El Erotismo en La Estetica Surrealista PDF
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All content following this page was uploaded by Bárbara Barreiro León on 16 November 2016.
Abstract: Born within the avant-garde and the inter-war period, the surrealistic
movement had its key point in the year 1924 with the release of the André Bretón’s
Surrealistic Manifesto. Beyond this point, aestethic features and images were created to
define this artistic movement as a reflect of the sexual and erotical freedom related to
this period.
Una de las bases del surrealismo es el componente onírico, el no saber diferenciar entre
sueño y realidad, ya que es en ese momento de incertidumbre –a caballo entre el sueño
y la lucidez- en el que el artista surrealista debe crear su obra. Bretón está convencido
de que es en este momento cuando la mente y la imaginación vuelan libres, tal y como
ocurre en los estados infantiles de juego, prescindiendo de toda su “conciencia moral”,
en palabras del propio Bretón. El surrealismo se entiende como una oda a la
imaginación, rechazando el aspecto y la actitud realista, no sólo del arte, sino de la
visión del mundo. Pero por otra parte, liga la imaginación y su libertad con la locura, las
alucinaciones, las visiones…algo que es sensual, que produce placer.
A pesar de todo esto, todo acto lleva consigo una justificación, una realidad y trasfondo
intelectual y cultural. De esta forma, nos introduce Bretón a los estudios de Freud como
influencia del movimiento, siriviendose del psicoanálisis para ensalzar la imaginación y
devolverla al estado que debe ocupar. Volvemos así a ese estado irreal donde la
imaginación actúa. Los sueños mantienen una estructura, pero debido a nuestra
memoria, esta estructura se pierde cuando interfiere la razón, por eso nuestros sueños no
serán continuos una vez estemos despiertos, partiendo de una realidad fragmentaria.
Una voluntad que depende directamente de nuestra necesidad como seres humanos, ya
que es una parte de nosotros mismos que no está sujeta a la consciencia ni a la
conciencia y que despierta nuestros deseos más ocultos y verdaderos: el deseo sexual.
En este sentido, debemos dejarnos llevar por nuestros sueños, ya que es cuando
quedamos realmente satisfechos con lo que somos. Estos sueños pertenecen a un mayor
estadio, uno superior que combina el sueño y la realidad, una realidad absoluta, una
sobrerrealidad o surrealidad. Es así como surge la idea de surrealismo, un estadio
superior de sueño y realidad que Bretón pretende alcanzar, aunque él mismo reconoce
! "!
que jamás llegará a gozar de tal cosa.
Una parte del Manifiesto, la compone unas pautas de conducta, o modos de actuar
surrealistas, los llamados Secretos del arte mágico del surrealismo. Son actividades
conscientes, juegos surrealistas que incluyen pautas para no aburrirse en sociedad, para
hacer discursos, para escribir falsas novelas, para tener éxito con una mujer que pasa
por la calle, contra la muerte…
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$!ARON, P., BERTRAND, J-P., Les 100 Mots du Surréalisme, París, puf, 2000, p. 100!
! #!
Segundo Manifiesto Surrealista (1930)
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
"!BONET CORREA, op. cit., p. 46!
#!BONET CORREA, Ídem p. 47!
! %!
La estética surrealista
Uno de los primeros en hablar de una estética surrealista es André Bretón en el Primer
Manifiesto Surrealista, ya que habla de Reverdy y su estética, esto no es más que la
expresión del pensamiento de forma poética, es decir, a partir de imágenes4.
El surrealismo parte de una visión del mundo y del hombre de una manera inédita a
comienzos del s.XX con todas las formas de racionalismo de la actividad filosófica. En
el año 1955 Ferdinand Alquié se referirá al Surrealismo como:
“Una teoría del amor, la sexualidad, el arte, y la imaginación, se dota de una estética, de una
moral y una política y de una forma de liberación, y de conocer la verdad”5.
