mérica, irreal para la situación que vivían más de 10 millones de peones sin
tierra. Para ser benévolos diremos que se adelantó a su tiempo, pues al correr de
los años los gobiernos, poco a poco, fueron dándole al agrarismo un contenido
integral, productivo y económico.

Acción legislativa
Dispone la protección y medios de fortalecimiento al desarrollo de la peque-
ña propiedad agrícola en explotación. Incluye el concepto de núcleos de pobla-
ción para comprender pueblos, y comunidades (párrafo tercero), del artículo 27
constitucional. Además se deroga la disposición por la que se confirma dotacio-
nes de terrenos efectuadas por apego al decreto 6 de enero de 1915; sustituye
el término "fosfatos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes" por el de
"yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles".
Faculta a las instituciones de beneficencia, sociedades comerciales y bancos
para adquirir bienes raíces indispensables para su objeto, así como para la adminis-
tración, tenencia y adquisición de capitales impuestos sobre aquellos (fracc. III).
Reestructura la declaratoria de nulidad para las resoluciones y operaciones
por las que se haya privado total o parcialmente a los núcleos de población de
sus tierras o aguas (fracc. VIII).
Capacidad de los núcleos de población que guarden estado comunal para
tener en propiedad administrativa por sí bienes raíces o capitales (fracc. VI).
Establece la nulidad de la división o reparto que adolezca de error o vicio,
cuando así lo soliciten los vecinos poseedores de parte de los terrenos materia de
la división (fracc. IX).
Dotación de tierras a los núcleos de población para la confirmación de eji-
dos (fraccs. X y XI).
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 593

Se crean: el Departamento Agrario, el Cuerpo Consultivo, las comisiones


mixtas, los comités particulares ejecutivos y los comisariados ejidales.
Establece la estructura legal del trámite para la restitución o dotación de aguas
o tierras.
Asignación de competencias para la tramitación de las solicitudes de resti-
tución o dotación (fracc. XII).
Improcedencia del amparo que interpongan los propietarios contra resolu-
ciones dotatorias o restitutorias de tierras o aguas dictadas en favor de los nú-
cleos de población (fracc. XIV). Dispone la inafectabilidad de la pequeña pro-
piedad agrícola en explotación.
Ampliación de las bases para llevar a cabo el fraccionamiento de excedentes:
no podrán sancionarse sino cuando hayan quedado satisfechas las necesidades
agrarias de los poblados irunediatos.
Leyes y Disposiciones Reglamentarias o Administrativas del Sector Agrario

1932 (27 de diciembre), Decreto que reforma la Ley de Dotaciones y Resti-


tuciones de Tierras y Aguas (Abelardo L. Rodríguez).
1933 (28 de diciembre), Decreto que concede un plaro para presentar alegatos
contra las resoluciones agrarias provisionales (Abelardo L. Rodríguez).
1933 (30 de diciembre), Decreto que reforma el artículo 27 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (abrogando la ley de 6 de enero de
1934, (Abelardo L. Rodríguez).
1934 (lo. de enero), Plan Sexenal del PNR, Departamento Agrario.
1934 (15 de enero), Decreto que crea el Departamento Agrario (Abelardo L.
Rodríguez).
1934 (22 de marro), Ley de Secretarías de Estado, Departamentos Administrativos
y demás Dependencias del Poder Ejecutivo Federal (Abelardo L. Rodríguez).
1934 (22 de marro), Código Agrario de los Estados Unidos Mexicanos (Abe-
lardo L. Rodríguez).
1934 (26 de junio), Reglamento para la elección de representantes campesinos en
las Comisiones Agrarias Mixtas de los Estados (Abelardo L. Rodríguez).
1934 (6 de julio), Acuerdo por el cual se dispone que se dé preferencia a las
solicitudes de ejidatarios lugareños, para el aprovechamiento de aguas naciona-
les (Abelardo L. Rodríguez).
Reglamento de la Ley de Asociaciones Agrícolas (Diario Ofiial del 13 de abril
de 1934).
1934, Reestructuración de la Secretaría de Agricultura y Fomento.
Resoluciones presidenciales agrarias dictadas
Publicadas: 1,581
Superficie (ha): 2'060,228
Beneficiados: 1'981,699
Ejecutadas: 596
Superficie entregada (ha): 790,694
594 VíCTOR MANZANlLLA-SCHAFFER

