T 392 16
T 392 16
T 392 16
Magistrado Ponente:
GABRIEL EDUARDO MENDOZA
MARTELO
SENTENCIA
El presente expediente fue escogido para revisión por la Sala de Selección Número
Tres, por medio de Auto del 31 de marzo de 2016 y repartido a la Sala Cuarta de
Revisión.
I. ANTECEDENTES
1. La solicitud
2. Hechos
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de la porción de salario correspondiente del señor Rodríguez Suárez, quien
laboraba para la Policía Nacional de Colombia.
2.4. A partir del 1 de octubre de 1985, CASUR le reconoció al señor Jesús María
Rodríguez Suárez, en su calidad de cabo segundo, una asignación mensual de retiro
en cuantía equivalente al 95% de su sueldo básico.
2.6. Adicionalmente, adujo la peticionaria, que para el momento del deceso del
señor Rodríguez se encontraba acreditada ante la entidad demandada como su
“cónyuge permanente”, siendo beneficiaria de los servicios de sanidad y bienestar
social como lo evidencia su historia clínica.
2.8. Pedimento que le fue negado por la demandada, mediante Resolución No.
6800 del 23 de septiembre de 2015, al considerar que a través de providencia
judicial ordinaria se decretó la separación de cuerpos y la liquidación de la sociedad
conyugal que celebraron como pareja y, por lo mismo, no acreditaba uno de los
requerimientos exigidos para tener derecho a lo pretendido.
3.0. Todo ello, aunado a que, por su avanzada edad, no puede acceder a un empleo
que le permita sufragar sus gastos, no cuenta con ningún ingreso financiero y la
única ayuda económica que recibe la obtiene de sus hijos, la cual destina al pago de
los servicios públicos, situación que la expone a un evidente perjuicio irremediable
que hace imperiosa la adopción de una medida de amparo en sede de tutela.
3. Pretensiones
La demandante solicita que por medio de la acción de tutela le sean amparados sus
derechos fundamentales a la vida digna, al mínimo vital y a la seguridad social y,
como consecuencia de ello, se ordene a CASUR que le reconozca y pague la
sustitución pensional de la asignación mensual de retiro de quien fue su esposo y
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compañero permanente, cubriendo totas aquellas mesadas causadas y no
sufragadas, debidamente indexadas.
4. Pruebas
- Registro civil de defunción del señor Jesús María Rodríguez Suárez (Folio 9
del cuaderno 2), con el que se acredita que este falleció el 1 de abril de 2015.
- Copia de la cédula de ciudadanía del causante (Folio 10 del cuaderno 2).
- Copia de afiliación a los servicios médicos por parte de CASUR del señor
Rodríguez Suárez (Folio 11 del cuaderno 2).
- Copia del carné de afiliación a los servicios médicos en calidad de cónyuge
de la señora María Otilia Riaño de Rodríguez (Folio 12 del cuaderno 2).
- Copia de la cédula de ciudadanía de la demandante (Folio 13 del cuaderno
2).
- Copia de la Resolución No. 6800 del 23 de septiembre de 2015, proferida
por el Director General de CASUR (Folio 14 del cuaderno 2).
- Poder concedido por la actora a una abogada para impetrar la presente acción
de tutela (Folio 15 del cuaderno 2).
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En ese sentido, para el operador judicial, no se puede perder de vista lo descrito en
la Sentencia T-138 de 20101, pues en tal ocasión la Corte consideró como persona
de la tercera edad a todas aquellas que superen la expectativa de vida que fijó el
DANE que, para mujeres, fue establecida en 78,5 años, por lo que la demandante
no clasifica en tal categoría habida cuenta que tiene 75 años, incumpliendo con el
primer requisito para justificar la necesidad de obtener una medida de protección
por este medio.
Por otro lado, frente al señalamiento de la demandante según el cual, acudir ante la
jurisdicción contenciosa se torna ineficaz por su estado de salud y avanzada edad,
consideró el juzgador que no le asiste la razón en tanto que en la Ley 1437 de 2011
se consagró una serie de medidas cautelares (preventivas, conservativas,
anticipativas o de suspensión) a las que se puede acudir dentro del proceso
contencioso administrativo cuya finalidad es la de proteger los derechos
fundamentales de los solicitantes y el efectivo cumplimiento de una eventual
sentencia condenatoria.
