Recetario
Recetario
Recetario
Mezcala, Jalisco
Recetario coca de
Mezcala, Jalisco
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Cocina Indígena y Popular
Primera edición en Cocina Indígena y Popular, 2017
Producción:
Secretaría de Cultura
Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas
Coordinación de la colección:
Mauricio Antonio Ávila Serratos
Katia Vanessa López González
ISBN: 978-607-745
Impreso y hecho en México
Índice
Mezcala: Pueblo Coca ...... 7 Noviembre ......................... 41
Tamales de frijol ..................42
Comida e Indianidad ........ 15 Mole de camote de cerro ......43
Septiembre ........................ 27 Diciembre .......................... 44
Nixtamal ..............................28 Pinole de maíz rojo para
Pipián de semillas de hacer atole y gorditas ......45
calabaza ..........................29 Tortitas de camote de cerro
Pozolillo ...............................30 con salsa de chile ............46
Tatemas ................................31 Calabaza enmielada .............47
Ponche de guayaba ..............32
Cajeta de ciruela Enero-Febrero ................. 48
amarilla ...........................33 Empanadas de guaje ............49
Torta de chayote ...................34 Chile de guaje ......................50
Sopa de chayote ...................51
Octubre ............................ 35 Guajes con frijoles ...............52
Pipián de huilota ..................36 Tortitas de huevo con
Salsa de tinhuaraque ............37 guajes .............................53
Atole agrio con chile de
semilla de calabaza .........38 Marzo-Abril ..................... 54
Frijol nuevo con huilota .......39 Tortitas o albóndigas de
Esquite .................................40 charal seco ......................55
5
Hueva de charal ...................56 Junio-Julio-Agosto .......... 68
Charal asado ........................57 Verdolagas con huevo ...........69
Salmuera de charal ..............58 Verdolagas en molito ............70
Mole de carpa amarilla, Tortitas de nopal ..................71
bagre o pollo ...................59 Mole de olla de espinazo
Birria de carpa .....................60 y verdolagas ....................72
Empanadas de
menudencias ...................61 Fiestas y Cargos .............. 73
Capirotada ...........................62
Zualis, Collares para
Mayo .................................. 63 Cargueros ........................74
Caldo de cangrejo con Atole de piloncillo
ciruela .............................64 o carguero .......................75
Chile de ciruela ...................65 Mole ranchero ......................76
Pescado asado en hoja de Papaque ...............................77
vástago, de maíz, de
mango o de aguacate .......66 Agradecimientos ............... 78
Aguachile de charal .............67
6
Mezcala: pueblo coca
Rocío Moreno, comunera de Mezcala, historiadora y delegada del
pueblo coca en el Congreso Nacional Indígena.
7
Ante este paraíso ambiental, esta comunidad ha sido ambicio-
nada por los fraccionadores de la región; no obstante, su pasado
está cubierto de movilizaciones por defender y conservar su terri-
torio. Es una comunidad que ha atesorado sus tierras comunales,
espacio donde jurídicamente no existe la propiedad privada. Esta
es la razón por la que los grandes proyectos capitalistas chocan
con el pueblo de Mezcala; sin embargo, no es la primera ocasión
en que este pueblo se ve amenazado por sus tierras, pues práctica-
mente la defensa la han realizado por lo menos durante los últimos
quinientos años, desde la invasión española.
Los primeros escritos sobre Mezcala son las descripciones de
los conquistadores. En 1530 llegan las expediciones de Nuño de
Guzmán a conquistar el occidente del país.1 Los primeros poblados
fueron justamente los de la parte norte del Lago de Chapala, donde
se encuentra Mezcala.2 Las crónicas de conquista describen a los
pueblos que pertenecían al señorío de Coinan del pueblo Coca, y
también dan muestra de cómo existía una enorme diversidad lin-
güística en la región, sobresaliendo las lenguas nahua y coca.3 Se-
gún el lingüista Dávila Garibi,4 la razón por la cual esta comunidad
ancestral perdió su lengua en una etapa temprana tuvo que ver
con la guerra de conquista, pues ante la diversidad lingüística que
existía entre una comarca y otra, los conquistadores emprendieron
una violenta campaña por la imposición de la lengua náhuatl y el
castellano. Varias danzas o cantos en la actualidad de Mezcala son
cercanos a la lengua náhuatl, por eso es más común que tengan
palabras en náhuatl; además Mezcala, con el paso del tiempo, ol-
vidó lo coca, pero nunca dejó de identificarse como indígena, como
miembro de un pueblo originario.
1
Caroly, Baus de Czitrom. Tecuexes y cocas. Dos grupos de la región de Jalisco en el siglo
XVI. México, INAH, Colección Científica Etnohistoria núm. 112, 1982, pp. 90-98.
2
Acuña, René. Relaciones geográficas del siglo XVI. Nueva Galicia. México, UNAM, 1988,
p. 177.
3
Dávila Garibi, José Ignacio. “Recopilación de datos acerca del idioma coca y de su posible
influencia en el lenguaje folklórico de Jalisco”, en Investigaciones lingüísticas, Tomo III,
núms. 5 y 6, septiembre-diciembre, pp. 248-302.
4
Íbid., pp. 270-272.
8
La pérdida de la lengua coca en Mezcala se debió a un pro-
ceso de guerra de conquista, no fue producto del desinterés de
los pobladores de esta comunidad. Debemos insistir en que este
pueblo, a pesar de haber perdido la lengua, conservó y cultivó su
identidad como pueblo originario, tanto en el discurso como en
los hechos: aún conserva el territorio, el gobierno tradicional, las
danzas, los cargos comunitarios, los oficios milenarios, la comida
y, sobre todo, la autoadscripción y sentido de pertenencia de sus
pobladores a una comunidad que ha habitado esas tierras desde
años atrás, antes de la conquista española.
Al quedarse sin lengua, pero sí con sus tierras y tradiciones, la
comunidad ha construido una memoria histórica que permite for-
talecer su identidad de pueblo originario. Mezcala ha privilegia-
do algunos momentos de su historia para transmitir y cimentar su
identidad como pueblo originario. Uno de los principales hechos
es la obtención del Título Primordial. Este documento consta de
diecisiete fojas y actualmente está resguardado en el AGN.5 En él
se concentran todos los límites territoriales de Mezcala, la descrip-
ción de su territorio, los oficios milenarios, como la pesca y agri-
cultura, la extensa variedad de frutos, peces y semillas en su terri-
torio, y el nombre de algunos caciques y habitantes del poblado.
Este documento ha permitido a Mezcala defenderse en distin-
tos momentos de su historia. A finales del siglo XIX iniciaron los
trámites para el reconocimiento de su territorio en el siglo XX y
en la actualidad, a pesar de que ya no tienen ningún valor jurídi-
co ante el Estado mexicano, los comuneros lo siguen mostrando a
distintas autoridades para acreditar la posesión inmemorial de sus
tierras.
Otro momento recordado por la comunidad es la insurgencia en
la isla de Mezcala. Probablemente este hecho es el más reconocido
afuera de la comunidad. Está presente en los libros de Historia Re-
gional de la SEP y en la memoria de los pobladores de Mezcala. La
insurgencia se llevó a cabo entre 1812-1816. Fueron cuatro años
5
Título Primordial de Mezcala en el AGN, galería 4, caja 14, exp. I.