Conclusiones de la primera etapa

Esta primera etapa que abarca siete presidentes de la República en un lapso de 20


años, se caracterizó por la lentitud de la entrega de la tierra a pesar del triunfo
del movimiento social de 1910. Sus causas las podemos hallar en los siguientes
factores:

a) el país se encontrab~ destruido y convulsionado por la Revolución y las


guerras intestinas entre fuerzas revolucionarias, pues el poder político era el
centro de los conflictos;
b) la fuerte oposición de los terratenientes porfiristas nacionales y extranjeros
aliados con los conservadores, reaccionarios y el clero católico;
e) la especial manera de concebir la reforma agraria de los seis primeros presiden-
tes de la República norteños ....{)rtiz Rubio era de Michoacán, pero decisivamente
influido por Calles- quienes creyeron que el reparto de la tierra a campesinos
estaba destinado a crear pequeñas y medianas propiedades individuales, es
decir, agricultores;
d) todos ellos sostuvieron sinceramente que para pacificar al país y construir su
progreso, la entrega de la tierra debía hacerse por aplicación estricta de las leyes
agrarias, convirtiendo los procedimientos en una contienda judicial, en la cual
los campesinos solicitantes la hacían de actores del juicio, los terratenientes de
demandados, el juez de primera instancia fueron los gobernadores y la Comisión
Nacional Agraria la hacía de Tribunal Superior; el Presidente de la República
de juez de sentencia defmitiva y por encima de todos la Suprema Corte de Jus-
ticia cuando a ella recurrían los afectados mediante el juicio de amparo. Cuando
se canceló el derecho de éstos de interponer recursos ordinarios yextraordina-
rios (amparo), el Presidente en turno quedó como suprema autoridad agraria, es
decir, el Estado;
e) finalmente, en lo concerniente al agrarismo, todo debía hacerse con orden y
disciplina, a pesar de los cuatrocientos años de esperar pacientemente a que se
hiciera justicia; y
f) al estar el país quebrado y con enormes deudas internacionales, producto de
las reclamaciones por daños sufridos por extranjeros, no había presupuesto para
financiar esa entrega de la tierra que de acuerdo con las leyes se debía hacer
deslindando la superficie que se le reconocía al hacendado; la medición de lo
que le tocaba al campesinado en su conjunto y además, de la parcelación interna.

El poco monto de las hectáreas repartidas por los presidentes Carranza,


Adolfo de la Huerta, Obregón, Calles, Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo Ro-
dríguez, obedeció a los fuertes intereses de los hacendados que se tuvieron que
vencer, así como a las presiones políticas y sociales, tanto nacionales como extran-
jeras que trataron de evitar el reparto de la tierra y conservar sus privilegios.
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 595