2. Impugnación
La anterior decisión fue impugnada por la demandante por las razones que
seguidamente se exponen:
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A su parecer, resulta evidente que se encuentra dentro del grupo poblacional de la
tercera edad el cual goza de especial protección constitucional pues, aunque si bien
la Corte señaló, en la Sentencia T-138 de 2010 3, que la edad de la persona resulta
relevante para acudir a la acción de tutela a solicitar el reconocimiento y pago de
una prestación económica, lo cierto es que ello es importante para obtener la
pensión de vejez y no la sustitución pensional, como quiera que por medio de esta
última se persigue fines distintos toda vez que procura evitar la materialización del
daño que se causa con la muerte del pensionado que suplía las necesidades básicas
de su familia, sin que tenga preeminencia la edad de la esposa o compañera
dependiente.
Por ende, consideró que la actora se encuentra en la capacidad para esperar las
resultas de un procedimiento ordinario de defensa judicial el cual va a prevalecer
habida cuenta que la tutela, por su esencia, no es un medio complementario o
adicional toda vez que su procedencia se encuentra supeditada a la ausencia de
mecanismos judiciales ordinarios, lo que no aplica en este asunto.
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Mediante Auto del 7 de junio de 2016, el Magistrado Sustanciador consideró
necesario recaudar algunas pruebas para verificar hechos relevantes del proceso y
mejor proveer en el presente caso. En consecuencia, resolvió lo siguiente:
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vestuario, salud, recreación, vivienda, préstamos, etc.), con los
correspondientes soportes que así lo acrediten.
Añadió, que fue muy amigo de tres de sus hijos, aunque también conoció a los
otros por vivir en el mismo barrio. Precisamente fue por medio tal vínculo que tuvo
conocimiento de que la pareja se habían casado en Tuta, el 5 de noviembre de 1957,
participando además, junto con su familia, de algunas de sus celebraciones de
aniversario de casados y en las que notó al señor Rodríguez atento de todos los
preparativos.
Del mismo modo, refirió que tuvo conocimiento de que para el año 1982 se
separaron, porque la señora María Otilia se fue del barrio y pidió colaboración para
contratar los servicios de un abogado, siendo visible el sufrimiento que padecía por
esos días. Pero también, como vecino, presenció cuando en el año 2000 reanudaron
su convivencia, estando juntos en las celebraciones de fechas importantes, se
acompañaban a las citas médicas y compartieron techo, lecho y mesa de forma
ininterrumpida hasta el momento en que falleció el señor Rodríguez.
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Igualmente, señaló que compartieron con la pareja en las celebraciones de fechas
importantes, entre otras, la que se festejaba en noviembre en conmemoración de su
aniversario de casados.
Agregó, que tuvo una proximidad con la familia, no solo desde la esfera personal
sino también física lo que le permitió evidenciar su separación en el año 1982, por
cuanto supo que la demandante se había ido del barrio junto con unos de sus hijos
pero, igualmente, después presenció el regreso y la reanudación de su convivencia,
a partir del año 2000, compartiendo techo, lecho y mesa de forma ininterrumpida
hasta el 1 de abril de 2015, cuando falleció el señor Rodríguez.
Por otro lado, la señora María Otilia Riaño de Rodríguez mediante oficio remitido a
esta Corte, respondió los requerimientos que se le elevaron, de la siguiente manera:
Respecto de los servicios médicos señaló que desde el momento en que se casó con
su difunto esposo, ha sido beneficiaria del componente que ofrece la Policía
Nacional de Colombia y, en la actualidad, reside en un apartamento que le
pertenece a una de sus hijas. Finalmente adujo que desde el día en que aquel
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falleció ha solicitado la sustitución pensional ante CASUR por intermedio de su
apoderada judicial, por cuanto dependía económicamente de su asignación de
retiro.
Por otro lado, Javier Rolando Rodríguez Riaño, hijo de la pareja dio respuesta a los
requerimientos señalando que obtiene sus ingresos de la asignación mensual de
retiro que le fue reconocida por parte de la Policía Nacional, en cuantía equivalente
a $1´023.000, la cual destina para suplir sus necesidades y las de su núcleo familiar
como quiera que tiene tres personas a cargo a quienes debe proveerles de
alimentación y estudio y, además, cubrir los gastos de arriendo y servicios públicos.
Agregando que no tiene ningún bien inmueble.