9
en que los habitantes de Mezcala resistieron en contra del ejército
realista. Se libraron alrededor de veinticinco batallas (en tierra y
navales) y la gran mayoría fueron triunfos insurgentes.6
En los cuatro años, el ejército español ofreció a los insurgentes
dos indultos, que no fueron aceptados; no obstante, al pasar los
años azotó una epidemia de tifo en la isla y esto provocó un golpe
a los insurrectos, obligándolos a aceptar un armisticio con el ejér-
cito español el 25 de noviembre de 1816. En esa fecha se cerró un
capítulo de la digna lucha indígena en contra del gobierno colo-
nial. Para los habitantes de Mezcala es un orgullo ser herederos de
aquellos hombres que lucharon por cuatro años en el islote, razón
por la que cada 25 de noviembre, Mezcala recuerda y festeja a sus
insurgentes.
Otro momento es el periodo de la Revolución Mexicana, cuando
el capitán Tomás Moreno, originario de Mezcala, recuperó tierras
en un área conocida como El Comal, en la parte boscosa de Mez-
cala. Después de la Revolución Mexicana, a finales de los años 40,
los pobladores de Mezcala comenzaron los trámites en la Reforma
Agraria para que el Estado mexicano les retribuyera sus tierras.
Esto lo consiguieron hasta 1971, donde se les reconocieron 3,600
hectáreas de tierras comunales y la consolidación de 406 comune-
ros, que conformarían la Asamblea General de Comuneros.7
Los comuneros, en las últimas décadas, han sido la figura co-
lectiva que mantiene, conserva y defiende las tierras comunales y
las dos islas de Mezcala. Los pleitos agrarios se han concentrado
en dos movilizaciones. El primero tiene que ver con la conserva-
ción como área comunal de su territorio, las dos islas de Mezcala:
Pechilinque y Tlalquetepeque. Prácticamente, desde el 2005, el
INAH-Jalisco, la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Cultura
6
Castañeda, Carmen y Laura G. Gómez. Los pueblos de la rivera del Lago de Chapala y la
Isla de Mezcala durante la Independencia (1812-1816). Secretaría de Cultura del Estado
de Jalisco, México, 2006.
7
“Resolución Presidencial”, Carpeta básica de bienes comunales de la comunidad indíge-
na de Mezcala, Jalisco, 1971; en “Registro Agrario Nacional de la Secretaría de la Reforma
Agraria”.
10
y el Ayuntamiento de Poncitlán han intentado por medio de res-
tauraciones, declaraciones y con la creación de un fideicomiso,
eliminar la posesión inmemorial que tiene la comunidad del islote.
En el 2010, ante los festejos del Bicentenario de la Independencia
de México, los comuneros y la comunidad indígena de Mezcala
detuvieron la instalación de una caseta de cobro en la isla pues,
como mencionaron los comuneros, esto sería el inicio del despojo
y privatización de sus islas e historia.
La otra movilización la sostienen contra un empresario tapa-
tío, quien invadió aproximadamente doce hectáreas de bosque, en
un área conocida como El Pandillo. Este empresario sostiene un
pleito agrario con la comunidad de Mezcala desde 1999. Prácti-
camente han peleado con él por dieciocho años. La comunidad de
Mezcala ha conseguido dos sentencias favorables en los últimos
cuatro años, ahora sólo esperan por la tercera y última sentencia
que, si es favorable, tendrá una ejecución de recuperación de sus
tierras. La comunidad de Mezcala con sus comuneros al frente in-
tenta demostrar con este juicio que las tierras son comunales y no
puede ningún particular ingresar o fraccionar las tierras de todo
el pueblo, y también buscan que al interior de la comunidad se
confirme este pacto de conservar sus tierras, pues ahí está su vida,
su cultura como pueblo originario.
La lucha de los comuneros ha construido nuevas formas de re-
sistencia para mantener sus tierras. Ahora ha sabido utilizar los
medios de comunicación. Emplea su historia para demostrar la
legítima posesión ancestral de esas tierras. Ahora, de nuevo está
tejiendo alianzas con todos los que comparten su lucha, como el
Congreso Nacional Indígena. Fortalece la identidad de su comu-
nidad. Estudia y discute su historia. Construye proyectos que be-
nefician la conservación del territorio. Conserva y legitima un go-
bierno interno, tradicional, para garantizar la posesión de la tierra.
De nuevo, se encuentra en una lucha por su conservación. Ahora,
contra todo un modelo capitalista que encuentra atractivas las tie-
rras vírgenes para el desarrollo de fraccionamientos residenciales,
y que busca la privatización de sus tierras.
11
En la actualidad, los ancianos de la comunidad de Mezcala
(varios de ellos, comuneros) son el vínculo con el pasado. Son los
que en décadas anteriores defendieron la tierra en su juventud.
No quiere decir que hoy ya no luchen por su comunidad, sino que
ahora su lucha involucra preparar a las nuevas generaciones.
Esta ha sido una organización que ha trabajado en Mezcala
para transmitir algunos acontecimientos. Su versión de los hechos
es propia; por ejemplo, en el movimiento insurgente ganaron sin
ninguna pérdida; en el título primordial compraron las tierras por
mil ducados de plata pura para que las generaciones futuras (has-
ta la actual) vivieran en paz y libertad; con el grupo carrancista,
encabezado por Tomás Moreno, se exalta la valentía que tuvo para
sacar al invasor de las tierras de Mezcala en tan sólo unos pocos
días; o el que los comuneros pelearan la posesión de la isla con
el Estado mexicano. Todas estas versiones de los hechos ocurri-
dos en su comunidad permiten construir una memoria colectiva de
Mezcala. ¿Por qué recuerdan y transmiten estos acontecimientos?
¿Utiliza su historia Mezcala? ¿Cuándo y para qué?
Los ejemplos mencionados se encuentran privilegiados en la
memoria de la gente, son los que permiten legitimar la posesión
de sus tierras. Estas anécdotas no sólo enseñan su historia, sino
también sus derechos y obligaciones como habitantes de Mezcala.
Los recuerdos, su memoria, no son la historia oficial, más bien
su versión de los hechos. Son historias que explican su lucha, le-
gitiman su posesión, arraigan a las nuevas generaciones con su
historia y les enseñan a utilizar su pasado en momentos de crisis,
como defensa ante la amenaza a su territorio.
12
nomía como pueblo originario resignificando la gobernabilidad del
poder, deconstruyéndolo para aprovecharlo a su favor.
Mezcala construye una movilización por la defensa de su te-
rritorio ancestral. Su lucha no es sólo contra una invasión a sus
tierras, sino también por conservar sus tradiciones e inculcar en
las nuevas generaciones el arraigo a su historia y sus tierras. La
lucha es interna. Los comuneros mencionan que no saben si las
nuevas generaciones van a cuidar la tierra o simplemente la van a
vender.
En esta incertidumbre hacia el futuro de la comunidad indíge-
na, algunos jóvenes denominados Colectivo Mezcala,8 propusie-
ron en la Asamblea General de Comuneros del 2007 que, ante
la inevitable llegada del turismo, debían administrar desde los
términos que permitieran continuar con sus tierras comunales y
organizaciones. Así surge el proyecto de Turismo Comunitario, un
espacio concreto fue la edificación del comedor-restaurante Paraje
Insurgente.