Los gobiernos de esa época tuvieron que mantener un equilibrio político


entre las fuerzas económicas, nacionales e internacionales y las urgencias y recla-
mos de la población campesina que exigía cumplir con los compromisos revolu-
cionarios. Por eso la acción agraria de estos gobiernos la hemos caracterizado como
periférica, es decir, se repartió la tierra que rodeaba a las mejores tierras; pedre-
gal y eriazo; agostadero y pastizales, quedando las mejores, en la mayoría de los
casos, en poder del hacendado. Esta acción agraria periférica, que aparentemen-
te hacía nugatoria la realización de la justicia social distributiva, tuvo un doble
efecto: caracterizar el agrarismo revolucionario de la primera etapa por su sentido
político y táctico y, además, por rodear de ejidatarios al hacendado y a sus me-
jores tierras. Por lo que toca al sentido político que caracteriza a la primera
etapa, debemos señalar que la ejecución de la reforma agraria en esa época no
pudo tener un sentido económico; ya que se realizaba como producto de una
revolución y no de una simple evolución en los sistemas de tenencia de la tierra.
Se necesitaba destruir los reductos del feudalismo en los cuales se apoyaba el
dominio social, político y económico del hacendado, antes que considerar los
fines económicos: fue por lo tanto, un agrarismo político y no agrarismo econó-
mico. Además el país estaba en proceso de capitalización y reconstrucción; lo
limitado de los recursos financieros impedía la realización de obras de infraes-
tructura.
Se había creado una atmósfera social de tensión y los sectores campesinos
cada día se encontraban más agitados. Por una parte, existía cierta lentitud y com-
plicación en la entrega de la tierra; por otra parte, el hacendado retiraba sus
inversiones por no encontrar trabajadores. Los que habían recibido la tierra care-
cían de los medios para hacerla producir; los bancos, supuestamente capacitados
para desparramar el avío, se encontraron impotentes para cubrir las necesida-
des; el presupuesto nacional raquítico y las crecientes necesidades de una po-
blación que por siglos había carecido de todo, mantuvieron al país en una
tensión y ansiedad constante.
Por otra parte, los hacendados provocaron una reacción antiagrarista, la
cual, en algunos momentos, llegó a constituir un fuerte obstáculo para la acción
agraria del gobierno, el cual, por su ideología, siguió adelante a pesar de los enor-
mes problemas prácticos que se presentaban. Los hacendados organizaron sus
propias defensas. Primeramente, fueron alegatos en favor de sus intereses; después,
airadas y amenazantes protestas y posteriormente oposición violenta.
Por su parte, los revolucionarios se embrollaron en disposiciones legalistas
que la propia reglamentación fue reflejando. El problema de la capacidad de
los núcleos de población para recibir tierras, fue el que más tiempo tardó en
resolverse, así como la carga de la prueba sobre la necesidad de recibir esas tierras.
Escoger el procedimiento adecuado -efectivo, concentrado y rápido- llevó
596 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

tiempo; como también limitar la extensión de la pequeña propiedad y la parce-


la ejidal. Solamente cuando intervino en la redacción de la ley Narciso Bassols la
ley empezó a tomar verdadera estructura normativa.
Lentamente el tiempo transcurría en favor de los sectores privilegiados.
Aprovechando la redacción original del artículo 27 constitucional muchos lati-
fundistas apresuradamente segmentaron sus superficies titulándolas a nombre de
terceras personas que por lo general eran familiares o prestanombres.
Paralelamente al simple combate jurídico se trató, con diversos argumentos,
de desorientar a la opinión pública nacional y lesionar el prestigio internacional de
México.
Por otra parte, el amparo fue el recurso jurídico más usado por los hacen-
dados y latifundistas para defender sus tierras y paralizar la acción agraria. Las
fuerzas conservadoras y reaccionarias se unieron al hacendado para denostar a
la reforma agraria.
En círculos religiosos y conservadores se repetía que el agrarismo revolu-
cionario tendía a implantar en México un régimen comunista liquidando la
propiedad y la religión. El gobierno continuamente era acusado por su "radica-
lismo agrario" y este argumento, complicado con ciertos ensayos colectivistas,
provocaron escisión en la ideología del grupo revolucionario.
Mendieta y Núñez escribió sobre la contrarrevolución agraria calificándola
de pacífica; pero de resultados positivos para los terratenientes. Veamos:

El fenómeno sociológico de la contrarrevolución pacífica, se presenta a raíz del


triunfo de cualquiera revolución. No se trata de un movimiento organizado,
sino más bien de una serie de resistencias y de subterfugios, de influencias polí-
ticas y de componendas de toda índole, que emplean los perdidosos para evitar o
atenuar los daños que pudieran sufrir en sus intereses y con el propósito, ade-
más, de acrecentar su fortuna al amparo de los gobiernos revolucionarios.
Todo esto suena a paradoja; pero es una realidad social indudable. En México,
por ejemplo, apenas logró consolidarse la Revolución triunfante que se iniciara
en 1910 y que concretó sus principios económico-sociales en la Constitución de
1917, e inmediatamente comenzaron los derrotados, de manera más o menos
burda o sutil, a llevar a cabo diferentes acciones sin violencia para anular o
retardar la realización de esos principios. La reforma agraria, el más fuerte pilar
del edificio ideológico de la Revolución, es una clara muestra de los efectos de
la contrarrevolución pacífica que emprendieron contra ella los conservadores, los
latifundistas y los propios revolucionarios, valiéndose de mil artimañas y proce-
dimientos. Cuando empezó a llevarse a la práctica la ley de 6 de enero de 1915,
en la que se ordenó el reparto de las grandes propiedades territoriales en favor
de los pueblos que carecieran de tierras o no las tuviesen en cantidad suficiente
para satisfacer sus necesidades, los reaccionarios se valieron de los curas de las
zonas rurales a fin de propalar entre las humildes gentes del campo, desde el
LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 597