Martha Astrid Rodríguez Riaño, también en su calidad de hija, señaló que obtiene
unos ingresos mensuales por valor de $650.000 por su desempeño como
comerciante en un establecimiento de su propiedad ubicado en la ciudad de Tunja,
tiene a su cargo a su hijo menor de edad y no es titular de bienes inmuebles.
Jesús Antonio Rodríguez Riaño, allegó una declaración en la que pone de presente
que sus ingresos mensuales son inferiores a un salario mínimo, no tiene bienes
muebles, su nivel académico es bachiller, tiene cuatro hijos y su estado civil es el
de soltero.
Agregó, que sus ingresos los obtiene de hacer diligencias a sus hijos y amigos por
lo que con lo que le pueden pagar suple sus necesidades. Asimismo señaló, bajo la
gravedad de juramento, que sus hermanos Jairo, Nancy y Nury, residen en Medellín
y no tienen medios económicos suficientes para ayudar a la manutención de su
progenitora, como quiera que tienen tres hijos menores cada uno, no poseen bienes
inmuebles y sus recursos los destinan a cubrir sus gastos.
Por otro lado, esta Sala consideró necesario suspender términos dentro del proceso
de la referencia y, en consecuencia, mediante auto del 22 de junio de 2016, ordenó
lo siguiente:
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Finalmente, mediante auto del 23 de junio de 2016, dando cumplimiento al
reglamento interno de esta Corte, se procedió a correr traslado a las partes de las
pruebas recaudadas así:
Admitió que efectivamente el señor Jesús María Rodríguez Suárez disfrutó en vida
de una asignación mensual de retiro la cual le fue reconocida a partir del 1 de
octubre de 1980.
Con ocasión de su deceso, la demandante radicó ante CASUR unos escritos en los
que solicitaba el reconocimiento y pago de la sustitución de la mesada pensional
del señor Rodríguez, alegando la calidad de cónyuge supérstite.
Sin embargo, dentro del expediente del causante milita un escrito remitido el 29 de
enero de 1981 por parte del Secretario General del Tribunal Superior de Tunja, Sala
Civil-Laboral, en el que pone presente el proceso abreviado de separación de
cuerpos que se adelantó entre la peticionaria y el señor Rodríguez y en el que se
decretó, como medida provisional, el embargo del 40% su mesada pensional a
favor de la señora Riaño y de sus hijos menores.
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sobresale, a folios 37, 38, 39, 40, 41, 42, 54, 55 y 118 una serie de “pruebas
contundentes” en las que se da constancia de que la accionante no hacía vida
marital con el pensionado.
Todo ello, les permitió inferir, “sin temor a equivocarse” que la señora María Otilia
Riaño de Rodríguez no reúne los requisitos del Decreto 4433 de 2004 y,
puntualmente, los previstos en el artículo 11, numeral 11,5, parágrafo 2º, literal a) y
el artículo 12, numerales 12,3 y 12,4.
Por otro lado, con fundamento en la información que dio la actora dentro de la
declaración juramentada que aportó con su solicitud, según la cual, compartió
techo, lecho y mesa con el pensionado en calidad de compañera permanente desde
el año 2000 y hasta el momento en que falleció el pensionado, procedieron a
realizar un trabajo investigativo (visita domiciliaria) a la dirección en la que, según
su información, residieron como pareja. Lo anterior, puesto que, en atención al
material obrante en el expediente administrativo, para CASUR, la veracidad de su
información fue puesta en tela de juicio.
Agregó el informe, que al visitar la dirección suministrada por la actora no les fue
posible constatar ningún tipo de información en tanto que era un sector de edificios
para arrendamiento.
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Finalmente, allegaron copia de los documentos que remitieron a CASUR los
despachos judiciales que ordenaron la separación y fijación de la cuota de
alimentos.
1. Competencia
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El artículo 86 de la Constitución Política establece que la acción de tutela es un
mecanismo de defensa al que puede acudir cualquier persona para reclamar la
protección inmediata de sus derechos fundamentales. En esta oportunidad, la
señora María Otilia Riaño de Rodríguez, por intermedio de apoderada judicial,
actúa en defensa de sus derechos e intereses, razón por la cual se encuentra
legitimada para actuar como demandante.
3. Solicitud de insistencia
Como cuestión previa debe aclarar esta Sala de Revisión, según las previsiones
incorporadas en el actual reglamento, que la selección del presente asunto se
produjo a instancias del Defensor del Pueblo, quien consideró importante que se
analizara la problemática planteada en sede de tutela, habida cuenta que la
peticionaria padece varias enfermedades catastróficas que permiten catalogarla
como una persona que se encuentra ante un evidente perjuicio irremediable.