La idea de Paraje Insurgente nació en 2007, pero se concretó
hasta el 2013. Este espacio se construyó primero para confrontar
el discurso del Estado sobre el progreso. La cercanía con centros
turísticos como Chapala y Ajijic permitieron a la comunidad de
Mezcala tener más amplia y profunda determinación sobre el pro-
greso y el turismo que debía construirse en sus tierras. Por eso
nació la frase “queremos desarrollo, queremos turismo, pero sólo
si nosotros seguimos siendo los dueños”.
Paraje Insurgente impulsó más discusiones de las que se habían
programado. Una fue la asociación cooperativista que ha funcio-
nado en el restaurante. También se abrió una investigación sobre
el origen y los usos de los alimentos de la comunidad. Ahí inició
la recuperación de recetas de las cocinas cocas. Fue evidente y
rápida la amplia y nutrida colección de recetas, historias, cultivos,
diversidad biológica que crece en esas tierras y de los usos que se
8
Colectivo Mezcala se conformó en el 2002. Lo conformaron jóvenes, mujeres y comuneros
que simpatizaban con el movimiento zapatista de Chiapas.
13
acostumbran en Mezcala, por eso este recetario fortalece también
la identidad, las raíces del pueblo originario.
Inició este recetario con alumnos de la Escuela Secundaria y
Bachillerato Signos, y la coordinadora del taller Culturas del Mun-
do. Después dirigió el proyecto mi amiga Sarah: historiadora apa-
sionada por las anécdotas de cocina, pues ahí está la cultura de un
pueblo. Ella permitió redondear este proyecto para rescatar todas
esas historias que habitan a diario en las cocinas del pueblo coca.
Al final de la recolección de estas recetas nos dimos cuenta de que
Mezcala recolecta, caza, pesca, cultiva y conoce los vientos para
una buena pesca, la luna para una cosecha provechosa, el cielo
para la abundancia o escasez de plantas y agua. En su comida está
depositada su cultura, su origen. Es una comunidad que ante la
bondad de sus tierras, diversifica su alimentación. Vive de la tierra
y sus aguas. En su territorio está su vida y de ahí adquiere todos los
alimentos que los caracterizan como pueblo.
14
Comida e indianidad en México
Sarah Bak-Geller Corona
Instituto de Investigaciones Antropológicas
Universidad Nacional Autónoma de México
15
la pertinencia de emplear maíz en las prácticas evangelizadoras.
Algunos misioneros habían optado por reproducir el rito de la Eu-
caristía con tortillas y arepas, a falta de pan de trigo; sin embargo,
la Iglesia católica acabó prohibiendo esta práctica, rechazando
toda posibilidad de transustancialización a través del cereal ame-
ricano.
El temor de que los cuerpos españoles adoptaran cualidades de
indios por consumir sus mismas comidas queda ilustrado en rela-
tos como el del conquistador Jerónimo Aguilar, quien acabó tras
un naufragio viviendo años con los indígenas de la Península de
Yucatán. Aguilar, al ser rescatado por sus compatriotas, se rehusó
a comer sus alimentos, alegando que la comida cristiana le sentaba
mal en principio, después de tanto tiempo se había acostumbrado
a la comida de los indios.
La idea de que el aspecto físico y el temperamento de un indi-
viduo estuvieran asociados a su régimen alimentario tuvo origen
en el siglo II, con las teorías médicas hipocráticas. Estas creencias
se basaban en la existencia de cuatro humores que gobernaban
el cuerpo humano (sangre, flema, bilis negra, bilis amarilla), los
cuales a su vez estaban asociados a los cuatro elementos naturales
(aire, agua, tierra, fuego). Así, una persona con mucha sangre era
considerada sanguínea o social, mientras que el exceso de flema
derivaba en flemáticos, el de bilis negra en melancólicos, y de bilis
amarilla en coléricos. El balance de humores podía ser en todo
momento corregido a partir de los alimentos que se clasificaban en
función de su correspondencia con uno de los cuatro elementos.
A partir de esta lógica que consiste en que las cualidades in-
trínsecas de los alimentos son asimiladas de manera literal por
quien los consume, los europeos del siglo XVI asignaron los ali-
mentos a diferentes estratos sociales. Por ejemplo, la carne de
caza, como el ciervo, oso o jabalí, era reservada a la nobleza por
ser considerada una fuente excepcional de fuerza, bravura y des-
treza, cualidades que se atribuían a esos animales. En contraste
las aves y pescados, criaturas ligeras y delicadas, eran asociadas a
estilos de vida contemplativos, y por ende eran preferidos por las
16
órdenes monásticas. La correlación entre las propiedades de los
alimentos y la condición social del individuo se distinguía entre
alimentos suaves, refinados y de tonos claros (ciertas clases de
frutos, panes, legumbres, pescados y carnes) para los estómagos de
la nobleza; y las comidas ordinarias y pesadas, como eran raíces y
tubérculos, aptas para las clases bajas y trabajadoras.
La creencia de que la dieta repercutía en el carácter físico y
espiritual de un individuo supuso que los españoles generaran te-
mor de convertirse en indios si consumían los mismos alimentos
que sus sojuzgados. Por ello mostraron especial ahínco en con-
sumir alimentos europeos –de preferencia asociados a la cultura
cristiana–, en particular trigo, cordero y vino de uva, con el fin de
preservar su hegemonía física y moral.
Las teorías alimentarias sobre la inferioridad del indio conti-
nuaron en los siglos XVII y XVIII, alcanzando notoriedad en los
círculos científicos europeos. Naturalistas como Jean-Louis Bu-
ffon (1707-1788), David Hume (1711-1776), Cornelius de Pauw
(1739-1799), Guillaume Thomas François Raynal (1713-1796) y
William Robertson (1721-1793) sostenían que la calidad del cli-
ma, aire y suelo del continente producían alimentos viciados, que
a su vez creaban seres degenerados.
Los descendientes de los españoles nacidos en América, cono-
cidos también como criollos, al verse afectados por las teorías an-
tiamericanas formularon en contrapartida su propio discurso cien-
tífico en defensa de la naturaleza y los habitantes del Nuevo Mundo.
Los primeros argumentos los encontramos en la obra del médico
novohispano Juan de Cárdenas (Problemas y secretos maravillosos
de las Indias, 1591), quien describió las ventajas de los alimentos
americanos sobre los europeos, y explicó por qué su ingesta no sólo
convenía al indio, sino a todos los tipos de constituciones. El maíz
y el chile fueron considerados por Cárdenas como de gran sustento
y una valiosa fuente de mantenimiento. La opinión favorable de
Cárdenas sobre la comida de los indígenas debe ser, no obstante,
puesta en contexto. El que el autor reivindique los productos ame-
ricanos no significa que el régimen alimentario indígena fuera el
17
más adecuado. Los criollos, intermediarios entre la cultura ibérica
y la amerindia, se consideraban los detentores de las mejores prác-
ticas en materia de alimentación. La superioridad de las comidas
criollas queda expuesta cuando los indios entran en contacto con
ella, según lo señala Cárdenas: “Su mantenimiento natural [de los
indios] es carne a medio asar o cruda del todo, o maíz crudo o mal
cocido, hasta poco a poco hacerlos a nuestras comidas, y si una vez
se hacen es contento después verlos que luzios y gordos se ponen”.9
La reivindicación de la comida americana frente a los ilustrados
europeos continuó ocupando un lugar crucial en las obras de eru-
ditos como Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), Francisco
Javier Clavijero (1731-1787) y José Antonio Alzate (1737-1799).
