Ley de Flagrancia

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 RESUMEN

El presente artículo analiza el concepto de flagrancia delictiva, sus


características y clases existentes en la doctrina procesal actual. Realiza un
recuento de los derechos fundamentales que pueden verse afectados en caso
se configure el supuesto de flagrancia. Busca precisar correctamente el
concepto de presunción de flagrancia y verificar si la normatividad vigente al
respecto resulta correcta e idónea para sus fines. Finalmente, se propone una
reforma legislativa sobre el supuesto de presunción de flagrancia.

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 INTRODUCCIÓN

La palabra flagrancia proviene del verbo en latín flagare, que significa arder. El
termino flagrancia indica que algo tienen la cualidad de flagrante, es decir, que
flagra, que arde o resplandece como fuego o llama. Utilizando el recurso
literario de la metáfora se asocia a la idea de que algo se está ejecutando
actualmente. De esta manera, se puede establecer que es aquello que se está
ejecutando de manera inmediata, que resulta tan evidente que no necesita
pruebas, es decir, no necesita ser demostrado pues esta condición es
suficiente para otorgarle certeza, y es que cuando se ve el fuego, es indudable
que alguna cosa arde.

Todo delito en general es flagrante para quien está presente en el momento de


su comisión. Esto quiere decir que la flagrancia no es un modo de ser del delito
en sí, sino del delito respecto a una persona; y, por eso, una cualidad
absolutamente relativa; el delito puede ser flagrante respecto a Ticio y no
flagrante respecto a Cayo (Carnelutti: 1950, p 77).

En este sentido, puede establecerse que la flagrancia del delito coincide con la
posibilidad para una persona de comprobarlo mediante una prueba directa;
lo cual nos puede conducir erróneamente a afirmar que el delito es flagrante
en cuanto constituya la prueba de sí mismo, ello significaría que el delito
flagrante es el delito que se comete actualmente, en este sentido no habría
delito que no sea o que al menos no haya sido flagrante, porque todo delito
tiene su actualidad; pero la flagrancia no es la actualidad sino la visibilidad del
delito (Carnelutti: 1950).

De esta manera, un delito flagrante no debe ser entendido únicamente por su


actualidad o inmediatez, sino por la presencia de un testigo que observa la
totalidad de su desarrollo mientras se comete, por eso su relación con la
palabra flagrar que también significa resplandecer, sugiriendo la idea de que es
un delito que se ve resplandecer al momento que se está cometiendo. Así,
resulta claro que todos los delitos son flagrantes en el momento que se están
cometiendo, siendo lo importante que alguien lo pueda observar en ese
momento para que exista flagrancia delictiva.

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La flagrancia delictiva no depende únicamente de la actualidad o inmediatez de
su comisión sino de la existencia de un sujeto que lo percibe al momento de su
realización, pudiendo ser el agraviado, un testigo o una autoridad,
concluyéndose que flagrancia es la apreciación sensorial o visual del evento
delictivo.

23
 LA LEY DE LA FLAGRANCIA

En razón a la serie de normas promulgadas por el Ejecutivo para frenar el


avance de la criminalidad –sea esta común u organizada-, es que se ha
dispuesto, entre otras medidas, aplicar el proceso inmediato prescrito en los
arts. 446º al 448º del Código Procesal Penal, siendo especificadas las
circunstancias en las que se da inicio al trámite judicial en los casos de
flagrancia delictiva reportados en sede policial; siendo el objeto del dispositivo
legislativo evitar el engorro de un proceso común en razón a la presentación de
evidencias que permitan a los operadores jurídicos –llámese Ministerio Público
y Poder Judicial- promover una justicia más expeditiva. Por lo expuesto se
procederá a definir qué se entiende por el proceso inmediato y luego se
desarrollará el concepto de flagrancia, sus características y sus clases.

 EL PROCESO INMEDIATO

Lo que convierte un proceso común en uno inmediato es la evidencia delictiva.


La consecuencia inmediata de esta conversión es la simplificación de sus
trámites y el aceleramiento procesal, de tal forma que la subfase de diligencias
preliminares se convierte en el aspecto central, eliminándose la etapa
intermedia. De esta forma, la celeridad de este proceso se debe al recorte de
actividad procesal por la notoriedad y evidencia objetiva de los elementos de
cargo. Este proceso no encuentra su fundamento en la idea del consenso como
lo hace el principio de oportunidad, por ejemplo, sino en la evidencia delictiva. 1
De esta forma, este proceso se sustenta, en primer lugar, en la noción de
“simplificación procesal”, cuyo propósito consiste en eliminar o reducir etapas
procesales y aligerar el sistema probatorio para lograr una justicia rápida, sin
depreciar su efectividad; y, en segundo lugar, en el reconocimiento de que la
sociedad requiere de una decisión rápida, a partir de la noción de “evidencia
delictiva” o “prueba evidente”, lo que conlleva precisamente a la reducción de
etapas procesales.2
 Concepto:
Se conoce como proceso inmediato a la serie de procedimientos que tiene
como objeto emitir una respuesta efectiva por parte de la jurisdicción frente a
casos de flagrancia delictiva, confesión sincera o configuración de elementos
objetivos de convicción que generen certeza de la comisión del tipo penal.
El proceso inmediato se explana dentro de la doctrina procesal como:

1
César San Martín Castro, Derecho Procesal Penal. Lecciones (Lima: Jurista Editores, 2016), 803.
2
II Pleno Jurisdiccional Extraordinario de las Salas Penales Permanente y Transitoria, Acuerdo Plenario 2-
2016/CIJ-116; Asunto: proceso penal inmediato reformado, F.J. 7.

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“El proceso especial que amerita el abreviamiento del proceso, al no
desarrollarse las fases de investigación preparatoria e intermedia; siendo el
Fiscal quien solicite el trámite del mismo en caso se configure tanto la
flagrancia del delito, la confesión del mismo por parte del agente, o la evidencia
de comisión del delito dentro de las fases investigatorias 3.”
Dicho esto, el objeto de lo dispuesto en el Decreto Legislativo Nº 1194 es que
el art. 446º del Decreto Legislativo Nº 957 se aplique a casos en los que un
sujeto haya sido aprehendido por la policía, o en su defecto cuando la
confesión haya sido previamente validada conforme a los requisitos prescritos
en el art. 160º del Código Procesal Penal, siempre y cuando el proceso no sea
declarado complejo de acuerdo a lo prescrito en el inciso 3) del art. 342º de la
norma adjetiva.
Una de las características más resaltantes de la norma pasa porque, luego de
que venciera el plazo de detención en sede policial (24 horas para los casos en
general y 15 días calendario para delitos de terrorismo y tráfico ilícito de
drogas), el Fiscal remitirá al Juez en un plazo no mayor de 48 horas un
requerimiento de inicio de Proceso Inmediato, siendo que el magistrado a cargo
tendrá la misión de establecer la medida coercitiva a dictarse en contra del
imputado, la aplicación del Principio de Oportunidad -en caso sea necesario-, y
la procedencia o no del procedimiento; siendo –conforme a lo prescrito en el
art.448º del NCPP- que el Juez debe en un plazo máximo de 72 horas desde la
recepción del requerimiento fiscal convocar a una Audiencia Única.
En la Audiencia Única, el Fiscal postulará su acusación, y conforme se vayan
suscitando la o las audiencias posteriores en la que las partes tienen el
derecho a probar sus tesis –sean estas incriminatorias o de defensa-, se
determinará la resolución que dé por concluido el proceso, siendo la resolución
impugnable en las vías establecidas conforme al ordenamiento procesal.
Para concluir con el resumen de este nuevo dispositivo, es preciso señalar que
en el caso de personas que cometieron delitos tales como omisión de
asistencia familiar y conducción en estado de ebriedad se podrá convocar a
este proceso a efecto de establecer una condena pronta dada la flagrancia de
los delitos antes expuestos.