Esta filosofía es una forma de abordar un pensamiento del hombre y del universo
entero, lo que da derecho a Bretón a llamar al surrealismo como una síntesis hegeliana
de todas las formas de dualidad polarizada autora del imaginario. Entendemos la
estética de Hegel según aquel que no imita la naturaleza y el producto propio de su
universo de representaciones así como la obra de arte según el espíritu humano que la
realiza.6
Por otra parte, aunque los artistas no participen de una estética o unas pautas artísticas
comunes, se empapan del entorno surrealista a la hora de abordar y crear su obra. En
este sentido, muchos autores han analizado este tema con posterioridad, tal es el caso de
Sartre, el cual ve en el surrealismo un aspecto negativo de la sociedad, el miedo a la
guerra, siendo la vigilia una vía de escape a la sociedad contemporánea7. De esta teoría
participan también historiadores como Bonet Correa, entendiendo al grupo surrealista
como una generación negativa, que ha vivido y participado en la guerra, sufriendo aún
estas secuelas, y siguiendo adelante con cierta rabia8. Uno de los banderizos surrealistas,
Guillaume Apollinaire, se alistó de voluntario para combatir en la guerra, ya que en ella
veía caos y belleza, una imagen ideal de la muerte y la destrucción. Sin embargo, todo
este imaginario cambió con la realidad de la guerra y la muerte de este a causa de ella,
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%! LAURENT, J., El fin de la interioridad: Teoría de la expresión e invención estética de las
vanguardias francesas (1885-1935), Valencia, Frénesis, 2003, p. 157.
&!ARON,P., BERTRAND, J-P., op. cit., p. 84!
'!ARON,P., BERTRAND, J-P., Íbidem, p. 84!
(!LAURENT, J., op. cit., p. 181!
)!BONET CORREA, op. cit., p. 28!
! &!
por lo que los surrealistas vieron a una sociedad contemporánea autodestruyendose con
sus propios medios, creyendo a su vez, que las imágenes creadas en la mente de cada
individuo, tenían mucho más valor que las reales9. De esta forma, los surrealistas
prefirieron hacer caso omiso de la realidad y guiarse por las imágenes que sus sueños y
su vigilia producían, convirtiendo a estas en imágenes reales y verdaderas de la
naturaleza del sujeto.
“Lo maravilloso es siempre bello, todo lo maravilloso, sea lo que fuere, es bello,
e incluso debemos decir que solamente lo maravilloso es bello”
ANDRÉ BRETÓN
El Surrealismo supone una total ruptura con el pasado y la tradición siendo reconocido
por una serie de características que forman una constelación de referencias anteriores
tanto en poesdía como en arte o filosofía. El primer manifiesto proclama una
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*! GONZALEZ ALCANTUD, J., A., El exotismo de las vanguardias artístico-literarias,
! '!
retrospectiva con un cierto número de nombres surrealistas antes del manifiesto: Young,
Swift, Sade, Chatecubriand, Constant, Hugo, Desbordes-Valmore, Bertrand, Rabbe,
Poe, Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Jarry, Nouveau, Saint-Pol-Roux, Apollinaire,
Lautreamont y Ducasse. Esta intención o voluntad de inscribir histórcamente al
surrealistmo como una estrategia de manifestación o reevalución de las mismas
referencias de aquello, bajo una radicalización, precederá al II Manifiesto Surrealista de
1930 “Esta disposición que nosotros nombramos surrealista es cada vez más y más
necesario buscar sus antecedentes”10.
En cuanto al arte, y aunque si es verdad la falta de artistas plásticos entre los creadores
del grupo11, podemos ver una fuentes e influencias claras para la creación de la estética
surrealista, las cuales vienen de muy atrás en el tiempo. Tanto es así, que las primeras
imágenes que podemos identificar con el surrealismo son las de El Bosco. La
personalidad pictórica de este artista queda latente desde la primera vez que vemos su
obra, de tal forma que nos cuesta encontrar un artista similar entre sus contemporáneos,
no ya por las formas, sino por los personajes que plagan sus obras de realidad, sueño e
incertidumbre sobre la vida y lo que hay más allá de ella.
En este sentido, encontramos también la obra de William Blake, el cual supo conciliar
sus poemas y su pintura, algo muy en consonancia con el grupo surrealista y los libros
de poemas ilustrados. No sólo esto, sino que su obra está plagada de sueños e
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$+!ARON, P., BERTRAND, J-P., op. cit, p. 90!
$$!BONET CORREA, op. cit., p. 32!
! (!
imaginación volando libre, distanciándose del resto de artistas, dejándose llevar por su
naturaleza, sus miedos y sus pasiones interiores.