En sus obras elogiaron las frutas de la tierra, las cuales “suplían
ventajosamente a las peras, manzanas, duraznos y demás frutas
que faltaban [en América]”; del vino del maguey ocpatli se dijo
que embriagaba, pero no tanto como el vino de uva, por ende era
una bebida más sana. Llegaron incluso a mencionar la existencia
de un trigo nativo de Michoacán, simplemente que no fue aprove-
chado por los indígenas porque tenían el maíz, cuyas ventajas eran
mayores. Finalmente, ante la crítica de Buffon sobre lo pequeño e
imperfecto de los animales mexicanos, el indignado Clavijero dio
por terminada la discusión con un aire de superioridad: “Me da
compasión que un filósofo tan célebre se muestre tan ignorante de
los animales más comunes del reino de México”.10
La insuficiencia e inadecuación del régimen alimentario indí-
gena continuó siendo un tema prioritario de discusión entre los
defensores del primer republicanismo en México. En libros y en-
sayos publicados en los principales periódicos del país, se trató
del efecto específico de la cantidad y la calidad de la comida de
los indígenas en el desarrollo general de la sociedad. Se señaló
que mientras los indios no remplazaran sus habituales “cuatro o
9
Cárdenas, Juan de. Problemas y secretos maravillosos de las Indias. Libro tercero, cap. 7,
edición facsimilar, Valladolid, Maxtor, 2003 [1591] p. 203.
10
Clavijero, Francisco Xavier. Historia antigua de México, 8ª ed., México, Porrúa, 1987
[1780].
18
seis tortillas con sal, untadas con chile, un jarro de atole, y nada
más”,11 por alimentos que contengan más sustancia, la población
indígena continuaría sin rendir en sus tareas labriegas. Las élites
intelectuales, influenciadas por las ideas fisiológicas de la época,
que veían en la digestión la causa, pero también la solución de
la mayoría de los males que padecían los indígenas, propusieron
entre otras medidas abolir la tortilla, argumentando que su método
de elaboración no cumplía con los requerimientos para una sana
digestión. La digestión, a principios del siglo XIX, era concebida
como una fermentación, donde el calor del estómago provocaba al-
teraciones en los alimentos similares a las que podían observarse
en sustancias fermentadas (producción de vapores, putrefacción
de compuestos, interacción de ácidos y sales). Los alimentos que
no experimentaban cierta fermentación en su elaboración eran por
ende desaconsejados.
Este fue el comienzo de una ardua batalla contra las tortillas,
cuya historia ocupó todo el siglo XIX y una parte del XX. Durante
estos años, las tortillas fueron combatidas en tanto “masas grose-
ras, compactas, viscosas e indigestas”, que lo único que provoca-
ban eran “crudeza y aventamiento en los estómagos”.12 Alexander
von Humboldt, naturalista y viajero alemán, se sumó a esta opi-
nión al escribir en su Ensayo político sobre el reino de la Nueva
España (1811) que el estado de los indios no era otro que el de
indigestión, lo que provocaba complicaciones gástricas “muy co-
munes entre los indios”.
Fue así que las autoridades virreinales dieron a conocer en
1806 un pan que sustituyera a la tortilla, elaborado con harina de
maíz y trigo. El pan de San Carlos fue elogiado por el mismo virrey,
quien ordenó que la receta fuera distribuida por todo el reino.13
Los esfuerzos para transformar a los indios en ciudadanos
modernos estuvieron encaminados, por otra parte, a promover
11
Diario de México, 8 de septiembre, 1807.
12
Gazeta de México, 26 de septiembre, 1786.
13
Diario de México, 30 de abril, 1807.
19
comidas “públicas y comunes”, donde se enseñaría al indio las
“dulzuras y comodidades de la sociedad civil”.14 En estas comidas
públicas, en las que la lengua común sería el español, el indio
aprendería a sustituir las tortillas por el pan de San Carlos y, sobre
todo, asimilaría los principales modales y comportamientos en la
mesa. Lejos de ser un tema frívolo y trivial, la mesa fue vista como
un espacio ideal para la práctica de los principios republicanos.
Comer en grupo promovería la armonía entre los individuos, fo-
mentaría el convivio entre iguales, favorecería la discusión y el
intercambio de ideas. Las reglas de urbanidad republicanas iban
acorde a los valores de civilidad y virtud en la templanza y mesura
de los comensales.
En el contexto de construcción y consolidación del Estado-na-
ción, la medicina, la ciencia racial y las teorías indigenistas ad-
judicaron una vez más a la dieta del indígena su retraso biológico
y cultural. Detrás de la imagen de una raza indígena ignorante,
pasiva e improductiva, existían siempre discursos sobre la mal-
nutrición, la falta de higiene y el cuidado en la preparación de los
alimentos. La “Teoría dietética de la raza” del periodista y políti-
co Francisco Bulnes (1847-1924) fue, en este sentido, ejemplar.
Bulnes sostuvo que la especie humana se dividía en tres grandes
razas, cuyo grado de civilización estaba asociado a un cereal es-
pecífico: los pueblos consumidores de trigo eran razas superiores,
mientras que el atraso de los indígenas mexicanos se debía a su
preferencia por el maíz.15
Para el proyecto indigenista, la alimentación representó un
paradigma del desarrollo en América Latina. Los indigenistas re-
futaron las nociones de superioridad e inferioridad racial y propu-
sieron una nueva definición de lo indio. Ésta no se fundamentaba
en criterios estrictamente biológicos, sino que incorporó aspectos
1975 [1899]; Los grandes problemas de México. México, El Universal, 1927 [1926]. Hasta la
década de 1940 los estudios nutriológicos dieron a conocer los aportes de la dieta mesoa-
mericana, basada fundamentalmente en maíz.
20
culturales y económicos. El indio, no obstante, continuó figurando
como un cuerpo esencialmente débil, pasivo y taciturno. Los in-
tentos por transformar la dieta indígena se enfocaron, por lo tanto,
en combatir las condiciones de pobreza en que vivían estas pobla-
ciones, al tiempo que se proponían regenerar los cuerpos indios.
Manuel Gamio (1883-1960), fundador de la Antropología en Méxi-
co y precursor del nacionalismo posrevolucionario, fue el portavoz
de la mejora de la dieta indígena, la cual se consideraba no apta
para cubrir las necesidades biológicas de un ser humano. En sus
críticas a la dieta frugal basada en tortilla, frijol y chile, la cual
asociaba con la pobreza extrema de los indígenas mexicanos, el
antropólogo puso al descubierto sus prejuicios hacia el alimento
base de los indígenas: el maíz. Tras un viaje a Japón, Gamio pro-
movió una serie de programas públicos para sustituir el maíz por
el frijol de soya, como la solución a los problemas de desnutrición
en México.16
Por su parte, el interés de los médicos mexicanos por la no-
vedosa ciencia de la dietología motivó la creación de una agenda
latinoamericana de dietética y nutrición. La finalidad era integrar
a las poblaciones indígenas en la vida política, social y económica
de las naciones, objetivo que se veía obstaculizado por sus grados
de malnutrición. Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas se
creó en 1935 la sección de Investigación de la Alimentación Po-
pular en el Hospital General de México, y una Comisión Nacional
de Nutrición encargada de organizar encuestas de alimentación,
investigaciones sobre las propiedades de los alimentos mexicanos,
y promover políticas públicas de nutrición. Los programas de nu-
trición destinados a construir cuerpos sanos y bien alimentados,
como una condición básica para el ejercicio de la ciudadanía, no
estuvieron deslindados de la ideología del mestizaje. Al transfor-
mar la dieta de la tortilla, el frijol y el chile por una rica en carne
y lácteos, se buscó erradicar la malnutrición en México, al tiempo
16
Gamio, Manuel. “Dietética popular” en Hacia un México nuevo. Problemas socia-
les. México, Instituto Nacional Indigenista, 1987 [1935].