 FLAGRANCIA DELICTIVA

 Concepto:
Etimológicamente, la palabra flagrante, señala Pedro Angulo 4, citando a
Corominas, proviene del latín flagrans, flagrantis, participio activo de flagare:

3
SEMINARIO SAYAN; Gustavo, El Principio de Oralidad en el Código Procesal Penal del 2004, artículo
publicado para: GACETA JURÍDICA, Manual del Código Procesal Penal, 1º Edición, Gaceta Jurídica, Lima,
2011, Pág. 48.
4
Pedro Angulo Arana, “La detención en casos de flagrancia”, Actualidad Jurídica, tomo 106 (setiembre
2002): 32.

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“arder”. Como adjetivo, la palabra flagrante define a lo que se está ejecutando
actualmente. De esta forma, “en flagrante” es un modo adverbial que significa
“en el mismo acto de estarse cometiendo un delito” y equivale a infranti.
Para Queralt y Jiménez5, “delito flagrante es exclusivamente el que se perpetra
o se acaba de perpetrar en presencia de los agentes de policía judicial (…).
Flagrancia no es más que constancia sensorial (visual) del hecho (…). Delito
flagrante es todo aquel que se está cometiendo o se acaba de cometer cuando
se sorprende a los autores”.
Para la Corte Suprema de Justicia de Colombia, 6 el concepto de flagrancia se
refiere a aquellas situaciones en donde una persona es sorprendida y
capturada en el momento de cometer un hecho punible o cuando es
sorprendida y capturada con objetos, instrumentos o huellas, de los cuales
aparezca fundadamente que momentos antes ha cometido un hecho punible.
Este moderno concepto de flagrancia funde entonces los fenómenos de
flagrancia en sentido estricto y cuasiflagrancia.
El Tribunal Constitucional peruano en reiterada jurisprudencia ha establecido lo
que significa la flagrancia, distinguiendo los requisitos que la configuran. Así,
señala que en la comisión de un delito requiere el cumplimiento de cualquiera
de los dos requisitos siguientes: “a) la inmediatez temporal, es decir, que el
delito se esté cometiendo o se haya cometido momentos antes; y, b) la
inmediatez personal, es decir, que el presunto delincuente se encuentre en el
lugar de los hechos, en el momento de la comisión del delito, y esté
relacionado con el objeto o los instrumentos del delito”. 7 Esta es la definición
contenida en el artículo 259° del Nuevo Código Procesal Penal, establecida por
la Ley N° 29596 del 25-08-2010. Un tercer elemento sería c) “la necesidad
urgente”, que justificaría que la Policía, por las circunstancias concurrentes en
cada caso, se vea impelida a intervenir inmediatamente con el fin de: i) poner
término a la situación existente (infracción penal), ii) conseguir la detención del
autor de los hechos.8
En cuanto a las clases de flagrancia, tenemos: la flagrancia propiamente dicha,
la cuasiflagrancia y la flagrancia inferida. 1) La flagrancia propiamente dicha se
configura cuando la policía detiene sin mandato judicial a quien sorprenda en
flagrante delito, el sujeto agente es descubierto en la realización del hecho
punible o cuando acaba de cometerlo; supone la actualidad en la comisión del
delito que se revela al que descubre a su autor en el momento de la comisión,
5
Joan Queralt y Elena Jiménez, Manual de Policía Judicial (Madrid: Centro de Publicaciones del
Ministerio de Justicia, 1987), 68.
6
Sentencia 25136, Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Magistrado Ponente: Dr. Julio
Enrique Socha Salamanca, Bogotá, D.C., 30 de noviembre de 2006.
7
Cfr. las siguientes sentencias del Tribunal Constitucional peruano: Exp. N° 2096-2004-HC/TC, Sentencia
de 27 de diciembre del 2004, Asunto: Eleazar Jesús Camacho Fajardo; Exp. 4557-2005-PHC/TC,
Sentencia de 4 de diciembre del 2005, Asunto: Víctor Sarmiento Pérez; Exp. 2617-2006-PHC/TC,
Sentencia de 17 de mayo de 2006, Asunto: Giovani Davis Santana Orihuela; Exp. N.° 6142-2006-PHC/TC,
Sentencia de 14 de marzo del 2007, Asunto: James Yovani Rodríguez Aguirre.
8
Raúl Palomino, “El delito flagrante”, Anuario de Derecho Penal, N° 15 (2008): 3, acceso el 2 de agosto
del 2016, https:// www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a_20081006_04.pdf

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es decir, se sorprende al autor en el acto de delinquir; requiere de forma
imprescindible la percepción sensorial del mismo; 9 2) la cuasiflagrancia, se da
cuando el agente es detenido o perseguido inmediatamente después de
cometer el delito, siendo característica primordial que la persecución que se
inicie, dure, o no se suspenda mientras el delincuente no se ponga fuera del
inmediato alcance de los que lo persiguen. De esta forma, quienes admiten la
cuasiflagrancia como una forma más amplia de la flagrancia entienden que “la
flagrancia del delito se verifica cuando la noticia de un hecho que constituye
delito se obtiene mediante la presencia a la perpetración del hecho, o bien por
efecto de consecuencias a reacciones de tal hecho inmediatamente
producidas”;10 3) la flagrancia inferida se produce cuando se sorprende
inmediatamente después de cometido el delito, con efectos o instrumentos que
infundan la sospecha vehemente de su participación en él; es una figura muy
cuestionada debido a que la flagrancia está determinada por la posesión de los
objetos provenientes del delito y no en cuanto a la participación del sujeto en el
hecho; por esta razón, los supuestos de cuasiflagrancia y flagrancia inferida
pueden presentar situaciones problemáticas en la configuración de la
imputación concreta, al requerir de información que provenga de fuentes
indirectas; por ello, si la imputación descansa en fuentes indirectas de
información, se tiene que habilitar un plazo de investigación que ofrezca
sustento a las fuentes indirectas y por tanto declarar improcedente la petición
de inicio de proceso inmediato.11 Para Pedro Angulo, la flagrancia inferida “se
constituye por la presencia de evidencias materiales inobjetables que vinculan
a una persona con la comisión de un hecho ilícito, respecto del cual existe
proximidad temporal significativa”.12
En conclusión, la norma dice que hay flagrancia cuando el agente 1) es
descubierto realizando el delito, 2) acaba de cometerlo y es descubierto, 3) ha
huido y es identificado dentro de las 24 h de cometido el delito por quien vio el
hecho o lo grabó, o 4) es encontrado 24 h después con elementos que usó
para cometerlo o indicios en su vestimenta. Es decir, hay flagrancia hasta 24 h
después de cometer el delito.
 Usos de la Flagrancia:
La Constitución Política faculta a la Policía Nacional —cuando no obre mandato
judicial u otro supuesto constitucional— dos usos de la flagrancia: a) para la
detención policial; y, b) para el allanamiento y registro domiciliario. Éstos, en
conjunto, configuran lo que la jurisprudencia ha denominado como la necesidad
urgente de intervención policial (supra).