púlpito, en el confesionario, en las conversaciones privadas, que quienes soli-


citaran dotaciones agrarias cometerían un pecado mortal, porque no podían
otorgarse sino despojando a los legítimos propietarios. Entonces, los campesinos
prefirieron seguir muriéndose de hambre antes que comprometer la salvación
de su alma. Nosotros somos testigos de esto porque hacia el año de 1920, con-
movidos por la miseria del pueblo de Mida, estado de Oaxaca, nos permitimos
aconsejar a quienes parecían representarlo que pidieran tierras al gobierno y
nos respondieron que no lo hacían porque la Iglesia condenaba eso como un robo.
Para vencer la alarmante resistencia de los jornaleros sin patrimonio y sin tra-
bajo, frente a la reforma agraria que parecía destinada al más rotundo de los
fracasos, fue necesario crear la meritísima institución de los procuradores agra-
rios que llevaron a cabo intensa labor de convencimiento hasta despertarlos de
su marasmo y convertirlos en agentes activos de la justa distribución del agro.
Entonces, ante lo que parecía irremediable, los latifundistas se aprovecharon de
las mismas leyes de la Revolución con objeto de entorpecer el desarrollo de la
reforma agraria retardándola lo más que fuera posible con la esperanza de que
sobreviniese un cambio radical, a su favor, en los destinos de México. La con-
trarrevolución agraria pacífica se hizo jurídica y atiborró de amparos los juzgados
de distrito reclamando el respeto a la pequeña propiedad y la exacta aplicación de
los ordenamientos relacionados con el reparto de tierras. Los conservadores, a
su vez, con apoyo en la libertad de expresión, contraatacaron a la reforma agra-
ria en la prensa por medio de artículos doctrinarios para desprestigiarla. Los
gobiernos de la Revolución tardaron varios años en contestar la ofensiva de
los latifundistas y de los conservadores, hasta que se decidieron a dictar la no
procedencia del juicio de garantías en contra de las afectaciones agrarias y a
organizar a los campesinos como fuerza política en apoyo de su labor agrarista. 258

Durante este periodo cuhninó una polémica que se gestó alrededor del tipo de
explotación ejidal. Para unos, el colectivismo agrario era la salvación, no sólo
de la organización del ejido, sino de la producción. Para otros, precisamente lo con-
trario, es decir, el parcelamiento de las tierras de cultivo daría al ejidatario ma-
yor aliciente para mejorar sus tierras y hacerlas producir. Esta polémica, tiempo
después volvió a presentarse en el tapete de las discusiones agrarias. En realidad
se trataba de probar que los sistemas de explotación estaban más cercanos o
más lejanos del socialismo soviético; pero lo cierto fue, que siguiendo esa línea
de progresiva evolución de nuestra justicia agraria y el propio empirismo, que
señalaba posibilidades a talo cual medida, la forma de explotación se escogió
atendiendo a necesidades económicas, con independencia de consideraciones
ideológicas.

258 Lucio Mendieta y Núñez, "La reforma agraria y los gobiernos de la Revolución", Estudios Agrarios,

año n, núm. 5, Centro de Investigaciones Agrarias, México, enero-abril de 1963, pp. 24-28.
598 VJCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

A su vez, los hacendados, al ver los titubeos legales y la división de opinio-


nes en torno al agrarismo revolucionario, organizaron fuerzas de choque para
evitar que las autoridades agrarias cumplieran su cometido. Guardias blancas
de caporales y peones armados, fueron instrumento de resistencia que el terrate-
niente uso para evitar la acción agraria.
Hemos afirmado que esta primera etapa revolucionaria denominada "agra-
rismo periférico", se caracterizó por llevar a cabo el reparto de la tierra en su
inicio, como un compromiso ineludible y en su forma, por presiones de hacen-
dados, del clero y declaraciones internacionales, con un fuerte contenido polí-
tico y táctico.