21
que se fomentó la desaparición de la condición indígena a favor
del mexicano mestizo y moderno.
En los albores del siglo XXI, la comida continúa proporcionan-
do las condiciones para pensar y definir al indígena. En la actua-
lidad, los mismos grupos en vulnerabilidad reconocen en su pa-
trimonio alimentario indígena un recurso estratégico para obtener
mejores condiciones sociales y mayor participación en el espacio
público. La comida adquiere un nuevo valor en el contexto neoli-
beral y multicultural, donde ocupa un lugar clave para entender
la categoría socio-étnica de indígena, así como la relación entre
etnicidad y ciudadanía en México.
El caso coca de Mezcala es de especial interés, ya que el valor
de una cocina tradicional coca forma parte de la estrategia de los
comuneros para la defensa de su territorio, el cual se encuentra
amenazado por inversionistas privados y el gobierno municipal.
Al mismo tiempo, el proyecto gastronómico coca se suma a los es-
fuerzos de los habitantes por rescatar y difundir una historia local,
ligada a la identidad de los mezcalenses como pueblo rebelde y
luchador incansable de su autonomía.
22
batalla debilitó a los españoles y contribuyó de ese modo a la Inde-
pendencia de México.17 El episodio de la insurrección y la defensa
de la isla fue registrado por algunos historiadores del siglo XIX,
pero no formó parte de la historia oficial. En Mezcala, sin embargo,
la historia de la isla indómita sigue viva en la memoria local. Cada
25 de noviembre se lleva a cabo la conmemoración del armisticio,
pues aunque la fecha hace referencia a la claudicación de los in-
dios de Mezcala, en este festejo se reconoce y recupera la historia
de resistencia de sus antepasados.
Desde hace unos quince años, los habitantes de Mezcala se
han visto amenazados por la invasión y compra ilegal de tierras co-
munales, que buscan promover esa zona de la ribera como centro
turístico. La presión que ejerce el gobierno municipal y los inver-
sionistas privados sobre el territorio comunitario ha provocado que
los comuneros se organicen en tanto pueblo coca para defender
sus tierras y mantener viva su identidad como pueblo rebelde y
autónomo.18
Efectivamente, en esta área se hablaba la lengua coca, em-
parentada estrechamente con el náhuatl. El gentilicio cocatl pro-
viene al parecer de la conjunción de las palabras comitl (olla) y
can (abundancia de algo), que forman la palabra cocan, “donde
abundan las ollas”;19 sin embargo, hace tiempo que en Mezcala
se perdió la lengua y otros rasgos culturales observables que tipi-
fican habitualmente la identidad indígena en México. Una de las
17
Ochoa, Álvaro. Los insurgentes de Mezcala. Zamora, El Colegio de Michoacán, 1985;
Castañeda, Carmen y Laura G. Gómez. Los pueblos de la ribera del Lago de Chapala y la
Isla de Mezcala durante la Independencia (1812-1816). Guadalajara, Gobierno del Estado
de Jalisco-Secretaría de Cultura-Ayuntamiento de Poncitlán, 2006.
18
Bastos, Santiago. “Los indios, la nación y el nacionalismo” en Espiral. Estudios sobre
Estado y Sociedad, vol. II, núm. 6, mayo-agosto 1996; Íbid. “La nueva defensa de Mezcala:
un proceso de recomunalización a través de la renovación étnica” en Relaciones. Estudios
de Historia y Sociedad, vol. 125, México, 2011; Alonso, Jorge. “El bicentenario vivido des-
de Mezcala” en Bastos, S. (coord.) Mezcala: la memoria y el futuro. La defensa de la isla
en el Bicentenario. Guadalajara, CIESAS, 2012; Durán, Inés. “Los comuneros de Mezcala
en confrontación con las redes institucionales de poder”. Espiral, Estudios sobre Estado y
Sociedad, vol. XXII, núm. 62, enero-abril, 2015.
19
Ramírez Flores, José. Lenguas indígenas de Jalisco. Guadalajara, Gobierno de Jalis-
co-Unidad editorial, 1980.
23
estrategias en esta visibilización coca consiste, justamente, en la
valoración de una cocina local.
La creación de un repertorio culinario coca debe entenderse
en el contexto actual de disputa por la tenencia comunitaria de la
tierra. Los comuneros han puesto en marcha un proyecto de auto-
nomía y defensa de la tierra comunal que está formulado en clave
gastronómica. Las mujeres que participan en el recetario coca se
distinguen por sus conocimientos en materia culinaria, así como
por sus discursos de autonomía y defensa territorial. Esta situación
tiene que ver con que en Mezcala, a diferencia de otras comunida-
des agrarias en México, las mujeres heredan títulos de propiedad
comunal y participan en la Asamblea de Comuneros. Actualmente
hay sesenta mujeres comuneras en Mezcala, varias ven en el rece-
tario una movilización social y política efectiva.
En el recetario coca se privilegian los productos del lago y el
campo referidos en el título primordial de 1534, el documento co-
lonial firmado por el Virrey Antonio de Mendoza que avala a la
comunidad de Mezcala como legítima posesora “para ciempre ja-
mas de aguas de tierras cerros y montes”.20 Este “Juzto titolo que
les declara absolutos dueños con lejitimos derechos” incluye una
descripción de los pescados, cereales y hortalizas que sirven de
alimento para los indios de Mezcala en el siglo XVI. Entre ellos se
mencionan: “pezes de charal, quipepnot, pescado blanco saduda-
ble a hasta para los enfermos, bagre phophocha, boquinete sardina
motxarra, que son conocidos sanos para su congro y mantendi-
miento y vendimias, tiene conchas y caracoles y aves de agua”.
Asimismo, se indica que los indios pobladores siembran maíz y
otros granos y hortalizas.
Aunque varios de estos productos ya no existen en la actua-
lidad, en específico ciertas especies de pescado, otros permiten
trazar una genealogía de la cocina coca y darle continuidad en el
tiempo y en el espacio. A diferencia de otros casos de patrimo-
24
nialización de cocinas étnicas en México, donde se echa mano de
fuentes históricas que se refieren a la alimentación de los antiguos
pobladores (vestigios arqueológicos, códices, crónicas de conquis-
ta, memorias de viajeros, ensayos literarios, grabados, pinturas),
en Mezcala no existen, aparte del título primordial, documentos
que describan las prácticas culinarias de sus antepasados. La es-
casez de fuentes históricas ha motivado que los comuneros otor-
guen menos relevancia a la narrativa de los orígenes, que a una
historia que realza el orgullo y apego al territorio que ha sido obje-
to de amenazas recurrentes.