9
Jesús Fernández Entralgo, “¡Pase sin llamar...! El Artículo 21.2 de la Ley Orgánica 1/1992”, en Seguridad
ciudadana. Materiales de reflexión crítica sobre la Ley Corcuera, ed. por Jesús Fernández Entralgo,
Guillermo Portilla Contreras y Javier Barcelona Llop (Madrid: Trotta, 1993), 9.
10
Jesús Fernández Entralgo, “¡Pase sin llamar...! El Artículo 21.2 de la Ley Orgánica 1/1992”, en
Seguridad ciudadana. Materiales de reflexión..., 10.
11
Francisco Celis Mendoza Ayma, “El control de la detención en flagrancia y el proceso inmediato.
Flagrancia y detención policial”, Ius in Fraganti, N° 1, 1 (2016): 47.
12
Pedro Angulo Arana, “La detención en casos de flagrancia”, Actualidad Jurídica..., 38.

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Como sabemos, la detención policial constituye una medida obligatoria que
debe adoptar la policía en su especial misión del descubrimiento de los delitos,
consistente en la privación de la libertad personal y que es adoptada sin orden
judicial, en los únicos supuestos de flagrancia delictiva, teniendo como
presupuesto material a la imputación 13. A diferencia de otras medidas, la
detención en flagrante delito constituye una excepción a la aplicación del
requisito a la jurisdiccionalidad, que se exige para toda medida cautelar 14.
Por su parte, el allanamiento es una medida restrictiva del derecho que realiza
la Policía Nacional consistente en la entrada y registro del domicilio de una
persona, los cuales tienen como finalidad la persecución de un delito y siempre
que medie flagrancia delictiva; claro está, fuera de los casos en que exista una
autorización judicial, el consentimiento del titular del domicilio, la inminente
perpetración de un delito o razones de sanidad o grave riesgo.
Muchas disposiciones normativas acuden a la flagrancia delictiva como uno de
sus presupuestos a cumplir para generar sus consecuencias jurídicas (supra);
no obstante, en nuestro ordenamiento jurídico sólo una disposición ha
especificado cuáles son los requisitos o presupuestos para que pueda
configurarse, nos referimos al art. 259 del CPP, en el cual el legislador ha
estipulado cuatro situaciones, a saber: cuando el agente es descubierto en la
realización del hecho punible o cuando el agente acaba de cometer el hecho
punible y es descubierto (flagrancia clásica o estricta); cuando el agente ha
huido y ha sido identificado durante o inmediatamente después de la
perpetración del hecho punible, sea por el agraviado o por otra persona que
haya presenciado el hecho, o por medio audiovisual, dispositivos o equipos con
cuya tecnología se haya registrado su imagen, y es encontrado dentro de las
veinticuatro (24) horas de producido el hecho punible (cuasi flagrancia); o,
cuando el agente es encontrado dentro de las veinticuatro (24) horas después
de la perpetración del delito con efectos o instrumentos procedentes de aquel o
que hubieren sido empleados para cometerlo o con señales en sí mismo o en
su vestido que indiquen su probable autoría o participación en el hecho
delictuoso (flagrancia presunta).
De esta disposición legal se puede concluir, entre otras cosas, que el legislador
ha establecido dos momentos en los que puede iniciar la flagrancia y un único
momento en que concluye: ambos parten de considerar en qué momento se
produjo la percepción directa y efectiva del hecho ilícito por el tercero. Así, el
delito flagrante puede iniciar en el momento en que el tercero (víctima, testigo o
policía) percibe la etapa de ejecución del delito (art. 259.1 del CPP), o, en el
momento en que éste percibe al delincuente inmediatamente después de
haberlo consumado o de haberlo intentado (art. 259.2 del CPP); y, concluye en
el momento de su detención policial, la cual puede darse sólo en un tiempo
máximo de 24 horas de haberse percibido el momento inmediato de la

13
Vid. SAN MARTÍN CASTRO, César, Derecho procesal penal. Lecciones, Lima: Jurista Editores, 2015, p.
448.
14
Vid. NEYRA FLORES, José Antonio, Tratado de derecho procesal penal, Tomo II, Lima: IDEMSA, 2015, p.
149.

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consumación o de su intento (art. 259, incs. 3 y 4 CPP); por ende, es
únicamente dentro de este marco temporal en que nos encontraremos ante un
delito flagrante que autorice a la Policía Nacional detener a una persona y/o
ingresar y registrar su domicilio.15
 Presupuestos de la Flagrancia:
En interpretación fundamental, la jurisprudencia de nuestro Tribunal
Constitucional (en adelante sólo TC) se ha encargado de clarificar y enumerar
cuáles son los cuatro presupuestos para todos los tipos de flagrancia delictiva,
principalmente en el Exp. N° 00354-2011-PHC/TC CUSCO 16; presupuestos que
han sido reproducidos por la Corte Suprema de Justicia en el Acuerdo Plenario
Extraordinario N° 2-2016/CJ-116, en el que convino:
Las notas sustantivas que distingue la flagrancia delictiva son:
a) inmediatez temporal: que la acción delictiva se esté desarrollando o acabe
de desarrollarse en el momento en que se sorprende o percibe; y,
b) inmediatez personal: que el delincuente se encuentre en el lugar del hecho
en situación o en relación con aspectos del delito (objetos, instrumentos,
efectos, pruebas o vestigios materiales), que proclamen su directa participación
en la ejecución de la acción delictiva.
Las notas adjetivas que integran el delito flagrante son: 
a) la percepción directa y efectiva: visto directamente o percibido de otro
modo, tal como material fílmico o fotografías (medio audiovisual) —nunca
meramente presuntiva o indiciaria— de ambas condiciones materiales; y, 
b) la necesidad urgente de la intervención policial: la cual debe valorarse
siempre en función del principio de proporcionalidad, de tal suerte que evite
intervenciones desmedidas o la lesión desproporcionada de derechos respecto
al fin con ellas perseguidas (…).
Por lo demás, la noción general de ‘delito flagrante’ requiere una aplicación
jurisdiccional siempre atenta a las singularidades del modo de verificación de
cada concreta conducta delictiva (…).17 
15
PARIONA CANALES, Sergio Cesar, “La inexistencia del delito flagrante: Cinco situaciones determinadas
por la jurisprudencia y la doctrina que todo policía, fiscal, abogado y juez debe conocer” , en Actualidad
Penal. Vol. 39. Lima: setiembre del 2017, p. 249. Es importante señalar que, no obstante, a que la norma
adjetiva pareciera sólo referirse a delitos consumados y dolosos, lo cierto es que ello no es así por
cuanto el término hecho punible incluye también a la categoría del delito tentado, así como a delitos
culposos; de acuerdo a la interpretación del art. 16° y art. 12 del CP, respectivamente
16
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 00354-2011-PHC/TC CUSCO, Lima: 28 de marzo de 2911.
Lo más resaltante aquí, es lo señalado por el TC respecto del cuarto presupuesto, del cual ha
mencionado que “(…) lo que justifica la excepción al principio constitucional de la reserva judicial para
privar de la libertad a una persona es la situación particular de la urgencia (…)”. No obstante, algún
sector de la doctrina considera que en realidad éste no es un requisito de la flagrancia, sino una
condición de legitimidad que permite la intervención policial
17
II PLENO JURISDICCIONAL EXTRAORDINARIO DE LAS SALAS PENALES PERMANENTE Y
TRANSITORIA, Acuerdo Plenario Extraordinario N° 2-2016/CJ-116 (Asunto: Proceso penal inmediato
reformado. Legitimación y alcances), Lima: 01 de junio de 2016.