4. Problema Jurídico
No obstante, como la misma Carta Política prevé, en su artículo 86, la regla anterior
tiene una salvedad, y es la que permite que se torne viable acudir al recurso de
amparo, aun cuando se disponga de otro procedimiento judicial, en tanto se procure
evitar la consumación de un daño irreparable o perjuicio irremediable a las
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prerrogativas básicas del recurrente que, por las circunstancias particulares
padecidas, solo puede llevarse a cabo por medio del trato preferente y sumario del
que fue dotada la tutela.
Sin embargo, tal posibilidad ha constituido la razón principal para que muchas
personas, motivadas por la prontitud con la que se solucionan los conflictos en sede
de tutela, procuren acudir a esta, de manera previa, en vez de propiciar su solución
en el escenario común, como debiera ser.
En efecto, desde la Sentencia T-225 de 1993 11 esta Corte señaló que se puede
afirmar que en un caso se está frente a la posibilidad de padecer un perjuicio
irremediable cuando se configuren los siguientes cuatro elementos: la inminencia,
la gravedad, la urgencia y la impostergabilidad de la acción.
No obstante, el papel del juez constitucional en tales casos debe ser enfático en
verificar que se presenten todos los elementos que configuran el perjuicio y,
además, otra serie de factores que acentúan la viabilidad de la tutela para obtener la
prestación periódica solicitada, los cuales fueron expuestos, entre otras, en la
Sentencia T-115 de 201112.
En tal oportunidad la Corte indicó que se debe tener en cuenta si se trata de una
persona de la tercera edad o una considerada sujeto de especial protección
constitucional, su estado de salud y el de su familia y si se encuentran seriamente
comprometidas las condiciones económicas del peticionario y que estas acusen un
serio deterioro o que se evidencie que con la falta de pago de la prestación o su
disminución, se genera un alto grado de afectación de los derechos fundamentales,
en particular, del derecho al mínimo vital.
Así las cosas, aunque si bien la tutela se caracteriza por ser un procedimiento
informal lo cierto es que so pretexto de que ello sea así, no se debe eximir al
recurrente de una carga probatoria mínima y de la acreditación siquiera sumaria de
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que con la ausencia de lo pretendido sus derechos fundamentales son expuestos a
un perjuicio irremediable.
Este fin ha sido contemplado por nuestros legisladores en tanto que han propiciado
que dentro del Sistema General de Seguridad Social se acoja esta figura, la cual
había sido previamente reconocida en algunos regímenes particulares. En ese
sentido, se amparó a los afiliados que, por un hecho propio de la naturaleza
humana, como lo es la muerte del familiar pensionado, ven menguados sus ingresos
económicos, toda vez que el fallecido era quien los asistía financieramente.
13 Al respecto, puede consultarse la Sentencia T-124 de 2012. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
14 Por el cual se reorganiza la carrera de oficiales y suboficiales de la Policía Nacional.
15 Por el cual se reforma el estatuto del personal de agentes de la Policía Nacional.
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Con posterioridad, el Presidente de la República profirió el Decreto Ley 2070 de
200316 pero esta Corte lo declaró inexequible mediante providencia C-432 de
200417, por cuanto fue dictado por el Ejecutivo en uso de las facultades
extraordinarias que señalaba el artículo 17 de la Ley 797 de 2003 y con ello se
transgredía la reserva existente sobre el tema, como quiera que es propio de una ley
marco y competencia exclusiva del Congreso de conformidad con el artículo 150
Superior, numeral 19, literal e).
Debido a lo anterior, las normas previas revivieron hasta que el legislativo expidió
la Ley 923 de 200418, con fundamento en la cual fue dictado por el Presidente de la
República el Decreto 4433 de 200419, que en el artículo 40 prevé el derecho
prestacional aludido y, en el parágrafo 2º, del artículo 11, se señalan los
beneficiarios del mismo.
16 Por medio del cual se reforma el régimen pensional propio de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional.
17 M.P. Rodrigo Escobar Gil.
18 Mediante la cual se señalan las normas, objetivos y criterios que deberá observar el Gobierno Nacional para la
fijación del régimen pensional y de asignación de retiro de los miembros de la Fuerza Pública de conformidad con lo
establecido en el artículo 150, numeral 19, literal e) de la Constitución Política.