Los partidos políticos

Debemos mencionar el apoyo e influencia de los partidos políticos en el desarrollo


de la reforma agraria y en el respaldo que brindaron, tanto a los caudillos mili-
tantes de la Revolución, como a los que siendo civiles encontraron respaldo a
sus acciones agrarias en estas agrupaciones políticas.
Nos dice Vicente Fuentes Díaz:

De 1915, año en que se consuma la victoria militar del carrancismo y se reafirma


su predominio sobre las facciones rivales, al año de 1920, se organizaron cua-
tro partidos de carácter nacional: el Partido Liberal Constitucionalista, conocido
por sus siglas de PLC; el Partido Nacional Cooperatista, el Partido Laborista y
el Partido Nacional Agrarista. Todos acabaron por ser instrumento de los nuevos
caudillos revolucionarios, pero es indiscutible que en cierto modo fueron fruto
de la nueva etapa política, llena de prometedoras esperanzas, que abrieron en
la vida nacional la derrota del viejo régimen, las reformas democráticas que
desde antes de la Constitución introdujo Carranza y el afán de renuevo y progre-
so que necesariamente acompañan a las épocas de transición ... 259

Fuentes Díaz, en este documentado libro continúa analizando los partidos


mencionados. El Partido Nacional Cooperativista fue fundado, entre otros, por
Jorge Prieto Laurens, ,Gabriel García Rojas y Rafael Pérez Taylor (1917). Su
punto esencial era fomentar el cooperativismo como solución a los problemas eco-
nómicos del país. Sus principios programáticos eran, entre otros, los siguientes:
el fomento del cooperativismo; la nacionalización de la tierra y de las grandes
industrias de servicios públicos; impulso a la irrigación y al progreso de las co-
municaciones; sustitución del ejército por guardias ciudadanos; la democracia
económica cooperativa, etcétera. Fue su presidente el general Jacinto B. Treviño.

259 Vicente Fuentes Díaz, LOJ partidos políticos en México, Editorial Altiplano, 2a. ed., México, 1969,

pp. 199 Yss.


LA SEGUNDA REFORMA AGRARIA 599

El Partido Laborista fue constituido por Luis N. Morones y miembros


dirigentes de la CROM en 1919. Este partido fue un apéndice de esa central
obrera y se adhirió a la candidatura de Obregón a la Presidencia de la República
distanciándose de éste con motivo de la reelección. Finalmente, discrepó con
Obregón y Calles.
El Partido Nacional Agrarista se fundó en 1920 por Antonio Díaz Soto y
Gama, maestro mío de derecho agrario, destacado zapatista, representante del
Caudillo del Sur conjuntamente con Rodrigo Gómez y Felipe Santibáñez. El par-
tido manifestó su adhesión al general Obregón y el general Calles, a la muerte
del primero, decidió suprimirlo. De este partido Fuentes Díaz expresa:

Tuvo desde el principio una tendencia a la estrechez ideológica. Como lo indica


su nombre, se constreñía a un solo aspecto de la realidad nacional: el problema
agrario. Se integraba casi exclusivamente con campesinos y perseguía como
único objeto el desarrollo de la Reforma Agraria. U no de sus fundadores, Soto
y Gama, explica así su génesis: "El Partido Nacional Agrarista empezó por
organizar clubes agraristas en numerosos pueblos en los Estados de Morelos,
Guerrero, Puebla, Tlaxcala, México, Hildalgo, San Luis Potosí, Durango, Gua-
najuato, Jalisco y Chihuahua, y una vez organizados dichos clubes reunió a sus
representantes en una gran Convención que se llamó Primer Congreso Nacional
Agrarista, cuyas sesiones tuvieron enorme resonancia en toda la República. Se
sostuvo durante mucho tiempo con sólo las cuotas de sus miembros, especial-
mente de sus representantes en el Congreso de la Unión. "El Partido sostuvo
siempre relaciones amistosas con el general Obregón, que se fueron volviendo
más y más cordiales a medida que éste daba pasos cada vez más firmes en el
camino de la reforma agraria. Al principio hubo algunas vacilaciones de parte
del general Obregón; pero éstas cesaron cuando se convenció plenamente de que
no se trataba de hambre artificial de tierras, provocada por nosotros los líderes,
sino de una reivindicación surgida de lo más hondo de los anhelos populares. Así
lo percibió él con su clara inteligencia, al ver que apenas se concedía una dota-
ción de ejidos en determinada región, llovían sobre él análogas solicitudes de
los más diversos pueblos de la comarca" (Carta autógrafa del autor).260
El Partido Nacional Agrarista tuvo siquiera una virtud, de la que carecieron los
demás partidos de su época: luchó efectivamente por un solo principio, por una
única reivindicación, por un solo postulado; la reforma agraria. Pero fue, al fin
y al cabo, una bandera política y el embrión de un programa. Los diputados
agraristas promovieron el periodo extraordinario de sesiones de 1921 de la
Cámara de Diputados, y en él, en largos y ardorosos debates, reclamaron del
Presidente Obregón el reparto de tierras. Obregón se presentó a una asamblea
del Partido y formuló en ella, presionado por los delegados, la promesa de que
impulsaría la reforma agraria, como efectivamente lo hizo, secundado por entu-

26°Ibidem, pp. 212-213.


600 VíCTOR MANZANILLA-SCHAFFER

siasmo por su Ministro de Agricultura y Fomento, el viejo luchador revolucio-


nario Antonio 1. Villarreal. Hizo más Obregón: expidió ellO de abril de 1922
un notable Reglamento Agrario, que a la vez que fijaba la forma de resolver el
problema ejidal, garantizaba la pequeña y la mediana propiedad. 261

El genio político del general Calles concibió la idea de crear un solo partido
nacional, pues eran demasiados los que existían en la República, entre ellos el
Partido Liberal Independiente de Sonora (1918), el Socialista del Sureste, el So-
cialista Agrario de Campeche (1919), el Laborista del Estado de México, el
Socialista del Trabajo de Veracruz, el Socialista Michoacano (1919), el Liberal
Jaliscience, la Confederación de Partidos Guanajuatenses (1923), el Socialista
Fronterizo de Tamaulipas (1924) Yotros más, además, se mantenían algunos de
ellos con independencia para tomar decisiones electorales en sus respectivas
jurisdicciones lo cual producía falta de control y cierta anarquía política, a pesar
de ser todos revolucionarios. Ello. de diciembre de 1928, bajo la dirección del
propio Calles se constituyó el comité organizador siendo su presidente el propio
general quien el día anterior (30 de noviembre) había entregado el poder al
licencado Emilio Portes Gil, como consecuencia del asesinato de Obregón,
quien ya era Presidente electo. En su primer manifiesto el comité expresó como
tesis el cambio de caudillos que con sus cualidades personales conquistaban a las
masas, por partidos permanentes y de principios para continuar la obra de la Re-
volución y que sean apoyo constante a los gobiernos emanados de ese movimien-
to, teniendo libertad para criticar al gobierno cuando se aparte del programa
que tiene prometido, acabando así con quienes aplauden por sistema (al gobier-
no) y con quienes lo atacan por despecho. "El nuevo partido aspira a agrupar a
todos los revolucionarios del país." Tienen razón quienes afirman que el Partido
Nacional Revolucionario (PNR) se organizó de arriba a abajo.
En un segundo manifiesto (8 de diciembre de 1928) dirigido a la opinión
pública del país se hizo un vigoroso llamado a la unión de los hombres progre-
sistas invocando la paz pública y los objetivos de la naciente organización. En
este documento se informaba que los generales Calles y Aarón Sáenz quedaban
fuera del comité organizador. 262 El Partido Nacional Revolucionario sostuvo su
programa agrario -avanzado para esa época (1929) y apoyó a los Presidentes
de la República en todo.

Ibidem, pp. 213-214.


261

Miguel Osorio Marbán, El Partido de la Revolución Mexicana (ensayo), t.


262 1, Impresora del Centro,
México, 1970, p. 49.

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