23
Conforme ya lo hemos señalado (supra), aunque estos pronunciamientos
jurisprudenciales no lo refieran expresamente, de conformidad con el art. 259
del CPP estos requisitos o presupuestos tienen un marco temporal límite fijado
desde los actos de ejecución del delito, su tentativa o inmediatamente después
de su consumación, y hasta producida la detención policial dentro de las 24
horas después de dicha consumación o tentativa. Transcurrido este término ya
no podrá decirse que se está ante un delito flagrante.
Respecto a los requisitos sustantivos 18 de la flagrancia no existe mayor debate
en la doctrina; sin embargo, no se puede decir lo mismo de los adjetivos, pese
a que -también- son indispensables, por lo que pasamos a precisarlos:
a) La percepción directa y efectiva viene a ser el primer conocimiento del
delito por medio de las impresiones que comunican los sentidos (visión,
audición, tacto, gusto y olfato) que tiene una persona diferente del delincuente,
pudiendo ser la propia víctima u otro (civil o policía), no obstante, para que se
dé por satisfecha, la percepción debe darse tanto de la acción delictiva como
del delincuente en vinculación con aquélla, vinculación que debe percibirse en
el mismo momento de la ejecución del delito o inferirse indubitablemente
después de haberse consumado; en tanto,
b) La necesidad urgente de intervención policial es el presupuesto que
justifica la excepción al principio constitucional de la reserva judicial para limitar
los derechos fundamentales de una persona, y viene a traducirse –
básicamente- en dos acciones formales: la detención policial y/o el ingreso y
registro del domicilio del imputado, los que se realizan con la finalidad de evitar
el peligro en la demora de la intervención estatal; es decir, evitar la fuga del
sospechoso, el ocultamiento de bienes, la obstaculización de la averiguación
de la verdad y el peligro de reiteración delictiva. Es este peligro el que hace
urgente y necesaria la intervención policial, la misma que debe determinarse
conforme al art. 253.3 del CPP, por regular los preceptos generales de las
medidas de coerción.
Por todo lo anterior, debemos concluir que, en nuestra definición, la flagrancia
delictiva es un supuesto fáctico temporal por el que se autoriza constitucional y
legalmente a la Policía Nacional a vulnerar el derecho fundamental a la libertad
de una persona y/o a la inviolabilidad de su domicilio dentro del estricto término
de 24 horas de consumado el delito y contados desde el momento en que el
tercero percibe la etapa de ejecución del ilícito, su tentativa o inmediatamente a
su consumación. Siendo cuatro sus requisitos 19: inmediatez personal;
inmediatez temporal; percepción directa y efectiva; y, la necesidad de urgente
de intervención policial, los que deben presentarse en el mismo momento,

18
Ver, por ejemplo: ARAYA VEGA, Alfredo G., Nuevo proceso inmediato para delitos en flagrancia, Lima:
Jurista Editores, 2016
19
ARAYA VEGA, Alfredo G., Nuevo proceso inmediato para delitos en flagrancia, ob. cit., p. 83, por su
parte prefiere denominarlos “elementos”, siendo estos –desde su opinión- seis: inmediatez personal,
inmediatez temporal, percepción sensorial directa, necesidad o urgencia de intervención, hecho punible
actual y evidente, y, constatación directa del tercero a efecto de conseguir una vinculación razonable del
responsable con el hecho mediante el decomiso de objetos o instrumentos.

23
salvo el último que puede extenderse hasta el límite máximo del plazo
señalado. Así las cosas, sólo con el cumplimiento de todos éstos podemos
asegurar que nos encontraremos ante un hecho que configura flagrancia
delictiva.20
 Presupuestos de Presunción de Flagrancia:
Flagrancia virtual. - este es un supuesto de presunción de flagrancia, que se
configura cuando el sujeto ha huido y ha sido identificado durante o
inmediatamente después de la perpetración del hecho punible, sea por el
agraviado o por otra persona que haya presenciado el hecho, o por medio
audiovisual, dispositivos o equipos con cuya tecnología se haya registrado su
imagen, y es encontrado dentro de las veinticuatro (24) horas de producido el
hecho punible.
Al respecto, existe serio cuestionamiento a este supuesto, pues se privilegia la
sola sindicación del agraviado o tercera persona por un lado, y por otro el uso
de la tecnología, así lo ha dejado sentado Caballero Guevara al referirse que:
“…el lapso de veinticuatro horas introducido por la norma modificatoria,
desnaturaliza la propia esencia de esta institución. Facultar a la policía a
detener a una persona hasta un día después (dentro de las 24 horas) de
ocurrido el hecho, con la sola sindicación del agraviado o de un testigo, ya no
presenta ese nivel de convicción que justifica la detención” (Caballero 2009, p.
147).
Con lo cual, es de verse que no cumple con el requisito o elemento típico de la
detención en flagrancia, cual es la inmediatez personal y temporal,
desnaturalizándose de esta manera esta institución.
También se cuestiona, que la identificación del agente por parte del agraviado
o de un testigo que haya presenciado el hecho, ofrece ciertas dudas sobre la
objetividad y credibilidad de dicha versión, pudiéndose presentar excesos por
razón de memoria o, el nerviosismo y confusión ante la percepción de un
evento delictivo. De ahí que el solo dicho de la víctima o de un testigo, es
insuficiente para la configuración de la flagrancia delictiva, no resultando idóneo
y proporcional este sub tipo de presunción de flagrancia virtual.
Ahora, con respecto al medio tecnológico de identificación del agente a través
de un medio audiovisual, sobre todo, en cierta medida puede tener rasgos de
objetividad, siempre y cuando no sean manipulados y se aporten en óptimas
condiciones; no obstante, también contraviene en nuestra opinión el requisito
de inmediatez temporal al habilitarse hasta el máximo de las 48 horas como
posibilidad de detención del agente, que no tiene que ver con el mismo acto ni
de acabar de cometerlo.

20
Para un estudio más detallado, ver: PARIONA CANALES, Sergio Cesar, “La inexistencia del delito
flagrante: Cinco situaciones determinadas por la jurisprudencia y la doctrina que todo policía, fiscal,
abogado y juez debe conocer”, ob. cit., pp. 251-252.