La receta de los tamales de frijoles para Día de Muertos revela
la importancia del territorio en la definición de la cocina y de la
identidad étnica coca. Dichos tamales tienen la particularidad de
que “se hacen con maíz que cosechas; no se compran”, me explicó
una de las colaboradoras del recetario. El platillo, que sirve a la
vez de ofrenda a los difuntos, es indisociable de las prácticas de
cultivo locales, lo cual presiona a los comuneros, quienes están
obligados a trabajar sus tierras para cosechar el maíz necesario
para estas fechas. Deslindarse de la tierra, abandonar su milpa y
dejar de participar en la preparación de los tamales de frijoles para
muertos, tiene repercusiones en la inserción social del individuo:
“o sea, si no cosechas, te pierdes de un montón de fiestas”.
El vínculo entre la cultura culinaria y el territorio queda paten-
te en la forma de organizar las recetas: están ordenadas siguiendo
el calendario agrícola y festivo, no según la lógica convencional
de los libros de cocina (entradas, sopas, platos fuertes, ensaladas),
acordes a una práctica letrada de la cocina. Esta decisión tiene
que ver con las temporadas estacionales, las actividades relacio-
nadas con el cultivo y la disposición de recursos, lo cual prima al
elegir una receta.
La cocina coca no es, en todo caso, un lugar de refugio, de nos-
talgia. El proyecto de autonomía coca, formulado en clave gastro-
nómica, valora en el presente las experiencias de generaciones de
mezcalenses que han aprovechado los productos del lago y el cam-
po. La peculiar salsa de tomatitos tinhuaraques, nativos del lugar,
25
la pericia para pescar güilotas, la eficacia de las técnicas locales
para conservar los productos del lago, los collares ceremoniales,
los panes de muertos y las manos cargueras, ponen en evidencia el
vínculo entre comunidad, territorio y memoria, ingredientes idó-
neos para la defensa de su territorio.
26
SEPTIEMBRE
El calendario gastronómico en Mezcala comienza con la tempora-
da de las cosechas. En este mes se obtienen los primeros maíces,
frijoles y calabazas. El elote es tierno e ideal para comerse en es-
quites y tatemas. La granada, el membrillo, la ciruela amarilla y la
guayaba abundan en estas fechas y son aprovechadas en diferentes
preparaciones dulces y saladas.
Nixtamal
El maíz se pone en agua a calentar con cal (un tercio de taza para
dos kilos de maíz, aproximadamente). Se deja hasta que se cuece,
sin dejar hervir, sólo hasta que el maíz se sienta blandito. La señal
de que ya está es cuando se toma un grano y al apretarlo suelta su
pellejito. En fogata de leña tarda aproximadamente media hora y
en estufa de gas, lo doble. Cuando ya está listo se lava muy bien y
se descabeza (quita el embrión), se escurre hasta que se seque y se
lleva a moler o se metatea para hacer la masa.
28
Pipián de semillas de calabaza
Ingredientes:
Elaboración:
29
Pozolillo
Ingredientes:
elotes tiernos
frijol
1 chilito
calabaza de Castilla
poleo o anís entero
Elaboración:
30
Tatemas
Ingredientes:
elotes tiernos
chile seco yahualica
3 tortillas
limón
sal de grano
Elaboración:
Se pone un fogón con leña y, una vez que está listo, se colocan los
elotes tiernos a cocer con todo y hojas. Para saber que ya están
en su punto, se abre un poquito las hojas y se tocan los granos,
deben estar blanditos. Cuando se hace una tatema hay que estar
muy atentos porque es fácil olvidarse de los elotes y dejar que se
quemen.
Se sirven con chile macho y limón.
Para hacer la salsa de chile macho se licúan en seco chiles
rojos de yahualica, muy picosos, con tres tortillas tostadas y una
cucharada de sal de grano. Se diluye en poquita agua. Esta salsa
se puede usar para esquites y fruta.
31
Ponche de guayaba
Ingredientes:
Elaboración:
32
Cajeta de ciruela amarilla
Ingredientes:
2 rajas de canela
10 ciruelas amarillas muy maduras
2 triangulitos de panocha
Elaboración:
33
Torta de chayote
Ingredientes:
chayote
harina
huevo
queso fresco
jitomate
chile
Elaboración:
34
OCTUBRE
Para octubre, el grano de maíz creció y se endureció. Es la mejor
temporada para recolectar camote de cerro, una raíz apreciada por
su delicado sabor y suave consistencia. La gente identifica la plan-
ta por sus florecitas moradas. También se pescan huilotas (Zenaida
macroura) o güilas, aves pequeñas que vuelan sobre el Lago de
Chapala durante un par de semanas al año solamente; se dice que
llegado el veinte de noviembre, las aves van dejando de pasar.
Para cazar las huilotas, los jóvenes suben a la Loma de la Gua-
jolota, una cima donde las huilotas pasan volando bajo y es más
fácil atraparlas. Extienden una red que hacen con palos de bambú
y cuerdas, muy alta, de unos tres metros, y esperan a que las aves
se acerquen y choquen contra la red. Entonces las atrapan, les
tuercen el cuello y se las llevan a casa. Generalmente suben al
cerro dos veces al día: apenas amanece y un poco antes de que
oscurezca; entonces es cuando pasan más huilotas por Mezcala.
Otros animales que se cazan para comer son los tlacuaches,
tejones y armadillos.
Pipián de huilota
Ingredientes:
semilla de calabaza
chile ancho o guajillo
huilotas
Elaboración:
36
Salsa de tinhuaraque
Ingredientes:
tinhuaraques
chile colorado o verde
cilantro
ajo
huevo, carpa o huilota
Elaboración:
37
Atole agrio con chile de semilla de calabaza
Ingredientes:
grano de maíz
hojas moradas de maíz
semilla de calabaza
chile de árbol
Elaboración:
38
Frijol nuevo con huilota
Ingredientes:
frijoles nuevos
cebolla
ajo
chile
huilota
Elaboración:
Se cuecen los frijoles con cebolla, ajo y chile, y cuando estén blan-
ditos, se echa la huilota que se coció aparte. Se llama nuevo al fri-
jol que se cosechó con el maíz. Es un frijol tiernito, como el elote,
y tiene la característica de que se cuece muy rápido. Otro tipo de
frijol es el de media caña, porque crece hasta la mitad de la caña
de la milpa.
39
Esquite
40
NOVIEMBRE
En el mes de noviembre el maíz se ha convertido en mazorca y
puede almacenarse para todo el año. Las mazorcas con los granos
más grandes se apartan porque servirán como semillas para la si-
guiente temporada de siembra. Se guardan en costales con ceniza
de la leña del fogón porque ayuda a mantener a los gorgojos y
gusanos alejados del cereal.
Tras la cosecha, algunas personas se ponen a sembrar calabaza
o garbanzo para aprovechar la humedad que aún conserva la tierra.
En enero se cosechan los primeros garbanzos tiernitos, de color
verde y aún en su vaina. Se conocen como guasanas. Las guasanas
se preparan cocidas en agua o tostadas con un poco de mantequi-
lla. Se sirven con sal, limón y chile, y son una excelente botana.
En esta época se dan también los mejores aguacates.
Para los días de los santos difuntos se acostumbra poner altares
en las casas. Se ofrecen a los muertos frutas, tamales hechos con
frijol entero y envueltos en hoja fresca de maíz, y un pan típico de
Mezcala, que tiene la forma de muertitos y muertitas con las manos
cruzadas. Gente de otros pueblos de la ribera (San Pedro, Santa
Cruz, San Nicolás) encargan pan de muerto de Mezcala. Cuando se
quita el altar se intercambia la ofrenda con los amigos y vecinos.