19 Por medio del cual se fija el régimen pensional y de asignación de retiro de los miembros de la Fuerza Pública.
17
dicha sustitución. Si tiene hijos con el causante aplicará el numeral
3.7.1.
18
al momento de su muerte, siempre y cuando acrediten debidamente su
condición de estudiantes y a los hijos inválidos si dependían
económicamente del causante.
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cotizar al sistema para obtener su propia pensión, con cargo a dicha
sustitución. Si tiene hijos con el causante se aplicará el literal anterior.
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lo que las falencias en alguno de los dos factores, no supone per se la terminación
del otro.
En ese sentido, para que un(a) cónyuge o compañera permanente pueda solicitar la
sustitución pensional de su pareja, únicamente debe acreditar el elemento material
o real de convivencia efectiva al momento de la muerte del pensionado.
En torno al tema puede verse, por ejemplo, la Sentencia del 22 de julio de 2008 con
radicado No. 31.92120 en la que el máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria
señaló:
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mayor, etc., que no impidan ni signifiquen la pérdida de la comunidad de
vida ni la vocación de la vida en común, pues lo que interesa para que
esa convivencia exista es que en realidad se mantengan, el afecto, el
auxilio mutuo, el apoyo económico, y el acompañamiento espiritual,
característico de la vida en pareja.”
8. Caso Concreto
A pesar de lo anterior, la actora señaló que desde el año 2000 reanudó su unión con
quien fuera su esposo, mediante la modalidad de unión marital de hecho,
circunstancia a partir de la cual mantuvo una convivencia ininterrumpida por 15
años, hasta el momento de su muerte, el 1 de abril de 2015.
Con ocasión del deceso del señor Rodríguez, quien en vida gozó de una asignación
mensual de retiro reconocida por la entidad demandada, procedió a solicitar, el 17
de junio de 2015, la sustitución a su favor de la titularidad del derecho prestacional,
aportando como prueba de su convivencia, las declaraciones extrajuicio de dos
testigos.
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régimen de la Policía Nacional con el divorcio o disolución de la sociedad
conyugal.
En ese sentido, esta Corte pudo constatar que las condiciones físicas de la
demandante son críticas como quiera que dentro de su cuadro clínico, en la
actualidad padece, entre otras enfermedades, de bronquitis aguda especificada,
diabetes, hipertensión, artritis, insuficiencia cardiaca y cataratas.
Además, cuenta con una edad avanzada, 76 años, y no posee ningún ingreso fijo
periódico del que pueda suplir sus necesidades básicas, ni tiene bienes muebles e
inmuebles. A lo que se suma el hecho de que sus hijos no pueden proveerle
recursos con suficiencia pues los que perciben los deben destinar a la manutención
de sus respectivos núcleos familiares.
Ahora, entrando en el meollo del asunto, esta Corte reitera, como se indicó en la
parte motiva de esta providencia, que el criterio real que impajaritablemente se
debe acreditar al momento de perseguir la sustitución de una mesada pensional
alegando la calidad de compañera permanente es la convivencia con el causante
hasta el momento de su muerte. A lo que se suma que debe haberse mantenido
durante los cinco años anteriores al fallecimiento del pensionado.
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Lo anterior, en tanto que las partes en conflicto, para adoptar su postura, acudieron
a los testimonios de vecinos del difunto quienes dieron fe de realidades disímiles
respecto de la existencia de la unión marital de hecho que, según la demandante,
sostuvo con el señor Rodríguez desde el año 2000, a pesar de que tiempo atrás,
mediante providencia judicial, se decretó su separación y, en consecuencia, se le
puso fin al vínculo matrimonial que celebraron en 1957.
Así las cosas, si bien del material probatorio obrante en el expediente se evidencia
la existencia de unos testigos que dan fe de la reanudación de la unión de la actora
con el señor Rodríguez, desde el año 2000 hasta el 1 de abril de 2015, cuando este
último falleció, no es posible perder de vista que, por el otro lado, fruto de las
pruebas decretadas por esta Corte, se tuvo conocimiento de que CASUR, dentro del
trámite administrativo que adelantó en torno a la solicitud pensional, realizó una
visita al lugar en que residió el causante hasta el momento de su muerte y entrevistó
a tres vecinos quienes coincidieron en señalar que el pensionado, después de su
divorcio, no volvió a convivir con quien fuera su esposa, circunstancia que genera
dudas respecto de la veracidad de la existencia de la convivencia alegada.
