Símbolos Sagrados de La América Precolombina
Símbolos Sagrados de La América Precolombina
Símbolos Sagrados de La América Precolombina
I. La cosmovisión indígena
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El “mundo-de-arriba” es el mundo de los dioses, los astros y los héroes.
El “mundo-de-abajo” es el mundo de los muertos, de los antepasados y de los
que están por nacer. Los tres planos de existencia están conectados por el eje
del mundo (“axis mundi”), representado por una montaña, un árbol sagrado, un
menhir o un templo, que actúan como gnomones desde los cuales puede me-
dirse el cosmos por la posición de los astros. Se considera que los tres mundos
se conectan especialmente en los lugares sagrados, llamados genéricamente
"ombligos-del-mundo".
Claudio Ardohain
1996
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Los símbolos sagrados de la América precolombina
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Inframundo (la serpiente) a través de un eje universal (el nopal). Desde este
centro de poder los aztecas controlarían las cuatro direcciones del mundo.
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El ñandú y sus variedades, el surí entre los coyas de la Puna, el choique
entre los mapuches, reviste una simbología semejante a la del cóndor, pero
con características que enriquecen su significado. Es, de alguna manera, el
símbolo opuesto y complementario al de la serpiente emplumada, en la que el
animal terrestre se eleva y adquiere características de ave. El ñandú es la gran
ave, mensajera de los dioses, que ha sacrificado su capacidad de volar para
quedarse sobre la Tierra para ayudar a los hombres. Podríamos así establecer
una analogía con la imagen del bodhisattva oriental, aquel ser que se ha eleva-
do sobre la ilusión del mundo material (maya), escapando de la necesidad de
reencarnar (samsara), pero que, por amor a la humanidad, sacrifica su estado
de gracia (nirvana). En los grabados rupestres y en las cerámicas, la imagen
del ñandú aparece muchas veces asociada al símbolo de la cruz, ícono de la
confluencia entre el Cielo (eje vertical) y la Tierra (eje horizontal).
Claudio Ardohain
1996
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Los símbolos sagrados de la América precolombina
“...Veis aquí con que habéis de pasar donde está una culebra guardando el
camino. Veis aquí con que habéis de pasar a donde está la lagartija verde...”
Jujuy, Río de las Burras, 1986. Después de una larga marcha, nos
acercábamos a un peñón que semejaba un monasterio tallado en la roca. Sus
paredes estaban recubiertas de petroglifos (dibujos grabados en la piedra). La
llamamos la “Peña del Conejo”, porque abundaban representaciones orejudas
de vizcachas de la Puna. Sobre la pared Sur, la más fría y oscura, los extraños
diseños se ordenaban horizontalmente como jeroglíficos. Por debajo de ellos,
casi tocando el suelo, se extendía por más de seis metros el dibujo en zig-zag
de una serpiente. De alguna manera se podría decir que este petroglifo domi-
naba a todos los demás desde abajo. Esta imagen transmitía una sensación de
poder, de veneración y de misterio.
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como el rayo es la serpiente del cielo que descarga su poder sobre la tierra. En
cambio, cuando su diseño es ondulado, se remite a alguna especie de víbora
acuática, asociada a la lluvia, las aguas subterráneas y la fecundidad de la tie-
rra. Cuando toma la forma de una espiral, a modo de durmiente o en su nido,
se refiere a las fuerzas telúricas del inframundo, focalizadas en un punto ge-
ográfico específico.
En lo poco que aún se conserva del Cuzco preincaico, existe una calle,
cuyos muros megalíticos muestran los sobrerrelieves de siete serpientes. La
llaman la “Calle de los Amarus”, pues éste es el nombre de las serpientes sa-
gradas de los quechuas (Tupac Amaru significa “serpiente brillante”). En Mac-
chu Picchu encontramos también un “Santuario de las Amarus” construido so-
bre una serie de oquedades que se suponía comunicaban con el Inframundo.
Un símbolo dual
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La serpiente emplumada
Claudio Ardohain
1996
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Titi-Cacca significa literalmente “isla del tigre”, que curiosamente es el
equivalente quechua al nombre mapuche Nahuel-Huapi, por lo que se entiende
el significado de estos lagos sagrados como lugares propicios para la iniciación
chamánica.
A veces sus rasgos, como los colmillos o las garras, son exportados a
otros animales o al hombre para significar su terrible poder de destrucción. El
felino se halla en la cúspide del ciclo ecológico, es el predador por excelencia.
Entre las culturas centroamericanas, el altar de los sacrificios toma muchas
veces la forma de un jaguar, un ocelote o un puma.
Claudio Ardohain
1996
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Los símbolos sagrados de la América precolombina
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Grifo: Posee cuerpo de felino, cabeza y dorso de ave. Expresa la fusión de las
fuerzas terrestres con las celestes. -Tiawanaku-
Quimera: Cuerpo de felino y cola serpentina, fusionando los atributos del poder
terrestre con las fuerzas intraterrestres. -Cultura mochica-
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Hombre-pájaro: Como ejemplo, en la tradición aymará se cita a los Malkus,
espíritus del cóndor, mensajeros de los Achachilas (espíritus ancestrales de las
montañas). -Puerta del Sol,Tiawanaku-
“Ángeles”: Los Callaguayas rinden culto a los Ankaris, servidores del Cielo,
mensajeros aéreos, portadores de las oraciones y ofrendas hacia los Lugares
sagrados (llamados huacas o machulas). -Puerta del Sol, Tiawanaku-
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