En el surrealismo nada es lo que aparenta, sino que cada objeto esconde un trasfondo
lleno de valores y significados diversos, que en algunas ocasiones tan sólo pueden ser
explicados por el sujeto creador y los sueños de este. Podemos ver aquí un paralelismo
con el Simbolismo debido a esa carga simbólica y a la ambigüedad de cada elemento
que aparece en la obra de arte.
En 1928, los surrealistas comenzaron sus investigaciones sobre sexualidad. Hubo doce
reuniones, y Bretón fue el único que acudió a todas ellas, rodeado por los fieles al
surrealismo y en algunas ocasiones se contaba también con la presencia de alguna de las
mujeres de los miembros del grupo. La primera sesión, que tuvo lugar el 27 de Enero de
1929, comenzó con un interrogante lanzado por André Bretón12:
“Un hombre y una mujer hacen el amor ¿hasta que punto sabe el hombre si la
mujer llegar al orgasmo?”
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
12
LOTTMAN, H., op. cit., p. 175
$#!LOTTMAN, H., op. cit., p. 176!
! )!
totalmente reiterados, e incluso Bretón, había probado tales técnicas sexuales14.
La obra de Sade para los surrealistas consituye un estandarte para la subersión del
deseo, un deseo que debe fluir en la inconsciencia por muy amoral que sea, tal y como
promulga el Manifiesto Surrealista15. Lo sexual forma parte ahora de lo considerado por
los surrealistas como “moderno”, formando parte de un movimiento rompedor, que
incluía no sólo a pintores y poetas, sino también a fotógrafos, llegando a servirse de
películas para ejercer su actividad surrealista16.
En este sentido, la literatura erótica volvió a salir a la luz en estos momentos de nuevo
en el despertar contemporáneo, en un intento de revolucionar un poco más el sistema, el
cual venía de una oscura guerra. Por otra parte, el hacer sexual en Sade estará entre la
lucidez y la vigilia, esta, en un sentido oscuro, según Lacan, cercano a la muerte19. Esta
irracionalidad propia del movimiento, queda claramente asociada a los sueños, al
subconsciente del individuo, que algunos han querido identificarlo con conocer a
nuestro yo primitivo20, es decir, con nuestros deseos más profundos, que en ocasiones
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
$%!LOTTMAN, H., op. cit., p. 175!
$&! CANGA, M., “La imagen y el dolor. Comentario sobre Sade”, Trama y Fondo, pp. 45-54,
p.46
$'!FER, B., BATCHELOR, D., op. cit., p. 175!
$(!CANGA, M., op. cit., p. 50!
$)!FER, B., BATCHELOR, D., WOOD, P., op. cit., p. 217!
$*!CANGA, M., op. cit., p. 51!
"+!GONZALEZ ALCANTUD, J., A., op. cit., p. 290
! *!
pueden llegar a ser censurables por la sociedad, tal y como ocurre con la literatura de
Sade.
El psicoanálisis y las teorías sexuales de Freud, tuvieron un enorme interés para los
surrealistas, tanto es así que tomaron el automatismo psiquico puro de Freud como
modo de expresión surrealista. De esta manera, los surrealistas entendían los trastornos
de la mente humana, como fruto de las pasiones ocultas, alabando así la histeria como
modo de expresión surrealista, aunque Freud siempre se centrará en tratarlo como una
patología21.
Los estudios de Freud aparecieron en Francia a principios de los años veinte, y fueron
los surrealistas los primeros en valorar y adaptar sus obras22.El propio Bretón había
hecho práctica de medicina en hospitales de veteranos de guerra, entrando en contacto
con enfermos de delirio agudo. Es así como comienza a indagar en los recursos y los
estudios psicoanalíticos, los cuales usaría para crear su propio pensamiento estético y
artístico23. A partir de aquí, Bretón comienza a conjugar el psicoanálisis con el sueño,
siendo ahora el susconsciente algo profético, alejándose de la oscuridad que se ligaba
con el negativo fotográfico relajando ahora la conciencia24. Para alcanzar el estado
onírico alejado de la voluntad del sujeto, los surrealistas practicaban la hipnosis, sin
embargo, Freud no defendía esta terapia, ya que, el terapeuta ejercía una gran influencia
en la sesión, por lo que el individuo no se expresaría de manera totalmente libre25.
Los surrealistas se centraran en la base erótica, sexual, e inconsciente que pueden tomar
del psicoanálisis freudiano. Para Freud el erotismo era liberación, era la verdadera
sustancia del individuo, y por lo tanto, la parte más auténtica y real del sujeto26.
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"$!FER, B., BATCHELOR, D., WOOD, P., op. cit., p. 216-218!
""!MAHON, A., Surrealismo, Eros y Política, 1938-1968. Madrid, Alianza Forma, 2009, p. 13!
"#! SANCHEZ MORENO, I., RAMON DÍAZ, N., “La realidad quebrada, Dalí Pujols y Freud:
afinidades y estéticas psicológicas”, Revista de Historia de la Psicología, nº 2/3, (2007), pp. 99-
105, p. 102.
"%!LAURENT, J., op. cit., p. 173!
"&!SANCHEZ MORENO, I., RAMON DÍAZ, N., op. cit., p. 102!
"'!MAHON, A., op. cit., p. 15!
! $+!
El deseo y el sueño sexual fueron por tanto una preocupación para ellos, y en este
sentido, Freud les brindó cierta forma de liberar estos deseos reprimidos. De esta forma,
la teoría psicoanalítica en relación con la sexualidad ofrecía el mirar hacia uno mismo y
profundizar en el subconsciente del sujeto para hacerlo más libre y sin ataduras27, lo
cual es la base del surrealismo.
El género y la imagen
! $$!
inconsciente es el propio surrealismo. En este sentido, podríamos ver a la mujer de los
surrealistas como una musa, ya que está más cercana a la irracionalidad surrealista que
los propios artistas.
La participación de las mujeres en la vida parisina de Montparnasse se volvió muy
activa durante esta etapa, la cual fue una de las razones por las que el erotismo y la
sensualidad estaban ya latentes en el propio ambiente creador. La figura de Kiki de
Montparnasse es incuestionable en este aspecto. Kiki representa el erotismo dentro y
fuera de las cámaras, del arte, ya que también se dedicaba a las variedades, al cante y
baile de canciones de tono picante. Era una mujer en cierta forma descarada, sobre todo
en sus inicios en París, pero que pronto se ganará el respeto de todo Montparnasse de
donde será proclamada Reina gracias al clamor popular31. El juego surrealista y la
libertad moral de los años 20, hicieron que por la vida de cada artista pasaran gran
cantidad de mujeres, casi todas ellas comenzando siendo modelos y acabaron por
convertirse en los amantes de los mismos.
Los artistas no han llegado a interpretar la imagen del hombre como objeto de deseo,
sino más bien lo contrario. Si tenemos en cuenta las fotografías de Boiffard, las
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
#$!KLÜVER, B., MARTIN, J., op. cit., p. 173!
#"!FER, B., BATCHELOR, D., WOOD, P., op. cit., p. 177!
! $"!
imágenes masculinas se nos presentan descontextualizadas, con máscaras, que
despersonalizan al sujeto, convirtiéndolo en un objeto fetiche.
Este tipo de imágenes están cargadas de gran ambigüedad, creando una imagen
distorsionada del hombre, convirtiéndolo casi en un ente, llegando incluso a mitificarlo
a la manera surrealista. En este sentido, debemos recordar Un perro andaluz y la doble
moral del personaje masculino, el cual presenta a su vez signos e iconos femeninos
generando la duda en el espectador debido a esta ambigüedad de género. Esto será un
constante dentro del movimiento surrealista, ya que esos juegos desconcertantes
cargados de simbolismo son muy representativos del grupo dependiente directamente de
su teoría de los sueños y el delirio de la creación en este estado.!
Bibliografía
ARON, P., BERTRAND, J-P., Les 100 Mots du Surréalisme, París, puf, 2000.!
CANGA, M., “La imagen y el dolor. Comentario sobre Sade”, Trama y Fondo, pp. 45-
54!
CLARIANA RODAGUT, A., “La representación de la visión en el cine surrealista”,
Universitat Pompeu Fabra, (2012), pp. 1-9
FER, B., BATCHELOR, D., WOOD, P., Realismo, Racionalismo y Surrealismo: el arte
de entreguerras (1914-1945), Madrid, Akal, 1999.
MAHON, A., Surrealismo, Eros y Política, 1938-1968. Madrid, Alianza Forma, 2009.
SANCHEZ MORENO, I., RAMON DÍAZ, N., “La realidad quebrada, Dalí Pujols y
Freud: afinidades y estéticas psicológicas”, Revista de Historia de la Psicología, nº 2/3,
(2007), pp. 99-105
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