23
Flagrancia diferida.- siguiendo lo prescrito normativamente, este supuesto se
configura cuando el agente es encontrado dentro de las veinticuatro horas
después de la perpetración del delito con efectos o instrumentos procedentes
de aquel o que hubieren sido empleados para cometerlo o con señales en sí
mismo o en su vestido que indiquen su probable autoría o participación en el
hecho delictuoso.
Como se viene señalando, las características de inmediatez temporal y
personal de la flagrancia delictiva suponen la noción de un delito evidente, un
delito que se percibe, que se ve, que se observa directamente, por lo que
importa la presencia de elementos de convicción que permitan establecer, con
alta probabilidad, la comisión de un delito por parte del agente.
Aquí la presunción se le entiende como la aceptación de una cosa como
verdadera o real a partir de ciertas señales o indicios, sin tener certeza
completa de ello. La presunción de flagrancia es una presunción legal, es decir,
ha sido creada por la ley con el propósito de aceptar la existencia de flagrancia
delictiva cuando no corresponda la aplicación de la flagrancia en estricto o la
cuasi flagrancia.
Sin embargo, su configuración normativa no debe obviar la existencia de otra
presunción con rango constitucional, esto es, la presunción de inocencia,
puesto que esta última garantiza que una persona sea considerada inocente
mientras no exista prueba suficiente más allá de toda duda razonable que
demuestre su participación como autor de un delito.
Presumir que una persona ha cometido un hecho delictivo por encontrársele en
posesión de ciertos elementos (efectos, instrumentos) que indiquen que acaba
de cometerlo o se hayan empleados para cometerlo, o con señales en sí
mismo o en su vestido, todo dentro de las veinticuatro horas, no resulta
suficiente para desvirtuar el estado de inocencia inherente a todo ser humano,
pues, a nuestro criterio, no otorga la evidencia objetiva necesaria y suficiente
de la comisión del hecho delictivo, sino tan solo un estado de sospecha de su
participación.
La amplitud de la presunción de flagrancia diferida permite una corroboración
indiciaria muy deficiente del concepto de flagrancia delictiva, pues bastaría ser
encontrado con algún objeto del lugar de los hechos para ser implicado en el
evento delictivo, y ser pasible de afectación de un derecho fundamental.
A mayor abundamiento, debemos de precisar que la flagrancia delictiva implica
que los elementos que evidencian la comisión del delito se encuentren en el
lugar de los hechos, de donde serán recabados durante la detención del
agente; y, además de que esta se percibe, y no se demuestra, pues se
encuentra vinculada a la prueba directa y no a la indirecta, circunstancial o
indiciaria, excluyéndose la sospecha, conjetura, intuición o deducciones para
sostener la existencia del delito y la vinculación del agente.

23
 CARACTERÍSTICAS DE FLAGRANCIA DELICTIVA

La flagrancia delictiva tiene implicancias constitucionales, pues su


configuración puede justificar la afectación de derechos fundamentales por
parte de las autoridades, por ejemplo, policiales. Por ello, resulta sustancial
establecer correctamente sus características:
a) Inmediatez temporal: el sujeto debe ser observado cometiendo el hecho
delictivo, o haber sido perseguido y encontrado inmediatamente después de
cometerlo.
b) Inmediatez personal: el sujeto debe ser encontrado en el lugar de los hechos
o cerca de este, lo cual permite inferir su participación en el hecho delictivo.

 CLASES DE FLAGRANCIA DELICTIVA

A efectos del presente trabajo de investigación debemos conceptualizar


adecuadamente las tres clases de flagrancia delictiva que se reconocen en la
doctrina procesal, así tenemos:
a) Flagrancia en estricto: el sujeto es observado cometiendo el hecho
delictivo.
Este tipo de flagrancia según el magistrado costarricense Araya Vega
“Es también conocida como flagrancia real, estricta, en sentido estricto (stricto
sensu) o propiamente dicha. Tiene que ver con el descubrimiento del autor en
el momento mismo de la comisión del hecho delictivo, esto es, cuando lo está
cometiendo o en el instante que acaba de cometer el delito, y el responsable
es percibido sensorialmente por un tercero en su comisión.” (Araya 2016, p.
69).
Es el caso, por ejemplo, de una persona que con el fin de arranchar una cartera
empieza a forcejear con el delincuente, y en ese momento es detenido por la
policía; o cuando arrancha la cartera y empieza a correr, pero un agente policial
que ha visto el latrocinio inicia su persecución sin perderlo de vista hasta llegar
a alcanzarlo.
b) Cuasi flagrancia: el sujeto es encontrado inmediatamente después de
haber ejecutado el hecho delictivo, para ello, ha sido perseguido desde
el lugar en donde lo cometió por quien lo observo cometiéndolo.
El mismo autor antes citado, señala “se le conoce también como flagrancia
material y se da cuando “el agente es descubierto por un tercero durante la
ejecución o consumación del hecho delictivo a través de la persecución
inmediata” (Araya 2016, p. 70). Aquí no se pierde de vista al sujeto.

23
Siguiendo el supuesto anterior, es el caso de esta persona que arrancha una
cartera y se da a la fuga, sin embargo, es visto por el mismo agraviado y otros
testigos presenciales quienes inician su persecución y a pesar de
escabullírseles, logran detenerlo dentro de las 24 horas de sucedido los
hechos.
c) Presunción de flagrancia: el sujeto no ha sido encontrado ejecutando el
hecho delictivo ni huyendo del lugar de su comisión, pero existe
evidencia que permita inferir que ha cometido un hecho delictivo
recientemente.
“Uno de los presupuestos procesales de detención flagrante más dedicados es,
sin duda, la flagrancia presunta, también conocida como flagrancia evidencial,
diferida, virtual o ex post ipso.” (Araya 2016, p. 71).
Su determinación se basa en presunciones. Aquí el agente no es sorprendido
durante ni inmediatamente después de consumado los hechos, ni es
perseguido inmediatamente luego de su comisión, solo se detiene por datos
indiciarios que indicarían que cometió el delito, sea por encontrársele ciertas
señales o instrumentos del hecho, o porque lo señala el agraviado o algún
testigo que vio los hechos.
Siendo este tipo de flagrancia muy controvertida en la doctrina y en la praxis
jurídica, especialmente desde la vertiente del Tribunal Constitucional, en que se
da cuenta que no cumpliría con los ya mencionados requisitos referidos a lo
inmediato en el tiempo y en la persona, pero igual se encuentra vigente en
nuestro ordenamiento procesal.

 PRINCIPIOS DE LA FLAGRANCIA

Conforme a la doctrina, son dos los principios que deben tenerse en cuenta al
momento de efectuar la detención por delito flagrante, los cuales nos referimos
a continuación siguiendo las ideas de Araya Vega.
a. Fumus Commissi Delicti
Este principio también es conocido como “atribución de un delito”. “Se trata,
pues, de una percepción sensorial directa e inmediata – personal y temporal-
de la comisión del delito por un tercero” (Araya 2016, p. 73).
En este orden de ideas podemos decir que, si no existe una percepción
sensorial directa de los hechos, es evidente que no se puede detener, sin
embargo, también vale si ya se ejecutó el hecho pero se percibe directamente
las señales, huellas o instrumentos con que se cometieron los hechos y
vinculan al imputado.
b. Perículum Libertatis

23
Conocido también como principio de necesidad de intervención, el mismo que a
decir de Alfredo Araya el sujeto al verse descubierto in fraganti, hay urgencia
en su detención para evitar su huida y en consecuencia su impunidad.

