PROCESOS DECLARATIVOS (ALIMENTOS) - Consultorio Juridico, Area CIVIL

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PROCESOS DECLARATIVOS: PROCESOS DE ALIMENTOS.

1. Procesos de Alimentos
En materia de Derecho de Familia, la competencia de los Consultorios Jurídicos
se restringe a este tipo de procesos que son de hecho los más comunes. Con
fundamento en la regulación consignada en el Código Civil, con relación a este
tema puede solicitarse:
1.1. Fijación de Alimentos
Los principales destinatarios de la obligación alimentaria son los menores de edad
que en razón a su incapacidad, son dependientes económicamente de sus padres
o ascendientes.
Los gruesos de consultas atendidas en el consultorio Jurídico son formulados por
el padre que busca el reconocimiento del derecho que tienen sus hijos a recibir
alimentos del otro padre, a través de la fijación de una cuota alimentaria por parte
de un Juez de Familia, pero para ello se requiere acreditar dentro del respectivo
proceso cuáles son las necesidades del menor y cuál es la capacidad económica
del alimentante. Con fundamento en estos parámetros, el juez determina el monto
de la cuota a pagar por parte del padre demandado.
Es necesario tener en cuenta que, cuando no se conoce la capacidad económica
del alimentante, debemos recurrir al artículo 129 del Código de Infancia y
Adolescencia que consigna una presunción legal según la cual, en estos casos se
presumirá que por lo menos devenga un salario mínimo mensual vigente.
Una particularidad de este proceso radica en la intervención del defensor de
familia con el fin de salvaguardar los derechos del menor dentro del proceso
judicial.
En cuanto a la competencia, ésta radica en cabeza del Juez de Familia del
domicilio del menor, por lo que es una excepción a la regla general de
competencia que la sitúa en cabeza del Juez del domicilio del demandado.
En cuanto los alimentos a favor de mayor de edad la Corte Constitucional [1]
señaló los siguientes parámetros para suministrar alimentos a la persona mayor
de edad:
“(…) La obligación alimentaria reconocida en la legislación civil, se funda en el
principio de solidaridad según el cual, los miembros de una familia tienen la
obligación de suministrar alimentos a aquellos integrantes de la misma que no
estén en capacidad de proporcionarlos por sí mismos, mientras esa condición
ocurre. Dentro de los alimentos que se deben a los hijos, se encuentra claramente,
la educación (Art. 413 del C.C.) que comprende además según esa norma, “la
enseñanza (…) de alguna profesión u oficio”. En tal sentido, si bien la patria
potestad se extiende exclusivamente hasta la mayoría de edad (18 años) y las
obligaciones alimentarias hacia los hijos conforme al artículo 422 del Código Civil
llegan hasta que la persona alcanza dicha mayoría, - a menos que se tenga un
impedimento corporal o mental o se halle la persona inhabilitada para subsistir de
su trabajo-, tanto la doctrina como la jurisprudencia han considerado que “se
deben alimentos al hijo que estudia, aunque haya alcanzado la mayoría de edad,
siempre que no exista prueba de que subsiste por sus propios medios”.
Analógicamente, la jurisprudencia ha fijado como edad límite para el aprendizaje
de la profesión u oficio a fin de que la condición de estudiante no se entienda
indefinida, la edad de 25 años, teniendo en cuenta que la generalidad de las
normas relacionadas con la sustitución de la pensión de vejez, relativas a la
seguridad social, han fijado en dicha edad, el límite para que los hijos puedan
acceder como beneficiarios a esos derechos pensiónales, en el entendido de que
ese es el plazo máximo posible para alegar la condición de estudiante (...)”
Es claro entonces, que la jurisprudencia no solo comprende el derecho de
alimentos como la ayuda necesaria para subsistir por parte de los padres, sino
también la ayuda necesaria para garantizar el inicio de un proyecto de vida por
parte de los hijos, esto en búsqueda de la autosuficiencia económica y personal;
es por esto que, si el descendiente se encuentra cursando estudios académicos,
los padres deberán alimentos hasta los 25 años de edad, que se ha considerado
como suficiente para que la persona esté en capacidad de asumir su propia
subsistencia.
Sobre estos casos, es oportuno aclarar que la competencia para conocer se
regula por la regla general de competencia que, como dijimos anteriormente, la
sitúa en cabeza del juez del domicilio del demandado.
En Cuanto a personas pertenecientes a la tercera edad, la misma Corte
Constitucional [2] ha fijado los parámetros para determinar en qué momento se
deben alimentos a este grupo de especial protección constitucional:
“(…) La pensión alimentaria es un derecho subjetivo personalísimo para las
partes, donde una de ellas tiene la facultad de exigir asistencia para su
subsistencia cuando no se encuentra en condiciones para procurarse por sí
misma, a quien esté obligado por ley a suministrar, bajo el cumplimiento de ciertos
requisitos, a saber: (i) que el peticionario carezca de bienes y, por consiguiente,
requiera los alimentos que demanda; (ii) que la persona a quien se le piden
alimentos tenga los recursos económicos para proporcionarlos y (iii) que exista un
vínculo de parentesco o un supuesto que origine la obligación entre quien tiene la
necesidad y quien tiene los recursos. De esa forma, con fundamento en los
principios de proporcionalidad y solidaridad el derecho de alimentos consulta tanto
la capacidad económica del alimentante como la necesidad concreta del
alimentario, y se impone principalmente a los miembros de la familia. (…)”
Son frecuentes en el consultorio jurídico, los casos de personas de la tercera edad
que solicitan el reconocimiento de este derecho frente a sus hijos al no contar con
una pensión de jubilación o los medios suficientes que garanticen una vida digna.

1.2. Disminución y Aumento de la Cuota de Alimentos


Los procesos de alimentos en general, se caracterizan porque las decisiones que
se adopten no tienen el carácter de definitivas, puesto que las circunstancias que
se tuvieron en cuenta para fijar la cuota de alimentos ya sea por vía judicial o por
medio de una conciliación, pueden variar con el pasar del tiempo, el aumento del
costo de vida o cambios en la necesidad del alimentario lo que conlleva a que se
revise el monto de la cuota de alimentos fijada, ya sea por no considerarla
suficiente para garantizar la subsistencia digna de la persona, o por el contrario
sea excesiva al disminuir la capacidad económica del alimentante.
Así contempla esta circunstancia el artículo 129 del código de infancia y
adolescencia:
“(…) Con todo, cuando haya variado la capacidad económica del alimentante o las
necesidades del alimentario, las partes de común acuerdo podrán modificar la
cuota alimentaria, y cualquiera de ellas podrá pedirle al juez su modificación. En
este último caso el interesado deberá aportar con la demanda por lo menos una
copia informal de la providencia, del acta de conciliación o del acuerdo privado en
que haya sido señalada. (…)”
Es de advertir, que el Juez deberá tener en cuenta el entorno familiar y social en
que se desenvuelven alimentantes y alimentados para fijar o modificar el valor de
la cuota.
Con respecto a este trámite, deberá agotarse la conciliación extrajudicial como
requisito de procedibilidad, aun si la cuota fijada se hubiese hecho mediante acta
de conciliación.
1.3. Exoneración de la Cuota de Alimentos.
Cuando las circunstancias que dieron origen a la obligación alimentaria se
extinguen, el alimentante está en la posibilidad de iniciar el trámite de exoneración.
Así, por ejemplo, si el alimentario cumple la mayoría de edad y no se encuentra
estudiando, pero la cuota fue fijada mediante acta de conciliación, el alimentante
deberá iniciar este trámite, so pena de que la obligación siga generándose y de no
ser atendida ser perseguida ejecutivamente. Esta obligación igualmente puede
extinguirse por acuerdo voluntario consignado en un acta de conciliación.

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