El 25 de noviembre es una de las fiestas más relevantes de Mez-
cala. Ese día se celebra la gesta heroica de los mezcalenses que
combatieron a los españoles durante las guerras de Independencia,
hace más de doscientos años. Cada año, la población de Mezcala re-
memora la resistencia de sus antepasados, quienes, atrincherados
en la isla, se enfrentaron al ejército realista durante cuatro años.
Tamales de frijol
Ingredientes:
Elaboración:
42
Mole de camote de cerro
Ingredientes:
harina
chile guajillo
chile pasilla
clavo
pimienta
ajo
comino
camote de cerro
Elaboración:
43
DICIEMBRE
En diciembre comienzan las moliendas del maíz. Lo primero que
se muele es el maíz rojo, también conocido como sangre de toro.
Se usa sobre todo para el pinole, el cual es apreciado por su sabor
y color.
Se elige un día para que el molino del pueblo sólo muela el
maíz rojo, que llega en forma de grano seco. El maíz para nixtamal,
con el que se hacen las tortillas y los tamales, no debe mezclarse
con el grano rojo, ya que al estar húmedo, el grano atasca las pie-
dras del molino.
Pinole de maíz rojo para hacer atole y gorditas
Ingredientes:
maíz rojo
piloncillo
Elaboración:
45
Tortitas de camote de cerro con salsa de chile
Ingredientes:
camote de cerro
harina
huevo
jitomate
cebolla
chile de árbol
sal de grano
Elaboración:
46
Calabaza enmielada
Ingredientes:
calabaza
cal
miel
piloncillo
canela
azúcar al gusto
Elaboración:
47
ENERO-FEBRERO
Los guajes se empiezan a cosechar en enero y la temporada pue-
de extenderse hasta marzo. Si llovió mucho en invierno, lo más
probable es que el temporal de guajes sea más corto. Los guajes
se consumen de diferentes modos a lo largo del día: directos de la
vaina, asados en el comal, con frijoles y con carne de puerco. Lo
más común es acompañar el pescado con unas semillas de guaje
crudas, que se sirven en la mesa.
Se prefiere el guaje rojo por tener mayor fuerza: se dice que
ayuda a reventar todos los gases que trae uno en el estómago.
Empanadas de guaje
Ingredientes:
vainas de guaje
jitomate
cebolla
cilantro
chile verde
tortillas
sal de grano
Elaboración:
Se cortan las vainas de guaje y se sacan las semillas. Por otro lado,
se pica jitomate, cebolla, cilantro y chile verde. Se mezclan las se-
millas de guaje con todo lo demás y se pone sal. Para la empanada,
se coloca una tortilla sobre el comal y encima se agrega algo del
relleno. Se dobla la tortilla para que se pueda cocer todo. Sobre el
comal, se dan algunas vueltas a las empanadas.
49
Chile de guaje
Ingredientes:
semillas de guaje
chiles verdes (serranos) o rojos (de árbol)
Elaboración:
50
Sopa de chayote
Ingredientes:
jitomate
cebolla
ajo
chile
chayote
crema
Elaboración:
51
Guajes con frijoles
Ingredientes:
frijoles
semillas de guajes
Elaboración:
52
Tortitas de huevo con guajes
Ingredientes:
huevo
guajes
jitomate
cebolla
sal
Elaboración:
53
MARZO-ABRIL
Los habitantes de Mezcala saben que la primavera inaugura la
temporada del mango y la hueva de charal, aunque ésta se ha vuel-
to un producto cada vez más escaso debido a la sobreexplotación
de los recursos del lago. La hueva de charal se consume cruda, en
taquito o en sopa. Para conservarla, varios acostumbran secarla al
sol. Cuando se quiere preparar caldo de hueva, la hidratan y queda
de nuevo fresca.
En el mes de marzo hay veda de charal, por lo tanto, casi no se
encuentra charal fresco. Las cocineras echan entonces mano del
charal seco para hacer sus tortitas.
El nopal, accesible casi todo el año, escasea durante estos me-
ses.
Los mezcalenses, en general, practican el ayuno durante la
Cuaresma. En esta temporada se consumen platillos con charal
seco y atoles blancos.
Tortitas o albóndigas de charal seco
Ingredientes:
huevo
charales
jitomate
nopales
Elaboración:
55
Hueva de charal
Ingredientes:
hueva de charal
jitomate
cebolla
Elaboración:
Se saca la hueva del zacate que crece junto al lago. La más limpia
y tiernita se extrae de las raíces de los sauces. Se cuece con jito-
mate y cebolla, en una cacerola con poquita agua.
Se come con tortillas.
56
Charal asado
Ingredientes:
charal
sal de grano
Elaboración:
57
Salmuera de charal
Ingredientes:
charal
frijol
limón
cebolla
cilantro
chile
sal
Elaboración:
58
Mole de carpa amarilla, bagre o pollo
Ingredientes:
Elaboración:
59
Birria de carpa
Ingredientes:
Elaboración:
60
Empanadas de menudencias
Ingredientes:
tripas de pescado
jitomate
cebolla
chile verde
cilantro
tortillas
chile seco
Elaboración:
61
Capirotada
Ingredientes:
canela
piloncillo
cebolla
jitomate
pan
tortillas
coco
pasas
Elaboración:
62
MAYO
Con el calor, el pescado abunda. Bagres, popochas, tilapia, lobina,
sardina, huaracha y carpa amarilla son las especies que más se
consumen, aunque no todas son nativas del Lago de Chapala. Hace
treinta años que la tilapia, una especie introducida al Lago, acabó
con la mojarra.
El día de la Santa Cruz y el de San Isidro Labrador son fechas
importantes en la localidad que se festejan con atole y pan car-
guero.
Caldo de cangrejo con ciruela
Ingredientes:
cangrejos
jitomate
cebolla
ciruelas rojas no maduras o mango verde
cilantro
tortillas
Elaboración:
Se les quitan a los cangrejos las tenazas una por una. Se pone una
olla con agua a hervir, donde se echan los cangrejos para lavarlos.
Se descarta el agua. En otra olla se pone otra vez agua a hervir
con jitomate y cebolla rebanada o picada. Cuando está cocido, se
agregan los cangrejos. Se cuecen aproximadamente cinco minutos.
Después se agregan las ciruelas rojas, las cuales deben estar ver-
des, así como un manojo abundante de cilantro y sal. Las ciruelas
se empiezan a reventar con el calor y les sale el sabor acidito si
no están maduras. También se puede usar mango verde en lugar
de ciruelas. Aparte se tuestan tortillas en un comal, cuando están
listas se desquebrajan y se echan en pedazos al caldo. Se sacan
inmediatamente de la lumbre para que no se aguaden.
64
Chile de ciruela
Ingredientes:
Elaboración:
65
Pescado asado en hoja de vástago, de maíz, de mango o de
aguacate
Ingredientes:
pescado
hoja de vástago
Elaboración:
66
Aguachile de charal
Ingredientes:
charales
chile serrano
jugo de limón
cilantro
apio
aguacate
cebolla morada
pepino
zanahoria
sal y pimienta
Elaboración:
67
JUNIO-JULIO-AGOSTO
En temporada de lluvias, las verdolagas crecen por doquier y es
fácil recolectarlas. En estas fechas se consumen mucho, cocinadas
con huevo, carne o solitas.