 ELEMENTOS TÍPICOS DE LA FLAGRANCIA

La doctrina y la jurisprudencia, han establecido que para que prospere una


detención en flagrancia delictiva, necesariamente debe satisfacerse los
siguientes elementos:
En este sentido Sara Aragones (citado por San Martín Castro 1999, p. 807),
señala que condicionan el concepto “delito flagrante” los siguientes elementos:
1. inmediatez temporal: Que se esté cometiendo un delito o que haya sido
cometido instantes antes.
2. inmediatez personal: consistente en que el delincuente se encuentre allí en
ese momento en situación tal con relación al objeto o a los instrumentos del
delito que ello ofrezca una prueba de su participación en el hecho; y
3. necesidad urgente: de tal modo que la policía, por las circunstancias
concurrentes en el caso concreto, se vea impelida a intervenir inmediatamente
con el doble fin de poner término a la situación existente impidiendo en todo lo
posible la propagación del mal que la infracción penal acarrea, y de conseguir
la detención del autor de los hechos, necesidad que no existirá cuando la
naturaleza de los hechos permita acudir a la Autoridad judicial para obtener el
mandamiento correspondiente”.
En esa misma línea de ideas, Víctor Cubas Villanueva (2017), también coincide
con la existencia de estos requisitos, precisando como requisitos esenciales a
los dos primeros, a la Inmediatez temporal: que hace referencia cuando el
delito se está cometiendo o que se haya cometido antes; y a la Inmediatez
personal: que hace referencia cuando el presunto delincuente se encuentre ahí
en ese momento en situación y con relación al objeto, a los instrumentos del
delito, que ello ofrezca una prueba evidente de su participación en el hecho
delictivo. De esta manera este autor coincide con la doctrina jurisprudencial del
Tribunal Constitucional que en reiterada jurisprudencia se ha referido a estos
dos requisitos21.
Al respecto Araya Vega sostiene “dentro de los elementos necesarios para la
configuración de la una detención flagrante se requiere: a). Percepción del
hecho por la víctima, un tercero civil o un agente de la policita, b).
21
Exp.9724-2005-PHC/TC y Exp. 1923-2006-HC/TC.

23
individualización del responsable, c). hecho delictivo, d. inmediatez temporal, y,
e). inmediatez Personal” (Araya 2016, p. 76).

 DERECHOS FUNDAMENTALES AFECTADOS POR LA FLAGRANCIA


DELICITIVA
La configuración de la flagrancia delictiva habilita la posibilidad de afectación de
algunos derechos fundamentales por parte de las autoridades, ahí radica la
importancia de establecer su presencia en un caso en concreto. En este orden
de idea, son las agencias de criminalización secundaria, sobre todo la Policía
Nacional, las que determinan si en una situación en particular existe flagrancia
delictiva, dependiendo de su corrección y correcta interpretación de la ley la
inexistencia de abusos.
Entre los derechos fundamentales que se pueden afectar tenemos:
a) La libertad ambulatoria:
El artículo 2 inciso 24 de la Constitución Política señala que toda persona tiene
derecho a la libertad y seguridad personal, precisando en su parágrafo f, que
como consecuencia de ello:
“Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del
juez o por las autoridades policiales en caso de flagrante delito (…).”
De esta manera, el derecho fundamental a la libertad personal en su
manifestación de libertad ambulatoria o circulación, que importa que una
persona pueda libremente desplazarse de un lugar a otro, puede ser afectado
por la Policía Nacional en caso exista flagrancia delictiva.
Por otro lado, el artículo 260 del Código Procesal Penal faculta a cualquier
persona a arrestar en estado de flagrancia delictiva, debiendo entregar
inmediatamente al arrestado y las cosas que constituyan el cuerpo del delito a
la Policía más cercana.
Se entiende por entrega inmediata el tiempo que demanda el dirigirse a la
dependencia policial más cercana o al Policía que se halle por inmediaciones
del lugar. En ningún caso el arresto autoriza a encerrar o mantener privada de
su libertad en un lugar público o privado hasta su entrega a la autoridad
policial.
b) La inviolabilidad de domicilio:
De igual forma, el artículo 2 inciso 9 de la Constitución Política establece que
toda persona tiene derecho: “A la inviolabilidad del domicilio. Nadie puede
ingresar en él ni efectuar investigaciones o registros sin autorización de la
persona que lo habita o sin mandato judicial, salvo flagrante delito o muy grave

23
peligro de su perpetración. Las excepciones por motivos de sanidad o de grave
riesgo son reguladas por la ley.”
La inviolabilidad del domicilio consisten en la imposibilidad de entrada,
investigación o registro del recinto que se habita, salvo flagrante delito; se
recomienda que se incluya como actos violatorios no solo los utilizados en
forma física por otras personas sino por medio de aparatos electrónicos,
mecánicos u otros análogos.
c) El secreto e inviolabilidad de las comunicaciones
El artículo 3 del Decreto Legislativo N° 1182 establece que: “La unidad
a cargo de la investigación policial solicita a la unidad especializada el
acceso inmediato a los datos de localización o geolocalización de teléfonos
móviles o dispositivos electrónicos de naturaleza similar, siempre que
concurran los siguientes presupuestos:
a. Cuando se trate de flagrante delito, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 259 del Decreto Legislativo Nº 957, Código Procesal Penal.
b. Cuando el delito investigado sea sancionado con pena superior a los
cuatro años de privación de libertad.
c. El acceso a los datos constituya un medio necesario para la investigación.”
La citada norma permite a la Policía Nacional, sin necesidad de una orden
judicial, solicitar a los operadores de telecomunicaciones la localización y
geolocalización de teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos
móviles, a fin de obtener la ubicación e identidad de una persona
investigada por la comisión de un delito.
Para ello, la Policía Nacional debe verificar que exista flagrancia delictiva, que
el delito investigado sea pasible de una pena mayor de cuatro de años de
privación de la libertad, y que el acceso a la información de localización
constituya un medio necesario para la investigación. Para ello, la unidad a
cargo de la investigación policial solicitará a la unidad especializada
(División de Investigación de Alta Tecnología – DIVINDAT) el acceso inmediato
a los datos de localización o geolocalización de teléfonos móviles o
dispositivos electrónicos de naturaleza similar, teniendo la obligación de
poner en conocimiento del Ministerio Público la solicitud efectuada.
Acto seguido, la unidad especializada, previa verificación del responsable
de la unidad solicitante, cursa el pedido a los concesionarios de los servicios
públicos de telecomunicaciones o a las entidades públicas relacionadas con
estos servicios, a través del correo electrónico institucional u otro medio
idóneo convenido.
Los concesionarios de servicios públicos de telecomunicaciones o las
entidades públicas relacionadas con estos servicios, están obligados a
brindar los datos de localización o geolocalización de manera inmediata, las
veinticuatro horas del día de los trescientos sesenta y cinco días del año, bajo

23
apercibimiento de ser pasible de las responsabilidades de ley en caso de
incumplimiento.
La definición del secreto de las comunicaciones en el Perú se encuentran el
numeral 5 de la Resolución Ministerial Nº 111-2009-MTC “Norma que
establece medidas destinadas a salvaguardar el derecho a la inviolabilidad y
el secreto de las telecomunicaciones y la protección de datos personales, y
regula las acciones de supervisión y control a cargo de Ministerio de
Transportes y Comunicaciones”, que establece:
“Secreto de las telecomunicaciones.-
Se entiende como secreto de las telecomunicaciones al derecho fundamental
de toda persona, a que sus comunicaciones no sean vulneradas y que
genera la obligación a cargos de los operadores de telecomunicaciones de
adoptar las medidas y procedimientos razonables para garantizar la
inviolabilidad de las comunicaciones que se cursen a través de sus redes.”
De conformidad con el numeral 6 de la Resolución Ministerial antes citada, se
señala el ámbito de protección de este derecho:
“Ámbito de protección.-
La protección del derecho a la inviolabilidad y al secreto de las
telecomunicaciones y a la protección de datos personales, comprende, entre
otros aspectos, los siguientes:
- El contenido de cualquier comunicación de voz o de datos, cursado a
través de telecomunicaciones u otros medios que la tecnología permita.
- Los mensajes de texto (SMS Y MMS) entrantes y salientes.
- El origen, destino, realización, curso o duración de una comunicación …”
Se puede observar que el requerimiento de información privada por parte de la
Policía Nacional a los operadores de telecomunicaciones constituye una
intervención en el derecho al secreto e inviolabilidad de las comunicaciones
protegido por el inciso 10 del artículo 2° de la Constitución Política. Pues, no
obstante el artículo 6° de Decreto Legislativo N° 1182 señale que se excluyen
los datos de localización o geolocalización del ámbito de protección del
derecho al secreto e inviolabilidad de las comunicaciones, lo cierto es que
con el avance tecnológico, las “comunicaciones” no solo abarcan las
transacciones realizadas por medios electrónicos (como las llamadas
telefónicas, mails o mensajes de texto) sino que también comprende las
interacciones o actividades productos de esta como la identidad de las partes,
información de rastreo de ubicación incluyendo direcciones IP y otros. Así lo
establecen los Principios Internacionales sobre la Aplicación de los Derechos
Humanos a la Vigilancia de las Comunicaciones.
En este orden de ideas, la protección de la privacidad no solamente se
garantiza eliminando la posibilidad de que terceros conozcan ilícitamente el
contenido de las conversaciones telefónicas, sino de toda aquella información

23
vinculada a las comunicaciones, como lo son los datos de tráfico, tal como se
encuentra expresamente regulado en la Ley General de Telecomunicaciones.
Por otro lado, debemos precisar que el Código Procesal Penal de 2004 también
regula este mecanismo, pero exige la previa autorización judicial. Así, en el
artículo 230° establece que “los concesionarios de servicios públicos de
telecomunicaciones deben facilitar, en forma inmediata, la geolocalización de
teléfonos móviles y la diligencia de intervención, grabación o registro de las
comunicaciones que haya sido dispuesta mediante resolución judicial, en
tiempo real y en forma ininterrumpida”. Con ello, podemos apuntar na evidente
contradicción del Decreto Legislativo en comentario, al permitir a la
Policía solicitar la localización de equipos sin mandato judicial.
De esta manera, con la dación de esta norma se pone nuevamente en debate
la disputa entre el derecho al secreto e inviolabilidad de las comunicaciones
que todo individuo ostenta, y que debe ser garantizado por el Estado, y el
deber primordial, que también tiene el Estado, de proteger a la población de las
amenazas contra su seguridad.
Por nuestra parte sostenemos que si bien es obligación del Estado crear
mecanismos eficientes que fortalezcan la seguridad ciudadana, en lo que
respecta concretamente a la lucha contra la delincuencia común y organizada,
ello debe realizarse garantizando la plena vigencia de los derechos
fundamentales de la persona humana. De tal manera, que cada instrumento
o mecanismo legal debe forjarse cuando sea necesario, útil y proporcional,
atendiendo siempre al criterio de razonabilidad.
d) El derecho a un debido proceso
El artículo 446 del Código Procesal Penal establece que: “1. El Fiscal debe
solicitar la incoación del proceso inmediato, bajo responsabilidad, cuando se
presente alguno de los siguientes supuestos:
a) El imputado ha sido sorprendido y detenido en flagrante delito, en
cualquiera de los supuestos del artículo 259; (…).”
Consideramos que la configuración actual del Proceso Inmediato no satisface
la garantía constitucional del debido proceso, pues con su diseño procesal se
afecta ciertos principios fundamentales de la administración de justicia.
El Proceso Inmediato es un proceso penal especial, que tiene como principal
característica su celeridad, ello lo consigue a través de la eliminación o
reducción de la etapa de investigación preparatoria, y la concentración en la
audiencia única de juicio de la etapa intermedia y del juzgamiento.
La audiencia única de juicio es dirigida por un solo Juez, este se encarga de
efectuar el control de la acusación y, posteriormente, dirige el juzgamiento y
emite sentencia sobre el fondo del asunto. De esta manera, observamos una
concentración de funciones en un solo Juez, afectándose sensiblemente
el principio de imparcialidad judicial, ya que el mismo Juez que aprueba
la

23
acusación fiscal mediante el auto de enjuiciamiento es el que resuelve
finalmente el caso, por lo tanto, es un Juez que antes de conocer y juzgar los
hechos materia de acusación en el juicio oral ha pre juzgado previamente los
mismos hechos en la etapa intermedia, no satisfaciendo ello el deber de
imparcialidad que debe ostentar todo Juez decisor.
Un análisis aparte, requiere la obligatoriedad por parte del Ministerio Público de
solicitar, bajo responsabilidad, la incoación del Proceso Inmediato. Al respecto,
coincidimos con el sector minoritario que sostiene que dicha obligación vulnera
el principio constitucional de autonomía del Ministerio Público consagrado en el
artículo 158 de la Constitución Política, el cual le otorga la titularidad del
ejercicio de la acción penal. En este sentido, el Fiscal es libre de decidir cuál es
la estrategia más idónea y acertada para su teoría del caso, ello incluye la
elección de la vía procesal.
Por tanto, resulta inconstitucional obligar legalmente al representante del
Ministerio Publico, bajo amenaza de responsabilidad, a solicitar la incoación
del Proceso Inmediato, ya que tal decisión debe ser discrecional y no
forzosa, pues desnaturaliza, por un lado, el principio acusatorio en el que
se encuentra inspirado nuestro sistema procesal, y por otro, el principio de
separación de poderes, base fundamental de nuestro actual Estado
constitucional de Derecho, pues no es función del Poder Legislativo decidir la
incoación del Proceso Inmediato, sino al Ministerio Público, como organismo
constitucional autónomo que goza de dicha facultad constitucional.
De otro lado, los detractores del Proceso Inmediato señalan que éste
reduce al mínimo las garantías procesales de las partes, en especial el
derecho de defensa y la tutela jurisdiccional de los imputados. En este orden
de ideas, siendo el Proceso Inmediato sumamente vertiginoso y ágil, resulta
necesario, reparar en los casos en los cuales se procesan delitos muy graves,
es decir, aquellos que importan sanciones muy severas, como pena privativa
de libertad mayor a quince años o cadena perpetua.
En estos casos se debe ponderar la particular situación que se presenta, pues
debido a la gravedad de la posible sanción penal a imponerse se debe de
considerar que el Proceso Inmediato no resulta del todo idóneo para garantizar
acabadamente la determinación judicial de la eventual pena, máxime si se
tratara de una sanción punitiva que impactara rotundamente en la vida del
condenado.
Por tanto, creemos que la vía del Proceso Inmediato en estos casos no resulta
la eficiente, aun cuando se satisfagan las condiciones habilitantes para la
instauración del Proceso Inmediato, líneas arriba descritas, pues no se debe
olvidar que el proceso penal, además de ser un método de debate dialectico
que se emplea para alcanzar el conocimiento sobre la realización o no del
hecho delictivo por parte del imputado, también sirve para conocer al imputado,
sus carencias sociales, posición económica, cultura, costumbres, etc.; sobre
todo cuando se le va a imponer una sanción penal muy grave.

23
Ello supone que el Juez tenga un tiempo prudencial para llegar a ese grado
de conocimiento sobre el imputado, lo cual, en el marco de un Proceso
Inmediato no se podrá satisfacer, resultando insuficiente el mismo para
cumplir tal cometido. La imposición de una pena para ser justa, no solamente
debe tener en cuenta la comisión del delito y las circunstancias que lo
rodearon, sino también la dosis adecuada de sanción para lograr el cometido
de la misma, esto es la resocialización del condenado.

 PRECISIONES SOBRE LA PRESUNCIÓN DE FLAGRANCIA

Resulta importante, a efectos de garantizar una correcta utilización del


concepto de flagrancia delictiva, analizar si la actual configuración legal de la
presunción de flagrancia, contenida en el artículo 259 del Código Procesal
Penal, cumple las características para ser utilizada como tal.
Respecto al referido artículo, son los incisos 3 y 4 los que establecen
los supuestos de presunción de flagrancia, a una se le conoce en la doctrina
como flagrancia virtual y a la otra como flagrancia diferida.
a) Flagrancia virtual
Este supuesto de presunción de flagrancia se configura cuando el agente ha
huido y ha sido identificado durante o inmediatamente después de la
perpetración del hecho punible, sea por el agraviado o por otra persona que
haya presenciado el hecho, o por medio audiovisual, dispositivos o equipos
con cuya tecnología se haya registrado su imagen, y es encontrado dentro de
las veinticuatro (24) horas de producido el hecho punible.
Al respecto, CABALLERO GUEVARA (2009, p.147), refiere que:
“…el lapso de veinticuatro horas introducido por la norma modificatoria,
desnaturaliza la propia esencia de esta institución. Facultar a la policía a
detener a una persona hasta un día después (dentro de las 24 horas) de
ocurrido el hecho, con la sola sindicación del agraviado o de un testigo, ya no
presenta ese nivel de convicción que justifica la detención.”
En atención a lo expuesto, si tenemos en consideración que una de las
características de la flagrancia delictiva es la inmediatez, esta clase de
flagrancia desnaturaliza dicha institución.
Por otro lado, la identificación del agente por parte del agraviado o de un
testigo que haya presenciado el hecho, ofrece ciertas dudas sobre la
objetividad y credibilidad de dicha versión, pudiéndose presentar excesos
debido a la fragilidad de la memoria o, el estado emocional de nerviosismo y
confusión ante la percepción de un evento delictivo. Así, la sola sindicación del
agraviado o de un testigo no resulta suficiente para la configuración de la
flagrancia delictiva, no resultando idóneo y proporcional este sub tipo de
presunción de flagrancia virtual. Sin embargo, sí consideramos un sub tipo

23
valido la identificación del agente a través de un medio audiovisual, sobre
todo, por la objetividad que ofrecen este tipo de documento; no obstante,
consideramos importante establecer taxativamente los medios audiovisuales
que se pueden emplear para la identificación del agente. b) Flagrancia diferida
Este supuesto se configura cuando el agente es encontrado dentro de las
veinticuatro horas después de la perpetración del delito con efectos o
instrumentos procedentes de aquel o que hubieren sido empleados para
cometerlo o con señales en sí mismo o en su vestido que indiquen su probable
autoría o participación en el hecho delictuoso.
Las características de inmediatez temporal y personal de la flagrancia
delictiva suponen la noción de un delito evidente, un delito que se percibe,
que se ve, que se observa directamente, ello importa la presencia de
elementos probatorios que permitan establecer, con alta probabilidad, la
comisión de un delito por parte del agente.
Por presunción debemos entender la aceptación de una cosa como verdadera
o real a partir de ciertas señales o indicios, sin tener certeza completa de ello.
La presunción de flagrancia es una presunción legal, es decir, has sido creada
por la ley con el propósito de aceptar la existencia de flagrancia delictiva
cuando no corresponda la aplicación de la flagrancia en estricto o la cuasi
flagrancia.
Sin embargo, su configuración normativa no debe obviar la existencia de otra
presunción con rango constitucional, estos es, la presunción de inocencia,
puesto que esta última garantiza que una persona sea considerada inocente
mientras no exista prueba suficiente mas allá de toda duda razonable que
demuestre su participación como autor de un delito.
Presumir que una persona ha cometido un hecho delictivo por encontrársele
en posesión de efectos o instrumentos procedentes de aquel, o que hubieren
sido empleados para cometerlo, o con señales en sí mismo o en su vestido
dentro de las veinticuatro horas no resulta suficiente para desvirtuar el estado
de inocencia inherente a todo ser humano, pues, a nuestro criterio, no otorga la
evidencia objetiva necesaria y suficiente de la comisión del hecho delictivo, sino
tan solo un estado de sospecha de su participación.
La amplitud de la presunción de flagrancia diferida permite una corroboración
indiciaria muy deficiente del concepto de flagrancia delictiva, pues bastaría
poseer un objeto sustraído de un lugar para ser involucrado con un hecho
delictivo, y ser pasible de afectación de un derecho fundamental.
A mayor abundamiento, debemos de precisar que la flagrancia delictiva
supone que todos los elementos necesarios para evidenciar la comisión del
delito se encuentren presentes en el lugar de los hechos y serán recabados
durante la captura el agente; y, además de que esta se percibe, y no se
demuestra, pues se encuentra vinculada a la prueba directa y no a la
indirecta, circunstancial o indiciaria, excluyéndose la sospecha, conjetura,

23
intuición o deducciones para establecer la realidad del delito y la participación
del agente.
b) Propuesta de reforma legislativa
Lo expuesto nos lleva a proponer la derogación de los incisos c) y d) del
artículo 259 del Código Procesal Penal y su sustitución de lege ferenda por el
siguiente texto:
“La Policía Nacional del Perú detiene, sin mandato judicial, a quién sorprenda
en flagrante delito. Existe flagrancia cuando: (…)
3. El agente ha huido y ha sido identificado inmediatamente después de
la perpetración del hecho delictivo a través de medios audiovisuales como
video, fotografía o documentos análogos que permitan registrar
indubitablemente su imagen, o existe evidencia objetiva suficiente que permita
inferir que ha cometido un hecho delictivo, y es encontrado dentro de las
veinticuatro (24) horas de producido el hecho punible.”

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 CONCLUSIONES

- La flagrancia delictiva es la apreciación sensorial o visual de un hecho


delictivo.

- La flagrancia delictiva requiere para su configuración del


cumplimiento de las características de inmediatez temporal y personal.

- La configuración de la flagrancia delictiva habilita a las agencias de


criminalización secundaria a afectar los derechos fundamentales a la
libertad ambulatoria, inviolabilidad de domicilio, secreto e inviolabilidad
de las comunicaciones y debido proceso, lo cual significa que dichas
autoridades deben procurar evitar cometer abusos al momento de
utilizar los supuestos de flagrancia delictiva, interpretando y aplicando
correctamente la ley respectiva.

- En nuestra legislación procesal encontramos tres clases de


flagrancia delictiva: la flagrancia en estricto, la cuasi flagrancia y la
presunción de flagrancia, esta última se divide en flagrancia virtual y
diferida.

- La actual normatividad procesal sobre presunción de flagrancia


delictiva no resulta correcta e idónea, por lo cual resulta necesario una
modificación legislativa de los incisos 3 y 4 del artículo 259 del Código
Procesal Penal.

23
 BIBLIOGRAFÍA

- CABALLERO GUEVARA, Rosa Magaly (2009). La actual regulación de


la flagrancia delictiva en el ordenamiento peruano- un flagrante
desacierto. En Gaceta Jurídica, Tomo 185, abril.

- ED HOYOS SACHO, Monserrat (2009). “Titulo II. La Detención.


Comentarios al nuevo Código Procesal Penal, Lima: Ara.

- GUERRERO SANCHEZ, Alex (2013). Detención, comparecencia y


arresto domiciliario en el nuevo Código Procesal Penal. Lima: Gaceta
Jurídica.

- GUTIERREZ, Walter (coordinador) (2015). La Constitución Comentada.


3era Edición, Lima: Gaceta Jurídica.

23

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