Ahora, no puede perder de vista esta Corte que la entidad demandada no visitó a la
demandante en su lugar de residencia a efectos de tomar su declaración, permitirle
controvertir los testimonios o allegar las pruebas, sino que se limitó a informar que
no fue posible encontrar su apartamento.
Tanto es así, que exponen que se acompañaban en las citas médicas, en las
celebraciones de ocasiones importantes para la familia y en las conmemoraciones
de semana santa. Además se constató por la Sala que desde el año 2000 la
demandante fue nuevamente vinculada a los servicios de salud que brinda la Policía
Nacional, en condición de beneficiaria del señor Rodríguez lo que permite suponer
la aceptación de este último, ante la entidad demandada, de la existencia de un tipo
de unión en pareja y de ayuda mutua.
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sostuvo con el causante durante los 15 años anteriores a la fecha de su
fallecimiento.
Es precisamente por ello, que no puede esta Corte desconocer el evidente perjuicio
que recae sobre las prerrogativas fundamentales de la señora Riaño quien no cuenta
con otro medio financiero que le permita suplir sus necesidades básicas y que
además demostró que mantuvo con el causante unos vínculos que permiten inferir
que, aunque no era del todo claro que compartieran “techo”, según las
declaraciones obtenidas por CASUR, lo cierto es que estas tampoco descartan las
manifestaciones de apoyo y ayuda mutua que, al parecer, la pareja se prodigaba.
IV. DECISIÓN
RESUELVE
21 Decreto 2591 de 1991. Artículo 8: “La tutela como mecanismo transitorio. Aún cuando el afectado
disponga de otro medio de defensa judicial, la acción de tutela procederá cuando se utilice como
mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable.
En el caso del inciso anterior, el juez señalará expresamente en la sentencia que su orden permanecerá
vigente sólo durante el término que la autoridad judicial competente utilice para decidir de fondo sobre
la acción instaurada por el afectado.
En todo caso el afectado deberá ejercer dicha acción en un término máximo de cuatro (4) meses a partir
del fallo de tutela.
Si no se instaura, cesarán los efectos de éste.”
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Otilia Riaño de Rodríguez, como mecanismo transitorio, mientras la jurisdicción
competente define la existencia del derecho en cuestión.
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ACLARACIÓN DE VOTO DE LA MAGISTRADA
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO
A LA SENTENCIA T-392/16
Magistrado Ponente:
GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO
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advirtió a la actora que cuenta con 4 meses para acudir al medio de control de
nulidad y restablecimiento del derecho.
Así pues, aclaro mi voto en el sentido de que el juez de tutela debió evaluar la
prueba relativa a la existencia de una obligación alimentaria del esposo fallecido
con su ex esposa, y no sólo limitar la discusión a la convivencia que tuvieron en sus
últimos años en calidad de compañeros. En efecto, era preciso determinar si es
constitucionalmente válido negar la sustitución pensional por no existir
convivencia, ante la prueba de que hay una obligación alimentaria de la persona
fallecida con quien reclama la sustitución.
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Además, la Corte ha establecido que es posible que ambas figuras colisionen en
casos concretos22. Específicamente, puede ocurrir que un pensionado que debía
asignar un porcentaje de su prestación pensional a la cancelación de una asignación
alimentaria forzosa, fallezca y se suspenda el pago de la pensión y
consecuentemente de la cuota alimentaria.
En esa medida, cabía preguntarse si en este caso, dado que no se reconoció otro
beneficiario con mejor derecho, la accionante podía adquirir la condición de
beneficiaria de la sustitución pensional, debido a que su fallecimiento implicaba la
amenaza inminente del derecho al mínimo vital de aquélla, quien sobrevivía con el
pago de la cuota alimentaria.
Por consiguiente, debo precisar que en esta ocasión se debió tener en cuenta que el
pensionado era el obligado directo a sufragar la cuota alimentaria en favor de la
accionante, y en particular, existía una sentencia judicial en la que se declaraba que
su pensión estaba sujeta al pago de un valor que constituía la fuente única de
ingresos de la accionante. Ese elemento constituía un aspecto central de la
valoración en este caso, pese a lo cual no se hizo.
De esta manera, expongo las razones que me llevan a aclarar el voto con respecto a
las consideraciones expuestas en la sentencia de la referencia.
Fecha ut supra,
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