Los zapotes son el postre predilecto, sobre todo cuando están
bien maduros. Se usa la hoja de salvarreal, blanca o morada, como
asiento para madurar los zapotes. La hoja morada es macho, la
blanca es hembra, y se recolectan en el cerro.
Verdolagas con huevo
Ingredientes:
verdolagas
huevo
jitomate
chile
Elaboración:
69
Verdolagas en molito
Ingredientes:
verdolagas
jitomate
cebolla
Elaboración:
70
Tortitas de nopal
Ingredientes:
nopales
cebolla
cilantro
huevo
jitomate
chile
Elaboración:
71
Mole de olla de espinazo y verdolagas
Ingredientes:
espinazo de puerco
cebolla
ajo
verdolagas
chile guajillo
semillas de comino
pimienta
clavo
masa de maíz
Elaboración:
72
Fiestas y cargos
En Mezcala, las fiestas religiosas ocurren todo el año y van mar-
cando el tiempo de la comunidad. Su celebración requiere una
gran organización colectiva, donde todo el pueblo participa de una
u otra manera.
Existen alrededor de 28 fiestas anuales, y en cada una se or-
ganizan capillas. El día de la Santa Cruz llegan a organizarse has-
ta 25 en los diferentes barrios de Mezcala. Cada una tiene a un
carguero principal como responsable de los festejos del santo. En
cada fiesta no puede faltar el pan carguero ni el atole.
El pan de cargo tiene la forma de una mano grande, con sus
cinco dedos extendidos. Pesa aproximadamente un kilo. Sobre ella
se clavan cigarros y paletas de dulce, que representan la niñez y la
vida adulta de quien recibirá este pan.
Se llama pan carguero porque se entrega al carguero princi-
pal que adquiere el compromiso por todo un año de los festejos
al santo encomendado. Además de esta mano, el carguero recibe
una corona, hecha también de pan, y un collar en forma de rosario
elaborado con panes, fruta y dulces. Existen otro tipo de collares
rituales, llamados zualis, que se ofrecen en los cambios de cargo.
El carguero anterior entrega a su sucedáneo atole, cerveza, una
gallina y una olla de chocolate. Con esta entrega ritual del pan, la
corona y el collar, el carguero anterior concluye su compromiso
anual y transfiere la responsabilidad al nuevo.
Ser carguero implica un compromiso con la comunidad y ex-
presa el arraigo del mezcalense en su localidad.
73
Zualis, collares para cargueros
74
Atole de piloncillo o carguero
Ingredientes:
Elaboración:
75
Mole ranchero
Ingredientes:
masa de maíz
chile ancho
jitomate
cebolla
pescado o carne de cerdo
Elaboración:
76
Papaque
77
Agradecimientos
Este recetario es producto del interés, los conocimientos, el com-
promiso y el esfuerzo de varias personas. Las recetas que lo con-
forman fueron compartidas por diferentes mujeres de Mezcala y
San Pedro Itxican. Todas, con paciencia y generosidad, asumie-
ron el desafío de registrar por escrito su rico acervo de saberes
culinarios: Felipa González, Inés Moreno Baltazar, Justa Baltazar,
Lourdes Claro, María de Jesús Pérez, Mónica Ramos Claro, Norma
Leticia González Ramos y Silvia González Moreno.
El conocimiento y el cariño a su pueblo que Vicente Paredes
Perales transmitió a través de sus relatos y paseos por la Isla, que-
dan registrados en estas páginas.
Carmen Pérez, curandera de Mezcala, José María Pérez, Carlos
de los Santos y Manuel Jacobo permitieron descubrir algunas de
las peculiaridades de los recursos naturales y las tradiciones de
este rincón del occidente de México.
Los jóvenes Eugenio de los Santos y Osvaldo González dedica-
ron una tarde de noviembre a explicarnos cómo leer el cielo cuan-
do están por llegar las huilotas.
El Paraje Insurgente fue el espacio predilecto para las reunio-
nes y talleres que organizamos con las cocineras. Agradecemos la
calurosa acogida que brindaron Chuy Pérez, Mariana González y
Miguel Ángel Moreno.
Lorenza Petersen y los alumnos de preparatoria de la Escuela
Signos hicieron una valiosa labor al registrar metódicamente algu-
nas de estas recetas.
Cristina Barros, Ana Becerra, Amanda Gálvez, Lisa Grabinsky,
Ximena Sandoval, Luis Alberto Vargas, la familia Moreno y la fa-
78
milia Bak-Geller apoyaron durante la redacción de este recetario
con ideas, investigaciones, referencias y su preciada compañía.
Agradecemos al programa PAPIIT, de la UNAM, por financiar el
proyecto Modelos indígenas de soberanía alimentaria (IA300317),
del cual resulta este compendio de recetas, memorias y apuestas
por un mejor porvernir del pueblo coca de Mezcala.
El proyecto Rescate de la Cocina Tradicional de Mezcala surgió
de un taller escolar: Culturas del Mundo, en la Escuela SIGNOS,
en Guadalajara, con la compañía de una querida amiga, maestra
y miembro de la comunidad de Mezcala, Jalisco: Rocío Moreno.
El proyecto de La cocina tradicional de Mezcala surgió en una
región avecindada en Jalisco, a una hora de Guadalajara, y que
forma parte de la rivera del Lago de Chapala. Nace con la idea de
rescatar la comida tradicional del pueblo coca de Mezcala.
Era importante tomar en cuenta que las comidas en Mezcala se
hacen a partir de lo que se cosecha o lo que provee el lago, son he-
chas de frutos de temporal, guajes, quelites o hierbas, así como la
carne de las huilotas que sólo se pueden cazar en una temporada al
año. Las recetas se realizaron en el pueblo de Mezcala los sábados,
y uno que otro día en la semana, porque tocaba alguna festividad.
Los alumnos que participaron en este curso fueron Mariel Leal,
David Andrade, Ana Isabel Callahan y Chantal Suárez. Comenza-
mos en agosto de 2015 con la receta del Pozolillo, la Cajeta dulce
de ciruela y los Esquites. Luego se sumaron otras que fuimos regis-
trando, preparando y saboreando. Hicimos cinco visitas durante el
año y regresamos el año siguiente.
Agradezco profundamente a Rocío Moreno por permitirnos en-
trar a su comunidad y compartirnos sus conocimientos sobre las
riquísimas tradiciones culinarias de su pueblo. Agradezco a mis
alumnos por confiar en mí y por participar gustosos en el proyecto;
por último, agradezco a Sarah Bak-Geller por seguir construyendo
a partir de este primer cimiento.
Lorenza Peterson
Directora del taller Culturas del Mundo / SIGNOS
79
Recetario coca de Mezcala, Jalisco
–con un tiraje de 2000 ejemplares–
lo terminó de imprimir la Dirección General de Culturas Populares,
Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, en los talleres
de Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V. (IEPSA),
Calzada San Lorenzo núm. 244, col. Paraje San Juan,
delegación Iztapalapa, C.P. 09830, Ciudad de México
Tel. 5970-2600
en el mes de diciembre de 2017
Fotografía de portada:
Sarah Bak-Geller Corona
Subdirección de Publicaciones de la
Dirección de Desarrollo Regional y Municipal
de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas