MITOYLOGOS

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I. MITO Y LOGOS.

Aristóteles, Metafísica I, 2, 982b12-19: “en efecto, los hombres – ahora y desde el principio –
comenzaron a filosofar al quedarse maravillados/asombrados ante algo,
maravillándose/asombrándose en un primer momento ante lo que comúnmente causa
extrañeza (atopon) y después, al avanzar poco a poco, sintiéndose perplejos (diaporesantes)
también ante cosas de mayor importancia, por ejemplo, ante las peculiaridades de la luna, y
las del sol y los astros, y ante el origen del Todo. Ahora bien, el que se siente perplejo y
maravillado/asombrado reconoce que no sabe (de ahí que el amante del mito –philomythos-
sea, a su modo, amante de la sabiduría – philosophos: y es que el mito se compone de
maravillas.”

Ante todo, tomando en cuenta que el hombre es un ser finito, es un ser que tiene siempre una
historia, no puede la filosofía – como cualquier otra cosa – haber surgido de la nada. Es decir,
antes del nacimiento de la filosofía había otras formas del saber. ¿Cuáles son estas? Para
responder a esta pregunta, tome en cuenta lo siguiente:

1) La METAFÍSICA de Aristóteles entiende la FILOSOFÍA – en griego, PHILO-SOFÍA: amor a la


sabiduría – como la ciencia de los primeros principios y causas de todo. Fundamental es
aquí la referencia a la TOTALIDAD DE LO QUE ES. Teniendo esto en cuenta, pregúntese qué
otras formas del saber humano tienen como objeto todo lo que es.
2) Una vez establecidas estas formas del saber, piense de qué manera se distinguen de la
filosofía.
3) Una de las formas del saber anteriores a la filosofía es la Religión. Y una de las formas de
expresión de la religión en la antigüedad es el MITO (MYTHOS).
Dos caracterizaciones del mito:

a) Brevísima: “… discurso por el cual se comunica lo que una colectividad dada conserva
en la memoria de su pasado y lo transmite oralmente de generación en generación,
tanto si ha sido elaborado por un técnico de la comunicación como el poeta, como si
no” – Luc Brisson (2005), Platón, las palabras y los mitos, p. 16-17).
b) Amplia: “… el mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha
tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los «comienzos». Dicho de
otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales,
una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o
solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano,
una institución. Es, pues, siempre un relato de una «creación»: se narra cómo algo ha
sido producido, ha comenzado a ser… el mito se considera como una historia sagrada
y, por tanto, una «historia verdadera», puesto que se refiere siempre a realidades. El
mito cosmogónico es «verdadero», porque la existencia del mundo está ahí para
probarlo… Por el mismo hecho de relatar el mito las gestas de los seres sobrenaturales
y la manifestación de sus poderes sagrados, se convierte en el modelo ejemplar de
todas las actividades humanas significativas… Si el mundo existe, si el hombre existe,
es porque los Seres Sobrenaturales han desplegado una actividad creadora en los
«comienzos». Pero otros acontecimientos han tenido lugar después de la cosmogonía
y la antropogonía, y el hombre, tal como es hoy, es el resultado directo de estos
acontecimientos míticos, está constituido por estos acontecimientos…El mito le enseña
las «historias» primordiales que le han constituido existencialmente, y todo lo que
tiene relación con su existencia y con su propio modo de existir en el Cosmos le
concierne directamente… Y aún más: mientras que un hombre moderno, a pesar de
considerarse el resultado del curso de la Historia universal, no se siente obligado a
conocerla en su totalidad, el hombre de las sociedades arcaicas no solo está obligado a
rememorar la historia mítica de su tribu, sino que reactualiza periódicamente una
gran parte de ella. Es aquí donde se nota la diferencia más importante entre el
hombre de las sociedades arcaicas y el hombre moderno: la irreversibilidad de los
acontecimientos, que, para este último, es la nota característica de la Historia, no
constituye una evidencia para el primero” (Mircea Eliade (1968), Mito y Realidad, p.
18-24.

Un modelo historiográfico ampliamente cuestionado en nuestros días, suele presentar el


surgimiento de la filosofía como una ruptura y superación del mito. La obra cumbre de
este modelo POSITIVISTA del S. XIX es la de Wilhelm Nestle (1940), Vom Mythos zum
Logos (Del Mito al Logos). Claramente entiende la historia siguiendo un modelo linear
hacia una condición mejor, como progreso. Un juicio más balanceado: “We shall see that
before the Presocratics the world of myth was characterized by undemonstrable truth and
poetic authority; the word mythos similarly connoted authoritative, efficacious and
performative speech. In the aftermath of the first philosophers myth lost its positive
connotations. No longer authoritative or efficacious, it remained undemonstrable, but in a
trivial rather than a transcendent sense. Its positive attributes were appropriated by
philosophical discourse, and the criterion of demonstrability was attached to the notion of
truth…” (Kathryn A. Morgan (2000), Myth and Philosophy from the Presocratics to Plato, p.
16). “Myth did not function according to criteria of truth and falsity except insofar as ‘true’
meant ‘valid’ and ‘memorable’. Scientific criteria of confirmation or refutation were not
applied, for they did not exist” (Morgan 2000, p. 22). “Discourse arising out of this world
was sacred and mantic, and truth was asserted, not demonstrated: if a poet was inspired
his word was characterized by truth. Truth can be understood only in relation to its
religious system: not as a concept but as an aspect of praise and sovereignty. If the poet is
indeed is a ‘master of truth’ when he forms his mythical accounts, this is not because he
avoids falsity but because he delivers a certain form of effective speech” (ibid.)

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